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Sot Lo que quiero es comprender Sobre mi vida y mi obra Hannah Arends ‘raduecién de Manuel Abella y José Luis Loper de Lizaga ‘Con una bibliogratia en espaitol por Agustin Serrano de Haro Qn le radeon de ato obra ha coniade con la ayude de Goethe-nsi insituein hnonciada por el Ministri de Asuntas Exteriors olemén SOLECCION ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Filosofia Thule orginal ch will verstohen,Selbstusktne zu leben und Werk © Edoril Hota, SA, 2010 Ferro, 85. 28008 Modtid Teldiono: 91 543 02 61 Fox: 9) 543 14 88 Exmeik:editcriek@roto.es ‘pone. 98 © The Harnch Arendt Bluecher literary Trust, 2006, sobre la segunda edicion, Pipar Velog GmbM, Monchen © Manvel Abella y Josb Luis pes de ieago, ova la raduecién, 2080 © Agustin Serano de Hor, pore le bbbogratic en espenel, 2010 ISBN: 978.84.9879.181-5 Depdsit Lega: 5. 1.392-2010 Inpresién Graficat Verona, 5. iNDICE Introduccién .. ae elena 9 Nota a ta reedicion de 2008 ssc . 28 Primera Parte RESPUESTAS A CUESTIONES SOBRE SU PERSONA YSU OBRA 1, Carta a Gethard Scholem ..-.nnnnnnaninnenrinesnnn 29 2. Entrevista televisiva con Thilo Koch 36 3. Entrevista televisiva con Giinter Gaus 42 4 Discusion con amigos y colegas en Toronto «. 66 Pensamiento y accién 67 Sobre sociedad y politica wiwoswimenessnnneanmanena 79 La constitucién americana como tipo idea ole ot Pensar sin barandlilla arn 95 5. Entrevista relevisiva con Roger Erreta 101 Segunda Parte CARTAS A KARL Y GERTRUD JASTERS 1, Cartas biograficas ancunrnenntninnnninmnentnsnnnnnnnne — AD Sobre ef 6S€1-jUdEar nnsnnsmnnnsnsernen 7 176 3. Sobre SU 06735 ssn meee . 184 Rabel Varnhagen: vida de wna judia alemana de la época roman 62 (1939) serrnrnneennrnen rll 84 The Origins of Totalitarianisin (1951) ooo. seesnennene 189 Eichmann on Jerusalén (1963), 7 7 191 Lo QUE quitko gs ComPRENOER 4, Sobre cemas de la vida 206 La realidad .. 206 El problema de los lieratos 206 Antisemitismo 207 Emigracién a ale 207 Heroisme an 7 208 El mal — ruptura con la teadicién 208 Nejez y muerte 210 Cronologia 213 Bibliografia 219 Hannah Arend on espaital 285 INTRODUCCION éQuien era, quién es Hannah Arendt? El volumen que presentamos se dirige a todos aquellos que, aguijoneados por una curiosidad antigua o reciente, se hacen esta pregunta y pretenden responderla desde una lec. tura propia. Aqui nos proponemos dejar que Hannah Arendt se presen- te asi misma Hannah Arendt no ha escrito su autobiogratia, ni tampoco dejado cuadernos de notas al efecto; se podria decir incluso que un interés de ipo autobiografico era algo ajeno a ella', Por lo demas, nunca pretends fener un grupo de discipulos, menos atin fundar una escuela®, Y le atre- draba la idea de proyectar una imagen piiblica de s{ misma. Sin embargo, «5 bastante lo que sahemos sobre su vida y st obra —hoy dia, bastante mas que durante su vida—. La extensa biogeafia que publicé Elisabeth Young-Bruch| bajo el titulo For Love of the World (aparecida en Estados Unidos en 1981, y en 1986 en su edici6n alemana, fue la primera y si sue siendo, hasta la fecha, una importante fuente de informacidn. A ella vino a afiadisse, como testimonio privilegiado, sa epistolario con Karl y Gertrud Jaspers, publicado en Alemania en 1985 y en Estados Unidos 1. Véase en la presente ediciin pp. 97 y 124, 2. Su declaraciin mequivoca al respect dice: «ldo not want to indoctrinate. Vase, mis abajo, p. 72 sy 97 3. E. Young-Brucht Hamuah Arendt: For Love of the Wold, Yale University Press. New Haven/London, 1982; tad. alemana de H. G, Holl, Hannah Arent: Leben Work tnd Zeit, Fischer, Frankiurt a, M., 1986, [Hanah Arendt: una biografia, trad de Bh. Lo tis Paidés, Barcelona, -2008,), en 1992, al que siguicron ulteriores ediciones de cartas', Estas no slo. nos informan sobre las circunstancias vitales, la flosofia personal y los puntos de vista de Arendr acerca de cuestiones de acrualidad politica, También nos permiren atisbar, con sus cambios de registro epistolar y vatiedad de contenido, las facetas de su personalidad. Por lo demés, es cosa admitida por los expertos que las obras de Arendt, en especial el libro titulado Rabel Varnhagen: Lebensgeschichte einer deutschen Jiidin aus der Romantik’ y los retratos compilados bajo el titulo Menschen in finsteren Zeiten’, admiten una interpretacion que puede dar lugar a fructiferas intuiciones en referencia a la propia autora, Dicho de otro modo, que pueden leerse como testimonios indirectamente autobiogré- ficos. La literatura secundaria es copiosisima, y son muchos los estudios que conticnen detalles biogréficos o referidos a la genesis de su obra Cuando el presente libro aparecié por primera vez, en el afio en que se celebraba su 90 aniversario, en Alemania habfa ya seis introducctones, a la obra de Hannah Arendt’, Y desde entonces su ntimero ha crecido constantemente’, de forma tal que una introduccién a las introduccio- nes serfa una empresa editorial no carente de sentido, especialmente si recogicse también las publicaciones equivalentes en otros idiomas. Pero al tiempo que su nombre adquiria nocoriedad y unas cuantas tesis y citas, entresacadas de su obra completa, quedaban «elevadas» a la categoria de higares comunes, la obra original se ha visto progees vamente relegada, y su autora sometida a un proceso de estilizacién (anto por arriba como por abajo). La «auténtica» Hannah Arendt re sulta mas bien desconocida para el gran piblico y segin pasa el tiempo, nos atreverfamos a decir, lo que se cuenta de Hannah Arends es mas 4. Tieulos n* 301, 302, 305, 306, 310, 316, 318, 323, 330,y 31 (los mimeros se refieren alos ttulos de la Bibliogsaia al final de la presente edci6n). Véave también, mds abajo, aNota a la reeici6n de 2005s, p25 5. N14; véase, ademas, mds abajo, pp. 184-189, & N2273, 7. D. Batley, Hannah Arendt. Einfihring in ibr Werk, Alber, Freiburp/Minchen, 1990; H, Bielefeld, Wisdergewinnag des Politischen: Eave Einjulang in Haroxab Avendts politsches Denken, Kénigshausen und Neumann, Wezbues, 193; KH, Breier, Hamma “Arendt zur Ennfubrang, Junius, Hamburg, 1992; W. Hever, Hannah Arendt nit Selbst- _eygissen snd Bilddokumenten, Rowoblt, Hamburg, 72004; 1, Nordmann, Hanrah Arex at, Carnpus, Franke a. MLINew Yor, 1994; S. Wolf Hannah Avendts Einfirangen in thy Werk, M. Haag und Herchen, Frankfurt 4. M1991, 8. ‘Como autores o autoras de libros introductorios la vida y la obra de Mane nah Arendt publicados durante los skimos diez ahs [hasta 2005] podemos mencionar Brunhorst (1999), Gleichauf (2000), Geuenenberg (2003), Kesteva (2001), Pring (1998), Sontheimee (2005), Vowinket (2004), 10 Inrroouecion bien fruro de la ignorancia que del conocimiento. La presente obra se Propone compensar esta tendencia, Hlamando la atencidn sobre la ima- ‘gen que Hannah Arende tenia de si misma y sobre lo que realmente ha escrito. Dos de las pattes de nuestra publicacién recogen testimonios de la propia Arendt sobre su vida y su obra. La tercera, un catélogo de obras. La primera patte viene introducida por la famosa carta a Gershom Scholem (a quien Hannah Arendt Hlamé durante toda su vida «Gerhards), ue contiene una respuesta insuperable, por su beevedad y resolucién, a las eriticas que Scholem dirigié a su persona y a sus 20siciones politicas, lo que la convierte en un testimonio esencial sobre si misma, Siguen luego tres entrevistas televisivas, las mas importantes de entre las cinco que Arendt concedié a lo largo de su vida. Dos de ella, las conversaciones ‘con Ginter Gaus y Thilo Koch (ambas del afio 1964), son reimpresiones, mientras que la tercera, con Roger Errera (en 1973), se publica aguf por primera vez. También ofrecemos por ver primera al lector alemén las de claraciones autobiogrificas realizadas por Arendt en sus intervenciones paiblicas de noviembre de 1972, en Toronto, compiladas por Melvyn Hill bajo el citulo de «On Hannah Arendt». Todos estos documentos proceden de una época en que los ataques pablicas ditigidos contra su eportaje del proceso a Adolf Bichmann la forzaron en mayor o menor medida a explicar, presentar y hacer comprensibles sus tesis ante la opi: nién pablica, esto es, a justficarse, en Ia medida en que ella misma lo consider oportuno. Por el contrario, la seleccién de pasajes episcolares que compone la segunda parte es un testimonio de cardcter espontineo, ditigido «a su querido y veneradisimo» Jaspers (tal es el tratamiento, ritualizado pero irGnico-festivo, que le da en las cartas) y a la esposa de éste, Gertrud. Tan importante como Ia espontaneidad es aqui el hecho de que sus corresponsales sean personas a quienes admira y que acaba- ran convirtiéndose en amigos, y a las que a partir de 1961 empieza incluso a rutear familiarmente. Hannah Arendt rabla aqui de sf mis- ma, de su vida y de su trabajo, primero recién doctarada y luego, «tras la deflagracién mundial», como habitante del otro lado del Atlantico que escribe «a su hogar, allé en Europar. No podemos documentar aqui el desarrollo de su relacién con el matrimonio Jaspers, residente en Basilea desde 1948, pero sf trazar sus lineas generales con dos citas procedentes del epistolario de Arends. «En mi juventud —escribesay., Karl Jaspers el 18 de noviembre de 1957— usted fue la tinica pepsona que me educ6, Cuando tras la guerra volvi a encontrarme cogfiisted’s, convertida ya en persona adulta, y surgié la amistad entre sorts, W Lo QUE QuIERO &S ComPaENDER usted me dio una garantia de continuidad de mi propia vida. Y hoy Por hoy pienso en su casa de Basilea como en mi hogar.» Diez aos mds tarde (y al hilo de unos retratos fotograticos, enviados por Ger- trud Jaspers, que Hannah Arendt habia estado viendo con su marido Heinrich Blicher), afirma: «Cuando Megaron las foros, los dos diji- mos, casi a la vez, que tenfamos ganas de coger el primer avin y salir volando hacia el lugar al que realmente pertenecemos. iQué tremen- do regalo es esta amistad!» De este extenso y complejo epistolario’, presentamos aqui una se- leccién de aquellos pasajes en los que Hannah Arendt se expresa en términos biograficos. Dicha seleccién abarca, en la cronologia de la da- tacidn epistolar, de 1930 a 1968. También hemos reproducido (en su Prictica totalidad) los pasajes en los que Arendt habla de su condicin de judia y sobre la condicion judia en general, asi como referencias a su libro sobre Rahel Varnhagen, a su obra magna sobre el totalitarismo y al libro-reportaje del proceso seguido contra Eichmann en Jerusalén, Esta segunda parse se cierra con unas cuantas reflexiones escogidas so bre cuestiones biogrificas generales, Completa los testimonios autobiogedficos un catélogo de obras (en tre 1929 y 2005), que junto con una tabla biogrdfica constituye la tercera parte del volumen”. Se enumeran aqut los escritos alemanes ¢ ingle- ses de Hannah Arendt, atendiendo a su afio de publicacién y/o a su afio de derechos de autor. El orden mismo de las publicaciones y sus titulos coneretos contienen ya informaciones relevantes. Ademis, la Bibliografia se enriquece con detalles relativos.a la génesis de las obras ¥ referencias cruzadas a los testimonios biogrificos. Para mis detalles sobre el procedimiento seguido en la parte bibliografica, actidase a la nota preliminar (p. 220). De una edicién concebida en estos términos se sigue facilmente la recomendacién de situar lo que la propia Han- nah Arendt ha escrito y dicho en el punto medio de los debates en torno a su obra, su vida y sti persona. Como orientacién en este sen: Fido (pues el lema «pensamiento sin barandillas» no debe ser tomado demasiado lireralmente) puede valer la afirmacin «Lo que quiero es comprender, tan sencilla como llena de implicaciones. Con su ayuda 9. Quien quiceainformarse com ais detalle puede acu al «Pogo a la edciin elas carts, realizada por L, K@hler y H. Samer (a.° 268, pp, 17-33). Veavetaibicn en 1a presente obra pp. 65 9 99s, ~ La presente edicin espafiolsincorpora, eas la bibliogatia de la edicin ale ‘mana orginal, la bibliografia completa de «Hannah Areist en espanols, laborada por Agustin Serrano de Haro, 2 inrropuceion puede aclararse el tema central de la filosofia de Arends, y también su actitud fundamental frente al mundo que la rodeaba" La frase «Lo que quiero es comprender» proviene de la famosa en- trevista televisiva que el periodista Giinter Gaus le hizo en octubre de 1964", cuando habfa viajado a Europa para, entre otras cosas, reali- zar lo que hoy en dia denominarfamos una gira promocional. Por deseo. del editor Klaus Piper (y, hasta cierto punto, por deseo propio), se tra- ‘aba de presentar personalmente al piblico aleman su libro Eichmann en Jerusalén”. Y es claro que, al actuar de este modo, se pretendia también, en las palabras de Gaus, «una amplia repercusion». Es tam- bign indiscurible que Arendt cra consciente de ello, pues en una carta dirigida a Karl Jaspers (14 de mayo de 1964) habla de «los grandes proyectos propayandisticos de Piper». Con todo, en la entrevista elu de situarse en el nivel de discusién propuesto por el periodista y, fel a sus principios, lo rechaza: «Tener yo misma una repercusién? No, Jo que quiero es comprender. Y cuando otras personas comprenden, en el mismo sentido en que yo he comprendido, esto me produce una satisfaccién que es como un sentimiento de pertenencia» (p. 44). Ya antes habia dicho: «Sabe usted, lo esencial es para mi la necesidad de comprender. Y a esta comprensidn remite también, en mi caso, la es- critura. La escritura es una parte en el proceso de comprensién, éno le parece?» (ibid.). Y avanzada la entrevista, cuando Gaus le pregunta por su proceso de formacién, Arendt se expresa como sigue: «De al- ‘gn modo, se me plante6 la siguiente cuestion: 0 estudio filosofia o me tro a un pozo, por asi decir. Pero no, desde luego, por falta de apego a la vida, Nada de 30. Ya se lo he dicho antes, era esa necesidad de comprender» (p. 50). El deseo y la necesidad de comprender han acompaitado efectiva- mente a Hannah Arendt en todos sus trabajos. Su tesis doctoral, El con- cepto de amor en san Agustin'’, queda caracterizada metodolégicamente Como sinterpretacién comprensivas. Y en el libro sobre Rabel Varnhagen 10. Lasafirmacines que siguen en torno al tema sLoque quiero es comprentern, de Hannah Azendi, coinciden en parse con el contenido de mi poneneia Neste heist Leben sligsein: Bemerkangen 2u Hannah Arendts persialisher Philosophie lida en eleoteguie Flanaah Arendt: Elucidation phitosophique de la condition politiques celebrao el? de abril de 1995 en Clermont-Ferrand, oganizado por el Collége International de Philosophie (arts ta Universidad Libre de Bruselasy ef Cercle Clemontois de Philosophie Poiigne 11, ala presere obra, pp. 42-65, Los nimeros de pagina que epatecen em el texto se refiren a la presente edi 12, Véasen" 170 y 178, 18. NOOK 13 se expresa la misma intencidn, s6lo que de otra manera, En el prélogo, Arendt afirma que su interés ha sido «contar la peripecia vital de Rahel tal como la hubiera podido contar ella misma», La escritora Hannah, Arendt quiere contar tna historia que la propia Rahel no ha contado, Y profundiza en esta historia vital para intentar «re»-contarla, Como ella misma explica a Jaspers, ha querido cefirse a las «categorfase que sestaban a su (de Rahel] disposicin y que, de algin modo, {ésta] acep- taba como validas»'’, El hecho de que, con todo, no evite emit jui- cios, «moralizar a propdsito de Rahel> puede pasarse pot alto en lo que aqui nos interesa. Lo que cuenta es la intencién, y ésta queda perfilada mediante el concepto de comprensi6n. Simultaneamente, en el libro sobre Rahel Varnhagen resuena también la dimension existencial de la y la «resistencia», Pero la realidad no slo aparece como contrincante masivo, sino también como temporal, divisible en pasado, presente y futuro. Y en este nivel de reflexién Hannah Arendt introducira también mas earde Ia idea de lucha, remitiéndose ala parabola de Franz Kafka titulada «Ele. Sus pensamientos al respecto desembocan, podria decirse, en 1a exigencia formulada por Karl Jaspers en su Légica: «Importa ser del todo presente», Tal afirmacién «dio de Heno en el corazén» de Arends, segin ella misma escribe a Jaspers el 11 de julio de 1950, pidiéndole permiso para poder colocarla como encabezamiento de su libro sobre el toralitarismo, con el siguiente afiadido: «No abandonarse a lo pasado nia lo fururoy. slmporta ser del todo presente» no quiere decir: importa acomodar: se al presente. Antes bien, hay que mantener la tensiGn entre pasado y futuro. Pov ello, taznpoco la conxiliacion o la reconeatiacién con el mundo debe entenderse como aspiracién a un estado de cosas en el que el indi- 22. Del manuscrito de aLa sombeae se guardan dos versiones en el Legado Arende de a Biblioteca del Congreso Norteamerian una de ells mecanogeatada (probsblemente en la épaca de su redaccién) y la otra manuscita, pests en lmpio, encuadernada come felleto y iulada Sombra. El rexto se ha publicado parcalmente (sin aucoizscin de fs administracin del legado postumo) en E. Jelinek, Totenaubergs Ein Stick (n° 277), 23. En el texto ttwlado sThe Gap Berween Past and Futures, que sieve de prdloge 2 Between Past and Future (n 208); en la vers alemans, pp. 13 ss Veaxe tambien, et Vom Leben des Geistes (9° 261), rome 1, pp. 198 7 | viduo se sienta «cémodamente en casa»**, pues sigue siendo un sextra fo». La comprensién permite alcanzar un «sentimiento de pertenencian, pero también se afirma que Ia compeensién «nunca acaba» y, por ello, el lugar en el que uno instala su morada mediante la comprensin no queda establecido ni fijado inequivocamente de una ver pata siempre. La comprensién es una actividad por medio de la cual se inicia el «estar ‘en casa en el mundo» o que los seres humanos necesitan para instalar- se de nuevo en el mundo una y otra ver (make themselves at oe). El pensamiento de Hannah Arendt adquiere asi un componente dinamico, Dicho de otra manera: insiste en «el significado del azar en nuestra vidar (Gray), El ensayo «Understanding and Politics» contiene, junto a las tesis ge- nerales sobre la comprensién citadas mas arriba, afirmaciones concretas, sobre el tema scomprensi6n del totalitarismo». Hannah Arendt analiza en su articulo la cuestién de si es posible combatir al totalitatismio sin comprenderlo, Lo que aqui se plantea, como telén de fondo, es si com: prender no significa penetrar demasiado en lo que se debe combatir, confiriéndole con ello un valor y de esta manera, posiblemente, llegan: do a-un resultado opuesto al que se pretendia aleanzat. Dicho de otro modo, éno debilita la comprensién la moral del combatiente? En el en- sayo, este problema de fondo aflora sélo de forma preliminar, pero en otra publicacién de fa misma época recibe un tratamiento mds porme- norizado. Se trata de la réplica de Hannah Arendt a la critica de Eric Voegelin a The Origins of Totalitarianism. Confiesa alli Arendt que sa principal difcultad habria sido «cémo escribiehistéricamente sobre algo {el cotalitarismo) que no queria preservar, sino que, muy al contrario, tenia vocacidn de destruir» (p. 43), justficando ltiego el modo de expo- sicion y presentacién elegido, En el transcurso de esta justificacién nos, ofrece informaciones adicionales sobre lo que, desde su punto de vista, significa comprender. 25. Véase The Life of thr Mind (n° 285), toma 2, p. 158: ou. Edo not believe in a world, be ita past word ora future world, in which man’s mind equipped for withdrawing from the world of appearances, could oF should ever be comfortably at homes {no creo 4qbe pueda haber un mundo, ai pasado n futuro, en el que [a mente humana, hecha pace sustraene al mundo de las apariencias, pueda o dba nunca sentirse conforcablemente «en cass}. Citado por J. Gleen Gray, . La narracidn ilustra un aspecto ulterior de la comprensién: «Cuan- do otras personas comprenden, en el mismo sentido en que yo he com- prendido, esto me produce una satisfaccidn que es como un sentimiento, de pertenencia», decia Hannah Arendt en la entecvista que le hizo Gtinter Gaus. Lo importante, por tanto, no es sélo fa comprensidn, sino también cl hecho de ser comprendido, el hecho de que a través de la compren- sién se establece el contacto con otras personas. Y precisamente este aspecto se da mas nftidamente en el contexto narrative que en la com- prensién. Por lo general, uno no se cuenta una historia a si mismo, sino 4 otras personas, para comunicar sentido. Y en la medida en que esto se logra decimos que somos comprendidos por los otras, y el narrador se torna tanto mas «real» y mas «vivo. En cualquier caso, esta evolucién que acabamos de trazar en el pen- samiento de Arendt, de la comprensin a la narracién, no deberia indu- cic a error: el lema «lo que quiero es comprender» (y no tener reper- cusién) que Hannah Arendr expresé piiblicamente en la plenitud de su labor creativa, es en realidad algo asi como un credo mantenido a lo largo de toda su vida, 2B Lo Que QuiERO Es commarnee Con estas orientaciones, dejamos a los fectores y lectoras que re: cen su propio viaje de exploracién, Hay mucho por descubrir, no s6lo cn los textos escogidos, sino también en la Bibliografia. Y quiz’ alguno se dejara inspirar por la afirmacién arendtiana: «Lo que quiero es com- render», y hard de ella el punto de partida para un examen critico per- sonal. Pues Hannah Arendt era una tentadora y una actriz, como ella misma estaba dispuesta a reconocer privadamente. «Por supuesto que aparezco muy cambiada», le escribe a Jaspers, que se habia referido a una fotografia de clla cn ef New York Times, «peto sdlo en la medida ep que yo misma cambio mi aspecto en tales ocasionese, En sus decla- raciones acerea de s{ misma ha trazado autorzetratos, que ha dejaclo a sus intéxpretes para que estos ejerzan la comprensién y/o la narracién de historias. Pero se trata de algo mas que de la elaboracién critica de autorre- tratos. Pues la obra, como tal, esti tena de significado. Quien proba blemente mejor conace sus escritos de filosofia politica, Ia politéloga brivénica Margaret Canovan, ha incluido a Arendt en la némina de los grandes pensadores politicos del mundo occidental”. ¥ hay intérpretes politicos dignos de crédito que conceden a Arendt, en ef marco de la filosofia politica, un rango equivalente al de Heidegger en filosoifa™, Equiparaciones de este tipo hacen sospechar que Hannah Arendt tam. bign tendré cosas que decir a nuestros descendientes. Y para nosotros, dle ello surge la obligacién de tratar la obra de Arendt con cuidado, le. yéndola en el espiritu en que fue escrita, Con otras palabras: et «Quiero comprender» de Hannah Arendt deberia aplicarse a ella misma y conver- tirse en maxima de nuestro trato con su obra, En tal caso —y siguiendo también en esto a la propia Arendt— seria incluso licito comprender al auctor femenini generis (es decie: a la autora) de esta obra mejor de lo ‘que se comprendis a sf misma Tutzing, marzo de 1996 Unsvta Lupe 36. Ena presente edicion, p. 126 37, M. Canivan, Hannah Arendt. A Reinterpetation of Hey Political Thought, Cam idge UP, Cambridge, 1992, pp, 280 5 238. Dana R, Villa fue una de as primeras en defender esta ides en su esudio Arend and Heidegger. The Fate ofthe Political, Princeton UP, New Jeney, 1995 24 NOTA ALA REEDICION DE 2005 Apenas transcurridos diez aiios desde su primera publicacién, parecié ‘oportuno no sélo revisar el presente libro, sino también ponerlo al dia, dentro del marco propuesto. Pues desde entonces, la celebridad de Arendt, lejos de disminuir, ha ido en aumento, Han aparecido numero: sas publicaciones nuevas que demandaban cambios en la Introduccion y xigian ser romadas en consideracion tanto en tas notas a pie de pagina Por lo demés, permitaseme que aproveche esta reedicién para re- ferirme brevemente a una cuestion que se me ha planteado a menudo: éPor qué me he limitado, al realizar la seleccidn de textos de la segunda Parte, a fragmentos de la correspondencia entre Arendt y los Jaspers? Mi punto de vista es que, de manera indirecta, Hannah Atendt ha entregado esta correspondencia a la opinidn piiblica, cosa que no puede decirse de ringin otto de los epistolarios publicados con posterioridad. En junio. julio de 1975 pasé varias semanas en el Archivo de Literatura Alemana de Marbach para, entre otras cosas, revisar su correspondencia con Karl y Gertrad Jaspers. Y ya entonces sabia que Klans Piper tenia en mente tuna publicacién de la misma, No podemos saber, en cambio, si hubiera dado su consentimiento (y en qué medida) a la publicacién de los otros «epistolarios que, desde entonces, han ido apareciendo: con Kurt Bhumen- feld (1995), Mary McCarthy (1995), Heinrich Blicher (1996), Hermann Broch (1996), Martin Heidegger (1998), Melitta Maschmann (2001), Paul Tillich (2002), Uwe Johnson (2004), Salomon Adler-Rudel (2005) y Alfted Kazin (2005). Aunque (o més probable es que Arendt se hubiera sentido sorprendida y mas bien wot amused ante el interés suscitado por su persona; y aun ceniendo en cuenta su disposicién general de dar a la luz su legado péstumo veinticinco afios después de su muerte, no pode- 2s ‘mos estar seguros de cual habria sido su reaccién en cada caso conereto. Por lo dems, las cartas dirigidas a Jaspers tienen también la ventaja de dar informacién derallada sobre un largo periodo vital (que documenta el desarrollo de la personalidad publica de Arendt en Estados Unidos yen Alemania), cosa que no puede decitse de ningtin otro epistolario. La persistencia del interlocutor (y hay que incluir también a Gertrad Jaspers) confiere a la informacién un carscter unitatio que, en general, es mas bien propio de los apuntes autobiograficos. De esta manera, el relato aurobiogrifico, al que ella siempre se resistié como tal, halla aqui tuna especie de sustituto. Sin duda, la personalidad de Hannah Arendt s¢ nos habria presentado més rica en matices si yo hubiera aftadido de- claraciones dirigidas a otros corresponsales. Pero en tal caso, ademas de perderse el carécter unitario, se habria planteado un problema de Por iiltimo, hay que decir que Elisabeth Young-Bruchl ha logrado reconstruir recientemente, a partie de anotaciones, una importante cat- ta de Arendt a Jaspers, a la que en Ia edicién de Lotte Kohler y Hans Sahner se alude como «no hallada en el legado péstumor. Trata, entre ‘ras cosas, de ta cuestién de la autoria de la tesis sobre «la banatidad del mab, otigen de tanto malestar y desconcierto como subtitulo del libro Eichmann en Jerusalén, Escribe alli Hannah Arendt: «E] subtttulo no se debe a Heinrich, Una vez, hace afios, dijo: el mal es un problema de superficialidad. Liiego, me vino a la cabeza, mientras estaba en Jeru- salén, ¥ de ahi, finalmente, surgid el titulo» (Bibliografia, titulo n® 311, p. 54) Minich, agosto de 2005 Unsuta Looe, 26 Primera Parte RESPUESTAS A CUESTIONES. SOBRE SU PERSONA Y SU OBRA 1 CARTA A GERHARD SCHOLEM* Nueva York, 20 de julio de 1963 Querido Gerhard: Encontré su carta hace ocho dias, de vuelta a casa. Ya puede imagi- arse usted todo lo que hay que hacer, cuando uno ha estado fuera cin co meses. Créame que le eseribo en el primer momento de susiego que he encontrado, y quizé no lo hago con toda la extensidn requerida, Su carta contiene algunas afirmaciones no ya discutibles, sino sim- plemente falsas, y quiero despacharlas en primer lugar para tratar luego de lo que realmente merece discusién. No pertenezco a alos intelectuales procedentes de la izquierda ale- mana», Esto es algo que usted no poda saber, pues de j6veres no nos co- nociamos, Asi son las cosas, y yo no me glorio de ello fo mas minimo. Es més, aludo a ello de mala gana, especialmente después del periodo de imccarthysmo que hemos vivido en este pais. La importancia de Marx es algo que descubri més tarde, porque en mi juventud no me interesa- ban ni Ia historia ni ta politica, Si «procedo» de algin sitio, sera de la filosoffa, En lo que respecta al segundo asunto, ya no puedo decir, por des- sracia, que usted no tena por qué saberlo, En realidad, me patece sor- Prendente que escriba usted: «La considero enteramente parte de este Pueblo (del pueblo judo) y nada més». La verdad es que nunca he pre- tendido ser nada distinto de lo que soy, ni siquiera he sentido la mas m Reimpresion del texto publicado por Newe Zircher Zeitung el 19 ae octubre 4 1963, p20 (eat, para datos mas precios ela Bliografa, n° 177). Las notass pie de pigina son dela editora 29 hima tentacién al respecto. Lo contrario me pareceria tan disparatado como pretender que soy hombre, en ver de mujer. Sé, por supuesto, que en este orden de cosas hay un problema especificamente judfo, pero éste no hia sido nunca mi problema. Ni siquiera en la infancia, La condicién judfa es, para mi, uno de los hechos indudables de mi vida, y nunca he pretendido modificar nada en tales facticidades. Una actitud semejante, de agradecimiento radical hacia aquello que es tal como es, que no ha sido hecho, que es physei y no ndmd, tiene caracter prepolitico pero puc- de al tiempo, en citcunstancias extraordinarias, como son, por ejem- plo, las de la politica judia, comportar consccuencias politicas negativas: torna imposibles determinadas formas de comportamiento, en mi opi nidn precisamente aquellas que usted pretende leet en mis afirmaciones, (Para ponerle otro ejemplo: en sw discurso con motivo de la muerte de Blumenfeld, Ben Gurion lamenté que aquél, una vez en Istael, no hubiera cambiado su apellido. Pero que Blumenfeld no hiciera tal cosa tiene su origen, naturalmente, en la misma actitud que, en su juventud, le llev6 a hacerse sionista,) Yo pensaba que usted conocia mi modo de pensar sobre estas cosas, y por ello no logro entender por qué me mete usted en un cajén en el que ni encajo ni he encajado nunca, Pero vamos a fo gue de verdad importa. Para conectar con lo que acabo de decir, quiero comenzar con la «Ahabath Israel? (por lo demas, Je quedarfa profundamente agradecida si me dijeta desde cusndo este concepto desempefia un papel en la lengua hebrea y en la literatura, ‘cuando apareci6 por primera vez, ete.). Tiene usted toda la razén cuan. do afirma que yo no siento tn «amor» semejante, y ello por dos razones. Primera, porque nunca en mi vida he «amado» a pueblo o colectivo al- gun, ni al aleman, nial francés, ni al norteamericano, ni tampoco a ka clase obreta o cualquier otta cosa de este tipo. En realidad, slo amo a mis amigos y me siento completamente incapaz de cuaiquier otra clase de amor. En segundo lugar, tal amor a los judios me resultaria sospe- . G. Gu: dEsto fue en Berlin? HA: Bn Berlin fue. Por desgracia, tuve que mentir a este hombre. No pouia dejar que cayera coda la organizacidn. Le conté historias fan tasticas. EI solia decir: «Yo la traje aqui y yo me las arreglaré para que salga, No pida abogado. Los judos, ahora, no tienen dinero. Ahérrese el dinero», Entre tanto, la organizaciGn se encarg6 de buscarme un abo- gado. Naturalmente, también por mediacién de militantes. Yo despedt al abogado, porque el tipo aquel que me habia detenido tenia un rostro franco, honrado. Confé en él y pensé que era mejor baza que un abo- gado asustado. G. Gs dEntonces la soltaron y pudo salir de Alemania? H, Ax: Me soltaron, pero tuve que cruzar la linea verde clandestina- mente, porgue el asunto seguia abierto, claro ests, G. Gaz En el eruce de cartas que antes he mencionado, seriora Arendt, rechaza usted rotundamente, por superflua, na especie de recomenda cidn de Scholem, que Ia apremia a tener siempre presente su pertenencia al pueblo judio. Escribe usted, vuelvo a citar: eLa condicion judia es, para ‘mi, uno de los hechos indudables de mi vida, y munca he pretendido modi- ficar nada en tales facticidades»', ni siquiera en la iyfancia. Me gustaria hacerle algunas preguntas al respecto. Nacié usted en Hannover en 1906, hija de un ingeniero, y creci6 en Konigsberg. éPodria contarme, acudien- do a sus recuerdos, qué significaba entonces para un nifio, en la Alemania anterior a la primera guerra mundial, ser de familia judia® H. Av: A esa pregunta no podria darle una respuesta ajustada a la verdad. Por lo que hace a mis recuerdos personales. En mi casa no me dijeron que era judia. Mi madre era completamente ajena a la reli gion, 3. En la presente edicién,p, 30, a7 G. Gat ¥ su padre murié muy pronto. H. A.: Mi padre murié pronto. Todo suena muy raro. Mi abuclo era presidente de la Agrupacién Liberal y concejal de KGnigsberg, Procedo de una antigua familia de Kénigsberg. Pese a todo, cuando yo era una tia la palabra «iudio» no se pronuncid nunca entre nosotros. La prime- a vez que la of fue al hilo de unos comentarios antisemitas —no merece {2 pena contarlo— de otros nifios, por la calle. Asi fue como, por a decir, me sespabilarony. G. Gus €Y supuso esto wna conmocion para usted? HAG No, G. Guz STiwo entonces la sensacion de ser algo especial? H, A.: Si. Mire, eso es otra cosa, Para mi no supuso ninguna con- mocién. Simplemente, me dije: Bueno, pues asi es. Y en cuanto a lo de situve la sensaci6n de ser algo especial... La verdad es que a dia de hoy ya no me siento capaz de desenmaraiiar este asunto, G. Gus Qué ideas se le vinieron a ta cabeza? H. A.: Creo, objetivamente, que tenia que ver con el hecho de ser india, Por ejemplo, de nifia—un poco mas tarde— sabia perfectamence ue mi apariencia era judia, es decir, que mi apariencia era distinta de lade los otros, Era plenamente consciente de ello. Pero no en la forma de un sentimiento de inferioridad; simplemente era asi. Y también que ‘mi madre, que mi casa, eran una pizca distintos de lo normal. Pero ha- bia rancas cosas peculiares, rambién en comparacign con otros nifios judios @ incluso con otros ninos de mi propia familia, que para una ‘ria resultaba muy dificil determinar en qué consistia lo peciliar, G. Gus Me gustaria que me aclarara un poco mas en qué consistia £80 que ha denominado usted la peculiaridad de su familia, Dice, por ejemplo, que su madre munca considers necesario decirle que era judia, hasta que ocurrié el incidente ese, por la calle. éSignifica esto que sur madre habia perdido esa conciencia de ser judia que usted reivindiea ara sien la carta a Scholem? éCarecia eso de toda importancia para ella? éHabia culminado con éxito 1a asimnilacin, o mas bien ena ou madre la que se entregaba al espejismo de que habia culminado con éxito? LH. A: Mi madre no era muy aficionada a teorizar. No creo que tuviera ideas propias al respecto. Procedia del movimiento sociale mécrata, del circulo constituido en torno a los Sozialistische Monats. 48, EWTAEVISTA TELEVISIVA CON GONTER Gaus hefte'. Sambién mi padre, pero sobre todo mi madre. Y la cuesti6n no tenfa ninguna importancia para ella. Por supuesto que era judia. iNunca me hubiera bantizado! Si yo hubiera negado mi condicién de judia y ella se hubiera enterado, me habria dado un par de bofetadas, supongo. Esto ¢s algo que no estaba en el guidn, por asi decir. Ni se planteaba. Pero |i cuesti6n, naturalmente, tenfa para mi, en los afios veinte, una impor- tancia mucho mayor que para mi madre, Y hasta para mi madre lleg6 a tener después, cuando yo ya era adulta, una importancia mucho mayor de ta que antes habia tenido en su vida. Por las circunstancias externas. ‘Yo, por ejemplo, creo que nunca me ke sentido alemana—en el sen. tido de la pertenencia a un pueblo, no de la ciudadania, si se me permite establecer la diferencia—, Recuerdo que hacia 1930 tuve discusiones con Jaspers al respecto. El decia: «iPor supuesto que es usted alemanals, Yo respondia: «iCualquiera puede ver que nolo’. Pero esto carecfa de im- Portancia para mi. Nunca lo senté como inferioridad. No era ése el caso, desde hnego. Y si se me permite volver a lo que en mi familia haba de peculiar, mire usted: todos los niios judios han tenido que vérselas con el anti semitisno, Y éste ha emponzofiado el alma de muchos crios. La dife- Tencia, en nuestro caso, era que mi madre insistia en que no habia que achantarse, en que habia que defenderse. Si, pot ejemplo, uno de mis ‘maestros hacia un comentario antisemita (que normalmente no se refe- ‘fan a mf, sino a otras compaiteras, por ejemplo, estudiantes judas de la Europa Oriental) tenia orden de levantarme inmediatamente, abandonat la clase, regresar a casa y refetir por escrito los hechos con toda exac- titud. Luego, mi madre escribia una de sus muchas cartas certificadas. Y con ello, para mf, el asunto quedaba completamente cerrado, Todo quedaba reducido a un dia sin clase, que tampoco estaba mal. Cuando Jos comentarios provenian de otros nifios, tenia prohibido contarlo en casa. Eso no valia. De lo que dijeran otros nitios tenia que defenderme Yo misma. Asi fue como estas cosas nunca resultaron problemavicas Para mi. Habfa pautas de actuacién que me permitian, por asi decie, conservar mi dignidad y sentirme protegida. En casa, absoluramente protegida. 4: La revista Sovilistische Monatshefte (1897-1933), comtinuacion del evista te rica de la socialdemocracia Der soialistsche Aksdemiker(hindada en 1895) y que, como £88, nunca fue rgano oficial del SPD, est considerada el foro de aevisianiamos denise del SPD, Su edivor era Joseph Bloch, hijo de un conocido talmudista ds Konigsbers, 5. Véase cambidn en la presente edicion pp, 176-185, 49 G. Gu: Estudié usted en Marburgo, Heidelberg y Friburgo, con pro- fesores como Heidegger, Bulemann y Jaspers, la especialidad de filosoft, y también, como materias secundarias, teologta y griego, 6Cémo es que eligid usted estos estucdias? H. Ax; Bueno, yo misma me he planteado eso muchas veces, ésabe? Lo dnico que puedo decir es que lo de estudiar filosofia lo tenia claro desde los catoree atios. G. Gus Por qué? H. Az Si. lefa Kant. Por supuesto, usted puede preguntarme 4) Por qué lef a Kant. De algiin modo, se me plances la siguiente eucsti © estudio filosofia o me tiro a un poro, por ast decit. Pero no, desde Jue. 80, por falta de apego a la vida. Nada de eso. Ya se lo he dicho antes, era esa necesidad de comprender. G. Ga: Entiendo. H. Aj La necesidad de comprender surgié en mi muy pronto. En casa tenia todos los libros, los tomaba de la biblioteca G. Gas Aparte de Kant, étuvo alguna otra experiencia como lectora que recuerde especialmente? H. A. Si, En primer lugar, la Psicologia de las concepciones del mun- do, de Jaspers, que se publicd, si no recuerdo mal, en 1920. Yo entonces tenfa catorce aftos, Luego lef a Kierkegaard y todo se june6. G. Gas &¥ también se anadié la teologia? H. Az Si, Todo se junté de tal manera que ambas cosas, para mi, iban de la mano. Pero tenfa un teparo: équé pasa cuando una es judia? &Y cémo se hace? No tenia ni idea, éverdad que no? Todo esto me aca treaba grandes preocupaciones, que desaparecieron de un plumazo’. Lo del griego fue completamente distinto. Siempre me ha gustado macho 4a poesia griega. Y la literatura ha jugado en mi vida un papel muy impor. fante. Ademiés, cog griego porque era lo mas cémodo: de todos modos, ya lo lea 6. E, Young-bruehl cuenta que cuando Hanna Arend ose propusa ass al semi fatio de Rudolf Bulrmann sobre el Nuevo Testamento, lo eval tenia como requisite nna ‘entrevista de admisién com el re6logo, le comunicé a Buitmann sin amibages (nde adn, con tena clavidad gue tanto ela como (Fans) jonas cuban invariablemente lis tismes pa {abras al recordar la historia) que ‘no puede haber observaciones ansemitas. Baltmahn, ‘gue era un hombre afale y tranauilo, le asegurd que sn et seminatin se legen ox. bres afirmaciones antsemitas, ‘ambos, usted y yo, despacharemos la sintacidn' (amnab Arent: Leben, Werke und Zeit Fischer, Fankhiet a, M1992, pp. 107 0) 50 H. As No oxagere. : Seriora Arendt, con sus capacidades intelectuales, evidencia- das tan pronto, ésintid usted en algin momento, en la escuela y en sus primeros aris de estudiante universitaria, que esas capacidades la separa ban de las actitudes normales de su entorno, de una manera quizd incluso dolorosa? H. Az Deberia haber sido asi, de haber sido consciente de ello, Pero yo pensaba que todos eran igual G. Gz & cuindo se dio usted cuenta de su error? H. A.: Pues bastante tarde. No quiero decirlo. Me da vergtienza. Mi ingenuidad era indescriptible. Esto tena que ver, en parte, con la educa cin recibida en casa. Nunca se hablaba de ello. Nunca se hablaba de notas. Tado esto se estaba mal visto. Cualquier tipo de ambicién esta- ba mal vista, En todo caso, yo no tenia una conciencia claca del tema. Aunque en alguna ocasién tomé conciencia de ello como tna especie de extrafiamiento entre la gente, G, Gas Ese extranamiento del que habla, épensaba que procedia de usted? H. A.: Si, exclusivamente. Pero eso nada tiene que ver con el talen- to, Nunca lo asocié al talento. G. Gas &Se seguia de ello, en sus atios jévenes, un desprecio de los otros? H. Az Si, podia ocuttit, Aparecié muy pronto. Y ese desprecio, a veces, me ha hecho datio, Quiero decir, porque es algo que no ests bien, que no se debe hacer, etcétera, G. G.: Alabandonar Alemania en 1933, marché usted a Parts, donde trabajé para wna organizacin que se encargaba de buscar alojamiento a j6venes judios en Palestina, éPuede contarme algo al respectot H, Av: Exa una organizacion’ que sacaba de Alemania jovenes y ni- fos judios de entre trece y diecisiete afios, y los trasladaba a Palestina, instaléndolos cn kibute, Esta es la raz6n por la que conozco relativa mente bien ese tipo de asentamicntos. 7. Se refer ata organicaci juvenl Aljah, Véase en ta presente edicidn pp. 95s, 51 G. Gaz ¥ desde una época muy temprana. HLA. Si, desde una época muy temprana. Yo sentia entonces un enor me respeto por ellos. Los nifios recibian cursos de formacién profesional y readaptacidn escolar. De ver. en cuando también pasé nifios polacos, Se trataba de trabajo social organizado, de trabajo edlucativo. Teniamos sgrandes campamentos en el campo, donde se preparaba a los nifios: ve. cibian clases, también aprendian trabajos del campo ¥, sobre todo, habia que procurarles cosas. Habia que vestilos de pies a cabeza. Habia que darles de comer. Habia, sobre todo, que conseguirles papeles. Ha- bia que tratar con los padres y, antes que todo, habla que conseguir dinero. Esta tarea corria, en buena medida, de mi cuenta. Trabajaba, sobre todo, con cooperantes francesas. Asi que en eso consistia la tareay mas o menos. Y por lo que hace a mi decision de coger este trabajo: éle interesa a usted ofrla? G. Gis Desde luego. H. Au: Mire, yo habia estado realizando una actividad puramente académica. Y en este sentido el afio 33 me marcé de forma duradcra, Primero positiva y nego negativamente. Aungue qui2i deberia de- ‘ir que primero negativa y Inego positivamente. Hoy en dia se sucle pensar que la conmocién sufrida por los judios en 1933 tiene que ver con la toma del poder por Hitler. Pero, al menos en lo que a mi y a mi ‘generacion respecta, puedo decir que se trata de un extraio malenten- dido. La toma del poder por los nazis fue, desde luego, un horror. Pero. ra una cuestiGn politica. No tenfa carscter personal. iCémo si hubiera hecho falta esperar a que Hitler tomara el poder para saber que los na- zis eran muesttos enemigos! Cualquiera que no fuera un 2oquete teni Perfectamente claro que iba a suceder, desde como minimo cuatro aiios antes. Y también sabiamos que tenia detras a una gran parte del pucblo aleman. En 1933, nada de todo esto podia sorprendetnos hasta el punto de causar una conmocién. G. Guz éQuiere decir, entonces, que la conmocién de 1933 se debié 4 que los acontecimientos, que hasta entonces se habian mantenido en el plano politico, pasaron al terreno personal? H. A.: No, ni siquiera a eso. O, mejor dicho, eso también. En primer lugar, el destino politico colectivo se convertia en personal nada mas salir a la calle, En segundo lugar... bueno, usted sabe perfectamente lo ue quiere decir Gleichschaltung, la reduecién de todo al pensamiento Linico, ¥ esto significaba que eran los propios amigos quienes se some- ‘ian. E] problema, et problema personal, no eta lo que hacian nuestros 52 ENTAEVISTA TELEVISIVA CON GUNTER GAUS ‘enemigos, sino lo que hacfan nuestros amigos. Lo que pasaba entonces, en plena onda expansiva de adaptacidn al pensamiento tinico (que, por cierto, entonces era més bien voluntaria, o en cualquier caso no se reali zaba bajo la presién del tettor)... Era como si se hiciera el vacto en toro a ci. Yo me movéa en un medio intelectual, pero conocia también a otro ‘ipo de gente. Y pude comprobar que entre Jos intelectuales la adapta cién al pensamiento inico (Gleichschaltung) fue, pot asi decir, la regla En cambio, entre otros no. Y esto es algo que nunca he olvidado. Aban- doné Alemania dominada por la idea (exagerando un poco, naturalmen- te} de no volver a hacerlo nunca més, de no volver a meterme nunca mis en nada que tuviera que ver con el medio intelectual, de no volver a tener nada que ver con ese mundillo, Mi opinidn no era, desde luego, ue los jucios alemanes (y los intelectuales judios alemanes) se hubiesen comportado de manera esencialmente distinta, caso de haberse hallado n.una situacién distinta. No, é54 no era mi opinién. Lo que yo pensaba esque la cosa tenia que ver con la profesién misma, con el mundo inte- lectual, Pero hablo en pasado, hoy en dia sé mas al respecto G. Gus Pues yo precisamente queria preguatarle si sigue pensando ast. H, As No de forma tan tajante. Pero si sigo pensando que lo esen- cial, en todo este asunto, es que, se trate de lo que se trae, uno siempre puede echar mano de una ocurrencia Mire usted, que alguien se someta al pensamiento tinico porque t re mujer e hijos que mantener... bueno, no ereo que nadie se lo tome a mal, iPero lo peor de todo es que realmente ereian en ello! Por poco tiempo; en algunos casos, por muy poco. Pero, con tudo, iHitler les dio pie a todo tipo de ocurrencias! En algunos casos, incluso, cosas terrible Imente interesantes, iAsomibrosamente interesantes y complicadas! iCo- sas muy por encima de lo comiin! Todo esto me parecia grotesco. A dia de hoy, diria que cayeron en la trampa de sus propias ocurrencias. Fso fue to que sucedié. Y yo, entonces, no dejaba de advertirla, G. Gs: &Y por ello resultaba especialmente valioso para usted aban- donar estos circulos, de los que entonces queria despedirse radicalmente, para asumir un trabajo prictico? H. As Siy el lado positivo es el siguiente. Por entonces Hlegué a una conviccidn que expresaba repetidamente mediante una frase que toda- ia recuerdo: «Si te atacan como judio, debes defenderte como judiow. No como alemin, ni como ciudadano de! mundo, ni como defensor de Jos derechos humanos 9 como lo que sea. La cuestién era: éQué es lo que puedo hacer como judio, en términos concretos? ¥ a esto se unia, 53 ademuis, una intencién clara: ahora si que quiero encuadrarme en una organizacion, Por primera vez. Y, naturalmente, en una organizacién sionista, Porque eran los tinicos que estaban preparados, Quiero decir, no hubiera tenido ningtin sentido unirse a los asimilacionistas, Por lo demas, nunca he renido realmente nada que ver con ello. De la cues- tidn judia ya me habia ocupado con anterioridad. El trabajo sobre Rahel Varnhagen estaba terminado cuando abandoné Alemania’. Yen él, desde luego, el problema judio juega un papel importante. También entonces lo entendi en el sentido de «Quiero comprender». Los problemas que en 1 se analizan no son mis problemas personales como judia. Pero ahora, por el contratio, la pertenencia al pueblo judio si se habfa convertido en ‘mi propio problema, Y este problema propio era de catdcter politico. Puramente politico! Querfa dedicarme al trabajo practico —y querta hacerlo de forma exclusiva, y s6lo en relacion con el tema judio—. A esto me apliqué mientras estuve en Francia. G. Gs Hasta ol arto 1940. HAS Si G. Gus Durante la segunda guerra mundial consiguis usted llegar has 12 los Estados Unidos, donde hoy trabaja como profesora universitaria de teoria politica, no de filosofia... HAs Gracias. G. Gs». en Chicago. Vive usted en Nueva York. Su marido, com el que se casé en 1940, trabaja también en América como profesor de filosofia. El mundo académico, en el que ba vuelto a ingresar tras el desencanto de 1933, tiene abora candcter internacional. Con todo, quisiera pregun- tarle si echa usted de menos la Europa anterior a Hitler, esa Eeropa que ya munca mis volverd a existir, Cuando vuelve a Exeropa, équé cosas, en su opinin, siguen todavia existiendo? 2Y qué cosas ban desaparecido inemnisiblemente? H. A. tLa Europa del periodo anterior a Hitler? No siento ni la mis miaima nostalgia, no sabria decirle, éQué permanece? Permanece 1 idioma, A. Lebemigeschichte einer deutschen Jain as der Romani a. 149) Eel pr 0 escrito a comienaos de 1958, Hannah Arendt delara que el manuscrita, a excepcién se avs do ulinos capitulo, estaba ya terminado cuando abandons Alemania en 1833, 1s dos capitals estanestos esrb en Pars entee 1957 y 1938, durante la emigraciin, EI libro se publics por priser vez en inglés en 1958 (n° 139), Véase eambign en la pre sente eden pp. 184-189 G. Gu: 3Y esto significa mucho para usted? H. A.: Mucho, Siempre he rechazado conscientemente la pérdida de mi lengua materna. Siempre he mantenido una cierta distancia tanto respecto del francés, que entonces hablaba muy bien, como del inglés, que es la lengua en la que hoy escribo. G. Gu: Eso queria preguntarle, éactualmente escribe en inglés? H. Au Si, escribo en inglés, pero no he perdido esa distancia, Hay tuna diferencia enorme entre la lengua materna y todas las demas. En lo gue a mi respecta, se lo digo con absoluta claridad: en aleman me sé de memoria un montén de poesfas, que estén, ahi, de agin modo, en el fondo de mi cabeza, ir the back of my mind. Y esto es algo que ya tno volveré a conseguir. En alemn puedo permitirme cosas que nunca ine perinitirfa en inglés. Bueno, la verdad es que de vez en cuando tam- bien me las permito en inglés, porque me he vuelto un poco descarada, peto en general he mantenido la distancia. La lengua alemana, en todo caso, es lo esencial que me ha quedado y que he mantenido siempre conscientemente, G. Gus &También en los tiempos mis amargos? H. A. Siempre. Yo misma me planteé qué hacer. En cualquier caso, no fue la lengua alemana la que se volvid loca, Y en segundo lugar: la lengua materna no tiene repuestos. Es verdad que se puede olvidar la Jengua materna. Yo misma he visto casos. Se trata de personas que ha- blan la lengua extranjera mejor que yo, que hablo todavia con tn fuerte acento y a menudo de manera no idiomatica. Ellos si pueden, Pero lo hacen en una lengua llena de clichés, porque al olvidar ta lengua ma- tera, perdieron también la productividad que wno posee en sit propio idioma, G. Gus Bsos casos de olvido de la lengua muaterna..éfueron, asi modo de ver, consecuencia de una represién? HA: Si, muy a menudo. Yo misma conozco casos de personas en {que se produjo como consecuencia de una conmocién. Mire, lo decisive en este sentido no fue 1933. Lo decisivo fue el dia en que nos enteramos de lo de Auschwitz G. Gu: 8Y cudndo fue? H. Ax: En 1943. Al principio no nos lo crefamos. Y exo que mi marido y yo siempre habjamos dicho que la panda aquella era capaz de cualquier cosa, Peto esto no nos fo crefamos, entre otras cosas por- ss que carecia por completo de sentido, desde el punto de vista de las necesidades y las exigencias militares. Mi marido se dedieé un tiompo ala historia militar y sabe algo dle estas cosas. Me dijo: no dejes que te cuenten historias, ino pueden haberlo hecho! Pero medio aio después fuvimos que creerlo, porque nos Jo demostraron, En ese momento se produjo la verdadera conmocién. Hasta entonces, uno se decfa: bue- no, tenemos enemigos. Es algo completamente natural. Por qué no hhabria de tener enemigos ua pueblo? Pero lo otro fue completamente distinto, Era como sise hubiers abierto un abismo, Porque uno pensaba que todo Jo dems hubiera podido recomponerse de alguna manera, ¥8 que en politica todo se deja siempre recomponer de alguna mane. ra, Pero esto no, Esto no deberia haber sucedido nunca. Y no me re. fiero al niimero de victimas. Me refiero al empleo de cadaveres en un Proceso de produccién industrial y a todas esas cosas, en las que no necesito entrar. Esto no deberia haber sucedido. Porque lo sucedide, es algo que ninguno de nosotros lograré nunca quitarse de encima. Sobre todas las demas cosas que ocurrieron entonces, reconozco que a ¥eces result6 un poco dificil: éramos muy pobres, nos persegutan, tuvimos que escapar, tuvimos que buscarnos la vida y todo lo demas Que se pueda contar, Peto éramos jévenes. A mi, inclaso, me divirtié ttn poco. No puedo decirlo de otta manera. Pero esto, miren, esto no. Se trata de algo completamente distinto. Todo lo demés uno podria despacharlo, incluso en términos personales G. G.: Me gustaria oirla hablar, seiora Arendt, sobre ef modo en que, desde 1945, ha ido modificandose su jicio sobre la Alemania de poste. 7a, que ha visitado usted a menudo, y en la que se han publicado sus Principales trabajos, HH. Az: Regresé 2 Alemania por primera vez en 1949, comisionada entonces por una organizacién judta para la salvacién de bienes cultu. tales judios, libros fundamentalmente’, Vine con muy buena voluntad. Mi reflevién, desde 194, era la siguieme: lo que sucedio en 1933 no tuvo importancia alguna, comparado con lo que vino después, Es ver dad que la deslealtad de los amigos, si se la puede describir en estos términos tan negros... G. Gur. y que usted experiments personalmente.. 9. De 1949 1 1952, Hannah Arendt fue encargaa de negocios de i Jewish Cult ral Reconstruction (Nueva York). Come tal, estuvo en Furopa cote novienine de toy y marzo de 1980, Véase n= O85 y 068 56 H. A. Desde luego. Pero, mire, cuando por entonces alguien se con vertia realmente af nazismo y empezaba a escribir articulos en esta di recci6n, tampoco tenia que mantener su lealtad hacia mi, porque era yo misma la que dejaba de hablarle, Podian olvidarse perfectamente de mi, Porque eta yo quien los despachaba. Esto es obvio. Mas no por ello eran asesinos. Eran simplemente personas que, a dia de hoy, yo diria que ha- bian cafdo en su propia trampa, Y tampoco fue voluntad suya todo lo que vino después. Ast que pensé que habia que poner un limite a esta ruptu fa. Y eso fue precisamente lo que ocurrié en muchos casos. Diseuti con diferentes personas; no soy muy amable ni tampoco muy cortés, digo fo que pienso. Pero, de algin modo, las aguas volvieron a su cauce con toda una serie de gente. Como ya he dicho, se tata de personas que se involucraron un par de meses 0, en el peor de Jos casos, un pat de aos, ero que no eran ni asesinos ni delatores. Lo dicho, gentes que tuvieron |a ocurrencia de ver en Hitler no sé qué cosa, Pero en general, fo mas in portante que uno experimenta al regresar a Alemania —si prescindimos de Ia vivencia det reconocimiento, que en la tragedia griega constituye siempre el eje de la accién—, es una gran conmocién. ¥ también la ex- periencia de ofr hablar alemiin por la calle, Esto me produjo una alegeia indescriptible. G. Guz éCon estas ideas vino usted en 19492 H. A.: Mas o nienos, asi fue como vine. Y hoy en dia, en un momen- to en que rodos los asuntos, digsmoslo asi, se han encarrilado, resulta ue las distancias se han hecho mayores de lo que lo eran antes, De lo que fo eran entonces, en el momento de la conmocién, G. Gus SPrecisamente porque, desde su punto de vista, las circunstan cias se han encarrilado aqué en Alemania demasiado rdpidamente? H. A. St ya veces, tomando un rumbo con el que no puedo estar de acuesca, Pero tampoco me siento responsable. Lo veo desde fuera, éno es asi? Y esto significa que, hoy por hoy, estoy mucho menos com. prometida de lo que lo estaba entonces. Quizé se deba al tiempo. Quin C¢ afios tampoco son una tonterfa, ésabe? G. Guz éExperimenta usted, por tanto, una creciente indiferencia? H, Av: Distanciamiento. Decir indiferencia seria demasiado. Pero dis- tanciamiento, si. G. G.s Seiora Arendt, este otono se ha publicado en la Reptiblica Fede- ral su libro sobre el proceso contra Eichmann en Jerusalén. Desde su apa- ST Ticidn, este trabajo ha sido objeto de enconadas discusiones en los Estados Unidos. Le han planteado una serie de objectones, especialmente desde el lado judo, de las que usted dice que en parte se basan en malentendi- dos y ex parte en una campara politica orquestada. Especialmente, ha suscitado rechazo la cuestidn, planteada por usted, de hasta qué punto deberia reprocharse a los propios judios el haber soportado pacientemen- te el genocidio aleman, sin hacer nada. O, también, hasta qué punto la colaboracién de ciertos consejos de ancianos judios no se convirtié casi en una especie de complicidad. Sea como fuere, a la hora de trazar el per- fil de Hannah Arende se plantean hoy varias cnestiones en relacién con este libro sobre Eichmann, éPuedo comenzar preguntdndole si le duele el reproche, elevado contra usted, de que el libro carece de amor hacia ef pueblo judio? H. A. En primer lugar, permitame sefialar, con toda cordialidad, que también usted ha sido blanco de dicha campafia. En ningrin lugar del libro he acusado yo al pueblo judio de no ofrecer resistencia. Lo hizo otra persona, el sefior Hausner, representante de la fiscala israeli en el Proceso contra Eichmann, Yo lo que hice fue ealificar de necias y erueles /as preguntas que él planted en este sentido a los testigos en lerusalén, G. G.t He leido el libro y me consta. Pero alguitos de los reproches que se hacen contra usted se apoyan en el tono en el que estan eseritos . Dice usted que, hoy ,«la capacidad 63 de actuar esté limitada a unos pocoss". éQué significa esto en el cam o de la politica préctica, senora Arendt? éEn qué medida se convierte en ficcion, bajo tales circunstancias, un modelo de Estado que, al menos tedricamente, tiene su fundamento en la corresponsabilidad de todos los ciudadanos? H. A.:Si, quiero inteoducir alguna limitacion, Mire usted, en primer Jugar, la incapacidad de orientarse realmente @ las cosas mismas no sélo existe para la masa. Se da también en todas las demas capas sociales. Yo diria que existe incluso para el estadista. El estadista queda rodeado, en- capsulado, por toda una legidn de expertos. Y lo que habria que hacer es plantear la cuestién de las relaciones entre el estadista y el experto. A fin de cuentas, la decisi6n corresponde al estadista. Peto apenas pce de hacerlo adecuadamente. No puede saber rodo lo que hay que saber. La decision deben proporcionarsela expertos; es mas, expertos que por principio deben contradecirse. 2No es asi? Cualquier estadista razonable busca el dictamen favorable de fos planteamientos puestos, pues su abli- gaciGn es contemplar el problema desde todas las pergpectivas, ENo es cierto? Y luego tiene que emitir un juicto, Pero este juicio es un proceso sumamente misterioso. En él se expresa el sentido de lo comunitario. Pezo en lo que respecta, digamos, a la masa de los seres humanos, yo diria lo siguiente: siempre que se juntan seres humanos, ¢ independien- femente de en qué escala de magnitudes nos movamos, se constituyen intereses piblicos G. Gus Hoy como ayer H. A.: ¥ se constituye la esfera paiblica. Esto puede verse con claridad en América, donde atin sigue existiendo ese tipo de asociaciones espon: ‘tineas que surgen para luego disolverse ripidamente, las associations de fas que hablaba ya Tocqueville. En un momento determinado, un cierto interés piblico afecta a un determinado grupo de personas, ya se trate de un vecindario, o de un bioque de viviendas, una ciudad o un geupo establecido de cualquier otra manera. Entonces, estas personas se juntan ¥ se revelan perfectamente capaces de teatar puiblicamente rales asuntos. Porque son cosas que si pueden abarcar. Es decir, lo que usted sugiere con su pregunta vale s6lo para las grandes decisiones que se toman al més alto nivel, Y entonces, eréame usted, la diferencia enre el estadista y el hombre de la calle no es, en principio, demasiado grande. 14, Vite active oder Vom tigen Leben (n° 152), pp. 316 6 64 ENTREVISTA TELEVISIVA CON GUNTER GAUS Senora Arendt, usted ha mantenido, de modo especial, un did logo continuo con su antiguo maestro, Karl Jaspers. Cul es, a su modo de ver, la mayor influencia que Jaspers ha ejercido sobre usted? H. Av; Mire, cuando Jaspers llega y habla, todo se ilumina, Pose tuna franqueza, ana confianza, una falta de reservas a la hora de expre sarse que no he visto nunca en ninguna otra persona. Esto me impresiond ya siendo muy joven. Tiene, ademas, un concepto de libertad, asociado al de raz6n, que a mi, cuando llegué a Heidelberg, me result comple- tamente extraito. De esto no sabia nada, aunque habfa lefdo a Kant, Yo he visto esta raz6n ejercitada in praxi, por asi decir. Y si se me permie expresatlo asi, me he dejado educar por él, pues creci sin padre. No Pretendo, ‘Dios me libre!, responsabilizarle de lo que soy, pero si alguna Persona ha conseguido hacerme entrar en raz6n, ha sido él. Por supues- to, nuestro didlogo actual es completamente distinto, Se trata, en ver- dad, de la experiencia més intensa que he tenido después de la guerra. ila posibilidad de un didlogo semejante! iPoder hablar asi! G. Guz Permitame sea siltima pregunta, En su discurso-homenaje a Jaspers dijo usted lo siguiente: «La humanidad no se gana munca en la soledad, ni tampoco por el hecho de dar a la luz piblica la obra propia. Solo puede alcanzarla quien entrega su vida y su persona a la ‘osadta de 10 piiblico'»*. Esta «osadia de lo pidblico» —se trata nuevamente de una ita de Jaspers— Zen qué consiste para Hannah Arendt? H. Ac Creo tener claro qué es Ja osadia de lo piblico, Uno se ex- Pone a la luz publica, y lo hace como persona. Aunque pienso que uno no debe aparecer y actuar en el Ambito piiblico pensando en si mismo, sé en cualquier caso que en sus acciones la persona se expresa de una manera distinta de la de cualquier otro tipo de actividad. Y ahado que hablar es también un tipo de accidn. Esto por un lado. La segunda osadfa es la siguiente: comenzamos algo, tejemos nues- tro hilo en una red de relaciones. Nunca sabemos qué saldra de todo ello. Todos estamos obligados a decir: Seftor, perdénalos porque no sa- bben To que hacen. Y esto vale para toda accién, De una forma muy con- reta, porque no puede saberse. Esto es una osadi. Y ditia, ademas, que ‘sta osaulia s6lo es posible desce la confianza hacia los hombres. Esto es, desde una confianza (muy dificil de captar, pero fundamental) hacia lo que de humano hay en todos los hombres. Si no, seria imposible. 415. sLandatio a Kad Jasper cira p91. n Menschun in fnsteren Zeiten (273), pp. 89-98, 65 4 DISCUSION CON AMIGOS Y COLEGAS EN TORONTO* En noviembre de 1972, la Toronto Society for the Study of Social and Political Thought organicé wn congreso sobre Hannah Arendt (The Work of Hannah Arend), financiado por la Universidad de York y el Canada Council Hannah Arendt fue invitada a asistir como huésped de honor, pero respondis diciendo que preferiria hacerlo como participante. Por supues- to, se accedié a este deseo. En el intercambio de ideas y opiniones reali zado durante los tres dias que duré el congreso, Arendt revels de manera espontdnea ciertos aspectos de su pensamiento y de su modo de pensar —movida a ello tanto por las preguntas directas, las afirmaciones rea- lizadas y las eriticas recibidas como por las ponencias que se leyeron—, Por fortuna, tuvimos euidado de recoger toda esta discusidn con vistas & una ulterior publicacién, Ofrezco aqut algunos de los puntos de vista enunciados por Arendt durante las discusiones, y también fragmentos de sus réplicas mds largas 4 las observaciones de diferentes participantes, entre los cuales figuran ‘oda una serie de autores y pensadores de renombre, pero también otros gue quizd no sean conocidos para el lector. Las contribuciones han sido clegidas, bien por abordar aspectos controvertidos del pensamiento de Arendt, bien porque pueden servir al esclarecimiento de algunos campos de problemas en su obra, Se reproducen aqui ordertadas segin los proble- ‘mas y temas principales que en ellas se relejan, no segiin el orden tem- poral en que surgieron durante la conferencia, Laue sigue es una raduccién de Hannah Arendt: «On Hannah Ares, en M. Hill ed), Hana Arende: The Recovery ofthe Pubic World, St, Martin's, New Yor 19795 pp. 301-339. Las notas preceden de ls editoratrachictora 66 OISCUSION CON AMIGOS ¥ COLEGAS EN TORONTO. En el debate, los argumentos surgian agut y alld, y para darles una forma escrita he tenido que desgajarlos de su contexto, aplicando en esto ‘mi propio criterio, Mi objetivo principal ha sido arrojar luz sobre el pen- samiento de Arend y, ala vez, hacer justicia a las interpelaciones y criti- casde sus interlocutores ..J. He publicado las grabaciones en cinta mag- netofénica, para que el lector pueda hacerse una idea del modo en que Hannah Arendt explicaba su propia obra ante el priblico alli congregado. Podria parecer que es ella quien, con demasiada frecuencia, tiene la slti- ma palabra, Pero si alguien llega a esta conclusion (que posiblemente se deba a mi propia reelaboraci6n), séame permitido decir que no pretendo dar ta impresion de que Arendt siempre lograra satisfacer a sus criticos € ilustrar a sus contrincantes. Por lo dems, fiel a mi intencidn de conser- var la atmésfera del congreso, no he intentado poner en correcto inglés el vocabulario elegido o la sintaxis, que Hegado el caso puede resultar un tanto extranjerizante!. Metww A. Hit Pensamiento y accion Hannah Arendt: La propia ra26n, esa capacidad de pensar que nos ha sido otorgada, tiene necesidad de ejercitarse. Fildsofos y metafisicos han hecho de esta capacidad su monopolio. Esto ha permitido aleanzar co- sas muy grandes, Pero también ha trafdo consigo consecuencias realmen- te ingratas. Hemos olvidado que toda criatura humana tiene una necesi- dad de pensar, no de pensar de manera abstracta, no de responder a las, ‘cuestiones iltimas sobre Dios y la inmortalidad, sino de, mientras viva, no hacer ofta cosa que pensar. Y lo hace constantemente. Todo aguel que cuenta una historia sobre algo que le acaba de suce~ der hace media hora en la calle, tiene que dar una forma a esa historia, Y este «dar forma a la historia» es una especie de pensamiento. En este sentido, puede incluso resultar alentador que haya desapa- recido el monopolio de aquellos a los que Kant denominé una ver, con 1. La traducrora [alemana] ha seguido estas premisas en la medida de lo posible ero aqut y alls ha considerado necesaio aclarar el wexto. Reser todas estas interven cones hubieracomplicado innecesariamente la leila del texto. Hemos renunciodo, ‘oF tanto, a introducienotas 0 paréncess. Por lo dems, eampoco hemes recopide los subeayados del editor. or suma ironfa, los «pensadores de oficio». Podemos, en concreto, comen- zar rompiéndonos la cabeza sobre qué significa el pensamiento para la Bueno, quiero conceder una cosa Quiero conceder que yo, pot supuesto, estoy interesada, primariamente, en comprendet. Esto es ab- soluramente cierto. Y quiero también conceder que hay otras personas gue estan interesadas, primariamente, en hacer algo. Peto no es mi caso. ‘Yo puedo vivir perfectamente sin hacer nada. Pero, en cambio, no pue- lo vivir sin, cuando menos, intentar comprender lo que ha sucedido, sea lo que sea. Y esto se concreta, de algiin modo, en el sentido de Hegel que usted conoce, donde, como digo, el papel central corresponde a la reconcilia- cién —reconciliacién del hombre como ser pensante y racional—. Esto es lo que realmente sucede en el mundo. No conozco més reconciliacin que el peasamiento, Esta necesidad €s, en mi caso, mucho més fuerte de lo habitual entre fos tedricos pol cos, con su necesidad de unificar accién y pensamiento. Porque pretenden actuar, éno es cierto? Pero yo creo que si he aprendido algo de la accién ha sido, precisamente, porque la observo mis 0 menos desde fuera En toda mi vida, he actuado un par de veces, porque no habfa mis remedio, Pero mi verdadero impulso no es ése. Y aveptatia casi sin re- cchistar todas las insuficiencias que a su modo de ver se sigan de esta pun- tualizacién, pues yo misma considero igual de probable que se trate cfectivamente de insuficiencias. ©. B. Macpherson’: @De verdad afirma usted, sefiora Arendt, que un te6rico de la politica no puede comprometerse a la vez con una causa? iNo puede ser! H_A.: No, pero se esté en lo cierto cuando se afirma que pensamien- toy accién no son lo mismo. Por mi parte, en la medida en que descaba pensar, me he retirado del mundo, C. B. Macpherson: Pero para un teérico politico, para un profesor y auror en el émbito de la teoria politica, ensefiar y teorizar significa lo ‘mismo que actuat. H. A.: Ensefiar es otra cosa, lo mismo que escribir, Por el contrario, el pensamiento, en su pureza, es algo distinto —y en este sentido Ar 16teles tenfa raz6n,..—. Como usted sabe, todos los fildsofos modernos tienen en su obra un pasaje mas bien apologético que viene a decir: pen- 2. Bn a lista de participantes aparece como vpeofesoremétito de Economia Poli «a.en la Universidad de Toroncos. 68 sar es también actuar. iPues no, no lo es! Afirmar tal cosa es bastante deshonesto. Lo que quiero decir es que habria que afrontar la realidad. iNo ¢s lo mismo! May al conteario. Yo debo renunciar en buena medida a participar, a asumir compromisos. Hay una vieja historia, atribuida a Pitégoras, de unos hombres que vvan a los juegos olimpicos. ¥ Picégoras dice: unos van alli a competir, otros a hacer sus negocios, pero los mejores son los que se sientan en el anfiteatro de Olimpia, a mirar’. Quiere decir que s6lo los que con- templan se enteran de lo esencial. Y es preciso conservat esta distincién —por honradez, aunque no sea por otra cosa. Si, ereo que el pensamiento influye sobre fa accién —sobre el hom bre que actia, pues el yo que piensa es el mismo que actita—. Pero no la teoria, La teorla s6lo puede influir sobre la accién modificando la con- ciencia. éSe ha preguntado usted alguna vez por el ntimero de hombres ‘cuya conciencia tendria que modificar? Y si no se ha hecho esa pregunta concreta, piense usted en la hu manidad —es decir, en un sustantivo que en realidad no existe, que es lun concepto-~. Y este sustantivo —ya se trate de la esencia genérica mar- xista, de la humanidad, del espiritu universal o de cualquier otta cosa— siempre recibe una interpretacién que se carresponde con la imagen de un tinico ser humano, Si realmente creemos —y yo pienso que todos tenemos esa creen- cia— que la pluralidad reina sobre la Tierra, es preciso modificar esa idea de la unidad entre reoria y praxis, moditicarla hasta tal punto que no Ja reconocerén quienes la han manejado con anterioridad. Estoy realmente convencida de que slo se puede actuar «en concierton*, en comunidad con otros; y estoy realmente convencida de que uno sélo puede pensar consigo mismo. He aqui dos situaciones wexistenciales, si quiere usted decislo asi, completamente distintas. Y en cuanto a pensar que hay algain tipo de influjo directo de la teoria en la practica (en la medida en que por teoria se entiende sélo una cosa pensada, e> devin, algo ideado).... mi opinién es que de hecho no es asf y nunca lo sera. El principal defecto y error de L.a condicién humana consiste en que en dicha obra sigo cxaminando fo que fa tradicién denomina vita activa desde el punto de vista de la vita contemplativa, sin decit nada real sobre la propia vita contemplativa, 5, Didgenes aero, Vidas y opiniones defo losofos tutes, VIM, 8 4. sTosacr in concert es una expresién que Hannah Arendt gusta de empleas, y que omé de Edmund Burke (Thoughts on the Casa ofthe Present Descontents, 1970). 69 Digamos, pues, que el primer error reside ya este enfoque desde la ‘ta contemplativa, porque ta experiencia fundamental del yo pensante «esti contenida en las lincas de Catén el Viejo que cito al final de libro’: cuando no hago nada es cuando més activo estoy; y cuando estoy ente- ramente a solas conmigo mismo es cuando menos solo estoy (iresulta muy interesante que Catén haya dicho tal cosal), Se trata de una expe- riencia de actividad pura, no lastrada por ningtin tipo de trabas fisicas 0 corporales. Pero en el momento mismo en que comienza uno a actuat, pasa a ocuparse del mundo y, por asf decir, tropieza todo el tiempo con sus propios piess y, ademiés, porta uno su propio cuerpo... Como dice Pla tn: el cuerpo exige siempre que lo cuidemos... yal infierna con Todo esto se dice desde la experiencia del pensainiento. Actualmen- te estoy intentando escribir sobre ello. Y el punto de partida sera la idea de Catén®, Pero todavia no puedo contarles nada, no he avanzado lo suficiente. Y en cualquier caso, no estoy segura de tener éxito. Porque resulta muy facil hablar de sofismas metafisicos, pero cada uno de cs0s sofismas metafisicos —pues se trata efectivamente de sofismas metatisi- cos— tiene su eaiz auténtica en una experiencia concreta, Es decit, que si los tiramos por la ventana en tanto que dogmas, debemos al menos saber de dénde procedfan. O sea, que hay que preguntar: Zcusles son las experiencias de ese vo que piensa, que quiere, que juzga o, dicho de otra ‘manera, que se ocupa de actividades puramente intelectuales? Bueno, creo que de todo esto pueden sacarse cosas interesantes, si uno se mete en ello a fondo, Pero no puedo contarles mucho al respecto, ‘Tengo Ia vaga sospecha de que la pregunta tiene un resabio prag matico: De que vale pensar? O, segrin formulo yo lo que todos ustedes Preguntan: éPor qué demonios hace usted todo eso? éPara qué sirve el Pensamiento, ademas de para escribir y dar clases? Es muy dificil poner- lo por escrito, y seguro que para mi mas dificil que para otros, Miren ustedes, cuando la cosa iba de politica, yo tenfa una cierta ventaja, Por naturaleza, no soy una persona de accion. Si les digo que no 5. sNumauam eps agere quam sil cam ageret,nemquam minus solusesses quam mm solus esset» Arend traduce a inal de La condicin Furtana: Nunca ests ine son sstivo como cuando, segim la apariencia externa, no hace nada; mnca etd uno mens solo que cuando est 2solas contigo mismor 6. Las alusiones de exe pirrafo se ceficen alas Gifford Lectures, editadas post ‘tamente por Mary McCarthy con el talo The Life ofthe Mind (n° 258; trad, alemana Vora Leber des Geistes, n° 261), La cita de Cat6n aparece ali ena ino de les lems el primer volumen: Thinking en alemin: Das Denen). Véave abajo en este mismo 70 he sido nunca ni socialista ni comunista (cosa que entre la gente de mi generacién era casi obligada, de modo y manera que pricticamente no conozco a nadie que no haya militado nunca), comprobarén que nunca senti la necesidad de tener adscripcién politica. Hasta que finalmente, «finalmente alguien me golped con un martillo en la cabeza y volvi en mi>’ y esto, puede decirse, me devolvié a la realidad, No obstante, yo tenia la ventaja de poder ver las cosas desde fuera, Incluso de verme a i misma desde fuera. En cambio, en este asunto del pensar es distinto. Aqui estoy inme- diatamente dentro. Y por eso me siento muy inseguta, sobre si fo con- trolo 0 no, Pero sea como sea, siento que La condicién humana necesita tun segundo tomo, y voy a intentar escribirlo. Christian Bay*: La idea que yo tengo sobre la vocacign de un te6rico de la politica es completamente distinta a la de Hannah Arendt. También dirfa que leo a Hannah Arendt con placer, pero con placer estético. Es tuna filésofa par excellence, Creo que resulta maravilloso seguir su prosa, su sensibilidad para captar lo unitario en la historia, y para recordar todas las grandes cosas que han dicho los griegos y que ain hoy siguen, siendo de algén modo importantes, Pero desde mi punto de vista, nu- rmerosos pasajes de su obra presentan una cierta carencia: los problemas modernos no se abordan suficientemente en serio. Eichmann en Jerusalén, pienso, es probablemente su libro més serio, ues muestra con gran fuerza que hay un Eichmann dentro de cada uno de nosotros, Pienso que esto tiene gran importancia para la educacion politica, que trata sobre rodo el viejo tema de la conexién con la poli tica, Pero en muchos otros pasajes de la obra de Hannah Arendt echo on falta precisamente eso. Nuestra capacidad para hacer descentralizar y humanizar la politica va a depender quizi, de en qué medida seamos capaces de encontrar caminos que nos permitan atreglar cuentas con el Eichmann que hay dentro de nosotros, combatiéndolo, superindolo y convirtiéndonos en ciudadanos en un sentido que se distingue radical- mente del uso habitual del término. Por el contrario, me cansan Jas discusiones abstractas, con sus lar- gas disquisiciones sobre la diferencia entre poder y violencia. No solo ‘me gustaria saber qué significa justicia en un mundo que nos horroriza, pot st injusticias también quisiera saber qué pueden hacer los teéricos 7. Enalemin en el orignal inglés, 8, En la lista de participants apacece como eprofesor de Economia Politica, Un verdad de Toronto a de la politica para que aumente el compromiso, fa lucha y la eficacia en la lucha por la justicia y con ello, ante todo, por la supervivencia del hombre. Me ha causado perplejidad ofe a Hannah Arendt decir que no quie- re de ninguna manera wadoccrinar»". Porque yo erco que la vocacién su- prema del ceérico de la politica es precisamente intentar adoctrinat, por supuesto en un mundo plural. Si nos tomamos en serio problemas como le supervivencia y la justicia, me da la impresion de que nuestra pri- mera tarea debe ser contener Ia oleada de liberalismo y de tolerancia (¢s decir, una situacién tendente a que una opinién tenga tantas razo- nes para justificarse como cualquier otra). $i no nos comprometemos apasionadamente con detetminadas opiniones, creo que estamos todos perdidos, pues los acontecimientos seguirén su curso: el poder tenders a distribuirse de una manera cada ver ms asimetrica, pues las instirucio- nes liberales periiten a Jos amos de la economia seguir enriqueciéndose no sélo a costa del resto del mundo, que se hunde en la pobreza, sino también a costa de nuestro propio acceso al saber, a la informacidn y a a comprensién A mi modo de ver, los tedricos de la politica deberian ser ante todo hombres y mujeres metidos en politica, que se propusieran como tarea intentar educarnos a fondo a todos nosotros y también ellos mucuamen- te, para encontrar modos de resolver los graves problemas existenciales alos que todos tenemos que enfrentarnos. Y en este sentido, un dlsimo punto: Hace un siglo todavia podia afirmarse, con Stuart Mill, que la verdad acabarfa imponiéndose a largo plazo en el libre mercado de las ideas, Pero ahora, a) ni disponemos de mucho tiempo, b) ni existe ya un ‘mercado libre de ideas. Hannah Arendt, mi pregunta es: Qué podemos hacer como tebricos de ia politica para volver a suscitar en nuestros ciudadanos las preguntas ‘existenciales (para las cuales hay a veces respuestas correctas y respuestas falsas) y hacer de ellos ciudadanos en el sentido antiguo del término? H.A.: Me wemo que nuestros puntos de vista divergen enormemen- te, pero sélo puedo referirme a ello de pasada. 9. En inglés: to indoctrinate. Uns alienacion correspondiente por parte de Het rah Arende OF don’t want ro indoctrinate) aparece varias veces lo lngo del debate, tomando el concepto indoctrinate diferenes significado. Es claro que Arendt lo vse eh ‘su sentido literal segan su origen latino, con lo que quiere decir que no pretende incukar sdoctinas» 3 ss alumnos, oyentes, ee. Enee los participants, por el eontraro, parece prevalece: el uso coloquial inglés: senseiare singtrits, En lo que sie, taducreros| Siempre indoctrinate por vadoctrinar™ 72 Bueno, en primer lugar, dice usted que le gusta mi libro Bichmann en Jerusalén y que yo afirmo que hay un Eichmann en cada uno de nosotros. iNada de eso! iNi en usted, ni en mit Esto no significa que no haya un buen nimero de Fichmanns, Pero su apariencia es completamente distin- ta, Nunea he podide con la tesis del «Eichmann en cada uno de nosotros». Simplemente, no es correcta. E igual de falso seria afirmar, en sentido ‘puesto, que Eichmann no existe en nadie. Todo esto, desde mi perspec tiva, es mucho mis abstracto que la mayor parte de las cosas abstractas de las que me ocupo tan a menudo ~por lo menos, sial hablar de abseracto ros referimos a pensamientos que no proceden de la experiencia, &oual es el objeto de nuestro pensamiento? iLa experiencia! iNi mas 1ni menos! Y al abandonar el terreno de la experiencia, caemos en todo tipo de teorias, Cuando el teGrico de la politica comienza a elaborar su sistema, también él se ocupa habitualmente de abstracciones. No creo que tengamos o podamios tener mucha influencia, en el sen- tido que usted da al término. Y pienso que el compromiso pucde condu- cirle a usted ficilmente a un punto en que deje de pensar, Hay ciertas, situaciones extremas en las que es necesario actuar. Pero se trata, ya digo, de situaciones extremas. Y entonces ya se vera con quién se puede contar de verdad (es decir, quién esta realmente comprometido) y quién esta efectivamente dispuesto a jugarse cl cuello. Pero esas otras cosas que usted ha constatado en la evolucién de estos \ikimos afios son, en mayor o menor medida, cuestiones que tienen que ver con el estado de animo de la opinion piblica. Y yo puedo, dado el aso, llegar a abominar de la opinidn piblica, mas no por ello conside- raria que mi tarea fundamental consista en atizar dicha opini6n, cuando es de mi agrado, o en echarme a las barricadas, cuando no me gusta. La reticencia de las personas que de verdad piensan (y que son ver- daderos tebricos) a confesat todo esto abiertamente y a reconocer que la reflexidn tiene sentido (hay incluso quienes, en vez de ello, piensan que sélo tienen sentido la movilizacién personal y el compromiso) es quiz tuna de las razones por las que la disciplina, en su conjunto, no siempre goza de la mejor salud. Es claro que la gente no cree en to que hace. No soy capaz de decitle en dos palabras (y aunque pudiera, tampoco lo haria de buena gana) cudles pueden ser las consecuencias en la poli- tica activa de mi modo de pensar, que s6lo trato de suscitat o despertar cen mis alumnos, sin pretensin de adoctrinamiento. Imagino que uno se hard republicano, el otro liberal y el otro Dios sabe que. Pero si quiero creer que ciertas actitudes exttemas, que son clara consecuencia de la falea de reflexién (por parte de alguien que ha decidido realmente que no desea hacer eso que yo hago quiad en exceso, esto es, que desea no 73 Pensar en absoluto) —que dichas consecuencias no se produciran—. Es decir, lo decisive es cust sera su comportamiento cuando todo esté en juego, Y a este orden de cosas pertenece mi voluntad de probar mis Propios supuestos, de pensar eriticamente (me repugna mucho utilizar {a palabra, por la Escuela de Francfort y demas, pero bueno, ahi queda) y deno concederme la libertad de repetir los clichés de la opinién paibli- «a. Y dirfa, a este respecto, que una sociedad que ha perdido el respeto or semejante ocupacién no esta en muy buen estado. Michael Gerstein”: Como activista politico 0, cuando menos, como Persona que se considera tal, me pregunto équé leccién me daria usted? 20 preferiria no darme lecciones? H.ANo, no le darfa lecciones. Y pienso incluso que seria una osadia por mi parte hacerlo, Creo que {a leccién la recibiria usted si se sentara en forno a una mesa con otros como usted ¢ intercambiaran opiniones. De algiin modo, de esa sitwacién surgiria una ensciianza. No para usted personalmente, pero sf sobre cémo debe actuar el grupo. Y pienso que ese otro camino del tedrico que les dice a sus alumnos Smo deben pensar y cémo deben actuar... {Dios mio! iPero si trata ‘uno con personas adultas! iNo estamos ya en la guarderia! La verdadera acci6n politica es siempre accién de un grupo. Y uno se adhiere al grupo © no se adhiere. Porque cuando uno actda en solitario, eso no es una auténtica accidn politica. En tal caso, ano es anarquista. Georg Baird'': Para mi, una de las grandes revelaciones de su Vita activa fue una afirmacién que, si la entiendo bien, procede en parte de Maguiavelo: la idea de que el criterio adecnada de las acciones politicas es el renombre y no la bondad. Llega usted a decir alli, seflora Arendt, que la bondad puede revelarse en el terreno politica como radicalmente subversiva Pero me da la impresion de que esta afitmacién contiene una especie de provocacién dramética, que viene a cuestionar los méviles de todos tos activistas politicos del mundo en lo que considero su forma prototi- pica. Por Io demés, usted misma, en sw ensayo sobre Rosa Luxemburg, ha declarado su admiracién por lo que, segiin creo, denomina Ia sensi lidad de Luxemburg ante la injusticia —sensibilidad que, en su opinidn, fue el crampolin que la lan26 a la politica. 10. Ena lisa de participants figura conse sasesor de servicies sociales, Halifax, Nova Scotia 11, En ka sta de participants figura como «aequitesoy profesor asocivdo en la Fs ‘ela de Arquitecturs de la Universidad de Torontos 74 En relacién con todos esos deseos de orientacién de cara a la acciéa politica, podrfa resultar clarificador que intentara usted, sefiora Arendt, explicar un poco mejor la relacidn que hay entre su estricta comprensin del renombre como critetio adecuado en lugar de la bondad (que queda asi en una situacién bastante desairada y poco convencional en el mun- do moderno) y su admiracién por Rosa Luxemburg. Tiene que haber alguna relacién, capaz de mantener Ia distincidn y, al tiempo, actarar la siruaci6i H. A: Lo de la bondad no lo he descubierto yo, sino Maquiavelo. Tiene algo que ver con la diferencia entre lo pablico y lo privado. Pero la puedo enunciar de manera distinta. Yo diria que en la idea del «queret ser bueno» fo que me resulta importante es, de hecho, mi propio yo. Pero en el momento en que actio politicamente no estoy interesada en mi, sino en el mundo. Y ésa es la diferencia fundamental. Para Rosa Luxemburg el mundo tenia na gran impostancta, No es- taba, en cambio, interesada en sf misma, De haber estado interesada en. si misma, se habria quedado en Zairich después de acabar los estudios, dedicada a cuestiones de tipo intelectual. Pero no podia resignatse a la injusticia en el mundo. Lo decisivo no es si el criterio es el renombre (la pose brillante en el espacio de las apariciones) o la justicia. Lo decisivo es si estan 0 no claros los motivos propios: para el mundo o para uno mismo —quiero decir, para la propia alma—. Asi lo entendié Maquiavelo, cuando dij: «Amo mi pais, la ciudad de Florencia, mas que la salvacién de mi alma. Esto no significa que no creyera en una vida més alld de la muerte. Signi fica que el mundo, como tal, tiene para mi mayor interés que mi propio Yo, incluyendo en éste mi cuerpo y mi alma. Como usted sabe, en los Estados modernos la religién se ha conver- tido en un asunto privado. Y de hecho, Maquiavelo defendié que debia, tratatse de algo privado. iNo dejéis que esa gente se meta en political No se interesan suficientemente por el mundo! Unos individuos que Piensan que el mundo es caduco y que ellos mismos son inmortales re- sultan muy peligrosos, Pues nosotros queremos la estabilidad y el orden de este mundo”. Hans Jonas”; Indudablemente, en la base de todo nuestro ser y nucs- tra accibn esté el deseo de compartir el mundo con otras personas. Pero, 12, Maquivelo, Discors libro Ii, 2 13. nla sade parvieipantesfguta como sprofesoremérito ce Filosofia en The New School of Social Research, Nueva Yorks. Arend mantuve amistad con Jonas desde sus 75 en cualquier caso, lo que queremos es un mundo determinado con per- sonas determinadss. Y si la tarea de la politica consiste en hacer del mundo un hogar adecuado para el hombre, surge la siguiente pregan- ta: équé es un hogar adecuado para el hombre? Pero para decidir al respecto, debernos hacernos una idea de lo que es 0 deberfa ser el hombre. Y esta cuestidn, a su vez, no puede ser res Pondida (0 slo puede serlo de manera arbitraria) si no somos capaces de invocar una verdad acerca del ser humano que pueda conferis validez .un juicio de este tipo y, con ello, también al juicio sobre preferencias politicas que de él se deriva, tal y como puede verse en las situaciones concretas. Esto vale especialmente cuando se trata de decidir como ha de ser el mundo futuro, que es algo que hacemos continuamente cuan- do nos ocupamos de proyectos recnolégicos que influyen sobre la rea- Fidad en su conjunto. Paes bien, Kant no se limits a apelar a nuestra facultad de juzgar. Invocé también el concepto de «Bien. Existe algo as! como la idea de un Sumo Bien, independientemente de cémo lo definamos. Es posible que incluso se sustraiga a toda definicién. Pero en todo caso no puede tra- tarse de un concepto completamente vacto, y esté en relacién con muestta idea de lo que es el hombre. Dicho con otras palabras: por consenso uni- rime, se da por muerto y liquidado algo (me refiero a la metatfsica) a lo que habra que acudir en algiin momento, para que nos proporcione una directriz definitiva Hoy en dia, tenemos un poder a la hora de tomar decisiones que va mucho mas alls del control de situaciones inmediatas y del fururo corto plazo. Nuestra capacidad de accién e intervencién se extien- de actualmente a cosas que, en verdad, demandan de nosotros juicio, conocimiento o fe (dejo abierto este punto} en algin tipo de principio Ultimo, En la politica corriente hemos conseguido arreglirnoslas, has- 2 bien entrado el siglo xx, con principios «peniiltimos», No es cierto ue para decidir acerea del estado de lo piiblico hayamos tenido que Tecurtir a valores o patrones dilrimos. Pew altura, cuando las condicio~ nes de la moderna tecnologia nos fuerzan, queramoslo 0 no, a tomar derroreros que influyen en el estado general de cosas sobre la Tierra ¥ en la situacién furura del hombre en su conjunto, ahora, digo, no Podemos limitarnos a lavarnos las manos inocentemente y a afirmat que la metafisica occidental nos ha metido en un callején sin salida, tiempos de estudiante. Vease el dscurso de Jonas durante el funecat de Arendt en la Ki ‘etside Memorial Chapel de Nueva York, e 8 de diciembre de 1975, publica on Secial Research $3/1 (1976), pp. 35, 76 DISCUSION CON AMIGOS ¥ COLEGAS EN TORONTO. No podemos limitarnos a declararla en quiebra y a apelar a juicios que podamos compartir unos con otros —donde, por supuesto, al hablar de semejantes juicios, no nos referimos a juicios compartidos con una mayoria 0 con algin grupo determinado—. Es posible compartir con mucha gente juicios conducentes a la ruina. iPero se trata, mds bien, de apelar a algo mis alld de esa esfera! H, Ax: Me temo que debo responder a esto, Pero no quiero entrar en la cuestidn de fa Critica del juicio kantiana. De hecho, en ella no se plantea la pregunta por el bien, como tampoco la pregunta por la verdad. Todo el libro se ocupa de la posible validez de dichas afirmaciones. FH, Jonas: Pero no en sentido politico. No, pero yo hablaba slo de validez. Si el libro admite © no n politica, ¢s una cuestién interesante, pero de momento mas bien secundaria. ¥, como se sabe, eso es precisameate lo que yo he hecho. Y lo he hecho, simplemente, romando en consideracién los escritos so- bre politica del dltimo Kant", Uno de los puntos fundamentales, a este respecto, es una cietta actitud de Kant respecto de la revolucién france- sa, Pero no quiero entrar mds a fondo en este asunto, pues nos alejaria- mos demasiado de la pregunta por los principios dlkimos. Asi que, si nuestro futuro hubiera de depender efectivamente de lo que usted dice, 2 saber, de fa recepcién de un principio slimo, que decidiera por nosotros desde arriba (y en tal caso habria que pre- guntar, por supuesto, quién habria de reconocer tal principio y a qué reglas estarfa sometido dicho reconocimiento, Aqui se le plantea a usted realmente un regreso infinito, pero bueno...), yo seria extremadamente pesimista, Si ése es el caso, estamos perdidos. Pues lo que se pide real- mente es que aparezca un nuevo Dios, Esa palabra (ultimate, principio iltimo) era una expresién cristiana medieval, y ye entonces despertaba un gran escepricismo, pero en altima instancia se aceptaba, porque se trataba de Dios. Pero, al desaparecer ese Dios, el hombre occidental se enconteé nuevamente en [a situacin en la gue se hallabs con anterioridad a su salvacién mediance la buena nueva, a1su redencién 0 como quisiera llamarsee... porque ya no crefa en ella. Esta era la situaci6n. Y esta situaci6n exigia que los revolucionarios del siglo xv volviesen la vista atrds y se pusiesen a buscar en la Antigtiedad. Pero no como ocusre a veces, porque 2 uno le gusten los versos 0 las canciones griegas, como pueda ocurrieme a mi, Su motivo, desde lego, 14, Véanse, por ejemplo, le Lectures on Kant Plitical Philosophy (a. 266), 7 Quiero decir que se vieron confrontados con la verdad desnuda de que los seres humanos s6lo existen en plural. Y no hay ser humano que conozea lo que es el hombre en singular. Lo tinico que conocemos es et varén y la mujer (#Y los cre6 vardn y mujer»), desde el comienzo, y esta pluralidad constituye un enorme problema. Por cjemplo: yo estoy completamente segura de que toda esta cats trofe toralitaria no habria ocurrido si la gente todavia creyera en Dios 9, mejor dicho, en el infiemno, es decir, de haber existido atin principios iltimos, Pero no los habia. ¥ usted sabe tan bien como yo que no habia Principios tiltimos que hubieran podido invocarse con visos de éxito, No habia nadie a quien invocar, Y cuando uno recorre una época como el perfodo toralitatio, lo pri- mero que queda claro es que no se sabe cémo va a actuar la gente. iLa Propia Vida se convierte en una sorpresa continua! Esto vale en todos los Srdenes sociales y con independencia de todas las diferencias existen: tes entre las personas, Y si uno quisiera generalizar, se podria decir que quienes todavia ereian firmemente en su viejos valores fueron los mds dispuestos a cambiar esos antignos valores por un nuevo orden, suponien- do que alguien estaviera dispuesto a darles uno. Y esto me asusta, porque creo que en el momento mismo en que le das a alguien un nuevo orden —v la famosa «harandillan— el cambio se produce inmediatamente. Por- que lo Snico a lo que se acostumbra un tipo asi es a tener «barandilla» ¥ un enuevo orden», da lo mismo cusl, No ereo que vayamos a poder estabilizar, de manera definitiva, la situacién en la que nos encontramos desde el siglo xvu F.-M, Barnard’: dEstaria, entonces, de acuerdo con Voltaire? Es usted quien ha planteado esa pregunta por Dios y, en cierta medida, por una rmetafisca que puede ser cuestionada en cuanto metatisica, pero que pue de considerarse extremadamente itil desde un punto de vista social H. Ac Completamente de acuerdo. De no haberse colapsado la me- tafisica y el tenderete de los valores en su conjunto, no tendefamos que preocuparnos de nada de todo esto. Son estos acontecimientos los que nos llevan a plantear preguntas. H, Jonas: Comparto con Hannah Arendt la idea de que, en el mo- mento presente, no estamos en posesiOn de ningtin tipo de principios tltimos, ni desde el saber, ni desde la conviccién, ni desde la fe. Y erco igualmente que tampoco podemos conjurarlos —segin el dicho: debe- ‘mos conseguirlo por lo mucho que lo necesitamos. 1. fina sta de paricipantes aparece como «profesor de Ciencia Politics em la Uni versdad de Western Ostasio, London, Ontaiow. 78 DISCUSION CON AMIGOS ¥ COLEGAS Fre TORONTO Pero el conocimiento de la ignorancia forma parte de la verdad. La actitud socritica consiste en saber que no se sabe. Y esta roma de con- ciencia de nuestra ignorancia puede tener una gran importancia prictica, ala hora de ejercitar nuestra facultad de juzgar, que en dltima instancia se orienta a la accién en el mbito politico y, en concreto, a una accién cargada de consecuencias, que se proyecta muy adentro en el futuro. Nuestras empresas portan dentro de sf una tendencia escatol6gica, lievan instalado un ideal utdpico, en el sentido de que avanzan hacia situaciones finales. Y teniendo en cuenta que carecemos de todo sabet sobre los valores diltimos, 0 sobre aquello que, en tltima instancia, re- sulta deseable, o sobre lo gue es el hombre, a fin de saber qué mundo le resulta adecuado, deberfamos cuando menos ser prudentes y no permitic siguicra que se produzcan situaciones de tipo escatolégico. Ya sdlo esto constituye, en sf mismo, un mandamiento practico muy importante, al ue podemos legar si caemos en la cuenta de que sélo estamos justifi cados para acometer ciertas cosas desde una determinada concepeién de las verdades iltimas. Con ello, el punto de vista que he introducido aqui podria tener alguna importancia, al menos como Hamamiento a la prudencia, HAL Est de acuerdo con ello. Sobre sociedad y politica Mary McCarthy's: Me gustaria plantear una cuestidn que me preocu- pa desde hace mucho, mucho tiempo. Tiene que ver con la radical distincién que Hannah Arendt establece entre lo politico y lo social. Resulta particularmente clara en st libro Sobre la revolucién, donde la autora muestra o pretende mostrar que el fracaso de las revoluciones tusa y francesa se debe a que dichas revoluciones se preocuparon de los problemas sociales y del sufrimiento, donde tuvo un gran papel al sentimiento de compasién. Frente a ellas, la revolucién americana habria sido de tipo politico y habria desembocado en la fundacién de algo. Bueno, pues lo que me he preguntado siempre es: équé otra cosa cabe hacer en la escena piiblica, en el espacio pitblico, si no es ocuparse de los problemas sociales? Quiero decir: Zqué queda entonces? 16. Ena tsea de participants aparece como setritora, Pare, La esritoray slice ‘Mary McCarty, por entoncesafincada en Pars, mantuva una larga amistad con Hannah Arendt. Véase al respecto H. Arends y M. McCarthy, fo Vertrauen (n° 303), 7 ‘A mi me parece que, una vez se posee una constitucién y ha qus- dado atras ef periodo constituyente, y una vez establecido un marco legal, fa escena queda libre para la accién politica, Y lo tinico que le resta al que se dedica a la politica es hacer lo que hacian los griegos: guerras, iPero algo asi no puede ser correcto! Si quedan exeluidas de a escena politica todas las cuestiones de economia, de bienestar perso- nal, de busing" (pues todo esto se refiere a la esfera social), el asunto me resulta misterioso, Lo tinico que queda son las guertas y los dis cursos, Pero los discursos no pueden ser metos discursos, Deben ser discursos sobre algo. 4H. Az: Tiene usted toda la razdn, y debo reconocer que yo misma me hago esa pregunta. Pero, en primer lugar, tos griegos no sélo se de- dicaban a la guerra, Atenas existia ya antes de la guerra del Peloponeso, Y el verdadero esplendor de Arenas se produjo entre las guereas médicas y la guerra del Peloponeso. Asi que, équé hacian entonces? Bueno, la vida cambia continuamente, y siempre hay cosas que pi den discusién, En todos los tiempos, las personas que conviven se ver enfrentadas a situaciones que pertenecen al espacio de lo pablico, que ‘merecen discutirse en pablico"*. Qué cosas sean éstas en cada momento historico, es con toda probabilidad algo extremadamente variable, En la Edad Media, por ejemplo, los espacios pablicos eran las grandes catedra- les; los consistorios municipales vinieron mas tarde. Y en ellas quiza ha: bia que hablar de un asunto que tampoco carecia de interés: la cuesti¢n de Dios. Asi pues, lo que constituye lo puiblico en cada momento dado me parece extremadamente variable, Seria muy interesante analizar este punto en una investigaci6n hist6rica, y pienso que es posible hacerlo, Y siempre habré conflictos. No hace falta la guerra. Richard Bernstein”; Admitamos que es correcta la conclusién negati va.a la que conduce una tesis que recorre toda su obra: cuando los bom: bres confunden lo social y lo politico, esto tiene consecuencias devasta doras para la teoria y para la praxis 17 Busing es un término tecnico del debate norteamericano en tormo a a integra cin racial. Se refiere sla dotacion de autocares, para que los escolares puedan asi ‘escuela situadas lejos de sus basrios de residencin. De ess mancea, fos nis Danson ‘asisten a esculas en bartos de poblacion mavortariamente negra y vicevera, compli do as el mandato consttuconal de integracién racial. En su articulo tkulado “Reflections con Lite Rock» Hanah Arend se pronuncié abiertamente en contra de semejante pol cade integracin racial, Vesse n° 151 18. En inglés». are worthy to be talked about in public 19. Gila lista de participates figura como «profesor de Filosofia en Haverford Co- lege, Havertord, Penslvanian 80 HAs iOkay! R. Bernstein: Vero usted sabe perfectamente que, a la larga, no es posible mantener esta distincién —o por lo menos nosotros, hoy en dia, no podemos—. Aun cixando podamos aceptar la distincién, se trata de dos cosas que estén inextricablemente ligadas. Para responder a la Pregunta de Mary McCarthy, no basta con decir que hay gue analizar con exactitud lo que aparece en el espacio paiblico en diferentes épocas. La cuesti6n es, mas bien, si hoy en dia puede desvincularse o separarse {o social de lo politico sin incusrir en contradiccion, H. A.: Creo que si, Hay asuntos en que es posible calcular las medi- das adecuadas. Se t:ata de asuntos que pueden efectivamente resolverse por via administrativa y que, con ello, dejan de ser objeto de debate iiblico. Bl debate piblico s6lo puede abordar asuntos que, para decitlo de manera negative, no admiten un célculo seguro. Por lo demis, si es posible calcular cor seguridad las inedidas que deben tomarse, épor qué fenemos que reunimos? Imaginemos un concejo. Se trata, por ejemplo, de dererminar dénde hay que construir un pucnte, Esto puede decidirse de dos maneras: desde arriba o mediante debate. Sila cuestién de dénde hay que poner el puente es realmente una pregunta abierta, puede decidirse mejor me- diante debates que desde arriba. Una vee asisti a una de estas asambleas de concejo, en New Hampshice, y me impresioné mucho el nivel de los argumentos utilizados en esa comunidad, que daban testimonio de co nocimiento y raciocinio, Por otro lado, también me parece claro que la proliferacién de dis cursos, discusiones y debates en gran niimero (0 lo que hoy, por desgea- cia, ocupa su lugar: comisiones de investigacién cuya funci6n es servit de coartada para no hacer nada), que nada de todo esto, digo, va a con- seguir resolver los muy serios problemas sociales que nos plantean las standes ciudades O sino, tome otro ejemplo: el dltimo resto de participacién cinda- dana activa en el Estado lo tenemos en la institucién del jurado popular Yo he sido jurado popular, con gran alegefa y verdadero entusiasmo, Pero también aqui todas esas cuestiones resultan, de algin modo, controver- tidas. El jurado popalar tenfa una extrema responsabilidad, pero todos los involucrados eran conscientes de la existencia de diferentes puntos de vista (en corzespendencia con las dos partes del proceso) a la hora de considerar el asunto, A mi modo de ver, esto constituye un claro ejemplo de interés piblico comunicario. Por otro lado, tocios los asuntos que realmente admiten una respues- ta técnica —~en el dirbito que Fngels denominaba «administracién de las 81 cosas» —~ son en general cuestiones sociales. Que, como tales, se convier tan en objeto de debates me parece un camelo, y una fata C. B. Macpherson: @Quiere usted decimnos con ello que lo que un jurado popular 0 una asamblea de concejo puede teatar es de caricter politico, y todo lo demas de cardcrer social? H.A.: No, yo no he dicho eso, Se trataba sélo de ejemplos del modo en que, en la vida cotidiana, surgen asuntos que no son de caricter social pero que, de hecho, caen dentro del espacio piblico. ¥ si me he veferido a las asambleas de Ios concejos y a los jurados populares, ha sido como ciemplos de los muy escasos lugares en los que todavia existe una esfera piblica no adulterada Albrecht Wellmer®: Yo le pediria un ejemplo de un problema social de nuestro tiempo que no sea, ala vez, un problema politico. Tome usted, Por cjemplo, la cuestién de la educacidn, o de la sanidad, o el problema de la vida en las grandes ciudades, o incluso el simple asunto del nivel de vida. Me da la impresién de que, en nuestra sociedad, hasta los problemas sociales son inevitablemente problemas politicos. Pera si esto es correcto, hay que concluir también que en nuestra sociedad resulta también im. posible trazar una linea divisoria entre fo social y lo politico. H, A: Bueno, tomemos, por ejemplo, la consttuccidn de viviendas. El problema social consiste, qué duda cabe, en que haya vivienda ade- cuada. Pero la cuestidn de si tal vivienda adecuada ha de plantearse o no en términos de integracién es ya, con seguridad, un asunto politic Toda pregunta semejante tiene dos rostros. Y uno de ellos no deberta ser tema de discusién. Que rodo el mundo tiene derecho a una vivienda digna deberia quedar fuera de toda discusién, G. Baird: El gobierno briténico ha calificado como inadecuadas, desde tun punto de vista administrativo, un buen porcentaje de las viviendas eexistentes en Inglaterra, por cuanto no resultan funcionales para una mas yorfa de las personas que, de hecho, viven en ellas. H. Av: Creo que este ejemplo sirve para poner de manifesto el doble rostro del problema, al que me he referido en términos muy conere- tos. El problema politico consiste en que esas personas aman su ba- rrio y no quieren marcharse de alli, aun cuando en otra parte podrian obtener un cuarto de bafio adicional. Esto es, de hecho, una cuestion cnormemente controvertida, y un problema piblico, y deberia resol- verse puiblicamente, y no desde arriba. Pero si se trata de determinar cudntos metros cuadrados necesita cada ser humano para poder res- 20. En la lista de paricipantesfguea como «profesor de Sociologia en la Universidad 4 Consanza, Constanza, Reptilia Federal de Alera 82. pirar y hacer una vida digna, esto es algo que realmente admite una solucién técnica. 1M, Gerstein: A mi me parece que uno se ve obligado a actuar poltti- ccamente, a ocuparse de simaciones concretas y de problemas concretos. Y en la medida en que uno se ve obligado a tomar decisiones semejantes, la cuestién de las clases sociales, de la propiedad y del futuro de una so- ciedad se convierte en un problema muy concreto, y ya no resulta posible organizat la accién desde abstracciones como «burocracia» 0 abstraccio- nes como «centralizacién>. Desde mi punto de vista, dichas abstracciones, ponen de manifiesto el carécter radicatmente despolitizado de su pensa- miento, cosa que encontré muy desconcerrante cuando lei sus trabajos. Pero escucharla hoy aut me desconcierta todavia més; pues felizmente (© quiza habria que decir: por desgracia) estamos obligados a actuar en el mundo, y tenemos que saber cémo es ef mundo. H. A. Se trata de los problemas de la denominada sociedad de ma- sas, Digo «enominada sociedad de masas» pero, por desgtacia, se trata de un hecho. Sélo que ami me gustaria saber por qué piensa usted que pa- labras como «clase» 0 «propiedad» son menos abstractas que «burocra- cia», sadministracién» 0 las otras que yo empleo. Son completamente iguales. Todas las palabras mencionadas pertenecen a la misma catego- rfa, La cuestidn es s6lo si, con esas palabras, uno logra indicar algo veal. Son palabras que o bien sirven para desvelar algo, para hacerlo patente, 0 bien no lo consiguen. Si piensa usted que el témino eburocracia» (que significa gobierno del buré, no gobierno del hombre o gobierno de la ley) no tiene la cua lidad de desvelar algo, entonces, me temo, es que no ha vivido usted lo suficiente en este mundo, Créame usted, sburocracia» es una palabra ‘que, hoy en dia, posee mucha més realidad que «clase social». Dicho de otro modo, usted utiliza toda una serie de substantivos abstractos que antafio eran reveladores, en el siglo xx coneretamente, y ni siguiera se toma la molestia de investigar criticamente si siguen valiendo todavia hoy, o si hay que reemplazarlos; y lo mismo pasa con todo lo demés. Respecto de la propiedad, el asunto es muy distinto. «Propiedad» ¢s, de hecho, una palabra con un enorme significado, pero en un sentido muy distinto af que usted piensa. Lo que deberia estimularse en todas partes es el desarrollo de la propiedad —nanuralmente, no en el sentido de los medios de produecién, sino la propiedad privada en sentido es- tricto—. ¥ erégame usted, este tipo de propiedad esti muy amenazada, bien por Ia inflacién (que no es, en el fondo, sino un modo distinto de expropiacién del pueblo) 0 por los impuestos desorbitados, que si- 83 Ponen también una suerte de expropiacién, Es mis «dulce» expropiar a todos que matarlos, Estos procesos de expropiacidn estan por todas par tes, Si faciita usted a todo ser humano un nivel digno de propiedad (lo cual implica no expropiar, sino consteuir propiedad), entonces tendra usted algunas posibilidades para el desarrollo de la libertad, incluso bajo {as condiciones profundamente inhumanas de los modernos sistemas de Produccién. M, McCarthy: En algunos paises del bloque del Este —no me re- fiero a la Unién Soviética— se da hoy en dia una tendencia a fomentar la propiedad privada exactamente en el sentido al que se referia usted. sin participacién en la propiedad de los medios de produccién. En lo que yo alcanzo a entzever del futuro, me parece que el socialismo es la Sinica fuerza capaz de mantener y conservar, incluso que es una fuerza conservadora en el mundo moderno. H. Aw: Lo que yo he dicho es que los medios de produccién no de- berian estar en manos de un Gnico individuo. Pera équién los pose en su lugar? El gobierno. En Alemania, la izquierda exigta hace un par de afios la nacionaliza- ‘i6n del grupo Springer, la prensa de derechas. Springer es, desde Inego, tn particular y, obviamente, ejerce un cierto poder sobre la opinién blica, utiizando para ello ciertos métodos, etc. Pero carece, en cambio, Gel poder acumulado y de los instrumentos de coercién que posee un go. bierno, La izquierda hubiera querido conferie a su gobierno todo el poder

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