Está en la página 1de 29
El oficio de socidlogo Presupuestos epistemologicos por Pierre Bourdieu — Jean-Ciaude Chamboredon Jean-Claude Passeron 5 20 EL OFICIO DE sociéLoco LA METODOLOGIA ¥ EI, DESPLAZAMIENTO DE LA VIGILA Para superar las discusiones académicas y las formas académicas de superarlas, es necesario someter la practica cientifica a una reflexién que, a diferencia de la filosofia clasica de! conocimiento, se aplique no a la ciencia hecha, ciencia verdadera cuyas condi- Giones de posibilidad y de coherencia, cuyos titulos de legitimidad seria necesario establecer, sino a la ciencia que se esta haciendo. , Tal tarea, propiamente epistemoldgica, consiste en descubrir en la practica cientifica misma, ainenazada sin cesar por el error, las condiciones en las cuales se puede discernir lo -:rdadero de lo falso, en el pasaje desde un conocimiento menos verdadero a un conocimiento mas verdadero, o mas bien, como lo afirma Bache- lard, “‘aproximado, es decir rectificado”. Esta filosefia del trabajo cientifico como “accién polémica incesante de la Razén”, tras- puesta a la instancia de las ciencias del hombre, (puede proporcio- nar los prineipios de una reflexién capaz de inspirar y controlar Jos actos concretos de una practica verdaderamente -ientifica, defi- niendo en lo que tengan de -specifico los principics del “raciona- Jismo regional” propios de !9 ciencia sociolégica, El racionalismo fijista que informaba las preguntas de la fi osofia crasica del cono- cimiento hoy se expresa mejor en los intentes de algunos metod6- logos que se inclinan a reducir la reflexién sobre ei método a una légica formal de las ciencias, Sin embargo, como lo sefiala P. Feye- rabend, “todo fijismo semantico tropieza con dificultades cuando se trata de dar razon total cel progreso del conocimiento y de los descubrimientos que a él aportan”? Mas precisamente, intere- sarse en las relaciones intemmorales entre los enunciados abstractos posible evadirse de Ja alternative de la imitacién ciega y del rechazo, igual- mente ciego, a imitar: “la sociologia uacié a 1a sombra de las ciencias de 1a naturaleza y en contacto intimo con ellas [...]. Es natural que algunos de los primeros socidlogos se equivacaran al exagerar este acercamiento, hasta el punto de desconocer el origen de las ciencias sociales y 1a autonomia que deben disfrutar respecto de las otzas ciencias que las han precedido. Pero esta exageracién no debe hacer olvidar toda la fecundidad de los origenes més importantes del pensamiento cient'fico”. Rivista Italiana di Sociologia, tome 1, 1900, pp. 127-159, citado en A. Cuvillier, Ot va la sociologia francuise?, Marcel Rivitre et Cie. Paris, 1953, pp. 177-208 [hay ed. csp.]. 32 P. Feyerabend, in H, Feigh y G. Maxwell (comp.), “Scientific Fx las nation, Space and Time", en Minnesola Studies in the Philosophy of Science, vol. 11, Minnedpolis, 1962, p. 51. totosia ¥ METODULOGIA en detrimento de los procesos por los cuales cada proposicién o cada concepto fue ablecido y engendro otras proposiciones u otres conceptos, supone negarse a colaborar efectivamente con quienes estan inmersos en las peripecias inseguras del trabajo ventficedesplazando asi el desarr ‘lo de Ja intriga entre bast. cen laces? Totalmenite ocupados en la biisqueda de una légica ideal det descubrimiento, los meto- alidad sino a un investigador délogcs no pueden dirigirse en re definido abstractamente por su aptitud para concretar estas normas de perfeccién, es decir a un investi xdor impecable, lo que equi vale a decir imposible o estéril/ La obediencia incondicional a un ‘ orgznon de reglas légicas tiende a producir un efecto de “clausura rematura”,-al hacer desaparecer, como lo diria Freud, “la elasti- cided en las definicione**y 0 como .o afirma Carl Hempel, “la disponibilidad semantica de los conceptos” que constituye una de las cor.diciones del descubrimiento, nor lo menos en ciertas etapas de la historia de una ciencia o del desarrollo de una investigacion, No se trata aqui de negar que {a formalizacion légica enca- rada como medio para poner a prueba la ldégica en acto de la investigacién y la coherencia de sus resultados constituye uno de Jos instrumentos mas eficaces de! contro! epistemoldgico; pero esta implemeutacién legitima de los instrumentos légicos cpera cemasiido a menudo como garantia de la enfermiza predileccién por ejercicios metodolégicos cuyo tinico fin discernible es posibi- litar Ja exhibicién de un arsenal de medios disponibles, Frente a algnnas investigaciones concebidas en funcién de las necesidades de la causa légica 0 metodoldgica, no puede sino evocarse, con iAbraliam Kaplan, la conducta de ur borracho que, habiendo perdi- do la ave de su a, la busca sin embargo con obstinacién, bajo la Iz de un farol, ya que alega que alli se ve mejor [A. Kaplan, texto n° 3). _ Elrigorismo tecnolégico que descansa sobre la fe en un rigor detinido de una vez para siempre y para todas las situaciones, es decir una repres 6u fivista de la verdad o del error como tras* gresion a normas incondicionales, se opone diametralmente a Ta busqueda de rigores especificos, desde una teoria de la verdad como teoria del error rectificado, “El conocer —agrega Gaston Bachelard— debe evolucionar junto con lo conocido.” Lo que equivaie a afirmar que es intitil buscar una légica aaterior y exte- Fior a la historia de la Ciencia que se esta haciendo, Para captar los procedimientos de la investigacién es necesario analizar como el i 22 EL OFICIO nz soctéLoco opera en lugar de encerrarla en la observancia de un dec, procedimientos que quizd no deban parecer adelanta de Ta practica real sino por el hecho de que son defini lantado.** “Desde la fascraacién por el hecho de que en matematica evitar el error es cuestion de técnica, se Pretende definir la verdad como el producto de una actividad intelectual que responde a ciertas normas; se pretende considerar los datos experimentales * como se consideran los axiomas de la geometria; se confia deter- minar reglas de pensamiento que desempefiarian la funcién que la légica desempefia en matematica. Se quiere, a partir de una experiencia limitada, construir la teoria de una yez por todas, El calculo infinitesimal elaboré sus fundamentos Paso a paso, la nocion de ntimero sdlo alcanz6 claridad después de 2 500 aftos. Los procedimientos que instauran el rigor se originan como respuestas a preguntas que no pueden formularse a priori, y que sélo el desarrollo de la ciencia hace surgir. La ingenuidad se pierde lenta- mente. Lsto, verdadero en matemitica, lo es a fortiori para las ciencias de observacién, adonde cada teoria refutad. umpone nue- vas exigencias de rigor, Es pues imtitil pretender pl-ntear a priori las condiciones de un pensamiento auténticamente cientifico.” #4 Mas profundamente, la exhortacién insistente per una per- feccién metodoldgica corre él riesgo de provocar un desplazamiento de _la_vigilancia_epis nologica; en lugar de preguntarse, por e “logo de dos respecto clos por ade- jemplo, sobre el objeto ue la medicién, sobre el grado de precision deseable y legitimo segtir las condiciones particulares de la misma, o determinar, mas simplemente, si los instrumentos miden lo que se desea medir, es posible, arrastrados por el deseo de acufiar en tareas realizables la ide» pura del rigor metodoldgico, perseguir, en una obsesién por el decimal, el ideal contradictor’o de una pre- cision definible intrinsccamente, olvidando que. tal _como lo recuerda A. D, Richtie, “realizar una mediciéa mas precisa que lo necesario no es menos absurdo que hacer una medicié» insuficien- 38 Los autores de un Irrgo estudio dedicado a las funciones del méiodo estadistico en socivlogia admizmn in fine que “sus indicaciones en ielguecis cierne a las posibilidades de aplicar la estadistica tedrica a la snvestigaci empirica, caracterizan sélo ef estado actual de la discusién mneictotigicn, quedando la préctica en un segundo plano” (E. K. Scheuch yD. Wiische meyer, “Soziologie und Statistik, Uber den Binfluss der moemen, Wiisem schaftslehre auf ihr gegens:.tiges Ve: saline eae Sci Sosiologie und Sozial-Psychologie, vit, 1956, pp. 272-201), gag a ra Régnier, Les infortunes de la Raison, Seuil, Paris, 1956, po. 37-3! EPISTEMOLOGiA Y METODOLOGEA temente precisa”,"" 9 también que, como lo sefiala N. Campbell, cuando se establece que todas las proposiciones comprendidas dentro de ciertos limites son equivalentes ¥ que la proposicién definida aproximativamente se sittia dentro de estos limites, e] uso de la forma aproximativa vs perfectamente legitina entiende que la ética del deber metodolégico pueda, al ensendse una casuistica de la equivocacién técnica, conducir, por lo meno: indirectamente, a una ritual de procedimientos que quizas es la caricatura del rigor metodoldgico, pero que es sin duda y exacta- imente el_opucsto de la vigilancia epistemolégica! Es especial- mente significativo que la estadistica, ciencia del exror y del coun cimiento aproximativo, que en procedimientos tan comunes como el calculo de error o del limite de confiabilidad opera con una filosofia de la vigilancia critica, pueda ser frecuentemente uti zada como coartada cientifica de la sujecion ciega al instrumento, De la misma forma, cada yez que los tedricos conducen la investigacién empirica y los instr..mentos conceptuales que emplea ante el tribunal de una teoria cuvas construcciones en el dominio de una ciencia que ella pretende reflejar y dirigir se niegan a evaluar, gozan del respeto de los practicistas, respeto forzado y verbal, sdlo en nombre del prestigio indistintamente atribuido a toda empresa teérica. I ¥ si sucede que la coyuntura intelectual posibilita que los i Htedricos puros impongan a los cientificos su ideal, légico o seman- 35 A. D. Richtie, Scientific Meth: An Inqury into the Character and Validity of Natural Laws, Littlcficld, Adams, Paterson (N.J.), 1960, p. 113. Al analizar esta biisqueda de “la precisién mal fundada”, que consiste en creer que el mérito de Ja solucién se mide »or el numero de decimales indicados”, Bachelard izdica “que si una precisin en un resultado va mas alla de la Precision de los datos experimentales, es exactamente la determinaciéa de la nada... Esta prictica recuerda la chanza de Dulong quien, al referirse a un exper..nentador decia: esti seg:-o de la tercera decimal, es sobre la primera que duda” (Gaston Bachelara. La formacién del espiritu cientifico, Buenos Aires, Siglo XXI, 1972, pp. 31-252). 3° N. 1. Campbell, An Account of the Principles of Measurement and Calculation, Longmans, Green and Co, Londres, Nueva York, 1928, p. 186. Podria recordarse en este caso la distincién que establecia Cournot entre orden légico y orden racional, que lo llevaba 1 sefialar que Ia busqueda de la perfec- cin légica puede desviar de la captacién del orden racional (Essai sur les fondements \'¢ nos connaissances et sur les caractéres de la critique philos sophique, Huchette, Paris, 1851, pp. 242 y ss.). ACRE 31 El angustiado interés por las enfermedades del espiritu cientifico pueda Provocar un efecto tan depresivo como las inquietudes hipocondriacas de los adictos al L-r.2scre médical. 2 EL OFICIO DE sociéLoai tico, de la coherencia inte, a y universal del sisto: Pueden legar a dete: ee , Z| versa de conceptos, ner la Investigacion en {2 y medida en que ambicién imposible, que no es escolar ni pr ‘ofética, de decirlo todo, sobre todas las cosas y, ademas, ordenadamente. 18 EL ORDEN EPISTEMOLOGICC DE RAZONES * Pero estos anilisis socioldg.cos o psicoldgicos de la distorsién meto- dolégica y de la desviacién especulativa no pueden ocupar el lugar de la critica propiamente epistemoldgica a la que introducen, Si es necesario prevenirse, con especial conviccidn, frente a la puesta en guardia de los metodé:ogos es porque, al llamar la atencion exclusivamente sobre lus controles formales de los procedimientos experimentales y los conc-ptos operacionales, corren el riesgo de desplazar la vigilancia sobre peligros més serios. Los instrumentos y_los apoyos, muy poderosos sin duda, que la reflexién metodolé- gica proporciona a la vigilancia se vuelven contra ésta cada vez que no se cumplen las condiciones previas a su utilizacién, La ciencia de las condiciones formales del rigor de las operaciones, que presenta el aspecto de una puesta en forma “operatoria” de la vigilancia epistemolégica, puede parecer que se funda en la pre: tensiéu de asegurar autor iticamente la aplicacién de Jos princi. pios y preceptos que definen la vigilancia epistemolégica, de> manera tal que es necesario un acrecentamiento de la viyilancia para evitar que produzca automiticamente este efecto de despla- zamiento, . a . Seria necesario, como decia Saussure, “mostrar al ling ta 38 Algunas disertaciones tedricas sobre todas las cosas conocidas 0 cono- cibles desempeiian, sin duda, una funcién de anexién anticipada aniloga a lo de las profecias astrolégicas di.ouestas siempre a digerir retrospectivamente el acontecimiento: “Existen personas, dice Claude Bernard, que scre una tuestion dicen todo lo que se yuede decir para tener el derecho de reclamar cuando, mas tarde, se haga alguna experiencia al respecto, S como aquellos jue ubican planetas en todo el espacio para afirmar luego que alli esta et planeta que habian previsto” (Principes de médecine experiznentale, PUP, Paris, 1947, p. 255). nn EPISTEMOLOGIA Y METODOLOGIN ow liane hace”."2/ Preguntarse qué as ciencia é, mas pret, te, watar de saber qué hace el cientifico, sepa éste 0 no lo que ee slo interrogarse sobre la eficacia y el rigor formal de eae ates métodos, esexa iinar a las teorias y los métodos a su aplicacién para determinar qué Bacon los objetos af qué objetcs hacen, El orden segin el cual debe e ectuarse ee examen se impone tanto por el analisis propiamente epistemo) LOgico’ de los obstaculos al conocimiento com~ por el andl sis sociolégico de las implicaciones epistemoldgicas de ‘4 sociologia actual que definen Ja jerarquia de los peligros epistemcldégicos y, por este camino, de Jos puntos de urgencia. . ; Establecer, con Bachelard, que ef hecho cientifico se con- quista, construye, comprueba, implica rechazar al mismo tiempoj el exupirismo que reduce el acto cientifico a una comprobacién y el.convencionalismo que sclo le “pone los predmbulos de la cons- truccién. A causa de recordar el imperativo de la comprobacién, enfrentando la tradicién especulativa de la filosofia social de la cual debe liberarse, la comunidad. sociolégica persiste en olvidar hoy la jerarquia epistemoldgica cx los actos cientificos que sub- ordina la comprobacién a !a construccién y Ia construccion a la ruptura: en el caso de una ciencia experimental, la simple remi- sién a la prueba experimental no es sino tautoldzica en tanto no Ss: acompafie de una explicacién de los supuestos tedricos que fundamentan una yerdadera experimentacién, y esta explicitacién no adquiere poder heuristico en tanto no se le adhiera la explici- tacién de los obstaculos epis noldgicos que se presentan bajo una forma especifica en cada practica cientifica, 2B E- Benveniste, “Lettres de Ferdizend de Saussure & + Ferdinand de Saussure, 21, 196+, pp. 92133- ntoine Meillet”, SEGUNDA PARTE. LA CONSTRUCCION DEL OBJETO II. EL HECHO SE CONSTRUYE: LAS FORMAS DE LA RENUNCIA EMPIRISTA “E] punto de vista —dice Saussur2— crea el objeto.” Es decir que una ciencia no podria definirse por un sector de lo real que le corresponderia como propio. Como lo sefiala Marx, “la totalidad concreta, como totalidad del pensamiento, como un concreto del pensamiento es, in fact, un producto del pensamiento y de la con- cepcién [...]. El todo, tal como xparece en Ja mente, como todo del pensamiento, es un producto de la mente que piensa y que se apropia el mundo del unico modo posible, modo que difiere de la apropiacién de ese mundo en el arte, la religién, el espiritu prac- tico. El sujeto real mantiene, anves como después, su autonomia fuera de la mente [...]"} [K. iuarz, texto n° 20). Es el mismo principio evistemoldgico, instrumento de la ruptura con el realis- mo ingenuo, que formula Max Weber: “No son —dice Max We- ber— las relaciones reales entre «70sas> lo que constituye el prin- cipio de delimitacién de los diferentes campos cientificos sino las relaciones ¢ »nceptuales entre problemas, Slo alli donde se aplica un método nuevo a nuevos problemas y donde, por lo tanto, se descubren ruevas perspectivas nace una «ciencia» nueva” * [Mar Weber, tex: n? 21). Paneer Incluso si las ciencias fisicas permiten a veces la divisién en sub-unidades determinadas, como la selenografia 0 la oceanografia, por la yuxtaposicién de diversas ¢’sciplinas referidas a un mismo 4 Karl Marx, Introduction générale & la critique de Véconomie poling (trad. M. Buta y L. Evrard), en Odras, t. 1, Gallimard, Paris, 1963, pp. 295 956, En castellano véase Karl Marx, Elementos fundamentales para la critica de la economia politica, vol. 1, Buenos Aires, Siglo XXI, 1971, p. 22. 2M. Weber, Essais sur la théorie de la science, op. cit., p. 146. 52 EI. OFICIO DE SOcIdLOGO sector de Jo real, es solo con fines pragmaticos: Ja investigacién cientifica se organiza de hecno en torno de objetos_construidos que no tienen nada en comtn con aquellas unidad. 5 delimitadas por la percepcién ingenua. Punden verse los lazos que atan atin la sociologia cientifica a las categorias de la sociologia espontanea en el hecho de que a menudc se dedica a clasificaciones por sec- tores aparentes, por ejemplo, sociologia de la familia, sociologia \] det tiempo libre, sociologia rural 0 urbana, sociologia de la juven- tud o de la vejez. En general, la epistemologia empirista concibe Jas relaciones entre ciencias vecinas, psicologia y sociologia por ejemplo, como conflictos de }.:.aites. porque se imagiua la divisié cientifica del trabajo como divisidn real de lo real. Es posible ver en él préacipio durkheimiano seztin el cual “hay que considerar los hechos sociales como cosas” (se debe poner el acento en “considerar como”) el equivalente especifico del golpe de estado teérico por el cual Galileo construye el objeto de Ja fisica moderna como sist-ma de relaciones cuantificables, o de la decisién metodoldgica por la cual Saussure otorga a la lingiiis- tica su existencia y objeto distinguiendo la lengua de la palabri en efecto, es una distincién semejante la que formula Durkheim cuando, explicitando totalmente la significacién epistemoldgica de la regla cardinal de su metodo, afirma que ninguna de las reglas implicitas que incluyen los sujetos sociales “se encuentra integra- mente en las aplicaciones que de ellas hacen los particulares, ya que incluso pueden estar sin que Jas apliquen en acto”. E] se- gundo prefacio de Las reglas dice claramente que se trata de pre- cisar una actitud mental y no de asignar al objeto un status ontolégica. [Emile Durkheim, texto n° 22). Y si esta suerte de tautologia, por la cual Ja ciencia se construye construyenc) su objeto contra el sentido comtin —siguiendo los principios de cons- truccién que la definen—, no se impoue por su sola evidencia, ¢s. Porque nada se opone més a, las evidencias del sentido comin que la diferencia entre objec “real”, preconstruido por la percep- cidn y objeto cientifico, come sistema de relaciones expresamente \construido. 4 L 3 Emile Durkheim, Les régles de la méthode sociologis;.:. 9? edic. revisada y aumentada, F. Alcan, Paris, 1901; citado segiin la 15* e4. de pur, Paris, 1963, p. 9. (Hay ed. esp: Las reglas del meétodo sociolégi:2, Buenos Aires, Schapire, 1973.] 4 Es, sin duda, porque la situacién de comienzo 0 de recusnieuzo se cuenta entre las muds favorables a La explicitacion de loc principios de construccida que pet ozszto > La CoNSTRUCCIO? No es posible ahorrar esiuerzos en la tarea de construir el objeto si no se abandona la investigacién de esos objetos precons- truidcs, hechos sociales demarcadas, percibidos y calificados por Ja sociolegia espontanea.> o “problemas sociales” cuya aspiracién a existir como problemas socioldgicos es tanto mis grande cuanto mids realidad social tienen para la comunidad de socidlogos. * No basta rultiplicar el acoplazniento de criterios tomados de Ja xpe- riencia comin (piénsese en todos esos temas de investigacién del tipo “el ocio de los adolescentes de un complejo urbanistico en la zona este de Ja periferia de Paris”) para construir un objeto que, producto de-una serie de divisiones reales, permanece como un to comuin y no accede a Ja dignidad de objeto cientifico justa- obje miente porque se somete a la aplicacion de técnicas cientificas. Sin cada que Allen H. Barton y Paul F. Lazarsfeld tienen razon cuando sefialan que expresiones tales como “consumo opulento” o “White-collar crime” construyen objetos especificos que, irre- auctibies a los cbjetos comunes, toman en consideracién hechos corocidos, los que por el simple efecto de aproximacién, adquieren un sentido nuevo;* pero Ja necesidad de construir denominaciones especificas que, aum compuestas con palabras del vocabulario cemiin, construyen nuevos objetos al es s relaciones zada_por los curacterizan a una ciencia, que Ja 108” hechos durkieimistas para imponer el pri sociales” conserva, aun hoy, un valor que no es silo arqueulizico. 4 Muchos socidlogos principiantes obran co tara darse un objeto Gotado de realidad social para poseer, al mismo tiernpo, un objeto dotado de realidad sociolégica: dejando a un lado las innumerables monografias de aldea, podrian cilarse todos esos ten investigacién que no tienen otra Problematica que la pura y simple designacién de grupos sociales o de proble. ras percibidos por la conciencia comin, en un morento dado. ® No es castalidad si sectores de la suciologia, como por ejemplo el estudio de los medios de comunicacién modernes 0 del tiempo libre, son los mis pormenbles a las problemiiticas y esq. = io de la e mas de la sociologia espontinea: ademas de que esos objetos existen ya en tanto que temas obligados de la conversacién cornin sobre la sociedad moderne, deben su carga ideoligica al hecho que es con él mismo que se relaciona e! intelectual cuando estudia Ja relacién de las clases populares con la cultura, La re.cién del intelectual con Ja cultura excierna todo cl problema de su relacién con la condicién de intelectual, nunca tan dramiticamente planteada como en el problema de su relacién con las clases populares como clases desnrovis TA. HL Barton y PL F. Lazarcisa, alysis in Social Research”, en S. M. Lipset y N. J. Smelser (eds.), So colugs The Progress of a Decade, Preutice Hall, Englewood Cliffs (NJ.), 1961, pp. 95-199, 5+ EL OFICIO DE sectdi.oco entre los aspectos de las cosas no es mas que un indicio del primer grado de la ruptura epistemoldgica con los objetos preconstzuidos de la sociologia espontanea. En efecto, los conceptos que pueden superar a las nociones comunes no conservan aisladamente el poder de resistir sistematicamente a la implacable logica de la-ideo- logia: al rigor analitico y formal de los conceptos llamados “ope- ratorios” se opone el rigor sintético y real de los conceptos que se han llamado “sisteméaticos” porque su utilizacién supone la refe- rencia permanente al sis‘ema total de sus interrelaciones.8 Un! objeto de investigacién, por mas parcial y parcelario_que sea, no puede ser definido y construido sino en funcién de una problemd- ica ‘edrica que permita someter a un gistematico examen todos ‘Tos aspectos de Ja realidad puestos en relacién por los problemas que le son planteados. 7 m-1. “Las abdicaciones del empirismno” En Ja actualidad se coincide demasiado facilmente con toda la re- flexién tradicional sobre i ciencia, en el sentido de que no hay Jobservacién 0 experimentacién que no impliquen hipétesis. La § Los conceptos y proposiciones definidos exclusivamente por su carécter ‘operatoria”” pueden no ser ma: que la formulacién légicamente irreprochable de premoniciones y, por este moti on a los conceptos sistemiticos » propo- siciones tedricas Io que el objeto pre-construido es al objeto consintido, Al Poner el acento exclusivamente en el cardcter operacional de us definiciones, se corre el peligro de tomar una simple terminologia clasificatoria, coma hace S.C. Dodd (Dimensions of Soc. :y, New York, 1942, u “Operational Definitions Operationally Defined”, American Journal of Sociology, xuvint, 19:2-1943, pp. 482-489) por una verdadera teoria, abandonando para una investigacién ulterior el problema de la sistematicidad de los conceptos propucsto: 7 aun de su fecundidad tedrica. Como lo subraya C. G, Hempel, privilegiando las “definiciones operacionales” en detrimento de las exigencias tréricas, “la lite- ratura metodoldgica consagra’ 1 a las ciencias sociales tiende a sugerir que la sociologia tendria que proveerse, para preparar su porveniy de disciplina Gientifica, de una amplia como posible gama de términos “operacion-lmente definidos” y “de un empleo constante ¥ univoco", como si la formacié.: se los conceptos cientificos pudiera ser separada de Ja elaboraciéa tedvica. Es la formulaciéa de sistemas concestuales dotados de una pertinencia tedrica lo qu2 se emplea en el progreso cientifico: tales formulaciones exigen cl descubri- taiento tedrico cuyo imperativo empirista u operacionalista de la ertinencia empirica [...] no podria darse por si solo (C. G. Hempel, Fundamentals of Concept Formation in Empirical Rescarch, University of Chicago Press, Chica- e°, London, 1952, p. 47). : LA CONSTRUCCION DEL oBJETO is 3 1 del proceso cientifico como dislogo entre hipétesis y experiencia. sin embargo, puer's rebajarse a la imagen antropo- morfica de un intercambio en que los dos socios asumirian relies , perfectamente simétricos e intercambiables; pero no hay que olvi- [ar que Joreal no tiene nunca la iniciativa puesto que sdlo puede } responder si se lo interroga. Bachelard sostenia, en otros términos, que el “vector epistemolégico [...] va de lo racional a lo real no a la inversa, de la realidad a lo general, como lo profecsbay todos los fildscfos desde Aristdicles hasta Bacon” [Gaston Bache- lard, texto n° 23]. ___ Si hay que recordar que “la teoria domina al trabajo expe- { pBimental desde la misma concepcién de partida hasta las ultimas } {manipulaciones de laboratorio".® o atin mas que “sin teoria no es posible ejustar ningiin instrumento ni interpretar una sola lec- tura” *° es porque la represent .cién de la experiencia como pro- tocolo de una comprobacién libre de toda implicacién tedrica deja traslucir en miles de indicios;’p’: “ejemplo en la conviccién, todavia muy extendida, de que exister: “echos que podrian trascender tal como soi a la teoria para la cual y por la cual fueron creados. Sin embargo, el desafortunado destino de la nocién de totemistno (que Lévi-Strauss compara al de histeria) bastaria para destruir Ja creencia en la inmortalidad cientifica de los hechos: una vez abandorada la teoria que los unfa, los hechos del totemismo vuel- ven a su estado de datos de donde una teoria los habia sacado por un tiemro y de donde otra teoria no podra sacarlos mas que confi- riéndoiss otro sentido." Basia haber intentado una vez someter al anilisis secundario un material recogido en funcién de otra problematica, por apa- rentemente neutral que se muestre, para saber que los data mas ricos no podrian nunca responder completa y adecuadamente a| los interrogantes para los cuales y por los cuales no han sido cons-/ truidos. No se trata de impugnar por principio la validez de la utilizacién de un material de segunda mano sino de recordar las condiciones epistemoldgicas do ese trabajo de retraduccién, que se refiere siempre a hechos construidos (bien o mal) ynoa ates Tal trabajo de interpretacié, del cual Durkheim dio ya 6 ejemplo en El suicidio, podria constituir la mejor incitacién a ‘4 °K. R. Popper, The Logic of Scientific Discovery, op. cit., p. 107. 10 P, Duhem, La théorie physique, op. cit p. 277. ee 31 Claude Lévi-Strauss, Le totemisme aujourd'hui, pur, Paris, 1962, P- [hay ed. esp.}. 36 EL OFICIO DE socié6Loco vigilancia epistemoldgica en la medida en que exige una explici- tacién metédica de las problematicas y principios de construccién. del objeto que estan compreididos tanto en el material como en el nuevo tratamiento que se le aplica. Los que esperan milagros de la triada mitica, archivos, data y computers desconocen lo que separa a esos objetos preconstruidos Namados hechos cientificos (recogidos por el cuestionario o por el inventario etnografico) de los objetos reales que conservan los museos y que, por su “exce- dente concreto”, ofrecen a I~ indagacién posterior la posibilidad de construcciones indefinidamente renovadas. Al no tener en cuenta esos preliminares epistemoldgicos, se esta expuesto a con- siderar de modo diferente lo idéntico e identificar lo diferente, a comparar lo incomparable y a omitir comparar lo comparable, por el hecho de que en sociologia los “datos”, aun los mas objetivos, se obtienen por Ja aplicacién de estadisticas (cuadros de edad, nivel de ingresos, etc.) que implican supuestos tedricos y por lo mismo dejan escapar informacién que hubiera podido captar otra cons- truccién de los hechos.!* El positivismo, que considera los hechoe como datos, se limita ya sea a reinterpretaciones inconsecuentes, porque éstas-se desconocen-cumo tales, ya sea a simples confirma: ciones obtenidas en condiciones técnicas tan semejantes come sea posible: en todos los casos efecttia la reflexién metodoldgica sobre las condiciones de reiterabilidad como un sustituto de la reflexién epistemoldgica sobre la reinierpretacién secundaria. Sélo una imagen mutilada del proceso experimental puede hacer de la “subordinacién a los hechos” el imperativo tinico. Es. pecialista de una ciencia impugnada, el socidlogo esta particular- mente inclinado a reafirmar «1 cardcter cientifico de su disciplina sobrevalorando los aportes que ella ofrece a las para revelar las virtualidades latentes. De alli la utilidad de seguir al grupo estudiado cuando se enfrenta a situaciones nuevas, cuya evocacién no es nada mas que un remedio para salir del paso, pues se pueden multiplicar las preguntas hasta el } nt nito” Mi. Chiastaing, “Jouer n'est pas jouer”, loc. cit. ; °3 De este modo, la entrevista ro directiva y el andlisis de contenido no podrian scr utilizados como una especie de patrén absoluto, pero deben propor- cionar un medio de controler continuamente tanto el sentido de las preguntas planteadascomo las categorias seziin las cuales som analizadus e interpretadas Jas respuestas 2!°M. Maget, Guide d'étude directe des comportements culturels, CNRS Packs, 195u, p. xxxt. 66 EL OFICIO TE

También podría gustarte