Está en la página 1de 45
Cuando un cuentista eseribe con lapiz le N pasat cosas muy extrahas, Que ki Por ejemplo, le jucguc una mala pasada y empiece a borrar 16 que no debe; o que el Kipiz mismo se ponga 4 pelear con be goma, Y Si este escrito: se alumbrit con una vela, el conflicto se complica, Todo lo que tiene sobre el escritorio adquirira vida y le complicara.., Ia vida, Jun Tejeda, nacido en 1915, sabia reir por sobre todo. Sur gran sentido del humor Jo vertié novelas, euentos, obras de teatro y ercnieay (publicadas en 1 prensa con 6l seudénimg| de Méximo Severo), También eseribis entretenidss obrus para nifios, como estos Cuentos de mi eseritorio (1957) y Cuentos de Iu Selva (1957); aunbos eon varias ediciones y recondeldo éxito, CODIGO 66-3 | 95612 eda Cuentos de miescritono =\— ais ARIE tes aes = INDICE Los monederos falsos pero buenos pag. 9 EL huevo vanidoso pdg. 21 El sacrificio de la vela pdg. 29 La gloria de la vela pag. 47 La hojita viajera pég. 57 La maldad de la goma pag. 65 Las aventuras del Lépiz pag. 09 Moralejas pdg. 9} LOS MONEDEROS FALSOS PERO BUENOS Eis N osési mis pequefios lectores creerdn Jo.que voy acontarles, pero la verdad.es que en mi escritorie ocurren hechos muy curiosos. Ahi estén siempre mis amigos: el lapiz, el lapicero, la goma y los papeles: Ademds hay _ una.tijera, .un-cortaplumas y muchos otros ob- jetos quemeayudan a ganarmela vida. Gracias y a.ellos puedo. hacer dibujos. que evo a los diarios, donde me pagan algunos pesos. Y tam- bign escribo cuentos, que las revistas suelen comprarme, - ty .Pues bien: el otro dia me estaba muriendo 9 de hambre porque no se me ocurrfa ningtin cuento nuevo que llevar, ni ningtin dibujo que hacer, y me quedé dormido de fatiga después de tratar intitilmente de inventar algo. Me dor- mf sobre un sill6n, jy cudl no serfa mi sorpresa cuando, al despertar horas después, lleno de angustia porque no tendria dinero para el pan, abri los ojos y contemplé una escena emocio- nante! No.'No estaba sofiando. Mis ojos no me engaiiaban, mis ofdosescuchaban perfectamen- te. 2Qué sucedia? El lépiz estaba hablando, Y hablaba de mi. { Hl ldpizhablabaasiasus compaferos,mien- | tras yome fingia dermido para no interrumpir- lo: ~¢Se han fijacto en lo que le pasa a nuestra amo? Desde hace dias parece estar muy preocu- pado y muy triste... -{Es cierto -contestéla goma-, Y sobre todo, se nota muy nervioso. Tanto es asi, que ayer me apretujé todoel dia entresusdedos, ynomedio ni siquiera una linea o una letra que borrar. -También he obsetvado lo mismo -dijo mi 10 anteojo-. Hace varias semanas que no me mon- ta sobre su nariz y no me da nada que leer. -Yo creo que esté enfermo ~opins la tijera-, De otra manera ya me habria utilizado para recortar sus dibujos. ~{$ no ha dibujado nada! -exclamé el Mapiz-. Dias atrés me tomé en su mano, hizo unas cuantas Tineas y nego, arrugando el papel, lo janzé furioso al canasto. -Creo saber lo que ocurre -explicé el ante- gj, y todos se dispusieron a ofrlo. Fl anteojo tenia fama de ser ei mas sabio de todos los amigos de mi escritorio, y por eso lo escucha- ban con respeto. Comprendian que el anteojo era el que mas sabia, pues era el que lefa més. Con frecuencia mi nariz lo Ilevaba al dicciona- rio, donde aprendia muchas cosas interesantes sobre la vida y sobre los hombres-. Lo que le pasa - continué el anteojo- es que esta cansado. Le ha ocurride algo que, segtin el diccionario francés se Lama surmenage, y que en nuestro idioma significa “cansancio mental por exceso de trabajo”. Eso es io que le sucede, Quiere escribir, pero na se le viene ninguna idea a la 11 | cabeza. Quiere dibujar jy no le sale niuna linea! “ Y lo més triste es que el pobre vive de estos trabajos. Si no se le ocurre algo en las pocas horas que van quedando de la noche, no podra llevar nada ala imprenta, no le pagaran, y se moriraé de hambre con su sefiora esposa y sus diecisiete hijos. i ~‘Tenemos que ayudarlo! -dije la tijera, que era muy bondadosa. -{Lo ayudatemos! -contestaron los demés, pero a nadie se le ocurria qué hacer. Entonces el lapiz tivo una gran idea, y habls asi: -@Se acuerdan de ese dia en que nuestro { amo tenia que dibujar un biflete de diez mil pesos para ilustrar un cuento? -iClaro que nos acordamos! -respondieron todos, -jC6mo no vamos a recordarla, si nos costé tanto hacerlo! -Pues bien -dijo el ldpiz-i lo que yo les Propongo es que hagamos un nueva billete de ésos y se lo dejemos aqui encima... -No estaria mal -dijo mi billetera, que des- cansaba también sobre el escritorio-. Hace va- 12 rios dias que nuestro patrén no meda de comer ni un misero billetita de cinco pesos. Y tengo hambre. ~Buene, pues, manos a la obra-dijo el lépiz-. En primer lugar, tenemos que busearellibroen * que salia dibujado el billete de diez mil pesos. {De otra manera, no sé cémo. podriamos hacer- Io! -Hagamoslo de memoria -dijo la goma. -jJamés! ;Si lo hiciéramos de memoria, el billete saldria malo! Y nuestro amo, impulsado por el hambre, se veria obligado a cambiarlo, y Iuegolo descubrirfany selollevarian preso. {Lo que pasa es que ti, goma, eres mala! No te contentas con comerte las leas que yo hago, sino que ademds quieres que leven Preso al patrén. -Y ti no haces mas que molestarme! La fijera habio entonces: -iHaya paz! (Si no dejan de discutir, juro que les daré un buen pinchazo a cada cual! La que tenemos que hacer es empezar ahora mis- mo el trabajo. ;A ver! :Dénde est ese Libro? -Aquit estoy -dijo et libro de grabados-. Pero ime han colocado dernasiado arriba en el estan- 14 OO te, De manera que, por favor, retirense, para dejarme caer. Todos mis amigos del escritorio se hicieron. aum lado y el grueso volumen se lanzé de alto abajo. -{Qué pagina? -pregunté uno de mis guan- tes. -Mil doscientos uno -respondié el anteojo con su gruesa voz. Y el guante, con toda elegancia, se abrié paso entre los demas abjetos, abrié el libro y bused Ja pAgina con sus finisimos dedos. -Ahora necesitaremos papel -dijo el lapiz. -Aqui estoy -contesté una hoja, dirigiéndo- se al centro de la mesa. Yelldpiz empez6 acopiar minuciosamente el billete. De vez en cuando se detentfa, y todos los dem4s se acercaban a hacer Ja critica del dibujo. Cuando era necesario, la gomaborraba. La goma tenia bastante hambre de lineas, de mode que iendia a borrar mas de lo necesario, pero la tijera la vigilaba constantemente, ayu- dada por el cortaplumas. Cuando terminaron el billete por un lado, tuvieron que seguir por el otro. )¥ en seguida 15 hubo que esperar a que el portaplumas, con la ayuda de los diversos frascos de tintas de colo- res, concluyera el dibujo en limpio! -Ahora falta que el anteojo y la lupa revisen bien el dibujo para proceder a cortarlo -dijo la tijera. -Con el mayor gusto -respondié Ia Iupa-. Pero la verdad es que estoy un tanto mal de la vista, de manera que necesito un poco de luz. éDe dénde la sacamos? La lampara de velador est muy lejana. Y ademés, si encendiéramos unaampoileta, nuestroamo podria despertar y la obra quedaria inconclusa. Todos miraron a la vela_ Si -dijeron los fésforos-. Hace tempo que no comemos vela. {Por qué no la encendemos? Su luz, que es muy suave, no despertard al patron, -Me parece bien -dijo la lupa-. Todos esta- mos de acuierdo. Peto zqué pensard la pobre vela? {No creen que le va a doler? “Yo me sacrifica -declaré ésta-. Me va a doler,es claro. ;Cémono meva adolerqueestos picaros me enciendan la cabeza! Pero soy capaz de soportarlo todo con tal de ayudar a nuestro 16 bondadoso amo. Los fésforos saltaron felices sobre la cabeza dela infeliz vela, la luz seencendié suavemente y muy pronto el dibujo pudeser observado por lalupa y.e] anteojo. Ellos quedaron satisfechos, y sdlo entonces Ja tijera procedié a recortar el billete. Los restos del papel fueron botados al canasto, que se los comié complacido, y cada cual se retiré a dormir a su rincén. -Apdguenme, por favor -gimié la vela-, Apaguenme, por favor -imploraba. Pero nadie sabia cémo hacerlo. Y ademas casino la ofan, pues se estaban quedando dor- imidos. Afortunadamente, comenzaba ya a clarear eidia, Me incorporé de misilién, apagué cuida- dosamente la vela con un suave soplido y cogi emocionado el billete entre mis manos. jParecia verdadero! jEstaba salvado! jCon él podrfa ir’ donde el lechero y el panadero, ilevar los ali- mentos indispensables para mi familia, y que- darme, atin mas, con el vuelto! Sali corriendo a la calle. Al llegar a la casa del panadero senti un gran temor. {No iba a cometer una maldad al cambiarie un billete falsificado? :No estaba | esto prehibido por las leyes? Quizds me Ieva- rian preso. Y le harfa un dafio muy grande al pobre panadero, al dejarlo con un biliete falso que -que al pasarlo él a otro- podria conducirlo para siempre a la prisiGn. Pero, por otra parte, yo pensaba que tenia que hacerlo, porque sino Jo hacfa, mis hijos y mi esposa se morirfan de hambre, ya que llevdbamos varios dias sin pro- bar un bocadodebidoa que yonohabia ganado nada. El s6lo imaginarme a mis nifios muriéndo- se de hambre me obligé a hacer el cambio sin. pensar mas. El panadero miré el billete, vacilante, y me dijo; -Es una suma muy grande la que usted me pide que le cambie. Ademds, ahora andan mu- chos billetes falsificadas... Dicen que hay un dibujante muy diestro que se dedica a falsifi carlos... Pero este billete..., mmm. Humm..., sf, parece bueno. Y me dio los panes y el vuelto, a Yo sabia que acababa de cometer un enga- fio, pero ante todo estaba la comida para mis hijos. (Y también para mi, porque la verdad es que yo tenfa un hambre de cien mi] ogros.) Ya veria después cémo devolver los billetes al panadero, Comimos los panes, pues, y unas tortas que compré, y bebimos leche, que pasé a buscar a Ia lecheria, y entonces me puse a pensar en qué harfa para devoiver el cambio al panadere. (Ademés, habia comprado muchas provisiones y dejé plata en la casa para pagar las deudas que tenfamos, y que eran muchas.) Y me puse a pensar en cémo salir del paso. éY saben ustedes le que hice? Pus escrib{todo lo que habia visto hacer a mis amigos del escritorio. Escribi un cuento igual a éste, lo Mevé a la casa editorial que fabrica las revistas, donde me lo compraron justo en diez mil pesos, y luego partf a la casa del panadera. -Mire, buen hombre -le dije-. Tengo la sos- pecha de que el billete que ie traje enla manana eta falsificado... Me permite que se lo cambie por éste? -No hay necesidad -me contestd-. Fijese que yo también tuve la misma sospecha. Y para salir de dudas, io llevé al Banco Central, que es en donde hacen los billetes verdaderos, lo tevi- saron por todos lados... jy lo encontraron per- fecto! ;Para qué nos preocupamos mis, pues? De esta manera, mis amigos me hicieron ganar, primero, los diez mil pesos que dibuja- ron para mi; en seguida, los diez mil pesos que me pagaton por el cuento, ¥ después me han hecho gariar mucho més. Porque los cuentas que vienen en este mismo libro-y que tados los niiios compran- no los he inventado yo, pero a mi me los pagan. Yo solamente me he limitado a escribir lo que hacen mis amigos del escrito- vio, y nada més. Léanlos, que les va a gustar conocer tanta curiosa aventura... 20 EL HUEVO VANIDOSO t ! ! i osé quién dejé un huevo encima de mi escritorio. Quizas fue la misma gallina que los puso, pues tengo que confesar que mii eseri- toriono ha sido nunca muy ordenado. Siempre aparecieron cosas raras en é1. Pero nunca, nun- ' ca jamas habia aparecido un huevo. La aparicién del misterioso huevo cats una gran sorpresa entre los habitantes habitua- jes de mi escritorio. ~{Qué singular acontecimiento! {Un huevo entre nosotros! jQué asco! -exclamé una voz tonca. Era la goma, que se sentia muy impor- tante. 21 -Este hueva -dijo el papel- es sumamente incémodo. Bastante me hacen suftir ya con Ja tinta. Muchas veces la vuelcan encima de mi. Ahora bien, si ese huevo se llegara a quebrar, jc6mo quedaria yo todo embetunade! -jLa tmica que embetuno aqui soy yo! -protestd la goma de pegar. -Es necesario que alguien saque ese huevo -opiné el abrelatas. Y agregé amenazante-: Quizds yo podria darle un golpe y matarlo. ~iOh, no! -gritaron todos a coro-. Simatasal huevo de un golpe, se partird, y nos di gjard totalmente chorreados. -Hay que buscar una manera de hacerlo salir porsi solo -dijola tijera-. Creo quelo mejor és conversar con él y convencerlo de que se vaya. La tijera se acereé al huevo seguida de todos sus compafieros. -jHola, hola, sefior hueva! Pero el huevo no les contesté. -jHola, hola , sefior huevo, he dicho, caram- ba! -repitié fa tijera, bastante picada. El huevo se limité a hacer un gesto de desprecio. 22 La tijera volvié a conversarcon sus compa- fieros y todos se acercaronal intruso. El huevo, comprendiendo que se hallaba en peligro, hizo un guitio, manifestando asf que estaba. dispues- fo a contestar, siempre que le dirigieran de nuevo la palabra, -Quizas sea sorda -dijo el Sacapuntas-. Voy a gritarle un poco. ;Hola, hola, sefior huevol.., “Si yono soy huevo -replicé éste, -Dice que no es huevo -explicé el sacapun- tas a los demas. -No soy huevo. -£Y qué eres, entonces? -Soy una bella piedra preciosa. Soy unrubi. Todos acudierona consultaral lapiz, quese encontraba durmiendo en un cajén del escrito- tio y que ignoraba lo sucedido. El lapiz era casi tan sabio come el anteojo, pues escribfa mucho y dibujaba mucho. Conoefa el mundo y sabia cémo eran todas las cosas. El lapiz desperts muy molesto por los remezones, ya que se hailaba sofiando con Ios mas lindos dibujos. Entonces le dijeron que encima del escritorio habia un rubj del tamaiio de un huevo. ~iEsoes fantastico! -dijoel l4piz-. Nunca he sabido de un rubf tan grande. -Ademiéds, tiene forma de huevo -agregé el abrelatas. -¢Unrubicon forma de huevo? |Esonose ha visto nunca! -dijo el lapiz poniéndose de pie. -Ademis, es blanco -dijo la tijera. -Voy a despertar al anteojo, que sabe més que yo -dijo el lapiz-. El anteojo se pasa los dias leyendo. Si es blanco -explicé el anteojo-, no puede ser un rubi. Los rubies, seguin el diccionario de la Real Academia Espafiola, son minerales cris- talizados, mas duros que el acero, de un hermo- so color rojo y de un brillo intenso. ~1Se trata sin duda de un impostor! - excia~ m6 el cortaplumas, que siempre andaba vien- do, por todas partes, impostores que matar. -Yo creo mas bien que es un simple huevé opiné Ja tijera, que conocia mucho elalma delos demés-. Lo que pasa es que es muy vanidoso. -En todo caso, tendremos que sacarlo pron- to de aqui. -Déjenme a mi ~dijo el lapiz. Y dirigiéndose adonde estaba el huevo, seguido por todos sus amigos, que lo respeta- ban mucho, comenzé a hablar con él. Hasta la goma -que era la enemiga permanente del lé- piz, pues se alimentaba de las letras que éste escribia- iba a su siga. -Hola, huevo -saluds el ldpiz. -i5i no soy huevo! -protesté el huevo-. Soy unrubi. Soy el mas hermosa y mas grande rubi del mundo. -Grande eres, pero no te encuentro cara de rubi, -Ah, es que soy un rubi fantastico, Soy el Gnico rubi blanco del mundo. ~2Qué les pasa a los rubies cuando caen de un sitio muy alto? -pregunté el anteojo. -No nos pasa nada -contesté el huevo-. Somos mas duros que el mas duro de los meta- les. ~Si te subieras a un Arbol, por ejemplo, y te cayeras, qué te pasaria? -Nada porque soy un rubi. -gQuieres que hagamos un experimento?: -sugiris el lapiz, mirando fijamente al impostor. éFe subirias ahora mismo a itn Arbol? ~Con el mayor gusto! -respondié el huevo-. Pero... jcaramba! Veo que ustedes, que se dan tantas fnfulas de sabios, son gentes de las mas pobres, {No tienen ni un solo arbol en esta casa! Si tuvieran un 4rbol, mesubiria encantado para ‘dejarme caer y demostrarles que soy un rubi. -Eso no importa -dijo el lapiz-. Yo te dibuja- 6 un Arbol. Yel huevo no pudo decir que no, Inmediatamente, todos los papeles se pu- eron en el suelo, los unos al lado de los otros. ‘La goma de pegar se paseo entre elias uniéndo- los por los bordes. El lapiz dibujé un Arbol immenso. La tijera lo recorté. Luego, entre to- los, pararon el Arbol, y con la ayuda del marti- lo, de unos clavitos y de unos palos, lo levan- ron. El pisapapeles le dio relieve. El pobre htievo no hallaba qué hacer. Perd ya habia dado su palabra de subirse arriba del Srbol. Ademés, era tan vanidoso que se crefa ubi de veras y estaba convencido de que no le pasaria nada al caer. = Entonces fue subido por todos, 27 El huevo estaba arriba, muy alto, entre dos amas. Ya una voz de orden del lapiz, todas co- menzaron a remecer el Arbol. Yel huevo se cays y se quebré, La paila se habia puesto debajo y lo recibié feliz y contenta. Nunca se habia comido un huevo tan exquisito. 28 EL SACRIFICIO DE LA VELA U. vez, la vela... iNo! Una vez, la Sefiora Vela... iSt! Como ustedes pueden apreciar, es mejor arla Sefiora Vela, con letras mayusculas, de bien grandes, porque Ja Sefiora Vela fue jjempre una muy buena persona, y, como tal, jerece que se Je nombre con letras mds impor- ntes, Desde ahora en adelante amaremos Apiz, con mayuiscula, al Mpiz; Goma, con naydiscula, a la goma, y asi a todos nuestros 2 amigos, porque bien ganado se lo tienen, como yaseconvencerdn cuando conozcan la espanto- sa aventura que lés voy a contar... : Una vez entré un bandido a mi casa. Yo eslaba sentado junto a mi escritorio haciendo un dibujo. Y come trataba de que me resultara muy bueno, ponia mucha atencién en mitraba- j0, por locuai no me fijé en el bandido quese me venia acercando por la espalda ni en los gestos, que me hacia el Espejo. Frente a mi se hallaba este Espejo. En él se retrataba la figura de un monstruoso. bandicdo,, con barbas como ptias yuna cara horrible, que se me acercaba por la espalda armado de un siniestro pufial. El Espejo, que veia todo esto, trataba de que yo viera los guiitos que me hacia para avisarme el peligro que estaba corriendo. Peroyo novelanada mas quemi dibujo, porque] me hallaba muy abstraido en mi trabajo paral hacerlo bien. Repentinamente, el bandido sacé desu bolsilio un revélver y melo puso sobre la espalda, mientras con Ja otra mano, en la que mantenfa el putial, amenazaba mi cadera. Con la voz mas ronca que jarnas he oido (una voz 30 mucho mds ronca que Ja de nuestra amiga la Goma), el bandido me dijo: ~jManos arriba! jSeria tan bonito poder contarles a mis ami- guitos lectores que di un salto formidable y maté al monstruo! Pero esas cosas suceden solamente en los cuentos de aventuras. Y esto no es un cuento. Esto me pasé a mi, Ustedes saben que yo estaba muy preocupado de mi dibujo, de modo que ne me di cuenta de lo que el bandido me estaba diciendo, y por eso le pregunté, distraidamente: -(Qué dice usted, sefior? ;Podria hacer el favor de repetirme un poco més fuerte y con voz clara 1a que desea? Creyendo quizés que yo me burlaba, el monstruo me sujeté fuerternente por el cuello, echandose el pufial al cinto. Con la otra mano puso el revdlver sobre mi espalda. Pude ver todas sus maniobras en ei Espejo, que se deses- peraba de mi paveria y no haliaba qué hacer, Pues los espejos son muds y hablan sélocomo las fotografias. -{Qué desea? -repeti, sintiendo una cosa al 0 LLL LLL LL Nt creyeron que eso no era nada mds que una} Secante-. Pero me gustaria saber qué es Io que pelicula, y se pusieron a aplaudir muy conten- tos. Era la primera vez que yo aparecia en una pelicula del Espejo, y ellos encontraban que esa novedad era muy digna de aplaudirse. El Espejo searrugaba y se fruncia, sin hallar vaa pasar ahora. -Vamosa ponemos frente al Espejo-propu- 50 la Tijera-. Asf conséguiremos que principie pronto la sepunda parte, Mientras tanto, yo me desesperaba dentro cémo explicarles que no era una pelicula lo que} del dormitorio. No hallaba qué hacer. Cierto es estaba contando, sino un hecho real; que era verdad que yo estaba en mi dormitorio, ence- trado por un bandido que dentro de peco vol- veriaalacasaa llevarsetodas lascosas, y quizds a todos ellos... De pronto, tivo una idea. Suspendié la funcién, y todos salieron a| pasearse, -Es muy hermoso lo que acabamos de ver -decia el Lapiz ante un grupo de sus ami- gos-. Nunca se le habia ocurrido al Espejo con-| tamos un cuento en el que apareciera nuestro| amo, -Yo siempre he sostenida que el Espejo es' un tipo original -dijola Goma, tinicamente para decir lo contrario de lo que decia el Lapiz. -El argumento es bueno -opiné el Papel 34 que se me ocurria pritar, pero el bandido habia tenido la precaucién de dejarme con las manos amarradas y la boca cefiida con un pafiuelo. Mis amigos se acerearon al Espejo, deseo- sos de ver la segunda parte dela funcién. jCual no seria sui sorpresa al ver que se repetian exactamente las mismas escenas que acababan de contemplar! -Se debe haber equivocado de rolio -dijo el Anteojo, que me habia acompafiado algunas veces al cine y se las daba de sabio. -Seguramente ~dijeron todos, que siempre hacian caso de lo que el Anteojo decia, pues lo tenfan por muy sabio por el hecho de que lefa mucho. -Seamos buenos -dijo la Tyjera-. 3Qué im- porta que se haya equivocado? El Espejo es 35 muy bueno con nosotros. Samos también bue4 nos con él. Dejémosle repetir la escena, y siga- mos después viendo lo demas. Todos encontraron muy razonable la pro+ Posicién de la Tera, y cuando terminé el se- gundo acto, salieronafueraa pasearse y conver-| sar, Luego entraron a ver el tercero, Con gran sorpresa pata todos, el Espejo! volvié a dar la misma funcién, Cuando'terminé ésta, y pasaron a Ia si- guiente, el Espejo repitié otra vez lo mismo: yo dibujando, el monstruo asalténdome, yo preso} en el dormitorio... -Es raro -clijo el Lapiz, que era muy obser- vador-. :Se han fijado en Ia cara de pena que & pone nuestro amigo el Espejo? Tode el tiempo’ estuvo arrugado y molesto. Yo creo que quiere| decirmos algo. FE -7Ya me doy cuenta! -dijo el Cortaplumas, que siempre andaba a la caza de aventuras. sensacionales en las cuales tuviera que matar a alguien-. jYa me doy, cuenta! ~¢De qué te das cuenta? me puse a dar golpes con mis zapatos y ellos se ~Esmuy sencillo: el Espejodebe haber visto Hieron cuenta de que el Cortaplumas tenia lo-que nos esta contando. Ha visto que Juan ‘Tejeda (tal es el nombre denuestroamo) hasido tealmente tomado prisionero por un gran ban- dido. ;Por qué no vamos a ver si esté en su dormitorio? Todos dudaron, pero al mirar hacia el Espe- Ho, vieron que éste les hacia un guiiio de connivencia, S6loen ese instante comprendieron la terri- Eble realidad. Inmediatamente salieron corrien- lo con sus patitas (pues todos ellos tenian atitas retrActiles, como puede verse en los Edibujos) y se acercaron ami pieza. |Quéagrada- quier momento, e] bandido podria volver ¥ levarse tado lo que habia en la casa. O bien 36 37 raz6n, y que lo que conts el Espejo era cierto. F Entonces trataron de entrar. Pero era muy dificil abrir la puerta. La puerta estaba cerrada con Ilave. La puerta no} ofa ni entendfa lo que ellos hablaban. Las puer-F tas siempre han sido un poco malas. Cierrank. aparadores con mermeladas y despensas con| dulces. Y mis amigos no tenian medios para echar abaje la puerta. Aunque el Cortaplumas€ traté de matarla, sdlo sacé en limpio el quedar| enclavado en ella, y a los demas les costo mu-| chisimo sacarlo. ¥ los minutos pasaban, mientras el mon: trug-listo ya con todas sus maletas en las quese llevaria las riquezas de mi casa- volvia a pasos| de gigante. -Hay que hacer otra cosa. {Urge hacer pron- to algo! -dijo la Tijera-. Nada ganaremos con forcejear, La Tijera decta casi siempre cosas muy ra- zonables. A veces las cosas razonables que decia no servian de mucho, pero eran muy razonables. -Si, hay que hacer algo -dijo laGoma. 38 Cuando la Goma aprobaba una idea ajenaj queria decir que nadie estaba en contra. La Goma siempre alegaba contra los dems, pues+ toque su mayor placer era borrarlos, Demane4 Ta que si estaba de acuerdo con alguien, etal porque ese alguien tenia toda la razdn del mun- do y nadie le encontraria razon a ella. Y todos concluyeron que habia, en- verdad, que hacer algo. -¢Qué hacemos? -Yo tengo una idea -dijo la Vela. Pero la Vela hablaba muy bajito, y nadie la ola. La Velasolia sufrix enormemenie, porquele dolia mucho que le encendieran el nico pelo’ que tenia en Ia cabeza. ‘Todos los demas seguian hablando y pro- Poniendo proyectos disparatados. ~Yo tengo algo que decir..., tengo una idea... -geniia la Vela, pero nadie la escuchaba. Y sus compafieros segufan Proponiendo ideas tontas y descabelladas. El Tintero, por ejemplo, queria quealguien Io lanzara sobre los. ojos del bandido para enceguecerlo, jy no 964 Baba cuenta de que no habia quién pudiera garlo! La Goma insistéa en borraral ladrén. Bos Fsforos proponian incendiar la puerta, sin pensar que al mismo tiempo incendiarfan la entera. Tengo algo que decir -seguia gimiendo la S6lo cuando se Je acabaron las ideas, los mds seresignarona escucharla. La Vela ~justo reconocerlo- era muy buena, era bonisima, la re, pero un poco tontuela. Le faltaba caletre. lo menos, asi pensaban los demas. ¥ como sto tenian nada que decir, no les quedé mAs pe off a la Vela, la cual hablo asi: Yo creo quelomejor es que los Fisforos me pe: -|Que tonta es! -gritaron todos, riéndose. ErzCémo va a ser ‘tonta? -exclamaron los Eosforos, felices-. Si ella quiere que la queme- la quemamos. Qué puede haber mejor nosotros? g St -dijo Ja Vela-. Quiero que me quemen y aderritan. iYa! -gritaron los Fésforos, saltando y bai- 41 Jando de alegria. -jYo me someteré al horrible sacrificio de| ser quemada y derretida -explicé la Vela-, para] que el Pisapapeles, la Tijera y el Cortaplumas| meamasen después. Los Guantes también pue- den ayudar. Hasta podriamos llamar al Uslero para que me amas ~2Al qué...? -gritaron los Fésforos, riéndose mt a carcajadas de la pobre Vela. ~Al Uslero. ~¢Al Uslero? -siguieron preguntanda log Fosforos y hacienda burlasa la Vela, porque les gustaba mucho hacerlasufrir-. ;Sisedice Lulero! iJa, ja, ja! Entonces el Anteojo, que era muy partiday tio de que se-hablara bien, intervino explican] do: -Pequetios Fésforos, ustedes estén muy| equivocadas. Nosotros, que no hablamos siem: pre correctamente, decimos lulero, pero en cas tellano la palabra es uslero. Uslero, zentienden| bien? Los pequetios Fésforos se callaron, averd gonzados. El Anteojo, que sabia mucho, tenia 2 Bthda la razon. La palabra es uslero, y es buenc frie ustedes lo sepan. Pero como todos estamos scostumbradosa decirle lulero, lulero le segui- 108 diciendo. Bueno -dijo Ja Vela-, yo quiero sacrificar- fhe, y en este caso la correcta pronunctacién de as-palabras no tiene la menor importancia. opongo que mis pequefios enemigos ios Fés- ros me incenclien, y que el Lulero me amase. fn seguida, me meteran entre todos en Ja cerra- Bluira, y sacaremos 11n molde de la Have... ° E. -;Un molde de la llave? {Bravo! -;Bravo! -gritaron todos. -: Y pusieron manos a la obra. Locos de felici- dad, como unos verdad eros diablillos, los Fés- Ores incendiaron la Vela. La Vela empezd a lerretirse, doblandose en medio de las mAs. Ma en una ave de cera, ‘Bmocionado, yo permanecia atin en la pie- siguiendo la aventura, pero temia que de- a moraran demasiado y Iegaran los bandidos antes que alcanzasen a [levarse el molde para] hacer una lave de verdad. EL Lapiz, que conocfa mucho mundo, prot puso llamar a la Rueda. Y la Rueda -un neumitico viejo que yo tenia en el garaje- acudié a la lamada y sel dispuso a partir a casa del fabricante de llaves, EL Lapiz escribi6 una tarjeta que decia ast: SENOR FABRICANTE DE |.LAVES: VENGA A MI CASA URGENTE Y TIREME POR ; LA VENTANA UNA COPIA DE LA LLAVE CUYO! MOLDE LE MANDO. ESTOY ENCERRADO. LA VENTANA TIENE REJAS DE FIERRO. SALUDOS Y GRACIAS LE PAGARE EL VIERNES iT Y Ja Rueda partié con la Tarjeta; y el fabri- cante hizo la Ilave. ¥ la Rueda volvid con la plave, y la Tijera se montd encima del Cuchillo fonsus largas piernas; el Cuchillose paréarriba Ja Caja de Fésforos, ésta encima del Anteojo, pete sobre el Canasto, el Canasto encima de unos libros, y asi dieron vuelta a la hermosa lave de bronce, y abrieron la puerta, Sélo entonces pude salir. Estaba libre, jal fin! Y respiré el aire de la ibertad, que siempre es muy bueno, pero que an este caso particular no resultaba demasiado pouro, pues atin habia mucho olor a Vela. Tomé dos pistolas y me puse detrds de ia Be Legs por fin el bandida, quedeun goipazo 6 abajo la puerta y penetré a la casa. t° {Manos arriba! -le dije. Y Jo llevé donde el Juez, que lo puso de Babeza en una parte que se llama calabozo... 43 LA GLORIA DE LA VELA Ru. que el cuento anterior tenia an defecto muy grande: la pobre Vela se sacri- qued6 botada en forma de Have de me salv6é a mi, y nadie se acordé By ..7iX0 lo salvét -dijo el Espejo-. Porque si yo ubiera visto que el ladrén lo atacaba, nose ria contado a ustedes, y no habrian ayu- 10 a salvarlo. Me preguntaraén ustedes, queridos lecto- , cémo el Espejo, que no sabia hablar, hablé a 4 47 en esa forma. Muy sencillo: no habl6, pero puso en si Juna una escena en la que apatecia él mismo, Espejo, mostrando lo queme habia sucedido. ademés, su marco se expandia orgullosamente| De esa manera hablé el Espejo. -[Yo lo salvé! -asegurs el Uslero-. Porque si no hubiera sido por mi, la Vela no habrfa sido amasada, yno habriamos hecho un molde dela lave cen ella. -iNo es cierto, no es cierto! -gritaron log Fésforos-. Nosotros lo salvamos, porque’si no sotros no hubiéramos prendido fuego a la Vela] ésta no se habria derretido y no habriamog tenido la Jlave. -iLa salvadora fui yo! -exclamé la Tijera-. S| yono los hubiera llamado al orden, si yo no leg hubiera dicho que lo mejor era que pens4ramo: e hiciéramos algo, nadie lo habria salvado, -{Mentira! -interrumpi6 el Cortaplumas-} Pues si yo nome hibiera dado cuenta delo qua el Espejo queria decir, a nadie se le habria ocutrido ir al dermitorio. ;Yo lo salvé! ~jNo es verdad, no es verdad! -protesté el ahasto de Papeles-. Si yonc me hubiera pues- ‘debajo de todos para quesubieran y metieran ‘Vela derretida en el ojo de Ja cerradura, no abriamos podida salvarlo. Yo tengo algo que decir -dijo la Vela, pero mma de lave, y esta botada en el suelo, muy ¥j08 de los demés, nadie la alcanzé a att. » Ademés, cada cual estaba pensando en si 10, de modo que ninguno escuchaba a los Riemds, ai ~Quien lo salv6 fui yo-dijola Tijera otra vez. Bp de la cerradura, puesto que yo me coloqué ajo del canasto, y encima del canasto se no hubiera sido por mi redondisima forma? -Escierto-contestdle el Lapiz-, pero si yono| hubiera escrito la carta, qué carta habrias Ile} vado ttt? ¥ tados seguian discutiendo, mientras lal pobre Vela, desamparada y triste, gemiasin que nadie alcanzara a ofr su débil voz: -Creo que el salvador fui yo -dijo el Ante} ojo-, porque yo expliqué que habia que decis| Uslero en vez de Lulero. Esta tonteria del Anteojo los dejé.a todos ea silencio. El silencio fue tan grande, tan verda/ deramente silencioso, que se oyé el gemir de lage vela. -iSdlvenme, sAlvenme! -gemfa. La pobre ne queria seguir teniendo formal de lave. La ayeron y sintieron pena. -Si -dijo Ia Goma, que por primera vez sel puso bondadosa-. Ella fue la salvadora. Todos protestaron. Querian muchoa la Vela, les daba mucha ldstima verla convertida ere: Have, pero tenfan ganas desentirse lossalvado- res. -8j -insistic la Goma-. Yo les voy a demos- 50 rar por qué la Vela fue la salvadora. A ver, por jemplo, ti, Tijera, gqué hiciste? -Yo dirigi la operacion. -Bien -contesté la Goma-. Pero ;cémo te jientes? -2Yo? jMuy bien! -tHas perdido algo? ~jNada! -Yla pobre Vela, sha perdido algo? La Tijera se queds callada. "Nadie se atrevid a hablar mas. Comprendian que habian ayudadomucho, ero que seguian tan integros come antes, El ispejo continuaba colocade en la pared. EL Portaplumas permanecia con su. punta bien filada. El Anteojo continuaba leyendo. El Ca- sasto coméa, como de costumbre, los papeles jue caian sobre él, Todos permanecian coma ntes; nadie habia perdido nada. . -La tinica que ha perdido algo, .quién es? - regunté la Goma. Y¥sintieron vergiienza. Y asisedieron cuen- de que si todos habian ayudado, la ayuda de fa Vela era la mas valiosa, pues ella se habia 31 dejado quemat, derretir y amasar, y ahora yadlp: casi inerte, como un cadaver, bajo una forme que no le gustaba, en forma de Ilave y no ef forma de vela. Y todos se arrepintieron de haberse creid} los salvadores, y comenzarona pensar en com. liberar a la Vela de la forma de lave, y en com darle un premio. -Lo que hay que hacer -dijeron los Fésforogps, tratando de poner Ia cara muy seria- es cierty mente algo muy triste. Lo que hay que hacer q volverlaa derretir, Nocrean quelo decimos pok damos el gusto de quemarla otra vez, sing porque es preciso derretirla de nuevo para vol verla a su antigua forma. 4 vez mds tendria que sacrificarse, pero esta veg serfa para recuperar su forma normal. Los Fésforos la quemaron, pues, Cuando estuvo ya bien derretida y en pun| to, el Uslera tomé la palabra: -Ahora la voy a amasar. Una vez que Ja hubo arnasado, la Tyer hablé asi: 32 SESS 'S~?TSC_“C“- Con todo cuidado leiré dando vuelta cor mis piernas hasta volverla a su primitiva foq ma. Cuando terminé, hablé ei Sacapuntas: ~cTiene la mecha bien puesta? -St-respondieron los Fésforos, quesiemp Se preocupaban mucho de ja mecha. -Entonces le voy a sacar Penta, Mucho le dolié a la pobre Vela que el Sacd puntas le hiciera eso en Ja cabeza; pero nada ij importaba ya; estaba dispuesta a resistir todd los dolores con tal de que la volvieran a sil forma original. ¥ el Guante, graciosamente, le dio los ult mos toques. Daba pena verla, tan larga y pélida, tal triste. -Podriamos iluminazla-dijounodelos Fés- oros. Perolos demas comprendieron que aqué- flajera una maldad muy grande, y que los bsforos no persegufan rendirle un homenaje, no claxse una vez més el placer de encenderle cabeza. -Pongémosle una palmatoria -dijo el Ante- Bjo-. Todas las velas decentes tienen palmatoria. pr-Es verdad -asintié Ja Vela con un suspiro ocuente, prY mandaron a la Tijera a que trajese una almatoria del almacén de la esquina. La Tijera podia movilizarse facilmente gra- a las trancadas que daba con sus latgas as, Asi llegé hasta el almacén, donde en- hérd una palmatoria. Mucho més dificil le 6 volver con ella 4 la casa, y realmente no jpodido averiguar hasta ahora cémo lo hizo; el hecho es que con ella regresé. ;-2Y como Ia trajiste? F:-Chuteando-respondié-.Como sifuerauna realmente, déndose entera, y ahise ergufa ahg ra, palida y silenciosa como siempre. El Lapiz dijo: -Debemos premiarla, &.La palmatoria quetrajo la Tijera presentaba -tY qué premio le daremos? i Baginconveniente al parecer grave: ya tenia 54 35 puesta una vela. ;Qué hacer? Los Fosforos, que siempre querian encen- deralgo, hallaron la solucién,una solucion que} todos encontraron muy aceptable y que, por la} tanta, aprobaron. Los Fésforos, contando ya con el apoyo de los demas, encendieron Jai cabeza dela nueva vela y también encendieron la base de la antigua. ¥ una vez que las dos Partes estuvieron, bien derretidas, las juntaron. Deestamanera, ja Vela esahora mucho. mas; alta que antes y descansa sobre un. pedestal, Es comosi fuera una estatua, un verdadero: Mmonumento a si misma y a Ja unidad de Jos habitantes de mi escritorio. Todos la respetan ahora y le rinden home-: naje. LA HOJITA VIAJERA E abia una vez una hermosa Esquela. a Esquela es una hoja de papel, de esas as y sin lineas, que las muchachas suelen “para escribir sus cartas. sta hojita de papel no era mia, sino de una is hijas, y no conacia mas mundo que el de. ja de carton en que nacid. La hojita tenia as hermanas, y cada una -ella también- aun vehiculo, llamada sobre, que un dia a Hevarla volando a desconocidas regio- anejado por un piloto que conocemas 57 con el nombre de estampilla. Nuestra Hojita sofiaba. Limaginaba que un buen dia escribirian d ella una linda carta, hecha con la més gracios letra femenina, que seria echada en su sobre! que en él se irfa a conocer el ancho mundo. Muchas veces habia tenido oportunidad asomarse y mirar hacia fuera por entre la caj entreabierta. Habia ofdo conversaciones en I que se hablaba de los paises mas misteriasos extrafios, y no les tenia miedo a las aventura Por el contrario, ansiaba que la enviaran; un punto muy lejano de la Tietra, para Negar4 cual tuviera que viajar en barce, en tren, q globo, en avién y en automévil. A veces, atreviase a pensar en aconted eebre seria abierto por un principeigual a losde Bsicuentos de hadas. El principe la tomaria las manos, fa leeria, y depositaria sobre un beso y dos lagrimas que se le quedarian adas para siempre como dos huellas del Br'Y¥una tarde oy sollozar a su duefia. siCuando las nifias sollozan -se dijo la juelita-, se calman escribiendo una carta de Habjia observado muchas veces esta curio- incidencia. Cada vez que escuché el sollo- la tapa, cémo wna mano blanca y fina se froducia en la caja y retiraba una esquela. B“Las nifias son asi -se decia-. Necesitan Srar antes de escribir una carta.‘Las cartas les en del corazén, y mientras més lloran, con nis faltas de ortografia y mas hermosas les len. Sus cartas no son como las cartas de los ipmbres. Una vez un hombremetiésu mano en ja y sacé a una de mis hermanas. Protest6 queno habia otra clase de papel y, levando- je, y después de recorrer el mundo entero 4 Ja maquina de escribir, sometié a Ja infeliz 58 59 auna terrible tortura. Grabs en ella unas letra §fuesas y negras, que deben haberle dolidd mucho a la pobre. Después, casi la destrozé a poner su firma. Asi'son los hombres con lashes cartas. En cambio, las nifias sollozan. ¥ des: pués, conuna letra stempreiguai, muy cuidadd ymuy fina, casi sin tocarnos, van desarrollandd tinta y el portaplumas, y mientras tanto sy corazén ha de ir preparando lo que quiere decirle al principe.” Asi sofiaba la Esquelita. Pero jcudn equivocadia estaba! 1Cémo tem bié de emocién cuando la fina yblanca mano de| la nifia la elevé por los airest iQué pintoresco| Tios eran thas mesas grandes y parejas, muy; negras, con un papel secante encima. Quizdsdel dénde habia sacado esa idea. Pero ahora veta cosas muy distintas. Sobre el escritorio habia variados pomos de maravillosos colares que se extendfan por doquier. Habfa rojos. Y Oros, ara- tillos y verdes, azules ¥ naranjas, negros y grises y blancos, y las plumas no eran comoella las imaginaba, filudas, aceradas e hirientes, sine muy blandas, con suaves mechones de pelo, La nifia colocé la Esquelita sobre el escri- torio, dio aun algemos pasos y luego se senté. Ya no se la ofa sollozar. Parecia muy tranquila. La Esquelita espe- raba ansiosa el momento en. que esas descono- cidas piumas se lanzaran sobre ella. Pero algo ocurria, Oy6 cémo las manos echaban agua en clertos pequefios receptéculos, y vio luegocémo disolvia colores en ellos. En seguida, la mucha- cha parecis ponerse mas segura, yemprendié Ja tarea de mojar la epidermis de la pequefia hoja con los variados colores. jQué bellas sensaciones sintié la Hojita de Papel! Al cabo de més de una hora -lo cual le asombré mucho, pues le habian dicho que las no demoraban nunca tanto en escribirse,, la parecié dar por terminado su trabajo. Tomé la hojay la puso en posicién vertical. ka hojita, parada en esa forma, mizaba cémo la ifia se lenaba de una sana alegria, al conten- jlarla con la cabeza ladeada y dando unos asitos hacia atrds. Y su Ianto se habia trocado tisa. Luego, la nifia canté y se alejé. ira, por fin, a buscar el sobre? Se acercaba ya el momento en que empe- aria su hermoso viaje por e] mundo, entre el humo de los trenes, las bolsas deloscarteros, las. sirenas de los barcos, las hélices de los aviones? Los pasos de la muchacha se acercaron. La hojita sintié cémo la tomaban y la eleva- ‘ban a una altura mds alta que la cabeza de la mifiita. Y la muchacha, manteniéndola‘en esa ‘posicion, se estiré hacia atrds, la contempld; mmovié la cabeza a un Jado y al otro y, finalmen- ite, puso unas tachuelas sobre la Esquelita y, acercandola a la pared, Ia atravesé de parte a -parte por sus cuatro puntas, dejandola clavada en el muro. 62 63 Ahj se quedé para siempre. En realidad, la Esquelita vio mucha gente, y de todas las clases, durante muchos afios. Todos se paraban frentea ella, movian la cabeza y decfan: -jQué hermoso! Y asf pasé muchos afios en Ia pared. Ella, que lo que més habia deseado era conocer él mundo, parecia condenada ano salir nunca de Ia habitacidn, siempre clavada, sin conocer jamds [as delicias de las sofiadas aven- turas. Pero llegé el dfa en que la muchacha que habia pintado sobre ella se hizo famosa. Y des- de entonces, la Esquelita, convertida en Cua- dro, pudo darse el gusto de pasear como una reina por todos los paises del mundo. La lleva- ban siempre alas mejores exposiciones, y tuvo muchos duefios, que pagaron porella sumasde dinero cada vez mayores, Y asf conacié todos los paises dela Tierra, y fue feliz. w LA MALDAD DELA GOMA. A veces, la Goma se portaba mal. Por gusto, por e] puro gusto de comer y de hacer mal, borraba todo lo que el Lapiz, el Portaplu- mas de escribir y yo haciamos. A veces tenia- moslosdibujos maslindos lalosborraba,nada mds que para comer y ciar su apetito voraz.EstecuentodelaGo esmuyboni pero dlasehadadoelgus de borrarlo jar muchas part en blanco para que nadie pueda Jeerlas y nunca ja saber lo que yo queria decir acerca de la Go ‘Lo mejor que podemos hacer con la Go es 65 borrarlaae para que asino sigamoles mas. y cuando escriba otro li no diré nadadelaGo a menos que ella misma me lo pi 66 LAS AVENTURAS DEL LAPIZ - E Lapiz fue stempre un fiel compafiero io. Graciasasu ayuda hice hermosos dibujos. EY también fue un buen compafiero de mis ‘amigos del escritorio: ayudabaa los demés, yla finica maldad que se penmitia era hacer carica- Horas, caricaturasinofensivasqueduraban muy — poco, pues la hambrienta Goma se las

También podría gustarte