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II. La abstraccién en la sociologia clasica El odo, tal como aparece en Ja mente como todo del pensamiento, es un producto de la mente que piensa y que se apropia del mundo del tinico modo posible... es decir, de lo ma- terial. De lo que se trata es de transformar, a través del trabajo de elaboracién, las intuicio- ‘nes y representaciones en conceplos. Karl Marx La abstraccién como producto del pensamiento no ¢s sino la escisién del mundo, del conereto real a través del pensamiento. De esta forma al cono- cer le cs inherente Ja atstraccién, independiente- mente de la postura epistemoldgica o de la corricn. te tedrica de adherencia: “De un modo ldgico ¢ inevitable el hombre abstrae en cl proceso del co- nocimiento una serie de facetas, Ppropicdades y rasgos de la diversidad de los fendmenos.’"! Al decir de Lenin, ‘‘cl hombre no puede captar, reflejar, reflectar la naturaleza como un todo, en su integridad;, cn su totalidad inmediata; s6lo puc- de acercarse cternamente a cllo, creando abstrac- ciones, conceptos, Ieyes, etc. Resulta imposible te- ner la mera nocién de ninguna cosa si no se forma un concepto”’.? El proceso de abstraccién es un proceso contra- dictorio; presupone un paso negativo al climinar 'G. Kursanov, EI materialisina dialéctica y el concepto, Grijalbo, México, 1966. 2V. 1. Lenin, Cuadernos filosiificos, Estudios, Buenos Ai- res, 1974 39 tasgos y propicdades sin importancia, y otro posi- tivo consistente en la sintesis (generalizacién y re- fejo en cl eoncepto de determinadas propicdades y Tasgos de los objetos). Con respecto a la abstraccién habria dos postu- ras cpistemolégicas fundamentales.? En primer término, aquella en la que la imagen abstracta se contrapone absolutamente a Jo conercto. En esta, Ja imagen abstracta aparece desprovista de todo contenido concreto y se transforma en un esquema inerte, La abstraccion es sdlo cadaver, plantearia la légica metafisica formal, como resultado de la exclusién incesante de rasgos del objeto. A dicho resultado llega la ‘“‘abstraccidn generalizadora”’ de la gnoscologia ncokantiana de Rickert, que lo Ile- va a cstablecer que “la esencia del concepto no contiene nada real’” y a contraponer absolutamen- te cl mundo conceptual al real. El empirismo, al identificar realidad con percep- ciones, también contrapone radicalmente el con- cepto, la abstraccién, con Ia realidad. Otro tanto hace el positivismo ldgico al reducir el problema de Ia ciencia y su relacién con Ia realidad a un pro- blema del lenguaje. Pero cmpiria y realidad no pueden ser identificadas; entre sensacién y concep- to media un proceso, como dice Piaget, de capta- cién de “totalidades inmediatas’’, de tal forma que el concepto no es simple sintesis de sensacioncs. En el otro polo de la polémica acerca de la rela- cidn entre conocimiento y realidad esta la posicién sta, en la cual lo dnico jones 3 Cabe mencionar la posicidn em aprehensible es la realidad inmedistas en sus manifes externas. Dice Althusser que la abstraccién empiristt pretende extraer del objeto reat su esencia. Lo real seria escoria con gra- nos de oro. 40 enunciada por Marx. Para éstg, ¢l pensamicnto que utiliza la abstraccién para conocer, pucde ser a la vez conercto, es decir, puede expresar lo real cn sus miltiples detcrminaciones y conexioncs. Como veremos més adelante, Marx muestra en El capital, que tanto el trabajo conercto como el tra- bajo abstracto cxisten en la realidad material, y que la reduccién del trabajo concreto al trabajo abstracto es una reduceién que tiene lugar diaria- mente en cl proceso social de Ja produccion. En es- (a medida lo abstract puede ser ala vez conereto. En esta corriente no puede ser identificado con- creto real con concreto del Pensamicnto, ni empi- ria con realidad; en el concreto pensado intervic- nen tanto lo cmpirico como lo conceptual, y en Ultima instancia, lo empirico es captado también en funcién de lo conceptual y no con una existencia en si, como pensaren los sensualistas y empiristas. Dentro de este espacio epistemoldgico, con sus dos soluciones polares, pero con infinidad de mo- dalidades intermedias encuadramos el presente trabajo; es decir, se trata de explorar acerca del ca- rdcter de las abstracciones en Marx, Weber y Dur- kheim, La abstraccién en Marx Las abstracciones histéricamente determinadas Ei método que se eleva de lo absiracto a lo conere- to, donde “las determinaciones abstractas condu- cen a la reproduccién de lo concreto por la via del pensamiento”’, es definido por Marx como “cl método cientifico correcto”’. Es un método espect- fico que *sdlo es para cl pensamiento la manera 41 de apropiarse lo concreto, de reproducirlo bajo la forma de pensamiento concreto”’. Para Marx, con la abstraccién sc tratarfa de cx- presar al concreto en la conciencia en forma sinte- tizada. Adcmés, esta reduccién del conereto en la abstraccién scria una condicién cognoscitiva sin la cual ninguna aprehensién de lo real seria posible. Al mismo tiempo no habria que reservar la nocién de abstraccién s6lo para el campo de lo cientifico 0 de lo sistematico, sino que habria que emplearla en su connotacién m4s amplia de expresién especi- fica de la concieneia cognoscitiva. En Ja abstraecién en sentido amplio estan impli- cados cl anilisis y la sintesis, desde el momento que abstraccién es descomposicién del todo y ala vez manutengién de los lazos fundamentales con ese todo. Ademés no habria que identificar abstraccién con generalizacién, puesto que abstra- cr es pretender ir a Jo esencial. Como decja en ¢] capitulo anterior: la aproxi- macién del espiritu a un objeto particular, al sacar “una copia de 61” (un concepto), no ¢s un acto simple, inmediato, un reflejo muerto en un espejo, sino un acto complejo dividido en dos, que incluye en si la posibilidad del vuclo de Ja fantasia fuera de la vida y la transformacién del concepto abstracto cn una fantasia. La posibilidad del idea- lismo se presenta desde la primera abstraccién.4 En Marx, cl pensamicnto que avanza de lo con- creto a lo abstracto no significa un alejamiento del objeto, sino un acercamiento a él. En esa medida, 4 Dice Marx que “la realidad y el concepto de uns cosa son paralelos, como dos asintotas que se acercan sin ces, sin en: sontrarse jams", citady por Althusser en Para (eer El Capival, Siglo xxi, México, 1972. a las abstracciones cientificas “‘reflejan la naturaleza de la sociedad en forma mas profunda, completa y veraz. De la percepcién viva al pensamiento abstracto y de éste a la practica: tal es el camino dia- léctico del conocimiento de la realidad objetiva’’.> Marx, en cl prélogo a la primera edicién de El capital, considera a la abstraccién como Ja herra- mienta equivalente al microscopio 0 a los reactivos del quimico; sin embargo, el quimico, como cual- quier cientifico natural, no puede tampoco pres- cindir de la abstracci6n ni substituirla por medio de instrumentos de experimentacién, aunque hay que reconocer que en las ciencias naturales mu- chas veces el instrumento de medicién determina cl caracter de las abstracciones descubiertas. Pensamos que la diferencia entre la perspectiva marxista y otras perspectivas en cuanto a Ja natu- raleza de la abstraccién y su relacin con Ja teali- dad, tiene consecuencias metodoldgicas respecto a la construccién de los conceptos en una “‘rjca tota- lidad”’. Desde la Miseria de la filosofia, Marx sc habia deslindado de las abstracciones hegelianas, que pretendian ver en las abstracciones sdlo ideas sin relacién con el movimiento histérico de las rela- ciones reales cuya expresién tedrica son las catego- rias. En ese momento Marx impone dos condicio- nes a sus abstracciones: 1) estar histéricamente de- terminadas y, 2) corresponder a relaciones reales. La condicién de historicidad en la abstraccién marxista pone coto al pensamiento y a la generali- zacién; cn esta forma Marx opone también su método de construcci6n de abstracciones al SV.1 Lenin, op. cit. ©K. Marx, Miseria de la filosufio, Nacional, México, 1972, p. 32. las abstracciones cientificas “‘reflejan la naturaleza de Ia sociedad en forma mas profunda, completa y veraz. De la percepcién viva al pensamicnto abstracto y de éste a la practica: tal es el camino dia- léctico del conocimiento de la realidad objetiva’’.S Marx, en el prélogo a la primera cdicién de El capital, considera a la abstraccién como Ja herra- mienta equivalente al microscopio o a los reactivos del quimico; sin embargo, el quimico, como cual- quier cientifico natural, no pucde tampoco pres- cindir de la abstraccién ni substituirla por medio de instrumentos de experimentacién, aungue hay que reconocer que en las cicncias naturales mu- chas veces el instrumento de medicién determina cl caracter de las abstracciones descubicrtas, Pensamos que la diferencia entre la perspectiva marxista y otras perspectivas en cuanto a Ja natu- raleza de la abstraccidn y su relacién con Ia reali- dad, tiene consecuencias metodoldgicas respecto a la construccién de los conceptos en una “rica tota- lidad’’. Desde la Miseria de la filosofia, Marx se habia deslindado de las abstracciones hegelianas, que pretendian ver en las abstracciones sdlo ideas sin relacién con el movimiento histérico de Jas rela- ciones reales cuya expresién teérica son las catego- rias. En ese momento Marx impone dos condicio- nes a sus abstracciones: 1) estar histéricamente de- terminadas y, 2) corresponder a relaciones reales. La condicién de historicidad en la abstraccin marxista pone coto al pensamiento y a la generali- zacién; en esta forma Marx opone también su método de construccién de abstracciones al SV. 1. Lenin, op. cit. °K. Marx, Miseria de la filosufie, Naciowal 1972, p. 32 Mexico, método absoluto de Hegel, que hace abstraccién de toda particularidad y realiza con ello Ja famosa inversion cntre mundo y abstraecién; ya no es la fealidad la que determina a la abstraccién sino la abstraccién la que determina la realidad. Las con- diciones de historicidad y “‘realidad” en las abstraccioncs marxisias impide, por un lado, par- tir de lo conereto y terminar como Hegel en la 16- gica y, por el otro, el que la separacién de rasgos se haga cn forma antejadiza y arbitraria, puesto que las abstracciones estarian determinadas por la historicidad del objeto, determinado temporal y espacialmente en tanto realidad, que al transfor- marse cambia las abstracciongs que Jo sintetizan. El planteo de la abstraccién existente no debe introducir la confusién entre conereto real y con- creto pensadg. Si bien el concreto pensado es un producto del pensamiento, éste expresa relaciones reales que no agotan al concreto real. El problema de la abstraccién existente remite ala vieja polémica entre conceptualistas y nomi- nalistas, sin embargo en ¢l andlisis de Marx de la sociedad capitalista se relaciona con una peculiari- dad intrinseca de ésta: el fetichismo. En el trata- miento marxista de} fetichismo se plantea que las relaciones capitalistas aparccen invertidas, fetichi- zadas; los productos humanos aparecen como si estuvicsen dotados de propicdades sociales natura- les y las relaciones entre los hombses se muestran cosificadas. Los productos Ilegan a dominar a su creador, a adquirir vida propia que escapa ala vo- luntad de sus progenitores. El hombre es domina- do por abstracciones que s¢ materializan, que Ne- gan a volverse cxistentes. Asi cl concepto adquicre materialidad, presencia real. La abstraccién exi tente es también un producto histérico: ‘La posibi- lidad de aprehender la abstraccién de ia categoria trabajo se da cuando en la produccién no predomi- na una forma determinada, limitada, restringida y singular de trabajo. La indiferencia hacia un traba- Jo particular corresponde a una forma de sociedad en la que los individuos pueden Pasar facilmente de un trabajo a otro y cn la que el género determinado de trabajo es para ellos fortuito Y, por lo tanto, in- diferente. El trabajo se ha convertido entonces, no s6lo en tanto categoria, sino también en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general, y, co. mo determinacién, ha dejado de adherirse al indivi- duo como una particularidad suya.””7 Entre el historicismo y cl positivismo, la abstrac- cidn histéricamente determinada toma distancia. La abstraccién en Marx no nicga la pertinencia de Ja legalidad en Ja realidad, pero, a la vez, se articula con vna concepcién de realidad cn movimiento; movimiento que puede hacer cambiar las expresio. nes tedricas de las nuevas legalidades. Marx expre- saba cn una famosa carta al director del Memorial de la Patria que él nunca pretendié crear un sistema filoséfico de la marcha general de la humanidad; en esa medida es coherente establecer la negacion de la legalidad universal desde su perspcctiva. En Ja abstraccién histéricamente determinada la explica- cidn no es la reduccién de ésta a lo contingente, a lo irrepetible, sino la articulacién entre lo particular y lo gencral, entre lo especifico y lo genérico. A la vez implica purificacién de elementos irrelevantes y oscurecedores, La abstraccién histéricamente determinada no se equipara con generalizacién (aislamicnto de ras- 7K. Marx, Intrartuccin general a la eriticu de ly econovnia politica, Pasado y Presemte, Cordoba, 1974, p. 62 gos comunes a un conjunto de objetos), sino a ge- reralizacién de aspectos esenciales. Ademas, en la medida en que pone coto al proceso de abstraccién y niega las abstracciones universales, no prescinde de la identidad de la especie analizada. Si bien la abstraccién histéricamente determinada toma dis- tancia entre lo contingente y lo abstracto indetermi- nado, entre estos dos polos hay todo un gran espa- cio de posibilidades de abstraccién. Creemos que la definicién del nivel de abstrac- cién en cl cual debe situarse un concepto historica- mente determinado no sélo se define por su rango de temporalidad (cl cual puede ser muy variable en- tre los das polos sefialados); ese nivel dependerd del objeto, pero mediado por un proceso de construc- cién del concepto acorde con tres principios funda- mentalcs: el del movimiento (que pone coto a la ge- neralizacion abstractiva); el de la totalidad (que im- plica el no prescindir del elemento especifico al objeto); y el de la reconstruccién (la concepcién no deductiva de la explicacién, sino mediada por todo un proceso reconstructivo de lo real en el pensa- miento, que prctende captar especificidad y movi- micnto). Es decir que no basta, como cn Colleti, exi- sir una ciencia social que escape a pretensiones de universalidad, pucsto que entre universalidad y contingencia hay infinitas posibilidades de abs- traccién y generalidad. El problema del nivel de abstraccién de un concepto histéricamente deter- minado, en otras palabras, no pucde responderse a priori, ni su respuesta es de caracter estrictamen- Ic tedrico, sino epistemoldgico y metodoldgico; si el concepto no trata simplemente de deducirse a partir de un sistema te6rico sino que presupone to- do un proceso de construccién y reconstruccién conceptual, el nivel de Jo histéricamente determi- nado sera el que resulte de la reconstruccién, inde. pendientemente del nivel de generalidad del con- cepto construido. Las abstracciones en El dieciocho Brumario En El dieciocho Brumario, Marx convierte un he- cho empirico, el golpe de Estado de Luis Bonapar- {c, en un acontecimiento, por medio de una des cripcién que lo Ieva a la especificacién y explica- cién de un objeto. Aquf el objeto es construido desde diferentes perspectivas: se Ie sitta dentro de un periodo histérico determinado caracterizado Por el descenso de Ia ola revolucionaria en Euro- Pa; al tratar de ubicar el golpe dentro de un con- texto determinado que permita la Teconstruccién del mismo, se trabaja con procesos articulados pe 10 de dindmicas diferentes. EI dinamismo interno de esa articulacién se capta por cl andlisis de sus contradicciones, sin ca- cr en el reduccionismo econémico, pero sin olvi- dar tampoco lo infraestructural. Asi, cl Analisis de Marx no es ni cconomicista ni “‘superestructuralis. ta”, por el contrario, en él siempre los diversos Procesos-niveles estan constantemente rearticulin. dose y redefiniendo su Jerarquia. A cada nticleo explicativo se le da un papel diferenciado en la cx. plicacién, dependiendo de la coyuntura la riqueza del andlisis implica el moverse simultancamente en varios planos. Ahora bien, al reconocerse la Presencia simulta- nea de procesos de diferentes temporalidades, sus articulaciones dan origen a coyunturas que produ. cen cambios en las correlaciones de las fuerzas en Pugna (recuérdese que clase es el concepto central ordenador) y esos cambios en las correlaciones de fuerzas implican, también, cambios en la direc- cién de los procesos; en esta medida, la resultante histérica no es concebida deterministicamente, si- no como la sintesis de coyunturas donde la direc- cin del proceso puede alterarse en cada una de ellas, dentro de determinado campo de posibilida- des objetivas. Cada coyuntura abre un nuevo cam- po de posibles soluciones reales. De los hechos a los acontecimientos Una herramienta metodolégica muy importante en El dieciocho Brumario es la periodizacién y la subperiodizacién, En ¢l primer aspecto, el periodo analizado por Marx va de la caida de la monarquia el 24 de febsero de 1848, al golpe de Estado de Luis Bonaparte el 2 de diciembre de 1851. Enel se- gundo sentido el periodo se subdivide en tres sub- periodos: el periodo de febrero (del 24 de febrero de 1848, al 24 de mayo de ese aiio); el de la funda- cién de la repiiblica (de la ttima fecha seftalada, al 28 de mayo de 1849); y el de la repiiblica consti- tucional (hasta el golpe de Estado). A su vez, Marx divide cada subperiodo en otros més cortos. La pertinencia de iniciar el periodo con el andlisis de la caida de Luis Felipe el 24 de febrero de 1848, y no antes o después, es resultado de que tal suceso contenia, en germen, las contradiccio- nes que se manifestaron durante el periodo: 1) contempla la participacién de las principales fuer- zas sociales quc luego se manifestarian con intensi- dades diversas: de un lado la aristocracia financie- ra, del otro —aunque por motivos diversos—, las demas fracciones de la burguesia, 1a pequefio bur- guesia, cl campesinado y cl proletariado, asi como 48 cl ejército que con su pasividad contribuyé a la caida de la monarquia; 2) la participacién del pro- letario en dicho derrocamienta, como fuerza prin- cipal. Esto ultimo daba un contenido diferente a Ja revolucién con respecto de las revoluciones pa- sadas; indicaba, de hecho, el inicio de tas revolu- ciones proletarias, cuando atin las burguesas no habian cumplido sus tareas democréticas. Asimis- mo, el afio de 1848, marea ¢l deseenso de Ja ola re- volucionaria demoerdtica burguesa, por la emer- gencia de una nueva fuerza social que hace los pri- meros intentos por ingresar a la escena histérica. La inmadurez del protetariado para tomar cl poder queda patentizada en la descripcién de Marx, sin embargo, su presencia permea todo el periodo, y en cierta medida determina la impotencia revolu- cionaria de la burguesia. El periodo analizado por Marx, as{ como los di- versos cortes en el interior del mismo, se encuentra delimitado por acontecimientos histéricos resulta- do de Ja transformacién de hechos empiricos cro- nologicamente identificables y distinguibles en acontecimientos; es decir, de la infinitud de he- chos empiricos que se suceden en el periodo, Marx s6lo utiliza aquéllos en los que @) se sintetizan las contradicciones del corte precedente, y en los que se da un b) cambio en las correlaciones de fuerzas que implique un c) cambio en Ja direccién del pro- ceso. En febrero de 1848 es cl prolctariado cl que enca- beza la lucha contra la monarquia aliado a otras clases y fracciones, pero a partir del 4 de mayo de 1848 ese proletariado sc enfrenta a todas las demas clases. Su consiguiente derrota lo imposibilité, du- rante todo el periodo, a ser la fuerza dirigente, dandose asi un viraje en la marcha de la revolu- 49 cién, la cual fue descansando sobre destacamentos cada vez menos revolucionarios. Después del 28 de mayo de 1849, el proletariado y la pequefio burgue- sia vulven a ser aliados. El 13 de junio de 1849 es derrotada la pequefia burguesia y la contradiccion principal pasa a establecerse entre el partido del orden y cl Ejecutivo. En las elecciones del 10 de marzo de 1850, al ganar terreno la socialdemocra- cia, se da una reconciliacién entre el partido del orden y el presidente. El 31 de mayo de 1850 las fuerzas se alincan de Ja siguiente manera: Bona- parte, cl lumpen y el ejército en contra de la Asam- blea. El 11 de abri! de 1851, al revisarse la Consti- tucidn, la contradiccién principal se establece en- tre el presidente y los republicanos pures.* De esta manera, los hechos empiricos, tales co- mo cambios de gabinetes, promulgacién de leyes, insurrecciones. cic., pasan de ser simples hechos empiricos a constituirse en acontecimientos, en hi- tos del proceso explicativo; estos acontecimientos, a pesar de su componente empirieo, son el resulta- do de su abstraccién del caos en que se presentan junto a otros hechos empiricos. De esta manera, la abstraccién adquiere en Marx una nueva connotacién; en El dieciocho Brumario, ésta no es s6lo la generalizacién de lo csencial a diversos fendmenos (como veremos mas adelante) sino que, con respecto a un sdlo objeto, es la discriminacién entre infinidad de hechos em- piricos de aqucllos que permiten dar cuenta del proceso de reconstruccién de la totalidad, de aquellos que marean hitos en los cambios de las corrclaciones de fuerzas, en la naturaleza de la 8 Lo anterior s6lo sirve para ilustrar lo expuesto, sin que constituyan todos los eortes heehos por Marx. 50 contradiccién principal,? en la direccién de los procesos. Es decir, en Marx abstraer es también indivi- dualizar, ‘‘aislar’’ hechos. Pero esa individualiza- cién-concrecién no es resultado de la arbitraric- dad, sino de la presencia de instrumentos como los conceptos ordenadores, que no tienen, un conteni- do preciso antes de la reconstruccién (como el de la clase social y sus correlaciones de fuerzas); co- mo el de sobredeterminacién (en el sentido de jerarquia variable en procesos, conceptos o Ieyes, en cuanto a su importancia explicativa), que reco- noce capacidad explicativa a la superestructura; y el de indeterminacién de los procesos superestruc- turales, en el sentido de admitir soluciones diver- sas, no sélo en funcién de condiciones objetivas, sino también de la voluntad de los actores. Lo real como lo dado-dandose como espacio de posibili- dades resultado de la articulacién entre lo objetivo y lo subjetivo, como la negacién del determinismo del signo que fuere. Las categorias tedrico-generales Si bien, el proceso de reconstruccién de E/ die- ciocho Brumario esta enmarcado por aconteci- mientos que se ordenan cronoldégicamente, en ca- da corte, al analizar sus contradicciones, la expli- cacién de la coyuntura y su solucién se dan en planos diversos; por un lado el plano del aconteci- miento, en cl sentido explicado en ¢l punto ante- rior y, por el otro, cl plano tedrico general en su papel no deductivo sino cxplicativo a posteriori: sc encuentra lo general en lo particular, lo abstracto 9 En el sentido de Mao. 31 en lo concreto, y no se deduce lo particular de lo general, ni lo concreto de lo abstracto. Estas categorias tedrico generales, ademas de su papel ordenador en la investigacién, en la exposi- cién se cargan de contenido y pueden aparecer 0 en “estado prdctico””!° o explicitadas. Algunas de las categorias de indole politico mas relevantes que alli aparecen son: Estado, dominaciéa, legitima- cién, orden, estructuras institucionales, formas sucesivas de la dominacién burguesa, clase y re- presentacién politica, sociedad politica y civil, alianzas de clases y bonapartismo. Durante Ja exposicién, estas categorias irrum- pen en diversos momentos en el proceso descripti vo que culmina con la construccién de la totali- dad. En este proceso, a la vez que los hechos empi- ricos se convierten en acontecimientos y sirven de nucleos explicativos a acontecimientos subsecuen- tes, la explicacién se remonta a un nivel de abstraccién que supera al mismo acontecimiento, echando mano de categorias como las sefialadas. Pero la irrupcién de una categoria tedrico general en el proceso explicativo no es simplemente, como en el método hipotético-deductivo, para probar su validez en la particularidad de un fendmeno; aqui cl papel principal del concepto en Ia fase de inves- tigacién es la de servir para ordenar cl material empirico; en la exposicién su contenido pucde coincidir 0 no con la significacién de la categoria previa a la investigacién. De esta forma, cl con- cepto tedrico no permancce congelado ni es im- puesto a la realidad. La irrupcién de las categorias tedrico gencrales en la explicacién, con las salvedades expucstas, no 10 En el sentido de Althusser. se da sdlo con la idea de superar toda posible de- formacién historicista, sino, también, por cl reco- nocimiento de la presencia simultanea de procesos de diferentes temporalidadcs. Es por esto que, una categoria particular para el capitalismo, como la de burguesia o de proletariado, se vuclve general para la explicacién en El dieciocho Brumario. Lo general o lo particular de la categoria no sélo de- pende del Ambito de lo real a que haga referencia, sino también de su nivel de abstraccidn. Por ejemplo, la regién econdmica no sélo ad- mite la temporalidad del modo de produccién, si- no también la de la coyuntura y, en esa medida, lo general o lo particular de la categoria depende, también, del nivel de abstraccién del Ambito en cuestion, Es decir, en Marx no sélo se presenta la articu- lacibn de procesos correspondienies a ambitos di- versos de lo real con sus diferentes temporalida- des, sino que también en el interior de un Ambito se admiten niveles diversos de abstraccién. Esto repercute en las categorias utilizadas en la explica- cidn; no sdlo sc manejan categorias de ambitos di- ferentes sino que dentro de un mismo ambito las categorias pucden tener diversos niveles de abstraccién. El elemento ccondmico en El die- ciocho Brumario es sélo uno de los muchos util zados por Marx en la explicacién. Lo anterior queda ilustrado con claridad al in- troducir ¢] Ambito econédmico como conjunto de nticleos explicativos en dicha obra. Lo econémico aparece, en primer término, como lo cconémico coyuntural, representado por un periodo de auge 10 industrial hasta abril de 1851 y otro de comer crisis hasta octubre de 1851. Su importancia exp caliva, junto a otros muchos clementos, sc advicr- te, cuando Marx refiriéndose a la primera fase de auge cconémico en selacién con la impotencia re- volucionaria del proletariado nos dice que éste, ante la prosperidad comercial ¢ industrial, se dejé suiar por los deméeratas, “‘olvidando su interés de clase ante el interés momentanco’’. En esa fase “el comercio prospera, las manufacturas trabajan, los precios del trigo estén bajos, los viveres abundan, el proletariado tiene emplco”’. Por otro lado, Marx hace intervenir lo econémico al explicar los conflictos entre las cla- ses. Obviamente, lo econémico no basta para defi- nir la clase, pero en e] caso de las pugnas entre orleanistas y legitimistas, al decir de Marx, “lo que separaba a los legitimistas de los orlcanistas no eran las pugnas idcoldgicas sino csencialmente la contradiccién entre Ia renta de ja ticrra y el capi- tal”’. La contradiccién entre renta de ta tierra y ca- pital no sélo esta haciendo referencia a un ambito de lo real, sino también a categorias de un nivel de abstraccién que supera al periodo analizado junto con su coyuntura econémica. De las diversas coyunturas analizadas por Marx en la obra en mencién se puede inferir, que si bien la contradicci6n entre las clases a nivel infraestruc- tural se encuentra siempre presente (per ejemplo renta-capital, capital-trabajo) y dichas contradic- ciones de alguna manera sc manifiesian en las Iu- chas y alianzas entre las clases, no bastan para ex- plicarlas, sino que intervienen diversos clementos superestructurales muchas veces sobredeterminan- tes. Dichos elementos superestructurales 10 son el simple reflejo de lo infraestructural en la concien- cia de los hombres y sus luchas. Es este cl caso de la ideologia campesina ligada al recuerdo napoleé- nico que no corresponde a las condiciones mate- tiales de la nueva parcela en 1848, en Francia. La utilizacién que hace Marx en El dieciocho Brumario de categorias de grados muy diversos de abstraccién comprueba lo que expsesibamos en el apartada b) del presente capitulo, en el sentido de que a la abstraccién histéricamente determinada no se le pueden fijar limites temporales a priori; que éstos pueden ser muy diversos, dependiendo del objeto de estudio; que Ia abstraccidn serd his- téricamente determinada si resulta pertinente a la construccién de Ia totalidad conereta y que no to- das las categorias explicativas tiencn los limites temporales del objeto. La abstraccién en Weber Para Weber cl mundo se presenta infinito y cadti- co sin estructura ni jerarquias internas. En esa me- dida Webcr nicga la posibilidad de una tcoria y de una conceptualizaciéa de ese mundo cn su totali- dad. Sélo sera posible la teorizacién de aspectos parciales de la realidad, los cuales reconocen miil- tiples causas. Weber nicga la existencia 0 posibilidad de en- contrar principios gencrales a partir de los cuales hacer deducciones y sélo reconoee, por sti parte, la objetividad del método." De esta manera, el caracter de un fendmeno no cs algo intriscco a él, sino que esté condicionado por la orientacion de nuestro interés cognoscitivo: “De ahi que las co- nexiones entre conceptos y no entre hechos sca lo que se encuentra. La estructura légica del sistema 1M. Weber, La objetividad cognascitive de ta ciencia so- cial y de la politica social, Amorrortu, Buenos Aires, 1972 35 conceptual y su relacién con la realidad son distin- tas.” La “‘validez objetiva” es considerada por We- ber como Ja ordenacién de la realidad scgtin cate- gorias subjetivas, es decir, una validez sdlo de acuerdo a cierto marco valorativo, que nicga que haya algo escncial a los fendmenos'? y que haya factores de mayor peso que otros.'3 Con base en Jo anterior podemos decir que las abstracciones weberianas no son planteadas por este autor como abstracciones “‘existentes”’ en la realidad,!4 sino que estaran determinadas por los valores del investigador que condicionan cl aisla- miento del objeto, la discriminacién de lo acceso- tio de lo fundamental y la direccién de la relacién de causalidad que se quiere investigar y, por la no existencia de relaciones necesarias ni de una jerar- quia enire ellas. La concepcién weberiana de la realidad y del conocimiento se refleja, entre otras, en dos cucs- tiones fundamentales: la causalidad y el tipo ideal. Para Weber la sociologia tiene por objetivo cl entender la accién social y explicarla causalmente en su desarrollo y efectos.!5 Pero la accién social orientada por un sentido (entendida como conduc- {a humana, siempre que el sujeto le atribuya un sentido), sélo existe como conducta de una o va- rias personas individuales. 12M, Weber, “Estudios critices sobre la logica de las cien- cias de la cultura”, en Ensayos sobre la metodologia sociologi- ca, Amorrortu, Buenos Aires, 1972. 13 Ibid. '4 Tay que recordar la influencia de Rickert y Dilthey en Weber. 15M. Weber, Economia y sociedad, FC, México, 1967. 56 Ese sentido subjetivo y mentado de los sujetos, en Weber puede tener dos connotaciones: como. existente de hecho, con dos modalidades: a) casos histéricos individuales y b) como promedio de una masa de casos; y de un tipo ideal, Cuando se ha alcanzado la captacion explicati- va del sentido mentado, se dice que se tiene la comprensi6n explicativa del mismo. Y a diferencia de Jas ciencias naturales en las que se trataria de establecer leyes causales, la comprensién uniria significados por medio de tipos ideales. Para alcanzar la comprensién explicativa exis- ten obstaculos importantes: 1) los motivos encu- bren, atin para el actor, la conexi6n real de Ia tra- ma de la accién; 2) manifestaciones externas “‘i- guales”” pueden encubrir conexiones de sentido diverso; y 3) en los motivos se presenta la pugna entre impulsos contrarios. En esa comprensién explicativa se trataria de establecer la ‘‘causacién adeeuada”, definida por Weber como: ‘‘una sucesién de hechos es causal- mente adecuada si, con base en la experiencia exis- te alta probabilidad de que siempre transcurra de la misma manera. Explicacién causal adecuada es que a un determinado proceso observado siga otro proceso determinado, de acuerdo a una regla de probabilidad’’. En Weber, la causa adecuada lo es del proceso singular (como una entre muchas), y su presencia en otros procesos sdlo implicaria cierta probabili- dad de que los procesos desemboquen en las mis- mas consecuencias que el caso estudiado. En Weber cl problema de la causalidad no con- siste simplemente en la sustitucién de la univoci- dad causal por la multivocidad causal (ambas cae- rian dentro del determinismo). No scria la sustitu- cién de una causalidad del tipo x —+y, por otra de la forma x,, x, .. %—=¥. Sino que implica una causalidad probabilistica derivada de Jo infi- nito y caético de la realidad y del cardeter del mé- todo que implica la imputacién de sentido y causa- lidad, en donde ambos aspectos s6Jo se relacionan con cicrta probabilidad de que las imputaciones sean adecuadas. Los tipos ideales Weber establece que Jos tipos ideales son concep- tos vacios no existentes. E! tipo ideal no es un ex- ponente medio de las formas diversas de la reali- dad empirica; ése se obtiene mediante la promo- cién unilateral de uno o varios puntos de vista y la unificaci6n de una cantidad de fenémenos que existen por separado. En su pureza abstracta, esta forma mental no puede encontrarse empiricamen- te en Ia realidad: “es una utopia’. Wober agicga, para ilustrar lo anterior, que “la economia nos proporciona un cuadro de los fendémenos que existen en el mercado cuando una sociedad esta organizada sobre la economia de cambio, la libre concurrencia y el comercio fuerte- mente racionalizado. Por su contenido, esta construccién ticne el caracter de una utopia que se obticne Ilevando ai primer plano determinados elementos de la realidad’. Asimismo sostiene que Jos coniceptos y categorias de la economia politica marxista no son mas que tipos idcales.!¢ Resulta evidente que cl tipo ideal, como toda '6 Cit. por 1. S. Kon, El ideatismo filosdfico y ta crisis det pensamiento histérico, Ediciones de Cultura Popular, México, 1977. 58 categoria, resulta de un proceso de abstraccién y que dicho tipo ideal, como Io dice Weber, debe ser mejorado tanto durante [a in: vestigacién particular como en él proceso general del conocimiento. E] tipo ideal tiene, cicrtamente, cierto grado de subjetividad, pero no es totalmente subjetivo. En su subjetividad entran Jos valores del investigador, el cual al definir el objeto, los términos de la rela- cin causal y el sentido de ésta, fija los marcos de los tipos ideales a utilizar: Io restringe a cicrtos Tasgos y no a otros. Y a !a vez, si se pretende que el método sea neutro, siendo que la construccién de los tipos ideales es una de sus partes fundamen- tales, se requicre que durante esa construccién s¢ de un proceso de verificacién con la realidad, lo cual imprime al tipo ideal cierta objetividad den- tro de su subjetividad. Por eso dice Weber, que una vez definidas las intenciones del investigador “hasta un chino podria verificar cl descubrimicn- to”. De Ja misma forma, los tipos idcales no po- drian ser mejorados sin Ja verificacién referida. Es Gecir, aunque Weber to nicgue explicitamente, es necesario que haya cierta adecuacién entre tipo ideal y realidad. Veamos el anterior problema a partir de La éti- ¢a protestante. Tomaremos el caso de la construc- cidn del tipo ideal de calvinista. En cierto momento de La ética..., Weber se pregunta si el dogma caracteristico del calvinismo es la predestinacién; la pregunta se realiza para tratar de hacer una imputacién histérica, la cual debe ser verificada mediante sus “efectos histori- co-culturales’”.!” Algunos de esos efectos histéri- 17M. Weber, La ética protestante y el espnvitu del capito- lista, Peninsula, Madrid, 1972, p. 116. co-culturales esgrimidos por Weber son: }) la lu- cha por la cultura de Oldenbareveldt se estrellé en ese dogma; 2) las diserepancias en la Iglesia angli- cana fueron insuperables, desde el momento en el que la corona y el puritanismo mantuvicron dife- rencias dogmaticas cn torno a esto; 3) fue conside- rado como el elemento antiestatal de Calvino, et- cétera. A continuacién se analiza cémo nacié la teorfa y cémo se integré cn determinados complejos idcoldgicos de la teoria calvinista: 1) racionalmen- te, en todos los espiritus religiosos apasionados, el fendémeno religioso va unido al tener que agrade- cerlo todo a Dios; 2) la soledad interior del hom- bre, al cual nadie podria ayudar (ni tan siquicra cl pastor). Sélo el elegido era capaz de comprender a Dios. Webcr anota que esta consecuencia teolégico-psicolégica observa su permanencia aun donde el dogma habia perdido su vigencia. Lucgo Weber trata de encontrar cuales fueron las consecuencias inesperadas de esa idcologia y practica religiosa. Por un lado, se da un argumen- to teolégico: Dios quiere que los cristianos hagan obra social y lo social se adapte a ello; y por el otro, del dogma se deduce un comportamiento lai- co (comparandolo con otras sectas protestantes como cl lutcranismo, y, con el catolicismo) y se concluye que, la “‘esencia del calvinismo cs la cris- tianizacién de la existencia””, que trajo como con- secuencia inesperada una forma superior de orga- nizacion social. Por otra parte, al referirse Weber en Economia J sociedad al problema de Ja verificacién, sefiala que ésta podra lograrse: comparando cl mayor nii- mero de hechos de Ja vida histérica; por el experi- mento ideal; estadisticamente; y en los casos difi- 60 ciles no queda sino la evidencia racional interpre fativa. Dice Weber en cuanto a este punto: “si la prueba de que el desarrollo idealmente construido de los modos de conducta encarnan en alguna me- dida, también, cn la realidad, una Icey semejante hubiera sido una construccién sin valor alguno pa- ra cl conocimicnto de la accién real’’.!8 Con respecto a los tipos ideales se presenta un problema adicional. En Economia y sociedad, Weber parte de una categoria abstracta (valida pa- ta cualquier sociedad y tiempo): la accién social; de ésta pasa a la de relacidn social, después a las relacionadas con las formas como se regulan las, relaciones sociales (introduce conceptos tales co- mo los de orden, legitimidad, comunidad, socic- dad, poder, dominacién, asociacién de domina- cién y Estado). Luego, en cl capitulo 11, entra a analizar Jas formas de dominacién. Es de obscr- varse que en este desarrollo conceptual las catego- tias ne corresponden a algun periodo histérico particular y si se recurre a la historia es para ilus- trar el concepto, o bien, para entresacar rasgos de diferentes periodos. Pero los conceptos webcrianos no son arbitra- rios, sino que son derivados Iégicamente unos de Jos otros, buscando a la vez, su contrastacién con situaciones histéricas. Weber nunca dice que sus tipologias scan exhaustivas, pero tampoco estén restringidas al interés de una relacién singular; es- tos tipos ideales en Economia y» sociedad tienen claramente una extensién mucho mayor a los utili- zados en La ética protestante. En aquella obra, los tipos fucron construidos para un problema tan ge- 18 Economia y sociedad, op. cit., p. 10. nérico como el de la dominacién. El énfasis puesto por Weber en cuanto a la sin- gularidad de lo histérico “‘no se diluiria al darse a la tarea de crear tipos tan genéricos como los de Economia y sociedad”’.!9 De lo anterior sc podria desprender que, a pesar de que en Weber las abstracciones no son un. pro- ducto sdlo de lo subjetivo, sino que sus tipos idea- es y sus relaciones causales implican no sélo al ex- perimento ideal sino a cierta evidencia empfrica, al no considerar nj eseneias, ni estructuras, ni jerar- quias, los rasgos de las abstracciones y las rclacio- nes causales adquieren una connotacién muy dife- rente a las de Marx. Diferente en cuanto a que esas abstraccioncs no son historicamente determina- das” y cn cuanto a que las relaciones entre ellas ne s¢ encuentran subsumidas en la totalidad, sino que valen por si mismas (de acuerdo a valores). La abstraccién en Durkheim Para Durkheim el objeto de estudio de la sociolo- gia es el hecho social,?! entendido como creen- !? Esto no quiere decir que Weber pretend: abordar todo problema a investigar a partir slo de estos tipos ideales tan ge- néricos, ni tampoco que las tipologias manejadas scan exhaus. tivas. 2© Como vefamos, lo historicamente determinado no se re- suclve simplemente cuando se recurre él ejemplo histérico, sino que implica una concepcién de la totalidad y de la posibilidad de lograr su reconstruccién. 21 No significa que se niegue en Dursheim el carieter sim. bolico del conocimiento y por tanto la consteuccis del hecho social: 1a sociologi: boli como cieneia de las represensaciones sim cias, sentimientos o representaciones colectivas, comunes al promedio de la poblacién. Para este autor, esos hechos sociales posecn una existencia objetiva, es decir, no dependen ni de! sujcto que conoce ni de ningiin hombre individualmente con- siderado. Por otro lado, lo social es entendido como es- (ructurado ¢ integrado, cumpliendo cada parie una funcién determinada. Cada nivel de la reali- dad tendria su propia legalidad, y esas leyes (rela- tivamente estables y gencrales) serian susceptibles de ser descubiertas. Es decir, en Durkheim se plan- tea una homologia entre ciencia social y natural cn cuanto a la ¢xistencia de leyes universales, en cuanto a la concepcién de la causalidad en un sen- tido deterministico, en cuanto a la neutralidad va- lorativa de ambas ciencias y en cuanto a la meto- dologia. En el primer aspecto, aunque Durkheim recurre a lo empirico situado en diversos tiempos cronolé- gicos y periodos histéricos, lo hace s6lo para apo- yar a la existencia de Ieyes universales (de ahf también su desprecio por cl método histérico). Pa- ta Durkheim lo histérico no seria sino el sustrato en el que se manifestarian las leyes sociales univer- sales. Efectivamente, considera cambios evoluti- vos cn la sociedad (por ejemplo, de un tipe de soli- daridad a otro), pero la distincién entre socicdades seria s6lo de grado. En cuanto a la causalidad, al considerar los hechos sociales con una existencia objetiva, estos, mas que sujctos de la historia seri- an instrumentos de aquélla; en vez de considerar alas coyunturas con su espacio de soluciones posi- bles, su solucién estaria determinada por las con- diciones preexistentes. Aunque sus esquemas cau- sales no se reduzcan al tipo A, sino que se complejizan tomando las formas de: y Kvn xg 6 xt: Estos esquemas, sin embargo, siguen cayendo dentro del determinismo. En lo que se reficre a la neutralidad valorativa, el autor nos habla de la necesidad de despojarse de las prenociones y de independizar la sociologia de la filosofia (cosa que, por supuesto, no logra). Para Durkheim los hechos sociales, como los naturales, se pueden medir y comparar en magni- tudes a la manera de las “‘entidades fisicas”’ y pro- pone como métedo sociolégico por excelencia uno que es tomado de las ciencias naturales: el de las diferencias concomitantes, ¢l cual, no obstante las sofisticaciones que Ic introduce, sigue conservan- do los presupuestos de dichas ciencias. Lo anterior lo lleva a enunciar su forma categorial y el cémo llegar a construirla. En E? suicidio se refiere a lo que él Ilama el “‘tipo colective”’, para diferen- ciarlo del tipo medio (resultante de un simple pro- medio). En la definicién del tipo eolectivo juegan algunos de los elementos enunciados anteriormen- te. Es un tipo basicamente ahistérico (a pesar de la importancia de lo empirico en su construccién) que se determina, no por su génesis hisiésica, sino por sus causas; no es el simple promedio de los ti- pos individuales y ademés es un tipo neutro. Ciertamente Durkheim utiliza un abundante material empirico en sus investigaciones, pero en él lo empirico resulta a su vez ahistérico al tomar datos no sdlo del presente y de un tipo de socie- dad, sino también del pasado, para construir una categoria universal. 64 Por otro lado, cl tipo colectivo no ¢s considera- do como un tipo medio, dada la concepcién de Durkheim de la objetividad de los hechos sociales y de la independencia relativa entre hecho social ¢ individuo. En EY suicidio nos dice que “cs un error fundamental ¢l confundir el tipo colectivo de una sociedad con el tipo medio de los individuos... ef medio de calcular un elemento cualquicra del tipo colectivo, no es el de medir la magnitud que ten- gan las conciencias individuales y sacar cl prome- dio de todas esas medidas’’,”* el hecho colectivo es mas una sintesis que un promedio. Dada la existencia de leyes universales, lo hist6- rico para Durkheim no es sino el campo de lo con- tingente que sirve de sustrato a la manifestacién de esas leyes universales,® de tal forma que “cl mé- todo histérico debe ser rechazado”’; la génesis his- t6rica no pusge explicar un efecto Puesto que sus causas trascienden Jo histérico. En esa medida, y Puesto que a un efecto corresponde una causa, lo valido es el método etiolégico que investiga las causas y no el morfoldgico el cual podria aistar rasgos contaminados por lo contingente. Sélo cuando se han descubierto las causas del tipo co- lectivo sus rasgos podran ser completados por cl método morfoldgico. Ademés, Durkheim parece crigir el dato en su- premo juez, considerandolo como neutral y no co- mo constituido de acuerdo a determinados presu- puestos. Sdlo considerando 1a ncutralidad del dato se puede pensar cn encontrar abstracciones univer- sales neutrales. 2 El suicidio, NAM, México, 1975 2 En cambio ni en Weber ni en Marx hay la pretensiéa de descubrir leyes universales 65 Es claro que las abstracciones durkbeimnianas, no histéricamente determinadas, construidas por sus causas, neutrales, etc., son el resultado de una concepcién de ja realidad y de objetos construidos no para un periodo histérico determinado (obvia- mente sus tipos de suicidio no son sélo validos pa- ra la Europa del siglo xix) y cuya decantacién se realiza mediante wn proceso de eliminacién de hi- P6tesis alternativas; procedimiento que Seva a la conformacién de un objeto al que las ligas con el todo, algunas de las cuales pudicran tener significacién explicativa, s¢ van cortando. Cuando Durkheim, tal vez percatndose que a su construc- cién pudieran faltarle algunas de las ligas cortadas previamente, trata de restituir las articulaciones con él todo, lo hace en dos formas principalmente: deduciendo de las causas la morfologia de cada ti- pe y buscandc Ja relacién del tipo con otras he- chos sociales. Con esto ultimo no se logra sino yuxtaponer categorias y la delimitacin del objeto y sus nticleos explicativos no sufre modificaciones apreciables. 66

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