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15. RELIGIN Y MORAL

Hay mucha gente que dice que sin creer en Dios un hombre no puede ser feliz ni vir-
tuoso. En cuanto a la virtud, slo puedo hablar por observacin, no por experiencia perso-
nal. Y en cuanto a la felicidad, ni la experiencia ni la observacin me han llevado a pensar
que los creyentes son, en general, ms o menos dichosos que los incrdulos. Se acostumbra
a encontrar nobles razones para la desdicha porque es ms fcil ser orgulloso si se puede
atribuir la desdicha de uno a falta de fe que si hay que atribuirla al hgado. En cuanto a la
moralidad, una gran parte depende del modo en que se entiende el trmino. Por mi parte,
creo que las virtudes ms importantes son la inteligencia y la bondad. La inteligencia est
obstaculizada por todos los credos, cualesquiera que sean; y la bondad est inhibida por la
creencia en el pecado y el castigo (esta creencia es la nica que el Gobierno sovitico ha
tomado del cristianismo ortodoxo).
Hay varias maneras prcticas de que la moralidad tradicional estorbe todo lo que es so-
cialmente deseable. Una de estas cosas deseables es la prevencin de la enfermedad ven-
rea. Ms importante aun es la limitacin de la poblacin. Los adelantos en medicina han
hecho esta materia ms importante de lo que haba sido antes. Si las naciones y las razas
que son an tan prolficas como eran los ingleses hace un centenar de aos, no cambian sus
costumbres a este respecto, a la humanidad slo le queda la guerra y la miseria. Esto lo sa-
ben todos los eruditos inteligentes, pero no lo reconocen los dogmatizadores teolgicos.
Creo que la decadencia de la creencia dogmtica slo puede hacer bien. Reconozco
inmediatamente que los nuevos sistemas de dogma, como los de los nazis y los comunistas,
son peores an que los antiguos, pero no habran arraigado de tal modo en la mente humana
si los hbitos dogmticos ortodoxos no hubieran sido inculcados en la niez. El lenguaje de
Stalin recuerda el seminario teolgico donde recibi su aprendizaje. Lo que el mundo nece-
sita no es dogma, sino una actitud de investigacin cientfica, combinada con la creencia de
que la tortura de millones no es deseable, ya la inflija Stalin o una Deidad imaginada a se-
mejanza del creyente.

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Escrito en 1952

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