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Gl Mandrini rérica aborigen 16 momentos iiciales de a nvacién europea, los pueblos narios amaricanos fevaban ya varios milerios vviendo en jnente, Sin embargo, Con pocas excapciones, estos puebos fron fuera de a histra,relegados al silencio, al abandon vid, os tempos cambiar, ys Nistoadores fa manos algunos) én, Alntado por ese context, por los impresionartes avanoes nvestigacion rquoctgica ya csponibidad de un mayor eo de testorios, Ral Mann se prope recuporar una ra! mal Conocida, cuando no expresamenta borad, sobre fa da os aborigenes ameicanos antes dea legeda de fos pe0s. As deseo poblamient temprano del contnete, el autor veia de ests sociedaces, que enfentarcn los desaos de su no, elaboraron respuesta egies, dversiicaron sus meds stone, roryenizavon muches veoos Su vide sci, econdmica tes para ecomodrse alos cambios mecioembiones, jer compli y sofeicadas maritestacenes estétcas, dleas e ntlecues I rede y sistematia un ingen velumen deinfomacén szada sobre a vida de rumerosas comunidades durante ‘odo exlensoy fo lrgo de todo el continent. Junto ala midad de 8 enfoque, este monumental estuez0 de snes de Amescaaborign una obra de efrenca inica. Echando era supuestoslargamente aceptados, sus paginas tienen el > mito de reinsera ena historia un employ poten capo oneciniento, incon el gan rlto do a hurried a pueblo, aces y outuras gnorados, ibioteca Bisica de Historia ofrece un panorama sistematico historia argentina desde los puoblos originarios hasta ol 20% en sus dimensiones social, poltica, econémica y cultural. rir de sOlidas y actualizadas investigaciones, destacados adores narran el pasado de nuestro pats situandolo en su exto yen sus vinculos con América Latina y ol mundo. relatos combinan una perspectiva original yrigurosa con exposicién sencilla y directa. Cada volumen incluye fuentes straciones que contribuyen a hacer més vivida a historia. ia 6 SSE i América aborigen Radl Mandrini América aborigen De los primeros poblacores ala invasién curopea bbteca si da tora 2. América en el momento de la invasién europea: un mundo en movimiento A fines del siglo XV, cuando Cristobal Colén exploraba las cos- tas americanas, numerosos pueblos vivian en el continente y ‘ecupaban la mayoria de los ambientes habitables. Eas pobla- cones, presentes alli desde muchos milenios atrés, hablaban rhumerosas lenguas y tenian profundas diferencias sociocul- turales, resultado de las diversas geograias, las respuestas y estrategias que cada pueblo habia elaborado y los complejo pprocesos histéricos que habjan vivid. También se traslada- ban, migrando en busca de mejores oportunidades a regiones Iejanas 0 desplazandose en pequefios grupos para comerciar, buscar materias primes escasas, guerrear o partcipar en proce- siones y ceremonies, Hacia 1492, bandas, sribus,jefatnrasyy estados antiguos coexis tian en el espacio americano. Las bandas, presentes desde el comienzo del poblamiento, conservaban sus rasgos bisicos, aunque kaban eam biado para adaptarse a distintas condiciones. Tribus, jefaturas y estado, cen cambio, resultaron de la historia de esas sociedades en el continen te, historia que comenz6 eon los primeros pobladlores y eulminé eon las {grandes construcciones politicas del siglo XV, los estados azteca e inca, fen Mesoamérica y los Andes centrales respectivamente, donde coexix tan con jefaturas yestados menores, EI panorama era ans variado en otras regiones. Las bandas ocw paban extensos espacios: todo el tercio septentrional de América det Norte, gran parte del occidente de los actuales Estados Unidos y norte de México, las lanuras y planicies del tercio meridional de América del Sur, y las zonas interiores de las grandes euencas fluviales tropica: les. En algunas regiones coexistian con poblaciones dle agrieulvores. Las wibus ocupaban las zonas boscosas del sudeste y algunas partes del sudoeste de los actuales Estados Unidos y el noroeste de México, asi como las tierras bajas tropicales de Amética del Sur y parte de los ‘32 Airca aboxigen Andes meridionales, y convivian con bandas y sociedades de jefatara Estas riltimas se encontraban al sudeste de los Estados Unidos, algu- ros puntos de las costa pacifica del Canad, la mayor parte de Amé- rica Central y los Andes Septentvionales (actuales Colombia y norte de Eeuador), las grandes ishas del Caribe, las terras bajas cercanas a Ia desembocadiura de los rios Orinoco y det Amazonas, y partes de los Andes meridionales Cazadores recolactores de las tierras frias del Norte Las tierras frfas septentrionales, que cubren casi un tercio de América del Norte, corresponden a la tundra drtica y al bosque boreal o taiga. La primera, extendida a lo largo del borde septentrional del continen- te, carece pricticamente de érboles, sus inviernos llegan a durar nieve meses y las temperaturas pueden bajar hasta 70 grados bajo cero. Re: ibe pocas precipitaciones, pero camo el subsuelo permanece siempre congelaslo, el agua superficial no penetra y forma gran cantidad de riachuelos y lagos. Sus eseatos pastos alimentan manadas de caribies, recurso fundamental para los eazadores. ‘Als de la tundra se encuentra el bosque boreal o taiga, ampli fr ja que se extiende por el interior canadiense, con recursos alimenticios pobres y una poblacidn escasa y dispersa. Su clima, muy fio, presenta \ariaciones estacionales aun mis amplias que en el Artico, y Ia nieve se acumula mas regularmente, pues su cubierta boscosa limita la accién de los vientos las radiaciones solares, Ese bosqte oftecia protecei6n plantas, animales y al hombre Enel oeste, laangosta franja costera del Pacifico en el actual Canad Iuvios y encerrada entre el mat y las montaiias, contaba con los ricos recursos icticolas del océano y de los torrentasos rios que bajaban de tas montaiias, cuyas laderas boscosas brindaban abundantes maderas. Cazadores de la tundra drtica Conocidos con los nombres genéricos de cazadores desarrollaron un mode de vida especializado, ajustado al frio lextremo y la poca variedad de recursos de la regiGn, Distribuidos entre Alaska y Groenlandia, hablaban dialectos de Ja misma lengua, imypiah, Y por su modo de vida se relacionaban con los pueblos del norte de la ‘estepa siberiana, el antiguo hogar de sus ancestros. El territorio inuit comprendia dos émbitos diferentes: la tundra y et mar que batiabs sus cosas, Los inuit debieron adaptarse a ambos esquiimales” 0 “inuit”, esos 2 dz y violencia; otras, de modo impercepuble, segtin las tempera Pca on memento doa vain ouropea 38 AATF El pais de los esquimates |Largos invemos con as cue son casi noches y temperaturas muy taias caractorizan et extenso y mandtono tenttaro esquimel, En le verancs, fortes y un pose menas fies, ea no existe la ache: ego tidied slompre sobre ol harizontey las sombras 69 alargan sobre el ro suelo, Su calor no toga a descongelar el subsueo, porlo que el agua del deshiio| 4 la suparticie no penetra en la irra y forma rachuelos ylagos en la su Perici. Los nut ae movian en la tundra y en el mar que bafa sus Costas, que durante buena parte del af cantinian uno al oto, cublertas pore hii. Estas condiciones explican muchos aspectos de su tecnologia y su modo de vida, El grabaclo, de medias del sigo XIX, musstra una aides Inuit con las tracionaes viviendas construidas con bloques de hielo (ig), una cans, rineos, los pertos usados para teros y las qruesas vestimentas de pal [Aldea nut présima a bahia Frobisher, en lisa de Bat grabaco), en Charles Francis Hal Arc Researches and Life among the Esquimau, Nuova York, Harper 8 Brothers, 1865.47 En tierra, estos pobladores debian conocer en detalle Jos habitos de los animales que cazaban. Con respecto a la helada superficie del mar ‘en cambio, debian entender tanto el comportamiento de las animales ‘como el del hielo mismo: una masa helada se mo veces con rapi 134 Amica abeigen los vientos y las corrientes marinas, No obstante, los recursos de mar ‘eran demasiado ricos para ignoratlos: osos polares (peligrosos pero de ‘gran valor), pequeiios invertebrados, peces, mamiferos y, en primavera verano, aves, De ese ambiente tan particular obienian los recursos para alimen: rane y protegerse, Las herramientas de caza, como los arpones, eran confeccionadas con liueso, Pieles y cucros servian para hacer mantos y prendas de vestr; con césped, bloques de hiielo, huesos de grandes animales y trozos de madera recogidos en el mar o los rfos construfan sélidas viviendas con guardapuertas, y se alumbraban y ealentaban con Vimparas de aceite. En el verano se movilizaban usando tiendas porti- tiles de piel y embarcaciones del mismo material; bio recurrian a trineos tirados por perros ya paletas pata nieve, 1a pertenencia del individuo a una banda era laxa y el tertitorio de «cada grapo estaba poco determinado debido a la baja disponibilidad de recursos, su cambiante distribuci6n y las amplias migraciones estacio- tales de los animales, lo que obligaba a una amplia movilidad. De allt «que los desplazamientos de los hombres fueran frecuentes y erraticos. Cazadores recolectores del bosque boreal o “taiga’” Hacia el siglo XVI, las bandas de cazadores recolectores que vivian eo la taiga hablaban lenguas de dos familias distingas: los del oeste de la Rahfa de Hudson utilizaban lenguas atapascanas, en tanto Jas del este cempleaban Jenguas algonquinas. Su modo de vida se adaptaba a las condiciones especiales del bosque boreal. Los chipppeva u gjibwa, que Jhablaban unta lengua algonquina y vivian al norte de los grandes Lagos, cjemplifican este modo de vida, Su tecnologia, equiparable a la de sus vecinos del Norte, incorpor6 recursos locales, como la corteza y la madera que abundaban en el bos- que, y las pieles y cueros de los animales cazados. Viviendas y utensilios se acomodaban al cima: en invierno, vivian en sélidas chozas de leiios ¥y troncos, usaban trineos titados por perros y fabricaban calzado para la nieve; en verano, tiempo de movilizarse, empleaban corteza de los Arboles para fabricar viviendas livianas y files de transportar, canoas fn las qne se desplazaban por los rios yvestidos ajustados al cuerpo. Las herramientas eran, en general, de pieelra tallada y afilad La cava terrestre era su principal fuente de alimentos. El bosque per rmitia ambién recolectar algunos vegetales y los rios hacian posible la pesca. En invierno se reunian en grupos mayores con poca moviidad 2 cauisa de la nieve y el intenso fro. En verano, en cambi América ene momenta de bran europa 3S cen unidlades familiares para eazar, vecolectar y pescar por separado, y algunas bandas, dirigidas por jefes cazadores, se veunian para seguir al reno en su migracién anual hacia la tundra En invierno, e] movimiento estacional de las bandas y su onganiza- ci6n flexible les permitia, cuando se reunian, compartir informacion sobre el entorno y establecer vincuilos mediante el intercambio de mu- _jeres. Estos mecanismos, yel hecho de utilizar dialectos inteligibles de la misma lengua, hacian posible el establecimiento de extensas nedes de comunicacin e intercambio, tanto entre las mismas bandas como eon Jos pueblos de Ta estepa siberiana; en el este existieron, incluso, contac tos ocasionales con navegantes vikingos. Pescadores de salmén de la costa pacifica de Canada En la angosta franja costera del Pacifico se desarroll6 un modo de vida adaptado a las condiciones locales, en particular al mar. Los recursos alimenticios bisicos provenian de la pesca, sobre todo del salmén, ‘euyo ciclo de vila condicionaba los movimientas de les pescadores. La madera de los bosques cercanos, principal materia prima, servia para construir casas, enormes canoas para trashadarse y pescar, grandes em- blemas herdldicos tallados ~tétem o postes totémieos-, mascaras y una variedad de utensilios domésticos. Las herramientas bisicas se realiaa- ban en piedra aflada y pulimentada. La vida social de estos pescadoves ~haidas, Isakinily noothas este tre los mas conocidos- era mais compleja que Ia de los cazadores de la tundra yla (alga, La abundaneia de grandles peces y una adecuada orga- nnizacién de la actividad pesquera permitéan recoger y almacenae gran cantidad de alimento. Ese recurso, estable y abuncante, hizo posible la vida sedentaria en aldeas permanentes y el desarrollo de un sistema de sangos. Cada linaje residia en una gran casa comunal de madera y v= ros linajes podian asociarse para residir en una aldea tinica, dentro de Ja cual existia un ordenamiento jerrquico de esos linajes y, por ende, de sus jefes. ‘Aunque slo vivian en ellas unos pocos centenares de individuos, cada aldea conformaba una jefatura, cuyo jefe, cabera del linaje princi pal, era considerado duefio de las easas y lugares de pesca, y era quiien celebraba los principales rituales. EI mis conocido y estudiado, deno- rminado "pstlack’, consist en un gran festinen el cual se regalaba, des: trwia, quemaba © consumia una enorme cantidad de bienes. Cuanto mayor era la cantidad de bienes, mayor era el prestigio y Ia autoridad del jefe que oftecta el festin. Este consumo suntuario debe haber serv 98 Araicaaborgen o para mantener al suiximo la intensidad de la obtencién de bienes, yy prevenir asi eventuales cambios en la disponibilidad de los reeursos, Las tierras templadas de América del Norto La region de los bosques orientales Auravesada en el este por los montes Apalaches, ocupa casi toda Ia rmitad oriental de los actuales Estados Unidos. Los bosques que la eu bren, mis cerrados en el este, se vuelven més ralos hacia el oeste, al- ternandlo con espacios abiertos cubiertos de hierbas, El clima es muy frio en el norte y mas templado hacia el sur; en el oeste, mis lejos del ‘mar, la amplitud térmica es mucho mayor, Fsas diferencias ineidieron cen la vida de sus pobladores pero no obstaculizaron los contactos en: tre las distintas comunidades, que establecieron estrechas relaciones centve si. Hacia 1500, en la regidn se hablaban numerosas lenguas per tenecientes a distintas familias: algonguina, como la de los mohicanoss inoqués, hablada por los aacesteos de los cerokees; sins, como Ta de tos ‘veh y los choetaw. Todas esas comunidades combinaban, en diferente grado, précticas agticolas, eaza, pesca y recoleccién, Para la agricultura se aprovechaban las luvias yse utilizaba el sisterna de roza, o tala y quema, adecuado para tas zonas hoscosas, que consistia en el desmonte de parcelas boscosas, Ja.quema de troncos, ramas y maleras, cuyas ccnizas servian como fer tilizantes, y la siembra de las semillas en pequefios pozos. La parcela se cuiivaba durante algunos aiios; nando bajaba su rendimiento, era abandonada para que el bosque se regenerara y se abria otra nueva, Se cultivaban maiz, fijoles y calabazas, ademas de otras plantas locales, EI bosque era una importante fuente de recursos: se cazaban alees, ‘sos, inces y pumas, quc brindaban carne y pieles, y se recolectaban bayas, was silvestres y fratos secos como nueces, casafias y bellotas. En fa costa atlintica se recogian almejas y ostras, yse capturaban langostas ypeces. Al oeste, donde la Hanura herbacea desplaca paulatinamente al bosqne, las comunidades se dvidian a eomienzos del verano, terminada 1a del bafalo, y regresaban a sus poblados para la Ia siembra, para la e ccosecha, a comienzos del otoiio, ‘A pesar de las diferencias en tamaiio y grado de concentracién de los poblades, en la regiGn predominaba ima organizacién de tipo tribal aunque, en algunas partes, como la cuenca del rio Ohio y Ia euenca ‘media del Mississippi, hay indicios de alta concentracién de poblacién Anica ane momenta doainsslén europea 97 cen aldeas situadas en torno a centzos con funciones ceremoniales, pi cipalmente funerarias, Alli se levantaban construcciones paiblicas (t+ :nulos, grandes plataformas) que revelan rituales colectivos y complejos ‘mecanismos de articulacisn. En ocasiones, varios centros cercanos ests ban conectade por terraplenes de terra que deben haber io sin ‘os para realizar procesiones, AAMT La tradicion Miesissippi: Cahokia La tracicsin cultural Mississippi, cuyo inicio se remonta unos mi aftos tts, 50 caracterz6 por grandes asentarnientos con construccionos pblcas, como tUmulos y grandes plataformas piramidales. sas con ttos vivieron su momento de apagao nos dos 6 tres siglos antes dela llegada de os europeos, aunque algunos, como Grand Vilage, seguian {uncionando en el siglo XVI El mas importante de tales contros fue, sin dixia, Cahokia, en inal, al aeste da fo Missssinply muy cerca de Sain Louis a capital de Missouri. La lustracion muestra le reconstruc- én dol roa coromonial de Cahokia, con aus monticuos y la empal ‘ada que lo rodea. Cahokia fue abanonado pocas dcadas antes do la legada de los espavioles, aunque la tradicion Missisipp! perdu por mas tiempo, ltusracén: revista National Geographic. En esa iiltima etapa se expandis, junto a los tmmulos y al monticul templo, un sistema religioso llamado “culto meridional de Ia muerte’ reconocible por un conjunto de simbolos que inchafa un ojo lordn o alado, cruces, cireulos solares, Nechas blob) nos humans con jos o cruces en la palma, huesos largos y hombres danzando, ricamen te ataviados, También se representaban animales como aguilas, felinos 38 Amésica ubcrigen yserpientes emplumadas, yuna figura de hombrepjaro, Estaban reali ‘adios sobre distintos objetos, como adornos de concha y cobre y piezas ‘cerdiicas, depositados en las tunnbas de Ios seiiores junto a bastones de mando, bachas y cuchillos de pedernal cuidadosamentetallados,insig- nas 0 simbolos de estatus y autoridad. La cultura Mississippi presenci6 el desarrollo de marcadas desigual- dades sociales, que se inscribieron en. los ajuares funcrarios y en el surgimiento de sociedades de jefatura. Es dificil pensar que una org nizacién tibal pudiera encarar construcciones de tales dimensiones: cen Cahokia, por ejemplo, el Monticulo Monk, una enorme plataforma para templo, tenia unos 30 metros de altura y su base cubria unas 6 hectireas. Los pueblos del occidente de América del Norte ‘Al oeste del Mississippi, a la altura del meridiano 98, se inieia otra re gin que se extiende hasta la costa del Pacifico, cubriendo el occidente de los Estados Unidos y gran parte del norte de México. Esta enorme masa tersitorial se diferencia de la anterior, ante todo, por la dureza de su clima (ani érido y seco a medida que se avanza hacia el oeste), kt transparencia de sus cielos, la creciente amplitud térmica yla presencia de un enorme macizo montaiioso, las Rocallosas, que corre de noroeste a sudeste, Dominan los desiertos y las mesetas (mesas o cuencas), con paisajes Innares donde emengen grandes bloques aislados de piedra de extras silueias, cerros aislados de empinadas laderas y cumbres plax nas, y cordones de grandes montaias, algunas con nieves permanentes, que rompen la monotonia det paisaje. En otras partes, largos eafiones, angostos y profuundos, como el del rio Colorado, o lose Chelly y Chaco, ccortan las mesetas marcando el recorrido de los rios que los abrieron, En las Rocallosas nacen los rios que atraviesan las planicies herbaiceas que se exticncen entie las montafias y la Hanura baja el Mississippi, para volear sus aguas en este rio, como el Missouri y sus afluentes, Whi te, el Arkansas y Red; otros, como el rfo Grande, llevan sus aguas al sgolfo de México a través de una amplia lanura costera. La angosta costa del Pacifico, en cambio, es seca y con escasas precipitaciones por efecto de la cortiente ocednica fria de California, que corre a lo largo de la costa accidental. 1Lavida hnmana trascurri6 fundamentalmente en los yalles de los gran= des ros, las ampli y vidas mesetas y los desiertos, como el sonorense, donde se destacan las siluetas de mezquites y saguayos, 0 cactus de Gri no, Mesetas y desiertos parecen inhabitables a quien no los conoce, pero “sca en el memento do ainsi cures 89 los pobladores natives supieron obtener de ellos los recursos para sobre= vivir y prosperar. Si consideramos ef ambiente natural, los paisajes y las formas de vida de sus pobladores, se distinguen tres grandes subregiones Jas grandes planicies, la Gran Cnenca y el sudoeste. No obstante, entre ellas existen cualidades comunes: los hombres migraban con frecuencia ‘de una a otra y sus pobladores mantentan activos contactos, Agricultores de las grandes planicies Al oriente de las Rocallosas se extendian las grandles planicies. Sus po- bladores aborigenes se convirtieron, por obra de novelas, cine y telexi- sidn, en el prototipo del indio americano: erguidos sobre sus eabsllos, con tocados de plumas, y provistos de azcos y flechas, hachas y rifles, corvian tras las manadas de bisontes o atacaban earavanas de colon0s, a quienes horrorizaban cuando arrancaban las cabelleras de sus ene- ‘migos, para volver luego a sus campamentos de tiendas portitiles de forma eénica, los pis. Esta imagen, sin embargo, no corresponde a los aborigenes de fines del siglo XV: no habia entonces rifles ni caballos, los ancestros de los radicionales "pieles rojas" vivian lejos, en los bosques orientales, y Ios pobladores locales eran agricultores que desde hacia siglos trabajabian Ia tierra y vivian cn aldeas estables junto a Ios ries. Los mas conacidos (mandanes, hidatsas, howas y panes) eran horticultores aldeanos que ‘compartian un mismo modo de vida, aunque hablaban lenguas de las familias sioux, caddo y uwnor, sas planicies fucron escenario de amplios movimnientos de pueblos {que se desplazaban hacia el oeste y el sur por razones demogriticas, ‘econdmicas y/o sociales, desde los bosques orientales o desde el actual tertitorio canadiense respectivamente. Quiaa, la poblacién habia ered do smucho en su tierra de origen, 0 bien los recursos se habfan reduc do, obligindolos a desplazarse hacia lugares mis productivos; tal vez, alguna comunidad vecina habia aumentado su poderio yamenazaba st autonomnfa, lo cual los for26 a buscar territorios mas seguros, Mandanes, hidatsas y pawnees habian llegado desde el este: los dos primeros vivian en la cuenca superior del Missouri los Gitimos, en Ia ‘cuienca del rio Plate, Los kiowas, en cambio, venian de las praderas del notte y se establecieron al sur del rfo Arkansas. También del norte vie nieron, algin tiempo después, otros grupos de eazadores recolectores, como los nadene, nis tarde conocidos como apaches; en el siglo XVIL arribaron los comanches, de lengua numie. La vida en las praderas ee {40 pmetea abxigen listaba de ser pacifica, ya que las redes de intereambio y reciprocidad entre comunidades no impedian las hostlidades, La llegada de nuevos pucblos creabs coaflictos por el contral de tierras y recursos. Lat ob- tencién de un importante botin era siempre atractiva y, ademids, en lat _guerra los vencecares podian aleanzar gloria y distincion al demostrar su valentia Hacia fines det siglo XV, Ia economia de esos pueblos depen tanto de la ciza como de los cultivos. Torlos eazaban, en especial el bisonte, pero también animales mis pequerios. El valioso bisonte pro- porcionaba abundante carne, y sus pieles servian como abrigo en los hhelados inviernos. Claro que cazar un bisonte a pie, con lanza o arco y flecha, era dificil y demandaba conocimientos, destreza, fuerza y ‘onganizacién grupal. La eaza reforzaba la solidaridad y la cooperacion sgrupal, yentrenaba a los futnros guerreros, aunque sus resultados fuc- sen aleatorios La subsistencia cotidiana dependia, en realidad, de los cultivos, la caza le pequeiios animales, yla recoleccién de frutos y vegetales silves tes, Realizado por mujeres y niios, el cultivo se practicaba a lo argo de los rfos, aprovechando In humedad aportada por las aguas en tiempo de crecida, Desarrollaron varios tipos de maiz, porotos fijoles y cal bazas que, consumidos en conjunto, provefan aminofcidos fundamen tales para la vida, El maiz tenfa, ademas, valor religioso y ritual; algunos grupos cultivaban tabaco, destinado también a actividades rituales y cceremoniales. AO OTee Las aldeas de los mandanes, Hacia 1492, los mandanes vivian en grandes aldeas, con numero: sas casas redondas ~a veces més de un contenar~ ubicades muy Juntas unas a las otras y ordenadas alrodedor do una plaza donde se realizaban juegos y ceremonias, Empalzadas de troncos les perm tian protagerse mejor de los ataques de otros grupos que quieren ‘apcxerarse dol alimentos que almacenaban de un afo a otro. Las ‘casas, construidas por las mujeres, Hogaban a los 12 metros do di metro y alojaber a varias familas, brindando efcaz proteceién contra ‘atros humanos, fro dal nviomo, ol calor del verano, y el vito de los planicies. Esta vracicion constructva se mantuvo haste! siglo IK, como lo muestan las pinturas de Geoge Callin, quien vist ka region hacia 1832, ‘America on el memento anv eurpen 44 {Gocxge Callin, Loters anki Notes onthe North American Indlans, edad por MacDonald Mooney, Nueva York, Gramercy Books, 1975, p. 140. iF En lineas generates, conformaban tipicas sociedades tsibales. Cada aldea constitufa una unidad independiente, mis alla de los vinewlos ling cera el principio organizador de la sociedad, y las familias y linajes se agrupaban en clanes. Cada clan velaba por los suyos, incluidos nifios y ancianos y tun culo sagrado con objetos a los que adscribian poderes migicos. Asociaciones masculinas, en especial de guerreros, atravesaban a la sociedad y contibuian a fortalecer los lazos entre lina jes y clancs. No hay indicios de desigualdades sociales hereditarias, Las diferencias se relacionaban eon el sexo y a edad, o tenfan que ver con €l prestigio y las cualidades personales dle cada individuo: un cazador estzo, un habil rastreador, un guerrero valeroso, un shaman eficaz 0 icos, culturales y/o de intercambio con las otras. El parentesco un anciano sabio deben haber gozado de consideraciin especial. Sin embargo, esa autoridad no se transmitia a sus descendientes, y se lizni- taba a algunos moientos y stuaciones particulares. Cazadores recolectores de la Gran Cuenca La Gran Cuenca, en cambio, era una meseia extensa, alta y seca, cerra daal oeste por las Rocallosas yal sur por el profindo easién del tio Co- lorado, A pesar de la escasez de agua, animales y vegetales, los pucblos {426m aborignn que alli vivian (shoshones, ules y paiules,divididos en comunidades loca- les dispersas, apenas vinculadas por el lenguaje y algunas costumbres) lograron desarrollar los conocimientos y habilidacles para sobrevivir, de ‘modo trabajoso y austero, en ese ambiente hostil, Sostuvieron incluso intercambios con regiones vecinas, que les permitian acceder a obsidia- 1a, conchas del Pacifica, productos ageicolas y pieles de bisonte de las praderas, Con diferencias, todos compartian un modo de vida cazador recolec- tor en el marco del cual ladispersién de los recursos los obligaba a mo- vilizarse de manera constante, al ritmo de las estaciones, para obtener- las, Conacer el terreno y lo que cach ugar brindaba era esencial para sobrevivir, Enire la primavera y el oto la recoleccién era fundamen- tal: las mujeres buscaban hojas y brotes, bayas y frutos, semillas, nucces y pitiones para la alimentacién, plantas de uso medicinal y juneos para ‘laborar bolsas, canastos y ottos utensils. En afios de abundancia, los pifiones se almacenaban como reserva para el duro invierno, En tanto, los hombres cazaban. Roedores, marmotas y ardillas, con sobrepeso por la inactividad invernal, eran presas Eiciles en Ia prima- vera, asf como los péjaros, algunos de gran porte como el urogallo, que estaba en época de apareamiemto. En otofio, Ia caza de antilo- pes era el centro de la actividad masculina; a veces, algunos grupos cazaban un bisonte. También era importante la captura de conejos, cuyas pieles usaban para confeccionar ropas y mantas. La dureza del entorno y la escasez de recursos obligaban a buscar otros recursos complementarios. Rios y lagos offecian peces, reptiles, aves acwiticas yysus huevos. En el desierto, ademas de aves, abundaban los batracios, serpientes, iguanas e insectos (hormigas, grillos, cigarras y saltamon+ tes) que brindaban un suplemento de proteinas crucial en tiempos de carestia. Enfrentados a frecuentes traslads, sus ntensilias, alojamientos y rt tales religiosos exam menos elaboradias que en otras partes, Con Tos recursos disponibles (cueros,pieles, huesos, tendones, maderas, juncos y totora) elaboraban Jo necesario para sobrevivir: la vida némada alen- taba viviendas temporarins y um utillaje de fécil transporte; la pict de antilope, habilmente tabajada por las mujeres, era fundamental para confeccionar vestimentas; cueros de alce y bifalo servian para levantar tiendas o tipi sauces y arbustos provefan abrigo en cualquier circuns- ‘ancia; mimbres y totora se convertian en canastas, cunas y «rampas; ‘madera, cueros y pieles eran utilizados para confeccionar zapatos para nieve, necesarios para vigjar durante el invierno. 7 | | ' iia on el mento doa vasion europea 48 En este contexto, los paiutes del valle del rio Owens fueron wna ex: cepcidn, Aprovechaban el agua del rfo para irrigar (mediante peque- fas represas, pozos y canales) sus dridas tierras. Inundaban los prados

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