Está en la página 1de 1

Te quiero.

Y no hay manera posible de darle una patada y mandarlo lejos.


Ni siquiera a Lisboa para hacerte compaa,
aunque haya tardado tanto.
No voy a mentirte, llevo el pasado colgando en las orejas
susurrando cada vez que t me apartas el pelo
para saber, a ciencia cierta, que en unos instantes vas a
follarme.
Puede aullar si quiere, que tras mis suspiros
slo quedas t, en mis ojeras, y mi cama vaca
guardando secretos entre los muelles, que chirriarn con otros
pero nunca como contigo.
Y tiro de maniobras improvisadas,
ya que no quedan planes que no hayas derribado
con tu fusil de acero entre mis pijamas.

También podría gustarte