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| Esta Canta a los indignados esta dirigida sobre todo a los jévenes, pero también a todos los militantes conscientes de su responsa- bilidad politica, que se levantan en nombre del sufrimiento de la comunidad politica: el pueblo. Esté dedicada a todos los indig- nados que con sus plantones se han propuesto hacer que ban- quetos y magnates, propietarios del capital financiero nacional y #lobalizado, se den cuenta de la deshonestidad de su avaricia; que los Estados, cuyas burocracias polfticas monopdlicas y con frecuencia burocratizadas y corruptas, se responsabilicen de sus actos. La injusticia es el caldo de cultivo de los “indignados” que aparecen explicitamente —en los movimientos que se denomi- nan ast— o implicitamente —en el descontento de los pueblos sometidos por el capitalismo y la democracia representativa libe- ral— en distintos puntos de la Tierra. Hoy se incuba, gracias a ellos, el “Estado de rebelién”, para realizar la revolucién social de principios del siglo xxi en todo el mundo. oLajornada Enrique Dussel (1934, Mendoza, Argentina) es profesor emérito de la Universidad Auté- noma Metropolitana (Iztapalapa) y profesor del Colegio de Filosoffa de la Facultad de Filo- soffa y Letras de la UNAM, Recibio el Premio Frantz Fanon 2009 de la Asociacién Filos6fica del Caribe y el Premio al Pensamiento Critico 2010 del Ministerio de Cultura venezolano. Es fundador del movimiento de la Filosoffa de la Liberacion y autor de numerosas obtas sobre ética, filosofia politica y el pensamiento filosé- fico latinoamericano, entre las que se cuentan Filosofia de la cultura y la liberacién, Introduccién una filosofia de la liberacién latinoamericana, La produccion teorica de Marx, Eliilimo Marx y El dualismo en la antropologia de la cristiandad. OTROS TITULOS : José Maria Pérez Gay ‘LA SUPREMACIA DE LO8 ABISMOS John Berger CON LA ESPERANZA ENTRE LOS DIENTES Luis Hernandez Navarro SENTIDO CONTRARIO Armando Bartra : LA UTOPIA POSIBLE a MEXICO EN VILO: DELA CRISIS DEL AUTORITARISMO A LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA (2000-2008) - Howard Zinn UN PODER INDESTRUCTIBLE 4 MOVIMIENTO: CIVIL EN ESTADOS UNIDOS: José Cueli ENTRE BL DELIRIO Y EL SUENO: CERVANTES ¥ FREUD ENRIQUE DUSSEL Carta a los indignados Las Nuestros LA JORNADA EDICIONES Primera edicién: 2011 Editores: José Maria Pérez Gay y Guillermina Alvarez Cadena Disefio de la serie: Natalia Rojas Nieto DR. © 2011, Bnrique Dussel DR. © 2011, La Jornada Ediciones/Demos, Desarrollo de Medios, sa de cv, Ave. Cuauhtémoc [236, Colonia Santa Cruz Acoyac, México, DE 03310, México, Teléfono: (55) 9183 0300 Esta obra no podré reproducirse total o parcialmente —ineluido el disetio tipografico y de portada— sea cual fuere el medio, electrSnico o mecénice, sin el consentimiente por escrito del editor. Portada: Aarianna Morada disfrazada de la Estatua de la Libertad durante la manifestacién “Ocupemos Seattle”, el sabado 15 de octubre de 2011, en el centro de Seattle. (Foto AP/Ted S$. Warren.) ISBN: 978-607-95588-33 Impreso en México/Prinzed in Mexico ww. jornada.unam.tox herpsyf libreria jornada.com.mx Contenido 9 Palabras preliminares Hf 1, Cartaa los indignados 27 I. Democracia participativa, disolucién del Estado y liderazgo politico 87 IL. Medicaciones desde coyunturas politicas 87 Participacién democratica y estado de rebelién 90 {Estado de tebelién egipcia! 93 Los Hermanos Musulmanes 98 El pandptico y la democracia participativa 10} {Estado o comunidad? 103. jHace cuarenta afios! 103 j¥ cuando todo se cotrompe? 412 (Por qué la filosoffa? 116 Deun inmigrante y un exitiado politico amado Joshia de Nazaret iO Soberania, Estado y petréleo 124 5 de mayo de 1818: nace Karl Marx 128 Mediocracia y hermenetitica 53! Estado de derecho, Estado de excepcidn, Estado de rebelién. 135 La polttica-espectculo: lo populista y lo popular 138 El partido politica y la organizacién de la base, | 14! El partido politico en funcién de la organizacién de La base, I 144 Partido polftico y sus 130 000 comivés de base, [II La étiea y la normatividad politica, 1 150 La ética y la normatividad politica, 11 153 157 16t 165 169 173 7 Int in 137 198 195 {98 202 206 210 23 Ap 220 24 hee Moralidad, legalidad y legitimidad politica Partido politico y gobierno: jIdentidad o diferencia? jLa libertad de prensa: de los medios o del pueblo? La “vida”: sf, pero toda la vida iLiderazgo o carisma? {Puede un lider ser democrdtico? Criterios del liderazgo democritico Qué hacer? Sobre los movimientos sociales y el partido politico FEL voto es un documento piblico? Legalidad y legitimidad La vida, la ley y la fuerza La doble campafia 1810: ;El nuevo encubrimiento del otro? Hacia 2010: a dos siglos del proceso de la emancipacién, Los principios y la politica jEstado de rebelién? Jvicio politico: simplemente legal o también justo? De la accidn social al campo politico {Colombianizacién del proceso politico? Wenezolizaciin de la politica? {Rescaremos la patria! El poder ciudadano en la Constitucién Bolivariana. Articulacién de la democracia participativa con la democracia representativa Reforma Universitaria de 2000. 1. Autonomia universitaria Reforma Universitaria de 2000. 11. Autoritarismo y vanguardisino Un programa ejemplar de filosofia en la acm Palabras preliminares E ste libro consta de tres partes. En primer lugar, una “Carta a los indignados”, que humildemente desea que los sacrificios que estan haciendo tengan frutos de significacién hist6rica; frutos que ellos han cultivado con desinterés y valentfa. Es por lo tanto una carta de adhe- sién a su causa. En segundo lugar, se han incluido algunas reflexiones politicas acer- ca de los pasos que podrian darse, simples sugerencias de un viejo mi- litante, y como material para set discutido en reuniones y debates. Son exposiciones de tres temas que estan en el corazén de la crisis politica actual en el mundo: la necesidad de una participacién democratica de todos Jos ciudadanos de la Tierra, en su mayorfa descartados por una representacién fetichizada, corrompida o alejada del pueblo; la tenta- cién de simplemente destruir las instituciones, el Estado en particular, sin descubrir la posibilidad de su transformacién parcial o radical, segtin Jos casos; y la necesidad de que surjan en todos los ambitos personas, jovenes 0 adultos, mujeres o varones, que jueguen el papel siempre necesario del lider, que debe enmarcarse en una cultura democratica, pero que promueva el entusiasmo y el ejemplo en una donacién ejem- plar en la noble tarea de lo politico. En tercer lugar, he reunido articulos de opinién, cortos, tal como los pide La Jornada, escritos a partir de coyunturas coneretas, en su mayorfa dictados por el contexto mexicano, pero de validez lati- noamericana y aun de mayor alcance. Son trabajos que complemen- tan mis obras de filosofia politica, mas extensas, universitarias, de densidad teérica especifica. CARTA A LOS INDIONADOS En cuarto lugar, me agradrfa indicar que el 21 de octubre de 2011, en la Avenida Reforma de la ciudad de México, ante la Bolsa Mexi- cana de Valores, un grupo de indignados me invité a tomar la palabra. Durantes varios minutos, micréfono en mano, expuse a ellos algunas de las ideas de este libro. Espero que en México, y en América Latina, nazcan muchos grupos de “indignados”, que expresen su dolor y responsabilidad, y que exijan los cambios que otros jévenes y adultos, desocupados, em- pobrecidos, desplazados... de otras partes del mundo vienen pro- moviendo. 1. Carta a los indignados i amigo Michael Lowy pas por México en abril de 2011, para dictar una conferencia sobre Walter Benjamin, y me mostré un folleto que habia producido gran revuelo en Europa: Indignez vous!, de Stéphane Hessel, publicado por Indigtne Editions de Parfs, en su decimotercera edicién de ese afio. El texto es el grito de una concien- cia ético-polftica que desperté con la gigantesca masacre de millones de seres humanos, barbaric que nunca habfa contemplado la humani- dad, durante la Segunda Guerra llamada Mundial (los europeos y esta- dunidenses Haman “mundiales” a sus guerras, ya que es evidente que no fue latinoamericana, por ejemplo). Hessel vivid su “tiempo-ahora” {el Jetzt-Zeit de Walter Benjamin o el tiempo mesianico de Pablo de Tarso),' su 15 de Mayo, en la década de los cuarenta del siglo pasado; en la heroica resistencia francesa contra la invasiGn nazi. Era la pre- historia de la posterior reconstruccién de Europa, del triunfo de los demécratas cristianos y los socialdemécratas, del plan Marshall, de los milagros aleman y japonés ante la Unisn Soviética de Stalin y la China de Mao Tse-tung. Fue el comienzo del Imperio Estadunidense que dura desde 1945 hasta las actuales derrotas en Irak y Afganistan. Fue un tiempo de crecimiento ininterrumpido, de optimismo crecien- te, de desarrollo sin limites, del capitalismo fordista y después trans- nacional estadounidense como modelo de la american way of life. Stéphane Hessel resistié las ilusiones de esta pax americana con un espiritu de indignacién ante la indiferencia de las injusticias que se ‘Romanos, 3, 26. Ea CARTA A LOS INDIGNADOS iban acumulando en Europa, en el mundo poscolonial y en Israel (en este tiltimo caso ante los sufridos palestinos, sin olvidar que la solida- ridad de Hessel es doblemente meritoria, ya que él mismo es de origen judfo). Mi 15 de Mayo, en cambio, fue en 1968. No sélo el del Paris de P. Ricoeur (donde vivi en el barrio latino, cuatro afios junto a la Sorbonne, aunque volvia América Latina en 1967), ni el del Berkeley de H. Marcuse, sino ef 1968 de los mas de cuatrocientos estudiantes y obreros mexicanos asesinados por el gobierno neecolonial en la Plaza de Tlatelolco o el del “Cordobazo” de Argentina, ciudad toma- da por estudiantes, obreros y movimientos sociales que derrocaron la dictadura militar de Juan Carlos Ongania, impuesta por el Departa- mento de Estado. Era la primera crisis del capitalismo de posguerta, cuando la pequefia burguesfa permitié a sus hijos o hijas levantarse contra el sistema, que mostré los primeros signos de sus defectos cre- cientes. Junto a esos movimientos sociales, en todos los paises latinoame- ticanos cuyas juventudes mas alettas estaban en estado de rebelién, siguiendo el ejemplo cubano del Che Guevara desde 1959, surgi lo que denominamos generacionalmente la filosofia de la liberacin en el campo universitario secular (siendo la Teologia de la Liberacién su antecedente en las comunidades creyentes populares y militantes). Dificil seria aqui describir los millares de frentes de lucha que en toda América Latina produjo este movimiento, desde los “Latinos” en Es- tados Unidos 0 en el Caribe, hasta los movimientos en México y Centroamérica, o en América del Sur. Las dictaduras militares ins- taladas en nuestro continente por el Pentagono, por el proverbial Henry Kissinger (responsable de muchos golpes de Estado, principal- mente el de Augusto Pinochet en Chile), ahogaron con sangre nues- tra América, como Europa fue igualmente sepultada por Ja indicada Segunda Guerra Mundial, guardando las proporciones. Era el tiempo de la Guerra Fria, del Occidente capitalista contra el Oriente socia- lista, De Africa y de Asia que se habian liberade del coloniatismo, europeo (principalmente inglés y francés), pero que habfan cafdo bajo 412 |. CARTA A LOS INDIGNADOS el dominio neocolonial de las corporaciones norteamericanas, por lo que se dificultaba, sobre todo en Africa, la nueva organizacién de Estados nacionales. Tiempo de luchas fratricidas, fruto de la politica neocolonial. Mientras el mundo del Sur sufrfa una explotacidn creciente, Europa vivia la bonanza de un desarrollo econémico y politico a la sombra del gigante americano. Mientras esta Europa lo adulaba, no- sotros soportébamos la politica del “patio trasero” del Imperio. Cuando en 1957, a mis 23 afios, desembarqué (y, en verdad, habia llegado a Barcelona pot barco desde Buenos Aires) en la Puerta del Sol para hacer un doctorado en filosoffa en la Universidad de Madrid, en plena crisis estudiantil contra el gobierno de Francisco Franco, bajo el liderazgo de mi maestro, el profesor Lépez-Aranguren, Espaiia dormfa todavia la “siesta provinciana”. Como decfa un cémico de la época al hablar de politica espafiola (se referia al clima y la tempera- tura): “jUn fresco general reina en toda la Peninsula!” Con cinco duros pagaba diariamente una piecita en un hotelito junto a la Plaza del Soi (un duro mas si se tomaba una ducha, no muy frecuente en esa €poca). Habéa que tomar el metro hasta Argiielles, el tranvia hasta la Facultad de Filosoffa de la Universidad, con la dificultad de defender una tesis doctoral ante profesores que comenzaban a adherirse al Opus Dei, a favor de Jacques Maritain, un demécrata francés que tuvo por discfpulo a Emmanuel Mounier y que inspité al grupo Esprit, del que formé parte en los aftos sesenta en Paris. Era el lento comienzo de la etapa que llevaria a Espaiia a integrarse a ka Europa de posguerra, para superar aquel dicho insultante de De Pauw: “Africa comienza en los Pirineos” —opinién de la Ilustracién del norte de Europa, y cierta- mente entre muchos otros de Hegel; insultante no s6lo pata Espanta sino también para Africa. EI 15 de mayo de 2011 es como el despertar de un suefio que ha durado ese medio siglo. Esté al final de un largo camino de ilusiones; del desarrollo sostenido prometido por Felipe Gonzélez (que pretendia ensefiarnos a los latinoamericanos el sendero brillante emprendido por la exitosa Espafia en la Unién Europea). Es el final de la ética de 413 CARTA A LOS INDIGNADOS a felicidad predicada por Fernando Savater en su Etica para Amador, olvidando que los “indignados” deberfan contarse justamente entre sus hijos (y no ser repudiados con argumentos surgidos de una mora- lina liberal). Es el final para muchos con conciencia ético-politica de un capitalism que sin la oposicion del socialismo real (otra derrota reciente) mostré su salvaje estructura de un individualismo egofsta y competitivo cuyo tinico horizonte de racionalidad es el aumento de la tasa de ganancia, esencialmente del capital financiero globalizado, sin patria, sin pueblo, residente permanente de paraisos fiscales, exen- tos de toda ética u obligacién para con los pueblos a los que exprime hasta tirarlos como la céscara de la naranja después de extraerle su sustancial jugo. Es ahora el tiempo de la desocupacién, del trabajo “flexible” o de la situacidn sociopolitica. En México se denomina a la nueva juventud, producto de lu actual crisis del capitalismo, los ninis: ni pueden estudiar (porque no hay lugar en las instituciones pedagégicas), ni pueden trabajar (por falta de lu- gares de trabajo), porque la estructura del capitalismo no necesita ya para la produccién de mercancfas de tantos trabajadores, reemplazados por los procesos robotizados y computarizados. Marx explicaba ya en los Grundrisse (1857) que el desempleo estructural convierte a la perso- na del trabajador en una nada, en un pobre: “pauper post festum” (“un pobre después de la fiesta”). Un pobre que no puede reproducir su vida porque al no recibir salario no cuenta con dinero, y sin solvencia no puede comprar en el mercado lo que necesita pata permanecer con vida; sin trabajo no hay sobrevivencia de la persona humana en la sociedad capitalista. El desocupado es lanzado a la nada. Cuando se tuvo la oportunidad de “tener” trabajo, el desempleado es una victima pos- terior al haber sido usado por el capital (al menos pudo tener durante largo lapso un salario). En este sentido es, como desocupado, un “po- bre posterior a la fiesta” orgidstica del capital (que vive de sacrificios humanos). Es un “indignado-post, un desocupado estructural que el capital ignora, desprecia, juzga como trabajo flexible, “liquido”. Cuando es joven, cuando nunca pudo todavia trabajar, se trata del “pauper ante festum” (“un pobre antes de la fiesta”): es un nini; es un 14 1. CARTA A LOS INDIGNADOS “indignado”-ante. Es al que no se le permite ni siquiera llegar a ser; nunca fue, siempre era ya un no empleado, desechable. Esas nadas, esos todavia no trabajadores, no asalariados, no miembros de una clase social, son los que Marx Ilamé “nada real” (el pobre antes de la fiesta del capiral) que si era contratado o subsumido en el proceso de trahajo como asalariado se transformaba, sin embargo y antropo- Iégicamente, en “nada absoluta”? —meros instrumentos 0 mediacio- nes del capital: las personas se transforman en cosa, y la cosa (el capital) en persona; es el fetichismo del capital. Alcolectivo de los pobres, de los marginales, de los siervos o campe- sinos medievales que en la “tierra de nadie” habian abandonado los feudos, pero todavia no habfan llegado a las ciudades europeas para ser contratados como aprendices por algdn maestro, protegido por sus gre- mio, Marx los denominé “pueblo de pobres” (en la seccién sobre “La acumulacién originaria” de El capital). El pueblo es el colectivo de los pobres que Antonio Gramsci denomina, en sus Cuadernos de la cdrcel, “el bloque social de los oprimidos” (y yo agrego:) y de los excluidos.? “‘Homo homini lupus!” (“El ser humano es lobo para el [otro] ser huma- no”) es la definicién del ser humano para el liberalismo, el capitalismo, lamodernidad colonialista, armamentista, que culmina en el neolibera- lismo de Friedrich Hayek o Milton Friedman hoy vigente en el sistema del mundo globalizado bajo la hegemonfa del capital financiero. El pueblo es el actor colectivo que despierta del suefio alienante con el que el sistema lo adormece por medio de la propaganda de la mediocracia & la Silvio Berlusconi. El sentido comun popular, su sabi- duria, es obnubilado y confundido por la falsa palabrerta, por las ima- genes alucinantes que la estética del sisterna mercantil impone con la * Véase imi obra La produccién tedrica de Marx [disponible en: wwwsifiLorg/Bi- blioceca/dussel/textos/38/19eapl7pp336-370.pai]. » Véase mi obrita Veinte tess de politica, Siglo XXI, México, 2006, esis once y doce. Este librito, en cortas tesis, podria servir para unas veinte sesiones de discusién politica entre “indignados”, ya que fueron escritas para debates de grupos populares en México, afin de ofrecer un panorama te6rico y critico de la politica a militantes de base popular en América Latina. 5 CARTA A LGS INDIGNADOS moda por la television. Las voluntades se ablandan por el hedonismo feliz del “pan y circo”. Pero ese pan virtual no alimenta; ese circo festivo no permite la profunda felicidad de la justicia cumplida con responsabilidad ante el pobre palestino, iraqui, afgana, haitiano ode Bangladesh, hambriento y torturado por la violencia de la represién ejercida por los ejércitos de las potencias. Por eso pudimos, con exultante alegria largamente reprimida, gozar con los j6venes egipcios que se levantaron en la Plaza de la Liberacién (ahrir en arabe significa “liberacién”) contra la dictadura de Mubarak. Esa liberacién nos habla no sélo de los movimientos de Liberacién Nacional como los de Argelia, en la que estuvo involucrado Fantz Fanon (el afrolatinoamericano de Martinica), del que leimos apasio- nados en el 68 su obra Los condenados de la tierra, con el célebre prilo- go de Jean-Paul Sartre, sino también de los del Frente de Liberacién Sandinista o del Ejército Zapatista de Liberacién Nacional. Ese pueblo que se rebela en El Cairo nos recuerda también al Egipto milenario, del Osiris que juzgaba como justa a la persona que daba “pan al hambrien- to” en el capitulo 125 del Libro de los muertos, que pagaba el rescate por os esclavos para liberarlos, hechos que sugieren al citado Walter Ben- jamin aquello de que los momentos de redencidn (de rescate que libera a las victimas de la injusticia) son el criterio de interpretacién auténti- cade la historia humana que vale la pena de ser narrada; que no es la historia de los vencedores, sino la de las victimas. Dicho criterio de justificacién no es la ley (y menos la ley del mercado, que permite acre- centar el capital y que asesina pot hambrea millones de seres humans, como hoy en Somalia o Sudan det Sur), no es el orden, el sistema vi- gente, sino “el consenso eritico de los oprimidos” (que es el criterio de Pablo de Tarso en su Carta a los romanos, tan estudiado hoy en la filo- softa politica por Alain Badiou, Slavoj Zizek, Jacob Taubes, Giorgio Agamben, Franz Hinkelammert y por tantos otros) como punto de partida, como originario estado de rebelidn (més alla del estado de derecho yaun del estado de excepcién). Muchas veces he estado en Egipto y lo que mas me ha llamado la atencidn es la continuidad, durante mds de cinco mil afios, de una 16 1 CARTA A LOS INDIGNADOS tradicién de rebetiones populares. Es una cultura que viene del sur, del corazdn del mundo banta, madre de las culturas det Mediterraneo, no sdlo de Grecia, sino igualmente de la Cartago de Antbal y de ta Espa- fia fenicia; del cristianismo alejandrino y después copto, hasta llegar ala tradicidn critica musulmana. Samir Amin nos decfa, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, que el Estado egipcio tenfa cinco mil afios. La misma duracisn en el tiempo tiene su pueblo, ya que la palabra démos tienc una etimologia de origen egipcio (y ne indoeuropeo o griego) y significa “aldea”, “comunidad”, pueblo, Los cambios histdricos presentes nos obligan a pensar todo de nue- vo. ¥ la juventud es la mas apta para ello, porque es nueva. Hemos indicado que el liberalisrno nos ha acoscumbrado a consi- derar como sujeto de la politica al individuo libre. Sin embargo, tan- to Charles Peirce como Karl-Otto Apel o Jiirgen Habermas, pero mucho mis las costumbres ancestrales de Africa, Asia y América Latina, sitan en el origen a la comunidad, al actor colectivo que de los antiguos clanes o tribus, pas6 por numerosas etnias, hasta organi- zar ciudades. Todas tenian instituciones consuetudinarias como pun- to de partida, es decir, un contrato implicito ¢ explicito que formaba parte de la vida cotidiana, cultural y politica. Cuando los oprimidos y excluidos en esos sistemas sociopoliticos histéricos tomaban con- ciencia critica de su situacién, nacfa el actor colectivo que se sentia caba los grupos, responsable de la transformacién hist6rica, que ut movimientos, sectores, en torno a nuevos proyectos hegeménicos. Era el pueblo como un bloque histérico que irrumpfa para cambiar el estado de las cosas e innovar las estructuras instirucionales, sea a tra- vés de una revolucién pacffica a con medios coactivos suficientes y proporcionales a los que se usaban para la opresi6n. El pueblo es hoy el que se levanta en Egipto, Tunez, Madrid, Arenas... Es un bloque social empobrecido, lleno de juventud e “indignacién”, que desea comprometerse para cambiar las cosas. Llegamos asi al tema central de las movilizaciones presentes. Al- gunos piensan que las instituciones politicas son siempre represivas 0 17 CARTA A LOS INDIGNADOS dominadoras. La Comuna de Paris de 1871 es el mejor ejemplo en el imaginario del anarquismo. Se niega la democracia representativa cuya estructura explicaba John Stuart Mill en 1868 en su obra Ob- servaciones sobre la democracia representativa, Algunos de los padres fundadores del sistema democratico estadunidense temian ta demo- cracia real y por ello inventaron una democracia representativa muy especial (donde las elites escogen a los candidatos de los partidos y el ciudadano los confirma). Asi, entre los “indignados” de la Plaza del Sol se preguntan algunos hasta cuando podran seguir reuniéndose. {Es posible en el tiempo una asamblea perpetua? Las multitudes de la Plaza del Tahrir hace tiempo debieron levantar su “plantén”, para volver a sus hogares, confiados en los militares. Pero como nada hacfan han vuelto a la Plaza, y aho- ra han sido reprimidos violentamente con més de mil heridos. ;Per- manecer siempre, algin tiempo, cudnto o dejar la Plaza para volver a la cotidianidad de la opresién y la mentira de una representacién, aun- que sea parlamentaria, cada vez més atacada por la corrupcién y prac- ticada como monopolic despético del ejercicio del poder politico fetichizado! jDemocracia 0 invencién de otro sistema politica? Y si defendemos la democracia se abre un nuevo dilema: ;democracia representativa o democracia participativa? Estos antagonismos, por su formulacién parcial, quizé presentan falacias reductivistas, falsas antinomias que deseamos problematizar, porque es la cuestién central a discutir co- lectivamente en el movimiento de los “indignados”. Es necesaria la indignacién, pero de inmediato hay que practicarla ‘como participacién democratica, que es como el otro brazo de la demo- cracia. La tepresentacién es necesaria, ¢ igualmente la participactén. Pero la participacién sin organizacion, sin cierta institucionalizacién es espontaneismo. Un movimiento puramente espontaneo, como el “acontecimiento” tal como lo describe Antonio Negri en Imperio,' de * Antonio Negri y Michael Hardt, Empire, Cambeidge, Harvard University Press, 2000. 18 1 CARTA A LOS INDIGNADOS grandes manifestaciones de masas como en Seattle, Barcelona o Can- ctin, sin organizacién previa, sin poder prever su erupcidn, y sin poder establecer una continuidad en el tiempo, en la sobrevivencia diaria de las redes durante dias, semanas, meses, afios, se disuelven al poco tiem- po. Es una politica sin continuidad, que no puede afectar realmente a la historia. En su esencia es un llamado a volver al aislamiento anéni- mo, solitario; al recuerdo de un gran momento cuya vivencia nos {lena de afioranza, pero que no consiste en poder exigir y fiscalizar la repre- sentacidn, que nos antecede y nos sucede en los procesos. Evitar el retorno a la normalidad para impedit lo que ya vemos en Egipto. Las multitudes que deponen a Mubarak son, meses después, reprimidas violentamente por el ejército que ellos respetaron como los nuevos arbitros, sabiendo (o queriendo ignorar) que ellos estuvieron. antes con A. Nasser, con Sadat y con el mismo Mubarak. ;No hay que perder la memoria! Pero el espontanefsmo no tiene buena memoria, ni archivos, ni historia, sino que aconseja la irrupcién intempestiva y Ja creatividad sin disciplina alguna para dejar lugar a la pura creativi- dad. Creatividad jsi!, pero no caos puramente negativa, nihilista. Del puro caos originario no puede emerger el nuevo orden, sino del orden que se derrumba por la crisis que produce el caos creativo hacia el nuevo orden. No es el gusto del caos por el caos. Es la responsabilidad ante el desorden injusto que origina la critica. El orden injusto exige el caos como origen de un nuevo orden mas justo. No es la disidencia por la disidencia, sino la disidencia que surge contra el consenso do- minador como fundamento de un futuro consenso legitimo mejor. La participacién necesita un tiempo de “jTodo el poder a las soviets!", alaComuna, a la democracia directa de la comunidad de los rebeldes, de los indignados. Pero acto seguido es necesario comenzar a organizar (por qué no: ja institucionalizar!) la participacién. Esta sera, de paso, la gran revolucién del siglo xxi. La democracia representativa es nece- saria pero ambigus. Sin la participaci6n organizada que le fija los fines y fiscaliza su accién de gobierno, se corrompe, cae en la impunidad, en ladictadura y en el monopolio politico de los partidos. No por ellos se eliminardn los partidos y la representacién. Ambos cumplen una fun- i9 CARTA A LOS INDIGNADOS: cién necesaria, pero sin la regeneracién y la vigilancia de la participa- cidn organizada se fetichizan, como acontece en el presente en todo ef mundo. Es una burocracia ptiblica fetichizada a las érdenes de la buro- cracia privada transnacional (principalmente del capital financiero, sin patria, sin representacién, sin regulacién, el “imperio” que explota a los pueblos a través de sus propios Estados). No basta sdlo con movimientos espontdneos, con movimientos sociales, populares o antisistémicos; es necesaria una participacion politica explicitamente definida en la esfera empirica. Que el pueblo pueda exigir el cumplimiento de sus necesidades en propuestas plani- ficadas por la misma comunidad participativa, que pueda igualmente participar en la asignacién del presupuesto, que pueda vigilar con auditorias las acciones de todos los érdenes de la representacion, y que, por tiltimo, pueda revocar los mandatos de la representacién, significa una real participacién que ha dejado atrds el esponraneismo ineficaz. Las multitudes se levantan contra la fetichizacién de una aparen- te democracia (la democracia liberal). Es necesario crear una demo- cracia que no sea manca: la representaci6n inevitable y la participacién, esencia de la politica. Son los dos momentos, aspects, brazos de la democracia una, la unica, la que no se ha practicado en toda la Mo- dernidad. El cansancio ante la mentira, la adulacién, la corrupcién de fa pura representacién sin quien la pueda “vigilar y castigar” (in- virtiendo la consigna de Michel Foucault) debe dejar lugar a la demo- cracia realista (representativa) y critica (participativa). La democracia sin representacién es ilusoria. La democracia sin. participacién es fetichismo, burocratismo. La verdad del anarquismo es la participacién, pero se vuelve moralismo idealista sin institucio- nalizacion en todos Jas niveles de los érdenes politicos (desde el barrio y laaldea, hasta la comuna, la municipalidad, el estado provincial, regional, federal o mundial). La verdad de la representacién es el ejercicio delegado del poder del pueblo, pero se vuelve monopolio si no es nutrido y vigilado por la participacién institucionalizada en todos los 4mbitos indicados. L CARTA A LOS INDIGNADGS La revolucién tecnolégica, electrénica, cuyo manejo puede efec- tuarse por la participacin inmediata de todos los miembros singula- res de la comunided politica, en tiempo real, acortando la distancia hasta un cara-a-cara virtual (que no deja de ser real), en forma de redes, viene a dar a la participacién la posibilidad de una transforma- cién material en el proceso de produccién de las decisiones politicas. Adin més que la maquina a vapor, que fue subsumida en el proceso productivo del capital (al decir de Marx), y que transformé material y realmente dicho proceso de produccién de mercancias en la econo- mia; ahora, en la politica, gracias la revolucién tecnoldgica electré- nica, se empieza a tealizar una transformacién participativa imposible de ser imaginada en el pasado (aun en el pasado reciente) del proce- so de produccidn de las decisiones practicas. La institucionalizacién de la participacién, aumentada al infinito por la informacidn y la convocacién de las redes electrdnicas, crea espanto entre la burocra- cia representativa que ya comienza a eriminalizar la libertad de comu- nicacién democrética y masiva de internet (y de Wikileaks, que es un apoyo importante de informacién que desconcierta al burocratismo secreto de la representacién monopélica que da la espala y teme la participacién popular). jJaventud del mundo, todos los ciudadanos de buena voluntad, los desocupados, humillados, explotados, excluidos... indignense (como nos ensefia Stéphane Hessel), pero acto seguido organicense partici- pando polfticamente para transformar real y empiricamente todas las instituciones politicas! {Es la hora de los pueblos! Es la revolucién polftica que cubrird todo el siglo xxl, y que ustedes, y muchos otros en ‘otras regiones del mundo, la han comenzado ya. México, 22 de julio de 2011 Epflogo I {Quién hubiera pensado que el movimiento iniciado por ustedes en Madrid se extenderia por el Mediterrneo? En la plaza Sintagma de 2t CARTA A LOS INDIGNADOS ‘Atenas se levantaron otros “indignados’, pero atin mas inesperados son los procesos que se han iniciado en el mismo Israel, en el Parque de la Independencia, en Jerusalén frente al consulado de Estados Unidos. Y no es para menos, también en el otiente del mare nostrum de los romanos los pobres no aguantan més. A mi, nuevamente, me vienen ala conciencia muchos recuerdos de mi juventud. En efecto, en julio de 1958 salf de Madrid (donde habia terminado el primer afi para defender mi doctorado en filosofia) con cien déla- res que mi padre me envié desde Mendoza (Argentina), para pasar un mes en un campo de trabajo en Alemania. En Paris decidi no ira Alemania sino a Istael, quijotadas de un joven aventurero, En auto stop, comiendo poco y durmiendo hasta en la calle en mi saco de dormir, llegué hasta Népoles, y en un barco turco, sin derecho a comer (porque se me habjan terminado los cien délares), llegué a Beirut, en el Libano. De alli en auto stop a Siria, en plena guerra sirio libanesa. Desde Bab Tuma (Damasco) hasta Jordania. Llegué primero a la her- mosa, antigua y mégica Jerusalén jordana y después pasé a Israel. Ten- go todavia una medalla israelita en recuerdo del décimo aniversario de la Fundacion del Estado de Israel. En Galilea, en Nazaret, consegui trabajo de obrero de la consttuccién en un Shikun arab, y después de ganar algtin dinero volvi a Espafia. Pero esto era sdlo el comienco. ‘Terminando el doctorado en filosoffa en 1959 volvia Israel, y trabajé de carpintero en la misma ciudad israelita, con palestinos, durante dos apasionantes afios de convivencia con compatieros que a veces vivian como hace milenios, aun en cuevas algunos de ellos. {Cémo comparar con otros encuentros aquel de tomar un café turco sentado en el suelo con familias que me acogfan con el coraz6n abierto de inmensa fraternidad, compartiendo todo lo que posefan en su inmen- sa pobreza? Estos compafieros érabes de trabajo, muy cultos porque hablan hasta cuatro idiomas (arabe, francés, inglés y hebreo), simples jornaleros de la construecidn, me ensefiaron el oficio. Pensaba yo para mis adentros que en cualquier otro pats serfan ingenieros o empresarios, pero en Israel les tocé ser palestinos. Uno me confesaba: “Yo trabaja- ba en un kibuts. El viernes era feriado para los musulmanes, pero no 22 1 CARTA A LOS INDIGNADOS para mi que era cristiano; el sibado para los judios, pero no para mi que era cristiano; el domingo trabajaba como todos los dias, porque no me daban feriado por cristiano”. Estuvo asi trabajando seguido, sin parar ningdn dia, durante siete afios. Hubiera tenido muchos motivos para indignarse, pero era un pacifico palestino aldeano y obrero. Cuan- do otros se rebelaran ya sabemos lo que les ha acontecido. Pero ahora la cosa es distinta. El mismo profesor Efraim Davidi de Tel Aviv dice que se trata de “la mayor lucha social en la historia de Israel” organizada por israelitas, es evidente. Son nuevamente los jovenes, y los empobrecidos, que claman: “Bibi:? estudiamos, trabaja- mos, vamos al ejército y a las milicias, pero no podemos llegar a fin de mes”. No son los ninis, porque estudian y trabajan; no on los palesti- nos que desde hace sesenta afios se indignan (y ;eémo sufren!); son los que en el ejército y la milicia reprimen a los pobres que ocupan esos territorios desde hace miles de afios;* y sin embargo son ahora también pobres. Esos “indignados” israelitas han aprendido de los de la Plaza del Sol a levantarse, rebelarse, pero la “principal diferencia con Madrid y Barcelona —escribe un periodista en un diario espatiol— es que aqu( (en Jerusalén) los manifestantes han acogido a los politi- cos de la igquierda y no los han rechazado”. La diferencia, pienso yo, consiste en que la izquierda istaelita lucha como Mastin Buber por el didlogo con los érabes y no ha caido, como en Europa, en la posicién social-demécrata-neoliberal (““cuadratura del cfrculo” hoy en boga en Europa). No es extrafio que colonias israelicas ortodoxas de los terri- torios “ocupados” (léase: “tobados”) de Cisjordania asalten los cam- pamentos de los indignados israelitas, asi como que los soldados egipeios repriman ahora a los indignados egipcios. Los jévenes, los pobres, los “indignados” del Mediterraneo (pri mero musulmanes del norte de Africa, después cristianos del sur de Europa y ahora judios del este de ese hermoso y contaminado mar) 5 Apodo del Primer Ministro del Estado de Israel. ®No olvidar que Gaza, entre Egipto y Mesopotamia, es una ciudad més antigua que Tiro, Sidén o Menfis, y anterior a Jerusalén por milenios, lugar de paso de tas caravanas que unjan el Nilo con el Eufrates y el Tigris. 23 CARTA A LOS INDIGNADOS estén dando signos de vida que alientan a todos los javenes, desocupados, pobres del mundo globalizado bajo el mismo poder neoliberal hege- monizado por el mismo capital financiero transnacional que también abruma a los pobres de Estados Unidos; capital financiero que, lide- rado politicamente por el Partido Republicano, exige cortar recursos para la educacidn, la salud y para todas las necesidades de los pobres sin aumentar el impuesto a los ricos, que poseen el capital que aumen- ta su acumulacién gracias a la crisis que él mismo provoca como me- canismo para alcanzar mayor ganancia. iJ6venes del Mediterrdneo, son ustedes ejemplo de Humanidad! México, 1 de agosto de 2011 Epdlogo It Los acontecimientos se suceden y este texto terminado para Ja imprenta vacreciendo al ritmo de la expansién mundial del movimiento de “los indignados”. De maneta que habria que seguir escribiendo muchos epflogos, pero con éste quiero significar la necesidad de no dejar de observar la expansién del descontento de la juventud critica y sufriente, que convoca a muchos otros sectores sociales, que se acrecientan en la medida que la crisis del capital financiero arrasa con la vida econémica y politica, con sus efectos sociales, culturales y psicolégicos letales. En Chile, mucho antes y por otros motives, luchan por una ense- fianza gratuita, publica y de excelencia, contra un gobierno conserva- dor que ahorra en la cultura para cuidar a los bancos y a la burguesfa, mientras miles de estudiantes, bajo el liderazgo de jévenes surgidos de familias que sufrieron fa dictadura de Augusto Pinochet, son otro tipo de “indignacos” que merecen nuestra atencién. {Peto quién se hubiera imaginado hace sdlo unos meses que en el coraz6n del Imperio surgirfa el movimiento? En efecto, ep julio un colectivo llamado Culture Jammers Adbusters habia convocado a muchos junto a Wall Street. La idea fue creciendo hasta que se con creté dos meses después. El 17 de septiembre del 2011, en la mayor 24 1 CARTA A LOS [NDIGNADOS metrépolis norteamericana, simbolo del american way of life, cayo puerto alberga a la emblematica estatua de la Libertad, que todos los inmigrantes de la pobre Europa vislumbraban desde el mar al llegar como Josué a la “tierra prometida”, se ha organizado el movimiento Occupy Wall Street. Jovenes estudiantes blancos, inesperadamente, en el inicio, se situaron frente a Wall Street (después se alejaron unos metros a la Plaza de la Libertad [Liberty Plaza], cercana a la bolsa, {quizd en referencia a la plaza Tahrir [Liberacién] de El Cairo?), pro- restando por la “avaricia empresarial” y exclamando: “{Veninos para quedamnos!” Bajo las lluvias torrenciales, sin carpas ni enseres de cocina como enel caso de los “indignados” de la Plaza del Sol, los jévenes (y muchos no tan jévenes) comenzaron a acomodarse en sus sacos de dormir para constituir una creciente multitud. ;El 15M se ha transformado en el 17S! A diferencia del Mediterraneo la policfa neoyorquina produjo arrestos indiscriminados, injustificados, violentos en mayor ntimero de 700 personas en una sola redada, Esto hubiera parade otros movi- mientos tradicionales, pero ahora la situacién es distinta. La voluntad de permanecer tiene mucha més fuerza, conviccién, ira, ya que expre- sa el querer de millones de desocupados, empobrecidos, humillados. Grandes sindicatos de histéricos eventos en favor de los obreros estadunidenses comienzan a solidarizarse con el movimiento, Inte- lectuales como Noam Chomsky, Michael Moore, Susan Sarandon, Tim Robins, entre muchos, intensifican el interés de los medios de comunicacién por el movimiento. El movimiento insiste en que s6lo uno por ciento de la poblacién norteamericana concentra casi la mitad de la riqueza del pats, 42 por ciento, y que el 58 por ciento restante queda en manos de pocos, ya que 80 por ciento tiene que consumir sdlo 7 por ciento de los bienes producides en su mayoria por los més pobres. Se ayuda a los bancos, “salvandolos” de sus estafas, con dinero del pago de los impuestos (eximiendo o no aumentado dicho pago a los mas ricos), y negando fondos a la educacién y beneficios sociales a los mas necesitados. De ladeuda del pais, la mas grande del globo, 90 por ciento de la poblacién 25 CARTA A LOS INDIGNADOS paga 73 por ciento de la misma, mientras que uno por ciento, que son los multimillonarios, slo contribuye con 5 por ciento. Semejante injusticia es la que clama al cielo y despierta conciencias hasta ahora adormecidas. Pareceria que todo esto es el comienzo de una toma de conciencia que muestra signos de ser efecto de la revolucién tecnoldgica electrd- nica que pone en contacto a millones de jévenes descontentos con la irresponsabilidad de los gobernantes, de los representantes corrompi- dos, de las burocracias privadas del capital financiero globalizado. Los miembros del Tea Party, de los Republicanos y de muchos Demécratas deberan enfrentar a sus bases en el préximo futuro, porque el empo- brecimiento de la clase media se acelera. Occupy Wall Street es una luz que deberd crecer con la juventud afroamericana, con la latina, con los sindicatos, con las mayorias po- pulares empobrecidas que exigen grandes transformaciones en el co- razén mismo del Imperio. México, 8 de octubre de 2011 i. Democracia participativa, disolucién del Estado y liderazgo politico ay algunos temas que a partir de la praxis polftica actual en América Latina se debaten en el marco teérico de la filosofia politica.! Ese debate tedrico, en el que intervienen pensadores lati- noamericanos y europeos, influye evidentemente en la praxis politi- ca concreta, ya que los agentes politicos, los ciudadanos, militantes y representantes fundan explicica o implicitamente sus practicas po- liticas en sus fundamentos tedricos. Asf la democracia representativa liberal pasa por ser la definicién misma de la democracia en cuanto tal; o la posicién cuasianarquista de! proyecto de disolucién del Es- tado pasa por ser la posicidn obligatoria de un movimiento social o politico de izquierda; 0 el ejercicio del liderazgo politico se enjuicia como dictadura populista. Estos diagndsticos tedricos sumamente cuestionables distorsionan las practicas politicas, dispersan los es- fuerzos de militantes guiados por ideales, por principios muy genero- sos (aunque no hay que olvidar el dicho popular de que “el camino del inferno esté empedrado de buenas intenciones”), o niegan la posibilidad de funciones polfticas necesarias. Emprendamos entonces nuestra meditacisn sobre algunos de los temas que inmovilizan ac- tualmente las voluntades politicas y les impiden actuar més creativa, activa, conjunta y claramente. ‘ Desearfa que esta contribuci6n sirviera como material para la discusicin de los erupos de debate de los “indignados”, con pretensiGn de verdad ciertamente, pero de ninguna manera con Ja intencion dogmética de imponer temas extrafios, lati- noamericanos. Simplemente pienso que pueden ser ttiles como humilde lefia a ser consumida por el fuego def debate comunitario. 27 CARTA A LOS INDIGNADOS Por lo general se piensa que hay ciertos términos que son antagé- nicos, contradictorios, como: democracia participativa versus demo- cracia representativa, fortalecimiento del Estado versus disolucién del Estado y democracia versus liderazgo politico. Como puede observat- se he colocado, en los tres ejemplos, dos términos antitéticos que se refieren a conceptos que parecen oponerse. Lo contrario serd intentar mostrar que no son contradictorios, sino que deben ser articulades dialécticamente, de manera que un término enriquezca al otro y se definan mutuamente. Superaremos la oposicidn, el “mal infinito” de Hegel, subsumiendo los términos de la relacién en una articulacién que los comprende en una més rica totalidad dialéctica. La intencién en este trahajo serfa relacionar los términos como complementarios y no como antag6nicos: democracia participativa articulada con de- mocracia representativa, fortalecimiento del Estado desde el horizonte de la disolucién del Estado y ejercicio democratico participativo con liderazgo politico. Esta articulacién dialéctica de los términos no antagénicos guiaré entonces nuestra exposicién enunciada en tres tesis fundamentales que definiremos al comienzo de cada pardgrafo. § 1. La democracia participativa articulada con la democracia representativa’ La primera tesis se podria enunciar asf: La tepresentacidn se institucionaliza como delegacién; la participacion se ejerce en acto y puede institucionalizarse. Hay entonces también una po- testas participativa. La funcién representativa es el gobierno, es decir, la 2 La lectura y debate de este primer pardgrafo fue realizado en la Conferencia de Filosofia Potitica organizada por el Instituto de Filosofia de ln Universidad de Praga, del 10.al 14 de mayo de 2011. Los concurrentes, colegas en la tradicién filoséfica de la Escuela de Frankfurt, de Alemania, Dinamarea, fralia, Estados Unidos, Reptiblica Checa, ete. produjeron un agitado debate sobre el tema, en especial cuando hice referencia a Hugo Chavez, que no tiene “buena prensa” en ta Europa socialdemdcra- ta (por desconocimiento del tema). 28 J, DEMCCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO, realizacién de contenidos (momento material); la participacion es propositiva (daa conocer y exige el cumplimiento de las necesidades o demandas) y, ademis, es fiscalizadora (vigila como un panéptico, castiga’ o reconoce y premia los méritos) (momento formal de legitimacién). Los partidos politicos son mediaciones institucionales religadlas a la representacisn; la participacién se origina en el buen juicio del sentido comtin ciudadano y no se identifica con los partidos (es anterior a ellos y mucho més que ellos) La participacién critica institucionalizada no necesita el particle (aun- que no lo niega por principio), va que es el movimiento, la mediacién para la critica, la transformacién y la fiscalizacién de las instituciones de la representacién (y del Estado). La democracia participativa tiene prioridad absoluta sobre toda “de- legacién” del poder, es decir, sobre la democracia representativa. Acep- tamos, y probaremos, que efectivamente la democracia participativa posee una anterioridad absoluta, por ser la esencia del ejercicio del poder, anterior a toda delegaciém (que hemos denominado potestas).* La Modernidad tomé algunos casos de reptiblicas con participacién ciudadana (como Venecia por ejemplo) y, lentamente, en la lucha de fa burguesfa contra la nobleza, y al apoyarse primero en la monarquila absoluta, creard tipos de democracia representativa. La Constitucién norteamericana fue la primera en su tipo, ya que el Parlamento inglés, aunque de hecho fa burguesfa ejercia el poder, era todavia una institucién Tepresentativa que apoyaba a la monarquia (y que comenzaba a mane- jarla a su manera). Por ello podemos decir que la Modernidad propuso una democracia representativa, manipulada por la burguesia ante el po- der de la nobleza feudal en decadencia, pero se cuidé mucho de ir dan- > El vigilar y eastigar de Michel Foucaule se cumple ahora no como dominacién en direccién de arriba-abajo, sino como justicia de abajo-arriba, dando el contenido al gobierno e impidiendo la impunidad en el momento de la corrupcidn o la fetichizacién del poder (en lo que consiste la ilegitimidad del ejercicio delegacio) en los procedi- mnientos jormales. * Vease La tesis tres de Veinte tesis de politica (Dussel, 2006); y § 14.2, de Politica de la liberacién (Dussel, 2009), vol. 2 [pp. 259 ss], pp. 59 ss. 29 CARTA A LOS INDIGNADOS do participacién al pueblo mismo, urbano, obrero 0 campesino, y ala mujer, y a otros sectores de la sociedad civil dominados, y si le fue con- cediendo derechos de alguna patticipacién lo hizo de tal manera que los mecanismos de la representacién le permitieran ejercer un proyecto con fisonomfa de hegeménico, que siempre se voleaba al final a su favor. Esto propicié que todos los movimientos contestatarios politicos apoyaran aspectos anarquistas, en cuanto se entendié que el gobierno adecuado y justo del pueblo era la democracia participativa directa con- tra la ya mencionada representacién burguesa con pretensién de uni- versalidad. Nacié asi la falsa antinomia entre la posicién del amado realismo politico, que defiende la democtacia representativa (que cul- minard en el liberalismo), y la opcisn por la utopia, sin factibilidad de una participacién plena del pucblo y defendida por el anarquismo, O se es liberal y se apoya la democracia representativa como modo de gobierno, ose es revolucionario (0 anarquista) y se apoya la democra- cia participativa. Repito: la confrontacién se define entre representacién versus participacion. Sin embargo, ambos términos tomados como posiciones aistadas son inadecuadas por insuficientes, siendo la aparente oposicién una falsa contradiccién, porque se trata de dos términos de una relacion que se codeterminan y que por ello cada uno exige al otro. En vez de ser una auténtica contradiccién se trata de dos momentos que se ne- cesitan mutuamente para una definicién minima y suficiente (nece- saria) de democracia. Hasta hoy, y atravesando toda la Modernidad, a) la democracia unilateral representativa liberal ha mostrado sus defectos de manera creciente hasta culminar en el presente en un fetichismo monopélico de partidos politicos que corrompen el ejercicio del poder represen- tativo delegado del Estado. Mientras que h) el ideal de una plena de- mocracia participativa nunca ha llegado a institucionalizarse de manera efectiva por estar monopolizada por posiciones anarquistas extremas y tiene probada su imposibilidad factica (cuando se intenta un gobierno basado sélo en una comunidad de democracia directa en asamblea permanente, tal como pudieron ser de alguna manera los 30 Tl DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO pocos meses de la Comuna de Paris, o durante mas tiempo en la ex- periencia del “;Todo el poder a los soviets!” de la Rusia de la Revolu- cién de Octubre). Opinamos que la articulacién de ambos momentos, es decir, de una democracia factible y legitima (por participacién y representacién), contiene la superacién de la polftica burguesa moderna (y aun del socialismo real del siglo xx, que en el mejor de los casos no tuvo democracia participativa ni representativa, porque las ambiguas formulaciones de la “dictadura del proletariado” o del “centralismo democrético”, objetivamente no fueron democraticos de ninguna manera). Debe ser un nuevo modelo de sistema politico articulable a una civilizacién transmoderna y transliberal (y transcapitalista desde el punto de vista econémico), No se trata de intentat mejorar los logros del liberalismo: se trata de partir de nuevos supuestos y de arti- cular la participacién con la representacién de una manera nunca imaginada por el indicado régimen liberal (pero igualmente no pen- sado de manera factible por el anarquismo). Es fa revolucién politica por excelencia y es equivalente a la puesta en comun de los medios de produccién y de gestién en el ambito de la revolucion econdmica pro- puesta por Marx (revolucidn politica que el mismo Marx no logré formular de manera empiricamente posible, por sostener inadverti- damente como contradiccién los dos términos de la relacién: la par- ticipacién versus la representacion). Es necesario comenzar una teflexién tadicalmente nueva en poli- tica. Es decir, es necesario repensar la descripcién misma del poder y encontrar en todos los niveles la bifurcacién que vitaliza su ejercicio: la participacién y la representacién. Todo lo politico comienza (y termina) por la participacién, ya que, contra la opinién de John Stuart Mill en su obra Consideraciones sobre el gobierno represensativo,5 debemos indicar que el sistema politico democrdtico comienza por ser el de participacién directa (siendo facti- ble sdlo en el cara-a-cara de la comunidad, en la base de la sociedad 5]. Mill, 2009. 31 CARTA A LOS INDIGNADOS politica, debajo del municipio o condado). Pero la imposibilidad, en el nivel de la factibilidad, de poder alcanzar la gobernabilidad, legada a la representaci6n (en las decisiones y en el ejercicio del poder, cuan- do el ntimero de los ciudadanos aumenta) impone a la participacién lanecesidad de pensar otro modo de organizar una democracia parti- cipativa posible institucionalmente. Hemos indicado, y se argumenta frecuentemente, que cuando la comunidad consiste en una poblacién muy numerosa, de decenas de millones de ciudadanos, la democracia de participacién directa se torna imposible de manejar. Por eso, para que sea posible alcanzar el consenso politico, se hace necesario mediar la participacién de todos los miembros singulates de la comunidad gracias aun ntimero propor cional y mucho menor de representantes. Esta solucion no quita a la politica de tener una clara conciencia de que la representacin no es tan transparente y adecuada como la participacién del miembro singu- lar de manera directa, pero se la admite asumiendo 4os riesgos que supone la no identidad del representado y el representante, lo que se manifestard en una serie de posibles desajustes, como por ejemplo que el representante intente no transmitir la decisién de la voluntad de los miembros singulares en el érgano colectivo creado para que el con- junto de los representantes pueda ditimir las posiciones contrarias* © Presentar propuestas bien pensadas, fundamentadas y ylobales para toda la comunidad exige escuelas politicas y asociaciones que permitan presentar dichos proyectos. Estos deben ser los partidos politicos. Si hay uno solo habrfa igualmente un solo proyecto presentado por el tinico partido. El Comité Central del tal partido podria argtiir que tiene diferentes corrientes internas. Si dichas corrientes tienen plena autonamia de discusién serfan en realidad partidos politicos. Sin embargo, de hecho y sewn la experiencia del socialismo real no ha podido haber dicha discustén pplena y auténoma de tales cortientes. Ademds los representantes de dichas corrien- tes no fueron elegidos directamente por la comunidad polttica, en tanta miembros de diferentes corrientes con proyectos diferenciados. Esta falta de pluralidad sumada ala no cleceién de los representantes como miembros de grupos con diferentes pro yectos politicos invalida la democraci representativa en cuanto tal (nw la liberal) y no es tampoco plena participacién, porque le faltan Jas instituciones que permitan su ejercicio soberano, En fin, son cuestiones a debatir honestamente en las izquieras actuales latinoamericanas, 32 IL DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO que se presenten en el ejercicio delegado del poder. La representacin es siempre entendida como una mediacién ambigua que puede termi- nar en la fetichizacién, en la burocratizacién; es decir, en la mera manifestacién de la decisién de la voluntad del representante y no de la comunidad de los singulares representados. Entendida la representacién como una institucién necesaria pero ambigua, seré necesario articularla con un modo més desarrollado de ta participacidn que no sea ya la asamblea de los ciudadanos singulares de la base que proceden por democracia directa. Esto supone repensat de nuevo todo lo que ya hemos enunciado hasta este momento en. nuestras anteriores obras. En efecto, siendo la potentia el poder politico en sf, cuya sede ex- clusiva y Ultima es siempre la comunidad politica, para devenit real, es decir, existente, debe ponerse como poder instituyente en relacién auna posible potestas (que es la totalidad institucional del sistema politica). Este ponerse de la comunidad politica no puede ser sino participativa, en la cual los miembros singulares como tales deberan tomar las decisiones fundamentales del orden politico posible. En- tiéndase que ese ponerse es ontoldgicamente un presupuesto, aunque se cumple empfricamente de manera implicita, porque toda comu- nidad politica realmente existente se origina ya desde una cierta institucionalidad ¢ priori siempre histéricamente organizada (aun la especie homo supone la cuasi-institucionalidad naciente de los pri- mates, por ejemplo del macho dominante). Serfa imposible imaginar una situacin empitica tal en Ja que una comunidad politica sin ins- titucionalidad alguna se ponga primigeniamente en el caso de decidir qué sistema politico deseacfa. Y, en este caso, se cumplirfa el enun- ciado de Francisco Suarez que indicaha que el tinico régimen de go- bierno por derecho natural (anterior a toda institucionalidad o potestas), y anterior a todo régimen histérico, es el “democratico”, ya que originariamente se deberia decidir qué sistema se adopta demo- erdticamente. Pero, debemas agregar ahora (cuestidén que el moderno Sudrez no podfa imaginar) que se trata de una “democracia participa- tiva”, es decir, sin todavia ninguna “representacién” (ya que dicha 33 CARTA A LOS INDIGNADOS representacién serfa el fruro de una decisién que supondria una “par- ticipacién” previa). Ontolégicamente el ser humano es fisica o cerebralmente una cosa real singular, cuya organizacién metahdlica o anatémica llega hasta el limite de su piel, la membrana que delimita el dentro y el fuera del viviente. Como todo ente vivo se sitta en un lugar y en un tiempo fisico preciso, que no puede ocupar ningtin otro cuerpo fisico real. En este nivel ingenuo de la realidad edsica del ser humano, el singular estd sin embargo en relacién con otras cosas reales (desde el universo fisico, la Tierra como el planeta donde vive, piedras, érboles, animales y ottos seres humanos igualmente fisicamente reales). El ser humano, dando un paso més, se relaciona con todas esas cosas de manera muy distinta de como lo hacen todos los demas seres. Por el desarrollo cerebral de su subjetividad, ef ser humano es la tinica cosa que tiene mundo (al menos en el sentido heideggetiano), pero, ademas, que tiene intersubjetividad mucho mis desarrollada que todos los restan- tes animales superiores. Por otra parte, el mundo intersubjetivo hu- mano constituye un todo de relaciones intersubjetivas y reales que presupone una comunidad, Es decir, el ser humano singular nace ine- vitablemente y crece culturalmente dentro de una comunidad. La relacién actual de cada singular con el todo comunitario es un mo- mento constitutivo a priori de su propia subjetividad. Por el lenguaje el singular mantiene Ja comunicacién dentro de ese horizonte. La participacién indica la actualidad de todas las practicas humanas en la que se pone como “parte” de dicho “todo”. La participacién es una praxis comunicativa; es un ponerse en comunicacién con los otros. La participacién entonces es ef primer momento relacional real del singular humazio en su comunidad y la constituye como tal. Es decir, sicada singular no entrara en comunicacién o no participara en accio- nes comunes, quedarfa aislado y como tal pereceria; pero al mismo tiempo desaparecerfa igualmente ta comunidad. La vida humana se vive comunitariamente (y sin ese accionar comunitariamente no ha- bria vida, porque el viviente es el fruto de una inmensa cantidad de fanciones cumplidas que hace que sea imposible vivir solitariamente). 34 1. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO El “ser comunitario” es la participacién misma; es decir, es el ser actual- mente parte del todo que la parte siempre presupone y sin el cual no. puede vivir. Repito: ser parte efectiva del todo es participar, momento sustantivo del ser humano como humano, como comunitario ¢ histé- rico, cultural, politico. Por ello, la potentia o el poder politico que reside en Ja comunidad misma es siempre participacién de los singulares en el todo colectivo. Si la palabra potentia (ademas de fuerza) indica la posibilidad con res- pecta a una actualidad futura (potencia de un acto posible), la parti- cipacidn es exactamente la actualizacién de la potentia como potencia (como fuerza y como posibilidad). Hegel en su Légica indica adecua- damente (y Marx utiliza estas distinciones ontoldgicas en los Grun- drisse en referencia al trabajo vivo como potencia o “posibilidad”) que la posibilidad (Moeglichkeit) se sitia antes de la furura realidad cumpli- da (Wirklichkeit), y ademas como actividad (Taetigkeit).? Exactamente de la misma manera la participacién de los miembros de una comunidad politica es el ejercicio actual de dicho poder como actividad: la acti- vidad que consiste en poner su catnalidad concteta, su subjetividad comprometida, junto a otros miembros de la comunidad para dar existencia a la comunidad como tal. Una asamblea politica no existe si no hay participantes. La participacién polftica de cada participante constituye en acto (en griego la entelékheia) la existencia misma de la comunidad politica. La participacién es el modo primigenio del ser- politico, y por ella del poder polftico. Lo politico y el poder politico se tejen en torno a la participacién de los singulares en el toda de la co- munidad. Sin participacién desaparece lo politico; el poder politico pierde su fundamento. Participar es hacerse cargo de la comunidad como responsabilidad por los otros. Es la primera expresién de la Voluntad-de- Vida, ya que el aislado que se cierra subte sf mismo y no colabora ni cuenta con la comunidad esta en estado de suicidio autis- ta. Hay muchas causas para la no participacién, pero todas son pato- ?'Véase en la Ldgica pequena, en Werke, § 1448s; en Hegel, 1970, vol. 8, p. 284.58, yen el mismo lugar sistematico en la Logica de 1812-1816. 35 CARTA A LOS INDIGNADOS logfas politicas que deben evitarse. Una comunidad con poder politico es una comunidad fuerte, vital, participativa, corresponsable. La Voluntad-de- Vida, la unidad producto del consenso y la abundan- cia de medios que factibilizan la vida politica son frutos de la activa participacién de los miembros singulares de una comunidad politica. El que un ciudadano excluido o indiferente participe de nueva cuenta en la comunidad politica podria enunciarse de la siguiente manera (si X es el poder politico de dicha comunidad, a el orden politico vigente, bel orden politico fururo y | una nueva participacién): Xa < Xat+l = Xb Es un proceso de potenciacién (de “empoderamiento” lo llaman algunos) o de aumento de poder de la comunidad. Cuando los margi- nados 0 excluidos de fa comunidad toman conciencia de la importan- cia de la participacién politica e irrumpen colectivamente como actores colectivos en la construccién creativa de !a historia, aumenta el poder de los débiles. La participacion (1) se transforma en plus- poder (p); es el hiperpoder del pueblo que “entra” como fuente crea- dora (Xa+p = Xb) y que gracias al “estado de rebelién” logea comenzar la transformacién innovadora del orden politic vigente. Por el contrario, ef hecho de que un ciudadano abandone la parti- cipacién en la comunidad politica (por ejemplo, por el miedo que la tirania impone a la comunidad para que no participe) se puede enun- ciara la inversa: Xa>Xa—l = Xb Asi es comose debilita el poder de la comunidad politica y el poder aparente o fetichizado de la violencia dominadora se impone sobre el pueblo. La no participacidn es pérdida de poder politico. La participacién tiene entonces la significacién de un existenciario (para categorizar la cuestién como Martin Heidegger). El ser-con-otros (el nosozros comunitario mas allé del yo, que analiza lingtifsticamente Carl Lekendorf entre los pueblos mayas) se actualiza en la penticipacicn. Es el ser de lo politico, como ya lo hemos indicado. El desarrollo del concepto de “participacién”, posteriormente pasa del mero ser parti- cipativo a ponerse como fundamento (Grund), es decir, se pone como esencia. En efecto, la participacién es la esencia de lo que aparece fe- 36 IL, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOIUCION DEL ESTADO ¥ LIDERA2GO POLITICO noménicamente en el horizonte del campo politico como totalidad. Todos los entes politicos se fenomenizan, aparecen o se dejan inter- pretar desde el fundamento. Asi, las acciones y las instituciones apa- recen en el campo politico como modos de participacién; son maneras de participar. Decimos, por ejemplo, que hay acuerdos que son legiti- mos. La legitimidad es un cardcter del fenémeno que tiene la particu- laridad de lo acordado, fruto de razones expresadas con participacion simétrica de los afectados. Con frecuencia no se presta atencién a que Ja participacidn es el momento esencial de la legitimidad. Sin partici- pacién no hay legitimidad, ya que no es legitimo lo decidido sin la presencia, sin la participacién de aquellos que debian dar las razones que permiten acuerdos acerca de las necesidades de los afectados. Por ello lo acordado seria ilegitimo en ausencia del afectado, por su no participacion. Puede entenderse entonces que el fundamento de la legitimidad es la presencia activa (como voluntad de participacion, con razanes que muestran sus requerimientos) del afectado. La presencia activa en la comunidad de los que pueden presentar retoricamente argumentaciones politicas sélo se cumple empirica- mente por la participacidn, que no es otra cosa que esa presencia efec- tiva como parte (el ciudadano) del todo (la comunidad). La simetria de la que se habla es el modo debido de la participacién; si no se per- mitiera la participacin mal podria hablarse de simeteia. Los afectados son tales porque estén sufriendo los efectos negativos de no haber podido participar en anteriates debates para defender sus derechos y recibir los beneficios que les permitirfan no ser afectados. Vemos ast como el concepto de participacién es la sustancia de la definicién de lo legitimo. Es tan obvio que parecerfa no necesitar ninguna ex- plicacién. La participacién originaria no puede decirse que es ilegitima o legitima (asf como no puede decirse que el trabajo vivo tiene valor de cambio). Se sitéa en otro nivel distinto al de la legitimidad, porque, como ya hemos anotado, es el fundamento 0 ta esencia de la legitimidad. La participacién tiene dignidad (no legitimidad) originatia, y es sobe- rana por naturaleza. Es més, la soberania es la autorreferencia en acto 37 CARTA A LOS INDIGNADOS de la participacion de los miembros de la comunidad, que se ponen como comunidad existente efectivamente. La comunidad se pone a sf misma como soberana (acto primero) gracias a la participacién en acto de sus miembros, y en tanto tal es el fundamento de la legitimidad de la re- presentacion (acto segundo), cuando decide crear la representacién como institucién y elegir al representante que ejerza delegadamente el poder. Pero la soberania misma no es legitima, si se entiende que con ello queremos expresar que es mds que legitima; ya que son legitimos los actos, los efectos (eyes, instituciones, etc.) de la soberanfa, de fa participacién en acto. Es como si quisiera expresarse: la madre no es filial, ya que es el fundamento de la filialidad de Ja hija. La parricipacién del ciudadano es un derecho inalienable instituyente (antes que cons- tituyente), y tiene La dignidad del mismo actor politico como momen- to constitutivo sustantivo de la comunidad politica. Por eso la representacién, como puede observarse, viene siempre después, y seré un momento factiblemente necesario, determinado por la razén instrumental, que se sittia slo en la potestas (el orden feno- ménico fundado), es decir, el momento de las instituciones creadas para poder llevar a cabo la vida politica, pero de ninguna manera es su sustancia. Mientras que [a potentia 0 el poder politico en sf de la comunidad es ya siempre esencialmente presupuesto como participacién. Cuan- do la comunidad politica de los participantes se pone como poder instituyente (es decir, decide participativamente darse instituciones) lodebe hacer desde la participacién de los miembros de la comunidad. Este ponerse instituyente escinde ya la potentia y La potestas (la estruc- tura institucional al servicio de la comunidad). La potestas 0 sea la estructura institucional debe ser democrdtica, pero, nuevamente, el primer tipo posible y fundamental de demeetacia es la democracia participativa, que es la que decide la necesidad de darse representantes para hacer factible el ejercicio del poder politico en concreto. Ese ejercicio representative tiene como esencia la representatividad o la delegacién (en sentido lato y no como mandato acotado) del poder de la comunidad en una persona de la misma comunidad que siendo 3S IL, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGU POLITICO parte (es un singular) representa o toma el \upar (es sustitucién)* por suplencia de] todo (la comunidad). Este modo de organizar el sistema politico se denomina demacracia tepresentativa, que para poder ejercer el poder delegado con justicia y eficacia necesita legitimidad. Como puede advertirse la democracia representativa no es ya el nombre ge- neral ni sindnimo de ta democracia en cuanto tal, sino que es un momento de la democracia como régimen integral legitimo de ejerci- cio delegado del poder. Nace asf en la potestas 0 en la estructura insti- tucional politica un sistema complejo y mutuamente articulable de democracia participativo-representativa que la Modernidad burguesa, 0 el liberalismo, no ha sabido descubrir, y menos practicar. Pero que tampoco la izquierda ha sabido describir adecuadamente,’ to que ta ha Ilevado a callejones sin salida, a aporfas innecesarias, a contradic- ciones de lamentables efectos. La revolucién mas profunda de nuestro tiempo, del siglo x1, serd la liberacion de las comunidades politicas organizadas en Estados de- mocraticos representativos, que lentamente institucicnalizarén una democtacia participativa de las mayorfas empobrecidas de la sociedad civil. Esto supone un crecimiento acelerado en el pueblo de la con- ciencia de los problemas politicos, del conocimiento de los mecanismos institucionales, de la defensa de sus derechos por los que deberd luchar. Cuando se hablaba de socialismo slo se pensaba en la pobreza y la explotacion de la clase cbrera y los lumpen por el capitalismo, que cierramente dehe superarse, pero frectuuentemente se ignoraba la criti- ca politica del liberalismo (que es en el campo politico el sistema andlogo al sistema capitalista en el campo econdmico) desde el ejer- cicio originario de la comunidad del poder politico por medio de una 5 Cuando esa sustitucién se tealiza en “el ciempo que resta mesiiinico” (pignsese en Walter Benjamin o Giorgio Agamben) significa colocarse evel huger de la viccirma ante el “pelotén de fusitamiento’, del que nos hablaba personalmente Emmanuel Levinas en Lovaina en 1972. * Esto debido a una explicable desconfianza de la representacién liberal burgue- sa criticada desde el horizonte de una imposible participacién (de democracia par- ticipativa directa) no institucionalizada en los evatro niveles del ejercicio del poder estatal 39 CARTA A LOS INDIGNADOS participacién plena de la ciudadanta (que se debia evidenciar ademés en la toma de decisiones participativas en las empresas del campo eco- némico). Marx descubrié el tema en la experiencia heroica de la Co- muna de Parfs en 1871, pero no logré formular la cuestidn institucional dentro de una teorfa politica que articulara participacién con repre- sentacién (como lo estamos intentando ahora), como lo ha demostra- do Istvan Mészdros en su obra Mas alla del Capital.° Esta revolucion es més profunda y de mayores consecuencias, porque es la condicidn de posibilidad de todas las restantes (y, ademas, se cumple analdgicamen- te en todos los campos practicos). Un pueblo en ejercicio de su sobe- rania (en la que consiste la autodeterminacién politica) puede decidir su politica econdémica nacional ¢ internacionalmente. La cuestién del respeto a las minorifas, por ejemplo, cuando la mayoria de los partidos conservadores se imponen en el Congreso 0 en el Parlamento (mayoria que a veces es el “mayoriteo” partidario- politico de minorias de la comunidad que sin embargo tienen en sus manos el ejercicio del poder del Estado), slo tiene reat solucién por medio de la participacién. Si la minoria en un érgano colective de representantes (que de hecho puede ser [a mayorfa de la comunidad politica) no puede ejercer el poder en un momento coyuntural del Congreso © de las instituciones del Poder Judicial, tiene sin embargo el recurso de la activa participacién por la movilizacién de los afectados (aunque sean minorfa en un drgano estatal representativo, pueden ser mayorfa en las calles, porque hoy los que sufren la injusticia son las mayorfas). Pero mejor seria tener instituciones de participacidn que fueran la voz constitucional y legal por la que se expresaran ejercien- do derechos institucionales tales como la revocacién del mandato, por ejemplo, que es una nueva institucidn politica de la participacién fiscalizadora, a fin de que dicha minoria sea respetada y tenida en cuenta en los 6rganos representativos. Sin su activa participacién nunca se aceptaran los argumentos de la minoria (si es mayoria de facto) en los érganos de la representacién. © Mészaros, 2006, vol. HL, cap. 11, y val. [V, cap. 3, 40 I, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO Se trata entonces de usar la imaginacién para proyectar un sistema politico més complejo en el cual a la participacién y a la representacién. se le asignen funciones diferenciadas, pero, sobre todo, cuando la participacién alcance un grado suficiente de institucionalizacién (por lo que no hay que confundir institucionalidad con representatividad) en los diversos niveles en Ios que el ejercicio del poder politico ha ido determinando su necesidad. Demos un paso més. Es necesario ahora distinguir tres (y no dos) instancias del ejercicio del poder (de la potestas). En efecto, la potestas como la rotalidad institucional (o la objetivacidn de la potentia o poder de la comunidad politica) tiene tres instancias fundamentales no consideradas como tales en ninguna teorfa politica moderna. Se trataria de una nueva cuestién, punto de partida de la revolucién politica del siglo xx1. EsQuEMA 1. Las tres instancias del ejercicio de la potestas A B Cc Pacticipacién Representacion | Participacién que demanda" que gobierna’” que controla'” |» Porestas {Estado en sentido estricto) En el caso de Venezuela las demandas o necesidades dehen ser planifieadas. Todo esto se decreta en la “Ley onzénica de la planificacion publica y popular”, en Gaceta oficial (Caracas), nuim. 6.011, 21 de diciembre de 2010. "Los Zapatiscas en Chiapas (2212) enunciaron dos principios opuestos: entre los que ejercen el poder: “los que mandan, mandan mandando”, y “los que mandan, mandan obedeciendo”. Ambos enunciados se refieren al poder representative. Uno como dominacién fetichizada y el otro como poder al servicio del pueblo. Pero si nos situamos desde el pueblo mismo come poder participative, el pueblo mismo es “el que manda mandando” y ante el cual el poder representative debe “mandar obedectendo”. La funcién de control ejercida por la participacién institucionalizada est le- galizada en Venezuela por la “Ley orgénicade la Contralorfa Social’, en Gacera oficial, ‘iim. 6.011, 2010, ya mencionada, 41 CARTA A LOS INDIGNADOS: En primera instancia,"* por la A “participacién que demanda” (primera funcién del Poder Ciudadano), la comunidad politica, sede del poder politico (potentia), deviene un todo autoconsciente que se exige a si misma aquello que necesita. Es decir, los miembros de la comunidad exponen, por medio de los organismos nacidos de la par- ticipacién institucionalizada (en los diversos niveles del ejercicio institucionalizado del poder: potestas), sus necesidades. Esta interpe- lacién tiene como término las instituciones representativas en todos los niveles, a las que se dirige revelando sus exigencias materiales, formales o de factibilidad (fecha a). Es el nuevo tema de la democra- cia participativa que demanda en su instancia “interpelativa”, que debe institucionalizarse adecuadamente y que no debe permitirse que se incluya meramente en el 4mbito nunca cumplido de las promesas de los candidatos de los partidos en el proceso de la propaganda preelec- toral, ya que se deja a la buena voluntad de los gobernantes (momen- to del “pilotaje” de la representacidn del Estado) el momento esencial material de toda politica: el cumplimiento de la voluntad como querer-vivir, es decir, como necesidades materiales de la co- munidad. En segunda instancia, por la B “representacién que gobierna” o realizadora (funcién propia de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se manejan dichas propuestas, que son el contenido mismo del ejercicio del poder institucional o delegado, como realizacion propia del gobierno del Estado. Es todo el tema de la democracia re- presentativa (tinica experiencia institucionalizada del liberalismo modemo). En tercera instancia, por la C “participacin que controla” (segun- da funcién del Poder Ciudadano) se observa’ (con poder efectivo, una “Todo lo referente a la institucionalizacién de la participacisn en Venezuela ‘puede consultarse en una publicacién conjunta de Leyes del Poder Popular, 2011; véase también Victor Alvarez R., 2010. Habra que distinguir claramente entre la acci6n judicativa (el “juicio”) del Poder Judicial de la accién fiscalizadora (la “observacion” soberana) del Poder Ciu- dadano. Por otra parte, como el poder observacinnal puede culminar en la necesidad 42 L, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO. “policfa fiscalizadora”, altima instancia de coaccién incluso sobre la policfa judicial o el ejército mismo) el cumplimiento por parte de las instituciones representativas (B) de las exigencias y necesidades pro- puestas por la comunidad politica (A) para su cumplimiento. Incluso el Poder Judicial sera observado por el Poder Ciudadano: la funcién. fiscalizadora es superior a la funci6n judicativa. La Suprema Corte Constitucional (ultima instancia de juicio de todo el sistema politico del Estado) estard conformada por candidatos propuestos por el Poder Ciudadano propositivo, de donde la Suprema Corte de Justicia cons- tituye cernas, de la cuales son electos sus miembros por votacién di- recta de la comunidad politica en su totalidad. Es todo el tema de la democracia participativo-fiscalizadora, que dirige las audicorfas que vi- gilan la representacién. Es posible institucionalizar la participacién como algo diferente de la institucionalizacién representativa? Opino que hay muchas expe- tiencias de diversos modos de institucionalizacion participativa (des- de la asamblea comunal en la base del barrio o Ia aldea hasta los movimientos sociales de los mas diversos tipos) que no significa una representacién a partir de las exigencias politicas de los partidos po- Iiticos, y el cumplimientos de una democracia representativa (no decimos “liberal”, y aunque fuera, al faltarle su codeterminacién par- ticipativa, fetichizé inevitablemente la representaci6n), de un ‘juicio” (por ejemplo, en la “revocacién del mandato” de un representante € incluso de un juez del Poder Judicial hasta en la mésalta instancia de la Corte Su- prema de Justicia), habré que aclarar qué tipo de “juicio” es éste y quién lo efectiia (porque podria ser el mismo Poder Judicial con eiertas condiciones o por medio de una Suprema Corte Constitucional dependiente del Poder Ciudadano, ya que no se puede pensar en un “juicio popular” inmediato 6 en el “linchamiento”). La gober- nabilidad de la representacién debe asegurarse en equilibrio con la necesaria parti- cipacién de la comunidad politica. Las instituciones de la participacisn ejercen la funcidn de “auditorias” con fuerza de ley. 43 CARTA A LOS INDIGNADOS ESQUEMA 2. Diversos niveles verticales de articulacién posible de la participacién y la representacién en la democracia futura 8 Internacional” pd8 ——p <— pe Internacional 7. Regiones Incern. pd? ——> — pe7 Regiones Intern. 6. Federal!” pio —> <4 pc6 Federal 5. Regional pds +p Regional 4.Provincial” — pdg_——s dpe Provincial 3. Municipal” pd} > — pe} Municipal 2.Comunal® pd? —>Consejo ejecutiv"— pe2 Comunal ‘ ta f 1. Comunidad en la base, _, Consejo comunal, _ Asamblea comunal que asamblea directa, barrio” > representativo vigila por auditorias t fu fi Poder participative Poder representative Poder participativo ue demanda que gobierna que fiscaliza’ 2 cs t nad t Porentia Comunidad politica participativa ° Hay organizaciones en el Ambito global (como la Organtzacién de las Nactones Unidas, Nv) (8) y organizaciones regionales internacionales 0 continentales (7) comp la Comunidad Europea, en Asia, Africa y América Latina. *" Bquivocadamence se denominan “nacionales” (6), aunque con frecuencia son, Estados “plurinacionales” (como el Estado boliviano). Deberian mejor Ilamarse Bs- tades federalas 0 unidn de Estados provinciales (como Estados Unidos). En Vene- cuela el muiximo poder patticipative en el ambito “federal” es el llamado Poder Ciu- dladano (ya que el Estado venezolano tiene cinco poderes, no tres como los originados cen fa Revolucidn Francesa (son, ademas del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el Poder Electoral y el indicado Poder Ciudadano). Puede consultarse la Constituciin de la Reptiblica holivariana de Venezuela, promulgaca el 24 de marzo de 2000, Titulo V, Capitulo IV, Articulos 273-291: "Del Poder Ciudadano”” ° También denominado “estado” (por ejemplo, estade de Sinaloa en México, o State de California en Estados Unidos), constituido por municipios, condados, dele- gaciones o equivalentes. "Son las instituciones representativas de cada nivel del Consejo Comunal (1) osta el Poder Ciuchadano (6). 2” En Estados Unidos se denomina “condado”; en el Distrito Federal de México es la “Uelegacin”, ete. +! Véase la “Ley orgénica de las Comunas” (del 21 de diciembre de 2010 ya citada). ® Véase el Titulo IV, cap. U, de la “Ley orgénica de las comunas”. En al Cap. Lhay re- ferenciasal parlamento comunal, que serfa ya una institucién representativa en este nivel. + Se traca ya de una institucionalizacisn de la participacisn. Es la esencia misma, of 1, DEMOCRACIA PARTICIPAFIVA, DISOLUICION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO Aclaraciones al Esquema 2. Flechas a: indican la direccién ascendente de Ja institucionalizacién participativa; flechas pd: indican la direcetén de participacion que demanda (las necesidades); flechas pe: indican la accién que controla (fiscalizadora, evaluativa) de la participacién con res- pecto al poder representativo; flecha d: indica la direccién representativa de la delegacién del poder; de J a 8: se trata de los niveles del ejercicio del poder delegado en la representacién o ejercido en la participacién. En la tepresentacién democritica el poder delegado deberfa ejercerse como poder obediencial (“el que manda, manda obedeciendo”). En la participacién democratica el poder se ejerce como poder soberano (“el que manda,?> manda mandando”). En et nivel 1, como puede observarse, se encuentra también presente la democracia representativa. Y esto porque la asamblea comunal en al distrito,”* 0 la organizacién politico-democratica directa en la base, debajo de la comuna o el municipio, ejerce el poder también con re- presentacién (que no reemplaza la organizacién inmediata de la demo- cracia directa, informada y convocada por las redes electrénicas, segiin veremos): son por ejemplo los consejos barriales o el consejo comunal. Este es el nivel exaltado, con razon, por el anarquismo; es la verdad del anarquismo. El problema no resuelto del anarquismo consiste en la institucionalizacién de los otros niveles, sin eliminar las instituciones representativas. en dltima inscancia, de toda la politica. Es, por ejemplo, la asamblea del barrio, de la pequefa aldea que no es sede del municipio o condado. Se trata del “disttito” 0, mds abajo, la comunidad de base. * La Ley del Poder Popular organiza las auditorias a todos los niveles, desde la comuna hasta el Poder Cindadano federal. Las “auditorfas” son cuerpos téenicos al servicio directo de las instituciones de participacién, mediante las que se vigila y castiga la representacién, desde los consejos vecinales hasta el presidente de la Re- publica, y puede decidirse una “revocacién del mandato” en casos extremos. Es la nica solucién ala impunidad y corrupcién de la representacién en todo el mundo. » Este “mandar” no es por representacién {y pot lo tanto obra en nombre propio), sino que manda como dltima instancia del poder, como participacién, fundamento de toda legitimidad. % En Estados Unidos, por ejemplo. 45 CARTA A LOS INDIGNADOS Por su parte, la democracia moderna o liberal organiza el nivel representativo (desde el nivel 2 hasta e! 8), pero ignora los niveles de las instituciones participativas. Los fundadores de la Unién de los Estados Norteamericanos tenfan clare conciencia de que la democra- cia representativa debfa articularse con la participativa, como pensa- ba Thomas Jefferson, por ejemplo, pero nunca la pudieron organizar porque los grupos dominantes temian la participacin real democré- tica del pueblo mayoritario, necesariamente mas pobre dentro del sistema capitalista (capitalismo al que el sistema liberal considera como “la naturaleza misma de las cosas” del campo econémico, sien- do el sistema liberal su contrapartida en el campo politico), De haber habido democracia participativa la mayoria de los indicados pobres siempre habria ejercido como mayoria el poder representativo, y esto es lo que nunca aconteci6, La representacin habilmente “manejada” permitis siempre ejercer el poder representativo (no obediencial, es evidente) del Estado por la elite minoritaria dominante. Pero la no obediencialidad de la representaci6n se funda en la no participacién real e institucional del pueblo (exclusién ya inscrita en las institucio- nes definidas por la Constitucién politica de Estados Unicos). El poder representative puede fetichizarse, burocratizarse, corrom- perse, al autorreferentemente afirmar, como la sede tiltima del poder (la potestas), a las instituciones representativas” y no a la comunidad politica (la potentia). El poder participativo de la comunidad politica © del pueblo puede alienarse (no fetichizarse), cuando deja de tener clara conciencia de ser la sede tiltima del ejercicio del poder, cuando no sabe decidir lo mejor para si misma y se equivoca en la eleccién de los candidatos y en la eleccidn de los mejores representantes, pero encialmente cuando no ha podido institucionalizar cotidianamente ” Es intetesante indicar que en la proclamacién de la Constitucién argentina de 1853 se indica: "Nos, los representantes del pueblo argentino, reunidas en Congreso General Constituyente ..." Pareceria decir que ellos son los que promulgan la Cons- titucién yao el pueblo mismo. Debieton decir algo asi como: “El pueblo argentino, coma sede tinica del poder constituyente, proclama esta Constitucién por sus dele- sgados debidamente elegidos...” 46, D, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO, la participaci6n efectiva del pueblo. Por ello ha perdido el sano senti- docomiin ciudadano. Uno de los instrumentos actuales mas poderosos para debilitar y hasta alienar a una comunidad en el acto participative de la eleccién de los representantes (que es sélo uno de los deberes?® de la participacién) es la mediacracia. Como consecuencia, la lucha por la recuperacién del pueblo de dichos medios es esencial para una de- mocracia real. La manera de democratizar los medios de comunicacién es por medio de la participacidn de las diversas instituciones de fa so- ciedad civil y politica (y no sélo en manos de las transnacionales del negocio de la media) en la creacién y uso de los medios electrénicos de comunicacién, creando redes radiales, televisivas, clectronicas, de informacién, debate, estudio y de organismos de accién social, cultu- ral, universitaria, artistica, profesional, etc. En la Reptiblica Argenti- na hay una ley de medios de comunicacién que distribuye 33 por ciento de dichos medios a las comunidades populares, 33 por ciento al Estado representativo, y 33 por ciento a medias privados (naciona- Jes o transnacionales). Es una novedad mundial a ser imitada. Sin embargo, la verdadera revolucién consiste en fos medios elec- trdnicos de comunicacién, las redes en mans de los ciudadanos, gra- cias a la que en un instante millones de participantes pueden conocer, debatir y decidir acciones comunes. Esta revolucién tecnoldgica es tan- too més importante que la Revolucién Industrial producida por la ma- quina a vapor en la transformacién del proceso material de produccién de mercancfas en el campo econémico. De la misma manera (y aun en mayor medida) dichos medios de comunicaci6n electrénicos, que han permitido el estado de rebelién de tantos ciudadanos hastiados de lacorrupcién y el monopolio del ejercicio del poder politico en manos de los drganos representativos de los Estados, desde la Plaza del Tahrir en Egipto hasta la Plaza del Sol en Espafia, es una Revolicién comuni- Por ser un deber es absolutamente obligatorio, no voluntario. Es el acto por el cual el ciudadano delega el poder y por eso es sumamente importante. Una de las manipulaciones del laberalismo es dejar este deber como mero derecho aprativo. Ast como respetar las leyes de trinsito no es optativo, mucho menos el deber de clegir a los representantes. 47 CARTA A LOS INDIGNADOS cativa entre los ciudadanos que transforma el modo material de la pro- duccién de las decisiones politicas en el campo politico. Esta Revolucién. electrénica de la comunicacién es de mayor importancia que la Revolu- cién Industrial, porque toca las telaciones humanas mismas y el am- ‘bito desde donde se toman las decisiones econdmicas, que en ultima instancia son politicas. }Ciudadanos oprimidos del mundo, organicemos la participacion en redes electronicas y seremos millones! jSeremos millones! comunicados instanténeamente en tiempo real en todo el pequefio planeta Tierra, para derrotar a las burocracias de la representacién politica corrupta, minorfas elitistas unidas a las bu- rocracias financieras y capitalistas transnacionales que explotan a todos los pueblos del mundo, también de Europa y Estados Unidos. Pero para ello, nuevamente, hay que institucionalizae la partici- pacién. En conclusién, la democracia participativa debe articularse con la democracia representativa y ambas deben institucionalizarse en los acho niveles verticales de la institucionalidad politica. § 2. Fortalecimiento del Estado desde el hovizonte del postulado de la disolucién del Estado La tesis podria formularse de la siguiente manera: Las exigencias politicas del presente latinoamericano y mundial, ante el avance siempre avasallador de las practicas del neoliberalismo del eapita- lismo globalizado determinan la necesidad del fortalecimiento del Estado federal o regional —econdmica, cultural, militar y politicamente—de los paises poscoloniales o no centrales en vias de liberacién, mientras que una cierta extrema izquierda (en esto coincidente con el Estado minimo del mismo neoliberalismo econémico) proyecta la “disolucién del Estado” de manera empirica y estratégica, lo que le leva tacticamente a proponer cambiar el mundo desde el nivel social sin intentar politicamente ejercer el poder delegado del Estado (de un nuevo Estado), como medio de libe- 48 UL DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTAOO Y LINERAZGO POLITICO racisn nacional y popular. Sin embargo, el fortalecimiento de un Estado democrético no se opone al postulado (como “idea regulativa” critica) de la “disolucién del Estado” —si se entiende bien la cuestidn. Esto supone elaboracién de teorfas sobre el Estado que desvian la atencién de las urgencias politicas necesarias para la liberacién de los pueblos en general, y especialmente latinoamericanos. Se trata en- tonces de teorfas que distorsionan la estrategia politica, dividiendo fuerzas y proponiéndose proyectos que son en realidad “ilusiones tras- cendentales” —como las denomina Franz Hinkelammert, Premio Libertad al Pensamiento critico de 2005. Se trata de un tema central dada la imporrancia del ejercicio del poder politico en este momento critico tanto de América Latina como del mundo. Abordemos entonces la “cuestién politica” —y no séloel problema del Estado— en el pensamiento del gran critico del siglo xix. Partamos de la descripcién que hace del tema Istvan Mészaros,*° célebre alumno htingaro de Georg Lukacs. Desde el inicio de su obra Mas allé del Capital el pensador marxista cita un texto de Marx que aparece en la tiltima pagina de La miseria de la filosofia: La clase obrera sustituird, en el curso de su desarrollo, la antigua sociedad burguesa (civil}® por una sociedad que excluira las clases y su antagonis- mo, ¥ ya no existiré poder politico [politische Gewalt™] propiamente dicho, ® Véase lo ya expuesto en el vol. 1 de nuestra Politica de la liberacion [192-195], 39s. "© Mészdros, 2006, Véose igualmente el tema en el vol. 2 de la Politica dela libera- citin [335 s3], pp. 255 ss. ““Biirgerlische Gesellschaft” significa tanto “sociedad burguess” (por su etimo- logia germana) como “sociedad civil” (por su etimologia latina), pero tienen actual- mente una connotacién completamente distinta. Eseribir el adjetivo "burguesa” posee una seméntica mas critica; “civil” tiene una significaciGn mas neutra. Habria que distinguir entre “poder” (Mach) y “violencia” o “coacciin” (Gewalt), porque en ta traduscién inglesa que cita Mésadros se traduce incorrectamente corm “power” (Marx, 1975b, CW, vol. p. 212, eit. Mésztiros, 2006), lo que hace referencia aun contenido seméntico que no es exactamente lo que Marx quiere expresar, que podria traducirse mejor como “coaccién” o “violencia”, y no camo “poder”. 49 CARTA A LOS INDIGNADOS puesto que ella es precisamente la expresién oficial del antagonismo de Ta sociedad busguesa (civil).° Mészaros argumenta en toda su obra que Marx defendis tedrica- mente, y cada vez masa medida que pasaron los afios, una “negatividad intransigente para con la politica”, debido “fal al desdén por las res- tricciones politicas de la miseria alemana; [b] a la critica de la con- cepcién de la politica de Hegel [...}; [e] al rechazo de Proudhon y los anarquistas; [d] a las dudas extremas acerca de la manera como se estaba desarrollando el movimiento politico de la clase obrera alema- na”. Comprensiblemente, entonces, la actitud negativa de Marx tan. sdlo podia, en el mejor de los casos, endurecerse con el paso del tiem- po, en lugar de ir madurando positivamente”.** Esta interpretacién tiene extrema gravedad, porque las ambigiiedades politico-his posteriores del “socialismo real” atribuidas primero a Stalin, pasarfan como su origen después a Lenin, y ahora, dada la compiejidad de su posicién, al mismo Marx, interpretando empfricamente el postulado,* como lo propone Mészdros. Todo se entiende mejor si recordamos que Marx efectud biogré- fica y diacrénicamente tres tipos de criticas. En el primer periodo juvenil se ocupé de la “critica de la religion”, ya que “el presupues- to (Voraussetzung) de toda critica es la critica de la religién”.* En 1842 supera esta primera problematica, de que “la teligién es el fun- damento del Estado”, y se interna en la segunda etapa, la de la “eri- éricas © Ultima pagina de La miseria de ta filosofia (1847) (Marx, 1956, MEW, 4, p. 182). 4 Mésediros, 2006, p. 359. * Wem ° Es decir, Jo que para Marx era un postulado fue interpretado ingenuamente como un proyecto 0 momento empitico histénico futuro. Marx de todas maneras nunca fue muy claro y dejé abierra la puerta al equivoco. 7 Vase Dussel, 1983, pp. 159-222 *“Hacia la critica de la Filosofia del Devecho de Hegel”, Intraduccién (Marx, 1956, MEW, 1, p-378). © Citoun texto de Hermes ea la “Editorial del niimero 179 de la Gacetade Colo- nia’, en Marx, 1956, MEW, 1, p. 90 (Marx, 1982, 1, p. 224), 50 IL PEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO tica de la politica”,® ya que “la critica de la teologia es la critica de la politica”."* Su Critica a la Filosofia del Derecho de Hegel** —a la que le dedicaremos algunas reflexiones a partir de la hermenéurica de Miguel Abensour— es el descubrimiento critico del tema del Estado. Pero muy pronto, y pasamos a un tercer momento (desde el comienzo de 1844, en Paris), reflexiona Marx acerca del hecho de que la organi- zaciGn politica por excelencia: el Estado (en un mero horizonte formal), supone a la “sociedad burguesa (civil)” (como fundamento material). Esto le permitird el pasaje de la “critica de la politica” a la “critica de Jz econamfa politica” (critica que ejercerd desde ese momento de manera definitiva hasta el final de su vida). La pérdida del interés tedrico por la centralidad de la politica, del Estado, se producira en esos afios. No volverd ya nunca a la politica como objeto principal de su investigacion teérica ni de su inclusién en el nivel estratégico- practico de la voluntad de transformacién de la sociedad (que se emprenderd desde e] 4mbito social y ya no desde el polftico), por lo que “no resulta en modo alguno sorprendente que Marx jamas haya logrado trazar, aunque fuese los perfiles desnudos, de su teoria del Estado [...]. Por eso la elaboracién de una reorfa marxista del Estado ly de la politica en cuanto tall —nos dice Mészaros— es tanto posible como necesaria hoy en dia”. Esta seria la politica que Marx no es- cribid (por sus supuestos tedricos y prdcticos), pero que nas es inevi- table intentar exponer. Mészdros cita un texto de 1844, cuando Marx exclama: * Véase mi trabajo “Sobre la juventud de Marx (1835-1844)", en Dussel, 1983, pp. 159 ss; y en “Critica de la cristiandad y el origen de la cuestidn del fetichismo”, en Dussel, 2007h, pp. 355 4 Ineroduccién de “Hacia la critica de fa Filosoffadel Derecho de Hegel”, en Marx, 1956, MEW, 1, p. 379: “Die Kritik des Himmels verwandelt sich damit in die Kritik der Erde [...], die Kritik der Theologie in die Kritik dee Politik”. “EL titulo de este trabajo varka, ya que en los manuseritos mismos de Marx tiene dos titulos, Craremos el de MEW, 1, p. 201: Zier Kritik der Hegelschen Rechts- philosophie # Méscéiros, 2006, p. 564, Esta es la tarea que nos hemos propuesto. St CARTA A LOS INDIGNADOS Hasta los politicos radicales y revolucionarios buscan el fundamento (Grund) del mal mismo no en la esencia (Wesen) del Estado* sino en una forma de- terminada de Estado, que ellos desean reemplazar por otra forma de Estado diferente. Desde el punto de vista politico (politischen Stadpunkt) el Escado y la institucionalizacin de la sociedad no son dos cosas diferentes.” El Esta- do es la institucionalizacién de la sociedad (Einrichtung der Gesellschaft). Y Marx al reflexionar teéricamente sobre la pol{tica agrega: Mientras mas poderoso sea el Estado, y en consecuencia mas politica resulte ser un pais, menos se inclinaré a captar en el Principio [Prinzip] del Estado, y por lo tanto en la actual organizacién de la sociedad [...], el fundamento de los males sociales [...]. La comprensién politica involucra, precisamente, pensar dentro de los marcos politicos” [...]. El Principio de la politica es la Voluntad [Wille]. Cuanto mas unilateral y, por lo tanto, més perfecta sea la comprensién politica, tanto més creeré en la omni- potencia de la Voluntad.* Desde esta interpretacidn puramente formal de la Voluntad, Mész4- ros escribe: Es decir, Marx ya piensa que el fndamento (oesencia en estricto sentido hege- iano) del Estado (del campo politica) es el campo social. * Para la politica de la liberacisn sf se sitvian en dos campos diferentes +°Glosas criticas al articulo ‘El Rey de Prusia y la reforma social” (1844), en. Marx, 1956, MEW, 1, p. 40L: CW, 3, p. 197. Agu Marx anota precisamente las limiraciones del liberalismo, que autono- miza completamente el campo politico det campo econémtco-social, Pero a Marx se le evaporaré un tanto el campo politico como politico, en aras de su determinacidn material, social, segiin la interpretacién de Mészaros. Marx esté pensando en el comienzo de la Rechtsphilosophie de Hegel (§ 34: “Der J freie Wille”; Hegel, 1970, 7, p. 92), pero no imaginaba que la *Voluntad-deVida” (Lebenswilie} (de un Schopenhauer o tal como lo hemos propuesto materialmente en. nnuestza Politica de la lberacisn (Dussel, 2009), vol. 2 [pp. 250 ss] o en Dussel, 2006, ‘esis dos) es el momento material por execelencia (no formal) de fa definicion de poder politico: la vida humana misma (come potentia). * Cayendo asf en un “voluntarismo” que no considera la dererminacién objetiva social, econémica, material. ® Marx, Introduccién; en Marx, 1956 (MEW), 1, p. 402; CZ, p.199. 52 I. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION 081 ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO fa politica y el voluntarismo aleman estan, por lo tanto, casados y de la irrealidad de los remedios politicos ilusorios emana el sustitucionismo in- herente a la politica como ral: su modo operandi obligado que consiste en ponerse en al gar de lo social. [...] Porque la cuestiGn se encuentra, segtin Marx, en cual de ambas es la categoria verdaderamente fundamental: lo politico 0 lo social" [...] De auf que mantuviera su definicién predominantemente ne- gativa de la politica hasta en sus Gltimos escritos [...]. De manera que como la percibia Marx, la contradiceién entre lo social y lo politico era irreconciliable.” Para Marx, entorices, la accién humana libre podria desarrollarse Plenamente sdlo después de la abolicién o disolucion: a) de la division del trabajo (involucrando el trabajo asalariado), 6} del capital y c) del Estado (;burgués o en general/).* La accién politica podia intervenir como complemento de la movilizacién social (siendo esta altima ma- terialmente la esencial), porque el Estado no podia abolirse a sf mismo. (o por la accién directa como lo intentaba Bakunin o el anarquismo. ortodoxo), sino a través de lo social. Y, ademas, una vez cumplida la revolucién (es decir, en la situacién posrevolucionaria) se produciria igualmente la abolicidn de la polftica: La revolucién en general, ef derrocamiento del poder existents (der Umsturz der bestehenden Gewalt) y la disolucién (Auflésung) de la vieia relacién, constituye un acto politico (politscher Akt). Porque el socialis- mo" no puede ser llevado a cabo sin revolucisn, necesita ese acto politico, asi como necesita su destrucciém y su disolucién.® Pero donde comienza su actividad de organizacién (organisierende Tatigheit),* donde su objeto 41 Mészéitos, 2006, p. 532 * Ibid, pp. 532-533. > Y atin cabria la pregunta: jdisolucién del Estado en general como proyecto histérico-empitico.o como postulado? “4 Estamos ya en una situacién “posrevolucionaria’, entonces, Puede comprender la visién puramente negativa de la politica. Es decir, en la accidin positiva y creadora posrevolucionaria, 53 CARTA A LOS INDIGNADOS propio, su alma pasa a primer plano, alli el socialismo se despoja de su manto politico (politische Hille): Esta era la diferencia con el anarquismo, como hemos indicado. Marx coincidfa con esta utopia de la participacién directa en cuanto a postular la disolucién del Estado y la tepresentacion (como comien- 20 de la nueva situacién de la verdadera historia de la humanidad: la sociedad socialista), pero se diferenciaba por la estrategia y la vactica, El fin estratégico eta el socialismo, y después de la revolucién desapa- recia la politica; la disolucién del Estado era un medio; la tactiea para lograr dicho fin era esencialmente la movilizaci6n social, y la accién politica puntual en el momento revolucionario. Bakunin, en cambio, proponfa en su esencia los medios directs politicos para abolir el Estado," desentendiéndose de la critica econémica y de la accién social: No entiende [Bakunin] absolutamente nada de la tevolucién social, van sélo de su retérica politica. Las condiciones econdmicas simplemente no existen para él [...]. El poder de Ja voluntad, y no las condiciones econd- micas, es la base de La revolucién de Bakunin.* Marx apuesta, en el largo plazo, al cambio profundo del metabolis- mo social; asi, “el poder de la politica est muy limitado en este respec- to” —anota Mésndros—.*° Se puede entonces comprender la conclusion del pensador hiingato: “Todas estas determinaciones y motivaciones combinadas produjeron esa definicién negativa [de lo politico en Marx] * Max, Ineroducci6n; en Marx, 1956 (MEW), 1, p. 409; CW, 3, p. 206. “La social democracia posterior, como la de Berstein, proponia utilizar la poli tica (como Bakunin), pero sin disolucisn del Estado (contra Marx), pero sin clara conetencia de la necesidad de un nuevo tipo de demacracia participativa y de Estado. Ademds, inevitablemente en esa época, era una politica teformista, euracéntrica o pro metropolitana (sin conciencia de las exigencias de liberacién del colonialismo y neocolonialismo de! sur del planeta). * “Anotaciones sobre El Estado y la anarquia de Bakunin” (diciembre 1874-ene- 10 1875; Marx, 1956, CW, vol. 24,p. 518). Explica todavfa Marx en la mistna pagina: “Une revolucién social radical esta ligada a determina condiciones historicas del desarrollo econdmico”, © Mésziiros, 2006, p. 542. 54 ACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO, como hemos visto”."' Y deja como anotacién la apertura hacia una estructura de amplia participacién (econémica en este caso, pero que propondremes también en el campo politico a lo largo de esta critica de la politica) como soluci6n estratégica: En este sentido el desplazamiento estructural objetivo (en contraste con ef politicofjuridico, insostenible en sf mismo) de las personificaciones del capital mediante un sistema de autogestidn genuina es la clave para una reedificacidn exitosa de las estructuras heredadas.” Esta negatividad con respecto a lo politico, por ejemplo, permicira ala Revolucion de Octubre pasar del primer momento anarquista (del ya indicado “{Todo el poder a los soviets!") a fa mera administracién posrevolucionaria econémico-social desde arriba, desde el vanguar dismo no democratico, no participative pero tampaco representativo, del Comité Central que politicamente intenta negar la politica empt- rica y no entiende la disolucién del Estado como un postulado, y ter- mina en una administracién puramente burocratica. Grave conse- cuencia politica de no haber sabido construit lenramente las categorias del campo politico, como se efectud acertadamente en el campo econd- mico. Es entonces comprensible {a critica politica de Ernesto Laclau, pero, en Nuestro caso, no intentamos aceptar tampoco los equivocos de la critica de la socialdemocracia europea contra el dogmatismo, marxista ya en tiempos de Kautsky, porque en definitiva pretendfan reformar el liberalismo. Se trata mas bien de partir de una construccién de nuevas categorias especificamente politicas (no liberales o burguesas desde Hobbes en adelante) a la manera como Marx lo hizo con las econémicas, desde el inicio mas alld del capitalismo (de un Adam Smith, por ejemplo). Veamos, para aclarar atin mas la cuestién, gracias al estudio de M. Abensour® sobre lo politico en Marx, los dos momentos claves de su 5 Ibid., p. 556. Ibid. p, 569. © Abensour, 2004, 3S CARTA A LOS INDIGNADOS vida intelectual. La tesis del fildsofo francés queda bien indicada en las lineas siguientes, y como primer momento: Lo propio de la democracia insurgente™ |... no consiste en] concebitr la emancipacién como victoria social (como una sociedad reconciliada) sobre la politica [que es al final la posicién de Marx], que incluye la de- saparicion de fo politico, sino en hacer surgir esta forma de democracia, permanentemente, como una comunidad politica contra el Estado. La cidn de lo social y lo politico se sustituye por aquella de lo politico y tal [...]. El Estado no es la tiltima palabra de lo politica.® En el verano de 1843 (en el tiempo de la “critica de la politica”) nos encontramos con un Marx que todavia intentaba regenerar lo politico, En un segundo momento, en cambio, en 1871 (momento ya muy avanzado de su “critica de la econom{a politica”), era definitivamen- te escéptico de esa posibilidad —y es esta posicién negativa ta que heredara buena parte del marxismo posterior, siempre teniendo en cuenta la profunda complejidad y ambigiiedad del asunto, ya que el Partido Comunista era inevitablemente una institucién propia del campo politico, lo mismo que la gestién que como administracién del Estado posrevolucionario involucraba necesariamente acciones politicas constantes (desnaturalizadas por dicha ambigtiedad). Hay entonces a) una constelacién de textos desde 1842 hasta la “crisis de 1843”, y de alli b) otro grupo de textos cuando comienza en 1843-1844 la critica a la Filosofia del Derecho de Hegel —incluyen- En La que consisce la propuesta de Abensour. Esta contradicciém propuesta por Abensout, un tanto anarquista, es innecesa- tia y ambigua, como veremos. © Abensour, 2004, p. 19, Por nuestra parte, coma es evidente después de todo lo explicado, no se trata de levantar la comunidad contra el Estado en general (contra el Estado ferichizado, totalizado; despécico), sino de crear am nuevo Estado, mas alla de la Moderniddad, det liberalismo y del anarquismo (aunque parttendo de la verdad dle este iltimo y desarrolléndolo en una democracia participativa sin dejar de articu- larla con su dimensin representativa, por su parte redefinida). ** Abensour, 2004, pp. 37 ss, 56 I. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO. do entre otras obras La cuestin judfa—. En los primeros textos (a), no comienza atin la critica de la politica, sino més bien con la emancip: cidn de la politica de la teologia, del Estado cristiano. En un segun- do momento (b), en cambio, “la ley de gravitacién del Estado no se buscarfa mas en si mismo, sino del lado de las condiciones materiales de la vida, de la sociedad burguesa (civil), desde el aspecto de la es- tructura econémica de la sociedad”. La reflexién de Marx se centra entonces compatancda los §§ 182-256 de la Sociedad burguesa (civil) (a los que hace referencia pero no comenta) a los §§ 257-320 del Bstado® (los que comenta detenidamente). Marx pasara de concebir el Estado como una totalidad orgdnica que expresa la realizacién ractonal det ser humano, “una metafisica de la subjetividad”,” a una crisis escép- tica de lo politico como tal, “denunciando la revolucién politica en favor de una forma més radical de revohicién”.” Marx reflexiona: En Alemania no es [posible] precisamente la revolueién radical, sino, por el contrario, 1a revolucién parcial, la revolucién meramente politica, una revolucidn que deje en pie los pilares del edificio. Sobre qué descansa una revolucién parcial, una revolucién meramente politica? Sobre el hecho de que se emancipe solamente una parte de la sociedad burguesa (civil) & instaure su dominaci6n general. Por una parte, y como puede entenderse, la revolucién radical no es la “meramente politica”, la cual es “parcial”, ya que deja en pie la domi- nacién material, social, econémica, que es la que va descubriendo como esencial y que se describe en la Filosofia del Derecho hegeliana en el Véase el vol. | de Politica de la iberacion (Dussel, 2007s), pp. 3838 © Abensour, 2004, p. 77. ® El manuscrito le Marx pareciera no estar completo, ya que sélo comenta los §§ 261-313. Marx comenta silo “El derecho potitico imemo”. Come pertenecigntes al mundo poscolonial nos interesa patticularmente “El derecho politico externo” ($§ 321-360) que hemos comentado en el vol. 1 de Politica deta liberacisn (Dussel, 2007a} pp. 188-191). # Abensour, 2004, p. 62. * thid., p. 61 ? “Ineroducetin...”; en Marx, 1956, MEW, 1, p. 388 (Marx, 1982, 1, p. 499) 57 CARTA A LOS INDIGNADOS capftulo de la “Sociedad burguesa (civil)”, y no en el tema propiamen- te politico del “Estado”. Marx descubre la oposicién entre ambos: “El Estado se hace valer por medio de delegados [...] enfrentandose a la sociedad burguesa (civil) como algo ajeno y exterior a la esencia de ésta”.4 Ser necesario, por el contrario, mostrar como la sociedad burguesa (civil) juega un papel determinante en esta telacién y no como en Hegel, donde el Estado, lo politico, domina a lo burgués (lo material). Por otra parte y al mismo tiempo, “Hegel parte del supuesto de la separacion entre la sociedad burguesa (civil) y el Estado politico [...], pero no admite separacién alguna entre la vida burguesa (civil) y la vida politica (politischen Lebens). Se olvida de que se trata de una relacién refleja y convierte los estamentos burgueses (civiles) como tales en estamentos politicos”.”° Ahora, considera a la sociedad burguesa (ci- vil) como el momento material que debe diferenciarse del propiamen- te politico del Estado. Dando un paso mas, comienza a imaginar la desaparicién del mo- mento politico propiamente dicho: “Los franceses de la época moder- na han comprendido que en la verdadera democracia el Estado politico desaparece (der politischen Stat untergehe). Esto acontece en tanto el Estado polftico, en su constitucién, no vale ya mas para el todo”. Es ya una intuicién de Marx en cuantoa la superacién de la politica (y por ello del Estado), en favor de la plena realizacién de la sociedad burguesa (civil) En la Critica a la Filosofia del Derecho de Hegel habia dicho que “en lademocracia, la constitucién, la ley, el Estado mismo son solamente [el efecto de] la autodeterminacién del pueblo (Selbsthestimmung des Volks). [...] De suyo se comprende que todas las formas de Estado tienen su verdad en la democracia”,” es decir, la democracia seria la realizacién plena del Estado modemo. Esto no se opone a que, para el #“Hacia una ertica...”; en Marx, 1856, MEW, |, p. 252 (Marx, 1982, 1, 362) * Ibid., p. 276-277 (pp. 385386). %*Hacia una critica..." en Matx, 1953, p. 48. Op. ot. enel textos en Marx, 1856, MEW, I, p. 232 (Marx, 1982, |, p. 344). Lo ‘gue hemos denominado la Potestas. I DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCIGN DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO Marx definitivo, el Estado empiricamente sea un tipo de dominacidn que debja ser climinada. Junto a Marx, Moses Hess adoptaba casi la misma posicin en 1843, aunque su solucién sé inclinsba mas hacia un anarquismo radical como negacién del Estado y la politica. Inspiréndose en Spinoza, Hess pien- saasf liberarse de toda servidumbre politica y religiosa. Marx opinard, por su parte, partiendo también de Spinoza, que la cumplida reatizacién democratica serd en definitiva la superacién del Estado, como fa ple- na actividad autoinstituyente permanente del pueblo consigo mismo. En el momento final de un largo recorrido Marx vuelve al tema politico a partir del acontecimiento de la Comuna de Paris en 1871. Es as{ como en La guerra civil en Francia,” y en 1875 en la Critica del programa de Gotha,” Marx ya ha alcanzado su posicién definitiva res- pecto a nuestro tema. Ahora cuenta con un ejemplo histdrico que sin embargo no deja de presentarle complicaciones. Abensout escribe: En este momento del analisis de Marx, es legitimo ver en él una con- tradiccién entre la visién instrumental del Estado que sigue profesando y gue se enfrenta a la idea de una neutralidad del aparato del Estado, a tal punto que la naturaleza del Estado dependers de la clase que lo gestione y la tesis mas fecunda, més compleja del Estado, que lejos de ser neutro engendraba un formalismo especttica como relacién de dominacidn, se separa del conjunto de la sociedad.” En Ja Comuna Mars exalta la parvicipacidn directa del pueblo, de laclase obrera, como sujeto conductor del Estado que lo utiliza en vez de disolverlo. Escribe Marx: La Comuma de Parts tomé en sus propias manos la direccién de la revolu- cién [...]: La Comuna era, pues, la verdadera representacién de todos los elementos sanos de la sociedad francesa y, por consiguiente, el auténtico gobierno nacional." Marx, 1956, MEW, vol. 17, pp. 491-610, * Marx, 1956, MEW, vol. 19, pp. 1132 *® Abensour, 2004, p. 138. ® Marx, 1968, pp, 102-103. 539 CARTA A LOS INDIGNADOS Era la “primera vez en la historia”? que el pueblo, la clase obrera en la modernidad capitalista, participaba directamente del ejercicio del poder politico. A los ojos de Marx esto se presentaba como una experiencia politica nueva, ya que consistia en la invencién de una forma politica de liberacién no conocida, en la que el Estado moder- no era transformado gracias al ejerciciv de la “verdadera democracia”, La democracia “participativa” era una democracia contra el Estado. Sin embargo, pasteriormente la cuestidn se complica ya que hay diversos tiempos politicos que habré que clarificar. En un primer mo- mento, se encuentra el tiempo prerrevolucionario en el que gracias a la tucha social, articulada politicamente como accién estrarégica (de la cual ahora la Comuna es un ejemplo que da cierta autoridad al blan- quismo y al anarquismo de Bakunin), debe acelerarse la ruptura revolu- cionaria. En un segundo momento, el posrevolucionario, a fin de eliminar los restos del sistema burgués, sera necesario “un periodo de transicién, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria (revolu- tionde Diktatur) del proletariado”. Y alli habria que preguntarse: {Qué funciones sociales, andlogas a las actuales funciones del Estado Iburgués precrevolucionario}, subsistiréin entonces? (...] El programa no se ocupa de esta tiltima ni del Estado fururo de la sociedad comunista.** Habria asf un Estado, pero no democrético, por las exigencias de la “transicién”, Sera por ello un Estado vigente imperfecto, cuyos “defec- tos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista”.”* Para % bid, p. 102. Cr al programa de Gotha”, en Marx, 1956, MEW (Marx, 1970, p. 38). S Ibid, p38. » Parece que la “primera fase” es el momenta de la “dictadura del proletariado” y ‘na un momento posterior, En este tiltimo caso tendriamos entonces cuatro tiempos dliversos (y no sdlo tres). Para Jenin “en la primera fase de la sociedad comunista (a Ja que suele dasse el nombre de socialismo) el derecho burgués no se suprime por completo” (Lenin, 1975, vol. 7, p. 91). En la “fase superior de la sociedad comunista’, explica Lenin, “el Estado podré extinguirse por completo” (Lenin, 1975, vol. 7p. 93). Pero, hoy es esencial recordarlo, Lenin tiene claro que ante la “fase superior” nos encontramos empiricamente ante “la imposibilidad de implant {dicho} socialismo, en referencia precisamente a la etapa o fase superior del comunismo, que nadie ha 60 Il, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO Hegar de esta manera a un tercer momento, a “la fase superior de la s0- ciedad comunista, cuando haya desaparecié la subordinacién esclavi- zadora de los individuos a la divisin del trabajo |...}; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital”. Como vemos hemos llegado al final a una sospecha ya adelantada enesta y otras obras desde hace tiempo. La “disolucién del Estado” y la superacién de la politica serfan en realidad postulados que de todas maneras no ocuparon [a atencidn de Marx a fin de describir detalla- damente cémo habria que comportarse diferenciadamente en la por litica prerrevolucionaria y posrevolucionaria, ya que la sola accién social no es suficiente antes de la revolucién (porque hay que poner el acto politico de la misma revolucién) y después de la revolucién hubiera sido necesaria una formulaci6n clara de en qué consistia la dictadura del proletariado, ya que su ambigua expresién cuestiona el proceso po- litico de una democracia participativa del pueblo (que no deberia negat tampoco una adecuada representacidn, en un realismo politico critica), y que es la politica que hoy necesita un Evo Morales, por ejemplo, y para la cual el Marx hist6rico no ayuda mucho. Engels expresa, endureciendo un tanto las conclusiones, que la posicién definitiva de Marx con respecto al final de la prehistoria (que en realidad es la historia empfrica) 0 el comienzo de ta verdadera historia (el tiempo trascendental del postulado o la perfeccién inal- canzable pero regulativa) serfa la disolucién del Estado (como postu- lado) y \a superaci6n del capital (como hecho empirico),*’ un nuevo prometido implantar y ni siquiera ha pensado en ello, pues, en general, es imposible implantara’ (Lenin, 1975, vol. 7, p.94). Se trata, exactamence de un postulado o una idea regulativa” (a la manera det cuareo Kant): [dgicamente pensable y empiricanen- te imposible, como hemos expuesto ya en nuestra Politica de lalberacisn (Dussel, 2009, vol. 2, {pp. 333 ss), y lo veremos todavia Frecuentemente en la parte critica (vol. 3). *S Marx, 1970b, p. 24. Serfa econdmicamente el “reino de la libertad", es decir, se pasaria de las exigencias de la economia que ses(a suprimida o subsumida en el twundo creative de ls creacién cultural (ila economfa y la politica se habrtan trans- formado ambas en una estética? Lo meditaremos en la prdsima obra sobre la Esteti- cade la liberaciin. © Téngase en cuenta que la superacidn del Estado buergués 0 del sistema liberal y del capital o el sistema capitalista quedan como momentos de un prosecto empirica- 61 CARTA A LOS INDIGNADOS momento de las relaciones sociales. Pero esto lleva a la ambigiiedad de la siguiente formulacién: “el gobierno sobre las personas [la politi- cal es sustituido por la administracién de las cosas y por la direccion de los procesos de [a produccién”. De esta manera, y como ejemplo, la gestién administrativa (buroctética) de la comunidad politica soviéti- caen el tiempo de la transicién posrevolucionaria, como en una gran empresa econémica productiva, fue la eliminacidn empitica (que ha- bia sido postatada)™ de la gestion politica en el socialismo real sovié- tico. En vez de superar la politica en general, se eliminé simplemente Ja politica demacritica participativa y representativa que debieron im- pulsarse, y en su lugar se instauré el burocratismo gerencial del Comi- té Central. No serd, inesperadamente, el resultado de ta compleja y muy sutil posicién de Marx en la cuesti6n de la superacién postulada de la politica y ¢] Estado, que fue reemplazada per una interpretacién simplista de un cuasianarquismo politico, que exalté lo social o lo econdémico olvidando la politica democratica participativa de la comu- nidad, de la “autodeterminacién del pueblo (Volks)” (como apreciaba escribir Marx) que produciré efectos negativos también inesperados? En la parte critica de 1a Politica de la liberacién, que es el momento central de la misma, deberemos continuar analégicamente la exposi- mente realizable y necesario (no son postulados). En la situacién postevolucionaria deberfa instaurarse un nuevo Estado democnitico participativo-representativo de otro tipo e iqualmente sistemas ecoldgico, econémico y cultural nuevos, no solo mas alld del capitatismo sino que serfa quizé necesario también superar igualmente al mero socialisma planificado racionalmente segtin el criterio de aumento de la produccién medida segin ctiterios mercantiles. ;No ¢s acaso el socialismo una racinnabizacién cartesiana, una exptesion extrema de la cuantificacisn fetichista del mitico progreso de la Modernidad europea? Por el contrario, la disolucién radical de todo Estado y de toda politica sf es un postedado. *§ Engels, en Marx-Engels, 1977, p. 87. La gestidin econdmica ocuparia el lugar de ta politica. ™ Hinkelammert llama el intentar realizar el “concepto trascendental” o el “pos- tulada” empiricamente a “ilusién trascendental”. Como el marino chino que orien- sdidose en los mares por la Estrella Polar (el postulado) intentara sin embargo querer Hegar a tal escrelta. Esto ultimo seria empfricamente imposible, como imposible es la realizacién empfrica del postulado. 62 {. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ UDERAZGO POLITICO: cién de la polftica tal como el genio constructivo epistémico de Marx cumplié metédicamente en la produccién de las categorias econémi- cas criticas. Lo que él hizo en la economia reproduzcdmoslo analégi- camente en la politica, sabiendo que, por los supuestos ontoldgicos de su teoria de la historia (y por la desvalorizacién relativa del campo polttico), esta politica (la nuestra) para Marx hubiera sido quizé im- probable, pero hoy estamos constrefiidos a desarrollarla de todas ma- neras, ya que es necesaria no sdle desde un punto de vista teérico, como lo indica Mészaros, sino principalmente por razones politica (para colaborat teéricamente post factum, como retaguardia, con los proce- sos polfticos revolucionarios novedosamente creativos del siglo xxi en América Latina y el mundo. ‘Laconfusién tesrica entre a) un postulado (la “disolucién del Esta- do”, que puede ser pensado légicamente, pero es imposible empirica- mente) y b) un proyecto politico empirico, histérico (intentar disolverlo efectivamente a través de cientos de miles de asesinados como los Khmer rouges) tiene las mayores consecuencias estratégicas, que retrasan y hasta impiden la accién transformadora de los gobiemos re- volucionarios (0 que intentan honestamente efectuar una revolucién. en América Latina) o al menos nacionalistas y populares (ciertamente mejores que los que impulsan una politica y una economfa neoliberales). Por esta raz6n, las teorfas que opinan que el Estado Hlamado na- cional ha perdido su sentido (tanto de izquierda,™ socialdemécra- ®° Como la de Antonio Negri en su trilogia Empire (2000), Multitude (2004) y Commonwealth (2009), donde no sélo niega la ienportancia del Estado nacién, sino igualmente el concepto de “pueblo”, al mismo tiempo que limita la estrategia y orga- nizacién politica précticamente al campo social y sin partido politico posible. Es, en tnextrema izquierda, un idealismo estratégico, que opina sobre la oportunidad de los “acontecimientos” desde la institucionalidad cietramente ambigua de las ONG, Una buena y corta critica en las “Observaciones finales” de Lactav. (2005, pp. 239 ss). Contra el inmanentismo de Negri, Laclau escribe: “The passage from one hegemonic formation, of popular configuration, to another will always involve a radical break, acreation ex nihilo” (Laclay, 2005, p. 228}. Esto lo trataremnos extensamente en el val. 3, la Critica de nuestra Politica de la liberacién. Laclau se refiere al mito edfpico, debis mejor indicar el mito mosaico: Edipo obedece la ley necesaria y mata trégicamente a sut padre; Moisés en cambio no sélo niega la ley faradnica, sino que rompe con eb 63 CARTA A LOS INDIGNAPOS ta?! francamente liberal de derecha,” contaminadas frecuentemente por la Madernidad eurocéntrica 0 por el escepticismo fragmentario del posmodernismo), o que se debe permanecer en Ja lucha meramen- te social porque la politica esta esencialmente contaminada (como ciertos movimientas de extrema izquierda), deben ser claramente re- futadas para permitir la posibilidad de estrategias realistas y criticas en el presente latinoamericano. Para concluir debe clarificarse el hecho de que el fortalecimiento de un nuevo Estado democratico al servicio del pueblo, de fas mayorfas, como valla protectora ante el imperio militarista en turno y como gestor de la afirmacion de la vida de Jos ciudadanos legitimamente y con eficacia instrumental, debe inspirarse en la idea regulativa o en opciones participarivas, propositivas y fiscalizadoras que deben crear- se y gestionarse desde el horizonte de una participacién siempre mayor de la comunidad politica, el pueblo, con una representacién cada vez més responsable y transparente, subjetivando las obligaciones de los ciudadanos y organizando y simplificando (electrénicamente) todas las tareas del Estado, como lugar del ejercicio delegado obediencial del poder del pueblo. Es “como si” el Estado fuera objetivamente de- sapateciendo, haciéndose més liviano, mas transparente, mas piiblico, y subjetivamente desde una cultura ciudadana donde fo comin sea considerado como lo propio —en cuanto a la responsabilidad mutua de deberes, de derechos y de acciones cotidianas. sistema de esclavitud, se dirige a un nuevo onden fundado en una nueva ley. El jaco- binismo filoséfico es mal consejero. * Como la de Juergen Habermas en el contexco de la Comunidad Europea, donde los Estados federales tradicionales podrian perder un poco su importancia. Pero, a partir de la crisis financiera, vuelven a aparecer decidiendo politicas econé. mic2.con diferencias nacionales. * Como la de Robert Nozick (1974), que deja en manos del capital privado la solucién de casi todas las tareas del Eseado, fracasarufo en el auxilio de Nueva Orleans por ejemplo, muriendo sin remedio aquellos estratos sociales que no pueden pagar su sobrevivencia IL, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITIC, § 3. Un ejercicio democratico representativo y partictpativo con liderazgo polftico" En la izquierda en general, y en el pensamiento critico, nose ha ana- lizado suficientemente la funcién del liderazgo en el aumento del ejercicio de la democracia. Parecerfa, para muchos, que el ejercicio de la democracia se opone al liderazgo, que frecuentemente fue estu- diado dentro de la problematica de la vanguardia. En este momento el vanguardismo no puede defenderse y el lider populista es atacado desde diversos frentes por no cumplir las exigencias democraticas (no decimos liberal, sino tal como la hemos definido). Queremos superar nuevamente una falsa antinomia que puede ser definida como las exigencias democraticas se oponen a todo liderazgo. La tercera tesis se enunciarfa asf: El pueblo emerge como un actor colectivo desde una pluralidad de mo- vimientos y demandas. Existe un proceso en la constirucidn de ese actor. Por eflo, el mismo pucblo en formacién inviste al liderazgo (ef pueblo lo consagra) de un poder simbdlico como instrumente de su unidad, como coadyuvante en la construccién del proyecto de hegemonia (que se unifica desde la pluralidad de las demandas), de! pasaje de la pasividad tradicional alaaccidn creadora, de la obediencia cémplice a la agencia innovadora. Es decir, el ejercicio de la democracia, en especial la participativa, exige una cultura del pueblo. En muchos casos, como en el de los pueblos originarios, habituados al ejercicio comunitario, una tal cultura en la base esta garantizada. En cambio, cuando los oprimidos y excluidos (que todavia nv son propiamente pueblo), a veces muy numerosos (de millones de participantes) y urbanos en muchos casos, no han tenido histérica- mente costumbres de acciones comunitarias, la democracia participativa no alcanza inmediatamente los frutos que le son propios (en cuanto a la institucionalizacin hegeménica de las demandas y la fiscalizaciGn estricta ® La exposicin de este pardgrafo fue efectuada en el momento de la entrege del Premio Libertador al Pensamiento Critico, en Caracas, ante la presencia del presi- dente Hugo Chaves, quien coments durante dos horas la exposicisn, véase Politica de ia liberacién, Arquitecténica, 2009, vol. 2; Caracas, El perto y la eana, 2010) 65 CARTA A LOS INDIGNADOS exigida a la representacién). Son entonces situaciones de transicién de una democracia creciente, sendero que debe contar con la participacién de los “ntelectuales orgdnicos” que cumplen como servicio un cierto magisterio obediencial politica democratico, que impulsa la creacién y gestién de las nuevas instituciones (participativas y representativas de nuevo cufio). EL liderazgo democratico se justifica en estos casos como complementario al proceso democratizador del pueblo. Dicho liderazgo aparece simultanea- mente con la emergencia del pueblo como actor colectivo. El que ejerce dicho liderazgo debe tener plena conciencia de los limites de un poder simbdlico que es siempre delegado ¢ investido por el pueblo, que es la tinica sede soberana del mismo. El tiderazgo politico legitimo se transforma en tiranfa o dictadura (como fas de Pinochet, Hitler o Stalin, guardando las notables diferencias) cuando el liderazgo se fetichiza, olvidando cumplir con las exigencias democriticas requeridas, como en el caso del tiltimo. Juan Domingo Perén.# Debo confesar que el tema es escabroso y no frecuentemente en- carado atin por el pensamiento critico, o de izquierda en este caso, pero necesario de ser precisado como una experiencia siempre pre- sente en la vida politica de la humanidad, aunque pareciera que el filésofo no quisiera comprometerse demasiado con un concepto que pueda tener insospechadas derivaciones hacia la derecha més retr6- grada, tirdnica o dictatorial, como en el caso de Mussolini o Videla —por situarnos sélo en la Europa o la América Latina del ultimo si- glo—. Y es justamente esa derecha, y aun el liberalismo u oligarquias que se autodenominan democraticas, los empefiados en confundir el contenido conceptual de palabras necesarias para usarse en el enjui- ciamiento de los acontecimientos politicos, para desacreditar el legi- timo e inevitable ejercicio delegado del poder por parte de actores politicos cuyas practicas se enlazan con las funciones democraticas de instituciones que de esta manera son potenciadas simbélica y estta- % Véase el anglisis de este caso en Laclau, 2005, pp. 214 ss; y en ini Politica de la liberacién (Dussel, 2007a), vol. b, [pp 210 ss], pp. 435 ss, y especialmente [pp. 222 ss}, pp. 464 ss 66 1, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO tégicamente en los tiempos de “transicién” de un pueblo que, domi- nado durante sigios, es impelido a renunciar pasivamente a la actoria ola participacién politica, pero que debe contar con una época crea- tiva para llegara merger, y gracias a ello a ejercer de manera auténo- ma !a autodeterminacién politica, situacién de cultura democritica que no se alcanza sino en una larga experiencia que depende, con frecuencia, de una labor pedagdgico-polftica que exige la tesonera estrategia del liderazgo politico como magisterio de participacién de- mocratica. Veamos la cuestién discursivamente organizada en algunas tesis que enuncian algunos aspectos del contenido del concepto de “liderazgo politico” democritico o legitimo. 3.1. La aporia entre la democracia y el lider carismatico En la tradicién de la filosoffa politica se enumeraron seis tipos de re- gimenes politicos que con Polibio (205-123 a.C) adquirieron un en- listado clasico. Se trataria, en palabras del autor antiguo, de 1) la monarqufa, 2) la aristocracia y 3) la politia®® (que corresponderfa a la democracia), como tipos positives y 4) la tiranfa (o el gobierno des- potico), 5) la oligarquia y 6) la oclocracia® (es decir, el régimen de las masas manipuladas por la demagogia, que deberia también articular- se con la tiranfa o pasteriormente con la dictadura” como dominacién simple por medio del terror)** como tipos negativos. La aporia se es- tableceria entre el régimen 3) la democracia propiamente dicha y ¢! © Polibio, Historias, 1981, vol. V1, p. 2 % Del griego okhlds que se opone a pueblo (/4os), ¢s la plebs en latin (opnesto populus) que significa multitud, masa, Jampen. Véase Dussel, 2007a, [p. 30], pp. 68 y 125. Por su parte démos es el pueblo organizado en su representaci6n. ¥ No en el sentido institucional romano, como veremos, sing en su significado, vulgar posterior ¢y actual). El populismo, en su sentido vulgar y hoy usado por liberales y movimientos de derecha, significaria aproximadamente este tipo defectivo o negativo que habria que distinguir de ta democracia propiamente dicha. El populismo (en su significacién negativa indicada) se articula con el dictador (coma manipulador). El tirano, me- diante el terror, como Pinochet, en realidad nose asemeja yaa ningan lider carismé- tico, aunque puede ser tenido por tal por sus adherentes fanticos, 67 CARTA A LOS INDIGNADOS 4) hoy denominada tiranfa o dictadura, ejercida por un lider mas 0 menos carismético, antidemocratico. La complejidad estriba en que la palabra democracia puede adquirit en nuestros dias muchos signifi- cados no unfvocos (la democracia representativa liberal no seria lo mismo que la democracia popular de algunos regimenes o la democra- cia participativa a la que aspira el anatquismo). Igualmente, la palabra lider carismaitico no es univoca (se puede incluir en su concepto desde un dictador de derecha, los ya nombrados Hitler, Mussolini, Videla o Pinochet, hasta auténticos lideres populistas como Gettilio Vargas 0 Petén, o lideres revolucionarios como Lenin, Mao Tse-tung, Ho Chi- min o Fidel Castro). Es decir, estamos ante significados claramente equivocos, y por ello el tema debe tratarse con cuidado, cosa que no se ha hecho suficientemente, en especial en el pensamiento critica de la izquierda. El tema de los lideres carismaticos (y a veces ni lideres ni carismaticos, como los dictadores militares latinoamericanos im- puestos por el Pentagono y el Departamento de Estado desde la época de Henry Kissinger en la década de los setenta) sdlo se ha usado para criticar a los dictadores fascistas de derecha, peto no para situar a los lideres revolucionarios de izquierda en referencia a un ejercicio de- mocratico. La derecha, por su parte, confunde manipuladamente el liderazgo legitimo con las aberraciones dictatoriales. La cuestion de la funcién de la llamada vanguardia y las reflexiones de Gramsci sobre el “intelectual organic” podefan damos algunas pistas, pero no sufi- cientes. La falta del tratamiento del tema es lo que intentamos iniciar para bosquejar un debate futuro, necesario en la actual coyuntura latinoamericana. Ha sido Max Weber el que ha popularizado el tipo carismético de aparente legitimidad del lider. Pero, lo que acontece, es que Weber tiene un concepto negativo del poder politico y por ello su descripeién del Ider carismarico Nega a caer en una verdadera caricatura, valida para algunos casos, pero que no sirve como una feorfa general, ni aproximada, de la funcién politica legitima del liderazgo. El primer defecto weberiano es que concibe el poder politico (por otra parte como toda la Modernidad a partir de la conquista de Amé- 68 1H DEMOGRACIA PARTICIPATIVA, DISCLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO rica y filoséficamente al menos desde Thomas Hobbes) como dominacidn,” de donde se deduce la segunda limitacién de la descrip- cién del socidlogo aleman, ya que el mismo carisma politico tiene como carécter propio el ser entonces igualmente un tipo de domina- cién. No se cansa de aludir a la dominacién en sus descripciones so- ciolégicas: Debe entenderse por carisma [a cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada mégicamente en su origen, lo misma si se trata de profetas que de hechiceros, arbitros, jefes de cacerias 0 caudillos militares), de una personalidad por cuya virtud se la considera en posesidn ce fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas [...] como jefe, caudilfo, guia o lider [...] Lo que importa es cémo se lo valora por lys dominados carismaticos, por los adeptos! Para Weber los dominados son sumisos seguidores del lider politico, por eso el carisma politico es un modo irracional™ de legitimacién de la acci6n politica cuyo fundamento se basa en el “reconocimiento que por parte de los dominados”"™ tiene el lider, quien frecuentemente adquiere una fisonom{a autoritaria. Ef lider politico asi descrito decide sin criterio de carrera burocratica, de ascenso definido por tradicién, de jerarquia por competencia. Ef eriterio preponderante es la adhesion asu voluntad cuyas decisiones son inesperadas. ® Véase Dussel, 2009, pp. 110 ss. ‘© Weber, M., Economia y sociedad, L, [I], $ 10, 4: “Dominacién carismatica” (Weber, 1944, p. 193). °°. EL mado racional es para Weber e] uso formal de la razén medio-fin, La legi- timidad carismética no es propiamente racional, pero para Weber es legdtima. Al ser una legitimicad dominadora, cae Weber en una contradiccisn: jedmo puede ser legitima una accién que domina al interlocutor?, es decix, ;cdmo puede el dominado aceptar una dominacién que lo niega y admitirlo con conviecién subjetiva’, convic- cidn que pata ser legitima debe proceder de la fuerza de una argumentacién ejercida simétricamente por los participantes de una comunidad? Weber, 1944, p. 194. Adviértase nuevamente que el “dominado” tiene sin embargo una actitud positiva de “reconocimiento” hacia su dominador; es un maso- quista que ama al seftor que lo domina. oo CARTA A LOS INDIGNADOS: Este tipo de descripcién no nos sirve para nuestros fines, ya que el lider politico asf definido no puede articularse con el intento de la construccién de un actor colectivo como el pueblo, y de una democra- cia participativa que expresa la voluntad en crecimiento de dicho pue- blo como acto colectivo de autodeterminaciGn. La mera magia webe- riana del lider es correlativa a la masificada pasividad de una multitud ingenua y cémplice. 3.2, Algunos tipos de liderazgo en las transformaciones revolucionarias No se trata entonces de proseguir con la descripcién del lider caris- méatico weberiano. Puede servirnos para iniciar el camino el trata- miento de Carl Schmitt, que se centra en la experiencia prusiana de 1813, y muestra cémo Clausewitz estudia al partisan como una nueva concepcion de la estrategia politica, ya que en 1810 y 1811, en la Escuela de Guerra de Rerlin, habia tomado cursos sobre los partisans [...] en especial sobre la utilizacién de tropas ligeras y méviles. El partisan es un lider popular. Los partisans se habjan transformado para Schmitt, antes que nada, en un asunto politico en el sentido mas elevado, de cardcter netamente transformador. Esta adhesin a la na- cién en armas, a la insurreccién, a la resistencia y a la rebelién contra el orden establecido, era una novedad en Prusia.'* Todo esto se deja ver en el libro V1 y en el libro VIL, 6B del tratado De le guerra de Clausewitz, donde legitima con entusiasmo la presen- cia del partisan en la Europa de su tiempo. Escribe Clausewitz clara- mente: La lucha del pueblo en la Europa civilizada es un fendmeno del siglo xix. Tiene sus defensores y sus adversarios; los tltimos la consideran, ya sea en. sentido politico, como un medio revolucionario, un estado de anarquia declarado legal, tan peligroso para el orden social de nuestro pats como ' Schmitt, 1992, p. 25. 70 IL DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO para el del enemigo;"o bien, en sentido militar, creen que el resultado no estd en proporcién con el gasto de fuerza. El primer punto no nos intetesa aqui,” porque estamos considerando la guerra de! pueblo simplemente como un medio de lucha y, por consiguiente, en su relacidn con el enemigo, [politico}; pero con referencia al dltime punto, debemos observar que, en general, una guerra del pueblo ha de ser considerada como consecuencia de la forma que en nuestros dfas la violencia elemental de la guerra ha roto sus antiguas barreras artificiales.* Schmitt observa que el paso siguiente consiste en el “revoluciona- tio profesional”.'"” Uno de ellos, lector asiduo de Clausewitz desde 1915 en Suiza (cuando tomaha apuntes de la Légica de Hegel en Zu- rich), era Lenin, que une estratégicamente: a) el arte militar del par tisan, b) con el intelectual critico social y politico conocedor de la filosofia politica que organiza el movimiento desde debajo en la estruc- tura social, c) en tanto que miembro de un partido politico que le sirve de apoyo cotidiano, de comunidad teérica de debate y de refe- rencia estratégica de organizacién nacional. Esto supone “una evolu- cidn del concepto de lo politico que toma aqui un sentido nuevo que constituird una transformacién formidable”. Y contintia Schmitt: Lenin fue el primero en tener plena conciencia de que el partisan era tuna figura central en la guerra civil nacional ¢ incemacional, cl primero tambien en buscar transformarlo en un instrumente eficaz en manos de ta direccién central del Partido. 4 Véase el sentido de un “enemigo” que es “enemigo” para nascitos para nuestros enemigos. Para Schinitt seré el partisan mas el componente social (en el caso de Lenin). Este sera en esta Politica de la tiberacidn el “enemigo radical” del sistema burgués moderno, como veremos SY serfa que un pueblo en armas toma una conciencia para-si que después es dificil volver al “orden”, y es lo que le preocupa a la politica burguesa pero no all es- tratega militar. “ Clausewitz, 1999, De la gaterra, libro VI, cap. 26, pp. 438-439. Schmitt, 1992, p. 252. ‘8 Ibid, p. 255. p. 256. 71 CARTA 4 LOS INDIGNADOS: En el articulo “La guerra de los partisans”, del 30 de septiembre de 1906, Lenin encara el tema por primera vez. Nacfa asf el concepto de partisan en el sentido actual." En el mismo moraento surge también un nuevo sentido de enemigo y de enemistad (en la interpretacién de Schmitt), que fue bosquejada en {Qué hacer? (de 1902). Lenin expo- ne que una praxis de liberacién eficaz “lejos de pretender ensefiar a las masas las formas de lucha inventadas por sistematizadores de gabine- te, aprende, si es Licito expresarse ast, de la préctica de las masas”.!"" Schmitt muestra como Lenin sitda la lucha dentia de una guerra civil? que puede ser legal o ilegal, pacifica o violenta, regular o irregular. Para el partisan, piensa Schmitt, el enemigo burgués es un “enemigo absoluto” en una “guerra absoluia” (cuarto tipo de enemistad, entonces): En esta conviccisn la distincion entre amigo y enemigo es, en la era re- volucionaria, el gesto primario que controla la guerra y la politica. Sélo H0L.a guerza de guerrillas”, en Lenin, 1975, vol. 3, pp. 235 ss. Aqui debemos entonces cambiar la denominacisn de partisan por la de guerrilewo. Lenin indica que no se trata de inventar nuevas formas de lucha, “sino que sintetiza, onganiza y hace consciente las formas de lucha de las clases revaluicionarias que aparecen de por si enel curse del movimiento” (Lenin, 1975, vol. 3, p. 235). Es decir, hoy debemos emplear el mismo método para descubrir y definir las nuevas formas de lucha que tnventa el pueblo latinoamericano "Lenin, 1975, vol. 3, p. 236. ' Quiza no advirtiendo que Lenin repite que se trata de una lucha entre “dos partes del pueblo”, que denominaremos como la escisidn radical en Ia comunidad politica (de la Arquitecténica) entre el pueblo en sentido estricto (como “resto” en, Pablo de Tarso © como plebs en E. Laclau: “The plebs [...] can aspire to constitue a wuly universal popudus”; Laclau, 2005, p. 94) y el “bloque histérico en el poder" que se vuelve el enemigo interno en el mismo Estado y el territorio comin (el “anti” pueblo el “no puchlo” en las categorias semitas anotadas en et vol. 3, a Critica de Ja Politica de la liberacién, en el § 31) ala lucha populas. Este “enemigo interno” 80 esel mero antagonista politico de Schmitt, sino que es un enemigo que necesaria- mente babra que subsumir (nw decimos “eliminar” fisicamente como en a puerta, sino funcionalmente, como efecto de la transformactén 0 revolucisin politica: el zarista debfa desaparecer como zarista, pero no como persona fisica que podia re- integrarse como actor én el nuevo orden politico, y ciertamente lo hicieron en su mayorfa, formando parte de la burocracia dominante de lit Rusia socialista poste- rier}. 72 TL DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO. la guerra revolucionaria es verdadera guerra a los ojos de Lenin, porque an nace de una enemistad absoluta. Todo lo demas es convencional. Schmitt agrega que “su enemigo absoluto era [para Lenin], concre- tamente, el enemigo de clase, el burgués, el capitalista occidental y el orden social en todo pais donde reinaba [el capital]”.'"4 Por ello “la no regularidad de la lucha de clases ponfa en cuestidn no s6lo una fron- tera, sino, ademds, todo el edificio del orden politico. En Lenin, el re- volucionario profesional ruso, esta realidad nueva accede a |: conciencia filosdfica. La alianza entre el fildsofo y el guerrillero, en el caso de Lenin, libera fuerzas explosivas nuevas e inesperadas”."$ En efecto Lenin, en 1906, después de hacer una répida sintesis de los acontecimientos més importantes del dltimo decenio, muestra cémo los ataques armados en distintas regiones de Rusia son criticados con la exclamacién: “esto es anarquismo, blanquismo, el antiguo te- rrorismo; estos son actos de individuos sueltos, desligados de las masas, que desmoralizan a los obreros”.'!* Para Lenin lo que desmoraliza “no es la guerra de guerrillas, sino la falta de organizacién, de orden y de filiaciGn de las guerrillas”.""’ Tratandose de un nuevo “método de lucha” necesariamente no se sabe cémo encuadrarla en la organizacisn tra- dicional. Escribe: En la época en que la hucha de clases s¢ exacerha tanto que llega a conver tirse en guerra civil, la socialdemocracia debe proponerse no sdlo comar parte en esta guerra civil, sino desempefar la funcién dirigente en ella." ™ Schmitr, 1992, p. 257. Ibid, p. 258, © jbid., p. 258 ‘En Lenin, 1975, vol. 3, p. 239. "? Dbid..p. 241. 0 fpid..p. 245. Y agrega: “Es complecamente nacural ¢ inevitable que la insurrec- ci6n tome formas mis elevadas y complejas, las formas de guerra civil prolongada que abarque a todo el pats, es decir, una lucha armada entre dos partes del pueblo”. Esas “los partes del pueblo” las denominaremos “dos partes de ka comunidad politica”, siendo una de ellas la plebs. Schmitt ha comprendido perfectamente el sentido de esta “guerra civil” entre ciudadanos, cuyo antagonismo o enemistad no es ya sélo 73 CARTA A LOS INDIGNADOS Queda asf integrada a la lucha politica revolucionaria, la praxis de liberacién bajo la direccién de un partido politico, la lucha civil ar- mada por primera vez en la filosoffa politica, ya que, expresa Lenin, “creemos que nuestra misidn es contribuir en la medida de nuestras fuerzas a justipreciar en veoria las formas nuevas que se da la vida”.\!? En toda su descripeién Schmitt puede describir adecuadamente Jos momentos negativos (el tipo de enemistad del guerrillero, la pues- ta en cuestién de todo el orden politico, etc.), pero nunca intenta analizar positivamente el proyecto mismo del nuevo tipo de revolucio- nario, sus nuevas motivaciones transontoldgicas.!° Sdlo hay una com- prensién parcial del acontecimiento, desde su reductivo concepto de amigo-enemigo. Reconoce sin embargo Schmitt que “la lengua y el sistema de conceptos""' de la guerra delimitada y de la enemistad atem- perada [cldsica] no estaba ya en posibilidad de enfrentar la irrupcién de la enemistad absoluta”.'”* El siguiente tipo de liderazgo en la descripcién de Schmitt es el de Mao Tse-tung. Como nota marginal debemos decir que Schmitt no advierte la vinculacién del revolucionario chino con la estrategia militar del Sunzi,! ni tampoco se interesa por el proceso polftico chino dentro del horizonte de la guerra de descolonizacién (ya que politico, Seré la “enemistad absoluita” pero no como guerra inter-estatal, sine como, guerra civil inom-estatal. 1” fbi, p. 246. 8 Descritas ya en Dussel, 1973, § 22: “El bien ético como justicia” (vol. 2, pp. 34 ss). Alli se explica como “el Otro”, el oprimide por el que Lenin n ra, es el “Enernigo” de la Totalidad. Cuando el revotucionario, alos ojos de Lenin, “susticuye” (categoria levinasiana) al opriméco se transforma para el sistema como Totalidas en el “enemigo radical” que Schmitt no analiza. Schmitt sdlo indica qué tipo de enemi- go funda la praxis del revolucionario (el burgués como “enemigo absolute”), pero no lo contrario. Qué tipo de enemistad constituye el revolucionario leninista para el burgués zarista? Seria atin mds absoluto, seria el “terrorista” de GW. Bush, '°) Podriamos decir, por nuestra parte, que el “sistema de conceptos” de Schmitt van puede dar cuenta del fendmeno que intenta analizar. Dicho “sistema conceptual” es lo gue intenta explicitar esta Politica dela liberacién Schmitt, 1992, p. 260. 2 Véase lo que hemos expuesto sobre Elarte dela guerra o el Sunai chino, en el vol. Ide ests Politica de laliberacéén, Dussel, 2007a, pp. 15 ss. 74 Il, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO China, aunque no fue colonia europea sino que cedié puertos para la ocupacién portuguesa o inglesa, sufrié una violenta ocupacién japo- nesa en parte de su territorio). Desde un punto de vista politico en ‘China, con Maa, se suma ahora: a) a la guerta de los partisans y b) a la lucha social articuladas c) hajo la direccisn del Partido (aspectos ya ganados por Lenin), un cuarto momento: d) la participacidn protagé- nica y a largo plazo del campesinado (ausente en la estrategia de Lenin), que crece como actor colectivo politico con la Gran Marcha, que dura casi dos décadas, que atraviesa mds de doce mil kilémetros can in- mensas pérdidas, donde dicho campesinado aprende la lucha politica. Mao esctibe en 1938 “Problemas estratégicos de la guerra de guerrill contra el Jap6n”."4 Esta obra clasica en el arte militar no puede dejar de relacionarse con el Sunzi (El arte de la guerra chino). Esta tiltima expresaba en su capitulo 1: La guerra es el arte de engafar [...]. Si el enemigo es dvido de ganancia, seddvelo. Si esta confundido, atrapalo. Si es consistente, prepdrate. Si es poderaso, evitalo [...}. Si esta quieto, obligalo a actuar. Si esta wnido, dividelo. Atdcalo cuando no esté preparado, lanzate sobre él cuando no lo espere.* Mao ciertamente conocia el Sunzi, por ello no se ilusionaba con un pretendido triunfo répido sobre Japén. Sabia y reconocia objeti- vamente que China estaba en una situacién débil, y la invasion japo- nesa en posicién fuerte. Pero China era inmensa y Japén pequefio. Escribe Mao: ‘China no es un pats pequerio, pero no es equiparable a la Unisn Soviética. Es un pais grande pero débil. Este pats grande y débil se ve atacado por otto pequefio y fuerte [...]. Es en estas circunstancias que el enemigo ha podido ocupar vastas sonas v qué la guerra ha adquirido un eardcter prolongado.* 1 Mao Tse-tung, 1968, Obras escogidas, vol. 2, pp. 75.38, “® Sunzi, 2003, 1, pp. 108-109. Mao, 1968, p. 76. vay CARTA A LOS INDIGNADOS Esto nos remite una vez mas al Sunzi cuando observa, después de mostrar todos los cuantiosos recursos que se consumen en una guerra ofensiva de ocupacién de territorios enemigos: Por todo esto, el ejércite fjaponés] procura una victoria répida y no una guerra prolongada, El general que conoce la guerta es arbitro del destino del pueblo, responsable tanto del sosiego como de fa inquietud de la nacién. Mao percibfa que los japoneses deseaban una guerra que alcanzara una victoria répida. Era necesario que la resistencia nacionalista china entablara por el contrario una “guerra prolongada’. Es decir, “el hecho que merece particular atencién es que una guerra de guerrillas tan ex- tensa y prolongada como ésta constituye un fendémeno enteramente nuevo en toda la historia de las guerras”."* A diferencia del partisan espafiol del comienzo del siglo x1x, ahora el movimiento guerrillero estaba perfectamente organizado bajo la direccién de un partido mo- derng, articulado a un ejército regular y cumpliendo tareas estrarégicas y tacticas pero revolucionarias, es decir, la finalidad de dicha guerra no era reinstalara la monarquia borbénica como en Espafia, sino organizar un nuevo tipo de orden social, econémico, cultural y politico. Era el “enemigo radical” que se infiltraba en la guerra de liberaci6n nacional con un proyecto posterior y mucho mds profundo. Esta guerra de resistencia (no ofensiva, que corresponde al tema del libro VI de la obra de Clausewitz) estaba ahora integrada en una lucha politica bajo la direccin del partido y, mucho mas alld de Lenin, se articulaba cor la praxis de liberacién del ejército rojo regular ala guerra de guerrillas. La guerra no era la realizacién de la politica por otros medios; sino que la guerra era un momento politico en cuanto tal. Mao mostraba ser un politico con una estrategia militar que reac- cionaba ante las circunstancias propicias: en un primer momento desarroll6 una guerta nacional en un frente abierto con todos los 4 Sunzi, 2, p. LID. "Mao, 1968, p. 76. Tl DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO sectores chinos contra una invasi6n extranjera. A través de esa guerra de liberacién nacional fue ganando fuerza para, en un segundo mo- mento, emprender la tarea de enfrentar a las fuerzas burguesas y efec- tuar la revolucién socialista. La estrategia de Mao es sumamente clara: “Todos los principios otientadores de las operaciones militares provienen de un solo prin- cipio hasico: esforzarse al maximo por conservar las fuerzas propias y destruir las del enemigo”.!” Y de alli va desarrollando todo un plan estratégico para las guerrillas, en funcidn del ejército regular rojo bajo la direccién del partido. No podemos entrar con detalle en este paradigmatico y nuevo “arte de la guerra”,'® pero cabe resaltar la manera como se articula la com- pleja guerra de guerrillas con la conduccidn politica del proceso en el plano nacional, del frente con otras fuerzas ante Japdn, y todo aumen- tado por el apoyo internacional a su estrategia. Es una maniobra po- Iftica compleja que muestra un sentido politico que manifesta su excepcional capacidad de juicio practico ante frentes tan diversos: organizacién del partido, creacién de ideologia, proyectos econémicos, tecnoldgicos, politicos y militares. La praxis de liberacién mostrada en toda su diversa estructura coyuntural. ™ Mao, 1968, cap. 2, p. 72. Clausewitz escribis, en el capitulo 27 de su Libro V1, Jo siguiente: “La defensa, segtin nuestra concepeitn, no es otra cosa que la forma mais fuerte del combate. Conservar las fuerzas propias y el destruir las del enemigo —en unin palabsa, la victoria~ es el objetivo de este combate, pero al mismo tiempo no es su objetivo final, Ese objetivo es la preservacién de nuestro propio estado politico” (Clau- sewitz, 1999, p. 445). En el caso de Maa, evidentemente, es Ja transformacin del es- tado politico existente. 2 En él deberia igualmente incluirse otto trabajo publicado en ef misme mayo de 1938 titulado “Sobre fa guerra prolongada’’ (Mao, 1968, vol. 2, pp. 113 ss), igual- mente original, que se ha usado, por ejemplo, en la reciente guerra de Irak contra cl cjercito estadunidense. Enel capitulo 3, plantea los “seis problemas eseratéxicos” (iniciativa, flexibilidad y planificacién en operaciones ofensivas dentro de fa questa defensiva, con decisiones rapidas en la guerra prolongada; articulacién con la gue- rra regular: creacisn de bases de apoyo: transformacisn de las guerrillas para la guerta de movimiento; etc.) En los siguientes capitulos explica detalladantente estos seis problemas. CARTA A LOS INDIGNADOS Schmitt concluye: La teorfa bolchevique de Lenin ba descubierto al guerrillero, ella lo reco- nocié. Peto en referencia 8 la realidad concreta, rekiirica, del guerrillero chino, hay en Lenin algo de intelectual y abstracto en su determinacién del enemigo. El conflicto ideoligico entre Most y Pekin [...] tiene su fuente profunda en la concepeidn diferente del partisan verdadero, La teorfa del partisan se revela como siendo la Have del descubrimiento de una realidad politica!" Moviéndonos a un horizonte completamente distinto, en plena revoluci6n inglesa se ejercid otto tipo de liderazgo. Un Cromwell que pretendia una dictadura soberana (a la manera de Pinochet), que es algo muy distinto de lo que intentamos describir, y por ello “no deja nunca lugar a dudas —escribe C. Schmitt— de que él ve en Dios Ja fuente de su poder, y que su soberania no depende del pueblo [...]. En su gran discurso ante el Parlamento tecién nombrado, el 12 de sep- tiembre de 1657, declaré que temfa cometer un pecado si devolvia demasiado pronto al Parlamento el poder que habia recibido de Dios”. No estamos entonces hablando de dictadura constitucional, comisio- nada o soberana. Mucho menos se trataria de una dictadura del pro- letariado, tal como Marx o Engels usaron el concepto, ya que de hecho se inspité en la dicradura soberana de 1793. Se trata de otra figura politica. 3.3. Bl liderazgo como servicio a la cultura de la participacién democratica Debemos efectuar una descripcién de una figura politica que exige un nuevo anilisis y que es la que se est4 produciendo en América Latina actualmente. Es un liderazgo que se cumple con una funcién comple- mentaria de las instituciones democraticas para la realizacion de exi- 1 Schmite, 1992, p. 268. 1 Jbid.,p. 184, 78 I, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISQLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO. gencias de comunidades politicas en procesos de cambio acclerado, a veces posrevolucionario, pero que parten de un grado previo histri- co de subdesarrollo neocolonial cultural, econémico 0 politico. Hoy en América Latina nos encontramos en una situacién en la que el liderazgo no debe apartarse del ejercicio democratico en un sentido estricto, La revolucién se va dando en profundidad con un ritmo que ha evitado, al menos en el siglo xxi, el derramamiento de sangre.‘ Son entonces procesos democraticos efecto del uso de la institucién de las elecciones para elegir representantes (propios de la democracia repre- sentativa, anticipada por la revolucién chilena de Salvador Allende en 1970, por la bolivariana de 1999 0 boliviana de 2005). En efecto, el liderazgo debe entenderse ahora estrictamente dentro. de los limites de una democracia (participativa y representativa) para servir a un pueblo que debe, a veces no tan rapido como se quisiera, experimentar la organizacién y practica de la autodeterminacién po- litica comunitaria de wna manera clara y decidida. Esto nos remite, como lejana referencia, al tedrico renacentista que daba consejos para el ejercicio del liderazgo a un politico que tuviera que instaurat un orden nuevo (no uno ya consolidado o heredado desde antiguo), con- siderando por ello el hecho mismo del poco tiempo de la constitucién de tal orden y las dificultades propias de la educacién politica de un pueblo no habituado a dicho ejercicio de la institucionalidad justa, desarrollada y estable del Estado. En este caso, Nicolas Maquiavelo recomienda un liderazgo unipersonal para aleanzar mayor eficacia (no imaginando, sin embargo que hubiera sido mucho mejor crear simul- tAneamente y de manera articulada instituciones democraticas de par- ticipacidn, imposibles en su €poca, pero no en la nuestra). Venezuela, © Bn paises como Colombia © México, el derramamiento de sangre frecuente- mente es el de Los movimientos sociales, los oprimidos y excluidos. La corrupeisn generalizada del imperio de tumo alimenta con su mercado de consurao de la dean ‘otto tipo de derramamiento de sangre que cs efecto de la misma dominacidn interna y externa de nuestros paises, aunada a la venta de armas sin condiciones que se transforman en América Latina en la causa de inmensas carnicerias antihumanas auspiciadas por el negocio armamentista de Estades Unidos. 79 CARTA A LOS INDIGNADOS Ecuador 0 Bolivia y la Florencia de aquella Italia del cuatrocientos tienen entonces como semejanza fa necesidad de instaurar un nuevo orden, mas justo, autodeterminado, libre, estable. En estos casos “el pueblo [...] awnenta la reputacién de tno [...}”,* observa Maquiavelo. Este “aumento de reputacién” de un ciudadano es una verdadera consagracién!® simbélico-politica. De un ciudadano. cualquiera (sea o no representante) pasa el pueblo, en su proceso de emergencia, a investirlo de un poder suplementario y delegado en funcidn del servicio representativo y obediencial a la comunidad. En nuestro caso, agregariamos, que no deberfa ser a la manera de la ins- titucién de la dictadura en el Imperio Romano. La diferencia consis- tirfa en que el pueblo, tunica sede del poder soberano, inviste al que ejerce el liderazgo de esa funcidn supletoria, a la ya cumplida institu- cional y representativa democraticamente (por ejemplo, el ejercicio del Poder Ejecutivo). Entre los romanos la dictadura era una institu- cidn que dejaba sin efecto a todas las demas instituciones en casos de extremo peligro. Aqui en cambio todas las instituciones constitucio- nales democréticas estarfan en vigor, pero se investirfa al que ejerce ™ Maquiavelo, 1997, vol. L, p. 178, IL Principe. 5 "Consagracién” o “uncidn” es lo propio del mesianismo, Se consagra con “ace. te” (meshiakh, en hebreo). Podriamos aqui referirnos al tema en W. Benjamin, ya que el "mesfas” (en hebreo meshiakh) es el ungido (himasheakh) por la consagracién (ma- shekhah) del pueblo que se juega (0 se inmola) a su servicio, el “servidor” (hebed} sufriente, como pago o “redencion” (en griego lyon, en hebteo kofer) de los esclavos {el pueblo). Véase Jacob Taubes, 2007, pp. 70s. Seria el caso paradigmatico de lide- razgo. Cuando Perén fue liberado de la prisién por una multitud convocada en la Plaza de Mayo en Buenos Aires, el 17 de octubre de 1944 (que es similar al pueblo que lihera a Hugo Chavez de las manos de los militares en Miraflotes, Caracas), ¥ ante [a inmensa multitud, todavia sin comprender bien la situacidn, pidié a todos cantar el himno nacional. Seria bueno leer la significacién del bimno en la obra de Giorgio Agamben (2008, cap. 7: “El poder y la gloria’, p. 292 ss). Es el momento en que el pueblo se rinde culto a sf mismo y por lo tanto inviste al liderazgo simbolica- mente de su propia sagrada dignidad (en cuanto referencia dltima trrevasable). Esto no evita que posteriormente Pensn traicionara (por el fetichismo de su voluntad con Pretensidn de soberanfa) al pueblo que lo consagré simbélicamente en aquel momen- to, y se cransformara en un simple dictador. Habfa corrompido su investidura, fa habia usado para su propia gloria y no para la del pueblo. 80 II, DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO ¥ LIDERAZGO POLITICO el Poder Ejecutivo, representativo, de fuerza adicional para cumplix una misién especifica. Esta investidura de facto, concedida por el pue- blo, no institucional sino mas bien como un encargo dentro de la distribucién de funciones que la comunidad tradicional otorga y que obliga a realizar una encomienda representativa y obediencial, que le da al asf consagrado un poder delegado simbélico, y por ello provisto de repercusién politica gracias a la dignidad que el mismo pueblo le otorga. No es dictadura no institucional que come tirania intenta reemplazar antidemocrdticamente la representacién legitima. Esto uiltimo serfa, como en el caso de Pinochet, si el que ostenta el poder militar lo hace fuera de {a ley y contra la voluntad del pueblo, y por ello es simple fetichizacién del poder corrompido (ni representativo ni patticipativo, simplemente usurpador). El liderazgo investido por el pueblo es un servicio, una mision, un magisterio, como los “ancianos” que forman consejo en las comuni- dades de los pueblos originarios, cuyo poder delegado representativo despierta respeto. Es al mismo tiempo muy consciente de que debe cumplir con los principios normativos de justicia, porque es legftimo, democratico, y porque “la corrupcidn de lo mejor es lo pésimo” como recordaban los clasicos. 3.4. Liderazgo democrético en los tiempos de transicion El ejercicio del liderazgo no es incondicionado; tiene limitaciones, aquellas que las exigencias normativas de la representacién colocan ala praxis como los diques que conducen las aguas tormentosas de la fortuna, de la contingencia propia de la politica.'* No se trata del vanguardismo de antafio. Se asemeja en cambio al “intelectual orgdnico” de Gramsci, pero a manera del vértice en una estructura de liderazgo. Seria la singularidad (Einzelheit) del liderazgo, de la particularidad {Besonderheit) de la comunidad de intelectuales '™ Esos principios los hemos enumerado sintéticamente en las tesis nueve, diez, trece y catroce de Veinte tesis de politica (Dussel, 2006). 81 CARTA A LOS INDIGNADOS orgénicos (por ejemplo el partido popular y critico), de la universalidad (Allgemenheit) del pueblo mismo, como un silogismo practico hegeliano, Dicha singularidad y particularidad estén al servicio, y son representa- tivas y obedienciales con respecto al pueblo (que es el patticipativo creador). Es sdlo un complemento a las instituciones representativas necesa- tio en un periodo de transicién a la plena participacion institucionali- zada. Es tiempo de la transicién en que los diversos movimientos sociales y sus demandas todavia no han cuajado en la unidad de un. proyecto hegeménico ni en las adecuadas instituciones participativas, y menos que esta participacidn sea una cultura incorporada a la vida politica. E] pueblo debe devenir uno para emerget y ponerse como pueblo (dirfa Juan Jacobo Rousseau) institucionalmente participando. Nace el liderazgo con el nacimiento de un pueblo. Pero legara el tiempo en que deberé desaparecer, asi como iguelmente deberd de- sapatecer Ja posibilidad de una reeleccién indefinida (que puede set defendida igualmente como una institucién democrtica representa- tiva, siempre limitada en periodos, por eleccién, y como un momen- tode transicion, no permanente). En principio el cambio de personas en el ejercicio de la representacisn es saludable en tiempos normales, clasicos, pero puede prescindirse de dicho cambio en La transicién ini- cial, fundadora, de una democracia participativa nueva y necesaria. Dicha no alternancia (como los primeros ministros del parlamenta- rismo europeo que han gobernado repetidas veces, hasta catorce afios seguidos en el periodo de posguerra, como en Alemania), no ¢s in- trinsecamente antidemocratica, ya que en los regimenes estables y antiguos, consolidados, la alternancia es importante, pero no puede aplicarse como norma universal y en todos los casos empiticos hist6- ricamente determinados. E] liderazgo, que se articula a una representacién legitima, debe ser obediente a las exigencias y necesidades de la participacién de los movimientos populares, del pueblo. E] que de esta manera manda mandando como obediencia; y el que obedece en primer lugar es el que ejerce el liderazgo. De esta manera no pierde la brijula, como la virtit 82 1, DEMOGRACIA PARTICIPATIVA, DISOLUCION DEL ESTADO Y LIDERAZGO POLITICO que lo orienta en medio del mar embravecido de la fortuna, siempre contingente e incierta. jBlliderazgo perfecto es su disolucién! Es cuando el que lo ejerce Hega aaquel momento en el que, el que lo cumple con responsabilidad, sabe que el pueblo esta preparado para prescindir de él por la participacién institucionalizada efectiva. Llegado este momento un Lézaro Cardenas crey6 que lo mejor era institucionalizar la consigna de “|Eleccién, no teeleccidn!” Pero en otros casos, la prudencia recomienda otras solu- ciones, transitorias siempre, en vista de terminar el proceso de la for- macién del acto colectivo plenamente participante que constituye al pueblo y que puede durar afios, y es cuando el mismo pueblo se encuen- tra en el camino de su plena constitucién, del aprendizaje del ejercicio de su soberania, ya que sdlo el pueblo es la tnica sede del poder, y él sabe cuando la disolucton det liderazgo ha llegado a set necesaria. De todas maneras no hay que olvidar que jes maldito el lider que se aferra al liderazgo como una prerrogativa personal... ya que puede terminar en las manos del mismo pueblo como Benito Mussolini! Pero, por otra parte y como su opuesto, es igualmente jun pobre lider el que traiciona o abandona la responsabilidad del liderazgo del que el pueblo lo ha investide cuando lo necesita para llegar al pleno ejer- cicio de su poder participativo! Bibliografia Abensour, Michel, La démocratie contre “Etat. Marx et le moment machiavélien, Paris, Le Félin, 2004. Agamben, G., Elreino y la gloria. Una genealogta teoldgica de la economia y del gobierno, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2008. Alvarez, Victor, Del Estado buroerdtico al Estado comunal, Caracas, Editorial Horizonte, 2010. Arendt, Hannah, On Revolution, Londres, Penguin Books, 1965. Clausewitz, Karl von, De la guerra, México, Colofén, 1999. Dussel, Enrique, Para una ética de la liberacién latinoamericana, Siglo XXI, Buenos Aires,1973, Vol. 1-2. oF CARTA A LOS INDIGNADOS . Praxis latinoamericana y Filosofia de la liberaciém, Bogotd, Nue- va América, 1983. ___, Veinte tesis de politica, México, Siglo XI, 2006. 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Hoy, sin embargo, es politicamente posible. Los jovenes de la Plaza del Sol discuten si permaneceran més tiem- poen ella. Ellos querrian permanecer para siempre ahi (como enuncia el postulado), pero si son realistas deberdin volver a sus tareas cotidia- nas, y no podrdn evitar a la representacidn frecuentemente corrupta ysin posible control por parte de la organizacién de la participacién. iVolverd a gobernar representativamente! Aquel: “|Que se vayan to- dos!”, enuncia el postulado, la idea regulativa, pero no es factible. ' Publicado en La Jornada, México, 24 de mayo de 2011, p. 25 87 ARTA A LOS INDIGNADOS: Factibilidad y gobernabilidad no estan contra los ideales, los postulados, pero marcan sus limites. Es decir, es imposible permanecer siempre en la Plaza. ;Hace esto imposible una participacidn diaria, cotidiana, organizada, eficaz del pueblo? ;Cémo puede alcanzarse la préctica permanente de una par- ticipacién auténtica? jEs para ello necesario negar la representacién, (que se va corrompiendo en todos los paises actualmente) e intentar una participacién directa imposible? El aparente dilema se disuelve al comprender que es necesario organizar la participacién desde la base (como en los ejemplares “caracoles” zapatistas 0 en [a legislacién ve- nezolana promulgada el 21 de diciembre de 2010 sobre “Leyes del Poder Popular”) en las asambleas de fa comunidad 0 las comunas, con la representacion respectiva (el “concejo comunal”, por ejemplo en Venezuela). Pero después, hay que ascender a un segundo nivel organizativo de la participacién en la comuna, representada en el “con- sejo ejecutivo”; para sdlo en un tercer nivel llegar participativamente a la asamblea conjunta de las comunas (en el nivel municipal), con la ‘representacion en el “parlamento comunal” o municipal. Es decir, des- de abajo hacia arriba, desde la base hasta el municipio, estado provin- cial o estado federal, se van organizando, de manera muy diversa, las dos instancias de la democracia: la participacién y la representacién. El liberalismo burgués sélo institucionalizé la unilateral democracia re- presenzativa, hoy en crisis. No hay sin embargo que eliminar la repre- sentacién. Hay que darle contenido y controlarla con fa organizacién de la participacién en todos los niveles. Esto tiltimo nunca se ha prac- ticado (ni siquiera ideado, en cuanto articulado con la representacién). Es la revolucién politica del siglo xx1. Es decir, las masas inconformes y rebeldes que pueblan las plazas no han imaginado todavia como permanecer en la participacién facti- ble, organizada, institucionalizada, cotidiana, ehcaz. No es ciertamen- te gracias a una asamblea directa permanente. No senin ya los partidos politicos, necesarios en la representacién, los que omganicen la participacién. Ahora son los movimientos antisis- témicos, las instituciones de la sociedad civil (como sindicatas, grupos 88 IL]. MEDITACIONES DESDE COYUNTURAS POLITICAS de vecinos, tercera edad, nifios de la calle, pueblos originarios, femi- nistas, etc.), que con las redes electrénicas (los nuevos medios de produccién de las decisiones politicas se transforman en instrumentos revolucionarios en manos del pueblo mismo), los que convocan mul- titudes a las plazas del mundo. Pero esta revolucién de participacién no s6lo necesita organizacién, institucionalizacién (Constitucional y legal como en Venezuela),’ ademas de estrategia y tactica cotidianas, sino que también necesita una teorfa para dar contenido politico al movimiento, y la aparicién de un cierto liderazgo orgénico (como ensefiaba Gramsci), sin las cuales condiciones se cae inevitablemen- te en un espontaneismo ahora si populista (y es el peligro inminente de todas esas muchedumbres indignadas justamente). Queremos indicar entonces que la humanidad, las grandes masas de los paises periféricos y centrales, comienza a tomar conciencia de que la democracia representativa (no la democracia sin mas) y los or- ganismos internacionales (en especial del capital financier) no son dignos de confianza por el alto grado de corrupcidin de sus burocracias (como lo manifiesta el Fondo Monetatio Internacional, eal) y por su opcidn capitalista. Ante ellos se levanta un pueblo en Estado de rebe- lidn (que dejan al Estado de derecho y al Estado de excepcin en el aire, al menos en Egipto o en el ejemplo argentino), que convoca a la imaginacién para organizar una nueva estructura participativa del Es- tado que exija, con planificacién minima pero estratégica, el cumpli- miento de las necesidades del pueblo a las instituciones representativas, y que las controle eficazmente. Es la organizacidn participativa del pueblo la que debe “vigilar y castigar” (no disolver) la representacion. A la tepresentacién le corresponde aquello de “mandar obedeciendo”; no a la participacién, que “manda mandando”. ? Expresar esto en los medios intelectuales y filossficos de los socialdemécratas ceuropeos o estadunidenses, y sus comentaristas latinoamericanos, crea fuertes reac- ciones, donde se confunden los lentes progresos de la patticipacién (en el cuerpo legal y en la précrica) en Venezuela con un populismo vulgar, cuando no fascista. 89 CARTA A LOS INDIGNADOS (ESTADO DE REBELION EGIPCIA?! iQuién se hubiera imaginado hace sdlo un mes que ef legendario Egipto, referencia necesaria al mito libertador de los esclavos (tan estudiado por Enst Bloch) bajo el dominio despético de los faraones que inayguraron su reinado hace cincuenta siglos, nos daria hoy un ejemplo entusiasta de nueva rebelién? Los podetes geopolitics me- tropolitanos, los potentados reunidos en Davos, los cinicos con mas- caras de demscratas, deben ponerse de acuerdo para elaborar un cierto discurso que oculte su confusi6n y temor ante un pueblo que despierta. ;Tanta propaganda de que eran los defensores y difusores de la democracia en el mundo, cuando ahora se les descubre la cloaca del apoyo a dictaduras violentas que eran alabadas por ellos simple- mente porgue apoyaban su estrategia! En realidad, como siempre ensefié Henry Kissinger, se trataba de promover los intereses econs- micos y geopoliticas de Estados Unidos bajo el disfraz de principios normativos (en cuanto coinciden con dichos intereses, por ejemplo, de obtencién segura de hidrocarburos). Cuando el pueblo palestine eligié democrdticamente a Hamas, los poderosos decretaron que no eran aceptables democraticamente los elegidos, cuando las verdaderas razones fueron que Hamas tenia proyectos en favor del pueblo pales- tino contrarios a los intereses de dominio de las potencias. Ahora se descubre que los que apoyaban sus intereses eran dictadores. El De- partamento de Estado y la Union Europea deben consultar a sus alia- dos (Turquia, Israel, etc.) para ver cémo salir de este entuetto. {Qué estamos contemplando en esta “Revolucisn del jazmin”, cuyo perfume gozoso de la libertad se va extendiendo por el Magreb e in- vade ya otros paises musulmanes? En primer lugar, que la foto de los creyentes de rodillas orando como no violentos, enfrentando a los tanques, cambia la imagen que nos impone la mediocracia del “musulman terrorista’, y la relaciona con {a del joven chino que con una flor miraba de frente al tanque en Pekin. En segundo lugas, estamos ' Publicado en La Jornada, México, 3 de febrero de 2011, p. 5. 90 Ill, MEDITACIONES DESDE COYUNTURAS POLITICAS. contemplando un “estado de rebelién” que se esta generalizando en el mundo musulman. Carl Schmitt, para criticar el “estado de derecho” liberal, pura- mente legal y vacfo, sin conviccién subjetiva sustancial del ciudada- no, propuso repensar el “estado de excepcién”, para mostrar que el primero, que se encuentra dentro de un sistema de legitimacién como la estructura democratico-legal, estaba fundado en una “voluntad” (en dltimo término del pueblo, pero en el caso de Schmitt sin expre- sidn institucional consistente) que podia dejar al orden legal sin efecto en casos de extrema necesidad (como la institucién de la “dic- tadura” en el Imperio Romano). La “voluntad” (del gobernante con autoridad y del pueblo) esta “detras” de las leyes, dandole un fun- damento. Lo que Schmitt no imagind, y Giorgio Agamben lo sugie- re sin extenderse como setfa conveniente, es que, por su parte, el propio “estado de excepcién” puede dejarse sin efecto, pero en este caso por el pueblo mismo, como tinica sede y tiltima instancia del poder politico.? Esto nos recuerda aquel 20 de diciembre de 2001 en el que el pueblo argentino no respetando el “toque de queda” decre- tado por el gobierno salié a las calles y de hecho depuso a Fernando de la Ria. Gritaba el pueblo: jQue se vayan todos!” Las instituciones habjan perdido legitimidad y el pueblo se lo recordaba a los represen- tantes que corruptamente habfan pretendido ejercer el poder delega- do, pero a su servicio. De ese levantamiento surgié el gobierno de Néstor Kirchner, que alcanz6 mayor legitimidad. Se trata del mismo caso ahora en Egipto. El “estado de rebelién” es un acto supremo por el que un pueblo manifesta legitimamente (contra la legalidad presente y ante todo futura) que las instituciones (y las leyes) por él instauradas han deja- do de tener efecto por alguna causa grave (corrupciGn extrema, des- potismo contra la voluntad del pueblo, violencia en sumo grado, etc.). En la filosoffa islimica-medieval hasta se justificaba el tiranicidio (como Vease el tema en mi obra Veinte esis de politica, México, Siglo XXI, 2006. Tesis dlos, es In potentia. 91 CARTA A LOS INDIGNADOS en el caso de Tomas de Aquino), es decir, la muerte del tirano. Lo mismo expresaba John Locke en el capitulo 19 del Segundo tratado sobre el gobierno. El pueblo entonces aparece como el actor colectivo, no metafisi- co sino coyuntural, como un “bloque” social de los oprimidos (dirfa Antonio Gramsci) pero ahora con conciencia politica, con un “hi- perpoder” renovado que estaba debajo del silencio suftiente y apa- rentemente paciente, un poder que de pronto irrumpe desde abajo en la praxis de liberacién ante la dominacién ya insoportable, que lanza las instituciones fetichizadas al aire, como cuando expele la lava el volcan en erupeién. Esos jvenes ninis egipcios (como ya estudiaron tienen atin mas conciencia cuando no tienen trabajo) salen a las calles, arriesgan sus vidas (que de todas maneras desprecia el sistema capitalista depen- diente del Estado corrupto y represor de Egipto sumiso a Estados Uni- dos y no solidario con los palestinos) por todo el pueblo, y no parece que darian un paso atrds porque la situacién econdémica, politica y cultural es angustiante. Pero la lecci6n que nos esta dejando este “estado de rebelién”, generalizado en el mundo musulmén, nos habla de un nuevo momen- to en la polftica del Medio Oriente. Estados Unidos ¢ Israel tendran. que dejar sus politicas fundamentalists y violentas, militaristas, para abrirse sinceramente a una actitud democratica, despojandose de las cinicas palabras a que nos tienen acostumbrados, y que Wikileaks se encarga de revelar para su enojo; auténtica politica democratica que, de seguro, les sera muy dificil de implementar, porque no tienen nin- guna tradicién diplomatica en ese sentido. 92 JIL. MEDITACIONES DESDE COYUNTURAS POLITICAS, Los Hermanos MusULMANES! Antonio Gramsci, en un mundo muy diverso del estadunidense, el alemén o el arabe, habla con frecuencia en sus Cuadernos de la Accién Catdlica en Italia, y en especial de su juventud (que se desarrollard en. Ja posguerra con partidos demécrata-cristianos, ciertamente anti- fascistas al comienzo). Ese tiltimo movimiento fue muy poderoso tam- bién en Francia y Argelia (el mismo Louis Althusser fue miembro juvenil de la Accidn Catélica en el norte del Africa dentro la co- munidad francesa), o en América Latina, desde México a Brasil o Argentina, pata oponerse a las juventudes de izquierda del Partido Comunista y al movimiento derechista y fascista en Italia o Alemania. De esa Accién Catélica proceden movimientos obreros y universita- tios, y se otiginaran cuadros sindicalistas y politicos demécratas, que al final se inspiraran igualmente en Marx al final de la década de 1960, y que entre otras vertientes ¢laboraran la teorfa después denominada teologia de la liberacién latinoamericana. En Egipto, en 1926, se orga- niza igualmente un movimiento juvenil democratico y progresista llamado los Hermanos Musulmanes, que tenian una clara militancia politica popular. Ese movimiento procede de un “acontecimiento li- berador” explicito. Relata Taryk Ramadan —con quien he realizado en la Universidad de California, campus de Berkeley, un didlogo al respecto— que su abuelo, Hassan al-Banna (1906-1949), sufrié una experiencia religioso-politica muy particular. En efecto, Hassan, joven con dotes de liderazgo naturales, organi- zador desde su nifiez de numerosas instituciones juveniles, creyente musulmén como su padre (que trabajaba con sus manos come abteto, y era responsable como imdn de una mezquita), estudioso del arabe clésico, del Korén y de sus comentarios, maestro de la escuela prima- tia eventualmente junto al canal de Suez, en la ciudad de Ismailiya, regién ocupada por los briténicos por su importancia estratégica, tuvo una extrafia experiencia al contemplar: “{...J un campo militar inglés, " Publicado en La Jornada, México, 6 de marzo de 2011, p. 22. 93 CARTA & LOS INDIGNADOS: viendo cémo desplegaba su fuerza, su poder, su dominio, lo que le produjo en su coraz6n de patriota amante de su pats un malestar y una profunda vergiienza. E! patriota se sintié empujado a considerar esta detestable ocupacién y a reconsiderar igualmente que Egipto habfa sufrido una catastrofe decisiva, habiendo perdido tantas ocasiones materiales y civilizatorias. El tinico obstéculo principal habia sido aquel que impedfa el renacimiento y la elevacién del pais desde hacia unos sesenta afios: la pérdida de la unidad arabe y la unin de los musulmanes”.’ En esta experiencia se unfa de manera original una intuicién del colonialismo en todos los niveles. Asi, en marzo de 1928, Hassan organiza una “Hermandad” que comienza con siete compatieros,’ que se encargarian de ira las pequefias aldeas agricolas, para reconstruir en primer lugar las antiguas mezquitas, organizar una escuela,* iniciar cooperativas (de produccién o de consumo, en tanto obra social y politica), y predicar una renovacién patriética y musulmana, progre- sista, democratica, pedagégica y social en las calles, en los cafés, en los lugares ptiblicos.’ La Hermandad Musulmana tendré una escuela de formacién de cuadros (Madrasat at-tahdhib). Afios después la Her- mandad lleg6 a tener tres millones de miembros en Egipto, y también en Libano, Siria, Jordania, Sudan y Palestina. En 1933 se organiza la tarna femenina de la Hermandad. El movirniento tiene revistas, radios, escuelas, centros sociales de formacién de cuadros, editorial, coleccidn de libros tesricos y practicos, de los clésicos y def mismo movimiento. ? Tariq Ramadan, 2002, Aux sources du renowvean musulman. D’al-Afghani a Hassan al-Banna. Un sidcle de réformisme istamique, Lyon, Editions Tawhid, p. 194 » Es interesante indicar que los évenes tenfan oficios como panadero, peluquero, ocupado.en planchar ropa, chofer, agricultor, mecénico de bicicletas y repartidor de bienes domésticos. Oficios de los ms humildes, pero se transformaron en lideres del mavirniento, * Fra un “instituto islamico” (Mahad kira’ al istami) donde se impartéan clases sobre el Koran (no fundamentalista ni islamista), de ensefiznza elemental (para aprender a leer y escribir, matemdticas, etc.) y aprendizaje técnico y agricola. 5Como estudiante de 18 afios Hassan, daba conferencias piblicasen los bares de E} Cairo, con gran audiencia y entusiasmo de los comenssles 94

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