Está en la página 1de 90
CINCO ECUACIONES QUE CAMBIARON EL MUNDO El poder y belleza de las matematicas 'AMBIARON EL MUNDO tno'6o estos hombres cbtuviom sv indelbla tar en fa itor, Michael Guillen CINCO ECUACIONES QUE C: MICHAEL GUILLEN neon TESTE Sumario Pousla MAYEMATICA Introduccién MANZANAS ¥ NARANIAS Isaac Newton y Ia Ley de la Gravitacién Universal IDA ia Presién Hidrodinémica ... Cuzsmion pe case Michael Faraday y la Ley de Induccién Blectromagnétic UNA EXPERIENCIA NADA PROVECHOSA. Rudolf Clausius y la Segunda Ley de la Termodlindimica . 143 JOSIDAD MATO ALA 1472 y la Teorfa de la Relatividad Espe 185 [ Sa Re IST Introduccién Poesia matematica wtancia puedo explicar “omenzando por contar una historia biblica bien conocida, Segiin ibo una época en ta que todos los pueblos de la to cual fos unia y facilitaba ta coope- punto que abordaron un proyecto Io. y Dios se apresur Bur su e6lera sobre los alegres pecadores. Les perdoné la vida pero no su Tengua: como describe el Giénesis 11:7, para desbaratar ta empresa de s, “0 que necesit6 hacer Dios Fue «cont nda cada cual el de su préj Miles de afios después seguimos b existen unas 1.500 lenguas diferentes inque nadie sugeritia q. a descar- Tos embajadores de tas Na- las siguientes cinco lenguas: 105 ha habido no menos de 300 int 1 mis conocido de los cuales fue laco L. L, Zamenhof. La lengua a esperanto y hoy fa hablan més de 100.000 A Io largo de los igar un idioma gl ‘Sin embargo, en raz6n de los millones que To hablan con fluidez.y de s icas de sus esfuerzos unificados, cl idioma de las global de més exito que se ha jo construir una torre de es el descubrimiento de las llevaron 2 estos logros tan fundamentales. as, las ecuaciones son como la poe- . comportan grandes VO- lo general, son diffeiles de comprender por el n Ia poesfa nos ayuda a yer profundamente en nuestro interior, la poética matemética de nosotros mismos: si no tanto como sf por lo menos hasta el istinguir entre prosa y poesfa, Robert Frost dijo una vez por definicién, es una forma concisa de expresin que mente caprichoso en el cual se esctibi6. Por eso precisamente he inity: The Human iano de las mate- imdticas] como su descend fo, Escribi Puentes... con la in- tencién de proporcionar a los lectores una idea de emo pensaban los sobre qué pensaban, También intenté des simbolos y l6gica) que los m: una sola ecuacién. ue se ofreciera a los que se iduos que normalmente no Tendtfan el valor o Ia curiosidad de comprar un libro sobre un asunto que ‘echazado, asusténdotos. En resumen, Puentes al eando a Robert 1 la mitad de la diversién consiste en Espero que el ojeador que no sabe de nimeros y repelido por el celo de mi esfuerzo. Que le qued tas cinco ecuaciones parezcan abstractas, con abs so y asediado por la pot ‘un estudiante pagado de si gin incide el tono de lo que vendré des 19 c6mo el persons -0 histGricamente sparentar ser tan eniigm: fio dando como ro, seleccioné cinco ecuaciones idoras muy serias solamente por cémo, en il- fo, Sin embargo, ahora me doy tes a cada wna de ellas se com- pinan fortuitamente para dar al lector una crénica pricticamente ininte- la ciencia y de la sociedad desde el siglo xvit hasta el pre- a ficamente, abarca "a y pasa por In Edad Ideologfa y el At ‘pocas en tas cua- ido cada uno de los antiguas cinco elemen- irra, agua, fuego, ace y er. dose en una profesién remunerada y a la ciencia intentando resolver los asuntos ul- in introspectivo y jo- I hasta que el in~ casi se mata escalando los Alpes suizos, vemos a la ciencia encamindndose desde la famosa manzana ia infamme bombs A. O lo que es lo mismo, vemos a la ciencia pasar de ser una fuente de luz y de esperanza a ser una fuente de oscuridad y de temor. Antes que yo ha habido escritores que han relatado las vidas n fijado su itineran- teatencién sobre el pequefio mimero de ecuaciones mateméticas que fran ido en nuestra existencia de manera tan profunda y tan cercana, la ecuacién de | la que mucha gente ya sabe q bombas nucleares. Pero aun siendo tan famosa, cidn sigue siendo poco més q yc? {Por qué ext amX 7B} ov = CONSTANTE los modernosaviones. «Cuesin de l- wel Faraday y a su ecuacién elec- TX = —aB/ar que inaimentedio origen al dominio de Ia electricidad, Manzanas y naranjas» cuenta la Mw igen a ningdin invento esp mo podemos siguera nt Tas que estos cinco ma- ¥ apuntar fas ecuaciones representan el discernimiento aS y universales, su expresién escrita es estriclamente ina. Por eso es por lo que se parecen a pk ‘os de hacer comprensibles a los seres gado consiste en cinco de jos mejores poemas que jam imaginacién humana. hha inspirado ta Manzanas y naranjas Isaac Newton y la Ley de la Gravitacién Universal Deseo a veces que Dios volviera ‘aeste mundo oscuro e insondable; pone aunque de elgunas vides careciera también Et tena su lado agradabie. ‘GaMALsEL BRADFORD El joven de trece alos Isnse Newton habia pasado los timos meses observando con curiosidad cémo construfan tos obreres un molino de Viento a las afueras del pueblo de Grantham. E) proyecto de construccién tra sumamente emocionante porque aunque Hlevaban siglos inventados, tos molinos de viento sogufan siendo una novedad en esa regi6a rural de Inglaterra, “Todos los dias, al terminar Ia escuela, cl joven Newton c: elf y se dedicaba a eprender con todo detale a forma, la dis {la fancién de todas las piezas de aquel molino de viento, Lu Zomiendo a su babitaciéa, en casa del sefior Clarke, para construr réli- eas en miniatura de las piezas que acababa de ver montar. forme iba tomando forma en Grantham el enorme arte~ facto de miltiples brazos, también habfa avanzado Ia maravillosamente preci in de Newton. Para el curioso joven lo Gnico que faltaba era que alguien sentara el papel de molinero. se le habfa ocurrido una idea que consider6 bri- IMante: su ratoncito seria pecfecto para ese papel. Pero ,e6mo le educaria ppara que lo hiciera, pera que conectara y desconectara la rueda del mo- "7 Hoa. why ia resultado mas fc tolerar el maltrato de no haberse sentido, en to infer qu fan del pelo del amo y el acarreo de hhompe se sumergia en los detulles del ‘Una noche, después de terminar sus tareas de subsizar. del Trinity, seccioné ef corazén de una anguila en tres part joven observé y tomé notes con todo cuidado, m: ‘de cémo las piezas separadas segufan latiendo sincréni¢amente. 'Newion empez6 incluso a experimentar con sus propios ojos con una Sespreocupacién desgarradora. En cierta ocasién introdyjo «un pincho plano entre el ojo y ef hueso lo mas cerca posible de Ia parte de atrés del ojo» estando a punto de quedarse comprender con exactitud cémo indo natural, negros y coloreados», anoté de ps dentes cuando me froté el oj tos de las investigaciones de aque! ‘extrafio joven: eran atisbos del voraz apetto de un espirtu aro y dodo, Mientras ei cerebro de Newton se apresuraba en Su camino hacia de. ante, bien nutrido y leno de energfa, su cuerpo comenzé a quedarse atrds y en 1664 se negé a seguir. Sus investigaciones incesantes le ha- bian privado del suefio durante la mayor parte de sus estudios, yun New. ton exhausto se vio obligado a guardar Aunque durante muchos meses se « tiempo de presentasse a los exémenes finales, ron bien, pera ft aries. Atin més, intervinieron algunos n aquel estudiante mediocr s de primer orden, y a New le otorg6 una beca para obtener el titulo de mai Apenss habfa comenzado el nuevo curso de estudios cuando llegé a Cambridge ta noticia de que la temible peste habia hecho presa de Lon. res. En los anteriores veint bf duplicado la pobiacién de a Giudad, poniendo en serio aprieto sus infraestructuras sanitarias medic- vales. En ese momento se hablaba de que semanalmente morfan 13,000 personas. XIV, la Muerte Negra, ‘como se Ia lamaba, se habfa extendido como una pe ropa convirtiendo a Cambridge en una ciudad fantasma, ‘Sin embargo, antes de que se diera la orden para que los estudiantes ‘evacuaran ta ciudad, el joven Newton ya habfa regresado a Woolsthor- pe: hasta la compatifa de su madre le parecia preferible a la muerte’ por lculaba también que era momento de ‘que habfa eprendido en el Trinity du- ‘quella horrorosa enfermedad. reflexionar acerca de todo aqu rante los tltimos cuatro afos. Exel verano de 1665 y mientras la histeria y la muerte se acueiaban dle las estrechas calles londinenses, aquel hombre de veintidds afios pasa- ba los dias en el jardin, desentrafiando ls detalles de una nueva matemé- tica que algin dia se Ulamaria edicula, Por encima de todo saboreaba la soledad y el que su madre hubiera dejado hacfa ya tiempo de empujarle a convertirse en un caballero entregado a la agricultura.. Un dia de esos, el tiempo era tan agradable y Newton estaba tan in- merso en sus pensamientos que no se dio cuenta de que se tarde. Poco & poco, a su alrededor el jardin se fue bafiado en la suave luz dorada que s6lo puede produci do un dfa de verano, De repente, el golpe de una manzana al caer de un Arbol cercano arraneé al joven de sw profunda meditacién. En los pocos momentos que Je cost6 reorganizar sus pensamientos, el borde de tna luna liena de as- ‘ecto gigantesco comenz6 a asomar por el horizonte oriental. En cuestiGn de minutos, 1a curiosidad insaciable del joven Newton comenzé a darle vueltas a la manzana y a la luna. {Por qué cafan en I nea recta las manzanas hasta Ia superficie de Ia Tierra en lugar de caer oblicuamente? Si la manzana hubiera cafdo desde mucho més arriba, un Kilémeto, cien, desde ta Luna... habia eafdo también ala Tierra? Y¥ por eso mismo zs ‘Luna no sentfa el tirén de la gravedad de | Tieera? Si.ast era, gro significarfa que la Luna estaba bajo jas influen- cias terrestres, lo cual con creencia corriente de que la Luna es- taba en el reino celestial, completamente aparte de nuestro planeta? Inmerso en estas conjeturas he Ja madrugada. Si la Luna podia tirén de ta Tierra entonces por {qué no cafa como una manzana? Conjeturaba que, sin duda, se debia a 4a fuerza centrffuga de Huygens que la apartaba d esa fuerza y el tirén de la Tierra se equilibraban, en plicara cémo la Luna era capaz de quedarse en su patata indefinidamente, ‘Sentudo a la luz acerada de la luna, Newton estaba sumido en sus pensamientos. ¥ més aun, mientras los grillos cantaban y las ranas cros- pan en una charea cercana, el joven empezé a anotar ciertos célculos & ‘dees que un dia le levarian a formular su extraordinaria ecuacién de Ia gravitaci6n universal. Pasarfan més de Veinte afios antes de que el mundo supiera lo que ha- ‘fa ocurrido esa noche. A Newton le harfa falta todo ese tiempo para per- feccionar y publicar sus resultudos, pero cuando llegara ese dfa los cie~ Tos czerfan al suelo con el sonido retumbante de un millén de manzanas ccaldas a plomo. VII Veinttrés sighos antes, PlatOn habfa dirigido una histriea revuelta contra los dioses tradicionales que moraban en Ja cima del monte Olim- ppo. Se quejaba de que ya no eran merecedores de las alabanzas porque Se habian convertido en dioses excesivamente malévolos, inmorales © indignos. "Mas todavia, protestaba el famoso académico, aquellos viejos dioses para un imperio griego que se habia ex- fel rey Felipe Ul (y de clase mundial. hombre puede conlar lo que quiera de Zeus y Hera y del resto teén tradicional», salmodiaba Plat6n, pero ya era hora de que el pueblo griego ampliara sus religiosos mirando hacia el cielo ¥y reconociendo «la superior dignidad de los dioses vsibles, de los cuer- pos celestes». ‘Como si no fuera suficiente pedir tal cosa a sus compatrious, PlatGn inuacién «que abandonaran el miedo supersticioso a ‘poniéndose a la tarea de obtener un conocimiento jentos y perfodos [es decir, de los movimientos estes]. Sin ese conocimiento astronémico», judad no estaré nunca go- ia vida nunca seré auténti- y perfodos de los euerp axgifa de manera sublime y ret6rica, bernada de modo verdaderamente poti ccamente feliz ‘Convencer al pueblo griego de que adoptara por completo a los nue vos dioses ademds de ufirmar que los meros mortales eran eapaces de ‘comprender el comportamiento divino, fue una revolucién religiosa de to mas radical, Fue también una revoluci6n cient{fica aunque ésia no se reconoceria por completo hasta el dristico descubrimiento de Isaac ‘Newton en el siglo xvi. Resull6 que el reconocimiento Hegs may len astrénomos fueron muy fentos a la bora de interp turno, Les parecta que sulos perfectos en torno 105 cfrcuos estaban considerados eran eternos. ‘Lo que dajaba perplejos a los astsnomos eran cinco puntos de luz que no titlaban y que parecfan ir de un lado a otro por el cielo nocturno ‘como si estuvieran bebidos. PlatGn se espantaba: no era un comporta- riento de dioses (lo cierto es que recordaba a los ultrajan de “Zeus y Hera) y amenazaban con desacreditar su reforma r ‘Pronto empezaron las asirGnomos gricgos a referitse a deidades como planetas, el término griego que designaba a los vaga- bundos, y se pusieron a ia tarea de intentar comprender sus movimien- tos aparentemente imperfectos, Necesitaron dos décadas pero fue un es- Ta revolucién religiosa de Plat6n se vio salvada por un heroico ejercicio de razonamiento circul Platén y sus colegas explicaron que, mientras otros cuerpos colestes parecfan zumbar los imaginarios, los planetas lo haefan con mucha ma ln superficie de esferas imaginarias. ‘Coma las esferas eran igual de simétricas e ilimitadamente eternas que smente hablando, las esferas no eran 1] movimiento planetario era igual de ina, el Sol y ‘a la muerte de Piatén en el 347 a.C., -Arist6teles arm! ds la incipiente revoluciéa de su maestro. Con ‘on detalle extraordinario y una ldgica fabulosa, Arist6teles ofreci6 acon tinuacién una explicacién de por qué y cémo eran los nuevos dioses c¢- Testes de Platén superiores a los humanos y a cualquier otra cosa que hu biera sobre Ia faz de late ‘Todos los cuerpos celestes dei Universo (Luna, jban en torao a la Tierra, que no se movie de ra. teorizaba mas ain; que el Universo estaba regiones diferentes: la central abarcaba la Tierra y su atm (Gesde I Luna en adelante) estaba lo que Aristételes denom: ‘in celeste, 31 ‘ionamin teatssitinnd et, Bl reino terrestre, segin Aristéieles, lidades esenciales: 1o hiimedo y lo seco, uies cosa terreste se oculiaban todas ellas, incluyendo los cuatro ele ‘mentos que sus contemporéneos crefan que eran la base de la realidad fisica. Lo que llamaban terra era fundamentalmente seco y fro; el agua era frfa_y himeda; el aire era himedo y caliente; el fuego era caliente y seco. El reino terreste era corruptible y cambiante, mante Porque el cuarteto de los elementos bésicos y sus cuatro siguientes eran, en sf, corruptibles y cambiantes. Por ej aa Jentaba agua, que era fra y himeda, se convert en aire, que era caliente xy himedo. Aristoteles seguia explicando que los cuatro elementos terrestres tendfan a moverse en Iinea recta lo cual era lo apropiado para ellos: las Hineas rectas eran las més terrestres de todas las curvas porque tenian ex- tremos que simbolizaban la vida y la muerte, Por ejemplo, sino habla coercién externa alguna, la tierra y el agua siempre optaban por mover- seen linea recta hacia abajo, déndoies un aire de pesantez, Por contra, aire y fuego parecfan poseet una levedad inherente, prefiriendo moverse siempre hacia arriba. El reino istia s6i0 en las cuatro cua- lente y lo frio. Bajo cal- inaba Arisi6teles, formando lo que habfa desde el Sol, llas y los planetas hasta un conjunto de esferas acopla- sobre cuyas superficies invisibles se desplazaban en in tacha los cuerpos celestes, E1Sol, a Luna y las estrellas estaban sujetos alas esferas que siem- [re se movian en una direcci6n, 1o que explicaba sus drbitas perfecta. mente circulares. Por lo que tocaba a los vagabundos celestes, los pla- neta, estaban sujetos a esferas, en un sentido 0 en otro, de lo cual explicaba sus movimientos Arist6teles crefa que a diferencia de los cuatro elementos terrestres, el éter era incorruptible. Su perfeccién signifieaba que los cielos perma. necerfan siempre perfectos y sin cambio: nunca se oxidurian ni se estro- earfan, ‘Con esta teorfa del Universo Arist6teles cumpli6 los deseos mas que- Fidos de Plat6n: habfa dado al gentio terrestre su primer atisho det estilo de vida privilegindo de las estrellas celestes, deidades de rostro siempre Fenovadlo y cuyo comportamiento impecable era al tiempo inasequible y ‘comprensible. ¥ atin més: la gente estaba emocionada con lo que vela 2 porque el Universo de Arist6teles era haste el sitimo detalle un cosmos, 1a palabra griega que signifi sperion, ‘micntras que ala esfera mAs extetior la impelis el primum mébile, el mo- {or primero, el mismisimo Dios. Platén habia hecho las presentaciones entre religiéa y ciencia y vi- vido lo suficiente para verlas prometidas. Aristételes las habia casado ahora del modo mis atrativo y duradero. Y todavia més, se daban todos los sfntomas de: que aguella extrafia pareja se beneficiarfa mutuamente de tan ins6litos espons as convicciones seligiosas de la gente, exactamente como Platén habfa es- perado; habia dicho: «La disciplina que necesitamos para traernos Ia al \Gntica piedad es la astronomfa.» Por su parte, la religién ampli6 su dominio y elevé la reputacién de laciencia. Anteriormente, y hasta el punto de ser definible, la ciencia era considerada ampliamente como una empresa excéntrica de dudoso valor, ‘Preocupada por lo esotérico del mundo terrenal y por las abstracciones el reino matemético, ‘Sin embargo, al paso de I 5, pasaron también el imperio grie- 0 y los frutos de sus histéricas innovaciones cientficas y religiosas, El ‘surgimiento del cristianismo en e1 mundo occidental se convirtis en la revoluci6n religiosa mis reciente durante la cual muchos dioses terres- {tes desaparecieron en favor det nico Dios celestial adorado por los ju- ‘fos ortodoxos y ensalzado por el hereje recientemente martiizado, Je~ sis de Nazaret. ‘Como la mayor parte de los pueblos del mundo civilizado hablaban latin y no griego, vivieron y murieron sin Megar a saber de ArisiGtcles y ‘mucho menos de su teorfa del Universo. Sin embargo, conforme fueron traduciéndose los antiguos textos griegos, los cristianos descubricron ‘que, tal y como decta con entusiasmo el dominico san Alberto Magno: 33 (onaiiascainmacil ae ha ‘6rica plat se convirtié en moda, ¥ lo que era mi rroes habia hecho lo propio con Para no quedarse atrés logo dominico To- més de Aquino contribuys eso geocéntrico de Aris- tteles dentro del cristianismo. lo supuso una miriada de sutilezas, fue que se imaginaba a los euerpos celestes, a los que, ‘como a semidioses, a lomos de esferas que los éngeles ando, en sustituci6n de los vientos etéreos. El primum mé- 7 taba con el tinico Dios judeocristiano y no con una divinidad de carécter genérico, ‘Lo que Arist6teles habfa unido en primer lugar y que posteriormen- smpo y las diferencias de én occidental. ‘Sin embargo, desde principios del siglo x1v, buena parte del mundo habitado se vio devastada por una sucesién de brotes horrorosos de pes- te bubénica, Sélo entre los ais 1347 y 1350, eliminé como minimo a ‘una tereera parte de la poblacién europea. En épocas posteriores se lanzaron muchas acusaciones: los sobrevi- vientes culpaban a sus dirigentes esprituales por no haberles advertido ide este castigo de Dios. Y como respuesta, el clero censuraba a las ma- ‘sas por atracr set castigo con su conduct pecaminosa. Trénicamente resultaron més afectados Europa las iglesias y Jos monasterios crstianos que la poblacién civil; murié més de la mitad de los siervos de Dios, lo que lamentablemente llevé 2 otra calamidad mayor, Como indicaba un observador: «Los hombres que perdieron a sus csposas por Ia pestilenciae ingresaron a montones en las Sagradas Ordenes eran, muchos de elios, analfabetos.» ‘Atraldos por las grandes sumas de dinero que ofreefan los pueblos carentes de dirigente religioso, hubo cada vez més hombres que entraron fenel sacerdocio por todo tipo de motivaciones equivocas. La mayoria de fllos eran warrogantes y dados al fasto», segin la amarga opinién del 4 ‘papa Clemente VI y malgastaban su mal adguirida riqueza «en aleahue- tas y timadores, descuidando los caminos del Sefior». ‘En esta situacién de abandono y debilidad, la Iglesia del mundo temporal, Y en 1543 el sericadené una revolucién cientifico- de Aristételes: pretendia que el cent Tierra, Copémico era un astr6nomo aficionado, pero no tenfa prucbas ma- teriaies con las que defender sus opiniones. Sencillamente crefa que ta teorfa geocéntrica era innecesariamente complicada, a la cual se hubia Iegado por la suposicién mal orientada de que mirdbamos el mundo desde un mirador tan firme como una roca que se encontraba en el cen- tro de toda actividad, ‘Copémico conjeturaba que, por ejemplo, el movimiento de los erran- tes planetas pareefa complicado s6lo porque nosotro famos por cl espacio de una manera complicada, subidos a una Tierra que giraba sobre su eje como una bailarina que danzara en torno al Sol. Una vez que se tenfan en cuenta estos movimientos terrestres, segdn demostraba, el movimiento de los planetas se convertie en sublimement circular, como el de los demds cuerpos celestes. Para un nfo al que se cogiera de los brazos y se le hiciera dar vuel- tas todo el mundo pareceria girar y temblar, ;Se movin las cosas de ese ‘modo? La respuesta del niffo serfa «no, por supuesto que no» solamente ‘iadmitiera se el inico que giraba, y no los demés. Ese era el argumento de Copémico, sengillo pero agudo. Este canénigo’polaco de Frauenburg, en Prusia Oriental, no fue el primero en abanderar la teorfa heliocéntrica; 2,000 aflos antes unos cuan- fos filésofos griegos habfan dado con versiones de esa misma idea. Ya ‘entonces habia demostrado ser una teorfa controvertida y, por no pocos de los mismos motivos, resulté serlo otra vez. Cientificamente hablando, sefalaban sus criticos, no se sentfa que la ‘Tierra se moviera: si verdaderamente girara en torno a su eje y en torn0 al Sol, tendrfamos que tener aquf alguna seiial manifiesta de que asf era. ‘Algunos astrénomos conjeturaban que todo se verfa barrido de la super- ficie terresire, como las gotas de agua que se desprenden de una tueda ‘que gira estando moj En cuanto a la religién, también presentaba algunas objeciones irre- sistibles. En Josué 33, el Antiguo Testamento establecia clara- jel Universo era el Sol y no la 35 ‘mente que durante Ia batalla de Gubadn «el Sol se quedé inmovil, y la Luna esperd, hasta que el pueblo se hubo vengado de sus enemigos». La ‘mayor parte de los que creian en el Dios judeocristiano lo interpretaba casi al pie de la Sol y ta Luna se moi cl sentido de que en circunstancias normales el tomo a la Tierra. sta de estas y otras objeciones y no habiendo una evidenci: religioso y cientifico, siguié creyendo en el enfoque de los Jos que hacia Ariscles. Hasta su colega revolucionario Martin Lutero ridiculiz6 a Copémico por defender equella idea tan peregrina que era el ‘que terminara aparecieron sefiales en los cielos que parecfan absolver 1 Copémico. El primer presagio se dio durante una tiores han pensado que se trataba de una pemova) que con: ‘lndudablemente un milagro, el més grande ocurrido en toda la natura- Jeza desde el comienzo del mundo.» Para la teorfa aristotéica, este milagro fue un desustre porque viola- ba la premisa bésica de la teorfa de que los cielos eran inmutables e in- suponfa que sélo en el reinoterreste las cosas aparecian vez fue un cometa tan brillante que pudo verse a plena luz del dfa en toda Europa, Sin embargo, y por asombroso que resultase, el astrénomo Bra- ihe se qued todavi (al medir el paralaje del cometa, in 6ptica que los astrénomos han encontrado en uno de los trucos de su disciplina, Cuan- clos siempre lo habfan erefdo, que los cometas se originaban a partir de 36 perturbaciones violentas de la atmsfera de la Tierra, y que no se daban mucho més ‘oubes corrientes, Era impensable que un cometa ‘més alld de ta Luna. ta de lo cual, la reciente estrella y el cometa eran ‘manchas desagradables en la reputaci6n estelar de Aristételes. Cierta- ‘mente la nica justficacién que recibi6 Aristoteles en esos afios omino- 50s fue la relativa a su creencia de que los cometas eran precursores de desgracias, En ese sentido, desafortunadamente para su teorfa del Uni- ‘verso, estaba en lo cierto, vez més receptiva a , e brillante adoleseente terminé por obten legio de ser el primer protegido de Bernoulli En 1725, unas pocas semanas antes de que Dani tieran para San Petersburgo, su padre les haba Ciertamente el precedentes a la vista de una mente cientffica y matemética como pocas veces puede ad- mirar el mundo. Con tales recomendaciones, Daniel y su hermano habjan de Catalina I que considerara invitar al mago adolescente a su joven Academia, En ese momento, habiendo muerto su hermano y con Tos es~ ‘udios de Euler terminados, Daniel Bernoulli presioné todavia més para Bul a wudar sus estudios jado, Habiendo intentado re- su atenciénal problema atin ‘cuerpo humano era el resultado de las vivisecciones 4h licéndose ms de 2,000 afios. Era una macabra prctica so bia escrito, defendiéndola, el estudioso romano Celeus sua en su De la medicina, eeadline ance vel, come Is yente dice, que Durante el Renacimiento y hasta la época de Bernoulli, segufan ha- ndose jones aunque la complejidad del interior del cuerpo so- fdas a los cienttficos. «Cuando presté aten- ‘habia quejado Harvey, wencontr ... me sent tentudo de pensar... que el mo- ia haba Uegado a por venas y arterias arterias se lena hacia hincharse, ; fenian y haciéndola avanzar. Una y otra vez. as arterias se hinchaban y se contrafan, se hinchaban y se contrafan, produ- Jo que tos fil6sofos habjan llamado hacia mucho tiempo el «pul- so» de la vida, ‘quejaba de que «los que han hablado de fa presién del agua que fluye por los acueducios, no nos han dajadoleyes que no sean las de los movimienton, es decir, le hidrostética que fundara Argui- los filésofos no iplemente el peso ipre se habfa empleado para calcular la presién ejer- 8. fino punto de apoyo de un tacén de zapato que lleva los por ceatimetro cuadrado!) debido a que su peso descarga por entero sobre un érea muy pequefa. (Y lo cierto es que en los primeros dias de on dvamente pequef caso de la pres ren Nevada, las aguas presionan sabre Ia pred de hormig6n con presiones que llegan hasta Ins |220 toneladus por me~ tro cundrado!) fluidos que se movian libremente, romplicada. ¥ ello por no ser tan féeil d a presién de algo cuyo peso cambiaba constantemente ‘0 cuya forma (y por lo mismo, el ea sobre la cual presionaba) estaba ‘en cambio continuo. Para la generacién de Daniel Bernoulli se trataba de un problema no s6lo teérico, Mas de un médico del siglo xvi tenfa la costumbre de tra- {ara sus pacientes abriéndoles deliberadamente una vena, en la crea ‘de que las personas se hinchaban causa de la enfermedad porg) cuerpos acumulaban un exceso de sangre, Conocido como flebot 1 procedimiento se remontaba al siglo v a.C. cuando Hi tes lo utiliz6 en pacientes con enfermedades inflamatorias. Sin embargo, ‘en la época de Bernoulli muchos médicos empleaban esta téenica para tratar easi cualquier tipo de enfermedad. ‘La préctica se habia hecho tan popular y en verdad tan gratuita que ‘se notaba una demanda para que se refinaran sus brotales efectos sobre Tos pacientes, Si alguien pudiera inventar una forma de medir la presién sanguinea de un paciente, los médicos podrfan utilizar esa informacién para calibrar exactamente en qué medida habia que sungrarios. ‘La pregunta era: «,¥ cSmo puede hacerse tal cosa?» No existia ati Iugio alguno para medir la presién sengufnea; increfblemente, no existia Aispositivo de ningtin tipo para medir la velocidad ni ia presién de ningu- ra clase de fluido que se moviera por cualquier tipo de conducto hueco, , mientras el joven Bemoulli ponderaba el asunto, lieg6 la 1a muerte de Isaac Newton. El gran fil6sofo de la naturaleza fo una fuente de creatividad y siempre se le recordasfa por des- re otras cosas, los es axiomas o leyes relativos al eomporta- _miento de los objetos s6lidos: Ley I: Un objeto sélido se moverd en Ifnea recta @ velocidad constante (0 no se moveri en absoluto) a menos que se vea desviado por una fuerza 85 wheels Lay Ley Il: Un objeto sélido se acelerard (0 se desu le invaric te si se ve empujado por alguna fuerza, Peete Ley ILI: Dos objet idos que se empaj © in hoes estes spujen mutuamente experimenta- de sentido opuesto, ir de entonces serfa el ado; pero, por otro, lt Je ecordaba sv propia mortalidad. a alrés en su tormentosa carrera, aquel profesor de se- wgafiado por la vida. Por ejemplo, el marqués ico francés al que hacfatantos afos que Bernoulli do ediculo yal que habia confiado muchos de sus descubri- ullé ser una especie de canalla, No s6lo se atribuyo algunos descubrimientas y dejé de pagar a Bemouli sus servicios restados, sino que recientemente habfa escrito un manual de edlculo de excelente venta sin inclvir un reconocimiento adecuado a su aniigue tor to de su esposa y de su familia politica: para poder do cerca de casa, habia delinado constantemente ots de prestigiosas universidades de todo el mundo. mo consecuencia, se habia quedado en el mismo puesto de la misma Universidad provinciana durante toda su vida adult east mental intra ang zea pias que Eul ‘aparicion en [a Academia rusa, Y tamt Seen cine dn = ciado por su padre acaba de obter un prestigioso Diploma al it icity Does Animado por la inteligencia, estimulante y la energfa juvenil de. Euler, 86 Bernoulli en seguida comenz6 a ver la Academia de San Petersburgo «Yo y todos los demés que tuvimos la buena suerte de estar algiin tiempo en la Academia Imperial rus», recordaria Euler mas adelante, ue debernos todo... a las favorables con- ‘pacho con papel y plum: rmancharse las manos en De hecho, y al poco dela llegada de Buler, Bemoulli reanud6 sus ¢5- fuerzos por descubrir un modo de medir la presiGn del agua que se des- plazaba por una caferfa, Lo intent6 con tuberias de hierro pulido de dis- tintos didmetros pero continue fracasando en su propésito. Cerea de cincuenta aiios an Mariotte habfa conseguido via alo largo de wna tubert hraciendo que el agua que s ‘madera, En el otro extremo del balanc plomos. En relacién con el peso que sn del agua no cuando se mo- al salir de una tuberia, Lo consiguis chocara contra un pequefo balancin de jotte habia colocado unos ese luego no serfa sensato utilizar Ia técnica de Mariotte para me- ir Ia presiGn sanguinea: para ello se requeritia abrir I arteria de una , le deba vueltas al asunto, records una ccosa que habja Jeido en el libro de Harvey. «Cuando se sezciona o se pin- cha una arteria», habla anotado el viviseccionista, «se verd cémo la san- sre broia con violencia. Durante el curso de un latido completo ~prose~ gufa Harvey— el chorro de sangre sale proyectado primero a mayor distancia, luego a menor, déndose el caso del chorro mas largo cuando el corazin se contrae». Bernoulli razon6 que, elaramente, Ia altura de la sangre que brotaba ‘era una medida directa de la presién en el interior de ta arteria; a mayor 97 ate toe Si el agua subfa mucho por el caplar, significaba que, en ese punto, Ja presién del agua dentro de la tuberia de hierro era grande. A la inver- sa, si el agua apenas subia por el tubito de cristal significaba que, en ese punto, la presién del agua dentro de la tuberfa de hierro era pequetta. Y ‘en todos los casos, afortunadamente, no se derramaba nada de agua al hacer las mediciones. de su logro, Bemoulli es- ‘amigo Christian Goldbach, que entonces estaba cn Mos- limos das he hecho un descubrimiento nuevo que seré construccién de Ios suministros de agua», predecfa un 80, «pero que, sobre todo, abriré una nueva era en la fi- De acuerdo con la profecta de Bemoulli, pronto todos los médicos dde Europa empezaron a adoptar su innovaciGn. Antes de tomar la deci- sién de abrir una vena de un paciente para sangrarie, los médicos apli- ccaban unos capilares afilados directamente a una de las arterias. Pricticamente sin derramarse, la sangre segufa circulando sin inte- srumpirse a lo largo de Ia arteria pinchada, pero nna pequefia cantidad subia por el tubo de vidrio, El punto donde dejaba de subir, fuera mas ‘marcaba invariablemente Ia presién sanguinea del tamente el Bernoulli de la épocs, «ya aque verdaderamente me han ilevado de Ia mano pura sacar aia luz mu- has propiedades nuevas que se refieren.. al movimiento de los luidos». Notabs, con excitacign ereciente y silenciosa, que era francamente posible que hubiera llegado al umbral de hacer realidad el suefio de ser Isaac Newton de ese asunto tan extremadamente escurridizo, Pero no era momento de detenerse y ensofiarse con una fantasta ‘Mientras segufa avanzando, el joven confirms lo 4 ‘Vinci habfe descubierto dos siglos antes, la Ley de 1a Continuidad: agua que fluye desde un conducto ancho a otro mis estrecho, circula més pris; la que pasa de un conducto més estrecho a otro més ancho, ami- nora su velocidad. ‘ ‘Sin embargo, lo que Bernoulli observ6 a continuaciéa no tenfe pre- cedente alguno. El agua que se movia despacio (en un conducto ancko) siempre tenfa una presiOn mds alta, segiin descubri6, que el agua que se ‘movia deprisa (en el conducto estrecho), En otras palabras, parecta exis- tir una compensacién entre la presin y la velocidad: a menor velocidad, ‘mayor velocidad, m resin, se acordé del famoso princi- la vis viva. El padre de Ber- lidos; pero ahora el joven dado con la prueba de que te, Seqrin el principio de ‘quier objeto, habia siempre una compensacidn entre su vis viva (es decir, su energia cinética) y Ia altura ala que se encontraba en cada mo- ‘mento. Sila corazonada de Bernouli era correcta, su nuevo principio su- pondria una compensacin entre Ia vis viva y la presin del Muido. ‘Sin embargo, antes de seguir adelante, Bernoulli tenia que pararse a pensar lo que estaba diciendo. La formula de Leibniz para la vis viva VIS VIVA = m Xv? jficado para que abarcara a los fluidos, se pregunté el joven Bemoulli, y de ser asi, c6mo podria hacerse? ‘Resultaba irénico que encontrar las respuestas le exigiera volver a las ideas mateméticas de Leibniz y de Newton. En vida, los dos grandes rivales nunca se habfan puesto de acuerdo en nada; en ese momento, slectual estaba a punto de ponerlos de acuerdo de la manera {Era posible ampliar su mis feliz. ‘Guiado por el eélculo de Leibniz, Bernoulli comen26 por reducic el ‘problema a sus partes infinitesimales. Concretamente, se imaginé que troceaba en infinitas louchas de espesor infinitesimal el agua que flufa a Jo largo de un condueto cilindrico: tn finas las lonchas que no bubieran 89 ni siguiera eon la ayuda de ningin aparato de labo- iera concebirse, imposiblemente finas se idos pegados los unos alos en efecto, imaginaba que los se comportaran de manera dis- venfan a ser bésicamente lo mismo cuando opio infinitamente poderoso de la imagina, otros, empujéndose por incluso aunque los tint i26 las famosas tes leyes de Newton sobre el ara calcular los empujes y los roces entre sus Y finalmente, para obtener el Ho de Leibniz para sums aif icn compr aparecfa una referencia a riegn rio, Es decir: VIS VIVA =p x yt Por ejemplo, una aval densa tenia una enorme vis PRESION + VIS VIVA = CONSTANTE En s{mbolos mateméticos, utilizando P para la presién, la revelaci6n dde Bernoulli se resumfa en lo siguiente: P+ py! CONSTANTE El descubrimiento de Bernoulli podria considerarse como el caso del Tepresentante de un grupo de presiGn que inlentara convencer a los se- nadores de que votaran favorablemente en cierto asunt to més répidamente hiciera sus rondas (cuanto més di ‘menos podria presionar a cada politico; de manera un Lo mismo es cierto al revés también. Cuanto més despacio fuera el Zepresentante haciendo sus rondas, més capaz seria de ejercer una mayor ‘resién sobre cada politico; igualmente, cuanto més despacio se movie~ ‘2 un fluido (cuanto menor fuera su vis viva) mayor seria la presién que , se ‘4y asf he perdido en una hora los frutos del traba- Jo de diez afior», 9s ‘ai wheat eo preciable accidn. Sin duda, el suble Euler de devolver al anciano su ayuda por haberle adiestrado durante que tenfa Johann Bemoulli de devel- ‘haber pasado por encima de ély ha- mas ocasiones, reclama para sf de manera absoluta, lo conde- do Bernoulli a Euler, «y por siimo, y en Ia ade la carta de Su Excelencia en la que tam- wvenciones en un campo en el que soy el pri autor, pperdoné a su padre huberle robado Ia gloria primero en descubrir Ia ecuaciGn de los flui- ‘que correspondia por Gos en movimiento. Sobre todo, no Je perdonarfa nunca haber echado porticrra su sueffo adolescente de convertirse en el Isaac Newton de su epoca. ‘Como continuacicn a estos tigicos succsos, el joven Bernoulli se jmvt6 con Dios, cuyo plan para habfa resultado ser tan mezquino. Tamm bién estaba decepcionado de la ciencia, cuya incapucidad de predecir el faturo, su futuro, era tan doloramente evidente en aquellos momentos. Por ello, fnalmente, desalentado ante su sobrecogedor destino y ante su carrera aparente in sentido, Daniel Bernoulli decidi6 hacerse ‘cargo de su propio destino: abandoné las matemlticas: «Ojal6 hubjera ‘prendido el oficio de zapatero en lugar del oficio de las mateméticas. ‘También Hevo mucho tiempo sin ser capaz. de decidirme a trabajar en nada matemético. El inico placer que me queda es trabajar en algunos proyectos en Ia pizarra de vez en cuando para que Inego queden olvi- dados.» EPILOGO. Los hummanos han encontrado ficil volar como péjaros en el terreno ritol6gico. Por ejemplo, en una leyenda noruega del siglo V un herrero Gue fabrica armas, lamado Wayland, se haco un traje de plums siendo ccapaz. de volar \do estas dos simples reglas del aire: «Contra el viento te levantards con facilidad. Luego, para descender, vuela a favor el viento.» 6 Sin embargo, en la reulidad nuestros primeros esfuerzos pura volar ‘como pajazos terminazon en desastre, En toda la Edad Media era un po Satiempo popular saltar de alias tores con alas caserasatndas a 1s bra- gos Con suerte, [os atrevides salfan del trance con el cuerpo lleno de Ihuesos rotes. ‘Con la publicaciGn en 1680 del estudio matemético sin precedentes de Giovanni Borelli sobre cl poder muscular humano, el mando (primera leeciOn acerea de lo pobremente equipado que para el {aba el everpo humano. «Esté claro que el poder motriz de los pectorales en los hombres», proclamsba Borelli «es mucho menor d=l necesario para el vuelo». SSgin los célculos de Boreli, el ser humano nesesitaria unos pecto™ i mis fuertes de lo normal para ser capaz-de levantarse ‘zando unas alas de un tamafio razonable. Borelli llegaba a fe conclusién de que ia Gnica esperanza era eligerar el cuerpo de tal ma- ner que la persona pudiera flotar en el aire ede la misma manera que dina ta de plomo puede flotaren el agua si se le adhiere ciera cantidad de corcho». ‘La visién de Borelli de unos cuerpos fotando en el os hermanos Montgolfier, Etienne y Garon en los primeros que hicieron volar un globo lleno de aire caliente, No Tlegaron muy alto en su globo de papel y tela bellamente omamenta- a atencién de todo el mundo... jpor no mencionar lo péjaros! ‘ustentaba a estos globos era bien sencilla, a saber, el principio de Arqufmedes. El problema estaba en saber cémo controly- Ios, En 1785 dos franceses, Piltre de Rozier y Pierre-Ange Romain, se fstrellaron cuando intentaban cruzar el canal de Ia Mancha a bordo de ‘gana, En términos cientificos, alos glo ba aerostdticos (el equivalente aéreo Io sustentaba completamente la flotac’ 1 los vehiculos sustentados por el ‘aerodindmicos (el equi a6re0 ‘Alo largo de todo "xVit, estas distinciones técnicas quedaron relegudas por los des ‘manos. Mientras algunos temerarios inten Taben dominar los controles de esos monstruos aerostéticos, otros tenfan Tneluso menos suerte en despegar del suelo en sus artefactos aerodi- némicos. Por ejemplo, en 1742, el marqués de Bacqueville se colocs cuatro ‘alas de tela almidonada en pies y manos. Al saltar de la margen izquier- hie ica 7 ; i del Sena, cay6 como una piedta y se rompié una piemna a! sterrzar ‘encima de la bareaza de una lavandera, Conforme pasaban las décad estos presuntos aviadores, el siglo x0x no pocos se pregun citmos algo: a saber, que est pegados 8 la meta. No era muy agraciado pero fue el predecesor del avién modemo de ta actual Cayley habfa construido y probado planeadores sin . Funcionabaa tan bien que en 1849, se atrevi6 a me- {er aun chicuelo en su interior. Para gran delicia de Cayley varios pies dels En 1853, y envalentonado por su hero para que se introdujera en Ja cabina de su planeador més ¥ lo tir6 colina abajo. El vuelo que atravesé el valle termind con ero et piloto qued6 tan traumatizado por la experiencia que se despi sobre la marcha: «Me contrataron para conducim, gritaba histérico, «no para volar», Después del Exito asombroso de C: Ventores a afadir motores de gasolina fijas. En lo fundamental aquellos vehici ron a parecer cometas propulsadas En las décadas si (©, para ser més ex Sin embargo, el to empezaron los in- cépticos en cuanto a los esfuerzo 08 para abandk también les habfa ensefiado a ser escépticos en cuanto a Gientificos para predecir el futuro. Doscientos afios antes, do plan de Leibniz de utilizar el céleulo para adi {a vida habia fracasedo de manera tan absoluta que a se unos Wright cerca del pueblo costero de és Voltaire Jo habia puesto en solfa en Céndido, una comedia saiticn Kitty Hawk, en Car Frlintencionada en i cual Leibniz quedaba identticado con el simpln Norte. Dr. Pangtos Wright eran propietari Bso no quiere decir que en el siglo x1x todos hubieren abendonado Arreglaban y construfa or completo aquella ensofaci ‘esurpir las esperanzas cuando el monj del descubri niz, Y ciertamente volvieron a austriaco Gregor Johann Men- psiquiatra austrisco Sigmund cconstruir un avién movido por gasolina, Una vez terminada su nueva maquina voladora, decidieron probarla ‘en Kitty Hawk debido a las fuertes y sostenidas brisas marinas del logan, ‘Al igual que ef mitico Wayland, crefan en la idea de que econtrael vien. to t elevards fécilmenten, E117 de diciembre 4a mafiana, con la cami- sa amugindose al viento, un ansioso Orville se acercd a ta maquina, se ‘etié en Ia carlinga del piloto y dio a su hermano la sefal de arrancarel ‘motor. Al instante se vio tlevado por la arena y elevado en el are. ‘Mientras volaba alo largo de la costa, trataba de hacerse con los con- troles, consiguiendo mantener al desvencijado aparato en el aire durante doce segundos. En tan breve plazo de tiempo, Orville habia conseguido ue él y su hermano entraran directamente e Era la primera vez que un avi6n autopropt lun ser humano, habfa volado durante un tiempo sig vuelo s6lo habia durado doce segundos, pero como reflexions su hermano Wilbur, que lo habia visto desde el suelo, «ha llegado por fin Ia era de la vinci, bases del psicoandlisis. Los filésofos volvieron a conjeturar que quizé el compo: las personas no fuera tan irraeional como Uzario las leyes racionales de {do se abrirfan por igh i También en Is aviaciOn se abrieron nuevas esperanzas cuando Geor- : n briténico que de chico se habfa maravillado ia a semejanza del cuer de una trucha, En lo alto, como una gran ala inamovible lievaba una co, 9 dice! Aquello habia quedado como una major marca de todos I pos s6lo superada por Euler, que habla gunado doce prem {ino menos que el nero de hijos que le dio su esposa. Por lo que respecta a Johann Berno 0 habia ganado més premios, habia seguido menospreciando posteridad, Habia muerto en 1748, casi gota, en la ereencia de que el ‘bia hurado sus merecidas recompensas. Jbfa muerco en paz mientras dormia, a a edad de ‘que para entonces ya se habia quedado ciego, fhabfa seguido tan atareado como siempre y habfa terminado por necesi- tur un contenar de paginas simplemente para hacer una lista de sus tra- bajos publicados. ‘Layendo todo aquello, Zhukovski habia sentido una afinidad super ficial con Daniel Bemouli, resultado de haber estudiado ambos en San Petersburgo y de haber dedicado so vida al estudio de los fluidos, Tam- ‘ign habia contribuido a que Zhukovski se diera cuenta de euvdnto h cambiado las cosas en cien afis. Bn su época, Bernoulli habia afrontado la cuestién de eémo medir la presién de la sangre. En ese momento, Zhukovski afrontaba una Tnuy distinta, provocada por el éxito de los planeudores de Cayley: {como era posible que volara un avién? {Qué era exactamente {0 que jeclevaba en el ice y, en aparente desaffo a la gravedad, lo mantenis sin historia demostraba que los que Io ne- ién se habla demostrado una verdad ain mayor: suele sorprendemos muchas veces pero, por nues- tea parte, también somos capaces de sorprender al destino. Porgue sin comprender todavia cémo podifa volar un avién estéba- :mos sin embargo lejos de conquistar los cielos. A pesar de los hermanos “Wright éramos bien parecidos a aquellos primeras hominidos que bablan willzado el fuego origina por los rayos sin saber eo prendeslo por rismos. ‘Sin embargo, en 1871, los cientificos ya habfan empezado a c Jes de viento para estudiar la aerodinémica de las ales. ro con un chorro de aire que circulaba & gran (0 recordaban a los conductos de Bernou- jicos colocaran aviones en minatura den- 'y que arrojaran en su interior algo de: polvo jbtes las corrientes de aire; en ese aspecto remedaban a Leonardo da Vinci que habia utilizado semillas de hierba para estudiar las corrientes de los rfos. ‘Uno de esos ingenieros era un tro de esos tineles de ‘metilico para poder hacer Cuando era un nifio de seis afios se hi metas después de que le contaran 61 utilizado cometas con forma de ji inar su formaci6a, Zhukovski fue nombrado profe- sor de la Universidad de Mosci, después de lo cual se aplicé ata tarea Ge responder esas cuestiones trascendentales. Después de aos de spi= ‘cas, en 189] habfa conseguido incluso convencer ala universidad de Je construyeran un pequetio ti i sade hacerse ingeniero militar igual que su padre, ‘Sin embargo, y segin su destino Nikolai Zhukovski terminarfa siguien- wien no tenfa nada que ver y que Ie era des- ai tra el viento, También fue easualidad que Zhukovski se apuntara a una escuela cercana a la famosa Academia de San Petersburgo aunque lo dde6 al poco tiempo porque «las clases no eran nada buenas» y el éspe- ro clima era todavia peor. ‘En el curso de sus estudios posteriores cn la Universidad de Moses, “Zokovski supo de los numerosisimos logros y de las miltiples hazafias de Ia famosa familia Bernoulli, Descubrid que su termpestuosa historia cera tan cautivadora como fe las cometas. Zhukovski leyé Ileno de fascinacién que, a pesar de la descorazona- dora experiencia con su padre, Bemoulli habla legado a ganar ‘ocho premios més de la Academia francesa hasta legar ja un total de panto de entrar volando en ls libros de historia. Los aviones eran copa eee de volar, snunci6, debido a la ecuacién del fiujo de Jos fluidos de Bemoulli Pra poder comprendcr lo que habia descubierto Zhukovski so ha- fa falta imaginarse un ala de avién desmontada dentro de un tinel de ‘Viento que tuviera el techo y el suelo pianos. El p rcterfstico, con una superficie inferior plana y und s redondeada. ‘La seccién transversal de un ala tipica, efectivamente, parece tad superior de una ligrima alargada que hubiera sido dividida I ddinalmente, Dentro del tinel de viento, como ocure en el vuclo, ia ern el cae sficie supesior 101 100 ‘sameecmummannctand whe to. de romo de esa semigota corta el aire mientras que la cola més afilada queda por detrés, Dentro dei tine! de viento, el ala rompe inevitablemente la corrien- fa dado cuenta de que la cor ids estrecka que la inferior. Y ie superior del ala era redondeada, estre! cio que habia entre el ala y el echo de ine Sogiin a Ley de la Continuidad de Leon ovski, la corriente superior (mas estrecha) sa que la corriente infer én que la corriente superior (mas Presién del aire que empojaba el ala hacia arriba era mayor que sidn del aire que la empujaba hacia abajo. Resultado fi s aviones volaban porque la presién bajo las alas Sobrepasaba sobre ellas. O dicho de otro modo: los avio- Porque la relativa alta presién del aire que las las empujaba hacia arriba, (O, Io que es laban porque sus alas se vefan absorbidas ha- presiOn relativamente baja del aire que pasaba por la alas.) arte superior de En Los aos si istoriadores del siglo xx considerarian la extraordinaria explicaci wkovski como la conclusiGn dréstica de tna erty el comienzo de la siguiente. Comprendiendo capaces los aviones de desafiar la gravedad, los modern Fonduticos fueron capaces de disefiar méquinas voladoras, ‘manos sino con ia cabeza, Nuestra especie ha tardado millones de afjos en construir un avién que vuele como un pijaro, hemos tardado millones de afios en pasar de movernos torpemente en torno a cavernas a elevarnos por encima de ellas. Sin embargo, una vez que supimos e6mo volaban con exacttud los aviones, sorprendentemente s6lo nos hicieron falta cincuenta afios para pasar de clevamos sobre Kitty Hawk a adentramos en el espacio, En tltimo extremo, el reconocimiento pertenece a Daniel Bernoulli 102 0 En castellano corriente y moliente: «El cambio neto en el total de ta centropfa del Universo es siempre mayor s decir: que en cual- uier momento dado, el Sturm und Drang" de la existencia siempre deja reflexioné melancélico que durante un breve tiempo se ha- bia equivocado al pensar en descubrir una Ley de la Conservacién de la faa un Universo perfecto, a un Uni- vimniento perpetuo) en las que las cosas nunca envejecfan sino que eran temas. Fn ese Universo hipotéticamente ideal, la entrop/a era una cons~ tante de In energia. Clausius, ese no era nuestro Universo, El nuestro nas Imperfect las células de nuestro cue: las galaxias espiral de los cietos. El nuestro era un Universo en el ‘energia se conservaba pero no se aprovechaba con s un Universo, ademis, regido por 18 desigualdad de Ley de la No Conservacign de 1a Entropfa, ‘Sin embargo, Clausius no estaba completamente decej {que estas dos leyes no eran equivalentes, e dio una enorm imétrico de la tamiento asiméirico del calor y de la prog crala primera explicacién cientfica de por qué envejecfa todo en el Uni- verso y terminaba por morir! EI Universo, tal y como lo revelaba esta notable ley de Ia entropfa, «era como un casino, La sntropia era como el dinero. Y las méquinas eran Jos jugadores. ‘La Ley de la No Conservacidn de la Entropia de Clausius significa ba que los cambios positivos de dinero del casino siempre excedfan a los ‘cambios negativos. En otras palabras: que pre superaban a Ins pérdidas; siempre tent i estaba en funcionamiento. Un casino vive ica que sélo podré mantener 3s jugadores pierdan, Una vez que lo hayan perdido todo, tuna vez que hayan cesado los cambios positives de dinero, el casino ten- ded que cervar para siempre. De forma parecida, a Lay de ln No Conservacién de la Entropia de Clausius queria decir que, a semejanza de un casino, el Universo existe el positives de entropfa excedan a los cam Eldfa que todas sus méquinas lo hayen perdido todo (el dia que los cam- ‘bios positives de entropia dejen de existic) el Universo tendré que cerrar para siempre. ‘También habfa otra manera de verlo, Segin el esquema de registro de Clausius, los cambios positivos de entropla se correspondfan a los cambios naturales, como el del calor que fluye de fo cal fro 0 el dela friccién que traca el trabajo en calor. Por ell cquivalta 1 decir que el Universo cerraria para siempre cuando todos sus carabios m naturales dejaran de existr, es decir, cuando todos sus fenémenos nat ralmente irreversibles se hulieran agotado por completo. ¢Cusndo ocurirfa eso? 1 nimero de méquinas y el tamafto del Uni ‘verso eran excesivamente grandes para que ni Clausius ni nadie pudiera estimar cusnto seguiria abierto el Universo. Sin embargo, si era capaz de imaginar qué aspecto tendria en sus timos momentos. ‘evelaba un espeluznante axioma acerea de la existencia humana: que hhabitamos no un Universo que nos sustenta y sustenta la vida sino un Universo que se beneficia y que exist Como estudiante de ciencias, a Cl probablemente pasarian miles de mill Al fluc la energia de fo caliente alo fifo, haria que las zonas cal {esse enfriaran un poco y las zonas fras se calentaran un poco. Por' en timo extremo no ha iones caliente 0 ftias: el Universo ene ro quedaria uniformeme ‘Sin zonas calientes of tros hijos. En otras palabras, no habia razéa Sin embargo, como antiguo alumno det fel cuerpo humano: «A una expira- y «el hombre al polvo volverfay. iginar la impermanencia de la Tierra 0 ida 0 de cualquier otro aspecto individual del mundo natural; pero esta ley recién descubierta afectaba a ‘odo, Melancblica- ‘mente lleg6 a la conclusién de que el conjunto de Ia creacién divina mo- riria y desaparecerfa para siempre. wvirtiendo calor en trabajo iil. Por su parte, la fricciGn convertirfa en calor todo el trabajo rema- nente, Ese calor seguirfa fluyendo hacia lo frfo hasta que, tambiém tes ‘minara por uniformizarse con la tibieza homogénea del Universo bundo. La Ley de la No Conservacién de la Entropia de Clausi un Universo que se precipitaba de cabeza hacia un mome ruido y la furia de sus billones de méquinas quedaran io par siempre. Retrataba un Universo en el que la violencia mortal daba paso inevitablemente a la quietud eterna. EPILOGO Fue una erupcién volcfnica que gentes de todo e! mundo recordarian el resto de su vida: e! 26 de agosto de 1883 hizo explotar la pintoresca isla de Krakatoa, matando a 36.000 personas y haciendo temblar el aire de todo el planeta de manera incontrolable. La monumental erupcién lanz6 tantos geses y polvo ala capa supe- ior de la atmésfera que obstruy6 el paso de la luz solar déndole un tin- te azul verdoso. Como consecuencia, y en los tres afos siguientes, la tem- peratura en lugares tan alejados como Europa baj6 hasta tun 10 por 100, ‘casi otofal , de sesenia y un afos, se maravillé de las eran una trigica ilustracién de ia Universo se tambaleaba hacia su des- 1, como tin pedlrusco que se precipita pe tal y como habia escrito el poeta John Keats en otro momento de ese mismo siglo, como «una frdgil gota de ro- 0 en su peligroso descenso desde la copa de un Grbol». Como tados los desastres naturales, un voleéin no era més que una ‘gran méquina, Se alimentaba del calor que flufa desde su propio lago subterréneo de rocas fundidas. La llamada cdmara magmética era pata ia) era una mera indicacién de que él punto de reposo definitivo, potencia, el Univers vo, y serfa un mundo violent. Pero cuando llegara el momento en que todos los puntos calientes se hhubieran enfriado, cuando toda la energia mecénic vertido en calor y ese calor, a su vez, también se i ipado... slo ‘en ese momento prevalecerfan la paz y la quietud para siempre en todas las partes del Universo. Para Clausius habia Hegado el final de ese esfuerzo de dieciocho alos, aunque no como habfa imaginado. En 1850 se habfa propuesto me- ramente elaborar una nueva teorfa del calor. Lo habfa consepuido pero ‘también habfa legado a la desigualdad de las leyes de la Naturateza que 18 i 1 voledin Jo que la caldera para una maquina de vapor 0 lo que el proce- so metabélico era para un animal de sangre caliente, La potencia desatada por un volcéi era enorme, Mientras el cuerpo hhumano no producfa més que medio caballo de potencia y una maquina de vapor modesta producfa unos cientos de caballos de potencia, rante erupeién del Krakatoa habia producido 30.000 millones de lios de potencia: jelevando mas de 20.000 millones de metros cubicos de cenizas y escombros a més de 32 kilémetros de altura, levantando olas de mis de quince metros en el océano y arrebatando la vida 36,000 per- sonas! Hubo otros efectos producidos por el Krak térmica procedente de sus fuentes subterrineas se habia empleado en producir un enorme ruido, es decir, energia actstica, Otra parte se em- ple6 en producir una luz bri inosa, Y también otra parte se habia desperdi ‘eémara magmética a més de 1,000 grados de temperatura al aire tropical relativamente fresco de Ia islita paradisfaca que habfa sido Krakatoa, ‘Segin el esquema de registro de Clausius parte de los efect tr6ficos de Krakatoa se correspondian con cambios entrdpicos pos ‘otros se correspondfan con cambios negatives, Sin embargo, todos. ‘considerados en conjunto se habian combinado para incrementar la en tropfa total del Universo, como era de esperar. El viejo profesor de porte aristocrético mene6 maravillado su cabe- do treintay sei ferencias de temperatura: el voledn y los cuerpos de sus victimas estaban ‘ya.un poco mis frfs y el aire de su entorno un poco més caliente. Buena parte de esta siniestra visin de los efectos envejecedores de In entropia era producto del descubrimiento originario de Clausius de quince aiios atrés. Sin embargo, hacfa slo seis (en 1877) que un fisico ido Ludwig Boltzmann habia inventado un modo distinto| io mismo, Boltzmann habfa demostrado mateméticamente que Ia entropla era tuna medida del desorden. Habia llegedo por tanto a la conclusién de que Ia Ley de la No Conservacién de Ia Entropia de Clausius significaa que el Universo se iba haciendo més caético conforme se atemperaba. 180 Lo cul suponfa, desde luego, que el Universo debia de haber empe- zado en una teasi6n soma y como algo sumamente organizado: como si hace mites de millones de afos algo o alguien hubiera construido un re- Joj de cuerda soberbiamente disefindo y ie hubiera dudo toda la cuerda posible: al igual que aguel reloj, el Universo estaba en el proceso de ir cada vez mis despacio, perdiendo cuerda, relajindose lentamente, des- componiéndase cada vez més nes calientes y fas bien defind bien definidas que producfan ene dia servr a propésitos bien definidos Sin embargo, el Universo iba perdiendo con el paso del tiempo to dios esos rasgos distintivos: las regiones de diferentes temperatura mezcléndose unas con otras y las méquinas se quedaban sin comb ble, deteriordndose y fundiéndose con el terreno circ propio suelo firme (de hecho, tors is 86 len vvefa més que nunca que la Ley de la No Conservacién de la Entropia de Clausius significaba que el Universo vivia de la vida y de los compor- tamientos parecidos a la vida; que se inclinaba hacia la muerte y Ja des- truceién, Lacreacién de vida era un acto antinatual, un deshacer provi mente el natural desorden de las cosas. En resumen: jla vida de ins leyes de la Naturaleza! zY c6mo era posible ese desafio ala ley entropia? Cémo era posible que la vida legara a darse en un Universo regido por un ley enemiga de la vida? CClausius sabja ahora ia respuesta: come todo comportamiento natural, la vida era el resultado de cierta maquina euyos efectos coerci- tivos eran capaces de invert ‘manera de un refrigerador que era capa de hacer flur ef ealor de lo fio 1 lo caliente. La méquina de la vida, fuera lo que fuera o El que fuera, cera un misterio, desde luego, pero una cosa era segura: lemente ‘sus maquinaciones suponfan cambios de entropfa, algunos positivos y ‘otros negatives. ‘Su propio retofio recién nacido correspondfa al mayor cambio nega- tivo de ia entropfa de la maquina: es decir, al caos de las sustancias qut- micas y biol6gicas que daban como resultado la combinacién de un vu- Jo con un espermatozoide y que en vitimo extremo se convertfa en un 81 ‘Clausius, que no perdonaba sin em- les de Ia entropfa producidos por la ‘quedar superados por los cambios de >. En otras palabras, cientifica- creacin de cierta cantidad de vida se vefa inevita- bblemente acompatiada de una cantidad de muerte much{simo mayor. Clausius sabfa y sentfa demasiado bien qué significaba todo eso. EL ‘fos siguientes aquella recién nacida se convirti6 en una hermosa joven. Recordaba un amigo de la familia: «Nunca he conocido a una nifa tan alegre, tan animosa, con un paso tan decidido como el de esa iltima nifia reposar em el pecho de su . como en tiempos disfru- tara educando a sus propios hermanos y hermanas huérfanos de madre. Pero a pesar de haber recibido de todos ellos mucho amor y mucha com- ppafia, una parte de él nunca podria estar alegre, una parte de él habia ‘muerto con su preciosa Adie: habfa sido una pérdida irreparable en el ca- sino c6smico. Clausius habia descubierto que en el campo d existencia cotidiana, las fuerzas de la muerte fuertes que las fuerzas de ta vi pécdida dolorosa, Elera una sélo el Universo habfa sali En 1886 Clausius volvié a casarse. Quiz4, pensaba el anciano profe- sor secéindose los ojos llenos de lgrimas con el dorso de la mano, qui- 26 fuera su torpe manera de intentar recuperarse de la pérdida de su pri- mer amor y de su propia juventud y energia, su manera de intentar desafiar I ley de la entropia, Por supuesto que en el fondo de su alma y de su coraz6n, el anciano Clausius se daba cuenta de que tal desaffo era initil. La Ley de la No Conservacién de Ia Entropia requeria que se viviera la vida, del naci- miento a la muerte. Como dirfa algiin dia el joven psiquiatra austrisco ‘Sigmund Freud: «Et objetivo de toda vida es ia muerte.» Desear lo contrario era desear que la entropfa del Universo disminu- ‘yera con et paso del tiempo, cosa gue era imposible. Igual que se podria 182 desear que las hojas del otofo se metieran solas en sacos nada més caer

También podría gustarte