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KARL LARENZ DERECHO DE OBLIGACIONES Bawraxe: Viehtigtert, uflisuy unt Cmyertatany con Dever rechtseerhaitnigeen, 1948; Bisex, Zur Lehre con Sehuld und Her. fmug, The 3: y 168; Dr Boon: Die Kollision von Forde- ungerechten, 1928; Gerichtssehuts ¥. Rechtseystem, 1941; Gr=wKk Die aoziule Aufgabe des Privatreckts, 188); Sehuld-und Haftung, 1910 Danernde Schutdverhattnissc, Ther Tv, 65, 355: Gsounrezen: Dic Siindigung mack deutsehem und éstorreteenachens Recht, Ther 3b, WS, SIT, Lumines Die Unterlussungapflicht im Biygerlicnen Becks WO; Retonee: Cnklaybare Anepriiche, Ther Jb, 59, 400; Some mm: Sekuld wd Haftang, 1914; Sten: Der Reehiazieang ine Sobula evhattnis, 1908; Sroux: Die Lehre von den Leistunystirungen, 1996. SEROMA: Schulipficht wid Haftung, en Kestschr, f. Binding, 1914 Winsexem: Zum Syatens dee dewtschen Vermipenereent, 1941 §1 Los AcoNrscnitewr0s VITALES RBoLAMENTADOS derecho de obligaciones, reglamentado en el libro segundo el BEB, ($$ 241-858) no tiene por objeto un sector vital unifor ane, como acontece en el derecho de familia, el derecho de socie dades, el derecho taboral o el de arrendamientos urbanos. Rela ciones de obligacién son obligaciones juridicas de una person: frente a otra, eayo fundamento no se encuentra en un vineulo fa miliax, pudiendo resultar de diferentes acontecimientos vitales. De eutre éstos son los mis importantes el tnifieo juridico y los dafios imputables (*), que fundamentan una obligacién de indemniza: frente al perjudiendo (1). Bajo el concepto de tratico juridieo en- ) Chr. ant. 1.089 C. e. espadol, (N, ner 7) (2) Claramente hn expuesto Wreioxen (loc, elt. 60 ¥ ss) que et dere. ho de obligaciones no se reflere a un sector vital uniforme. Recomenda, vor consiguiente, yuza estructurar de nuevo en el futuro e sistema de! jerecho patrimonial, et escindir la unidad que implica ta rébrien de “dere: sxtRoDucc16x tendemos el intereambio de bienes, prestaciones de cosas y de ser vicios que se produce de acuerdo con las normas juridicas entre ‘personas equiparadas en principio entre si. Pundamentalmente se eva a efecto (2) mediante la conclusién de contratos obligate vies, Como quiera que las reglas sobre la conclusién de los con- tratos se recogen de modo general en la “Parte Generel” de! BGE. contiene el derecho de obligaciones principalmente las normias £o- bre el posible contenido de los contratos, asi como las relativas al desenvolvimiento, ejecucién y extinciGn de los distintos contrato. ‘A su vez el significado vital de los contratos es muy diferente. Hay contratos, como, p. ej., el arrendamiento de viviendas o el contrato de trabajo, que al menos para una de las partes pusier tener importancia vital, En éstos se pone de manifiesto especial mente la “misin social” del Derecho privado. a saber, estableces condiciones y dietar normas que hagan posible un equi zonable de las fuerzas sociales ¥ de los inteveses de am grape mano y tomen en consideracin la necesidad de proteecién de 2 ‘econémicamente débiles, Por otro Indo encontxemos contratos que sélo fundamentan una relaeién fgax entre tos interesndos y ue afectan a interés algano de importaueia vital. A este grapo sresponden algunos contrates de compraventa que se ejecutan ix mediatamente, asi como los contratos de complacencia, como €l préstamo comodato que hace un veeino, 0 el deposito sratni ¥ otros casos. Muchos contratos que, contempindos aisladamen sin embargo. d ho parecen responder x wn interés general, so gran importaneia para la vida econémica y para el deservely miento de las xelaciones sociales por la frecuencia con que concluyen, sismpre en la misma forma, entre distintas partes ea tratantes; asi acontece, por ejemplo, con las ventas a plazos, los negocios de crédito de los Bancos y de otros institntos de erétit« eho de obligaciones en 1a dicotomin do “ordenactén contractual ‘nactin de Tos daiios”, 311 monogentia Vertrag und Unveokt se basa en wit festractara aniloga, Por el contvarlo, el punto de vista det BGB no 2 onde a ln semejauza de las cizeanstancias vitales, sino a le uniformida structural de lag relaciones Suridicas. La justificaclén del derecho de obi aclones deseansa en la posibilidad de nn concepto estructural uaitorme de las *zelaciones obligatorias”. (Cf, sio embargo, infra $8 4, 11, ¥ IV. § L—uos acontionuxsyos vinaLis aeaLANeNTAves 6 Jos contratos de seguros y también con los coutratos que de: minadas empresas mercantiles, industriales y de transportes con- cluyen con sus clientes. De ahi que tales contratos hayan reci también en parte, una reglamentaci6n legal mis detaliada, to- mando en consideracion puntos de vista politico-soviales. Akor: hien, enando falte wna jamentacion legal adeenada ineumbe a jurisprudencia In mision de velar por que se tomen en covside- vacin las normas de justiein que estén por encima de Ios inte veces individuales, asi como los principios de Ia Jeattad del tr fico y de la conservacion de 1a confianza. Junto a estos <1 principios, sin enya observaneia no pueden existir 1 1 Im Ineiones sociales senas, domina el a chual Ia aspire echo cout) clon hacia Ia claridad y la seguridad juvidie: dencia a facilitar el tritiee juridico (p. ej., liber bertad de tipos, proteccién del contrate). EL otro grupo de acontecimientos vitates, de los yaw preto nantemente ha de oenparse el derecho de abligaciones, es el de log daiies o perjuicios impntables. De ellos surge una relacién di 2 de forma. 1 obligacién cuando el que, segin los principios yenerales del Deve cho, sen responsable del daiio venga Jegalmente obligado a indem nizar al perjudieado. La expresion de “dai ” ‘Schiidiguag”) ha de entenderso en wn sentido may amplio, Com: prende tanto Ios daiios corporales o de Ja salud como Ios aitaques ala propiedad w otros daiios patrimoniaies, p. ¢j., a virind de Jn vstafa o de la competencia ilfeita (*). La obligacién de indemnizat puede deseansar de una parte en el hecho de qne el obligndo hay few y eulpablemente, es decir, de modo que pued le reprochada su conducta. Hablamos eatoness de un “acte to”. Mas también puede derivar Ia obligaeién en que el obliga do haya de responder, a virted de la ley mente conectados a determinada explotacién (p. ej, ferrocarr! Jes) 0 una cosa determinada (p. ej. autombviles). no coneurta culpa alguna por su parte. En este easo hablamos a de Ins riesgos usual ello aungu () V. ants, 4us2, 1.105, 1407 y 1.002 C. e. Le semtenola det. $. a % de mayo de 1915 (Colcecién Legislatiea, t. Li, pig. S73) contompla 1 aso en que el dato se produce por vulneracién de vormas relat propledad industvlal, (S. pet) 16 istmonucer6s responsabilidad por riesgo” (*Geflrdungshattung”) (*). Un mismo acontecimiento, p. ej., un aceidente del tréfico, puede dar Iugar para las personas afectadas a pretensiones de indemniza- cién y a obligacién de indemnizar, tanto desde el punto de vista del acto ilieito como desde el Angulo de 1a responsabilidad por riesgo (a vittud, p. ej, de la explotacién de una linea tranvia- sia}, No intezesa, por el contrario, a nuestra exposicién el que el mismo hecho pueda ser contemplado bajo un tercer eriterio ju ridico, a saber, la conenrrencia de un acto punible. Freeuentemente se califiea al derecho de obligaciones como “de. recho de} tréfico de bienes o del intereambio de bienes”, en eon: traposicién con el derecho de cosas, que s¢ considera como dere- cho de dominio 0 sefiorio (permanente) sobre las cosas. Quiere ex- presarse asi Ja funcién econémica y social del derecho de oblign: ciones, Es exacto que la relacién de obligacién tiende por lo re- galar 2 que oeurra algo (ahora o en lo futuro}, debe prestarse un custitutivy, se transfieve una cosa, se realiza una obra o se presta, an trabajo. Frente a esto, el contenido del derecho de cosas, en especial de la propiedad, no consiste tanto en que suceda algo como en que exista tm gefiovio sobre 1a cosa (3). Con frecuencia se produce una modificacién de la distribueién de los bienes me- diante una relacién de obligaeioa. Sin embargo, la misién del de- \eiones excede de esto, Es cierto que et derecho de reeho de obi obligaciones veglamenta también, ¢ incluso predominantemente, Jos negocios earacteristicos del intercambio de bienes, como son Ja compraventa, la permuta, el eontrato de obra nueva; y regla- menta tales conti ocios obligatorios bésicos mediante os que se prepara la auténtica transferencia de la propiedad, que segiin el BGB, un eontrata real especial (§§ 873, 925, 959) ( tos eomo m Yo ants, 1.005» 3.096 ¢ eins det . S. de 19 de oc- fe de 1909 iColvecisn Lepitatie 320) ¥ 10 de julio w 1943. Véase también el art. 6° de In Ley de Aecidentes de trabajo de fe jain de 1955. (N. pe). 13) De ab{ que peda ealifiearse 1a relaclon obiigatorla como un pro eso que se desnzrolla en el tiempe, al contrario de To que orwrre com 1a fe sefiorio, en particular In propiedad y 1a porestén, que es 2 social protegida por el ordenamlento jurfaleo. "En muestro Derecho, segsin los arts. 600 (ap. 2), 1.095 y 1473 (apar- ¥1—tos scosmzcnims0s yinaces nectsuxyTaDos 1” Sin embargo, en modo alguuo sirven todos los negocios obligato vios a la preparncién de una moditicacién de la distribucién de Bienes, del seiorio sobre las cosas. Alganos de dichos negocios se vefieven exclusivamente a 1a cesién temporal del uso 0 provecho de una cosa (arrendamiento de uso, arrendamiento de uso y dis- frate, mutuo), quedando, por consigniente, inalterada la distribu- clén real de Ia cosa, Otros negocios no ge refieren a las cosas en absoluto, sino que. como acontece con el mandato, el eontrato de servicios 0 la sociedad, se dirigen en primer término a la presta- cibn de una actividad. No debe, pues, contemplarse el derecho de obligaciones exclusivamente desde el punto de vista de los nego. cios de tréfico en su relacién con la distribucién de los bienes Por consiguiente, 1a unidad del derecho de obligaciones no de- riva de Ja igualdad de los acontecimientos vitaies reglamentados, ni tampoco ile sn funcién ecouémica, sino que procede exclusiva uuente de In identidad de los efectos juridicos. Bxiste una velactén obligatoria siempre que existe una obligacién frente a determina clas personas para hacer una determinada prestacién (ete, $24, parrafo 1) (*) y ello enalquiera que sea el acontecimiento vital en gue se funde, El trifieo juridico y los dafios imputables uo son los tinicos, pero si los mis importantes aconteei mientos vitales que encuentran su expresin juridiea bajo la vibrica de “rela ciones obligatorias”. La estructura, la conexién interna, légiea, el derecho de obligaciones y su funcién en el conjunto dei orde uamiento juridieo se determinan en primer término ai través del concepto de la relacion obligatoria y, en segundo lugar, por la especial naturaleza de aquellos acontecimientos vitales que fun dameutan en cada caso una relacién obligatoria de caracter de términado, Antes. pues, de oenparnos de la estructura de nues sados 1 y 2), 1a propiedad y los demiis derechos reales se adquleren y ‘eausmiten por consecuoncia de eiertos conteatos medlante ta tradicioa; ¢! aereedor de nna cosn uo adquiere derecho rect sobre ella hasta quo le sea entregada, y en caso de doble venta la propiedad correspende al pri Imero que de Ineun fe tonie posesion de 1a c Inseriba et inmueble, (N. amt 2) ° mebie, 0 al primero que Como ol art, 1085 de muestra C. ¢, incluye el BOB en et § 241 In wsiblltdad de que ta prestacidn consista en una omisiéa o abstencién «$ 244, frase 2). (%. ne, Td 18 ixtRopuceros tra exposicién hemos de continuar aclavando el concepto de Ja relacién obligatoria (4) y ello significa iambién aclarar Jos x0. mentos conceptuales que se entienden comprendidos en dicko con cepto, 2 CoNcEPTO DB LA RELACION oBLI0NTORIA L Los deveres que devivan de ta relactin abtigatoria (dever we prestacién y deberes de conductaj Relacién de obligacién es aquella relacion juridica por la que dos © mas personas se obligan a cumpliv y adgnieven el derecho: a exigir determinadas prestaciones (*). A aguelia persona a quie corresponde exigir 12 prestacion la Namamos “acveedor”, porgne. si se trata de una relaci6n de obligacion de canicter contractnal “cree” en la persona del obligado, en sn roluntad y capacidad de crmplir Ia prestacién. El obligado a hacer la prestacion es el “deudor”. Puede ocurrir que en una relacién de obligacién silo una de las partes esté obligada a hacer una prestacién a Ia of que sélo adquiere derechos (relaciones obligatorias unilaterates, por ej., promesa de donacién, mutuo); pero puede acontecer tem- bién que cada una de las partes deba algo a Ja otra ¥ sea enton. ces deudor respecto a In prestacién que le incumbe hacer y aeres- dor en cuanto @ 1a que le corresponde exigir (obligaciones i terales, p. ej. mandato) (°°), A tas obligaciones pilaterales vo- rresponden en particular jos contratos sin: emiitiens que s° ) (@) Bn exanto a 1s importancia de esta distineida eft. intea $$ 16, IIL; 23.1, 7 35, 1 (*) Bo nuestro Derecho eft. arts, 114, causa 7, ¥ 115, causa 14, de M4 Lay de Arrendamtentos urbanos de 13 de abril de 1956. (N. om. 7) #2. CONCEITO DE EA muLActOw oncraxTORIA 23 ce crédito” (§ 241, frase 1), Significa este dereclio, en primer lu- gar, que la prestacion le corresponde ai acreedor —a él y a nadie mis—. 0, dicho de otro modo, que “est en su derecho” al exigir- sela al deudor, El acreedor esti en su derecho, en su exigenci frente al deudor, cabalmente porque éste viene juridicamente obli- gade a hacer la prestacién, El “deber prestar” del deudor, su dleler junidieo, y el derecho del acreedor coustituyen un mismo Nineulo juridico contemplado desde dos distintos puntos de vista, De ahi que el devecho del acreedor, su enédito, se dirija necesa rlamente contra una persona determinada, el deudor, Este es el nico que debe Ia prestaci6n, y s6lo frente a 61 esta el acreedor justiticado en sm exigencia. Esta directriz del erédito contra una Persona determinada Io denominamos “eardcter relative” del de- recho del crédito. Se diferencia, por consigniente, el derecho de crédito en su propia estructura del derecho real, que contiere un seiorlo protegido contra todos (*absoluto”). Yes que el “sefio- xio" es excluyente por su naturale. Yo domino una cosa cuando zo silo puedo yo mismo intervenir sobre ella, sino que puedo tam- bién exeluir que otzos intervengan sobre ella, Por consigniente, en Jn concesion de un derecho de dominio concurre una doble posi- ‘Wilidad: Ia sumisién de la cosa al sefiorio del titnlas ‘0 el sen- tide de que su volmntad se considere deeisiva en relaciéu con la 0st. Y, ademas, Ja exclusién de terceros que exige ese seliorio. El derecho de crédito. por el contrario, no contiere al titular un sehorfo directo ni sobre la persoua del dendor, ni sobre su ac tividad (el acto de Ja prestacién), ni aun sobre el objeto que el leudor ha de entregar al acreedor (el objeto de Ia prestacién), No se tata de un derecho “sobre” una cosa determiuada, sino de tin derecho “contra” deterzminada persona, No es el eréito un derecho de sefiorio sobre una persona deter- mninada, Ello estaria en contradicefon con Ja libertad ¥ In igual dad de derechos que constituye la base del Derecho de obliga. clones. El deudor no esté autorizado a intervenir directamente sole el deudor, exigiéndole a prestacién mediante la violencia, i deudor sigue siendo un sujeto del derecho, y como tal esté Yinewlado en su conciencia juridica, mediante un deber, frente al acreedor; mas no se convierte en objeto del derecho quedando sometido a Ja posibilidad de influencia y al sefiorio de otro, EL cay ixRopeceros hecho de que, como veremos mas adelante, una ves la condena judicial pueda sex obligado el deudor por via de eje- cucién a satisfacer al acreedor no esti en contradiceién con Jo que antecede, porque Ja coaccién juridica ex Ia conseenencia incumplimiento de un deber y somete al dendor a In potestad ob- jetiva del derecho, pero no al sefiorio directo y a 1a arbitrarie: dad del acreedor, Mas tampoco concede el derecho de eréidito al aereedor, ni siquiera an sefiorio, al menos parcial, sobre el acto de prestacion det deudor. Esta era In opinion de Saviexx (4), opi nién qe ain hoy influye sobre el difundido criterio de que el devecho de crédito ex um derecho de dominio. Creia Saviext que el no sobre esta persona en su totalidad (lo que davia lugar a In. prouuneiada dito cousistia “en el sefiorfo sobre una persona: si bien supresién de sn personalidad), sino sobre determinadas actividades de Ia misma, que deben considerarse separadas de su tibertad y sometidas a nuestra voluntad”. A esto hay que oponer que el acto es una exteriorizacion inmedinta de la personalidad que. con- trariamente con Jo que ocnrre von el producto de ésta, no puede separarse de ella, objetivianduse (5) al propio tiempo y convertirse en objeto del seiiorio divecto de otro (6). Por el contrario, el Ld) OMtigationcnrcent, T. 4 3) Wn contra de esta optus ma 2, nota 2. (6) Bn su obra Dic Verdinglichuug abtivatariacher Reokte, 1831, excede en mucho el tema eltado en ¢! titulo, ha expuesto @. DeLexert, entre otros, Jos siguientes pensamtentos: meliaute el créita abtieve al mismo tiempo el acreedor wn sefiorio juridieo veal. q saber: ua derecho dep piedad sobre el objeto de In prestacidn, yroregido solamente en relacisn, con el deudor, 5, por consiguiente, “relative”. A conseenencia de 1a tra dein de In cosa, esta propiedad “relativa” se transforma en un derecho absolute, protesido conten todos. Bn aquellos casos en Ins que ny se debe al pestacién habri de ser considernda como 1a cosa qne debe darse en propiedad al acveedor. “At desprenderse ¥ ennjenarse literalmente et acto de la yrestacién de 1a. per sona det obligado por el contsato, ae couvierte Idealmente en una parte el mundo exterior patsimonial” «pig. 58), Por las razones expnestas en ‘ol texto no coincide con este punto de vista, AAnranea éste de qe el pode: Suridico det acreedor no se agota sélo en el “deber hncer™ de! dendor, como categoria moral, sino que lin de reprecentar un seiorio sole alge “extern ‘Ja persona, Esta concepeidn, deste enyo punto de vista son absolutamente |, Wespscarein: Letirb dh. Peat, $2 ea tuna cosa, sino una prestaciin de earieter persons acreedor “domina” el acto del dendor silo de modo indivecto, ex decir, al través de li persona de éste y, por consigniente, al través por el acto de sw libre yoluntad, que stxge al mundo exteri mismo. Puede, dese Mego, infuenciar esa voluntad ~xeclaman: do” Ja denda al déndor, haciéndole recorilar sn compromiso exponiéniole Ins conseenencias de su incumplimiento, Pero el st poner Ia existencia de un dominio directo sobre el acto ajeno esti en coutradiecién con el hecho de que todo acto tiene « hase de sn existencia la libertad del que actiia, que, a su vez, no puede ser objeto de dominio ajeno. Con la libertad de Ja persona. solo cabe coneiliay wna limitaeion de su volmntad que enenentre sw fundamento, como afirina Kaxy, “en Ins lees generales de Ja libertad”, Jo que signifien Ja vineulaeién al deber y Ia sumistin ala {nerza del deveeho que ampara al acreedor, pero no supone aupea 1a sumision inmediata a la voluntad ajent, aunque slo fuera en wn aspecto pareial de la personalidad. De ahi que se diza con toda exactitud que el aereedor tiene derecho “a” Ia presta: ‘sobre Ja. prestaeton ci6n (a veeibirla), mas no que tenga derecho (como lo tiene el propietario sole Ia cosa) y que an derecho se aivige vont” el dendor; pero no es un derecho sobre Ia persona del mismo, como vewre con I propiedad solve 1a co: No representa, finalmente, el crédito um devecho de dominio sobre el objeto de Ia prestacion, es decix, sobre Ia cosa que ba de entregarse, El acreedor, p. ej., el comprador sl que Te ha sido yendida una cosa determinada, pero agin no le ha sido trapsmi tida Ia propiedad de Ia misma, segin Jos preceptos del dereclio de cosas, no es todavia propietario de 1a cos, ni aun de moto velativo” frente al deudor (7). No puede intervenir direetamente consecnentes @ Irreprvehables las couclusiones de Denexerr, dewansa en. Ja filosofia juridica de Hlucxr, ¥ concretamente en Ia concepetin hegetians det “derecho absteneta o formal”, en conteaposiciin a la “mortl” nsos sociales" (ofr, en particular, los a8 67 ¥ SO, vol. TIE de la obra Gruntinien der Phitorophie dex Rechts), Véave el sereditady comentario eritico de J. Bivnen eu Terhandiuugen des 2. Hepetiongresses, 3934, wi sina 37 y ss. Clr. también Lanewe: Sittichkel? wid Recht, 1988, aig. (@) Asi en Ta obra de Dureness, cltada en Ja nota nterior, Col 144 ed, pig. 20, senda en to nota 18 Ay es inteopvocios sobre Ja cosa, ni excluir toda intervenciOn de terceros. Tales de- yechos eorresponden afin al dendor, hasta tanto eumpla su deuda mediante el acto de transmisién real. Hasta ese momento no ‘puede el acreedor exigir de un tercero Ta entrega de In cosa, y e2 caso de coneurso del dendor deberdi admitir que 1a cosa figure fen 1a masa del mismo, ya que todavia pertenece a su patrimonio. Elo signifiea que al aereedor, que ya camplié por su parte, Te cortesponde una pretension dineraria, usa cuantia definttiva Aeyende de loz medios que se tengan a disposicion para la satit: faceiéu de todos los deudores del concurso, Como el dendor al ‘asamir Ja obligaeién —el vendedor mediante la venta que, segdn 1 BGR, fundamenta, en principio, slo una relacién de obliga- eidn—- no ha perdido atin su derecho de propiedad, contimtia en ‘situacién de transmitir validamente a un tercero Ia propiedad, ‘en contra de la obligacién asumida. Con ello se hace, desde Inezo, yeeponsable frente al acreedor, por vuineracién del contrato, mas ja cosa misma queda por lo general perdida para el acreedor (6) Solo el comprador de una finea (0 de un derecho sobre wna finca) puede protegerse de tan desfavorable conseeuencia mediante anotacién preventiva (§ $83) (*) en el Registro, para conservar su pieiensiOn, Produce aquélla los efectos de una imitacion de dis poner (del dendori a favor del acreedor inscrito. Mas cabalmente este instituto, mediante el cual cabe excepeionalmente realizar ¢: crédito fuente a terecros, demuestra que el BGB niega en princi pio esta proteceién al derecho de erédito. El acreedor solo puede persegnit su derecho frente al dendor. CuestiGn distintn es si cabe proteger al acreedor frente a un tereero, al menos enando éste intervenga no sélo respecto al ol 13) A meuos que el tereero suplera quo a virtud de su aduaistetim few enna ef derecho det acreedor, Eu tal esso esti obligato a indemnisar al Seton, segim el ¥ S26, por persuielo doloso 7 contrarlo a 1a woral; de wsrendo, ndemis, entrogar 1a cosa, de acuerdo con el § 249 ( Tey Weare, 42 y as de muestta Ley Hipotecaria, (N. pat) ‘yéase el art. 1902 ©. ¢, Ea reparactén natural a que conere tauente ne refiere el f 249, ademfs de derivar de dicho peecepto (re date cavsado"), se recoge en los azts, 1.096 7 1.008 C. ¢. Véase paren 1a sentencia gel ‘THbunat Supreme de de diclembse de 1912, AN. vet 7). § Zcoscemma og x4 RELAciON onttoatoRts 2 Jeto de la prestacién. sino sobre el derecho de crédito mismo. Esta ro sobre el derecho de crédito se prodace al recibir 1a prestacion del deudor, que de buena fe le considera acreedor legitimo, sin advertirle que no Io es, con lo eal, de acuerdo con Ios requisites de los §§ 407, 408, 793 parr. T, frase 2i, SOT y SOS (*), queda liberado el deudor, perdiendo el ‘ei eveedor su derecho, En realidad Ja sitnacion juridien del acre dor ten 1a que el texeero ha intervenido de modo ilieito) es una posieion juridiea que todos vienen obligados a respetur. No e ciertamente, un derecho absoluto (9), pero. al ignal que éste, es dligno de proteccion, y por ello, en caso de vulneracion, ha de equi pararse q los “demis derechos” de que habla el § 835, del BGB (10) (** TIL, Lu reatizaciin det evéitito El ordenamiento juridico no se conforma, por 1o general, con Smponer al deudor una obligacion y reconocer con ello al acree- doy tm derecho a Ia prestacion: se preocupa también de que en ease necesario pueda el acreedor realizar su-derecho. Ahora bien, Iu comunidad juridica no se enfrenta espontineamente con el deu- moros0, sino ye encomienda al acreedor la decision y el mo- Atte, 1526 y 1527 Ce (S. pe Ti 1) Lzosutanp (A 6D y $5) supone la esistencia de ua “derecho de pro- pledaa” sobre et crédito. Sia embargo. ywopiedad en el sentido del BGB (y fe! det lengeuje asnal) stpoue seflvio sobre la cosa, La posesiia es In 0 se pede yoseer at abandouar un eréiite, De i que sen erréneo el hablar de un “derecho de propletad sobre el ere dito", Lo que quiere decirse es perteneucla Juridica del evédlite, 3, ex tol caso, esta situaciin Jurfdien es Importante también frente a exclusivamente a que se constate judiclalmente In existeneia o inexiaten: de determinada relaci6n juridiea (ZP0, § 256); por el contrasie, yersizw fen 1as accioues de condena que el demandada sea obligado a enmplit prestaciGn, es declr, aspira a la constatacién de que coneurre Ta pretensis ¥ a que el Tues ordene al demandado que cumpla 1s prestaciin, (Cf. N maser: Zivilprosessrvoht, pig. 145) 7) Cie. §§ 290, 288, 295 y 828 del BOB; 205, asim. 9 ¥ SAS de Ia ZPO, 2 iytmopuccr6x de Io exija 1a satisfaccion del acreedor. Cuando se trate de cosas ninebles, esto se leva a efecto mediante embargo y venta en subas- ta piblicn (ZPO, §§ $03 y S14); en los inmmebles, mediante su- basta 0 administracion forzosas, de acuerdo con Ja ley de subastas Sorzosas, 3, finalmente, en los eréditos del dendor mediante em- baxgo (ZPO, §§ 803, $29 y ss.) y trausmision del exédito embar gado al acreedor (ZPO, § 735 ) (*). Ha de soportar, por consi- guiente, el deudor que en determinadas cireunstancias sea des provisto de todo su patrimonio —exelnyendo tinieamente deter sninados objetos inembargables, como ropas, cumas y uteusilios do- mésticos (PO, § $11} también de sus ingresos corrientes —a excepein de In enantin de los salarios, sueldos, ete., que se consi: dera inembargable por servir al propio sustento (18) (°*)— para cumplir Ia pretension el acreedor. Todo su patrimonio y sus in- gresos quedan sujetos, prescindiendo de las excepciones citadas, a intervencién por via ejecutiva. Decimos que el dendor “respon: de de sa wewda con su patrimonio (***), La expresién “responsabilidad” se utiliza en el lenguaje juré dico en diferentes acepeiones. Hablamos, p. ej., de “responsabili: dad por culpa” y de “responsabilidad por riesgo", de responsabi- tidad por tos auxitiares (§ 278) (****) 0 de responsabilidad por €1 Grgano (§ 81). En todos estos casos lo que queremos decir es que alguien responde por nna determinada condueta propia 0 por la de otras personas, 0 por determinados xiesgos, y ello de tal suerte que lia de satisfacer In correspondiente indemnizacién de Gatios, En algunos casos (p. ej. § 12, KIzG) establece In ley que ef obligado a indemnizar responde s6lo hasta una euantia me xima. Esto signitiea que eu el caso de que se produzea wm dao © del cual deba responder sélo lo hart hasta In cnantia maxima Sijada, aunque el daiio real sea superior a ésta, Traitase, pnes, en este caso de Hmitacién de 1a responsabilidad segiin la euantia (de- (9) Voase LE, civil, avts, 1AN7 y ss, WN. per. 7) (18) Cte. LounpeVO de 80 de octubre de 1949 (RGBL, I, 1.451); fa, de de abril de 1952 (BEB, ¥, 247) (0) Véase 1. K. civil, art, 1458, modificado pur la Ler de 20 de ai stembre de 1952. (N. et). (96%) Véase art. 1.911 Ce. Q¥, pet). sere) Vense art. 1.908 ©. 6. (N. nen). cartons 38 8 nominada limitacion aritmétiea de la responsabilidad), es deci de una limitacion de 1a eventual obligacién de indemnizar. Otra cosa ocurre cuando se habla de una responsabilidad pa- rimonial limitada o ilimitada. Al hablar entonces de responsa- itidad no queremos indiear la de In persona por Ios perjuicios causados (con la consecuencia de una obligacién de indemnizar), sino que aludimos a la afeceion de su patrimonio, a la interven: cid de los acreedores por via ejeentiva, Hablamos entonees de responsabilidad patrimonial ilimitada euando frente a los acree «lores vesponde todo el patrimonio del deudor —salvo los objetos y créditos inembargables—, y de responsabilidad limitada cuando solo vesponden determinados objetos patrimoniales que constitu: yen un “patrimonio separado” (responsabilidad limitada objeti vamente). Constituye Ia responsabilidad ilimitada la regla ge. neral, mientras que s6lo coneurre la responsabilidad limitada objetivamente cuando se ha pactado expresamente o la establece excepcionalmente la ley. El caso mis importante de limitacién le- de la responsabilidad es 1a del heredero por las obligaciones que dimanan del causante, que la ley admite cuando se adoptan determinadas medidas cuya consecuencia es una separacion de Ja sucesién del patrimonio restante del heredero (§ 1.975). La res- ponsabilidad limitada del heredero significa que los acreedores del causante silo pueden ejecutar la sueesién, no respondiendo frente a ellos el patrimonio restante del heredero (*. EI hecho de que todo deudor responda, en principio, por cual- quier deuda frente al acreedor con todo su patrimonio, no es na- ‘taral, sino que descansa en una larga evolucién del derecho de obtigaciones y del derecho de ejecncién. Originariamente, tanto en et Derecho romano como en el germénico respondia el deudor con su propia persona, y ello en virtud de un contrato especial de responsabilidad, de una especie de autopignoracién. En caso de incumplimiento podia el acreedor apoderarse de la persona del dendor, detenerle e incluso venderle en eselavitud. Por consiguien- ‘te, el deudor era realmente objeto de la intervencién del acreedor, que podia utilizar contra 1 una conceién directa. Poco a poco (9) Y. art, 1028 ©. e, espaol, La limitaelou couvencional de la res. onsabilidad eabe también al través del art, 1255 C. ¢. (N. mex. T). 4 ixtmopeecron, dej6 sentirse lo inadecuado de tal objetivacion de la persona, ¥ Ingar de la responsabilidad de la persona fué apareciendo la di patrimonio del deudor. Desaparece asi de Ia mente de Ios juristo= romanos Ia “vineulacién” del deudor (“obligatio” = vinenlo), ex sumisién a la yoluntad y poder del acreedor. para pasar a pr mer plano el momento ético del “estar obligado”, det deer (“deb ve”) (19). En el Derecho germinico se lev a cabo unn evolucién andloga, s6lo que aqui fué desde un principio lo primario el mo- mento de la “deuda”, del deber prestar, que se diferenciaba de Ja responsabilidad, que era secundaria y exigia un acto especin! que la fundamentara, También aqui fué debilitandose In respon: sabilidad de la persona al ir pasando con el tiempo a integrar 3 responsabilidad patrimonial (20). El Derecho vigente no conece sino la responsabilidad patrimonial; mas de modo diferente a lo que ocurria en el Derecho germinico, no precisa un acto esp cial de fundamentacién, sino que esté en principio unida a toda denda, y ello en general como responsabilidad patrimonial ilim tada. De aenerdo con la concepeién actual, todo aquel que asume ‘una obligacién responde, en caso de incumplimiento, con todo To que Te pertenece. El que debe responde también. Cabe distinguir eonceptualmente la responsabilidad de Ja deuda, del deber pres- tar, pero aquélla sigue a ésta como In sombra al cuerpo. El que asume una obligacién no se hace cargo s6lo de un deber juridie- moral (Io que para algunos significaria muy poco), sino que core el riesgo de perder su patrimonio (o una parte del mismo) por via ejecutiva. De esta suerte la “responsabilidad” que acompaix ala “denda” transmite a ésta una especie de gravitacién. Bs evidente que aun en el caso normal de Ja responsabilidad patrimonial ilimitada carece el acreedor de una garantia abso- Tuta de que seri satisfecho. Puede, en efecto, acontecer que ©’ patrimonio del deudor (en cuanto sea susceptible de embargo) see inguficiente o que se adelante otro acreedor ¥ después no quede nada susceptible de embargo. Por lo general no puede tampoos evitar el acreedor que el objeto de la responsabilidad quede dis: minuido por actos del propio deudor realizados entre el moment (19) Cte, Jone: conne-Wevoin: Romésohea Reoht, 3° el, pig. BL (20) Gfz, Muvrsis: Deutsches Privatreeht, pig. 108. $ 2coscrre ve 1a meLactOs ontextORt 35 del nacimiento del exédito y el de la eventual ejecucién (21), ¥ ex que a Ja ejeencion quedan siempre sometidas tan slo aquellas cosas que pertenezean al deudor en el momento de la ejecucién. Si con untevioridad a este momento enajena el deudor une cosa, ésta sale del eireulo de los objetos que vesponden frente al acree dor. Por el contrario, quedan sujetos a la responsabilidad los nuevos objetos que adquiera. Por consigniente, la. inseguridad del aereedor tiene un doble fundamento: reside en primer Inger en que el patrimonio que responde esti integrado por un circulo de objetos variables cuya amplitad (y con ello el grado de seguridad que se ofrece a su crédito) depende de circunstancias que él nm» puede influenciar ni, en su mayor parte, puede prever: en segu. do lugar consiste en que Ios restantes acreedores de su dendor tienen Ia misma posibilidad de ejecucién. La inseguridad apuntada se evita cuando el acreedor exige In constitueién de un derecho real de garantia sobre un determ! nado objeto, es decir, una prenda o una hipoteea. En tal supuest: responde 1a cosa pignorada, sin tener en cuenta su pertenenein al patrimonio del deudor, es decir, aun en el caso de que el dendo: la enajene, a menos que sea protegida la buena fe del adquirent en In inexistencia del derecho de garantia. El acreedor prendariv, no tiene que preocuparse de que se le adelanten otros acreedores a virtad de su derecho reat de garantfa puede exigir, tratindose de una cosa mueble que embargue un tercero, sei satisfecho pre ferentemente con el producto (ZPO, § 806) {*). A pesar de adj dicarse en la subasta forzosa, subsiste la hipoteca, de no ejecr tarla un acreedor con orden de prelacion preferente. En caso de coneurso del deudor asiste al acreedor prendario el derecho a ser satisfecho con la prenda y ello por la totalidad de su crédi. to (KO, $$ 47 y 48) (**), mientras que los demis acreedores silo pueden esperar una satisfaccién parcial de sus eréditos de acuer do con Ja cuantia del resto de la masa patrimonial subsistente, Por consiguiente, de la responsabilidad general patrimonial @21) Con excepeién de tos casos en que el acrecdor esti facnltado « impuznar un acto furfdico de su deudor, de acuerdo con la ley de impugna- ifn (0) Art, 1.682 L. Bnj. ctv. (N, ve 7) (OH) Art 1.922, mim. 2, ©. ¢, (. pm 7). 38 ixRopeecrox que a este respecto designamos también como “responsabilidad personal” (y que no ba de confandirse con ta responsabilidad del Gendor con su propia persona, s6lo eonocida en el antiguo Dere- cho), distinguimos la “responsabilidad real”, que signifiea la res- ponsabilidad preferente de un objeto determinado por wa deuda conereta. Es In conseeuencia del derecho real de garantin consti- ‘tuido sobre una cosa determinada (derecho de prenda, derecho de hipoteca). Para Ia constituciin de tales derechos reales de ga- rantia precisa, en contraposicién a la xesponsabilided general patrimouial, ademis de la existencia de una deuda por la que responde la cosa, un acto especial de coustitucién, de cariieter negocial (coustitueién de la prenda, § 1.205) (*), 0 1a conce- srencia de wn supuesto legal (derecho prendario del arrendador, § 599) (**). Para la constitucién negocial de un derecho de prends sobre una cosa s6lo esté en principio facultado su propietario (***), que puede constituir Ja prenda para garantizar una deuda pro- pia o ajena. De la constitucién de Ia prenda (0 de 1a hipoteca) no deriva para el que la constituye una obligacién de hacer la prestacion, sino tan slo la responsabilidad (o sujecién) de Ia cosa, Esto significa que el propietario ha de soportar la realiza- ion de la cosa por el acreedor prendario (0 por el acreedor hipo- tecario) con fines de satistaccién del erédito subyacente, y ello al través de la venta de la prenda (§ 1.228) 0 de la ejecucién for- zosa de la finea (*°*°), Resumiendo: Responde de la deuda el patrimonio del deudor Ge modo ilimitado por lo regular y en determinados casos limita. damente, La posibilidad de encontrar ast satisfaccién al erédito no esté garantizada sino en tanto en cuanto sea suficiente el patrimonio del deudor y no se adelanten otros acreedores. Una garantia mayor obtiene el acreedor mediante la constitucién de ‘un derecho real de garantia. Con ello se tiene junto a la respon- sabilidad patrimonial general una responsabilidad real especial, que goza de preferencia frente a todos en el sentido de que los (*) Acts, 1857, mim. 1, y 1863 (... constituir 1 contrato de prea: aa..0") ©. 6 (, Det TD. (9) ©. ey art 1922, mim. 7, (N. pe TD. (oe) 0.6, art, 1.857, nim. 2 QS, pen). (°°) Coy art, LST ¥ 128 a 195 L, H. (N. oer 3) $ 2—coNeEeTo De LA REIACION oMLIcATORIA 31 restantes acreedores —frente a los cuales responde también Ia cosa a virtud de la responsabilidad patrimonial general— quedan preteridos en la ejecncién respecto al titular del derecho real de gavantia, ¥. La relacién de obligacion como un todo y como proceso Hemos examinado los elementos esenciales de la ielacién de obligacion: ef deber de prestacién y los deberes de conducta; el crédito como derecho a la prestacion y la posibilidad de vea- Yiaarlo por via juridiea, asi como Ia garantia del acreedor a vir- tua de la responsabilidad patrimonial general del deudor nor- malmente conectada a la deuda, Pasaremos, pues, ahora a estudiar Ja velacién de obligacién como un todo, Bajo este concepto en: tendemos la “relacién de obligacion” no s6lo como Io hace Ja ley (p- ej., en el § 362), es decir, como Ia relacién de prestacion aislada (crédito y deber de prestacién) (*), sino como Ia re acién juridica total (p. ej.: relacién de compraventa, de arren- damiento, de trabajo) fundamentada por un hecho determinado (p. ej-: ese contrato concreto de compraventa, de arvendamiento 6 de trabajo) y que se configura como wa relacién juridica espe- cial entre las partes, En este sentido la relacién de obligacién com- prendera una serie de deberes de prestacion y condueta, y ademas de ellos puede contener para una u otra de las partes derechos sie formaciéa (p. ej., un derecho de denuneia o mm derecho de op- cin) a otvas “situaciones juridicas” (p. ej, competencia para recibir une denuncia). Bs, pues, un conjunto no de hechos o de acontecimientos del mundo exterior perceptible por los sentidos, sino de “consecuencias juridicas”, es decir, de aquellas relaciones y situaciones que corresponden al mundo de la valides, objetiva Gel orden juridico, Ahora bien, este mundo del pensamiento juri- dico no es, como pretende creezse por algunos, un mundo “ixreal”, faera del tiempo o incluso puramente imaginari rio, el orden juridico es algo vivo, en tanto en cuanto los hom- bres, y en particular los Organos de In administracién de justicin, por el contra () ©. cy art 1356, prop. 1° ON, pu) 38 INtmopuceréx tiendan a él en su actuaci6n real. Y es que “reales” no son sola- mente las cosas del mundo corporal espacial y temporal, asi como las sensaciones animicas, sino que Io son también las sustancias eficaces del “espiritu objetivo” reconocidas en las relaciones hu- manas de convivencia, y entre las que se cuentan las normas juridicas vigentes y las relaciones jurfdicas coneretas que derivan de aguéllas (22). No existen, ciertamente, en el espacio, mas si en el tiempo; pueden, por consiguiente, nacer y desaparecer (extin. guirse, anularse), modificarse y desarrollarse hacia un fin deter- minado (23). La relacién de obligaciéu, como relaci6u juridica concreta ev: ‘tne personas determinadas, existente en el tiempo, es, ciertamen- te, un conjunto de derechos, obligaciones y “situaciones juridicas”, pero no es la suma de aquéllos, Bs, mis bien, wn todo, un cou- junto (“Geftige”) (24). Subsiste como tal, aunque algunos de los eberes que contiene se hayan extingnido por el cumplimiento, 6 algunos de los derechos de formacién hayan desaparecido por haberse ejercitado o hayan preserito por no haber sido ejereitados en el tiempo previsto. Puede, sin perder su identidad como tal vvelacién de obligacién”, ser modifieada en sn contenido por pacto entze las partes {§ 805) (*) 0 a virtud de reglamentaci legal (p. ej, nacimiento de un deber de indemnizacién). Tacluso (22) Ta expresiin de “espiritu objetivo”, que se xemonta 9 Hnorr, se entiende agni en el sentido de la doctring de’ los estzatos © eapas (“Sentech teulehre") de N, Harman. Segtin este autor, la estractara del mundo real {Anfoau der reaten Well) es por caps o estratos, Comprende un ser ‘material, un ser orgénico, un ser animico y expiritual, El objeto del ser cespiritual “esti muy alejado de un ser puramente ideal: la lengua, 1 cienefa, el devecho, In moral; todos ellos tienen sx nactmiento y extinciGu ‘histOrien y temporal”. Ahora bien, lo que tlene existeneia temporal es veal, “aunque nf sea espacial al material". Neowayy, en sn obra Das Pro- dom des goistigon Geistee, nabla del Derecho como tenémeno del “esp itu objetivo”, y describe su modo de ser como 1a “validez interna” o el oder” que “resida en ta voluntad Juridica comin”, (3) No se trata, por consigulente, de una expreston figurada, sino ob- Jetivamente adecuada. De modo distinto, p. oe}, BRUSHN: Cder das juris isehe Denker, 1951, pig. 63. (24) En cuanto a este concepto, eft, Hanmisys: Awfbmn der reolew Watt, pig. 238 y 58, 329 y as, (9) Vease art, 1.908, mim. 4, ©. 6, (N. mex), § 2—eonereTo DE LA nELAcIéN ontIaATORLA 9 a persona de Ios interesados puede variar o alterarse, a conse- caencia de sncesion, “negocio inter vivos” (*) 0 también por dis. posieion legal (p. ej § 429). Lo que subsiste en tal alteracion es cabalmente Ia esencia o trama, la conexién conforme a sentido Je los distintos elementos del todo que subsiste ann enando cam bien algunos de estos elementos. Aquello en lo que deseansa esta conexién cenforme a sentido, y lo que en wltimo témino da al conjunto wna directriz unitaria, ¢8 el fin al que tiende, Toda relacion de obliguciéu persigue, a ser posible, la mis completa = adecuada satistacein del acreedor 0 de los acreedores a conse- ‘Cuencia de wn determinado interés en la prestaciéa, ‘Ahora bien, por el hecho mismo de que en toda relacién de jligaeion late el fin de Ta satisfaecion del interés en In prestacion Gel acreedox, puede y debe considerarse la relacién de obligacion como un proceso. Esta desde un principio encaminada a aleanza un fin determinado y « extinguirse con Ja obtencion de ese fin. ¥ precisamente 1a obtencién det fin puede exigir alguna modifi- cacién; asi acontece cuando 1a prestacién debida se haya hecho mposible, pero el interés del dendor en la prestacién pueda ser sa- tisfecho de otra forma, mediante indemnizacion. La satisfaceién del acreedor se produce normalmente mediante cumplimiento del deber de prestacién; pero puede producirse de otra forma, p. ej., me- diante compensacién (de modo que el acreedor compensado ex- fingue una deni propia) © mediante prestacién subsidiaria con- sontida por el acreedor. Ta rekteion de obligacién como un todo se extingue cnando su fin haya sido alcanzado totalmente, es de cir, cuando el aereedor (0 todo el que participa como acreedor) haya sido totalmente satisfecho en su interés en la prestacién Contrariamente a Ta propiedad, que es un dominio duradero sobre Ja cosa, 1a relacion de obligacidn es, en armonia con su na- taraleza, puramente transitoria, Hilo rige, empero, limitadamente en cuanto a las Iamadas relaciones de obligacion dnraderas (in- fra VI). Mas incluso éstas evan implicito el momento de la resolucion (en forma de un derecho de denuncia). Todas Jas rela- ciones juridicas, incluso el derecho de propiedad de wna persona, doferminada, subsisten en el tiempo: mas Ins retaciones de obli- 9) Weave art, 1.208, min, 2, C. 6. OS. oe) 40 ixtmopuce:éx gacién, por estar encaminadas a un fin determinado, estén d un principio destinadas a extinguirse A pesar de ello Ia relacién de obligacién extinguida a couse- ‘cnencin del cumplimiento de los deberes de prestacién no desapa- rece del mundo del pensamiento jurfdico, Conserva st importancia como “fandamento juridico” de la prestacin realizada, en el sex: tido del § 812. sf, p. ej. cuando el vendedor ha entregado 1s mereanefa en el plazo previsto y el comprador ha pagado el pre: io, se ha extinguido la relacion de compraventa, es decir, ha dejado de existir como conjunto de deberes y de devechos entve las partes, Pero el hecho de que haya existido sigue teniendo im- portancia para la gubsistencia.de In propiedad y la posesién del comprador, en el sentido de que éste, de otro modo (p. ej. si la compraventa fuese nula), hmbiera obtenido la mercaneia sin “fun: damento juridico”, y, segin el § S12 deberia restituirla, Po consigniente, la relacion de obligacion extingaida por el cump miento de los deberes de prestacién de ambas partes conserva st importaneia como “fundamento juridico™ de las prestaciones xea- Yiradas. De ahi que por el cumplimiento de los deberes de presta- Gién no se extingue la relacién de obligacion sin dejar huella, sino que se “suprime se rescinde” en el doble sentido (25) de que desaparece como relacién de obligacién, pero se conserva y subsiste con significado distinto como fundamento juridico de las (25) Para quien eaté interesado en el pensamiento filus6tico cabe obser var que al extinguirse In relaelin de obligacién, a conseevencla del cam- plimiento —al que tlende desde un principlo— en el doble sentido arriba fexpnesto, $6 revela como proceso dialéetico en el sentido de la fosotia hegetiana. La considerscién de 1g relaclin de obligacién como proceso 10 contradice sus caracteres como “eonjunto”, sino que, al contratio, tos cou Firma, Ya que, como subraya Hansussw (Aafbaw der reaten Welt, pig. 2301, todos los conjantos naturales soa al propio tiempo sistemas de proceso: Cuando se ealifien como “organismo” (asi, Siwex, 1) a In relaciOa de obit ssaciin quiere significarse lo mismo que 10 que enteudamos por “conujunto” ¥ “proceso”, La categoria del “organismo” es, empero, una esfera coi~ ceeta de la realidad, tomada de la vida orginica; mientras que “coxjunto y “proceso”, segin HanTwass, so “entegorfas fandamenteles” aplicabies fa todas las esferas de Ia realidad. Gabe decir lo mismo de 10s concepts e “nacimiento”, “extinelén", “modificacién”, mientras que et lugar de 12 categoria de 1a causalidad Io ocupa en el dmbito de 1a valider jurfdiea } de a causa de Ia vallder ¥ In de sucestén juridtea § 2—coNCHITO DE TA RETACION oULLeATORIA a prestaciones realizadas. Al considerar que la deuda cumplida, con ello, extinguida constituye el “fandamento juridico” de ia prestacién, se pone de relieve Ia relacién entre el derecho de obli gaciones y el derecho de cosas: la adquisicién veal de la propie- dad (§§ 873, 925, 929 y ss.), que como tal no crea sino una justi ficacién “formal”, precisa una legitimacion de cardeter obliga- cional para estar protegida contra una pretensién de restitneion derivada del § 812 y ser con ello juridicamente eficay, VI. Relaciones de obligacién duraderas Lo expuesto acerca de la estructura de la relacion de obliga- clon precisa completarse por lo que se refiere a aquellas relaciones eayo desenvolvimiento no se agota en una sola prestacién sino que supone un periodo de tiempo mis menos largo, por cuante su contenido implica bien una conducta duradera o 1a. realizacion de prestaciones periddicas. Tales relaciones se denominan “rel clones de obligacién duraderas”. Pertenecen a este grupo, entre otras, las relaciones de arrendamiento de uso y de uso y disfrut €l mutno, el depésito, Ias relaciones de trabajo y Ias sociedades; también corresponden a 61 los “contratos de suministro”, es decir, aquellos contratos acerca del suministro de mnergia 0 sobre suministros periédicos de mbito determiriado o determinable en cada caso (p. ej., suministro de cerveza). Hs decisivo para el ea- véeter de Ia relacién de obligacién duradera que ia prestacién total dependa del tiempo durante el cual deban hacerse periédi- camente las prestaciones parciales. Por consiguiente, no se esti ante un relacién de obligacin duradera cuando se haya pactado desde un principio la entrega de una cantidad total (p. ej. ca! bon para usos domésticos), que se entregaré parcialmente en @is- tintos momentos. En tal contrato carece e! tiempo de influencia sobre el contenido y la extensién de la prestacién, y no repercute sino sobre el modo de hacerla. Las relaciones de obligacién, en que la extension de In presta- ciém de una o de ambas partes depende del tiempo, han de esti Vimitadas de algin modo, por cuanto una relacién duradera sin posible resolucién puede armonizarse con la esencia de una ca- 2 rxtaopeceros: miunidad de cardcter fuertemente personalista, pero no con una zelacién de obligacion. Una relacién de obligacién duradera puede onstituirse por un tiempo determinado, con cuyo transeurso se sxtinge; pero puede también terminarse mediante acuerdo pos: terior o por acto unilateral, de formacién o modificacién juridiea, Ze una de las partes, es deci, al través de una denuncia. Para Movar a cabo tal acto de modificacion juridica esté solamente faculiada una de las partes cuando le haya sido atribuido (con- tractual o legulmente) un derecho de formacin, una facultad ssolutorin 0 de denuneia (*). En la mayor parte de las rela. sfones de obligaciéu duraderas suelen las partes conclwir las aormas relativas a la facultad de resolueién; para el caso de ame esto no oewira asi contiene Ia ley preceptos de denuneia wcerea de los Tipos mis importantes de tales contratos durade- ros (eft, p. ej, §§ BOL y ss, 620 y ss, G7L y 723) (**). En algunos casos la ley Timita, In facultad de demuncia en interés de la parte socialmente miis Uébil, 0 Ia sustituye por Ja sentencia de modi- fieacion fundada en Ia constatacion de la concurrencia de deter- minados veyuisitos (ley de proteccién a los arrendatarios) (°**) La denuncia extingue la relacién duradera en cuanto tal. Des pués pnede snbsistir una relacion de obligacién simple euando ain no se hayan cumplido determinados deberes de prestacién ; asi acontece cnando esté pendiente el pago de determinados ci. nones arrendaticios © de determinados salarios, 0 subsistan ain pretensiones de indemnizacién fundadas en vulneracién del con- trato. Es mis: ocurve que determinados deberes, tales como el deber de devoluci6n del prestatario y del arrendatario, no nacen «ino en el momento de Ia extincién de Ja relacién duradera, Puede calificarse a estos deberes como “deberes de liquidacion”, y por (©) BI término “enuucia", traduccion de la vox “Kilndiguag”, es usual en la prietion contractual espaflols, espectalmente en la mereantil. No se eamplea en el C. c.; pero véase, p. el, art. 70, causa 2*, de la Tey del Con- ‘rato de trabajo de 28 de enero de 1944, (N. ost. T) (2°) Véase ©. e, arts, 1.508, 1782 y 1.705, (N. De T). 095) Y, en muestso Derecho Ia prérroga forzosa dle los contratos a fa. ‘Yor del arvendatario, consagrada en el art, 1° det Decreto de 29 de ai- jombre de 1981 ¥ cn el art, ST del texto artictlade de Ja Ley de 19 de abyit de 1936, C8. pet. 7). § 2—cowcerro De EA RELACION onLtcarORIA a o que a ellos 2 refiere no eabe duda que, en tanto existen, quiere ecirse que subsiste In relacién de obligacién, aunque no en la forma de relacién duradera. No es, por consiguiente, correcto el mar que Ia denuncia se equipara por sus efectos al cumpli- siento (26). ‘También las relaciones de obligacion duraderas se extinguen detiuitivamente, como tales relaciones duraderas, con el camplimiento total de los deberes de prestacién pendientes. Por 41 contrario, mientras subsistan como relaciones duraderas, el camplimiento de todos los deberes de prestacion que hayan sur- ido no puede acarrear In extinci6n, ya que continuamente surgen nuevos deberes de prestacion, ¥ no eabe, por ello, una. satisfaccién snupleta del interés del aereedor. El transeurso del tiempo y la 1 fin que desde ) aenuncia imprimen a las relaciones duraderas el principio tienen las relaciones de obligneién simples 26) Ep conte win, Berrare, 19 (contra Grence y Gscursrraen) (27) Los eoutratos de suministeo de agua, gas y energia no muestra ana estructura fondamentalmente divergente de la de las oblignelones du ndevas. Consiste st pecaliaridad en que la extensign de las prestaciones seciproeas no slo depende de ln durael6n, sino, dentro de los distintes pe- iodos, de tn cuantia de lo realmente utillzado por el usuario, 1o que de- de de ta voluntad de éste, Hablan slganos de “relaciones de oblignetén volteradas” (Wiederkebrschuldverbiltnis"); asf, Jasorn (onkursordnung, ota 18 b, al § 17) y Uunsanx (Der Binfluss dee Konkurses auf Wieder: Avooluldoornatinivsc, 1998), tamblén el RG (RGZ, 148, 330), 7 H. Lam qexw (EnnLeb,, 502). Creen estos autores que a falta de disposieign sobre 1a cantidad de energia, gas o agua A suministrar no se pacta inicialmente ‘un eouteato unlforme do suministro que permanece en vigor basta que s¢ extingve por transeurao del tiempo 0 denuncla; To que se bce es pactar, fen prineipfo, un contrato basico, y con toda disposicion de enersia, gas ‘© agua surge un nuevo contrato relative a la cantidad ntilizada y en las condiciones determinadas en el contrato bisice, No se trataria, por comsi- ‘sulente, de una obligaclén daradera wlforme, sino de wma pluralidad de pelaciones de cbligaclén relteradas, cada usa de las cuales exige un nuevo contrato. Considero esta constroceisn extrafia a la realidad ¢ innecesaria. ‘Nadie piensa, 21 abrir Is espita del gas o ot grifo del agua, que acepta con ello una oferia de contrato; nadie ua Hegado tampoco a la idea de exigte para estos actos capacidnd de obsar, o ineluso, tratindose del uso por ter- 20s, eapueldad de representacién, Desconocen también 10s partidarios de 1a “relaciéa de obligacién relterada” que las fibricas han de realizar pres: lones davaderas, ya que han de swninistrar y tener siempre a punto 1a energia, con independencla de que 1a ntilice © no el usuario, La doeteina BBxigen las relaciones de obligacion duraderas, por lo general. para su ejeeucién una confianza reciproca y una especial obse vaneia de la diligencia en el cumplimiento de 1a actividad ast- mida, ya que en una vineulacion durante largo tiempo cada de las partes depende, mis que en ningtn otro caso, de Ix. bue fe y del cumplimiento de lo convenido. De ahi que en estos casos tengan mayor significacién los deberes de observay la buena fe y de Ia, consideraciéa personal. Puede esto llegar incluso a que ‘en algunos casos, tales como en las relaciones de trabajo. a tars plazo, ol deber veeiproco de fidelidad pase a ser el centro de gra- yedad de la relacién, superando en importaneia al deber de cum- plir las prestaciones, de tal modo que Ja estructnra fandame de toda In relacién juridica se asemeje a una “zelaciin de comu- nidad de cardcter personalista” (28). Pero ann en los casos e: aque esto no ocnrra, de la necesidad de Ia. vecfproca confiany de Ia “relacion de obligacién seiterada” ha sido elaborada exctusivamente fon ol fin de excluir In aplicacién del § 17, ZPO, a tales contratos. $= enad que de lo contrario, st el administrador del coucurso pedia 1a. comtt oacién del suministro de energia, agua, etc. vendria obligado a pagar teuentas pendlentes como “dendas de Ia masa” (es decir. en su cuantin totaly fe acuerdo con el § 17; 10 que se estimaba, con razon, como preferencie injustifieada por parte de las empresas de gas, agua y eleetricidad, com res ‘ecto a los demis acreedores, bora bien, se evita esta consecneucia cua do Ia solicitud det administrador del coneurso se considera como negativa a continuar el contrato, unida a Ia oferta para concluic ua muers contrato de suministro, que la empresn soministradora vendri obiigads & feeptar, Ya due, a consecuencia de su yoslelén monopolisticn ¥ det caricte: piblico del servicio, le incamhe ane “obligueién de contratar” (ctr. i ‘tea § 5, TI). Ofr, a este respecto, la tesis Inédita de Botz (Univ. de Kiel: “her den Begrigt des Wiederkehzschuldverhilitnisses insbesondere in seine: Anwendung auf den Elektrisititeversorgungsvertrag”; asi como Pataxor, ‘nota 13 al § 828. 128) Va demastado lejos Brrrzxe al afirmar que “en todas las relacion Guraderas reside un clerto elemento de caricter juridico ‘no eoivelde, por ejemplo, tratindose de contvatos de suminist Coinetaimos, empero, con Brrvzxe, fandamentalmente, en considerar que 12 “‘relaci6a de obligacién duradera” y la “relacién personalista de comuat aad” no son términos que se exeluyen, sino que integran dos tipos fandamen- tales de “vinculaciones juridicas especiales”, cada una de las cuales pue- Ge contener elementos de In otza, existlendo entre ambas multiples relo- clones. acuerdo duradero deriva que cuando ello quede destraido a con- seeueneia de Ta conducta de una de tas partes, tengn la otra la Jbilidad de negarse a 1a continuacién de la relacién duradere, es decir, que podré denunciarla sin sujecién a plazo. Responde a esto ol que en una serie de tales obligaciones (contrato de ser § 626; mandato, § 671, pirr. IT y III, y en la sociedad, s, pio. I, pro. 2 y 8) otorgue la ley a las partes un derecho de sin sujecion a plazo, fundado en causa grave, De ello ha derivado la jurisprudencia el principio general de que “tra: Hindose de relaciones juridicas de larga duracién, que exigen ua golabornciéa personal de las partes y un acuerdo reciproco, eabe a denuneia en cualquier momento cuando concurra causa gt (RGZ, 7S, 389: 150, 199). Este principio ha sido aplicado es yecialmente a lag velaciones arrendaticias (de arrendamiento de uso ¥ de uso y disfrnte), Jo que es correcto, con las limitaciones que derivan de la ley de proteccién a los arrendatarios. En todo caso abré de probarse que se esti ante tal relacién de obligacién Iuradera, que exige colaboracién y acuerdos mutuos, y en la m ida en que se esté ante tal supuesto habré de plantearse la cues: on de si Ia perturbacién det acuerdo mutuo ha de estimarse 0 2 como “causa grave” §3 ESrRUCTERA DE LA LBY ¥ PLAN DE TA EXPOSICION a estructura del libro II del BGB, relativo al “Derecho de ones” —del que ‘hemos de ocuparnos en nuestra exposi- clin, es poco clara, A pesar de ello cabe distingnir dos partes principales. Lo. primera de ellas comprende las seis primeras ec jones de la ley (§§ 241-432), y contiene preceptos que, en prin- cipio, son aplicables a todas las clases de obligaciones, 0, al menos, a un amplio cfreulo de obligaciones; p. ej., los contratos sinalagmaticos, Se trata, pues, de una “Parte general”. La se- wanda parte, integrada por la seccién séptima, contiene normas -speciales sobre los diferentes contratos en particular. Agrapa para ello la ley en 25 titulos relaciones de obligacién de muy Jistintas clases —en su mayoria de earicter contractual, pero obliga 6 intRopvecrox también algunas relaciones de obligacién de earacter Jegal, entee alias las derivadas de dafios imputables—, sin clasificarlas cu ‘més amplios grupos de acuerdo con sus caracteristicas externas mercantiles o doctrinales, de suerte que de ello deriva una im- presién de diversidad que induce al confusioniemo, ‘Como se observa por Ia division en seis secciones —de las que algunas estan a su vez divididas en titulos— no carece Ia primer: parte de sistemitiea, mas ésta no cabe consideraria como afor- tunada. Asi reglamenta la ley en a seecién primera, bajo el ti talo de “Obligacién de cumplir la prestacién”, no sélo cuestione= como son la determinacién del contenido de Ia obligacién de cum- plir la prestacién y el modo de hacerlo, sino también la influen de las perturbaciones objetivas de la prestacién ¥ las vulneraci: nes del deber de prestar el dendor sobre el contenido o la subsis teneia del deber de cumplir Ia prestacién. Contiene, ademis, est: titulo normas acerca de la configuracién especial del deber de cumplir la prestaci6n, p. ej, traténdose de dendas en dinero, obli gaciones de indemnizacién, ete, También en este punto se echa de menos una clara subdivisin. Contiene In seccién segunda di posiciones sobre un circulo més Iimitado, a saber: acerca de ia obligaciones nacidas de los contratos, y dentro de esta seccién se refiere el titulo segundo a un cireulo atin més limitado: Io contratos sinalagméticos, E1 titulo primero, que trata de las fnen. tes y el contenido de los contratos, completa tinicamente los pr ceptos de la “Parte General”, libro I, del BGB sobre los negocios jaridicos ¥ los contratos (en particular, los §§ 116-157), especia’ mente en cuanto a los contratos obligatorios, Seria, pues, erréne creer que de este titulo eabe deducir cémo se conclye un contra’ ¥ cuales son los presupuestos para su validex juridica, Las not mas de los titulos TIL-V de la seecion segunda se refieren, menos aparentemente, a la validez de determinadas clénsalas con tractuales. Sin embargo, el principal significado de las normac del titulo V, sobre los efectos de la cliusala resolutoria pactads ‘en un contrato, reside en su aplicabilidad a Ios derechos de resn Incién Jegalmente establecidos (§ 327). Al reglamentar Ia ley, « eontinuaci6n, en la seccién tercera, la extincién de las obligaciones quiere en realidad referirse a In extincién del deber de prestacién, on razén ocupa aqu{ el primer Ingar el cumplimiento, al que § SesrRUCTUR) DE LA LEY ¥ Las DE TA ExYOSICION a siguen otras modalidades de satisfaccion al acreedor. No dej lugar a dudas Ia reglamentacién de Ja ley en las secciones cuar- ta (“cesi6n del crédito”), quinta (“asuncién de In deuda”) 7 sexta (“plnralidad de dendores y de acreedoxes”). Es acertadn que tales secefones no hayan sido subdivididas en titulos, ya que de ello puede prescindirse, Solo eabe comprender Ia estructura de Ja ley si ce tiene ex cuenta que se sigue, en general, el camino de descender de Io general a lo particular. De abi que en su “Parte General” hage preceder las normas aplicables en general a las més diversas mo- dalidades de relaciones y negocios juridicos, es decir, tanto pare, Jas derivadas del Derecho de obligaciones como para las que # Alesprenden del Derecho de cosas y del Derecho de familia, ast como del Derecho sucesorio, Las normas generales en parte se amplian 0 se modifiean en cada caso mediante preceptos e, 90, 191; Lise en ZARDR, 80; Shiesz, en ZALDR, 102, 240; Wiescxen, ZARDR, 1912, $2; ademis, EXs-Lext, 100; Essiin, 207 0 Las obligaciones pueden nacer: de Ios negocios juridieos, de Ia conducta social tipiea, de hechos legalmente reglamentados %; Hinalmente, y por excepeiéu, de un acto de soberania estata! mm efvetos coustitutives en materia de Derecho privado. L. Odligacionce aerivadas de tos negocios juridicos Como se afirma en la “Parte General del BB”, son negoci jnridicos los actos, en especial las declaraciones, de una persona por lo menos limitadamente capaz, enya finalidad sea producir ctos juridicos. Negocios juvidicos obligatorios son aquellos que se dirigen a una obligacion del actor. De ellos nace una relacién obligatoria cuando se asume un deber de prestacién, La doctrina juridiea distingue entre negocios juridicos unilaterales —a cuyo grupo pertenecen la mayor parte de las declaraciones constitu: tivas de derecho, como son la impugnacién, la denuncia, el con- sentimiento, el asentimiento—, negocios juridicos bilaterales o con tratos y negocios juridicos plurilaterales, p. ¢j., acuerdos. “Salve: disposicion legal en contrario, precisa Ia existencia de un contrat entre lis partes interesadas para establecer 0 modifiear ana obliga cién mediante negocio juridieo” (§ 305). Como quiera que el con: lo que ha de trato precisa en todo caxo Ia “aceptacién” de Ja oferta, hacerse en principio ‘mediante declaracion de aceptacion. y excep cionalmente (§ 151) por simples actos de aceptacién, significa Ja norma que acabamos de tanseribir que por lo general no es st ficiente 1a simple promesa de eumplir nna prestacién para que nazea el dever de cumplizia, sino qne a ello ha de aliadize Ja aceptacion de In promesn por el destinatario de ln misma. Le razon para ello reside en que la ley no quiere obligar a nadie a sin qne que adquiera un “crédito” mediante In promesa de otro, medie su consentimiento i), La finiea excepeiéu, expresamente recogida en el BGR, es 11 promesa piblica de premio o recom- pensa (§ 567) (2). Ademis, por el negocio de frniacién aprobiade. por él Estado (§ 80) qneda obligado el tundador a transmitiv-a 82), En este easo Tan apre- Ja fundacidn el patrimonio ofrecide ( bacién oficial sustitaye a In fundaciou, que antes de ese acto no, existe siquiera como persona juridien ‘Trataremos en los parigeafos siguientes con detenimiento so- bre los requisitos le valider, el contenido, In modificacién j la transformacién de los contratos obligatorios, Aqui insistiremos inicamente acerea de la diferencia radieal qne Ia ley establece entre los contratos obligatorios y el contrato real que la ley de- nomina “acuerdo” (“Binigung”) ($§ ST, 929 y 1.205), Mediante el contrat obligatorio se obliga solameute una de las partes » ambas a cumplir determinadas prestaciones —ctr. 1a definieion legal de In compraventa, § 438—, pero mediante tal contrate no (1) Beta idea constituye también et fundamento det § 82: oft. a este respecto, los “motives” al § 415 del I Proyecto, Por ello va demasiad lejos Hirox, que en el “priuelpio del contrato” no ve sino un anaeronismo que no encuentra legisiativamente justifiencion, Una clerta debilitac resulta de la posibilidad de aceptucion tfelta (inten $ 6, 1), Sobre In go @onaci6n de un crédito, efr. infra § 28, 1 (2) Sobre 1a aceptaei6u de una asignacion (mandato), el tibramlent» ae una nota promisoria al portador y In aceptacion de 1a’ cambial habla vemos mis adelante, § Loreestes pe ras omsesciones a7 se transmite ln propiedad 1 otxo derecho real, es decix, que no se procede a una alteraciu de In distribucién de los bienes. Si la obligacién asumida en el contrato obligatorio consiste, como oct rre con Ta del comprador, en Ievar a cabo tal transmision real, entonces para el cumplimiento del contrato obligatorio precisa. de un segundo contrato, que ex cabalmente el acuerdo real sobre Ja transmision de Ia propiedad como tal o aceren de la transmi sién o constitueién de otro derecho real. Bl hecho de que en Ja practic del trifieco juridieo ambos contratos se refmdan en uno solo no debe impedir que a Tox fines de la contiguracin juri del proceso en cnestiOn, se distingan uno de otro, Aun enando Ja cosa comprada se transmita al comprador en el acto, no ad- quiere aquél la propiedad sobre ella a conseenencia del contrato de compraventa, sino a virtnd del acuerdo adoptade al mismo tiempo y unido a la tradicion (§ 929). EI contrato de compraventa establece el fundamento juridico (§ 812) de In prestacién Hevada a cabo al mismo tiempo, y tiene como consecuencia, p. ej.. Ja rantia por vicios ocultos a cargo del vendedor (§§ 459 y sx). Tgmalmente, de acuerdo con esta contigurncién juridiea. el com prador en In compra al contado sélo queda obligado a virtud sel contrato de compravents, como contrato meramente obligatorio. al pago del precio de compra; el pago mismo ex juridicamente otro negocio, a saber: un negocio juridico real de disposieién. La norma del § 205 no exeluye, empero, que se pacte de ante- ‘mano en un contrato bisico que 1 conseenenci de los actos de uma de las partes adquivira la otra erGditos contra ella, Un con- trato de esta naturaleza es ol de cuenta corriente bancaria. que pacta el titular de Ja cuenta banearia con el Banco, A través de este contrato adquiere el cliente eréditos coutra el Banco en virtud de las declaraciones ni siquiera recepticias de éste, a sa- ber: de los abonos que figuran a favor del cliente en los libros del Banco, Para el § 305 es suficiente que In adquisicién de cada ‘uno de los créditos resulte directamente de un acto unilateral, el abono en cuenta, pero derive indizectamente del contrato de cuenta corriente pactado. A virtad de disposicion unilateral mortis causa (testamen- to) puede obligar el causante a su heredero mediante 1m legado (§ 1.939) 0 um modo (§ 1.940) a que haga una prestacién a un 38 car, LONNOIIENTO DE LAS RELACIONES omsUATORIAS Xercero, Mediante el legado se establece una relacién obligatoria entre el heredero y el legatario, sin que precise el asentimiento de ninguno de ellos. Sin embargo, Ia ley, fiel al principio de que nadie ha de soportar que le sea iinpuesto un crédito, otorga a legatario In facultad de repudiar el legado ($§ 2.176 y 2.180) Si lo repudin se entenderd el legado como inexistente ($ 2.180. parr. 3, en relacion con et 1.953, par. 1). Las particularidades sobre legados ¥ modos testamentarios corresponde al derecho he: valitario. IL. Obliguciones dericadus de conducta social tipica (retaciones contractnales de hecho”) El moderno trifico en mas trae consigo que en algunos ca . de acuerdo con Ia concepeién del trifico, se asuman deberes. nazcan obligaeiones, sin que se emitan declaraciones de voluntail encaminadas a tal fin, En Ingar de las declaraciones surge Ja coterta pabtiea, y de hecho de wna prestacion y In aceptacion de hecho de esta prestacién por el que toma parte en el trifico. Ambas. I ofevia pitbliea de hecho y la aceptacién de hecho de ta prestacion, no suponen (a falta de la correspondiente concien. cia de declaracion) dectaraciones de votuntad, pero sf impliean ama condneta que por su significado social tipico tiene los mis amos efectos jnmidicos que la actuacién jurfdiea negocial. Tal es, p. ej, el caso de In utilizacion del tranvia, del antobéis, de una balsa o de um vehieulo anitlogo del transporte piblico, Es Ficticio el considerar, como se intenté antes, que 1a marcha det tranvia encierra una oferta idénticn y continuada para concluit contratos de transporte, caya aceptacion reside en el hecho de romar el tranvia. El que utiliza el tranvia esti, segin el criterio diel tmifico, obligado al pago del precio del trayecto segén Ja te- ita y tiene derecho a, ser transportado de acuerdo con las con- Gicionee de la tazifa, sin tener en cuenta si su inteneién eonsistia én emitir una declavacion de voluntad de tal contenido, si tiene © no capacidad negocial, e incluso si conoce o no la tavifa. El suponer que coneurre, en tales easos, In, conclusién de un contra. to enenentra, a mi julefo, un obstéculo en el hecho de que quien | § A rorwnes pe ras outin.ciowns 50 utiliza un medio cualquiera del transporte piblico no esté desde Iuego en Ia situacién de aquel a quien se ha hecho una oferta contractual, ¥ que s6lo ha de pensar si ha de aceptaria, rechazarla 0 seaso ha de hacer una contraproposicién. Se encuentra mas hien en Ja sitnacin general de toda persona que toma parte en al trafico y piensa si ha de hacer uso de un medio de transporte que esti al servicio de todos. Si hace uso de ese medio de trans- porte, entonces en Ia conseenencia juridiea de su modo de obrar veside el que con ello haya nacido une velncion Juridica, un con- trato de transporte, y no porque esa couseeuencia juridica se haya querido o declarado, sino porque, de acuerdo con los puntos de vista generates del trifico, su conducts esti indudablemente unida a esa consecuencia, No podrd alegar 1a excepeién de que A que el transporte era gratuito, impugnando ast sn declars. cién por eror. o Ix de que es imitadamente capa y sw represen rante legal no estaba conforme en que utlizase él tranvia. La admisibilidad de tales objeciones no se ajustarian a la esencia de la cuestiGn, u sw significado social tipico. En el Estado de nuestros dias, que se ha impuesto en general la misién de crear aquellas condiciones que en una era técnica eben conenrvir para qne Ia convivencia humana sea posible eu ‘un espacio limitado, se explotan numerosas empresas de suminis. tro de servicios por institueiones de caricter juridieo-piblico o por Corporaciones. en especial por entidades de earéeter munici- pal, ¥ bajo formas del Derecho piblico. Tal ocuzre con los fe rrocarriles, el correo, el servicio de limpiezas, el suministro de agua, ete. En tales casos la utilizacin de las correspondientes instalaciones se produce de acuerdo con los preceptos de carieter Juridico-pablico, y no en armonia con las normas privadas: las “exacciones” (precios de tarifa) a pagar podriin ser exigidas por el procedimiento de apremio, y aun cuando antes se estimaba admisible Ja competencia de los Tribunales ordinavios para las ivergencias derivadas, p. ej., de una relaciéu de uso del teléfono. que el RG consideraba como “contrato de Derecho piiblico” (REZ. 155, 334), deberd sostenerse actualmente la competencia de la Administracion, Pero atin hoy ocnrre que en muchos casos los servielos de agua, gas y electricidad, asi como algunas empresas de transporte, se explotan por sociedades de carseter privado (eon oo CCAR, IONACHIEENTO DEE TAS MEEACIONES OUErOATORIAS intervencidn 0 no del Estado). y en tales casos no hay ruz6u at guna para considerar segin el Derecho pablico las relaciones de uso que deriven de aquellos servicios (3). Por ei contrariv, nacen en tales casos relaciones de suministro a las que habrin de aplicarse divectamente, y no por via de analogia, las normas del Derecho privado relativas a los contratos correspondientes. En este punto no cabe hacer una diferencia sobve si en el caso concreto s€ conclnye un contrato, en que, p. ej, el ustario ditige a Ia empresa ile gas o de electricidad wna solieitud de conexion ¥ ésta acepta dicha solicitud, o bien si, no mediante declaraciin alguna (ni siquiera ticita), se produce de hecho una utilizaciin accesible a todos. Tncluso en el segundo caso nace mm rela ion obligatorin, sobre enya ejeencién han de aplicarse Ins wor mas sobre obligneiones contractuales (coutratos de suuninistros), mientras que por et contrario son inaplieables 1os preceptos sobre conclusién de negocios juridicos y contratos. Tritase, por consi gaiente, en estas “relaciones de obligacién derivadas de conducta social tipien” de relaciones juvidieas que intrinsecamente han de considerarse segiin el Derecho de obligaciones, a pesar dle que su nacimiento no exige la existeneia de un contrato, G. Haver fné el primero que reconocis la. pecutiaridad de estas relaciones proponiendo para elas Ia denominacién de “relaciones contac: tales de hecho”; pero entendemos que este denominacién no es may afortanada, ya que induce « Ia conclusién de que al propio tiempo se trata de procesos extrajuridicos. No eabe, naturalmen: ‘te, hablar siquiera de esto: to que ocurre es que lo que atribure significado juridico a estos procesos no es la voluntad juridiea negocial de los participantes, sino la valoracién juridica que 0}: tienen en el trifieo por suponer wna condueta social tipica, EL reconocimiento de tales relaciones obligatorias, que intvinseca mente han de ser consideradas segin el Derecho contractual. esti en la misma linea de los “hechos tipicos de declaracién con efec tos normativos” {p. ej. el sileneio a Ia carta de confitmacion en el trétieo mereantil} (4), en que tampoco depende la euestion de (3) A favor de esto, Lixixe; en contra, con aeertadas razones ‘Woracern. (1) Cfe. Knaus: Seluceigon im Recktaverkehr, 1099, © infra § 6, 1 § LovUETEs pk 1s opticacionss or sien el caso conereto concurren los requisitos para In existencia de una declaracion de voluntad valida. En los casos coneretos no puede, evidentemente, hablarse de “‘supnestos de declaracion”, en tendidos en su significado tipico, sino tmicamente de determina da conducta en el trifico. Coneretamente se trata de Ia acepta- cién de una prestacion que esti a disposicion de todos en Ins condiciones de Ia tavifa No es aconsejable extender & otros supuestos de los ya sefia Jados la categoria de Ins oblignciones derivadas de conducta social tipica, ya que entonces seria muy dificil la delimitaeiéu, y con ello habrian de considerarse justifieadas las objeciones hed por H. Linxsxw contra la doctrina de Faves, Ahora bien, limi- tandose a Ja aceptacién técita de una prestacion de suministro accesible a todos (en determinadas circunstancias), esta catego xia es imprescindible para explicar tebrieamente, sin ficciones los fendmenos del tréfico actual (5) IIL. Reluciones de obligacién nacidas de hechos tegabnente reglamentados E] ondenamiento juridieo impone al sujeto el deber de cumplir ‘una prestacién frente a otro por los mas diferentes motivos. Una parte de estas obligaciones legales esti reglamentada en el De recho de obligaciones; otras se encuentran, en atencién al hecho que las da origen, en los Derechos reales, Derecho de familia o Derecho de sncesiones. Le enumeracin que sigue no es exhaus tiv 2} Relaciones de obligacién procedentes de actos slicitos (88 823 y ss) {*) y de responsabilidad por riesgo. Deseansan éstas en Ta responsabilidad del sujeto, de un lado, por sus pro: pios actos quo le sean imputables, y, ademas, por aquellos per- juicios que se causen por un dailo en si mismo no ilieito, pero (3) Bsto lo demuestra también 1a viva dlseasién a que aio motivo 1a obra de Haver, Anilogamente a lo expuesto por nosotros Esstx, 21; 18 utilizncién de las instatactones pablicas es por sf sola suficiente para dar lugar a Ia relacfon contractual (9) Ce, art 1.902, ON, per 2) 2 car, I—NACHIENTO DE E49 RELACIONES onLIOATORIAS el que €1 sujeto, como poseedor de la empresa o de la cosa per- judicial, ha de soportar la responsabilidad social, aunque no concurra una culpabilidad personal. b) Relaciones de obligacién por enriquecimiento injusto (§§ 812 y 88) (*), descansan en wiltimo término en las exigencias de Ja justicia conmutativa que obligan a restituir aquello que se ha recibido de otro sin fandamento juridico. ©) También descansa en el principio de la justicia coumute- tiva Ia obligacion de indemnizar los gastos que se hayan hecho voluntariamente en interés de otro, bien sea por Ia actividad e- vada a cabo esponténeamente sin mandato (§§ 677 ¥ ss) (*). © bien en virtud de facultades legales, como administrador de van patrimonio ajeno (p. ej.: $§ 1.890, 1.688, 1.885 y 2.218). 4) Surge también una relacién legal de obligacion, cou obit gaciones de prestacién y de diligencia para ambas partes, entre 41 que encontrs y el que perdié una cosa, y cllo a conseeuen del hecho del hallazgo y apropiacién de la cosa perdida (§§ 963 y siguientes) (**). ©) Surgen también relaciones de obligacién entre los copay ticipes de un derecho (§§ TIA ¥ ss) (°***), entre los coherede- sos (cfr. § 2.038). A consecuencia de la constituelén de un use: fructo nace una relacién entre el propietario y el usufruetuari. ¥ por la constitueién de una prenda surge una relacién entre ef deudor y el acreedor prendario (ctr. §§ L215 y #8) (°°°*). 1) Finalmente han de aludirse en cierto aspecto los deberes de alimentos, que tienen desde Inego determinadas peculiaridade: asi como Ia pretensién de los herederos Iegitimos contra el 0 los restantes herederos. Como se desprende de esta enumeracién incompleta, s6lo una parte de estas relaciones de obligacién —ast especialmente reco. gidas bajo los apartados a) y b)— han sido reglamentadas en In arte especial del Derecho de obligaciones. En cuanto a las res- ©. cy art, 1895 3 6s, (N. DEL T), ©. Gy arts, 1.858 ¥ $8, espectalmente art. 1.999, (N. om. ). ©. c, arts, 618 y 616. (. ove T) (9808) 6. ¢, art. 1.885. (N. vet). ) Oey Ft, L867, ON, DEL T). tantes, sou aplicables los preceptos de Ia Parte General del Dere- cho de obligaciones, siempre que a ello no se oponga 1a especiai naturaleza de Ia relacién juridiea, como acontece en parte pot Io que se refiere a los deberes de alimentos, IV. Relaciones de obligacién nacidas de disposicién estatal con cardcter constitutive en materia de Derecho privada En el artienlo VIII, parr. 2, letra a) de Ja ley de viviendas (KRG, 18) se otorga a los organismos alemanes de Ia vivienda facultad de exigir de los propietarios de espacio habit } bre “Ia conclusion de una relacion juridiea” con Ja persona que conforme a determinados principios, dosignen los ot Ja vivienda como arrendatario, mediante cuya relacion “yarantio= a dicha persona In utilizacién de dicho espacio habitacional Bajo In letra b) se afirma: “Caso de que el propietario no a6 ste conformidad 0 no sea habido podri el organismo de Ja viviend« promulgar una disposicién que produciné los efectos de un con- trato de arrendamiento”. De acuerdo con el § 26 de Ja ley de ejecucién de Schleswig-Holstein —que puede aqui citarse come ejemplo—, “Ia disposicion con efectos de contrato de arrenda miento debe reglamentar todas las obligaciones uswales de Ins partes”, con excepcién del eanon azrendaticlo. EL contenido de Ja disposictén “se considera pactado entre las partes desde el mo- mento de su notifieacién, en tanto se vennneia a un recurso, hay transcurrido el plazo de apelacién o Ja disposicién sca firme de finitivamente”. La ficein es en este caso el medio téenieo juri ico que ha de hacer posible In aplicacién de las disposieionex sobre contratos de arrendamiento, Hasta Ja primera guerra mundial fué un fendmeno ajeno a nuestra concepein juridica el que mediante una disposicién de Ja soberania estatal pudiese establocerse entre dos personas wna relacion jurfdiea de eardeter privado, en especial wna xelacién arrendaticia, aun contra su voluntad, y a pesar de que normal mente tal relacion juridica tiene como base un concierto libre mente establecido, un eontrato. En aquella época tal fendmenc encontré igualmente acogida en el derecho de Ia vivienda. Nirewi a car LONAChHIENDO DE IAS aBtAcroses) onEzosTORIAS Dex califieé de “contratos dictados” (6) a tales relaciones de obli- gacién andilogas a los contratos, impuestas a las partes por disposi- cién de la autoridad, pero que deben considerarse intrinsecamente de acuerdo con las normas del Derecho privado. La “ordenacién de mercados”, levada a cabo por el Estado uacionasocialista, se sirvid en distintas oeasiones de este medio para aleanzar sus ti nes (7). La ciencia juridica no lo consider entonces tampoco como modelo, sino como excepeién, “en cierto modo como un principio de estado de necesidad” (8). Bajo este aspecto no cabe atin hoy prescindir de é1 totalmente, como Jo prneban Jos an damientos urbanos coactivos (9). Sin embargo, de las experien obtenidas en este sector del Derecho sabemos lo desagradable que para las partes suele ser la relacién arvendaticia creada coactiva. menie por tal disposieién soberana, y que la interveneién de los organismos piiblicos en las relaciones juridico-privadas, aun euan: do sea un medio extremo e imprescindible para evitar un estado social y general de necesidad, es a la larga incapaz de crear rela. ciones satistactorias. Una disposiciOn de la antoridad puede tener juridicamente “Ios efectos de un contrato de arrendamiento” mas sus efectos psicolégicos son muy diferentes, apareciendo como una tutela, una coaecién molesta, un “dictado”. El “contrato Aictado”, es decir, la relacién de obligacién ereada por disposicién estatal con earécter constitutivo en materia de Derecho privado y sin intervencién de las partes, es un sintoma de la crisis con- tinua en Ia que, con breves interrupciones, se encuentra sumida Ja vida social y econémica desde Ia terminacién de la primera guerra mundial. (6) Niweempex, 129, (1) fr. 18 enumerneién en BexoK, pig. 00 y ss (8) Botox, 63. (®) Otro caso mis es el arrendamiento coactivo de uso ¥ disfrute de una explotacion agricola o de una finca, en armonia con los 4§ 13, 15 y 16 det ‘Decreto para el fomento de In agricultura en Ia zoua britimica (Anexo © al Deereto nim. S4 del Gobierno militar) $51 cimemrso coxrmscrust ¥ gus LisaTEs 6 B) Las RBLACIONES DE OBLIGACION NaciDas DE CONTRATOS: La Lmenzin conrnacrean ¥ sv Lisres Brenuasw: “Recktesivang sem Contrakicren”, Jherdo, $2, 207 Buick: “Vom Kontrahierungssicang sur Adechiusepflicht”, 1010; Hopr: “Vertragspreinelt und Geseto, ZAKDR, 42, St; Nrorenvey: Kontraklerunyasteang und diktiorter Vertray”, 1920; Stxek: “Die Sehuldreehtliche Verteagsprethest”, JherdD, 70, 228, El individuo solo puede existir socialmente como personali- dad cuando le sea reconocida por Ios demiis no sélo sa esfera de Ja personalidad y de la propiedad, sino cuando, ademas, pueda en principio reglamentar por si mismo sus cuestiones personales 5, en tanto con ello quede afectada otra persona, pueda regla- mentar sus relaciones con ella con carfcter juridicamente obliga- torio mediante un concierto libremente establecido. Al ponerse ambas partes, por propia y libre voluntad, de acuerdo sobre de- terminadas prestaciones y obligaciones resultaré que ninguna de- pende del arbitrio de la otra y ambas estdn en situacién de velar asi por su propio interés. Al elevarse Ia yoluntad coincidente de ambos como “contenido contractual” a la categoria de norma vinealante de su conducta reciproea —lo que significa la vali- des juridica del contrato— toman parte constractivamente en la creacin de su relacién juridica. Esto, empero, considerado filo- séficamente, s6lo es posible (1) porque al ponerse de manifiesto en el contrato la voluntad de ambos contratantes existe cierta garantia en el sentido de que lo que las partes han establecido como vinculante para ellas no es una pura arbitrariedad, sino algo que contemplado en su conjunto, es razonable ¥ justo. ¥ éste ‘e el verdadero sentido de la “libertad contractual”. Significa que el ordenamiento juridico considera en principio como vi fA) Gtr. Brxore: Systom der Recktephivovophic, pig. 62 y ss

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