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CAPITULO 4 EL CUESTIONAMIENTO DE LA CIUDAD INDUSTRIAL Y DE LA CULTURA OFICIAL BURGUESA 4.1. LA CRITICA CULTURAL A LA PRODUCCION INDUSTRIAL Los planteamientos teéricos: Pugis y Ruskin En los capitulos anteriores nos hemos referido a la fisonomia del marco de vida de la alta burguesia —en sus dos etapas, caracterizadas por la utilizacion de los cédigos formales, neoclasico y ecléctico—, y del proletariado. ‘A esta polari- dad —burguesia-proletariado— se agrega una tercera alternativa, que tendra una fuerte influencia, a lo largo de los siglos XIX y XX, en la configuracién de las estructuras urbanas, la arquitectura y las manifestaciones artisticas/ se trata de la expresin cultural del sistema ideolégico que se identifica con los intereses eco- némicos y de clase de la pequefia burguesfa. Marx y Engels, en E/ Manifiesto Comunista, describen con claridad la posi- cién asumida por este grupo social, al quedar desplazado por las transformacio- nes acaecidas en la estructura productiva: “La gran industria moderna sustituy6 a la manufactura; el lugar de la clase media industrial vinieron a ocuparlo los industriales millonarios —jefes de verdaderos ejércitos industriales—, los bur- gueses modernos.” Este sometimiento de los estratos de menores recursos de la burguesia a los imperativos del gran capital genera una progresiva proletariza- cién de sus miembros. “Pequefios industriales, pequefios comerciantes y rentis- tas, artesanos y campesinos; toda la escala inferior de las clases medias de otro tiempo caen gradualmente en las filas del proletariado; unos, porque sus peque- fios capitales no les alcanzan para acometer grandes empresas industriales y sucumben en la competencia con los capitalistas mas fuertes; otros, porque su habilidad profesional se ve despreciada ante los nuevos métodos de produccién.”” La radicalizacién de la lucha de clases y la primacia de las dos posiciones antagénicas —burguesia-proletariado— producen en las clases medias y en sus idelogos una aversién-y un rechazo hacia las condiciones de vida, el sistema productivo y los patrones culturales que identifican, tanto a la alta burguesia como al proletariado. Por una parte, les aterra ser asimilados dentro de la masa proletaria y perder su nivel de vida, su independencia econémica, sus tradiciones culturales y sus patrones de comportamiento; por otra, repudian los nuevos va~ lores cosmopolitas impuestos por la alta burguesia a su cultura, asi como tam- bién su base econémica, surgida del desarrollo técnico-industrial, cuya compleja estructura y cuantiosos recursos financieros necesarios para su funcionamiento, 78 Historia de la_arquitectura y del urbanismo Lim. 15. Cap. 4. 4.1.a—LA CRITICA CULTURAL A LA PRODUCCION INDUSTRIAL Pugin y Owen AW, PUGIN: LAMINAS DEL LIKO “CONTRASTS 1 he dll Y Saas oo UNA CIUDAD CRISTIANA EN 1440 los margina totalmente de los niveles de direccién del sistema capitalista. Esta oposicién se manifiesta, en términos ideoldgicos y culturales, a través de una salida utépica, en la recuperacién de un ideal de vida tomado del pasado. Marx, en 1848, enuncia los fundamentos de estos movimientos: ”Las capas medias —el pequefio industrial, el pequefio comerciante, el artesano, el campesino—, todas ellas luchan contra la burguesia para salvar de la ruina su existencia como tales capas medias. No son, pues, revolucionarias, sino conservadoras. Mds todavia, son CAP. 4. El cuestionamiento cultural 79 Lim. 16. Cap. 4, 4.1.b.—LA BUSQUEDA DE UN DISENO ALTERNATIVO A LOS CODIGOS ECLECTICOS: William Morris. ‘PHILIP WEBB. VISTA DE LACASA ROIA (1859) PLANTAS DELA CASA ROIA aA ‘ARQ MH. BAILLIE SCOTT, 1908 reaccionarias, ya que pretenden volver atrds la rueda de Ia historia.” “... No diri- gen solamente sus ataques contra las relaciones burguesas de produccién, sino también contra los mismos instrumentos de produccién: destruyen las mercan- cias extranjeras que les hacen competencia, rompen las maquinas, incendian las fabricas, intentan reconquistar por la fuerza la posicién perdida del trabajador de la Edad Media.” 80 Historia de la arquitectura y del urbanismo A partir de este anilisis social, econémico e ideolégico que realiza Marx, nos interesa profundizar las caracteristicas de los modelos culturales que surgen de esta tendencia, y que elementos —positivos o negativos—, aporta a la renova- cin de las estructuras ambientales, en las escalas de disefio, la arquitectura y el urbanismo: veamos, en primer lugar, las formulaciones de la critica artistica a través de sus dos principales voceros: A. W. Pugin (1812-1852) y John Ruskin (1819-1900). Los fundamentos comunes de las teorias que ellos elaboran sobre el disefio y la arquitectura, son los siguientes: 1. Las negativas condiciones de vida del proletariado —en un nivel nunca concebido hasta entonces—, y el deterioro ambiental son producidas por la implantacién del industrialismo y el desarrollo capitalista. 2. El uso de la maquina y los intereses puramente materialistas de la bur- guesia —el “fetichismo” de la mercancia— son culpables de la crisis cultural identificada con la aparicién de los cédigos eclécticos y la pér- dida de las propias tradiciones nacionales. 3. La solucién a la crisis se alcanzaba por medio de la recuperacién del modelo social, econémico y cultural establecido en la Edad Media, cuya visién idealizada hacia suponer la existencia de una armonia so- cial, moral —definida por el catolicismo—; una cultura homogénea y una cualificacién del ambiente fisico lograda a través de la relacién equilibrada entre ciudad y campo. 4. El valor de los cédigos medievales estriba en la relacién unfvoca entre trabajo artesanal, materiales utilizados y valor artistico del producto terminado, trilogia que es destruida por la produccién de objetos a maquina. O sea, que el producto artistico es valido en la medida que exprese un trabajo humano creador. 5. El concepto de arte no se circunscribe a las tradicionales “bellas artes”, sino que comprende los objetos de uso cotidiano, la arquitectura y el urbanismo. Los valores estéticos no provienen de enunciados auténo- mos, sino de una vinculacién estrecha entre las necesidades y concep- ciones vigentes en una sociedad histéricamente determinada. Pugin publica en 1841 un libro, titulado.Contrasts, en el cual compara la unidad estética del ambiente durante la Edad Media y su total corrupcién y deterioro a partir de la Revolucién Industrial. En cierto modo, sigue el proceso inverso que le permite detectar la crisis de la sociedad; no a través del anilisis de la explotacién del proletariado, sino por medio de la verificacién del deterioro estético y cultural que acompaiia el proceso de industrializacién. Resulta signifi- cativo que asume la ciudad como representacion cultural, en vez de limitarse al arte 0 a los objetos artesanales. Sin embargo, al referirse al cardcter negativo del caos producido por la arbitraria superposicién de edificios o de estilos histéricos en la ciudad, y_plantear la biisqueda de una nueva coherencia, através del uso __de formas que respondai funciones, éstas no se alcanzan con las posibilida- “des implicitas en las técnicas y materiales nuevos, sino por medio de las formas medievales, maxima expresidn del trabajo creador artesanal, del contenido mo- ral que fundamenta la obra artistica y del correcto uso de los materiales: “los arquitectos de la Edad Media explotaron al maximo las propiedades naturales de los materiales empleados ¢ hicieron de su mecanismo un vehiculo para su arte”. a CAP. 4. El cuestionamiento cultural 81 John Ruskin es uno de los criticos de arte mas importantes de la época victoriana y profundiza, dentro de esta tendencia, los aspectos sociales y cultura- Jes que motivan su antimaquinismo y su recuperacién de la Edad Media. Plantea que el arte no debe estar al alcance de una minoria, sino dirigirse a toda la sociedad en su conjunto. La decadencia de la sociedad inglesa de su época se evidencia, para él, en el alcance restringido de las auténticas obras de arte. Mien- tras la alta burguesia valoriza obras carentes de significacién cultural, falsifica- ciones de los estilos del pasado, producidas sin la intervencién manual del arte- sano, el proletariado, quien ahora realiza el trabajo fisico con las maquinas, se encuentra marginado del arte y del uso de objetos bellos: “con la isla cubierta de fabricas y chimeneas, sin Arboles, sin jardines, con el humo que ha hecho inservi- ble la luz del sol, trabajando siempre a la luz del gas, sin un acre de territorio ‘cunstancias, ni disefio, ni ni lesarrollo ea Soca! “En estas afirmaciones intuye el concepto de “‘alienacién”, desarrollado por Marx, que esta implicito en el trabajo asalariado dentro de la fabrica, donde al proletariado. le es negada_la_patticipacion creadora y voluntaria en las activida- des productivas. Considera que en las condiciones imperantes no es posible pro- ducir objetos bellos, ya que éstos deben formar parte del entorno cotidiano de los productores: es a trayés_de la educacién, del ejemplo, que se alcanza el ali- ciente de la elaboracién.de los objetos artisticos. “El arte bello puede ser produ- cido sélo por gente que posee bellos objetos y tiempo para contemplarlos, y —tefiriéndose a los industriales— hasta que ustedes no provean algunos elemen- tos bellos a los hombres que trabajan, para que participen en su vida, ustedes verin que ellos no serdn capaces de inventar ningin elemento bello.” Su enfoque idealista y esteticista, su ferviente religiosidad, que perdura a lo largo de toda su vida, no le permiten comprender la esencia de los problemas sociales y culturales, ni las verdaderas causas de la crisis artistica. El problema de los trabajadores, no era estar rodeados de objetos bellos ni volver al trabajo artesanal manual, sino liberarse de la explotacién despiadada a que eran someti- dos por Jos industriales, que Jes.impedian toda pamticipacion.creadora en el pro- ceso_productivo. Aunque su sistema de valores aplicado a la arquitectura —desarrollado en su libro Las siete lémparas de la arquitectura—, instaba a la honestidad estructural y figurativa, su rechazo de las nuevas técnicas y materia- les restringia la efectividad concreta de sus ideas. Al afirmar que “un gran arte es la expresin de una sociedad moralmente sana y en la época materialista de la maquina fatalmente se apaga el sentido de la belleza y la facultad de crear valo- res de arte”, reproducia, en el plano cultural, la misma actitud evasiva y nostal- gica de la pequefia burguesia, que se oponia a la aplicacién del nuevo sistema productivo industrial. Su propuesta de crear una comunidad ideal —la St, Geor- ‘ge’s Guild— en el campo, siguiendo el modelo de las comunas medievales italia~ nas, con el fin de “‘convertir un pequefio fragmento del territorio inglés en bello, pacifico y fértil, sin m4quinas de vapor ni ferrocarriles”, terminé en un fracaso total, similar al de las restantes utopias de su época. La biisqueda de un disefio alternativo a los cédigos eclécticos: William Morris William Morris (1834-1896), aunque se inscribe dentro de la misma linea de pensamiento de Pugin y Ruskin, resulta para nosotros una figura de mayor rele- 82 Historia de la arquitectura y del urbanismo vancia, por dos motivos: 1) en vez de mantenerse en el plano teérico, lleva a la practica sus ideas sobre el disefio, incursionando en sus diversas manifestaciones —tapices, vitrales, tejidos, muebles, tipografia, empapelados, etc.—; 2) al perci- bir el fracaso de sus ideales en el plano cultural, se integra a la accién politica y participa en el movimiento obrero inglés, en la Segunda Internacional, y lleva a cabo una dura critica del sistema capitalista. Si bien{Morris se inicia dentro de la ideologia de la pequefia burguesia, sus ideas evolucionan y trascienden su marco restringido y escapista, convirtiéndose en uno de los Grecursores del Movimiento Moderno.)Por ejemplo, su definicién de arquitectura precede, a mas de un siglo de distancia, al término actual de “disefio ambiental”: “Mi concepcidn de la ‘arquitectura’ radica en la union y en la colaboracién de las artes, de manera que cada cosa se subordine a las restan- tes y, al mismo tiempo, se encuentre con ellas en armonia... Es una concepcién amplia, porque abraza la totalidad del ambiente de la vida humana; no podemos sustraernos a la arquitectura mientras formemos parte de la civilizacién, ya que ella representa el conjunto de las modificaciones y de las alteraciones llevadas a cabo sobre la superficie terrestre, en base a las necesidades humanas, exceptuan- do el puro desierto.” A esto se agrega otro principio actual: la_participacién social, comunitaria, en las decisiones que afectan el disefio del entorno fisico; 0 sea, el rechazo al tecnocratismo y a la dictadura de los especialistas, que en la sociedad capitalista, se identifican con los intereses y objetivos de la clase dominante: “No podemos confiar nuestros intereses a una élite de hombres preparados, pidiéndoles de sondear, descubrir y crear el ambiente destinado a hospedarnos, maravillando- nos luego ante la obra cumplida, asumiéndola como una cosa terminada y con- clusa; esto, en cambio, corresponde a nosotros mismos; cada uno de nosotros est comprometido en vigilar y custodiar el correcto ordenamiento del paisaje terrestre, cada uno con su espiritu y sus manos, en la porcién que le corresponde, para evitar de entregar a nuestros hijos un tesoro menor del que nos dejaron nuestros padres.” Morris se forma en Oxford en contacto directo con artistas y criticos progre- sistas, tales como Burns Jones, Rosetti y Ruskin. Asimiladas las ideas de recha- zo al eclecticismo burgués y de recuperacién de los valores éticos y morales del arte medieval, en 1859, encarga a Philip Webb la construccién de su casa, que pasaré a la historia como la Casa Roja. Su trascendencia radica en la definicién de un modelo que perdura hasta nuestros dias: la vivienda individual aislada suburbana, disefiada a partir de las necesidades concretas del grupo familiar, sin concesiones a atributos estilisticos ni esquemas compositivos predeterminados. Frente al sistema de composicién clasico, al predominio del estuco y los elemen- tos decorativos grecorromanos, la libre articulacién de la planta, el uso del ladri- Ilo a la vista, la teja y la madera —elementos de la tradicional casa rural inglesa, con reminiscencias medievales—, inicia una trayectoria que, a través del movi- miento Arts and Crafts, se prolongara hasta el siglo Xx, a través de F. L. Wright y la arquitectura de los paises escandinavos. En 1862 funda una empresa de decoraciones, Morris, Marshall, Faulkner y Co., dedicada a producir muebles, tapices, vitrales, decoraciones arquitecténicas y todo tipo de objeto susceptible de poser valor artistico. A pesar de la origina- . lidad de los disefios, cuya simplicidad y coherencia contrastan con el gusto re- cargado y ampuloso de los objetos consumidos por la burguesia, resultaban CAP. 4. El cuestionamiento cultural 83 excesivamente costosos debido a su produccién manual. Por lo tanto, no se cumplia el objetivo de realizar un disefio accesible a los estratos de menores recursos de la poblacién, aunque la simplicidad de la silla “Morris” logr6 alcan- zar una amplia difusién internacional. Posteriormente, dentro de la misma linea, crea la Kelmscott House, en Merton Abbey, dedicada a los empapelados, la im- presién de libros de arte y la produccidn de\alfombras y tapices) La recurrencia de los temas medievales no es nunca asumida como copia de modelos concretos, sino como genérica referencia a motivos naturales y abstractos que constituyen la peculiaridad decorativa de dicho periodo. La creatividad de los empapelados, la frescura de la textura generada por flores y hojas, la gama de colores pastel empleada, hacen que atin hoy, estos disefios contimtien vigentes, demostrando la validez de los planteamientos figurativos de Morris. A partir de 1880 inicia su actividad politica, al verificar la escasa trascen- dencia que ejerce la accién del disefio er las transformaciones sociales y econd- micas. Al percibir la dicotomia existente entre arte y burguesia —“‘la muerte del arte ha sido un precio demasiado alto que se ha pagado por la prosperidad material de la burguesia"—, también comprende el fundamento de los falsos valores culturales imperantes en el siglo XIX: “En realidad, no es el bienestar lo que ha creado nuestra civilizacién, sino la riqueza, con su inevitable compafiera: la pobreza, porque la riqueza no puede existir sin la pobreza, o, en otras pala- bras, la esclavitud... Bajo el dominio de la riqueza, nosotros somos propietarios o esclavos, en vez de ser todos individuos trabajadores, como deberiamos ser en realidad.” Morris no se opone a la maquina, sino al sistema capitalista y a la explotacin del proletariado, por ello afirma: “Aunque la opresién nos deja poco trabajo que valga la pena hacer, una cosa nos queda por la cual luchar: tratar de elevar el nivel de vida de las clases més bajas; esto pondré un obstéculo entre las ruedas de la maquinaria triunfante del comercio de competencia.” ‘Ademis de sus conferencias y articulos, su visién de la sociedad —aun carga- da de utopismo—, se resumen en la novela publicada en 1890, titulada Noticias de ninguna parte. Su trabajo como disefiador es el punto de partida del movi- miento Arts and Crafts en Inglaterra, cuyos discipulos y seguidores —Walter Crane, W. R. Lethaby, C. Ashbee, éfe.— mantendrn viva una tendencia reno- vadora, que a fines de siglo entroncard con el Art Nouveau, la Ciudad Jardin y el protorracionalismo europeo. 4.2. LAS PROPUESTAS URBANAS DE LOS SOCIALISTAS UTOPICOS [Paralelamente al movimiento cultural identificado con la recuperacién del trabajo artesanal y las tradiciones medievales, se produce, a lo largo del siglo XIX, una serie de formulaciones tedrico-practicas, que buscan una solucién alter- nativa a las contradicciones existentes en las ciudades industriales, y que, a su vez, hagan desaparecer las precarias condiciones de vida del proletariado,|Estos (planteamientos,) formulados por reformadores sociales, pensadores politicos ¢ industriales fildntropos —Saint Simon, Robert Owen, Etienne Cabet, James Silk Buckingham, Charles Fourier, Victor Considerant y J. B. Godin—, poseen entre siguiente€ puntos comunes’) Coherencia social: En las nuevas comunidades de tamafio reducido —de 500 a 2.000 habitantes— desaparecen las contradicciones de clase existentes en 84 Historia de la arquitectura y del urbanismo Lam. 17. Cap. 4. 4.2.a—LAS PROPUESTAS URBANAS DE LOS SOCIALISTAS UTOPICOS. PLANTA Y SECCION DEL MODELO DE FALANSTERIO| CCALERIAS VIDRIADAS.CIRCULACION VERTICAL erositos caute etevanal vanes Tpesorocpera TTT Tae 1 [Piss acces ‘GALERIAS VIDRIADAS CIRCULACION VERTICAL A AGUAS =f lt = wwe Wl * {Obeseanin un wictensta pLANTADELAOBLACIN OBRERA DE SALTAIRE io Inotarenea 0 las mnetrépolis, al conformar grupos humanos provenientes de la pequefia bur- guesia, vinculados entre si por sus creencias religiosas o por la participacion colectiva en las tareas productivas —agricolas e industriales—, administrativas y culturales. b) Base econémica: Resultan unidades auténomas sobre el territorio, distri- buidas por niicleos en el Ambito rural, con una estructura productiva autosufi- ciente, que combina la explotacién agricola con unidades industriales 0 artesa- nales,'a escala de los recursos empresariales de la pequefia burguesia. CAP. 4. El cuestionamiento cultural 85 Lam. 18. Cap. 4. 4.2.b.—LAS PROPUESTAS URBANAS DE LOS SOCIALISTAS UTOPICOS Jean-Baptiste Godin. Familisterio de Guisa (1861). [APARTAMENTOS SOCIAL APARTAMENTOS: ©) Desarrollo cultural: Se otorga gran importancia a las actividades cultura- les colectivas que se alternan con la produccién, en algunos casos, identificadas con los rituales religiosos de las comunidades —protestantes 0 catdlicas—, 0 con concepciones laicas —la libre seleccidn de las actividades de acuerdo con los temperamentos humanos establecida por Fourier—. En todos los casos, se espe- cifica la atencién educativa a los nifios y el establecimiento de instituciones espe- cializadas para ello. d) Condiciones de vida: La salubridad del ambiente esta garantizada por la 86 Historia de la arquitectura y del urbanismo estrecha vinculacién con la naturaleza y la aplicacién de las normas de higiene —disponibilidad de aire, agua y luz—, propuestas en aquella época para mejorar el estindar de vida en las ciudades. e) Tipologia arquitecténica: Si bien en algunos casos el modelo esté tomado de ejemplos histéricos —el Falansterio de Fourier se inspira en el palacio de Versalles— o de una integracin entre elementos del habitat tradicional y la arquitectura industrial —el proyecto de New Harmony, en Indiana, planteado por Owen (1825)—, en general, se eluden los atributos simbélicos y estilisticos y se conciben edificaciones simples, de estricta funcionalidad, con reminiscencias de la arquitectura popular rural. La diferenciacién de las funciones queda esta- blecida, mas por su ubicacién dentro del conjunto, que por su particularidad formal. Frente a la primacia de la vivienda individual que promueve el modelo cultural medievalista,fen las utopias sociales predomina la tipologia de la vivien- da colectiva. {) Tipologia urbanistica; "La negacién de la ciudad industrial, incontrolada en su forma y crecimiento, le contrapone esquemas distributivos rigidos de edifi- cios bloqueados dentro del area verde, que constituyen unidades cerradas, sin perspectiva de expansién. En general, tanto a escala arquitectonica como urba- nistica, predomina el principio de orden funcional, de claridad de los elementos componentes, representacién de una fundamentacién cientifica, tanto de la orga- nizacién social como de su envoltura fisica. La comunidad ideal de Robert Owen Robert Owen (1771-1858) pertenece al grupo, definido por Marx y Engels, de los socialistas utépicos. Su trayectoria se asemeja a la seguida por Morris, aun- que més radical en su posicién politica: comienza su accién como industrial filantropo, luego se convierte en reformador social, por iiltimo participa en la lucha politica del proletariado inglés. En 1800 dirige una fabrica de tejidos de algodén en New Lanark, Escocia, donde implanta mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores: reduce a 10 horas el tiempo de trabajo —en aquel entonces, de 14 a 16 horas—, construye viviendas alejadas de la industria para los operarios, un comedor colectivo, el asilo infantil y un centro recreativo-cultural para los trabajadores, denominado “centro para la formacién del cardcter”. Su concepcién se basaba en que el obrero requeria una particular atencién como ser humano y no ser tratado como anénima fuerza de trabajo y que, inclusive, al mejorar sus condiciones de vida, mejoraba también el rendimiento productivo de la fibrica. Decia Owen: “Si entonces la debida atencién al estado de nuestras mAquinas inanimadas puede producir resultados tan beneficiosos, ;qué no se podra esperar si se dedicara una atencién similar a vuestras maquinas vivientes, que estan construidas de una manera atin mas maravillosa?... El mecanismo viviente mds delicado y complejo seré también él mejorado, si adiestrado en la fuerza y en la actividad. Serd también una economia mantenerlo limpio y en orden, tratarlo con gentileza, de manera que los movimientos de su mente no sufran un roce demasiado irritante.” ‘A pesar del éxito econémico y social de su empresa, conocida en toda Euro- CAP. 4. El cuestionamiento cultural 87 pa, percibe el cardcter limitado de su iniciativa, que abarca un niimero restringi- do de obreros, y propone un modelo organizativo de la sociedad que posea validez universal. Dice Engels en el Anti-Dithring: “Asi, en 1823, Owen propone un sistema de colonias comunistas para combatir.la miseria reinante en Irlanda, Y acompaiia un cdlculo completo de gastos de establecimiento, desembolsos anuales e ingresos probables. Y, asi también, en su plan definitivo de la sociedad del porvenir, los detalles técnicos estén calculados con un dominio tal de la materia (incluyendo hasta los disefios, planos y su perspectiva a vuelo de pajaro —el Paralelogramo, de 800 a 1.200 habitantes, conjunto de edificios sociales ubicado en un terreno de 600 a 1.200 acres, con los servicios y las zonas producti- vas, agricola ¢ industrial—), que una vez aceptado el método oweniano de refor- ma de la sociedad, poco es lo que podria objetar, ni atin un técnico experto, contra los pormenores de su organizacién.” En 1825 invierte todos sus recursos en la fundacién de una comunidad en los Estados Unidos —New Harmony—, que fracasa, y al regresar a Inglaterra se integra de leno en las organizaciones sindicales obreras. Retomando a Engels, éste define la radicalizacién de su posicion politica: “Pero en cuanto formulé sus teorias comunistas, se volvié la hoja. Eran, principalmente, tres grandes obsté- culos los que segiin él, se alzaban en su camino de la reforma social: la propie- dad privada, la religién y la forma vigente del matrimonio... Desterrado de la sociedad oficial, ignorado completamente por la prensa, arruinado por sus fra- casados experimentos comunistas en América, a los que sacrificé toda su fortu- na, se entregé directamente a la clase obrera, en el seno del cual actué todavia por espacio de treinta afios.” El Falansterio de Fourier [La propuesta de Charles Fourier (1772-1837) posee un cardcter mas te6rico que la de Owen, y su interés radica en la hipétesis planteada sobre la estructura de la sociedad, que clasifica en grupos diferencia emperame Ellos son independientes entre si y deben aicanzar la libre expresion en la comu: nidad arménica, lo que haria desaparecer la opresién y la coaccién caracteristica de la sociedad contemporanea. Asimismo, realiza una descripcién muy detallada de las caracteristicas fisicas y organizativas del edificio que alberga la comuni- dad, denominado Falansterio. Con una capacidad para 1,620 personas, se inspira en el palacio de Versalles,/modelo de gran superbloque urbano, que contiene la circulacién a lo largo de galerias cubiertas, las Areas de actividades recreativas y | productivas y las zonas reservadas, dentro del edificio, a los“diferentes’ | sociales, divididos tanto por edad y sexo ‘como’por sus recursos econd: e | ha comparado el edificio con un transatléntico }en cuanto a su clasificacion / funcional y social— y no es casual que el modelo del Falansterio haya inspirado/ esquemas posteriores de agrupaciones arquitecténicas:, por una parte, las inicia- tivas Tlevadas a cabo en los Estados Unidos; el Familisterio de Godin y la Unidad de Marsella de Le Corbusier. Mientras la propuesta de Owen se apega atin a los esquemas arquitectonicos y urbanisticos vinculados a Ja tradicién rural —fuera de los edificios que albergan las funciones colectivas—\.el Falansterio de Fourier anticipa 1a, articulacién polifuncional de los grandes conjuntos residenciales contemporaneos. 88 Historia de la arquitectura y del urbanismo El Familiste de Godin Jean-Baptiste Godin (1817-1888), rico industrial, propietario de una fabrica metaltrgica situada en el sur de Francia —Guise—, es un discipulo de Fourier y lleva a la practica sus ideas para mejorar las condiciones de vida de sus trabaja- dores. En 1859, inicia la construccién del Falansterio de Guise o Palacio Social, que es habitado en 1861. Se compone de tres bloques de apartamentos-unidos entre si, con un espacio colectivo interior cubierto con un techo de cristal, conce- bidos con espacios minimos para las funciones individuales, pero equipados con todos los servicios sociales necesarios para la vida colectiva: el asilo infantil, cocina colectiva, salones de uso pitblico, escuela para los trabajadores, teatro, lavanderia, parque recreativo, etc. En pequefia escala reprodujo todos los.com- ponentes de Ja vida urbana moderna, enfatizando las relac les y la vida colectiva, tendencia contrapuesta a los niicleos obreros realizados por los indus- triales filantropos de la época —Titus Salt, George Cadbury, W. A. Lever, 0 Krupp—, quienes optaron por el esquema de viviendas aisladas, representativo del ideal residencial de la pequefia burguesia. A pesar del caracter reformista de esta iniciativa, cuyo objetivo consistia en mejorar el nivel de vida de un grupo reducido de trabajadores, que ademas aseguraba al empresario una mano de obra estable, la propuesta de Godin, fren- te a las restantes,yconstituyé un esquema progresistay desde el punto de vista urbanistico y social. No es casual que sea citado por Engels en su Contribucién al problema de la vivienda: “Ningin capitalista tiene el menor interés en construir tales colonias que, por lo demas, no existen en ningun lugar del mundo, fuera de Guise, en Francia. Y la colonia de Guise fue construida..., por un fourierista, no con vistas a un negocio de especulacién, sino como experimento socialista.” EI aporte de las experiencias utdpicas radica en la primacia otorgada a la vida comunitaria integrada y a la persistencia del modelo de habitat colectivo,. contrapuesto al esquema desarrollado posteriormente, de la vida unifamiliar. En este sentido, la ideologia pequefioburguesa no habia impuesto atin la introver- sion individualista del nicleo familiar, cuya envoltura constituiria la caparazon protectora frente al alienante mundo exterior. La conciencia de grupo, la unidad del pequefio colectivo social, retomaba los valores positivos del modelo del habi- tat burgués de principio de siglo, sin percibir que la manipulacién ideolégica, tanto de la pequefia burguesia como del proletariado, ejercida por la gran indus- tria y el gran capital financiero, favorecia la atomizacion y la dispersibn de los trabajadores, fuera de la forzada colectivizacién impuesta por el sistema produc- tivo industrial. De alli, la escasa incidencia real de estas iniciativas y la opcién generalizada de la vivienda individual auténoma, asumida por la pequefia bur- guesia y proyectada hacia los estratos més privilegiados del proletariado por los filantropos industriales, cuya existencia debia motivar la aspiracién ideal, el es- pejismo, vislumbrado por las masas desposeidas de trabajadores no calificados, hacinados en los bloques macizos de vivienda-cuartel o vivienda-carcel (mietka- sernen) de las grandes capitales europeas. 43. LA CIUDAD JARDIN DE EBENEZER HOWARD La culminacién del modelo del habitat y de la estructura urbana identifica- dos con la ideologia de la pequefia burguesia, se produce a finales del siglo Xx CAP. 4. El cuestionamiento cultural 89 Lam. 19, Cap. 4. 4.3.-LA CIUDAD JARDIN DE EBENEZER HOWARD (1890). rs eae a ESQUEMA TERRITORIAL Pico esqueMA DE BANA SEGUN EL Mo ‘BELO DELA CIUDAD JARDIN L con la propuesta de la Ciudad Jardin, realizada por Ebenezer Howard (1850- 1928). En ella se resume la trayectoria de los esquemas urbanos elaborados por los socialistas utépicos, asi como la tipologia de la vivienda que nace con la Casa Roja y se continéia en el movimiento Arts and Crafts. Howard, taquigrafo de profesién, defraudado por las contradicciones socia- les y econémicas de la Inglaterra victoriana, viaja a Estados Unidos en busca de trabajo, En Chicago conoce las experiencias urbanisticas locales, el movimiento 90 Historia de la arquitectura y del urbanismo city beautiful, las comunidades rurales y algunos ensayos tedricos, como el libro de Edward Bellamy, Looking backward. Al regresar a Inglaterra, en 1876, elabo- fa sus concepciones sobre la estructura territorial de la nueva sociedad, conteni- das en el libro publicado en 1898, Tomorrow, a peaceful path to real reform, luego difundido bajo el titulo de Garden cities of tomorrow. = Bu punto de partida consiste en la critica a la gran ciudad y al estado de abandono del campo. La contradiccién ciudad-campo debe eliminarse, y para ello elabora la teoria de los tres imanes; al iman ciudad y al iman campo se opone el nuevo iman ciudad-campo: la Ciudad Jardi ice Howard: *Y es obvio que ningtin remedio puede ser eficiente si no ofrece a los hombres, o por lo menos a una parte de ellos (a su clase social, la pequefia burguesia/R.S.) mayores ‘atracciones’ de aquellas ofrecidas por nuestras ciudades, de tal modo que la fuerza de las viejas ‘atracciones’ sea superada por la fuerza de las nuevas ‘atracciones’ que se deben crear. Cada ciudad puede ser considerada como un imdn. Podemos considerar la ciudad y el campo como dos imanes{ fla ciudad y el campo deben integrarse, y de esta alegre unién naceré una nueva esperanza, una nueva vida y una nueva civilizacién.’*) Concibe una estructura de ciudades @ escala regional, vinculadas entre si por el ferrocarril, instrumento basico de esta propuesta de descentralizacién de los asentamientos, con dos tamafios tipicos: las mayores de 52.000 habitantes y las menores de 32.000. Cada ntcleo urbano comprende una superficie de 2.400 Ha; 2.000 dedicadas a la agricultura y 400 para la construccién de la ciudad(No se prevé el crecimiento urbano, sino la formacién de nuevos centros al aumentar la poblacién. El principio rector de estas ciudades, segin una definicién elaborada en 1919, es la siguiente: “Una Ciudad Jardin es una ciudad proyectada para la vida y el trabajo salubre; con dimensiones tales que consienta una plenitud de la vida social, pero no mAs grande; circundada por un cinturén rural, y donde todo el terreno es de propiedad publica o poseido en fideicomiso en nombre de la comunidad.” El esquema radiocéntrico de Howard, que no pretende conformar un proyec- to urbano, contiene todos los elementos funcionales de la ciudad: el Parque Central, foco del cual parten las seis vias radiales, esta rodeado por los edificios ptblicos, que conforman el primer anillo: municipio, teatro, biblioteca, museo, hospital, sala de conciertos, etc. En el segundo anillo se sitiia el centro comer- cial, que denomina Crystal Palace, y luego, en sucesivos anillos exteriores, los 5.500 lotes edificables de 240 m? para la construccién de las viviendas indivi- duales, que establecen una densidad de 175 habitantes por hectarea. A lo largo de las avenidas de circunvalancién se sitdan los servicios primarios —asilo infan- til, escuela, iglesia, comercio, ete.—, mientras en los anillos periféricos quedan ubicados los almacenes, las industrias ligeras y, por tiltimo, el anillo verde, cin- turén agricola que abastece la ciudad.] La importancia de este modelo urbano y su proyeccién a lo largo del si- glo XX se resume en las siguientes caracteristicas: a) Elaboracién del modelo: Mientras los esquemas urbanos planteados en el siglo XIX, que presentan una alternativa a la ciudad industrial —o sea, las pro- puestas de “‘desurbanizacién”— resultan esquematicas o de cardcter restringido —como ocurre con las company-towns de los industriales filantropos—JTa pro- puesta de Howard constituye una elaboracién compleja que abarca desde la planificacién regional hasta la base econémica necesaria para su materializacion CAP. 4. El cuestionamiento cultural 91 y la prevision de todos los componentes funcionales. —es el anticipo del Zoning—, dentro de los cuales se preanuncia la relacién vivienda-servicios esta- blecida posteriormente por la Unidad Vecinal.7) (©) Base social del modelo: Ha sido demostrado claramente el Gardcter pe- quefioburgués de esta Solucién, al excluir de ella al proletariado, debido al de los terrenos y de las viviendas unifamiliares.Al no existir ninguna subven para ellos, los trabajadores agricolas, de las fabricas y las manufacturas, queda- ban excluidos del asentamiento urbano. ©) Base econémica del modelo: ta ciudad no surgia de una politica territorial del Estado, ya que en aquel momento atin no se afrontaba, en el sistema liberal burgués, la planificacion del desarrollo urbano. Su creacién fue motivada por un grupo de pequefios inversionistas, quienes adelantaron el capital necesario para la compra del terreno agricola y la construccién de las infraestructuras basicas, capital que luego se amortizaba con la venta de los terrenos y los impuestos producidos por el comercio, la industria, etc. Por lo tanto, no tenfan cabida en la ciudad quienes no pudieran pagar una renta anual que amortizara el capital y los intereses de la inversién inicial. Su localizacién en el Ambito rural era posible gracias al trazado del ferrocarril urbano y del metro, iniciado en aquellos afios. d) Conerecién del modelo: Frente a los persistentes fracasos de las iniciati- vas anteriores, a la duracién efimera de los asentamientos promovidos por los utopistas, al estancamiento y aislacionismo de los ejemplos realizados en Nor- teamérica,(Ia formulacién tedrica de Howard es levada a la practica en Inglate- rra en dos ciudades concretas: Letchworth, disefiada en 1903 por Parker y Un- win; Welwyn, realizada por Louis de Soisson en 1920, En(ambas se aplican los patrones de disefio urbano caracteristicas de este modelo: predominio de las reas verdes, separacién de las vias principales y secundarias, aislamiento ¢ inte- riorizacion de las viviendas individuales —espacios interiores peatonales y circu- lacién tipo cul de-sac—, que poseen el predominio tipolégico, al no preverse ningin tipo de vivienda colectiva. e) Proyeccién del modelo: La Ciudad Jardin constituye la base de la mayor parte de las iniciativas de ciudades medias que se producen en la sociedad capi- talista durante el siglo xxA partir de ella se elabora el principio de la “desurba- nizacién”, que caracteriza la teoria y la practica urbana de los paises anglosajo- nes: se inspiran en ella criticos, arquitectos y urbanistas, tales como: Patrick Geddes, Lewis Mumford, Eliel Saarinen, G. A. Gutkind y, en nuestros dias, Paul y Percival Goodman. La realizacion de las Greenbelts, en Norteamérica, deriva directamente de la Ciudad Jardin, y sin ella ‘no se conciben las realizacio- nes de la segunda postguerra: las New Towns, en Inglaterra, y las Ciudades Satéli- tes, en Escandinavia. | = yee ny £) Deformacién del modelo: La Ciudad Jardin es la expresién territorial de la ideologia que rechaza la hegemonia del gran capital,’ los monopolios de la industria y el comercio y su concentracién —de direccién y de produccién— en las grandes metropolis. Representa el desesperado intento de la pequefia burgue- sia por evitar su progresiva proletarizacién, el contacto directo con el proletaria- do y la identificacién con los modelos culturales y de asentamiento que caracte- rizan los barrios obreros. Por ello, trata de mantener estructuras productivas y comerciales de tamafio reducido que puedan funcionar a partir de su escala econémica, de su capacidad de inversiones, concepcién antitética con la dindmi- 92 Historia de la arquitectura y del urbanismo ca del capitalismo, que ya se encuentra en plena fase imperialista y de organiza- cién de los grandes monopolios internacionales. Por ultimo, dentro del Estado liberal burgués, supone posible organizar asentamientos humanos y productivos basados exclusivamente.en-et-apoyo-fi- nanciero de la iniciativa privada, sin participacién del Estado, acorde a la teoria del libre juego de la oferta y Ia demanda, que evidentemente excluye toda parti- cipacién del proletariado. Al resultar falsas las premisas, la solucién fracasd, ya que la pequefia burguesia no podia contrarrestar la dinamica del gran capital y su concentracién industrial y urbana. Por lo tanto, las dos ciudades realizadas vegetaron con una existencia precaria y, por tiltimo, se convirtieron en niicleos dormitorios, ciudades satélites de Londres. La autonomia de la Ciudad Jardin resulté un mito) La pequefia burguesia tuvo que resignarse a ocupar el lugar de asalariados privilegiados dentro de la estructura capitalista, Le quedé como forma de liberaci6n, la persistencia de su modelo residencial, no ya auténomo urbanisticamente, sino integrado en la me- trépolis. La Ciudad Jardin se convierte, entonces, en el suburbio metropolitano, la suptopta, o sea, la degeneracién de la idea originaly en manos de los especula- dores, de los constructores de viviendas individuales con jardin, tiltimo refugio de la célula familiar; evasion del trabajo cotidiano enajenado impuesto por el sistema capitalista. 4.4, MARX Y ENGELS FRENTE AL PROCESO URBANO DEL SIGLO XIX Hemos iniciado este capitulo con la ubicacién, por parte de Marx y Engels, del significado ideolégico y politico que poseen los movimientos culturales, ar- quitecténicos y urbanisticos generados por la pequefia burguesia. Ahora comple- taremos dicho anélisis con la critica que ambos pensadores realizan a la gran ciudad, a las soluciones burguesas al problema de la vivienda obrera y a las formulaciones utépicas. Contradicciones ciudad-campo La ciudad industrial es consecuencia de las transformaciones acaecidas a fi- nales del siglo Xvill.’Marx y Engels asumen con claridad las caracteristicas de este proceso. En E/ Manifiesto Comunista afirman: “Una revolucién continua en la produccién, una incesante conmocién de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. La burguesia ha sometido el campo al dominio de la ciudad. Ha creado urbes inmensas; ha aumentado enormemente la poblacién de las ciuda- des en comparaci6n con las del campo, sustrayendo una gran parte de la pobla- cién al idiotismo de la vida rural.” La admiracién por el aspecto monumental de la ciudad, su estructura fisica, su tamafio infinito, el aspecto imponente de las infraestructuras portuarias y comerciales —situadas en Londres a lo largo del Tamesis— no oculta las formas de vida que coexisten en ella, la alienacién del individuo dentro de la gran urbe y la pérdida de los valores humanos: “es entonces que se comienza’a percibir que estos londinenses —dice Engels en La situacidn de la clase obrera en Inglaterra— CAP. 4, El cuestionamiento cultural 93 han debido sacrificar la mejor parte de su calidad de hombres para alcanzar los milagros de la civilizacién contenidos en la ciudad..." Y agrega: “‘Esta indiferen- cia brutal, este aislamiento insensible de cada individuo en el seno de sus intereses particulares, son tanto mas repugnantes e impresionantes en la medida en que el numero de estos individuos confinados en este espacio reducido es mas grande.” ‘A esto se suma el deterioro fisico de las zonas proletarias de la ciudad, el caos de los asentamientos industriales y la contaminacién ambiental, ademas de las contradicciones brutales del nivel de vida entre la poblacién urbana y la poblacién rural. Problemas éstos que deben ser resueltos, no por intervenciones técnicas —como afirma Benévolo—, sino por la abolicién del modo de produc- cidn capitalista,) Asi, en la nueva sociedad, la estructura social homogénea ten- dra como contrapartida una similar organizacién de los asentamientos sobre el territorio, que elimine la contradiccién ciudad-campo y la configuracién inhu- mana de las metrépolis modernas. Dice Engels en el Anti-Diihring: “Sélo una sociedad que combine arménicamente la fuerzas productivas con arreglo a un plan vasto, tinico, puede permitir a la industria distribuirse por todo el pais con el grado de dispersién mas conveniente para su propio desarrollo y para su conservacién, asi como para el desarrollo de los demas elementos de la produc- cién.” “... De este modo, la abolicién del antagonismo entre la ciudad y el campo no sélo es posible: se ha convertido en una necesidad directa, tanto de la produccién industrial como de la produccién agricola y, ademés, de la salubri- dad ptiblica. Sélo fundiendo la ciudad y el campo podra acabarse con la actual intoxicacién del aire, del agua y de la tierra...” “La eliminacién del divorcio entre la ciudad y el campo no es, pues, ninguna utopia, tampoco en el aspecto que condiciona una distribucién lo mas uniforme posible de la gran industria por todo el pais. Cierto es que la civilizacién nos ha dejado, con las grandes ciudades, una herencia que costaré mucho tiempo y mucho esfuerzo liquidar. Pero ellas tienen necesariamente que ser eliminadas, por largo y trabajoso que sea el proceso.” Critica a las soluciones de viviendas obreras A finales del siglo xix, bajo la presién de los reglamentos urbanos, las pro- puestas utdpicas de los reformadores sociales y la construccién de viviendas por parte de los industriales —las company towns creadas por Pullman en Estados Unidos; Krupp, en Alemania; Lever, Salt 0 Cadbury, en Inglaterra—, imponen como alternativa a los barrios obreros de las grandes ciudades —los slums o la “vivienda-cuartel”—, la formacién de barrios obreros alrededor de las fabricas situadas en dreas rurales 0 en los suburbios urbanos, acordes al modelo de vi- vienda individual pequeiio burguesa. Esta solucién reformista es atacada dura- mente por Engels en su ensayo Contribucién al problema de la vivienda. Alli, demuestra cémo la filantropia se convierte en explotacién despiadada, al impo- ner a los obreros un alquiler alto y la obligacién de trabajar en la fabrica so pena de perder la vivienda si abandona el puesto de trabajo. /Asimismo, estos conjuntos residenciales constituyen agrupaciones aisladas del resto de la clase obrera;}que separa a los trabajadores de la accién gremial y politica y, en algu- nos casos, al otorgérsele la vivienda en propiedad, los asimila en los principios ideolégicos de la pequefia burguesia: “'Y la utopia burguesa y pequefio burguesa 94 Historia de la arquitectura y del urbanismo de proporcionar a cada obrero una casita en propiedad y encadenarle a su capi- talista de manera semifeudal, adquiere ahora un aspecto completamente dis- tinto”. Es evidente que estas soluciones resultan restringidas respecto a las necesida- des de la masa proletaria integrada en las grandes ciudades, que para Engels son Ia expresi6n de la inhumana organizacién del sistema fabril capitalista y, por lo tanto, llamadas a ser transformadas en otras estructuras de asentamiento en la nueva sociedad. En aquel entonces no era ain posible separar la especificidad del proceso de industrializacién y sus determinantes a escala territorial, de los atributos negativos del modo de produccién capitalista. Por ello, plantea que “querer resolver la cuestién de la vivienda manteniendo las grandes ciudades modernas, es un contrasentido. Estas grandes ciudades modernas podran ser suprimidas s6lo por la abolicién del modo de produccién capitalista, y cuando esta abolicidn esté en marcha, ya no se trataré de procurar a cada obrero una casita que le pertenezca en propiedad, sino de cosas bien diferentes”. Critica a las propuestas de los socialistas utépicos Marx y Engels denuncian el caracter evasivo y pequefio burgués de los socia- listas ut6picos en El Manifiesto Comunista, y en los ensayos de Engels, Del socia- lismo utdpico al socialismo cientifico, y en el Anti Dithring. En primer lugar, se establece el marginamiento del proletariado en las soluciones propuestas y la mediatizacién de las luchas politicas. “Una parte de la burguesia desea remediar los males sociales con el fin de consolidar la sociedad burguesa... Los burgueses socialistas quieren perpetuar las condiciones de vida de la sociedad moderna, pero sin las luchas y los peligros que surgen fatalmente de ella. Quieren perpe- tuar la sociedad actual, pero sin los elementos que la revolucionan o la descom- ponen. Quieren la burguesia sin el proletariado... Otra forma de este socialismo, menos sistemética, pero mds practica, intenta apartar a los obreros de todo movimiento revolucionario, demostrandoles que no es tal 0 cual cambio politico el que podra beneficiarlos, sino solamente una transformacién de las condicio- nes materiales de vida, de las relaciones econémica Engels explica c6mo las utopias provenian de una visi6n limitada de la reali- dad social y econémica del siglo XIX: “Esta situacién histérica determiné tam- bién las concepciones de los fundadores del socialismo. A la inmadurez de la produccién capitalista y del proletariado como clase, correspondié la inmadurez de sus teorias. La solucién de las tareas sociales, oculta todavia en las relaciones econémicas no desarrolladas, hubo de ser extraida de la cabeza. La sociedad no ofrecia mas que calamidades, que la razén pensante era la llamada a eliminar. Tratdbase por eso de descubrir un sistema nuevo y mas perfecto de orden social, para implantarlo en la sociedad desde fuera, por medio de la propaganda, y a ser posible, por el ejemplo, mediante experimentos que sirviesen de modelo. Es- tos nuevos sistemas sociales nacian condenados a moverse en el reino de la utopia; cuanto més minuciosa fuera su elaboracién, més tenian que degenerar en puras fantasias.” Por tiltimo, Marx y Engels llegan a la conclusién que ninguna de estas inicia- tivas pueden incidir en los cambios radicales que deben efectuarse en la sociedad capitalista. Ni la evasién hacia el campo, ni el retorno a la Edad Media, eran CAP. 4. El cuestionamiento cultural 95 caminos validos para la revolucién social: “He ahi por qué si en muchos aspec- tos los atifores de estos sistemas eran revolucionarios, las sectas formadas por sus discipulos son siempre reaccionarias, pues se aferran a las viejas concepcio- nes de sus maestros, a pesar del ulterior desarrollo histérico del proletariado.” Sin embargo, en el nivel especifico del disefio, la arquitectura y el urbanismo, las soluciones estudiadas tuvieron su significacién positiva, en cuanto pusieron en evidencia la crisis del sistema de valores culturales de la alta burguesia y abrieron nuevas perspectivas, ajenas a los cédigos clasicos que regian la configu- racién del ambiente de la clase dominante. Ademas, el mayor énfasis otorgado a la escala de vida comunitaria permitié, en la Ciudad Jardin, focalizar el proble- ma de los servicios minimos integrados en el habitat, tema marginal en la con- formacién de las estructuras funcionales metropolitanas. Estas primeras expe- iencias intuitivas sirvieron de base, del mismo modo que la normativa establecida por los reglamentos urbanisticos de las ciudades capitales, al des- arrollo de la incipiente ciencia urbana, que madura a comienzos del siglo XX. Por otra parte, también(surgen nuevos esquemas de asentamientos dispersos, motivados por el desarrollo del ferrocarril urbano_y-el metro, que gem infinita parcelacién de la tierra agricola circundante al casco urbano, y los pro- cesos especulativos para aumentar la plusvalia obtenida de la renta del suelo. En \ Paris, el sistema ferroviario establecia los vinculos entre las Areas regionales y la trama compacta de la ciudad. Al surgir un sistema de comunicaciones que facili- ta la movilidad en el hinterland de la metr6polis, es posible localizar los nuicleos / residenciales a escala territorial [Esta posibilidad fue comprendida por Howard y planteada, a su vez, en Espaiia, por Soria y Mata (1884-1920), quien propone_ la organizacién de una cinta urbana continua de 500 metros de ancho a lo largo_| de las lineas del ferrocarril eléctrico de Madrid, basada en una parcelacién regu- lar de pequefios lotes, adecuados para la construccion de viviendas individuales, De este modo, la ciudad monocéntrica se expande hacia una nueva dimension regional, escala predominante en las propuestas tedricas elaboradas en este siglo. ) BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA ARMAND y MAUBLANC: Fourier, Fondo de Cultura Econémica, México, 1940. AYMONINO, CARLO: Origini e sviluppo della cittd moderna, Marsilio, Padua, 1965. BENEVOLO, LEONARDO: Le origini dell’urbanistica moderna, Laterza, Bari, 1963. Cote, G. D. 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