Está en la página 1de 11
MAZORCAS COLORADAS Medardo Trevitio Gonzalez 245 En el escenario un mezquite viejo, de ramas largas que se entrelazan, se pierden en la altura Con areas de iluminacion y elemen- tos como una cobija, ete., se da el lecho. Atras del arbol esta el area del rio, la tierra es oscura, casi parece que de ella misma esta formado el me=quite. Un viento fuerte, arrastra la tierra, Ja levanta hasta el cielo. mueve las ramas del mezquite. Entra Juan, su cuerpo alto y pesado parece que va aser estirado por el viento y levado a las alturas. Juan esta borracho, feliz, rie fuerte- mente, le grita al viento. JUAN: Ay, ay, ay viento del Norte Bocas gigantes de los cuatro vien- tos. Cuatro puntos cardinales. No me quitaran de mis manos este ombligo, tripita seca de m_ijo. Juan como el papa... Juan como el abuelo... Huevudo como el pa- dre... Tripita que mudaste m’ijo, tiltimo pedacito del alma de la madre que tenias... Ya eres un hombrecito solo por la vida (Rie.) Carajos, Dios, bien que me bendeciste con este varon le el frasco de cristal donde trae el ombligo de su hijo, lo besa. Escarba con sus manos wn agujero aun lado del ronco del mezquite JUAN: Aqui te dejo su ombligo, mez- quite, justo abajo de tu sombra, pa” que se confunda con tus raices. Pa’ que nunca me deje solo... Es mi es- peranza lamparita de su luz que me alumbrard de viejo. Es el menor de los cuatro hijos. El que tendra que cargar con este hombre cuando ya esté chimuelo... Si su madre me lo dio de regalo, si hasta la vida dio pa’ que naciera... Ahi te lo encargo mezquite, cuidemelo mucho. Justo cuando termina de enterrar el ombligo, se acaba el viento vse escu- cha largo el Ianto de una coyota JUAN: Viento, ,porqué me dejaste con el Ianto de la coyota? ;Den- de quedé mi machete pa’ arran- carle la lengua a la coyota? ;Don- de esta mi machete pa’ extirparle el lanto de muerte y malos presa- gios a la coyota? , Donde? Sale trastabillando, arroja lejos de sila bolella después de que se tomo el tiltimo suspiro de vino. Juanillo sobre las ramas del me=quite, Jjugando, comiendo mezquites. JUANILLO: Aca apa en la ultima rama... Mira como las luciérnagas se vinieron a parar derechito en el mezquite.. Ya puedo trepar so- lito hasta él, ya casi Hego hsata donde estan las nubes... Oye apa. «es cierto que cuando nosotros andamos derechitos caminando, del otro lado del mundo la gente 246 camina de cabeza? Y que el cielo es como una coraza de cristal azul porque si no cada que la tierra da vueltas si tiraria el agua de los arroyos, del rio y los océanos. Juanillo juega sobre las ramas del Grbol, cada que inicia un juego va creciendo hasta quedar convertido en un hombre de 20 aitos. Pinche mano puiietera, escondete antes de que el viejo te vea. ,Sera cierto lo que dice? Por cada pufieta te va saliendo una arruga y una ampolla en la mano... Apa, desde aqui se ve chulo el maicito, pare- ce una cobija verde grandota que envuelve toda la tierra... Mas vale que no me veas apa, La mujer con la que me Ilevaste, me dejé unos piojotes negros que se me repro- ducen en las verijas, se me enre- dan en los vellos, ni con gasolina los he podido matar... Et Juanillo baja del arbol, va adul- to. {Viejo te acuerdas como me en- contraste? Llorando escondido aqui, matando de uno por uno a los chatos... Me bafiaste con jabon de perro... Viejo, deja ya eso... Yo termino de limpiar esa parte de la parcela... Maldita hierba, gqué me dura? {Qué me dura? Coge el azadén y sale a la parcela i Entra Juan, esté gordo, viejo, cano- so, cansado. Viene conduciendo una imagen de San Isidro Labrador. Atras de él viene el Juanillo, trayendo unas veladoras, flores de papel y una gui- tarra. Juan pone la imagen de cabeza semi enterrada en el suelo JUAN: Aqui te vas a quedar San Isi- dro. Hasta que Ilueva. Por Diosito Santo que no te saco de aqui JUANILLO: (Ensefandole las flores, las veladoras.) ,¥ esto? JUAN: Pues ponlas ahi cerca del mezquite. Eso creo que se hace {no? |Carajo, como hace falta una vieja en esta casa! JUANILLO: No me chingue apa, to- davia tengo mucha leche que re- gar por las veredas JUAN: Pos no te estaria mal sentar cabeza. JUANILLO: Y que me pase lo que a mis hermanos. Ahi los tienes to- dos paguatos y entolochados, enverijados con sus viejas. JUAN: Todos, los cuatro me salieron jorros. Ninguno me ha dado un huerco. JUANILLO: Ellos piensan de otra manera... Primero quieren gozar- la. Después aguadarla... Me refie- roa las viejas. Dicen que despues los hijos vendran. Oye apa qué aguante ,no? de las viejas. Son capaces de aventar un huerco por ahi, y todavia se aprietan JUAN, (Riendo.) Pinches pendejadas 247 que se te ocurren, cabrén... Anda- le, cantale a San Isidro. JUANILLO: Pero se me olvido el li- brito de las alabanzas. JUAN: Uta, pues avientate cualquier cancion. El caso es tener conten- to el corazon del Santo. JUANILLO: (Empieza a cantar.) “Una noche serena y oscura...~ Me hace segunda, no. (Cantan los dos.) De pronto Juan se calla. JUANILLO: ,Y ora? JUAN: Pues a veces se nos vienen todos los pensamientos y le atro- pellan a uno la cabeza Soy tan feliz contigo pedazo de carne, que hasta me da miedo. JUANILLO: Usted déjese querer por Dios y ya vera que los Santos le hacen los mandados. JUAN: Estaba pensando esto, fijate, tengo cincuenta hectareas y cinco hijos... Pos ya estaria de Dios. Diez pacadas cada uno. Mas vale heredarlos orita a que ya de muerto anden peleando Ahi como perros y gatos. JUANILLO: No diga eso. JUAN: Si hijo, mas vale... Fijate, hay noches enteras en que no puedo dor- mir, nomas me la paso apretujando la almohada... Ya van varias veces que me despierta el Ilanto de la coyota. JUANILLO: Esos son decideres de viejos JUAN: Nomas de viejo puede uno comprender ese Horar... Es como si una mujer estuviera en duelo. Hasta el viento se siente pesado, tal parece que uno estuviera res- pirando pura lumbre. Y la noche se hace mas cerrada que nunca. Ni las estrellas logra uno ver. Lo uni- co que se distingue a lo lejos es el brillo de los ojos del animal... Di- cen que son los quinqués de la esqueletuda, que esta escondida dentro de 1a coyota que iluminan el camino de las Animas. Te lo juro que la coyota si anuncia la muer- te. Los viejos sabemos de lo que hablamos. Se me enchina el pe- lejo nomas de acordarme de sus gemidos... JUANILLO: Ay, apa. Ya hizo que los huevos se me escondieran entre las tripas JUAN: Por eso hijo, mejor rasquele a la guitarra JUANILLO: A usted Io que Io esta matando es la soledad. gA poco cree que no lo he visto como ca- lienta con un bracero el otro lado de su cama? ,A poco cree que no lo he visto salir sudoroso en la madrugada a fumarse un cigarro” «A poco cree que no lo he visto cubriéndose el cuerpo pa’ que no se le salga el corazon...” JUAN: No hijo. Esta casa es sagra- da, nadie la podra enar como tu madre. JUANILLO: Pero a su cuerpo si lo puede engafiar con otras caricias. JUAN: Andale, vamos a cantar. JUANILLO: CAsese apa. JUAN: No he cumplido con todos, me faltas tu. 248 JUANILLO: Cumpla con usted. Ol- videse de mi... Mejor biisquese al- guien apa. Siquiera pa’ que apla- que tantito su soledad. Ka a empezar a cantar cuando se es- cucha el Ianto de la covota JUAN: {La escuchaste? JUANILLO: Si, apa Iv Se escucha un trueno, se ve un relam- Pago, se uscurece por pocos segundos el escenario. Vuelve la luz de la no- che. Llueve terriblemente. Los hombres mojados, tratan de poner un muro de Ironcos para contener las aguas del rio que amenazan con desbordarse. Los re- lampagos iluminan a las urracas que tratan de protegerse bajo las ramas del mezquite, Tienen figuras humanas. como mujeres vestidas de negro. Siem- pre al acecho de los movimientos de los dos hombres, JUAN: Pinche San Isidro. Ora si que la regaste. Nomas tantita agua te pedi, Nomas pa’ quitarle los gris al maicito. JUANILLO: Paseme aquel tronco JUAN: Algo rezamos mal JUANILLO: Aguanteme tantito. Voy a ver si puedo jalar ese tronco. JUAN: Deéjalo... Si de arriba nos man- daron el agua, no hay mas que apechugar. JUANILLO. (Iuera de escena.) Esta pesado... (Hintra corriendo des. perado.) Ya no van a aguantar mas ny esos palos. JUAN: Vente mas fuerte agua. Pos si al cabo ya me jodiste la cosecha. (A la imagen del Santo.) Andale San Isidro, que llueva chingos y que se desborde el rio, y que al agua se nos meta en las casas y que arrastre las gallinas y que se- pulte a los marranos y Ilévate las chivas y que se ahoguen las va- cas... Meate mas fuerte San Pedro, mas fuerte. JUANILLO: No tarda en tronar esto papa. Juan al ver es imposible detener el agua suelia una carcajada. JUAN: Que truene el mundo si al cabo te tengo a ti, cabrén. (Juega con su hijo, hace que el mucha- cho se relaje. lo tumba en el lodo. Lo carga en sus espaldas.) JUAN: Vamos sube a mi espalda. Asi como cuando eras nifio. Soy el ca~ ballo viejo con alas viejas, cano- sas, blancas, que cabalga por en- tre las nubes con su hijo a la es- palda JUANILLO: (Jugando.) Vuela caba- Ilo viejo, vuela. Quiero irme lejos a otros mundos, A esa tierra de donde encontraste los cuentos con los que me dormias. donde hay princesas y hadas y lamparas ma- ravillosas. JUAN: Hasta lo mas alto del cielo, mi nifio, Hasta la casita de Dios. Hasta to blanco del creador. (uw urracas los rodean. Juanillo ve a su padre.) 249 JUANILLO: {Qué pasa apa? Juan espantando esa visién con un manotazo. JUAN: Nada, hijo... Mira, parece que la lluvia se esta calmando. JUANILLO: El que Ilegue al ultimo a lacasa le toca preparar el café. (Sale corriendo.) Juan voltea a ver hacia donde esta- ban las urracas que lentamente su- ben al arbol, v Juanillo metido en un baio de lami- na bafiandose. JUANILLO: Apurese apa... Hagame ese favor. Aviénteme tantita agua caliente... Pronto sera la hora. Ya mero inauguran la feria... Pinche vida, viejo. Ni quién pensaba que el maiz la ibaa librar del aguacero. Se escuchan machetes. misica, claxons de coches, gritos de jibilo. Ya esta bien fria esta agua... Sino se apura voy a salir en pelotas {Qué pasa afuera? Juan entra con una cubeta con agua caliente. JUAN: El desfile de la reina de la cosecha. JUANILLO: ;Y la reina estaba bue- na? JUAN: [Una hembra...! ¥ Je avienta a su hijo el agua en la cabeza, lento, como si el agua con- tuviera toda la imagen de la mujer. asi la recibe escucha el hijo. Atras por el rio pasa la mujer, con el cabe- Ho negro suelto, como una imagen magica. prodigiosa. JUAN: Una hembra, tan mujer, con su pelo largo, sus dos pechos pa- raditos apuntando al camino y sus labios mas colorados que el rosal de enfrente. Esa mujer tiene que dormir bajo mi cobija. Sé que es capaz de provocar un chubasco con la pura fuerza de su mirada VI El arbol se ilumina lentamente como i la luz brotara de la tierra. JUAN: (Esta fei Hace calor, arbo- lito. Como si las Hamas del infier- no hubieran escapado y Ilegado hasta la tierra... Ora si, solitos, ya mi Juanillo se caso... Nomas tu y yo en el rancho mezquite... A ve- ces creo que tienes orejas como humanos y me escuchas. Ta tam- bién estas contento verdad. Pos como no. Si m’ijo casi crecio con- tigo entre tus ramas y tus espinas y tus mezquites... Deveras que ya cumpli con la vida... Deveras que ya el alma se me apacigué en el pecho JUANILLO: (Su voz fuera de esce- na.) Apurese apa, que ya nos va- 250 mos. Venga a tomarse la foto y a darnos su bendicion. JUAN: Ademas esta noche hay mu- chos motivos pa’ ser felices, voy a avisarle a mis hijos que yo tam- bién me voy acasar... ;Con la rei- na! VIL Juan va a otra Grea del escenario Habla al publico, como si fuera asus hijos. Eso de despertar y no tener quien te haga un café en la mafiana. A ver, digame, {que va a pasar cuan- do me enferme? ,Quién me va a aventar siquiera un pedazo de gor- da? Ademas pa’ que les voy a mentir, si la mujer me movio to- dos los instintos. Ya cumpli, es tiempo que me apapache tantito a mi también. Se me colgaron los pellejos pero nunca se me aplacé el corazon. No la van a conocer hasta el dia de la boda, no sea que me le pongan peros. Vil La mujer trepada al mezquite, con el vestido arremangado dejando al des- cubierto sus piernas. Junta mezquites en una cubeta. JUANILLO: (Entra, se queda mudo viendo aquella imagen prodigio- sa, cachonda, angelical.) Bue- nas MUSER: Buenas... (Se baja rapida- mente el vestido.) JUANILLO: ¢Mi papa? JUAN. Aqui, hijo, dormitando en la sombra. Ella es, mira. (La mujer intenta bajar, Juanillo se lo pro- hibe con un ademan lento. No quiere que se rompa el hechizo de esa imagen bella.) JUANILLO: No se preocupe... ¢Y cuando te casaste? Ni tiempo nos diste a conocerla. JUAN: Apenas ayer... No me repro- ches, pero las ansias de tenerla conmigo me atajaron pa’ ir a avi- sarles. Nomas fue por el civil. El suegro se enojd. Ya tengo suegro. (La mujer baja lentamente. le tiende la mano a Juanillo.) MUJER: Encantada. JUAN: Tenia ganas de atole de maiz y pos ya tengo vieja que me cum- pla los antojos La mujer se retira lentamente, can- denciosamente, Juanillo la observa en silencio. No le quita la vista has- ta que sale. JUAN: Ta’ joven mi potranca, ,ver- dad? Te quedaste mudo de pron- to. No te preocupes, yo soy el que va a cansarlaa ella ,qué? ¢No me notas mas rejuvenecido? Suelta la carcajada, abraza a xu hijo. Ix Juan en su lecho dormido. tiene una pesadilla. Utrds en el arbol las urra- cas inquietas se alborotan por el Han- 251 to de la coyota, bajan del arbol. es- carban con sus garras el suelo, s can el ombligo de Juanillo, es una tripa larga, negra, siguen jalando, sacan el cuerpo del muchacho de entre la tierra. Entra la mujer vesti- da de blanco con una corona de flo- res de resedd, trae la imagen de San Isidro Labrador. Las urracas inician un rezo para difuntos, la mujer can- ta una cancion. Cuelgan el cadaver del muchacho al mezquile como cru- cificdndolo, le prenden veladoras, el mezquite parece estar envuelto en lla- mas. Las urracas le arrancan el om- bligo al muchacho. La mujer deja sus pechos al aire, canta mas fuerte, se desatan todos los vientos. Las urra- cas huyen Mevandose también el cuerpo de Juanillo. La mujer enton- ces huve desesperada y desaparece en la noche. Entonces Juan despier- ta y la mujer no esta en su lecho. a xX La mujer entra al lecho. JUAN: A donde andabas mi reina? MUJER: Tenia calor. JUAN: ¢Vienes del rio? Tu cuerpo esta mojado. MUJER: Sali a ver la luna. Estaba sola alla en el cielo. JUAN: Pero usted no esta solita mi reina, la luna si, porque es fria. Usted no, es calientita. (/ntenta hesarla, la mujer lo rechaza in- tentando levemente, intentando que no se dé cuenta.) SUAN: Los vecinos me preguntan como es que logré convencerte de que te vinieras conmigo... Que desafiaras atu padre por mi... Dicen que las margaritas no se hicieron pa’ los puercos... A decir verdad, no yo sé como lo logré. (Se escucha fuerte el cabalgar de un caballo, la mu- jer se inquieta, Juan va a la venta- na.) Es mi Juanillo, se paso de lar- go, no Ilegé, como que se esconde en la oscuridad. Ayer paso lo mis- mo después de que me pidié la ben- dicion, se quedo a la orilla del rio, pa’ tirarse encuerado a las aguas frias... Se escucha mas fuerte el caballo. JUAN: Alla va, le siguié de largo por toda la vereda. MUJER: Apaga la luz y vente a dormir. Juan apaga la luz y se hace el oscu- ro XI Entre la oscuridad, la mujer recar- gada en el drbol platicando con él MUJER: {Es cierto que escuchas? {Que parece que tus ramas se mueven pa" protegerla a una? Un susurro como para no ser escu- chada ni por el viento. MUJER: Ya no sé que hacer con tan- to calor que guardo en mis pechos. Me levanto en la madrugada a ba- fiarme con agua fria. Tengo no- 252 ches de desvelo que no puedo aplacar ni rezando 3 rosarios se- guidos. Todas las mafianas ama- nezco con las orejas mas profun- das, con los ojos huidizos entre las cuencas. Es imposible apagar el fuego que me brota por cada poro. Ya estoy maldecida y encapricha- da por él. Juanillo habla tras el arbol. bajito. Va saliendo, se acerca a ella, le ha- bla al oido. JUANILLO: Yo tampoco aguanto mis desvelos, la sangre me corre a Ila- maradas por las venas. Traigo el lefio como una braza ardiendo. La empieza adesnudar. Hacen el amor ahi abajo del arbol. Las urracas revo- Jotean sobre el lecho de Juan, lo des- piertan, lo conducen hasta el érbol Una le entrega un machete, Juan an- gustiado se sienta en el piso, las urra- cas gimotean con furta alrededor del anciano. Alla, bajo el arbol. la pareja gime, grita ante el orgasmo. Juan deja caer el machete y sale huyendo. XII Ne escucha fuerte el viento, asi como cuando Juan enterré el ombligo del hijo. Esté a punto de venirse una tor menta. Oscuridad completa que ex rola a veces por la luz de los relam- pagos. Sorprendiendo a los persona- jes en diferentes actividades. J.-Juan corriendo con el machete en- tre sus manos. (Oscuro.) JUAN: (Sufre, angustiado.) Vida, ya no me peles mas los dientes. 2.-La mujer corriendo asustada por toda la orilla del rio. (Oscuro.) 3.-Juanillo llorando a un lado del es- cenario con la cabeza entre las manos. (Oscuro.) 4.-Juan descubre a San Isidro ente- rrado en el suelo y lo destaza a machetazos. (Oscuro.) 5.-Juan arrastrando a su hijo, ama- rrado de las manos. (Oscuro.) 6.-Las urracas rescatan el cuerpo blanco y muerto de la mujer, de las aguas del rio. Y se pierden con ella en la noche. (Oscuro.) 7,-Juan entra hasta e] me=quite, yama- rra.asu hijo a las ramas del arbol. Le dé un punetazo en la cara. JUAN: Ya te lo habia dicho mucha- cho. Con mi mirada te lo habia di- cho. No te metas conmigo, no me quieras ver la cara de tonto, (Le aprieta fuertemente las manos una sobre otra, juntas, sangran- do ante el cahamo.) JUAN: {Por qué tenias que atravesar- te en mi camino? Qué tenias que hacer entre nosotros? Le da lastima la condicién de su hijo. Acerca la cabeza del muchacho a su regazo y Hora JUAN: Esto no es cuento hijo. Como aquellos que te contaba pa’ que durmieras. Creyeron que no me daba cuenta. Sé que tt también le gustaste a ella desde el principio Ya después la sorprendia despier- 253 ta en mi lecho, sudando, con la mirada perdida, con los pensa- mientos huyendo a tu cama. Ha- cia que yo me avergonzara de mi cuerpo de pellejo arrugado, por- que sabia que ella deseaba tus bra- ZOS morenos, tus ojos jovenes. Cuando el anciano siente que ese gesto de flaqueza puede terminarlo destruirlo, Retira la cabeza de Jua- nillo de su regazo, lo ve con coraje y le avienta un escupitajo en el ros- 1r0. JUAN: Todo hubiera quedado hasta ahi, ante un simple deseo y no te conformaste con eso. (E/ anciano se para. levanta su rostro al cie- Jo.) JUAN: {Dios! jDios!... ;Por qué chingados no me gritas que estas conmigo...? loltea a ver a su hijo JUAN: Y asi estuvieron. Traicionan- dome y yo engafiandome, callan- dome, callandome. Hasta que fue- ron mas descarados, hasta que se acostaban en cualquier rincon de la noche. Ya no les importaba que yo los viera, ya no les importaba que ami me Ilevarael diablo, que me jalara con fuerza a la furia Hasta me veias con burla, hasta me besabas la mano con lastima Ya no se cuidaban. Llegabas y sil- babas y ella salia encarrerada a baiiarse contigo al rio. Coge la cabeza de su hijo entre sus manos y la golpea con su cabeza, con su frente, hasta que se mezcla su san- gre. JUAN: Mira como se mezcla nuestra sangre, se confunde, si al cabo es la misma, mira como se va encarre- rada por todos los surcos de la par- cela. Este afio recogemos mazor- cas rojas Le besa la frente, lo golpea JUAN: Asi te pudras conmigo, asi nos Neve la muerte, juntos... Juntos hijo. Pos si al cabo nos revolca- bamos con la misma mujer. Pos si al cabo los dos conociamos los secretos de sus piernas... Siempre callé. Pero cuando los vi enreda- dos entre mis sabanas, acarician- dose en mi lecho, todo se me enceguecié,.. Perdoname hijo. pero tenia que responder como macho que soy, defender mi ho- hor, sin importarme si eres mi hijo © no. Solo eres un rival, alguien que debo destrozar con mis ma- nos... No pude hacerle nada a ella. no la pude alcanzar, se la llevo el rio en medio de la noche... Pero tu te quedaste quietecito, como cuando nifio, que hacias una tra- vesura y esperabas el regaiio. Con- tigo debo lavar mi odio. A ella se la Hevo el rio, le sirvio de alca- hueta la noche... Habla con un carajo, dime algo, Maldiceme si- quiera_.. Dame el gusto de siquie- ra escucharte un perdon. Dame 254 ese gusto, muchacho... Mi ven- ganza tiene que Megar mas alla que una maldicion. Saca su pistola de la cintura, la pone en la frente de Juan. Rie, Horando. JUAN: Si te hubieras visto el dia que naciste. El mismo dia que murid tu madre. Ahi quedaste, solito, a un lado de la cama’ Berreabas de hambre. Me limpi¢ las lagrimas y me fui a ordefiar las vacas. Ahi estabamos solos, ti y yo, ti co- miendo y yo Horandole a tu ma- dre, Solos... (Rie fuertemente.) Ya pensé mejor en mi venganza m’ijo. Esta es. (Le da un beso a su hijo que no alcanza a decir pa- labra, solo dice bajito.) “apa, apa”. (El anciano se da un tiro Es entonces cuando grita el mu- chacho, un grito desgarrador, in- tenta zafar sus ligaduras.) JUANILLO: Apa, apa... Esperate tantito, nomas déjame pedirte per- don, perdén. Maldita maldicién que me dejate en la cabeza Es entonces que se desata la tormen- ta, las urracas vuelan espantadas, tratan de ayudar al joven, el rio esta a punto de desbordarse, las urracas con sus picos y garras desatan al jo- ven. Se escucha el lanto de la coyo- ta. Juanillo va hacia el cadaver de su padre, las urracas huyen con la pistola para que no la vea el joven Juanillo levanta el cadaver de su padre y sale de escena JUANILLO: Vea que sola esta la luna, alla arriba apa Sale de escena. JUANILLO: La coyota apa, la coyota. TELON FINAL. 22 de julio de 1994. 255

También podría gustarte