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34344 COORDINACION GENERAL DE ESTUDIOS DE POSGRADO Carlos Chanfon Olmos FACULTAD DE ARQUITECTURA FUNDAMENTOS TEORICOS DE LA RESTAURACION a bnee lf - Cnipporer= yr & UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO COLECCION POSGRADO: 1988 INSTITUTO TECNOLOGICO DE DURANGO Centro deo Informacion “ing. Joss Tobar Rodrigue Primera edici6n, 1988 ©Coordinacidn General de Estudios de Posgrado Edificio Unidad de Posgrado, planta baja Ciudad Universitaria, México 04510, D.P. ISBN: 968-36-0409-4 Impreso y hecho en México INTRODUCCION Restauracién es una disciplina de remoto origen, que durante el curso de los tiltimos dos siglos ha experimentado especta- culares cambios en la orientacién de sus criterios, en la exten- sin de su campo de accion y en el nivel de’importancia que le concede la cultura, En el mundo actual, ha llegado a ser preocupacién caracteristica de las sociedades contem- pordneas, Sin embargo, la restauracién no cuenta todavia con un cuerpo sdlido de doctrina universalmente aceptada, que pue- da considerarse una verdadera Teoria de la Restauracion, apli- cable a todas sus ramas y que justifique plenamente su tazén de ser y de actuar. Varias razones pueden explicar esta carencia, Los cambios, relativamente recientes, de los criterios que la orientan; el progreso extraordinario de las ciencias, en especial las sociales, que dieron origen al viraje en los criterios; la urgencia de solu- cién en los problemas nuevos que se le piantean y el cardcter eminentemente pragmético de quienes la practican, son las principales causas, ‘Aunque los cambios de orientacién se iniciaron hace casi doscientos afios, han sido de tal modo graduales y sucesivos, que la restauracién puede considerarse una disciplina atin jo- ven, en sus nueves rutas. Su carencia de teoria resulta asi, un fenémeno normal que experimentan otras actividades del hombre. Hace algunos afos, el profesor Henryk Greniewski, en el prefacio de un librito escrito con la intencién de difun- 1 dir conocimientos bésicos sobre cibernética, hacia la siguien- te reflexion: «. Sus fundamentos (de la cibernética), nunca han sido sitematizados de manera que hayan tenido una acepta- cién més o menos universal. Lo cual no tiene nada de extrafio, ya que la historia de la ciencia parece indicar que ninguna ciencia ha podido ser construida a partir de sus fundamentos légicos, en el momento que se inicia el curso de su desenvolvimiento histérico real, Por el con- trario, los fundamentos légicos se formulan generalmen- te después, en una etapa posterior del desarrollo de la disciplina en cuestion.! Para la restauraci6n, esta etapa posterior, a la que alude Greniewski, en que deben definirse sus fundamentos légicos, hha venido posponiéndose, ante la difusin y creciente acept: cién de nuevas ideas que han transformado los conceptos tra- dicionales sobre Historia, Cultura, Monumentos y —més re- cientemente— Identidad. La transformacién se ha operado gradualmente —a partir de la revolucién intelectual ilustrada— al impulso de un inusi- tado desarrollo cientifico, caracterizado por la aparicién de nuevas disciplinas o por el espectacular avance de las ya exis tentes, Verdades insospechadas sobre la edad del mundo y so- bre el origen biolégico de la especie humana, descubiertas por Jas ciencias naturales, dieron pie a las investigaciones sobre las actividades del hombre, cuyos vestigios a través del tiempo resultaron ser la clave objetiva del conocimiento sobre su pa- sado. En la necesidad, cada vez més evidente, de proteger esos vestigios, debe buscarse el germen de la importancia que el mundo contempordneo concede a la restauracién. Las carencias tedricas no han sido impedimento que nuble Ja visién sobre la importancia de la restauracién para la socie- dad actual. Ya Viollet le Duc hacia gala de conciencia sobre Ja trascendencia de esta actividad y de su imbricacién en el panorama de las ciencias del hombre, al escribir en 1868: Notre temps, el notre temps seulement depuis le com- mencement des sigcles historiques, a pris en face du passé una attitude inusité, Il a voulu l’analyser, le comparer, le 1 Greniewski, H., Cibernética sin matemétices, Fondo de Cultura Beon6mica, México, 1971, p. 10, 8 classer, et former se véritable histoire, en suivant pas a pas la marche, les progrés, les transformationes de l’hu- manité. Un fait aussi étrange ne peut étre comme le supposent quelques esprits superficiels, une mode, un caprice, une infirmité, car le phénoméne est complexe.? Un siglo més tarde Liliana Grassi, profesora de la Universi- dad de Milin, escribirfa en su libro Storia e Cultura dei Monu- menti, después de dedicar varias paginas a discutir la actuali dad del problema de la restauraci6n: Abbiamo precisato in principio, e illustrato attraverso ‘queste ultime osservazioni, quanto il problema del res- tauro sia attuale, non privo di vita, cioé; ma argomento vivo e tipico del nostro tempo? La literatura sobre restauracién es abundante y aparece en forma especializada desde principios del siglo XIX. Ya duran- te el Renacimiento, en que proliferaron los tratados de arqui- tectura y de pinture o escultura, se habfan iniciado las men- ciones eventuales a la restauracién, hasta que afinales del siglo XVIII, aparecen los primeros documentos de caracter norma- tivo; siguieron después, en el siglo siguiente, los tratados pr ticos y las monografias sobre casos especificos; en el presente siglo se han multiplicado las historias enumerativas sobre cri- terios de restauracién, los comentarios criticos y los reportes de experiencias cientificas. Desde el siglo XIX, en sus inicios, aparecieron también las, legislaciones proteccionistas, que sin ser un género literario en si mismas, han merecido, desde las diltimas décadas, estudios comparativos y criticos, asi como recopilaciones y comenta- ios que enriquecen y forman parte de la literatura sobre res- tauraci6n, El cardcter predominantemente normativo y casuistico, hhace que esta literatura sea parcial, pues no contempla inte- gralmente el campo de la restauracion, y que no haya podido evitar el ser —demasiado a menudo— prohibitiva, ante la nece- sidad de evitar errores. Carente de principios generales, univer- 2 Viollet le Due, E., Dictionnaire Raisonne de L'Architecture Fran: galse du Xle Au XVIe Siecle, B. Bance, A. Morel, Parfs, 1854-1868, 10 ‘Volimes, Tomo Huititme, p. 15, Verbum-Restauration. 3 Grassi, L., Storia ¢ Cultura dei Monumenti, Societa Editrice Libra- ria, Milano, 1960, p. 384. 9 salmente aceptados, la critica en éreas parciales no haescapado a la diatriba injustificada. Destacados especialistas han hecho notar algunas de estas ‘caracteristicas. Michel Parent, actual Presidente Intemacional de ICOMOS (International Council on Monuments and Sites), ‘escribia en un articulo publicado en la pasada déced En définitive, la Charte de Venise se bome plutét comme ‘Mérimée, a proscrire.. .* José Villagrén, maestro emérito de la Universidad Nacional Auténoma de México, en una conferencia sobre restauracién, pronunciada en 1966 decié . . . Las agitadas aguas de la restauraci6n, tan propicias a ia turbulencia y a la discusién, tanto que los comentaris- tas autorizados creen més apto hacer una casuistica, que una teorfaS Los documentos normativos se inician en Venecia en el afio de 1778; se debe el primer caso al inspector Pietro Ed- wards con sus colaboradores Giuseppe Bertani, Giuseppe ziani y Nicolé Baldassini, cuyo documento se refiere a pintura de caballete. Curiosamente, el dltimo documento intemacio- nal de carécter normativo, conocido universalmente, fue re- dactado en Ia misma ciudad en el afio de 1964, y es conocido como la Carta de Venecia; éste, se refiere a arquitectura. ‘Aunque separados por casi doscientos afios, ambos docu- mentos revisten la misma fisonomia prohibitiva, reveladora de profunda preocupacién por evitar errores, pero que no aporta soluciones e impulsa a la discusi6n casuistica. He aqui un ejemplo tomado de cada uno de los documentos: Pietro Edwards (1778) V.- Che non si negligga di levare tutto lo sporco e le ver- nici del quadro quando non vi fosse pericolo nell’operare in tal modo, o qualch’altra ragione come alle volte pud accadere.* 4 Parent, Michel, “Invention, Theorie et Equivoque de la Restaura- tion”, en Monuments Historigues de la France, no. 112, 1976, p. 8 5 Villagrin G., J., Arquitectura y Restauracion de Monumentos, Editorial de El Colegio Nacional, México, MOMIXVII, Memoria de Ei Colegio Nacional, Tomo VI, no. 1, afo de 1966, p. 124. Conti, A., en Storia Dell'Arte Italiana, Giulio Einaudi Editore, To- ino, 1981, Farie Terza, Volume Terzo, Tomo 10, p. 64. 10 Charte de Venise (1964) ART. 13.- Les adjonctions ne peuvent. étre tolérées que pour autant qu’elles respectent toutes les parties interé- ssantes de l’édifice, son cadre traditionnel, l’équilibre de sa composition et ses relations avec le milieu environ- nant,” Entre los dos documentos venecianos anteriores, vieron la luz otros muchos, entre los cuales los mds famosos y conoci- dos pueden ser: — Las normas redactadas por Camilo Boito para la res- tauracién arquitect6nica, aprobadas por el III Congre- 880 degli'Ingegneri e Architetti, en 1879 — Las retomadas de las anteriores y completadas por Gustavo Giovannoni, en 1928 — Las contenidas en la Carta del Restauro, aprobadas en 1931 por el Consiglio Superiore delle Antichita e Belle Arti, también sobre arquitectura — Las contenidas en la Carta de Atenas, aprobadas tam- bién en 1931, referidas a arqueologia, arquitectura y entomo urbano de moaumentos.* Junto a las colecciones de normas, desde principios del si- glo XIX aparecieron los manuales pricticos, diferentes de los tratados de pintura con menciones a la restauracién. El histo- riador contempordneo Alessandro Conti reporta asi su apari- cién, dando cuenta de su estructura tipica de recetario: Come manuale sul restauro distinto da trattati tecnici generali sulla pittura quelio del Bedotti é preceduto sol mente dal Késter del 1827. Per la prima volta vi compa- iono norme di interpretezione artistica per la politura: eventuali squilibri si compensano lasciando parte dello sporco e della vernice alterata che si trovano sul quadro stesso; le ridipinture si devono evitare anche su un dipin- 7 Charte Internationale sur 1a Conservation et la Restauration des Monuments et des Sites, Ile, Congrés International des Architectes et des Techniciens des Monuments Historiques, réuni & Venice, mai 1964, en Documentos, Escuela Nal, de Conservacion Restauracion y Museo: arafia, México, 1978, 1978, p. 5. ® Barbacci, A., Ii Restduro dei Monumenti in Halia, Instituto Poli- arifico dello Stato, Roma, 1956, pp. 65-73. ul to spellato, Grazie alla patina un quadro pud diventare ancor pili armoniso di como l'aveva fatto il suo autore, Inhumerables son las obras aparecidas, desde entonces, que enriquecen este género, aunque muchas de ellas, quizé la ma- yoria, son repetitivas hasta el cansancio y con muy lirmtadas aportaciones. ‘De aparicién reciente, e indudable calicad, con apoyo y aportaciones de consideracién en el campo cientifico y téeni- co, pueden mencionarse: — Mora, Paolo - Mora, Laura - Philippot, Paul, La Conservation des Peintures Murales Editrice Compositori, Bologna, 1977 — Taubert, Johannes Farbige Skulpturen - Bedeutung, Fassung, Restaurie- rung Verlag Georg D.W. Callway, Miinchen, 1978 — Feilden, Bernard M. Conservation of Historic Buildings in England Butterworth, London, 1982 En 1946, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se fund6 1a ONU (Organizecién de las Naciones Unidas), y a su sombra se formaron agencias especializadas como la UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization), que desde su cresci6n en 1946, debia constituirse en autori- dad promotora de la restauracién a nivel mundial. Con el patrocinio de la UNESCO, nacieron otras institucio- nes como el ICOM (International Council of Museums) en 1950, y més tarde el ICOMOS (Intemational Council on Mo- uments and Sites) en 1965. A iniciativa de un grupo de cien- tificos y especialistas de museos, también en 1950 se organizo el IC (Intemational Institute for Conservation of Historic and Artistic Works). El gran impulso que la restauracién recibié en Europa, fue resultado l6gico de la honda preocupacién que provocara la destruccién ocasionada por el gran conflicto armado y la ace- lerada reconstruccién que sobrevino. Pero gracias a los orga- 9 Conti, A., op. eit. p. 77, Los dos manus dos por el autel, distintos de Ics tratados técnicos generales sobre pintu- a, son: Késter, Conrad, Uber restaurierung alter Olgemdlde, Heildelgerg, 1827 ; Bedotti, Jean, Dé la Restauration des Tableaux, Paris, 1837. 12 nismos e instituciones internacionales, la promocién y difusién se realiz6 a nivel mundial. Las publicaciones seriadas y periédicas que emanaron des- de entonces de esos institutos, han suministrado al mundo entero una abundante y variada literatura sobre restauracién, esencialmente promocional, pero con ejemplos y comentarios orientados tanto al ciudadano comin como al aficionado, al especialista 0 al cientifico de alto nivel. ‘Sin ser las Gnicas, merecen especial mencién: UNESCO ~ El correo de la UNESCO, revista mensual en 26 idiomas — Patrimonio Cultural de la Humanidad, tri- anual en 4 idiomas — Museum, revista trimensual en 3 idiomas — Serie Museums and Monuments, XVII titu- los en 2 0 3 idiomas ICOMOS — Monumentum, publicacién trimensual en francés-inglés — ICOMOS Bulletin, publicacion anual en francés-inglés mc — Studies in Conservation, revista trianual en inglés — Art and Archaeology Technical Abstracts, bianual en inglés Abudante literatura, aunque con mucha menor difusién, ha emanado de congresos, coloquios, simposios y reuniones internacionales, regionales’o locales, promovidas por institu- ciones de todo tipo. Este material, en general muy repetitivo, es de calidad variable, pero de indudable utilidad. El apoyo técnico cientifico, aparecido a finales del siglo XIX, ha ganado terreno, sobre todo con el apoyo de institu- cciones, en especial la IIC. Sin embargo,no ha logrado desterrar Ja mentalidad artesanal heredada de la restauracién de obras de arte en el pasado. Harold Plenderleith, pionero de la difu- ién del desarrollo cientifico contempordneo de la restaura- (én, alude en reciente articulo a los avances logrados en este campo durante los wiltimos 21 afios; por desgracia, su merito- rio entusiasmo peca quizd de demasiado optimismo, y lamen- tablemente no puede generalizarse su opinién, que asi expresa: Although a bare 21 years had passed since some of the alchemist restorers were sticking fake labels on their 13 bottles and covering key-holes with adhesive tape, clean- ing bronzes with hydrochloric acid and patinated marbles with copper chisels, the whole subject had grown to become a science and the museum laboratory is now a status symbol.” Pero si el apoyo cientifico no ha logrado el éxito deseable, los aspectos tedrico-human{sticos han resultado atin peor brados. La preferencia generalizada en el mundo actual por la ‘técnica, y el caricter préctico de quienes realizan y colaboran en le restauracion, han creado en el medio un ambiente re- nuente al raciocinio tedrico y pragméticamente inclinado al recetario y ala formula fija, Esta actitud pesa necesariamente como lasire que impide el desarrollo de una Teoria General de la restauracion, En efecto, son abundante mayorfa en el medio especializa- do, los arquitectos e ingenieros que dividen su trabajo entre el taller de proyectos y la realizacién de campo; los quimicos 0 bbidlogos dedicados con exclusividad a la recoleccion y el and- lisis de muestras; los operarios de restauracién de bienes mue- bles confiados sélo en su discutible habilidad manual. Todos estos elementos, rechazan por voluntad propia, por deficiente preparacién, o por simple ineptitud, los raciocinios de tipo humanistico, sea que les nieguen toda validez, o bien que tra- ten de reducirlos a unas cuantas formulas aprendidas de me- moria. José Villagrén, al captar esta situacién comentaba en su ya aludida conferencia de 1966: Muchos arquitectos piensan que lo historia de la arquitec- tura y de las artes en general, no tionen otra finalidad para el arquitecto actual, que ja de ilustrarlo, darle una més de esas visiones panordmicas que, siendo agradables, a Ia postre nada le representan, como ‘no sea facilitarle la lectura de obras literarias o la'visita de museos y ciuda- des monumentales; pero en el fondo se le concede valor neutro ante su propia formacién como arquitecto al ser- vicio de una colectividad actual. Semejante incompren- sién del papel de experiencia que representa el pasado, es lamentable en muchos de nuestros jévenes arquitectos, pero més que lamentable, perjudicial en numerosos 40 Plenderleith, H., Editorial en Newsletter, no. 9, ICCROM, Rome, Annusl Bulletin, 1983, pp. 2-3. 14 profesores de nuestras multiples escuelas de arquitec- tura.!? Las escuelas y talleres dedicados a la capacitacién manual de restauradores de bienes muebles, afiaden otros problemas 2 las fallas senaladas por Villagrin para las escuelas de arqui- tectura. Estos son probablemente resultado de los cambios, relativamente recientes, que han experimentado, Tradicional. mente, este tipo de restauracién reclutaba artistas con poco éxito, pero que tenfan un minimo de sensibilidad para los valores estéticos. Desde hace algunas décadas, se han abierto ahora las puertas a toda clase de candidatos que, con demasia- da frecuencia, no unen a la habilidad manual, la necesaria sen- sibilidad 0 carecen de la formacién apropiada al respecto. Los instructores —que en general padecen exceso de trabajo, pero carecen de preparacién pedagégica— han optado por un con- trol extremo de técnicas limitadas y seleccionadas en base a su experiencia personal. Esta situacién fue comprendida por el profesor Robert Furgeson, doctor en pedagogia, jefe del Department of Edu- cational Media, de la Universidad de Londres —invitado a co- mentar y orientar las discusiones en una reunion internacional, celebrada en Roma del 1o. al 5 de septiembre de 1980, para discutir la produccién de material didéctico en cursos de res- tauracién— quien inicié la tltima sesién haciendo tres pregun- tas, que el auditorio, compuesto por profesores de restaura. cidn de diversos paises, debia responderse a si mismo, sin hacer comentarios a los demds. Las tres preguntas, revelado- ras de la situacion muy poco halagtiefia que el profesor Furge- son habia captado, fueron: 1. Js the future of Conservation to be in the hands of charismatic lecturers? + 2. Will you use anecdotal approaches as substitutes, for facing real pedagogic needs? 3. Do you want to see a MAFIA of conservators substi- tuting self congratulation for the development of pedagogic strategies? Es indudable que estas anomalias en las instituciones que Preparan a los restauradores han sido un obstéculo, hasta 4M Villagrén G, J., op. eit, p.16. 15 ahora insuperable, para estructurar un cuerpo de doctrina s6- lidamente fundamentado. Otra plaga ha invadido desde hace tiempo los terrenos de la restauracién también nociva para el establecimiento de una teorfa bisica. Es la formada por aquellos que —a diferencia de los grupos anteriores— esté totalmente alejada de la practica profesional y no tiene idea de los problemas reales del hacer restauratorio, pero que, sin embargo, se dedica sistematica- mente a dictaminar negativamente sobre TODO lo quese hace en la especialidad, Viollet le Duc, que ain después de muerto hha sido una de sus victimas preferidas, ya los habfa detectado en su tiempo, y alude a ellos diciendo: . . . ces docteurs qui prétendent régenter l'art de l'archi- tecture sans avoir jamais fait poser une brique, décrétant du fond de leur cabinet . . 1? Quizé la tendencia marcadamente prohibitiva de las normas yy recetarios de restauracién, ha favorecido la proliferacién de estos individuos que se hacen llamar tedricos, pero que, desde luego, no lo son. La genuina teorfa, en verdad, no es desancla- ble dé la préctica, sino su justificacién lgica. A ellos nos he- mos referido en el material didactico impreso para apoyo del curso de Teoria de Restauracién, impartido en el Centro Chu- rubusco, diciendo: Esta turba de teorizantes eruditos incapaces de capitali- zar Jos errores y transformarlos en experiencia, son ex- pertos en lo que no se debe hacer, ignorantes de lo que se debe hacer, e inconscientes de lo que se puede hacer.'* Las tendencias, carencias y defectos llevan a la necesidad de una preparacin més cuidadosa de los restauradores, en instituciones especializadas. A iniciativa de la UNESCO, se creé en 1959 el International Centre for the Study of the Pre~ servation and Restoration of Culture! Property, Rome, Su primer director, el cientifico Harold J. Plenderleith, es uno de Jos pioneros en'la organizaci6n de cursos de restauracién, jun- 42 Viollet le Due, op, cit,, Tome Huitiéme, p. 31. 13 Chanfon. 0. C., Resfauracién, Problemas Tedricos, Material déctico para el Curso de Maestria en Restauracion de Monumentos Ar- ‘quitectOnicos, Escuela Nal, de Conservaci6n, Restauraci6n y Museogra- fia, México, 1979, Tema 7, p. 2 16 to al profesor Guglielmo de Angelis D’Ossat, creador de los cursos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Roma, y al profesor Manuel del Castillo Negrete, fundador de los cursos mexicanos en el Instituto Nacional de Antropo- logia e Historia. En la década de los sesenta, con patrocinio de la UNESCO, se organizaron cinco centros regionales para cubrir la necesi- dad de unificacién de criterios en distintas reas del mundo, bajo la coordinacién del Centro de Roma, més tarde identifi- eado con las siglas ICCROM. "Asi nacieron los Centros Regionales de Tokio y Nueva Delhi para los paises del Lejano Oriente; el Centro Regional de Bagdad para los paises arabes; el Centro Regional de Jos, para los paises africanos y el Centro Regional de Churubusco para los paises de América Latina, Este dltimo recibi6 el nombre oficial de Centro Regional Latinoamericano de Estu- dios para la Conservacién y Restauracién de Bienes Culturales, ‘México-UNESCO. Inicié labores en julio de 1967, con el pro- fesor Manuel del Castillo Negrete como primer Director, y fue ampliamente conocido como Centro Churubusco. Este bien eoncebido sistema internacional de instituciones, parecfa ser el Grgano ideal donde se pudiera desarrollar una feorfa integral de aceptacién universal; pero —por lo menos hasta ahora— no lo ha sido. Churubusco, sin embargo, hizo esfuerzos notables que lo levaron a destacar desde la década dde los setenta, hasta su injustificada supresién en 1981. El Centro Churubsco instituy6 en 1972 las carreras profe- sionales, medio académico necesario para iniciar la estructura- cidn de una doctrina tedrica; en 1974 creé lacétedra de teoria ide restauracién; en 1975 inicié la asesoria permanente en ps cologia de la educacién; en 1977 se restructuré como institu- cidn de servicio, de investigacién, de formacién y de infor- macién; en ese mismo afio inicié la produccién sistematica de material didéctico y amplié su campo de investigaci6n al dise- fo de instrumental y equipo para la restauracién, as{ como al anélisis y difusién de documentos claves para al comprension Gel fenémeno de creacién de los bienes culturales. Finalmen- te, en 1978, el Centro Churubusco fue declarado Centro de Excelencia por el ICCROM."* 14 Por desgracia no existe todavia una historia completa impresa s0- bre la ereacion y desarrollo del Centro Churubusco. Los documentos bésicos de todo el proceso, se encuentran en los archivos de la Direccién General del Instituto Nacional de Antropologfa e Historia, y de la Direc: 17 La cftedra de Teoria de la Restauracién, creada en 1974 por Churubusco, no representaba novedad en cuanto al titu- lo, sino en cuanto al contenido de su programa, Este vers6, por primera vez, sobre la discusién y raciocinio de conceptos fundamentales para la actividad restauratoria. Hasta entonces Ty esta sigue siendo la practica comin en las insituciones de formacién— se habfa llamado teorfa a la recopilacin de opi- niones surgidas en torno a la restauracién, Esta practica equi- voea, que continia vigente, es resultado de las carencias men- cfonadas en pérrafos anteriores, tanto como de la urgencia para encontrar soluciones. Asi 1o ha considerado Liliana Gra- ssi: La conoscenza del pensiero delle teoriche trascorse aiute- ria chiarire i problemi pid urgenti.!* Pero el profesor Patrick Faulkner, de Ia Universidad de York, denuncié el mismo fenémeno ante la VI Asamblea Ge- neral de ICOMOS, celebrada en mayo de 1981; en sus pala- bras se notan, tanto la reticencia hacia el estudio histérico, como la urgencia de buenas soluciones: cign de Patrimonio Cultural del INAH, Entre el eteaso material impreso. pueden contarse: Chanfén O., C., La Escuela Nacional de Conservocién, Restauracién y Museogrofia, én él Boletin del INAH, Epoca Ill, No. 20, octubrediciembre 1977, pp. 61-64, Chanfon, C,; Mendoza, E.; Terén, 4. Au; Chico P. de L, P.iTcaza, L.; Herrera de LE; Rojas, A., presenta: ron un conjunto de ocho ponencias a la Sexte Asamblea General de ICOMOS, Simposio Cientifico, celebrada en Rom El Centro Churubusco fungi’ como coordinador del tema Profesién, ‘que se discuti6 en la Sede Principal, Las ocho ponencias describen los riterios, organizacion y programas del Centro Churubusco. Han sido publicadas parcialmente en el primer tomo de los materiales obtenidos. con el titulo general de ICOMOS, Sesta Assemtiea Generale, Nessun {futuro senza passato, Consiglio Nazionale delle Ricerche, Rome, 1981, Volume Primo. El segundo y Gltimo volumen esté en prensa, pero el contenido de las ponencias mexicanas ha sido ya utilizedo en reunio- nas gorteores, «nivel internacional, Chanfén,C. Contribuelén af estudio sobre necesidades y oportunidades de trabajo para arquitectos restauradores en América Latina y el Caribe, Un ejemplo, el Centro del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), dondi hhace un juicio eritico de los problemas enfrentados por el Centro Chu Tubusco y las soluciones ensayadas; contiene la lista completa de las Publicaciones, documentos, material didictico, elclos de conferencias y tesia de graduados. 15 Gras, L., op. cit,, p. 384, 18 Many existing courses stress the history of the philosophy ‘of conservation as a subject. I feel this is irrelevant, how- ever interesting. It is in itself an historical study, and. knowledge of it, in no way qualifies one to effect better conservation,?© Llama la atencién la denominacién de filosofia a los aspec- tos tedricos de la restauracién. Al parecer, su empleo, hoy bastante difundido, fue iniciado por el profesor Paul Philippot, segundo director del ICCROM. Hay que aclarar, sin embargo, que su uso —quizd tolerable como metéfora retorica— revela poca familiaridad con los auténticos conceptos filoséficos. Pero serfa muy injusto desconocer los genuinos ejemplos de teorfa, con intenciones generalizadoras, que se han dado desde la aparicién de la restauracién como concepto contem- pordneo a principios del siglo XIX. En este panorama de casi dos siglos, tres nombres sobresalen por la calidad de sus apor- taciones, son Eugéne Emmanuel, Viollet le Duc, arquitecto e investigador francés; Cesare Brandi, critico e historiador ita- iano, y José Villagrén Garefa, arquitecto y tedrico mexicano. Viollet le Duc (1814-1873) goz6 de gran reconocimiento durante su vida, gracias a los puestos oficiales que sustenté, pero su responsabilidad piiblica no impidié que realizara una obra de investigacién de considerable dimensién y calidad. Discipulo de Ludovic Vitet y de Prosper Mérimée, superd am- pliamente a sus mentores, al trasponer en la reflexion y en la ‘préctica los niveles normativos y prohibitivos de sus maestros. Sus ideas te6ricas sobre restauracién estén contenidas en el articulo Restauration de su obra monumental Dictionnaire Raisonné de l’Architecture Frangaise du Xle au XVle Siécle, en diez tomos, impreso por B. Bance (Ia VI) y por A. Morel (VI a X), en Paris, entre 1854 y 1868. El articulo se encuen- tra en el tomo VIII, pp. 14a 34. Su contenido es tradicionalmente mal interpretado por crf- ticos que, a través de una mala traduccién del primer pérrafo, Jo juzgan sin analizar el articulo completo, La frase le rétablir dans un état complet qui peut n’avoir jamais existé a un mo- ment donné, se haya traducida en varios textos espafioles como restablecerlo en un estado completo que no pudo jamds cexistir, 4% Faulkner, Patrick, “Professional Training in Conservation Skills”, en ICOMOS, Sesta Ausemblea Generale, Nessun futuro senza passato, Consiglio Nazionale delle Ricerche, Roma, 1981, Vomune Primo, p. 718. 19 Una interpretacién més fiel de la redaccién original es res- tablecerlo a un estado completo que puede no haber existido en un momento dado, Lo que en la mala traduccién se da como objetivo ‘nico y necesario, en realidad es presentado por el autor como posibilidad extrema acentable. Para con- vencerse de ello, basta leer con atencién el resto del articulo y constatar el gran respeto que Viollet le Duc exige para la ‘materia original, y las muy variadas maneras que sugiere para evitar su alteracién y deformacién. Pero la critica se ha ensafiado en forma especial con él; hoy en dia se le menciona més para censurar algin aspecto de sus ideas o de sus obras, que para reconocer su amplio y concien- zudo trabajo. Las razones son miltiples, pero en ellas no siem- pre brilla la buena fe, y quiz en la actualidad s6lo se le criti- ca por habito irreflexivo. Su prestigio oficial y su permanente lucha contra el acade- micismo, le ganaron celos y envididas que quedaron liberados a la caida de Napole6n Ii, su protector. Elhecho de que sus criterios, en muchos aspectos referentes al estado completo, hayan sido superados en la actualidad, no son razon suficiente para desconocer sus aportes, puesto que es norma bisica de la critica histérica el juzgar dentro del contexto cronot6pico. En todo caso, su obra no puede criticarse a través de una sola frase, ni siquiera de todo el articulo sobre restauracién. Para calibrar sus aportaciones, es necesario conocer todos sus escritos; ellos respaldan y reflejan su ideologia completa. En sus dos obras monumentales, el Dictionnaire Raisonné de l'Architecture Frangaise y el Dictionnaire Raisonné du Mobilier Francais, més que en sus otras miiltiples investigaci nes menores, se encuentra el modelo claro de fundamentacion histérico-critica que, en su concepto, debe respaldar todo proyecto de restauracion. El fue el primero en visualizar la imbricaci6n de la restaura- cién en el panorama completo que ofreciar: las ciencias de su tiempo; profundamente impresionado por los avances logra- dos, quedé convencido de que la restauracién era un concep- to totalmente nuevo. En el Diccionario Razonado de Arquitectura, es muy inte- resante el Prefacio, que aparece en el primer tomo, donde el autor presenta y justifica la obra, Tratard —afirma~ de mos- trar que el Gético es lo mejor que ha producido Francia des- de la decadencia del Imperio Romano haste el Renacimiento, y que desde Francia se extendio a los demas paises de Europa. Hay en el fondo de sus motivaciones el problema subyacente 20 de la identidad, expresado como nacionalismo, que va mucho ‘més allé de la conservacién mecdnica de los monumentos como ‘tales; Ia meta real es el conocimiento de los propios antece- dentes Les monuments de pierre ou de bois périssent, ce serait folie de vouloir les conserver et de tenter de prolonger leur existence en dépit des conditions de la matiére; mais, ce qui ne peut et ne doit pas périr, c’est l’esprit qui a fait élever ces monuments, car cet esprit, c’est le notre, c'est Vame du pays. Cada pagina de la obra demuestra la racionalidad que apo- ya la solucién gética de cualquier detalle o de cualquier ele- mento, pequefio o grande, simple o complejo. Esta racionali- dad es presentada como nacida de una excepcional légica constructiva que caracteriza a todos los estratos de la socie- dad medieval francesa y que se palpa en la calidad y cantidad de las obras de arte producidas en todas las ramas y en todos los niveles de la actividad artistica. ‘La presentacién en forma de diccionario, subraya la disec- cién metédica de un monumento para comprender hasta sus mas minimos detalles, tal como necesita hacerlo el restaura- dor, para quien no es suficiente el conocimiento global de la obra de arte, sino que debe llegar al andlisis de cada elemento, por pequefio o insignificante que parezca: . . sil veut non seulement paraftre sincére, maisachever son oeuvre avec la conscience de n'avoir rien abandonné au hasard et de n’avoir jamais cherché a se tromper lui- méme.!? La caracterizacién consciente, estricta y minuciose de este achever son oeuvre, dan una profundidad y unas modulacio- nes al état complet, que son insospechadas por Jos eriticos rutinarios actuales, por més que, siendo hombre de sutiempo, no escapara Viollet le Duc a los conceptos hoy superados so- bre obra de arte y cultura, que son los que le impulsarcn a esta- blecer —asi sea como caso extremo— la meta del estado com- pleto, para una restauracién ain restringida a la obra de arte. Pero no olvidemos que esta orientacién es de facto, aunque 17 Viollet le Due, op. eit, Ia primera cita es del Tome Premier, p. ii, Ja segunda del Tome'Huitidme, p. 34. 21 ya no lo sea de jure, la que inspira la mayor parte de la labor restauratoria que, hoy en dfa, se realiza en muchos paises del mundo, Para fundamentar sus raciocinios y sus juicios histérico-cri- ticos, Viollet le Duc acude a una amplisima documentacién medieval y a toda la bibliografia especializada disponible en su tiempo. Sus notas a pie de pagina incluyen a cronistas como Joinville y Villehardouin, a poetas como Chrétien de Troyes, 2 maestros constructores como Villard de Honnecourt y Ro- bert de Coucy, junto a sus maestros Vitet y Mérimée. Sus ci tas son en latin medieval, en occitano, en picardo, en frdncico © en cualquiera de los dialectos del Antiguo Francés, al lado de las que estan en Francés Medio o Moderno. Pero con los testimonios escritos, Viollet le Duc dejé unos 10,000 dibujos arquitecténicos de plantas, fachadas, cortes perspectivas y detalles, que dan fe de sus levantamientos y proyectos, tanto como de sus investigaciones sobre monumen- tos especfficos. Sus proposiciones, tanto tedricas como pra ticas, estén pues objetivamente fundamentadas en la docu- mentacién historica disponible en su tiempo. Viollet le Duc, sin embargo, a pesar de sus miiltiples men- ciones a las artes en general y al mobiliario —que hoy, para la restauracién, quedaria identificado como material etnografi- co— construye su teorfa, exclusivamente para los problemas que entonces presentaba la arquitectura gotica francesa; a ese campo se restringen sus proposiciones tedricas y las aplicacio- nes pricticas que ejecuto, Viollet le Duc, sin embargo, ha sido el primer restaurador activo que, elevandose por encima de la casuistica, buscé ra- zones més profundas que pudieran justificar la resteuracién. Cesare Brandi (1906)'* es un caso distinto, Graduado porla 18 Entre los artfeulos publicados, que implican teor‘a, pero que pue- den considerarse casuistica, Brandi escribi6: A propésito di una felice ricostruzione della celebre Madonna di Guido da Siena, Bulletino Sene- fe de Storia Patria, 1, 1932, pp. 77-80. Una Madonna del 1262 ed anco- ra il problema di' Guido da Siena, Bulletino Senese di Storia Patria, 1, 1933, pp. 25-42, Ricostruzione di un'opera giovanile di Giovanni ‘dé Paolo, L'Arte, XXXVII, 1934, pp. 462-481. 1 Restauri della Basilica ‘Superiore di Assiei, Le Arti, IV, 1942, pp. 216-222. Tre dipinti di An- tonello. di Messina restaurati ed esposti presso I'Instituto Centrale det Restauro, Le Arti, V, 1942-1943, pp. 90-96. L'Instituto Centrale de? Restauro’¢ la ricostrizione degli affreschi, Phoebus, 1, 1946, pp. 168- 176. II Mantegna ricostruito, L'Imagine, 1, 1947, pp. 179-180. Ricor ‘osizione ¢ restouro della Pala del Carmine di Pietro Lorenzetti, Bolle tino d'Arte, XXIII, 1948, pp. 68-77. Problemi di restauro: il terzo 22 Universidad de Siena —su ciudad natal—en Jurisprudencia, y por la Universidad de Florencia en Letras, coordiné labores de cétedra en varias universidades, con numerosos puestos oficiales de direecién, inspeccién y administracion, en el area de las Bellas Arte Para la restauracién, fundé un taller en Bolofia durante el afio de 1986; fue cl primer Dircetor del Instituto Centrale del Restauro, inaugurado en 1939; dedicé numerosas conferen- cias y ar:fculos a la teorfa de restauracién, en especial a partir de la fundacién de esa iiltima institucién que promovid, orga- niz6 y dirigié, aunque desde su primera juventud habia ya ocasionalmente incursionado en campos tedricos de la protec- cién a las obras de arte. Sus cepacidades personales, palpables en su obra publicada (més de 500 artfculos en revistas especializadas) le levaron con preferencia a la critica de arte y a la difusion de ideas, més que a la estructuracién didactica con fines pedagdgicos, sin que esto signifique superficialidad o deficiencia logica. Por el contrario, su obra siempre es seria y rica en conceptos, pero sintética, Entre los artfculos donde trata aspectos tedricos especifi- cos en le restauracién, consideramos como los més importan- tes: Elristabilimento dell'unita potenziale del'opera d'arte Bolletino del Instituto Centrale del Restauro,2 (1950), pp. 3-9 Principes de la restauration des oewures d'art Italie, L’Amour de l’Art, XXX (1950), pp. 21-26 Restauro dell’opera d'arte secondo l'istaniza de la storicita Bolletino del Instituto Centrale del Restauro, 11-12 (1952), pp. 115-119 Ii restauro dell‘opera d'arte secondo Wistanza estetica 0 dellartisticita Bolletino del Instituto Centrale del Restauro, 13, (1953), pp. 3-8 Dracsio berniniano, L'lmagine, II, 1949, pp. 235-237. The Restoration of the Pieta of Sebastiano del’ Piombo, Museum, 1950, pp. 207-211. restauro del’Adoration de l'Agneau Mystique di Van EYek, Bolletino del Instituto Centrale del Restauro, 6-6, 1951. Restauri a Piero della Francessa, Bolietino del Instituto Centrale del Restauro, 17-18, 1954. Il diseurso restauro del San Domenico di Siena, Bolletino del Instituto Centrale del Restauro, 29-30, 1957. Restauro de la Maesta di Duccio, Bolletino del Instituto Centrale del Restauro, 37-40, 1959. 23 Itrestauro e Vinterpretazione dell’opera d'arte ‘Annali della Scuola Normale Superiore di Pisa, XXIIT (1954), pp. 99-100 Irestauro T Problemi di Ulisse, 27 (1957), pp. 1880-1882 Pero una idea més completa de la ideologia de Brandi, se obtiene en el articulo que escribié para la Enciclopedia Uni- versalle dell'arte, que aparece traducido al inglés en la Ency- clopedia of World Art, editada por Mc Graw Hill Co., London, 1966, Volume XII, pp. 179-184, Verbum - Restoration and Conservation. Sus alumnos Vlad Borelli, Raspi Serra y Giovanni Urbani elaboraron un resumen de las lecciones impartidas por Cesare Brandi en el Instituto Centrale del Restauro y lo editaron en un libro bajo el titulo de Teoria del Restauro, Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1963. Este texto es el més difun- dido y es el empleado en muchos centros de formacién de restauiradores. ‘Tocd a Cesare Brandi disertara la luz de los conceptos idealis- tas reinantes en Italia para adecuar la practica de a restauraci6n, la ya largamente cultivada sensibilidad italiana en la aprecia- ‘cidn de las obras pictéricas, a una estructura tedrica congruente y légica. Asi, su mentalidad critica, més que histérica, le per- mitio establecer jerarquias, fundamentadas en planteamientos filoséficos emanados de un Croce o de un Gentile. Para Brandi no existe restauracién propiamente dicha més que para la obra de arte, y en ella, la imagen debe distinguirse de la materia, aunque ambas son coexistentes. Aquella supera jerdrquicamente a esta. Tras afirmaciones tales, est el supues- to idealista del valor del mensaje estético, per se, al cual se supedita el mismo contexto histérico intelectual. En la con- sistencia fisica de la materia, que garantiza la trasmisin del mensaje artisticb a la posteridad, se basa la importancia de la actividad restauratoria: Pertanto, se dal punto di vista del riconoscimiento dell’ opera d’arte come tale, ha preminenza assoluta il lato ar- tistico, allatto che il ticonoscimento mira a conservare al futuro la posibilita de quella rivelazione, la consisten- za fisica acquisita un'importanza primaria.'? 19 Brandi, Cesare, Teorfa del Restauro, Edizioni di Storia e Lette ratura, Romé, 1963, p. 34. 24 Brandi retomé la distincién, muy conocida de autores pre- cedentes, entre los aspectos estéticos y los histori tiéndola en exigencia, Did preferencia a la exigencia estética, en cuyo anflisis basa el cardcter tinico e irrepetible del objeto artistico, de donde emana la necesidad de autenticidad en cuanto no reproducible: Qualora le condizioni dell’opera d’arte si rivelino tali da esigere un sacrificio di una parte de quella sua consistenza materiale, il sacrificio o comunque V'intervento dovra essere compiuto secondo che esige l'istanza estetica. E sara questa istanza la prima in ogni caso, perché la singo- larita dell’opera d’arte rispetto agli altri prodotti umani non dipende della sua consistenza materiale e neppure dalla sua duplice storicita, ma dalla sua artisticita, don- de, una volta perduta, questa, non resta pili che un re- litto 2° Es indudable el provecho que las précticas restauratorias obtuvieron de esta doctrina, cuyos supuestos tedricos, hoy han sido superados, pero que fomentaron un redoblado respe- to a la autenticidad. Las ideas brandianas fueron definitivas en la discusion del tratamiento de lagunas, difundido después por Paul Philippot, y en la llamada Cleaning Controversy tre Londres y Roma. Esta conocida disputa, enfrenté Ja habilidad en una técnica manual, revestida de un superficial cientificismo, con la nece- sidad de documentar histéricamente el proceso de creacién de la obra de arte y la sensibilidad requerida para captar sus valores plésticos. La National Gallery de Londres, ejecutaba en sus talleres de restauraci6n, limpiezas profundas de cuadros al 6leo, que fueron cuestionadas por Brandi, en un articulo publicado por el Burlington Magazine, titulado The cleaning Of Pictures in Relation to Patina, Vanish and Glazes (julio 1948). Neil Mc Laren y Anthony Werner, defendieron la pric- tica inglesa, en un nuevo artfculo publicado por la misma re- vista con el titulo de Some Factual Observations about Var- nishes and Glazes (julio 1950), donde pretendian justificar su técnica en supuestas razones cientificas: ‘As Professor Brandi’s article shows, the main objection to complete cleaning are based on the fear that part of the artist’s intention in the form of patina, glaze (= gla- 20 Ibidem, p. 35. 25 cis, velatura) or varnish, may be removed or damaged in the cleaning process. This fear, however, arises from an incomplete understanding of the solubility of surface vamishes and glazes.”" Brandi contesté con presteza en una carta al Burlington Magazine, que fue de inmediato publicada (octubre 1950), pero también en un artfculo para el Bolletino del Instituto Centrale del Restauro (3-4, 1950, pp. 9-29). Allf, adoptando el mismo titulo en inglés Some Factual Observations about Varnishes and Glazes, puso fin a la disputa con una aplastante documentacién histérica, para demostrar fuera de dudas, el verdadero papel de los bamices y veladuras en los valores plas- ticos de la pintura de caballete, A pesar de todo, Cesare Brandi como tedrico, es parcial, pues atin sin tomar en cuenta los aspectos idealistas, ya supe- rados, de su dialéctica, su obra se refiere solamente al proble- ma de la pintura, por mas que continuamente aluda a obras de arte en general, incluida la arquitectura. Sus amplios apor- tes, sin embargo, hacen de él un auténtico teérico de la res- tauracién que influyé poderosamente en el tratamiento de la pintura, José Villagrin Garcia (1902-1982), por su parte, conjugé dotes excepcionales en diversas actividades, junto a’una gran capacidad de trabajo, Desde su primera juventud dedicé tiem- po y esfuerzo a su autoformacién humanistica. Dotado de una mente filoséfica, manejé con soltura el raciocinio teérico y analiz6 las corrientes de pensamiento vigentes en la primera mitad del siglo. A pesar de ser un teérico destacado, nunca se alej6 de la prictica profesional de la arquitectura, en la que con justicia se le considera el iniciador mexicano de la corrien- te contemporinea. Maestro por vocacién, lleg6 primero a la ‘cétedra, y a le Direccién de la Escuela Nacional de Arquitec- ‘tura después, siendo ain muy joven, y por demanda del alum- nado. Creé la Citedra de Teorfa de la Arquitectura, para la ‘cual elaboré un cuerpo congruente de doctrina, que ha servi- do de guia a muchas generaciones de arquitectos mexicanos. Por tan variados méritos, acumulé distinciones y reconoci- “Some Factual Observations About Varni- shes and Glazes’, en Burlington Magazine, London, XCXIII, 1950, EL ‘eporte més completo de toda la controversia, esté contenido en la res- puesta de Brandi en el Bolletino del Instituto Centrale del Restruro citado, (3-4, 1950, pp. 9-29). 26 mientos a su labor, tanto en México como en el extranjero. Erudito conocedor del patrimonio cultural arquitecténico, se interes6 por la restauracién en los Gltimos veinte afios de su vida, siendo miembro del Colegio Nacional y Maestro Emé tito de'la Universidad Nacional Auténoma. Por designacién del Secretario de Educacién Pablica —primer Director Gene- ral de la UNESCO Jaime Torres Bodet, fue el primer Presi- dente del Comité Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), y miembro de los Consejos Consultivo y Bjecutivo de ese organismo, a nivel intemacional. Lamentablemente, José Villagrin no fue escritor, y sus ideas recibieron difusion a través de la cétedra universitaria y de gran ntimero de ciclos de conferencias. Sin embargo, con ejemplar disciplina académica, nunca se presenté a ofrecer una plética, sin llevar escrito el texto com- pleto; aunque —con su amplia erudicién y facil palabra solia leer apenas los pirrafos iniciales, para continuar su exposicién, sin atenerse al texto preparado, disertando con la misma cla: idad y fidelidad al tema elegido. Es gracias a estos guiones personales, preparados para sus conferencias, que hoy se pue- de disponer de algin material impreso sobre su ideologia, en redaccién personal del autor. Pero quienes tuvimos la suerte de asistir a su cétedra universitaria, durante los dos afios el primero y el quinto de la carrera— que marcaban los progra- mas de la Escuela Nacional de Arquitectura, somos sin duda Jos que tuvimos un acceso mas amplio y completo a su pensa- miento. Villagrén nunea pretendié ser te6rico de la restauracién, y asf lo expres6 teiteradamente en sus conferencias; pero su amplia erudicién arquitecténica y filos6fica, le permitieron apreciar y exponer con perspicacia los problemas de la restau- racién arquitecténic ‘Sus obras publicadas, més di problema teorico de la restauracién, son: Arquitectura y Restauracién de Monumentos Editorial de El Colegio Nacional, México, MCMLXVII Memoria de El Colegio Nacional, Tomo IV, No. 1, Afio de 1966, pp. 87-126 (El Centro Churubusco lo redité en 1974 y 1977) Integracion del Valor Arquitecténico Centro Churubusco, México, 1974, Se redité en 1977 La Proporcién en Arquitectura Editorial de El Colegio Nacional, México, MCMLXVIIL 27

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