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* PEDAGOGIA Y CULTURA OFICIO DE MAESTRO, SABER PEDAGOGICO Y PRACTICAS CULTURALES EN COLOMBIA, 1870-2002 Oscar Saldarriaga Vélez* ‘This texct deals with the tension bebveen the work of the teacher, his/her status as intellectual, and the repibtiplicity of functions that have been assigned to the teacher by the various conceptions and practice of caullsire during the last two centuries in Colombia. The paper explores the subaltern statues of the teacher through the characer of “applicator” of Rnowledge and cultural end that are appled throng pedagogical Anowledge as well as political-social projects; thus, three matrices can be traced to carry ont the work of the teacher: the classic, the modern and the contemporary and the paper shows how-throngh hybridization instead of the ratual substitution among these three “models,” the teachers have constructed a rationality in ierms of mades of being and active sxemory of their work, But, this bas ako produced a renewed sense of bierarchy in educative work, opposed increasingly by énstructors and teachers, ane as “Ybeoretician” and the other “Secbnician”” of instruction. Thus, the paper proposes new analysts concerning the distinctive styles of the “Sheary-praxis” relationship that has made-up the actual countenance of the teacher and of contempo- rary Colombian ctture. Historiador Universidad de Antioquia, Docente-lavestigador Pontificia Universidad Javeriane, Miembro del Grupo de Investigacién Historia de la Prartca Pedogigica on Colombia. E-saik saldacti@javeriana.edu.co 121 Memoria ¥ Socizpap - Vor. 6, N° 12 agosto pz 2002 Paniupe: La poblacién de la nueva Ciadad-Global no va al trabajo, nia a fabrica, nial oficina, como se cree, sino que va a la escuela desde por la mafiana, y Ia ensefianza no se detiene munca, ai al mediodia, ni por la noche, cuando la televisién, la radio, los medias y las telecomunicaciones, independientes de los husos horatios, no cesan jamés de murmurat.. Pia: Sociedad pedagégica, esta Villa-Nueva no obedece a os patronos ni alos hombres politicos si éstos no se hacen profesores. Pantape: La xevoluci6n industrial alcanza el reino del espisita, y transforma esta villa tmica en claustto intelectual. ia: Cuando el verbo domina asi, la carne y la materia, antes inocentes, nos queda sofiae un tiempo patadislaco donde el cuespo, libre, podia corter y seatir,a sus anchas. jl. tnica remelta vendré de los Cinco Sentidas! OFICIO DE MAESTRO uiero ensayat acd un tema, o mejor, jun cruce de temas a partir de nues tr0 trabajo histérico sobre la prac- tica Pdagdgica en Colombia’. Voy a anali- zat tres distintos modos de efectuar el ofi- cio de maestro, que hemos hallado operan- do en nuestro pais desde fines del siglo XIX. Mi hipétesis es que esos modos fueron de- tetminados, —de manera principal pero no exclusiva—por dos lineas de fuerza, dos ti- pos de polos tensionales: las catacteristicas del saber pedagégico que le exa ensefiado al maestro en las instituciones formadoras de docentes, asigndndole ciettas posiciones funciones, de una parte; y de otra, las carac- teristicas de las prdolizar culturaks en las que ese oficio se insertd, entre otras, los “fines Michel Serres. La deyenda de los angle? superiores” (ético-politicos) asignados a la escuela y a la pedagogia desde la Sociedad civil y el Estado nacional, Prefiero hablar de “oficio de maestro”, porque defiendo el peso hist6rico y cultural del término maestra, que define a la petsona dedicada al oficio de ensefiar, frente a otros términos més recientes que no afiaden nada esencial a esa designacién. Aunque debe precisarse de inmediato que, términos como profeor, docent,edacador, pedagog,califican cier- tos matices en la jerarquia social y académi- ca para distinguir diversas especies dentro del mismo género. Y es justo la cuestién de la génesis de esta diferenciacién, al margen de sus nombres, sobre la que quiero propo- ner aqui algunas reflexiones. ‘Todas ellas par- ten de la problematizacién del estatuto epistemoldgico del maestro que lanzé Olga 1 Serres, Michel, La digende des anges. Pacis: Fayard, 1988, pag, 71. 2 Séenz Obregén, Javier; Saldarsiaga, Oscac y Ospina, Armando, Mirar la infanci Pedagogta, moral y maderni- tad en Colombia, 1903-1946, 2.vols. Medellin: COLCHENCIAS/ Ediciones Foro Nacional por Colombia/ Ediciones Uniandes/ Editorial Universidad de Antioguia, 1997, 122 Memoria ¥ Socigpap - VoL. 6, N° 12 acosTo DE 2002 Lucla Zuluaga hace ya veinticinco afos, pa- labras de acero y amor que han otientado las bitsquedas del Grupo de Historia de la Practica Pedagégica en Colombia: “Fonte los suetos qo de nna w otra meanera se relation ‘wan con ef discurso de las cencias 0 de los conosimsientes, thay too de elles enya forma de relaci6n signa wna opre- sit atltseral que se eskablece a través del método de ense- Aianzea see5 of mestra fn] Mientras ms inferior sea fa situacién cultural del maestro, ees confiade en raazor medida su ofcio metadoligiea, Pero a pasar de esta existencia instrumental de la Pedagogia em nuestra savindad, hay que enpexar a arriesgarse, en la inestiga- cidn.y em este largo proceso de diélogo (.,). Bn este con- texto ampli de la Pedagogta, la bistria de la préstca _padaghgiaa en Colombia significa ena proyeccib sata, sova lucha por reeata, para el neaestroy o tants deb trabajo bistérice, la prédctica pedagigica”. Asi que esta condicién, o mejot, esta si- tuacién de subalternidad del maestro nace del cruce de una serie de eventos de origen epistemoligica con otra serie de eventos de origen sodocsltwral, :Cual de ellas es mas an- tigua o més determinante? Seria diftcil sepa- rarlas asi, Digamos que, en todo caso, el ofi- cio de maestro, histéricamente, surge de muy antiguo, en un punto preciso de la division social del trabajo en las sociedades urbanas: comparte lugar con el artesano, ese técnico sometido a la condicién ambivalente de ha- ber sido el “maestro de la civilizacién” por su especializacién técnica, y ala vez siempre expropiado de sus beneficios. Como lo ba sefialado el paleontdlogo A. Leroi-Gouthan, Js artesanosforman enelinterior del dispositive urbano ena serie de elulas generabnenteendlgareas; su serie tiga a a de las clases drgentes, su cndcion gene- alent woes compltarcente lad eslaves ni completa vent la de bontbresrevestidos de rad la dgniad inke- rents a la otra condi Maestro y artesano, son ambos duefios de sus instrumentos de trabajo y de un sa- ber hacer personalizado, y ambos compar- ten una diferencia con la posterior condi- cién del obrero: la caracteristica de no po- der ser ficilmente expropiables de sus ins- trumentos de produccién por los procesos masivos de tecnificacida, pues el “instru- mento” y el “producto” de ambos es, por certo, individual, original y “hecho a mano”. En revancha, ambos son expropiados de los prestigios sociales y los beneficios materia- les generados por su labor, y deben mante- nerse en constante lucha para no perder sus insteumentos, y ser reconocidos por su arte, Ahora bien, el maestro es, por supuesto, un tipo particular de técnico, aquel requeti- do para la transmisién de la cultura letrada de las élites gobernantes y las castas sacerdotales, transmisién a sus herederos, primero, y a las clases subalternas califica- das después, tarea en la cual se invierte cada ‘vez mas tiempo social de dedicacién, tiem- po del que las élites mismas disponen cada vez menos. E] filésofo ¢ historiador de las ciencias, Michel Serres, francés, nos ha re- cordado, en un texto luminoso, a un tiempo el origen griego del nombre pedagygo, el de su condicién social y el dramatico misterio que se despliega en el auto pedagdgico, acto de ensehtanza/ aprendizaje/ acompakaniznto mutuos. El filésofo de otra parte, Fernando 3 Zuluaga Gazcés, Olga Lucka, Pelagia ehitoria. La historiidad de la pedageia, Laenseianga, mn objet de saber Bogoti: Editorinl Universidad de Antioqaia/Anthropos/Siglo del Hombre Editores, 1999 [19871] pags 156-157. 4 — Leroi-Gourhan, Andsé, E/ gesto y da palabra, Casacas: Ediciones de la Biblioteca Universidad Central de Venezuela, 1971, pag. 176. 123 Memoria y Soctepap - Vou. 6, N° 12 acosto pr 2002 Gonzélez, colombiano, autor de un ensayo titulado El maestro de escuela, habia saltado de gozo al leer que: “Hlace tharpe, se Hamuba pecagogo a extavo que coda a la eseela a nif noblk, Heres, a veces, at aconpatiabas también, como gra. Epoque abando- snake casa de fara, Salida: segundo nactientn, Todo aprendizaje exigete je con el otro y hava labial. Durante este pase, monchas coxa cambian, Aad la lngra que have dil esclaoo, amo él ris, y ‘portant, hace del viaje la escuela misma, y de ea mi _aravi, hace tea instrucib, El esdav sabe del afuera, cl exterir, la exclu, de logue hay ener de signar; is fuerte yada, se pores poco al vive dl ingante sis afortunado, por ima igualdad temporal gre bacs posible una comsuizaiin. {..] Ad, desde oat ol no tiev habla al pobre esclaro adult, quien ke respond des. “ BR ‘Rusimentos de saber Método Instruccién (Be de las PRACTICAS CULTURALES) Bje del Saber: i PEDAGOGIA: Ciencia y arte de edlucar al HOMBRE, @ METODO: Oficio “artesanal”, manueles escolares je de las Pefeticas Colteals: @ FORMACION: Disciplinamiento on valores humanistas, civilizaciéin, [@ INSTRUCCION: ‘Trunsmisién de conocienientos ‘TENSIONES/CRISIS: [1 Bl Método (y el Manual) se hace el nico saber del maestro 1 Ciencia y Arte que gacantiza los fines supremos de la sociedad © Peimera “crisis de valores”: individualismo, voluatadsmo, hipoccesia, fnatismo fratrcida GH Eiscsién entre ol saber ckisico (“ate cultura”) y ol saber “modemno” (tecnologia, saberes pricticos, él rural/urbano, Cultura/Incultuca 414 Foucault, Michel. La arganoleyia del aber. México: Siglo XXI, 1968. 129 } Memonrra y Socigpap - VoL. 6, N° 12 acosro DE 2002 El manual de Luis y Martin Restrepo Mejia, Eierentos de Pedagogia, al que hemos llamado “la Summa Pedagégica” del primes cuarto de siglo en Colombia, fue el texto oficial adoptado para la formacién de maes- tros desde el final de la Regeneracién y so- bre todo, durante la Hegemonia conserva- dora (1903-1930), y tuvo més de seis entre 1885 y 1915 en Bogota’. Me detendré un. poco en su descripeién, dado que muestra actual relacién cultural con la “pedagogia ca- télica” es ambigua: por una parte, creemos conocerla en sus rasgos bisicos, nos es fa- iniliar; pero por otra, deseamos 0 creemos necesario liberarnos de ella, y asi, el efecto es que, de tanto ignorarla y caricaturizarla, fos toma por sorpresa su permanencia, para terminar reconociendo, de forma vergon- zante y actitica, que tenemos més de ella de lo que quisiéramos reconocer, pero que ca~ recemos de herramientas para detectar sus trazas y alternativas. Elementos es un erudito compendio que apropi6, combinando y seleccionando, los mejores aportes de la tradicin pestalozziana tanto norteamericana como francesa, pero también retomd elementos de otras tradi- ciones pedagépicas, tanto nacionales, —in- glesas, alemanas y espatiolas—- como reli giosas —-protestantes, catélicas y laicas—. Apatecen pues citados en su texto nombres como Vives, Pestalozzi, Lancaster, Spencer, Herbart, Fichte, Froébel, Lasalle, al lado de muchos otros pedagogos que también han Hegado a ser anénimos para nosotros: Baldwin, Ruiz Amado, Compayté, Lavaissiére, Buisson, Daguet, etc, Como el horizonte conceptual que subyace a todos estos pedagogos es el saber moderno clisi- co (sigios XVI-XVIID, independiente — hasta cierto punto— de sus apropiaciones catélicas o protestantes, lamaremos a este saber, saber pedagigivo cldsio, especificando sf, cuando sea necesatio, sus variantes marca- das por la opcién catélica, lo cual no es tan facil de hacer como se pensaria: sabemos que Restrepo, como una buena parte de los maes- tos colombianos de fin del siglo XIX, ha- bia tomado contacto con una serie de ma- nuales norteamericanos de tradicién pestalozziana protestante, que habian sido traducidos para América Latina por la casa editorial Appleton de Nueva York, y distri- buidos desde Bogota por la muy catdlica Libreria Americana de Miguel Antonio Caro, Eran textos en donde se ensefiaba a los maestros las técnicas de montaje, organiza cién y direccién de escuelas, los métodos de “ensefianza objetiva” y los “principios de la Instruccién”, De alguna manera, Blementos de Pedagogéa es una respuesta y una apropia- cién bastante enriquecida de esos manuales. Podriamos decir que es pot lo tanto un texto con ideas cosmopolitas y técnicas pe- dagégicas tomadas de la experiencia pestalozziana de los protestantes norteame- ricanos, pero apropiadas, adecuadas y tami- zadas por la ortodoxia filoséfica catélica, la cual era por entonces la neoescoléstica o neotomismo. Esta filosofia habia sido pro- clamada como la filosofia oficial de las es- cuelas catélicas por Leén XII en su encicli- ca Aeterui Patris de 1879, y petduté en la edu- cacién secundaria de nuestro pais hasta los afios setenta de este siglo, en manuales que atin estén en la memoria de los bachilleres 15. Resteepo Mella, Luis y Martin. Blomentos de pedaggia. Obra adoptata como texto para las exuelas normals de Colombia y recomeadada para la eneitnga de la materia en el Ecuador. (Con apzobacién eclesidstica). [4° ed] Bogoté: Impreata Moderna, 1911, 2 vols. 130 Memoria y Socigpap - VoL. 6, N° 12 acosTo pr 2002 colombianos, como los de Jaime Balmes, el P. Faria, Ginebra, Ortiz, y Vélez Cottea, Dos puntos de esta pedagogia clésica quiero sefialar para comenzar: uno, su con- cepcidn del oficio de maestro como artista y como apéstol: el maestro es, para ella, tan to “artista de un ser inmortal y libre”, como. “artista de la civilizacién”, “noble obrero del progreso que inicia alos que vienen ala vida en la tarea acometida por los que se fueron y pot los que se van”, Por ello su profe- sia nunca debia reducirse a un mero oficio de asalariado o de funcionario, sino vivirse como una misién, un apostolado. Esta es tuna de las caracteristicas de lo que he lama- do amor pedagdgica: el amor, que en este mo- delo es considerado como un constituyente ontolégico del hombre, es asimismo esen- cial para su perfeccionamiento, y por tanto para toda relacién pedapégica. Pero, lo mas interesante es que esa combinacién de arte y amor, producian un maestro bien duefio de su oficio, a pesar de sus dependencias clericales en cuanto a la moral y a religidn!”. Gracias a ello, he aqui, como una especie de 16 Restrepo, M., ob. a p. vii sintesis de la sabidurfa clisica sobre el maes- tro, la distincidn que el pedagogo jesuita es- paiiol Ruiz Amado hacia entre los distintos tipos de maestros: “Yecisten] 3 clases de masstras[..} en orden a exi- tar ef interts de los alenonas. Hay maestros genial, meestras artexanos y maestros artistas. Maestco ge- nial es of que posee maturalmente la intuicién de las re- cores diction, para quien es ind tda pedagota, porque Dea en ses venus ana pedagogia superar qe trace baler expontdnecrmente y sin razonarl, wi darse nent dell gu la Pedegggia no clean sino como resultado detrabajosos experimentosyracacnio sw. Az tesano as a gue no va mét allé de la plicaion de reglaspedagijeas; elena coienza parser daily termi na por dggnerar en ratinaia, Mientras no cambie fa natural de los bantbres, estes maustrosconsituirin sep el magor nero de as erga docontes [J por ‘nds gu vo formten la sangnardia de elas. Las seios on rain, Js artscas communis [..]¥ bay has artistas, ue son agvellos que reiben eared suse, A resiltad de os ests yaxperentas anteriores, pero nolo eplican ogy rutinarianente in con tal peda gic, etn, com tno on La eranera,inpresrptible¢ ‘ncapa de reduce o formas, de aplcer los meds a to en orden al fn puesta dn as ene ideal y ne 17 De hecho, tal dependencia, en mi opinién, obedecta més biea al celo clezical de tener bajo control a alguien que, dotado de un saber especifico, podia ejeccer mejor quelos sacerdotes, en ciestos aspectos, ese “cuidado pastoral” de la infancia y al final, desplazarlos, En el cambio de siglo entre el XIX y el XX, el probleana de la pérdida de la fe de los “sencillos” en épocas cientificas y pluralstas, era la gran preocupa- cidn de la Iglesia catélica, Un tedlogo jesuita francés, Pierre Rousselot expuso asi Ia clave de la crisis: “Pues, en cuanto alos dactos, la cosa parece simple para muchos, Los documentos de la Iglesia estan ahi, exigiendo que la fe no sea munca ciega, sino razonable, y el conjunto de los tedlogos se adhiere a principio que Santo Toms be formulado en estos términos. “Nom adiremus, nisi videreoms ese cedendun” Pero como halla, en el pequeiio campesino del catecismo, bien la fe cientifica, bien la demostraci6n racional, al menos la certeza peefecta de cxedibilided, fundada sobce sazones absolutamente vilidas?

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