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Cultura(s) y Ciber_cultur@..(s) Jorge A. Gonzalez UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO ea Gonzalez, Jorge. Cultura) y Ciber-cutur@.:incursiones no lineales entre ccomplejdady comunicacién ‘1. Comunicacion y tecnologia, 2, Tecnologia y clizacion, 3. Innovaciones tecnoligices ~Aspectos sociales. 4, Medios. ™masivos de comunicacién — Innovaciones teonol6gics, P96 742.656.2008 Se ee DDISERO DE PORTADA: MARCELA LOPEZ ‘a edicién, 2003, D.R© Unversidad Iberoamericana, AC. Prec. Paseo de a Reforma 880 Col Lomas de Santa Fe 01210 Mexico, DF, ISBN $68-859-507-1 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico Introducci6n “Cibercutura’, es desde luego, un neologismo espafolizado que mezca dos téminos cas igualmente polsémices Por una pag “Cyber” viene de Kubernetes, que en griego significa la pesona que gobierna, gufa o que conduce y pilotea una nave, otra forma de llamar a una gran maquina. También se conoce como quien estd en control de algo. Los verbos controlar, gobemar y conducir, femiten a contextos diversos, pero en este caso son ampliamente complementarios. ¥ por otra parte “Cultura”, que tiene que ver originariamente en latin, con el cukivo, el desarrollo productivo de la tierra y que Con el tiempo fue adquiriendo el significado de todo el univeno de las representaciones del mundo y de la vida. La cultura expresa la vida del sentido y el sentido de las vidas. Esa segunda naturaleza Plena de simbolos, textos y meta-textos que la especie humana Benera para sobrevivir en sociedad, Cyber, tiene entonces, cuando menos, dos acepciones, la del pono y la dela conduccién. Cultura también: la dl cultvo y la de bss significaciones, Estamos hablando de una expresion poliromica Y polisémica de al menos cuatro elementos, cuatro fuerza que tiran cada una para su lado, ¥, tqué significa entonces cibercultura?™ Frecisamente, para enfatizar una perspectiva no lineal, multid- de sonal por su condicién de concepto abierto que solamente pue- de ser entendlido en su relacion sistémica con otoe conceptos (Gourdieu y Wacquant, 1992), es que por ahora wsaré ‘CIBERCULTU- RRA para designar y evocar primeramente, una zona de interes tedrica Ynrdctica de la vida social. Desde luego que no existe na sola cess cultura, sino miliples procesos que en para designara las zonas colonizadas de intensa explotacién) respecto a la sociedad occidental y moderna. Sin embargo, si bien al princi- Pio el concepto tuvo feliz arranque, los varios desenlaces que cerra- ron el siglo XX nos dejan con la sensacién de que los fenémenos de |a diversidad de modos de ser y hacer, hace mucho tiempo que se ‘complejizaron de manera impredecible e inimaginable. Cultura e Identidad, como otros conceptos de las disciplinas decimonénicas, fueron conceptos pensados y aplicados para domesticar una serie de realidades emergentes que en esos tiempos retaban al pensa- miento y a la acci6n, Sin embargo, aquellas realidades no s6lo han cambiado con el tiempo, sino que la frecuencia, el grado y la intensidad de mutacio- es que han suftido, me parece que han venido a mellar poco a Poco el pader heuristico que tuvo el concepto originario. Lo que Se esbozaba apenas al inicio del siglo XX y que venta de las polva- redas colonialistas del siglo XIX, en estos tiempos ya es una realidad absolutamente contundente. El mundo, cada vez se organiza y ope- fa més como si fuera UN solo mundo. El nivel de conexiones que ahora actan y se viven era impensable e improbable en aquellos tiempos. Hoy los flujos de capitaes, de personas, de informacion y de imagenes nos empujan a tod@s a vivir un mundo crecientemer. te globalizado y probablemente més desigual. El papel y la relevancia de esos flujos en este siglo XI, tienen un lugar decisivo en la definicén y delimitacién préctica de una realidad atamente compleja que se ha denominado desde distintas perspec- [has “economia-mundo” (Wallerstein, 1979, 1984), “cuanto capita: Nismo" (Fossaert, 1994) o “sociedad post-industrial” (Bell, 1994), Estos flujos transformadores de la historia serfan impensables sin wna schorte tecnolégico de informacién y conexiones (Castells, 1908) desplegado de manera singularmente dispareja por todas lag regiones del mundo. Si tomamos provisionalmente la metifora del centro-peritria para entender la sociedad desde una perspectva (mundial, texemos una imagen de altsima concentracign de tecne: [08's y coracimientos en el “centro” y consecuentemente una pajtsima diponibilidad y acceso en las zonas periéricas Sin ema bargo, esta topologia del sistema-mundo no es ast de nitida ytal vez pordenn&® ms pensar su configuracion como una red de flyjos. Ast Pademos entender que en paises considerados “centrale” (por ejemplo los del Grupo de los siete ), perviven en su intetor 4 miltiples “periferias” los patses “periféricos, “centro”. El" Las tecnologta toon qué costo? Es laro que no se han rej ni tod s faciltan la Vida, sf, Pero écudles?, ipara quiénes, Y desde arriba. El proceso de desarrollo y difteion de {a tecnologia en el espacio social se comporta do siempre en la historia— mayorfa, se originan, viven, se almacenan y se distribuyen en una zona dispersa que, por efecto de la acumulaci6n de energia social, se e*igid en una red de nodos centrales del sistema-mundo. Por ello, desde los origenes de los procesos de colonizacién en México y América Latina hemos estado ligados a ese sistema mundial de manera desventajosa, no por incapacidad natural de generacién de tecnologias © conocimientos, sino por efecto de la division social del trabajo, por relaciones hist6ricas de fuerza y poder de imposi ci6n. La relacién entre desarrollo tecnol6gico y poder politico tiene en México un ejemplo paradigmatico con las consecuencias de los Tratados de Bucareli (1923), en los que para que los Estados Unidos de América reconocieran el gobierno de Alvaro Obregén, al pare- ‘cer una de las condiciones para contentar al gobierno norteameri- cano, fue subdesarrollar inhibir las actividades de invencién tecnolégica y cientifica? Con ello, varios desarrollos originales perdieron apoyo o sim- Plemente no fueron priorizados para darles continuidad, como sucedi6 en el caso de la industria aerondutica mexicana de princi- pias del siglo XX. Al mismo tiempo, sabemos que para 1928 sobre tun total de 600 empresas industriales en los Estados Unidos de ‘América, més de la mitad tenfan la investigaci6n entre una de sus Prioridades. Algunas (7%) ya tenfan laboratorios de pruebas y mas de cizn colaboraba en algin grado en procesos de investigacién. (Serres, 1997: p. 728), En estas condiciones con un México desgastado y en plena reor- sanizacién después de la lucha revolucionaria, resutaba completa- mente desbalanceado, pactar un tatado de “libre acceso y desgravaci6n de todas las patentes y las importaciones manufacture. das" (Gonzélez, M. 1939), y desde luego en detrimento del desarro- llo de una masa critica de generadores de saber y tecnologias locales. Pero dejemos para otro espacio un mejor andlisis de esa historia de poder y saber. Me basta con sefialar este antecedente binacio. nal que precede a las nuevas realidades que tenemos que enfrentar a casiun siglo de distancia, | | Nuevas realidades, nuevo lenguaje, nuevas acciones Todas las tecnologfas, y especialmente las relativas al procesamien- to, transmisi6n y modulaciGn de la informacién, siguen con toda dlridad este patron vectorial. En el cuadro 1 se puede observar algunas cifras del proceso de estructuracién desigual cue a escala mundial y hasta el ario 2001 ha generado este vector. Cuadro 1: Equipamiento de cuatro tecnologias de informacién por regiones, afio 2001* (1) = por cada 100 hab. (**) — por cada 10, 000 hab, Fuente: Internacional Communication Union (2002) En estas condiciones estructurales e hist6ricas, amplias zonas Beogréficas apenas inician su proceso de equipamiento yaproxima- Gi6n a diversos soportes tecnolégicos, y al mismo tiempo enormes Contingentes de la poblacién mundial estén fuera de la estructura de distbucion de las disposiciones cognitivas que se requieren Para operar ~a su favor— con las modernas tecnologfas de informa. i6n y comunicacion. Sin embargo, como sefalaba mas aiba, para ¢! afio 2000 algunas zonas de la "periferia” como El Charals en Tunez, y Gauteng en Sud Africa, ya calificaban como ejes de cre. Gente desarrollo tecnol6gico. Cada vez més personas tienen acceso mas informaci6n a menor costo. Los problemas derivacos de esa hiper-informacién (Ford, 2002)* apenas se comienzan a vslumbran, ero es un hecho que no basta tener acceso a los dispositivos, sing Que ademas se requiere generar y organizar un profundo cambio Cultural y politico respecto a los mismos, fe cambio ya esté ocurriendo y su velocidad aumenta expo- nrencialmente por todo el mundo y desde luego por estos rincones del mundo mexicanamente modulado (Malvido, 1999)? Hoy tenemos una situacion de convergencia divergente de este vector tecnolégico ligado con la informacion, pues por una parte rece el acceso y por la otra se reducen los costos. Por ejemplo, en el afo de 1995, habia menos de 20 millones de usuarios de Inter. net en el mundo. A fines del afio 2000 ya se conectaban més de 400 millones y se espera que para el afio 2005 la cifra de conecta. dos legue a los mil millones. Eso equivale a una multipicacion por yen >». De clase situa- sobre los y estro ane- inal. 40c0 eas, ARS, fu: bre i6n rto ral) en | forma de maremoto. La metdfora se extiende a le comunicacién como objeto de estudio y ejercicio profesional 0 de emo la técnica sometiéinclementemente y sin mayores aspavientos, al “espititu” Del mismo modo que en e! trabajo anterior, algun@s colegas consi: deran incompleta y a veces injusta la manera en que hago las cuentas sobre estos temas en el ambito de los estudios de comunicacin en México y de refilin en América Latina. Otra vez mi contumaz impe- rica y una linealidad ni deseada ni buscada, probaren de nuevo su contundencia en la sensibilidad de algun@s de mis pares acadé. mic@s del campo en México. De muy poc@'s he recbido comenta. rios directos que me ayudaran a cambiar matices 0 puntos de vista ue he planteado algunas veces de manera enfética y otras de mane. a un tanto més oblicua, como si disefiando retéricamente a un alter que no tiene referente empitico se reforzaran los argumentos. Una version primera de este trabajo aparecer publicado después de una eterna espera de casi cinco arios en el libro Los estudios culturales en ‘México editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, {que organizara el desaparecido Seminario de Estudios ce la Cultura “Pensar la cultura (en tiempo de vacas muy flacas)’, es una especie de divertimento sobre el concepto de cultura(s) publicado en 1996 Criginalmente en la revista de divulgacién universtaria de la UNAM y estd deliberadamente escrito casi como una conversacién, En realidad nunca logré tener algGn comentario o erttica a este texto, que si bien so en su. momento, como cientos de otros textos y ensiyos, sin pena ni sora lo incluyo en pate por el estilo en que fue formateado ¥ en Parte por la temitica y las ideas que pretenden abrir y evocar algunas

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