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ALBERTO PARISI Filosofia y Dialéctica 12 TEMAS FILOSOFIA ¥ LIBERACION LATINOAMERICANA. /MEXICO Consejo Editorial: Enrique D. Dussel Fernando Danel Editor: Jorge Silva Ruiz WRLIOTECA CENTE wR Primera edicién: México, 1979 Copyright: DR ©1979, EDITORIAL EDICOL, S. A. Murcia 2, México 19, D. F. 5363-69-90 y 59-15-12 Disefio de la portada: Felipe de la Torre Impreso en México Printed in Mexico ISBN 968-408-008-5 “ Sartre habla asi del proyecto futuro: “Definimos de esta manera una doble relacién simulténea; en relaciin con lo dado, la praxis es negatividad: pero se trata siempre de la negacién de una negacién; en relacion con el objeto que se quiere alcanzar, es p iad, pero esta pos dad desemboca en lo ‘no-existente’, en lo que nunca ha si aun” En este sentido debemos afirmar que el pensamiento dialéctico puede ponerse en movimiento cuando la negatividad del proyecto futuro ha comenzado a ‘‘invadir" el todo vigente, y denunciar sus contradicciones. ¥ a la vez afirmaremos que es dad del proyecto respecto, Marcuse razon es la forma de lo real, y por ello, la historicidad una ficcién, como dijimos. 1.5.9 Este complejo caracter de 1a negatividad que consiste cn provenir del futuro, pero formularse resente, y s6l0 en él; tin Salto cualitativo, pero someterse a las exigencias de los lo desarrolla Lukécs®* en textos de al crecimiento de la conciencia del proletariado, hace ver cémo la superacién revolucionaria no puede ser sino un ‘salto cualitativo (en relacién al estado actual), pero simulténeamente, s6lo posible como proceso actual, largo y doloro- 80, de maduracién: “Este salto, por supuesto, no ¢s un acto instantaneo que realiza- racomo el rayo y sin transiciones la mayor transformacién de la historia humana conocida. Pero todavia menos, es segiin ‘quema dela evoluci6n ya recorrida, una mera mutacién delentas 38.0p. cli, pg. 78. 3 Ib pig. 158, 2 Vease Razcn y revolucién, Alianza Bditoral, Madrid, 1972, pig. 306. Mp. cia, pba. 1, €s mis bien un proceso largo y duro. Pero su cardcter se manifiesta en el hecho de que cada vez representa w reorientacién hacia algo cualitativamente nuevo; que en € se que se orienta al todo de la ues, por lo que hace a su 1.6 Totalidad concreta-determinada-c autoconstitucién del m to de terminado, Llegamos asi, a esta aparente paradoja; el punto de partida det método (el todo conereto-determinado) es su punto de legada (esto es: el acceso al todo conereto-determinado). Decimos que se trata de tuna aparente paradoja, por iad debemos entender el mé- todo como un proceso hacia su autoconst artida y acceso son lidad, esto es, la totalidad concreta-determinadi lidad que nunca se hard patente antes de itucin del método, ni después, sino en la misma, Espe- ‘odo conereto determinado es el método autocons- >, ¥ Por eso, punto de partida y de acceso se identifican.” Hemos dicho “ niendo el método di ”; y ello porque estamos expo- no Ia dial ta totalidad concreta no est en modo alguno inmediatamen- te dada al pensamienti duales de la vida social en una totalidad como momentos del desarrollo social YL. Goldmann también afirma: de los hechos empiricos continuar4 siendo jentras no se haya concretado por su in 08a que permite superar el fendme- legar a su esencia concreta | razon paradigmitica, cuya informar (es decir, ““dar forma’) al todo caético de rata de un proceso, en cuyo desarro- lan y autoprofundizan permanentemente el dato de Ia ex- petiencia y la razén. Llegar al verdadero conox 10 de Ia realidad: ‘el todo en su | rica complejidad de determinaciones””, implica un proceso en el cu: artiendo de la ambigtedad inicial de la experiencia vivida (tod concreto-abstracto), percibimos sus contradicciones (todo-concreto en vias-de-determinacién), resolvemos en nuevas sintesis ésa su con- sistencia contradictoria ( mn di y alcanzamos la wni- dad sintética de lo multiple reitegrado, en la forma de la totalidad conereta-determinada. El todo es, él misin« Asi, podemos seftalar con mayor precision su “‘esencia concreta Esta no consiste en una imagen formal 0 concepto, sino en una 4e fo conereto, ste timo debe se ya su punto de partida y de autoconstituci ‘no contradice que el desde-dénde del método radique en lo mencionado. pci, pg, 10. “'Elhombre y lo absoluto, Peninsula, Barcclona, 1968, pa. 17. 35 realidad rica, compl Proceso, sino que integra simultane do- el propio proceso de su efectuacion 1.6.2 La totalidad coneret emunciamos en ef ti pardgrafo que nos octipa. significa que es la superacin deve ae ef meted, SuPeracin, claro esta, espeeulaina, Ge oe, Boro, evacod® en cuanto método del pensar, peade Proponerse. Esto, evidentemente, no es el limite de ‘a dialéctica, pues ésta, como dialéctica histérico-so. superacié: (hist6rico-social de I determinada es critica, tal como 1.6.3 Esquema ldgico (y por tanto, ¥ entonces, meramente comeunativo) del automovimiento del método, Une graficacién en eaninggeberia expresarlo en un movimiento circular de ascensin en espiral, *2La relacion entre pensar die! 0m mayor atencién ene! prs de acceso al método q i ddterminada critica =» © Totalidad-concreta- tercer momento del método +B) Mediacion iaketica segundo momento del método 5 ESQUEMA LOGICO DEL AUTOMOVIMIENTO DEL METODO ene vias-de-determinacion + Totalidad o a a 3 3 8 j E 5 3 Primer momento del método A) Totalidad concreta—abstracta (indeterminads) 2. Notas sobre la relacién entre pensamiento dialéctico y dialéctica histérico-social 2.1 La relacién dialéctica hombre-mundo: pr idealismo, al fundar la praxis especulativamen Ia concieneia la forma de la praxis Decimos que la dialéctica de Hegel es “especul dentemente no porque exprese su discurso a través de “especula- jealista” como sinénimo) porque el proceso 2 tiene como a priori la Pasicin del Swjeto como ‘absoluto 0 incondicionado, De este modo, la fenomenologia de es disuelta por el social, ha sido relegada, si a conciencia ha invadido la historia, la ha reducido a si misma y la ha fundado en la incondicionalidad del sujeto. Marx se refiere a este tipo de proceso en las Tesis sobre Feuerbach, cuando dice: “Bl defecto de todo el materialismo anterior [...] es que s contibe [...] la realidad bajo la forma de objeto o de contempla- Por eso [Feuerbach] en la Esencia del Cristianismo solo considera I icamente humana [...]. Por tanto, no comprende la im- portancia de la actuacién 5 ‘ volucionaria’, ‘practi a 2.2 El materialismo mecanicista también disuelve esta “ ica, al hacer del pensamiento un “‘reflejo’” de la realidad, te. 7 La woluska la 39 anulando con ell ialismo metafisico’ praxis marxista. Asi ocurre, por ejemplo, en el de la etapa de Materi i supone la convertida ahora en repeticién mecé- nica de un acontecer que le es, basicamente, heterogéneo. (Veremos, sin embargo, que la posicién de Lenin seré radicalmente distinta en Qué hacer -desde el punto de vista de una concepei Bréctica-, y en los Cuadernos fi co anula de raz toda posible novedad en la historia, al hacer proceso un entramado mecéinico. i — Recordemos que “‘hay dialéctica’” porque hay hombres; ue ymbres; pero la dialéctica no es el proceso del pensamiento de los hombres acerca de mismos, ni tampoco el suceder de los aconteci Hay dialéct La teoria del refl ir, niega y di la Tes niega y disuelve la novedad de la praxis, es ielve la dialéctica. Al respecto, dice Marx algo “Las teorias materi ites de que los hombres son productos de in que son los hombres, precisamen- ien las circunstancias, y que el propio educador necesita ser educado”. s sirven para entender, primero, aque! ‘a ahora los filésofos han interpret mundo, pero de lo que se trata es de cambiarlo”, que no es 1 flaséfeos, por ejemplo, tse: ‘de Marx, y en negacién de la filosofia, sino una exigencia de permanente supera- cién dialéctica de Ia filosofia, en la praxis. Y en segundo lugar, entender Ia distincién, que es decisiva, entre “ forma (posible) de la historia humana, y * del pensamiento. No es que haya “do: icas. La dialéctica acontece inariamente en la praxis (0 “‘pract |. ¥ por esto i como forma de la ana (lo cual no quiere decir que roda la historia humana haya sido dialéc que inevitablemente lo ser4. Cuantitativamente es posible que nues- tra historia haya sido més un proceso evolutivo que dialéctico. La dialéctica es la forma de la historia de los hombres -lo ha sido 0 lo serd- en Ia medida en que ésta es engendrada por y en la accion préctico-critica de las fuerzas sociales. De lo contrario, es evolucién (0 guerra). Pe ‘produccién’” de praxis no es espontanea. Require mediaciones adecuadas. Con esto queremos afirmar que el hombre socialmente adviene ala praxis, yendo més alla del espontancismo, el mecanismo 0 el idealismo. a-dialéctico jamas podra servir para destotalizar-retotalizar adecua- damente un proceso, esto es, nunca devendrdé momento correcto de una totalidad préctico-critica. “Pensamiento dialéctico”? no es aquel que “teproduzca”” (0 “refleje’”) con mayor pre halla inmerso (esto seria el mater a), ni tampoco ¢s aquel que pretenda constituirse en forma de la historia (Hegel). “Pensamiento dialéctico” no es ni contenido ni envase de hechos o acontecimientos, al contrario, es aquel momento o media- cién de la praxis que es capaz de abrirse a lo real, entrar en relacién con la realidad, dejarse ‘‘atrapar” por ella, y, a través de una mutua ‘superar lo real como dado y hacerlo aparecer, como proyecto. Lenin en el tercer capi sismo para que se aprecie con Dos aclaraciones son necesarias: L. La “produeci de la realidad como proyecto no es un del pensamiento, sino (tal como hemos expues- to enel capitulo antrior) un proceso de permanente ida-y-vuelta con los datos de ta realidad (recuérdese la imagen de movimiento ascendente, circular y en espiral del capitulo anterior), 2, Los “‘medios”” con que el pensar procede (conceptos y catego- rias) deben procesarse y operar con la maxima. elasticidad, permeabilidad e interconexion posibles entre si, para evitar el “trascendentalismo"’, que consiste en imponer a priori esquemas al movimiento de lo real, y obscurecerlo en vez de develarlo. Ei Otros términos, conceptos y categorias deben, tambien el constituirse internamente como proceso de destotalizacién. talizacién, a través de la negatividad especulativa, Sintéticamente, hemos querido exponer los siguientes puntos: a) que “‘dialéctica” se dice primariamente de la praxis hist6rico-so 6) que el pensar (individual y colectivo) es un momento o mediacin de dicha praxis; c) que secundariamente se dice ““dialéctica’” del ensar en cuanto éste, para poder devenir adecuada mediacién de la praxis, requiere autoconstituirse “‘ad intra’? dialécticamente (por tanto: ni el idealismo, ni el mecanismo ni el espontanefsmo son dialécticos: ni en su propia autoconstitucién interna, ni como momentos de la praxis). 42 3. Discusion sobre la “Analéctica”’ Advertencia El presente capitulo fue redactado ya hace mas de un afio. Al publicarse hoy, es importante matizar y/o corregir ciertas afirma- ciones que pueden haberse justificado en su momento. Pasado un afio, el autor con quien iniciamos una ‘‘discusién”” sobre problemas método (el filésofo argentino Enrique Dussel) ha publicado nuevos trabajos, en donde se clarifican muchos aspectos que eran terreno problematico. En concreto, queremos referimnos a un punto cen especial: lo afirmamos que Duss lantea- do el problema del “‘otro” a nivel de las clases sociales, ‘ni mucho ‘menos, clasistamente’”. Hoy, esta afirmacién nos parece desmedi- da. En efecto, revisando los escritos de nuestro autor, apreciamos nitidamente su intento de plantear el tema de un modo totalizador (¢s decir, abarcar los diferentes modos de relacién historico-social- vidual en donde se juega la relacién de alteridad). En este sentido, debemos corregir nuestra afirmacién pasada. Quedaria en vVigencia un aspecto de nuestra observaciOn: que deben especificarse ante los diferentes modos de tratar la cuestién del ‘como sujeto empirico, como concepto y como 3.1 Introduccién Entre las propuestas tedricas que se han efectuado en América Latina pari duda debe atenderse lo escrito por el filésofo argentino Enrique Dussel. Los trabajos de Dus: an fundamentar una a través dela ). Ciertamente su 8 Propuesta te6rica es original, y en nuevo momento de fa filosofia,! Pero antes de entrar a una exposici Pensamiento, consignemos las obras del nee fuentes. La primera de ellas, donde se dialéctica hegeliana desde América Lat ‘ima instancia intenta pensar un ica, que aun debe ser tematizado por la ta del aborda segiin diversas perspe los reunido: ‘os parece més trascendente es el que se dieléctica: la cuando redactébamos tela liberacién; ese 197) pero nosotros lo hemos citado seein importa poco, pues siempre que lo hiciinon fa re Pardgrafos correspond : jonando el o los, 3.2 La superacién de la o (a exterioridad sia de la totalidad por la metafisica de 3.2.1 Posiblemente este en; intento de Dussel. Démosie la palabra al anor ms ema el ado por primera vex en fo tomistaB. Lakebrio 38 nuestra exposiidn, faremos abreviadamente de it Mo: Método para un Fal: Fiosofte det PEGLL: Pora un dice ALDyL: Améstor bein, Buenos Ares, 1975) losofle de le Wberacién, ibn latinoamers ° dependencia' iberacion a “‘Se trata ahora de dar el paso metédico esencial. El método dialéctico u ontoldgico llega hasta el horizonte del mundo, la com-prensién del ser o la identidad del concepto en y para-si ‘como idea absoluta en Hegel: ‘el pensar que piensa el pensamien- to’. La ontologia de la identidad o de la totalidad piensa 0 incluye al otro (0 lo declara intrascendente para el pensar filos6fico mismo). Nos proponemos mostrar cémo més alla del pensar dialéctico ontolégico y la identidad divina del fin de la historia y el saber hegeliano [...] se encuentra todavia un ‘momento antropolégico que permite afirmar un nuevo Ambito para el pensar 10 de la revelacion del otro, las condiciones metédicas que ‘su interpretacién’””.? se habla por ello iad”* de este paso lad de la aparicién del pensar filos6fico, el momento antrop. revelacion del otro. Qué se entiende por ontologia de la id y por el otro, son, pues, los dos problemas que debemos investigar brevemente. 3.2.2 Para Dussel, la ontologia es el proceso (método) que va desde la diferencia a la identidad, esto es, desde los entes ser como fundamento, identidad de fo mismo, En para la ontologia la mult proceso de lo uno primigenio, de la unidad originaria de Jo mismo, que el método nos vuelve accesible. ““Todo es deja de ser una frase esotériea, para mostramos la absoluta vigencia de la toralidad como origen y destino, fundamento iiltimo de la historia y de los entes. La ontologia, como ontologia de la identidad quiere signifi- camos justamente esto: que todas las instancias de lo mi diferente se resuelven en la identi ° sea, el todo, uno, tinico y absoluto. Y de este modo, también adquiere luminosidad la famosa frase parmenidea, de que “el ser es, elno ser no es"; frase que quiere decirnos que més allé del todo, est 1a nada, el sinsentido, lo absurdo, lo barbaro. Estas cuestiones que su trascendencia no del hecho de que hayan con: ido problemas 2MpFL, pa. 175 45 Uiicas o suis discusiones entre intelectuaes. Tales cuestiones -por stcontrario: han constituido el proyecto histérico-tocial de sucesivas haciones, laseso imperios que, autoerigiéndose en el fodo (toda la hnumanidad, toda la cultura, toda la verdad, toda la razin, ee.) definieron siempre -y violentamente- el destino de fo ofro que ellog os, a través de la esclavitud, la anexidn, el dominio o te ntirpacion dela faz de la tierra y de la historia, ‘orque asi ha sido la historia y la sociedad, es 1 ° , €5 que después 0 fantemente, los filésofos profirieron su’ logos paradioné. ~ Aqui radica su importan A esta ontologia de la identidad, que’ iad Moder ere la forma refiere Dussel, y de la « Repitmoslo: no es que la ontologia en cuanto tal, ni la cuanto tal, niegue {a ontologia como proyecto y destino oculto de una forma historica Ga esclavista-clasista-imperial), que en la palabra de los fil6so extrema patencia, A esto se ha referido Dussel en ia presentada al 11 Congreso Nacional de Filosofia ido en Cérdoba, Argentina, en 197. lac is realizado en Cércoba, Arges 1972, titulada Metafisica de! “Cuando practicamente la conquista de América hispana habii terminado (...] un pensador europeo escribe Le distou de ie ‘methode, es decir, el manifiesto del hombre reducido a ser wn sujeto que piensa. La ‘metafisica del sujeto’ que interpreta la sustancialidad tradicional como subjetividad, ira poco a poco reduciendo la apertura de su trascendencia en el mundo voluntad de poder’ que aniquila, estima y erea valores [., Toda esa metafisica del sujeto, expresiOn tematica de la iencia fatctica del dominio imperial europeo sobre las colonics, se coneretiza primero como mera voluntad universal de domi, iio, pero real ¢ hist6ricamente como dialéctica de dominacién sesaata Si hay voluntad de poder, hay alguien que debe sufrir 3.3 El otro y la exterioridad 3.3.1 La temética del otro aparece metédicamente, en nuestro autor, del siguiente modo: ee “Nos proponemos mostrar cémo mas alla del i “nN 10 mas all del pensamiento dia- léctico ontolégico [...] se encuentra todavia un momento antro- SALDYL, pig. 86, 46 ‘poldgico que permite afirmar un nuevo 4mbito para el pensar filosdfico, meta-fisico, ético [... esto es] se debe describir el estatuto de la revelacién del otro, antropolégicamente en primer as condiciones met6dicas que hacen posible su interpre- Para Dussel, la revelacién del otro como otro, estrictamente est negada de plano en la experiencia factica que, filoséficamente, él denomina “dialéctica ontolégica’””. Afirma, por el contrario, que ‘més alld de tal experiencia y pensar, yace el ambi Ambito es la exterioridad. ‘“Exterioridad |...] qui to desde dénde el otro hombre, como libre e inc« sistema y no como parte de mi mundo, se revela’ El Ambito del otro como tal, no es objetivable (y toda objet cién tebrico-practica aqui es violencia logos-poder no pueden aprisionarlo como ob-jeto, y por eso Dussel afirma que el otro “‘no es parte de mi mundo". De paso, recordemos que a esto se referia Buber al afirmar que “‘cuando digo Ti nombro ninguna cosa, sino que entro en una relacién””, o también, “Ti no tiene confines””.* “Exterior” quiere decir que: mas alla de mis célculos, mis pensamientos, mis deseos y poder; que més alld de la prejuicios que del otro tenga, esti el otro como otro en Ia ins libertad de su propio origen y destino. Origen y destino no deduci- bles, sin mas, de mi mundo, Este es el ambito del otro, y Dussel se propondré tematizar expresamente el acceso met6dico al mismo. la ontologia es el método dialéctico: 3.3.2 Para Duss “El Ambito propio de la dialéctica es 1o ontol6gico; es decir, el pasaje de un horizonte de entes a otro, hasta su fundamento. ctico es la de totalidad. Su principio es el de identidad y difere Poresto es que el acceso tematico al ambito de la exterioridad (si es que de ella algo pueda pensarse y decirse) no puede ser sino la ssuperacién de la ontologia de la identidad, y por ello, también del método dialéctico. ‘¢MpFL, pag. 175. SRAL,§ 242, 6 ¥0.9 Ti, GNV, Buenos Aires, 1965. TRAL,$ 5.2 a7 Qué es Jo siltimo que se nos revela ialécti ul en el método dialéctico ontol6gico? El fundamento o identidad originaria de lo mismo. Recordemos el texto anteriormente citado: “El método dialé ontolégico ey u ga hasta el horizonte del mundo, la comprensién del ser, o la identidad del concepto en y ara si como idea absoluta en Hegi re _ El método que se mueve de los entes al fundamento, y el fundamento demuestra los entes, esto es, el método qu |a diferencia ontoldgica (0 sea, que tematiza lo multiple, como diferido de to mismo originario), es el método dialéctico paca Desc! método donde -lo repetimos- el émbito de la exterioridad del otro queda por definicién oscurecida, “EI método dia-léctico es el car ella misma: desde los entes al func a los entes [... es ino que la totalidad realiza en lamento y desde el fundament asaje dela potencia al acto de /o mismo” El programa de la superacién de la ontologi gia de la identidad o eee eae a Posil lad de acceso al ambito de la terioridad, prosegurd en Dusel con in distincion metafisica. bh cael 3.3.3 El planteo de la contraposicién entre “diferencia ont 3.3 Eph ontraposicién entre “diferencia ontologica”” y “distincién metafisica’” es la llave que le abre paso a Dussel para plantear el acceso metédico al Ambito de la exterioridad. Nuestro utor retomara la cuestién tradicional de la analogia, pero mAs all a iigmaticamente por Aristételes, «en aquella célebre proposi I ser se dice de diversas maneras”” __ 8 nueva cuestién que Dussel plantea es la de la analogia del ser mismo, yeel ente [...] no es la analogia del ser analdgico, los dos analogados de! ser no son ya di-ferentes sino dis-tintos, y de alli la denominacion que proponemos (mas alla que la de Heides ‘dis-tinci metafisica’ ”, i Se sea que lo que el autor propone pensar no e rc jensar no es ya la tradicional forma de la analogia que siempre nos remitiré de la MPL, pag. 175, 1b. pig. 182. 107d, pags. 185 y 186, 48 diferenciada de los entes, a! fundamento analogia del fundamento mismo. y untvoco, sino la “$i es verdad que ‘puede predicarse de muchas maneras” con respecto al ente [... el ser], sin embargo, es idéntico a si mismo. El ser que se predica analdgicamente del ente, es él mismo 16 ‘aut6, das Selbe, ‘to mismo’ (...]. El ser se ‘ex-presa’ entonces de muchas maneras [...], pero dicha ‘ex-presién’ no sobre-pasa la totalidad ontolbgica como tal, que es idéntica y univoca [. fundamento ¢s uno, es neutro y tragicamente asf, como es El ser mismo, entonces, es anal6gico (y no s6lo respect del ente), y segin Dussel, esto no ha sido tematicamente pensado. La ontologia o dialéctica siempre se ha movido a partir del supuesto de ia analogia del ser respecto del ente, pero no de la analogia del ser en ‘cuanto fal (movimiento metédico que el autor denominara analécti- ca). La posibilidad de Ia dialéctica como método del pensar, hasta hoy, se funda en la presencia del solo movimiento abierto en la diferencia ontolégica. Por ello afirma Dussel: “La dia-léctica ontolégica es posible porque el ente es analdgico © porque se le predica el ser analégicamente; es decir, el ser esta siempre mds alla y el movimiento es posible como actualidad Ia potencia, ‘Pero al fin el ser es uno y el movimiento ontolégi- camente fundamental es ‘Ia eterna repeticién de lo mismo ‘mera analogia del ente termina por ser la negacién de la historicidad””.”? 2¥ qué hay més alla del ser como fundamento?, jacaso es siquiera pensable lo preguntado?, ise tratard de un “fundamento del fundamento’”? Nuestro autor dice: ‘‘La totalidad no agota los modos de decir ni de ejercer el ser” La analogia del ser mismo nos permite pensar la hemos denominado la ‘dis- metafisica nos abre el acceso al ambito de la exterioridad, analégico respecto de la totalidad. Este ambito es de suyo incomprensible, transontol6gico, esti mas alld. 88. 1, pag. 187. 49 ce en quiere indicar una palabra.que es una revela- cién, un decir cuya presencia patentiza la ausencia, as me incom-prensible, transontolégico’”.> Mas alla del ser como tots Bal et como Hora aval del oo (1 sl pensar nada puede decir del otf, en ia medi B ‘otro, en ia medida que tal ae ae Ja posesién (u objetivacion) del ReoreD si He oie mene al aa ve proclamar su presencia inalinea- a ‘ia pro-vocadora de la justicia, re i de su exterioridad. Dice Dussel: See Tate idad y fundamento no esta la nada. “La palabra que irrumpe desde el otro en Ia totalidad no es in- 0en la medida en que i6n con la comprensién del ser irrumpe desde més allé del mundo mundano. Pero dicha. LP” Que no sea interpretable, no quiere ded hosel habla tna “comprpcten nndemanda”, cave fndament 0 es mi mundo, sino el amor de justicia. aay “El amor-de-justicia, transontol6s i el . transontolégico, el que permite aceptar plenitud del espiritu humano: ser capaz de jugarse por una fa es, precisamente, un acto creador que camina por en lo nuevo." 3.3.4 “Comprension inadecunda” quire con el otro y su mundo munca se definiré Logi i & i ygicamente (de ahi impotence Salil. lopjmeetioeriee lo a ‘Dussel ha mado ‘amor de justicia’”, acto ético originario. “[-] momento teas exencal a métod mismo, Sélo pore ;promiso existencial, por la praxis liberadora en el riesgo, por 50 tienen su fundament un hacer propio discipularmente el mundo del otro, un ssdegea la mnterpretacién, conceptualizacién y verificacion de su revelacion”."” interpretacién, conceptualizacion y verificacion fo, no en la identidad del mundo como fo misimo, ienable Claro que tal i sty en Ta analogia de la revelacién, que salva siempre la in terioridad del otro. «Tomar la palabra del otro como univoca de la prot dad ttica del sofista [...] es equivocada su interpret “Topinar que ‘lo dicho’ es “lo mismo" que él interpreta cotidiane- fente, ha hecho “identico’ (univoco) lo de ‘semejante’ ave tien, Ta palabra and-loga del otro, Es decir, ha negado lo de “A HPsicha palabra; ha matado al otro; lo ha asesinado’.” Por el contrario, sconsiderar a la palabra del otro como ‘semejante’ a la de mi mundo, conservando la ‘dis-tincién metafisica’ que se apoya & Tromso otro, es respetar la analogia de la revelaciOn; ¢s deber cevprometerse en la humildad y la mansedumbre en el aprendi- sere pedagégico del camino que la palabra del otro como 43.3.5 Queda asi descrito, de modo muy sucinto, el intento de Dussey dis tha denominado “método analéctico”. Tal propuesta meré: av tenta ser una critica radical a la “‘ontologia dialéctica’* y @ sus Sesultados. Dice nuestro autor: “El fil6sofo |...] sabe que el comien- raya cfianza, fe, en el magisterio y la verdad del otro [...] > +c Senin {0 anteriormente expuesto, significa que el punto de partidacde la filosofia esté radicalmente afectado. No son ya los Pare intramundanos, sino [a analdgica presencia del otro y sv Serdad, en mi mundo. Por ello, nuestro autor concluiré: +g} la filosofia fuera s6lo feorla, com-prension refleja del ser € interpretacién pensada del ente, la palabra del otro s jefec~ Mplemente reducida a ‘lo ya dicho’ e interpretada equivocamente 19 Ip, pi. 192. desde el fundamento sirve (aunque cree ser igente de la totalidad, al que el sofista Idsof¢ 3.4 Discusion 3.4.1 Hemos efectuado u ima exposicin de la propuesta de to de situarnos desde el interior de aspectos de dicha propuesta. Dos cuestiones queremos destacar: el problema del otro, y su tematiza- cién en el tema de la dialéctica y la analéctica. 3.4.2 El problema del Otro 4 filoséfica sobre el tema, pero lo haber planteado el problema desde una Buber o Levins. De 9s decir que -a pesar de la ha detenido hace mucho Teconocer que en los trabajos de 108 escritos) existen limitaciones, 'minar idealistas. Esto nos proponemos ciertas cuestiones metodol6gicas en el >», que van mas all& del plano semantico, de tratamiento metédico. Nos referimos @ ser visualizado en una triple dimen- iro” puede referirse a los seres concretos mundo, En esta dimensién, el “‘otro”” concreto e i permanei En segundo lugar, podemos referirnos al concepto del “otro”, tomando el término conc2p\ como conjunto de notas esen sinénimo del ente homb: tan mencionada: real que encierra), En este caso, iamos al decir esa general ‘oda la vaciedad de contenido ‘0”” en cuanto categoria (dandole que el que para Marx -en la ““Introduccién’” de 1857- tiene el de concepto). Pensamos que este es el nivel donde estrictamente Ia filosofia plantea y debe plantear la cuestion del “‘otro””. En cuanto categoria, el ‘‘otro””, es eminentemente dialéctica, es troduccién’” de 1857 Marx le criticaba a los economis- tas clasicos no egar a lo concreto, es decir, quedarse a nivel de la percepcién de las determinaciones simples (recuérdese pot ejemplo, los conceptos de “‘poblacién’”’, ciertos niveles de la realidad, desde la perspectiva de las determina- ciones simples, Marx ejemplifica ese error, con el ejemplo de haber uso, la categoria del est como a medio camino entre el concepto abstracto y Ia verdadera categoria. ;Por qué esto? ‘Porque -am xdesto juicio- Dussel atin no ha planteado la problematica del “‘otro”” a nivel de las clases 2 ir, este nivel histérico-social de la realidad det (en cuanto empiri- son las clases sociales, atin no ha sido asumido en su catego- Esta es la raz6n por la cual Dussel se ve e dad de utilizar ciertas figuras abstractas 0 metaféricas di como la figura biblica del “‘pobre””. Es innumerables andlisis mas concretos, habla del “oprimido”” o' del pueblo’ n de Tas clases no ha sido atin planteada, ni menos, Qué importancia tiene sefialar esto? Creemos que lo decisivo es que el pensamiento esté detenido, y en esa medida deja de ser mediacién dialéctica de la practica revolucionaria de transformacion de nuestro tiempo, y pasa a ser ‘‘pensamiento del pensamiento”” (Como muy bien dice Dussel de Hegel Esté claro que la categoria del “otro” no podria quedar “hipotecada” al fenémeno clasista. Esto es, no pretendemos que la Vente capitulo 1 de est 33 categoria mencionada sea idéntica o deba agotarse en la tematizacion del fenémeno de las clases sociales. Lo que afirmamos es que tal fenémeno histérico-social debe ser asumido dialécticamente por el pensar filos6fico, para que sus categorias (en este caso: el ‘“otro) accedan a lo concreto, 3.4.3 Dialéctica-Analéctica 3.4.3.1 Dussel ha planteado, aunque no taxativamente, una cor traposicién ain no resuelta teéricamente, entre dialéct reduecién que opera dela dialéc ral modo que aparece como si ica'sin mAs no signi la medida en que esta tiltima, por su léctica. Dussel ha mostrado extensamente el ivo de la ontologia moderna, cuyas categorias progre- sivamente han pasado a ser la izacién més profunda del ascenso de una clase-imperio, geopoliticamente situada, La medida de esta reduccién del horizonte del pensamiento, es también la medida de la a-dialecticidad de esta ontol gica de Ia modernidad”), c indica también en qué medida debe ser superada. En Marx ya hay definitivos y valiosisimos aportes a la supera- nn de la dialéctica ontoldgica; recordemos el controvertido tema de inversion de la dialéctica hegeliana’’, donde se ha operado ya un (que es una dialéctica hist6rico-social) ha "” del pensamiento en el proceso di modo que desde ahora el horizonte defi proceso es la praxis (0 mn practico-critica””, las Tesis sobre Feuerbach). Sobre esto ya hemos hablado en los 1r0; sélo nos resta decir que -a nuestro ica donde aparece el ca scién’” de la dialéciica que mas nos preocupa es problematizar las relaciones |, ¥ los valiosos aportes que Dussel éctica. plantea en el tema de la 54 Cull es el problema? creemos que se trata de cémo pensar dialécticamente la exterioridad. Dussel ha sefialado justamente que ln exteriridad no puede ser reducida a momento interno de 10 ‘mismo (ai mundo), del cual evolutivamente se deducivia, como la potencia del acto, segiin el modelo aristotélico. Para nuestro autor, Jo “exterior 1 otro) es ‘‘metafisicamente di ”” de lo mismo, Ahora \etafisicamente dis-tinto”’, a no ser que fuera el “notimeno” kantiano (y por tanto, sdlo objeto de fe racional, pero no pensable), estd y debe estar en mi mundo; sin que el Signifique -teGrica y pricticamente- que es de mi mundo © parte de él. yCémo debe ser pensado, pues? ‘Dussel nos ha propuesto el método analéctico. Interpretamos que su intento podria definirse como una dialéctica (pero) de la exterioridad. Ahora bien: en el punto anterior afirmamos que en nuestro autor, daléctica y analéctica estén (aunque no taxativamen- {e) contrapuestas sin resolucién. Dijimos que tal contraposicioa provenia de una incorrecta ides ni entre dialéctica ontolégica ial. Pero salvada la distincién entre ambas ha querido plantear es a de la exterioridad, y de lo que se bien nuestro autor ha plan- hasta ahora lo ha efectuado 16gica; b. contraposi- 3.4.3.3 {Qué implica, pues, plantear la dialéctica de la exterioridad? imeramente, que se trata de pensar la dialéctica, pero en un nuevo momento o dimensién que atin no ha sido teméticamente visto (y cuyo intento se ha propuesto nuestro autor). Este nuevo momento surge con el planteo de la exterioridad. En efecto, debemos pensar que lo “exterior”? se define (si asi pudiera decirse) por su “‘resistencia”” a la totalizacién, por su esencial inestructurabilidad a la mismidad de lo dado ya (mi mundo). iEs aporético, entonces, pensar la viabilidad tebrico-practica de una dialéctica (que es destotalizacién-retotalizacién) de lo por definicion no-totalizable (es decir, lo “‘exterior"?)? Este es el punto de donde 5 que el planteo de Dussel esta 55 -por ahora- detenido (o desarrollado en una direccién que creemos no es correcta). De lo que sc trata es de ahondar este planteo, y hacer, al menos, mAs fecunda su propia problemat dos sean magros. plica la dialéctica (destotalizacién-ret -sociales (los hombres) que son, si individuos espectficos y exterioridad? 4Cémo deberdn operarse y con qué exigencias, la destotaliza- cidn-retotalizacion dialécticas, que impliquen Ia presencia de Ia exterioridad? 'No podemos pensar en el ‘modelo’? del fodo univoco, pues éste (en el campo de la historia y la sociedad) es generador de la violencia y Ia explotacién (seria a la dialéctica ontoldgica, jorlas opresoras en procesos ‘éneamente, histérico-sociales de Tampoco un fodo equivoco, pues es un contrasentido. iAcaso un todo andiogo? Dussel ha desarrollado aspectos importantisimos del tema de la analogia, como analogla del ser is itamos anteriormente. partes respecto al todo, sino del todo samente el foda andlogo no quiere decir que nos haya estructurado lo ‘‘inestructurabl seria aporético, porque estariamos asumiendo la analogia a nivel Iégico de la ién y la representacion, y no del pensar dialéctico. fica, si, pensar la constitucién de procesos dialécticos en ef izonte de la exterioridad. Vale decir, no pensar la impensable podria ser parte del todo, sin ensar la posibilidad 1 problema de la dialéctica de interroguemos acerca de qué nuevas ico deberdn profundizarse para que la exterioridad pueda ser iad no se plantea ard en el todo, si- no que la concibe como fundamento critico 0 negatividad suprema de toda posible desestructuracién-retotalizacién dial Esto nuevo (en abso histér proyecto de humanidad , cuya potencia critica -presente en todo es de hecho la posibilidad real y efectiva d siempre esta sociedad y hacer una nueva, (O sea que la problematica de la dialéctica de la exterioridad no es el asunto de cémo incluir lo “exterior” en el todo, sino cudl es ef horizonte tedrico-préctico desde donde se opera la negatividad dialéctica (esto es, bajo qué signo deben efectuarse los procesos his- t6rico-sociales de ruptura y recrea: A nuestro modesto j rea pensada y ejercida desde 1a negatividad radical de lo “‘exterior’’, abre un nuevo horizonte de su inagotable perspectiva, que atin la filosofia debe pensar. No dudamos que ésta es la intencién de nuestro autor, y con nuestras ‘observaciones s6lo hemos pretendido iniciar un largo debate. 4. Clases sociales y filosofia en América Latina. Nota sobre cuestiones epistemoldgicas relativas a la dialéctica, filosofia y liberacion' 4.1 Elestrecho margen de un capitulo y las dificultades propias del tema queencaramos, nos urgen a que allanemos en la mayor medida posible las dificultades provenientes de la terminologia y tematica fronterizas entre la filosofia y las ciencias sociales. Dificultades que se dan porque se confunden niveles u objetos nombrados por térmi- nos similares; © porque distintas apreciaciones de asuntos fundamen- tales impiden, a la postre, una unidad de problematizacion. Por este motivo, hemos optado por poner al final de este capitulo un breve indice temAtico de expresiones basicas, a fin de alcanzar una doble finalidad: evitar ciertos equivocos provenientes del lenguaje, y a su vez, explicitar con mayor precision nuestro in la intencién de proponer una comprensién a través de expresiones y no otras, no se vea pues, sino un objetivo I, que es la bisqueda de una expresién lo menos equivoca 4.2 Es terreno ya ganado por la epistemologia contemporanea la importancia decisiva de las clases socfales para la labor teérica, por la redefinicién metodolégica que ello ha implicado,? fraestructura de las vis Golds, Las cenlas humanes Te flosjl, Necva Vs 1972, pgs. 85 ¥ 86). La “‘redefinicién metodologica™ que mencionarmos puede verse ‘obrita de Goldmann que citamos, en 59 teoria social y de la cultura, constituy determina y encuadra todo estudio posible, Vale decir, que todo conocimiento en general, y de la sociedad en particular, se instaura sobre una perspectiva abierta por una situacidn de clase determina- da? Por otro lado, est claro que ello no significa que todo conoci- miento agote todas su: clase de la que ha su incurre, a nuestro parecer, en el trabajo Aparat ", ala afirmacién de que la nocién de ideologica. Este reduccionismo tiene su origen en otro previo: la reduccion lades del pensamiento -en cuanto producto de clase- a 8 productos, como produc embargo, no es fundante respecto product f= Ias observaciones que bi ‘indice final sobre ideologta © Veamos esto por partes: creemos que s6lo por la via de una hermenéutia reduccionista podriamos afirmar que el origen y funcién del pensamiento agotan todas sus instancias y si medida en que consideraramos la situacién de clase como causa, y al pensamiento como efecto; pero en tal caso estariamos proce de acuerdo al estatuto del pensar causal-natural antiguo, y por ello, ‘uy lejos de Ia investigaci6n dialéstica de Ia sociedad, ‘que con esto de ninguna manera afirmamos la indepen- cman baile de las ideas respecto de su base social (econémi- ca, politica, ualesquiera de las dos posiciones citada: base la problematicidad de nuestro asunto, y lo reduce al mecanicis- moo ismo. Por tanto, en un primer paso tendriamos que dejar en claro que, efectivamente, todo pensamiento no puede ser sino producto de clase. Como ya hemos dicho, no existe ninguna independencia ideas, 0 autogénesis de las mismas. Afirmaci constituyen un contrasentido (como si, por ejemy Ia autogénesis de los sentimientos, independientemente del hombre claro que reduceiOn total del pensamiento (en sus instancias y si los limites de su situacién de clase. De lo contrari haciendo de la situacién de clase, no ya una determin: as{ como una realidad histérico-social fundante. Pensamos que toda situacién de clase es mediacién histérico- social, vale decir, mediacién condicionante de la practica social de los grupos humanos. Como “‘mediacién’”, es un momento necesario de la prictica social, que “ deleblemente todo lo por ella mediado; pero asimismo, en cuanto sélo mediacién, no agota ni de- fine en su totalidad lo por ella mediado. 4.4 En dos nuevas enunciaciones queremos dar un paso més en la tarea de resolucién de nuestra problemitica. La primera dice asi: 4.4.1 numerosas formas de pensamiento (por ejemplo el populismo, el cientificismo, el moralism< se agotan y definen en su determinado por su situacién de clase. Se trata de aquellas formas de pensamiento surgidas para definidos intereses sociales subalternos; en una referencia genética a sus limites de clase hallan una raz6n ne- cesaria y suficiente. 4.4.2 Pero ciertas formas, contenidos y productos del pensamiento, y Sus practicas correspondientes, emergiendo de una situacién de 6 clase, trascienden virtualmente sus limites, y se patentizan como experiencias y valores propios del proyecto histérico y social de humanidad total del hombre. Somos concientes de las dificultades que trae aparejadas las enunciacién anterior; procederemos clarificando sus puntos decisi- vos. 4.4.2.1 Cuando hablamos de ‘valores y experiencias que trascienden los limites de su situacién de clase, y se proyectan...” no nos referimos en primera instancia a lo que ias ciencias sociales denomi- nan ‘‘conciencia posible’ de una clase, en la medida en que la “conciencia posible”” es inmanente, en su significacién, a los, idea de “trascender se obrera y demas séctores populares, en la medida en que tal conciencia posible tiende a la instauracién de un proyecto de humanidad hist6rica total, basado en la destrucci6n de las estructu- ras opresivas y la paulatina realizacién de la Justicia, 44.2.2 Afirmamos en la enunciacién que nos ocupa, que en tal “trascendencia”” cicrtos productos del pensamiento se petentizan xxperiencia y valores propios del proyecto histdrico de Qué es eso de “‘humanidad total’”? Partamos de una experiencia historica que pueda orientarnos en su busqueda. Lemos en el Martin Fierro, en la primera parte, que para el gaucho el trabajo era una “‘juncién”’ (funcién); vale decir, un fundamental momento de su vida, donde aquel se expresaba en la izaciOn de su destreza y valor. Tal “*funcién’” (es decir, “juego” iplicaba todo un rito, cuya diaria reiteraciOn, lejos de volverse rutinaria, daba sentido a su vida.* El trabajo como “fiesta”? 0 "‘juego"”, como expresién simulté- nea de la satisfaccién de las necesidades y realizacién de la creativi dad humana: :no constituye una experiencia que condensa y presen- tifica valores, necesidades y esperanzas res anhela desde siempre e necesidades y esperanzas social lo constituyen tal 5 Paral sgniffeacin del tencial, Babel, Buenos Ait Buenos Aires, 1962. Hemos iratado estos aspecios sobre la existencia del gaucho, en nuestro trabajo La problemétiea de le cultura en América Latina, Bonum, Busncs Ales, 1975, trcer anexo, 6 Pues bien, en tales experiencias concreias se hacen patentes momentos del proyecto de humanidad total del hombre. Aquel pro- yecto queal hombre furida, hacia el cual él tiende. Proyecto que est al origen del hombre, porque desde é1 procede en su significacién, pero a la vez-y dialécticamente- es su futuro, to hacia él construye socialmente su total trata del proyecto, finalmente, que se devela momentanea y privile- giadamente en ciertas experiencias sociales e individuals. A él Ie Namamos proyecto de humanidad total del hombre. 'Y ahora una cuestion capital: jpodriamos afirmar que tal producto del pensamiento (aquel en el que creemos se ha generado “momentineamente”’ la presencia del proyecto) halla su total expli- cacién y agota todas sus instancias en los limites de su situacién de clase: ya sea del gaucho (como agente de la experiencia), grupo marginal de una época de (0 de Hernindez (en cuanto creador jestigo"”), como Federal que actué en determinadas con: jes de nuestro pasado latinoamerica- Pensamos que no. ¥ no puede ser porque la situacién de clase es mediacién condicionante y no algo asi como la “realidad social fundante" (que operaria como iltima instancia, motor y se proceso de la realidad so 4.5 Si la situacién de clase -tal como venimos analizando- es media- cién condicionante de los productos del pensamiento, hablar de una dimensién fundante de los mismos? 4.5.1 Advirtamos que no se pregunta por a mana que diera sentido a la historia y la sociedad, ni por alguna entelequia misteriosa ¢ inerte que recogiera en su quietud sustancial el flujo permanente de la historia humana. ‘Nuestra interrogacién apunta a aquella dimensién de sentido que, presente en cada instancia de la dialéctica de lo histérico- social, sin embargo: ‘© no se agota en ninguna de ellas; © constituye la estructura de sentido que da coherencia al proceso como totalidad; ‘Hablamos « propésito de “exper nos perdemos en id 0 esencias ejemplo: cuando un hombre jueza su vida por otro, 0 por Dresentifica esa experiencia —conder ‘inhelada de fo que eominine que no se piense que Podrlamos tomar otro i6n de lo que es = fundamanto, destino » ditina istoria humana” lo que de otra forma no seria sino la dispersién fabulosa de infinitos gestos individua- les y mecinicos.” Esta interrogaci6n, que da abierta. Si fuera posible ut en tema expreso. podemos ni debemos responder, que- 4.5.2 De acuerdo a lo que venimos afirmando, el proceso hist6rico- como tinicos y absolutos: sentido, norma y medida. Esta claro que todo intento de universalizacién autor discurso € intereses propios de una situacidn de clase, poder material necesario para que ello acontezca. Por esto es que ipre la ideologia dominante ser4 la de las clases dominantes. El al que nos referimos ¢s, en efecto, el objeto de las icciones sociales, surgidas por la apropiacién minoritaria de los resortes basicos que deciden la gestién de los bienes emanados del tento de universalizar autoritaria y violentamente los curso de clase; o sea: en la pretensiOn de fundar toda posible interpretacién de la realidad social ¢ historica desde la éptica permisible por una sifuacién de clase, y a través de ello encubrir el 7 Bsto noes tema nuestro sino tangencialmente; de todos modos com ae cao deen que a fundamento ne une src 6k for sistema real y objetivo de las contr nes sociales, es en esto, decimos, donde tiene su origen la ideologia. Ideologia, pues, es el discurso cuyo fundamento y trascendencia se explican totalmente @ susituacién de clase. La ideologia surge, en otras palabras, in de la ideologia en las clases sociales en general. Sin embargo, {como deberd plantearse especificamente 1a. ‘cuestion para la clase obrera y demés sectores populares?* 4.6La clase obrera y demas sectores populares, por un lado, conllevan una dimensién ideolégica, en la medida en que han introyectado Podriamos caracterizar esta dimension como “‘ideologia por antici- ‘Asimismo, en la medida en que, por ejemplo, en sus luchas les -y debido a una politica incorrecta- absolutizaran, fos aspectos tAeticos, en tal medida su praxis y su discurso deven- drian ideolégicos. Podriamos caracterizar esta dimensién a su vez ideologia por situacién de clas 4.6.1 Pero por otro lado, han producido a través de su historia gestos y gestas liberadores, simbolos contienen, una tradicion decir, su niicleo axioldgico y simbélico y sus formas organi constituyen el germen de su proyecto historico, que permanentemen- te desde la practica se explicit, ereve y se redefine. Es importante que se gan los dos momentos a los que nos hemos referido: a) la dime! ta porque sera desde este iltimo que definiremos la situacién de clase de la clase*obrera y demas sectores populares, su rol politico, y mente, la tematica de la sea yla problemdtica en nuestro trabajo La problemétiea de fa cultura en América Latina, dic. et, primera parte 65 4.6.2 En qué consiste, y cémo definir la situacién de clase del proletariado o clase obrera y dems sectores populares? No preten- demos una completa caracterizaci6n, sino aquellos elementos que la definan en relacién a las clases dominantes. ‘Creemos que la primera caracteristica es 1a de oposicién a las clases dominantes. Esta ‘‘oposicién” es negatividad,? porque patenti- za el caracter exterior de su proyecto histérico-social, en relacién al sistema de intereses, cosmovision y valores de las clases dominantes. 4.6.3 Oposicién y negatividad marcan los aspectos capitales que definen la situacién de clase del proletariado y demas sectores populares. Mismidad absolutizada -es decir, autouniversalizacién autoritaria y violenta- lo indicaria para las clases dominantes. Un smo separa ambas “‘situaciones”, y en el momento politico se enfrentan y oponen. A partir de las consideraciones precedentes podemos afirmar que la determinaci6n condicionante del pensamiento y sus productos or su situacién de clase, en el proletariado y demas sectores popula- es acontece de modo fundamentalmente distinto a como lo ¢s en las clases dominantes. Por qué? Porque su situacién de clase, por su propia estructura y contenidos se define a partir de un proyecto liberador, de raptura de la dominacién. Al contrario, en las clases dominantes, la situacién de clase se vertebra como proyecto de domi- (sto es: 1a absolutizacién de su perspectiva clasista y la nega- ideolégica de las contradicciones sociales, en funcién de sus in- tereses), por lo que su funcién politica es esencialmente represiva; por todo ello, en principio el pensamiento y sus productos, en ellas, estén signados por esta meditacion que los agota, y define todas sus instancias en los limites de su situacidn de clase. 4.7 La cuestién de la filosofia 4.7.1 La filosofia, como todo discurso socialmente situado, es un producto de clase. Pero para ella podemos reivindicar, en principio, a posibilidad de no agotarse en la determinacién por su situacién de clase. Pero, iqué es lo que decide que sea bésicamente una filosofia ideoldgica, o al contrario, una dialéctica de filosofia y liberacion? La problemética esbozada plantea la cuestion del método, entendido no como ‘metodologia”, sino como el ‘‘camino” por ef que y en el cual algo se contituye, Desde un punto de vista secunda- "a tratamos en los eapitulos 1y 2, al rio, es un problema epistemologico; primariamente, una cuestién filoséfica. A la base de la problematica de cémo surja una filosofia yeracién yace, pues, la cuestién del rucion de sus métodos donde se hara método; y sera en la const patente la diferenciacién buscada, Jogica y la filosofia en cuanto pensar dialéctico de I Toda filosofia siempre ha sido una reflexién sobre el sentido de la tofalidad de ta praxis y cultura de una comunidad, desde el proyecto subyacente a ese grupo humano. Lo especifico de esta reflexién consiste en re-asumir (re-flexi6n) la propia historia como totalidad, 0 mejor, en la perspectiva de totalizacién, Tres momentos tenemos, pues, del método: 4) ser reflexién; ) en la perspectiva de total lad de sentido. Estos dos momentos se articulan dialécticamente con el tercero, que es: ©) el desde dénde se origina este movimiento de autorreflexién totalizante. El “‘desde dénde” es el proyecto. Por ‘proyecto histérico-social”’ de un grupo humano, entende- mos el fondo social y colectivo que funda y justifica la practica social, sus productos culturales, sus instituciones y organizaciones; {que se expresa en el arte, Ia moral, etc., y se condensa en simbolos, normas y valores. Somos-concientes del valor meramente “‘descriptivo”” de esta definicién. Pero la proponemos con el objeto de no detenernos en algo que, de discutirlo, nos llevaria por demés tiempo. A través de los tres momentos constitutivos del método, se ‘cumple un circuito por medio del cual una comunidad re-asume su propia realidad histérica, desde los fundamentos de su entidad (0 sea, desde el proyecto), 1a lanza delante de si misma, y la pone explicitamente (es decir, teméticamente) como objetivo de su proce- 80 de totalizaciei 4.7.3 Si cl proyecto de una comunidad, en una situaci6n de clase, se yergue y constituye como absolutizacién de su propia mismidad (¥ ello percibible en el hecho histérico de que tal situacién de clase 6 implica de por sf la absolutizacién de sus contenidos e interes movimiento reflexivo y totalizante del filosofar significar4, ta consumacion de su proyecto como totalidad clausa, autoritaria y violenta. En este caso (el de las clases dominantes), su situacién de clase de Por si y en principio, determina que la funcién de la filosofia ‘acién final de esa mismidad sociohistorica indica que el filosofar operaré como de Ia hi Clausura efectuada por imperio) en su practica la realizaran sus intelectuales. ‘on de clase ejerce sobre el pensamiento y a tal, que los mediatiza y reduce todas sus Permisibles en Ja sola dimensin liltimo grado de una una comunidad iervo y : iHa perdido, entonces, toda posible trascendencia el pensamien- {o; en tal situaciOn?, creemos que no. Y decimos que no porque por Principio nos negamos al dogmatismo mecanicista; y ademAs’ #1 como fruto de la violencia clas i toda su significacién a la ab: sista, tal designio se siempre parcialmente; nunca dejaré de estar latente y abierta la posibilidad real de la crit 47.4 Si el proyecto de una comunidad, en una situacién de clase, se vertebra y constituye a partir de valores y experiencias de liberacion & ello porque por su situacién de clase y funcion comunidad se define icamente- en oposicin a dominantes), el movimiento reflexivo y totalizante del significard, en ella, la puesta en crisis radical de la préct vigente: para denunciar la absolutizacién del discurso y la pr: ir los elementos que deban ar acién. ‘odos distintos, en cuanto divergen en un incién y sentido de la autorreflexion ia. su sentido (aunque no lo fuera por mados) que el méfodo por el cual se ye una filosofia ideoldgica: justificacién dltima de la violencia hist6rica social; trascendencia del pensamiento; tuye en el mas alto grado de una falsa conciencia del hombre, su sociedad y su historia. 4.7.5 Bn cualquier terreno, dadas ciertas condiciones, puede surgir la filosofia. Pero una filosofia como pensar dialéctico de la libera- cién requiere, ademés, otras condiciones; éstas son aquellas que, articulindose signan en una direccién y un sentido la autoconstitu: cién del método. En otras palabras: el proyecto histérico-social al que sirve, y la situacién de clase desde la que surge determinan que la autoconstitucién del método acontezca como filosofia ideolégica © como pensar dialéctico de la liberacién. 4.7.5.1 Vekmoslo respecto al proyecto: por ejemplo, uno era el proyecto histérico-social de la burguesia europea de los siglos XVI-XIX, que requeria un filosofar especifico que la autorrevelara y autojustificara, zy no se patentiza la voluntad de dominio como su igen més peculiar? Tal fue la , no es lo mismo hacer del proyecto de la alta burguesia y la oligar proponérselo en ef horizonte de nuestra clase obi populares. ¥ atencién: no decimos hacer clases dominantes 0 “‘para”” izacion del trabajo fi constituiria una muy .. Hablamos de hacer una filosofia “‘en el horizonte de un proyecto”. Y segiin sea el proyecto, decimos que serd la filosofia, ipitulando lo expuesto hasta ahora, mos firmemente que una auténtica dialéctica de filosofia y iberacién en los pueblos explotados del mundo, no puede surgir sino desde la situacién de clase del proletariado y demds sectores popula- res, vale decir, en ef horizonte de su proyecto histdrico-so% "a y revolucionaria de la préctica social imperante; y en tal caso, esta determinacién clasista del filosofar se torna necesaria y positiva, en la medida en que el oo discurso filosofico adquiere arraigo efectivo, y se vehiculiza concre- tamente. Estas son las con‘ emergencia de una dialéctica de filosofia y liberacién. No juzgamos, ymucho menos negamios, acerca de la posibilidad de que individuos uedan acceder a ella desde otra situacién de clase, pues dad de la critica puede estar 4.7.6 A través de este capitulo hemos perfilado clertos asuntos que, ereemos, no van més all de plantear un “status quaestioni Alllanado en parte el camino, habria que “‘caminarlo”, esto es, r las cuestiones fundamentales de una dialéctica ‘de filoso- racion. Todo un programa por delante, que creemos para el desarrollo de la filosofia en Latinoamérica y el mun- doexplotado. Por supuesto que ello excede las posibilidades de un trabajo individual, y las pretensiones de un corto capitulo. Indice temético de expresiones y términos El presente {como lo anunciamos en la Introducci6n de te capitulo, ti de explicar ciertos términos, a fin de Jograr una comprensiOn univoca para este trabajo. No pretendemos més aleance que el mencionado. 1, Mediacién (histérico-social) Elconcepto de mediacién se refiere a los momentos del desarro- Ho de una realidad concreta, en proceso de totalizacién. Sin las mediaciones, la caract¢rizacion de cualquier proceso es puramente formal, vacia de contenidos. Pero a su vez, la significacién total de lun proceso no se agota en Ja instancia abierta por cada una de las ‘mediaciones, sino que se realiza paulatinamente, a través de las mis- mas, Por ello es que no puede atribuirsele a cada mediacién la signi- ficacién total de un proceso. También por eso, cuando afirmamos que una sifuacién de clase es mediacién histérico-social, queremos decir que no puede atribuirsele sino el rol de ser un momento dentro de la total sig ificacion del proceso histérico-social. 2. Funcién determinante (0 condicionante) de la medi Toda mediacién desarrolla y consuma un momento de la izacion de un proceso. En cada mediacién en que tal proceso se jueda éste signado por la modalidad de aquélla, vale decir, determinado por la mediacién. ““Determinado”” quiere decir proce- sado en el sentido de la entidad y estructura de la mediacién, Por 70 - ello, hemos afirmado qué siempre un “producto de Pero la determinacién tot sentido de un proceso, emerge no de una u otra media a de todas las me: 3. Situacién de clase los componentes concretos de efectuar una caracteri situaci6n’ 4, Pensamiento rmino no es concebido en su ace} atin la concepcién que lo entiende separado dé separacién, independiente, auténomo y .| de autonomia ontologica d yssu aspiracién de verdad, son penetradas porla ja autonomia sino la condicién misma de los producto: autér on pensadas en unidad con el movi- dad. ¥ en la sociedad surgen y se desarrollan sus funciones En nuestro concepto, el pensamiento es una dimensin de la y por ello, sus productos son inconcebibles fuera de El pensamiento no es una entidad etérea que norn existencia social desde un pretendido ‘mundo espi hemos afirmado, el pensamiento se define en el procesos socio-histéricos, y su significacién radica aspectos: los siguientes 4) ser di icticamente productor y producto de la practica social; a irce y cohesién que impide la atomiza- ito de rartida, sintesis y producto de la préctica social. 5. Ideologia Nos interesa hacer perspectiva de la signi breve observacién que rescate una doble in de este témino: 4) perspectiva filosdfica: la ideologia es negacién de la exteriori- dad del Otro y de sus y_se traduce como discurso encubridor y practica social de dominaci 6) perspectiva politica: el origen de la ideologia no esté en la “ignorancia”” 0 el no es la ciencia su igen en estructuras 1, surge de ellas como (cualquiera que sea ella) en cuanto préctica interna al hecho social puede ser, y de hecho lo es en ideol6gica. Por eso dijimos que el opuesto no es Ta ciencia. distinto de la ideoloy Tal concepcién del es tangencial, la se despolitiza el fenémeno de la ideologia (bajo ada o ain no reconocida ay 5. Filosoffa y cultura. Algunas precisiones sobre la cuestién del “intelectual organico” “Sin teoria revolucionaria, no habré movimiento revoluciona- io.” (V1. Lenin, “Lucha de clases en cia y del discurso del ser.) iscurso de la impoten- La leccién de Althus- esto -que ae vez fue el obvio programa de la los6fica y la ciencia de la cultura- aparece como un 5.2 Tampoco ¢! programa fenomenolégico de una descripcién del fendmeno de la cultura nos parece justificable. cultura -a nuestro ies sociales, iene rango de tal en las sociedades e ” 0 “descripcién”, sino fundamental- mente en una cuestién de practica social. Y en cuanto asunto te6rico, enna concepcién “concepeién dialéet nitivamente més alla de la ted- ria como cortemplacién de la realidad, embarcados en el proyecto del pensar c&mo mediacién de In préctica social. 5.4 La referencia a la cultura no es a esa entelequia que por mucho tiempo 1a filosofia y las ciencias sociales denominaron La cultura, La rein del pensar con la praxis la tratamos especificamente ene! capltulo 3 ete trabalo. B lisa y lanamente. Nosotros aqui, nombramos nuestra cultura, la de Jos pueblos oprimidos. y de lo que se trata es de tematizar los lazos orgénicos que subsisten entre la Filosofia, la liberacién y el creci- miento y desarrollo de nuestra cultura, en el marco del proceso que nos es contempordneo. 5.5 En torno a la problematica asi planteada, una de las propuestas més coneretas, tal vez sea la del intelectual orgénico de Antonio Gramsci.’ La formulacién gramsciana es enormemente rica desde el te6rico y organizativo ibe en unidad dialéctica la referencia porque especifica en la practica un lugar para el grupo social de los intelectuales criticos. Pero justifica ese lugar desde la estrategia y theticas del proceso liberacién. La propuesta de Gramsci -desarr« preocupacién de Lenin en Qué hacer, ‘sin teoria revolu naria no habré movimiento revolucionario”- esta propuesta, ielectual en el proceso revoh il y coherente dk ico proyecto, quedando aquél orgdnicamente ligad ico de las fuerzas sociales que histéricamente lo encat definiré como labor de permanente ii6n de los contenidos basicos del expresan. El rol del intelectual discusién, redefinicién y proyecto estratégico. -B.6.La dialéctica de filosofia y liberacién, por su cont ido clasista y s con los procesos de liber: licitamente la propuesta del . rabajo tebrico de la filosofia, en el marco de un compromiso enhebra definidamente el pensar a la ‘‘con- cretidad”” de los procesos so: bilidad de convergencia de la en la figura del intelectual ‘A. Gramsci: Antologla, Siglo XXI, Madrid, 1! SEn el cap 4 organico. Ete, a partir de tal posibilidad, pasa a ser, bisicamente, un hombre politico, cuya funcion tactica en el proceso de liberacion tendremos pedagogia de la cul que ¢ abrir posibilidades concretas para que los explotados articulen su propia palabra. 5

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