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Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2006

Primera edición 2006

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del Trabajo, CH-1211 Ginebra 22, Suiza, o por correo electrónico a: pubdroit@ilo.org, solicitudes que serán
bien acogidas.

OIT- IPEC / CESPEDES, Roberto. Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay:


Evolución 2001-2004 y análisis del módulo de la encuesta 2004.
Asunción, Oficina Internacional del Trabajo, 2006. 105 p.

Trabajo infantil, estadísticas del trabajo, análisis de datos, condiciones sociales, Paraguay.
13.01.2.

ISBN: 92-2-319476-8 / 978-92-2-319476-5 (impresa)


ISBN: 92-2-319477-6 / 978-92-2-319477-2 (Web pdf)

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Impreso en Paraguay
Agradecimientos

Nuestro más profundo agradecimiento a la Dirección General de En-


cuestas, Estadísticas y Censo - DGEEC que nos ha suministrado la
base de datos de la encuesta 2004 que contiene un módulo de traba-
jo infantil.

Especialmente queremos hacer mención a la Lic. Zulma Sosa, Direc-


tora General y a las Lic. Norma Medina y la Lic. Lourdes Legizamón
quienes no solo corrigieron el texto, sino que recalcularon todos los
datos y nos han dado contribuciones muy valiosas a la hora de poder
definir qué cruzamientos son más adecuados para cuantificar algu-
nas actividades peligrosas como el Trabajo Infantil Doméstico y el
Criadazgo.
Roberto L. Céspedes R. 5

Presentación

Desde 1999 la OIT viene promoviendo la generación de trabajo de-


cente. Esta aspiración está asociada al logro de los siguientes objeti-
vos estratégicos: i) promover y cumplir las normas y principios y
derechos fundamentales en el trabajo; ii) crear mayores oportunida-
des para las mujeres y los hombres con objeto de que dispongan de
unos ingresos y de un empleo decentes; iii) realzar el alcance y la
eficacia de la protección social para todos, y iv) fortalecer el
tripartismo y el diálogo social.

Siendo el trabajo infantil el paradigma de la conculcación de los de-


rechos humanos de los niños, niñas y adolescentes, es inexcusable
referirse al trabajo infantil cuando se trata de medir los avances de
los países en su responsabilidad de garantizar el derecho fundamen-
tal a la protección reconocido por la Convención de los Derechos del
Niño.

El Informe Global de la OIT, lanzado en la Conferencia de Brasilia en


mayo 2006, evalua los avances en la prevención y erradicación del TI
en el mundo y deja constancia de que el compromiso de los países
de América Latina y El Caribe asumido en su día con la ratificación de
los Convenios 138 y 182, ha dado frutos en cifras y en esperanza de
una protección plena y universal para los niños y las niñas. El Infor-
me Global señala que la adopción de políticas proactivas enfocadas
en los derechos humanos y en los logros económicos con igualdad,
ha demostrado una mayor eficacia en la reducción el trabajo infantil
que la obtenida por aquellos países que decidieron simplemente es-
perar a alcanzar el umbral del desarrollo económico. Pero para estos
logros de hoy, en su momento fue imprescindible la decisión de re-
conocer el problema y la decisión de conocer los datos y actualizar-
los y evaluarlos periódicamente.

Paraguay, país que ya en el año 2001 inició la ruta con la incorpora-


ción de un primer módulo específico sobre Trabajo Infantil en la
Encuesta Nacional de Hogares, ha renovado su empeño y perfeccio-
nado el módulo sobre Trabajo Infantil en la ENAHO 2004 obteniendo
el número y características de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17
años que trabajan, las condiciones en que realizan sus labores, las
causas y consecuencias que el trabajo tiene sobre su vida y su desa-
rrollo. Es así que hoy es posible ofrecer el Estudio que aquí se pre-
senta y que, además de dar cuenta de la situación actual de la Infan-
cia y Adolescencia Trabajadora en Paraguay, ofrece un análisis de la
evolución del problema y abre fecundas rutas de investigación sobre
la incidencia de diferentes variables socioeconómicas, educativas,
presupuestarias, etc y, en definitiva, sobre los resultados de las po-
líticas, los planes y programas destinados a la protección efectiva de
los niños, niñas y adolescentes paraguayos.

Guillermo Miranda
Director
Oficina Subregional de la OIT
para el Cono Sur de América Latina
Roberto L. Céspedes R. 7

Índice

Resumen ejecutivo ........................................................................................... 11

Introducción ..................................................................................................... 15

I. Evolución de la niñez trabajadora de 10-17 años .................................................... 17

1. Niñez económicamente activa y no activa ...................................................... 17


1.1. La niñez económicamente activa como totalidad ................................... 17
1.2. La niñez económicamente activa por grupos de edad ............................ 21
1.3. La niñez económicamente activa según ingreso .................................... 21

2. Condiciones de vida de la niñez .................................................................... 23


2.1. Servicios básicos de la vivienda ........................................................... 23
• Carencia de energía eléctrica ................................................................... 24
• Agua sin conexión a red .......................................................................... 25
• Saneamiento limitado .............................................................................. 26
2.2. Bienes duraderos del hogar ................................................................. 27
• Heladera ................................................................................................. 27
• Televisor ................................................................................................ 28
• Teléfono fijo y Teléfono celular ................................................................ 28
• Computadora personal con o sin acceso a internet ................................... 29

3. Salud de la niñez .......................................................................................... 29


3.1. Seguro médico .................................................................................... 29
3.2. Enfermedad o accidente ...................................................................... 30

4. Niñez y cultura ............................................................................................ 30

II. Evidencias de la Encuesta Permanente de Hogares 2004 .................................... 33

1. Jefatura y tipo de hogar ................................................................................ 33

2. Trabajo de la niñez ....................................................................................... 35


2.1. Más de la mitad de la niñez trabaja ...................................................... 36
• La división sexual del trabajo o el género en el trabajo .............................. 37
• Las diferencias por área o el mayor bienestar urbano ................................ 38
• La división del trabajo según grupos de edad ........................................... 38
• Sexo y edad. Tareas para unos y otras a medida que aumenta la edad ....... 39
• Tareas por área de residencia y edad ....................................................... 40
2.2. Los tipos de trabajo y la asistencia o no a una institución educativa ....... 41
• Asistencia o no a la escuela por sexo ....................................................... 42
• Asistencia o no a la escuela por área ........................................................ 43
• Asistencia o no a la escuela por grupos de edad ....................................... 44
8 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

2.3. Razones de inasistencia a la institución educativa ................................. 45


• Razones de género en la inasistencia educativa ........................................ 45
• El lugar de residencia en las razones de inasistencia educativa .................. 46
• Los grupos de edad entre las razones de la inasistencia educativa ............. 46
• Los tipos de trabajo y las razones de la inasistencia educativa ................... 47

III. Módulo sobre trabajo infantil: tres tipos de trabajo ............................................ 49

1. Trabajo remunerado exclusivamente ............................................................. 49


1.1. Ocupación principal ............................................................................ 49
1.2. En la casa o fuera de casa .................................................................... 52
1.3. Frecuencia de la ocupación principal .................................................... 52
1.4. Horas trabajadas en la ocupación principal ........................................... 53
1.5. Momento del día trabajado .................................................................. 54
1.6. Trabajo acompañado de persona adulta ............................................... 55
1.7. Promedio de edad de inicio en el trabajo .............................................. 55
1.8. Razón de trabajar ................................................................................ 56
1.9. A quién entrega lo ganado ................................................................... 57
1.10. A qué destina sus ingresos ................................................................ 59

2. Trabajo no remunerado exclusivamente ........................................................ 60


2.1. Ocupación principal ............................................................................ 60
2.2. Frecuencia de la ocupación principal .................................................... 65
2.3. Horas trabajadas en la ocupación principal ........................................... 66
2.4. Momento del día trabajado .................................................................. 67
2.5. Promedio de edad de inicio en el trabajo .............................................. 68
2.6. Razón de trabajar ................................................................................ 68

3. Trabajo doméstico ........................................................................................ 70


3.1. Tareas realizadas ................................................................................ 71
3.2. Horas diarias trabajadas en las tareas ................................................... 73
3.3. Razón de realizar trabajo doméstico .................................................... 74

4. ¿Qué sucedería si los niños y las niñas dejasen de trabajar? ........................... 76

5. Carga horaria según trabajo remunerado, no remunerado y doméstico .......... 79

IV. Análisis específicos .......................................................................................................... 83

1. Criados y criadas, expresión del trabajo infantil doméstico ............................. 83

2. Trabajo infantil peligroso .............................................................................. 86


2.1. Trabajo infantil peligroso en trabajo remunerado .................................. 86
2.2. El trabajo infantil peligroso sin remuneración ....................................... 88
2.3. El trabajo infantil peligroso en el trabajo
remunerado, el no remunerado y el criadazgo ...................................... 89

V. Conclusiones y recomendaciones ................................................................................. 93

1. Conclusiones por área de análisis .................................................................. 93

2. Recomendaciones ....................................................................................... 102

VI. Bibliografía básica reciente ......................................................................................... 105


Roberto L. Céspedes R. 9

Índice de cuadros y gráficos


Cuadros Gráficos
Niñez económicamente activa, de 10 a 17 años por sexo Niñez económicamente activa, de 10 a 17 años, por sexo
y área, 2001-2004 18 y área, 2001-2004 18
Distribución de la niñez económicamente activa, de 10 a Niñez económicamente activa, de 10 a 17 años, por
17 años por niveles de pobreza, 2001-2004 18 niveles de pobreza, 2001-2004 19
Niñez de 5 a 17 años por tipo de trabajo, 2004 36 Distribución de la niñez económicamente activa de 10 a
Niñez de 5 a 17 años por tipo de trabajo según sexo, 17 años por sexo, 2001-2004 20
2004 37 Distribución de la niñez económicamente activa de 10 a
Niñez de 5 a 17 años por tipo de trabajo según área, 17 años por niveles de pobreza, 2001-2004 20
2004 38 Tasa de actividad económica de la niñez por sexo y área,
Niñez de 5 a 17 años por asistencia o no a institución 2001-2004 21
educativa según tipo de trabajo, 2004 41 Niñez económicamente activa de 10 a 17 años según
Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en Trabajo grupos de edad, 2001-2004 23
Remunerado por ocupación principal (agrupada) según Distribución de la niñez económicamente activa de 10
sexo, área y nivel de pobreza (cantidad, distribución a 17 años activa por quintiles de ingreso según sexo,
porcentual y acumulada), 2004 50 2004 23
Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en Trabajo Distribución de la niñez económicamente activa de 10
Remunerado por sexo, área y nivel de pobreza según a 17 años activa por quintiles de ingreso según área,
ramas de actividad, 2004 51 2004 23
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado por Niñez de 10 a 17 años en hogares sin electricidad por
razones de trabajo según sexo, área, grupos de edad y condición de actividad según niveles de pobreza, 2001-
nivel de pobreza, 2004 56 2004 25
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado que Niñez de 10 a 17 años en hogares sin agua en red por
retiene la mayor parte de lo ganado por destino del condición de actividad económica según sexo y área,
mismo según nivel pobreza, 2004 59 2001-2004 25
Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en Trabajo No Niñez de 10 a 17 años en hogares con saneamiento sin
Remunerado por sexo, ocupación principal (agrupada), conexión por condición de actividad según sexo y área,
2004 61 2001-2004 26
Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en Trabajo No Exclusión de niñez trabajadora en bienes del hogar 27
Remunerado por área por ocupación principal (agrupa- Distribución del idioma hablado en el hogar de la niñez
da), 2004 61 de 10 a 17 años por condición de actividad, 2004 31
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo No Remunerado por Distribución del idioma hablado en el hogar por la niñez
nivel de pobreza por ocupación principal (agrupada), económicamente activa de 10 a 17 años según sexo y
2004 61 área, 2004 31
Niñez de 10 a 17 años exclusivamente en Trabajo No Niñez económicamente activa de 10 a 17 años por
Remunerado por sexo y área según ramas de actividad, edades similares según idioma hablado en el hogar,
2004 63 2004 32
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo No Remunerado por Distribución de la jefatura de hogar, de 18 y más años,
razón de trabajo según sexo, área, grupos de edad y 2004 34
niveles de pobreza, 2004 69 Porcentaje y cantidad de niñez de 5 a 17 años por tipo de
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Doméstico por trabajo, 2004 37
ocupaciones normales según sexo, área, grupos de Distribución de la niñez de 5 a 17 años por área según
edad, 2004 71 tipo de trabajo, 2004 38
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Doméstico por razones Distribución de la niñez de 5 a 17 años por grupos de
de trabajo según sexo, área, grupos de edad y nivel de edad según tipo de trabajo, 2004 39
pobreza, 2004 74 Distribución de la niñez de 5 a 17 años por grupos de
Niñez de 5 a 17 años por efectos de la discontinuidad en edad según sexo y tipo de trabajo, 2004 39
el trabajo según opinión de madre-padre-tutor/a según Distribución de la niñez de 5 a 17 años por grupos de
sexo, área, grupos de edad y nivel de pobreza, 2004 76 edad según área y tipo de trabajo, 2004 40
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado, Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años por asistencia o
No Remunerado y Trabajo Doméstico por promedio de no a institución educativa según tipo de trabajo, 2004 42
horas semanales trabajadas según sexo, área, grupos de Distribución de la niñez de 5 a 17 años que no asiste a
edad y nivel de pobreza, 2004 79 institución educativa por sexo según tipo de trabajo,
Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en Trabajo 2004 42
Doméstico por parentesco (criadazgo) según sexo, área, Distribución de la niñez de 5 a 17 años que no asiste a
edad, idioma del hogar y nivel de pobreza, 2004 84 institución educativa por área según tipo de trabajo,
Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Infantil Peligroso por 2004 43
sexo y área según ocupación (cantidad, porcentaje y Distribución de la niñez de 5 a 17 años que no asiste a
distribución interna), 2004 90 institución educativa por grupo de edad y tipo de trabajo,
Distribución (en porcentaje) del Trabajo Infantil Peligroso 2004 44
(Total) 90 Distribución de la niñez de 5 a 17 años por razones de
Comparaciones entre Trabajo Remunerado, Trabajo No inasistencia a institución educativa, 2004 45
Remunerado y Trabajo Doméstico 99 Distribución de la niñez de 5 a 17 años por sexo según
razones de inasistencia a institución educativa, 2004 46
Distribución de la niñez de 5 a 17 años por área según
razones de inasistencia a institución educativa, 2004 46
Distribución de la niñez de 5 a 17 años por tipo de
trabajo según razones de inasistencia a institución
educativa, 2004 50
10 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No


Remunerado por sexo y área según ocupación principal, Remunerado por razón de trabajo según sexo y área,
2004 50 2004 69
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No
Remunerado por sexo y área según ramas de actividad, Remunerado por razones de trabajo según nivel de
2004 51 pobreza, 2004 70
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Cantidad y porcentaje de niñez de 5 a 17 años en Trabajo
Remunerado por nivel de pobreza según ramas de Doméstico en limpieza de la casa, 2004 71
actividad, 2004 52 Cantidad y porcentaje de niñez de 5 a 17 años en Trabajo
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Doméstico en cuidado de niños/as, 2004 72
Remunerado por frecuencia de la ocupación principal, Cantidad y porcentaje de niñez de 5 a 17 años en Trabajo
2004 53 Doméstico en lavado de ropas, 2004 72
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo Cantidad y porcentaje de niñez de 5 a 17 años en Trabajo
Remunerado por momento del día en que trabaja según Doméstico en planchado de ropas, 2004 73
frecuencia (cantidad de días), 2004 54 Cantidad y porcentaje de niñez de 5 a 17 años en Trabajo
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo Doméstico en cocinar, 2004 73
Remunerado que trabaja acompañada o no por adulto, Promedio de horas en Trabajo Doméstico de niñez de 5 a
2004 55 17 años, 2004 74
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo No
Remunerado por razones de trabajo según sexo y área, Remunerado por momento del día en que trabaja según
2004 56 sexo, 2004 75
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo
Remunerado por razones de trabajo según grupos de Doméstico por razones de trabajo según grupos de edad,
edad, 2004 57 2004 75
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo
Remunerado por razones de trabajo según niveles de Doméstico por razones de trabajo según niveles de
pobreza, 2004 57 pobreza, 2004 76
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años por cese de su
Remunerado por depositario de lo ganado según sexo y trabajo y opinión de padre/madre o tutor/a según sexo y
área, 2004 58 área, 2004 77
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años por cese de su
Remunerado por depositario de lo ganado según niveles trabajo y opinión de padre/madre o tutor/a según grupos
de pobreza, 2004 58 de edad, 2004 77
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Distribución de la niñez de 5 a 17 años por cese de su
Remunerado que retiene la mayor parte de lo ganado por trabajo y opinión de padre/madre o tutor/a según niveles
destino según sexo y área, 2004 59 de pobreza, 2004 78
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado, Trabajo
Remunerado que retiene la mayor parte de lo ganado por No Remunerado y Trabajo Doméstico por promedio de
destino según grupos de edad, 2004 60 horas semanales trabajadas según sexo, 2004 80
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado, Trabajo
Remunerado que retiene la mayor parte de lo ganado por No Remunerado y Trabajo Doméstico por promedio de
destino según nivel de pobreza, 2004 60 horas semanales trabajadas según área, 2004 80
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado, Trabajo
Remunerado por sexo según ocupación principal, No Remunerado y Trabajo Doméstico por promedio de
2004 62 horas semanales trabajadas según grupos de edad,
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No 2004 81
Remunerado por área según ocupación principal, Niñez de 5 a 17 años en Trabajo Remunerado, Trabajo
2004 62 No Remunerado y Trabajo Doméstico por promedio de
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No horas semanales trabajadas según niveles de pobreza,
Remunerado por pobreza según ocupación principal, 2004 81
2004 63 Cantidad de “criados/as” de 5 a 17 años, 2004 84
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No Criados/as de 5 a 17 años en relación a la niñez total del
Remunerado por sexo según rama de actividad, 2004 64 mismo grupo de edad, 2004 84
Distribución de la niñez de 5 a 17 años en Trabajo No Distribución de criados y criadas según sexo, área,
Remunerado por área según rama de actividad, 2004 64 grupos de edad, idioma del hogar y niveles de pobreza,
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo No 2004 85
Remunerado por frecuencia de ocupación principal Distribución del Trabajo Infantil Peligroso en Trabajo
según sexo, 2004 65 Remunerado en niñez de 5 a 17 años por ocupación
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo No según sexo, 2004 87
Remunerado por frecuencia de ocupación principal Distribución del Trabajo Infantil Peligroso en Trabajo
según área, 2004 65 Remunerado en niñez de 5 a 17 años por ocupación
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo No según área, 2004 87
Remunerado por frecuencia de ocupación principal Distribución del Trabajo Infantil Peligroso en Trabajo No
según pobreza, 2004 66 Remunerado en niñez de 5 a 17 años por ocupación
Promedio de horas semanales trabajadas por la niñez de según sexo, 2004 89
5 a 17 años en Trabajo No Remunerado, 2004 66 Distribución del Trabajo Infantil Peligroso en Trabajo No
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo No Remunerado en niñez de 5 a 17 años por ocupación
Remunerado por momento del día en que trabaja según según área, 2004 89
sexo, 2004 67 Distribución del Trabajo Infantil Peligroso en niñez de
Distribución de la niñez de 5 a 9 años en Trabajo No 5 a 17 años en Trabajo Remunerado + Trabajo No
Remunerado por momento del día en que trabaja según Remunerado, +Trabajo Doméstico por ocupación
área, 2004 67 según sexo, 2004 91
Promedio de edad de inicio en el Trabajo No Remunera- Distribución del Trabajo Infantil Peligroso en niñez de
do de la niñez de 5 a 9 años, 2004 68 5 a 17 años en Trabajo Remunerado + Trabajo No
Remunerado, +Trabajo Doméstico por ocupación
según área, 2004 92
Roberto L. Céspedes R. 11

Resumen ejecutivo

0. El informe se basa en las encuestas de hogares de la Dirección


General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC). En la prime-
ra parte se analiza la evolución de la niñez económicamente acti-
va de 10 a 17 años entre 2001 y 2004; en la segunda, la niñez
que trabaja y que no lo hace, de 5 a 17 años, según el módulo de
Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 2004; en la tercera, los
tipos de trabajo de la niñez, de 5 a 17 años, en la EPH 2004; y en
la cuarta, estudios específicos de niñez trabajadora, de 5 a 17
años, en la EPH 2004. Finalmente, se presentan conclusiones y
recomendaciones.
1. Primera parte: Evolución de la niñez trabajadora de 10 a 17
años entre 2001 y 2004. La niñez trabajadora (o niñez económi-
camente activa) de 10 a 17 años pasó de 288.717 en 2001 a
338.833 personas en 2004. De esta cantidad, 232.719 son niños
y adolescentes (68,7%), 142.052 personas residen en el área ur-
bana (58,1%), 188.381 de 15 a 17 años (55,6%), 176.278 son no
pobres (52%) y 84.311 son pobres extremos (24,9%). Segunda
parte: Trabajo infantil según tipo de trabajo. Para identificar y
cuantificar a la niñez trabajadora y no trabajadora de 5 a 17 años,
compuesta por 1.824.499 personas, se optó por las categorías
siguientes que incluyen unir en una única y final categoría al
Trabajo doméstico que comprende a i) éste exclusivamente (TD
exclusivo), ii) TD exclusivo y trabajo remunerado y iii) TD exclu-
sivo y trabajo no remunerado.

Tipo (o forma) de trabajo Porcentaje Cantidad de personas


Solo trabajo remunerado (TR) 6,0% 108.569
Solo trabajo no remunerado (TNR) 6,1% 110.692
Solo trabajo doméstico 35,5% 648.276
Trabajo remunerado y doméstico 2,1% 39.075
Trabajo no remunerado y doméstico 3,5% 63.698
No trabaja 46,8% 854.139
Total 100% 1.824.449
Trabajo doméstico (extendido) (TD) 41,2% 751.049

Nota: en la niñez de 5 a 17 años que comprende a la de 10 a 17 años se encuentra una porción de niñez económicamente
pero desempleada.

2. El trabajo de la niñez importa por la asistencia o no a una institu-


ción educativa y una de cada siete personas de 5 a 17 años del
total no asiste. La cuestión relevante es que, a mayor inserción
laboral, mayor inasistencia escolar porque no asiste a la escuela
el 36,1% de quienes solamente hacen TR, el 27,2% de quienes
exclusivamente se dedican al TNR y el 12,5% de quienes realizan
TD. La exclusión educativa es mucho más aguda en el campo
que en la ciudad: 20,1% y 9,6%, respectivamente. La mencionada
exclusión aumenta con la edad. La perspectiva de género permi-
te visualizar razones diferenciadas en la inasistencia educativa.
12 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

3. Tercera parte: Distintos tipos de trabajo. El trabajo remune-


rado (TR). Las cuatro categorías fundamentales son: los trabaja-
dores no calificados (60,0%); los agricultores y trabajadores
agropecuarios y pesqueros (13,2%); los oficiales, operarios y ar-
tesanos (13,1%); y los trabajadores de servicios y vendedores de
comercios y mercados (10%), o sea el 96,3%. Las diferencias ma-
yores son por sexo y área antes que por nivel de pobreza.
4. La razón de trabajo de este grupo de población es ayudar con
los gastos de la casa o para pagar o ayudar a pagar sus estudios,
seis de diez; o para tener su propio dinero, una de cada cuatro
personas. Se encuentra que, a mayor edad, mayores responsabi-
lidades con la casa y el estudio; y a mayor pobreza, mayores
recursos para la casa antes que para el estudio o el dinero pro-
pio.
5. Lo ganado se queda con quien lo ganó en dos de tres casos; o se
entrega a los padres (madre, padre o persona encargada), el ter-
cio restante. También, a mayor pobreza, mayor entrega de re-
cursos a padres. Por último, quienes se quedan con el importe
de lo ganado, lo destinan a gastos personales y a la educación; y
a mayor edad, más recursos a la educación.
6. El trabajo no remunerado (TNR). Cuatro ocupaciones son las
importantes: a) agricultores y trabajadores agropecuarios y
pesqueros, (74,3%); b) trabajadores de servicios y vendedores de
comercios y mercados (12,4%); c) trabajadores no calificados
(7,9%); y d) oficiales, operarios y artesanos (3,9%). Se encuentran
asimetrías relevantes por sexo, área y nivel de pobreza.
7. En la niñez de 5 a 17 años se trabaja porque se requiere de un
oficio desde joven, con el 43,2%; o lo hacen por gusto (35%) o le
obligan (14,2%); con diferencias por sexo y grupos de edad, no
por área.
8. El trabajo doméstico (TD). Las actividades realizadas son limpie-
za de la casa (93,8%) seguida de lavado de ropas (55,6%) y cuida-
do de niños/as (52,6%); luego, el planchado de ropas (39,6%) y
cocinar (39,5%) y finalmente otras tareas (21,4%). La división
sexual del trabajo es muy marcada, al igual que los grupos de edad.
También se perciben diferencias por área y nivel de pobreza.
9. Si la niñez dejara de trabajar según padres, madres o personas
encargadas pareciera que han menospreciado el trabajo de la
niñez porque cuatro de diez señalaron que nada pasaría y casi
igual proporción dijo que no aprenderían a trabajar y sólo uno
de cada ocho indicó que no habría quien realice las actividades
de la casa.
10. Una síntesis de la carga de trabajo de la niñez es el promedio
de horas trabajadas por semana, estando sesgado el promedio
general por el peso decisivo del TD. La conclusión es: a menor
inserción en el mercado de trabajo, menor cantidad de horas
trabajadas; TR: 38,8; TNR: 31,8; TD: 23,9; y promedio global:
26,4 horas semanales.
11. Niñez en criadazgo. En la población de 5 a 17 años se encuen-
tran 60.298 criados y criadas. Casi todas son otros parientes;
tres de cuatro son niñas y, casi igual cantidad y proporción en el
nivel urbano y rural, cuestionando a la suposición de ser un fe-
nómeno urbano Trabajan más, a mayor edad. De cada diez, cin-
co hablan guaraní y dos castellano; y uno de cada cuatro guaraní-
castellano. La mayoría se encuentra en hogares no pobres.
• Cuarta Parte: Niñez en trabajo infantil peligroso. De la niñez
en TR, el 61,9% se encuentra en trabajo infantil peligroso (TIP);
de la en TNR el 15,6%; y el 100% de criados/as del TD. Esto es, a
mayor inserción en el mercado laboral, mayor peligrosidad en el
Roberto L. Céspedes R. 13

trabajo de la niñez de 5 a 17 años; y un importante volumen de


niñas y niños como criadas o criados, en cierto sentido invisible.
El conjunto constituye 144.756 niños y niñas en TIP equivalente
al 14,9% del total de la niñez trabajadora.
12. De la niñez en TIP, las cuatro categorías fundamentales son cria-
dos/as (60.298 personas o 41,7%), transporte manual de cargas
pesadas (28.190 personas o 19,5%), el trabajo infantil domésti-
co remunerado (16.820 personas u 11,6%) y el trabajo en la vía
pública y ambulante (14.354 personas o 9,9%).
13. Recolección de información en 2004 y recomendaciones. Se
encontraron dificultades por encontrarse la información en mó-
dulos separados y así como dificultades con criterios de OIT.
También se debe tener una mayor representatividad de la mues-
tra y llevar a cabo la encuesta por lo menos cada tres años.
14. Recomendaciones sobre políticas. La continuidad y fortaleci-
miento de la alianza establecida a partir de la Comisión Nacional
contra el Trabajo Infantil (CONAETI) y de la Coordinadora para la
Erradicación del Trabajo Infantil (COETI) constituyen puntos de
partida imprescindible. De igual forma, cabe la actualización e
implementación del Plan Nacional de Prevención y Erradicación
del trabajo infantil y Protección del trabajo del adolescente. To-
dos estos esfuerzos deben articularse con la Política Nacional de
Infancia de la Secretaría Nacional de la Niñez y Adolescencia
(SNNA).
15. Dado que la pobreza es una las causas fundamentales del traba-
jo de la niñez también cabe la articulación de los mencionados
planes con las políticas y programas orientados a la reducción
de la pobreza o el Plan que el gobierno establezca al respecto.
Asimismo, debe contarse con las conexiones oportunas para la
implementación de la legislación vigente, especialmente la vigi-
lancia laboral implementada desde el Ministerio de Justicia y Tra-
bajo (MJT).
16. En todos los casos, es importante contar con una estrategia de
Información, Educación y Comunicación (IEC) sobre el trabajo
infantil y adolescente y sus perniciosos efectos sobre el presente
y el futuro de estas personas enfatizando la transmisión
intergeneracional de la pobreza.
17. Asimismo, es necesario el continuo flujo de información mediante
la inclusión del módulo sobre el Trabajo Infantil en las encuestas
de hogares de la Dirección General de Encuesta, Estadísticas y
Censo (DGEEC) y su correspondiente análisis. Información y aná-
lisis continuo y oportuno no constituyen gasto sino insumos im-
prescindibles para las políticas y programas, tanto en el diseño
como monitoreo y evaluación de los mismos.
18. En las políticas contra el trabajo infantil y adolescente debe te-
nerse presente, en primer lugar, que mayor inserción en el mer-
cado laboral implica mayor cantidad de horas dedicadas al traba-
jo, menor asistencia a la institución educativa y mayor peligrosi-
dad. Estas actividades dentro del Trabajo Infantil Peligroso re-
presentan, de menor a mayor, Trabajo Remunerado exclusiva-
mente, Trabajo No Remunerado exclusivamente y Trabajo Do-
méstico. En segunda instancia, el trabajo de la niñez de 5 a 9
años requiere intervención especial en cuanto a erradicación por
la mayor vulnerabilidad de sus componentes. Otra vez aquí, va-
len las prioridades anotadas previamente.
19. Tercero, el trabajo doméstico en cualquiera de sus formas debe
visibilizarse y señalar la importancia del mismo por sus efectos
perversos. Este aspecto requiere de especial y fina intervención
para evitar efectos contraproducentes.
14 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

20. Cuarto, como parte del trabajo doméstico, el trabajo en situa-


ción de criadazgo y el trabajo infantil doméstico remunerado
deben recibir atención porque resulta como todo Trabajo Do-
méstico, invisible y peligroso.
21. Quinto, establecer intervenciones orientadas a reducir el Traba-
jo Infantil Peligroso. La cuestión merece líneas claras en cuanto a
las acciones así como a la IEC.
22. Sexto, integrar a las políticas y programas de intervención el
enfoque de género y políticas especiales contra el sesgo desfa-
vorable a la niñez en el área rural.
23. Finalmente, todas las líneas de acción mencionadas deben orien-
tarse por una visión integrada y en busca de alianzas de manera
a que, efectivamente, tengan impacto las intervenciones para la
prevención y erradicación del trabajo infantil y protección del
trabajo de adolescentes.
Roberto L. Céspedes R. 15

Introducción

Este documento presenta las características más relevantes de la


evolución de la niñez trabajadora entre 2001 y 2004, y analiza en
profundidad el módulo de trabajo infantil de la Encuesta de Hogares
de 2004. También se mencionan aspectos metodológicos del men-
cionado módulo, así como consideraciones sobre propuestas de fu-
turos instrumentos de recolección de datos. Finalmente, se presen-
tan las conclusiones y recomendaciones, y la bibliografía.

Los anexos se adjuntan en formato digital, se encuentran el anexo


metodológico1 y el anexo estadístico de cuadros. En todo momento
se hace referencia a estos cuadros que se encuentran en el anexo en
forma consecutiva. Pero en este texto solamente se presentan aque-
llos escogidos como los más representativos.

Para comprender la situación de la infancia a nivel laboral y sobre


todo su evolución en el periodo de 4 años se analizaron las encues-
tas de hogares anuales de la Dirección General de Estadística, En-
cuestas y Censos (DGEEC) de la Secretaría Técnica de Planificación
de la Presidencia de la República (STP-PR). 2

Tanto la Encuesta Integrada de Hogares 2001 como la Encuesta Per-


manente de Hogares 2004 aplicaron módulos sobre trabajo infantil
que indagan en la población de 5 a 9 años sobre trabajo remunera-
do y no remunerado; y sobre quehaceres domésticos (o trabajo do-
méstico) en la población de 5 a 17 años. Se acota que en la encuesta
general se encuentran datos sobre trabajo remunerado y no remu-
nerado de la población de 10 a 17 años. Se definió como población
activa a las personas que buscan o realizan trabajo remunerado o no
remunerado y trabajan por lo menos 2 horas diarias o 14 horas se-
manales. El mismo criterio, en cantidad de horas, se aplicó al trabajo
1
doméstico.
El anexo metodológico de la
Encuesta 2004 y del módulo
de trabajo infantil ha sido pre-
parado por Norma Medina, di-
rectora de Encuestas de la
DGEEC.
2
La DGEEC ejecutó una Encues-
ta Integrada de Hogares (EIH)
en 2000/2001 y Encuestas
Permanentes de Hogares
(EPH) en 2002, 2003 y 2004.
Para mayor claridad se pre-
sentan datos de la EIH 2000/
2001 como correspondientes
a 2001. La comparación de
las encuestas del período
2001 a 2004 tiene sus pobla-
ciones (cantidad de personas)
ajustadas a los resultados del
Censo Nacional de Población
y Viviendas (CNPV) 2002.
Roberto L. Céspedes R. 17

I. Evolución de la
niñez trabajadora
de 10-17 años

Este capítulo busca comparar la evolución de la niñez trabajadora de


2001 a 2004 para registrar la existencia o no de cambios. Cuatro
años es un tiempo corto para obtener tendencias con mediana soli-
dez, pero pueden dar indicios de procesos. A nivel de contexto, el
cambio mayor ha sido, entre 2001 y 2002, el sustantivo aumento de
la incidencia de la pobreza, que entre 2003 y 2004 tuvo un suave
descenso.

La pobreza, medida por la línea de pobreza para la población total,


saltó de 33,9% en 2001 a 46,4% en 2002. Sin bien descendió a 41,4%
en 2003, 39,2% en 2004 y 38,2% en 2005, aún está relativamente
lejos de la línea de base de 2001. Sin mucha diferencia en los dos
últimos años, este porcentaje alcanza a 2.232.868 personas en 2004
y de 2.230.202 personas en 2005. Sin embargo, la tasa de actividad
económica de la niñez de 10 a 17 años indica que no existe relación
numérica directa, entre pobreza y trabajo infantil.

1. Niñez económicamente activa y no activa


1.1. La niñez económicamente activa como totalidad
En primer lugar hay que considerar las cantidades, o sea cuántos
niños y niñas de 10 a 17 años son económicamente activos: trabajan
o buscan trabajo. La niñez económicamente activa era de 288.717
en 2001 y 338.833 en 2004 3. Si tomamos 2001 como base de análi-
sis hay un incremento de 17,4% en 2004. Sin embargo, este compor-
tamiento no sigue un patrón de aumento; dando el gran salto entre
2003 y 2004, y si se mantiene esta dirección aumentaría
sustantivamente el empleo de la niñez.

La niñez económicamente activa es el conjunto de las niñas, niños y


adolescentes de 10 a 17 años que suministran mano de obra para
producir bienes o servicios económicos.
Esto incluye a las personas con un empleo remunerado (en dinero o en
especie); trabajadores/as independientes; por cuenta propia; aprendi-
ces que perciben una remuneración en efectivo o en especie; trabaja-
dores/as de la familia que no perciben remuneración y que producen
bienes o servicios económicos para el propio consumo del hogar, y
quienes hacen gestiones para incorporarse al empleo.
Se excluyen de esta definición las tareas domésticas realizadas en el
propio hogar.

3
Las cantidades que se esta-
blecen a partir de una en-
cuesta siempre son cantida-
des aproximadas porque no
tienen la precisión de un
censo, dado que tienen un
margen de error.
18 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Niñez económicamente activa de 10 a 17 años por sexo y área, 2001-2004.


Año Hombre Mujer Urbana Rural Total
2001 206.363 82.354 119.086 169.631 288.717
2002 228.875 104.463 142.391 190.947 333.338
2003 196.526 85.227 114.656 167.097 281.753
2004 232.719 106.114 142.052 196.781 338.833

Niñez económicamente activa de 10 a 17 años por niveles de pobreza, 2001-2004.


Año No pobre Pobre no extremo Pobre Pobre extremo Total
2001 165.827 62.545 122.890 60.345 288.717
2002 158.984 74.297 174.354 100.057 333.338
2003 126.880 57.601 154.873 97.272 281.753
2004 176.278 78.244 162.555 84.311 338.833

Otras tres características son relevantes. Primero, la niñez econó-


micamente activa masculina es más del doble que la femenina:
232.719 niños y 106.114 niñas en 2004. Sin embargo, desde 2001,
la cantidad de varones ha crecido 12,8%, mientras que las niñas 28,9%,
es decir la incorporación laboral femenina ha sido más intensa, lo
cual es consistente con los estudios que señalan esta tendencia para
las mujeres.

Segundo, la niñez económicamente activa urbana (142.052) es


menor que la rural (196.781) pero desde 2001, la urbana creció
19,3% mientras que la rural solo 16,0%. Esto se debería al crecimien-
to de la pobreza en el espacio urbano. Se puede notar que en la
población total, 2003 constituye un punto de giro histórico en cuan-
to que la cantidad de pobres urbanos supera a la rural: 1.268.613 y
1.077.140 personas, respectivamente.

El método de la línea de la pobreza define a la población pobre como


aquel conjunto de personas cuyo nivel de bienestar (expresado a tra-
vés del ingreso o consumo), es inferior al costo de una canasta básica
de consumo (conjunto de bienes y servicios que satisface los requeri-
mientos mínimos para la sobrevivencia humana). El costo de esta ca-
nasta se denomina línea de pobreza. La condición de pobreza está
expresada en niveles de pobreza que va desde no pobre hasta pobreza
extrema. Es importante recordar que la categoría pobre incluye a
pobre extremo y pobre no extremo.

Tercero, respecto a comparaciones por condición de pobreza se ha


construido una “escalera” de niveles de pobreza compuesta por no
pobre; pobre no extremo, pobre y pobre extrema. Esto significa una
prelación de menor a mayor grado de pobreza. Esta presentación
permite visualizar dos cuestiones:
Roberto L. Céspedes R. 19

1) la población pobre no extrema se ubica entre la no pobre y la


pobre, dado que ésta es un promedio de sus dos componentes; y
2) la población pobre se encuentra entre pobreza no extrema y po-
breza extrema, sus dos componentes. En los extremos se hallan la
población en pobreza extrema y la población no pobre.

En 2004, la niñez económicamente activa no pobre estaba compues-


ta por 176.278 personas, y la pobre por 162.555 personas, lo cual
revela sólidamente que el fenómeno del trabajo infantil no es ex-
clusivo de la pobreza, pero tiene incidencias muy diferenciadas,
como se demuestra en la distribución de la niñez económicamente
activa. También cabe señalar los crecimientos diferenciados, a partir
de 2001, en 2004 la niñez económicamente activa no pobre creció a
6,3%; la pobre no extrema a 25,1%; la pobre a 32,3%; y la pobre
extrema a 39,7%. Esta regularidad se percibe a lo largo de todo el
análisis. Esto es, a mayor probreza mayor crecimiento.

Una segunda aproximación corresponde a la distribución interna


de la niñez económicamente activa, lo cual se relaciona con las tasas
de actividad, como se apreciará más adelante. Los rasgos estructu-
rales son mayor cantidad de varones, de niñez rural y oscilaciones
muy marcadas entre niñez no pobre y pobre –aunque con mayoría
de no pobre– que trabajan en comparación con las niñas, la niñez
urbana y la pobre (Cuadro Nº 1.2). La niñez no pobre es mayoría en
la distribución porcentual dentro del total de la niñez económica-
mente activa porque la población total no pobre es en todo momen-
to mayoritaria: en 2004 constituye 60,8%.

Sin embargo, se encuentran diferencias entre estas variables porque


el peso de los varones ha disminuido ligeramente, por área se halla
un estancamiento y la tendencia por condición de pobreza es muy
irregular aunque con mayoría de no pobres en la última encuesta
(2004).

Los varones pasaron de constituir 71,5% en 2001 a 68,7% en 2004 y


se presenta excepcionalmente una tendencia muy regular. El aumento
de las niñas en el mercado de trabajo se explicaría parcialmente por
el empobrecimiento que empuja a todos los recursos familiares a la
búsqueda de empleo, incluyendo a quienes histórica y culturalmente
se encontraban fuera de él.
20 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Según el área de residencia, se nota un marcado estancamiento. En


2001, la niñez urbana era 41,2% y en 2004 es 41,9%; en cuanto a
niñez rural era 58,8% en 2001; y 58,1% en 2004.

Respecto a la condición de pobreza, los resultados anuales son más


irregulares. En 2004, se divide entre 52% como no pobre y 48% como
pobre, mientras que en el año anterior fue de 45% y 55%, respectiva-
mente. Dentro de la niñez pobre se encuentra mayor consistencia en
los datos sobre niñez pobre no extrema.

En tercer término, vale registrar las tasas de actividad económica de


la niñez que ofrecen un panorama diferente al de las cantidades
absolutas y la distribución relativa (interna). Se hallan oscilaciones
ya que efectivamente, la tasa (de la niñez económicamente activa)
fue de 28,5% en 2001, y es de 30,4% en 2004, pero de 30,7% en
2002 y de 25,7% en 2003.

La tasa de actividad económica de la niñez visualiza la proporción de


niños, niñas y adolescentes de 10 a 17 años en actividad económica
del total de la población en edad de trabajar del mismo grupo de edad.

Según sexo, en 2004 la tasa de actividad de los varones es de 40,7%,


y la de las mujeres de 19,5% o la mitad; 24% en la niñez urbana y
37,4% en la rural. Esto resulta de una mayor exigencia al varón en
cuanto al empleo y en el campo –probablemente también
involucrando al varón con una importante contribución– por la natu-
raleza del trabajo agropecuario.
Roberto L. Céspedes R. 21

1.2. La niñez económicamente activa por grupos de


edad
En primer lugar, las cantidades. El grupo de menor edad ha crecido
en mucha mayor medida que el mayor. En 2001, la niñez de 10 a 14
años estaba constituida por 110.093 personas, mientras que en 2004
por 150.452 niñas y niños. En el caso de adolescentes de 15 a 17
años, se trataba de 178.623 y 188.381 personas, respectivamente.
Lo encontrado apunta a la creciente incorporación de la niñez de
menor edad al mercado de trabajo.

Segundo, la estructura de tasas de actividad de la niñez de 10 a 17


años se mantiene en cuanto que en 2004 es mucho mayor la activi-
dad de 15 a 17 años (47,8%) que la de 10 a 14 años (20,8%). Sin
embargo, más niños y niñas de 10 a 14 años se van sumando cada
año al mercado laboral. Saltó de 17% en 2001 a 20,8% en 2004. Se
puede observar entonces mayor presión para el trabajo sobre la ni-
ñez de menos edad, tanto en cantidad como por tasa de actividad.

1.3. La niñez económicamente activa según ingreso


La distribución de la niñez en niñez económicamente activa y niñez
no económicamente activa por condición de pobreza puede refinar-
se al considerar su ubicación según quintiles de ingreso, o sea nive-
les de desigualdad. Específicamente, del primer quintil, de menor
ingreso, al quinto quintil, de mayor ingreso. La línea de ingreso se
divide entre cinco grupos, que no coinciden con la cantidad de perso-
nas. Esto significa que si hay mayor cantidad de niñas y niños en los
primeros quintiles, existirá mayor nivel de pobreza. En este mismo
22 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

sentido, si hay menor cantidad de niñas y niños en los quintiles más


altos, existirá mayor concentración de ingresos en pocas personas.

Los quintiles de ingreso lo componen cinco grupos de personas del


mismo tamaño (por eso se llaman quintiles) del total de personas estu-
diadas, en función al ingreso familiar por persona. La clasificación va
desde el primer quintil integrado por el 20% de la población más pobre
hasta el quinto quintil con el 20% más rico.

En el quintil de menor ingreso, la comparación entre niñez trabaja-


dora (29,6%) y no trabajadora (22,5%) revela que la mayor actividad
económica de la niñez se vincula a mayor pobreza y viceversa. Es
decir, hay 7,1% más de población activa que no activa en el 20% más
pobre. A medida que aumenta la riqueza también crece la diferencia
entre niñez económicamente activa y no activa porque en el cuarto
quintil es 3,1%, y en el quinto o el 20,0% más rico es 5,9%.

La población no económicamente activa es el conjunto de personas de


10 años y más de edad no clasificadas como ocupadas ni desocupadas
durante el período de referencia. Incluye a menores de 16 años de
edad que declararon ser muy jóvenes para trabajar, a estudiantes,
amas de casa y familiares dedicados al tareas domésticas sin remune-
ración, a personas que viven de la jubilación o pensión, y a las que
viven de las rentas. También a personas enfermas, con discapacidad
y ancianos/as, o en otra situación que no le permite realizar ni buscar
trabajo remunerado. De este grupo, la niñez y adolescencia no econó-
micamente activa son quienes tienen entre 10 y 17 años.

Entonces, según quintiles de ingreso la niñez económicamente acti-


va refleja mayor concentración en los quintiles más pobres y menor
en los más ricos, mientras que con la niñez no económicamente
activa se da lo opuesto.

En un segundo momento, corresponde analizar exclusivamente la


niñez económicamente activa. En la distribución por sexo se corro-
bora lo apuntado previamente acerca de las exigencias mayores al
varón en trabajos remunerados y no remunerados, excluyendo a las
tareas domésticas con indiscutible mayoría femenina. Recuérdese
que en 2004 los hombres trabajando son 232.719 y las mujeres
106.114.

En los dos quintiles más pobres se halla el 57,0% de los niños y


adolescentes trabajadores en comparación con la población femeni-
na con 46,7%, mientras que en los dos quintiles más ricos se en-
cuentran el 22,5% y el 32,7%, respectivamente. Esto significa aproxi-
madamente el 10,0% de varones trabajando más que las niñas en los
estratos más pobres y, en contrapartida, el 10% de niñas trabajando
más que los varones en los estratos más ricos. Esto puede deberse a
que los varones deben trabajar en cualquier cosa aún con menor
capital educativo y con el significativo peso de tareas agropecuarias.
En contrapartida, las niñas de estratos de mayor ingreso llevan a
cabo tareas con mayor calificación dado el capital educativo disponi-
ble.
Roberto L. Céspedes R. 23

Por otra parte, la división por área de residencia muestra que la ni-
ñez económicamente activa urbana es mayor que la rural en el pri-
mer quintil y menor que la rural en el último. Si bien en cantidad es
mayor el número de niñas y
niños trabajadores rurales que el de la ciudad, quienes trabajan en
el ámbito urbano se encuentran en condiciones de trabajo más du-
ras que sus pares del campo.

2. Condiciones de vida de la niñez


Este análisis busca registrar las tendencias y cambios (si los hubo)
en las condiciones de vida de la niñez de 10 a 17 años por condición
de actividad, eje central del análisis. Con este objetivo se analizan
los servicios básicos de la vivienda, y los bienes duraderos como
indicadores de confort del hogar.

2.1. Servicios básicos de la vivienda


4
La pregunta de la encuesta es
“¿De dónde proviene princi- Los servicios básicos de la vivienda son:
palmente el agua que utiliza
en la vivienda?”. 1) tenencia o no de energía eléctrica;
5
2) tipo de agua a la que se accede; y
El agua en red comprende a
la Empresa de Servicios Sani- 3) tipo de saneamiento disponible.
tarios del Paraguay (ESSAP)
(ex Corposana), el Servicio La tenencia de energía eléctrica es requisito para el acceso a una
Nacional de Saneamiento
Ambiental (SENASA) y la red vida en condiciones mínimas y para la educación, la salud, el em-
privada. El agua sin red está pleo y otras tareas fundamentales. Como que sin agua no hay vida,
compuesta por pozo sin y con lo relevante es el tipo de agua al que se accede 4. Se han creado las
bomba, tajamar, naciente, río,
arroyo, aljibe, pozo artesiano variables agua en red, y su contraparte, sin agua en red5. Con el
y otros. En este caso no exis-
te “No responde”.
24 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

saneamiento ocurre lo mismo que con el acceso al agua: en ambos


casos su impacto sobre la salud de las personas es clave. En este
caso se cuenta con variables semejantes: inodoro con conexión e
inodoro sin conexión6.

Dado que se pretende expandir la cobertura o mejorar la calidad de


los servicios, se plantea identificar y cuantificar a la población caren-
te o en situación de mayor privación. Por esta razón se registra a la
niñez sin energía eléctrica, sin agua en red y con inodoro sin co-
nexión.

De partida, en 2004 se registra, en este orden, menor exclusión de


servicios en energía eléctrica (6,4%), de agua en red (44,9%) y de
inodoro con conexión (45,3%). Sin embargo, para los fines de esta
investigación lo significativo está en la complementariedad de, por
una parte, mayor exclusión de la niñez económicamente activa, de
hogares con mayor precariedad económica y, por otra, en mucho
menor carencia de la niñez no económicamente activa de hogares
con menor precariedad económica.

En efecto, en la comparación de la niñez según trabaje o no, se en-


cuentra que:
• El 8,4% de la niñez económicamente activa y el 5,5% de la niñez no
económicamente activa no tiene vivienda con energía eléctrica;
• El 55,7% y el 40,1%, respectivamente, no cuenta con agua en red; y
• El 58,9% y el 39,3%, respectivamente, carece de inodoro con co-
nexión.

En resumen, la diferencia según tenencia de energía eléctrica es ín-


fima pero muy elevada al considerar agua y saneamiento.

Otra característica estructural de la niñez económicamente activa, a


verificarse en el análisis particular de los servicios, es la mayor ex-
clusión:
• de varones antes que de mujeres en la división por sexos;
• del área rural más que de la urbana en la residencia; y
• de la “escalera de la exclusión” según aumentan los niveles de
pobreza.

Carencia de energía eléctrica

Con relación a la luz eléctrica, como parte de la expansión de los


servicios, entre 2001 y 2004 la población de 10 a 17 años en vivien-
das sin conexión eléctrica se redujo porcentual y cuantitativamente.
Una particularidad de la electricidad en comparación a los servicios
de agua y saneamiento es que, en 2001-2004, la tenencia de energía
eléctrica fue mayor para la niñez económicamente activa porque bajó
6%, que para la niñez no económicamente activa (2,7%). Aún así,
debe recordarse que se trata de porcentajes pequeños. Lo contrario
se hallará en agua y saneamiento y con diferencias mayores.

En 2004, la mayor exclusión corresponde a los niños y adolescentes


6
varones trabajadores: el 9,6% en comparación al 4,7% de las niñas.
Inodoro con conexión com-
prende a inodoro conectado Pero la diferencia sustantiva se da en este caso –y en prácticamente
a red pública o pozo ciego, en todos– entre las áreas urbana y rural. En esta última trabajan
mientras que inodoro sin co- mayormente y en gran volumen varones en la agricultura; en la ur-
nexión no está conectado a
pozo ciego, excusado tipo bana, en menor proporción y en sectores más pobres. En concreto,
municipal, letrina común y la niñez económicamente activa urbana excluida de la tenencia de
otros. energía eléctrica alcanza el 2,6%, y la rural, 12,5%, casi quintuplicando
el porcentaje.
Roberto L. Céspedes R. 25

En 2004 los varones económicamente activos sin electricidad en sus


viviendas eran el 9,6%, cuando las mujeres constituyeron el 5,6%.
Con esta diferencia puede suponerse que dentro de los hogares con
niñez trabajadora los varones tienen la mayor obligación o carga del
trabajo remunerado, lo cual no subvalora el trabajo doméstico de
las mujeres, visibilizado y cuantificado en el módulo de esta encues-
ta, como se analizará más adelante.

La condición de pobreza de la niñez económicamente activa permite


señalar nítidamente que a mayor nivel de pobreza, mayor caren-
cia de electricidad, y viceversa. Efectivamente, en la niñez trabaja-
dora se halla excluida de este servicio el 6,7% de la niñez no pobre;
el 7,6% de pobre no extrema; el 10,2% de pobre; y el 12,6% de pobre
extrema.

Agua sin conexión a red

La diferencia entre conexión a electricidad y a agua en red o sanea-


miento sin conexión se dio en una reducción de las viviendas sin
agua en red, independientemente de la condición de actividad de la
niñez de 10 a 17 años. Segundo, en el lapso de tiempo estudiado se
mantiene la mayor exclusión de la niñez trabajadora. En 2004 no dis-
ponían de agua en red, cinco de nueve personas de la niñez económi-
camente activa y cuatro de nueve de la niñez no activa. (Cuadro Nº 1.7).

Otra consideración preocupante es que el servicio para la niñez tra-


bajadora, entre 2001 y 2004, aumentó solo 1,7% su conexión a agua,
mientras la niñez no activa lo hizo 6,5 veces más (11,1%).
26 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

La exclusión de este servicio clave para la salud, el—agua en red, es


mayor para los varones que para las mujeres pero sobre todo por
área, rural mucho más que urbana. Esta diferencia se debe al mayor
número de niños que trabajan, dado que, en general, existe un equi-
librio de sexos en los hogares, aunque con una ligera mayoría mas-
culina a menor edad.

Pero de la niñez trabajadora urbana el 29,9% carece de agua en red,


en comparación al 74,4% de la rural o sea más que doblemente ex-
cluida. El nivel de exclusión rural es elevadísimo: se trata de tres
de cada cuatro niñas y niños; y la brecha entre las áreas es inmensa.

Finalmente, en la niñez trabajadora el aumento de la exclusión en


agua va unido a los niveles de pobreza. En 2004, en todos los nive-
les supera el 50% pero va en aumento según el nivel de pobreza. En
este caso la distancia entre no pobreza y pobreza extrema es menor
que la del área de residencia.

Saneamiento limitado

Si bien se registra una reducción de la exclusión del total de la niñez


con saneamiento (inodoro) sin conexión (a red pública o pozo cie-
go), siempre la niñez trabajadora se encuentra en peor condición.
En 2004, seis de diez niños y niñas trabajadores frente a cuatro de
diez que no trabaja. (Cuadro Nº 1.8).

Nuevamente, al igual que en el caso del agua, el aumento del sanea-


miento con conexión se da a un ritmo muchísimo menor en la niñez
económicamente activa que en la no activa, lo cual es preocupante.
Efectivamente, entre 2001 y 2004 la exclusión de la niñez trabaja-
dora disminuyó en 3,3%, mientras que en la no activa, en 10,5%. De
esta forma, aumentan las brechas entre estas dos categorías de la
niñez o, en términos relativos, empeora la condición de la niñez
económicamente activa.

en niñez trabajadora la historia se repite pero con índices diferen-


tes. En 2004, el 61,3% de los niños y el 53,8% de las niñas se hallan
excluidos del saneamiento con conexión; y el 29% de la niñez urba-
na y el 80,6% de la rural. Otra vez la gran asimetría se encuentra en
las áreas de residencia antes que en el sexo.
Roberto L. Céspedes R. 27

Nuevamente se encuentran anudados la “escalera” de la exclusión y


los niveles de pobreza. En 2004, el 47,6% de la niñez no pobre, el
62,4% de la pobre no extrema, el 71,2% de la pobre y el 79,4% de la
pobre extrema, todos económicamente activos, carece de saneamien-
to con conexión. Por otra parte, también se encuentra que con el
aumento del nivel de pobreza resulta menos relevante la diferencia
entre la niñez económicamente activa y la no activa en la exclusión
del saneamiento con conexión.

2.2. Bienes duraderos del hogar


La selección de tenencia o no de bienes duraderos del hogar com-
prende heladera, televisor, teléfono con línea fija, teléfono móvil,
computadora personal y computadora personal conectada a internet.
La importancia de la heladera es clave para la salud y especialmente
para este país tan caluroso. Los otros indicadores se utilizan consi-
derando la importancia creciente de las tecnologías de la informa-
ción y la comunicación.

De acuerdo a la última encuesta, las mayores exclusiones en el ho-


gar para la niñez trabajadora de 10 a 17 años se refleja en el si-
guiente gráfico:

La exclusión a partir del teléfono fijo y con mayor razón en el acceso


a computadora e internet es ya universal. Es de resaltar la mayor
disponibilidad de televisores antes que heladeras, por su importan-
cia en la integración cultural e indicador de estatus.

A continuación se proporciona el análisis desde la heladera y sigue


con las tecnologías de información y comunicación, de menor a mayor
sofisticación, o sea no necesariamente en el orden cuantitativo de
las carencias.

Heladera

Como en todos los bienes del hogar, con excepción del teléfono fijo,
su carencia se reduce en el transcurso del tiempo. También en te-
nencia de heladera, la niñez económicamente activa está más ex-
cluida que la no activa. La niñez trabajadora sin heladera disminuyó
a 40% en 2004; mientras que la no activa es de 25,6%.

En la relación por sexos, se mantiene la tendencia porque se conser-


va la mayor exclusión de varones (41,7%) frente a las mujeres (36,1%).
También en 2004 la asimetría por área es de 26,6% (urbano) y de
49,6% (rural), casi el doble de exclusión.
28 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Al considerar los niveles de pobreza y la no tenencia de heladera, se


encuentra la “escalera” esperada que implica una proporción eleva-
da aún en niñez trabajadora no pobre sin este importante bien, y
exclusión agudizada en la pobre extrema. De otra forma, en 2004
no disponen de heladera tres de diez no pobres y dos de tres pobres
extremos.

Televisor

El televisor es el bien más difundido en el hogar. Su ausencia es un


indicador de significativa precariedad (como suelen decir: “ni tele
tiene”). A su vez, constituye el recurso más popular entre las tecno-
logías de información y comunicación, y entre éste y el teléfono ce-
lular existe considerable distancia (Cuadro Nº 1.10).

Si bien decreció la carencia, el ritmo es lento. Siguiendo las tenden-


cias, la población activa no tiene televisión en mayor porcentaje
(28,8%) que la no activa (18,9%). También es mayor la exclusión
masculina que femenina pero mucho más la rural porque duplica a
la urbana. En la niñez económicamente activa, en 2004, carecían de
televisor el 30,6% de los varones y el 24,9% de las niñas, pero el 17%
de la niñez económicamente activa residente en el área urbana y el
37,3% de la rural.

Teléfono fijo y Teléfono celular

La carencia de teléfono fijo es elevadísima o casi universal. Concre-


tamente, más de nueve de cada diez niños y niñas económicamente
activos en 2004 no tienen teléfono fijo en el hogar. Sus limitaciones
son elocuentes, aunque lamentablemente existen otras peores.

En la exclusión por sexos y por área se mantienen los patrones. En


2004, la niñez económicamente activa masculina sin teléfono fijo
llega al 94,3%, y la femenina a 88,5%. Lo más relevante se encuentra
por área. Carecen de este producto el 84,1% de la urbana y el 98,5%
de la rural.

Dada la histórica ineficiencia en el acceso y a los costos de instala-


ción del teléfono fijo, se ha expandido el teléfono celular. La exclu-
sión es siempre mayor en la niñez trabajadora que pasó del 77,7%
en 2001 al 71,4% en 2004, mientras que en la no activa fue de 70,2%
y de 61,2%, respectivamente. Nuevamente, el aumento del teléfono
fijo se da a un ritmo más lento en la niñez económicamente activa
que en la no activa, entre 2001 y 2004, de 6,3% y de 9%, respectiva-
mente (Cuadro Nº 1.12).

En los niveles de pobreza llega a una exclusión universal en teléfono


fijo pero en telefonía móvil la exclusión es mucho menor. Carece de
teléfono celular el 61,9% de la niñez económicamente activa no po-
bre; el 77,2% de la pobre no extrema; el 81,7% de la pobre; y el
85,9% de la pobre extrema. Entonces la “gran” asimetría se halla
entre no pobreza y cualquier nivel de pobreza.

El acceso al teléfono celular en el hogar sigue el patrón por sexo y


área pero con menores diferencias en esta última. En la niñez traba-
jadora, en 2004 carecen de este bien el 73,5% de los varones y el
66,7% de las niñas; pero el 60,9% de la urbana y el 79% de la rural. La
particularidad se encuentra en que la diferencia no es tan elevada
como en los casos de la heladera y el televisor, que son el doble.
Roberto L. Céspedes R. 29

Computadora personal con o sin acceso a internet

Tanto con la computadora personal con conexión a internet como sin


este servicio la exclusión es universal y de muy lento cambio. En el
primer caso, la diferencia entre la población por actividad económica
es muy pequeña, casi 5,0%. Esto revela que la exclusión en acceso a
tecnología es generalizada para toda la población infantil y adolescente.

La exclusión estructural es ya universal en la computadora conecta-


da a internet. En el corto plazo no se tienen cambios, lo cual señala
una limitación clave para la sociedad de la información. En 2004 la
niñez económicamente activa excluida es del 99,9% y la no activa,
del 98,5%. Esto se repite por sexo, área de residencia y niveles de
pobreza: no tienen computadora con internet en el hogar más del
99% en todos los casos.

En este siglo se puede considerar imprescindible el acceso y utiliza-


ción de las tecnologías de la información y la comunicación para
todas las personas, y muy especialmente para la niñez. La exclusión
estructural es grave, especialmente en cuanto a computadoras con
o sin conexión a internet en el hogar, si bien se ha difundido mucho
el acceso pagado a internet en espacios urbanos.

3. Salud de la niñez
Como indicadores de la salud de la niñez de 10 a 17 años se ha
escogido por su relevancia y continuidad la tenencia o no de seguro
médico y si se ha enfermado o accidentado en los últimos 90 días.

El seguro médico, en la encuesta, se ha transformado en una varia-


ble dicotómica (sí-no), que elimina la pregunta original sobre los
distintos tipos de seguro 7, mientras que lo relevante es la carencia,
tanto según el registro porcentual como el volumen de niñas y niños
sin seguro médico.

Un proceso semejante se ha dado en la enfermedad o accidente en


los últimos 90 días. Como se busca identificar vulnerabilidades se
unió a quienes han sufrido una u otra experiencia 8.

3.1. Seguro médico


Casi toda la niñez de 10 a17 años carece de seguro médico, condi-
ción de vulnerabilidad y reflejo del limitado bienestar. Lo peor es
que la situación ha permanecido casi inalterable. Como en las ten-
dencias encontradas, la exclusión del servicio es mayor en la niñez
trabajadora (92,8%) que en la no activa (80,7%).

7
En la niñez económicamente activa casi no existe diferencia por sexo
Las opciones positivas son
Instituto de Previsión Social en el acceso al seguro porque se trata de una característica familiar.
(IPS), seguro privado indivi- En 2004 comprende al 93,1% de los varones y al 92,1% de las muje-
dual o laboral, sanidad mili- res. En cambio, se halla diferencia entre las áreas urbana (87,1%) y
tar o policial y seguro local.
rural (96,9%), producto de mayores recursos en quienes residen en
8
Vale mencionar que estas dos las ciudades.
preguntas se encuentran au-
sentes en la encuesta de
2002, el seguro médico se El incremento de niveles de pobreza y carencia de seguro médico en
anuda a la situación familiar, la niñez económicamente activa se verifica con alguna diferencia de
mientras que el accidente/
enfermedad es más indivi- significación entre la no pobre y los distintos niveles de pobreza.
dual. Efectivamente, en 2004 no cuenta con seguro médico el 89,5% de la
30 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

niñez trabajadora no pobre; el 94,7% de la pobre no extrema; el 96,4%


de la pobre; y el 97,9% de la pobre extrema. Al igual que otros bie-
nes, se trata de una exclusión estructural.

A partir de la disposición de información sobre la carencia del segu-


ro familiar, y la importancia del tema, se compara la población de 10
a 17 años con la de 5 a 17 años. De esta forma, se verifica que se
trata de un condicionamiento familiar la tenencia o no de seguro
médico (Cuadro Nº 1.16). Los resultados prueban lo apuntado. En
2001 carecía de seguro médico el 86,1% de la población de 10 a 17
años y el 85,5% de la de 5 a 17 años. En 2004 se encuentran en igual
condición el 84,4% y el 84%, respectivamente. Vale mencionar que la
división según niñez económicamente activa o no activa al incluir al
grupo de 5 a 9 años resulta poco relevante porque se trata de una
cantidad pequeña que altera muy levemente la proporción (%) de
niñez económicamente activa y no activa de la población de 10 a 17
años.

3.2. Enfermedad o accidente


En primer lugar, no hay diferencias por condición económica, el 29,5%
en activa y el 29,7% en no activa de la niñez de 10 a 17 años tuvie-
ron enfermedades y accidentes. Tampoco entre hombres y mujeres
o niñez urbana y rural o niveles de pobreza. Por el contrario, existe
una uniformidad regular. Efectivamente, pueden cuestionarse las per-
cepciones de la niñez económicamente activa según estos diferen-
tes ejes, pero las cifras registradas presentan una alta consistencia 9.

4. Niñez y cultura
Varios son los estudios que lamentablemente quedan encerrados en
descriptores o indicadores socioeconómicos. Olvidan la importancia
que tiene la cultura para las políticas, en tanto éstas busquen modi-
ficar realmente la conducta de las personas no sólo por motivacio-
nes o incentivos externos. En el caso de Paraguay, una variable cul-
tural importante, probablemente la más relevante, es el idioma ha-
blado en el hogar.

Todas las encuestas incluyen la pregunta acerca del idioma hablado


en la casa la mayor parte del tiempo. Es más, pueden encontrarse
dos tendencias estructurales a nivel global. Por una parte, la perma-
nencia del guaraní como idioma dominante; por otra, la asociación
entre lengua guaraní y pobreza. Lo primero es obvio, en cuanto a lo
segundo debe desmitificarse aquello de la lengua como causa de la
pobreza.

En este caso, para la población de 10 a 17 años se ha considerado


exclusivamente la proporción de quienes hablan guaraní, guaraní-
castellano y castellano. Estos tres grupos constituyen aproximada-
mente el 95,0% de la población en los cuatro años estudiados.

Los hallazgos indican que existen diferencias importantes de idio-


9
Lo encontrado indica que no ma hablado según la condición económica de la niñez. Habla más
existen diferentes percepcio- guaraní la activa que la inactiva y habla menos castellano la activa
nes de enfermedad o acciden- que la inactiva, mientras que las diferencias son pequeñas en el caso
te por sexo, área o pobreza.
Lo más llamativo se encuen- del guaraní-castellano. En 2004, la niñez trabajadora que se expre-
tra en los niveles de pobreza sa en guaraní es del 61,9%; en ambos es del 21,3%; y en castellano
con una uniformidad casi in- es del 13,9%. Esto también puede leerse como que la niñez económica-
sólita.
mente activa guaraní parlante es 4,5 veces la castellano hablante.
Roberto L. Céspedes R. 31

El significativo predominio del guaraní en la niñez económicamente


activa también se verifica a través del tiempo. La hegemonía del
guaraní (solo o con el castellano) puede considerarse así: en 2001
lo hablaba el 79% de la niñez económicamente activa, y en 2004, el
83,2%. El área de residencia condiciona aún más el uso del guaraní y
del castellano. El mismo año de referencia.

Al considerar en 2004 las diferencias por sexo en la niñez económi-


camente activa, resalta la incidencia del guaraní en los varones y del
castellano en las mujeres, explicable por la actividad masculina ru-
ral y el peso de las mujeres urbanas en el total de este género.
Sin embargo, la inequívoca asociación –y no causalidad– entre idio-
ma y pobreza se halla al considerar los niveles de ésta. En 2004, de
la niñez económicamente activa habla guaraní el 53,7% de la no
pobre, el 63,3% de la pobre no extrema, el 70,8% de la pobre y el
77,7% de la pobre extrema: una escalera perfecta. En el uso del cas-
10
En términos estrictos, se en- tellano el 19,2%, el 8,7%, el 8,2% y el 7,7%, respectivamente. La dife-
cuentra un multilingüismo y rencia real se halla entre no pobreza y distintos niveles de pobreza.
varios bilingüismos con
diglosia, aunque el guaraní-
castellano sea inequívoca- Lo anotado finalmente no conduce a la relación causal de pobreza
mente hegemónico. Primero, debido a determinada lengua. De lo que se trata es de población en
existen las lenguas indígenas condición de pobreza y con una cultura que se expresa en guaraní.
de las correspondientes
etnias. Segundo, no todos los Paraguay es un país pluriétnico considerando a las etnias indígenas,
aborígenes son necesaria- pero el bilingüismo con diglosia 10 es hegemónico por razones cuan-
mente bilingües guaraní-cas- titativas. La población indígena, según el Censo de 2002, constituye
tellano y existen bilingüismos
en áreas muy específicas, solo el 1,8% de la población nacional. Se trata de diglosia porque
donde se pueden mezclar existe un idioma dominante, castellano, y otro dominado, guaraní.
con el habla indígena el ale- A lo cual cabe agregar que el dominado es mayoritario
mán o el portugués. Estos
son bilingüismos con cuantitativamente. Y, en última instancia, dada la desigualdad social
diglosia, aunque no el hege- y la limitada calidad de la educación, se habla un precario castellano
mónico. y otro también precario guaraní, aunque con énfasis diferentes.
32 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

En cuanto a condición de actividad económica, grupos de edad y uso


de determinada lengua, se encuentra que en el grupo trabajador de
10 a 17 años 61,9% hablan guaraní, y en el inactivo el 43,2%.

Sin embargo, surgen las preguntas: ¿mantienen (en todo momento)


la misma proporción a medida que pasan los años?, ¿tanto a los 10
como a los 14 o a los 17 años? La forma de saberlo es mediante el
análisis por edades simples. Como se dispone de datos de personas
de 10, 11, 12 años y así sucesivamente en 2004, se asume que es
reflejo del comportamiento etario aunque no se trate de la evolución
de la misma persona. 11

A partir de los datos expresados en el gráfico, en la niñez económi-


camente activa se perciben cambios en el tiempo pero de diversa
intensidad. Primero, este análisis por edades simples es relevante
porque los tres grupos presentan cambios a través del tiempo. La
educación formal e informal, el proceso de socialización, la influen-
cia de los medios de comunicación y los requerimientos del merca-
do laboral, entre otros factores, estarían incidiendo sustantivamente
en la niñez económicamente activa en, por una parte,
“desguaranizarla” y, por otra, en elevar la incidencia de quienes se
expresan en guaraní-castellano.

Segundo, entre el grupo de 10 y 17 años el descenso de la inciden-


cia del uso del guaraní dentro de la niñez trabajadora a medida que
aumenta la edad resulta clave. Es decir, tres de cada cuatro niños/as
trabajadores de 10 años se expresaban en guaraní frente a dos de
cada cuatro de 17 años que seguía hablando en guaraní.

Tercero, por el contrario, en la niñez económicamente activa de 10 a


17 años aumenta la participación de guaraní-castellano hablantes a
medida que se incrementa la edad. En la niñez trabajadora total de
10 años constituyen el 10,3%, pero a los 17 años conforman el 23,7%.

Cuarto, en la niñez trabajadora quienes se expresan en castellano


aumentaron también pero a un ritmo mucho menor. Pasaron de ser
el 14,8% en el grupo de 10 años al 20% del de 17 años. Su crecimien-
to vertiginoso se da desde los 14 años, paralelo al estancamiento de
guaraní-castellano parlantes. Se trataría del grupo que utiliza su idio-
ma probablemente para los mejores empleos y su participación cre-
ció sustantivamente en los últimos años.

11
Esta asunción obedece a que En resumen, la escolarización, la socialización, el mercado laboral y
no se encuentra un cambio sus exigencias de calificación y otros factores incidieron en los pro-
radical en la situación lingüís-
tica nacional y resulta válida cesos de cambio de la lengua hablada en el hogar a medida que
para establecer las tenden- aumenta la edad. Esto implica la reducción sustantiva del guaraní
cias aquí registradas. compensada por el aumento de quienes se expresan en guaraní-
castellano o en castellano, en este orden de importancia.
Roberto L. Céspedes R. 33

II. Evidencias de la
Encuesta Permanente
de Hogares 2004

A continuación se presentan características de la jefatura y el tipo de


hogar que conforman elementos de contexto para el estudio de la
niñez trabajadora. También se presentan datos sobre niños, niñas y
adolescentes trabajadores aunque la mayor parte se encuentra en el
análisis detallado de la niñez trabajadora en 2004, estableciendo los
tipos (o formas) de trabajo.

1. Jefatura y tipo de hogar


El estudio de la jefatura de los hogares trata de jefes o jefas de
hogar de 18 y más años 12, su cantidad y distribución interna, pro-
medio de años de edad y promedio de años de escolaridad según
sexo, área y niveles de pobreza. A parte de la jefatura menor a 18
años, se excluye a las jefaturas de los hogares unipersonales com-
puestos por una sola persona y excepcionalmente acompañados por
empleado/a doméstica. Por consiguiente, la jefatura comprende a
hogares nucleares completos e incompletos, extendidos y compues-
tos. Se trata de 1.184.834 jefaturas de hogar.

La tipología de hogares es así:


a) Hogar nuclear completo: padre y madre con o sin hijo/a/s (muy
escasa es la cantidad de hogares nucleares sin hijo/a);
b) Hogar nuclear incompleto: padre o madre con hijo/a/s;
c) Hogar extendido: hogar nuclear completo o incompleto al que
se agregan otros parientes; y
d) Hogar compuesto: hogar extendido al que se incluye no parientes.
En todos estos hogares, al igual que en el unipersonal, se puede o
no contar con personal doméstico.

Se entiende hogar como el conjunto de persona o personas que se han


organizado de forma para procurarse y prepararse alimentos u otros
artículos esenciales para vivir.

En primer lugar, tres de cada cuatro hogares tiene jefatura masculi-


na. Segundo, seis de cada diez jefaturas se encuentran en la ciudad,
indicando la mayoría urbana y más hogares con menos hijos/as.
Tercero, las jefaturas de hogares pobres constituyen una de cada
tres. Pero, si se tiene presente que cuatro de diez personas son po-
bres en el país, a éstas corresponde un tercio de las jefaturas. Lo
cual indica que los hogares pobres son más numerosos o tienen más
personas que los no pobres.
12
Se excluye a las jefaturas de
hogar de personas menores
de 18 años que constituyen
una ínfima cantidad.
34 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

El promedio de años de edad de la jefatura se presenta bastante


uniforme: 45,8 años para el total. Sin embargo, los hombres son
ligeramente más jóvenes que las mujeres, probablemente debido a
que éstas provienen de alguna unión anterior y forman su nuevo
hogar independiente a mayor edad.

Según el nivel de pobreza, lo más llamativo es que las jefaturas de


los hogares no pobres tienen ligeramente mayor edad que el resto,
lo cual indicaría uniones más tardías pero con mayor escolaridad,
como habrá de probarse seguidamente, y de esta manera más recur-
sos educativos para obtener mayores ingresos.

La educación medida a través del promedio de años de escolaridad


constituye otra característica relevante de la jefatura. En el país, el
promedio de estudio es bajo: 6,9 años; lo que apenas supera los dos
primeros ciclos de la enseñanza escolar básica. En la escolaridad se
perciben nítidas asimetrías. Los jefes cuentan con un promedio de
años de estudio mayor que las jefas, lo que es explicable por la
menor escolaridad de las mujeres (6,3 años) frente a los varones (7
años), especialmente en el pasado. Sin embargo, la mayor diferencia
se encuentra en que la jefatura urbana (8,2 años) está cercana a
duplicar a la rural (4,9 años); teniendo el promedio de años de esco-
laridad más elevado del conjunto. Por último, al considerar niveles
de pobreza se encuentra la lógica y perfecta escalera de mayor ri-
queza y mayor escolaridad o mayor pobreza y menor escolaridad.
Los extremos están dados por 7,6 años de estudio de las jefaturas
no pobres y 4,5 años de estudio de las jefaturas pobres extremas.

Otra aproximación a la jefatura es a través del tipo de hogar. Al igual


que en el caso anterior, se ha excluido a los hogares unipersonales.
Se anota la distribución relativa de las jefaturas por tipos de hogar
según sexo, área y nivel de pobreza (véase el cuadro Nº 2.02).

Las jefaturas u hogares dominantes son las nucleares completas


(52,3%) y las extendidas (32,3%), o el 84,6% del total. El hogar nu-
clear completo es el dominante históricamente, aunque con cam-
bios que indican su lenta reducción al crecer, paralelamente, los
hogares nucleares incompletos con abrumadora jefatura femenina 13.

Se encuentran marcadas diferencias en las jefaturas por tipo de ho-


13
gar según sexo. Los varones presiden hogares nucleares completos
Sobre familia, hogares y po-
breza, véase el volumen edi-
(65,7%) y extendidos (28,6%); el 5,7% restante es mínimo. Las muje-
tado por Adepo (2004) que res son jefas de hogares extendidos (43,3%) y nucleares incompletos
incluye nuestro trabajo dedi- (39,3%); el 17,4% remanente es pequeño. La cultura y la pobreza expli-
cado a describir la evolución
de las familias.
carían las jefaturas masculinas, mientras que la pobreza y los cambios
socioeconómicos y culturales darían cuenta de las jefaturas femeninas.
Roberto L. Céspedes R. 35

Entre el área urbana y rural, la mayor desigualdad se encuentra en


los hogares nucleares. En las ciudades es menor el peso de los hoga-
res nucleares completos (49,9%) en comparación al campo (55,8%).
En cambio, en los hogares nucleares incompletos es al revés: la mayo-
ría se encuentra en la ciudad (13,2%,) y en el campo el 9,8%. Las mayo-
res posibilidades socioeconómicas y culturales de la ciudad permiten el
crecimiento de este tipo de hogar, usualmente presidido por mujeres.

Al considerar el nivel de pobreza se encuentran que la proporción


de las jefaturas son similares significando que, casi independiente-
mente del nivel de pobreza o riqueza de las jefaturas, se mantiene
una común pauta de estructuras familiares. En todos los casos, más
del 50% son nucleares completas, más del 30% extendidas y más de
10% nucleares incompletas.

2. Trabajo de la niñez
Los datos del módulo sobre trabajo infantil permiten obtener infor-
mación sobre la población de 5 a 9 años con: 1) trabajo remunera-
do; y 2) trabajo no remunerado. Asimismo, el módulo pregunta si
(“hacen”) trabajan en actividades domésticas, de 5 a 17 años. Por
otra parte, se cuenta con la encuesta global, que comprende a la
población económicamente activa desde los 10 años en adelante, e
indaga acerca de su situación laboral.

Al unir las bases de datos de la encuesta global y del módulo sobre


trabajo infantil se cuenta con información de la niñez de 5 a 17 años
que realiza trabajo remunerado, no remunerado y doméstico.

Se anota que los registros cuentan con los siguientes criterios:


Situación 5 a 9 años 10 a 17 años
laboral Mínimo horas x día Lapso considerado Mínimo horas x día Lapso considerado
o semana o semana
Trabajo remunerado 1 hora x día últimos 7 días Urbana: 1 x semana últimos 7 días
Rural: 7 x semana
Trabajo no 2 x día o últimos 7 días 15 x semana 14 últimos 7 días
remunerado 14 x semana o últimos 6 meses
Trabajo doméstico 2 x día o últimos 7 días 2 x día o últimos 7 días
14 x semana 14 x semana

Las diferencias encontradas según grupos de edad son:


En el trabajo remunerado:
14
Se encuentra en el “Manual • para la población de 5 a 9 años el tiempo mínimo es de 1 hora,
del encuestador- Encuesta independientemente del área de residencia.
Permanente de Hogares
2004”, DGEEC. Asunción, • para la población de 10 a 17 años es al menos 1 hora –por cuen-
2004. ta propia, patrón, en una empresa no agropecuaria– en el área
15
Al respecto, Gómez (1997) urbana, o al menos 7 horas –en su chacra o cuidado de sus ani-
realizó dos conteos de los tra- males– en el área rural.
bajadores en situación de ca-
lle de la región metropolita- En el trabajo no remunerado, se encuentran diferencias por canti-
na de Asunción en 1996. En dad de horas y lapso considerado. En cuanto a cantidad de horas:
el primero, en julio, encontró
3.774 personas; en el segun- • para la población de 5 a 9 años se considera un mínimo de 14
do, en diciembre, halló 5.646 horas semanales
personas, 149,6% en relación
al anterior. La participación • 10 a 17 años se considera un mínimo de 15 horas semanales,
de niños/as y adolescentes una diferencia de 1 hora.
en cada conteo no cambió
mucho, 16% y 18,9%, respec- • En cuanto a lapso de referencia, uno y otro grupo de edad tienen
tivamente. Pero el incremen- en común los últimos 7 días. Pero la población de 5 a 9 años
to entre julio y diciembre fue cuenta con la particularidad de que además se incluye el criterio
claramente diferente: 144,4%
para varones y 176,8% para de los últimos 6 meses, rasgo del que carece la de 10 a 17 años.
mujeres. Lo mismo sucede en
el área rural, signada por los
tiempos de cosecha. La estacionalidad del trabajo es importante por lo que habría que
identificar los momentos clave para realizar encuestas 15. Como se
36 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

utiliza el criterio de los últimos 7 días, se excluye el estudio de


estacionalidad por contar con un solo momento en el tiempo y por-
que no podríamos comparar con la población de 10 a 17 años.

Para caracterizar las actividades que realiza la niñez de 5 a 17 años,


se ha optado por crear criterios excluyentes de las combinaciones
entre los distintos tipos de trabajo: remunerado, no remunerado y
doméstico. Como quienes realizan trabajo doméstico y trabajo no
remunerado son pocos, se decidió finalmente agrupar a todas estas
categorías como trabajo doméstico.

Finalmente, se ha establecido una nueva categoría: no trabaja16,


más apropiada y sin la connotación peyorativa de “nada” que agrupa
a personas que no realizan ninguno de los trabajos mencionados al
momento de la encuesta. Se considera que este es un aporte signifi-
cativo en cuanto que permite visualizar la cantidad y proporción de
personas que no trabajan. Esta categoría también resalta a quienes
pueden estar en situación de riesgo al no llevar a cabo tarea alguna
y no asistir a la escuela, por ejemplo.

A continuación, los tipos de trabajo y no trabajo, excluyentes unos


de otros, son
· no trabaja;
· trabajo remunerado (exclusivamente);
· trabajo no remunerado (exclusivamente);
· trabajo doméstico (incluye trabajo doméstico y trabajo remune-
rado; y trabajo doméstico y trabajo no remunerado).

2.1. Más de la mitad de la niñez trabaja


Lo más relevante y preocupante es que más de la mitad de la po-
16
blación de 5 a 17 años trabaja de una u otra forma: se trata del
También es importante acla-
rar que dentro del grupo que 53,2% o de 970.310 niños y niñas17.
“no trabaja” de 10 a 17 años
se ha optado por considerar Niñez de 5 a 17 años por tipo de trabajo, 2004
a quienes se encuentran o no
ocupados, no a quienes se en- Total
cuentran activos o no.Vale se- % Cantidad
ñalar que aproximadamente
el 85% de quienes no traba- No trabaja 46,8% 854.139
jan tienen entre 5 y 9 años. Solo trabajo remunerado 6,0% 108.569
En segundo lugar, dentro del Solo trabajo no remunerado 6,1% 110.692
grupo de “no trabaja”, inde- Solo trabajo doméstico 35,5% 648.276
pendientemente de la edad,
Trabajo remunerado más doméstico 2,1% 39.075
se encuentran 192 casos de
personas que no respondie- Trabajo no remunerado más doméstico 3,5% 63.698
ron y que deberían ir a otra Total 100% 1.824.449
categoría. Sin embargo, para
Trabajo doméstico 41,0% 751.049
facilitar la consistencia con el
total de personas de 5 a 17
años (disponer de la misma En otras palabras, la principal tarea es el trabajo doméstico (TD_solo),
cantidad de personas) se ha con el 35,5%. Muy por detrás se encuentra el trabajo remunerado
optado por situarlas en esta
categoría (“no trabaja”) y so-
(TR_solo) y no remunerado (TNR_solo), con el 6% y el 6,1%, respecti-
bre todo porque su peso es vamente. Por otra parte, no trabaja el 46,8% o 854.139 personas,
ínfimo. En relación al (sub) con la aclaración correspondiente para la población de 10 a 17 años.
total de personas que no tra-
bajan (854.139 personas), se
trata del 0,02%, y en relación Por otra parte, para evitar una excesiva desagregación en categorías
al total (general) de personas de pequeña incidencia se ha decidido unir tres categorías: trabajo
de 5 a 17 años (1.824.49 per-
sonas) constituyen el 0,01%.
doméstico exclusivamente, el trabajo doméstico más el trabajo re-
17
munerado (TD+TR) y trabajo doméstico más el trabajo no remunera-
La fuente es la variable CATE
del Registro 02 de la encues-
do (TD+TR) en una, trabajo doméstico.
ta, por la que también se in-
fiere quienes no trabajan (con
la aclaración precedente).
Roberto L. Céspedes R. 37

Estas proporciones no son estrictamente comparables con las de la


Encuesta Integrada de Hogares 2000/1 según el informe anterior
(Céspedes, 2003), pero son muy semejantes. La población de 5 a 17
años que trabajaba (2001) en cualquiera de estas formas fue de 50,9%,
y es 53,2% la que actualmente (2004) trabaja. Sin embargo, se las
consideran relativamente iguales, lo cual demuestra la solidez de
los presentes resultados 18.

Desde otra aproximación, considerando exclusivamente a quienes


trabajan, puede decirse que de diez niñas y niños que trabajan,
siete llevan a cabo actividades domésticas, que les insumen un míni-
mo de 14 horas semanales, tarea no menor considerando que es el
29,2% de la actividad económica “normal” asalariada de 48 horas
por semana.

La división sexual del trabajo o el género en el trabajo

Si bien más de la mitad de la niñez trabaja, las diferencias por sexo


son sustantivas, y el enfoque de género permite visualizarlas nítida-
mente. En primer lugar, los varones trabajan menos que las mujeres
porque no trabaja el 53,8% de ellos, y el 39,4% de ellas. Segundo, las
tareas que realizan unos y otras son muy diferentes. El 26,6% de los
hombres realiza actividades domésticas y el 56,6% de las mujeres.
En contrapartida, los trabajadores remunerados y no remunerados
comprenden el 19,6% de los varones y apenas el 4% de las mujeres.

Niñez de 5 a 17 años por tipo de trabajo según sexo, 2004


Hombre Mujer Total
Tipo de trabajo % Cantidad % Cantidad % Cantidad
No trabaja 53,8% 503.973 39,4% 350.166 46,8% 854.139
Solo trabajo remunerado 8,9% 83.359 2,8% 25.210 6,0% 108.569
Solo trabajo no remunerado 10,7% 100.007 1,2% 10.685 6,1% 110.692
Trabajo doméstico 26,6% 248.554 56,6% 502.495 41,2% 751.049
Total 100% 935.893 100% 888.556 100% 1.824.449

Las pautas sexistas predominantes en la división sexual del trabajo


imponen en la niñez las tareas domésticas predominantemente a las
niñas por eso la cantidad de varones que hacen estas actividades
constituye la mitad de aquellas. Por otra parte, los hombres están ya
18
orientados para el mercado de trabajo y los ingresos remunerados,
En el anexo 1, Cálculo de to-
das las formas de trabajo de
por lo cual quintuplican a las niñas, proporcionalmente.
la niñez en la EIH 2001, se
detalla la metodología utili-
zada para obtener los resul-
tados mencionados.
38 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Las diferencias por área o el mayor bienestar urbano

La mayor afluencia de recursos en la ciudad implica mayor bienestar


según la mayoría de los estándares utilizados. Esta diferencia se
impone también en el trabajo de la niñez porque no trabaja el 60,9%
de niñas y niños del área urbana, en comparación al 38,8% de la
rural, aunque el segmento de la niñez que trabaja en la ciudad lo
hace en condiciones, muchas veces, más precarias que en el campo.

Asimismo, en la ciudad se trabaja (36,8%) menos en actividades do-


mésticas que en el campo (46,1%). Pero el área urbana (9,2%) cuenta
con mayor proporción de personas en trabajo remunerado que en el
área rural (4,9%). En contraposición, el trabajo no remunerado cuen-
ta con mucho menor peso en la ciudad (2,3%) en relación al campo
(10,2%). Esto se debería a relaciones sociales fundadas en una eco-
nomía dineraria más sólida en las ciudades.

Niñez de 5 a 17 años por tipo de trabajo según área, 2004 (Cuadro Nº 2.3)

Urbana Rural Total


% Cantidad % Cantidad % Cantidad
No trabaja 54,0% 520.063 38,8% 334.076 46,8% 854.139
Solo trabajo remunerado 6,9% 66.169 4,9% 42.400 6,0% 108.569
Solo trabajo no remunerado 2,3% 22.523 10,2% 88.169 6,1% 110.692
Trabajo doméstico 36,8% 353.994 46,1% 397.055 41,2% 751.049
Total 100% 962.749 100% 861.700 100% 1.824.449

En la ciudad por imperativos económicos, la niñez tiene trabajo re-


munerado, mientras que en el campo hay más tareas domésticas
familiares y mayor trabajo no remunerado. En otras palabras, el pre-
dominio del mercado impone características propias al trabajo de la
niñez por área de residencia.

La división del trabajo según grupos de edad

En las familias, la división del trabajo aparte de la orientación por el


sexo, existe la incidencia de la edad. Significa que a mayor edad,
mayor responsabilidad y más trabajo, como lo demuestran los gru-
pos de edad estudiados.

La proporción de la niñez que no trabaja se reduce sustantivamente


a medida que avanza la edad: el 75,2% del grupo de 5 a 9 años, el
32,8% del de 10 a 14 años y el 21,6% del de 15 a 17 años. El 24,8%
de niñas y niños de 5 a 9 años trabaja, de alguna forma; el 67,2% de
10 a 14 años y el 78,4% de 15 a 17 años.
Roberto L. Céspedes R. 39

En el grupo de 5 a 9 años casi la única tarea es el trabajo doméstico,


aunque hay pequeños grupos que a esa temprana edad se orientan
hacia la remuneración. De 10 a 14 años más de la mitad de la pobla-
ción se dedica a actividades domésticas, y de 15 a 17 años, la mitad.
Pero, en contrapartida, aumentan los trabajadores remunerados y
no remunerados: del 13% para el grupo de 10 a 14 años salta al
28,9% al de 15 a 17 años, más del doble en este total y más del triple
para el trabajo remunerado.

En resumen, a mayor edad, mayor inserción en el mercado laboral,


con la mitad de la población en actividades domésticas y con marca-
das diferencias entre los dos últimos grupos de edad, 10 a 14 y 15 a
17 años. Pero la tendencia general no permite visualizar tendencias
por sexo y edad, dos variables clave de los estudios de población,
las cuales se analizan seguidamente.

Sexo y edad. Tareas para unos y otras a medida que


aumenta la edad

En la familia, la división sexual del trabajo se combina con la edad


estableciendo tareas diversas según estas dos variables clave. Los
varones hacen menos actividades domésticas que disminuyen
sustantivamente con la edad, mientras aumenta su inserción en el
mercado laboral. Las niñas permanecen en las tareas domésticas,
aunque también aumenta su empleo a más edad pero en mucho
menor proporción que los varones (Cuadro Nº 2.5).
40 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Como puede observarse en el gráfico 19, los varones que no trabajan


conforman el 80,2% del grupo de 5 a 9 años, el 42,1% del de 10 a 14
años y el 27,9% del de 15 a 17 años. Por otra parte, las niñas que no
trabajan constituyen el 69,9% de las 5 a 9 años, el 23,1% de las de
10 a 14 años y el 14,8% de las 15 a 17 años. Esto significa que la
gran diferencia entre niños y niñas se verifica en los grupos de 10 a
14 años y de 15 a 17 años. La proporción de niños que no trabajan
es el doble de las niñas que no trabajan porque a partir de los 10
años los niños hacen muy poco trabajo doméstico.

Los niños de 5 a 9 años que trabajan en actividades domésticas son


el 17,3%, pero de 10 a 14 años alcanzan el 35,9% y de 15 a 17 años
se reducen al 26,3%. En contrapartida, las niñas se encuentran “ata-
das” a las actividades domésticas. Éstas comprenden el 29,6% de las
de 5 a 9 años, el 73,1% de las de 10 a 14 años y el 74,4% de las de 15
a 17 años.

En el ámbito del trabajo remunerado y del trabajo no remunerado


es clara la hegemonía o mayor actividad masculina. Los varones que
trabajan conforman el 2,5% de los de 5 a 9 años, el 22% de los de 10
a 14 años y el 45,8%, de los 15 a 17 años. En el último grupo, cerca
de la mitad está en el mercado laboral por remuneración o luchando
por obtenerla. Paralelamente, el trabajo remunerado y no remune-
rado femenino corresponde al 0,5% de 5 a 9 años, el 3,9% de 10 a 14
años y el 10,8% de 15 a 17 años. En este último grupo, las mujeres
tienen aproximadamente un cuarto de la proporción de trabajo re-
munerado y no remunerado de los varones, pero los triplican en el
doméstico. En otras palabras, las mujeres “permanecen” en la casa
en las actividades domésticas, aunque un pequeño sector se encuen-
tre en el mercado laboral.

Tareas por área de residencia y edad

El área de residencia impone diferencias según edades, pero con


menor incidencia que el sexo. Las diferencias clave se encuentran
en el menor peso de los no trabajadores y mayor peso del trabajo
doméstico y el no remunerado en el área rural (Cuadro Nº 2.5). Esto
último se debería al menor desarrollo de la economía dineraria y el
empleo. En la ciudad se trabaja menos y existe menor actividad do-
méstica proporcionalmente que en el área rural, aunque la pobreza
más aguda se encuentra en el área urbana en la niñez económica-
mente activa.

19
Nótese que no se trata de
una distribución porcen-
tual. Por esta razón, las
barras nunca suman 100%,
sino que muestran la dis-
tribución de la categoría o
columna (por ejemplo, en
la primera: porcentaje de
hombres que no trabajan
de 5 a 9, de 10 a 14 y de
15 a 17 años).
Roberto L. Céspedes R. 41

El gráfico20 indica, entre quienes no trabajan, mayores ventajas para


la niñez urbana a medida que aumenta la edad. Entre los 5 y 9 años
no trabaja el 79,6% de la urbana y el 70,3% de la rural, pero entre la
de 10 a 14 años casi se duplica la asimetría, del 42,3% al 22,7%,
respectivamente. La diferencia clave está en el grupo de edad de 15
a 17 años, con el 30,5% de niñez urbana que no trabaja, en compa-
ración con solo el 10,2% de la rural.

También en las tareas domésticas existe “cierta ventaja” para el área


urbana. El peso del trabajo doméstico es mayor en el espacio rural.
Lleva a cabo actividades domésticas en el área urbana el 19,2% de la
niñez de 5 a 9 años, el 48,6% del grupo de 10 a 14 años y el 46,6%
del de 15 a 17 años. En cambio, para la niñez rural se trata del
27,8%, el 60% y el 53,3%, respectivamente. Esto significa más tra-
bajo en el área rural en todas las edades en cuanto a trabajo
doméstico.

En contrapartida, el trabajo remunerado y no remunerado constitu-


ye para la niñez de 5 a 9 años el 1,2% en las ciudades y el 1,9% en el
campo, pero para la de 10 a 14 años, el 9,1% en el área urbana y el
17,3% en la rural, y para la de 15 a 17 años, el 22,9% en las ciudades
y el 35,6% en el campo. Pero la real diferencia a partir de los 10 años
se explica por el trabajo no remunerado, más típico del área rural
que de la urbana. Efectivamente, el trabajo no remunerado de 10 a
14 años en el sector urbano es del 2,9 %, y en el rural es del 12,8%,
y el no remunerado de 15 a 17 años en las ciudades es del 4,2% y en
el campo del 21,5%. Concretamente, el trabajo no remunerado rural
es cuatro veces más que el urbano en 10 a 14 años y cinco veces en
15 a 17 años. Por otra parte, en el trabajo remunerado no existe
mayor diferencia.

2.2. Los tipos de trabajo y la asistencia o no a una


institución educativa
El trabajo de la niñez impacta en su asistencia o no a una institución
educativa de enseñanza formal. De partida, se registra una
inasistencia a la escuela del 14,5% o 265.405 niñas y niños. Una de
cada siete personas de 5 a 17 años del total (1.824.449) no asiste
a una institución educativa, proporción significativa y que se agrava
según área y edad más que por sexo, como se verá más adelante 21.

Niñez de 5 a 17 años por asistencia o no a institución educativa según tipo de trabajo, 2004
Asiste No asiste Total
% Cantidad % Cantidad % Cantidad
No trabaja 88,1% 752.079 11,9% 102.060 100% 854.139
Solo trabajo remunerado 63,9% 69.348 36,1% 39.221 100% 108.569
Solo trabajo no remunerado 72,8% 80.533 27,2% 30.159 100% 110.692
Trabajo doméstico 87,5% 657.084 12,5% 93.965 100% 751.049
Total 85,5% 1.559.044 14,5% 265.405 100% 1.824.449
20
Recuérdese que no se trata
de una distribución porcen-
La segunda cuestión relevante es que, independientemente de la
tual; razón para que las ba- cantidad de personas, a mayor inserción laboral, mayor
rras no sumen 100% sino que inasistencia escolar. Efectivamente, no asiste a la escuela el 36,1%
muestren la distribución de
la categoría o columna (por
de quienes solo hacen trabajo remunerado, el 27,2% de quienes se
ejemplo, en la primera: por- dedican exclusivamente al no remunerado y el 12,5% de quienes
centaje de niñas y niños ur- realizan actividades domésticas.
banos que no trabajan).
21
Actualmente, el niño o niña a Tercero, también debe anotarse que el 11,9% de quienes no traba-
los 5 años debe estar en el
pre-escolar y a los 6 en el pri- jan tampoco asisten a una institución. Se trata de 102.060 niñas y
mer grado. niños. De esta cantidad, el 74,8% tiene 5 o 6 años. En este caso, para
42 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

la niñez de 5 y 6 años razones de pobreza más que culturales serían


determinantes en la inasistencia a la escuela.

Asistencia o no a la escuela por sexo

La proporción total (%) de niños y niñas que no asisten a una institu-


ción educativa es casi igual, lo que también podría leerse como “equi-
dad” de género, pero existen diferencias según las actividades que
llevan a cabo debido a los patrones sexistas en cuanto a los tipos de
trabajo que llevan a cabo unos y otras (véase el cuadro Nº 2.7).

Si bien el 14,9% de los varones y el 14,2% de lasmujeres no asisten a


clases de la niñez de 5 a 17 años (o 139.098 niños y 126.307 niñas),
la mayor diferencia se encuentra entre quienes solamente hacen tra-
bajo remunerado porque la inasistencia educativa comprende al
32,4% de los hombres y al 48,4% de las mujeres, o sea uno de cada
tres varones y una de cada dos mujeres sin escuela.

Entonces, puede asumirse, por una parte, que las condiciones labo-
rales del trabajo remunerado de las niñas son peores que las de los
hombres y, por otra, que el trabajo remunerado resulta directamen-
te nocivo en cuanto que excluye de la educación. Esto último refuerza
la presunción de que el trabajo remunerado o la integración más
plena al mercado laboral reduce las probabilidades educativas.

En el mismo sentido, los varones en el trabajo no remunerado asis-


ten menos a clases que las niñas. Para ellos resulta en el 27,8% en
comparación al 21,8% de las mujeres. Mientras que, por el contrario,
Roberto L. Céspedes R. 43

el trabajo doméstico influye excluyendo de la escuela al 8,4% de los


niños y al 14,6% de las niñas, demostrando que la mayor incidencia
del trabajo doméstico en éstas tiene a su vez efectos negativos.

Entonces…
· a mayor integración al mercado de trabajo, menos asistencia
educativa, esto es trabajo remunerado.
· los varones son más excluidos de la asistencia a la institución
educativa en el caso del trabajo no remunerado.
· las niñas son excluidas debido al trabajo remunerado y al traba-
jo doméstico.

Asistencia o no a la escuela por área

La inasistencia a una institución educativa según el tipo de trabajo


de la niñez se ve influenciada significativamente por el área de resi-
dencia, tanto en el promedio total como en todas las categorías (Cua-
dro Nº 2.7). Esto resulta diferente al cuadro por sexo, donde en el
promedio total no se halla diferencia significativa sino en las algu-
nas categorías (trabajo remunerado y no remunerado).

En primer lugar, no asiste a clases el 9,6% de niños y niñas del área


urbana y el 20,1% del área rural (o 92.356 personas de ciudades y
173.049 del campo), o sea el doble. También existen desigualdades
sustantivas según los tipos de trabajo.

La mayor desigualdad se encuentra entre quienes no asisten y hacen


trabajo no remunerado en la ciudad (13,7%) y en el campo (30,7%);
el 17% de la diferencia entre las áreas. En segundo lugar, las distan-
cias según área y siempre en desmedro de la rural en los otros tipos
de trabajo son menores y en escalera: el 11,5% en trabajo domésti-
co, el 10,3% en remunerado y el 8,3% entre los que no trabajan.
Entonces, la exclusión educativa es elevada, particularmente para
quienes cuentan con solamente trabajo remunerado o solamente no
remunerado y residen en el área rural.

En resumen, la inasistencia escolar está más influenciada por el área


que por el sexo a nivel general. Asimismo, solo en el trabajo remu-
nerado es fuerte la inasistencia según sexo, mientras que por área
es desigual en todos los casos y especialmente en el remunerado.
En todos los casos, las personas más excluidas de la escuela son
las niñas y quienes viven en el campo.
44 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Asistencia o no a la escuela por grupos de edad

En general, a mayor edad, mayor inasistencia a la escuela, inde-


pendientemente del tipo de trabajo. La excepción está dada por
quienes no trabajan y que cuantitativamente son casi la mitad, e
inciden en el total general. La mayor inasistencia en la niñez de 5 a
9 años se explica por la exclusión educativa de la niñez de 5 y 6
años. A mayor edad, mayor presión por la incorporación al mercado
laboral tanto en trabajo remunerado o no remunerado y, en última
instancia, hasta trabajo doméstico con su correspondiente exclu-
sión mayor de la educación (Cuadro Nº 2.8).

No asiste a clases en el momento de la encuesta el 12,6% del grupo


de 5 a 9 años, el 8,2% de 10 a 14 años y el 29,7% de adolescentes
de 15 a 17 años. O sea, una persona de cada ocho de 5 a 9 años22,
una de cada diez de 10 a 14 años y tres de cada diez de 15 a 17
años.

Por otra parte, la dedicación exclusiva al trabajo remunerado y al no


remunerado implica, inequívocamente, exclusión educativa que au-
menta con la edad. De quienes hacen solamente trabajo remunera-
do, 15,4% en el grupo de 5 a 9 años no asiste a clases; 26,8% en el
de 10 a 14 años, y 42,3% en el de 15 a 17 años. De quienes sola-
mente se dedican al trabajo no remunerado y se encuentran fuera
del sistema educativo son el 8,2%, el 16,6% y el 43,5% en esos mis-
mos grupos de edades. Se trata de una “escalera” de tramos irregu-
lares. Lo más relevante es que en la población de 15 a 17 años, más
de cuatro de cada diez niños y niñas no asisten a clases porque se
dedican exclusivamente al trabajo remunerado o no remunerado, o
sea 28.491 y 20.235 personas, respectivamente.

Finalmente, también el trabajo doméstico excluye pero en mucho


menor medida, ya que no asiste a clases debido a estas actividades
el 5,5% de niños y niñas de 5 a 9 años; el 7,7% de 10 a 14 años pero
el 28,2% de 15 a 17 años. En este último caso es importante el peso
22
de las niñas, como se anotó previamente.
En el primer grupo, la exclu-
sión se tiene fundamental-
mente en niños y niñas de 5 y
6 años, que conforman
76.333 o el 85,4% de las
89.352 personas que no asis-
ten a clases, presentando in-
greso tardío y probablemen-
te sin preescolar para la ma-
yoría de las personas de esas
edades.
Roberto L. Céspedes R. 45

2.3. Razones de inasistencia a la institución educativa


El orden de las razones de la exclusión educativa en niñez de 5 a 17
años, de mayor a menor es: razones económicas 23, no tiene edad y
no quiere estudiar más. Estas tres razones comprenden el 72,4% de
las respuestas. Al incluirse los problemas del centro educativo 24 y
los motivos familiares alcanza el 93,3%. Con otras razones 25, o el
6,9%, se alcanza a la totalidad (100%).

Las razones económicas son hegemónicas, afectando al 37,1% o


98.348 personas. En segunda instancia, se encuentra como razón a
no tiene edad, que alcanza el 22,2% o 58.880 personas, pero ésta
sólo se aplica casi exclusivamente al grupo de 5 a 9 años según la
desagregación por grupos de edad.

No quiere estudiar (más) es la tercera razón o el 13,1% de la pobla-


ción equivalente a 34.703 personas. La escasa pertinencia de los
programas educativos para la realidad cotidiana de niños y niñas
suele considerarse como uno de los factores clave en la explicación
de esta razón.

Tanto los problemas en el centro educativo como los motivos fami-


liares constituyen otros factores de importancia en la explicación de
la inasistencia a clases, siendo el 11,8% o 31.193 personas y el 9,1%
23
Se ha agrupado como razo- o 24.093 niños y niñas, respectivamente. Por último, otras razones
nes económicas a: 1) sin re-
cursos; 2) necesita trabajo; 3)
significan el 6,9%.
hace tareas del hogar; y 4)
muy costosos materiales y Razones de género en la inasistencia educativa
matrícula. La tercera catego-
ría que puede pensarse como
útil para el análisis de géne- La perspectiva de género permite visualizar razones diferenciadas
ro se ha excluido tanto por
su limitado peso como por la
en la inasistencia educativa. Las niñas se ven influenciadas más que
ínfima diferencia entre niños los varones por los motivos familiares y problemas en el centro edu-
y niñas. cativo, mientras que ocurre lo opuesto en el caso de la falta de edad.
24
Problemas en el centro edu- Las tareas domésticas y la lejanía del centro educativo inciden más
cativo se compone de: 1) no en las niñas, mientras que, razones culturales y hasta económicas,
existe institución cerca; 2) la
institución cercana es de baja
influirían en retrasar la entrada de los niños más de las niñas en el
calidad; 3) el centro educati- sistema educativo. (cuadro Nº 2.9).
vo cerró; 4) docente no asis-
te regularmente; 5) no ofre-
ce escolaridad completa; y 6)
requiere educación especial.
25
Otras razones comprende a
1) terminó los estudios; 2)
por enfermedad; 3) asiste a
institución de enseñanza no
formal; 4) servicio militar; y
5) otras razones.
46 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

El lugar de residencia en las razones de inasistencia


educativa

Anteriormente ya se registró que la inasistencia educativa urbana


(9,6%) es la mitad de la rural (20,1%). Entre las razones de inasistencia
no se encuentran variaciones grandes y las que pesan son los pro-
blemas del centro educativo, no tener edad para la escuela y no
querer estudiar, en orden decreciente. La primera de las razones
tiene mayor peso en el área rural mientras que las otras dos en la
urbana, contrariamente a lo que podría esperarse (Cuadro Nº 2.10).
Podría deberse a causas diferentes: en el área rural más por razones
culturales, mientras que en la urbana más por razones económicas,
aunque no asumidas o porque el segmento excluido es muy pobre.

Los grupos de edad entre las razones de la


inasistencia educativa

Para quienes cuentan con 5 a 9 años el mayor factor excluyente es el


no tener edad para ir a la escuela, para el grupo de 10 años en
adelante son las razones económicas y el no querer estudiar, espe-
cialmente para adolescentes de 15 a 17 años.

El no tener edad para ir a la escuela es razón exclusiva del grupo de


5 a 9 años y alcanza el 65,9% de las razones de la inasistencia en
este grupo de edad, a lo cual debe agregarse el 10,9% de razones
económicas y el 8,4% de problemas en el centro educativo.
Roberto L. Céspedes R. 47

Los grupos de 10 a 14 años y de 15 a 17 años son más comparables


al excluirse el no tener edad para asistir a la institución educativa.
Las razones económicas constituyen el 54,9% y el 48,1%, respectiva-
mente. La mayor diferencia está en no querer estudiar, que com-
prende al 12,9% de las personas de 10 a 14 años y al 21,7% para las
de 15 a 17 años. El trabajo y la mayor autonomía juvenil permitiría
que dos de cada diez adolescentes expongan este motivo para su
exclusión del sistema educativo. Estos dos factores conforman el
67,8% de las razones de 10 a 14 años y el 69,8% de las de 15 a 17
años.

Los tipos de trabajo y las razones de la inasistencia


educativa

Los distintos tipos de trabajo influyen en las razones de inasistencia


a la institución educativa en distinta forma, con una clara diferencia-
ción entre quienes no trabajan y quienes trabajan de una u otra for-
ma. Entre estos últimos se hallan características más similares entre
aquellas personas dedicadas exclusivamente al trabajo remunerado
o al no remunerado, en comparación al doméstico (Cuadro Nº 2.12).
Para quienes no trabajan, el problema sustantivo es no tener edad
para ir a la escuela, con el 53,5% de las razones, o las razones eco-
nómicas, con el 15,8%, y los problemas en el centro educativo, con
el 10,7%.

Para quienes trabajan de una u otra forma la razón fundamental de


exclusión educativa es el problema económico seguido de no querer
estudiar más. Estas dos razones constituyen el 82,3% de quienes se
dedican exclusivamente al trabajo remunerado, el 76% del no remu-
nerado y el 59,4% del doméstico. En el caso de incluir a los proble-
mas con el centro educativo, se hace más visible la diferencia entre
trabajo remunerado y no remunerado versus doméstico. Compren-
de al 89,8% de las razones de trabajo remunerado; 87,8% del no
remunerado y el 74% del doméstico.

Vale ahora analizar el factor económico como excluyente de la asis-


tencia a clases según la tarea que se realice. Las razones económicas
de inasistencia escolar comprenden al 61,7% de quienes se dedican
exclusivamente al trabajo remunerado; el 53,2% al no remunerado y
44,6% al doméstico. Se trata de elevadas proporciones que aumen-
tan en la medida que se insertan con mayor intensidad en el merca-
do laboral.
48 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Esto cuestiona el razonamiento de que el trabajo permite el estudio.


Por el contrario, quienes más comprometidos están con el trabajo,
menos asisten a la escuela por razones económicas. En otras pala-
bras, lo que ganan les es insuficiente para permanecer en el sis-
tema educativo.

Resumiendo, el factor económico como excluyente del sistema edu-


cativo es dominante en todas las personas de 5 a 17 años, a excep-
ción de quienes no trabajan. Entre quienes trabajan su incidencia
aumenta a medida que se integran más al mercado laboral, lo cual
cuestiona la afirmación de que se puede estudiar porque se trabaja
y no se estudia porque no se trabaja. El no querer estudiar incide
entre quienes realizan trabajo remunerado o no remunerado más
que entre quienes se dedican al doméstico. La división entre estas
dos categorías se afirma a medida que se agregan otras razones.
Roberto L. Céspedes R. 49

III. Módulo sobre


trabajo infantil:
tres tipos de trabajo

1. Trabajo remunerado exclusivamente


Del total de personas de 5 a 17 años, 108.569 realizan exclusiva-
mente trabajo remunerado y constituyen el 6% de ese total, casi el
mismo porcentaje de quienes se encuentran exclusivamente en el
trabajo no remunerado, el 6,1%. De aquella cantidad, el 76,8% son
varones, el 60,9% trabaja en las ciudades y el 62% cuenta con 15 a
17 años. Por consiguiente, predominan trabajadores masculinos, de
las ciudades y de 15 a 17 años. También, de la población total de 5
a 17 años, debe agregarse que el 46,8% no trabaja y el 41,2% se
encuentra en el trabajo doméstico.

1.1. Ocupación principal


La ocupación principal se presenta tanto en esta sección como en la
correspondiente a trabajo infantil peligroso, en el siguiente capítu-
lo. Este apartado ofrece dos formas de aproximación: como ocupa-
ción principal26 agregada27 y como ocupación principal según rama
de actividad28 en la niñez de 5 a 17 años.
26
La expresión principal es una
herencia del análisis de las De las siete ocupaciones, cuatro constituyen casi la totalidad (96,3%)
personas de 10 y más años y una sola más de la mitad, evidenciando la alta concentración de la
cuyas actividades en la PEA niñez en determinadas ocupaciones. Las personas en trabajos no
incluyen actividades en la
ocupación principal, o a la calificados son el 60,0%; en la agricultura, trabajo agropecuario y
que más tiempo dedica, y si pesquero son el 13,2%; quienes trabajan como oficiales, operarios y
fuese procedente la ocupa- artesanos son el 13,1%; y en servicios y venta en comercios y merca-
ción secundaria, o la que le
sigue en importancia según dos son el 10,0%.
el mismo criterio. En el caso
de la niñez de 5 a 9 años so- La ocupación es el tipo de trabajo que realiza la persona empleada
lamente se ha registrado la
definido por el conjunto de tareas y responsabilidades que se asignan
ocupación principal, en la 10
a 17 años se dispone de am- a la persona o que la misma realiza.
bas. Para facilitar el estudio,
se ha analizado exclusiva- Las diferencias mayores, comparando las cuatro categorías mencio-
mente la ocupación principal
de la población de 5 a 17 nadas, se encuentran por sexo y área antes que por nivel de pobre-
años. za. De los varones, siete de cada diez se encuentra entre los trabaja-
27
No se puede llevar a cabo el dores no calificados y en las tareas agropecuarias. En cambio, de las
análisis desagregado por limi- mujeres, esta misma proporción es de solamente quienes hacen tra-
taciones de la muestra. bajos no calificados. A esto debe agregarse su condición de trabaja-
28
Debería presentarse este aná- doras de servicios y vendedoras de comercios y mercados, con lo
lisis en otro apartado. Pero, cual constituyen nueve de cada diez.
como todo el análisis se cen-
tra en la ocupación principal
se ha optado por incluir tam-
bién a las referencias sobre
rama de actividad económi-
ca que, como se verá, corres-
ponde exclusivamente a la
niñez de 10 a 17 años.
50 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en trabajo remunerado por sexo, área y niveles de


pobreza según ocupación principal (agrupada): cantidad y distribución porcentual, 2004

Hombre Mujer Urbana Rural Total %


Trabajadores no calificados 56,3% 72,1% 59,3% 61,1% 65.139 60,0%
Agricultores y trabajadores agropecuarios y pesqueros 16,2% 3,5% 5,6% 25,1% 14.356 13,2%
Oficiales, operarios y artesanos 16,2% 3,0% 15,3% 9,7% 14.274 13,1%
Trabajadores de servicios y vendedores
de comercios y mercaderías 7,2% 19,2% 15,3% 1,6% 10.829 10,0%
Empleados de oficina 2,3% 1,5% 3,3% 0,2% 2.285 2,1%
Operadores de instalaciones y máquinas y montadores 1,5% 0% 0,6% 2,0% 1.263 1,2%
Técnicos y profesionales de nivel medio 0,3% 0,6% 0,5% 0,3% 423 0,4%
Total 83.359 25.210 66.169 42.400 108.569 100%

Entre las ciudades y el campo, además de la común y dominante


influencia del trabajo no calificado, la diferencia se halla en oficia-
les, operarios y artesanos con trabajadores de servicios y vendedo-
res en la ciudad (32,4%) en comparación a quienes se dedican al
trabajo en la agricultura y el agropecuario (25,1%) del área rural.

Al contrario de lo cabría esperar, no existen mayores diferencias en


el trabajo remunerado según nivel de pobreza, lo cual indicaría que
las opciones de empleo son muy limitadas: las cuatro categorías
(agregadas) apuntadas.

El análisis por ramas de actividad presenta otro enfoque. Hay que


recordar que es exclusivamente la niñez de 10 a 17 años porque no
se preguntó acerca de esta clasificación a la de 5 a 9 años. Pero, el
total de quienes hacen trabajo remunerado que las incluye (2.689
personas de 5 a 9 años) y que representan el 2,5%, con ínfima inci-
dencia en el total. La niñez dedicada al trabajo remunerado ya pre-
senta características semejantes a la población económicamente ac-
tiva total, a diferencia de aquella en el trabajo no remunerado. En la
dedicada al trabajo remunerado, el 27,9% trabaja en el comercio,
restaurantes y hoteles, y el 26,5% en servicios comunales, sociales y
personales. Por otra parte, en la dedicada al trabajo no remunerado
el 23,4% se encuentra en el sector primario y el 13,5% en la industria
manufacturera.
Roberto L. Céspedes R. 51

Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en trabajo remunerado por sexo, área y nivel de


pobreza según ramas de actividad, 2004 (Cuadro Nº 3.1.12.)

Hombre Mujer Urbano Rural Total


Cantidad % Cantidad % Cantidad % Cantidad % Cantidad %
Agricultura, ganadería,
caza y pesca 24.086 97,9% 514 2,1% 5.313 21,6% 19.287 78,4% 24.600 100%
Minas y canteras 221 100% 0 0% 0 0% 221 100% 221 100%
Industrias manufactureras 13.047 91,3% 1.240 8,7% 9.548 66,8% 4.739 33,2% 14.287 100%
Electricidad, gas y agua 88 100% 0 0% 0 0% 88 100% 88 100%
Construcción 4.021 100% 0 0% 3.581 89,1% 440 10,9% 4.021 100%
Comercio, restaurantes
y hoteles 24.878 84,3% 4.633 15,7% 25.013 84,8% 4.498 15,2% 29.511 100%
Transporte, almacenamiento
y comunicaciones 3.638 87,6% 515 12,4% 2.503 60,3% 1.650 39,7% 4.153 100%
Finanzas, seguros, inmuebles 670 73,1% 247 26,9% 917 100% 0 0% 917 100%
Servicios comunales,
sociales y personales 10.424 37,1% 17.658 62,9% 17.323 61,7% 10.759 38,3% 28.082 100%
Total 81.073 76,6% 24.807 23,4% 64.198 60,6% 41.682 39,4% 105.880 100%

No pobre Pobre no exremo Pobre Pobre exremo Total


Cant. % Cant. % Cant. % Cant. % Cant. %
Agricult., ganadería,
caza y pesca 16.551 67,3% 3.898 15,8% 8.049 32,7% 4.151 16,9% 24.600 100%
Minas y canteras 0 0% 0 0% 221 100% 221 100% 221 100%
Industrias manufactureras 8.575 60% 4.253 29,8% 5.712 40% 1.459 10,2% 14.287 100%
Electricidad, gas y agua 0 0% 88 100% 88 100% 0 0% 88 100%
Construcción 2.545 63,3% 703 17,5% 1.476 36,7% 773 19,2% 4.021 100%
Comercio, rest.y hoteles 16.390 55,5% 8.718 29,5% 13.121 44,5% 4.403 14,9% 29.511 100%
Transporte, almac.
y comunicaciones 1.807 43,5% 2.157 51,9% 2.346 56,5% 189 4,6% 4.153 100%
Finanzas, seguros, inmuebles 667 72,7% 175 19,1% 250 27,3% 75 8,2% 917 100%
Servicios comunales,
sociales y personales 20.106 71,6% 3.500 12,5% 7.976 28,4% 4.476 15,9% 28.082 100%
Total 66.641 62,9% 23.492 22,2% 39.239 37,1% 15.747 14,9% 105.880 100%

La desagregación de la niñez de 5 a 17 años en trabajo remunerado


por ramas de actividad según sexo es aún mayor que por área de
residencia. Los varones se diversifican más que las mujeres. Tres de
cada diez niños trabajan o en la agricultura o en el comercio, mien-
tras que siete de cada diez niñas están en los servicios y dos de diez
en el comercio. En otras palabras, los varones se encuentran entre
el sector terciario y primario, mientras que las mujeres están
concentradas en el terciario.

En el caso de campo y ciudad, la mayor diferencia radica en la agricul-


tura y en el comercio. En el área urbana solo el 8,3% trabaja en la
agricultura, en comparación al 46,3% de la rural. En contrapartida, el
39,0% de la niñez urbana se dedica al comercio y solo el 10,8% de la
rural.
52 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Las diferencias según niveles de pobreza presentan líneas irregula-


res y hasta inesperadas porque en todos los casos existe una distri-
bución semejante de actividades entre niñez no pobre y niñez pobre
extrema, como puede observarse en el gráfico siguiente. Por esta
razón, se encuentra una lógica entre niveles de pobreza: pobre no
extremo, pobre y pobre extremo. Por una parte, a mayor pobreza,
aumenta la niñez dedicada a los servicios y la agricultura; y disminu-
ye la dedicada al comercio y a las industrias. Podría establecerse
como hipótesis exploratoria que: a) actividades de menor califica-
ción y/o retribución son los servicios y la agricultura, y éstas aumen-
tan con la pobreza, mientras que b) las actividades de mayor califi-
cación y/o retribución son el comercio y las industrias, y éstas dis-
minuyen con la pobreza.

1.2. En la casa o fuera de casa


La pregunta acerca de si niñas y niños de 5 a 9 años realizan el
trabajo en la casa o fuera de ella buscaba conocer niveles de proba-
ble protección, mayores en la casa que en la calle. Toda persona que
se encuentra en el trabajo remunerado lo hace fuera de la casa, lo
cual representa una situación de probable mayor vulnerabilidad (Cua-
dro Nº 3.1.2).

1.3. Frecuencia de la ocupación principal

La frecuencia del trabajo en la ocupación principal, para niñas y ni-


ños de 5 a 9 años, es medida por dos criterios: permanente en can-
tidad de días a la semana o temporal-ocasional en el caso de la
estacionalidad. En el caso de actividades permanentes se divide en-
tre quienes trabajan semanalmente de 1 a 5 días y quienes lo hacen
de 6 a 7 días.

En primer lugar, casi todos los niños y niñas trabajan permanente-


mente, nueve de cada diez; el trabajo temporal u ocasional es la
excepción, afectando a uno de cada diez. Dentro del trabajo perma-
nente, la proporción que trabajan de 1 a 5 días por semana duplica
a la de 6 a 7 días por semana: son seis y tres cada diez niños y niñas,
respectivamente. Un segmento de alta vulnerabilidad es el de este
grupo de edad, que trabaja todos los días de la semana.
Roberto L. Céspedes R. 53

Nota: “Varios” comprende temporal y ocasional.

Según la división por sexo, los varones (64,7%) trabajan básicamen-


te de 1 a 5 días a la semana, mientras que las mujeres (71,2%) lo
hacen casi toda la semana (6 a 7 días). En el área urbana la mayoría
(68,8%) trabaja 1 a 5 días mientras en la rural la mayoría (66,9%)
trabaja más de 6 días.

Entre no pobres y pobres el punto de partida común es que seis de


cada diez personas trabajan entre 1 y 5 días a la semana en ambas
categorías. La diferencia existente es la ausencia de trabajo tempo-
ral u ocasional para no pobres y que constituye un décimo de los
pobres, aquellos con algún tiempo de empleo permanente, mientras
que éstos con lapsos de desempleo que son suplidos por trabajo
temporal u ocasional.

En otras palabras, las mujeres y la niñez rural se encuentran en


peores condiciones de calidad de vida, teniendo presente que su
trabajo principal significa 6 o 7 días a la semana.

1.4. Horas trabajadas en la ocupación principal


Se ha optado por calcular el promedio de horas trabajadas en la
ocupación principal para la niñez de 5 a 17 años. El promedio gene-
ral presenta diferencias por sexo, grupos de edad y condición de
pobreza (no pobre versus niveles de pobreza). Se trata de 38,8 ho-
ras trabajadas en promedio semanalmente, el 80,8% de una jornada
normal adulta. Esto significa una gran cantidad de tiempo dedicado
al trabajo (Cuadro Nº 3.1.4).

Los varones trabajan en promedio 37,2 horas, menos horas que las
mujeres con 44,1 horas y puede ser explicado por las niñas con
necesidades imperativas, que realizan casi cualquier tipo de trabajo
y todo el tiempo. A medida que aumenta la edad, aumentan las ho-
ras de trabajo. Son 21,9 horas para la niñez de 5 a 9 años, 34 horas
para la de 10 a 14 años y 42,2 horas para la de 15 a 17 años (87,9%
de una jornada adulta).

Por último, los no pobres trabajan 41,2 horas semanales, en prome-


dio más horas que cualquiera en situación de pobreza con 34,9 ho-
ras. En este caso se trataría de oportunidades de empleo de las que
carecen las personas en algún nivel de pobreza.
54 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

1.5. Momento del día trabajado


Conociendo que todas las niñas y niños de 5 a 9 años en el trabajo
remunerado lo hacen fuera de la casa, al indagar acerca del momen-
to del día trabajado se registrarían mayores niveles de vulnerabili-
dad en la niñez que trabaja a la tarde y noche que otra con las maña-
nas ocupadas.

La mitad de la niñez de 5 a 9 años (49,3%) trabaja a la tarde; y un


cuarto (26,7%) a la mañana y tarde. El segmento restante lo hace a
la mañana (21,5%) o a la tarde y noche (2,5%). La mayor preocupa-
ción despierta la niñez que trabaja mañana y tarde por su reducido
tiempo dedicado al estudio y con escasísimo margen para la recrea-
ción (Cuadro Nº 3.1.5).

Sexo, área y condición de pobreza imponen énfasis distintos en los


momentos trabajados durante el día. Ocho de diez varones trabajan
a la tarde o mañana y tarde, mientras que todas las mujeres lo
hacen a la mañana o a la mañana y tarde. Esto podría leerse como
mayor protección a la niña. Nuevamente, al igual que con el prome-
dio de horas trabajadas semanalmente, las niñas se encuentran en
mayor desventaja, pues el 51,4% trabaja mañana y tarde, en compa-
ración al 22,3% de los varones.

Según área de residencia, la mayor diferencia en la niñez consiste en


seis de diez niñas y niños en trabajo remunerado, que lo hacen a la
tarde en las ciudades, y esa misma proporción lo hace a la mañana
y tarde en el campo. Otra vez la niñez rural se encuentra en peores
condiciones para la escolarización, por ejemplo, dada la alta propor-
ción en trabajo a la mañana y tarde, el 57,7% en comparación al
15,4% en las ciudades.

La condición de pobreza es muy importante en cuanto que toda la


niñez no pobre trabaja a la mañana o a la tarde, mientras que la
niñez pobre trabaja a la tarde (50,6%) o mañana y tarde (30,5%).
Esto significa pobreza con mayor tiempo dedicado al trabajo y resta-
do al estudio y a la recreación.

Toda la niñez de 5 a 9 años en trabajo remunerado lo hace fuera de


la casa y se dispone la frecuencia de trabajo y el momento del día en
que lo hace. A continuación se analiza el momento de la jornada
laboral en quienes tienen mayor frecuencia de días trabajados (Cua-
dro Nº 3.1.5.1).

Nota: se excluyó temporal y ocasional y se incluyó solamente a quienes lo hacen entre 1 y 5 días por semana y entre 6 y 7
días por semana porque constituyen el 59,3% y el 30,4%, respectivamente, o nueve de cada diez.
Roberto L. Céspedes R. 55

De la niñez que ya tiene una significativa carga laboral con 1 a 5 días


laborales por semana, dos de cada tres lo hace por la tarde, y con
éstos y quienes asisten a la mañana se llega a nueve de cada diez
niñas y niños.

Por otra parte, de la niñez con una aún más nociva carga horaria, de
6 a 7 días por semana, la mitad trabaja mañana y tarde: quienes
más tiempo trabajan ocupan casi todo el día en el trabajo. La otra
mitad lo hace a la tarde o a la mañana, en este orden.

Lo más relevante de este análisis resultó que la mitad de la niñez


de 5 a 9 años en trabajo remunerado exclusivamente, que traba-
ja prácticamente toda la semana también lo hace prácticamente
todo el día, o mañana y tarde. Esto implica una condición de muy
alta vulnerabilidad porque en todos los casos lo hace fuera de la
casa y con la semicerteza de exclusión educativa.

1.6. Trabajo acompañado de persona adulta


Esta pregunta es parte de un conjunto de indicadores que se asume
son de protección. La mitad de la niñez de 5 a 9 años trabaja acom-
pañada de persona adulta y la otra mitad lo hace sola (Cuadro Nº
3.1.6).

Se hallan importantes diferencias por sexo, área y condición de po-


breza, que son favorables a los varones, al sector urbano y a los
pobres. Los niños están más protegidos que las niñas porque traba-
jan acompañados de personas adultas, el 53,7% en relación al 28,8%
de las niñas. Aquí impacta el 71,2% de las niñas trabajando solas.

Las niñas y niños urbanos cuentan con mayor atención que los del
campo. Trabajan acompañados el 58,9% y el 25,3%, respectivamen-
te. Por último, el 39% de no pobres trabaja acompañado versus el
51,5% de pobres. Esto se explicaría por el trabajo varonil rural en la
finca familiar.

1.7. Promedio de edad de inicio en el trabajo


Se ha optado por registrar el promedio de edad de inicio en el traba-
jo, dado que no se pueden establecer parámetros a partir de las
edades simples (Cuadro Nº 3.1.7). Independientemente de sexo, área
y condición de pobreza, la niñez en general se inicia en el trabajo
remunerado exclusivamente poco antes de cumplir los 8 años
de edad, específicamente 7,6 años.
56 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

1.8. Razón de trabajar


Las tres últimas preguntas de la sección dedicada a la niñez en el
trabajo remunerado comprenden nuevamente a la niñez de 5 a 17
años y solamente contestan por sí mismos los y las adolescentes de
15 a 17 años. Con el objetivo de intervenir adecuadamente –por
medio de políticas sociales– se ha preguntado la razón de su trabajo.

Si se consideran razones altruistas al pago de los gastos de la casa


(“Para ayudar con los gastos de la casa”) o al pago de sus estudios
(“Para pagar o ayudar a pagar sus estudios”), con el 38,1% y el 21,8%,
respectivamente, seis de cada diez niñas y niños trabajan por estas
razones. En segundo término, uno de cada cuatro, o el 25,4%, lo
hace “para tener su propia plata”. A esto podría agregarse que el
3,7% trabaja “para tener un oficio desde joven”. Finalmente, menos
del décimo, o el 8,3%, trabaja “por gusto”. En resumen, seis de diez
lo hacen por razones altruistas y tres de diez para obtener sus pro-
pios recursos o en vistas al mercado laboral, preparándose, y uno de
diez “por gusto”.

Niñez de 5 a 17 años en trabajo remunerado por razones de trabajo según sexo, área,
grupos de edad y niveles de pobreza, 2004
Pago Gastos Plata Oficio Por Cantidad
estudios de casa propia de joven Gusto Otras Total de personas
Hombre 19,5% 39,3% 24,6% 4,7% 9,7% 2,1% 100% 83.359
Mujer 29,2% 34,1% 27,9% 0,3% 3,6% 4,8% 100% 25.210
Urbana 22,8% 36,5% 26,2% 3,8% 7,9% 2,8% 100% 66.169
Rural 20,3% 40,5% 24,1% 3,5% 9% 2,7% 100% 42.400
5a9 11,6% 26,8% 4,2% 8,9% 46% 2,5% 100% 2.689
10 a 14 18,1% 40,2% 24% 3,3% 12,3% 2% 100% 38.530
15 a 17 24,3% 37,3% 27% 3,8% 4,5% 3,1% 100% 67.350
No pobre 24% 31,4% 27,9% 4,9% 8,1% 3,7% 100% 66.982
Pobre no extremo 21,8% 39,6% 26,4% 1,8% 8,7% 1,7% 100% 24.563
Pobre 18,2% 48,8% 21,3% 1,9% 8,7% 1,2% 100% 41.587
Pobre extremo 13% 62,1% 13,9% 2% 8,5% 0,4% 100% 17.024
Total 21,8% 38,1% 25,4% 3,7% 8,3% 2,7% 100% 108.569
Nota: Otras incluye a los que no responde, que son ínfimos, 99 casos o 0,1%.

Estas razones generales, sin embargo, tienen pesos significativamente


distintos según grupos de edad y nivel de pobreza, y con menor
relevancia según sexo y área.

Nota: Varios incluye oficio de joven y otras.

A medida que aumenta la edad, también se incrementan las respon-


sabilidades con los gastos de la casa y con el pago de sus propios
estudios. De igual forma, a mayor edad, mayor interés en obtener su
Roberto L. Céspedes R. 57

dinero propio. En contrapartida, a mayor edad, menor trabajo por


gusto y menor opción por tener un oficio de joven, ya que esto signi-
fica trabajar y estar en preparación permanente sin retribución en
dinero. Todas estas opciones pueden considerarse razonables o es-
peradas. Efectivamente, de 5 a 9 años trabaja por razones altruistas
el 38,4%, y por dinero propio, el 4,2%. De 15 a 17 años se pasa al
61,6% y el 27%, respectivamente. De 5 a 9 años, trabaja por gusto el
46%; y de 15 a 17 años, el 4,5%.

Nota: Varios incluye oficio de joven y otras.

Las tendencias por niveles de pobreza también resultan muy níti-


das. A mayor nivel de pobreza, menor asignación al pago de los
estudios y al “dinero propio”, por una parte, y mayores recursos a
los gastos de la casa, por otra: A medida que aumenta la edad, el
niño o niña se sacrifica por los gastos de la casa en detrimento de
sus estudios, lo cual resulta preocupante. En efecto, en la niñez de 5
a 9 años, el 24% trabaja para pagar sus estudios, el 27,9% para su
propio dinero y el 31,4% para los gastos de la casa. De los de 15 a 17
años, se trata del 13%, el 13,9% y el 62,1%, respectivamente.

Nota: Varios incluye oficio de joven y otras.

En otras palabras, la edad impone colaborar con la casa o los es-


tudios y la pobreza impone colaborar con la casa aún en detri-
mento de los estudios.

1.9. A quién entrega lo ganado


Respecto a la persona depositaria de sus ingresos, casi dos tercios
se quedan con el importe (64,3%) y un tercio opta por sus “padres”
(33,7%). La primera opción implica una relativa discrecionalidad en
58 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

la asignación de recursos que hace el niño o la niña (Cuadro Nº 3.1.9).


Asimismo, cuestiona a la afirmación anterior, de un cuarto de la
niñez, que explicaba como razón de su trabajo al “dinero propio”.

Nota: Varios comprende otros familiares, otro y no responde.

En el aspecto de quién retiene lo ganado, no hay diferencias signifi-


cativas por sexo y área, particularidades según edad, pero sí hay
diferencias marcadas según nivel de pobreza. Por otra parte, a ma-
yor nivel de pobreza, menos ingreso permanece en manos de quien
trabajó y mayor proporción se entrega a sus progenitores. Esta res-
puesta es coherente con las razones de trabajo, anotada preceden-
temente en la que a mayor edad, menos ingreso para estudios y
“dinero propio”, y más para gastos de la casa.

Nota: Varios comprende otros familiares, otro y no responde.

En la niñez no pobre, el 72,3% se queda con el importe y el 26,6% lo


cede a sus progenitores, pero en la niñez pobre extrema se trata del
31,5% y el 65,1%, respectivamente. Lo apuntado en estas dos pre-
guntas ofrece indicios de presiones a la niñez trabajadora de parte
de las personas mayores para la entrega de sus ingresos para gastos
de la casa y/o para padre, madre o tutor/a. Se trata de niñas y niños
con el peso u obligación de sostener la casa y a sus mayores.

De acuerdo a la edad se percibe que de 5 a 14 años, seis de diez


niños y niñas retienen los ingresos, pero de 15 a 17 años ya se trata
de siete de diez. O sea que a mayor edad, mayor retención de lo
ganado.
Roberto L. Céspedes R. 59

1.10. A qué destina sus ingresos


Finalmente, de quienes respondieron que retienen el importe de lo
ganado se indaga acerca de su destino o en qué gasta lo ganado.
Los gastos en cosas personales (67,8%) y en la educación (19,7%)
son los destinos mayoritarios, o nueve de diez casos. Finalmente,
los gastos del hogar constituyen el 9,4%.
Niñez de 5 a 17 años en trabajo remunerado que retiene la mayor parte de lo ganado por
destino del mismo según nivel de pobreza, 2004. (Cuadro Nº 3.1.10)

Cosas Gastos Educación Ahorra Diversión Otro Total Cantidad


personales hogar depersonas
No pobre 69,5% 9,1% 20,5% 0,2% 0,7% 0% 100% 48.413
Pobre no extremo 64,6% 10,6% 16,2% 7,5% 0% 1,2% 100% 16.062
Pobre 64,1% 10,1% 18% 5,6% 0,4% 1,8% 100% 21.427
Pobre extremo 62,8% 8,7% 23,3% 0% 1,4% 3,8% 100% 5.365
Total 67,8% 9,4% 19,7% 1,9% 0,6% 0,6% 100% 69.840

En la niñez de 5 a 17 años que retiene la mayor parte de lo ganado


no se encuentran mayores diferencias de la tendencia general según
sexo y área de residencia, pero sí por grupos de edad y nivel de
pobreza.

n: 69.840
Nota: varios comprende ahorro, diversión y otro.

En los grupos de edad resulta esperada o lógica la tendencia de 10 a


17 años: a mayor edad, menos recursos para las cosas personales y
más para la educación. De 10 a 14 años, el 77,9% opta por gastos en
cosas personales y el 10,5% en educación, pero de 15 a 17 años se
trata del 64,3% y el 23,5%, respectivamente. En el grupo de 5 a 9
años, no se encuentra base para la tendencia porque se encuentra el
32% que señala que ahorra; o mejor dicho, quienes contestaron en
su nombre dicen que ahorran. También se encuentra que a mayor
edad, mayor responsabilidad en los gastos del hogar.
60 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Nota: Varios comprende ahorro, diversión y otro.

De acuerdo al nivel de pobreza aparece como una leve tendencia


que a mayor pobreza: menos recursos destinados a gastos personales;
y más a educación. Sin embargo, las diferencias no son concluyentes.

Nota: varios comprende ahorro, diversión y otro

2. Trabajo no remunerado exclusivamente


Se puntualiza que 110.692 personas de 5 a 17 años realizaron ex-
clusivamente trabajo no remunerado en los últimos 7 días anterio-
res a la encuesta. De este grupo, 100.007 personas son niños y
adolescentes, es decir 90,3% del total. También, del mismo grupo
de edad, 88,169 (79,7%) son niñas y niños del área rural. Esto resul-
ta en que lo global se inclina sustantivamente a representar a la
niñez masculina y rural en el trabajo no remunerado.

También se reitera que del total de niñas y niños de 5 a 17 años, el


6,1% se dedica exclusivamente al trabajo no remunerado, el 46,8%
no trabaja, el 6% al remunerado exclusivamente y el 41,2% al do-
méstico. El análisis sigue las preguntas de la sección correspondien-
te del módulo.

2.1. Ocupación principal

La ocupación principal se presenta en dos formas: como ocupación


principal agregada y según rama de actividad en la niñez de 5 a 17
años; con las aclaraciones pertinentes adelantadas en lo correspon-
diente al trabajo remunerado.
Roberto L. Céspedes R. 61

En este caso, cinco categorías de ocupación principal 29 conforman


el 99,4% del total general.
a) 74,3% agricultores y trabajadores agropecuarios y pesqueros,
b) 12,4% trabajadores de servicios y vendedores de comercios y
mercados,
c) 7,9% trabajadores no calificados,
d) 3,9% oficiales, operarios y artesanos, y
e) 0,8% empleados de oficina.

Se recuerda el sesgo proveniente de la amplia mayoría de varones y


de la niñez rural.

Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en trabajo no remunerado por sexo por ocupación


principal (agrupada) 2004. (Cuadro Nº 3.2.11)

Ocupación principal (agrupada) Hombre % Mujer % Total


Agricultores y trabajadores
agropecuarios y pesqueros 76.957 77% 5.293 49,5% 82.250
Trabajadores de servicios y vendedores
de comercios y mercados 9.251 9,3% 4.502 42,1% 13.753
Trabajadores no calificados 8.312 8,3% 404 3,8% 8.716
Oficiales, operarios y artesanos 3.971 4% 393 3,7% 4.364
Empleados de oficina 805 0,8% 93 0,9% 898
Operadores de instalac. y máquinas y montadores 519 0,5% 0 0% 519
Técnicos y profesionales de nivel medio 192 0,2% 0 0% 192
Total 100.007 100% 10.685 100% 110.692

Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en trabajo no remunerado por área por ocupación


principal (agrupada) 2004
Ocupación principal (agrupada) Urbana % Rural %
Agricultores y trabajadores
agropecuarios y pesqueros 2.577 11,4% 79.673 90,4%
Trabajadores de servicios y vendedores
de comercios y mercados 10.848 48,2% 2.905 3,3%
Trabajadores no calificados 5.796 25,7% 2.920 3,3%
Oficiales, operarios y artesanos 2.292 10,2% 2.072 2,4%
Empleados de oficina 818 3,6% 80 0,1%
Operadores de instalac.y máquinas y montadores 0 0% 519 0,6%
Técnicos y profesionales de nivel medio 192 0,9% 0 0%
Total 22.523 100% 88.169 100%

Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en trabajo no remunerado por nivel de pobreza por


ocupación principal (agrupada) 2004
Ocupación principal (agrupada) No pobre Pobre no Pobre Pobre Total
extremo extremo
Agricultores y trabajadores
agropecuarios y pesqueros 61,2% 69,8% 82,7% 90,7% 74,3%
Trabajadores de servicios y vendedores
de comercios y mercados 20,1% 11,0% 7,5% 5,3% 12,4%
Trabajadores no calificados 7,8% 16,4% 7,9% 2,6% 7,9%
Oficiales, operarios y artesanos 7,1% 2,7% 1,9% 1,4% 3,9%
Empleados de oficina 2,1% 0,0% 0,0% 0,0% 0,8%
Operadores de instalac. y máquinas y montadores 1,2% 0,0% 0,0% 0,0% 0,5%
Técnicos y profesionales de nivel medio 0,4% 0,0% 0,0% 0,0% 0,2%
29
Las categorías incluyen a la
Total 100% 100% 100% 100% 100%
población masculina y feme-
nina, sin embargo en la no-
menclatura se respetan las
clasificaciones internaciona-
les que están en masculino.
62 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

En términos reales, entre los varones, la ocupación clave es la agri-


cultura y el trabajo agropecuario y pesquero, que constituye el 77%.
Lo señalado sobre niñez rural y masculina explica esta situación.
Por otra parte, las mujeres se dividen entre la actividad en agricultu-
ra, agropecuaria y pesquera (49,5%), y trabajo de servicios y venta
en comercios y mercados (42,1%). En la agricultura hay que recordar
que se trataría de diferentes tareas según sean mujeres u hombres.

Nota: las categorías comprenden del 98,5% al 99,1%.

En el espacio urbano, la niñez de 5 a 17 años exclusivamente en


trabajo no remunerado lo hace como trabajadores de servicios y
vendedores de comercios y mercados, con el 48,2%, y trabajadores
no calificados, con el 25,7%, o sea tres de cada cuatro. En cambio,
en el ámbito rural el 90,4% trabaja como agricultores y trabajadores
agropecuarios y pesqueros.

Nota: las categorías comprenden del 95,5% al 99,3%.

Los niveles de pobreza muestran sin lugar a dudas el aumento de la


inserción en la agricultura, el trabajo agropecuario y la pesca a
medida que aumenta la pobreza. Se trata del 61,2% de no pobres, el
69,8% de pobres no extremos, el 82,7% de pobres y el 90,7% de po-
bres extremos.

En contraposición, disminuyen las actividades que podrían conside-


rarse de mayor calificación a medida que aumenta la pobreza. La
siguiente actividad de mayor peso es trabajo en servicios y venta en
comercios y mercados, para 20,1% de los no pobres, 11% en pobre-
za no extrema, 7,5% en pobres y 5,3% en pobreza extrema.
Roberto L. Céspedes R. 63

Nota: Sólo No pobres comprende el 96,3%, el resto es 100%.

Por último, las ramas de actividad de la niñez en el trabajo no remu-


nerado constatan, con diferente enfoque, lo ya expuesto. Recuérde-
se que se trata exclusivamente de la niñez en trabajo no remunera-
do de 10 a 17 años porque no se preguntó acerca de esta clasifica-
ción a la niñez de 5 a 9 años. En cualquiera de los casos, este grupo
infanto-adolescente está compuesto por 8.283 personas (7,5% del
total de la niñez en trabajo no remunerado). En el sector primario –
agricultura, ganadería, caza y pesca– se halla el 75,8% del total. A
esto se agrega el sector secundario (6,8%.) con industrias manufac-
tureras y construcción, el sector terciario (16,9%) al comercio, res-
taurantes y hoteles, y ya se alcanza el 99,5%.

Niñez de 10 a 17 años exclusivamente en trabajo no remunerado por sexo y área según


ramas de actividad, 2004. (Cuadro Nº 3.2.12)

Rama de actividad Hombre Mujer Urbano Rural Total


Cant. % Cant. % Cant. % Cant. % Cant. %
Agricultura, ganadería,
caza y pesca 73.081 94,2% 4.495 5,8% 2.191 2,8% 75.385 97,2% 77.576 100%
Minas y canteras 0 0 0 0 0 100%
Industrias manufactureras 4.998 83,4% 993 16,6% 3.473 58% 2.518 42% 5.991 100%
Electricidad, gas y agua 0 0 0 0 0 100%
Construcción 910 100% 0 0% 591 64,9% 319 35,1% 910 100%
Comercio, restaurantes y
hoteles 13.686 78,9% 3.662 21,1% 13.221 76,2% 4.127 23,8% 17.348 100%
Transporte, almacenamiento
y comunicaciones 299 76,3% 93 23,7% 312 79,6% 80 20,4% 392 100%
Finanz., seguros, inmuebles 0 0 0 0 0 100%
Servicios comunales,
sociales y personales 192 100% 0 0% 192 100% 0 0% 192 100%
Total 93.166 91% 9.243 9% 19.980 19,5% 82.429 80,5% 102.409 100%

En el sector primario, los varones son el 78,4%; las mujeres el 48,6%


y 39,6% en el terciario (comercio, restaurantes y hoteles). Las indus-
trias manufactureras emplean el 5,4% varones y el 10,7% de las mu-
jeres. Esta diferencia se compensa al considerar las cantidades: los
varones quintuplican a las niñas.
64 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Nota: las categorías comprenden del 94,5% al 99,5%.

Por otra parte, en el área rural se encuentra a casi todas las perso-
nas en el sector primario, son el 91,5%. En la urbana existe mayor
diversificación: el 66,2% en comercio, restaurantes y hoteles; el 17,4%
en las industrias manufactureras; y el 11% en el sector primario.

Nota: las categorías comprenden del 98,5% al 99%.

Los niveles de pobreza muestran, al igual que en las ocupaciones


agregadas, tendencias claras. Primero, a mayor nivel de pobreza,
mayor agricultura. En el sector primario se encuentra el 62,6% de la
niñez en trabajo no remunerado de 10 a 17 años no pobre; el 73,6%
de la pobre no extrema, el 84,6% de la pobre y el 91,8% de la pobre
extrema.

Segundo, una categoría de ocupación menos pesada laboralmente,


más calificada y típicamente urbana, como el comercio, restauran-
tes y hoteles, disminuye a medida que aumenta el nivel de pobreza.
En este caso, son el 25,3%, el 17,4%, el 11,3% y el 7,3%, respectiva-
mente.

Tercero, en el caso de la industria manufacturera casi no existe dife-


rencia entre no pobres (8,7%) y pobres no extremos (8,9%) pero lue-
go cae sustantivamente con el 3,9% para pobres y el 0,6% para no
pobres. Claramente existe una polarización dentro de la pobreza
entre pobres no extremos y pobres extremos.
Roberto L. Céspedes R. 65

2.2. Frecuencia de la ocupación principal


La frecuencia de la ocupación de niñas y niños de 5 a 9 años permite
visualizar el ritmo del trabajo medido por la cantidad de días a la
semana o por otros criterios no reglados por los días de la semana
como temporal-ocasional. El objetivo de estas dos últimas catego-
rías es relevar el impacto del trabajo estacional agrícola.

En el momento de recolección de datos, nueve de cada diez niñas y


niños en trabajo no remunerado exclusivamente trabajaba según
criterios semanales, o sea, por una parte, el 63,6% de 1 a 5 días por
semana y, por otra, el 25,7% de 6 a 7 días por semana. El trabajo
temporal-ocasional era mínimo, sumaban el 10,7% (Cuadro Nº 3.2.2).

Se hallan diferencias al considerar las respuestas por sexo. Los va-


rones tienen una menor carga laboral considerando que el 60,7%
trabaja de 1 a 5 días a la semana, en comparación al 77,5% de las
mujeres. Pero al considerar una carga laboral de 6 a 7 días semana-
les, está en actividad el 29,1% de los niños y el 9,5% de las niñas.
Esta distribución muestra lo opuesto a lo hallado en su par de traba-
jo remunerado.

El área de residencia muestra menor intensidad del trabajo urbano


antes que rural porque el 83,4% de los niños trabaja de 1 a 5 días
por semana, en comparación al 54,8% de las niñas. Pero en el si-
guiente estrato, de 6 a 7 días por semana, se trata del 16,6% y el
29,7%, respectivamente.
66 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

La condición o no de pobreza presenta resultados no esperados.


Trabaja de 1 a 5 días por semana el 49,8% de no pobres y el 68,4% de
pobres, contrariamente a lo supuesto (mayor proporción de pobla-
ción de no pobres que de pobres en esta categoría). Seguidamente,
de 6 a 7 días por semana, de mayor carga laboral, se ubica al 32% de
no pobres y al 23,5% de pobres.

2.3. Horas trabajadas en la ocupación principal


Otra mirada a la carga de trabajo de la niñez de 5 a 17 años es la
cantidad de horas trabajadas semanalmente en la ocupación princi-
pal. Se ha optado por el promedio, que es de 31,8 horas por sema-
na, menor que las 36,5 de la niñez en trabajo remunerado exclusiva-
mente del mismo grupo de edad. En cualquiera de los casos, 31,8
horas por semana es el 66,3% del tiempo de trabajo a tiempo com-
pleto de una persona adulta (Cuadro Nº 3.2.3).

El promedio señalado presenta algunas diferencias según sexo y área


de residencia, importantes por grupos de edad, y prácticamente nin-
guna de acuerdo al nivel de pobreza. Los varones trabajan más de
un décimo que las mujeres, con 32,2 y 28,1 horas por semana, res-
pectivamente. En la niñez rural (30,4 horas) comparada con la urba-
na (28,8 horas) la diferencia es mínima. Resulta notable que casi no
exista diferencia de horas trabajadas según nivel de pobreza, lo cual
indicaría que las exigencias laborales de preparación para el trabajo
son casi iguales para todos los estratos socioeconómicos.
Roberto L. Céspedes R. 67

La diferencia significativa está en los grupos de edad: a mayor edad,


mayor cantidad de horas trabajadas. La niñez de 5 a 9 años trabaja
15,6 horas por semana; la de 10 a 14 años, 30,2 horas; y la de 15 a
17 años, 36,6 horas semanales, más del doble entre el primer y
tercer estrato de edades. El último comprende al 71,5% del tiempo
de trabajo de tiempo completo para personas adultas.

2.4. Momento del día trabajado


El momento del día trabajado permite visualizar momentos de ma-
yor vulnerabilidad, tarde o noche, o la sumatoria de ambos momen-
tos, que señalan mayor peso del trabajo en la vida cotidiana del niño
o niña de 5 a 9 años.

Se presenta mucha uniformidad: tres de cada diez niñas y niños


trabajan a la mañana o a la tarde o a la mañana y tarde; el décimo
restante lo hace a la tarde y noche. Esto significa que cuatro de cada
diez niñas y niños, o el 38,5%, tienen una jornada muy larga de
trabajo (mañana y tarde + tarde y noche), y consiguientemente la
misma incidiría nocivamente en su educación y recreación (Cuadro
Nº 3.2.4).

La división por sexo y área de residencia implica énfasis diferentes.


El promedio general se ajusta relativamente a los varones, dado que
constituyen nueve de cada diez, pero casi la mitad de las niñas tra-
baja a la tarde y casi cuatro de cada diez lo hace a la mañana y
tarde. Entonces son las niñas quienes trabajan a la tarde y se en-
cuentran con mayor carga de trabajo en términos de jornada exten-
dida, al hacerlo mañana y tarde. Estos datos coinciden con los de
trabajo remunerado, también en desmedro de las niñas.
68 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

En el espacio urbano, la niñez en trabajo no remunerado exclusiva-


mente de 5 a 9 años se dispersa en todas las categorías y se encuen-
tra en mucho mayor precariedad que la rural. Efectivamente, la ni-
ñez urbana tiene jornadas muy extensas y en malos horarios: el 30,9%
trabaja mañana y tarde, y el 23% a la tarde y noche. Por otra parte, la
niñez rural se desagrega en casi partes iguales en las tres primeras
categorías: mañana, tarde y mañana y tarde. Inequívocamente, los
momentos del día trabajados por la niñez urbana son más extensos
y peores que los de sus pares rurales.

Finalmente, la condición de pobreza impone mejores o peores mo-


mentos del día para la niñez no pobre (24,3% trabaja mañana y tar-
de) y pobre (33,9% mañana y tarde, y el 9,5% tarde y noche). En el
otro extremo, quienes trabajan en un mejor momento del día, a la
mañana, se halla al 41,9% de la niñez no pobre y al 25,9% de la
pobre. Y a la tarde trabaja el 31,5% del total de la niñez.

2.5. Promedio de edad de inicio en el trabajo


El promedio de edad de inicio en el trabajo es ligeramente menor en
la niñez en trabajo no remunerado (6,9 años) que en la de remune-
rado (7,6 años). En efecto, ésta requiere de un mínimo de destrezas
que se aprenden con la edad y en determinados entornos, pero el
trabajo no remunerado se lleva a cabo dentro de un ambiente fami-
liar –lo cual supone mayor protección– y sin requerir muchas destre-
zas. No se disponen de datos sobre edades simples por ello se pre-
sentan los resultados por el promedio de edad.

Este promedio de edad de la niñez en trabajo no remunerado pre-


senta, al igual que la niñez en trabajo remunerado, una gran unifor-
midad: las diferencias existentes no son relevantes estadísticamente
(Cuadro Nº 3.2.5).

2.6. Razón de trabajar


Las razones del trabajo no remunerado en la población de 5 a 17
años son diferentes de las del trabajo remunerado. En el trabajo no
remunerado casi ocho de cada diez niñas y niños trabajan porque
requieren de un oficio desde joven (43,2%) o lo hacen por gusto (35%)
mientras que estas dos opciones significan el 11% en el trabajo re-
munerado.

Otras razones en trabajo no remunerado son le obligan (14,2%) y


dejó los estudios (5,8%). Impacta el elevado peso de niñas y niños
que trabajan por gusto (35,0%).
Roberto L. Céspedes R. 69

Niñez de 5 a 17 años en trabajo no remunerado por razón de trabajo según sexo, área,
grupos de edad y niveles de pobreza, 2004. (Cuadro Nº 3.2.6.)

Oficio de joven Le obligan Por gusto Dejó estudios Otras Total


Cant. % Cant. % Cant. % Cant. % Cant. % Cant. %
Hombre 44.770 44,8% 13.671 13,7% 33.770 33,8% 5.931 5,9% 1.865 1,9% 100.007 100%
Mujer 3.088 28,9% 2.002 18,7% 5.022 47% 473 4,4% 100 0,9% 10.685 100%
Urbana 10.370 46% 2.947 13,1% 8.360 37,1% 656 2,9% 190 0,8% 22.523 100%
Rural 37.488 42,5% 12.726 14,4% 30.432 34,5% 5.748 6,5% 1.775 2% 88.169 100%
5a9 2.731 33% 1.781 21,5% 3.581 43,2% 0 0% 190 2,3% 8.283 100%
10 a 14 26.438 47,3% 7.527 13,5% 19.103 34,2% 1.686 3% 1.097 2% 55.851 100%
15 a 17 18.689 40,1% 6.365 13,7% 16.108 34,6% 4.718 10,1% 678 1,5% 46.558 100%
No pobre 16.401 37,9% 6.121 14,1% 17.613 40,7% 2.113 4,9% 1.038 2,4% 43.286 100%
Pobre no extr. 14.097 54,4% 2.586 10% 7.565 29,2% 913 3,5% 742 2,9% 25.903 100%
Pobre 31.457 46,7% 9.552 14,2% 21.179 31,4% 4.291 6,4% 927 1,4% 67.406 100%
Pobre extremo 17.360 41,8% 6.966 16,8% 13.614 32,8% 3.378 8,1% 185 0,4% 41.503 100%
Total 47.858 43,2% 15.673 14,2% 38.792 35% 6.404 5,8% 1.965 1,8% 110.692 100%

Los varones tienen mayores obligaciones que las mujeres, si se su-


man las razones tener un oficio desde joven y porque le obligan se
encuentra que el 58,5% es para varón y el 47,6% para mujer. Entre el
área urbana y rural no se encuentra diferencia significativa.

Nota: se excluye a “Otras razones”, de ínfimo peso.

En el caso de los grupos de edad se halla asimetría respecto a las


razones. En el de 5 a 9 años se concentra el mayor porcentaje de
porque le obligan (21,5%) mientras que en los otros grupos no llega
a 14%. También es el grupo que en mayor porcentaje respondió que
lo hace por gusto (43,2%). Entre el grupo de 10 a 14 años y 15 a 17
años no hay mayores diferencias excepto en trabaja para aprender
un oficio, 47,3% del primero y 40,1% del segundo; y es aún más
relevante que trabaja porque dejó los estudios en el último estrato el
10,1% frente al 3% del grupo etario de 10 a 14 años.

Entonces, a mayor edad, se trabaja menos por gusto y porque le


obligan, más por tener un oficio desde joven y sobre todo por-
que se han abandonado los estudios.

Según el nivel de pobreza, se presentan algunas líneas erráticas. Sin


embargo, excluyendo a no pobres, se encuentran consistencias. A
mayor pobreza, se trabaja menos por obtener un oficio desde joven,
por una parte, y más trabajo porque le obligan, lo cual resulta bas-
tante coherente.
70 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Nota: Se excluye a Otras razones, de ínfimo peso.

3. Trabajo doméstico
Con relación al trabajo infantil doméstico, cabe una clasificación ini-
cial. Se encuentran tres tipos o modalidades: a) el trabajo doméstico
en la propia casa; b) el trabajo doméstico remunerado en casa de
terceros; y c) el trabajo doméstico no remunerado en casa de terce-
ros. Estos dos últimos son los de interés e intervención de la Organi-
zación Internacional del Trabajo (OIT-IPEC) y son calificados por esta
organización y por la ley paraguaya como trabajo infantil peligroso,
categoría que se estudia en el siguiente capítulo.

El trabajo infantil doméstico realizado en la propia casa se entiende


como el trabajo que realizan niñas y niños, generalmente hijas e
hijos de la jefatura de hogar, en sus respectivos hogares. Puede con-
siderarse como un trabajo protegido físicamente por la mirada y
acción de sus progenitores.

El trabajo infantil doméstico remunerado es el trabajo de la emplea-


da doméstica –más que empleado– por algún tipo de salario en una
casa que no es la suya, en hogares de terceros. Este segmento se
identifica al analizar las ocupaciones y se encuentra entre los traba-
jos infantiles peligrosos.

Finalmente, se encuentra el trabajo infantil no remunerado en casa


de terceros y que en Paraguay son denominados criados y criadas,
aunque más vale la segunda acepción por la mayoría femenina en su
composición. Se encuentran en casas que no son las suyas, casa de
terceros, y su trabajo no recibe remuneración alguna ni se lo consi-
dera bajo la perspectiva laboral. Otra particularidad es que son hijos
o hijas de algún conocido o pariente de sangre o de ritual: compadre
o comadre y ahijado o ahijada. Este segmento de la niñez en el tra-
bajo doméstico también se ubica como trabajo infantil peligroso que
será analizado más adelante.

El análisis sobre niñez en el trabajo doméstico comprende a la pri-


mera y la última modalidad de trabajo: la segunda es parte del tra-
bajo remunerado. De partida debe recordarse que 751.049 perso-
nas de 5 a 17 años se encuentran en el trabajo doméstico en los
últimos 7 días anteriores a la encuesta. Asimismo, del grupo dedica-
do al trabajo doméstico un pequeño margen se halla en éste y el
remunerado y en el doméstico y el no remunerado. De las 751.049
personas, 502.495 son niñas, equivalentes al 66,9% del total o siete
Roberto L. Céspedes R. 71

de cada diez personas, la excepción en relación a los otros segmen-


tos, trabajo remunerado y no remunerado exclusivamente. Cabe
recordar que de la población de 5 a 17 años el 41,2% se encuentra
en el trabajo doméstico, el 46,8% no trabaja, el 6% se dedica exclusi-
vamente al trabajo remunerado y el 6,1% al trabajo no remunerado.

3.1. Tareas realizadas


A nivel global, las tareas de la niñez de 5 a 17 años dedicada al
trabajo doméstico ejecuta (en porcentajes) con mayor frecuencia:
a) limpieza de la casa, con el 93,8% o casi universal;
b) lavado de ropas, con el 55,6%;
c) cuidado de niños, con el 52,6%;
d) planchado de ropas, con el 39,6%;
e) cocina, con el 39,5%; y
f) otras tareas, con el 21,4%.

En otras palabras, casi todos y todas limpian la casa, poco más de la


mitad lava ropas y cuida a niños/as, una niña o niño de cada cuatro
plancha ropas o cocina y uno/a de cinco ejecuta otras tareas.

La magnitud y distribución de las personas que ejecutan estas ta-


reas varían. En primer lugar, se revela la división sexual del trabajo.
En general, las mujeres trabajan más que los varones, con la excep-
ción de otras tareas donde probablemente se incluyan acciones rea-
lizadas fuera de la vivienda, como recados al almacén, donde puede
asociarse el mundo externo del varón y el doméstico de la niña. Las
tareas más típicamente femeninas, o donde la distancia con relación
al varón es muy elevada, son, en orden decreciente: planchado de
ropas, lavado de ropas, cocina y cuidado de niños/as. En la limpieza
de la casa la diferencia es muy limitada.

Niñez de 5 a 17 años en trabajo doméstico por ocupaciones normales según sexo, área,
grupos de edad, 2004. (Cuadro Nº 3.3.01)

Cuidado de niños Lavado de ropas Planchado ropas Limpieza de casa Cocina Otro Total
Sí (cant) Sí (%) Sí (cant) Sí (%) Sí (cant) Sí (%) Sí (cant) Sí (%) Sí (cant) Sí (%) Sí (cant) Sí (%) Cantidad %
Hombre 116.107 46,7% 73.678 29,6% 39.519 15,9% 224.798 90,4% 45.738 18,4% 74.907 30,1% 248.554 100%
Mujer 278.881 55,5% 343.678 68,4% 257.861 51,3% 479.470 95,4% 250.715 49,9% 86.142 17,1% 502.495 100%
Urbana 178.616 50,5% 166.244 47,0% 128.173 36,2% 335.478 94,8% 123.361 34,8% 77.787 22,0% 353.994 100%
Rural 216.372 54,5% 251.112 63,2% 169.207 42,6% 368.790 92,9% 173.092 43,6% 83.262 21,0% 397.055 100%
5a9 95.975 58,2% 45.031 27,3% 12.480 7,6% 143.082 86,8% 22.695 13,8% 47.894 29,1% 164.777 100%
10 a 14 207.240 53,0% 223.543 57,2% 151.855 38,9% 372.146 95,2% 153.096 39,2% 83.972 21,5% 390.873 100%
15 a 17 91.773 47,0% 148.782 76,1% 133.045 68,1% 189.040 96,7% 120.662 61,8% 29.183 14,9% 195.399 100%
Total 394.988 52,6% 417.356 55,6% 297.380 39,6% 704.268 93,8% 296.453 39,5% 161.049 21,4% 751.049 100%
72 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

El área de residencia indica mayor trabajo en el sector rural antes


que en el urbano, lo cual se explicaría por pautas domésticas más
tradicionales. Este es el caso del lavado y planchado de ropas y, por
supuesto, la cocina, mientras que no hay diferencias o son irrelevan-
tes en las tareas de la limpieza de la casa, el cuidado de niños/as y
otras.

Los grupos de edad presentan la lógica esperada de a menor edad,


menor carga de trabajo, y viceversa. Esta “escalera” se percibe clara-
mente en los casos de lavado y planchado de ropas y la cocina, ta-
reas “típicamente” femeninas. Lo opuesto con menor rigurosidad se
tiene con la limpieza de la casa, el cuidado de niños/as y otras ta-
reas con preeminencia masculina o sin mayor diferencia entre hom-
bres y mujeres.

La presunción de mayor proporción de tarea a medida que aumenta


la pobreza se verifica en el cuidado de niños/as y el lavado de ropas,
mientras que lo opuesto se tiene en el planchado de ropas y resulta
nula o escasa la diferencia en la limpieza de la casa, en la cocina y
otras tareas. Las tareas asociadas a mayor pobreza se explican en
hogares pobres donde una importante porción del tiempo se dedica
a ellas, mientras que el planchado de ropas recae en un grupo pe-
queño pero “atado” a éste. El cocinar es claramente una labor feme-
nina por el sesgo sexista de la tarea, mientras que la limpieza de la
casa es, excepcionalmente, para ambos.
Roberto L. Céspedes R. 73

Podrían señalarse entonces dos agrupaciones típicas. Por una parte,


se encuentran tareas típicamente femeninas y de mayor influencia
en el ámbito rural que en el urbano, pautas tradicionales por la
naturaleza de la tarea y por el contexto. Se trata del lavado y plan-
chado de ropas y el cocinar. Estas mismas tareas también siguen la
pauta de mayor involucramiento a medida que aumenta la edad.

Por otra, la limpieza de la casa es excepcional en cuanto que atañe a


todas y todos, no se encuentra mayor influencia por área o nivel de
pobreza e inclusive disminuye a medida que aumenta la edad, espe-
cialmente en el segmento de 15 a 17 años. Lo mismo se tiene con
otras tareas, donde también excepcionalmente mayor proporción
de varones trabaja y sin diferencias mayores por área o nivel de
pobreza y con la misma pauta anterior acerca de grupos de edad.

3.2. Horas diarias trabajadas en las tareas


El módulo indaga acerca de cuántas horas trabajó diariamente en la
ocupación, y establece cinco rangos de horas que se redefinieron
para obtener un promedio de horas trabajadas en trabajo doméstico
con el fin de compararlas al trabajo remunerado y al no remunerado.
74 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

30
Las categorías del módulo El resultado de las categorías redefinidas fue: a) 3 horas; b) 5,5 ho-
eran: a) entre 2 a 4 horas; b) ras; c) 7,5 horas; d) 10,5 horas; y e) 13 horas 30.
entre 5 a 6 horas; c) entre 7 a
8 horas; d) entre 9 a 12 ho-
ras; y e) más de 12 horas. La distribución fue rotunda: el 85,3% de la niñez de 5 a 17 años
Dada la distribución de fre- realiza trabajo doméstico de 2 a 4 horas diarias, y más
cuencias encontradas en es-
tos rangos y el interés en te- específicamente el 90,3% de los varones y el 82,8% de las mujeres.
ner un promedio de horas En el siguiente rango se encontró que 13,2% trabaja de 5 a 6 horas;
trabajadas diarias, se ambas categorías suman 98,5%. (Cuadro Nº 3.3.02.1).
redefinieron los rangos en
una cantidad promedio, in-
cluyendo una hora más para El promedio de horas diarias dedicadas al trabajo doméstico es ex-
la última categoría.En térmi- tremadamente uniforme, 3,4 horas. Con el mismo criterio de las
nos estrictos, esta variable no
podría conducir a un prome- tareas realizadas, se encuentra en las niñas un poco más de tiempo
dio. Sin embargo, como po- que los niños, aumenta recién en el tramo de 15 a 17 años y en el
drá apreciarse, casi nueve de sector rural más que en el urbano. La singularidad está en la misma
cada diez personas se en-
cuentran trabajando en un cantidad de tiempo (3,4 horas) independientemente del nivel de
rango breve (de 2 a 4 horas), pobreza, lo cual indica la incidencia de patrones socioculturales
por lo cual se optó por consi- sexistas antes que condicionantes económicos (Cuadro Nº 3.3.02.2).
derar el término medio de
cada rango de horas trabaja-
das. El resultado oscila alre-
dedor de las 3 horas del tér-
mino medio entre 2 y 4 ho-
ras. Esta decisión obedecía,
en última instancia, a la deci-
sión de obtener un promedio
de horas trabajadas en tra-
bajo doméstico para compa-
rarlas al trabajo remunerado
y al no remunerado.

3.3. Razón de realizar trabajo doméstico

Al indagar acerca de las razones de realización de esta actividad, las


opciones presentadas en el módulo son: a) los padres tienen que
trabajar; b) no hay otra persona que las haga; c) quiere ayudar; d)
debe ayudar; e) los niños deben ayudar para aprender; y f) otra (es-
pecificar).

Niñez de 5 a 17 años en trabajo doméstico por razones de trabajo según sexo, área,
grupos de edad y nivel de pobreza, 2004.

Padre y/o ma- No hay Quiere Debe Ayuda p/ Otra Total Total
dre trabajan quien haga ayudar ayudar aprender % Cant.
Hombre 4,5% 6,9% 37,2% 27,5% 23,7% 0,2% 100% 248.554
Mujer 6,8% 7,3% 33,1% 30,3% 22,4% 0,2% 100% 502.495
Urbana 5,2% 7,0% 39,9% 26,6% 21,2% 0,2% 100% 353.994
Rural 6,7% 7,4% 29,6% 31,9% 24,3% 0,2% 100% 397.055
5 a 9 años 3,1% 2,8% 38,5% 24,5% 31,2% 0% 100% 164.777
10 a 14 años 6,6% 5,3% 33,3% 30,1% 24,6% 0,2% 100% 390.873
15 a 17 años 7,3% 14,7% 33,3% 32,2% 12,3% 0,3% 100% 195.399
No pobre 5,9% 8,4% 37% 28% 20,2% 0,4% 100% 373.513
Pobre no extremo 5,8% 6,0% 36,3% 28,3% 23,6% 0% 100% 201.228
Pobre 6,1% 6,0% 31,8% 30,7% 25,4% 0% 100% 377.536
Pobre extremo 6,4% 5,9% 26,7% 33,5% 27,5% 0% 100% 176.308
Total 6,0% 7,2% 34,4% 29,4% 22,8% 0,2% 100% 751.049
Roberto L. Céspedes R. 75

Del total de niñas y niños en trabajo doméstico de 5 a 17 años, el


34,4% afirmó realizar dicho trabajo porque quiere ayudar, el 29,4%
porque debe ayudar y el 22,8% ayuda para aprender, o sea casi
nueve de diez personas se ubican en estas respuestas. 31

Dada la incidencia de estas tres razones, se las analiza exclusiva-


mente, aunque no existen diferencias sustantivas en su distribución.
Entre quienes deben ayudar, las niñas y las personas del sector ru-
ral son proporcionalmente más que sus contrapartes varones y del
área urbana en sus respuestas. Sin embargo, quieren ayudar más
varones y niñez urbana. En términos estrictos, considerando las horas
trabajadas, quienes trabajan más son las niñas y la niñez rural. En-
tonces, trabajan más quienes deben trabajar más.

Por otra parte, no existen diferencias importantes en la opción de


ayudar para aprender según sexo o área de residencia.

Según grupos de edad y niveles de pobreza se encuentran tenden-


cias claras. El querer ayudar disminuye con la edad y simultánea-
mente aumenta el deber ayudar, mientras que también desciende el
ayudar para aprender. Lo último se explicaría porque a la edad de
15 a 17 años ya se aprendió lo suficiente o ya se tiene que trabajar
en forma remunerada o no remunerada.

Los niveles de pobreza indican que a mayor pobreza, menor deseo


de querer ayudar y, en consonancia, a mayor pobreza, mayor deber
de ayudar. Asimismo, a mayor pobreza, mayor necesidad de ayudar
para aprender, es decir, prepararse para ganar el sustento.
76 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

4. ¿Qué sucedería si los niños y las niñas


dejasen de trabajar?
Finalmente, a la madre, padre o persona encargada se le consultó su
opinión acerca de qué sucedería si el niño, niña o adolescente de 5 a
17 años, dejase de trabajar. El objetivo de la pregunta es determinar
la importancia atribuida a la contribución del trabajo infantil y ado-
lescente.
Niñez de 5 a 17 años por efectos de discontinuidad en el trabajo según opinión del padre,
madre o tutor/a según sexo, área, grupos de edad y nivel de pobreza, 2004.

Insuficiente Negocio No No No habría Otros Total


dinero dejaría aprendería pasaría quien realice efectos % Cantidad
Categoría para vivir de funcionar a trabajar nada tareas de hogar
Hombre 1,6% 1,5% 40,8% 44,5% 10,6% 1,6% 100% 248.554
Mujer 1,9% 1,1% 38,1% 42,5% 15,5% 1,9% 100% 502.495
Urbana 1,4% 1% 35,9% 48,8% 12,2% 1,4% 100% 353.994
Rural 2,2% 1,5% 41,7% 38,2% 15,4% 2,2% 100% 397.055
5 a 9 años 0,4% 0,6% 42,1% 48,5% 8% 0,4% 100% 164.777
10 a 14 años 1,9% 1,6% 40,8% 43% 11,7% 1,9% 100% 390.873
15 a 17 años 2,8% 1,2% 32,7% 39,1% 23,3% 2,8% 100% 195.399
No pobre 1,7% 1,3% 36,3% 45,1% 14,8% 1,7% 100% 373.513
Pobre no extremo 1,7% 1,2% 37% 44,8% 15% 1,7% 100% 201.228
Pobre 2% 1,2% 41,6% 41,3% 13,1% 2% 100% 377.536
Pobre extremo 2,2% 1,3% 46,8% 37,3% 10,9% 2,2% 100% 176.308
Total 1,8% 1,3% 39% 43,2% 13,9% 1,8% 100% 751.049

De las respuestas de las personas adultas, en principio, se percibe


una relativa subvaloración –que también podría leerse como menos-
precio– al trabajo de la niñez. La opción mayoritaria es no pasaría
nada si la niñez dejara de trabajar (43,2%), le sigue una respuesta
más “coherente”, no aprendería a trabajar (39%), y finalmente una
“realista” –vinculada estrictamente al trabajo doméstico– no habría
quien realice actividades de la casa (13,9%). Llama la atención que la
respuesta insuficiente dinero para vivir constituye el 1,8% de las
respuestas, y que el negocio dejaría de funcionar alcanza el 1,3%.

Para las personas adultas no existe mayor diferencia entre niñas y


niños en las dos primeras respuestas, no pasaría nada o no apren-
dería a trabajar. Pero sí al considerar que “no habría quien realice
las actividades domésticas” porque involucran al 10,6% de los varo-
nes y el 15,5% de las niñas. Evidentemente, éstas son más visualizadas
en el trabajo doméstico que ellos.
Roberto L. Céspedes R. 77

Nota: Varios comprende Insuficiente dinero para vivir, Negocio dejaría de funcionar y Otra razón.

Por el contrario, según área de residencia se halla una significativa


diferencia en las principales opciones. Lo que podría entenderse como
menosprecio al trabajo de la niñez, o no pasaría nada, por parte de
las personas adultas es mucho mayor en el área urbana (48,8%), que
en la rural (38,2%). Esto podría deberse a que en relación al objeto
valorado, el dinero, el aporte de la niñez trabajadora es bajo o no se
lo quiere reconocer. Por otra parte, la preocupación por el aprendi-
zaje para el trabajo pesa algo más en el sector rural (41,7%) que en
el urbano (35,9%). La diferencia es escasa en el reconocimiento de la
carencia de personas que realicen las actividades de la casa.

La diferencia por grupos de edad es visible en las tres respuestas prin-


cipales dadas por las personas adultas. En todos los casos, aumenta la
edad, se valora más la contribución de la niñez y adolescencia. Prime-
ro, la percepción de que no pasaría nada disminuye a medida que
aumenta la edad. Por esta razón, se afirma que si dejase de trabajar el
48,5% de la niñez de 5 a 9 años, no pasaría nada, pero esa propor-
ción se reduce al 39,1% cuando se refiere a la de 15 a 17 años.

Nota: Varios comprende Insuficiente dinero para vivir, Negocio dejaría de funcionar y Otra razón.

Segundo, la categoría no aprendería a trabajar disminuye en rela-


ción al aumento de edad; o se valora más que aprendería a trabajar
a mayor edad. Las personas adultas piensan así del 40,8% de la ni-
ñez de 5 a 14 años, y 32,7% de la de 15 a 17 años.

La percepción de las personas adultas de que no habría quien reali-


ce las actividades domésticas si niñas o niños de 5 a 17 años deja-
78 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

sen de hacerlo aumenta sustantivamente con cada estrato de edad.


Comprende al 8% de la de 5 a 9 años, el 11,7% de la de 10 a 14 años
y el 23,3% de la de 15 a 17 años.

Finalmente, los niveles de pobreza también presentan tendencias


relevantes. Se encuentran anudadas las respuestas de que no pasa-
ría nada y no aprendería a trabajar. Para las personas adultas, a
medida que aumenta la pobreza, se reduce la importancia de no
pasaría nada. Por otra parte, a medida que aumenta la pobreza,
también aumenta la importancia de no aprendería a trabajar. Esto
significa que a mayor pobreza hay un mayor reconocimiento indi-
recto de la importancia del trabajo de niñez y, por otra parte, a ma-
yor pobreza hay mayor importancia del aprendizaje para el trabajo.
Entonces, en forma indirecta se reconoce la importancia del trabajo
de la niñez.

Nota: Varios comprende Insuficiente dinero para vivir, Negocio dejaría de funcionar y Otra razón.

En números, la conciencia de las personas adultas de que si la niñez


dejase de trabajar no pasaría nada disminuye en tanto aumenta el
nivel de pobreza: corresponde al 45,1% de niños/as de hogares no
pobres y al 37,3% de niños/as de hogares pobres extremos.

Por otra parte, la respuesta no aprendería a trabajar aumenta con la


pobreza. Para las personas adultas, se trata del 36,3% de la niñez no
pobre y el 46,8% de la niñez pobre extrema. A medida que aumentan
las necesidades en el hogar, padres, madres o personas tutoras tam-
bién incrementan su conciencia de que niñas y niños deben apren-
der a ganarse la vida.

Por último, la discontinuidad en realizar las tareas de la casa dismi-


nuye muy ligeramente a medida que aumenta la pobreza. Para las
personas adultas esta opinión corresponde al 14,8% de la niñez de
hogares no pobres y pobres no extremos, pero alcanza al 10,9% de
la niñez de hogares pobres. Esto podría leerse como a mayor pobre-
za hay una menor importancia de las actividades domésticas porque
la necesidad de ingresos es creciente.
Roberto L. Céspedes R. 79

5. Carga horaria según trabajo remunerado,


no remunerado y doméstico
Aquí se ofrece un resumen de la carga de trabajo de la niñez y ado-
lescencia trabajadora a través del promedio de horas semanalmente
trabajadas. Con este objetivo se compara quienes se dedican exclu-
sivamente al trabajo remunerado o al no remunerado, y quienes
realizan trabajo doméstico. Cabe señalar que promedio general se
encuentra sesgado por el peso cuantitativo del trabajo doméstico
infantil que constituye el 77,4% (751.049 personas) del total de la
niñez que trabaja (970.310 personas).

Niñez de 5 a 17 años en trabajo remunerado (TR), no remunerado (TNR) y doméstico (TD)


por promedio de horas semanales trabajadas según sexo, área, grupos de edad y nivel de
pobreza, 2004.

Categoría Promedio de horas semanales trabajadas Cantidad de personas


Promedio
TR TNR TD Total TR TNR TD Total
Hombre 37,2 32,2 22,8 27,7 83.359 100.007 248.554 431.920
Mujer 44,1 28,1 24,4 25,4 25.210 10.685 502.495 538.390
Urbana 38,1 30,3 23,4 25,9 66.169 22.523 353.994 442.686
Rural 39,9 32,2 24,3 26,9 42.400 88.169 397.055 527.624
5 a 9 años 21,9 15,6 22,8 22,5 2.689 8.283 164.777 175.749
10 a 17 años 39,2 33,1 24,1 27,3 105.880 102.409 586.272 794.561
No pobre 41,2 30,8 23,9 26,9 66.982 43.286 373.513 483.781
Pobre no extremo 34,8 33,1 23,9 25,9 24.563 25.903 201.228 251.694
Pobre 34,9 32,4 23,8 26,0 41.587 67.406 377.536 486.529
Pobre extremo 35,1 32,0 23,7 26,0 17.024 41.503 176.308 234.835
Total 38,8 31,8 23,9 26,4 108.569 110.692 751.049 970.310
Nota: la hora de 60 minutos se divide en décimas.

Los dos resultados principales son: primero, una escalera de carga


de trabajo que refleja mayor cantidad de horas a mayor inserción en
el mercado laboral; y segundo, el promedio global de horas de tra-
bajo es cercano a las horas del trabajo doméstico. Es más, entre
cada tipo de trabajo existe una diferencia de aproximadamente 7
horas semanales: en trabajo remunerado 38,8 horas; no remunera-
do 31,8 horas y en trabajo doméstico 23,9 horas. El promedio gene-
ral es de 26,4 horas semanales.

En todos los casos se trata de una alta carga laboral considerando


que la semana laboral formal es de 48 horas semanales, la niñez en
trabajo remunerado exclusivamente ejecuta 80,8% de esa cantidad;
66,3% la dedicada exclusivamente al no remunerado; y 49,8% la que
realiza trabajo doméstico. En promedio, toda la niñez trabajadora
tiene el peso del 55% de una jornada semanal laboral del mundo
“adulto”.

Este promedio total además de encontrarse cercano al tiempo del


trabajo doméstico debido a su peso, tiene la particularidad de pre-
sentar una altísima uniformidad en el trabajo doméstico y significa-
tivas diferencias por grupos de edad de trabajo remunerado y no
remunerado, y por sexo en el remunerado.
80 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Nota: los decimales implican décimos de hora.

Los niños (37,2 horas) trabajan menos que las niñas (44,1 horas) en
el trabajo remunerado exclusivo. Cuando la mujer se inserta en el
mercado laboral lo hace en condiciones más penosas que los varo-
nes. Por otra parte, no se encuentran diferencias relevantes en el
trabajo no remunerado exclusivo, y menos aún en el trabajo domés-
tico. Tampoco se hallan relevantes diferencias según área de resi-
dencia, siempre considerando trabajo remunerado, no remunerado
y doméstico separadamente.

Nota: los decimales implican décimos de hora.

Los grupos de edad presentan claramente mayor carga de trabajo a


mayor edad para el trabajo remunerado y el no remunerado. En ambos
casos se trata de aproximadamente el doble de la cantidad de horas.
Para la niñez de 5 a 9 años en trabajo remunerado es 21,9 horas
semanales, y aquella en no remunerado es 15,6 horas semanales,
pero para el grupo de 10 a 17 años corresponde a 39,2 y 33,1 horas
semanales, respectivamente. Entonces, la mayor carga de trabajo a
medida que aumenta la edad solamente vale para las personas ya
inmersas en el mercado de trabajo o en camino a hacerlo, mientras
que el peso del trabajo doméstico es independiente o indiferente a
las edades.
Roberto L. Céspedes R. 81

Nota: los decimales implican décimos de hora.

El nivel de pobreza presenta semejanzas en el trabajo no remunera-


do y en el doméstico, y una ligera diferencia en el remunerado entre
no pobres y distintos tipos de pobreza. La población no pobre traba-
ja más que cualquiera en situación de pobreza. Esto se explicaría
por el desempleo que se da especialmente en los sectores menos
calificados y más pobres. No es que las personas no pobres quieran
trabajar más, sino que las más pobres no encuentran trabajo, sea a
tiempo completo o medio tiempo.

Nota: los decimales implican décimos de hora.

Resumiendo:
• A mayor integración al mercado de trabajo, mayor cantidad de
horas de trabajo;
• Alta carga laboral considerando que el tiempo de trabajo de la
niñez oscila entre el 55% y el 80,8% de la jornada adulta.
• Gran uniformidad en el tiempo de trabajo del doméstico, pero
las horas semanales de la niñez de 5 a 9 años se duplican para la
de 10 a 17 años en el trabajo remunerado y el no remunerado.
Roberto L. Céspedes R. 83

IV. Análisis
específicos

A continuación se encuentran análisis específicos que comprenden


a tipos particulares de trabajo dada su propia naturaleza y, por otra
parte, consideraciones sobre la recolección de información del mó-
dulo de trabajo infantil 2004. Se han estudiado el trabajo de criados
y criadas –una modalidad especial de trabajo infantil doméstico– y el
trabajo infantil peligroso. Ambos constituyen testimonios de la si-
tuación de riesgo infantil, por su vulnerabilidad debido a su relativo
aislamiento y la naturaleza de la actividad que realizan, entre otros
factores.

1. Criados y criadas, expresión del trabajo


infantil doméstico
Las criadas y criados son quienes realizan trabajo infantil doméstico
no remunerado en casa de terceros, una reminiscencia del pasado
que no ha desaparecido y sobre la cual existe una creciente literatu-
ra en Paraguay. El criado o la criada es usualmente una persona
menor de edad, de origen rural o peri-urbano y de una familia pobre
o más pobre que la familia acogedora, la cual ofrece estudio, casa y
comida a cambio de su colaboración en las tareas domésticas. Inclu-
sive pueden darse lazos de consanguinidad, biológica o ritual (pa-
drino/madrina y ahijado/a). Lo usual es que lo realmente brindado
como beneficio dista mucho de lo prometido, mientras que los re-
querimientos se extienden y se dan abusos reiterados. Los daños al
niño o niña, tanto físicos como especialmente psicológicos, suelen
tener efectos de largo plazo.

El aislamiento y la indefensión del criado o criada hace que este tipo


particular de trabajo sea considerado uno de los trabajos infantiles
peligrosos. El trabajo infantil remunerado se encuentra en la catego-
ría de empleado o empleada doméstico y se estudiará como catego-
ría también dentro del trabajo infantil peligroso.
84 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Niñez de 5 a 17 años exclusivamente en trabajo doméstico por parentesco (criadazgo)


según sexo, área, edad, idioma del hogar y nivel de pobreza, 2004. (Cuadro Nº 4.1.)

Otropariente Nopariente Criado/a Total


Cantidad % Cantidad % Cantidad % Cantidad %
Hombre 16.867 8,3% 970 0,5% 17.837 8,8% 203.551 100%
Mujer 38.953 8,8% 3.508 0,8% 42.461 9,5% 444.725 100%
Urbana 27.514 8,7% 2.030 0,6% 29.544 9,4% 315.690 100%
Rural 28.306 8,5% 2.448 0,7% 30.754 9,2% 332.586 100%
5 a 9 años 0 0% 0 0% 0 0% 160.134 100%
10 a 14 años 35.222 10,2% 3.155 0,9% 38.377 11,1% 344.538 100%
15 a 17 años 20.598 14,3% 1.323 0,9% 21.921 15,3% 143.604 100%
Guaraní 30.426 9,3% 2.580 0,8% 33.006 10,1% 325.808 100%
Guaraní - castellano 14.507 9% 1.010 0,6% 15.517 9,6% 160.811 100%
Castellano 9.900 6,7% 888 0,6% 10.788 7,3% 148.573 100%
No pobre 34.225 10,7% 3.734 1,2% 37.959 11,9% 319.514 100%
Pobre no extremo 13.220 7,4% 598 0,3% 13.818 7,7% 179.634 100%
Pobre 21.595 6,6% 744 0,2% 22.339 6,8% 328.762 100%
Pobre extremo 8.375 5,6% 146 0,1% 8.521 5,7% 149.128 100%
Total 55.820 8,6% 4.478 0,7% 60.298 9,3% 648.276 100%

Nota: se excluye a jefaturas, cónyuges e hijo/as; empleadas domésticas no figuran por ser asalariado/as. En idioma se excluyó
a quienes hablan otro idioma y no hablan.

Notas: se excluye a jefaturas, cónyuges e hijo/a/s; empleado/a doméstico no figuran por ser asalariados/as. En idioma se
excluyó a quienes hablan otro idioma o no hablan.

Notas: se excluye a jefaturas, cónyuges e hijo/a/s; empleado/a/s domésticos no figuran por ser asalariado/a/s. En idioma se
excluyó a quienes hablan otro idioma o no hablan.
Roberto L. Céspedes R. 85

Se encuentran 60.298 niños y niñas como criados y criados 32, que


constituyen el 9,3% del total de niños y niñas de 5 a 17 años dedica-
dos exclusivamente al trabajo doméstico 33, o sea que uno de cada
diez niños y niñas de este grupo de edad son criados o criadas.
Realmente casi todos ellos son otros parientes, 55.820 personas
(92,6%), y marginalmente no parientes, 4.6.101 personas (7,4%).

32
La metodología para identifi-
car a las personas que pue-
den considerarse criados o
criadas ha sido la siguiente.
Primero, se identificó a las
personas de 5 a 17 años que Notas: se excluye a jefaturas, cónyuges e hijo/a/s; empleado/a/s domésticos no figuran por ser asalariado/a/s. En idioma se
excluyó a quienes hablan otro idioma o no hablan.
realizan exclusivamente tra-
bajo doméstico. De este gru-
po, categorizado por razones En términos estrictos debería hablarse más de criadas antes que de
de parentesco con la jefatura criados porque ellas (70,4%) son 42.261 personas y ellos (29,6%)
de hogar, se seleccionó exclu-
sivamente a otros parientes alcanzan 17.837 personas, del total de personas en situación de
(no hijos/as de la jefatura de criadazgo. Sin embargo, proporcionalmente la diferencia es muy
hogar) y no parientes. Terce- escasa. Los criados representan el 8,8% de los niños y las criadas el
ro, de éste se volvió a selec-
cionar exclusivamente a la ni- 9,5% de las niñas.
ñez de esta franja etaria que
carece de padre o de madre Por otra parte, se trata de un fenómeno de prácticamente el mismo
o de ambos en el hogar en el
que trabajó.La selección de peso urbano como rural, tanto en cantidades, en la distribución in-
no parientes dedicados al tra- terna, como en porcentajes de la población total. No es como podría
bajo doméstico es obvia: son esperarse un hecho típicamente urbano; sin embargo, para una de-
niños o niñas que hacen ex-
clusivamente estas tareas y finición más precisa del fenómeno rural caben investigaciones cuan-
viven en hogares de terceros. titativa y cualitativa. En cantidades, son 29.544 niñas y niños en la
Se ha incluido a otros parien- ciudad (49%) y 30.754 en el campo (51%); y constituyen el 9,4% del
tes porque también puede
darse el caso de que estas total de la población de la ciudad y del campo, el 9,2%.
personas dentro de los arre-
glos (y discursos) familiares Los grupos de edad presentan marcadas diferencias según se consi-
de hecho cumplan la función
de criados o criadas, aunque deren cantidades, su incidencia en la población respectiva o su dis-
no reciban tal denominación. tribución interna. De partida, no se registran niñas o niños de 5 a 9
Avala esta selección de los años en esta condición. Segundo, son 38.377 niñas y niños de 10 a
dos grupos el hecho de que
no cuenten con la madre, el 14 años (63,6% ) y 21.921 de 15 a 17 años (36,4%). Pero en el total
padre o ambos en el hogar; de sus respectivos grupos de edad significan el 11,1% y el 15,3%,
lo cual significa respectivamente.
desprotección.Esta definición
de criada/o/s cuenta con dos
limitaciones: permite la “filtra- Existe mayor cantidad de criadas/os de 10 a 14 años que de 15 a 17
ción” (inclusión) de quienes porque existe una menor integración al mercado laboral, aunque sin
no cumplen esta función; y
permite la omisión o exclu- gran diferencia en porcentaje porque ya un segmento importante de
sión de quienes cumplen di- este último grupo de edad se halla en el trabajo remunerado o no
cha función a pesar de que remunerado o no trabaja (con un segmento de la población
viva con su madre o padre o
ambos en dicho hogar. desempleada).
33
Por esta razón el total de re-
ferencia es de 648.276 per- El idioma presenta las pautas esperadas. Criadas y criados guaraní
sonas, y no lo usual, que con- parlantes constituyen 33.006 personas, el 10,1% del total de perso-
templa al trabajo doméstico nas de 5 a 17 años y el 54,7% del total de criadas/os. Quienes se
exclusivo, a éste más el re-
munerado y al doméstico más expresan en guaraní-castellano conforman 15.517 personas, el 9,6%
el no remunerado, que alcan- de este grupo de hablantes y el 25,7% del total de criadas/os. Final-
zan 751.049 personas. mente, quienes hablan castellano son 10.788 personas, el 7,3% del
86 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

total de niñas y niños de 5 a 17 años que utiliza este idioma pero el


17,9% del total de criadas/os. Esto señala la asociación mayor entre
criadazgo y guaraní, guaraní-castellano y castellano, en esta prela-
ción, lo cual resulta consistente con lo encontrado hasta ahora.

Finalmente, la vinculación entre la condición de criada o criado y el


nivel socioeconómico se presenta claramente al considerar los nive-
les de pobreza acordes a la estratificación social creada. A menor
pobreza de las familias receptoras (hogares en los cuales residen),
mayor proporción de criadas y criados; o a mayor pobreza de hoga-
res receptores, menor proporción de criadas y criados. Esto es, cons-
tituyen 37.959 niñas y niños en hogares no pobres y 63% del total de
criadas/os, por una parte; 22.339 niñas y niños en hogares pobres y
37% del total de criadas/os.

Existe mayor cantidad y porcentaje en hogares no pobres que en


hogares pobres; debido a que no pobres cuentan con más recursos
para disponer de criadas/os. Resulta significativo que la niñez en
esta condición (criadazgo) constituye el 11,9% de la niñez de hoga-
res no pobres, el 7,7% de hogares pobres no extremos, el 6,8% de
hogares pobres y el 5,7% de hogares pobres extremos. Es relevante
que el fenómeno se encuentre tan extendido en todos los estratos
sociales, evidencia de continuidad cultural y de mano de obra muy
barata aún en hogares de pobreza extrema.

2. Trabajo infantil peligroso


La Ley Nº 1.657, del 10 de enero de 2001, ratificó el Convenio 182
de OIT referente a las peores formas de trabajo infantil y al compro-
miso del Estado paraguayo de tutelar el bienestar moral y físico de
niños, niñas y adolescentes en materia laboral. Se aprobó el listado
de trabajo infantil peligroso mediante el Decreto Nº 4.951, del 22 de
marzo de 2005 (cuyo texto completo se encuentra en los anexos).

El decreto mencionado lista 26 tipos o categorías de trabajo infantil


peligroso de amplia diversidad, dado que comprende tipos muy es-
pecíficos, como trabajos que impliquen traslados de dinero y otros
bienes; y otros relativamente amplios, como trabajos insalubres. En
muchos casos se trata de ocupaciones difíciles de medir, como tra-
bajos con agroquímicos: manipulación, transporte, venta, aplicación
y disposición de los desechos.

Con el objetivo de identificar y cuantificar a los tipos de trabajo in-


fantil peligroso se han agrupado las ocupaciones en las categorías
con las variables consideradas más importantes, como son sexo y
área. El análisis desde la perspectiva del trabajo infantil peligroso en
la niñez de 5 a 17 años comprende tres momentos: el trabajo remu-
nerado; el no remunerado; y la sumatoria de ambos, y de criadazgo
que también se define como niñez en situación de trabajo infantil
peligroso.

2.1. Trabajo infantil peligroso en trabajo remunerado


Para la niñez de 5 a 17 años dedicada exclusivamente al trabajo
remunerado, el trabajo infantil peligroso comprende a 67.239 niñas
y niños (61,9% de ese grupo de edad). En otras palabras, la mayoría,
o seis de cada diez, se halla en situación de vulnerabilidad o, en
situación de alto riesgo (Cuadro Nº 4.2.1).
Roberto L. Céspedes R. 87

Así como mayor cantidad de niños que de niñas se hallan en el tra-


bajo remunerado, también en el trabajo infantil peligroso ellos
(50.462 niños) triplican el número femenino (16.777 niñas). Sin
embargo, las niñas se hallan en situación de mayor peligro porque
llevan a cabo trabajo infantil peligroso el 66,5% de las mujeres y
60,5% de los varones.

Por otra parte, alrededor del promedio general se hallan en trabajo infantil
peligroso niñas y niños de la ciudad como del campo. Pero, en canti-
dad, son 41.441 niñas y niños del ámbito urbano y 25.798 del rural.

En resumen, seis de cada diez niñas y niños dedicados exclusiva-


mente al trabajo remunerado se hallan en el trabajo infantil peligro-
so, con una ligera mayor proporción de niñas y sin diferencias por
área. Pero en cantidad los niños triplican a las niñas, y la niñez urba-
na constituye el 1,6 veces la del campo.

Los tipos de trabajo infantil peligroso mayoritarios son el transporte


manual de cargas pesadas (24.807 personas o 36,9% del total), el
trabajo infantil doméstico (16.820 personas o 25% del total), el tra-
bajo en la vía pública y ambulante (9.419 personas o 14% del total) y
el trabajo con máquinas y herramientas manuales y mecánicas de
naturaleza punzocortante, aplastante, atrapante y triturante (6.795
personas o 10% del total), que constituyen el 86% del total de perso-
nas en trabajo infantil peligroso (67.239 personas).

Existen marcadas diferencias por sexo y área en el trabajo infantil peli-


groso remunerado. Para los varones, casi la mitad corresponde al trans-
porte de cargas pesadas (24.444 varones) y para uno de cada cinco el
trabajo en la vía pública y ambulante (8.944 varones), mientras que
casi todo el trabajo de las niñas es doméstico (15.868 mujeres).
88 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

En el caso de la distribución por área se mantiene la misma jerarquía


en las categorías, aunque con diferente concentración en la inicial:
de la niñez en trabajo infantil peligroso, el transporte manual de
cargas pesadas (13.002 personas) representa la mitad de la rural y
tres de diez (11.805 personas) de la urbana.

Vale apuntar que el trabajo doméstico remunerado en casa de terce-


ros está constituido por 16.820 personas que se distribuyen en 952
niños y 15.868 niñas; y 11.020 niños y niñas del área urbana y 5.800
de la rural. En este grupo se trata del 94,3% de niñas y el 65,5% de la
ciudad.

En otras palabras, el transporte manual de cargas pesadas, el tra-


bajo infantil doméstico y el trabajo en la vía pública y ambulante
constituyen tres de cada cuatro niñas y niños en trabajo infantil pe-
ligroso, con diferencias muy marcadas por sexo antes que por área,
especialmente por el casi monopolio del trabajo infantil doméstico
en las niñas.

2.2. El trabajo infantil peligroso sin remuneración


En la niñez de 5 a 17 años dedicada exclusivamente al trabajo no
remunerado, el trabajo infantil peligroso comprende a 17.219 per-
sonas (15,6%). Si se recuerda que en el trabajo no remunerado al-
canza el 61,9%, el no remunerado comprende a solo un cuarto de
dicha proporción. En otras palabras, a menor inserción en el merca-
do laboral, no remunerado versus remunerado, mucha menor peli-
grosidad y viceversa (Cuadro Nº 4.2.2).

Proporcionalmente, tanto varones como mujeres se encuentran en


el promedio de trabajo infantil peligroso. Sin embargo, en cantida-
des las mujeres (1.538) representan un décimo de los varones (15.681
personas).

Por otra parte, la proporción de niñez urbana en trabajo infantil


peligroso triplica a la rural: se trata de 36,5% y 10,2%, respectiva-
mente. Esto es una indicación más de la mayor precariedad del tra-
bajo urbano en comparación al rural, aunque éste sea, muchas ve-
ces, cuantitativamente mayor. Efectivamente, se hallan en el trabajo
infantil peligroso 8.213 niñas y niños de la ciudad y 9.006 del cam-
po.

En resumen, menos de uno de cada seis niñas y niños dedicados


exclusivamente al trabajo no remunerado se hallan en trabajo infan-
til peligroso, con equilibrio por sexos, pero una marcada mayor pro-
porción de niñas y niños del área urbana. Pero en cantidad los niños
en trabajo infantil peligroso son diez veces más que las niñas, mien-
tras que la niñez urbana solo constituye poco más que la del campo.

Los tipos de trabajo infantil peligroso mayoritarios son el trabajo en


la vía pública y ambulante (4.935 personas o 28,7% del total), el
trabajo con ganado mayor (4.183 personas o 24,3% del total), el
transporte manual de cargas pesadas (3.383 personas o 19,6% del
total) y el trabajo con máquinas y herramientas manuales y mecáni-
cas de naturaleza punzocortante, aplastante, atrapante y triturante
(3.166 personas o 12,6% del total), que constituyen el 85,2% del
total de personas en situación de trabajo infantil peligroso (17.219
personas).
Roberto L. Céspedes R. 89

Existen marcadas diferencias por sexo y área. Para los varones, se


trata de trabajo en la vía pública y ambulante (4.309 personas o
27,5%), trabajo con ganado mayor (3.520 personas o 22,4%) y trans-
porte de cargas pesadas (3.383 personas o 21,6%), mientras que
para las niñas las dos primeras categorías (626 o 40,7% y 663 perso-
nas o 43,1%, respectivamente) comprenden a una muy amplia mayo-
ría. Puede acotarse que el trabajo con ganado mayor sería de la mis-
ma naturaleza pero con actividades distintas para niños y niñas.

En el caso de la distribución por área se observan marcadas diferen-


cias. En el área urbana se trata del transporte manual de cargas pe-
sadas (2.660 personas o 32,4%) y de trabajo en la vía pública y am-
bulante (2.113 personas o 25,7%), mientras que en el área rural es el
trabajo con ganado mayor (3.655 personas o 40,6%) y en la vía pú-
blica y ambulante (2.822 personas o 31,3%).

En otras palabras, el trabajo en la vía pública y ambulante, el trabajo


con ganado mayor y el transporte manual de cargas pesadas confor-
man tres de cada cuatro niñas y niños en trabajo infantil peligroso,
con diferencias muy marcadas por sexo y área.

2.3. El trabajo infantil peligroso en el trabajo


remunerado, el no remunerado y el criadazgo
Cabe ahora considerar globalmente a estas tres áreas donde se halla
el trabajo infantil peligroso. En primer lugar, al unificar el remune-
rado y el no remunerado se cuenta con un panorama más global del
trabajo infantil peligroso en la niñez económicamente activa. El tra-
bajo infantil peligroso comprende a 84.458 personas o el 38,5% de
90 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

la niñez económicamente activa de 5 a 17 años. Se trata de cuatro


de cada diez niñas y niños, que resulta en un significativo grado de
peligrosidad en las actividades que realizan.

Sin embargo, tanto el trabajo remunerado como el no remunerado


no contemplan al criadazgo, así como se ha definido en este capítu-
lo. Criadas y criados quedan invisibilizados en estas aproximacio-
nes, son excluidos por razones fundamentalmente culturales. Sus
largas horas, casi 24 por semana, ni son visualizadas ni son valo-
radas; porque no cuestan dinero: simplemente no existen. La contri-
bución del enfoque aquí utilizado es relevar a criadas/os en el traba-
jo infantil peligroso.

Esta tabla presenta las cantidades de a) trabajo remunerado y no


remunerado con sus correspondientes categorías; b) trabajo domés-
tico; y c) total del trabajo infantil peligroso de cantidades.

A seguir se presentan los porcentajes de:


a) trabajo remunerado y no remunerado en relación a su total;
b) criadazgo en relación al trabajo doméstico; y
c) total del trabajo infantil peligroso de remunerado + no remune-
rado + criadazgo.

Niñez de 5 a 17 años en trabajo infantil peligroso por sexo y área según ocupación
(cantidad, porcentaje y distribución interna), 2004. (Cuadro Nº 4.2.3)

Hombre Mujer Urbana Rural Total


Cantidad % Cantidad % Cantidad % Cantidad % Cantidad %
Remunerado y No remunerado
Transporte manual de cargas pesadas 27.827 15,2% 363 1,0% 14.465 16,3% 13.725 10,5% 28.190 100%
Trabajo infantil doméstico remunerado 952 0,5% 15.868 44,2% 11.020 12,4% 5.800 4,4% 16.820 100%
En vía pública y trabajo ambulante 13.253 7,2% 1.101 3,1% 8.874 10,0% 5.480 4,2% 14.354 100%
Máquinas y herramientas peligrosas 8.712 4,8% 249 0,7% 6.817 7,7% 2.144 1,6% 8.961 100%
Con ganado mayor 5.494 3,0% 663 1,8% 985 1,1% 5.172 4,0% 6.157 100%
Postura ergonómica, aislam. y apremio de tiempo 2.453 1,3% 0 0,0% 2.378 2,7% 75 0,1% 2.453 100%
Otros 7.452 4,1% 71 0,2% 5.115 5,8% 2.408 1,8% 7.523 100%
Subtotal trabajo peligroso 66.143 36,1% 18.315 51,0% 49.654 56,0% 34.804 26,7% 84.458 100%
Subtotal Trabajo no peligroso 117.223 63,9% 17.580 49,0% 39.038 44,0% 95.765 73,3% 134.803 100%
Subtotal 183.366 100,0% 35.895 100,0% 88.692 100,0% 130.569 100,0% 219.261 100%
Trabajo doméstico
Criadazgo 17.837 7,2% 42.461 8,5% 29.544 8,3% 30.754 7,7% 60.298 100%
Población no en Trabajo Peligroso 230.717 92,8% 460.034 91,5% 324.450 91,7% 366.301 92,3% 690.751 100%
Población en Trabajo Doméstico 248.554 100,0% 502.495 100,0% 353.994 100,0% 397.055 100,0% 751.049 100%
Total
Trabajo Infantil Peligroso 83.980 36,1% 60.776 51,0% 79.198 56,0% 65.558 26,7% 144.756 100%
Trabajo Infantil No Peligroso 347.940 63,9% 477.614 49,0% 363.488 44,0% 462.066 73,3% 825.554 100%
Total general 431.920 100,0% 538.390 100,0% 442.686 100,0% 527.624 100,0% 970.310 100%

Distribución (en porcentaje) del Trabajo Infantil Peligroso (total)


Actividad Hombre Mujer Urbana Rural Total
Transporte manual de cargas pesadas 33,1% 0,6% 18,3% 20,9% 19,5%
Trabajo infantil doméstico remunerado 1,1% 26,1% 13,9% 8,8% 11,6%
En la vía pública y trabajo ambulante 15,8% 1,8% 11,2% 8,4% 9,9%
Máquinas y herramientas peligrosas 10,4% 0,4% 8,6% 3,3% 6,2%
Con ganado mayor 6,5% 1,1% 1,2% 7,9% 4,3%
Postura ergonómica, aislamiento y apremio de tiempo 2,9% 0,0% 3,0% 0,1% 1,7%
Otros 8,9% 0,1% 6,5% 3,7% 5,2%
Criadazgo 21,2% 69,9% 37,3% 46,9% 41,7%
Total Trabajo Infantil Peligroso 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
Total Cantidad Trabajo Infantil Peligroso 83.980 60.776 79.198 65.558 144.756
Roberto L. Céspedes R. 91

Con la inclusión de criadas y criados, las cantidades y proporciones


del trabajo infantil peligroso se alteran fundamentalmente. Efectiva-
mente, se trata de 60.298 criadas/os compuestos por 17.837 niños
y 42.461 niñas; y 29.544 residentes en el área urbana y 30.754 en la
rural. Por otra parte, se cuenta con 84.458 niñas y niños en trabajo
remunerado y no remunerado.

Se presenta ahora el análisis conjunto y especialmente la distribu-


ción interna de las categorías en el trabajo infantil peligroso. El total
de la niñez en trabajo infantil peligroso es de 144.756 o 19,4% del
total de la niñez 5 a 17 años que trabaja de una u otra forma, y que
suman 970.310 personas. La población en trabajo infantil peligroso
se descompone entre 83.980 niños y 60.776 niñas. Por otra parte,
79.198 están en ciudades y 65.558 en el campo. En resumen, el
trabajo infantil peligroso alcanza al 38,5% de niñas y niños en traba-
jo remunerado y no remunerado, y al 8% del doméstico.

Dentro del trabajo infantil peligroso, las seis categorías, que confor-
man casi nueve de cada diez casos del total, son criadas/os (60.298
personas o 41,7%), transporte manual de cargas pesadas (28.190
personas o 19,5%), el trabajo infantil doméstico remunerado (16.820
personas o 11,6%), el trabajo en la vía pública y ambulante (14.354
personas o 9,9%) y trabajo con máquinas y herramientas con carac-
terísticas punzocortante, aplastante, atrapante y triturante (8.961
personas o 6,2%).

Nota: varios incluye a la cat .12 + cat . 18 + cat. 23 + otros.

Esta distribución general presenta diferencias tanto por sexo como


por área. Para los varones tiene mayor peso el transporte manual de
cargas pesadas (33,1%), el criadazgo (21,2%), el trabajo en la vía
pública (15,8%) y el trabajo con máquinas y herramientas peligrosas
(10,4%). Por el contrario, las niñas se concentran exclusivamente en
dos categorías: criadas (69,9%) y trabajo infantil doméstico (26,1%).
Como en ocasiones anteriores, el trabajo de los niños es más
diversificado que el de las niñas.
92 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Nota: varios incluye a la cat .12 + cat . 18 + cat. 23 + otros.

En la distribución por áreas, las primeras cuatro categorías son igua-


les para ambas, pero con pesos diferenciados. La primera categoría
es el criadazgo, que constituye el 37,3% de la niñez urbana y el
46,9% de la rural. Las siguientes son transporte manual de cargas
pesadas, trabajo infantil doméstico remunerado y trabajo ambulan-
te en la vía pública.

Resumiendo, las conclusiones generales son dos:


1) A mayor inserción en el mercado laboral, mucha mayor peligro-
sidad en la niñez de 5 a 17 años porque el trabajo infantil peli-
groso alcanza al 38,5% de niñas y niños del trabajo remunerado
y no remunerado; y al 8% del trabajo doméstico.
2) El mayor volumen de niñas y niños en trabajo infantil peligroso
es, en cierto sentido, invisible porque se trata del trabajo de cria-
das y criados, quienes son cuatro de cada diez niñas y niños en
trabajo infantil peligroso.
Roberto L. Céspedes R. 93

V. Conclusiones y
recomendaciones

El informe se basa en las encuestas de hogares de la DGEEC. En la


primera parte se analiza la evolución de la niñez económicamente
activa de 10 a 17 años entre 2001 y 2004; en la segunda, la niñez
que trabaja y la que no lo hace, de 5 a 17 años, según el módulo de
EPH 2004; en la tercera, los tipos de trabajo de la niñez, de 5 a 17
años, en la EPH 2004; y en la cuarta, estudios específicos de ciertos
grupos, de 5 a 17 años, en la EPH 2004.

1. Conclusiones por área de análisis

1.1. Respecto a la evolución de la niñez trabajadora de


10 a 17 años entre 2001 y 2004

1) La niñez trabajadora de 10 a 17 años pasó de 288.717 en 2001


a 338.833 personas en 2004. De esta cantidad, 232.719 son
niños y adolescentes (68,7%), 142.052 personas residen en el
área urbana (58,1%), 188.381 de 15 a 17 años (55,6%), 176.278
son no pobres (52%) y 84.311 son pobres extremos (24,9%).
2) Teniendo como base a 2001 (100%), han crecido porcentualmente
más rápido: a) las niñas; b) la niñez de 10 a 14 años; y c) se
encuentra una escalera perfecta entre mayor pobreza y mayor
incremento en pobres extremos, pobres, pobres no extremos y–
no pobres. Esto significa mayor presión por la incorporación de
las niñas, de la niñez más joven y de la población más pobre al
mercado laboral.
3) La distribución de la niñez económicamente activa por quintiles
de ingreso muestra el 57% de la niñez en los dos quintiles más
pobres y el 22,5% en el más rico. En contrapartida, en la niñez no
económicamente activa se trata del 46,7% y el 32,7%, respectiva-
mente. En otras palabras, la niñez trabajadora cuenta con 10,3%
más de población que la no trabajadora en los quintiles más po-
bres, mientras que el 10,5% menos en el quintil de mayor ingre-
so. En la primera se concentra mayor pobreza y menos riqueza,
en la segunda menos pobreza y más riqueza.
4) Se encuentran diferencias en los servicios básicos de la vivienda
entre la niñez que trabaja y la que no lo hace. Es pequeña en
cuanto a energía eléctrica, pero el 55,7% de la niñez económica-
mente activa no cuenta con agua en red, en comparación al 40,1%
de la no activa; y el 58,9% y el 39,3%, respectivamente, en inodo-
ro con conexión. La importancia de estos indicadores para la sa-
lud es sustantiva. No se encuentran diferencias relevantes por
sexo dada la estructura familiar de equilibrio de sexos, pero sí
94 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

por área de residencia, siempre en desmedro de la rural, y por


nivel de pobreza, como puede esperarse.
5) Entre los bienes duraderos del hogar resulta relevante señalar la
mayor carencia de heladera antes que de televisor, a pesar de su
importancia para la salud con las altas temperaturas típicas de
nuestro país. Las carencias de estos recursos, en orden creciente
–o de lo que más se dispone a lo que menos se cuenta– son
televisor, heladera, teléfono celular, teléfono fijo, computadora
personal y computadora conectada a internet. Además de la
heladera, los otros bienes son indicadores de la tenencia o no de
las tecnologías de la información y la comunicación.
6) En 2004, en sus respectivos hogares, la niñez trabajadora mues-
tra los siguientes indicadores: 28,8% sin televisor; 40% sin
heladera; 71,4% sin teléfono celular; 91,4% sin teléfono fijo; 97,2%
sin computadora personal y 99,9% sin computadora personal co-
nectada a internet. Esto significa que de cada diez niños/as tra-
bajadores, en sus respectivos hogares, alcanza a tres sin televi-
sor, cuatro sin heladera, siete sin teléfono celular, nueve sin telé-
fono fijo y nadie con computadora conectada o no a internet.
7) Las diferencias se dieron por área de residencia y pobreza, pero
sin mayores efectos en los últimos tres indicadores con una ex-
clusión estructural en tecnologías de información y comunica-
ción.
8) En cuanto a salud, en 2004 casi toda la niñez trabajadora (92,8%)
carece de seguro de salud y el 29,5% ha tenido un accidente o
enfermedad en los últimos 90 días. Estas proporciones son se-
mejantes a la de la niñez no activa, evidencia de las limitaciones
en la atención en salud a las unidades familiares.
9) La niñez económicamente activa (61,9%) en comparación con la
no activa (43,2%) habla más guaraní y menos castellano, 13,9% y
29,5%, respectivamente, con pequeñas diferencias en guaraní-
castellano, 21,3% y 24%. Esto implica que la mayor proporción
de guaraní se compensa con la menor de castellano en la niñez
trabajadora, y la menor proporción de guaraní se compensa con
la mayor de castellano en la no activa.
10)La educación formal e informal, el proceso de socialización glo-
bal –incluyendo a los medios de comunicación y los requerimien-
tos del mercado laboral, entre otros factores– influyen en el idio-
ma hablado en el hogar por la niñez económicamente activa.
Primero, la “desguaraniza” sustantivamente; segundo, eleva –pero
en menor medida– la proporción de quienes se expresan en
guaraní-castellano; y, tercero, aumenta ligeramente el grupo de
castellano parlantes. Esto se infiere del análisis por edades sim-
ples, de 10 a 17 años. A los 10 años, el 74,5% de la niñez econó-
micamente activa se expresa en guaraní y el 52,9% a los 17 años.
Por otra parte, el 10,3% de la niñez económicamente activa a los
10 años habla guaraní-castellano y el 23,7% a los 17 años. Final-
mente, también creció la proporción de castellano parlantes pero
en mucho menor medida, de 14,8% a 20%, en los años inicial y
terminal.

1.2. Respecto a las características de la jefatura y el


tipo de hogar en 2004

1) El análisis de la jefatura comprende a los hogares nucleares com-


pletos e incompletos, extendidos y compuestos. Se ha excluido
a los unipersonales por cuanto que no comprenden niños/as, y
la proporción de las jefaturas de menores de 18 años es margi-
Roberto L. Céspedes R. 95

nal. Se trata de 1.184.834 jefaturas. Son masculinas tres de cada


cuatro, son urbanas seis de diez y son no pobres tres de cuatro.
2) El promedio de edad es 45,8 años y bastante. El promedio de
años de escolaridad aprobados también y es significativamente
bajo: 6,9 años. En este caso los jefes cuentan con ligera mayor
escolaridad que las jefas, la diferencia urbana-rural es grande y
se tiene la escalera de mayor bienestar y mayor escolaridad y
viceversa.
3) Las jefaturas dominantes son las nucleares completas, 52,3%, y
las extendidas, 32,3%. Las de hogares nucleares incompletos al-
canzan el 11,8% y las de hogares compuestos, el 3,5%. La
pervivencia en el nivel global y hasta expansión de hogares ex-
tendidos en el área urbana muestra pobreza y pobreza urbana,
respectivamente.

1.3. Respecto al trabajo infantil según tipo de trabajo


en 2004

1) Para identificar y cuantificar a la niñez trabajadora y no trabaja-


dora de 5 a 17 años, compuesta por 1.824.499 personas, y te-
niendo presente la disponibilidad de datos existente se las orga-
nizó buscando categorías excluyentes. Se produjo el siguiente
resultado: a) trabajo remunerado exclusivamente; b) trabajo no
remunerado exclusivamente; c) trabajo doméstico exclusivamen-
te: d) remunerado + doméstico; e) no remunerado + doméstico;
y e) no trabaja. No se encontró población de trabajo remunerado
+ no remunerado, evidencia de que el último es tránsito hacia el
primero; por inferencia tampoco existe la combinación remune-
rado + no remunerado + doméstico.
2) Los tipos o formas de trabajo, el porcentaje que cada uno repre-
senta y la cantidad de personas se encuentra en el siguiente cua-
dro. Se optó por unir las combinaciones vinculadas al trabajo
doméstico para evitar desagregación de datos que podrían
complejizar inútilmente el análisis y porque las combinaciones
se inclinan más al doméstico desde este punto de vista. Por ello,
se tiene al final del cuadro una fila más de la extendida categoría
trabajo doméstico, que comprende a éste exclusivamente, y éste
+ remunerado y doméstico + no remunerado.
3) El cuadro se presenta así:
Tipo (o forma) de trabajo Porcentaje Cantidad de personas
Solo trabajo remunerado 6,0% 108.569
Solo trabajo no remunerado 6,1% 110.692
Solo trabajo doméstico 35,5% 648.276
Trabajo remunerado y doméstico 2,1% 39.075
Trabajo no remunerado y doméstico 3,5% 63.698
No trabaja 46,8% 854.139
Total 100% 1.824.449
Trabajo doméstico (extendido) 41,2% 751.049
Nota: en la niñez de 5 a 17 años que comprende a la de 10 a 17 años se encuentra
una porción de niñez económicamente pero desempleada.

4) Según la tasa de actividad, existe una marcada división sexual


del trabajo en cuanto que: a) los varones trabajan menos que las
mujeres, 46,2% y 60,6%, respectivamente; b) para las trabajado-
ras domésticas la desigualdad es mayor, 26,6% y 56,6%, respec-
tivamente; c) en contrapartida, exclusivamente trabajo remune-
rado + no remunerado es 19,6% y 4%, respectivamente.
5) En el área urbana, de mayor bienestar, se cuenta con 46% de
niños/as que trabajan, en comparación con el 61,2% de la rural.
96 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

Asimismo, a mayor edad, mayor trabajo: lo hace el 24,8% de los


niños/as de 5 a 9 años; el 67,2% de los de 10 a 14 años; y el
78,4% de los de 15 a 17 años.
6) Al considerar sexo y grupos de edad se halla: a) los varones
hacen menos trabajo doméstico y éste disminuye sustantivamente
con la edad, mientras que aumenta su inserción en el mercado
laboral; y b) las niñas permanecen en el trabajo doméstico, aun-
que también aumentan su empleo a medida que se incrementa la
edad, pero en mucho menor proporción que los varones.
7) El área de residencia y el grupo de edad también implican dife-
rencias pero en menor medida.
8) El trabajo de la niñez importa sobre todo por su incidencia en la
asistencia o no a una institución educativa. Primero, se registra
una inasistencia a la escuela del 14,5% o 265.405 niñas y niños.
Una de cada siete personas de 5 a 17 años del total (1.824.449)
no asiste a una institución educativa, proporción significativa y
que se agrava según área y edad más que por sexo.
9) La segunda cuestión relevante es que, independientemente de la
cantidad de personas, a mayor inserción laboral, mayor
inasistencia escolar. Efectivamente, no asiste a la escuela el 36,1%
de quienes solamente hacen trabajo remunerado, el 27,2% de
quienes exclusivamente se dedican al no remunerado y el 12,5%
de quienes realizan trabajo doméstico.
10)La exclusión educativa es mucho más aguda en el campo que en
la ciudad: 20,1% y 9,6%, respectivamente. La mencionada exclu-
sión aumenta con la edad: no asiste a institución educativa el
12,6% del grupo de 5 a 9 años, el 8,2% del de 10 a 14 años y el
29,7% del de 15 a 17 años. El elevado porcentaje en el grupo de
menor edad se explica por el tardío ingreso en el preescolar, 5
años de edad, o porque directamente no lo cursan.
11)Entre quienes no asisten a la institución educativa, de 5 a 17
años, las causas son: razones económicas (37,1%); no tiene edad
(22,2%) que se refiere exclusivamente al grupo de 5 a 9 años; no
querer estudiar más (13,1%); y problemas del centro educativo
(11,8%). Estas cuatro razones comprenden el 84,2% de las mis-
mas.
12)La perspectiva de género permite visualizar razones diferencia-
das en la inasistencia educativa. Las niñas se ven influenciadas
más que los varones por motivos familiares (puede presumirse
por el trabajo doméstico) y problemas en el centro educativo
(por ejemplo, lejanía), mientras que ocurre lo opuesto en el caso
de la falta de edad (no tiene edad). En el caso de los varones,
razones culturales y hasta económicas influirían en retrasar la
entrada de los niños más que de las niñas en el sistema educati-
vo.
13)Además de las razones económicas como factor principal para
ambas áreas de residencia, los problemas del centro educativo
tienen mayor peso en el área rural, mientras que no tener edad
para la escuela y no querer estudiar en la urbana. La razón men-
cionada en el área rural se puede considerar dentro de lo espera-
do. Pero no tener edad puede leerse como excusa para no confe-
sar pobreza más que condicionamiento cultural, mientras que el
no querer estudiar podría deberse a la presión laboral y la perti-
nencia de los programas educativos.
14)En los grupos de edad, las razones mayores de inasistencia son
no tener edad para ir la escuela para 5 a 9 años y razones econó-
micas para 10 años en adelante.
15)La relación entre estudio y trabajo es inequívoca. Para quienes
trabajan de una u otra forma, la razón fundamental de la exclu-
Roberto L. Céspedes R. 97

sión educativa es la económica, cuyo promedio global es de 37,1%.


Esta razón constituye el 61,7% de quienes realizan trabajo remu-
nerado exclusivamente, 53,2% de los no remunerados exclusiva-
mente y el 44,6% de los domésticos. Mayor inserción laboral o
mayor presión por ingresos impiden la continuidad en los estu-
dios.

1.4. Respecto al trabajo remunerado en 2004

1) En el trabajo remunerado se encuentran 108.569 niños/as, que


constituyen el 6% de la población total de 5 a 17 años. Cuatro
categorías constituyen casi la totalidad y una sola más de la mi-
tad. Los trabajadores no calificados (60,0%); los agricultores y
trabajadores agropecuarios y pesqueros (13,2%); los oficiales,
operarios y artesanos (13,1%); y los trabajadores de servicios y
vendedores de comercios y mercados (10%), o sea el 96,3%. Las
diferencias mayores son por sexo y área antes que por nivel de
pobreza.
2) Según rama de actividad, la niñez de 10 a 17 años se parece a la
población adulta, con predominio muy claro del sector terciario.
Trabaja en el comercio, restaurantes y hoteles el 27,9%, y en
servicios comunales, sociales y personales, el 26,5%. Por otra
parte, el 23,4% se encuentra en el sector primario y el 13,5% en
la industria manufacturera. La desagregación por sexo es mayor
que la de área de residencia, mientras que las diferencias por
niveles de pobreza presentan líneas irregulares.
3) En promedio, la niñez de 5 a 17 años en trabajo remunerado
exclusivamente se dedica 38,8 horas semanales, trabajando más
las mujeres que los varones y con mayor trabajo a mayor edad.
Se apunta que los no pobres trabajan más horas que los pobres,
probablemente por menos oportunidades, no por menos caren-
cias.
4) La razón de trabajo de este grupo de población es ayudar con
los gastos de la casa o para pagar o ayudar a pagar sus estudios,
seis de diez; o para tener su propio dinero, una de cada cuatro
personas. Se encuentran importantes asimetrías por edad –a
mayor edad, mayores responsabilidades con la casa y el estudio–
y por nivel de pobreza –a mayor pobreza, mayores recursos para
la casa antes que para el estudio o el dinero propio.
5) Lo ganado se queda con quien lo ganó en dos de tres casos; o se
entrega a los padres (madre, padre o persona encargada), el ter-
cio restante. Resulta relevante el nivel de pobreza: a mayor po-
breza, mayor entrega de recursos a padres. Finalmente, quienes
se quedan con el importe de lo ganado, lo destinan a gastos
personales y a la educación, encontrándose que a mayor edad,
más recursos a la educación.
6) Todos los niños y niñas de 5 a 9 años que se hallan en el trabajo
remunerado lo hacen fuera de la casa, lo cual en principio signi-
fica menor protección.
7) De este mismo grupo de edad, seis de diez trabajan entre 1 y 5
días; y dos de diez entre 6 y 7 días por semana. Las semejanzas
se dan entre hombre-urbana y mujer-rural, menor asimetría según
pobreza-no pobreza, en desmedro de las niñas y la niñez rural.
8) La mitad de la niñez de 5 a 9 años trabaja a la tarde y un cuarto
a la mañana y tarde. Los varones trabajan a la tarde o mañana y
tarde, mientras que las niñas a la mañana o a la mañana y tarde,
lo que redundaría en mayor protección a la niña. En el área urba-
na, predominantemente a la tarde, y en la rural, a la mañana y
tarde. La niñez no pobre trabaja predominantemente a la maña-
98 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

na, mientras que la pobre a la tarde o la mañana y tarde, o sea


mayor pobreza y menor tiempo de estudio.
9) Sin embargo, la mitad de este grupo poblacional trabaja acom-
pañada de adulto y la otra mitad sin él o ella. El promedio de
edad de inicio en el trabajo es a los 7,6 años, independientemen-
te de sexo, área o pobreza.

1.5. Respecto al trabajo no remunerado en 2004

1) En el trabajo no remunerado se encuentran 110.692 personas,


que conforman el 6,1% del total de 5 a 17 años. Cuatro ocupacio-
nes constituyen casi la totalidad de este grupo de edad y una
sola tres de cada cuatro. Se trata de a) agricultores y trabajado-
res agropecuarios y pesqueros, (74,3%); b) trabajadores de servi-
cios y vendedores de comercios y mercados (12,4%); c) trabaja-
dores no calificados (7,9%); y d) oficiales, operarios y artesanos
(3,9%). Se encuentran asimetrías importantes por sexo, área y
nivel de pobreza.
2) La rama de actividad de la niñez de 10 a 17 años presenta una
estructura radicalmente diferente a la del trabajo remunerado. El
trabajo no remunerado está concentrado fundamentalmente en
el sector primario, con el 75,8%; en el terciario, con el 16,9%; y
en el secundario, con el 6,8%; y con asimetrías marcadas por
sexo, área y nivel de pobreza.
3) Las horas trabajadas semanalmente por la niñez en trabajo no
remunerado exclusivamente es 31,8 menos a las 38,8 de la ni-
ñez en trabajo remunerado exclusivamente. Los varones traba-
jan algo más que las mujeres, pero la significativa diferencia está
en los grupos de edad, es decir, a mayor edad, mayor carga de
trabajo: 15,6 horas de 5 a 9 años; 30,2 horas de 10 a 14 años; y
36,6 horas de 15 a 17 años.
4) En la niñez de 5 a 17 años se trabaja porque se requiere de un
oficio desde joven, con el 43,2%; o lo hacen por gusto (35%) o le
obligan (14,2%). Al unir la primera y tercera respuesta se halla a
casi seis de diez niñas o niños. Las diferencias son por sexo y
grupos de edad, no por área.
5) Por otra parte, en la niñez de 5 a 9 años la frecuencia de trabajo
es semejante a la del trabajo remunerado; el 63,6% de quienes
no trabajan remuneradamente lo hace entre 1 y 5 días a la sema-
na, y el 25,7% tiene una jornada de 6 a 7 días semanales. La
mayor diferencia se encuentra por sexo y nivel de pobreza antes
que por área de residencia.
6) El momento del día trabajado es la mañana o la tarde, o la maña-
na y tarde para una de cada tres personas, y el décimo restante
lo hace en la tarde y noche. Si bien existen asimetrías por sexo,
área y condición de pobreza, no son tan relevantes como en otros
casos.
7) El promedio de edad de inicio en el trabajo de la niñez en trabajo
no remunerado es de 6,9 y muy ligeramente menor al de la niñez
en trabajo remunerado (7,6 años) porque las destrezas requeri-
das son algo menores. Tampoco existen asimetrías significati-
vas por sexo, área o pobreza.

1.6. Respecto al trabajo doméstico en 2004


1) El trabajo doméstico –aunque no exclusivo– comprende a 751.049
personas o al 41,2% del total de 5 a 17 años. Las actividades
realizadas, no excluyentes, son limpieza de la casa (93,8%) se-
guida en menor medida por lavado de ropas (55,6%) y cuidado
Roberto L. Céspedes R. 99

de niños/as (52,6%). En el tercer nivel se halla el planchado de


ropas (39,6%) y cocinar (39,5%) y finalmente otras tareas (21,4%).
La división sexual del trabajo es muy marcada, al igual que los
grupos de edad. También se perciben diferencias por área y nivel
de pobreza.
2) La cantidad de horas trabajadas diariamente en trabajo domésti-
co resultó ser muy uniforme. Primero, el 85,3% de esta población
trabaja de 2 a 4 horas diarias. Se estableció el promedio de horas
trabajadas por día y resultó 3,4, con la menor asimetría encon-
trada entre todas las variables consideradas.
3) Entre las razones del trabajo doméstico, los resultados fueron:
porque quiere ayudar (34,4%), porque debe ayudar (29,4%) y por-
que ayuda para aprender (22,8%), o sea casi nueve de diez perso-
nas se ubican en estas respuestas. No se encuentran diferencias
relevantes por sexo o área, aunque sí según grupos de edad y
niveles de pobreza.

1.7. Comparaciones entre trabajo remunerado, no


remunerado y doméstico
Ocupación Rubro Frec. semanal Momento Edad inicial Horas trabaj. Razones
5 a 17 años 10 a 17 años 5 a 9 años 5 a 9 años 5 a 9 años 5 a 17 años 5 a 17 años
Trabajo No Calificado:60,0% Comercio: 27,9% 1- 5 días: 6 de 10 Tarde: 50,0% 6 años pero la 36,5 horas x Ayudar gasto casa o
Agricultura: 13,2% Servicio: 26,5% 6-7 días:2 de 10 Mañana y tarde: 25,0% mayor parte a semana pago estudios: 6 de 10
los 7 años 30,1 horas x Propio dinero: 1 de 4
Obras y artesanía 13,1% Primario: 23,4% 1-5 días:63,6% Mañana: 1 de 3
4-5 años: 17,0% semana Requieren oficio de
Serv. com.: 10,0% Industria: 13,5% 6-7 días: 25,7% Tarde: 1 de 3
6-7 años:45,4% joven: 43,2%
Agricultura: 74,3% Primario: 75,8% Mañana y tarde:1 de3
8-9 años:37,6% Por gusto: 35%
Serv. com.: 12,4% Secundario:6,8% Tarde y noche:1 de 10
Le obligan: 14,2%
Trabajo No Calificado:7,9% Terciario: 16,9%
Obras y artesanía 3,9%

Exclusivamente trabajo remunerado

¿Dónde trabajan? Acompañado o no de ¿A quién entrega lo ganado? Quienes lo retienen: ¿En qué
5 a 9 años persona adulta. 5 a 9 años 5 a 17 años gastan? 5 a 17 años
Todo/as fuera de la casa La mitad sí, la otra mitad no Lo retiene: 2 de 3 Gastos personales y de educación
Entrega a padre/madre: 1 de 3

Trabajo doméstico, de 5 a 17 años, 751.049 personas o 41,2%

Actividades Horas trabajadas por día Razón de trabajo


Limpieza de la casa: 93,8% De 2 a 4 horas: 85,3% Quiere ayudar: 34,4%
Lavado de ropas: 55,6% Promedio: 3,4 horas Debe ayudar: 29,4%
Cuidado de menores: 52,6% Ayuda para aprender: 22,8%
Planchado de ropas: 39,6%
Cocinar: 39,5%
Otras tareas: 21,4%

1.8. Respecto a la situación si la niñez dejara de


trabajar
Al indagar acerca de lo que ocurriría en el caso de discontinuidad
del trabajo de la niñez a padres, madres o personas encargadas pa-
reciera que han menospreciado el trabajo de los niños, niñas y ado-
lescentes. Poco más de cuatro de diez señalaron que nada pasaría,
casi igual proporción dijo que no aprenderían a trabajar y un poco
más de uno de cada ocho indicó que no habría quien realice las
actividades de la casa, o sea casi la totalidad de las respuestas.
100 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

1.9. Respecto a la comparación de carga laboral en


horas
Como medida de síntesis de la carga de trabajo de la niñez se consi-
dera el promedio de horas trabajadas por semana en cada una de las
modalidades, así como el promedio general, sesgado por el peso
decisivo del trabajo doméstico. La conclusión más significativa es: a
menor inserción en el mercado de trabajo, menor cantidad de horas
trabajadas; trabajo remunerado exclusivamente (38,8 horas); no re-
munerado exclusivamente (31,8 horas); doméstico (23,9 horas); y el
promedio global es de 26,4 horas semanales.

1.10. Respecto a la niñez en situación de criadazgo

En la población de 5 a 17 años se clasifica como criados/as a quie-


nes llevan a cabo exclusivamente trabajo doméstico, son otros pa-
rientes o no parientes de la jefatura de hogar, no tienen padre o
madre o carece de ambos en el hogar y, por lo precedente, se asume
que trabajan en hogares de terceros. Se encuentran 60.298 niñas y
niños y representan uno de cada diez personas dedicadas exclusiva-
mente al trabajo doméstico. Casi todas son otros parientes; tres de
cuatro son niñas y, casi igual cantidad y proporción en el nivel urba-
no y rural, cuestionando a la suposición de ser un fenómeno exclu-
siva o mayoritariamente urbano Trabajan más, a mayor edad, sin
hallarse niñas o niños de 5 a 9 años. De cada diez criados/as, poco
más de cinco hablan guaraní, uno de cada cuatro guaraní-castellano
y dos de diez castellano Asimismo, la mayoría se encuentra en hoga-
res no pobres.

1.11. Respecto a la niñez que realiza trabajo infantil


peligroso

1) Se analiza el trabajo infantil peligroso en el trabajo remunerado,


el no remunerado, el doméstico y en el conjunto. De la niñez en
trabajo remunerado, el 61,9% se encuentra en trabajo infantil
peligroso; el 15,6% del no remunerado; y el 100% de criados/as del
trabajo doméstico. Al unificar remunerado y no remunerado se ha-
lla a 84.458 niños/as en trabajo infantil peligroso o el 38,5% de
este grupo. Al incluir a criados/as se cuenta con 60.298 personas más.
El conjunto constituye 144.756 niños/as en trabajo infantil peligro-
so, lo que representa el 14,9% del total de la niñez trabajadora.
2) Dentro del conjunto de niños/as en trabajo infantil peligroso,
las cuatro categorías que conforman casi nueve de cada diez ca-
sos son criados/as (60.298 personas o 41,7%), transporte ma-
nual de cargas pesadas (28.190 personas o 19,5%), el trabajo
infantil doméstico remunerado (16.820 personas u 11,6%) y el
trabajo en la vía pública y ambulante (14.354 personas o 9,9%).
3) En el mismo conjunto de niños/as en trabajo infantil peligroso,
la mayor parte de los varones se halla en las dos primeras cate-
gorías mencionadas y el trabajo en la calle, mientras que casi
todas las niñas son criadas o están en el trabajo infantil domés-
tico remunerado. Según área, se trata de las mismas categorías
pero con pesos diferenciados.
4) Resumiendo: por una parte, a mayor inserción en el mercado
laboral, mucha mayor peligrosidad en el trabajo de la niñez de 5
a 17 años; y, por otra, un importante volumen de niñas y niños
en trabajo infantil peligroso es, en cierto sentido, invisible por-
que se trata del trabajo de criadas y criados, quienes son cuatro
de cada diez niñas y niños en trabajo infantil peligroso.
Roberto L. Céspedes R. 101

1.12. Respecto al análisis de la recolección de


información en 2004
La experiencia de la recolección de datos sobre el trabajo infantil 34 a
partir del módulo correspondiente permite anotar lo siguiente.

§ Sobre el trabajo de la niñez: 1) trabajo remunerado de 5 a 9


años; y 2) no remunerado de 5 a 9 años, al estar separados del
cuerpo principal de las preguntas, se prestan por momentos a
algún grado de confusión; pero 3) el trabajo doméstico es fácil
de captar;
§ El trabajo remunerado de la niñez de 5 a 9 años de las familias
pobres se presenta con cierto orgullo, no así para sectores de la
clase media-baja;
§ El trabajo no remunerado de la niñez de 5 a 9 años se
compatibiliza con el trabajo familiar no remunerado de la pobla-
ción de 10 y más años en cuanto a criterios; el no remunerado de
este grupo de edad está más vinculado al entorno familiar, como
en el caso de madre limpiadora y el/la niño/a que la ayuda, o el
padre o madre cartonero/a con el/la niño/a en la misma función;
en el ámbito rural puede darse mediante el trabajo en la chacra
(finca) del tío y el pago en especie es parte de lo cosechado;
§ Razones de trabajo; cabe recordar que el padre, madre o encar-
gado/a responde por niñas y niños de menos de 15 años, quizás
entonces corresponda “bajar” la edad de las personas que res-
ponden por sí mismas. O sea, pasar de 15 y más a 12 o 14 y más
años;
§ Otro problema sustantivo es la adecuación de las preguntas de
la encuestas al criterio de OIT-IPEC en cuanto a horas trabajadas
mínimas para la niñez de 10 a 17 años porque, en principio, no
se presentan problemas para formularla así para la de 5 a 9 años.
Sin embargo, en el caso de cambios se perdería la continuidad
de la serie de encuestas con módulos especiales en el caso de la
niñez de 5 a 9 años, por una parte. Asimismo, probablemente
resulte muy difícil adecuar las preguntas para la niñez de 10 a 17
años al criterio de OIT-IPEC porque éstas están estandarizadas
por OIT y se encuentran en toda la serie de encuestas llevadas a
cabo por la DGEEC.
Por otra parte, desde la perspectiva de este análisis, se agrega
que otros aspectos que faltarían fortalecer son: a) en general una
mayor representatividad de la muestra para obtener ocupacio-
nes principales, edad de inicio en el trabajo de la niñez trabaja-
dora como de la niñez en trabajo remunerado; y b) incluir la
pregunta sobre rama de actividad de la niñez de 5 a 9 años.

En resumen:

• La experiencia señaló ciertas dificultades en el seguimiento del


TI porque se encontraba en módulo separado, el TNR de la 5 a 9
años se compatibiliza con el criterio de la de 10 y más años que
no es igual al de OIT, entre las razones de trabajo responde la
jefatura de hogar hasta los menores de 15 años, lo cual puede
distorsionar respuestas.
• Desde la perspectiva de este análisis, se agrega que otros aspectos
34
Para la elaboración se contó que faltarían fortalecer son i) en general una mayor representatividad
con la colaboración informa-
tiva de Lourdes Leguizamón, de la muestra para obtener ocupaciones principales, edad de inicio
de la Dirección General de en el trabajo de la NT como de la NTR y ii) incluir la pregunta sobre
Encuestas, Estadísticas y Cen- rama de actividad de la niñez de 5 a 9 años.
so.
102 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

2. Recomendaciones
Las recomendaciones contemplan, por una parte, referencias sobre
el módulo de Trabajo Infantil de la encuesta y, por otra, lineamientos
de políticas futuras vinculadas a la prevención y erradicación del
trabajo infantil y protección del trabajo adolescente.

2.1. Recomendaciones sobre el módulo de Trabajo


Infantil de la encuesta

Frecuencia de la encuesta

Si existieran restricciones económicas agudas, cada tres años o más


frecuentemente según circunstancias especiales; por ejemplo: una
crisis económica aguda y/o empobrecimiento intenso en un breve
tiempo. Lo ideal sería cada dos años pero considerando recursos y
que, dentro de las posibilidades de comparación no se han dado
cambios radicales entre 2000/1 y 2004 aunque sí se insinúan, se
recomienda cada tres años. Un factor clave es la continuidad; esto
es, debe asegurarse la disponibilidad de los recursos. El monitoreo
de las políticas solamente es posible con información calificada y
oportuna.

Capacidad de seguimiento de los módulos de las


encuestas

Si bien las encuestas pueden cubrir eventualmente nuevas áreas,


resulta imprescindible que, en la medida de lo posible, sean compa-
rables para el seguimiento de los indicadores. Esto es, ajustar las
preguntas a los objetivos nuevos pero permitiendo el seguimiento
de los anteriores. Por ejemplo, si se considera que el Trabajo Do-
méstico es a partir de una hora por día cuando en la Encuesta Per-
manente de Hogares (EPH) se considera a partir de dos horas dia-
rias; en la nueva pregunta establecer la escala de: a) hasta 1 hora
por día, b) entre 2 y 4 horas por día, c) entre 5 a 6 horas, y así
sucesivamente (p. 3 del módulo de Trabajo No Remunerado de la
EPH 2004).

Necesidad de mayor representatividad de la muestra

Desde la perspectiva de este análisis, se requiere una mayor


representatividad de la muestra para obtener ocupaciones principa-
les, edad de inicio en el trabajo de la Niñez en Trabajo Remunerado
y en No Remunerado.

Inclusión obligatoria de algunas preguntas o


desagregación de otras en el módulo

Dado que el módulo comprende a la niñez de 5 a 9 años para el


Trabajo Remunerado y el Trabajo No Remunerado, se deben incluir
a preguntas que permitan comparar las características de este tra-
bajo con el de 10 a 17 años que se encuentra en la parte general. Por
resta razón parece necesario incluir la pregunta sobre rama de acti-
vidad económica para ambos casos; y desagregar la pregunta sobre
frecuencia en el trabajo para Trabajo Remunerado y Trabajo No Remu-
nerado de días trabajados por semana. Actualmente es de 1 a 5 días y
convendría explicitarlo entre 1 a 3 días y 4 a 5 días por semana.
Roberto L. Céspedes R. 103

Desdoblar preguntas

En la misma pregunta, sobre frecuencia de la ocupación principal, y


asumiendo que se pregunta sobre los últimos 7 días, no los últimos
6 meses, deben analizarse dos cuestiones. Por una parte, se plantea
la naturaleza del trabajo si es permanente o temporal u ocasional.
Posteriormente, por otra, se debe indagar acerca de los días trabaja-
dos en la última semana.

Inclusión de nuevas personas para responder

Las respuestas sobre trabajo infantil están dadas por el padre, ma-
dre o encargado/a para las personas de menos de 15 años, quizás
podría pedirse a las personas de 14 o 13 años que respondan por sí
mismas. Esto podría ser interesante para verificar si existe un cam-
bio de tendencia a partir de esta edad dado que usualmente se ha
encontrado una diferenciación entre el grupo de edad de 15 a 17
años y los otros.

2.2. Recomendaciones sobre políticas referidas al


Trabajo infantil y adolescente
La continuidad y fortalecimiento de la alianza establecida a partir de,
tanto la Comisión Nacional contra el Trabajo Infantil (CONAETI) como
de la Coordinadora para la Erradicación del Trabajo Infantil (COETI)
constituyen puntos de partida imprescindible. De igual forma, cabe
la actualización e implementación del Plan Nacional de Prevención y
Erradicación del trabajo infantil y Protección del trabajo del adoles-
cente. Estos esfuerzos deben articularse con la Política Nacional de
Infancia de la Secretaría Nacional de la Niñez y Adolescencia (SNNA).

Considerando que la pobreza es una las causas fundamentales del


trabajo infantil y adolescente también cabe la articulación de los
mencionados planes con las políticas y programas orientados a la
reducción de la pobreza como la Estrategia Nacional de Reducción
de la Pobreza y la Desigualdad (ENREPD) o el Plan que el gobierno
establezca al respecto.

Asimismo, debe contarse con las conexiones oportunas para la


implementación de la legislación vigente, especialmente la vigilancia
laboral implementada desde el Ministerio de Justicia y Trabajo (MJT).

En todos los casos, es importante contar con una estrategia de Infor-


mación, Educación y Comunicación (IEC) sobre el trabajo infantil y
adolescente y sus perniciosos efectos sobre el presente y el futuro
de estas personas enfatizando la transmisión intergeneracional de
la pobreza así como el aumento de la misma, en cantidades aunque
no necesariamente en porcentajes.

Asimismo, es necesario el continuo flujo de información mediante la


inclusión del módulo sobre el Trabajo Infantil en las encuestas de
hogares de la Dirección General de Encuesta, Estadísticas y Censo
(DGEEC) y su correspondiente análisis. Información y análisis conti-
nuo y oportuno no constituyen gasto sino insumos imprescindibles
para las políticas y programas, tanto en el diseño como monitoreo y
evaluación de los mismos.

En las políticas contra el trabajo infantil y adolescente debe tenerse


presente, en primer lugar, que mayor inserción en el mercado labo-
ral implica mayor cantidad de horas dedicadas al trabajo, menor
104 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

asistencia a la institución educativa y mayor peligrosidad. Estas acti-


vidades dentro del Trabajo Infantil Peligroso representan, de menor
a mayor, Trabajo Remunerado exclusivamente, Trabajo No Remune-
rado exclusivamente y Trabajo Doméstico.

En segunda instancia, el trabajo de la niñez de 5 a 9 años requiere


intervención especial en cuanto a erradicación por la mayor vulnera-
bilidad de sus componentes. Otra vez aquí, valen las prioridades
anotadas previamente.

Tercero, el trabajo doméstico en cualquiera de sus formas debe


visibilizarse y señalar la importancia del mismo tanto por sus efec-
tos perversos como en la importancia económica del mismo, de
manera a evitar la subvaloración y hasta menosprecio que recibe por
parte de las personas mayores. Este aspecto requiere de especial y
fina intervención para evitar efectos contraproducentes.

Cuarto, como parte del trabajo doméstico, el trabajo en situación de


criadazgo y el trabajo infantil doméstico remunerado deben recibir
atención porque resulta como todo Trabajo Doméstico, invisible, por
una parte, y la peligrosidad que entraña, por otra.

Quinto, establecer intervenciones orientadas a reducir el Trabajo


Infantil Peligroso. La cuestión merece líneas claras en cuanto a las
acciones así como a la IEC.

Sexto, integrar a las políticas y programas de intervención el enfo-


que de género y políticas especiales contra el sesgo desfavorable a
la niñez en el área rural.

Finalmente, todas las líneas de acción mencionadas deben orientar-


se por una visión integrada y en busca de alianzas de manera a que,
efectivamente, tengan impacto las intervenciones para la preven-
ción y erradicación del trabajo infantil y protección del trabajo de
adolescentes.
Roberto L. Céspedes R. 105

VI. Bibliografía
básica reciente

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co normativo del Trabajo infantil doméstico en hogares de terce-
ros en Paraguay”. Trabajo infantil doméstico en Paraguay. Vol. III.
OIT-Proyecto de Prevención y Eliminación del Trabajo Infantil Do-
méstico en Paraguay. Asunción, 2004.

Céspedes R., Roberto L. “Familias en Paraguay. Análisis


sociohistórico de estructuras familiares y pobreza”, en: Adepo/
Fnuap. “Familia y pobreza en Paraguay”. Adepo/Fnuap. Asunción,
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Céspedes R., Roberto L. “Seguimiento de indicadores sobre la niñez


trabajadora de Paraguay según la encuesta de hogares”. OIT/IPEC,
AECI, Unicef. Asunción, 2003.

GEOS. “Trabajo infantil rural en Canindeyú, Paraguay”. OIT/IPEC,


AECI, MPDL. Asunción, 2005.

Giménez, Marta (comp.). “Trabajo infantil doméstico en Paraguay.


Estoy tan cansada … pero quiero estudiar”. Trabajo infantil do-
méstico en Paraguay. VOL.I. OIT-Proyecto de Prevención y Elimina-
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Gómez, Miguel. “Miles de trabajadores pequeños. Reflexiones, pro-


puestas”. Unicef. Asunción, 1997.

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vistas a extrabajadoras y trabajadores infantiles domésticos.
Quería una vida mejor … ¿y qué voy a hacer hoy en día?”. Trabajo
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Paraguay. Asunción, 2004.

OIT-IPEC. “Manual de análisis de datos e informes estadísticos


sobre el trabajo infantil”. Programa de información estadística y
de seguimiento en materia de trabajo infantil (Simpoc). Ginebra, 2005.

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ñas y Adolescentes en las legislaciones de Argentina, Brasil, Pa-
raguay: alternativas de armonización para el Mercosur”. OIT/IPEC-
Proyecto Infancia y adolescencia prevenida de la explotación sexual
en la Triple frontera. Asunción, 2004.
Roberto L. Céspedes R. 107

Contenido del CD
Niñez y Adolescencia
Trabajadora de
Paraguay

Niñez y Adolescencia Trabajadora de Paraguay -


Evolución 2001-2004 y análisis del módulo de la
encuesta 2004 (pdf)

(Presentación) Niñez trabajadora (5 a 17 años) en la


EPH 2004 (ppt).

Cuadros y gráficos de la evolución 2001-2004 y


análisis del módulo de la EPH 2004 (xls)

(Cuadro) Niñez (0 a 17 años) y pobreza, EPH 2000/1


a 2005 (xls)

Anexos

• Cálculo de tipos de trabajo en la EIH 2000/1 (pdf)


• Características de la muestra por Norma Medina, DGEEC (pdf)
• Módulo sobre Trabajo Infantil en la EPH 2004 (pdf)
• Manual del Módulo sobre Trabajo Infantil en la EPH 2004 (pdf)
• Decreto 4951/2005 sobre Trabajo Infantil Peligroso (pdf)

Textos de referencia y complementarios (pdf)

• Gavilán, D.; Gavilán, S. 1995. Condiciones de vida de las/os


criadas/os en Asunción. Asunción: Base-Investigaciones Socia-
les, 74 p.
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108 Infancia y adolescencia trabajadora de Paraguay

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Análisis cualitativo de entrevistas a extrabajadoras y trabajado-
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