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Un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor, y no perda la

ocasin de maltratar a un infeliz perro que tena. Kakasbal (espritu del mal),
quien est en todo, vio que poda sacar partido de la inquina que,
seguramente, el perro senta contra su amo, y se le apareci para decirle:

Ven ac y dime qu te pasa, pues te veo triste.

Cmo no he de estarlo? Mi amo me pega cada vez que quiererespondi


el perro.

Yo s que es de malos sentimientos. Por qu no lo abandonas?

Es mi amo y debo serle fiel.

Yo podra ayudarte a escapar.

Por nada le dejar.

Nunca agradecer tu fidelidad.

No importa, le ser fiel.

Pero tanto insisti Kakasbal que el perro, por quitrselo de encima, manifest:

Creo que me has convencido; dime, qu debo hacer?

Entrgame tu alma.

Y qu me dars a cambio?

Lo que quieras.

Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo.

Acepto.

Cuenta, pues

Kakasbal, entonces, se puso a contar los pelos del perro. Y cuando sus dedos
llegaron a la cola, el perro se acord de la fidelidad que le deba a su amo,
peg un salto y la cuenta se perdi.
Por qu te mueves? le pregunt Kakasbal.

No puedo con las pulgas que me comen da y noche. Vuelve a empezar.

Cien veces Kakasbal empez la cuenta, y cien veces tuvo que interrumpirla
porque el perro saltaba. Al fin, Kakasbal decidi:

No cuento ms. Me has engaado; pero me has dado una leccin. Ahora s
que es ms fcil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.

Contribucin: Yurina Fernndez Noa

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