Está en la página 1de 16
Tide . Diwan poulre 21 Bchiog feo}. M Bete Bouche Reunr Para la tradi se ha tilizado como base el texto ‘Twos 35 Ol pév nodkoi tov bvOddE HEN pnkdtov Enawoiat tv xpoovevea. 2 Vong tov R6yov t6vbs, tos KALIV ini toi te tOV mOAHOV Banto- hévois tryopeseodar abtdv. tuoi 8° apxobv av t6éxet etvar avipdv weyo8v Epy@ yeVvouEVON Epy@ Kai Snhotodar tas tds, ofa xai vov xepi tv tdgov tovde SnHosig rapaoxevaodévea opate, Kai pi EV Evi avipi_nOKA@Y tperds KWd0- vevsatar eb te Kai zeipov cinévet motevdivar, yarendv yap 16 tpios cinetv Ev @ orig Kai A doxnors tiie GAnMetas PeBaobra. 5 te yap Euvetbirg Kai ebvous axpoa- tig. tax’ Gv Tt vbecotépex mpc & foddetat te Kai Entorat Inhovoba, 6 te drerpos éorty G Kai rheoviceadat, dud g06voV, et tL onép 64 Discurso finebre ceafdos en la guerra, Pero en mi opi habria bastado,tratandose de hombres bue- ‘hos por sus hechos, con que se les honrara también con hechos, como por ejemplo los {que ahora veis en tomo a esta tumba que el ‘estado ha dispuesto para ellos, y que no se ccorriera el riesgo de confiar aun solo hom- bre, que puede hablar mejor o peor ‘méritos de muchos. Pues es di ‘con propiedad en una ocasién en que la apreciacién de la verdad a duras penas queda asegurada, ya que el oyente informa- do y bien dispuesto quizé piense que lo que se le revela es de algdn modo inferior a lo ‘que él desea y sabe, miontras que el igno- rante puede creer, por envidia, que hay un 65 “Tucidides Ti abzod yéoww Uxodot. roide ayextoi oi Exuvo! exépav_eyOpevor, &; doov dv avis Bxagtos ointat ixaves et Spdaat tt dv FKovEV- TH BF bnep- fdkhove abtdv gdovoivees Ain Kai Gmorotow. Exetdil B8 tote méAaL obras eoxydoin tabra Kaas Exeav, api kal be Enduovoy VOn@ neIpaciar OnOv tig EKA Bovitoeds te Kai SdEnS bri mhetotov, “Apgouar 88 and tav xpoysvov xpdtov- Sixaiov yap abtois xai xpénov 6 Gua kv tH towpde tiv yy Tory tHE pVTNS BiBo0ba1 nay yap yopav ot air i cobvtes Stadoz{) Tov Env yay expt tobdE bAevdépay 51 1y mapéSoay. Kai Exeivot te Exaivou Kai étt pa2hov ot raépes fidv- Kenodqevor yap mpOs oic E6eEav70 Sony Exopey apxAV mmovang fyitv toi vOV RpooKA- v. td 8 mhei@ abtiig abrot 6 Discurso finebre tanto de exageracién,sies que oye algo que std por encima de su naturaleza, Y es que ls elogios de otro pueden soportarse en la ‘medida en que cada uno se considere capaz de hacer algo de Io que oy6, «que los antiguos preciso que, si endo la costumbre, trate {e ajustarme 10 mds posible al deseo y la opinign de cada uno de vosotros. ‘Comenzaré por los antepasadk justo ala par que conveniente tributaries ef honor del recuerdo en una ocasién como sta, ya que fueron ellos quienes habitaron esta terra desde siempre, generacién tras ‘generacidn, hasta transmitira libre gracias 2 su valor. Ellos son dignos de alabanza, y iin ms lo son nuestros padres, pues no sin esfuerzo afiadieron a su herenci Aue posers y nos fo legarn ales horn bres de hoy. Pero somos nosotras mismos, sobre todo los que ahora estamos en la edad. madura, quienes lo hemos engrandecido en 0 ‘Twcidides fuels olde oi viv ért Svres wadtora bv th xadeornxvig hKig: Exnvgn- aayev, Kai thy méhiv tots. na mapeoeudoapey Kai Bs RORSLOV xa bs elpwny abtapxeatétny. dv by a ev KaTd TOREUOVs Epya, ofg Bxaota bxciiin, et tt abtoi A | Aexbfivar aitd Kai tov mévia Opthov Kai dotOV Kai Eévav Eingopov evar abtGv bna~ odour. Xponela ydp ronircig ob Croton tois tOv méhag vouovs, mapdderyHa SE ddrov aitoi Svres ti TO qi Ee SAlyous GAN Ee 6 Discurso finebre ‘mayor medida, hemos preparado a la ciu- dad para cualquier contingencia y la hemos hecho la mas autosuficiente en ia guerra y en Ja paz. Pasaré por alto los hechos de guc- ra con los que conseguimos cada una de ruestras posesiones, 0 si fuimos nosotros o nuestros padres quienes rechazaron valero- samente ¢] ataque de un enemigo barbaro 0 ariego, pues no quiero extenderme ante is fos conocen, Pero, antes de pasar @ sbanza de los cafdos, deseribiré prime 10 los principios que nos han Posicion de poder y las instituciones y las ccostumbres que nos han hecho gran fuera de lugar ‘Tenemos un régimen politico que no envidia las leyes de nuestros vecinos, pues Inds bien somos ejemplo para alguno que imitadores de los demds. Se le da el nombre de democracia porque sirve a los intereses o Tuefidos wag oixeiv BmoKputia KeKAn- yéteo. 82 Kata Ev tod voqions mpdg mpds Epya texpan- pévoig td ronitiKd pr evbeds ‘ywavar udvor yap tv te ymEV rOvbe perézovea bx anpdyuova, WX axpeiov vouitopey, wai abtoi Hirot xpivopéy ye A bvOrpospcoa Oplids Ta xPEyHATU, Ob ods AdyOVs ig Phdpny fyoousvon, dad Hh mpodidaxOivar_pArrov Ady xporepov A Eni @ Bet Epro EAdetv. Htagepsvtas yap Bf Kai TOBE Exouev Gore ToMMGV te ot adtoi HéLorE Kai nepi Gv Entzetpiigopiey EKA0- i pasta jEV (pisos, Aonoxds BE SKvov gépel. xpdtigtot 3 dv tiv yuri xpi0eiey of td te Beta Kaif cagéotatu yryvdoxovtes Kai 51d 6 Discurso finebre locon sencillezy la sabi- Kav Ett Swugvydv abtiy. rhoverociey, va Boxy 706 etvod Exoujouto: Tiy BE rGv Evavriov tyLmpiay roBeLvo- repay abtGv AaBOveEs Kat KLvdbVOV Ga t6vie KddAtot0v vopioavtes HovitOnoay pet’ abtoi toc Usv 2 Discurso Finebre tienen nada igual y apoyando en pruebas evidentes la alabanza de aquellos de los que hablo. Y ya he pronunciado la mayor parte de ésta, pues sus proczas y las de ‘otros como ellos son las que adornaron la ciudad con las virtudes que yo he cantado, yy no halbrfa muchos griegos a cuyos hechos las palabras se ajustasen tan bien como Jas de éstos. Creo que su muerte demuestra cl valor de un hombre, bien se revele por primera ver, bien se confirme por vez pos- ‘era, pues en quienes son inferiores en lo demés es justo que se anteponga el valor en las guerras por la patria, ya que al borrar el mal con el bien sirven mas al estado de Jo que perjudican como particulares. Ninguno de ellos vacil6, prefiriendo el dis- frute de la riqueza venidera, ni demor6 la desgracia con la esperanza de salir de la pobreza porque creyera que escapando de ella ain podria enriquecerse, sino que, igar asf a sus tempo que se 1a del mas hermoso de los peligros, se decidieron a cobrarse venganza de los unos ¥y a desear el oro, confiando a la esperanza 8 “Teitides Tipopeiobat, tov 6& Egicoda pév 6 bpavés tod Katopidcetv emiepeyavees, Epvo 68 mepl cob opmnEVOD OK enowévar Kai Ev abt tH apd volar Kai nalety [KaALOv} yn cduevor f 16 EvBAvteS o@Ceobat, 10 spyov t part bnépoway, Eraziorov xaipod tézns Gua t tiie S6ENg HaAAOV fH Tod dé temp adynoay, Kai oie ev npoonxdvtos Evrekevthioat hecpiiin. yanendv pev obv reifery Gv, Gv xai oRAdIg Ebere ‘dropvfwata tv dhAov cbtuxiars, alg oté Kai abtoi AyddAeove: Kat oan, obg Sv dv tis yh newpaaduevos deyaddy otepionntat, a2’ ob av bdg yevopEvos GparpeBf. Kapcepety cy Disewsofinebre ‘especialmente grandes si fracasaran. Pues para un hombre con dignidad son mas dolorosos los males debidos a la cobardia que una muerte inesperada acaecida en Ia plenitud de su vigor y como participe de tuna esperanza comin. Por eso tampoco compadezco a los padres que estdis presentes aqui, sino que voy a consolaros, pues quienes han crecido en ‘medio de toda suerte de adversidades saben que la mayor fortuna es de fos que aleanzan Ja muerte més hermosa, como éstos, 0 la nds honrosa pena, como vosotros, asf como de aquellos cuya vida hizo coineidir del ‘mismo modo el término de la felicidad con Ja muerte, Ya sé que es dificil persuadiros de ‘esto, pues a menudo os los recordaran los tiempo también vosotr0s os enorgullecisteis. Porque la pena no viene de Ia privacion de Jos bienes que no se han experimentado, sino de la pérdida de aguello a To que uno » Tucidides Be ypt) Kai dAdo naidov Anlst, olg En fuxia téxvostw rowiobar te yp tav oiK Syrov Rin ot Enryeyvouevot ttoty Eoovrat, Kai TH odode Kai dopareig, Ervo olév te Tov tf nad of dv wat atbog bx 3S yap @érHov aripOY ovov, al obx Ev 1 dypeiey ths TO nepBaivetv, Gonep ives Gihov tépmet, GAAd 16 “cyaotat, root 8 ab door ravde népeote A a@Werpois Op wéyav tov trav (TOV ‘yap obx dvra Gnas clove exatvety), al HOAts Gv Kad’ brepHOniy aperiig ody duotor, a2” DALE xetpors xpideite. q86vog Yap tois Got xpos 16 dytinahoy, 16 68 4H EuRodoY 0 Discurso finebee habia llegado a acestumbrarse. Los que ain esti en edad de engendrarlos tenéis que fortaleceros con la esperanza de otros hijos, pues para cada uno los hijos que vendrén serdn un consuelo por los que ya no estén y para Ja ciudad Io serin por partida doble, porque no se verd despoblada y le propor: cionardn seguridad. Y es que no es posible {que los que no exponen a sus bijos alos pel ‘gros por igual decidan con equidad y just- cia. Y cuantos ya habsis dejado atras la juventud, pensad que el mayor beneficio es Ta vida que habéis disfrutado y que esta otra serd breve, y consolaos con la fama de vues- tos hijos, pues solo el ansia de gloria es eterna y en la etapa improduetiva de la vida ro es jt riqueza lo que més agrada, como dicen algunos, sino e! honor. Preveo una gran competici6n entre cuantos hijos y hermanos de éstos estén presentes, pues todo el mundo acostumbra a alabar al ‘que ya no vive y, aun exagerando vuestros méritos, a duras penas se os juzgard ya no jguales, sino inferiores por poco. Pues los vivos sienten envidia de sus jguales, mientras 3 Tueiides ayavtayoviory sivoig terinnrat, &i 86 ne Bot Kai ywvarKei omava. tig te ydp dxupyovons neydan fh S6fa Kai fig Gv tn EAdytotov tipertig népt f woyou Ev toi dpazot xié0S A Eipnrar Kai tuoi Ay xard tov vOnov Soa ctzov mpdopopa, Kai aprq ot Oantépevor tad pev én Kexdounvtat, t 86 abtdv tons rai- Bag 16 Gnd Tobe Srposig H ROHS EZPL APTS Opsyer, dmpERyov oTéga- Vov toi08é te Kai tois AetmouEvors tav todvae dyovov xpoTibcton Gora yap ofg xettar dperiis pertora, tots d& Kai Gvipec dptctor ronA- setovaty. viv 88 anoAogopdjevor Ov Kpoorxet Exdaty dntte. Discurso finebre 8 opos \go de la virtud de las que ahora se encontrarén viudas, lo diré con un breve consejo. A saber, que vuestra mayor gloria consistiré en no ser inferiores a vuestra naturaleza y en que, para bien o para mal, entre los hombres se hiable de vosotras lo menos posible. Conforme a ta ley, he dicho de palabra cuanto conventa. Los aquf enterrados ya hhan sido honrados de hecho, mientras que, en lo que atafe a sus hijos, la ciudad los ‘mantendré a sus expensas hasta que alean- cen Ia juventud, offeciendo una provechosa corona a estos muertos y a los supervivien- tes de esta contienda, pues los mejores hombres también viven donde se dan Tas mayores recompensas al valor, Y ahora, ‘cuando cada uno se haya lamentado conve. nientemente por sus muertos, retiraos. 2

También podría gustarte