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LA TEORIA SOCIAL LATINOAMERICANA Tomo I. SUBDESARROLLO Y DEPENDENCIA No cabe duda de que dos grandes t6picos que han per- mitido entender y reflexionar criticamente el proceso so- cial Iatinoamericano son el del subdesarrollo y el de la dependencia. La teorfa desarrollista de la CEPAL logré articular una importante interpretacién econémica para explicar las causas del subdesarrollo latinoamericano. La teoria de la dependencia parte de la critica al desarrolismo e incorpora el marximo para lograr un andlisis mas com- prensivo de las contradicciones basicas del desarrollo lati- noamericano. {De qué desarrollo se trata? ZEs posible plantearlo al interior del capitalismo? ;,Cémo opera el capitalismo dependiente? Los ensayos presentados por Jaime Estay, Carlos Malior- qui, José Valenzuela, Esthela Gutiérrez, Ruy Mauro Ma- tini, Jaime Osorio, Nildo Ourique, Andrés Barreda, Ana Esther Cecefia, Guadelupe Bertussi y Adridn Sotelo tra- tan con rigurosidad estas temdticas, donde se recupera al aporte de la teoria cepalina la irrupcién de la teoria de la dependencia y los temas en discusién que se desprenden de ella, como la marginalidad social, la critica a la educa- cién capitalista, y el problema de la superexplotacién, vol- viendo con ello a repensar uno de los periodos més ricos en la elaboracién tedrica de nuestro co nh ° Tomo IL. dependencia LA TEORIA SOCIAL LATINOAMERICANA. coordinadores: Ruy Mauro Marin A a Margara M fey LA TEORIA SOCIAL LATINOAMERICANA ‘Tomo I: Subdesarrollo y dependencia Coordinadores: Ruy Mauro Marini y Margara Millén I" edicién: 1994 2" edicién: 1999 Edltor: David Maree Saldaha D.R. © Ediciones El Caballito S. A. Antiguo Camino a Tepepan Mz. 1 Lte 9-A, Nuevo Renacimiento de Axalco Tlalpan, México D. F. ISBN 968-6125-77-9 Impreso y Hecho en México Printed and Made in Mexico RUY MAURO MARINI y MARGARA MILLAN (Coordinadores) LA TEORIA SOCIAL LATINOAMERICANA TOMO II ; SUBDESARROLLO Y DEPENDENCIA EDICIONES EL CABALLITO. MEXICO, DF., 1994 Indice Colaboradores . 2... eee ee 7 Presentacién 2.22 eee ete u L ELAPORTEDELACEPAL ......------ 15 | — La concepcién inicial de Radl Prebisch y sus trans- ; formaciones i Jaime Estay Reino... ee cee eee 17 ~—> Lucha, poder y desencanto: los primeros tiempos de Celso Furtado Carlos Mallorquin 41 “> Anibal Pinto: un clésico latinoamericano B José C. Valenzuela Feijéo Economia, teorfa e histori: de desarrollo Esthela Gutiérrez Garza. La crisis del desarrollismo Ruy Mauro Marini 60 oo eee IL LATEORIA DELADEPENDENCIA. . . —» Fuentes y tendencias de la teoria de la dependencia Jaime Osorio... . “© Hacia una teoria marxista de la dependencia Nildo Domingos Ouriques . <=» La Dialéctica de la dependencia y el debate marxista latinoamericano Andrés Barreda Marin. . UL TEMAS EN DISCUSION Los miserables en la teorfa social latinoamericana Ana Esther Cecefa Martorella .... . La teorfa critica de la educacién: dos aproxima- ciones Guadelupe Teresinha Bertussi. . . —> Dependencia y superexplotacion Adridn Sotelo Valencia 155 199 235 237 Colaboradores ANDRES BARREDA MARIN. Economista mexicano, profesor de la Facultad de Economia, Universidad Nacional Auténoma de México. GUADELUPE TERESINHA BERTUSSI. Educadora brasilefia, profesora de la Universidad Pedagégica Nacional, México. ANA ESTHER CECENA MARTORELLA. Economista mexicana, investigadora del Instituto de Investigaciones Econémicas, Universi- dad Nacional Auténoma de México. JAIME ESTAY REINO. Economista chileno, investigador de! Pro- grama de Posgrado en Economia de la Universidad Aut6noma de Puebla, México. ESTHELA GUTIERREZ GARZA. Economista mexicana, investi- gadora del Centro de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Cien- cias Politicas y Sociales, Universidad Nacional Auténoma de México. CARLOS MALLORQUIN SUZARTE. Economista paraguayo, in- vestigador del Instituto. de Cioncias Sociales y Humanidades, Univer- sidad Aut6noma de Puebla, México. RUY MAURO MARINI. Cientista politico brasilefio, Coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Poli- ticas y Sociales, Universidad Nacional Aut6noma de México. JAIME OSORIO URBINA. Sociélogo chileno, profesor del Docto- rado en Ciencias Sociales de la Universidad Auténoma Metropolita- na, Unidad Xochimilco, México. NILDO DOMINGOS OURIQUES. Economista brasilefio, profe- sor de la Facultad de Economia, Universidad Federal de Santa Cata- rina, Brasil. ADRIAN SOTELO VALENCIA. Sociélogo mexicano, investigador ‘del Centro de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Poli- ticas y Sociales, Universidad Nacional Auténoma de México. JOSE C, VALENZUELA FEUOO. Economista chileno, profesor de la Universidad Auténoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, y de la Facultad de Economia, Universidad Nacional Aut6noma de México, l { t t 4 +++La discrepancia entre los razonamientos te6ricos basados en la movilidad absoluta de los factores productivos y Jos fenémenos reales de la economia, tiene un significado tan grande para la teoria del desarrollo econémico de la América Latina, en especial, y de toda la periferia, en general, que se impone un serio esfuerzo de revisién te6rica, el cual, partiendo de premisas més acordes con la realidad, nos ayude a formular, sobre bases firmes, los lineamientos esenciales de una politica de desarrollo econémico. Rail Prebish, 1950 todo nuestro esfuerzo esté destinado a invitar a pensar, a abordar el marxismo con la seriedad que esta gigan- tesca doctrina merece. Emesto Che Guevara, 1962 E rigor conceptual y metodolégico: a esto se reduce en Giltima instancia la ortodoxia marxista. Cualquier limitaci6n al proceso de investigacién que de alli se derive no tiene ya nada que ver con Ia ortodoxia, sino tan s6lo con el dogma- tismo. Ruy Mauro Marini, 1973 La teorfa marxista de la dependencia dej6 una serie de hipétesis sobre las modalidades especificas de la acumula- cin en nuestras formaciones sociales, ligadas al movimiento internacional del capital y que implican, tal vez como rasgo esencial, la sobreexplotacin de las clases trabajadoras. [...] Esta categoria est4 apuntando a un hecho cierto, que en Iineas generales ha sido corroborado en los tiltimos quince afios de la historia latinoamericana: la constante tendencia a la depaupe- racién de amplisimos sectores, ciertamente mayoritarios de nuestra poblacién. Es pues un problema que no podemos dejar de estudiar, y no s6lo como una cuestién econémica, sino co- mo algo definitorio de la estructura social, del sistema y los mecanismos del poder y no se diga de esa “democracia” que en ‘América Latina pareciera estar convirtiéndose en una instan- cia cada vez mas depuradamente incorpérea, espiritual. Agustin Cueva, 1989 Presentaci6n Proseguimos aqui la publicacién de los materiales pre- sentados en el Seminario Interno Permanente del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Politicas y Sociales correspondiente a los afios 1993-1995 y que se realiza con el apoyo de la Direccién General de ‘Apoyo al Personal Académico (DGAPA) de la Universi- dad Nacional Auténoma de México. Este segundo tomo de La teorta social latinoamericana cubre un periodo que va de la década de 1950 a la primera mitad de la de 1970. Dos corrientes de pensamiento dominaron, entonces, sucesivamente, la escena intelectual latinoamericana: la teorfa desarrollista de la CEPAL y la teorfa de la depen- dencia. El desarrollismo cepalino se impone en la regién a partir de la publicaci6n, en 1950, del primer informe anual Ue ese organismo internacional. Su contenido esencial es- tuvo dado por Ia critica a los mecanismos de transferencia de valor desde América Latina a los grandes centros capi- talistas a través del comercio internacional y su prédica en favor de la industrializacién, de la intervencién estatal, de Ia planificacién del desarrollo y de la integracién regional. , en una amplia medida, a los intereses de la burguesia industrial que habia emergido en América La- tina a partir de la Primera Guerra Mundial y que, en los iL ee ete ee ee ee ewe wwe afios treinta, empezara a compartir en varios pajses el poder politico con los grupos que componian la tradicio- nal burguesia primario-exportadora. Ya fuese por el prestigio del organismo que lo soste- nfa, ya por el brillo de los intelectuales que se encargaron de teorizarlo, el desarrollismo alcanzé6 notable influencia a nivel de gobierno en paises como Brasil, Chile y México, principalmente, asi como en los organismos regionales existentes, como la Organizacién de los Estados America- nos, 0 que contribuy6 a crear, como la Asociacién Lai noamericana de Libre Comercio y el Mercado Comin Centroamericano. Simultaneamente, marcé el inicio de un pensamiento original estructurado en América Latina —independientemente de expresiones individuales, que se habian manifestado desde los afios veinte— y abrié un debate, en pie de igualdad, con las ciencias sociales que se producian en Jos centros capitalistas. En el curso de los afios cincuenta el ascenso de las luchas sociales en la regi6n se registr6 de manera inin- terrumpida, provocando una radicalizacin politica que cristaliz6, en un polo, en la Revolucién Cubana, a fines de la década y, en el otro, en las dictaduras militares que, a partir del golpe militar de 1964 en Brasil, se implantaron en diversos paises. Paralelamente, las dificultades econé- micas empezaron a agravarse, a principios de los afios sesenta, generando procesos de crisis y de estancamiento. Ambos factores pusieron en jaque las interpretaciones y las politicas preconizadas por la CEPAL, despertando cri- ticas y autocriticas que acarrearon la declinacién de su influencia. La teorfa de la dependencia se conform6, en parte, con base en ese proceso critico hacia el desarrollismo, aunque también en funcién de las criticas que suscitaba la estrate- gia politica de los partidos comunistas latinoamericanos, que privilegiaba a la revolucién en etapas y Ia colabora cién de clases, en la linea establecida por la ya extinta Tercera Internacional. Para muchos integrantes de la nue- va corriente de pensamiento es posible, incluso, afirmar 12 que fue la critica a los partidos comunistas la que condujo ala impugnaci6n del desarrollismo. En efecto, carentes de teorizacion propia, dichos partidos se apoyaban en el and- lisis econémico cepalino y lo hacian con mas raz6n ain porque éste les proporcionaba elementos de cuestio- namiento.a las relaciones con el imperialismo y una pro- puesta nacionalista que parecia justificar el frente tinico obrero-burgués, cuya formaci6n se constitufa en el eje central de su politica. Partiendo de distintas vertientes, la teoria de la de- pendencia fue, sobre todo, un movimiento de.ideas que traté de dar respuesta a las inquietudes y esperanzas que movilizaban a amplios sectores populares de América Latina: obreros, campesinos, estudiantes, profesionales, para ofrecerles una alternativa a un desarrollo capitalista, ‘cuyo cardcter subordinado y excluyénte lo hacia cada vez menos capaz de garantizar la atencién hacia las necesida- des esenciales de la poblacién. Su mayor mérito fue el de replantear desde el marxismo la interpretacién de la reali- dad latinoamericana, abriendo camino para que éste asu- miera progresivamente un cardcter de centralidad en el escenario intelectual y politico de la regién. Esto, que constitufa el punto fuerte de la teorfa de la dependencia, acabé por convertirse en su flanco més vul- nerable. Desde principios de la década de 1970 se mani- festaron desacuerdos y divergencias entre las corrientes que la integraban. Luego, en medio de la gran floracién del pensamiento marxista que tuvo lugar en América Lati- na, como en otras partes del mundo, se constituyeron, en la regi6n y eri el exterior, nuevas escuelas marxistas que tomaron al dependentismo como blanco de sus ataques. Paralelamente se recomponia la ideologia burguesa, en un periodo de acelerado desarrollo econémico, cuya frégil base no tardaria en revelarse al sobrevenir la crisis de la deuda externa. En este segundo tomo de nuestra obra Ia principal preocupacién ser4 revisar lo que fueron las teorias desa- trollista y de la dependencia, asi como algunos de los 13 temas relevantes que ellas, en particular la dltima, pusie- ron en la mesa de discusién. Sin embargo, los ensayos alli reunidos no dejarén de incursionar en los debates de los afios setenta'y avanzarn incluso a la consideracién de cuestiones actuales. No podria ser de otra manera. La vida misma se ha encargado de replantear problemas que la ideologia neo- liberal de los afios ochenta se ha esforzado inatilmente en escamotear. Examinar de nuevo, criticamente, la manera c6mo fueron entonces estudiados aportar4, sin duda, ele- mentos para pensarlos hoy de forma més adecuada y, lo que es mucho més importante, elaborar para ellos res- Puestas mds eficaces. Cabe insistir en la menci6n especial a la capacidad, empe- fio y dedicacién del equipo de coordinacion del Semina- tio, a cargo de Margara Millan Moncayo, asi como de Mario Trujillo Bolio, con Ia eficiente asistencia técnica de Gilberto Cardoso Vargas. Igualmente, debemos reiterar nuestro agradecimiento al trabajo que han desempefiado en el marco del Semina- rio y la colaboraci6n que han prestado a la preparacién de esta publicacién los becarios Rubén O. Amador Zamora, Micaela A. Chdvez Villa, Elsa G. Espinosa Consejo, San- dra Guadalupe Inacua Gémez, Marcos Rubén Lépez Mi guel, Susana Martinez Sanchez, Jessica Retis Rivas, Zaida P. Rodriguez Monzalvo, Marfa del Consuelo Sanchez R., Mario Sanchez Sanchez y Daniel Tapia Blanco. ‘RUY MAURO MARINI México, agosto de 1994 14 EL APORTE DE LA CEPAL 15 | | i | } ' } La concepcién inicial de Ratl Prebisch y sus transformaciones Jaime Estay Reino Lia principal limitacion que deberd tenerse presente res- pecto a este trabajo es la referida al manejo necesaria- mente global del tema, lo que se deriva de la extensi6n del material. En un ntmero de cuartillas como el que aqui estamos presentando de ninguna manera podria intentar- se un tratamiento acabado de todas o de una parte impor- tante de las formulaciones hechas por Prebisch a Jo largo de sus mas de 65 afios de actividad profesional y del total superior a los cuatro centenares y medio de materiales ‘que escribi6. Teniendo, ademas, en cuenta que un néme- ro importante de libros y articulos de distintos autores han estado dedicados al andlisis de la obra de Prebisch,? con el 1. Sus primeros escritos se remontan al inicio de los afios 20, cuando atin era alumno de la Facultad de Economia de la Universidad de Buenos Aires, ¥ su Gltima exposicin Ia realiz6 el 24 de abril de 1986 —esto es, cinco dias antes de su fallecimiento—, con motivo del vigésimoprimer periodo de sesio- nes de la CEPAL realizado en la Ciudad de México. Segiin la bibliografia de Ia obra de Prebisch , presentada por la CEPAL en Raul Prebisch: un estudio al aporte de su pensamiento (CEPAL, Santiago de Chile, 1987), sus libros, infor- mes, documentos, articulos, conferencias y discursos hacen un total de 466 materiales. Dicha cifra es atin mayor, segin la bibliografia de la obra de Prebisch que se presenta en el libro de Mateo Margarifios, Didlogos con Rati! Prebisch (FCE, México, 1991), en donde se enlistan 309 libros y ensayos y 219 discursos, exposiciones y conferencias. 2. Emun anexo del libro citado de Mateo Margarifios se enlistan un total de 122 materiales sobre Rail Prebisch, a los cuales cabria agregar otros dos 17 ; Presente ensayo buscaremos tan s6lo formular algunas Teflexiones de cardcter general sobre dicha obra en la Perspectiva del objetivo de revisién del pensamiento criti- co latinoamericano que se ha propuesto el Seminario Per- manente del CELA. Con el fin de ordenar la exposici6n, la dividiremos en tres apartados: en el primero haremos referencia al pe- tiodo previo a que Prebisch ingresara a la Comisién Eco- némica para América Latina (CEPAL); en el segundo ubicaremos los componentes principales de la interpreta- cién desarrollada por Prebisch durante los primeros aiios en que asumi6 la direcci6n de la CEPAL; y en el tercero revisaremos algunos de los cambios que sé fueron dando en su concepcién final. Para centrar directamente la atencién en aquellos as- pectos que nos interesa destacar, al final del presente trabajo (pg. 39) se encontraré una cronologia minima de las principales actividades pablicas desarrolladas por Pre- bisch a lo largo de su vida, por lo que remitimos al lector a su consulta, lo que nos permitira obviar el recuento de dichas actividades en el texto. El periodo previo ala CEPAL El punto central que interesa destacar en este aparta- do y que, en buena medida, puede ser desprendido de la cronologia minima antes citada, es que la actividad profe- sional de Radl Prebisch comenz6 bastante antes de su incorporacién a la Comisién Econémica para América Latina (CEPAL). Esto tiende a estar ausente en las per- textos en que el propio Prebisch hace un balance de su pensamiento y obra: el bro mismo de Mateo Margarifios y el ensayo “Cinco etapas de mi pensa- 1iento sobre el desarrollo”, publicado en Comercio Exterior (vol. 37, Ne &, ‘México, mayo de 1987), en E/ Trimestre Econdmico (vol. 50, N° 198, abrilju- nio de 1983) y en el libro Rat Prebisch: un estudio al apore de su pensami p. ci. Por nuestra parte, hemos hecho una presentacion dela obra de Prebiach —no exhaustiva, aunque sf mds extensa que la presente en La concepeaon ‘general y los andlisis sobre la deuda externa de. Rail Prebisch (Siglo OXI, “México, 1990), libro en que nos apoyaremos a o largo de este ensaye 18 cepciones que usualmente se tienen de su trayectoria, lo que es un resultado casi obligado por la mayor presencia Publica que adquirié nuestro autor como encargado de dicha Comision. En el momento de asumir la direccién de la CEPAL, Prebisch tenia casi cincuenta afios. Durante més de dos décadas habia impartido clases en la Universidad de Bue- nos Aires y desempefiado importantes responsabilidades en la administracién piblica de Argentina. Entre éstas, habia sido durante varios afios Director de Investigacio- nes Econémicas del Banco de la Nacién y Subsecretario de Hacienda, a comienzos de los afios treinta, y gerente del Banco Central desde 1935 hasta 1943. Para los fines de esta exposicién lo m4s importante Tespecto a los afios previos al ingreso de Prebisch a la CEPAL es que, en ese periodo, fue madurando una parte importante de los planteamientos que posteriormente da- rian lugar a la “teoria cepalina”. Es durante los afios trein- ta y cuarenta cuando se inicia la toma de distancia de Prebisch en relacién a algunos aspectos centrales de la teoria econémica ortodoxa en que se habia formado, ‘lo que —como es fécil suponer—tuvo una influencia directa en la gran depresi6n. Segén sus propias palabras: Por supuesto, al presenciar esta depresién mundial, que se prolongaba y se hacia cada vez més intensa y que no podia tratarse ni en los grandes paises ni en los nuestros con medidas ortodoxas, fui poniendo en grave tela de juicio todo lo que yo habia aprendido y ensefiado como Joven profesor de la universidad. Ese fue un cambio fundamental en mi concepci6n de la economfa.? Para esos ajios, dicha toma de distancia respecto a la teoria econémica tradicional se tradujo en la adscripcién de Prebisch a las propuestas keynesianas, si bien ello ocu- 3. Mateo Margaritios, Didlogas con Rati Prebisch, op. cit, p. 102. 19 11i6 s6lo después de haber ejercido, al més puro “estilo ortodoxo”, el cargo de Subsecretario de Hacienda.‘ Fuer- temente influido por la continuidad de la depresién y por el fracaso de la Conferencia Econémica Mundial de 1933 —a la cual asistié como asesor de la delegacién argenti- na—, fue asumiendo posturas que, en lo general, implica- ban un cuestionamiento a los automatismos del mercado y, en lo particular, apuntaban a la aplicacién de politicas econémicas expansivas que, a través del crecimiento del gasto piblico, ejercieran un efecto anticiclico sobre la economia. En las actividades desarrolladas por Prebisch en la Ar- gentina como funcionario pablico, su adscripcién keyne- siana parece haber tenido importante papel: —En el Plan de Accién Econémica Nacional que ela- bord, en 1934, como asesor de los ministros de Ha- cienda y de Agricultura, y en el que se inclufan medidas tales como la expansién del gasto piblico y el control del comercio exterior a través de una poli- tica selectiva de importaciones y de fomento a las exportaciones. —En el proyecto que concibi6, en 1934, para la crea- ci6n del Banco Central de Argentina y en sus activi- dades como gerente de dicho Banco de 1935 a 1943, que supusicron el abandono de los automatismos asociados al patrén oro y el desarrollo de un conjun- to de medidas anticfclicas, varias de las cuales fueron 4 Al respecto, y refiriéndose a una serie de seis articulos de Keynes = anteriores a la Teoria general... publicados en el Times de Londres, en el libro recién citado (p. 100) Prebisch plantea: “A mai me conguistaron y te diré, sin modestia, que cayeron en campo fértil, porque yo tenfa el cargo de con” ciencia en Londres de haber preconizado y logrado que la Argentina siguiera, en el aio 31 y mitad del 32, la politica més ortodoxa, cuando yo era Subsecre. tario de Hacienda. Fue una politica de contraccién, de acuerdo con toda la teorfa aceptada de que a la crisis habfa que sobrepasarla con una serie de medidas de austeridad, cortar las obras pablicas, reducir el presupuesto, Febajar los sueldos, etc. y después, pensando en esa experiencia y ante la Prolongaci6n de la depresién mundial, que todos crefamos transitoria [...} ‘empecé yo a tener muchisimas dudas acerea de mi teoria ortodoxa.” 20 aplicadas a través del Instituto Movilizador de In- versiones Bancarias, que se creé junto con el Banco Central para enfrentar la quiebra virtual en que se encontraba la casi totalidad del sistema bancario ar- gentino. Ademés de Jo anterior, y en parte paralelamente a su actividad como funcionario pablico, sus cuestionamientos a la teorfa tradicional fueron quedando plasmados en dis- tintos documentos. Aparte del Plan de Accién Econémica Nacional y del proyecto de creacién del Banco Central, a Jos que hicimos referencia, y de las Memorias Anuales del Banco Central’ correspondientes al periodo en que fue su director, los principales materiales elaborados por Pre- bisch durante esta época fueron un libro sobre Keynes y un. par de articulos sobre el funcionamiento del sistema mo- netario internacional;” a esto habria que agregar la trans- cripci6n de una serie de conferencias que dict6 en México, en 1944, respecto de la creacién y primeros afios de fun- cionamiento del Banco Central argentino.* Sin embargo, y bajo la perspectiva que hasta aqui he- mos trazado, parece ser que el periodo que con mas clafi dad se constituy6 en antecedente de las formulaciones que Prebisch desplegaria en la CEPAL corresponde al 5. Joseph Hodara, en Prebisch y la CEPAL (Ed. El Colegio de México, México, 1987, pp. 64-73), compara dichos informes con Jos materiales publi- ccados por la CEPAL bajo la direccién de Prebisch, estableciendo un conjunto de elementos comunes, tanto en el estilo de exposicién como en el contenido: medidas anticiclicas, dependencia externa, efectos del ciclo, industrializacién, sustitutiva, etcétera, 6 RaGl Prebisch, Introduccidn a Keynes, F.CE., México, 1947. 7. “Observaciones sobre los Planes Monetarios Internacionales” (Tri- ‘mestre Econdmico, vol. 11, N° 42, jlio-septiembre de 1944) y“Patrén oroy la vulnerabilidad econémica de nuestros paises” (Revista del Banco de la Repti- blica Oriental del Uruguay, vol. 3, N° 10, julio de 1944). 8 Conversaciones del Doctor Prebisch en el Banco de México, D.F.: ante- ccedentes y proyecto de creacién de un Banco Central en Argentina (sin publicar) México, 1944. Publicado en Argentina en 1972 por el Banco Central de ese pais como La creacién del Banco Central y la experiencia monetaria argentina ‘entre los afios 1935 y 1943. 21 lapso 1943-1948, que éI calific6é como “la primera etapa” de su “pensamiento sobre el desarrollo”? Dicho lapso, durante el cual estuvo dedicado a la docencia, a la investi- gaciOn y a actividades esporddicas de asesorfa a bancos centrales de distintos paises latinoamericanos, y en que ya no tenfa cargos en el gobierno, parece haber sido de la mayor importancia en la reflexién tedrica de Prebisch, respecto a cuestiones tales como las relaciones externas de América Latina, la necesidad de la industrializacién y otros componentes de su concepcién general. En esa me- dida, y segdn é1 mismo planteaba, dicha concepcién gene- ral “no era una improvisacién, sino el resultado de esos cinco afios de reflexi6n y estudio que yo habfa tenido”.” Los primeros afios en la CEPAL 1. Dos seftalamientos: el marco de referencia y el origen de las ideas Antes de abordar la presentacién de algunos de los componentes que fueron centrales en la concepcién glo- bal que Prebisch desarroll6 durante los primeros afios de funcionamiento de la CEPAL, nos parece necesario men- cionar al menos dos cuestiones referidas la primera al marco en que aparece y se desenvuelve Ia CEPAL y la segunda a las dificultades para determinar los origenes de Ia concepci6n usualmente atribuida a Prebisch. Respecto a la aparicién y desarrollo de la CEPAL, el 9. RaGl Prebisch, “Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo”, ‘Raiil Prebisch: un estudio al aporte de su pensamiento, op. cit, pp. 13-14. 10 Mateo Margarifios, Didlogos con Raiil Prebisch, op. cit, p. 130. En el mismo sentido, en el ensayo “Cinco etapas de mi pensamignto sobre el desarrollo”, publicado en el libro Rat! Prebisch: un estudio..., op. cit, p. 13, tefiriéndose a las responsabilidades como funcionario que habia tenido hasta 1943, plantea: “En aquel entonces mis ocupaciones no me permiticron el ejercicio de actividades tedricas. Pero cuando hube de abandonar tales ocu- paciones, a principios de los aiios cuarenta, traté durante varios afios de Furtado ingresa a ésta cuando es atin muy joven. Por otra parte, encaja cabalmente en una de las categorfas de la tipificaci6n de intelectuales hecha por Atahualpa Rodri- ez." Este diferencia tres clases de intelectuales en la era de Ia posguerra: los denominados “latinoamericanos” y criti- cos, los “apendiculares” y los tecnécratas. Unicamente el primer tipo —donde cabe encasillar a Furtado— proble- 2. Segtin Ruy Mauro Marini, estos afios representan “Ia crisis del desa- srolizmo"'eh 30 asepeion espalina, Vease el tercer capitulo, “La esis te6ri- 2", en América Latina: democracia e integracién, Nueva Sociedad, Venezuela, 1993, 3. Consiitese 1a “mini"-autobiografia de Furtado, “Adventures of A Brazilian Economist” en Intemational Social Science Journal, vol. XXV, N° 1/2, 1973; de aqui en adelante: “Adventures of a... 1973”. , 4. “Los cientificos sociales latinoamericanos como nuevo grupo de inte- ectuales”, en B! Trimestre Econdmico, N°. 198, 1983. 42 matiza el objeto del conocimiento dirigido hacia la Améri- ca Latina. En lo que se refiere a su actuacién y perspectiva Politica, este intelectual tampoco esté ligado a sus orige- nes de “clase media”; segn Rodriguez, el intelectual criti co rompe simulténeamente con esquemas 0 paradigmas de investigacin y con la defensa de sus intereses de clase. De hecho, en aiios recientes Furtado relata que, en la década de los cuarenta, él se observaba conscientemente como parte de la “intelligentsia” a la manera de Mann- eim: De mis lecturas de Mannheim me quedé alguna idea del papel social de la intelligentsia, particularmente en las épocas de crisis. Mc imaginaba por encima de las condi ciones creadas por mi insercién social y estaba conven do de que el desafio consistia en instilar un propésito social en el uso de esa libertad > La premisa principal de Ja tesis de Rodriguez cabe perfectamente a Furtado: un intelectual latinoamericano que utiliza un “maarco conceptual hist6rico de dimensién. regional”. Es de este modo —segtin Rodriguez— que se logra configurar un pensamiento latinoamericano y de orientaci6n “progresista”, refiriéndose, en particular, a la CEPAL. Los otros tipos de intelectuales s6lo se concretan a aplicar el saber arribado del exterior, considerado de validez universal. Para iniciar, cabe una fugaz exploracién biografica de Furtado para el periodo que nos compete. También es inaplazable una breve mirada a su “capital curricular”. Nuestro autor nacié el 26 de julio de 1920 en Pombal, Paraiba, Brasil. Estudié la licenciatura en Derecho’ en la 5. La fantasia organizada, Eudeba, Buenos Aires, 1988, primera edicién. en portugués en 1985, p. 17; de aqui en adelante La fantasia... 1985. 6 A. Rodriguez, op. cit, p. 954, 7. Segtin las fuentes anglosajonas, Furtado estudia “econom{a”; off. los. siguientes textos: Who is Who in Economics, comp. M. Blaug (Ed. Cambrid ge University, Inglaterra, 1986), pp. 295-296; The Intemational Authors and 43 Universidad de Brasil, en Rfo de Janeiro (1944). En “Ad- ventures of a... 1973” menciona que, cuando inicié sus estudios en Ia Universidad de Brasil, “las ciencias sociales apenas empezaban a ensefiarse. [...] No se impartfa Eco- noma [y para] el tercer afio cambié de Derecho a Admi- nistraci6n, donde gradualmente me interesé en problemas de organizaci6n.”* En su libro La fantasia... 1985 describe su formacién de la siguiente manera: Segén las reglas de la €poca, mi formacién de econo- mista era la de un autodidacta, [...] apoyad{a] en mi formaci6n juridica y en estudios especializados de orga- nizaci6n y finanzas pGblicas.? Durante Ia Segunda Guerra Mundial, Furtado habia transitado por Italia, culminando su labor en Paris, como parte de las fuerzas expedicionarias brasilefias. En 1946, estando él en Ia ciudad luz y habiendo desechado Ia idea de atravesar la Europa “devastada”, fue convencido por Maurice Byé para que realizara algin estudio sobre la economfa del Brasil y se inscribiera para realizar una tesis doctoral en economia, en la Universidad de Parts. ters Who's Who, comp. A. Gaster. (Bd. International yhical Centre, Cambridge, Inglaterra, 1977), p. 346; Dictionary of International Biography, comp. E. Kay (Ed. Melrose Press Limited, Londres, 1971); para el Contempo- rary Authors (Gale Research Company, Michigan, 1967; volimenes 17-18, comp. James M. Ethridge y Barbara Kopala), termina con el grado de Maes- ‘ria en 1944, p. 168. De hecho, la gran mayorfa de las universidades latinoa- mericanas no habfan incorporado a la economfa en su curicula. Sobre ta descripci6n de las universidades latinoamericanas y e! surgimiento y estructu- ra de la carrera de “economia”, véase O. Sunkel, “Institucionalistas y estruc- turalismo” en Ia Revista de la Cepal, N° 38, 1989; alli Sunke! dice: “En la mayorfa de los paises latinoamericanos la economia no se convirtié en una disciplina aparte y una profesién distinta hasta el decenio de 1940 0 comien- 08 de 1950. Durante este periodo las escuclas de economia se transformaron en entidades separadas, pero con frecuencia se combinaban con el estudio de Ia contabilidad y de la administracién de empresas” (p. 148). También E. Krauze, Daniel Costo Villegas: una biografia intelectual (ed. Joaquin Mortiz, México, 1980). 8 “Adventures of a... 1973”, op. cit, p. 32. 9 La fantasia... 1985, op. cit, p.15. 44 La tesis —L Economie Coloniale Brésilienne (XVIe et XVUHe Siécles): Eléments d'Histoire Economique Appli- qués—® supondré un andlisis de la insercién del Brasil en el comercio internacional. El tema privilegiado en ella -—la economfa colonial brasilefia— fue el periodo en que dominé Ia produccién del aziicar. El asesor Maurice Byé tecomend6 un estudio comparativo con la economia anti- Wana, donde el azticar y la mano de obra esclava habia destruido a la pequefia propiedad. 7 En 1946, antes de haber realizado sus estudios de doc- torado, recibe el Premio Franklin D. Roosevelt, del Insti- tuto Brasil-Estados Unidos, por un ensayo en torno a “la democracia”." Podemos decir que, hasta el golpe militar de 1964, la carrera intelectual, politica y profesional fluye sin tropiezo alguno; los intentos para obstaculizarlo de ocupar ciertos cargos 0 empafiar su desempefio nunca fructificaron.” Sin embargo, vale la pena subrayar el he- cho de que, a Jos treinta afios, Furtado atin pensaba que su vocacién estaba en “escribir obras imaginativas”.” Por otra parte, la sintesis de su carrera burocritica, profesional y politica hasta 1964 se dificulta, dada’ su vastedad. Intentaremos detallarla con la mayor fidelidad posible, resaltando, a partir de 1950, los momentos hist6- Ticos y los textos mas importantes." ‘Cuando contaba con 23 afios, Celso Furtado ingresé a Ja administraci6n ptiblica de! Brasil, continuando —como 10 Cabe aclarar que no he tenido acceso a Ia tesis doctoral y, segin Joseph Love, ésta “no contiene mucho andlisis econémico formal de cual- et ipo“ Beonomic das an ideologies in Latin America ince 1990", cn ell comp. (Vol. 6), Cambridge History of Latin America, Eid. Cam bridge, Gran Bretafa, 1994, julio. 11 La fantasia... 1985, op. cit, pp. 15-16. 12, Qf. las anécdotas en La fantasia... 1985, op. cit, pp. 44-47; y A fantasia desfeita (La fantasia desecha), Paz e Terra, Rio de Janeiro, 1989, toda la tercera parte; de aqui'en adelante A fantasia dsfea 1989. 13. “Adventures of a... 1973", op. cit, p.30. 45 | ya lo sefialamos— con la “tra 15 Bn 1946 fue publicado su primer libro: De Népoles a Paris — Cuen- tos de la vida expedicionaria, ensayos periodisticos sobre sus experiencias de la guerra. Este libro tendré poca rela- ci6n con sus futuras publicaciones; la dedicatoria a “las italianas” reza ast: En toda la soledad humana que fue el torbellino de la guerra, el brasilefio no estuvo solo. Lo acompaii6 siem- pre, gentil y ticrnamente, la mujer italiana. En corazones marcados por la soledad antigua, en la sorpresa de un encuentro, vio surgir para la vida una esposa, una her- mana, una hija y hasta una madre. Lejos de esta tierra encantada que Mariucha amé sin conocer, en el gesto vacio de un agredcimiento péstumo, yo les cnvio, a las italianas tiernas y gentiles, mis recuer- dos y mis saludos.” A partir de 1950, cuando publicé su primer articulo sobre la economia del Brasil, “Caracteristicas gerais da economia brasileira”,* nunca més surgié la escritura “imaginativa” fuera del dmbito de la “economia”. Este articulo ya presenta la tesis sobre Ia “socializacin de pér- didas”, cuayo mecanismo hace posible y explica la transfor- maci6n estructural y la industrializacién de la economia brasilefia, sin detrimento alguno para los sectores produc- 15. Véase “Adventures of a... 1973", op. cit. De esta época datan dos articulos de Furtado en torno a la administracién ptblica de los Estados Unidos. En uno de ellos se describe el funcionamiento y estructura de la ‘comisin encargada de implementar un sistema de méritos para los cargos en. Ta administracion pablica (“A estructura da Comissao do Servicio Civil dos Estados Unidos”, en Revista Do Servigo Piiblico, atio VII, Vol. I N® 2, febrero, 1944); en el otro se expone el organigrama de la carrera dei personal del Gobierno Federal; “Notas sobre a administragao de pessoal no Governo Federal Americano”, en Revista Do Servico Piblico, afio VII, Vol. III N° 1, julio, 1944. 16 Ed. Zelio Valdeverde, Rio de Janeiro, 1946; de aqui en adelante: Cuentos... 1946. 17 Cuentos... 1946, op. cit. 18 En Revista Brasileira de Economia, marzo, 1950. 46 tivos en ‘cuesti6n, y formard parte de su primer libro sobre geonomta y el desarrollo en general: A economia brasi- ira. El ciclo cepalino, 1949-1957 La CEPAL se funds en 1948 por un periodo de “ - ba” de tres afios, al final del cual se decidirfa sobte Ba futuro.” Apenas un afio después Furtado logré ocupar un puesto en sus oficinas en Chile; alli habria de permanecer Por casi ocho afios (1949-57) en uno de sus periodos més productivos en términos de publicaciones. Por ese enton- ces los funcionarios de la CEPAL casi podian contarse con una mano. Pronto las responsabilidades asumidas por Furtado y su creciente importancia en la CEPAL induje- ron a Rail Prebisch a intentar promoverlo de categoria Para que asumiera funciones: ejecutivas, pero éste tuvo graves dificultades para obtener su “reclasificacién” debi- do a su edad: Furtado contaba entonces con treinta afios." Finalmente, Ratil Prebisch alcanz6 su objetivo de crear la Divisi6n de Desarrollo Econ6: y nombré a Furtado como su director. Durante los primeros afios de la década de los cin- cuenta vemos a Furtado trabajando intensamente en la CEPAL. Ademés de sus tareas internas, como su part pacién en la elaboracién del Economic Survey of Latin 19 A economia bra, Bd. A Noite, Rio de Jancio, adelante A economia... 1954. pomeee ae 20 La batalla tedrcopoltica que edi para su constitucion fue ernenta ‘ease, para mayor detaley Hema Santa Cree La Copal snesnae Se experaraa para América Latina, Naciones Unidas, Condsrnoe ie te Cop hie 98g Di Polk, “Peli ve dete Wasingon tna perapeon ambiante™ en Comercio Bueon, Vol 37 NS, mayor OWT, Colas fa Qn 11985 op et ‘5, mayo, Celso Furtado, 21 La fantasia. 1985, op. cit, pp. 14-107. Retrompectivamente, muchos tos eps Fai res Snr de CEPAL"y prop Pensamiento. Lafniasa- 1985 es, de hecho, aa eapeele Or aetcbiee ie pers L et cs, de hecho, una especie de eutchigg aqui en 47 America,” del que redacté 1a seccién sobre la industria latinoamericana,” hizo Ja traducci6n al portugués del fa- moso “manifiesto” latinoamericano El desarrollo econdmi- co de América Latina y sus principales mas, escrito por Prebisch, asi como més tarde, en 1953, dirigié y ela- bors parte del Estudio preliminar sobre la técnica de pro- gramacion del desarrollo econdmico.* Asimismo Furtado ‘empieza la publicacién de una serie de articulos en la Revista Brasileira de Economia,® todos reunidos més tarde en su primer libro sobre economia y el desarrollo en gene- ral: A economia... 1954. | ‘Entre estos articulos cabe destacar “La formacién del capital y el desarrollo econémico”, no sélo porque fue parte de la polémica con Ragnar Nurkse sobre el desarro- lo que se Ilev6 a cabo en Brasil sino, ademas, debido a que obtuvo reconocimiento internacional, por lo cual fue publicado en International Economic Papers. En esta po- 22. Bd. United Nations, Lake Suocess, Nueva York, 1949. 23 Véase La fantasia... 1985, op. ci, pp. 49-50, y Pioncers in Develop- ment ~ Second Series (ed. Oxford University Press, Nueva York, 1987), p. 208. ‘Aqui Furtado escribe un resumen de su vida como coonomista: “Underdeve- lopment: to Conform or Reform”. Por su parte, Antonio José Avelas Nunes argumenta que Furtado redact6 el “capitulo referido a Brasil”; consditese p. 27, nota ném. 26, en Industrializacién y desarrollo (Ed. F.C-E., México, 1990). 24. Ed, Naciones Unidas, Comisién Econémica para América Latina, abril, Rio de Janeiro , 1953, documento E/CN.12/292. Aquf cabe una pequefia precisién: Furtado, en referencia a este trabajo, en un recuento reciente de su Vida y evolucidn teorica (“Underdevelopment: to Conform or Reform”, op. Gic, nota nim. 5 a pie de pégina 209), habla de Introduecidn a la técnica de ‘programacin, cuando este titulo se fefiere a su posterior edicién publi- Cada en 1953 y ligeramente alterada; véase Naciones Unidas, documento ICN 127363. 25 “La formacién del capital y el desarrollo econémico”, articulo ori- ginalmente publicado en Revisia Brasileira de Economia, en 1953, fue conss, '’ reconocido internacionalmente con Ia publicaci6n en Iniemnational ‘Economic Papers N° 4, 1954, en 1953 en El Trimestre Econémico. De aqui en adelante: “El mecanismo del. 1952. También puede verse una versiGn reela- borada en La economia del subdesarroll seleccin y direccién A.N. Argawala yS.P. Singh (Tecnos, Madrid, 1973, primera edici6n 1963). 26 Subsecuentemente denominado “EI mecanismo del desarrollo”; de 48 Iémica Furtado disentia de la idea de Nurkse de que era el “tamafio del mercado” el que obstaculizaba el desarrollo de los pafses subdesarrollados, sosteniendo que un “mer- cado s6lo es pequefio en relacién con algo. Y, en el caso en cuestién, el mercado de los paises subdesarrollados es pequefio en relacién con el tipo de equipo utilizado en los pafses adelantados.””” ‘A casi cuatro afios de haber iniciado su labor como economista en la CEPAL, Furtado era por esa época” posiblemente uno de los economistas que podia manejar con tanta fluidez los datos (no obstante sus insu- ficiencias) y los aspectos macroeconémicos del Bras Mucho de Ia teorizaci6n y primera reflexién sobre el creci- miento y la industrializacién del Brasil, que emerge en A economia... 1954, es producto de su estancia en la CE- PAL.” Este periodo lo ha descrito como algo singular: Mi larga experiencia de actividad universitaria me con- vencié de que lo que logramos en la CEPAL de los afios cincuenta como forma de cooperaci6n intelectual fue fruto de circunstancias que raramente se dan. Por un lado, habia cristalizado en nosotros la conciencia de que habia una tarea apasionante por realizar, que era liberar ala América Latina de la dependencia intelectual. Por otro, el clima de entusiasmo que prevalecia impidié que el espiritu de competencia inhibiese la comunicaci6n ‘aqui en adelante: “El mecanismo del... 1952”. Existen tres versiones con uno wotzo titulo. Originalmente es publicado en septiembre de 1952 en la Revista Brasileira de Economia y posteriormente en Intemational Economic Papers N° 4, 1954. La traducci6n al espafiol de la versiOn inglesa puede verse en La economia del subdesarrollo, op. cit. 27. “La formacin del capital y el desarrollo econémico”, en La economia del subdesarrollo, op. cit., p. 261. Para mayor detalle, constiltese el tercer capitulo en Carlos Mallorquin, La idea del subdesarrllo: el pensamiento de Celso Furtado, tesis doctoral, octubre, 1993, Universidad Autonoma de Méxi- co, Facultad de Ciencias Politicas y Sociales, Estudios Latinoamericanos. 28 Véase Guido Mantenga, A economia politica brasileira (Polis Vozes, ‘Sao Paulo, 1984); de aqui en adelante: A economia politica...; y Avelas Nunes, ‘Antonio J., IndustrializaciOn y desarrollo (Ed. F.C.E., México, 1990). 29 Véase capitulos II, IIly IV de La fantasia... 1985. 49 enfin een dentro del grupo. Como en las épocas en que cl acto de crear era asumido como forma superior de convivencia humana, nos identificabamos personalmente con la obra que era de todos.” Para explicar el contexto en el que se desenvuelven los discursos sobre el desarrollo, es fundamental tener en cuenta la coyuntura brasilefia en esa época. Recordemos que sin el apoyo decidido de Getulio Vargas la CEPAL no se hubiera podido constituir debido a la vehemencia® con que se oponia el gobierno estadounidense. El Brasil qui- z4s representaba la naci6n latinoamericana més pura de aquello que se denominé “el proyecto nacional de desa- rrollo”. La industrializacién fue siempre un anhelo pri- mordial en las ideas de Getulio Vargas. Es obvia entonces Ia eminente participaci6n del Estado en la configuracién del proceso de desarrollo brasilefio. Algunas de las condiciones institucionales que prevale- cfan en Brasil en la primera mitad de la década de los cincuenta facilita comprender Ia recepci6n y las circuns- tancias de los escritos de Furtado de esa época como, por ejemplo, A economia... 1954. Fue en el Brasil donde se promovieron intensos debates sobre a industrializacién, bajo el nacionalismo de Getulio Vargas, y fue en el perio- do més dlgido de su Gltimo periodo presidencial que esto lleg6 a su culminaci6n. De hecho, en'ios primeros afos de la década de los cincuenta Brasil recibié a connotados te6ricos de la economfa, como Gunnar Myrdal, Ragnar Nurkse y, last but not least, J. Viner, el terror de los “es- tructuralistas”.* Durante su estancia en la CEPAL Furtado nunca se alejé totalmente de Brasil; sus actividades en dicha institu- 30 En la “Introducci6n” a El subdesarrollo latinoamericano (Ed. F.CE., México, 1982), p.9. 31 Véase Hernén Santa Cruz, La Cepal, encamacién de una esperanza ‘para América Latina, op. ct. 32. “El estructuralismo y sus historiadores” y “El saber estructuralista y sus condiciones de emergencia”, ambos borradores de Carlos Mallorquin. 50 cién posibilitaron las interrelaciones con el Banco Nacio- nal de Desarrollo Econémico (BNDE) y con los altos funcionarios del gobierno,® dindose el caso, como relata Guido Mantenga, que para 1953 se funda un grupo de trabajo “formado por técnicos del BNDE-CEPAL, bajo la jefatura de Celso Furtado, con el propésito explicito de ‘complementar los trabajos de la Comisién Mixta y elabo- rar un ‘programa de desarrollo’ para el periodo de 1955 a 1962”.4 La Comisién Mixta Brasil-Estados Unidos, antes re- ferida, fue creada en 1951 con el fin de realizar un mi- nucioso diagnéstico de la economia brasilefia. Mantenga sostiene que dicha Comisi6n “...elabor6 una politica de desarrollo muy préxima a aquella sugerida por la CEPAL y sus seguidores, basada sobre todo en la industrializacion y en Ia elevacién de los mérgenes del ahorro interno, ‘como apelando fuertemente al capital extranjero. Eviden- temente esa Comisién fue més lejos que la CEPAL al producir proyectos de inversiones que respondian directa- mente a las necesidades de la acumulacién industrial en el Brasil.” En los afios cincuenta la “ideologia desarrollista” gané impulso e incluso adhesiones por parte del Partido Comu- nista.* Otro destacado agente politico e intelectual de la difusi6n del discurso desarrollista fue el Instituto Superior de Estudios Brasilefios (por un tiempo apéndice del Mi- nisterio de Educacién y Cultura), al que confluyeron una serie de agrupaciones intelectuales que anteriormente ha- bian fomentado las discusiones en torno al desarrollo in- dustrial. Alli se observaba un “nacionalismo desarrollista” 33. Véase, para la formulacién ¢ implementacién de las politicas econ6- micas en Brasil, para el periodo de los afios cincuenta: Kathryn Sikkink, Ideas ‘and Institutions ~ Developmentalism in Brazil and Argentina, Ed. Cornel Uni- versity Press, Nueva York, 1991, 34. Guido Mantenga, A economia politica... op. cit, p. 70. 35. Ibidem, p. 69. 36 Véase A economia politica... op. et 51 mucho més fuerte que el que se pregonaba en la CE- PAL.” El ISEB elabor6 muchos de los proyectos y contri- buy6 de manera significativa al “Plan de Metas” de la administracién de Kubitschek. En palabras de Mantenga: ...el ISEB consolidaba el nacional desarrollismo, que procuraba liquidar el pasado colonial y abrir espacio pa- ra una nueva fase de desarrollo del Brasil, el desarrollo capitalista® Ademés, en 1952 se constituyé el Banco Nacional de Desarrollo Econémico (BNDE) que, segiin A. Avelas Nunes: ...Significé un aumento importante en el paso de Ia in- dustrializaci6n no programada a la fase de la programa- cién del desarrollo y de la articulaci6n entre las élites brasilefias y el gran capital internacional, para la defini- ci6n de las bases politicas de tal programacion.” Por consiguiente, Furtado no exagera cuando dice: Vean, entonces, que fue en Brasil donde se realiz6 el primer gran debate moderno sobre desarrollo, suscitado por las reflexiones de la CEPAL. Las tesis nacicron en Santiago de Chile, pero proliferaron aqui. Y ellas son importantes, tanto que durante un cuarto de siglo domi- naron el pensamiento econémico latinoamericano. Y voy mAs lejos: en todo el mundo el problema del desa- rrollo es discutido a partir de las ideas surgidas aqui, en América Latina.” 37. Constiltese A economia politica... op. cit. También cabe sefialar que 1 “desarrollismo nacional” no supone ‘niecesariamente wna actitud hostil 0 excluyente del capital foréneo; véase el andlisis de esta tematica por parte de Fernando H. Cardoso en [a de la burguesia industrial en sociedades dependientes (EA. Sigho XI, México, 1967). 38 A economia politica. op. cit, p.62. 39. Antonio J. Avelas Nunes, Industrializacién y desarrollo, op. cit, p. 187. 40. “Modernizacion versus Desarrollo; una entrevista a Celso Furtado”, 52 Desde 1949 Furtado se habfa dedicado a una intensa actividad te6rico-practica ordenando y produciendo datos en tomo a Ja economia del Brasil y la industria latinoame- ricana. Sus primeras tareas para Ia institucién tenfan esos objetivos. Todo ello daria como producto una serie de ensayos que, como dijimos, fueron incluidos en A eco- nomia... 1954; el mas extenso —casi cuatro capftulos— estaba relacionado con Ja evolucién econémica del Brasil desde la colonia hasta la década de los afios cincuenta de este siglo. No podemos olvidar que parte de Ia labor para el periodo colonial brasilefio se habia desarrollado ya en y para su tesis doctoral." En 1951, en la perspectiva de repensar la problemitica del crecimiento de los pafses periféricos, Furtado realiz6 un viaje a los Estados Unidos y visit6 varias universidades (en Jo que Ilamé su “vuelo de Minerva”), en basqueda de apreciaciones te6ricas que ayudasen a una nueva configu- racién del crecimiento econ6mico (“Me atrap6 el deseo de dedicar més tiempo a especular sobre [el tema del desarrollo}”).” En este recorrido le impresioné en espe- cial V. Leontieff y el concepto de productividad social que, de hecho, ya se estaba elaborando en la CEPAL. Furtado le objet6 que, con las tecnologfas entonces en boga, se creaba cierto desperdicio de factores productivos, contestandole Leontieff que no existfan alternativas. Por su parte, ni W.W. Rostow ni C. Kindleberger mos- traron interés alguno en lo que Furtado les planteaba. Es entonces —dice Furtado— que ley6 en forma de manus- ‘en Investigacion Econémica, enero/marzo 1985, N° 171, p. 45; aparecié origi- nalmente en el diario O Estado de Sao Paulo el 20 de enero de 1980. Véase, para la “multiplicacién” de Jos discursos en torno a Jos paises “subdesarro- Hados”, Carlos Mallorquin, “La genealogia politica y cultural del discurso desarrollista”, en Critica, N° 47, Universidad Aut6noma de Puebla, Puebla, México. 41. Temitica y periodo que son objeto de anélisis detallado en el cuarto capitulo de Carlos Mallorquin, La idea del subdesarrollo: el pensamiento de (Celso Furtado, op. cit. 42. La fantasia... 1985, op. cit, p. 71. x] crito el famoso libro de Rostow (Las etapas del crecimiento econémico), encontrando que dicho texto iba a contraco- rriente de Jo que entonces la CEPAL proponia. Furtado supo, a través de Rostow, que Joan Robinson se interesa- ba por la problematic del crecimiento. Pero lo mas cerca- no ¢ interesante para él fue la obra de Schumpeter sobre el crecimiento y la funcién de los empresarios, con su “destructora creatividad”. ‘A nuestro autor le parecié, ademds, que Ia “ciencia econémica” estaba personificada en el voluminoso texto de P. Samuelson, en el que todo podia reducirse a axio- mas a priori, y que tanto su teorfa de los precios como la del comercio internacional iban en sentido contrario a las tesis de la CEPAL. Samuelson tampoco consideraba los aspectos estructurales de las economfas. Se. temia —dice Furtado— que hablar del subdesarrollo implicaba pensar en una ciencia diferente para las 4reas subdesarrolladas. Para la economia, el subdesarrollo era s6lo una imper- feccién. ‘Luminarias teéricas excepcionales le parecieron hom- bres como Bert Hoselitz® o Melville Herskovitz.“ La difu- sién del progreso técnico, como lo planteaba Prebisch, presuponia no s6lo un 4mbito cultural donde se creaba la tecnologia sino, ademés, su posible adaptacién. También admiraba a T. Schultz, quien otorgaba la mayor impor- tancia al control de precios de los productos primarios. En La fantasia... 1985 Furtado se expresa claramente respecto a la pasién que lo desgarraba, sefialando que la época exigia “tener el coraje de avanzar, de quemar eta- 43 Uno de los primeros economistas en utilizar los pattem variables de T. Parsons en la teorfa del desarrollo para los paises en desarrollo. Véase Bert F. Hoses, Sociolagcal Arpecs of Beonomic Grow (Bd. Free Prom, US.A, dedicado a diversos temas de la vida de los pueblos “antropologizados”. Véase M. Herskovitz, El hombre y sus obras (Ed. F.C.E., México, 1952, edicién original en inglés 1948), 45. Premio Nobel en 1979 por su “trabajo pionero en Ia investigaci6n del desarrollo econémico”. 44 Ani 54 Pas”, aunque tampoco aislarse de las respuestas opuestas. Pero la fortaleza de la economia estaba ‘ajo asedio, debi, do a las ideas en desarrollo en la CEPAL. Al regreso del “vuelo de Minerva” Furtado estaba completamente con- yencido de que “en la CEPAL habjamos avanzado en tierra ignota y de que ocupabamos posiciones de vanguardia”. Si bien no puede dudarse de la voluntad de saber qué movia a los cepalinos, la visin retrospectiva.de nuestro Protagonista no puede ser tomada al pie de Ja letra. Furta- do se mostraba muy ambivalente respecto a la “cienci: econémica” y a sus categorfas entonces dominantes, criti cando su grado de generalidad, pero simulténeamente, utilizndolas para sus propésitos. Esta ambigiedad y ten- si6n marcaron todos sus escritos del primer quinquenio de los afios cincuenta.” Algunos de sus articulos se encuentran agrupados en. A economia... 1954, otros en Desarrollo y... 1961. Como hemos dicho, no obstante que el discurso de los primeros ensayos en A economia... 1954 denotaba una extrema cercanja al discurso convencional, ello no significa que estos capitulos fueran simples refritos del discurso econ6- mico ortodoxo. Al contrario, la critica del discurso ortodo- x0 procede del examen de los supuestos internos de la teorfa y de algunas de sus lagunas, ialmente en rela- cién a Ja discrepancia entre el grado de abstraccién y generalidad de la teoria convencional y la realidad lati- noamericana. Por otra parte, la mera presencia del con- cepto de excedente, asi como sus formas de apropiacién y distribucién para explicar y describir la evolucién y desa- trollo de diferentes sociedades, indica ya un marcado dis- tanciamiento respecto al pensamiento entonces vigente. En los primeros afios de Ia década de los cincuenta todavia no se vislumbraba que la teorizaci6n del subdesa- 46 La fantasia... 1985, op. cit, p. 82. 47 Puede verse el andlisis en “La historia de las ideas y el ‘crecimiento’ econsmico” en el capitulo tercero de C. Mallorquin, La idea del subdesarrollo: el pensamiento de Celso Furtado, op. cl 55 rrollo podria llegar a convertirse en un discurso con una problematica especifica y menos atin opuesta a la “ciencia econémica”. No habia otro cuestionamiento que el de Prebisch a la idea implicita en Ja teoria del crecimiento de que los paises atrasados repetirfan las mismas mutaciones estructurales en el proceso de cambio antes observado en Jas economfas desarrolladas. Esta vision unilineal y/o eta- pista es uno de los supuestos implicitos en la perspectiva de la ciencia econémica entonces dominante, tematica que Furtado abord6 mas sistemdticamente a partir de sus escritos de 1958.* ‘Recordemos que las condiciones teéricas existentes: las tesis de Rail Prebisch sobre los efectos de la divisién internacional del trabajo para los paises periféricos, asi como el pensamiento keynesiano, s6lo indican, mas no garantizan, una posible construccién teérica alternativa para pensar y “mirar” a los pafses subdesarrollados. Tarea heroica, si hay alguna, por no decir faustosa. A la postre, como se puede ver en los escritos de Furtado, dicha pers- pectiva fue forjada entre 1958 y 1962 y denominada “es- tructuralista” en algunas ocasiones o “dependentista” en otras. Fue la “ecologia cultural y politica” del Brasil y de la CEPAL, construfda en los primeros afios de la década de los cincuenta, la que hizo posible a Furtado plantearse preguntas relativamente heterodoxas pero que, como vere- mos, sGbitamente fueron perdiendo esa cualidad. Es cuando Furtado se siente sofocado y busca otros rumbos teéricos. Paradéjicamente, a pesar del contexto cultural y politi- co del Brasil, A economia... 1954” no fue una obra bien recibida en la propia CEPAL. Este libro le creé proble- mas a Furtado y, en consecuencia, se elaboraron én la CEPAL reglas de publicacin para los autores que allf 48_ Por ejemplo: “Elementos de una teoria del subdesarrollo” y “El dese- quilibrio extemo en las estructuras subdesarrolladas”, capitulos euarto y quin- to, respectivamente, de Desarrollo... 1961. 49. El libro fue dedicado a Prebisch. 56 trabajaban (“espiritu restrictivo” dice Furtado en La fan- tasia... 1985), revelando cierto cambio de clima intélec- tual. Una posible explicacin puede hallarse en las ideas que allf se plasmaron: algunas de ellas iban més allé de la tesis de Prebisch a favor de la industrializacién, como consecuencia del deterioro que sufren los términos del intercambio de los paises periféricos respecto a los indus- trializados.*' En otras palabras, ciertos conceptos allf ex- presados subvirtieron algunos de los principios tanto de la economfa convencional como del discurso elaborado por Prebisch. Los escritos de los afios 1954-56 de Furtado —asi co- mo los de Juan Noyola— iniciaron ef desarrollo de con- ceptos que, posteriormente, se configurarian en nociones que participarfan del enfoque ista; esto quiere decir que dichos conceptos se adelantaron en el tiempo a las nociones ciclicas, que por ese entonces atin predomi- naban en la obra de Prebisch. En A economia... 1954 vemos una historia econémica del Brasil donde Ia apari- ci6n de la inflaci6n redunda en un proceso de crecimiento ¢ industrializacién sostenida a partir de 1889, sin menos- cabo de sectores o regi6n alguna, problemitica que sera reinterpretada posteriormente. También se describen po- Iiticas nada ortodoxas (“keynesianas antes de Keynes”) que contrarrestaron los efectos de las crisis econémicas en os paises centrales. Cabe asimismo mencionar que este texto también pre- senta la evolucién econémica del Brasil a partir de su colonizacién por Portugal, y exponiendo de manera deta- ada la expansién y poblamiento de diversas regiones del pais. Empieza con las relaciones sociales esclavistas del Nordeste y el azticar, asi como su declive como producto de exportacién, en los siglos XVI y XVII, para después describir la conformacién del nécleo Centro-Sur, con sus 50 Conséitese p. 160. 51 También por esa 6poca Juan Noyola y Regino Boti empiezan a buscar otras rumbos. 57 haciendas cafetaleras, las que a su vez fueron el sustento de la capitalizacién subsecuente del crecimiento e indus- trializaciGn tras el fin de la esclavitud en 1888. Si bien existen elementos criticables en la descripci6n de la evolu- cién hist6rica de casi 350 afios que el texto presenta, espe- cialmente la teleologia implicita que sus planteamientos presuponen, este libro y su culminaci6n, Formacién eco- n6mica... 1959, se convittieron merecidamente en clasi- cos de las ciencias sociales latinoamericanas.* Furtado, confiado en la preeminencia de ciertas ideas de A economia... 1954, publica, con el apoyo de la ISEB, en 1956, extractos de ese texto bajo el titulo que, afios después, se convertirfa en moneda corriente en América Latina: Uma economia dependente* Su contenido corres- ponde a secciones de los capitulos 2, 3, 4 y 5, que tratan los aspectos de la industrializacién a partir de 1930." Otro articulo que sali6 a la luz en ese afio fue una critica a la perspectiva convencional basada en la concepcién margi- nalista: “El andlisis marginal y la teoria del subdesarro- lo”, que complementa el andlisis y critica que Furtado venia elaborando contra las concepciones clasicas y neo- clisicas en torno a la problemitica del “desarrollo”, desde el primer y sexto capitulo de A economia... 1954. Dadas las lecturas e interpretaciones que se han hecho de Furtado, en especial de algunos de sus libros més cono- cidos y/o més importantes —como serfan Formacién eco- 52 Una detallada critica del texto puede verse en “La interpretacién de Ja historia econémica del Brasil”, en Carlos Mallorquin, La idea del subdesa- rrollo: el pensamiento de Celso Furtado, op. cit. 53 Bd. Ministerio Da Educagao ¢ Cultura, Rfo de Janciro 1956, Uma economia dependente. De aqui en adelante: Uma economia... 1956. 54. En este sentido y en tomo a esta obra, el bosquejo biogrifico de Furtado en Dicciondrio Histérico-Biogréfico Brasileiro — 1930-1983, coordina do por Israel Beloch y Alzira Alves de Abreu (Fundacién Getulio Vargas, Rio de Janeiro, 1984), es erréneo. No existe andlisis alguno del “periodo colo- nial”, p. 1415, op. eit. 55 En El Trimestre Econémico, Vol. XXUIL, 1956. 58 némica del Brasil,> Desarrollo y subdesarrollo” y Teoria y politica del desarrollo econémico—* es necesario decir unas cuantas palabras sobre éstos. Antes cabe insistir en la estructura de su primer libro, A economia... 1954, ya que muchos de sus siguientes escritos proceden de alli. __En primer lugar, conviene sefialar que dicho texto seria incorporado casi por completo a Formacién econdmica. 1959” y Desarrolio y... 1961. Por ejemplo, encontramos que una parte del capitulo 2, asi como 3, 4 y 5 de A economia... 1954 fue recuperada en Formacién econé- mica... 1959. Ygualmente, secciones del primer y sexto 56 Ed, CE, Mérico, 1962; primera edicién en portugués en 1959. De aqui cn adelante: Formacién econdmica... 1959. ad _S7 Ed, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, 191 jmeracalicion en portuguds en 1961. De aq en adelante: Desarod 58. Utilizo la edicion de Siglo XT, México, 1974; la primera edici6n en ‘portugués fue hecha en 1967, con posteriores ediciones corregidas y aumenta- das. De aquf en adelante: Teoria... 1967. F 59. Esto significa que si hemos de aceptar, como propone H. W. Arndt, que Furtado fue el primer te6rico de la dependencia, a partir de Formacion condmica... 1959, entonces ya lo era en A economia... 1954. Arndt escribic: “El primero en traducir esta interpretaciGn [se refiere a la tesis de Prebisch ‘centro-periferia”] en una teoria de la ‘dependencia’ hhaber sido el ‘eoonomista brasilefio Celso Furtado en su estudio histérico de Formacién econémica del Brasil (1957 sic)", Economic Development — The History of an Idea (Ed. Chicago Press, Chicago, 1987), p. 120. Por otra parte, tanto Joseph Love (“The Origins of Dependency Analysis”, en Journal of Latin American ‘Studies, Vol. 22, 1990, nota a pie de pagina 153), como Ricardo Bielschowsky (“Formagao econdmica do Brasil: uma obra-prima do estruturalismo cepa- lino“; en’ Revista Economia Politica, Vol. 9, N° 4, 1989), sostienen que A economia... 1954 ya representa un andlisis “estructural” de la historia econé- mica brasilefia. La conviccién de que esta interpretacién esté en lo correct dependerd de lo que se entienda por “estructuralismo”. Yo, por mi parte, he argumentado (en La idea del subdesarrollo: el pensamiento de Celso Furtado) que este libro representa un periodo de transicién tedrica y s6lo provee algunos elementos conceptuales al “estructuralismo” de Furtado, que se fun- da entre 1958 y 1962. De manera similar a mi apreciaci6n, Cristobal Kay, en Latin American Theories of Development and Underdevelopment (Ed. Routied- ge, Londres, 1989), propone que la mejor parte de la teorizacién del “estruc- turalismo” por parte de Furtado surge después de su partida de la CEPAL, 0 sea, posterior al afio de 1958. 59 capitulos de A economia... 1954 fueron adjuntados a De- sarrollo y... 1961. En lo que se refiere a Formacién econdmica... 1959, 1a recuperacién implic6, obviamente, una serie de retoques conceptuales, lo que a su vez requiri6 la extensién de la discusién en ciertos capitulos asf como la aparicién de otros més. Ello demuestra fehacientemente una transici6n te6rica entre uno y otro libro: nociones como “economia colonial” fueron desplazadas por “economias subdesarro- lladas” 0 “exportadoras”. A su vez, secciones correspon- dientes a la historia econémica brasilefia, que abarcan desde la colonia hasta el afio 1950, fueron subsumidas. Se puede asimismo suponer que las secciones en torno al periodo colonial ya habfan integrado su tesis doctoral: En mi tesis Ginicamente abordé el periodo de la econo- mja colonial brasilefia, cuya caracteristica principal era Ja plantacin de la cafia de azicar. Un afio después pu- bliqué mi primer andlisis de los cambios en la economia brasilefia durante el siglo veinte; este ensayo contenia. embri6n las ideas que desarrollaria diez afios mas tarde en mi libro sobre el crecimiento econémico del Brasil [Formacién econdmica del Brasil]. Fue cuando intentaba explicar el atraso del Brasil, que me topé con la idea de Ja especificidad del subdesarrollo [...] La verdad es que, habiendo escrito mi tesis sobre la economia colonial del Brasil, mi deseo de comprender mi pais absorberia mu- chas de mis energias intelectuales de los préximos veinti- cinco afios.® Formacién econémica... 1959 también es un producto te6rico del periodo posterior a 1950-54, reflejando las inquietudes que en su estancia en Cambridge, en 1957, desarrollarfa. Entonces, Furtado ya tiene claridad en tor- no a la idea de que la especificidad latinoamericana re- quiere de una teorizacién sui generis y que el discurso econémico convencional es inoperante para constituir un 60 “Adventures of a... 1973", op. cit. p. 35. 60 enfoque que comprenda al “subdesarrollo”. Por diltimo, es importante indicar que, en ocasiones, es el propio Furtado quien desorienta sobre la procedencia de Formacién eco- némica... 1959. Por ejemplo, en la “Introduccién” men- ciona que este libro contiene material de A economia... 1954, pero afirma que Gnicamente lo “sigue de cerca”. Ademés asegura que, si bien las conclusiones no varian, quizés s6lo cambi6 el “enfoque”. Por otra parte, en la misma “Introducci6n” alude a que su deuda con este libro se presenta en los “capitulos del xx1 al XxV”, cuando de hecho puede encontrarse material a retazos y capitulos enteros de dicho libro en los capitulos IX, XXVI, XVII, XVIITy XXX. Esa no fue la tinica ocasi6n en que Furtado desinforma sobre el origen del libro ya que, si nos guiamos por La fantasia... 1985, la obra habria sido escrita cuando pasaba ‘una estancia en Cambridge, a mediados de 1957-58, al reti- rarse de la CEPAL. En efecto, allf hace especial mencion de los episodios hist6ricos precapitalistas, realizados su- puestamente con Ia nueva informacién obtenida en Cam- bridge. Ademés, unas Ifneas antes indica que rehusaré la in de reeditar A economia... 1954, dando la im- presién de que Formacién econémica... fucse totalmente nueva: “consideraba que el libro [A economia... 1954] era una obra producto de Ia circunstancia, una reunién de cosas heterogéneas; pero prometf que consideraria la hi- POtesis de volverlo a escribir, destacando la parte sobre Brasil para su publicacién por separado”.*" Agrega que fue la relectura de Historia econémica de Brasil, de Rober- to Simonsen, lo que lo indujo a: ...intentar la preparaci6n de un modelo de la economia del azticar de mediados del siglo XVII. De esa idea sur- 816 Formacién econémica del Brasil, redactada entre no- viembre de 1957 y febrero de 1958, en el “tiempo libre” que iba robéndole a la ceremonia del debate te6rico. El 61 La fantasia... 1985, op. cit, p. 180. 61 etiam método era cl mismo que habfa utilizado en trabajos anteriores: aproximar la Historia (visién global) al andli- sis econémico; extraer de ésta preguntas precisas y obte- ner respuestas para ellas en la Historia.® Resumiendo, considero que Formacién econémica... 1959 representa trabajo elaborado en su tesis doctoral (1948), con secciones enteras de A economia... 1954 y Giertos agregados en su estancia en Cabridge, entre 1957-58. Ahora bien, A economia... 1954 también contribuye a la conformacién de Desarrollo y... 1961: su sexto capitulo, “Formulacién te6rica del problema del crecimiento eco- némico”, se convierte en los dos primeros capitulos de este tiltimo texto (las otras secciones aparecen, como he- mos visto, en Formacién econémica... 1959). Nuevamente estamos hablando ya de escritos con condiciones teéricas de existencia muy diversas porque, si bien A economia... 1954 ya presenta, como hemos dicho, ciertas nociones nada ortodoxas, especialmente cuando se refiere a la in- terpretaci6n de la historia econémica brasilefia moderna, sus capitulos —digdmoslo asi— metodol6gicos, que tratan Ia teorfa del desarrollo o la economfa como disciplina que debe analizar el tema del desarrollo, atin presentan cerca nia —si no reverencia— al discurso econémico convencio- nal keynesiano y aceptan, sin gran problematizacién, la pertinencia de tal “ciencia” general, proponiendo sola- mente un mayor involucramiento con la historia y menos generalidades abstractas; de hecho, este tipo de critica ya presenta una sospecha de las limitaciones de la ciencia econémica. Esta tensién en A economia... 1954 se resuelve 0 se supera en Desarrollo y... 1961, que contiene también escri- tos que comprenden casi todo el segundo lustro de la década de los afios cincuenta. Los trabajos correspondien- tes a los afios 1957-58 demuestran claramente un mayor 62. Ibidem, p. 180. 63. Pueden verse los escritos de 1958: “Elementos de una teoria del 62 distanciamiento respecto a los escritos del quinquenio pre- vio. Esas transformaciones entre uno y otro texto se presen- tan con nuevas reconceptualizaciones cuando se habla de los paises “subdesarrollados”. Pero la mayor ruptura que se observa entre los escritos que aparecen en A economia... 1954 y se repiten en Desa- rrollo y... 1961 es en cuanto a la posibilidad de que pudie- se existir una “ciencia” econémica universal. En el ultimo libro ya no hay ambigiiedad alguna: gran parte del acervo tedrico de la economfa convencional es irrelevante e inoperante para comprender la realidad especifica de los paises “subdesarrollados”; incluso desaparecen del texto algunos p4rrafos que mencionaban la existencia de una “ciencia” econémica, De hecho, el libro ya se compromete como parte de una teorizacién “estructuralista” (véase la “Introduccién”, escrita en 1961). No obstante, Desarrollo y.-. 1961 presenta ciertas supervivencias del pasado que, para ser desplazadas en su totalidad hubieran requerido una reconceptualizacién global y no solamente cortes a fin de parrafos 0 nuevos conceptos en un mar de categorias En realidad todo esto representa una batalla teéri campal, entre 1959 y 1961, por conformar una nueva vi- sién teérica y no sdlo un déficit. De otra forma, no se podria sostener que la teorizacién de Furtado es una nue- va visién sobre como estudiar y proponer cambios estruc- turales en las economfas subdesarrolladas. Si tuviésemos que sefialar una fecha clave para plan- tear la emergencia de la nueva perspectiva —e incluso excéntrica respecto a otro gran teérico como Prebisch— tomariamos mediados de 1958. Si esta interpretacién es factible, sorprende que aquellos que han escrito sobre su obra y, en algiin tiempo, se consideraron “furtadianos” lo asuman a partir de su lectura de Formacién econémica... subdesarrollo” y “El desequilibrio externo en las estructuras subdesarrolla- das”, capitulos cuarto y quinto, respectivamente, de Desarrollo y... 1961. 63 1959, como es el caso de Francisco De Oliveira.“ Por otra parte, encontramos una perspectiva como la de Guido Mantenga® quien, en su libro A economia politica..., le dedica el segundo capitulo a Furtado. Alli el énfasis que otorga a trabajos como Formacién econdmica... 1959 y Desarrollo y... 1961 describe al Furtado del primer quin- quenio de la década de los cincuenta, sin percatarse que, con excepcién de los tres ‘iltimos capitulos de Desarrollo 1961 y la primera parte y el tiltimo capitulo de Forma- én econémica... 1959, estos textos ya habian aparecido antes de 1955. Esto explica la perspectiva truncada que surge del pensamiento de Furtado, cuyas caracteristicas especificas se empiezan a forjar a partir de 1958: es cuan- do se puede localizar su bisqueda sin tregua de alternati- vas te6ricas para transformar el discurso convencional en torno al desarrollo y su lucha por construir un nuevo Brasil, resultado a su vez de la ampliacién de su “poder” en el aparato politico-administrativo del Estado brasilefio. Finalmente debemos decir unas palabras respecto a la relaci6n Teoria y... 1967 y Desarrollo y... 1961. Posible- mente el primero sea uno de los textos mds conocidos de Furtado; sin embargo, trae internamente las paradojas y consecuencias teéricas de haber incluido casi todo lo que contenfa Desarrollo y... 1961. Aunque esto se hizo despla- zando, recortando y reconceptualizando alli donde ello era factible, sin romper con el contexto narrativo y, por lo tanto, sf puede mencionarse como su libro més “estructu- ralista”. Por otra parte, también encontramos que algunas secciones de este texto parecen estar fuera de lugar, ade- més de habérsele agregado capitulos que s6lo pueden ser 64. “Un clisico de EI Trimestre Econ6mico: Celso Furtado y el paradis- ma del subdesarrollo”, en El Trimestre Econémico. N° 198, abril-junio, 1983. 65. Mantenga, en un trabajo posterior en torno a Formacién econdmi- ca... 1959, siguié pensando que fue en este texto que Furtado desarroll6 las tesis (*preliminares”, segiin él, en A economia... 1954) sobre la transicién de tuna economfa agro-exportadora a una industrial; véase: “Celso Furtado € 0 pensamento econémico brasileiro”, en Revista Economia Politica, Vol. 9, N°4, 1989. 64 entendidos a la Iuz de nuevas perspectivas, como el de la “dependencia”. En resumen, Teoria y... 1967 es un libro muy desigual en lo que respecta a las problemiticas que contiene, ya que lleva en si mucha historia y fases teéricas del autor. Ya se dijo que Furtado nunca perdié contacto con la administraci6n pdblica brasilefia mientras estaba en la CEPAL. Si nos situamos en el afio 1956, cuando Furtado decidié dejar a la CEPAL debido a lo que él lamé el clima “restrictivo”, ello lo leva a dar platicas y asesorias sobre la economia brasilefia, como parte integrante de la Comisién Mixta-BNDE, en el marco de los convenios que mantenia la CEPAL con el gobierno brasilefio. De alli emergi6 Perspectiva da economia brasileira. Furtado, al igual que Noyola, posterg6 su partida de la CEPAL a solicitud de Prebisch para, conjuntamente con Osvaldo Sunkel y José Antonio Mayobre y bajo la direccién de Victor Urquidi, realizar un anilisis del sector externo de la economia mexicana. Este documento, El desequilibrio externo en el desarrollo econémico latinoamericano. El caso de México," aunque discutido por una élite de economis- tas, munca fue publicado, ya que ni la CEPAL ni el gobier- no mexicano mostraron interés en ello, pese a los intentos de Urquidi en ese sentido. De los libros al poder, 1958-1964 Fue durante su estancia en México que Furtado logré platicar con Nicholas Kaldor, por ese entonces uno de fos maximos discipulos de Keynes en Cambridge, quien lo invité a pasar alli una estancia posdoctoral. Esta fue la (66 Ed. Ministerio Da Educagao e Cultura, Rio de Janeiro 1957, Perspec- tiva de la economia brasilefia, De aquf en adelante: oe TBP. 67 Naciones Unidas, documento E/CN.12/428, abril, 1957, México. El propio Furtado To define como “tna rareza para coleccionistas de obras de la CREPAL”,p. 166, La fantasia 1985. 68 Véase Contemporary Authors, op. cit, p. 168. En este sentido, es incorrecta Ja informacién de que Furtado recibié el grado de “Maestrfa” en 65 ee ocasién para desligarse de la CEPAL. De ese periodo, 1957-58,® resultaria, entre otras cosas, Formacién econé- mica... 1959. ‘Furtado relata” que a su retorno a Brasil le fue relati- vamente fécil ingresar a la administraci6n pdblica. Se le abren todas las puertas: ...en 1958 las oportunidades eran tan amplias que me fue posible clegir, sin ninguna dificultad, la forma de actividad y localidad més adecuada para mi sin tener que adherirme a organizaci6n politica alguna.” Furtado eligié Ia direccién del BNDE que se ocupaba del Nordeste.” Simulténeamente, se desempefis como miembro integrante del Grupo de Trabajo para el De- sarrollo del Nordeste (GTDN) e integré, asumiendo su liderazgo, el Consejo del Desarrollo del Nordeste (CO- DENO). El afio de 1958 fue altamente productive para Furta- do; escribi6, entonces, lo que mas tarde saldria publicado como el cuarto y quinto capitulo de Desarrollo y... 1961,” ademas de compenetrarse profundamente con la proble- mética del Nordeste. Es cuando la cuestién regional ad- quiere una especificidad nueva en el discurso de Furtado; hasta all, e incluso en el capitulo final de Formacién eco- némica... 1959, todavia mostraba titubeos respecto a las causas y razones de la “decadencia secular” del Nordeste. ‘dicha estancia; véase: The International... y el Dictionary..., donde se informa sobre el grado, mas no sobre la fecha en que se obtiene. 69 Véase La fantasia... 1985, op. cit. 70 Véase “Adventures of a... 1973” op. cit. yA fantasia desfeita (Ed. Paz ¢ Terra, Rio de Janeiro, 1989), pp. 36-37; de aquf en adelante A fantasia desfeita... 1989. 71 “Adventures of: 72._A fantasia desfeita De Oliveira, “Un clisico de El Trimestre Eoot paradigma del subdesarrollo”, op. cit. 73 “Elementos de una teoria del subdesarrollo” y “EI desequilibrio ex- temno en las estructuras sut ladas”. 973", op. cit, p. 33. 1979, op. cit., p. 37. Véase, también, Francisco ynémico: Celso Furtado y ef 66 Araiz de su nombramiento en la GTDN y la CODENO, Furtado fue radicaliz4ndose y transformando teéricamente su concepcién del “subdesarrollo” y la problematica del Nordeste del Brasil. Los estudios en “secreto” que realizaba en el BNDE fructificaron porque pudo elaborar rapida- mente estrategias y programas para encarar la proble- miatica del Nordeste. Juscelino Kubitscheck, entonces presidente del pais, dada la gran necesidad de salvar la cuestién en 1958, invit6 a'Furtado y a otros intelectuales a una reunién para discutir el problema; al término de ésta Furtado salié como el primer Superintendente —“desco- nocido”— de la Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste (SUDENE). Ese periodo vio nacer Uma politica de desenvolvimento econémico para o 4 uno de los y diag- nésticos mas renombrados hasta la actualidad, que se constituyé en un documento base para la creacién de la SUDENE. Este texto se publicé en 1959 bajo la “autoria” del “Grupo de Trabajo para el Desarrollo del Nordeste” (GTDN), pero de hecho es un trabajo elaborado en su totalidad por Furtado. Por su parte, A operagao Nordeste” es una serie de ponencias que se ofrecen al pais para lograr el apoyo necesario a la causa del Nordeste y la SUDENE. A pesar de las criticas que en su tiempo se realizaron a las propuestas de la SUDENE, y otras que hoy podriamos agregar, lo que sorprende es ante todo los avances que lograron sus proyectos ante los limites institucionales y la tenaz oposicién de las fuerzas sociales latifundistas en el Congreso Nacional.” En su cargo de Superintendente, “74 Eid. Imprensa Nacional, Rio de Janciro, 1959, Uma politica de dese sobmeno economize pare 0 Nordeae. De aqui on nics: Una polis 75. Ed. Ministerio Da Educagao e Cultura, Rio de Janciro, 1959, A Operacao Nordeste. De aqui en adelante: A operagao... 1959. 76 Para una descripcién de las propuestas de la SUDENE y las condicio- nes que las limitaron, véasc “El espiritu del desarrollo” y “El retorno del ex-profeta”, capitulos sexto y décimo, respectivamente, de C. Mallorquin, La ‘idea del subdesarrollo: el pensamiento de Celso Furtado, op. cit. 67 Furtado también elabors los dos primeros planes de desa- rrollo para el Nordeste. . En 1961 sale a la luz Desarrollo y... 1961.” Este libro abre paso a una serie de ensayos que escribirfa entre ese afio y 1962 —y que fueron publicados en forma de libro bajo el titulo de La pre-revolucién brasilefia (A pré-revolu- ¢ao brasileira) —* de los cuales el mas notorio fue “Refle- xiones sobre 1a pre-revolucién brasilefia”, que creé una conmocién politica en el pais y en algunos circulos del gobierno estadounidense. Es que aqui Furtado ya se en- cuentra intentando construir una “revolucién pasiva”, si cabe el término, entendida como la constitucién de una hegemonfa y un bloque de poder que integre y compro- meta a todas las fuerzas sociales. Ese ensayo en particular, y el texto en lo general, intenta demostrar a la izquierda que los medios de la Iucha politica pueden llegar a destruir los admirables fines con los cuales é1 estaba de acuerdo. El texto leva también a cabo una lucha sin tregua alguna contra Ja “ciencia econémica”. Su tono polémico debilita la fuerza de algunas de las propuestas, lo que s6lo puede comprenderse a la luz de lo que ocurria en Brasil: la modernizaci6n y transformacién social e industrial de un pais atado a liderazgos y poderes del siglo anterior. La critica mucho més académica y no proselitista de la econo- mfa convencional, presentada en Desarrollo y... 1961, ob- viamente se remite a otro piblico.” 77 De hecho, este libro ya integra una visiOn de la perspectiva de Marx sobre el desarrolio, inexistente en las discusiones sobre este tema en los ensayos publicados en A economia... 1954. Aqui aparece el Marx de la teorfa delvalory del derrumbe. 78 Editora Fundo de Cultura, Rio de Janeiro, 1962; yo ulilizo la versiGn castellana titulada Brasil em sua encruzithada histérica, Nova Terra, Brasil, 1966, de aqui en adelante: Brasil en su... 1962. Algunos capitulos (45, 6,8 ¥ 9) habian sido publicados previamente bajo el titulo de Subdesenvolvimento ¢ estado democritieo (Comissao de Desenvolvimento Econdmico de Pernana ‘buco, Recife, Brasil, 1962), 79. Puede verse “El infecundo discurso de Ia economia convencional”, en el sexto capitulo de C. Mallorquin, La idea del subdesarrollo el pensamiento de (Celso Furtado, op. cit. 68 Sin embargo, el optimismo en Brasil en su... 1962 so- bre el crecimiento industrial y ¢l futuro del Brasil como Proyecto de nacién es tan mesidnico como contrastante, si Jo comparamos con un texto que se escribe dos afios mas tarde: Dialéctica del desarrollo.” Los dos libros estan clara~ mente marcados por las luchas politicas que se daban en ese entonces en Brasil. En uno Furtado es un profeta aguerrido, en el otro se siente derrotado y hace un tltimo intento para agrupar a todas las fuerzas politicas y sociales de “centro izquierda”. Dialéctica del... 1964, bajo una 6p- tica similar a Brasil en su... 1962, expande algunos de sus Puntos, pero dedica la mayor parte a explicar los obstacu- Jos al desarrollo que existen en una sociedad como la brasilefia: fuerzas sociales latifundistas que se presentan a otro sustrato de Ia clase social dominante —los industria- Jes— bajo el supuesto de que sus intereses son los mismos. Aqui Furtado ostenta un mayor bagaje sociolégico al des- cribir la especificidad del desarrollo del Brasil y hace un llamado exasperado para unir fuerzas en contra de un inminente retroceso social, politico y econémico. Si Furta- do se habia acercado al Marx de la teoria del valor’en Desarrollo y... 1961, abora lo hace al Marx de las clases sociales y del Estado. Este enfoque socio-econémico, de- nominado “estructuralista”, estard claramente distanciado de gran parte del acervo conceptual de la economfa con- vencional. La lucha te6rica y politica entre 1962 y 1964, es decir, hasta el golpe militar, Furtado la realiza sin dejar el tim6n de la SUDENE (1960-63), de donde pasé a Ministro de Planéacién (1963-64) y, al mismo tiempo, se convierte en autor del Plano trienal de desenvolvimento econémico y Social, 1963-1965." Por esta época, debide a la intensidad del trabajo realizado, tuvo que ser confinado a reposo por 80 Ed. CE, Méri ; primera edicion en portugués 1964. De aqui en adelante: ieee deh 1064 a sblica, Plan Trienal de desar 81 Diciembre 1962, Presidencia de la Reptbii Wo econémico y social, 1963-65. De aqui en adelante: Plano trenal... 1963. 69 wii seinem determinacién médica (“todo eso en el mas absoluto se- creto”).” Del Plano trienal... 1963, como todo texto técnico y hecho al vapor, lo tinico que puede deducirse es la tre- menda presi6n bajo la cual fue escrito: el intento por complacer diversas fuerzas politicas lo convierte en un documento mis de las entidades gubernamentales, vacio, sin mensaje alguno. En otras palabras, no revela ninguna de las ensefianzas que presentan los libros antes mencio- nados y, por lo tanto, es tragicamente criticado por todas las fuerzas del espectro politico. Es indispensable también recordar que Furtado logré ser Ministro sin haber hecho previa carrera o pertenecer a partido politico alguno. A partir de 1958, cuando logra adquirir y construir una “verdadera voluntad de poder”, hasta la exclusi6n de sus derechos politicos en 1964, Fur- tado vivid una contradiccién dificil de resolver, oscilando entre el intelectual politico comprometido con una causa y su funcién de mero técnico. All4 por 1962, en pleno ‘proceso de lucha por instaurar la politica de desarrollo en el Nordeste, nuestro autor decfa: EI desarrollo econémico debe ser desarrollo politico- econémico [...] Economistas y otros técnicos han fra- casado en la politica porque intentaron convertirse en politicos de partido. Uno debe ser politico pero no de partido. La batalla politica debe impulsarse en términos de la fortaleza del técnico.® En 1964 Celso Furtado debi6 abandonar su pais. Este “exilio voluntario”,* provocado por el golpe de Estado de 82 A fantasia desfeita... 1989, op. cit.,p. 154. 83. SH. Robock, Brazil’s Developing Northeast: A Study of Regional Plan- ning and Foreign Aid, Washington, 1963, pp.103-104; estas palabras son parte de una entrevista realizada a Furtado por Robock a finales de enero de 1962. 84 Véase A fantasia desfeta... 1989, op. cit... pp-197-201, donde Furtado describe las condiciones de su partida del Brasil y la inseguridad de vida que reinaba para aquellos politicos opuestos al golpe, particularmente para Jos 70 ese afio, no truncé en absoluto su actividad intelectual o académica. Pronto arribé al ILPES, en Chile, con un con- trato de tres meses, donde ofrecié conferencias sobre la cuesti6n brasilefia. Las ideas alli discutidas se encuentran en Subdesarrollo y estancamiento en América Latina, don- de puede encontrarse el sustrato conceptual de lo que, en los préximos afios, se llamé de “teoria de la dependencia”; Ja estructura del texto y sus contenidos sera aprovecha- dos por F.H. Cardoso y E. Faletto,* quienes estuvieron presentes en las discusiones en el ILPES, asi como otros intelectuales exiliados. Es por esta fecha cuando hace su aparicién el primer manuscrito de los tedricos antes men- cionados.” Ademés, en Subdesenvolvimiento e estagnacao na América Latina surge el primer modelo estructuralista ue ‘argos ministeriales de alto rango. El nombre de Furtado fue 25 eT aa eat ae, re eanee e militares despojaban a ciertos ciudadanos de sus derechos politicos. Véase también Los vientos del cambio... 1991. 85 Ed. EUDEBA, Buenos Aires, 1966. De aquf en adelante: Subdesarro- Wo y estancamiento... 1965. 86 FH. Cardoso y E. Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina (Ea. Siglo XXI, México, 1978). Subdesarrolio y estancamiento....1965 tiene como pi objetivo repensar la industrializaci6n y el desarrollo. Si bien la tendencia inexorable y pestmista de este texto en torno al crecimiento desapa- recerfa en los aifios siguientes, lo que Furtado inicia aqui, y es aprovechado por Cardoso y Faletto, es la forma de “internalizar” en el modelo 1a causali- dad “externa”. Esta ‘como un producto irremediable de fuerzas econémicas externas y se plantea en relacién a las clases y fracciones apoyan u obstaculizan ciertas politicas y capitales en los pafses en cuesti Un detallado anilisis del texto de Furtado puede verse en el séptimo capitulo de Carlos Mallorquin, La idea del subdesarvolio: el pensamiento de Celso Furtado, op. cit. 87 El borrador de 1965 lleva como titulo Estancamiento y desarrollo ‘econsmico en América Latina: condiciones sociales y poliicas (consideraciones ‘para un programa de estudio), véase: J. Love, “Economic Ideas and Ideologies {n Latin America Since 1930", en Leste Bethell, comp. (Vol. 6), Cambridge History of Latin America (Ed. Cambridge, Gran Bretafia, 1994, julio), y tam- bién, del mismo autor, “The Origins of Dependency Analysis”, en Journal of Latin American Studies, Vol. 22, 1990, y *Modelling Internal Colonialism: History and Prospect”, en World Development, Vol. 17, N° 6, 1989; asf como RA. Packenham, “Plus ca Change... ‘The English Edition of Cardoso and Faletto’s De ia y desarrollo én América Latina”, en Latin American Research Review, N° 17, 1982. 1 ete meen eee end del estancamiento, presentando la unidad teérica —es- tructuralista— de un enfoque sobre la economia eminen- temente sociolégico e histérico. Esto queda claramente evidenciado en los ensayos his- t6ricos que publica en los prximos afios (“Obstaculos politicos al crecimiento econémico del Brasil”® y “Brasil: de Ia repdblica oligérquica al Estado militar”).” Estos ensayos y Subdesenvolvimento e estagnacao na América Latina son la culminacién del desencanto y pesimismo que se denota en Furtado a partir de 1964. Para él el desarrollo “autocentrado” es imposible, dada la confor- maci6n social del Brasil y la politica externa estadouni- dense y sus transnacionales. De Chile Furtado partiria hacia los Estados Unidos, de donde habia recibido invitaciones para integrarse en las universidades de mayor prestigio.® De 1964 a 1965 nues- tro autor se encuentra en las aulas universitarias de la Universidad de Yale como investigador del Centro de Crecimiento Econémico. Al terminar sus trabajos en esa Prestigiada universidad pas6 a ocupar un puesto de Profe- sor Asociado en la Universidad de Paris. Transcurriran muchos afios antes de que Furtado re- torne, tanto espiritual como fisicamente, a la problematica brasilefia con los brios de los afios que aqui revisamos. Sin embargo, este episodio hist6rico en su vida nos ensefia los limites de la tarea —o quizé la inutilidad— de promover transformaciones sociales y politicas en un pafs a partir de a visién del Principe, sin articular las ideas a fuerzas so- ciales especificas. De hecho, subsecuentemente Furtado reconoceria este elemento, entre otros, como el talén de Aquiles de sus propuestas. 88_En 1965, constiltese Claudio Veliz (coord.), Obstéculos para la trans- ién de América Latina, (Ed. F.C-E., México, 1969). 89 En 1967, en Brasil hoy, Ed, Siglo XI, México. 1968. 90 A fantasia desfeita... 1989, op. cit. p. 200. 72 Anibal Pinto: un clasico latinoamericano* José C. Valenzuela Feij6o L-2Por qué un clésico? Hay alegrias que, como las uvas, crecen con el tiempo. Por ejemplo, haber asistido —en nuestros afios de estu- diante— a clases y conferencias de figuras hoy legenda- ias: Jorge Ahumada, Celso Furtado, Juan Noyola, Anibal Pinto, Rad Prebisch. Todos ellos, miembros fundadores y distinguidisimos de lo que Furtado ha denominado “Ordén cepalina del desarrollo”, es decir, de aquel grupo de innova- dores que por primera vez examiné la economfa latinoa- mericana con pupilas autéctonas, de aquellos cruzados que por primera y quizé nica vez ensayaron la sustitucién de importaciones en el plano te6rico-interpretativo. Los cinco autores mencionados constituyen un quin- teto de estirpe olimpica, estelares de nuestro incipiente Parnaso econémico. En breve: ya son clsicos del pensa- miento econémico latinoamericano. éPor qué clisicos? Lo son, primero, en el sentido de ser los fundadores de la economia politica regional, la que —al igual que en Europa— emerge asociada al auge del proceso de industrializaci6n. Segundo, por los muchos puntos de contacto que guardan el método y la problema- tica abordada por Prebisch y sus huestes con los de la ‘Texto publicado en Anibal Pinto, América Latina: una visién estructu- ralista, México, UNAM, Facultad de Economia, 1991, pp. 9-40. 73 economia politica clasica (Smith, Ricardo et al). Pero, so- bre todo, son clasicos en un sentido mas genérico y decisivo en cuanto idelogos que efectéan un aporte creador en un periodo de ascenso histérico y que, por lo mismo, hacen coherente el proyecto global de la clase (0 fraccién de clase) hegemsnica del momento. Dicho de otro modo, un clasico es aquel cuyo pensamiento se sintetiza o funde con Ia necesidad o racionalidad hist6rica del periodo, va a su encuentro, la aclara y empuja —con los métodos discursi- vos que le son propios— a su génesis y materializaci6n. Por cierto, el criterio que pretendemos manejar no es otro que el que Hegel utiliza para definir las personalida- des hist6ricas. Por lo tanto, un pensamiento clasico es uno que contiene las siguientes dimensiones: i) una visién criti- ca de lo dado y de las teorfas que Jo racionalizan, en cuanto se supone que lo dado est hist6ricamente muerto: “los hombres hist6ricos [...] se dan cuenta de la impoten- cia que hay en lo que todavia es actual, en lo que atin brilla y que s6lo aparentemente es atin realidad”. ‘Al respecto, es facil advertir: el pensamiento cepalino i) examina y analiza las condiciones del derrumbe del patrén primario exportador —Io califica, adem4s, de “mo- delo pretérito”—, desarrolla una acerba critica del patron decimonénico de especializaci6n y divisi6n internacional del trabajo y pone al desnudo las falacias de las doctrinas que buscan legitimar al mencionado orden internacional; ii) cumple una funcién positiva de revelaci6n o ilumi- nacién de lo nuevo, de sefialamiento y examen de lo que ya existe como embri6n en las entrafias de la realidad: la ciencia no inventa, descubre. Segtin Hegel, “la conciencia ya no se encuentra satisfecha en el mundo presente [pero] no ha encontrado todavia, mediante esta insatisfaccién, lo que quiere, lo que no existe ain afirmativamente, y el espiritu est4, por tanto, en la fase negativa [...]. Puede faltar [...] la conciencia de lo afirmativo.” En este contex- to, “los individuos histéricos son los que han dicho a los 1 GF. Hegel, Lecciones sobre la filosofia de la historia universal, p. 92. 4 hombres lo que éstos quieren”? En América Lati menos en México y el cono sur— el primer icone we siglo marca el periodo de decadencia y crisis definitiva del primario-exportador. El crecimiento de los paises centra- les se debilita, se asiste a un desplazamiento del centro hegeménico desde Inglaterra (economia muy abierta) ha. cia Estados Unidos (economia muy cerrada) y se acentéa el deterioro de los términos de intercambio para la perife- ria latinoamericana. En el plano interno, el crecimiento urbano y de las clases medias y la incipiente industrializa cién (inducida y esponténea) que tiene lugar, dificultan ensayar ajustes ortodoxos y —al menos— posibilitan un esfuerzo industrial de nuevo tipo. El golpe definitivo viene dado por la gran crisis de 1929-1933, la que “por su pro- fundidad y duracién podria estimarse como el certificado de defuncién del modelo de crecimiento hacia afuera”> Como reacci6n a Ia crisis, se aplican ciertas politicas que tratan de suavizar su impacto (compra estatal de exceden- tes cafetaleros, obras ptblicas, etcétera), las que “de rebo- te”, terminan por impulsar la industrializacién. Por ello, Pinto habla de “periodo de industrializaci6n no intendio- ce Al falar Ia Segunda Guerra Mundial resurgen las presiones por reeditar el patrén antiguo, pero el “bloque industrializante” habfa ya adquirido una facrea significa. tiva. No obstante, si bien éste tenfa deseos, atin no posefa una conciencia clara del porqué de la industrializaci6n ni tampoco un programa de accién claro y coherente. En este contexto, la emergencia de Ia ideoiogia cepalina le sabe al bloque industrializante como “al pasto, el rocio”. Furtado, por ejemplo, escribe que “serfa en Brasil donde, junto con Chile, germinarian las ideas de la CEPAL, en esa primera etapa, La industrializacién brasilefia, surgida del colapso de la economia exportadora de materias pri- 2 Bbid., pp. 92-93. 3, Anibal Pinto, “Politicas de industrializacién en América Latina”, en Max Nolff (editor), Desarolloindusinallatinoamerieano, ECE, México, 1974, 5 mas y reforzada por las exigencias del periodo de guerra, se sontia amenazada por cleambio del contexto interna- cional [...]. Con la llegada de la misién Abbink se endure- ci la posici6n de los que pretendian ‘curar al pais de los excesos de una industrializacién de altos costos’. Las ideas de la CEPAL armaron ideolégi ite a los opositores de esa doctrina: la industrializacién no serfa una opcién en sf misma, era la Gnica salida para proseguir con el desa- rrollo”;+ ; | iii) el tercer ingrediente de lo clasico es funcionar co- 10 “idea-fuerza”, es decir, se trata de un pensamiento que ayude a provocar una transformacién social que sea hist6ricamente importante y a la vez progresiva: “si arro- jamos una mirada al destino de estos individuos hist6ricos vemos que han tenido la fortuna de ser los apoderados 0 abogados de un fin, que constituye una fase en la progresiva del espiritu universal”. En este sentido, pocas ‘dudas pueden haber sobre la extraordinaria importancia del pensamiento cepalino en Ia fase de la industrializaci6n sustitutiva de importaciones (0 modelo de “desarrollo ha- cia adentro”) y, asimismo, en la no menos extraordinaria significacién objetiva de la fase. Son tiempos de industria lizacién, de consolidacién del capitalismo autéctono, de auge de Ia burguesfa industrial nacionalista, de mutacio- nes y progreso. En América Latina pocos tiempos han sido ms dignos (virtud nada abundante en la regi6n) y es en ellos donde reina el pensamiento cepalino. O sea, el de clasicos como Anibal Pinto. IL-Breve ojeada a una muy rica biografia Pinto Santa Cruz nace en 1920, afio en que todo Chile canta el “Cielito lindo” y elige presidente a Arturo Alessandri Palma, afios de juegos florales ya legendarios 4 Celso Furtado, La fantasia organizada, Bogoté, 1989, p. 90. 5 GF. Hegel, op. cit, p. 93. Cursivas nuestras. 6 (la Mistral, Neruda, Julio Barrenechea) y en que las capas medias irrumpen en la escena pablica y politica. En corto: nace Pinto en un momento que simboliza el avance desde un Chile oligérquico a otro mas democratico, més laico y abierto a los vientos del progreso. Esta estrella no lo abandonaria més. En su juventud recibe el estremecedor impacto de la Guerra Civil Espaiiola® y de la lucha anti- fascista. En la misma época participa del triunfo del Frente Popular Chileno, con Aguirre Cerda, en 1938, En sus palabras, “la Guerra Civil Espafiola y el triunfo de Aguirre Cerda son sucesos que marcaron a mi genera- cién”. Estudia leyes y se recibe de abogado en Ia Universidad de Chile. Pero su vocaci6n no apuntaba hacia los cédigos. Se concentra en el periodismo y en la politica, adscrito al Partido Comunista.’ Es lo que denomina “mi primer ci- clo”. El segundo se inicia en 1948, cuando viaja a Europa y estudia economfa en la London School of Economics. Por ello, hacia finales de los afios cuarenta, cuando es fundada la CEPAL y aparece el Estudio del 49, ese “Manifiesto latinoamericano”, Anfbal Pinto discutia de desarrollo y finanzas piblicas con Maurice Dobb y Hugh Dalton en él Londres de la posguerra. Vuelve a Chile, asume la direc- cién de la legendaria revista Panorama ico y da clases en la Facultad de Economia. Al cabo de algunos afios, ditfamos que por derechos propios, se integra formalmente a la CEPAL, aportando a Ia institucién la frescura de su talento antiburocritico, 1a amplitud de una visién muy distante de anteojeras tecno- craticas. Por lo demés, en términos de pensamientos sus- 6 “Generales | traidores | mirad mi casa muerta | mirad Espatia rot (.Nernda). 7 Se destiga, “sin resquemores”, en 1947. Razones: falta de inde- pendencia politica. Al respecto, ha escrito del “peso abrumador que tuvieron las variables externas en su pauta de conducta; Jos cambios de la situacion internacional fucron la bréjula de todos sus movimientos estratégioos y tacti- 08”. Cfr. “Desarrollo econémico y relaciones sociales en Chile”, en Inflacin ‘aices estructurales, FCE, México, 1975, pp. 263-264. 7 tantivos, nos atreverfamos a decir que Pinto fue desde temprana edad algo asi como un cepalino innato. Su ver- dadera obsesién por el desarrollo y el progreso, su nacio- nalismo entendido como afan de autonomfa y dignidad, sus inquietudes juveniles por el socialismo y ei marxismo, su clasicismo y keynesianismo bien digeridos y, sobrema- nera, su visceral heterodoxia intelectual, no podian sino levarlo a los anchos carriles del pensamiento cepalino. De los afios sesenta a los ochenta trabaja en CEPAL, primero en la subsede de Brasil (“afios inolvidables”) y luego en Santiago, como jefe de la Divisién de Desarrollo Econé- mico. Es su tercer ciclo. El cuarto, atin en curso, se inicia con su jubilacién de la CEPAL. Es nombrado director de Pensamiento Iberoame- ricano; tras la muerte de Prebisch asume la direcci6n de la Revista de la Cepal (se jubila, pero no se desliza), colabora con algunos centros de investigacién chilenos (CIEPLAN, Sur, etoétera), se reencuentra con la historia econémica y social del pais —en especial, estudia el papel econémico del Estado en la fase de industrializacién sustitutiva— y vuelve a practicar su deporte favorito: polemizar con él monetarismo ortodoxo. Pinto es un personaje multifacético." Muchas son las actividades en que se ha desbordado su impresionante vitalidad. En la c4tedra, Pinto es un espectaculo. De verbo facil, pronto inunda al auditorio con ideas, giros y metéfo- ras. Recuerdo que algunos compafieros, quizé un poco timidos, se sentian literalmente ahogados y salfan de sus clases extenuados. La consigna de todos era ordenar répi- damente los apuntes de clase y dejarlos “en barbecho” por 8 La biografia de Anibal Pinto es riquisima. Desde sus afios de estu- diante universitario sus actividades son sorprendentemente variadas. Futbo- lista de nota, activista politico, periodista que recorrié toda la gama editorial (Policial, deportes, politica, etcétera), insigne animador de proyectos editoria- les, pianista consumado (se dice que en Nueva York protagoniz6 dios memo- rables oon Ella Fitzgerald y... jF. E. Cardoso!), buen gourmet, charlador infinito... En un libro de préxima publicacién, Conversaciones con Anibal Pinto, nos extendemos més sobre esta personalidad de traza renacentista. B algunos dias. Luego, discutir en su torno: descubrir 0 iden- tificar primero la solidez del esqueleto y después aceptar el placer casi sensual, y en todo caso pictérico, de ir lle nandolo con las vivas canes de lo concreto y singular. La experiencia creo que nos fue imborrable: después de sus cursos y conferencias no éramos ya iguales y todos nos sentfamos culturalmente més diestros y mas ricos. Como polemista, Pinto ha sido un espadachin insigne. En el aula y en la prensa. Su verbo se acentiia y lo blande a izquierdas y derechas con rapidez y mordacidad insupera- bles. Ha sido, sin dudas, un D’Artagnan temible y de ello dan fe una larga fila de economistas del FMI que han sido zarandeados como badajos por este grande y agudisimo heterodojo. _ Pinto también ha cultivado el periodismo con pasion y brillo incomparables. Los grandes sucesos y polémicas del Chile republicano y democritico (previo a Pinochet) encontraron en su pluma un intérprete agudo y esclare- cedor. Pocos como él en su contribucién a forjar una opinin pdblica ilustrada y ajena a prejuicios y fetiches ideol6gicos. Algo o mucho de los viejos ilustrados —de tun Condorcet, de un Diderot 0 de un D’Holbach— hay en este singular apostolado intelectual desde siempre privile- giado por nuestro autor. Y adviértase: el filo polémico de Sus intervenciones pudo destruir muchas opiniones y ar- gumentos especiosos, pero jamés inmiscuyé a las perso- nas. Los odios personales le son del todo ajenos y no cuajan con su ser civilizado, con su temperamento afec- tuoso, extremadamente célido y generoso. Pinto puede haber tenido muchos adversarios, pero dificilmente algiin enemigo personal. De Pinto Santa Cruz se ha dicho que es un Caballero, con maydscula. Recto, fino, con algo de lord inglés, otro tanto de fijodalgo espafiol y mucho de chilena y suave Picardia. Aunque quiz4 —por ancestros, valentias y cari- 9. Salvo —excepciGn que confirma Ia regla— el caso de un empresario- Periodista ratero y gangster, de cuyo nombre més vale oWvidarse. 79 fios— se acerque mas a esos navegantes intrépidos y epi- cGreos que nos describiera Camoens en sus Lusfadas le- gendarias. En toda su obra, escrita y vital, resopla un grande amor ala vida, un carifio nada de beato por nuestros semejantes y una terca pasion por entender nuestros destinos, sus avatares y perspectivas. No de casualidad confiesa que, desde nifio, la historia fue su novia predilecta. Y por aqui —quien indaga la historia, por el hombre se interroga— desembocamos en lo que quiz4 sea su vocacién mAs pro- funda y constituya su ser mds esencial: el humanismo, en el més viejo y mas noble sentido de la palabra. Es decir, estamos en presencia de un hombre que a lo largo de toda su vida nos ha demostrado que cree en el progreso de la humanidad y en Ja raz6n como su principal medio de materializacién. En suma, un hombre cabal. IIL-La vision mds genérica o el método de Anibal Pinto Se trata aqui de recoger, no toda, sino sélo una parte de la “cosmovidn” (weltanschaung) pintana. En algin gra- do, esto se corresponde con la categoria “vision preanaliti- ca”, manejada por Schumpeter.” Pero si Schumpeter le concede a la nocién un fuerte halo de percepcién intuiti- va, a nosotros nos interesa recalcar el aspecto mas cons- ciente y sistemético del fenémeno. En toda cosmovision coexisten, en grados variables, componentes cientificos, ‘BI trabajo analitico va necesariamente precedido por un acto prea- nalitico de reconocimiento, que suministra el material en bruto del esfuerzo 7 ‘cognoscitive preanaliti- {.--] El trabajo analitico empieza con un material suministrado por nuestra visiGn de las cosas, y esta visiGn es ideoligica casi por definicién. Lilla encarna Ta imagen de las cosas tal como las vemnos y, siempre que haya un motivo cualquiera para desear ver las cosas de un modo determinado seré dificil distinguir entre el modo como vemos las cosas y el modo en que descamos verlas.” (Cfr. J. Schumpeter, Historia del andlisis econémico, Ariel, Barcelona, 1971, pp. 78y 80. En otro lado, define visién como “la concepcién del tedrica acerca de los rasgos bisicos de ese estado social, acerca de lo que es impor- tante y secundario para llegar a comprender su esencia en una época determi- nada”. Véase S. Harris, La nueva ciencia econémica, Madrid, 1955, p. 64. 80 filos6fico-metafisicos, creencias religiosas y otros elemen- tos no racionales. En la visin pintana importan s6lo los dos primeros y, en consecuencia, podemos hablar de un pensamiento laico y racional. La parte de esa visién global que aqui nos interesa recoger es aquella que mas propiamente responde a los denominados “cdnones cientificos”" y que, por su alto grado de generalidad, en un lenguaje coloquial tendemos a denominar “filosofia” general de un autor. Por cierto, se trata simplemente del aspecto més general de la teoria manejada por el autor. Y, si recordamos que el método no es més que la parte més general y abstracta de una teoria, parte que ya no interesa como reflejo interpretativo de lo real sino —en tanto método— como directriz orientadora de nuevas investigaciones, también podriamos hablar del método de Anjbal Pinto. En Ia obra de Pinto, si la contemplamos en sus aspec- tos mas globales y genéricos, podemos advertir un nitido parentesco con la economia clasica (la de Smith, Ricardo y Mill) y marxista. ¥ no se trata aqui de la utilizacin de aquellos sistemas conceptuales —lo que es muy tenue"— sino més bien del énfasis que se coloca en el andlisis de determinados problemas, el tipo de interrogantes funda- mentales, etoétera. El enfoque de Pinto es macroeconé- mico y se concentra en los problemas del desarrollo. O sea, se sitta en los marcos de lo que Baumol denominara “gran dindmica” cldsica, identifica las variables estructu- ralmente estratégicas y analiza el modo en que su articula- cién dindmica incide en el desarrollo econdmicosocial y en las mutaciones que lo tipifican. Y si algin “juicio de valor” se maneja, éste no es mds que la deseabilidad del desarrollo y del progreso: “en la vieja tradicién liberal y marxista seguimos estando por el desenvolvimiento irres- 11 Los enunciados cientificos son aquellas oraciones (o hipétesis) que, ‘amén de su coherencia formal y de no ser tautologias, han sido o pueden ser sometidos a los rigores del test empiico. a ciencia usa tautologias ‘como parte de su arsenal analiico pero obviamente aq el ext empirico sale 81 rts tricto de las ‘fuerzas productivas’: no creemos en ninguna variante ‘monéstica’ [...]; seguimos pensando que solo la abundancia (por lo menos de todo lo esencial) establecer Ia base objetiva o material para el ‘hombre nuevo’; y, por ‘iltimo, no vemos ninguna raz6n para que habiendo fuerza de trabajo, tecnologia, infraestructura y comercio exterior, el sistema productivo (y sus frutos) no se expanda todo lo posible.” En lo que sigue, comentamos brevemente las principa- es dimensiones o aspectos de la “visién” pintana. a) Una vision estructuralista Por estructuralismo entendemos una aproximacién teérica que se concentra en el anélisis de las variables “{mportantes”, es decir, variables que: i) son relativamen- te m4s permanentes; ii) ejercen una influencia relativa- mente més decisiva en la evolucién global del sistema. ‘Una vision de este tipo parte del presupuesto ontolégico de una realidad que no es plana; es decir, de una realidad que esté estructurada en diversas capas que afectan muy desigualmente ei funcionamiento y dindmica del sistema. Se distinguen, en consecuencia, los elementos y relaciones mayormente esenciales de aquellos més accidentales y externos.® Y, por cierto, la dimensi6n 0 “esqueleto” es- tructural se supone localizada en la esfera esencial. Pero, 4d6nde se localiza lo esencial? O bien, {eSmo conceptua- liza Pinto la noci6n de estructura? Para el caso, no se podria decir que la de Pinto sea una postura del todo precisa y libre de equivocos. Pero si efectuamos una lectura selectiva e incluso un “tantico” reordenadora, podemos sefialar tres espacios o dimensio- 12 Gfr Inflaci6n, raices estructurales, Fondo de Cultura Boonémica, Mé- xico, 1975, Prélogo, pp. 21-22. 13. Aunguc esta postura pudiera parccer obviamente justa, es rechazada abruptamente por la epistemologia positivista. En economia, cuando los neo- ‘lésicos hablan del método se suelen plegar a estas posiciones, aunque en su priictica concreta no siempre las respetan. 82 nes a los cuales se les atribuye una muy especial relevan- cia: i) Jas formas de la organizacién productiva; ii) las pautas distributivas; iii) los modos o formas del relaciona- miento externo. En el esquema clasico ms tradicional —recordemos— se distinguen cuatro esferas econémicas: produccién, distribucién, cambio y consumo. De ellas, Pin- to privilegia a las dos primeras —con lo cual se sitéa en la tradicin clésica (Ricardo, en especial) y marxista y, a la vez, en las antipodas de la visién neoclisica— siendo obvio que la tercera dimensién emerge a partir de considerar’el cardcter subdesarrollado y dependiente de nuestras eco- nomias. Antes de seguir el argumento central, permitasenos un paréntesis més menos terminolégico. En el titimo tiem- po, Pinto suele hablar de sistemas, estructuras y estilos.“ Es algo vago al respecto y sus definiciones nos dejan algunos cabos sueltos.* Como al hablar de sistemas men- ciona al socialismo y al capitalismo, nos més Gtil hablar aqui de modo de produccién.”” Bl segundo nivel apunta al grado de desarrollo de las fuerzas productivas y sus correlatos socio/econémicos y, por eso, Pinto habla 14 Ver A. Pinto, “Notas sobre estilos de desarrotlo en América Latina”, gota eS i a a Me eee eT a es Ricca comes opens ah 15“ coc de at degree Oar de ons pocgnna ‘de organizacién social que lidian y conviven en la realidad contemporénea: la ea eee ee ee Se cece are jane epee eee Sepa peter ety Se aren ee egestas geen oon asignan los recursos humanos y materiales con el objeto de resolver los See rare simueee y maser cms 16 Es decir, no se aclaran sus contenidos ni la articulacién de ‘sus elementos constitutivos. Preesos ere ccaee a eset ar e geaal asad fen ln do rent y noon ol ge eens seats Abney, ce cponn ree por (or Sees date eee rer Linen Boe 83 aqui de estructuras subdesarrolladas o desarrolladas. Pero emplear el vocablo “estructura” para referirse a los nive- les de desarrollo no parece afortunado, pues lo limita en exceso: {las estructuras, en un sentido genérico, acaso no son discernibles en todos los fenémenos? En cuanto al vocablo estilo, si parece pertinente. Se alude aqui a lo que también se ha denominado fase (etapa),"* estructura so- cial de la acumulacién,” patrén de acumulacién,” modo de regulacién, etcétera. Si aceptamos una correccién co- mo Ia insinuada, tenemos un movimiento categorial que va desde lo més abstracto a lo concreto y la correspon- diente subordinacién Iégica de las categorias. Asimismo, se abre la posibilidad de manejar diversas periodizaciones hist6ricas, clara y precisamente articuladas entre sf. Volvamos a ia categoria modo de produccién. Funcio- na ella como Ja unidad de otras dos: el sistema econédmico y el sistema de fuerzas productivas. Bl primer aspecto, a su ‘vez, se puede desagregar en las clasicas esferas de las relaciones de produccién, distribucién, cambio y consu- mo. En la perspectiva clésica y marxista se consideran las dos primeras esferas como lo decisivo y determinante (en la 6ptica Ricardo-Sraffa se enfatiza mas el aspecto distri- buci6n; en Marx, la produccién). Al interior de las relacio- nes de produccién, a su vez, sé localizan las relaciones de 18 En los trabajos de Eugueni Varga y en la mayorfa de los manuales soviéticos. 19 Categorfa desarrollada por autores como Bowles, Edwards, Gordon et al. Ver S. Bowles, D.M. Gordon y Th. Weisskopf, “Business Ascendancy ‘and Economic Impasse: A Structural Retrospective on Conservative Econo- ics, 1979-1987", en Jounal of Economic Perspectives, invierno de 1989. De Jos mismos autores, “Power and Profits: The Social Structure of Accumula- tion and the Profitability of the Postwar U.S. Economy”, en Review of Radical Political Economy, primavera y verano de 1986; también D. Gordon, R. Ed- wards y M. Reich: Trabajo segmentado, trabajadores divididos, M.T. ¥ SS. Madrid, 1966. De Gordon, Bowles y Weisskopf: La economia del despilfarro, Alianza Editorial, Madrid, 1989. 20 Off. J. C. Valenzuela Feij60, {Qué es un patrin de acumulacién?, UNAM, México, 1990. : 21 Por R. Boyer, A. Lipietzy otros. 84 — s propiedad, aquellas relaciones bren el “seereto mas recdndito” de teat aE NOS descu- cculta de toda la construceién social y tantie ny Ose guiente, de la forma politica de la relacion decent, dependencia; en una palabra, de cada rania y Estado”. Pinto se sittia en esta pra specifica de busca identificar la diferencia esentisl beat oop ne capitalismo, nos sefiala que “a despecho doin seen, que han tendido en estas materias algunas corrientes aa dad del capital productivo y, por uso y apropiacién del excedente soci , que la comunidad satisface sus necesidades ees consumo, excedente que en una conomia privada esta representado prineipalmente por los valorcsn acs y no pagados a la fuerza de trabajo, La inversion rasta empresas y gran parte del ahorro personal se alimentan en esa fuente y lo mismo ocurre con la capitan ee en la medida que proviene de una 7 y nos regresiva.”? tributacién mas o me- En suma, el tipo o naturaleza 5 propiedad determina la naturaleza degaa nmiones de ¥, por lo mismo, nos proporciona elnideysmas oon et ae Ja estructura a analizar. Omitir este aspecto sorta aa ci men de lesa teorfa pero limitarse agimee sine plano excesivamente al % por dee nari ete Se trata, en consecuencia, de avanzar hacia el andlisis de 22. C May Bent, FE ME p33 23° Cfr. Espartaco (seudénimo de A_ Pi 7B ‘econémicasocialista para América Laing” by, 0% de una alternativa N°122, abritjunio de 1964. Tinesre Econdmico, México, 24 "Aigo no poco frecuente. Por eem ta ver incentivar a inversion privada y macs PUG! ca808 se pretende a afcctando negativamente la tala de guunce 8 del ingreso, ‘equivale a creer em el “Vieilo Pascual er gat coMexto capitalista esto ‘senciales del sistema. 4 jgnorar las leyes mas 25. Insufciente, mas no incorrect, 85 estructuras més concretas —por ello, m4s complejas— y que se correspondan con las que tipifica a las economias Jatinoamericanas. Este ascenso a lo concreto plantea el sempiterno problema de desarrollar las mediaciones 0 es- labonamientos conceptuales pertinentes con orden, rigor y coherencia. Es decir, necesitamos un sistema tedrico que posibilite —entre otras cosas— la unién légica de lo parti- cular y lo general. ‘Un tipo dado de propiedad (feudal, capitalista, socia- lista, etcétera) asume modalidades 0 variantes determi- nadas. La propiedad capitalista, vg., puede ser personal, corporativa, estatal, etcétera. Peculiaridades nacionales, el nivel de desarrollo del sistema y otros factores pueden dar lugar al predominio de tales o cuales formas y a la consi- guiente diferenciacién estructural. En este sentido es dtil recordar la unidad interna que se establece entre sistema ‘econémico y sistema de fuerzas productivas.* Es decir, cierto tipo de fuerzas productivas (y cierto rango de nive- les de productividad del trabajo) no puede combinarse con cualquier forma de propiedad y viceversa. De hecho, parece evidente la existencia de una relacién funcional entre niveles de productividad del trabajo y formas de propiedad. Por lo mismo, si nos encontramos con fuertes diferenciales de productividad, cabe suponer la presencia de sistemas econémicos (ie., de formas de propiedad) cualitativamente diferentes. Mas atin, parece licito supo- ner que a la base de niveles de productividad muy bajos (vg, los segmentos “primitivos” del andllisis de Pinto) s6lo se pueden encontrar formas de propiedad precapitalistas y, por ello, el subdesarrollo implicaria un capitalismo no pleno, es decir, una estructura econdmica heterogénea en el sentido de coexistencia de miltiples formas de propiedad cualitativamente diferentes. O bien, como minimo, la 26 La productividad del trabajo es uno de los elementos més decisivos del sistema de fuerzas productivas. Este sistema nos da cuenta de la forma ‘que asume el nexo entre Ja sociedad y Ia naturaleza, en tanto el sistema ‘econémico refleja el ordenamiento social que asume el proceso de trabajo (0 interacci6n sociedad-naturaleza). 86 coexistencia de miltiples modalidades capitalistas, mas atrasadas 0 mas modernas. Correlativamente, tendriamos que el polo desarrollado se tipificarfa por su homogenei- dad estructural, y la economia mundial por Ia coexistencia de estructuras homogéneas y heterogéneas, lo que daria lugar a una articulacién de dominacién-subordinacién en- tre los dos polos del orden mas global. Una tiltima y elemental consideracién nos indica el caracter mudable de las estructuras del subdesarrollo y del desarrollo. Es decir, la homogeneidad-heterogeneidatl y Ja dominacién-subordinacién estructurales permanecen, pero sus contenidos varfan en el tiempo. Existe, por lo mismo, una historia del subdesarrollo y Ia dindmica en ello involucrada implicarfa la sucesi6n de determinados “esti- los de desarrollo” o “patrones de acumulacién”. En este caso, se siguen manejando dimensiones estructurales, pe- ro en un plano bastante mas concreto. b) Vision dinémica Un enfoque estructural pudiera ser estético. Pero nada de eso, ni remotamente, encontramos en Ia obra de Pinto. Sus intereses apuntan a los flujos y al movimiento de las variables, al perpetuo cambio que las suele caracterizar y, en este sentido, se podria hablar de una éptica hereditaria, algo no frecuente en una profesién que suele adscribirse al bando parmenfdico. La dindmica que maneja Pinto en sus andlisis es una dindmica de cardcter material y objetivo. Por lo mismo, no es algo que el investigador le imponga al objeto que inves- tiga y/o lo que funcione como algo convencional;” muy 27 Los neoclsicos sucien vivir al margen del tier y, COMO reg cede Lat eoeies scent mare ool Sempe ome rele Farag oclolones en que pretcnden manejar una dimension temporal, hacen en términos convencionales: fechando variables, (t ~ 1), (t), (t + 1), eteétera. La emporaiidad 4o'se recoge del objeto, sino quo sole agpone a ste. Ai rrespecto, la definicin de Hicks es caracteristica: “Llamo esttica econémica a ‘quotas pares de ls teora coondanca ea que nonce tomes ia molenia do 87 por el contrario, se trata de recoger el ritmo de las pulsa- ciones y mutaciones del objeto, es decir, su especifica y particular dindmica. Ahora bien, como los tiempos reales no son més que la expresién de las mutaciones 0 cambios que experimentan los fenémenos, la temporalidad 0 din4- mica que Pinto maneja nos remite a los ritmos o “tempos” con que el sistema econ6mico se va modificando. Y, a menos que tengamos la osadia (nada infrecuente y nada inteligente) de identificar al sistema social con un artefac- to mecénico, el tipo de movimiento a investigar seré bas- tante més complejo que aquellos de caracter mec4nico (por ejemplo el péndulo) que abundan en textos y manua- Ies neoclasicos. Dicho brevemente, se trata de aprehender Ia historia del fenémeno y la l6gica especifica que le sub- yace. Lo sefialado da lugar a algunas exigencias o conclusio- nes cuya explicitacion puede ser stil: i) el andlisis econdmico debe trabajar con conceptos cuyo rango de validez no es universal; es decir, debe fun- cionar con “abstracciones hist6ricamente delimitadas”;# ii) el analista debe ser capaz de identificar y explicar la emergencia o génesis de nuevos elementos y fendmenos; asimismo, la muerte 0 desaparicin de elementos y fe~ némenos ya viejos debe ser igualmente bien explicada. Enunciar esta exigencia es facil pero implementarla no es nada sencillo. Piénsese por ejemplo en la escuela neoclasi- ca: el campo problematico que privilegia y los supuestos y herramientas conceptuales que maneja dan lugar a un adiestramiento del todo incongruente con la exigencia re- cién sefialada;” fechar los acontecimientos; economia dinémica, a aquellas partes en que toda cantidad ha de tener una fecha.” Cr J. Hicks, Valor y capital,“CE, México, 1974, p. 129. 28 En realidad, existen unos pocos conceptos de rango universal: traba- 0, producto divisién del trabajo, consumo personal, etcétera. Como la univer- salidad se satisface al més alto nivel posible de abstracciGn, los contenidos ‘conceptuales —en ese nivel— resultan bastante esmirriados. 29 Como se sabe, los neoclasicos —en especial su vertiente walrasiana, 88 iti) no es facil captar tedricamente la “légica de lo viviente”. Por lo mismo, en muchas ocasiones el afan de- semboca en una pura descripcién, en mucha historio-gra- fia y muy poca historio-logia. Es decir, se termina por subvaluar la teoria, por desechar el manejo de un esque- ma conceptual riguroso, sistematico y completo. Criticar la abstraccién desmedida (0 sin medida) no es lo mismo que criticar la abstracci6n per se. La escuela histérica ale- mana cay6 en esa confusi6n y, por ello, terminé en el marasmo y la esterilidad. El ya legendario methodenstreit dej6 més ‘o menos aclaradas las cosas al respecto. No obstante, se tendié taml a olvidar lo valido y rescatable de las inquietudes historicistas: no definir a los esclavos como hombres de Ja raza negra ni pretender que los fa- raones del antiguo Egipto aplicaban una politica fiscal anticiclica. O bien, para dar un ejemplo que nos es mas familiar, no pretender que nuestros hacendados decimo- nénicos llevaban la produccién de trigo hasta el punto en que los costos ¢ ingresos marginales resultaban iguales entre si y, a la vez, iguales al precio de mercado. Conviene agregar una tltima observaci6n. Una vision estructuralista lleva necesariamente a privilegiar el cambio estructural. Es decir, el aspecto temporal de Ia teoria asu- miré Ia forma de una dindmica estructural. Esta dinémica existe en tanto la economia experimente mutaciones cua- litativas (esto es, estructurales) y, por lo mismo, se dé una transicién de una fase hist6rica a otra. Los cambios pue- den ser: a) de un modo de produccién (“sistema”) a otro: hacia el capitalista 0 hacia el socialista,” lo que supone una mutacién que afecta a un elemento especifico estruc- tural: las relaciones de propiedad;*' b) del capitalismo sub- ue es por lo la de le -n una verdadera obsesi a Rie eee rine ean ‘manejan. En este contexto, nociones como mutacién, génesis, disolucion, etcétera, parecen “de otro mundo”. ¥ si se introduce algin cambio, éste viene exégenamente determinado. 30 Sélo sefialamos las mutaciones que han preacupado a Pinto. 31 Por relaciones de propiedad entendemos una relacién que se ubica al 89 desarrollado al desarrollado: el rasgo esencial del sistema se preserva, pero se alteran los elementos x, y, Z, etoétera; ¢) en el seno del capitalismo subdesarrollado (latinoame- ricano), se avanza de una fase o estilo (o patr6n de acu- mulacién) a otro. Por ejemplo, de la ISI (industrializacion sustitutiva de importaciones) al patron secundario-expor- tador. En Ia obra de Pinto encontramos referencias a los cambios de tipo a) y de tipo b) (més a estos tiltimos), pero es muy evidente que el grueso de su atencién se concentra en los cambios de estilo. Por lo mismo, las estructuras que —de modo primordial— analiza, son aquellas que tipi- fican a economfas que son capitalistas, subdesarrolladas, latinoamericanas y en determinadas fases de su devenir. Por ejemplo, analiza con especial lucidez los factores y causas que determinan el salto desde el modelo primario- exportador hacia la industrializacin sustitutiva de impor- taciones. También, la mutaci6n que va desde aquél hacia el secundario-exportador (desarrollista 0 neoliberal). ©) Vision totalizante: centro y periferia Pinto abomina de los enfoques unilaterales y es tal vez el muy especial feeling que posee para los fenémenos concretos —vistos como “unidad de miltiples determina- ciones”— el que lo lleva a rechazar cierto tipo de abstrac- cionesy a esgrimir y aplicar el dictum de Hegel: “Ia verdad reside en el todo”. Es decir, entiende que nuestras econo- mias constituyen s6lo una parte de una totalidad que es mayor y, por ello, una comprensi6n cabal de su funcio- namiento prohibe hacer abstracci6n de las relaciones y nexos que supone el fenémeno mencionado. Pinto asume a plenitud —y la desarrolla— la concep- jor del sistema eoonGmico y que opera como matriz y fandamento de pepper hy Gerla se ffec al dition Fars ey oon sascanison de apropiaion Gel producto, 0 especial del producto &xcedente- 90 cin centro-periferia de Prebisch. Por lo tanto, en las rela- ciones internacionales ve conflictos y relaciones de domi. naci6n. En sus palabras, “una economfa central —aparte de su nivel y estructura de desarrollo y el cardcter basica- mente endégeno del dinamismo de su crecimiento— se define también por Ia circunstancia clave de que esta en posicién de influir sensiblemente sobre la marcha de las economias periféricas —y no hay viceversa en la mate- tia— salvo en algunos casos y coyunturas muy especiales 0 en forma incidental o marginal”. La obvia contrapartida de lo expuesto es la sensible dependencia de las econo- mias periféricas respecto a las centrales y dominant. En la relaci6n, valga recordarlo, opera una fuerte succi6n de excedentes desde la periferia hacia los pafses centrales. Segiin Pinto, la expoliacién no es muy decisiva para el centro, pero sf afecta bastante las posibilidades de la acu- mulacion y el crecimiento de la periferia.* Ademés, si hay explotacién del centro por la periferia, es a causa, del desarrollo del polo central y no al revés: “la Gran Bretafia, por ejemplo, llega a consolidar y extender su posicién imperialista porque es desarrollada y no viceversa. Para tle- mostrar este aserto, basta tener a Ja vista la bien conocida historia de las potencias ibéricas. Es probable que, en términos absolutos y relativos, por lo menos hasta fines del siglo XVIIL, la expoliacién colonial por parte de Espa- fia y Portugal haya sido mayor que la que pudo realizar Inglaterra. Sin embargo, ello no ‘generé el desarrollo’ de €sos paises, sino que, por el contrario, parece haber sido una de las causas principales de su ‘subdesarrollo’ en el sistema centro-periféria, 20 afios después”, en Inflacién..., op. cit, 143 Ver Notas sobre desarols,subdesaroloy dependencia”, en Ifa cién..., op. cit., pp. 141-161. Y depend ° = En no pocatoeasones Pinto ha nisi en que arbi aa depen- catsa de subdesarollono efa comme, Pata Pinto se ata de wna causa entre ors y diramos que gusta quid por afunes polemicos de insistren os condkonantes internos. OL cuadro europeo, como ha sido convincentemente argu- mentado por diversos autores.” En un trabajo de 1972, Pinto escribé que “las transfor- maciones que han tenido lugar en las dos tiltimas décadas han afectado las relaciones centro-periferia en grado muy sustancial. Ellas parecen derivar de dos procesos paralelos y contradictorios y que podrian denominarse como de ‘marginalizacion reiativa e insercién dependiente* La mar- ginalizacién periférica deriva del hecho de que “los nexos entre los dos polos del sistema han perdido importancia en el conjunto, a raiz de la creciente integracién de las economfas centrales”®” y el menor crecimiento de la peri- feria. El segundo proceso apunta a lo siguiente: “partes de Ia periferia y, en especial, de la América Latina (general- mente las més adelantadas 0 dinamicas) han venido sien- do insertadas en el sistema central tanto por intermedio de crecientes importaciones de manufacturas —en su ma- yorfa imprescindibles para su desarrollo— como, afin en mayor grado, por los movimientos de capital y, en es- pecial, por inversiones directas destinadas a servir sus mercados internos”.* Lo que este proceso implica es que algunos segmentos de algunos paises entran en un proceso —eventualmente acelerado— de modernizacién capitalis- ta. En segundo lugar, que se acentiia el grado de hetero- geneidad estructural en dichos paises y, finalmente, que se asiste a un agudo proceso de extranjerizacién de tales economias. Es decir, el crecimiento y modernizacién de esos paises pasa a depender y a ser conducido por el capital extranjero. El trabajo citado fue escrito hace casi veinte afios. Hoy nos enfrentamos al sistema centro-periferia y, por cierto, podemos observar cambios importantes. El més decisivo: 35 “Notas sobre desarrollo, subdesarrolio y dependencia”, en Infla- iin. op. cit, 147 36. Chr “El sistema contro-periferia...”, ibidem, p- 319. 37 tbid, p. 320. 38. Ibid, p.320. 92 el espectacular y casi automdtico derrumbe del campo a ¢n toda Ia Buropa Oriental. No es del caso entrar juf a un andlisis de lo nuevo, pero se podrian av: aon dos observaciones: ae melas _ @) el contrapeso que ejercia la Unién Soviética y su hinterland europeo sobre Fstados Unidos le posibilitaba al ‘tercer mundo” un no despreciable poder de regateo. Co- mo el contrapeso ha desaparecido, la situacién para el tercer mundo se acerca a la orfandad, m4xime si no es capaz de superar su tradicional fragmentacién politica. El dramitico caso de Irak es més que ilustrativo al respecto; 5) en el nuevo contexto, y especialmente luego de Ia guerra en el Golfo Pérsico, la hegemonia politico-militar de Estados Unidos resulta abrumadora. Por el contrario, la economfa estadounidense sigue dando muestras de de- bilidad —fenémeno que no es coyuntural— y la correla- cién econémica de fuerzas se sigue alterando mas y mas en contra de Estados Unidos. Es decir, se va perfilando una disociacién creciente entre el poderio militar-politico y el econémico de Estados Unidos. Por lo mismo, cabe esperar que, a la vuelta de los afios, se reedite el clasico conflicto interimperialista de los viejos tiempos, los pre- vios al periodo de la “guerra fria”. Dicho de otro modo, al revés de lo que algunas “buenas conciencias” y analistas superficiales han proclamado, el peligro de la guerra no se ha cancelado. Como es obvio, la guerra en que pensaban no es ya posible, en tanto uno de los contrincantes ha desaparecido. Pero otro tipo de guerras (bastante conoci- das, Por lo demés) pasardn pronto al primer plano de la ia. 39 En algén grado, Jos actuales sucesos de Yugoslavia podrian estar prefigurando algunos de los periles qué los nuevos conilicios pueden asumir en sus inicios. Y si hoy se observa mucho a Europa y sus nacionalidades, también se deberta pensar en la periferia capitalista, auiéntico caldo de culti- peas fen tormo a la apropiaciGn y redistribucién de zonas de 93 cnn ener d) Vision totalizante: las variables no econémicas Las econémicas son s6lo una parte de las relaciones sociales constitutivas de un sistema social dado. Y, por cierto, entre las otras relaciones sociales y las econémicas no se yergue ninguna muralla china. Consideremos, por ejemplo, una variable econémica tan importante como el nivel salarial. {Habré alguien capaz de sostener que las telaciones de carécter politico no ejercen ninguna influen- cia en Ja tasa salarial? En breve: las relaciones sociales de tipo no econémico influyen en el funcionamiento y diné- mica del sistema econémico y, por ello, para entender la economfa debemos estudiar lo no-econémico. Esto pudie- ra parecer muy elemental (y si lo es), pero en su practica concreta buena parte de los economistas profesionales suelen olvidar el requisito en cuestién. De las configu- raciones ideolégicas (0 “formas de la conciencia social”) se puede sostener algo andlogo en cuanto a su inciden- cia sobre los fenémenos econémicos, Estos, en suma, no constituyen un todo auto-contenido, influyen y se ven in- fluidos por el resto de la formacién social. En palabras de Pinto, “en lo que se refiere a la ciencia econémica, resalta la circunstancia de que su campo est4 estrechamente vinculado con el de otras relaciones y fenémenos sociales- politicos, religiosos, culturales, etcétera, que hacen mas dificil la percepcién y ordenamiento de los elementos sus- tantivos de una realidad determinada”.” En Ia obra de Pinto son constantes las referencias a la incidencia de los factores politicos e ideolégicos en el devenir econémico. Y viceversa: también abundan las menciones a las consecuencias politicas de tales o cuales procesos econémicos. Al respecto, la maestria y agudeza de los andlisis pintanos resultan proverbiales y paradigma- ticas, amén de que sus predicciones han resuliado, a veces, fatalmente certeras. Demos un ejemplo: en 1963 escribe que “en el caso chileno se manifiesta, desde antiguo, un relativo adelanto de la organizacién social y las formas 40_ A. Pinto, Politica y desarrollo, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1968, pp. 122-123. 94 institucionales respecto a los cambios en el nivel de la estructura econémica, disociaci6n que tiende a agudizarse en los dos diltimos decenios”. En un trabajo previo, de 1959, sostiene que ese “desequilibrio tendr4 que romperse © con una ampliaci6n substancial de la capacidad produc- tiva y un progreso en la distribuci6n del producto social 0 Por un ataque franco contra las condiciones de vida de- mocritica”.” Como se sabe, las dos altemnativas fucton ensayadas en Chile: la primera, entre 1970 y 1973 (Allen- de), y la segunda —que emerge con el asesinato de la primera— a lo largo de todo el periodo de la dictadura militar pinochetista. Existe otro aspecto al cual conviene dedicar una mini- ma referencia. Como se sabe, las relaciones de determi- naci6n que se establecen entre la esfera econémica y la esfera politica han dado lugar a polémicas bastante largas. Y que suelen reaparecer, con nuevas formas, de tiempo en tiempo. En términos gruesos, la nocién dominante tiende a sostener que Ia linea de causalidad principal va de la economia a la politica, aunque a ésta se le reconoce cierta autonomfa relativa, lo que implica tanto el fendmeno de Ja retroalimentaci6n como la posibilidad de que, en deter- minadas circunstancias, la linea de causalidad dominante opere desde la politica hacia la economia. En ciertos contextos culturales —por lo dems, muy vulgares—, influidos 0 moldeados por el espectro estali- nista (en a izquierda) o por el fridmaneano (en la dere- _ ft $e “Desarrollo econémico y relaciones sociales en Chile”, en Infla- 1 1 = centro; 2 = periferia; X = exportaciones; M = importaciones; primatio; rg = tasa de crecimiento del ingreso; E = elasticidad ingreso; Inanufacturas. 33 2) OY) 2-28 2m Bam>1 El equilibrio externo implica: 8) 2=Mh 2 Reemplacand [Hy (2 en ly reaprupando, tenemos: awe htt HE pret P stro reat, se ncesta que H > 1. Por eto cxgesuntui ara spera stra litho neces que > 1. Peo exo oie importacones ara 2) y divin opurcaoncs (tras To Caitlin 102 mas citados. En breve: se trataria de que la industriali- zacién posibilite una endogeneizaci6n relativa del ciclo econ6mico, es decir, que se autonomicen las bases o fun- damentos de la acumulaci6n y crecimiento del sistema. Por cierto, esto exige que la industrializacin legue a cu- brir al menos algunas rubros pesados (vg., bienes de capi- tal) y de vanguardia tecnolégica. Industrializacién sf, pero ademés de cierto tipo. Tal seria el lema a esgrimir. b) Desarrollo e intervencién estatal Pinto es absolutamente claro y no confunde la planifi- cacién socialista con la que denomina “planificacién capi- talista”. Asimismo, no se llama a engafio y no le atribuye a esta dltima alcances que serfan incompatibles con la natu- raleza més esencial del sistema. Por lo mismo, quiz4 seria mejor hablar de regulacién (© activismo) estatal mas que de “planificaci6n”. Pinto se pregunta: “zqué pretenden en tltimo término los distintos esfuerzos que se rotulan como planificacién en una eco- nomia capitalista? Antes que nada [...] interferir en ‘el funcionamiento espont4neo y automético del mecanismo del mercado. Sin alterar los fundamentos de la estructura econémico-social, se quiere superponer una influencia que Tectifique las tendencias espontaneas del aparato capita- lista y desvie el curso del mismo hacia metas. que no habria alcanzado por si solo.”” éPor qué y para qué esta interferencia? La razon es sencilla y contundente: en los paises subdesarrollados, “una de las metas principales [...] es el logro de una tasa ade- cuada de industrializacién, que permita absorber las re- servas de poblacién activa, aprovechar més integramente las materias primas nacionales y atenuar la dependencia del exterior. Estos fines cardinales no parece posible al- canzarlos a través del funcionamiento esponténeo del pro- 49 Chr. Hacia nuestra independencia econémica, Edit. Del Pacifico, San- tiago de Chile, 1953, p. 54. 103 ceso econémico.”” Dicho de otra manera, la hipétesis sostiene que el libre y espontaneo juego de las fuerzas que operan en el mercado ser4 incapaz de lograr un desarrollo econémico efectivo. En otras palabras, sin intervencién y regulacién estatal, el sistema no funciona, no es eficaz como palanca impulsora del crecimiento." Hay otro aspecto, intimamente asociado al expuesto, que al menos debe mencionarse. El funcionamiento ¢ ponténeo del mercado no sdlo genera una mayor proclivi- dad ciclica y un menor crecimiento. También acentéa las desigualdades econémicas y sociales: a nivel internacional, entre paises centrales y periféricos, y en el plano interno, entre sectores, regiones y grupos sociales. Opera aqui el principio myrdaliano de ia causaci6n circular acumulativa: a los que todo tienen, todo les serd concedido. Y a los que nada tienen, todo les seré negado. La ldgica pura del mercado funciona con ese sentido. ©) Inflacién estructural De Pinto se ha dicho que es el “papa negro” del estruc- turalismo latinoamericano. Y si se trata del problema de la inflaci6n el aserto es atin mas pertinente. Como se sabe, para Milton Friedman y compaiiia la inflaci6n es un fenémeno esencialmente monetario. Pinto rechaza esta postura y visualiza el fundamento de los fe- némenos inflacionarios latinoamericanos en los desequili- brios que afectan a las estructuras econémicas y sociales. Por lo mismo, cuando Pinto examina la inflacién procede a sefialar el conjunto de desequilibrios que tipifican al sector real de la economia. Un ejemplo simplificado y mas 0 menos tipico de este 50 Ibid, p. 54. $1 Este es um rasgo que el estructuralismo latinoamericano comparte con Keynes. 2A respecto, la evidencia es abrumadora y s6lo el terrorismo ideolégi- co neoliberal puede explicar que aquelio se silencie. 104 tipo de andlisis podria ser como el que sigue. Supongamos una fuerte expansién industrial: sube la ocupaci6n y, en algin grado, también suben los salarios. El auge, tipica- mente, provocar4 un crecimiento més que proporcional de las importaciones, con las consiguientes presiones so- bre el balance externo y el tipo de cambio. Asimismo, la mayor némina salarial urbana dar4 lugar a un fuerte creci- miento de la demanda por bienes agropecuarios (alimen- tos). Siendo Ia oferta agropecuaria interna ineléstica, se elevardn los precios agricolas. Los obreros industriales, al ver reducido su salario real, lucharén por incrementos salariales, los que —en virtud de su alto poder de rega- teo— muy probablemente obtendrén. A su vez, las em- presas manufactureras trasladardn a los precios el mayor costo salarial, generdndose asf las conocidas espirales in- flacionarias. Por cierto, esto va asociado a la expansién de la oferta monetaria, pero —en el espiritu estructuralista— podemos suponer que: i) primero suben los precios y lue- g0 el acervo monetario; ii) la variable monetaria funciona como “lave de paso” y, muy probablemente, la oferta sea endégena. . De lo expuesto se puede deducir que un programa antiinflacionario deberia atacar las raices (“presiones in- flacionarias bésicas”) del problema y no s6lo sus “meca- nismos de propagaci6n”. En nuestro ejemplo, se deberia: i) corregir la inelasticidad de la oferta agricola, lo que muy probablemente exija una reforma de la propiedad agrico- la; if) corregir la propensién estructural al desequilibrio externo, lo que implicarfa fuertes avances en la sustitucién de importaciones y diversificar las exportaciones, redu- ciendo su contenido de primarios; iii) regular 0 controlar el funcionamiento de las estructuras industriales oligo- polizadas. Segiin se puede apreciar, estos programas difieren drasticamente de los “recomendados” por el FMI. De hecho son auténticos programas (o estrategias) de desa- rrollo. Y es claro que est en la ldgica interna del argu- mento en que asi sean: si la fuente tiltima de la inflacion 105

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