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Le pedagogio de Freire es un métode de culture populor cu= thas omplia 9s le educacin como préclica de Ye lienrnan Le experiencia de los circulos de cultura musstia noe al allo betizando, al comenzar a escribir, no copie galsiras sine expresa [uicos. Al darles forma escrita ve adewwsento con ciencia de su porticipacian en la historia, Elmetee so crc sefa @ repetir mecénicamente palabras sino coloca al edu cando en condiciones de replanteorse criticaments las po labras de su mundo pora, en el momento debide, saber Y poder decir su palabra y. asi, asumir conscientomnente 60 ‘condicién humana. Para lograrlo, en un régimen on ol que fos que mds trabsjon menos pusden decir su palabro, los oprimides tienen que luchar para arrebatarlao'los domino. doves. Y aprender a hocerle et le "pedagogia del oprimi- do" los afirmaciones de Freire se sustontan siempre en sic tuaciones coneretas. expresan las reacciones de proletatios urbonos, hombres de clase media y campesinos. El eirevlo de cultura onaliza la vide con profundidad critica, La con siencia emerge del mundo vivido, lo hace objetive, lo problomatiza, lo comprende como proyecto humane, Tedos {os perticipartes reeleboran el mondo'y se dan cuenta que, eunque construido también por ellos, ese mundo no es ver daderamente suye Educadores y educandos, en la educacién como practica de la libertad, son simulténeamente educadores y educandos los unes de los otros, juntos inician, como oprimidos, fa far reo histérica de liborarse a si mismos y liberar alos opreso- res. "La pedagogia del oprimido, como pedagogia human tay liberadora, tendra, pues, dos momentos cistintos aun- {que interrelacionados. fi primero, en el cual los oprimidos vvan dascubriendo el mundo de la opresin y se van compro- metiendo, en la praxis, con su transformactén y, el segun- do, en que une vez transformoda lo reolided opresora, esta pedogogte dee de ser del oprimido y pasa a or la pedagogia de los hombres on proceso de permanente liberacién”. De Paulo Freire, Siglo XX! ha publicado también La edvea- cidn como préciica de Ia libertad, ¢Extensién 0 comunica- cidn? y Cartes @ Guinea-Bissau. Apuntes de una experien- la pedagégico en proceso. SBN 988-23-0256-5 ee ol gsoazbsozse lo oprimy 3 $ % Z I & 3 x Pedagogiadel oprimido_ ‘ LA EDUCACION COMO i PRACTICA DE LA LIBERTAD | ‘ bor PAULO FREIRE siglo veintiuno editores, sa siglo veintiuno de espafa aditores, sa siglo veintiuno argentina editores, sa giglo veintiuno de colombia, itde portada de anhelo hernéndez primera edicion, 1969 trighsima segunda edicin primera reimpresion argentina, 1985 © siglo xxi editores, s.a en coedicién con tierra nueva ISBN 950-9374-11-3 7 Impreso en la Argentina / Printed in Argentina ‘Queda hecho el dep6sito que marca la Ley 11.723 INDICE, EDUCACION Y conctENcIACISN, por Julio. Barreiro ccangho FARA 0$ FONEMAS DE ALEORIA, por Thiago de Mello ACRADECIMIENTO AcLanActON [LA SOCTEDAD BRASILERA EN TRANSICION SOCIEDAD CERRADA E INEXPERIENCIA DEMOCRATICA EDUGACION “vERSUS” MASIFICACION EDUCAGIN ¥ CONCTENCIACION pucAcION PRkeTICA ArENDICE NOTA FINAL 6) 8 EDUCACION ¥ CONCIENCIACION se fue armando pacientemente, en medio de la préctica de sus ideas, hasta recibir la forma escrita. ‘Fue termi- ‘nado en Santiago de Chile, después que el autor hubiera interrumpido su proceso, por causa de la caida del gor bierno de Goulart, como consecuencia del golpe de Es: tado de 1964, de los meses de encarcelamiento que tuvo aque sufrir por haber sido considerada subersiva su accién edagégica por el “nuevo orden” brasileio y de las con fingencias propias del exilio, ‘La urgencia de los problemas de organizaci6n de todo el movimiento de democratizacién de la cultura, que Paulo Freire dirigiera e inspirara en Brasil, le dejé me- ‘nos tiempo del que habrla deseado para la claboracién tebrica, Sin embargo, esa elaboracién teérica continué posteriormente y Paulo Freire ya nos anuncia la publi- tacién de su obra mayor, Pedagogla del oprimido.” Por eso, en La educacién como préctica de la libertad lector se‘enfrentard al cardcter voluntariamente oral de Sus péginas. | movimiento continuo del pensamiento Gque Freire despiega es caracteritco de su modo de ex- Posicién oral, fascinante y continuamente provocador. Quizk le exija al lector una atenci6n permanente al pa- far a la forma escrita. Pero se mantiene intacta la dia- Metica de la continuidad, en el flujo del discurso oral ide que hablaba Pierre Furter analizando el pensa- siento de Paulo Freire—, con la dialéctica de la discon Tinuidad, que surge de las pausas propias de la reflexi6n. "Pero la oralidad de Paulo Freire no expresa totalmente gu estilo pedagbgico, Revela sobre todo —decla tam- ign Pierre Furter— “el fundamento de toda su praxis: ‘su conviccién de que el hombre fue creado para comu- rnicarse con los otros hombres”, Este didlogo (educacién ialogal tan opuesta a los esquemas del Iiberalismo —edur 3 Tierra Nueva, Montevideo, 1970. 9 cacién. monologal—.que seguimos practicando imperté- tritos, come si nada sucediese a nuestro alrededor, como si todavia pudiésemos tener la oportunidad de divigir de orientar al educando) s6lo seri posible en la medida en que acabemos de una vez por todas con nucstro ver- palismo, con nuestras mentiras, con nuestra incompeten- oe foe 4 tuna realidad que nos exige una actitud de Br esi edo, pero dep dee nie El cristiano militante que es Paulo Freire bala de tered, ae justia o de igualdad cree eae bras en la medida en que ellas estén enca reed de quien a prooine Slo tans tle as, en vez de ser vehiculo de ideologias alienantes, 0 enmascaramiento de una cultura decadente, se convier- ten en generadoras (de abt lo del tema generador en su pedagogia), én instrumentos de una transformacién téavea, global, del hombre y dela sociedad. ‘Por exo mismo, es verdad en Paulo Freire que la educacién es tn acto de amor, de coraje; es una préctica de la liber- tad dicigida hacia la realidad, a la que no teme; més bien’ busca transfor ls bien bus tansformala por cldariad, por este EDUCAGISN ¥ cONcIENCHAGISN Pe Freire fue profesor de historia y de filosofia de la educacién en la Universidad de Recife, hasta 1964. Su interés por la educaciSn de los adultos, en un pafs como Bas gue urgenemente pecs de ell, se despens hacia toa yiempecé sus wabsos en ol Nordese, etre 3s analfabetos. Su conocimiento de ls formas y métodos tradicionales de alfabetizacién bien pronto le parecieron insuficientes. Pecaban de los dos grandes defetos ca EDUCACION ¥ CONCIENCIACION 10 racter(sticos de toda nuestra educaciéa, sobre todo a ni- veles primarios y secundarios: se prestan a la, manipula- Uidn del educando; terminan por ‘“domesticarlo”, en vez dde hacer de él un hombre realmente libre. Hacia 962, Paulo Freire habfa sealizado ya variadas experiencias apli- ‘cando el método que fuera concibiendo a lo largo de su trayectoria, ‘En muchos lugares, trabajando con campesinos, llegé ‘a obtener sesultados extraordinarios: en menos de 45 ‘Gias un iletrado aprendia a “decir y 2 escribir su palabra”, ‘sleanzaba a ser el “dueBo de su propia voz”. Resulta- dos de esta naturaleza impresionaron vivamente a la opinién piblica y la aplicacién del sistema se fue ex tendiendo con el patracinio del. gobierno federal. Entre junio de 1963 y marzo de 1964 se organizaron cursos “de capacitacién de “coordinadores", en casi todas las capi- tales de los estados, Solamente en el estado de Guanae bara, segiin datos de Francisco C. Weffort, se inserbie- ron 6000 personas? ‘También se impartieron cursos en los estados de Rio Grande do Norte, Sio Paulo, Bahia, Sergipe y Rio Grande do Sul, que prepararon a otros varios miles de personas. El plan para el afio 1964, en visperas del golpe de Estado, preveia la inauguracién de 2.000 “Circulos de cultura”, que se encontrarfan capa: Ctados, ese mismo afio, para atender aproximadamente 1 dos millones de alfabetizados, a razén de 30 por cada ‘drculo, abarcando cada curso una duracién no mayor de dos meses, Se iniciaba asf una ~ampatia de alfabetiza cidn en todo el territerio del Brasil, a escala nacional y ‘con proyecciones verdaderamente revolucionarias. En las primeras etapas alcanzaria a los sectores urbanos y en Tas siguientes a los sectores rurales. 2 Brancisco C. Weffort, en Educacién y politica, prélogo 2 fa edicién brasileha de Le educacién como prictica de ta liber. tad, Pax ¢ Terra, Rio de Jantiro, 1950. T 1 EDUCACION CONCIENCIACION 0 Légicamente, las clases dominantes no iban a eta transformacién de una sociedad. que, mee dicra a Jas fuentes del conocimiento, no bien tomara con- ciencia, cambiarfa radicalmente la estructura de Brasil Esa misma légica demuestra, contario sensu, que la pe- ddagogia de Paulo Freire corresponde admirablemente con la emergencia de las clases populares en Ia historia lati- oamericana y con la crisis definitiva de las viejas éli m iva de las viejas élit dominantes. ee a bien, ge6mo concibe Paulo Freire el analfabe~ smo? Qué cae de fendmeno es en nuesasscieds ‘Antes de entrar en las consideraciones de Freite so- bre el particular, conviene seiialar que experiencias pos- teriores hechas con la aplicacién de su método demostra~ ron la posibilidad de adaptarlo con éxito a ottos niveles de la especial situacién de las capas sociales consideradas globalmente como iletradas. En Uruguay, un equipo in- terdisciplinario que trabaj6 durante un afio en estrecho contacto con Paulo’ Freire comprobé la posibilidad de dichas adaptaciones al nivel de grupos humanos semial fabetizados, con los cuales muchas veces la tarea de cae cienciacién presenta dificultades mds serias que las que se encuentran entre los grupos de analfabetos, a causa de las especiales deformaciones de las estructuras de pen- semen que genes Ia semabetizain? i luicre decir que las consideraciones que siguen tie tun matco miicho més amplio de referencias ¥ de aplice cién que las que puedan derivarse del mero individuo * Véase Se vive como se 1970, 3 ed, bugde, Tierra Nueva, Montevideo, fee nm EDUCACION ¥ CONCTENCIACION analfabeto, habida cuenta de que Paulo Freire siguié Ja mencionada experiencia hasta ¢l final, evaluando sus resultados y toméndolos en cuenta para la ampliacién de ‘sus investigaciones. “La concepcién ingenua del analfabetismo —dice Paulo Freire lo encara como si fuera un ‘absoluto en st’, 0 ‘una ‘hierba dafiina’ que necesita ser ‘erradicada’ (de ahi la expresin corriente: ‘erradicacin del analfabetismo’). © también lo mira como si fuera una enfermedad que pasard de uno a otro, casi por contagio.” ‘No es de extraffar, pues, que el analfabetismo aparezca ‘en la nocién tradicional como una especie de mal de nuestros pueblos, como una manifestacién de su incapa ‘dad, de su poca inteligencia y aun de su apatia. ‘Pero la verdad es otfa, “La concepciGn critica del anal fabetismo —-dice después Freire— por el contrario lo ve ‘como una explicitacién fenoménico-refleja de la estructura ‘de una sociedad en un momento histérico dado.”* “Una variante tan radical en la concepcién del anal- fabetismo que de sus causas estructurales deriva a sus consecuencias en los individuos obliga a concebir una ‘variante igualmente radical en la tarea de educar. La alfaberizacién —al igual que toda tarea de educacién— no puede ser concebida como un acto mecdnico, me- ‘diante ef cual el educador “deposita” en los analfabetos palabras, sllabas y letras. Este “depésto de palabras” no tiene nada que ver con Ix educacién ‘iberadora (habria aque decir con la educacién a secas, porque es liberadora Sono es educacién), sino que envuelve otra concepcién tan ingenua como la primera, 0 sea, la de suponer que {as palabras tienen un poder mégico. Se pretende com. yertir la palabra en una férmula independieme de la 4B Freice, Le aljabetizacién de adultos. Critica He ou visién ingenua, comprension de su. visibn erltica, en Crisianitmo 9 ‘ociedad, nimero especial, septiembre de 1968, Montevideo. 3B experiencia del hombre que la dice, desprovista teicién con el mundo dy exe homre, to asco ee nombra, con la actién que despliega. Desde este punto de vista no hay slabario que escape 2 la eritica de Paulo Freie. No hay metodologia alfabe- tizadora, libre de vicios, en la medida en que sea ins- eae a ia del cual el alfabetizando es visto como un objeto més que como un sujeto. En el fond sndodns diols de ‘labedncn som inatsunneee tic ores”, casi siemy as, ali “oe pre alienados y, ademés, alie- Pero no lo son por omisién ai por ignorancia, si aque responden a toda la polftia educational de nues. trot medice educacionales. La misma politica “que después se seguiré aplicando a nivel de la ensefanza primaria, de la secundaria y aun —ya refinada en sus Vicios— de la ensefianza superior, El educando es el ‘objeto de manipulacién de los educadores que respon- den, a su vez, a las estructuras de dominacién de Ja so- beens actual. ee es todo lo contrario a cer pensae”, y mucho mis adn es la negacidn de las puildadcs wansformadoras de indus. vcles hacia el ambiente natural y social en el cual le tocard vivir. Se convertrs, sin qucrerlo, por efeco de esta si tuaciéa alienante, en un miembro més del star quo, Por eio Paulo Freire denuncia la concepcién “inge- nua” de la alfabetizacibn, porque esconde, bajo una ves timentafalsamente humanist, su “Maedo a la beriad” ‘La alfabetizacién —dice— aparece, por ello mismo, a como un derecho (un fndamental derecho), el de decir 1a palabra sno como un regalo que los que ‘saben’ hacen a quienes “nada saben’. Empezando, de esta forma, por negar al pueblo el derecho a decir su palabra, una vez que la regala o la prescribe alienadamente, no puede consttuirse en un instrumento de cambio de la realidad, EDUCACION ¥ concRENCIAGIN 14 EDUCACION ¥ CONCIENCIACION: de lo que resultard su afirmacién como sujeto de dere- chos.” * La alfabetizacién, y por ende toda la tarea de educar, sélo seré auténticamente humanista en Ja medida en {que procure la integracién del individuo a su realidad “acional, en ta medida en que le pierda miedo a la li- bertad, en Ia medida en que pueda crear en el educando tin proceso de recreacién, de bdsqueds, de independencia ya la ver, de solidaridad. 'Al Ilegar @ este punto de! pensamiento pedagégico de Paulo Freire —que en realidad es un pensamiento po- Iitico en el sentido més alto de la palabra— deseubri- ‘mos que alfabetizar es sindnimo de concienciar. Ta conciencia del analfabeto es una conciencia opri- mida. Ensefiarle a leer y escribir 8 algo més que darle tin simple mecanismo de expresién. Se trata de procurar fen 4, concomitantemente, un proceso de concienciacién, 6 sea, de liberacidn de su conciencia con vistas a st pos terior integeaci6n en su realidad nacional, como sujeto ide su historia y de Ia historia. Un profesor norteameri- ano —Thomas G, Sanders—, que ha estudiado deteni- Gamente Ia pedagogia de Paulo Freire, da Ja siguiente Mlefinicién de concienciaci6n: “Signifiea un ‘despertar de fa conciencia,un cambio de mentalidad que implica com- prender realist y correctamente la ubic":ién de no en fa naturaleza y en la sociedad; 1a capacidad de analizar crfticamente sus causas y consecuencias y establecer com- paraciones con otras situaciones y posibilidadess y wna Hecién’eficaz y transformadora, Psicolégicamente, el prov ‘ceso encierra la conciencia de la dignidad de uno: una ‘praxis de la libertad’. Si bien el estimulo del proceso de concienciacién deriva de un didlogo interpersonal, a través del cual uno descubre el sentido de lo humano al 8B, Frcire, op. cit ao } | E EDUCACIBN ¥ coNcTENCIAGIS 5 cstablecer una comunién a través de encuentros con ctros on humanos, at de sus consccuencias casi inevitables es Ia participacién politica y Ia formacién de graj interés y peaeanetit 7h ee Ahora bien, Zcémo se logra, en términos generales, esta concienciacién? Lo primero que salta a la vista es que nadie que pretenda lograria en otros podré hacerlo si da su vez, no esté concienciado, Y es dificil hablar en el dia de hoy, en nuestra América Latina, de un in- dividvo que se considere a si mismo “concienciado”, si ‘no comparte en pensamiento, y en accién, el dol ins necedades de as inmensas oases wana ea tro continente, si no lucha, de alguna manera, por mini- rma que sea, para destruir esas injustcias, :Quién puede considerarse concienciado y, por tanto, con vocacién de ienciador, si no es capaz de comprender que, “en la medida en que a algunas personas no se les permite existir para ellos sino para otros 0 en funcién de otros, aquellos que les vedan esa existencia independiente tam- poco son genuinamente ‘eres para s”?" Por exo Paulo Freire puede decir, an sencillamente: “Nadie ‘csi pro- hibe que los otros ‘sean’. w En una época como la que nos toca vivir, en que se menosprecia de tantas formas el ministerio de la pa- labra humana y se hace de ella méscara para los opre- sores y trampa para los oprimidos, nos sorprende —a ta manera socrética— el valor que Paulo Freire da a la peau rur peers oe Field Saft ‘Nueva York, junio de 1968. eS 16 EDUCACION ¥ CONGIENCIACION palabra, “No puede haber palabra verdadera que mo era nun conjunto solidario de dos dimensiones. indico- tomizables, reflexién y accién, En este sentido, decir Ja palabra’ es transformar la realidad. Y es por ello también por lo que el decir Ia palabra no es privilegio de algunos, sino derecho fundamental y bAsico de todor los hombres.”* Pero, a la vez, nadie dice la palabra solo. Decirla sig- nifica deciela para los otros. Decirla significa necesa- riamente un encuentro de los hombres. Por cso, Ja ver~ dadera educacién es didlogo. Y este encuentro no puede darse en el vacio, sino que se da en situaciones concre- tas, de orden social, econémico, politico. Por la misma razén, nadie es analfabeto, inculto, ilet ado, por elec- cién personal, sino por imposicién de los demés hom bres, a consecuencia de las condiciones objetivas en que se encuentra. En este orden de consideraciones, Paulo Freire en- ccuentea los fundamentos para sostener que en las con- ‘epciones modernas de Ja educacién, en medio de los profundos y radicales cambios que estamos viviendo en ‘América Latina, ya no cabe més la distincién entre el educando y el educador. No més educando, no més educador, sino educadoreducando con educandoreduce- dor, como el primer paso que debe dar el individuo para su integracién en 1a realidad nacional, tomando con- encia de sus derechos. ‘La concepcién tradicional de la educacién, que no ha logrado superar el estadio que acabamos de sefialar, es denominada por Paulo Freire —récogiendo una expre- sién de Pierre Furter— como 1a concepcién “bancaria”, y Ia explica asi: La concepcién bancaréa, al no superar ia contradiecién educadoreducando, por el contrario, al * Tid. EDUCACION ¥ cONCIENCIACISN y acentuarla, no puede servir a no ser a la domesticacién del hombre. De la no superacién de esta contradiccién resulta: a) que el educador es siempre quien educa; el edu- Gents eqs ed ee ater b) que el educador es quien disciplina; el ed tie el decptinade tite ferret ) que el educador es quien habla; el educando, el que escucha; 4) que el educador prescribe; el educando sigue a presetipciéns «€) que el educadorelige el contenido de los programas; el educando lo tecibe en forma de “depdste’s a £) que el educador es siempre quien sabe; el educan- do, el que no sabe; 1g) que el educador es el sujeto del proceso; el edu- cando, su objeto. ; eee Una concepcidn tal de Ja educacién hace del educan- do un sujeto pasvo y de adaptaién. Pero Jo que es més grave ain, desfigura totalmente la condicién_ humana del educando. Para la concepcién “bancaria" de la edu- avin, el hombre es una cosa, un depésito, una “olla”, Su conciencia’ es algo cspacializado, vacfo, que va siendo Ienado por pedazos de mundo digeridos por otro, con cuyos residuos de residuos pretende crear contenidos de conciencia. Realizada la superacién de esta concepcién de la edu. cacién, resulta otro esquema, a través de la liberacién que postula Paulo Freire: a) no mis un educador del educando; b) no més un educando det educador; ¢) sno un eduadoredvcind con on edvando cde cador. Esto significa: 1) que nadie educa a nadies ~~ ; EDUCACION ¥ CONCIENCIACION 2) que tampoco nadie se educa solos 3) aie los hombres se educan entre st, mediatizados por el mundo? “La educacién que propone Freire, pues, ¢s eminente- mente problematizadora, fundamentiimente criti, vir fualmente iberadora, Al plantear al educando —o al plantearse con el educando— ef hombresmundo como problema, esd exigiendo una permanente postura refle- Riva, erftica, transformadora. Y, por encima de todo, ‘ina aeritud que no se detiene en el verbalismo, sino que cexige la accién. 'Y esto es lo més importante. Hay una précica de Ia libertad, asf como hay una préetica de la dominacién, Actualmente, not movemos, Pomos, vivimos, suftimes, anhelamos y morimos, eh $o- ‘Gedades en que se cjerce la préctica de 1a dominacién. No perdemos nada si intentamos una nueva pedagogia. Por ef contratio, podemos ganar una nueva sociedad, un ‘nuevo hombre, un nuevo mafiana, La pedagogia de Paule Freire es, por excelencia, una “pedagogia del opri= mido”. No postula, por lo tanto, modelos de adaptacién, Je transicign ni de “modernidad” de nuestras socieda- Ges, Postula modelos de ruptura, de cambio de trans: formacién total. Si esta pedagogia de la libertad implica al germen de la revuelta, a medida que se da el passe Ge'la conciencia mégica a la conciencia ingenua, de ésta la conciencia critica y de ésta a la conciencia politica, ho puede decirse que sea, &¢ el cbjetivo oculto o declar Fade del educador. Es el resultado natural de Ja toma 9 Ibid. EDUCACION Y CONCIENGIAGISN 19 de conciencia que se opera en el hombre fi fer map times de tote’ ye coats «que hay en nuestas actuslessociedades. Esa toma de con- ciencia hace evidentes esas situaciones, “Concienciar”, pues, no es sinfnimo de “ideologizar” o de proponer consignas, esléganes o nuevos esquemas mentales, que haan pastr al educando de une forma de conceacia oprimida a otra, ‘Si la toma de conciencia abre el ca- ming a a ec y la expen de inosine po sonales, primero, y comunitarias mis tarde, ello se debe a qu 6s son Jos eompoene ees de un stain ‘opresién, “No es posible —llegé a decir Paulo Freire en una de sus conferenciae— dar clases de democracia y al mismo tiempo considerar como absurd e inmoral Ja pantcipacién del pueblo en el pode.” ¥ agut eaté el quid de toda la cuesin. La “pedagogia del oprimido” se convierte en la piéctica de fa libertad. CANGAO PARA OS FONEMAS DA ALEGRIA? ‘THIAGO DE MELLO ego licenga para algumas coisas, Primeiramente para desfraldar ate canto de amor piblicamente. Sucede que 56 sei dizer amor quando reparto o ramo azul de esteélas que em meu peito floresce de menino. ego licenga para soletrar, ro alfabeto do sol pernambucano. 2 palavra ti = jo lo, por exemplo, poder ver que dentro dela viver paredes, aconchegos e favelas € descobrir que todos os fonemas sho mAgicos sindis que vio se abrindo constelagio de girassdis gerando em circulos de amor que de repente estalam como flor no chao de casa, As vézes nem hi casa: & s6 0 chio. ‘Mas sobre o cho quem reina agora & un homem diferente, que acaba de nascer: } Thiago de Mello, Fax oscuro mat ew Canto — Porque maka vai chegar, Civilizagio Brasileirs, Rlo de Janciro, 1965. ry) n ‘ANCHO PARA 05 FONEMAS DA ALEGRIA porque unindo pedagos de palavras ‘208 poucos vai unindo argila ¢ orvalho, tristeza € pio, cambio ¢ beija-flor, ¢ acaba por unir a prépria vida no seu peito partida ¢ repartida quando a final descobre num clario que 0 mundo é seu também, que o seu trabalho znab é a pena que paga por ser homem, ‘mas um modo de amar —¢ de sjudar o mundo a ser melhor. Peso licenga para avisar que, 20 gbsto de Jesus, 4ste homem renascido & um homem névo: le atravessa os campos espalhando ‘a boa - nova, ¢ chama os companheiros 2 pelejar no limpo, fronte a fronte, contra 0 bicho de cuatrocentes anos, mas cujo fel espésso no resiste a quarenta horas de total ternura. ego licenga para terminar soletrando a cangio de rebeldia que existe nos fonemas da alegria: cangio de amor geral que eu vi crescer nos olhos do homem que aprendeu a Jer. Sentggo de Chil, verona de 1964 ‘ALA MEMORIA DE JOAQUIAG TEMfsTOCLES FREIRE, ‘MI PADRE, ‘A EDELIMUDES NEVES FREIRE, MI CADRE; CON Anemos ARENDE MUY TEMPRANO EL DIA Loo. A LA MEMORIA DE LUTGARDES NevEs, Tlo ¥. AMIGO, QUE Ey EN Mi PROFUNDA HUELLA. AELZA, MI MUJER, A QUIEN MUCHO DEBOL A Macpatana, onisiva, rétmia, yoxqune ¥ LTOMONS, MiB IJs, a guieNes uct gue 5 CON BLLOS conmNGo aL IkLOGO ikt0c0 QUE AnRENDf cow Mas PADRES. | aes So AGRADECIMIENTO i iy realind ls experiencias rla- ne ar et Ge personas que no se consideraban, muchas veces cet dome, Observacones que casi siempre aban nuevas fapectivas y levaban al autor a retficacones. Obs” Vaciones no siempre Lecahe ee Seareannnr es jalistas, entre los que se sit i et eats con lees aa el or, ino eben Toe peemanents encventos con hombres simples det pueblo, con analfabetos con quienes tanto aprendé © Butor, A todos ellos, cuyos nombres sefa dif | constat, expresa el autor, ahora, su reconocimiento, pa ACLARACION No existe educacién sin sociedad humana y no existe hombre fuera de ella, El esfuerzo educativo desarrollado por el autor y que pretende exponer en este ensayo fue realizado para las condiciones especiales de la sociedad brasilefia, aun cuando pueda tener validez fuera de ella; sociedad que es intensamente cambiante y draméticamen- te contradictoria; sociedad en “‘nacimiento” que, presen- taba violentos encuentros con un tiempo que se desva- necia con sus valores, con sus peculiares formas de set y que “pretendia” continuarse en otro que estaba por venir, buscando configurarse, Por lo tanto, este esfuerz0 no fue casual. Era una tentativa de respuesta a los desa- fios que contenta este transformarse de la sociedad, Des- de legs, cualquier bisqueda de respuesta a estos desa- fios implicarfa, necesariamente, una opcién. Opcién que significaba una sociedad sin pueblo, dirigida por una él te superpuesta, alienada, y en la cual el hombre comtin minimizado y sin conciencia de serlo era més “cosa” que hombre mismo; la opcién por el maiana, por una nue- va sociedad que, sierdo sujeto de s{ misma, considerase al hombre y al pueblo sujetos de su Historia, Opcién por una sociedad parcialmente independiente u op- cién por una sociedad que se “descolonizase” cada vez mis, que se desprendiese de las carrientes que la hacian y Ja haceit objeto de otras, que a su vez son sujetos de ella, Este 2 el dilema.bésico que se presenta hoy, en forma ineludible, a los pafses subdesarrollados —al ‘Ter- cer Mundo. La educacida de las masas s¢ hace algo ab- solutamente fundamental entre nosotros. Educacién. que, 05) 26 ACLARACION: libre de alienacién, sea una fuerza para el cambio y para la libertad, La opci6n, por lo tanto, esté entre una “edur cacibn”” para la “domesticacin” alicnada y una educa ibn para la libertad, “Educacin” para el hombrecbjeto © educecién para el hombre-ujeto. Todo el empeBo del autor se basé en la bisqueda de ese hombresujeto que necesariamente implicarfa una feciedad también sujeto. Siempre erey6 que dentro de les condiciones histéricas de su sociedad era indispensa- ble una amplia concienciaci6n de las masas braslefias, a través de una educacién que les hiciese posible la aur torreflexi6n sobre su tiempo y su espacio, El autor estaba y end convencido de que la “elevacién del pensamiento” Ye tas masas “que se suele Hamar apresuradamente Po- fitizacibn”, como se refiere Fanon en Los condenados de la tierra, y que constituyé para ellos una forma de “ser responsable en los. pa(ses subdesarollados”, comienza sreptamente con esta autorreflexién, Autorreflexién que fas Hlevard a la consecuente profundizacién de su toma dde-conciencia y de la cual resultard su inserci6n en la his: tora, ya no como espectadores, sine como actores Y at tores. ‘Sin embargo, el autor nunca pens6 ingenuamente que ta pricica de tal educacin que respeta en el hombse +0 Woracién ontologica de ser sujeto pudiese ser aceptada for aquellasfuerzas cuyo interés bisio et ta alienaciin Bal embre y de la sociedad brasilefia y la mantencién de ena alienacion, De abt que se utilizaran todas Jas armas posibles contra cualquier tentativa de concienelar, hecho fque se consideraba una seria amenaza a sts privilegios. Es verdad tanto ayer como: ‘hoy como majiana, alli o en. cualquier parte, que estas fuerzas distorsionan la rex fidad y tratan de elevarse como defensoras del hombre, de su dignidad, de su libertad, tildando todo esfuerzo de serdaders Hberacién de “peligrosa subversi6n”, de “masi- Actanacién act a ficaci6n”, de “Iavado cerebral” —todo eso ddemonios, enemigos del hombre y de la elisa cidental cristiana, En verdad, son ells las que masi fican en la medida en que domesican y endemoniada- mente se “apoderan” de los estatos ms ingens de la sociedad, en la medida en que dejan en cada hombre Ja sombra de la opeesién que lo aplasta, Expulsar esta sombra por la concienciacién es una de las tareas funda- mentales de una educaci6n realmente liberadora y que como tal respec al hombre como penn i ensayo intenta hacer un istori fundamentos y de los resultadot Bree ee aca ene Brash gue con as ator ebvianet ej si sus activic universitarias, prisién, exil Empefio del que no se arrepiente y que ie vais ‘oabisa comprensién ¥ apoyo de estudiantes, de intlectuales, de hombres simples del pueblo, comprometidos todos ell en el esfueroo humanizadory liberaor del hombre y de ba acid brea A rm chs de bs ene eta sufriendy prisién y exlio por el valor de su rebeldfa por la valenta de'su amor, offece el ator cate enssy. PAULO FREIRE Santiago, primavera de 195. LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION El concepto de las relaciones de la esfera puramente hu- mana guarda en s, como veremos, connotaciones de plu- falidad, trascendencia, critica, consecuencia y temporali- dad. Las relaciones que el hombre traba en el mundo fon el mundo (personales, impersonales, corpéreas ¢ in- conpéreas) presentan tales caractersticas que las diferen- Chan claramente en meras contactos, tipicos de Ja esfera animal, Entendemos que, para el hombre, el mundo es dana realidad objetiva, independiente de &, posible de ser Conocida, Sin embargo, es fundamental partir de la idea dde que el hombre es un ser de relaciones y n0 sélo de ontactos, no sblo esth en el mundo sino con el mundo. De su apertura a la realidad, de donde surge el ser de re laciones que ¢s, resulta esto que llamamos estar com el mundo, Hay una pluralidad en las relaciones del hombre con et mundo, en Ja medida en que responde 2 la amplia ‘variedad de sus desaffos, en que no se agota en un solo tipo ya establecido de respuesta, Su pluralidad no se da frente a los diferentes deraflos que parten de su contexto, sino frente a un mismo desatio, En el juego constante de sus respuesas, se altera en el propio acto de respon- Ger, Se organiza, Elige la mejor respuesta, Se prueba. ‘Aetiia, Hace todo eso con la certeza de quien usa una herramienta, con la conciencia de quien esté delante de algo que lo desafia. En las relaciones que el hombre esta- ‘blece con el mundo existe, por eso mismo, una plurali- Gad dentro de la propia singularidad, Y existe también fona nota de critica. La captacién tanto de los datos obje- (28) ILA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION 29 tivos de st realidad como de los lazos que unen un dato «on otro, 9 un hecho con otro, es naturalmente eric, por ello reflexiva y no refleja, como se daria en la esfera de Ios contactos. Por otro lado, el hombre, y solamente 41, es capaz de trascender. Su trascendencia se acrecienta no sélo en su cualidad “espiritual”, en el sentido en que Ja estudia Erich Kahler. No es exclusivamente la tran- sitivided de su conciencia lo que le permite autoobjeti- varse, y a partir de ahf reconocer érbitas existenciales diferentes, distinguir un “yo” de un “no yo. Su tras cendencia, para nosotros, se basa también en Ia rafz de su finitud, en Ia conciencia que tiene de esta finitud, del ser inacabado que es y cuya plenitud se halla en la unién con su Creador. Unién que, por la propia esencia, jams serd de dominacién o de domesticaci6n, sino siem- pre de liberaci6n, De abi que la religin —religare— que encarna este sentido trascendental de las relaciones del eae jamés debe 25: un inrumento dew aienacén amente por ser finito e indigente tiene el hombs en la tascendencia por el amor, lx psibidad ee nar a su fuente, que lo libera, En el acto de discernir por qué existe* y no sblo por qué vive se halla In ratz + Kalbler fina, en a intoducida de libro, que intentaré acts Ia historia bigtfca del hombre, de todo qve Rot permita formar una opinién sobre su futuro”. En una perspec: eee buscando una respuesta a “qué es el humano”, analiza algunas de cstas visiones para, en ie crta, ine pray er Nae dlewralla lo que cree TF ieee) ‘espiritual” del hombre, (Historia universal 1 nti mie que vi i vivir porgue es mile que estar en et ipndo, Es aren ly con LY in capcado psbidad Katia comunicativa del existente con el mundo objetivo, con. da en la propia etimologta de la palabra da al exsie e tn de, etn que no ay ent single ti, Taran, diusmis,alogar (comunicar y patcge) son exchividedes xsi. El exit es indvial; con toto, blo de en te Bere es 1a socnman prastuaia 28 TRANSICION ‘del descubrimiento de su temporalidad, que comicnza precisamente cuando, traspasando el tiempo en cierte forma entonces unidimensional, comprende el ayer, re- conoce el hoy y descubre el mafiana. En la historia de su cultura uno de sus primeros discernimientos serd el del tiempo —el de la dimensionalidad del tiempo, El “ex- ‘ceso” de tiempo en el cual vivia el hombre de las culturas Sletradas perjudicaba su propia temporalidad, que conoce mediante el discernimiento a que ya nos referimos y con Ta conciencia de esta temporalidad, la de su historicidad. El gato no tiene historicidad debido a su incapacidad de ‘emerges del tiempo, de discesnir y trascender; por Jo tanto, se mantiene ahogado en un tiempo totalmente uni- dimensional —un hoy constante, de quien no tiene con- ciencia. El hombre existe —existere— en el tiempo, Esté ‘dentro, Exé fuera, Hereda, Incorpore. Modifica. Por- {que no esti preso en un tiempo reducido, en un hoy permanente que lo:abruma, Emerge de l, Se moja en i Se hace temporal. ‘En la medida en que emerge del tiempo, liberdndose ‘de su unidimensionalidad, discerniéndola, sus relaciones ‘on el mundo se impregnan de un sentido consecuente. ‘En verdad, se afirma que la posicién cmtin del hom- bre en el mundo, visto no s6lo,como estando en él sino como él, no se agota en mera pasividad. Puede. inter- ferir, ya que no sélo se reduce a una de las dimensiones de las que participa —la natural y 1a cultural— de la primera por st axpecto bioldgico, de la segunda por su oder ereador. Su ingerencia, salvo por actidente o dis Torsién, no le permite ser un simple espectador, a quien tho le es Iicto interferir en la realidad para modificarla. “Heredando la experiencia adquirida, creando y recrean- laciém con otzos seres, en comunicacign con flo. Sobre este ab ‘pesto weave Jospers em Origen y metas dele historia y Resén 9 Gotrraxén de nuesiro siempo. LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION 3 do, integréndose a las condiciones de sti context pondiendo a sus desaflos, objetivindose a sf mnie, ds ceriendo tratcendiendo, ce lanza el hombre aun dom bio que I es ealusivo —el dela historia y de Ia el La integracién en su contexto —que resulta no slo en d, sino con é,y no de i simple spain, acomodamiento o ajuste, comportamiento propio de la esfera de los contactos, sintoma de su deshumaniza- cibn—* implica que tanto la vsén ds mismo como la le mundo no pueden hacerse absolutas y al mismo tiem- po hacerlo sentir desamparado o inadaptado, Su inte- gracign lo arraiga. Hace de él, usando fa feliz expresién de Mare) un sr “stuado y adaptado”, De ahi que 1s masifcacign implique el desaraigo del hombre, su kstemporalizacén su acomodamiento, su ajuste, _S fo dis ea integracién, que es una crater tica de sus relaciones y que se perfecciona en la medida en que la conciencia se torna critica, seria apenas un ser ? Kabler, op, cit, “Inatiremos tdo cu a : caro de necro es, en in legals yine oe dl womndonicty ce aed ef ita puramente humana, La integtacién resulta de idad Ge stare Te read mis ede tuner aoe ae 1s pd dea ent ncaa i cs En tedden que Ht fore pide cpl de oper sane 2 pits sea Ie tiny de 22 on props, porque ean de mandates extra, a toe ince Urtapase ean We ge ie mn era aw ogo pane Cran concep ano Ee ape po sec uel ct de qu dambre noo cpr de See te realidad; por cl contario se alteraa s{ mismo para adaparse eh sie sl sl ke es ‘toa 0 aden De st gue ol homie inn iin ry we Hane bea 2 LA SOCIEDAD BRASILERA EN TRANSICION acomodado, 0 ajustado, y Ia historia y Ja cultura, domi- nios exclusivamente suyos, no tendrfan sentido. Les fal- tarfa la marca de Ia libertad, Por eso, cada vex que se le limita la libertad, se transforma en un ser meramente ajustado 0 acomodado. Es por eso por lo que, minimi- zado y cercenado, acomodado a lo que se le irmponga, sin el derecho a discutir, el hombre sacrifica inmediatamente su capacidad:creadora, Esparta no se compara con Ate-~ nas; Toynbee nos advierte 1a inexistencia del didlogo en aquélla y la disposicién permanente de ta segunda a la discusi6n y al debate de las ideas. La primera “cerrada”, Ia segunda “abierta”; la primera rigida, la segunda plis- tica, dispuesta a lo nuevo. Por otro lado, Jos contactos propios de Ja esfera animal implican, contrariamente a las relaciones, respuestas sin- gulares, reflejas y no reflexivas, culturalmente inconse- ‘cuentes, De ello resulta el acomodamiento, no la integra- cién. Por lo tanto, mientras que el animal es esencial- mente un ser acomodado y ajustado, el hombre «s un ser integrado, Su gran lucha viene siendo, a través del tiempo, la de superar los factores que lo hacen acomo- dado o ajustado, Es la lucha por su humanizacién ame- nazada constantemente por la opresién que lo ahoga, casi siempre practicada —y eso es lo més doloroso— en nom bre de su propia liberacién. ‘A partic de las relaciones del hombre con ta realidad, resultantes de estar con ella y en ella, por los actos de creacién, recreacién y decisién, éste va dinamizando su mundo, Va dominando la realidad, humanizindola, acreceatindola con algo que él mismo crea; va tempo- ralizando los espacios geogréficos, hace cultura, Y este juego de relaciones del hombre con el mundo y del hom- be con los hombres, desafiando y respondiendo al des fio, alterando, creando, es lo que no permite la inmovi- Jidad, ni de la sociedad ni de la cultura. Y en la medida LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION 3 en que crea, recrea'y decide se van conformando las épocas histéricas. El hombre debe participar de estas épocas también cteando, recreando y decidiendo, Y lo hard mejor, cada vez. que integréndose al espt- itu de ellas se apropie de sus temas fundamentales, re- conozca sus tareas coneretas. Una de las grandes —si no Ja mayor— tragedias del hombre moderno es que hoy, dominado por la fuerza de los mitos y ditigide por la publicidad organizada, ideolégica 0 no, renuncia cada vez més, sin saberlo, a su capacidad de decidir. Esti siendo expulsado de la érbita de las decisiones. El hom- bre simple no capta las tareas propias de su época, le son presentadas por una dlite que las interpreta y se las en- trega en forma de receta, de prescripcién a ser seguida, Y cuando juaga que se salva siguiendo estas prescrip- ciones, se ahoga en ef anonimato, indice de la masifica- cibn, sin esperanza y sin fe, domesticado y acomodado: yA no es sujeto, Se rebaja a sex puro objeto. Se “cosi- fica”? “Se liberé —dice Fromm— de los vinculos exte- riores que le impiden trabajar y pensar de acuerdo con Jo que habia considerado adecuado, Ahora —continta— seria libre de actuar segiin su propia voluntad, si supiese Jo que quicre, piensa y siente, Pero no sabe. Se ajusta {el subrayado es nuestro] al mandato de las autoridades " anénimas y adopta un yo que no le pertenece. Cuanto ids procede de este modo, tanto més se siemte forzado a conformar su conducta a la expectativa ajena. A pesar de su disfraz de iniciativa y optimismo, el hombre mo- derno esté oprimido por un profundo sentimiento de inpotencia que lo mantiene como paralizado, frente a las catistrofes que se avecinan,” Por eso, sin tardanza, sefiflase la necesidad de una | permanente actitud critica, tinico medio por el cual el Erich Fromm, El miedo a la libertad, pp. 2756. 34 LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICIN hombre realizaré su vocacién natural de integrarse, su- perando la actitud del simple ajuste o acomodamiento, ‘comprendiendo los temas y las tareas de su época. Esta, por otto lado, se realiza en la proporcién en que sus temas son captados y sus tareas realizadas.® Y se supera en la medida en que temas y tareas ya no corresponden a fos nuevos deseas que surgen, que exigen, inclusive, tuna visi6n nueva de los viejos temas. Una época his- aGrica representa, asf, una serie de aspiraciones, de deseos, de valores, en bisqueda de su plenitud. Formas de ser, de comportarse, actitudes més o menos generalizadas, a as cuales sdlo los avanzados, los genios, oponen dudas ‘© sugieren reformulaciones. Se insiste en el papel que deberé tener el hombre en la planificacién y en la supe- racién de esos valores, de esos deseos, de esas aspiracio- nes. Su humanizacién o deshumanizacién, su afirma- ‘cibn como stjeto 0 minimizacién como objeto dependen cen gran parte de la captaci6n o no de esos temas. Cuando més dindmica es una época para gestar sus propios temas tendré el hombre que utilizar, como sefala Barbu, “cada ‘vez més funciones intelectuales y cada vez menos fun- cciones puramente instintivas y emocionales’.” Exacta ‘mente porque slo en la medida en que se prepara para cesta captacién podrd interferir y no sélo permanecer como simple espectador, ajustado a las prescripciones ajenas ‘que, dolorosamente, juzga coma sus propias opciones, Pero, desgraciadamente, vemos cada vez més —con més fuerza aqui, menos alli, en cualquiera de los sub- ‘mundos en que el mundo se divide— al hombre simple, ‘oprimido, disminuido y acomodado, convertide en es- pectador, dirigido por el poder de los mitos creados para I por fuerzas sociales poderosas y que, volviéndose a él, Jo destrozan y aniquilan, Es el hombre trigicamente 1 Hans Freyer, Teorla de la époce actual 1 Zevedei Barbu, Democracy and Dictatorship. 1A SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION 3B asustado, que teme Ja convivencia auténtica y que de sus posibilidades. Al mismo tiempo, se iting “ gregarismo que implica junto al miedo a la soledad, que se prolonga como “miedo a la libertad”, la yuxtaposi- cin del individuo a quien le falta un vinculo crtico y amoroso, que lo transformarfa en una tinidad coopera dora, que serfa la convivencia auténtica. “El espicitu gre- gario —dice un personaje de Pasternack— es siempre el refugio del que carece.de dones.”* Es la armadura a la que el hombre se exclaviza y dentro de la cual ya no ama, Cuanto menos pueda visualizar esta tragedia tanto mds aceleradamente se ird transformando en el rinoce- ronte de Tonesco.* Ya no sabré nada més, salvo que es lindo ser rinoceronte. ¥ sin Ia capacidad de visualizar esta tragedia, de captar criticamente sus temas, de co- nocer para interferir, es arrastrado por el juego de los propios cambios y mmanpolado por ls ya mencionadas prescripciones que le son impuestas o casi siempre suave- a — Séle Perc que los tiempos cambiae, ero no percibe el signific dramatic Cuando lo sf, Est meno cn nn P? Las sociedades que viven este paso, esta transicién de tuna época a otra, exigen, por la rapidez y flexibilidad ‘que las caracteriza, la formacién y el desarrollo de un espiritu también flexible. El uso, repitiendo a Barbu, de “funciones cada vez més intelectuales y cada vez menos instintivas y emocionales”, para lograr la integracién del hombre, a fin de que pueda eee las fucres contra: Bort Baternck, Decor ieee, _* Bn reciente, ensayo, Guerreiro Ramos opone al “rinoseron- tismo” fo que ‘ ama “hombre parentético”, el hombre que Bone sempre entre “paréntesa” anes de decidise a opt “El hombre prettio oun cei un tnida, Es era.” luna ciertarelacién entee el hombre parentético de Guerreiro Ramos y la “imaginacién secielégics" de Wright Mills. 36 EA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION dicciones profundizadas por el choque entre los valores que emergen en bisqueda de afirmacién y plenitud y los valores del ayer, en bisqueda de preservacién, Es este choque entre un ayer diluyéndose, pero queriendo per- ‘manecer, y un mafiana por consustanciarse lo que carac- teriza el trdnsito de un tiempo anunciador. Se verifica, cn estas fases, un tenor altamente dramético en los cam bios de los que se nutre la sociedad. Es precisamente un tiempo de opciones porque ¢s dramético y desafian- te2 Son opciones realmente en la medida en que na- cen de un impulso libre, como resultado de la captacién critica del desafio, para que sean conocimiento transfor- mado en accién, Dejarén de serlo en Ia proporcién en ue expresen a expectativa de otros. Tra doen teansicional, aun cvando se autre de came bios, es mis que simples cambios. Implica realmente, ‘en. esta marcha acelerada que leva la sociedad, la bis- queda de nuevos temas y de nuevas tareas. Y si todo tfasito es cambio, no todo cambio cs trénsito. Los eam- bios se realizan en una misma unidad del tiempo histé- rico cualitativamente invariable, sin afectarlos profunda- mente, Se verifican en el juego normal de las altera- ciones sociales que resultan de la propia biisqueda de ple nitud que el hombre tiende a dar a los temas. Cuando estos temas comienzan a perder significado y nuevos temas emergen, ¢s sefial de que Ja sociedad comienza su paso hacia una nueva época. En es0s momentos, lo repe- ‘imos, se hace indispensable, mas que nunca, Ja integra- 1” BI momento de taste propia lo que venimos lamando, en lngunje fguads, le *pororoa” Hitizoculur Cots Shcis indnvee ris fren cae fret dete de te tule, dr ee, de valor, del ayer ors formes Sos de inact y de vlorar el frre, Eo ls tea en he we profundizan las contraicdones Ia “proroca” se hace Wits Gene y “wa lina ee trma mds y mis eecinal LA SOCTEDAD BRASILENA EN -TRANSICION 7 cién del hombre, su capacidad de comprender el mis- terio de los cambios, sin que sea un simple juguete de ellos. El Brasil vivia exactamente este paso de una época a otra. De ahi que no fuera posible para el educador discuir el tema especifico, desligado de la totalidad del nuevo clima cultural que se iniciaba; no podia obrar aisladamente. {Qué temas y qué tareas comenzaban a perder significado dentro de la sociedad braslefia y le Ievaban a la superacién de una époea y al inicio de otca? ‘Todds Jos temas y todas las tareas caraceristicas de una “sociedad cerrada”;* su alienaci6m cultural, de la cual nacfa su posici6n como sociedad “refleja” y a la cl eo- rresponcfa una tarea alienada y alienante de sus Altes, dlistanciadas del pueblo, superpuestas a su realidad. Pue- blo “inmerso” en el proceso jinexistente en cuanto a su capacidad de decidir « quiéy correspondia tuna minima tarea, siempre oprimido, ser guiado por los apetitos de la Gbte que estaba sobre €. Ninguna vineulacién dia. fogal se daba entre estas dlites y estas masas, cuya tarea era tinicamente seguir y obedecer. Sociedad incapaz de conocerse a si misma, resultando pues como tarea pre- ponderante 1a importacién de modelos, lo que Guerreiro Ramos llamé “ejemplificacién”. Algunos de sus temas propio, vslumbrados alguna ver desde la Colonia por alguno que otro vanguardista, terminaban casi siempre por distorsionarse por las mismas condiciones de la alie- nacién, al see considerados tareat. Al caer Ja sociedad, toda la temética y el conjunto de tareas asumicén una nueva coloracién. En la "socie, ded cerrada", temas como democracia, participacién po. pole, libertad, propiedad, autoridad, educacién y muchos otros, de los cuales surglan tareas especificas, tenfan une * Karl Popper, La sociedad democritica y sus enemigos, 38 LA SOCIEDAD BRASILENA EN’ TRANSICIN ténica y una significacién que ya no satisfacfa a la so- ciedad en trdnsito.® Nuestra preocupacién, dificil por ‘otra parte, era la captacién de nuevos deseos, la visién nueva de viejos temas que, consustanciéndose, nos lle varian a una “sociedad abierta”, pero que distorsiondn- dose podrfan levarnos a una sociedad de masas en Ja ‘que el hombre estarfa acomodado y domesticado, dejan- do de Jado su espiritu crtico. ‘Por eso, la educacién dentro de este trinsito adquiriré mayor importancia, Su fuerza se basarla sobre todo en a aptitud que tuviésemos para incorporarnos al dinamis- mo del trinsito, Dependeria de que pudiésemos distin- zuir Icidamente lo que estuviese en él pero no fuese de 4, de lo que cstando en él fuese realmente suyo. Siendo ‘el trinsito el eslabén entre una época que se perdia y una nueva que se iba consustanciando, tiene algo de prolon- gacién y algo de adentramiento. Prolongacién de la vicja sociedad que se queria preservar en el tiempo tran~ sicional, De adentramiento en la nueva sociedad que s¢ danunciaba y que a través de Ia transicidn se engendraba en la vieja, De abf que la época de trénsito era el tiem- po anunciador a que ya nos referimos. Su tendencia era, por las mismas contradieciones de las que se nutea, cons: Ttuirse en el escenario de la nueva visién que superaba Ia vieja. Esto no significaba, con todo, que este embate centre Jos viejos y los nuevos temas o una visién renova- dda de los primeros resultase una victoria facil, sin sacri- ficios, Es preciso que los viejos agoten sus vigencias ce- diendo lugar a los nuevos. Es por esto por lo que el dinamismo del trinsito se da en idas y venidas, avances y retzocesos, que confunden atin més al hombre. Y a 41 Nos patece que esto ocurre en ef reciemte golpe de Ext do, que exige una nueva Gptica para consierar las tarea y los temas que hasta hace poco eran caraceristicos de ta fase de aednsito. ‘ “LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION 39 2 eada retroceso, si le falta la capacidad de percibir el mi + ero de su empo, puede corresponde una trgica dees peranza. Un miedo generalizado, Por otto lado, los retrocesos no detienen Ja transicién; los retrocesos no son un paso atrés, s6lo Ia retardan o la tuereen, Los nuevos temas, o a nueva visién de los vie- jos, reprimidos durante los retrocesos, “inssten” en 2u marcha hasta que, agotada la vigencia de los vicjos te- ‘mas, aleanzan su plenitud y Ia sociedad entonces se en- cuentra nuevamente en su ritmo normal de cambio, a Ia espera del nuevo momento en que el hombre se hu- manice cada vez. ms, Por eso es que el momento del trsito pertenece ru- cho més al maiiana, al nuevo tiempo, peer Yes ue tiene algo en €l que no es de él, en cuanto puede ser del maiiana. El punto de partida de nuestro trénsito fue exacta- mente aquella sociedad cerrada a que ya n0s referimos. La sociedad crece teniendo el centro de decsién de ou economfa fuera de ella, que, por ego mismo, est guiada por un mercado externo, Es exportadora de materia pri- mas, crece hacia afuera, es depredatoria; sociedad refleja en su economia, en su cultura, por lo tanto alienads, ob- jeto y no sujeto de s{ misma, Sin pueblo. Antidialogals Gificulta la movilidad social vertical ascendente, no tiene vida urbana o, si Ia tiene, es precaria, con alarmantes fo- dices de analfabetismo, ain hoy presistentes, es atrasada y esth guiada por una élite superpuesta 2 su mundo sin integrarse en él. Esta sociedad se destruy6, La hendidura surgié de la ruptura de las fuerzas que mantenian el equilibrio de esta “ociedad cerrada”. Las alteraciones econémicas, mds fuertes en este siglo, y que comenzaron incipientemente en el siglo pasado, con los primeros signos de industria- lizacién, fueron Jos principales factores de la destruccién 0 LA SOCIEDAD BRASILERA EN TRANSICION de nuestra sociedad, $i bien atin no legamos a set una sociedad propiamente abierta, ya no éramos una socie- dad totalmente cerrada. Framos una sociedad en aper- tra, preponderantemente en los centros urbanos y ain cerreda en los rurales, que cortia el riesgo, dados los Posibles retrocesos como el actual golpe de Estado, de tun retorno catasttfico a la sociedad cerrada.3® No es necesario sefialar demasiado esta-obviedad: nes: tra salvacién democrética se basarfa en una sociedad ho- mogéneamente abicrta, Esta apertura constitufa uno de Jos desaffos fundamentales para una respuesta adecuada, Adecuada y dificil, ya que en si misma se encontraba en. ‘vuelta en una serie de fuerzae contradictorias internas y externas, que pretendfan superar la situacién dramética de la cual nacid y lograr prcficamente las soluciones de- seadas, Estas fuerzas estaban convencidas, frente al cre. ciente emerger popular y al propio proceso de “democra- tizacién fundamental” de la época de trdnsito, de que la apertura de la sociedad brasilefia y su autonomia se harfan. en términos realmente pacificos, Otras, a toda costa, buscaban reaccionariamente detener el avance y hhacernos permanecer indefinidamente en el estado en que nos encontrébamos, aun Hevarnos-a un retroceso en cl cual las masas que emergfan, si bien ya no podfan vol. ver a estar inmersas, se mantuviesen en la inmovilidad yen el mutismo, siempre en nombre de su propia it bertad. En este momento, los hombres y las instituciones se divi- dian en reaccionarios y progresstas aun cuando habia ca tegorfas intermedias, En hombres ¢ instituciones que solo _ estaban en trdnsito y hombres ¢ instituciones que no sélo estaban en trinsito sino eran del trénsito. En la medida, entonces, en que Jas contradicciones se profun. * Celso Furtado, Reflerdes sobre a prevevclusto brasileira A SOCEDAD BRASIERSA, EN TRANSICION " dizaban entre los viejos y los nuevos temas, o entre la visidn anterior y la actual de los mismos temas, provo- ‘aban en el hombre braslesio el surgimiento de actitudes optativas, Estas, ya lo afirmamos, s6lo lo son en tér- ‘minos auténticos, en ta proporcién en que resulten de una captacién critica de! desafvo y no sean el resultado de prescripciones o de expectativas ajenas. Hecha la op- cién, por 1a profundizacién de las contradicciones, que provocaba un clima emocional, Ia tendencia era radica- lizarse en la opcién, La radicalizacién, que implica el enraizamiento que el hombre hace en la opcién, es positva, porque es pre- ponderantemente critica, Critica y amorosa, humilde y comunicativa. El-hombre radical en su opcién. no niega al derecho a otro de optar. No pretende imponer su op- cidbn, dialoga sobre ella. Esté convencido de su acierto, pero respeta en otro el derecho de juzgarse también duefio de la verdad; intenta convencer y convert, pero ro optime a su oponente; tiene el deber, por una cuestién de amor, de reaccionar con violencia a los que preten- den imponerle silencio. A los que, en nombre de Ia Ti + Toda relacin ‘de dominacén, de explotaciéo, de opresin ya ex ensf violencia. No importa que se haga a través de medies Axésicos 0 no. Esa un tempo, deamor y un impediment para ct amor. Obséelo para el amor en le medida en que el dominador y dominado, dchumatizindose el primero por ex- ceso y el segundo por falta de poder, se wansdorman en coms, Y las cous no aman, Pero, generalmente, cuando et oprimido se rebela legiimamente conta el opresr, en quien identifica la ‘opresién, se le calfca de violento, bitbaro, inhuman, flo. Es que entre los incontables derechos que se adjudiea para a la conciencia dominadora inlye el de deine la violencia, eacacte- rizarla, Iclizarla, ¥ si ete derecho Te asiste, con exclsvidad, to serd en sf misma donde encontaré le violencia. No sed a mismo 2 quien amact violente, En verdad, le violencia. del primi, ademés de ser mera respuesta en que revea el intento de reeuperar su humanidad, een el fondo, lo que recibi6 deb 2 LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION bertad, matan, en sf y en A 1a propia libertad. La posi- cién radical que e# amorosa no puede ser autoflagelante. ‘No puede acomodarse pasivamente frente al poder exacer- bado de algunos que lleva a la deshumanizaciin de to- dos, incluso de los poderosos. El mal residia en que, no cestando preparado para la captacién critica del desatio, juguete de la fuerza de las contradicciones, el hombre brasilefio y aun sus dlites venian desembocando en cl sectarismo y no en las soluciones radicales. Y el secta- rismo tiene una matriz. preponderantemente emacional y actitica, es arrogante, antidialogal y por eso anticomuni- cativa, Es reaccionaria, sea asumida por un derechista, {que para nosotros es un sectario de “nacimiento”, o un inquierdista, El séctario nada crea porque no ama. No respeta la opcin de los otros. Pretende imponer Ja suya que no es opcidn sino fanatismo— a todos. De ahi la inclinacién del sectario al-activismo, que es la accién sin ‘control de la reflexién, De abi su gusto por esléganes aque dificilmente sobrepasen Ia esfera de los mitas y, por ‘eso mismo, mueren en sus mismas verdades, se nutre de To puramente “relativo a lo que atribuyen valores zbso- Tutos"."* El radical!" por el contrario, rechaza el activismo y copresor. Tal como lo sefiala Fanon, es con dl con quien el opri- ‘ido aprende a torturer. Con una sutil diferencia en este apren ‘Gizajer el opresar aprende al torturar al oprimido. El oprimi- do al ser torturado por el opresor. "i Triste de Atalde, Mitos do nowso tempo. 18 En la actualidad ‘rasilea, las posiciones radicales, en el sentido que les damos, las asumian principalmente, aun cuando tno exclusivamente, los grupos de crstianos para quienes Ja “his- foria”, en las palabras de Mounier, tiene sentido: Ia historia del mundo, primeramente, y en segundo lugar ta historia del hhombre. sta es la primera de las cuatro ideas fundamentales Moe Mounier ctabese al discutr Te even del progreto como | tema moderna, La “segunda que exe movimiento, el pro greso, va de un impulio profundo, continuo, a un impulso me 1A SOCTEDAD BRASILERA aN TRANSICIGN 8B somete siempre su acci6n a la reflexi6n. Bl sectario, sea ide derecha o de izquierda, se enfrenta a la historia como fa tinico hacedor, coms su propietario, difieren porque, mientras que uno pretende detenerla, el otro pretende anticiparla, ‘Si la historia es obra suya, si les pertenece, puede, uno de ellos, detenerla cuando quiera, y el otto, si es que le parece, anticiparla, De ahi que se identifiquen en la ime posicién de sus convicciones, en la reduccién del pueblo ‘2 masa, El pueblo no cuenta ni pesa para el sectario, salvo como apoyo a sus fines. Debe presentar el proceso activamente, Serd un juguete de la propaganda que into- xxica y que no advierte. No piensa. Piensan por él y se considera protegido por ¢l.sectario que jamés hard una revolucién verdaderamente Iiberadora precisamente por- aque tampoco él es libre. Para el radical, que no puede ser un centrista o un derechista, no se detiene ni se an- ticipa la historia sin que se corra el riesgo de un casti- go. No es mero expectador del proceso, sino sujeto, en la medida on que es critico y capta sus eontradicciones. No ‘es tampoco su propictario, Reconoce, entonces, que si no puede detener ni anticipar puede y debe, como sur jeto, con otros sujetos, en la medida en que conoce, ayu- dar y acelerar las transformaciones. jor, complicado por divers visctudes, y exe movimiento es un Fovimiento de liberacia del bombre™. La tecora ex que el des: trrolo de las cienia y fat tdeicas, que caaceraa la edad mo- dleroa occidental y se diaperan por toda la tera, constimuye un momento deciivo de eta Hibercia, La thima, dice Mounier, {5 gue en esa avendén el hombre tiene Ia misién gloiosn de fer el autor. de la propia liberacién. Las poscones irracional- mente secaras, aun de cristiano, no entendian o no quer en- tender le bisqueda de integracién con los problemas de tempo ¥ esacio del pats, hecha por lot radials, No entendian si reocupacién por el progreso del cual resultara la liberaciéa del Rombre. De ahi que esit poiiones radicales fueren catalogadss de deshumanizadoras del hombre brasileiio. 4 LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION En cuanto al Brasil, Ja supremacia no venia siendo de los radicales, sino de los sectatios, sobre todo de Jos de derecha. Esto es lo que nos hacta temer por los destinos democréticos del pais, por 12 humanizaciéa del hombre brasileio, amenazado por los fanatisiaos que separan Jos hombres, embrutecen y generan odios. Fanatismo que se nutrfa en gran parte del irracionalismo que bro- taba de la profundizacién de las contradicciones y que afectaba igualmente el sentido de esperanza que envol- via el trénsito, Esta esperanza” amenazada tenia, por tun lado, sus rafces en el propio pasaje que hacla la so- ciedad brasilefia de su status anterior, colonial, de socie- lad puramente refleja, hasta ser sujeto de s{ misma, En rerdad, en las sociedades alienadas, condici6n de donde yartiamos, las generaciones oscilan entre el optimismo in- 4 BI clima de esperanza de las sociedades desalinadas, que se vuelven sobre sf mismas, autecbjetivindose, corresponde al proceso de apertura en que ellas # comprenden, Cualquier ame. raza de retroccto en este tansito del que el irracionalismo see- taro es causa y efecto, y del cual resulta un retorno al perfodo cerrado, constituye un impacto destructivo o easi destructive de la esperanza, Pretenciamot que el Brasil marchaba hacia la tra- igedia de un retzoceso. Y ly esperanza que natia del descubri- fmiento que fs sociedsd comenzaba a hacer de si misma como inacabada seria diluido bajo la presién toca de los irracionalis- ‘mos, Fl descubrimiento del. ser inacabado hacia de la esperanza tuna leyenda que, amenszada por aquella locura, dejarfa a Ia sociedad “condenada a morir de frfo". Como moric de frio es el ‘destino de los que no ven, sean hombres o sociedades. Sélo en le bisqueds de una renovacién estaré su vitalidad, Sélo en Ia conviccién permanente del ser inacabado puede encontrar el Ihombre y las sociedades el sentido de esperanza. Quien se juzga acabado cstard muerto, No descubre siquiera su indigencia, La ‘soviedad brasleRie, que iniciaba el aprendizaje de la esperanza, puede ahora, antes de juzgarse ilusoriamente acabada, asst ala destruceibn de s1 esperanza. Y sus generaciones més jovenes feaen en una apatie, en tina alienacién, en un activism nuevo. ‘Toda desesperanza. 1A SOCIEDAD BRASILERA EN TRANSICION 8 sgenuo y la desesperacién, Incapaces de crear proyectos auténomos de vida, buscando en trasplantes inadecuados Ja solucidn para los problemas de su contexto, son asi uiépicamente idealistas, para hacerse después pesimistas y desesperadas, El fracaso de sus empresas, basado en ‘0 poca organizaciGn, confunde sus dlites y las conserva en una posicidn ingenua frente 2 sus problemas. Su gran preocupacién no es, en verdad, ver su contexto cri ticamente. Se integra con ély en dl. De ahi que se su- perpongan. recetas tomadas ea préstamo, Como son re~ cetas trasplantadas, no nacen del andlisis critico de su propio contexto, resultan inoperantes, no fructifican, se deforman en la rectificacién que les hace la realidad. Esta sociedad, al insstir tanto en soluciones de este tipo sin la debida “reduccién” ** que las adecuarfa a las condiciones del medio, provoca desinimo y actitudes de inferioridad en sus generaciones mds vicjas. Un dia, en el proceso histérico de esa sociedad, suce- den hechos nuevos que provocan los primeros intentos de volver sobre sf misma, Un nuevo clima cultural comien- za formarse. Representantes de lites dirigentes, hasta entonces inauténticas por estar supuerpuestas a su mun- do, comienzan a integrarse en él, Un mundo nuevo se leva delante de ellos, con matices hasta entonces desco- Ganan, poco a poco, la conciencia de sus posi- bilidades, como resultado inmediato de su insercién en su mundo y de la captaci6n de las tareas de su tiempo 0 de la nueva visién de los viejos temas. Comienzan a hacerse criticos y, por ello, renuncian tanto al optimis. ‘mo ingenuo como a los idealismos utSpicos; y en cuanto a pesimismo y a la desesperacién, se tornan exiticamente optimistas. Cuando comienzan a verse con sus propios ojos y se consideran capaces de proyeciar, la desesperacién % Ver Guerreiro Ramos, A redugdo sociolégica. 4s LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION de las sociedades alienadas pasa a ser sustituida por es- peranza. Sucede esto cuando van interpretando los ver- daderos deseos del pueblo. En la medida en que-se van internando en su tiempo y en su espacio en el cul, cri- ticamente, se descubren inaeabados, Realmente no hay por qué desesperarse si se tiene la conciencia exacta, crf tica, de los problemas, de las dificultades y hasta de los ppeligros que se deben enfrentar. He aqui que la posici6n anterior de autodesestimacién, de inferioridad caracterstica de la alienacién, que amor- tece ef Animo creador de esas sociedades y las impulsa siempre a las imitaciones, comienza a ser sustituido por ina. Y los esquemas y las “recetas” antes simplemente importados pasan a ser sustituidos por proyectos y planes, resultantes de estudios serios y profun- dos de la realidad. La sociedad llega asf a conocerse a st misma, Renuncia a la vieja postura de objeto y va asu- ‘miendo la de sujeto. Por eso, la desesperacién y el pe- simismo anterior frente a su presente y futuro, como también aque! optimismo ingenuo, se sustituyen por op- timismo critico. Repitamos, por esperanza. Es verdad que eite optimismo, en tanto que critico, no llevard a la sociedad a posiciones quietistas, Por el contratio, este optimismo nace y se desarrolla junto a un fuerte sentido de responsabilidad de los representantes de las dites que van haciéndose cada vez. més auténticas en la medida.en que esta responsabilidad crece. Seri tuna contradiccién si el optimismo critico de esas socie- dades significase un dejar correr las cosas itresponsable- mente. Este sentido de responsabilidad de las dlites dirigen- tes, que cada vez més se identifican con el pueblo y se comunican con él a través de su testimonio y de la acx cién educativa, ayudard a la sociedad a evitar posibles distorsiones a las que est’ sujeta en su desarrollo. LA SOCIEDAD BRASILEIA BN TRANSICION ” Este clima de esperanza, que nace precisamente cuando Ja sociedad se vuelve sobre s{ misma y se descubre ina- cabada, con un sinniimero de tareas por cumplir, se des- truye en gran parte bajo el impacto del sectarismo, que se inicia cuando, “cafda” la sociedad cerrada, comienza ‘el fendmeno que Mannheim llama “democratizacién fun- damental” y que implica una creciente panticipacién del pueblo en su proceso histérico Era esta democratiza~ ‘dn la que, abriéndose en abanico y presentando dimen- siones interdependientes —econémica, social, politica y cultural—, caracterizaba la presencia participante del pue blo brasilefio que, en Ia fase anterior, no existla, ‘Anteriormente 1 pueblo se encontraba en una socie- dad cerrada, inmerso en el proceso, Con Ia destruccién yl entrada de la sociedad en la época det trinsito, emer- ge. Sica Ja inmersién era puramente espectador del pro- ceso, al emerger deja de permanecer con los brazos cru- ‘zados y renuncia a ser meramente espectador para ingerencia, Ya no le satisface asistir, quiere par Su participacién, que implica una mera toma de concien- cia y no una concienciacién —desarrollo de la toma de conciencia—, amenaza a las Altes detentoras de privile- gios. Se agrupan entonces para defenderlos, En un pri ‘mer momento, actian espontineamente. En un segundo ‘momento perciben claramente la amenaza contenida en Ja toma de conciencia por parte del puéblo, Se asocian, ‘Atraen hacia si a los “te6ricos” de la “crisis”, como ge- neralmente Haman al nuevo clima cultural, Crean ins- tituciones asistenciales que se vuelven asistencialistas. Y, fen nombre de Ia libertad “amenazada’, repelen la par- ticipacidn del pueblo, Defienden una democracia suf ge- neris en la que el pueblo es un enfermo al cual se deben aplicar remedios. Y su enfermedad es precisamente te- nner voz y participacién, Cada vez que intente expresarse libremente y prentenda participar, es sefial de que. conti- 8 LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICIN ra enfermo, necesitando entonces més “remedios”, La salud para esta extrafia democracia ¢s el silencio del pue- blo, su quictud. Es ta “sociedad cerrada”, Es la inmo- vilidad. De ahi que los defensores de este tipo de “de mocracia” postulen la necesidad de preservar al pueblo de lo que Maman “ideas exéticas", en tiltimo andl todo Io que pueda contribuir a Ja presencia activa del pueblo en su proceso histérico. Llaman subyersivos a aquellos que se integran en el dinamismo del trdnsito y se hacen representantes de él. “Subversivos —dicen— porque amenazan el orden.” OF vidan que el concepto de orden no s6lo es del mundo estético, fisica o ético, sino también del histérico-socio- Vbgico. Desde un punto de vista puramente ético, por ejemplo, no hubo orden en la sociedad “cerrada” de don- de partimos, ya que se basaba en la explotacién de mu- chos por parte de unos pocos. Histéricamente, habia “orden” en aquella sociedad, resultante del equilibrio de tas fuerzas que la mantenian. Sin embargo, un “ot den” que un cristiano rechazarfa, Los contingentes del “pueblo” sociolégicamente ine- xistente, inmersos en el proceso, no percibian en térmi+ ‘os critics las bases expoliadoras de aquel “orden”. Se rcomodaban a él. A medida que comienzan a emerger en el proceso hist6rico, van percibiendo répidamente que Jos fundamentos del “orden” que los minimizaba ya no sentido, Se rebelan contra el orden, que ya es des- orden, no sblo ética sino sociolbgicamente. Para los representantes de las clases privilegiadas del orden anterior atacarlo, intentar democréticamente su superacién, era subvertirlo, Subversién era realmente mantenerlo fuera del tiempo. Esta es una de las grandes subversiones del golpe militar braslefo. Por eso, a actitud subversiva es esencialmente guiada por apetitos, conscientes o no, de privilegios. La subver- KA SOCTEDAD BRASILERA xn -TRANSLCXON 49 si6n por tanta no es sblo de quien, no teniendo privile- sos, quiera tenerlos, sino también de aquellos que te- niéndolos pretenden mantenerlos, Por eso mismo, en una sociedad en transicién como Ja nuestra subversive era tanto el hombre comin que “emergfa” en posicién in: sgenua en el proceso hist6rico, en busqueda de privile- sgios, como también lo era y fo es aquel que pretendia y pretende mantener un orden sin vigencia, No es posible, o es casi imposible, vivir en una socie- dad un clima histSricocultural como éte sin que se desencadenen fucrzas intensamente emocionales que soa el resultado de los propios embates de las contradiccio- nes. Este clima emocional, que se prolonga en irracio- nalismos, cs cl que genera, alimenta y hace crecer las posiciones sectarias: los que pretendfan detener Ja his- toria y mantener sus privilegios, y los que pretendfan anticipar 1a historia, para asf “acabar” con Jos privile- gi0s, ambos minimizando al hombre, ambos ocasionan- do, con su colaboraciéa, fa masificacién, la dimisién del hombre brasilefio, que apenas iniciaba su admisién a la categoria de pueblo. Y entre ellos, aun cuando fuesen centristas, oprimi- dos e incomprendidos, estaban los radicales —en el sen- tido ya expuesto— que pretendian que las soluciones ofrecidas fuesen con ef pucblo, nunca para él o sobre él. Los que rechazaban el asistencialismo dulcificador 0 la fuerza impositiva, o el fanatismo de las “guerras san- tas", con todo su itracionalismo, y defendian las trans- formaciones profundas, respetando al hombre como per sona, como sujeto. A las fuerzas internas, reaccionarias, nucleadas en tor- no a intereses latifundistas que pretendfan aplastar la democratizaci6n fundamental, se unieron inclusive fuer~ 248 externas interesadas en que la sociedad brasilefia no s¢ transformara. Como las internas, las externas inten- | | 5 LA SOGHEDAD BRASILESTA, EN TRANSICION taban y hacfan sus presiones e imposiciones y también sus dulcificaciones, sus soluciones asistencialistas. ‘Nos oponiamos a estas soluciones asistencialistas al mis- mo tiempo que no aceptébamos las demés porque tienen tuna doble contradiecién, En primer lugar, contradecian la vocacin natural de la persona —ser sujeto y no ob- jeto— y el asistencialismo hace de quien recibe Ia asis- tencia un objeto pasivo, sin posibilidad de partcipar en cl proceso de su propia recuperacién, En segundo lu- gar, contradectan el proceso de ‘“democratizacién fun damental” en que estibamos situados. El gran peligro del asistencilismo esté en la violencia del antididlogo, que impone al hombre mutismo y pasi viidad, no le ofrece condiciones especiales para el desarro- lo o la “apertura” de su conciencia que, en las democrar cias auténticas, ha de ser cada vez mis critica. ‘Sin esta conciencia cada vex mis critica no le serd posible al hombre brasileio integrarse en su sociedad en transicidn, intensamente cambiante y contradictoria, ‘De abt las relaciones de asistencialismo y masificacién de las que es a un mismo tiempo efecto y causa. ‘Lo que importa, realmente, es ayudar al hombre a re- cuperarse, También a los pueblos.®* Hacerlos agentes de su propia recuperacién, Es, repitamos, ponerlos en juna posicidn conscientemente critica frente a sus pro- blemas. El asistencialismo, al contrario, es una forma de accién aque roba al hombre condiciones para el logro de una 30 Bn Meter ef Magistra de Juan XXIE, al tratar las rela ciones entre naciones ricas y pobres, desarrolladas y en desarro- flo, exhorta a que lae primeras, en su ayuda a las segundas, no 1s Thagan a través de lo que llama “formas disfrazadas de dominio colonial”. Que Jo hagan sin interés, con la sola intencién de po- Sbilitarles el desarrollo, econémice y socialmente. Y es exict mente exto 10 que el asistencalismo no hace, encuadréndose en aquellas “formas de dominio coloni 1A SOCIEDAD BRASILERA EN RAWGTOION st de las necesidades fundamentales de su alma —1 responsabilidad. “La satafacidn de esta casi ah ma Simone Weil, refiriéndose a Ia responsabilidad— exige que el hombre tenga que tomar a menudo deci siones en'problemas grandes o peaquefios, que afecten in- feet con los cuales entonces se siente Es exactamente por eso por lo que la responsabili es un hecho existencial, De ahi que i noaeae incorporada al hombre intelectual sino vivencialmente, En el asistencialismo no hay responsabilidad, no hay de- isin, s6lo hay gestos que revelan pasividad y “domes. ticacin”. Gestos y actitudes, Es esta falta de oportuni- dad para decidir y para participar responsablemente lo caracteristico del asistencialismo que lleva en sus solucio- nes una contradicci6n en cuanto a la vocaciéa del hom- bre a ser sujeto, ya la democratzacin fundamental. Bn verdad, no ser4 con soluciones de este orden, internas o externas, como se ofrecer al pais un destino democré- tico, Lo que se precisa urgentemente es dar seluciones spss y spurs a sus problemas ms angus, So- 5 epito, con : none * eno el pueblo y nunca sobre o siraple- Es deci, al encuentro de ese pueblo que ya emer los centros urbanos y lo etd intemando en los rurale, yayudarlo a insertarse eriticamente en el proceso. Y este pasaje, absolutamente indispensable para Ia humaniza- cin del hombre brasileio, no podria hacerse ni me- diante el engafio, ni mediante el miedo, ni mediante la fuerza, sino con una educacién que, por ser educacién, habria de ser valiente, ofreciendo al pueblo la reflexién tobre s{ mismo, sobre su tiempo, sobre sus responsabil- dades, sobre su papel en la nueva cultura de la época 4% Simone Weil, Relces deb existir, 5 1A SOctEDAD BRASILERA EN TRANSICION ranticién, Una educacién que le facilitase 1a refle- aerate an propio poder de rellesionar y que vote su instrumentacién en el desarrollo de ese poder, en explicacin de sus potencialidades, de la cual naceria su capacidad de opién, Eaucac que tomate en consid: raci6n los varios grados del poder de captain de que esté osibilitado ol hombre braileo, factor de impor tancia fundamental para su humanizaciéa. De abi la preocupacién que siempre tuvimos en analizar estos grax bos de comprensién de la realidad en su condicionamien- to histérico-cultural: y que, @ continuacién, pasamos a al posicidn inicial de “intrasitvidad de conciene cia" caracteristica de la iad age en que estaba, rger —"eransitividad ingenua”. Fe a ‘en su concienca, como era la soiedad “cerrada” brace le, e caracterta por Ia casi total cenalizcisn de los intereses del hombre en torno a formas vegetativas: 7 vida, Sus preccupaciones se cen més alo que hay en 4 de vital, bioldgicamente hablando, Le falta tenor de vida en.el plano histérico. Es Ja consecuencia predominante, axin hoy, de los hombres de las zonas fuertemente atra- sadas del pafs. Esta forma de conciencia representa casi | tuna falta.de compromiso entre el hombre y su cxisten- ta, Por eso lo sujeta a un plano de vida mis vegetativa, fo circunseribe a éreas estrechas de intereses y preocupa ciones, La cancienca de Tos hombres pertnecientes a aquellas colecividades Fernando de Azevedo" la lla 18 pauls Preise, E@ucopto ¢ atuolidede brasileira, Recife, 1950. - ATi Be, Sa Stele cura de en san wrofundos del maestro brasilefio Alvaro Vieira Pinto. Entre Estos, Sobre todo, Conseiencia ¢ realidede ‘nacional, 1s», Rio de Janei- { 79,3000 do de Aonvoo,Béscenenre dois mands. 4 1A SOCIEDAD BRASILERA EN TRANSICIN 53 “delimitada” y “vuelta sobre sf misma”, Escapa al home bre intransitivamente consciente Ja comprensién de pro- blemas que se sitdan mis all4 de su esfera biolégicamente vital. De ahi surge la incapacidad de captacién de gran niimero de cuestiones que se suscitan, Es evidente que el concepto de “intransitividad” no corresponde a un encerramiento del hombre, dominado, si as{ fuese, por un tiempo y un espacio todopoderoso, El hombre, cualquiera que sea su estado, es un ser abier- to. Lo que pretendemos significar con la conciencia “in- transitiva” os Ja limitaci6n de su esfera de comprensién, ¢s su impermeabilidad a desafios que vengan desde afue- ra de la Srbita vegetativa. En este sentido, y sblo en este sentido, la intranstividad representa casi una falta de compromiiso del hombre con ia existencia. El discer- nimiento se dificulta, se confunden Jos objetivos y los desafios del exterior, y el hombre se hace mégico, por no captar la auténtica causalidad, En la medida, pues, en que ampl{a su poder de cap- tacién y de respuesta a Jas sugerencias y a las cuestiones ‘que parten del exterior y aumenta su poder de diglogo, no sélo con otro hombre sino con su mundo, se “tran- sitiva”, Sus intereses y preocupaciones se prolongan a otras esferas, no sélo a la simple esfera vital, Esta transitividad de 1a conciencia hace permeable al hombre. Lo lleva a vencer su falta de compromiso con la existencia, caracteristica de Ja conciencia intransitive, y lo compromete casi totalmente. Es por eso por lo ‘que existr es un concepto dinémico, implica un didlogo eterno del hombre con el hombre; del hombre con el mundo; del hombre con su Creador, Es este dislogo del hombre sobre el mundo y con el mundo mismo, sobre sus desafios y problemas lo que lo hace histérico. Por «80, nos referimos a la falta de compromiso del hombre reponderantemente intransitivado con su existencia. Y Pen 7 LA SOCIEDAD BRASILESA EN TRANSICION fl plano de vida més vegetative que histrco,caracte ristico de la intransitividad. i‘ Tee conciencia transitive es emoncs, en un prime esado, preponderantemente ingenua. La wansiti Fngenua, fase en que nos hallaaos hey en los centros ur benos, mde acentuada alli, menos aqui, se caracteriza, pure tos aspects, po In simpliidad en la itepreta Ci de In problemas; por la endenci 2 jugar ge tiempo mejor fue el tiempo pasado; por la subestima, Mon del hombre comin; por una fuerte inclinaciSn fregorsmo, caractristica de la masifcains por Ta int: Dermeabilidad a Ja investigacién, a Ia cual eorrespo tr gto acenuado por ls expliions fabless or te fragildad en la argumentacin; por un fuerte enor emocional por Ia priciea no propiamente del didloge Sino de la polémica; por las explicaciones mégicas. ora mica, iin Je a itranavidad, peda en Pa teen la taetividad, ampia el horizon. Se rsponde eo piertamente a los-estimulos. Es la conciencia Tomnbe cas! masa, en cl cul el didlogo se desfiguray se disorionesaente cata dirs de Ia transtvidad in genua lo que levad al hombre al tipo de concencia ae Siireel Ilma “fanatizada”, de la cual hablaremos adelame, Allf se encuentra uno de los grandes reli, Sn de hn granden amen gt lanai c ‘est. conducienc sera tro lado, a transitividad erica * a que Megetla- san we ; anise sett mule Smale sen te ct sigs a wee Semen ope i ee se LAE es frames LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION 3s ‘mos con una educacién dialogal y activa, orientada hacia la responsabilidad social y politica, se caracteriza por la profundidad en la interpretacién de los problemas. Por Ja sustitucin de explicaciones mégicas por principios cau- sales. Por tratar de comprobar los “escubrimientos” y estar dispuesto siempre a las revisiones. Por despojarse. al maximo de preconcepciones en el andlisis de los pro- blemas y en su comprensin, esforzarse por evitar defor- ‘maciones. Por negar la transferencia de la responsabi- lidad. Por la negacién de posiciones quietistas. Por la seguridad de la argumentacién, Por la préctica del did- logo y no de la polémica, Por la receptividad de Io nuevo, no sélo por nuevo, y por la no-negacién de lo vie- jo, s6lo por viejo, sino por la aceptacién de ambos, en cuanto a su validez. Por inclinarse siempre a la censura. Esta posicién transitivamente critica implica un regreso ala verdadera matriz de la democracia. De ahi que esta transitividad critica sea caracteristica de los auténticos regimenes democriticos y cortesponda a formas de vida altamente permeables, interrogadoras, inquietas y dialo- ‘gales, en oposicidn a las formas de vida “mudas”, quietas y discursivas, de las fases rigidas y militarmente autori- tarias, como desgraciadamente vivimos hoy, en el retro~ exo que sufrimos y que los grupos usurpadores del po- der pretenden presentar como un reencuentro, como uaa democri El pasaje de la conciencia preponderantemente intran- sitiva a la preponderantemente transitivo-ingenua era pa- ralelo a Ja transformacién de las pautas econdmicas de Ja sociedad brasilefia, Era un pasaje que se hacia automé- ¢l desarrolio de esta toma de conciencia, No teré, por eso mis. mo, resultado de las modificaciones econémicas, por grandes ¢ importantes que sean. La eritiea, como fa entendemot nosotr hia de resultar det trabajo pedagégico extico apoyado en condi. clones hinrleas propcian 56 LA SOCIEDAD BRASILENA EN TRANSICION ticamente, En la medida en que se venia intensificando cl proceso de urbanizaci6n y el hombre venia viviendo formas de vida més complejas y entrando asi, en un cftct- Jo mayor de relaciones y recibiendo mayor nimero de sugerencias y desafios, se comenzaba a verificar la tran titividad de su conciencia, ‘Lo que nos parece importante afirmar es que el otro el decisivo de la conciencia dominante transitivo-in- ua hacia la dominantemente transitivorrtica, no se

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