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ETICA, VIOLENCIA Y TELEVISION idos de violencia de la televisi6n comercial ante la televisién == Campaiia del Dia de la Familia Maria Antonieta Rebeil Delia Guadalupe Gomez grPAP Ay, : \N % aq: VS “IN BONO MEXICO NORTE tri | | a S (9) _» ante la television La familia Caricaturas infantiles y construccién de la agresi6n HELEN KELLER KEewes' Un mufteco narigén patea el rostro de un anclano. Después, golpea en el ojo a una Joven heroina y le truena la espalda con una barra pesada. Su flacido esqueleto se colapsa en el piso mientras él se para sobre ella apuntandole a la cabeza con el arma lista para disparar. Esta es una escena normal en cualquier dibujo animado trasmitido por televisiGn. Esto es lo que los niftos ven hoy dia. Esto es lo que aprenden. ¥ quiza esto es lo que imitan. M. Larrre La televisién se impone sobre los otros medios de comunicacién. por penetrar en el hogar, en la vida diaria y llegar a formar parte del ctimulo de habitos de cualquier hombre de nuestra época. Es induda- ble que la televisién es una fuente efectiva para la creacién y forma- cién de actitudes en los nifios, ya que desde temprana edad son some- tidos a su influencia sin poseer otro tipo de informacién.? El presente ensayo pretende ofrecer al lector una visién acerca del lado negativo de la televisién y de las caricaturas que trasmite, sin de- monizar el medio ni su contenido; asimismo, al final de la presente in- vestigacién se sugieren algunas acciones para encontrar un balance en el espectador, para lo cual se ha recurrido a diversos trabajos y estudios en Maestra en administracién con especialidad en factor humano. Licenciada en comunicaci6n, adscrita a la Direccién de Ciencias Sociales de la Universidad del Valle de México, Campus Lomas Verdes y docente de la Escuela de Comunicacién de la Universidad Andhuac México Norte. En tele- visién ha trabajado en los canales 13 y 11, asf como en Televisa, produciendo diversos programas. 2Edison Otero y Ricardo Lépez, Televisisn y Violencia, Cerro Huelén, Santiago de Chile, 1984. 135 136 Parte Ill. La familia ante Ia television diferentes lugares del mundo, este factor también influye, ya que la cul- tura y el contexto significan mucho, como se explicard mas adelante La observacién de la realidad adquiere un significado especialmen- te agudo si nos referimos a los menores de edad. Segiin la teorfa de socia- lizacién comunitaria de Milton H. Erickson, es entre los dos y seis afios de edad en que se perfilan los sentimientos preferenciales hacia la madre, padre, familiares y otras personas significativas. A través de este proce- so, el nifio adquiere habilidades y formas de comportarse en la sociedad. Entre los cuatro y cinco afios de edad se establecen los habitos per- manentes y las caracteristicas emocionales, y tienen un papel decisivo la imitaci6n y la identificacién. Identificacién es la adopcién de pau- tas de conducta y actitudes de los padres y otras personas significativas para el nifio, como maestros, familiares 0 algtin personaje de la televi- sién. Esto ocurre en forma inconsciente. Por otra parte, el proceso de imitacién se da de manera consciente. Asimismo, mientras la televi- sién puede entretener, informar y acompafiar a los nifios, en ocasiones también puede tener una influencia como la de identificacién o la de la imitaci6n, una influencia indeseable. Se afirma que la television socializa de modo no intencional y asis- temético.’ Ensefia sin darse cuenta y no ejerce control sobre los con- tenidos pedagégicos que emite. Se trata de un proceso de ensefianza- aprendizaje en la educacién informal. EL APRENDIZAJE SOCIAL Y LA TELEVISION Por su parte, Albert Bandura asegura que los nifios pueden apren- der conductas agresivas a través de la observacién de modelos simbéli- cos presentadbos por la pantalla de televisién.? R. Drabman y M. Tho- mas plantean, ademas, que los nifios que ven con frecuencia progra- mas de contenido violento, se convierten en apaticos e indiferentes a la violencia de la vida real. Para él momento en que se gradvian de la universidad, los nifios habran pasado més tiempo mirando televisi6n que en el salén de clases, los dibujos animados son de los programas de televisin que contienen un mayor ntimero de actos violentos respec- to de otros contenidos. >George Gerbner, . “Albert Bandura, Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad, Alianza, Madrid, 1963. | | | \ | Cap. 6. Caricaturas infantiles 137 Por lo anteriormente expuesto, se ve la necesidad de que los estu- diosos de la comunicacién y de los medios se aboquen a ahondar mas en los efectos de la televisién en el nifio, y especificamente de la vio- lencia televisiva en los dibujos animados, en la generacién de conduc- tas agresivas aprendidas por imitacién. TELEVISION E INFLUENCIA SOCIAL El tiempo dedicado a la televisién varia en funcién de edad, sexo y clase social, y esta en relacién con el tiempo dedicado por los padres a los hijos. En promedio, los nifios ven de 22 a 25 horas semanales de te- levisién. En los preescolares esa cifra llega a un promedio de 54 horas por semana, lo que significa de siete a ocho horas diarias. En general, podemos decir que los nifios pasan més tiempo frente a la televisién que en la escuela.> El tema de los dibujos animados es muy complejo, por lo que tiene muchos aspectos y variables que hay que analizar. Los nifios recurren a la televisién para satisfacer sus necesidades de distraccién, reducir las tensiones y como medio de informacién. Sobre todo, los nifios no bus- can otra manera de satisfacer esas mismas necesidades, porque la televi- sin es impuesta por el medio, porque no les queda otro remedio que con- vivir con ella. La televisién est presente en el hogar, sus contenidos son temas recurrentes de conversaci6én con los amigos, y en demasiadas ocasiones es la tinica “nifiera o compafifa” que tienen. En la sociedad actual, ver la televisién adquiere casi la condici6n de habito porque es una actividad que en muchas ocasiones, gracias a la indiferencia de los mayores, est presente en cada instante de la vida familiar. El televisor no es, por supuesto, un aparato indeseable que debamos desterrar de nuestras vidas. No obstante, se debe caer en la conciencia de que la calidad de la programacién se ha visto muy afectada por la carre- ra, cada vez més despiadada, de las trasmisoras para captar audiencia. Los contenidos televisivos como medios para entretener, divertir y sorpren- der le estén ganando la partida a los mensajes educativos e informativos. En los nifios sus efectos pueden ser muy negativos, ya que todavia no han desarrollado todo el potencial de su espfritu critico y estan abiertos a casi todo conocimiento que les viene de fuera. Son cada vez més los progra- ° Victor Strasburger, “Children, adolescent and Television. The role of pediatrician”, en Pedia- ties, vol. 3, ntim. 3, EUA, 1989. 138 Parte Ill La familia ante la television mas carentes de interés, sin ningtin provecho para el espectador y lo que es peor, trasmisores de valores y conductas con las que en absoluto comul- gamos: sexismo, violencia, etc. Ofrecen modelos simbélicos relacionales —entre personas, hacia las cosas materiales y hacia los valores— que des- empefian un papel fundamental en el desarrollo emocional del nifio, en la conformacién de su conducta y en el de sus intereses y motivacio- nes. Estos modelos simbolicos no tienen porqué ser siempre negativos, pero numerosos estudios alertan que el alto contenido de violencia —manifiesta o subliminal— y de otros valores negativos en los progra- mas, contribuye a generar actitudes agresivas y a favorecer el descenso en la sensibilidad ante la violencia o la desgracia de nifios y adolescentes. La televisién trasmite formas y estereotipos sociales en los que se presentan, directa e indirectamente, mensajes que conforman una ac- titud, con mayor influencia en los nifios. La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de television, particularmente en las caricaturas o dibujos animados. Los nifios pueden asumir que lo que ven en televisi6n es lo normal, seguro y aceptable. En consecuencia, la televisién también expone a los nifios a tipos de comportamiento y actitudes que pueden ser abrumadores y dificiles de comprender, ¢ in- cluso influye de manera trascendental en sus vidas, como podrfa obser- varse en Los Simpson y South Park entre otros. Como resultado de la repeticién de violencia en los medios de co- municacién de masas hay un decremento en la sensibilidad emocional ante la misma violencia. Por otra parte, hay un incremento en la pro- vocacién y en la capacidad de ser violento 0 agresivo con otros. Ade- més, los nifios demuestran mayor agresividad en sus juegos y prefieren seleccionar la ofensa como respuesta a situaciones conflictivas. Los con- tenidos “violentos” se refieren a “escenas que impliquen la destruccién, lesiones o dafio, tanto fisico como psicolégico a personas, animales o cosas 0 que muestren aspectos delictivos”.° La concepci6n de la representacién de la violencia parte de una idea en movimiento. La accién de los intérpretes, los movimientos de la cémara, el ritmo de montaje y el desarrollo argumental constituyen cuatro poderosos medios, que pueden ser empleados de tal modo en una escena que parece ficticia en la vida real, pero llega a adquirir en la televisién una desproporcionada fuerza de impacto, al punto de GE, Santoro, La TV venezolana y la formacién de esteeotpos en el nito, Biblioteca VCV, Cara- cas, 1990. a i ilciaaties SS Si naa Cop. 6. Coricaturas infantiles. 139 que puede tomarse como real. La violencia televisada induce a conduc- tas agresivas en los nifios. Una gran proporcién de las conductas agre- sivas son aprendidas por observacién y retenidas por largos periodos. ‘Los nifios pueden aprender conductas agresivas mediante la obser- vacién de modelos simbélicos presentados en la pantalla televisiva. Ellos también pueden aprender a creer que las conductas agresivas son una soluci6n aceptable a la provocaci6n, ya que en los programas violentos esas conductas son vistas como moralmente justificables. En promedio, hay seis veces més violencia durante una hora de televisi6n infantil que en una hora de programacién de television para adultos.” En la creencia de que “el mundo es lo que veo”, “todo lo que se ve es lo que existe”, se considera a la televisién como una ventana al mundo, y de manera engafiosa a la parte por el todo. Se deja de pensar en aquello que no se ve, ya que no existe, lo que es una distorsién en el conocimiento de la realidad. En primer lugar, cabe sefialar que no todo lo que puede ver el nifio es lo que mira, ya que actualmente el bom- bardeo de informacién hacia nuestros sentidos es muchisimo mayor que la capacidad de procesamiento del pensamiento. El nifio recibe su primera impronta educacional en imagenes provenientes del televisor, registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve (lo hace debido a que atin no cuenta con la suficiente madurez en el desarrollo de su pensamiento). Mas tarde, se transforma en un adulto empobrecido, que no lee, que responde a estimulos casi exclusivamente audiovisuales.* Se estima que la agresividad también tiene una relacién significa- tiva con la televisién. Hay una asociacién entre la exposicién habitual a programas violentos y las conductas agresivas infantiles. La violencia se transforma en una compafiera habitual, en una forma normal de vida. ‘Asimismo, se analiza la relacién entre la television, la imaginacién y la creatividad. Los nifios que se exponen a largas horas frente al recep- tor suelen participar menos en juegos que les ayuden a cultivar la capa~ cidad para idear soluciones creativas a los problemas de su diario vivir. La intencién de este trabajo no es enjuiciar a la televisién, ni cul- parla de toda la violencia, los trastornos de aprendizaje y de alimenta- cién que manifiestan las nuevas generaciones. Unicamente se quiere destacar la necesidad de conocer més profunda y especfficamente los po- sibles efectos sociales de la televisién en la generacién de conductas po- 1M. Rothemberg, “Effects of TV violence on children and youth”, en JAMA, vol. 234, nim. 10, EUA, 1975. 'R. Feinbloom, “Children and television”, en Pediatrics, vol. 57, nim. 3, marzo de 1989. 140 Parte Ill, La familia ante la television sitivas y negativas, y hacer énfasis en el sector de espectadores de me- nor edad. Se considera que las caricaturas son un factor de particular importancia, ya que los nifios y los j6venes, en ocasiones, las prefieren. Los nifios y los jvenes son los grupos poblacionales més indefensos, psicolégicamente hablando. No hay que olvidar que de ellos es el fu- turo del mundo. En un estudio hecho en la Universidad del Estado de Pensilvania, en Estados Unidos de América, cerca de 100 nifios preescolares fueron observados antes y después de mirar en televisién algunas historietas o caricaturas de alto contenido agresivo y violento. Otro grupo de nifios vieron programas que no tenfan ninguna clase de violencia. Los inves- tigadores notaron diferencias entre uno y otro grupo. Los nifios que vie- ron escenas violentas eran més propensos a rechazar a sus amigos, a dis- cutir, incluso a desobedecer a la autoridad, y estaban menos dispuestos a esperar cosas, que los nifios que habfan visto programas no violentos. Las generaciones pasadas estabamos acostumbradas a caricaturas como Los Picapiedra, Los Supersénicos, Buggs Bunny, etc., donde la vio- lencia no era tan evidente. En la actualidad el dibujo animado japonés ha ganado un amplio espacio, quizd como el inadvertido heredero de la Segunda Guerra Mundial que cambié el concepto de las historias, de los personajes y los cargé de agresividad, les incorporé armas de fue- go, situaciones bélicas, victimas sangrientas y hasta cuadros repugnan- tes en los que el asco es llamado a escena, como en el caso de Dragon Ball y Pokemon cuyos nombres, dicen algunos, invocan al demonio. En Ranma 1/2, donde al contacto con el agua un joven cambia de sexo y se aterroriza de ello, lo que destruye en el nifio la propia concepcién de la sexualidad. Eso es significativo, ya que puede ocasionar en los nifios televidentes distorsiones acerca de la propia sexualidad y la de otras personas de su entorno. A pesar de las luchas violentas y constantes, Dragon Ball es una de las series mas vistas, lo que parecerfa que los mejores amigos de los ni- fios son estas criaturas extrafias, complejas y algo oscuras, que aparecen en televisién y que han causado mas de alguna denuncia por parte de los padres de familia indignados, que ven en esos dibujos, también lle- vados al comic, una fuerte tendencia a la violencia social y a la porno- grafia, que considera que estos comics generan. Un ejemplo que se pue- de mencionar es el informe de varios casos de muerte de nifios porque quisieron imitar a Pékemon al lanzarse por la ventana para volar.’ In- ?-. Cap. 6. Caricaturas infantiles 141. cluso durante 1997 se dio una ola colectiva de violencia y causaron mie- do e hiperagresividad a la sociedad en general. Al realizar una invest gaci6n, se descubrié que todos los nifios involucrados en los citados ac- tos de violencia en diferentes partes del mundo, habian visto Pékemon. y Sailor Moon (otra serie de dibujos animados altamente violenta). Se acus6 a ambas incluso de ser hechas por una secta religiosa de dudoso origen, y el Gobierno japonés obligé a las empresas productoras a pa- gar los dafios y perjuicios causados y prohibié las caricaturas. También se pidié a otros pafses, por la via diplomatica, que no aceptaran trasmi- tirlos en sus tertitorios. No obstante, la demanda del ptiblico marca la pauta de la programacién. Por otro lado, las caricaturas estadounidenses, como la muy po- pular Los Simpson, cuyos personajes incluyen a un padre de familia “es: ttipido” y bebedor; un nifio que est4 programado a no sobresalir en la vida; una nifia estudiosa, inteligente e ingenua; una madre tradicional y reprimida; y una bebé que se pasa el dia con su chupén en la boca y cayéndose continuamente; o South Park, que son dibujos de un humor fuerte, 4spero y retorcido. Esas series contienen malos modales, gro- serfas y sarcasmo, pero a pesar de todo, en Estados Unidos de América son un éxito fenomenal y cuentan con un rating muy elevado. También se debe recalcar que hay un alto porcentaje de j6venes que consumen ese tipo de programas y sus edades oscilan entre los 17 y 18 afios, por lo que se deduce que no son sélo para nifios. Se podria decir que esos dibujos animados tienen un efecto de adiccién, por lo que muchas ve- ces se cree que la televisién y sobre todo los dibujos animados fomen- tan la violencia, refuerzan prejuicios y no despiertan la imaginacién ni el pensamiento critico. Precisamente la imagen, al incidir en las emociones de los recep- tores, no motiva el florecimiento de la capacidad reflexiva de los nifios y adolescentes. No obstante, respecto de la violencia, cabe hacerse la pregunta jdesde cuando hay violencia en los dibujos animados?, Po- peye, Tom y Jerry y tantas otras caricaturas de época de los afios cin- cuenta y sesenta, también contenfan violencia. Por otra parte, jqué les ofrece el mundo de distinto a los nifios? En un chiste de un humorista, donde la madre reprende al hijo que esta viendo dibujos animados: “Mira lo que estas viendo, pura violencia...” le dice, mientras que por la radio se escucha en el noticiero: asaltos, secuestros, guerras. Por eso la pregunta, ;qué tan malos son los malos? No se puede decir que una se- tie es completamente mala, por esto o por lo otro, sin antes analizar sus condiciones de produccién, porque en definitiva, ;quién hace los dibu- 142 Parte Ill. La familia ante la television jos animados? Generalmente los adultos, y los hacen con un motivo, porque quieren comunicar algo a los nifios. Pero ese mensaje no esté totalmente desligado de ser también un mensaje cultural, es decir, que contiene los elementos ideolégicos del pats que lo produce. Esta ideo- logia, cuando un producto es doblado del idioma original sufre trans- formaciones. En el caso del dibujo japonés, cuando se traduce a otras lenguas, cambia completamente el sentido de su mensaje. Por un lado, se produce una invasién al mundo del nifio con un mensaje cultural que no le pertenece, y por el otro, la traduccién ayuda a que la defor- maci6n del mensaje sea mayor. En un determinado mundo cultural, fa- miliar y social, ofrecerle a los nifios un mensaje distinto, ;qué represen- ta? Por tanto, muchos estudiosos se refieren a esta transcultura como que se estd ejerciendo la violencia, un chico que esta refiido con las cos- tumbres de sus propios padres y de la sociedad que lo rodea es un pro- blema, primero familiar y después social. Serfa prudente definir la violencia dentro del Ambito televisivo. Hay tres tipos de violencia: narrada, visual y verbal. La primera corres- ponde al recuento verbal de amenazas, actos y/o consecuencias, hecho por una persona o personaje en la pantalla o que es escuchado desde fuera de ésta. La segunda serfa la violencia efectuada de manera grdfi- ca, es decir, que aparece en la pantalla. El abuso verbal es el uso del lenguaje con la finalidad de agredir 0 intimidar pero sin recurrir a la amenaza de fuerza fisica. Se ha encontrado que en los dibujos animados predomina la modalidad visual, seguida por la narrada y la verbal. La manera mds frecuente en la que se presenta es mediante actos violen- tos y amenazas crefbles. Un asunto que preocupa a los estudiosos es la mezcla que se pre- senta entre la violencia y el humor, y se da de manera particular en los dibujos animados; con la finalidad de entretener utilizan la agresi- vidad como uno de sus atractivos. Esta combinacién aumenta la pro- babilidad de que las conductas violentas sean aprendidas especialmen- te por los nifios. Entre los efectos més sobresalientes estén los siguientes: 1. Volverse insensibles ante el horror de la violencia, a partir de que se reduce la capacidad de la persona para reaccionar ante la vio- lencia del mundo real, la empatfa y la preocupacién por las vic- timas de los actos violentos. 2. Aceptar de manera gradual la violencia como un modo de resol- ver problemas. j i | Cap. 6. Caricaturas infantiles 143 3. Imitar la violencia que observan en la television, porque se po- tencia cuando el acto agresivo es cometido por personajes atrac- tivos, si no se castiga y/o se premia la conducta violenta, si se utiliza el humor como acompafiante de la violencia, o si ésta se presenta de manera justificada. Identificarse con ciertos personajes (victimas 0 agresores). Generar una reaccién de miedo entre los espectadores, que les hace creer que el mundo es més violento de lo que realmente es. une Los nifios que se exponen en forma excesiva a la violencia en la tele- visién tienden a ser més agresivos, comportamiento que puede aparecer afios mas tarde, aun cuando el ambiente familiar no muestre tenden- cias violentas. Sin embargo, se aclara que la televisién no es la tinica fuente de agresividad que puede afectar a la poblacién, aunque contri- buye de manera significativa en la medida en que ha pasado a ser parte importante de la cotidianidad de los seres humanos, en la mayoria de los rincones del mundo. En una investigacién realizada en México por Marfa Angeles Pérez Montero y Francisco Javier Rodriguez Laguia acerca de la televisién infantil y la violencia, sobresalen datos que podrian ser alarmantes. Los investigadores afirman que 85% de los programas de ficcién con- tienen alguna forma de violencia. Para tener una idea més precisa, los estudios sefialan que un joven antes de terminar su adolescencia habra observado por televisién mas de 13 000 muertes.!° La contemplacién de la violencia provoca violencia o al menos eso es lo que se supone, pero es dificil demostrarlo empiricamente. Las va- riables que estarfan implicadas en el impacto negativo de la violencia televisiva pueden ser las siguientes: 1. El contexto donde ocurre esa violencia. Si los contextos vio- lentos que se ofrecen son similares al medio vital habitual de las audiencias, podria darse un aumento de las actuaciones violen- tas por identificacién con las mismas. La mayor parte de la vio- lencia en televisién ocurre en contextos interpersonales muy similares a las propias vivencias de los receptores. 2. La justificacién de la violencia. La violencia gratuita tiende a aumentar el comportamiento agresivo. En la mayoria de las si- tuaciones violentas que aparecen en la pequefia pantalla no se E, Otero y Ricardo Léper, Televisin y violencia, Cerro Huelén, Santiago de Chile, 1984. 144 Parte Ill. La familia ante Ia television presenta como el tiltimo recurso, sino como el tinico. Los meno- tes pueden pensar que el ser violento es el tinico modo de ser. 3. Elcontenido de la justificacién. {Qué se puede estar comunican- do con la exhibicién de la violencia? Los héroes violentos suelen erigirse en portadores de la verdad y de la justicia, y dictaminan la bondad de los hechos por encima de los criterios éticamente aceptados por la sociedad. 4. La persona que percibe la violencia. La receptividad de la per- sona que esté expuesta a las acciones violentas en la television depende de muchas variables, una de las principales serfa el gra- do de frustracién en el que se encuentre el televidente (situa- cin puntual que acentéa la contemplacién de la violencia). 5. Agresividad del receptor. Los mds agresivos tienden a actuar de manera més ofensiva cuando ven violencia. En el caso de los nifios hay que afiadir la fragilidad de sus criterios éticos, que les hace aceptar las expresiones violentas sin discernir su idoneidad. MECANISMOS PSICOLOGICOS DE LA CONDUCTA La asunci6n de la violencia por parte de los nifios mas pequefios se puede explicar por medio de distintos mecanismos psicolégicos. Los mas 4 destacados son los siguientes: i © Identificacién con los personajes de los programas televisivos. Mecanismo de la adopcién como propia de las caracterfsticas del héroe. © Imitacién, condicionamiento. La imitacién de un modelo social- mente aceptable (el héroe). Agudizacién. La violencia incrementa el comportamiento ofen- sivo de sujetos propensos a la misma. Acttia como estimulo des- encadenante en aquellos nifios especialmente inquietos. Ansiedad. El temor ante el entorno que se presenta como vio- lento conduce a respuestas defensivas, que pueden producir res- puestas de imitacién y en este caso serén respuestas violentas. Asociacién. Se basa en la hipétesis de que el aprendizaje es una respuesta del organismo a una estimulacién provocada por los ele- mentos externos al individuo. El hombre aprende por asociaciones : Cap. 6. Caricaturas infantiles 145 © conexiones entre estimulos y respuestas. Tiene que ver con el condicionamiento clasico, donde se relaciona un estimulo con otro que produce una determinada respuesta. Se trata de asociar que ante situaciones de conflicto, la tinica respuesta posible es la violencia. La repeticién de este mecanismo va a generar el pro- ceso de activacién del individuo, que es la repeticién de respues- tas violentas, con lo que va a disminuir el umbral de sensibilidad del nifio y le va a facilitar emitir respuestas similares. © Desensibilizacién ante la repulsa de la violencia. La sucesiva ex- posicion ante situaciones violentas produce que el nifio cada vez sienta menos malestar ante las mismas. Para un nifio que esta acostumbrado a aceptar las respuestas violentas, posiblemente no le suponga malestar alguno ver cémo maltratan a otro nifio. El proceso de aceptacién de la violencia televisiva y su transpo- lacién a la vida real no sélo dependen de variables individuales, también influye la actitud familiar ante esta violencia. Entre las variables familiares implicadas en la repercusion de la violencia televisiva en los nifios més pequefios esta el comportamiento vio- lento de los padres. i © Un patrén de comportamiento violento por parte de algtin pro- genitor o de ambos, sumado a la observacién de violencia en te- levisién, puede aumentar las respuestas violentas en los nifios, ademés de su justificacién. La exposicién a programas violentos por los padres de familia. Sobre todo cuando la violencia no es criticada, puede inducir a los menores a entender que si sus padres no la condenan es que la aceptan y, por tanto, ellos la pueden imitar con tranquilidad. En los dibujos animados las secuencias violentas son muy frecuen- tes. Los datos empfricos nos revelan hechos sorprendentes: 40% de las conductas violentas son ejecutadas por los protagonistas, 66 % de las mi: mas son de caracter proactivo, no se producen como defensa ante nada. La mayorfa de las veces las conductas violentas estén justificadas por un fin (amistad, justicia, etc.)."! Para que la exposicion a la violencia televisiva se llegue a reflejar en la conducta personal depender, en buena parte, de la respuesta que den todos aquellos que tienen responsabilidades educativas sobre los nifios: la familia, la escuela y los mismos medios de comunicaci6n. 1 chetp://www.revistaplanetario.com.arfindex.htm>. Recuperado el 5 de julio de 2005. 146 Parte Ill. La familia ante la television Hay estudiosos de la comunicacién y personas en general que con- sideran que el efecto de la violencia en la television sobre los especta- dores no incrementa las conductas agresivas. Por el contrario, consi- deran que més bien sirve como un medio para descargar indirecta- mente la agresividad, al permitir que el televidente se identifique con el personaje y libere todos los pensamientos y sentimientos violentos a través de dicha relacién. Lo anterior es considerado como un efecto de catarsis, que en definitiva podria disminuir los niveles de agresién en el televidente. Segtin esto, la violencia en la televisi6n no tendria el efecto de reproducir comportamientos violentos. Dentro de la mis- ma linea, algunos individuos culpan a la televisi6n de los comporta- mientos agresivos de las personas en un intento por explicar tales con- ductas, olvidando los momentos en los cuales la misma pantalla chica muestra relaciones interpersonales, en las cuales se dan contactos ama- bles, empaticos, solidarios y no violentos. Si la relacién televisi6n-con- ducta agresiva fuese directa, por qué estas otras conductas no agresi- vas no han logrado que las personas sean mas amables con los demas? La contradicci6n entre los diferentes resultados de los estudios realiza- dos para evaluar el efecto de la violencia en televisién sobre el compor- tamiento de los televidentes y la imposibilidad para establecer resulta- dos concluyentes lleva a pensar que la conducta humana es bastante compleja como para pretender explicarla a partir de un solo elemen- to. Aunque la violencia televisiva fuera fomentadora directa de mas violencia, es claro que ésta es percibida e influye de diferente manera en los televidentes. Una amplia variedad de factores intervienen en la ejecucién de comportamientos agresivos, la television sdlo podria ser uno més de estos. La mayorfa de los estudios acerca del tema concluyen que la vio- lencia esta presente en 83 % de los programas mds vistos de la televi- si6n. Si partimos de la base teérica de que la mera presencia reiterada de violencia en la televisién contribuye a la ocurrencia de los efectos de aprendizaje e imitacisn, desensibilizacién y miedo, este dato ofrece evi- dencia empfrica en apoyo a la preocupacién social en torno a los con- tenidos violentos de la televisi6n. Como conclusién puede mencionarse que més all de enjuiciar a la television o a los dibujos animados, con esta investigacién solamen- te se pretende destacar la necesidad de conocer con mayor profundi- dad el ambito televisivo, en funcién de sus posibles efectos sociales en la generacién de conductas agresivas y otras pautas de conducta aprendidas por imitacién, donde destaca el sector de espectadores de Cap. 6. Caricaturas infantiles 147 menor edad, ya que ellos pueden ser los mas indefensos en términos psicoldgicos. Si no es posible reducir esa cantidad de violencia, al menos deberfa tratarse de cuidar que los factores contextuales redujeran su potencial nocivo. Es decir, que se le presente como un hecho que tiene conse- cuencias negativas, que es castigada, que no es cémica, y que no es tan espectacular e inocua como la televisién la ha presentado hasta ahora. Frente a la realidad de que los nifios pasan muchas horas frente al televisor, se propone fomentar la reflexi6n antes que prohibir o limitar. Marino Colmano, docente e investigador en medios audiovisuales, cree que una lectura critica de los dibujos animados permitird a los chicos elegir libremente y sacar sus propias conclusiones sobre lo que ven." BIBLIOGRAFIA Bandura, Albert, Aprendizaje social y desarrollo de la personalidad, Alianza, Ma- drid, 1963. Feinbloom, Richard, “Children and television”, en Pediatrics, vol 57, nim. 3, marzo de 1989. Gadow y Sprafkin, “Field experiments of television violence with children. Evidence for an environmental hazard”, en Pediatrics, vol. 83, nim. 3, BUA, 1989. 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Consultado el 5 de julio de 2005. . Consultado en julio de 2005. . Consultado el 12 de julio de 2005. aah = ee La familia en México. Tmplicaciones para la televisi6n GasrIgLa DE La Riva BARRIENTOS! Rocfo OrpoNana Riroit? Apriana THOMAS AvILEs? INTRODUCCION El propésito de este ensayo es aprovechar la experiencia obtenida en relacién con los cambios, experiencias y vivencias que ha suftido la familia y cémo estén influyendo en la adquisicién de nuevos roles. Uno de los cambios mas significativos es el papel de la mujer, que de ser una persona dedicada a su hogar y a la educacién de los hijos, también ha tenido que asumir el papel de proveedora, lo que tiene as- Gabriela de la Riva Barrientos después de haber cursado estudios de Doctorado en Psicologia Clinica y Médica y de haber dedicado un tiempo a la psicoterapia de grupo con jévenes, legs a Méxi- co, en donde funds De la Riva Investigacién Estratégica, S. C., que durante los tltimos afios se ha posicionado como la ageneia de investigacién nimero uno dentro de la Asociacién Mexicana de ‘Agencias de Investigacion de Mercado ~AMAI- para la realizaci6n de estudios cualitativos. 7 Rocfo Ordofiana Ripoll, inquieta por la comprensién del ser humano como un punto de partida para el auroconocimiento y la superacién, dedica la mayor parte de su vida a la labor que promueve el Desarrollo Humano en diferentes reas. Durante 20 afios y hasta la fecha se ha dedicado a la con- sulta privada como Psicoterapeuta Cognitiva Conductual, ademas de incursionar en el desarrollo del factor humano en el érea organizacional en diferentes empresas. Desde hace cuatro afies colabora con De la Riva en la comprensién, deteccién y analisis de las necesidades del consumidor con una visin integral, resultado de su experiencia laboral y personal en diferentes érmbitos. Adriana Thomas Avilés es Licenciada en Ciencias de Ia Comunicacién, Directora de Grupo de De la Riva, con mas de 20 afios de experiencia en publicidad y mercadotecnia en puestos de Direc cién de Mereadotecnia (Café Internacional), Planeacién Estratégica (Avon Cosmetics), Direccién ‘Comercial de Equity Marketing México (giro produccién de Premiums) y Gerencia de Mercadotecnia cen el Reader's Digest, entre otras empresas trasnacionales y nacionales. 149 150 Parte Ill. La familia ante la television pectos muy positivos para la mujer, pero representa un reto para ella misma, para el hombre y los hijos adaptarse a la nueva situaci6n. El medio ambiente exige de las personas una respuesta mayor de adaptaci6n para poder atender las expectativas del mismo, esas respues- tas requieren una cantidad de energfa que cuando se rebasa genera es- trés en las personas, mismo que si no esta bien controlado puede deri- var en actitudes y conductas de hostilidad y violencia, aun dentro del seno familiar. La television tiene un papel importante para disminuir tensiones e integrar a la familia, sobre todo cuando ésta se retine en torno a ella para disfrutar un programa, ayuda a que la familia se divierta y conviva en un entorno seguro y grato. En la actualidad la familia, independientemente de lo que podria resultar la imagen mitica de la “familia mexicana” o la familia “ideal” ala que todo “buen mexicano” podria y querrfa aspirar, segtin las inves- tigaciones empiricas recientes, demuestran que las dindmicas familia- res estan suftiendo cambios drdsticos, motivados por factores econémi- cos y sociales. INFLUENCIA DE LOS ASPECTOS SOCIOECONOMICOS EN LA FAMILIA Hay una influencia innegable de un proceso de globalizaci6n que ofrece ejemplos, permisos, costumbres, noticias y tendencias que inci- den en cambios, algunos leves y otros de mayores dimensiones. En nuestro pafs, un ejemplo de los factores econémicos son las te- midas crisis sexenales (particularmente se recuerda la de 1994), que pro- vocan una mayor participacién de las mujeres mexicanas en el ambito laboral. Al resentir la familia la merma en el ingreso del padre o la pér- dida total de su ingreso, la madre, independientemente del nivel so- cioeconémico o cultural al que perteneciera, se vio obligada a salir y buscar un ingreso adicional. Este ingreso lo buscé por diversos medios, como con los tacos de canasta que lograba vender en la esquina, en- frente de la obra o a la salida del metro; con la venta de casa en casa de cremas, pinturas o maquillajes de bajo costo; al impartir las clases de inglés, confeccionar vestidos o cortinas, etcétera. 4G. De la Riva, La familia, Investigacién Estratégica S. C., Mexico, 2005. eS ESS 151 NUEVOS ROLES EN LOS MIEMBROS. DE LA FAMILIA El ama de casa ya no se dedica, como lo solian hacer las abuelas, a atender a los hijos y al marido, a realizar labores domésticas, y a res- ponder ante las necesidades emocionales de todos los miembros de la familia. Esa madre, tradicionalmente nutricia, que se siente responsable de las necesidades emocionales, fisicas y espirituales de los miembros de su familia antes que de las propias, actualmente también tiene el papel de “proveedora”, lo que le ha ayudado a salir de casa y adoptar una acti- tud introvertida, es decir, pensar también en ella misma. La mujer ante esos cambios se siente con mas valoracién y mejor autoestima, sin embargo, se sigue enfrentando al dilema de la culpa que le supone dejar de poner toda su energfa en la familia. El gran reto al que se enfrenta la mujer actual, sin importar su nivel socioeconémico, y si es profesionista o no, es c6mo mantener en equilibrio los dos pa- peles en los que encuentra realizacién y satisfaccién. Ese cambio de la mujer, que la ha Ilevado a adoptar otros roles, ha influido en el cambio del rol de los hombres y también de los hijos. Como todo cambio, supone enfrentarse con algo nuevo y diferente, que no se puede evaluar como positivo o negativo, sino como las implica- ciones que el mismo proceso impone. El papel del hombre no se ha modificado de la misma manera que el de la mujer. El se mantiene en el rol que ha desempefiado siem- pre, el de proveedor, por tanto se encuentra un poco confundido, por- que no sabe relacionarse con esa mujer que vive con menos dependen- cia y se siente més capaz de ser autosuficiente. Esos cambios que no se pueden catalogar como buenos ni malos, de- penden del manejo y de la capacidad de adaptacién que se tenga en cada pareja. Bien orientados, pueden contribuir a la economia y a la estabilidad de la familia, por el contrario, pueden ser la causa de con- flicto y competencia entre la pareja, y de no resolverse adecuadamen- te, en caso extremo llevan a una separacién 0 al divorcio. Sin embargo, comentan mujeres, hijos y también muchos hombres, ese incipiente nuevo papel masculino ha ocasionado modificaciones importantes y valiosas en el ambito afectivo. El padre se ha vuelto més tierno, més dispuesto a integrarse en los juegos con los hijos, y en general, mas accesible y cercano a la familia. | 152 Parte Ill, La familia ante Ia television El esposo se ha vuelto més comprensivo y colaborador en las labores del hogar. El hombre se “da permiso” de ser mas sensible y vulnerable, més negociador, menos autoritario. El hombre-padre atin se encuentra en estado de sorpresa y de con- fusién ante el avance y las modificaciones del papel femenino en la pareja y en la familia. Aparentemente, los hombres no estaban prepa- tados para esos cambios imprevistos en la sociedad. Investigaciones re- cientes realizadas en el contexto mexicano han marcado la falta de preparacién de los hombres para sobrevivir a este tsunami social-fami- liar. Mientras algunos han ido resolviendo los nuevos retos y las nece- sidades inesperadas, y han aprendido a cocinar, a cambiar pafiales, a planchar y a hacer la limpieza de la casa, otros parecen haberse queda- do a observar cémo las mujeres invaden sus terrenos y acaparan una buena parte de un rol, que hasta hace poco era exclusivo para ellos, claramente definido y definitivamente propio. Los hombres eran los tinicos proveedores, los pilares del hogar, los 1esponsables de las decisiones finales, los que optaban por los caminos que debian seguir en el ambito de las finanzas. Incluso a algunos se les podfa denominar despectivamente como machos, o los reyes de la casa. En la actualidad los hombres han dejado de conocer con precisi6n dén- de acomodarse y cual es exactamente su lugar, su rol, su papel dentro de la familia y dentro de una sociedad predominantemente machista. Hablar de sociedad machista en el contexto de la familia no se re- fiere exclusivamente a género, sino a actitudes y vivencias de agresi- vidad, violencia fisica o psicolégica, arbitrariedad 0 abandono fisico y emocional. Se refiere a situaciones que se presentan en el seno de la fa- milia y que afectan el desarrollo fisico, emocional y psicolégico de sus miembros. La salida de la madre, en busca de oportunidades de mas ingresos para la familia, influye en el cambio del papel de los hijos. Uno de ellos tiene que ver con el hecho de ayudarles a crecer con sus “propios re- cursos”, ya que la mayorfa pasan gran parte del tiempo lejos de los pa- dres. Por las tardes pasan mucho tiempo solos, en compafifa de los her- manos (si los hay), de algtin miembro de la familia o de amigos. En otros casos, los de mayor nivel socioeconémico, pasan la tarde en casa con el personal de servicio. La disminucién del tiempo en que esta presente la madre en casa tiene pros y contras. Por un lado, se requiere una sana estructura inter- na donde se conjuguen la afectividad y el reconocimiento con sus res- Pectivos limites y disciplina. Por otra parte, se considera muy positivo Cap. 7. la familia en México «153, que los hijos puedan reaccionar ante las situaciones de una manera més independiente y alejados de la presencia materna o paterna, que se fo- mente su capacidad creativa para resolver problemas y que aprendan a ser colaboradores y organizados. En este aspecto, muchas familias mexi- canas estén en pleno proceso de aprendizaje y de adaptacién al nuevo modelo familiar que se presenta ante ellas. Ante las crisis y los cambios, los hijos muchas veces han buscado la forma de apoyar econémica y moralmente a sus familias. Con el fin de autofinanciar pequefios gustos o pagar ellos mismos algunas de sus ne- cesidades adicionales de la escuela, han acudido a la “venta de tareas”, ala “renta de videos” (muchas veces prohibidos por los padres de fami- lia, como fue el caso de Los Simpson entre 1995 y 1996). También hacen otro tipo de trabajos, como el lavado de coches o empacar las compras en los supermercados. Vale la pena resaltar que los jévenes, en especial, consideran que la familia mexicana ha “relajado” la disciplina 0 lo riguroso que en otros tiempos se solfa ser con la exigencia de cumplir con ciertas nor- mas 0 valores que se consideraban fundamentales. Parece ser que in- fluye el hecho de que los padres, por sus mismas exigencias laborales, no pueden estar mucho tiempo en compafifa de los hijos y tratan de compensar esa falta con tiempo mds agradable, con menos reclamos y menos exigencias. También, debido a los rezagos de una moda pre- sente en los afios ochenta con un mal entendido estilo Montessori se opté por “dejar hacer al nifio lo que quiera”, para evitarle “traumas” en el futuro. El joven actual se esté dando cuenta de que al enfrentar un mundo globalizado en los ambitos del trabajo y de la sociedad en general, com- pite con otros j6venes que han recibido una formacién mucho mis rigu- rosa y exigente, misma que los pone en ventaja en cuanto a las formas de realizar los trabajos, por ejemplo, nivel de responsabilidad y puntua- lidad, entre otros. LA NUEVA MUJER EN SOCIEDAD La sociedad se ha preocupado por comprender y atender a la “nue- va” mujer. Por ejemplo, los medios de comunicacién constantemente hacen referencia a ella y recuerdan su nuevo papel, las organizaciones no gubernamentales apoyan proyectos dirigidos a ella, el Gobierno bus- ca darle més espacios en su calidad de “ciudadana” y destaca los pro- 154 Parte Ill. la familia ante Io television gramas que la atienden. Desde luego, atin no puede afirmarse que el trato y las oportunidades ya sean igualitarios para todas y todos. Lo que sf es un hecho, es que el nuevo papel de la mujer en la familia y en la socie- dad tiene hoy dia su posicionamiento y ha sido ampliamente difundido. Si bien los factores econémicos han contribuido de manera impor- tante en el rompimiento de los esquemas tradicionales, la globalizaci6n ha influido fuertemente en la adquisici6n de nuevos roles y en la adop- cién de valores mucho més democraticos y abiertos que permite a los mexicanos una mayor tolerancia, respeto y practicar una mayor solida- ridad entre sf, al impulsar el sentimiento de pertenencia, de seguridad y de crecimiento de su autoestima. Para el caso de México, la entrada a la globalizacién ha contribui do en muchos aspectos positivos para la familia, no hay duda de ello.® No obstante, también se ha visto que se promueve la competencia al in- terior del seno familiar como un falso sentido del éxito (american dream, consumismo) y se genera un alto nivel de exigencia entre los mismos miembros de la familia que, de no resolverse sanamente, provoca es- trés, frustracién, desilusién, inseguridad y devaluacién. Asimismo, la cambiante dindmica de la sociedad y las exigencias de la misma estan contribuyendo a la generacién de modificaciones estructurales relevan- tes en el Ambito familiar, por tanto, cuando nos referimos a la familia en México, surgen definiciones, asociaciones y figuras metaféricas di- ferentes a las tradicionales. Ya no se alude tinicamente a una familia nuclear de padre, madre hijos, ni sdlo a la familia extensa de abuelos, tfos, primos y compa- dres. El concepto familia también abarca a las madres o padres solteros, que ya sea por viudez, abandono o alguna otra causa son el tinico sos- tén y responsables de la educacién de los hijos. Se percibe también como una familia a los abuelos que cuidan a los nietos mientras los padres buscan mejores oportunidades de empleo en Estados Unidos de América, los grupos de amigos que comparten un de- partamento cuando llegan del pueblo a la ciudad a estudiar 0 en busca de un empleo. Un ejemplo interesante resultan los mensajes del Dia de la familia promovidos por el Consejo de la Comunicacidén, en donde, al darse cuenta de que un buen ntimero de mexicanos iban a sentirse exclui- dos si se seguia mostrando la “foto” familiar tradicional, se opt6 por sugerir a través de la historia de una abuela, o de una madre que apo- > Idem.

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