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ASIENTOS DE CIMENTACIONES SOBRE ARCILLAS RIGIDAS Primera parte. Comportamiento de las arcillas rigidas. Por José A. Jiménez Salas, Profesor Emérito de la U.P.M. ACIA mediados de los afios cuarenta, Gas Madrid S. A. contraté con una casa inglesa la construccién de su pri- ‘mer gasémetro seco (hoy ya desgua- zado). Los asientos admisibles eran, ‘3egtn el constructor, muy pequefios, y el contrato estipulaba, como suele Scurrir, fe anulacién de la garantia en el caso de {que fueran sobrepasados. Por ello, ia cimentacién se estudié con un cui- dado pocd usual en aquellos tiempos: se perfora- fon, 8 man, poz0s para tomar muestras de b/o- ‘que de las margas grises, que se ensayaron en los dos edémerros casi recién estrenados, y para prever discusiones con el suministrador, se midie- fon escrupulosamente los asientos, “Aiguna experiencia anterior nos hacia esperar {que los asientos fueran menores de lo calculado, ero nunca hablamos tenido ocasién de hacer medidas de confianza, En este caso, los asientos reales fueron la cuarta parte de los previstos, por fo que sentimos una gran tranquilidad cuando, po ‘03 aftos mas tarde, legé a nuestras manos el I- bro de Terzaghi-Peck, y un poco més tarde el ar- Cee a aoe is} 2: Métodos in situ, indirectos: Penetrémetros: SPT, CPT y otros. | 3. Métodos in situ, directos: Presiémetros. Placas de carga 1. Ensayos de laboratorio (Edémetro, triaxial, etc.) ticulo de Skempton (1957) y en ellos leimos que los asientos reales en arcilas firmes son mucho ‘menores que los caloulados por el procedimiento ‘normal, aplicando directamente los resultados del edémetro, Desde aquella experiencia, no hemos dejado de comprobar la complejidad de las reacciones de las arcilas rigidas, terreno que es o! resultado de tuna larga historia, bien diferente de las arcillas, ormalmente consolidadas, unovales» 0 avirge- nes». Contrariamente a éstas, las arcilas rigidas ‘estén prdcticamente siempre Sobreconsolidadas, Y ofas veces, menos frecuentes, han sido objeto de una comentacién o de algin otro proceso dia~ genético. ‘Muchos otros datos se han recogido desde en- tonces, y por ejemplo, S. Uriel (1978) establece {que la relaci6n entre los asientos calculados me- diante | edémetro y los procedimientos de cél- culo usuales, y los asientos reales puede llegar @ ser de 20. Hace también una clasificacién de los procedimientos que tenemos para dicha determi aci6n, ordendndolos de menos fiables a més fia- bles. La elasificacién es la que sigue: cre) ticos de deformacién de suelos arcillosos duros rr ) ‘Métodos geofisicos: Siemicos, Resistividad, etc. Grandes ensayos de carga: terraplenes, tanques, placas de gran érea, etc. Media del levantamiento del fondo de excavaciones, Medida del asiontg de estructuras existentes. 4, Experiencia local ‘Correlaciones entre diversos indices y la deformabilidad (plasticidad, densidad, resistencia 2 la compresion simple}. 35 La arcilla arenosa de ‘Almaraz, es un depésito proveniente de In meteorizacién del granito de la corditlera préxima, muy parecido a Ia arena de miga de Madrid. 36 ees cor er | Edémetro (ame de descarga) “Trionial Ge (Carga) Placa de carga (on sentido vertical) Placa de carga (en sentiso horizontal) Cee eee en oy 45 20-35 160 360-400 Calculado @ partir del levantamiento medido en el fondo del pozo experimental Uriel se muestra pesimista respecto a la exac- titud que podemos esperar de cualauiera de es: tos métodos, y, en particular, dice que «los valo- res obtenidos mediante los ensayos de laborato- fio pueden ser empleados como indicadores, ero no como parimetros de disefion. Los méto- dos in situ, indirectos, tampoco los considera vé- lidos mas que como indicadores, pero de mayor valor, de tal modo, que si son mangjados en con- juncién con la experiencia local, pueden propor- cionar una estimacién aceptable de los asientos. Y, en cuanto alos edirectos», dedica una parte im- portante de su estudio a los ensayos de placa de equefio tamafio, para concluir que sus indicacio- ‘nes son de poco valor. Cosa distinta son los en- sayos de carga de tamafio comparable a las os- ‘ruoturas que pensamos construr, pero son cos tosisimos, y pocas veces se tiene ocasién de lle- varlos a cabo. El pesimismo de Uriel esté alimentado esencial- mente por los resultados obtenides en dos for- ‘maciones de arcillasrigidas, muy diferentes entre si. en las cuales se habian llevado a cabo deter- mminaciones con métodos distintos, habiéndose obtenido resultados muy poco concordantes. La primera de estas formaciones era la marga azul de Sevila, en la cual se habia excavado un pozo experimental, profusamente instrumentado, de 25 m de didmetro y 35 de profundidad, cuya fi- Talidad era precisar las propiedades del terreno mencionado, con motivo del Proyecto del ferro- ‘carr metropolitano. En al lugar en que ol pozo fue excavado, la marga tenia las siguientes caracteris- ticas: Resistencia a la compresién simple: 0.6 - 1.2 MPa 96 de particulas < de 2 micras: 50. Limite iquido: 40 - 68, Indice de plasticidad: 23 - 43. Humedad natural, %: 24. Contenido en carbonato célcico, %: 25. Los resultados de las medidas efectuadas figu- ran en la tabla n.* 2, y podemos ver que, entre el ‘médulo calculado a parti del levantamiento me- dido en el fondo del pozo, como consecuencia de la excavacién, y el medido en el edémetro la re- cion es de'9,8. Vemos también que, de los 08 ensayos, el que mas se aproxima en Sus re sultados a lo calculado @ partir del levantamiento, del fondo, es el de placa, en sentido horizontal, lo que da pie para una teor'a, formulada por Uriel, sobre el grado diferente de descompresion indu- ida por Ia excavacién, en el fondo 0 en las pare- des de la misma. No reproduciremos aqui dicha teorla, que consumiria mucho espacio, ya que el lector interesado puede encontrarla en el lugar c= tado. En cuanto a la acilla arenosa de Almaraz, es un depésito proviniente de la meteorizacién del gra- nito de la cordillera préxima, muy parecido a la rena de miga de Madrid, aunque con una frac- cién arcillosa ligeramante mas activa, con un pe- ‘quefio contenido de esmectita, en parte compen- ado por la presencia de cierto contenido en car- bonatos. Sus caracteristicas son: % que pasa por el tamiz n.* 200 ASTM (74 micras): < 14, Limite liquid: 30. Indice de plasticidad: 12. Carbonate calico, %: 4 Los resultados obtenidos figuran en la tabla 3 donde podemos ver una ordenacién en todo si ‘milar ala obtenida en ol terreno de Sevilla, tan dis~ tinto. Escario ha hecho proliios estudios sobre ol terreno de Madrid, cuya parte mas numerosa se ‘encuentra resumida en su publicacién de 1985. ‘Como Uriel, deja de lado, en la préctica, los datos de deformacién obtenidos con el edémetro y el triaxal, y se centra sobre los ensayos de placa, mediante los cuales concluye que el médulo de > 50 120 128 65 35 De los datos de Escario sobre los ensayos so- bre placa, resulta que el valor medio de Eu/c, es, ‘en el tosco y en la arena de miga igual a 236 y en la pefuela de 857, tomando como médulo Eu los, valores dados por dicho autor. El indice de plas- tleidad de la arena de miga y del tosco oscila en- tre amplos limites, pero es siempre muy inferior 230. Todos estos datos pueden servir para una es timaci6n razonable de los posibles asientos de tuna cimentacién en los terrenos que considera- mos, pero no dejan de constituir tan s6lo un mo- alo empitico del fenémeno. Por lo tanto, no nos. introducen en el conocimiento racional del mis- mo, y no nos permiten, mas que con un riesgo di- ficiimente aceptable, eh hacer previsiones en terrenos distintos; ni‘siquiera, en estos mismos terrenos, para cimentaciones. de caracteristicas muy diferentes de las ensayadas. ‘Sin embargo, desde la fecha en que Uriel y Es cario escribieron sus trabajos, se han hecho di- versas investigaciones que arrojan mayor claridad sobre el problema, que son las que vamos @ re- sumir aqui En realidad, vamos a concentraros sobre las arcilas sobreconsolidadas. Ciertamente, hay arc lias que consiguen las resistencias indicadas me- diante la desecacién, aun cuando no hayan expe- Fimentado preconsolidacién mecdnica apreciable, Pero su rigidez la deben en gran parte a las ten- siones capilares, y, por otro lado, también dichas. tensiones capilares pueden haber producido pre- consolidacién, aun cuando ésie es un asunto ‘complejo. Y también hay otras arcilas que han ‘adquirido su resistencia por procesos diversos de cementacién u otros factores diagenéticos, como ‘ocurre en las margas, en las costras latertticas, etc. Son éstos, materiales cuyas propiedades no ‘se han podido introducir en un sistema, y de los ‘cuales no trataremos aqui. Otro punto de interés que no trataremos més ‘que tangencialmente, es ol de a fisuracién, tan ci racteristico de las arcilas firmes, pero que no t ‘ne mucha influencia sobre los asientos, aunque si sobre la resistencia, en problemas como, por ejemplo, estabilidad de taludes y empuje de tlerras sobre muros. PEPE CLT Gerson erento Muchas arcillas saturadas tienen la resistencia ‘que puede definitse como de arcilla firme, debido Gnicamente a su grado de sobreconsolidacién, al ‘cual le lamaremos en lo sucesivo «OCR. Estas s\- {las corresponden @ la expresién inglesa «Over Consolidation Ratio». No creo que se pueda obje- tar nada @ su empleo, que facilta la comprensién de la literatura internacional, cuando son de uso comin el SPT, el CBR, etcétera Su definiciOn es, en principio, muy simple: es la raz6n de la mayor presién que ha suftido el terre- no, a la que tiene actualmente. Pero hay que pr ciisar que ello debe ocurrir en un estado de carga ‘que en todo momento corresponda al estado edométrico. Mas tarde veremos que hay otra for- ma de caracterizar el grado de sobreconsolida- cién. La eficacia de la sobreconsolidacién se basa so- bela diferencia entre los cosficientes de compre- sibiidad y de entumecimiento, C, y C,, con lo que una arcila que ha seguido un ciclo de preconsol- dacién tiene un indice de poros inferior al de una arcila naturalmente consolidada que esté bajo la misma presién actual, Asi pues: ocx = efnicial)(Co-Cs)*loglo'vm/o'vi) Si penetramos un poco més profundamente dentro de lo que es el fendmeno de la preconso- lidaci6n, deberemos damos cuenta de que la dis- minucion irreversible de volumen que se ha pro- dducido indica un cambio en la estructura del sue- lo, una fluencia. El suelo tiene que haberse rigidi- zado al estar las particulas més préximas entre y desapareciendo muchas disposiciones inesta: bles de las mismas en forma de «castilo de nat pes», con lo que habré aumentado el niémero de contactos. ‘Asi, pues llamando c, a la resistencia al corte répidd, 0 no drenado, podemos escribir: Esta funci6n recibe el nombre de «razén de re- sistencia al corte répido». Para el caso de REVISTA DE OBRAS PUBLICA. 873311, ARO 139, JUNIO 1982 OCR = 1, Skempton, ya en 1957, nos dio una for- ‘mula que todavia se sigue utlizando para estima- clones groseras, que os: cu/o'vi = 0.1140.0037"IP (Indice de plasticidad) Esto corresponde a una relacién lineal entre re- sistencia y presin, que no es mas que la ley de Coulomb. pero, si aceptamos ademés la de Hvorslev para determinar 1 aumento de resisten- cia producide por una preconsolidacién, tendre- mos. cea = (0.11+0.0037"1P)*o'vm-{a'vm-o'vi)"tan A, ‘su vez, implica una relacién logaritmica fice de poros y la resistencia. Una vez ‘admitida, deberemos aceptar que el indice de po- ros'es un parémetro que define el estado del sue- lo respecto a la resistencia, ‘Como antes hemos dicho todo esto se ha plan- teado en el supuesto de que se trata de un régi- ‘men de carga edométrico, Pero con esto, cuando ‘8 trata de sobreconsolidacion, quedamos en la incertidumbre de cudles son las otras tensiones ‘que actdan sobre el terreno, sin conocer las cua~ les no podemos juzgar sobre la intensidad de la ‘compresién actuante. Durante el proceso de car- ‘ga, existe evidencia experimental muy comproba- {da de que las presiones laterales son proporcio- rales a la vertical, con un coeficiente de empuje al reposo K, constante, segin el valor calculado poor Jaky: ‘que posteriormente fue simplificadé por el mismo ‘utor, con Ia formula que se emplea actualmente: Ky=1-seng" ‘que da, précticamente, los mismos valores que la anterior Pero, durante el proceso de descompresién, las presiones laterales quedan en cierto grado cauti- vas y descienden mas lentamente que la vertical. ‘Asi pues, K, es monétonamente creciente ajus- téndose bastante bien a la ley propuesta por Schmidt en 1966, que dice: K, (precons.) K, {norm.cons.) ene 3311. ARO 198, JUNIO 1992 donde m es una constante para cada suelo en par- ticular. Ladd, en 1977, encontré que puede variar entre 0,42 para arcilas poco plésticas hasta 0,32 para arcilas de alta plasticidad. ‘Alpan (1967) dio para este cooficiente la si- guiente formula: ‘Ind. de plasticidad m= 0.54 exp ge Y, por otra parte, Tavenas et, al. (1975) propu- Sleron esta otra: (0.95 - sen) OCR que da valores parecidos para OCR bajo, pero exagerados para grandes valores del mismo. Los estados de tensiones por los que el terre no pasa pueden quedar representados como se hace en la figura 2 (debida a Wroth y Houlsby. 1985) en donde vemos que es incluso posible ‘que @1 terreno experimente una rotura por com- presién horizonal excesiva respecto a la vertical Y también en esta misma figura vemos lo que ‘ocurre si se efectia un segundo ciclo de carga: ja tayectoria DEF es muy vertical, 0, lo que es lo mismo, las presiones horizontales crecen muy poco, con le cual el valor de K baja répidamente hasta igualarse, en F, al valor correspondiente a Un proceso de compresién noval. ‘Vemos tambien que la curvatura de la trayacto- ria es pequefia, por lo que para determinadas apli- caciones padremos admitir que el terreno, en re- carga, se comporta eldsticamente. Pero no deja dde haber un lazo de histéresis, que seré més im- portante cuanto mayor sea la OCR. Esto hace que, ‘bun cuando el suelo situado en E 0 en C tenga la 39 Figura 3. Curvas de compresién de un suelo. con ‘dferontes relaciones entre ‘sus fensiones principales. Figura 4. Represemacién de {as curvas de estado de un ‘suelo, y de las magnitudes ‘que definen su estado de ‘sobreconsolidecién. misma OCR y la misma presién vertical, no tiene el mismo K, ni, en consecuencia, la misma inten sidad de compresién media. TROPA, TOE eee tray Un estudio més completo de la deformabilidad del suelo deberd hacerse mediante un dispositive ‘que permita otras combinaciones de las tensio- res principales. El mds sencillo es el triaxial co- ‘iin, que. sélo’ permite la experimentacién con tuna tensién principal diferente de las otras dos. ‘Ademés, con é no podemos hacer girar a los ejes. de las tensiones principales, pero, con todo, su pone un gran avance respecto al ensayo edomé- ico. Podemos estudiar la consolidacién del suelo @ lo largo de trayectorias variadas, dentro de las in- icadas limitaciones, y, como caso particular, po- ‘demos someterlo a una consolidacion anisétropa, bajo una relacién, arbitrariamente fijada, de las tensiones principales. Se obtiene asi una familia de lineas de consoli- dacién, que aproximadamente son rectas en la ro- Presentacion semilogaritmica de la figura 3. Las Famas de carga ocupan una faja limitada por la nea correspondiente a la consolidacién isotr6pi a, y la que corresponde al estado limite, en la {ue la relacién entre las tensiones extromas llega ‘al punto correspondiente a fa rotura. La ecuacion {ue define [a linea de consolidacién isotrépica es: N-AInp’ donde 2.es un coeficiente que corresponde al coe- ficiente Co en el caso edométrico. En la rama de COMP. ISOTROPA YOLEN ESPECIFIO, compresién, este titimo esté representado por una curve perteneciente a la familia, pero no ocurre asi en la descarga, puesto que ia relacién fentre las tensiones. principales no se conserva cconstante. En esta figura hemos utiizado, pues, las variables de Cambridge: en abscisas, la pi sién media o primer invariante del tensor de ter Siones, y en ordenadas, el evolumen especifico» que es, simplemente, (1 + 2) Estos resultados pueden representarse tam- bién como en la figura 4, més conveniente para muchos efectos, que es la escogida por a Escue- la de Cambridge. Cada una de las lineas de la f- gura 3 queda aqui convertida en una recta que parte del origen, sobre la que deberemos acotar fos voldmenes especificos alcanzados, con o cual pueden definirse unas lineas de estado o de fiuen- Cia, que son los lugares geométricos de los pun- 10 correspondientes a igual volumen especffico. La forma de estas Iineas varia segin los distintos. tipos de suelos, pero en arcillas de poca suscep- tiblidad tixotrépica, como las que ahora nos ocu- pan, puede admitirse que son muy parecidas a eclipses centradas sobre el eje de abscisas, y ho- maotéticas respecto al origen. Aceptado esto it ‘me, podemos definir un nuevo parémetro de es- tado: la epresi6n equivalentes, donde la lines de fluencia corta al eje de abscisas. El interés de asta representacién reside en al postulado fundamental de la teoria de Cambridge {que hoy consideramos tan solo como una sim- plificacién, en ciertos casos excesiva, del com- ortamiento real del suelo), que dice que cualquier ‘modificaci6n en las tensiones de un suelo, que hhaga que el punto representative de las mismas REVISTA DE OBRAS PUBLICAS, N° 3.311, ARO 138. JUNIO 1992, atraviese la linea correspondiente al estado dol | mismo acia el exten, es deci en ol sentido de fos incices de poros decrecientes, produce una | compresién irraversible, una deformacién plésti- a que inciea que ha tenido lugar una transforma: Gin en su microestrustura. Contraramente, cual Guier modificacion que. quee representada por tna trayectoria comprendida en el interior de a I nea de Fuencia correspondiente a estado del sue- io (es decir, a su indice de poros), tan solo pro- duce una doformacién elfstca, reversible. ara vez se conserva constante, en los casos reales, la rlacion entre las tensiones principales, Por ejemplo, en el caso més simple, la sobrecon: soldacion mecdnice geoldgica, es decr a que se Produce por el efocto de una sobrecarga de sedi mentos quo después son eiminados por la ero- 560, lo trayectone que, en la figura 4, representa alas tensiones, habra seguido fe lines K, durante fa carga, hasta et punto 1, pero, en la descarga, se habrd apartedo de ola, legando hasta el punto 2° La definicion tradicional do grado de sobracon Soldacién os lade la azn ent la maxima pro- Stn efectiva vertical experimentada por el suelo, a la actual Una defnicisn mas goneraly hoy bas tante extendido, es defhilo como Py/p 7 seguin la notacton de ia figura, To oval, como. no se ho useado un nombre diferente, de lugar @ confu: Sones, Al menos, sele designa abreviedemente de citinta manera, Ry La misma figura, ademas, nos sugiere una definicin que parece mas racio: nal que es laraz6n del segmento 0-3 al 0-2. OD- Servemos. que un suelo que se encuentre en el unto 4 est, segin a detnicion traccional,con- fortablemente sobreconsolidad, mientras quo lo cierto es que el més pequefo aumento en las ten- Siones le produciréfiencia, Con todo, hay ave re- ‘conocer que esta defncion no es de uso general, porque para utilzaria hacen fata mas Gatos sobre SI comportamiento de| suelo, por Io que no nos Scuparemos de ela en lo que sigue. En determinados casos, fe relacion entre os pa- rémetros OCR y Ri, puede calcularse facimente Sisuponemos quela consolidacién es puramente mecanica, y que se ha seguico une frayector edomotica la presion media p de preconsa tion es igual en funcion de fa'maxima compre. Sin vertical exporimentada, om ¥ del coeficion- te de empule al reposo correspondiente al esta- ‘do noval, Ky (NCH y= (T+ 2 KeINC) Jo en/3 Siendo o', la presién vertical actual. K, (SC) ol coeficiente de empuje al reposo en el estado de sobreconsolidacion en que el terreno se encuen- tra, la presién media actual se Pie (1 + 2KSC} 0/3 Por otra parte, el cooficionte de empuje el repo- 0 puede estimarse como antes se ha dicho, en funcion de OCR, siendo m un coeficiente que sue- | revista. DE OBRAS PUBLICAS. N/3311. ARO 139, JUNIO 1992 le estar comprendido entre 0,42 y 0,32. De to- das formas, en funcion de esa m podemos llegar a escribir: 142 KINC) 142 K{SO) 142 K.INC) 12 KING). oon, 142 KgINC) “OCR La siguiente tabla nos da una idea de la magni- tud de R, tomando para K, (NC) ol valor de Jaky. aE Pore ae Grado de sobreconsolidacién, OCR "p m2 3 5 10 15 0.30 1.757 2433 3648 6.272 035 1718 2344 3444 5.748 040 1.680 2.256 3.247 5.255 045 1641 2171 3.058 4.794 30 0.30 1.793 2510 3816 6.677 035 1759 2.430 3.628 6.172 040 1725 2351 3.444 5.695 0.45 1691 2.273 3.265 5.238 20 50 10.697 21.424 9493 18.175 8396 15.345 7.402 12.902 11.573 23.620 10,380 © 20.275 9271 17.296 8.247 14.674 miento int notable a del coeficiente m, y por supuesto, la dat grado de sobreconsolidacién Pero un punto importante respecto a lo que hoy estamos considerando es lo que ocurre con rela~ ién a la linea de estado limite (LEL). En las figu- ras 3 y 4 hemos visto que, durante el proceso de ‘carga noval, los puntos situados a la izquierda de la linea LEL, son inaccesibies, pero no lo son du= rante la descarga. En ese espacio se encuentran, ues, suelos sobreconsolidados, y, puesto que tionen indices de poros inferiores alos correspon dientes a la consolidacién natural, para la misma presién, tienen una mayor resistencia. Se com- prueba, on efecto, que la trayectoria 0-5, en la fi- gura 4, es imposible, pero en cambio no lo es la 3-4-5, pudiendo alcanzarse el punto 5 gracias a ‘que el suelo ha sido previamente preconsolidado hasta el estado 3. Existe, sin embargo, una dife- rencia esencial en el comportamiento, ‘ambos lados de ‘como la 0-3, el indice de poros va disminuyendo de una manera continua, a medida de que se van traspasando lineas de fluencia antes no alcen: das, con lo cual el suelo se va rigidizando, Con- trariamente, en la trayectoria 4-5 el suelo entra en tuna zona inestable, en la que resiste gracias a una estructura obtenida mediante una energie sumi- wh nistrada durante la compresion anterior. Al llegar ‘al punto 5, dicha energia se desprende originan- y la estructura se degrada. La Curva tensi6n cortante-deformacién tiene un pico, to6. Cry ENP Eeen Gn) La homotecia de las lineas de fluencia on-la fi- gura 4 sugiere una idea muy iti: la de «norm: Zam las demés variables que manojamos, es do- Cir, dividrias por esta presién equivalente, Como, con bastante aproximacién, estas lineas de las {que venimos hablando son homotéticas, las re- Presentaciones normalizadas se funden aproxi- ‘madamente en una sola, como vernos en la figu- a5 (Loudon, 1967) En esta figura, se representan las curvas nor- ‘malizadas de varios ensayos triaxiales répidos en ‘aolin, preconsolidado hasta presiones equivalen- tes diferentes, y descargado después de modo ‘que se efectisn ensayos con grados diversos de sobreconsolidaci6n. Si se dibujan los resultados, ‘como en la figura, con las variables normalizadas, las curvas correspondientes al mismo grado do sobreconsolidacién se funden en una sola, Lo ‘mismo ocurre si representamos las presiones de poros que se producen durante el ensayo, si las ormalizamos de la misma manera, Generalmente, la coincidencia no es perfecta, fon parte debido a las heterogeneidades entre las muestras, pero también porque, para presiones elevadas, se produce un cierto colapso de la es- ‘ructura, que lo aparta del comportamiento nor- malizado. En esto tiene también un papel la con- ‘solidaci6n secundaria, cuya velocidad queda in- fiuida por el nivel de tensiones de manera diferen- te segin los suelos. Con estas salvedades, la representacién nor- ‘malizada nos permite esquivar un escollo siempre presente en los ensayos de Mecéinica del Suelo: la perturbacién de las muestras. Esta resulta ine- vitable, tanto por las acciones mecénicas que las ‘operaciones de toma traen aparejadas, como por la descompresién. Se pensé que ésta no se pro- duce, al menos en muestras arcilosas saturadas, ya que las fuerzas capilares deberian impedir el hinchamiento. Esto puede ser a veces verdad, pero mds frecuentemente, la succi6n hace que s¢ desprenda una parte de los gases que el agua in- tersticial leva en disolucién y, en todo caso, lo inevitable es una variacién del estado de tensio- nes, que pasa a ser uniforme. “Teéricamente, la succién que debe producirse en la muestra, debida a la descompresion es igual U, = [Ke + AKI] siendo A el cosficiente de presién intersticial correspondiente al desviador, en la {érmula de Skempton-Bjerrum. Dado que la modificacién de las tensiones consiste en una anulacion de los @s- fuerzos cortantes preexistentes, y ademés, que se trata de arcillas de clerta consistencia, puede ‘esperarse que la muestra reaccionaré en estado eléstico, con lo que el valor de A deberia ser un tercio. Segun esto, seria posible determinar al K, del terreno «in situ», midiendo la succién de und muestra después de tomada (Bu,-0./2 férmula de la cual deducimos también que para suslos muy sobreconsolidados, en los que K, > 1, la suceién deberfa ser mayor que la ten- sién efectiva vertical. ‘Sin embargo Bjerrum, reuniendo datos de div 508 autores, sefial6 que en muchos casos las suc~ Ciones medidas son inferiores a las asi calculadas, lo que puede deberse a causas variadas, entre las ue figura destacadamente la perturbacion de la muestra en su periferia, donde roze con las pa des del tomamuestras. Por ello, aun cuando el no- cleo central, menos ahterado,, desarrolle inicial- mente una succién aproximadamente igual’ la teérica, puede absorber, a continuacién, ague de la peniferia remoldeada. Esta redistribucion de la humedad ha sido com- probada de distintas maneras por varios experi mentadores, aunque casi todos ellos se han ocu- pado de arcillas blandas, con microestructura Sensible, donde el remoldeo desencadena un pro- eso de consolidacién, Esto no es tan cierto en las arcilas que hoy estudiamos, pero, por otra parte, ocurre también que los terrenos, y en con- Secuencia, las muestras, no son homogéneas ¥ las succiones en los distintos puntos de las mis- , Io cual permite la redistribu- Se ha comprobado también que una parte im- portante de la succién se disipa con el tiempo, [REVISTA DE OBRAS PUBLICAS. N 3.311. ARO 138. JUNIO 1992 cluso més de lo que puede justificarse por lo di- cho; esto hace que los ensayos deban hacerse prontamente, Es muy frecuente que, por diversas. Fazones, no ocurra asf, lo que debs evitarse, no solo por el efecto descrito, sino también porque la temperatura, generalmente elevada, de las cé- maras himedas faciita la proliferacién de bacte- rias y de diversas transformaciones quimicas, de las cuales la més corriente es ol ataque de las ca: misas, cuando son metalicas. Tomando esta precaucién, Skempton, en 1961, encontré que, en la arcila eacena, firme, de Londres, la férmuia arriba indicada daba valo- es de K, concordantes con los obtenides con ‘otros métodos de medir dicho pardmetro, y otro tanto han hallado, posteriormente, Chandler y Gu- tiérrez (1986), por todo lo cual podemos concluir ‘que la férmula es valida on arcillas firmes, con al- ‘unas limitaciones. Ninguna de esas causas, en efecto, puede to- marse como una explicaciin completa del fend- meno. Kirkpatrick y Khan (1984), por ejemplo, han ensayado muestras reconstituidas en labora- torio, bajo presién en condiciones de preconsoli- dacién edométrica, y descomprimidas. de modo {que no experimentaban el menor remoldeo: a pe- ssar de lo cual, encontraron parecidos resultados de pérdida de succién capilar, repercutiendo en todos los aspectos del comportamiento de los suelos ensayados. No pudieron explicar la causa, ‘aunque apuntan la cavitacién, o también la difu- sién del aire a través del agua de los poros. Los experimentadores se han esforzado en ‘conseguir la forma de «curar» las muestras de las ‘causas de perturbacién a que nos hemos referi- do, y se han fijado en su mayoria en colocar la muestra en unas condiciones tensionales anélo- ‘gas a las que tenia en ol terreno, esperando que, on ello, 50 reproduzca el estado primitivo, si es eramos algun tiempo. Esto tiene dos inconvenientes: el primero, que no suele conocerse con precisién el estado de tensiones en el terreno, y el segundo, que, ha- biéndose perturbado una estructura que habia sido adquirida a través de un largu'simo proceso de sedimentaci6n, no se reconstruye la misma, y ‘aunque se reproduzcan las tensiones, 6s10 con- duce a un estado diferente, generalmente mas compacto, con lo que da resultados del lado de la inseguridad. Todavia los da muchas veces superiores (y, por lo tanto, més del lado inseguro), la préctica muy extendida de reconsolidar la muestra con una pre- sién isétropa equivelente a la sobrecarga de tierras, no teniendo en cuenta, por lo tanto, que las presiones horizontales son diferentes. En los ‘casos en los que K, es mayor que la unidad, este procedimiento debsria dar resultados del lado de la seguridad, pero raras veces ocurre asi. Por dk timo, existe también el procedimiento de recon- solidartas bajo una presion isstropa igual ala suc- cidn del agua intersticial, que deberia haberse pro- dducido de acuerdo con la férmula te6rica arriba in- cluida, lo cual se ha comprobado que proporcio- 'na resultados que tampoco son exactos, pero que ‘estén del lado de la seguridad. REVISTA DEOBRAS PUBLICAS. N11, ARO 19, JUNIO 1992 oe 19 ily) ov os 06 04 0.2 5 10 15 DEFORMACION TANGENCIAL y, */e En la préctica comiin, se usa alguno de estos tres procedimientos, decidiendo lg eleccién se- agin los casos, pero una forma més refinada de tratar el problema, esté constituida por el proce- dimiento denominado con las siglas SHANSHEP. EL «SHANSEP» Aprovechando este comportamiento normali: zado que exhiben una gran parte de los suelos ar- cillosos, el Instituto Tecnolégico de Massachus- sets creé un método para predecir el comporta- miento de estos suelos con mayor precision de como habitualmente e2 hace, y lo llamé «Stress History and Normalized Soil Engineering Proper- ties», més conocido por sus siglas: SHANSEP. En la figura 6 vers los resultados de ensayos efectuados con la arcila de Boston con distintos {grados de preconsolidacién, en donde se aprecia ‘que el ajuste es peor para as presiones elevadas, pero en todo caso aceptable. En la figura 7 ve- ‘mos la resistencia al corte répido, normalizada, en funcién de la preconsolidacion, que igualmente resenta un buen ajuste, en este caso referido a Otros muchos suelos arcillosos de muchos pun- 08 del Globo. La técnica del SHANSEP consiste en preconso- lidar la muestra @ una presién notablemente ma- yor de la que en su historia ha experimentado, Para deducir de esta forma su comportamiento. {eal gracias aia semejanza dela curvas nor 20 25 Figura 6. Lineos tensién 43 Figura 7. Relocién entre la resistencia al esfuarzo 44 5 | No. lM ARCILLA ORGANICA| = Fa fel ee | lO] ies $ asia, LO] 2 PF ws ae ols ts he Ha ® wd : 10) ARCILLA AZUL DE BOSTON cwso-w os S)ARCILLA LISTADA DE CONNECTICUT 06 on 02 r ¢ 6 OCR: Om 17" El procedimiento recomendado por ol MIT es reconsolidar las muestras anisétropamente ( en Condieion Ky con presiones vertcales respectiva- mente 115,25 y 4 veces la corresponiente ala presién vertical efectiva in situ. Dejar pasar en to- dos los casos un ciclo de consoldacion secunda- ria, para quo los resultados sean homogéneos. Una’ arcila con comportamiente normalizado, debe dar el mismo valor de ¢,/0', al menos en fos dos dltimos eneayos. Sino hay muestras de Que este valor tiende hacia une constante, la a- Gila es anémala y el método no le es aplicable. 'A.continuaciSn, imerpolar cust sla presion vertical minima con la que la muestra ha exhibido ‘comportamionto normalizado, y tomarla como presion de preconsolidacién tentativa. Efectuar Ensayos con presiones 2,4 y 6 veces esta pro Sién ¥ compara fos resultados con los de la figu- fa 7. La curva obtenida deberé quedar compren- Gida’ entre las que all figuran, asemejéndose a ollas. £1 ajuste pod’ perteccionarse corngiondo 10 la presién de preconsolidacion inicialmente su- puesta. ‘A diferencia de Ia correccién de Schmertmann, ‘el SHANSEP fue establecido mediante experimen- tacién con a arcila de Boston, que esté sobre- consolidada. Sin embargo, cuando las arcilas esté muy sobreconsolidadas, puede resultar de aplicacién poco préctica, por precisar la aplica- ‘adn de presiones muy grandes, que quizé tos ‘aparatos del laboratorio no sean capaces de apli- ‘car. Ademds, en estos casos, estaremos efec- twando una extrapolacion respecto a la experi- mentacién sobre fa que el método esté basado, fo que puede dar lugar a errores. Pero la objecién mas importante que se le ha hecho al método es ‘que parte de suponer que la resistencia y rigidez de las arcillas fires dependen sélo de la precon- solidacion mecénica, que podemos denominar también ade Hvorsiev». No seré aplicable, por lo tanto, cuando las caracteristicas del suelo depen- dan de cementacién, efectos diagenéticos, etc. [REVISTA DE OBRAS PUBLICAS. N° 3311. ARO 139. JUNIO 1992 cuyo efecto no crece, 0 no crece linealmente, con la Sobreconsolidacion, a En este primer articulo, nos hemos limitado 2 sefialar las grandes diferencias entre la deforma- bilidad de los suelos, medida por los procedimien- 108 rutinarios, tanto en el edémeiro como en los triaxiales, y 1a que desarrollan en los casos rea- les. La perturbacién de las muestras es inevitable, tanto por el amasado que en elias se produce por las operaciones de toma, como por el cambio en el estado de tensiones, todavia mds dificil de evi- tar. Heros hecho constar también los perjuicios ‘que produce el almacenamiento prolongado de as muestras, que normalmente se olvidan: debe~ rlamos pensar en establecer para ellas una «fecha de caducidady Existen hoy técnicas para reducir estos errores, centre las que la del SHANSEP es fa més refinada, lo que no quiere decir que sea la mejor en todos los casos, y no sélo porque muchas veces resu: teinnecesariamente complicada, sino porque par- te del principio de rigidizacion que han actuado sobre la estructura del suelo han sido exclusiva ‘mente mecénicos. Por ello, aunque parezcan mas primitives y groseros, estén realmente més ex- Tendidos los métodos de reconsolidacién, a ser posible anisétropa, acercandonos al estado de tensiones que tenia el suelo en el interior del terre- Por refinados que sean los procedimientos de toma de muestras y tratamiento de las mismas, no son eapaces de reproducir los resultados de las medidas de asientos de las estructuras reales. ‘Tampoco lo son los ensayos in situ, alos que se recurre con la ilusi6n de que permiten actuar so bre un terreno verdaderamente intacto. La expe- riencia demuestra que sus resultados, respecto a la deformabilidad, son escasamente mejores que los de las técnicas de laboratorio, como podemos ver en los datos que hemos dado al principio de los ensayos sobre placa de carga, cuyo modo de solitar el terreno es tan anslogo ol dé una cimen- tacion En esta situaci6n, puede ser muchas veces pro- ferible para estimar la deformabilidad, aplicar correlaciones con medidas efectuadas en otras ‘obras anteriores, que confiar en ensayos, tanto ‘sea in sity como de laboratorio, que no sean de muy ata calidad, Ha resultado posible, en cieros (casos, eliminar muchas causas de error entre las indicadas, 0 al menos compensar su influencia ‘mediante correcciones bien fundamentadas, pero no lo ha sido el llegar a resultados racionales hes- ta que no se ha abandonado la hipétesis de que Jos suelos son elisticos hookeanos, hasta que no se han utllzado en el célculo de asientos leyes de deformacién fuertemente no lineales. Los trabajos de Jardine y otros, de los que nos ‘ocuparemos en of préximo articulo, han demos ‘trado que la rigidez de estos suclos, cuando es- tén sometidos a desviadores pequefios, es muy superior a fa que tienen més tarde, y al mismo tiempo, se puede comprobar hoy féciimente que ‘una parte predominante del asiento de une cimen- tacién se debe a zonas en las que los desviado- REVISTA DE OBRAS PLBLICAS.N73311, ARO 139. JUNIO 1992 res son ya muy pequefios. Esto es todavia mas vi- sible en las cimentaciones por pilotaje, en donde las grandes tensiones se localizan en una cépsula alrededor del pilote, decreciendo muy répidamen- te al alejarnos de su superficie. El comportamiento de los suelos es sin duda muy complicado y, entre ellos, el de las arcillas sobreconsolidadas esta entre los que lo son més, Un rasgo esencial es el de que su comportamien- 10 0s fragil, en el sentido de que su curva tension deformacién pasa por un maximo en forma de pico, lo que se refleja en la figura 4 por el paso a través de la Linea de Estado Limite, y el trayecto fen un érea de comportamiento inestable. Esto pudiera obligar al empleo de ecuaciones cconstitutivas complicadas, pero hay que tener en. ‘cuenta que nos estamos ocupando de problemas. de asiento de cimontaciones, y no de otros que entrafian la posibilidad de la rotura. Teniendo en cuenta esto, y que los coeficientes de seguridad habituales son elevados, resulta que podemos admitir que el suelo no va a llegar en ningin pun- to al pico de la linea de tensién-deformacién, aun- {que esto puede que no sea rigurosamente cierto, ya que pueden producirse algunas pequefias bol- as de plastficacién, generalmente en los bordes de las cimentaciones rigidas. De esta manera, es posible utilizar ecuaciones cconstitutivas sencilas, que permiten efectuar cd ‘culos con los programas de computador més ex- tendidos. Asi pues, veremos en un préximo arti ‘culo como ecuaciones tales como la hiperbélica ‘50n suficientes para deseribir e! comportamiento del suelo para la finalidad que aqui hemos pro- puesto. [ESSE CChandlor, RJ. y Gutiérrez. Cl. 1986. «The fiter paper ‘method of suction messitementy’ —Géotechmaue, ‘6: 2: 268-268. Duncan, JM y Buchigani, A.L. 1976. «An Engineering ‘Manual tor Sattlament Studiess. Geotech, Dep Civ. Univ. Cal. Berkoley. Ref. tomada de «Soft Clay Engi: neerings. Brand y Brenner, Eisevier, 1981 scar, V_ 1969. «Determination of the Geotechnical ‘Characteristics of Expansive Sollse. 2nd. Conf. on Bx- pansive Sols. Texas. pp. 114-120. Estaro, V. 1985, «Sintesis Geotécnica de los Suelos de Min, de Transportes y Turismo. Kirkpatrick, W.M. y Khan, A.J. 1884. «The reaction of ‘lays to sampling sess reliefs. Géotechnique, 34: 1 2enaa, Loudon, P.A, 1967. «Some deformation characteristics ‘of Kaolin» PRD Thesis Un. Cambridge. Ret, tomada de ‘Atkinson JH. y Bransby, PL. 1978 «The Mechanics of Solin MeGrow Pil. ‘Marsiand, A. 1971. «Large in situ tests to measure the properties of si fissured clays. Ist Austraian-New Zealand. Cont..on Geomecnanics, Melbourne. 1 180-189. También reproducido come BRE Current Paper 1/73, St.John, H.D. 1978, afield and Theoretical Studies on ‘he Bchoviout of Ground around Deep Excavations in London Clays PhO Thesis Un. Cambnge Uriel Romero, S. 1878. «Tests to investigate the defor- ‘mabiity of overconsolldated clayey soles. 3rd Cong, TAEG Vol. 10:261-266, Wreth, CP. y Houlsby, 6.7. 1985. «Sell Mechanice Property Characterization and Analysis Procedures Tien OSMFE-T: 1-88. Se puede comprobar hoy facilmente que una parte predominante del asiento de una cimentacién se debe a zonas en las que los desviadores son ya muy pequefios. 45

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