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UN POETA DIBUJANDO UN CORSARIO CUBISTA

POR: GUILLERMO ENRIQUE PALENCIA MENDOZA

Como muchas veces suele ocurrir, los caballos de la memoria cabalgan por los
rincones de la infancia, saturan el tacto, configuran el gusto, aletean en las
sombras alegricas del olfato, traen en sus chasquidos el orden del recuerdo
de algunas lluvias, regresan con un galope a paso de Adagio que cambia
abruptamente a Presto cuando un fantasma se cola por la rendija de su mapa
trazado.

Los caballos de la memoria suelen tomar formas cubistas o en su defecto


aclaro en su defecto, tornarse con alternativas surrealistas producto de las
trampas alegricas con las que nos seduce las fantasas de los sueos. Son
necesarios a la hora de recordar el monumento de un recuerdo, el trazo de un
rio en el cuerpo, o las sensaciones de unos ptalos olvidados por el tacto.

Como malos pintores, esos que son llamados poetas intentan retratar con
palabras esos raros animales imaginarios dignos del catlogo hecho por un
Borges o un Arreola en su bestiario. Por ello frente a la pgina en blanco traza
una lnea gruesa con la que le da movimiento a un dorso, luego agrega otras
lneas curvas entre el dorso y la cola

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