Y no hay manera posible de darle una patada y mandarlo lejos.
Ni siquiera a Lisboa para hacerte compaa, aunque haya tardado tanto. No voy a mentirte, llevo el pasado colgando en las orejas susurrando cada vez que t me apartas el pelo para saber, a ciencia cierta, que en unos instantes vas a follarme. Puede aullar si quiere, que tras mis suspiros slo quedas t, en mis ojeras, y mi cama vaca guardando secretos entre los muelles, que chirriarn con otros pero nunca como contigo. Y tiro de maniobras improvisadas, ya que no quedan planes que no hayas derribado con tu fusil de acero entre mis pijamas.