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ARTE JESUITICO
-/MISIONES HISPANO GUARANIES
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PABLO ALBORNO
AVELINO RODRIGUEZ ELIAS
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PORTAL DEL TEMPLO DE JESUS
. ASUNCION-PARAGUAY
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BIBLIOTECA DE LA 1
_DE LA SOCIEDAD oo DEL pee
FiBLOTECA NACIONAL
eccifiy: Obras Paraguayas
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ARTE ‘JESUITICO
DE LAS
MISIONES HISPANO GUARANIES 5
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Premiado con medalla de plata en la Exposici6n del Centenario de Buenos Aires en 1910
Expositor en la exposicién de Roma los aitos 1904 al 1907, En Baltimore, Nueva York 1935
Heposc Sn aris Nacional ex Basn>s Alcea 1933, Ex-fardador y Director de la Academia
de Bella Artes 1902, Profeanr de Dibajo en el Colegio Nacional de la Capital, Colegios In-
Corporadon de la Segunda Ensefianea. Vice Presidente y Fundador del Museo Btnografico
¥ Araueolbgico dia Soe. Cintiica del Paraguay, Investigador del Arte y origen des Raza
‘Gaaranf, Autor de estudios sobre el Arte Hispano Guarant y Arte Jesuitico de las Misiones
GABAA I ERISA GHAI SAES
PABLO ALBORNO.
Editorial Guarani
‘Asuncion del Paraguay
1941COMISION DIRECTIVA |
“DE LA
- SOSIEDAD CIENTIFICA DEL PARAGUAY
Ano 1941
Dr. ANDRES BARBERO
Prof. A. de WINKELRIED BERTONI
Prof. GUILLERMO TELL
Prof, Dr, jur.et phil. Max Scum
}
|
|
Ing. Gustavo M. CrovaTo —
_Farmacéutico Pepro M. Pepi
Don Teoporo Rosas
Prof. CLAUDIO PAVETTI |
Dé: GBRARDO:Lacthnpra rf
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Asuncién ParaguayPROLOGO
Espanoles fueron los tres peaneree Generales de la Com-
pania de Jestis: Ignacio de Loyo' i
de Borja. El prim era militar; el segundo, formado en la
Universidad de Alcalé de Henares, y el tercero, aristécrata y
cortesano. Y aunque la idea general de la Compania :
Constituciones fueron obras del primero, o sea del fundador,
cada uno de los tres puso en ella una modalidad, cosa muy na-
tural tratandose de una entidad nueva y que, por esa causa,
debia adquirir entonces sus verdaderas caracteristicas, de las
que nunca mas debia de apartarse. *.
Loyola, como militar, no podia_ substraerse al espiritu
ordenan y_a los tres yotos ordinarios de todos los re
sos, afiadié el de la obediencia absoluta al superior. Un sol
do no podia pensar de otro modo, pues sdlo asi crefa él que’
podria la nueva orden alcanzar sus fines: salvacién de las alm
y gloria de Dios con el triunfo del catolicismo. Y m4s most
su cualidad de militar, Iamandola Compania y né Orden.
_ jdynez, hecho a las disciplinas escolares, continué, con
su rigidez propia, la obra de-su predecesor, en aquellos primeros.
tiempos en que los pasos de la Compania podian llegar a s
algo vacilantes. 5
Y Borja, usando las formas del cortesano, hizo compat
bles con la disciplina impuesta por San Ignacio Fe afirmada
le
Santiago Laynez, el trato amable y la suavidad de las maneras,
que todos pudieron ver como un ejemplo vivo cuando, ya G
neral de la Compafiia, efectué su ultimo viaje y fué acogido
las mayores muestras de humildad y respeto por sus propios
hijos, el duque Fernando, aie lo recibié en Barcelona, en
bre de Felipe II; Carlos y Alonso, que en Valencia se echaron
sus pies, solicitando la paternal bendicién, y Juan, embajador
de Lisboa, que a salié a recibirlo en la frontera. s ‘
Todos los jesuitas son, después de largas pruebas, emplea-
dos segtin su sy y_ sus dotes personales. puede decirse
que esto fué obra del antiguo duque de Gandia, que al asumir
el puesto de General de la Compania, en substitucién de Lay
-comprendié su época y supo asignar a cada cual su lugar.
Si fuésemos a emplear una expresién vulgarisima,
mos que en la Compania de Jestis se practica exactami
aquello de de no pedir peras al olmo, puesto que alli cada u1
rinde su propio fruto; y es asi como son ornato de aqi
agrupacién, hombres eminentes y de fama mundial en t
~~ los érdenes del saber humano. {Cémo, pues, con esa m
, Santiago Laéynez y Francisco —vn} , no habian, los misioneros por
s al Paraguay, de advertir en _seguida Ja natural
que en estos indios guaranies existia para las bellas
Esto tenia forzosamente que suceder, y fué por tal modo.
que la Compania hizo venir de Europa a competentisimos maes-
tros que dentro de ella existian, para ensenar a los indigenas
‘dibujo, talla, pintura y misica. c
El desconocimiento de lo que, en realidad, eran las Mi-
jones Jesuiticas, coincidiendo con moyimientos que minaban el
ee cipio de autoridad, base del eatolicismo i piedra angular de
la Compania, hizo que ésta fuese expulsada. / «Pero la verdad
- quedaba escrita en las selvas del Paraguay. Eserita, no en
papeles que un f6sforo puede destruir y el céfiro aventar, sino
en monumentos que hasta ahora van resistiendo trabajosamente
a las injurias del tiempo, al maleficio del abandono, a la codi-
cia de los explotadores y a la incomprensién de la ignorancia.
Porcu® alli estan, en unos lugares, los templos y_ las
imagenes, y en otros, Jas ruinas, mostrando cémo los Jesuitas,
consecuentés con su modalidad de asignar a cada uno su puesto
adecuado y de hacer rendir a cada cual sus propios frutos, su-
pieron descubrir las facultades artisticas e imitativas de los
a gaaranies.
Después de ellos gquién se cuidé de hacer algo andlogo?
{Hubo alguien que procurase siquiera continuar gai obra,
ue hubiese hecho de América del Sur un emporio de arte reli-
joso sin igual? No. 5
Pero hay, en cambio, hombres abnegados
fen emprender uno o mas viajes nada cémodos, para visitar las
ruinas y los templos jesuiticos del Paraguay, y estampar, juego
| fruto de esas excursiones de arte en articulos periodisticos,
cuando né en libros y folletos. Uno de esos hombres es el lau-
reado pintor don Pablo Alborno, a quien tanto debe el progreso
del arte en el Paraguay. El también visité las Misione: Oli ca
mbién aprecid, con ojos de artista, aquellas bellezas. Y quiso
e los demas _participasemos de su emocién estética, y a ese
propésito responde el libro que tienes, apreciable lector, en las
anos, lleno de sinceridad.
El profesor Alborno, después de llenar hasta los bordes
fora de su admiraci6n, no supo verterla poco a poco, y la
yoleé de golpe ante nuestros ojos, dejandolos a los lectores, tan
-asombrados como él lo esta de las bellezas que su retina capté
en las Misiones.
Ojala que este libro contribuya a salvar de una completa .
destruccién lo que ya esté en ruinas, y a preservar lo que, como
los templos de Yaguarén, Capiata, Piribebuy, Valenzuela y partes
de la Misiones que todavia esta en pie.
que no vacilan
Avelino Rodriquez Elias
Asuncién, Marzo 8 1941. ee pae
Ss
Eben dpImpresiones del viaje a las. misiones
efectuar estudios sobre Arte
Jesuitico Colonial
Invitado gentilmente por el sefior Ministro de aan tu
ra Prof. Guillermo Tell Bertoni, a una gira por las jones
Paraguayas, a fin de hacer un estudio artistico de las obras
jesu , que se hallan en aquellas regiones, accedi gustoso
para investigar esas reliquias ocultas y olvidadas que van
apareciendo, y cuya importancia describo mas adelante.
En Paraguari tomamos el émnibus que conduce a la le-
gendaria regién misionera. Dejando de lado los ueblos
Carapegué y Quiindy, atravesamos la serrania de aapuct
paisajes muitiples y policromos en los que alternan las prade-
ras floridas con las lomas esteparias y pequenos cerros que di-
bujan su perfil en los anchos panoramas misioneros. Ee
Fértiles campifias, pastizales verdosos alternan con i
rocallosos aptos para la produccién vinatera, cue esté lame
aun ancho porvenir en la regién, se extienden entre |
hascos de rico mineral de hierro, cobre y grafito,
Caapucii, con sus bellos panoramas y ambien
es uno de los sitios mas adecuados para la instalacion d
les de tourismo. No lejos de alli serpentea el rio Tebi
cuyas aguas cristalinas, que corren en un lecho de blanea
y Se insnuan entre innumerables islas y bancos del mismo
terial, se préstan para pintorescos y cémodos balnearios.
Villa Florida, primera Sid misionera ocupa la
del paso del Tebicuary y destaca su gallardo
de las extensas sdbanas cubiertas de
n su manto verde de superficie 0
las colinas misioneras.