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Cátedra de Psicología Evolutiva


Ciencias de la Educación
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional de Tucumán

EL JUEGO COMO FICCIÓN Y COMO REPETICIÓN:


SU PAPEL EN LA CONSTITUCIÓN SUBJETIVA

LOS TRES REGIS'I'ROS EN LA ENSEÑANZA DE JACQUES LACAN:


IMAGINARIO, SIMBÓLICO Y REAL

Gabriela Duguech
J.T.P Psicología Evolutiva
Junio 2005
Índice

1. El juego como ficción y c?~o repetición: su papel en la constitución subjetiva

Introducción...................... .............................................................................................. 2

El juego como ficción .......................... ............................................................................ 3

El juego como repetición .............. ............................... .. .................................................6

Algunas conclusiones ........................... .......................................................................... 7

Notas Bibliográficas ....................................................................................................... 9

Otras lecturas recomendadas .........................................................................................9

2. Los tres registros en la enseñanza de Jacques Lacan: imaginario, simbólico y real

Introducción........................................................................................................... ... .... 10

El registro de lo imaginario.......................................................................................... 11

El registro de lo simbólico ................................................................... .. ....................... 13

El registro de lo real. ..................................................................................................... 15

Bibliografia.................................................................... ..... ........................... ............... 16

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EL JUEGO COMO FICCIÓN Y COMO REPETICIÓN:
SU PAPEL EN LA CONSTITUCIÓN SUBJETIVA1
En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los
cuales no podría vivir.
El nmo que no juega no es un nmo, pero el hombre que no
juega perdió para siempre el niño que vivía en él y que le hará
mucha falta.

Pablo Neruda, "Memorias"

"Mamá, voy a bajar la música porque no me escucho"


B., de 5 años, mientras juega

Introducción

La palabra juego tiene una riqueza semántica que quizás la hereda de la actividad que define en uno
de sus sentidos: la actividad privilegiada de la infancia. Esa riqueza linguística evoca la dimensión
creadora que el juego introduce en la vida de una persona y que para Winnicott está en el origen de
las producciones culturales.
Freud a partir de la observación del juego de un niño de 18 meses, descubre la función estructurante
del juego para la constitución psíquica, y para la apertura a la cultura.
Melanie Klein hizo del juego una técnica para poder trabajar con niños que no tenían por su edad o
por serias perturbaciones un dominio pleno de la palabra, y abrió la posibilidad de que los niños
también se favorecieran con el psicoanálisis.
Como otros fenómenos de la vida cotidiana, el juego está tan extendido en ella que siempre
corremos el riesgo de minimizar su importancia.
En el campo de la enseñanza - aprendizaje el juego puede tener múltiples usos, ejemplifiquemos
algunos:
Una maestra de jardín enseña a nombrar las partes del cuerpo con una canción al tiempo que el niño
toca la parte del cuerpo que nombra.
Una profesora de historia enseña el concepto de participación democrática escenificando una sesión
legislativa con los alumnos adolescentes.
Un piloto de avión se entrena con un simulador de vuelo, luego evalúan con su instructor como
respondió a las situaciones imprevistas.
Un niño con un serio cuadro neurológico pero con su inteligencia intacta, expresa como puede, su
anhelo de integrarse a un grupo de niños que juega al fútbol. Uno de ellos se acerca y empuja su
silla de ruedas... hasta el arco. Muchos años después ese niño transformado en escritor cuenta con
gracia este buen encuentro de su infancia.
Que sirvan estos ejemplos para abrir el juego de nuestra imaginación y seguir los aportes del
psicoanálisis que van de la experiencia clínica a la conceptualización de esa experiencia, de los
fenómenos a la estructura. Del juego como actividad espontánea del niño a aquello que lo hace
posible o lo obstaculiza. Del juego como puro pasatiempo a una actividad seria que hace a la
constitución subjetiva.

1 Este trabajo fue presentado y aprobado como trabajo final de Adscripción a la cátedra de Psicología Evolutiva y forma
parte de los Documentos de Catedra. La actual es una versión revisada por su autora en Junio de 2005

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El juego como ficción

Los maestros saben de la conexión entre el juego y deseo de saber cuando incluyen la actividad
lúdica en los textos y rutinas escolares. La manipulación de pequeños objetos (fichas, botones,
cuerdas, ábacos, etc.) procuran al niño una ganancia de placer que funciona como estímulo para una
ganancia de saber.
El psicoanálisis descubre en el juego, actividad privilegiada de la infancia, una continuidad de
estructura con otra, el fantasear, que pasa a ser a partir de la pubertad lo que sustituye en la vida
psíquica al juego. Lo único que diferencia a este último es "que el niño gusta apoyar los objetos y
circunstancias que imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real" (1).
El niño que juega se conduce como un poeta, como un creador que inventa un mundo propio,
situando las cosas de su mundo en un orden nuevo, grato para él. Esto no implica que no distinga la
ficción de la realidad ni que no sea seria esta actividad para él, puesto que le dedica grandes afectos.
Esto ocurre también con el poeta que crea un mundo fantástico, no desconoce la realidad pero
mediante la estructura de ficción obtiene una importante ganancia técnica: mucho de lo que siendo
real no procuraría placer, incluso sería doloroso, puede procurarlo con el juego de la fantasía.

La idea que la fantasía es un mero escape o consuelo se subvierte, la fantasía en su estructura


fundamental nos permite abordar la realidad haciéndola soportable y apropiable.
En "Personajes psicopáticos en el teatro" (2) muestra Freud cómo podemos gozar como
espectadores de una estructura de ficción, incluso del sufrimiento del héroe en tanto el creador nos
permite mediante el arte, mantener cierta distancia ya la vez identificamos con los personajes de la
obra.
Hay algo que subtiende al juego como a la fantasía y a la actividad creadora, un principio que Freud
descubrió como característico y hegemónico en nuestro aparato psíquico y que comanda nuestra
vida anímica: el principio de placer. Eso le hace decir a Lacan que Freud, en su descubrimiento del
inconciente a través de una vía regia como es el sueño, muestra cómo nuestro aparato psíquico se
parece a una máquina de alucinar. El deseo busca su realización a partir del retomo a huellas
mnémicas de una antigua e irrepetible experiencia de satisfacción que a partir de su inscripción en la
memoria inconciente, produce su retorno en las distintas formaciones del inconciente: los actos
fallidos, los cmstes, los sueños, los síntomas,
Cuando decimos que el principio del placer es hegemónico en el aparato psíquico, decimos con
Freud y Lacan que aunque se instale el Principio de realidad con los procesos secundarios, la
identidad de pensamiento, la posibilidad de operaciones lógicas, de circuitos más largos para
obtener satisfacciones en la realidad, bajo la barra de la represión los procesos inconcientes no
dejan de actuar y de intervenir bajo formas sustitutivas en la realidad cotidiana.
Lacan dice de estos procesos secundarios del Principio de realidad, que no son más que una
continuación del principio de placer, y esto hace que la realidad humana sea una realidad
profundamente elegida. El pensamiento mismo es una actividad que evita el displacer (3).
Otro modo de decirlo es que abordamos el mundo y las relaciones con los demás desde la óptica de
nuestro fantasma, desde el peso de nuestra realidad psíquica.

Freud descubre esta estructura, el fantasma, buscando la determinación de los síntomas, que él
consideraba al principio causados por un traumatismo real situado en la infancia que sus pacientes
adultos le relataban. Este relato tenía como núcleo traumático la escena de seducción por un adulto,
generalmente el padre o sustituto.

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La regularidad de este relato le hace pensar a Freud que cumple una función estructural en la
constitución psíquica. Más allá de los hechos reales se trata de una repuesta que el sujeto se da para
ubicar el lugar que ocupa en el deseo del otro, respuesta que comienza a constituirse ya en la
primera infancia y cuyo telón de fondo es la sexualidad infantil. El niño que juega anna una ficción
que puede ser muy variada pero que en algún punto o mejor en una secuencia lo representa como
sujeto.
Entonces volvamos al niño que juega y al poeta que es quien más cercano está en sus producciones
a esta actividad lúdica.
En esta continuidad psíquica entre el juego y la fantasía, Freud descubre algo característico de
nuestra vida psíquica que es la incapacidad de renunciar a un placer intensamente vivido, y se
pregunta por el destino de esas experiencias, especialmente las de la infancia y en este caso el placer
del juego.
Se trata de renuncias aparentes, "en realidad no renunciamos a nada, no hacemos más que cambiar
uno cosa por otra" (4). Los mecanismos principales que comandan esta transfonnación y que son los
propios del inconciente (condensación y desplazamiento para Freud, metáfora y metonimia para
Lacan), aseguran mediante la ley del significante, la indestructibilidad del deseo inconciente. Freud
descubre por ejemplo tras los disfraces del sueño, y mediante su interpretación, este deseo que busca
su realización.
Si la metáfora es esencialmente la sustitución de una cosa por otra, esta capacidad sólo puede existir
en el niño gracias al lenguaje que subvierte para el ser hablante el orden de las necesidades.
Hablamos del juego en su dimensión de ficción, es decir metafórica y de realización del deseo.

Pero en el juego observamos que el niño presta su cuerpo a distintos modos de satisfacción que
obtiene de él, por ejemplo manipulación, movimiento rítmico (columpiarse, girar, balancearse),
placer visual, incluso encuentra placer en ser manipulado, balanceado, lanzado al aire, por esos
otros significativos para él que son inicialmente sus padres. Freud llega a decir en "Tres ensayos"(5)
que el niño es también para sus padres "juguete erótico", esto es que se satisfacen con besarlo,
acunarlo, alimentarlo, hablarlo, especialmente la madre. Pensemos en el juego de las cosquillas, la
-sillita de oro, el avioncito ...
En estos primeros juegos con el niño la madre lo ayuda a constituir su narcisismo, lo pone en el
camino de conquistar una unidad imaginaria frente a la incoordinación sensorio motriz que
caracteriza su primer tiempo de vida (6). Gracias a esta identificación que le anticipa su imagen
como completa, el niño tendrá un cuerpo, entendido como una conquista en lo imaginario que no lo
reduce a una pura realidad de organismo. La felicidad que el niño muestra en los juegos con el
espejo testimonian lo crucial de esta conquista.
Esto que pasa desapercibido cuando estos procesos de constitución subjetiva marchan
nonnalmente, se hace evidente cuando faltan por sus efectos devastadores.

Ejemplifiquemos esto con la clínica. Una niña de 5 años llega a consulta porque resulta inmanejable
en el grado, no reconoce los límites del aula, se escapa, no juega con los otros niños. Cuando la
recibo viene en brazos de su madre, camina con dificultad, sus movimientos son torpes e inquietos,
su control de eSlmteres es precario, cuesta entender lo que dice, babea.. El diagnóstico de esta niña
cuya apariencia es de un retardo, es de una seria perturbación subjetiva que los manuales de
psiquiatría califican dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. Una observación de la
maestra nos muestra un indicador importantísimo de la situación subjetiva de la niña: no solo sus
dibujos son muy pobres sino que ella no les otorga significado alguno. Lo que destacamos es que
no hay intención de significación, no hay esa estructura de ficción que sí se manifiesta en niños
nonnales o con problemas menos graves.

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Si hablamos de cuerpo y de satisfacción estamos en el campo no de la realización de deseo y sus
objetos alucinados, sino de las pulsiones parciales y su polimorfismo que Freud sitúa como el modo
característico de gozar del niño al que llama "pequeño, perverso, polimorfo".
Esta dimensión pulsional también tiene lugar en el juego. Desde el bebé que juega con su voz en el
balbuceo, a la pilladita o a saltar en el pelotero.
Por el momento podríamos decir que el juego es escenario privilegiado donde confluyen: la serie
pulsional y sus objetos (pecho, heces, voz, mirada) y por tanto es un localizador de esta forma de
goce perverso polimorfo de la infancia, y la dimensión de ficción como medio privilegiado de
ordenar las relaciones del sujeto con el Otro en tanto lugar donde se constituye su deseo.

Winnicott, que valora el jugar, más allá del contenido del juego, como una actividad constituyente
del sujeto, piensa que si el elemento pulsional desborda cierta medida, el jugar se interrwnpe,
emerge la angustia. Este exceso pulsional sin detenimiento, con escaso o pobre material de ficción
nos indican problemas, así como en el otro extremo 10 indica la inhibición de jugar.
Del primer caso tenemos el ejemplo de los niños llamados hiperkinéticos (7) que desorganizan la
clase, molestan a los compañeros desbordan a tal punto a los maestros que terminan circulando de
escuela en escuela con una historia de fracaso que no es posible revertir sin un tratamiento
adecuado.

Un ejemplo clínico puede ilustrarnos sobre la inhibición de jugar en un caso grave. Una madre que
habla de su hija, una joven de 20 años que fue internada con diagnóstico presuntivo de
esquizofrenia. Retroactivamente esta madre la describe como un bebé extremadamente dócil, que a
diferencia de 10 que ella podía observar ahora en sus nietos, se daba cuenta que era raro que "no
buscara tocar las cosas, experimentar, moverse". Esta madre advertía que era su hija 11 meses
mayor que la paciente, la que había suscitado su atención, ella era la que más tarde se decidiría que
estudie dado que "la economía no daba para todos". Desde el psicoanálisis podemos decir que era
esta hija mayor "la inteligente, la capaz, la despierta" y no nuestra paciente, la que había iluminado
con su brillo fálico a la madre. Es decir la que había tenido un lugar en su deseo. La joven de la que
hablaba la madre "había quedado de lado, como la borra... la borra del café". Ese lugar de residuo,
de objeto sin vida, de objeto dejado de lado, era el lugar destinado a esta niña en tanto sujeto, en el
orden simbólico, particularizado en su familia.
La relación del sujeto con el objeto para el psicoanálisis no es la de la teoría del conocimiento. La
relación que hace posible la subjetividad humana es la del sujeto con el objeto originariamente
perdido.
El cachorro humano en su prematuración biológica depende para la satisfacción de las necesidades
de otro ser humano. La madre o quien desempeña su función al responder al grito del niño
transforma a éste en llamado e inaugura con la inscripción mnémica (inscripción significante) de
esta satisfacción mítica, a la que ya nunca igualará, la memoria inconciente y el circuito del deseo.
El objeto de satisfaccíón en tanto perdido para siempre, volverá a ser investido como huella,
inaugurando una forma de satisfacción exclusivamente humana: "el placer de des~ar". Esta pérdida
de la necesidad como puramente biológica inaugura para el psiquismo otro orden de necesidad que
podemos considerar lógica en tanto responderá al predominio del orden simbólico al que el ser
humano está sujetado y que se manifiesta como "hambre de signos" (8).

Podemos dar varios ejemplos en 10 cotidiano:

1) El niño que es alimentado al pecho de su madre y que deja de mamar, se distrae, cuando escucha
hablar a sus hermanitos; o suelta el pecho para fijar la mirada en la de su madre; o simplemente
se duerme dejando de alimentarse para entregarse al sueño, o prosigue chupeteando,
entregándose a esta actividad por puro placer no ya por necesidad.

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2) El niño que se calma al escuchar un relato o una canción pudiendo así distraer la satisfacción de
ciertas necesidades por un tiempo (por ejemplo esperar a que llegue el alimento) o aliviar ciertos
dolores o molestias.
3) En niños más grandes, cualquiera puede observar que un niño entregado a su juego, a esa
creación de un mundo como dice Freud, olvidan hasta sus necesidades más elementales: se
olvidan de ir al baño, hasta de comer.
4) Particularmente importante para el pedagogo es destacar que en clase, una de las tareas más
arduas de los maestros cuando los niños comienzan la escolarización es captar su atención, que
parece estar más en las propias ensoñaciones que en los deberes. Por eso, el paso a la
escolarización es un momento crucial para el niño, que debe someterse a una estructura que
privilegia la sistematicidad del conocimiento y que contrasta con la actividad creadora del juego
más cercana al saber inconciente, a lo particular de cada niño.

El juego como repetición

Hasta aquí, siguiendo a Freud y Lacan, hablamos de la importancia y hegemonía que concede Freud
al principio del placer que rige los procesos primarios, los procesos inconcientes y desde esa
perspectiva hemos abordado el juego, su estructura de ficción.
Lo que no hemos dicho es que alrededor de los años 20, Freud da un vuelco fundamental a su teoría
a partir de observaciones de su experiencia clínica que ponen un límite a la hegemonía del principio
de placer en los procesos psíquicos. Descubre en el automatismo de repetición, algo que está más
allá de la homeostasis del principio del placer y que es lo que Lacan conceptual iza como goce.
Freud, en determinados fenómenos clínicos como: cierto detenimiento en el tratamiento que
obstaculiza la curación, los sueños traumáticos de los que han vivido una guerra o accidentes,
ciertos sucesos dolorosos de la vida cotidiana que se repiten a pesar del sujeto, encuentra una
estructura común: la repetición, de la que el juego del niño pequeño ofrece un modelo.

Freud parte de la observación de su nieto de 18 meses (9) que cuando su madre se ausenta comienza
un juego repetitivo de arrojar fuera de su vista un pequeño objeto mientras pronuncia Fort! (fuera)
para hacerlo aparecer tirando de un hilo mientras dice da! (equivalente a un aqul). Se pregunta por
qué el niño repite con el juguete la ausencia dolorosa de la madre. Deduce que el niño hace al
juguete lo que le hacen a él, invierte su posición pasiva en activa y encuentra un modo de simbolizar
lo traumático de la partida de la madre. Y subraya que con este juego "el niño estará realizando la
más importante función de la cultura, que es la de perder a la madre" (9).

Lacan retoma este juego en distintos momentos de su enseñanza definiéndolo como una
matriz simbólica por la cual el niño se deja capturar por la estructura del lenguaje que
preexiste, comenzando a usar los dos fonemas que son a la vez sus primeras articulaciones
habladas.
Lacan usa términos como inseminación o entrada del sujeto en el lenguaje a partir de este
juego, porque si bien el lenguaje es el médium en el que el niño nace y es imposible pensar un
sujeto humano fuera de este orden simbólico, no es seguro que el sujeto consienta a ser
dividido por él, consienta a esta pérdida.
La estructura de ficción que defme al juego como a la creación y a las producciones
culturales dependen de esta pérdida de la que habla Freud y que Lacan retoma para dar un
paso más.
Buscando la determinación del sujeto mas allá del principio de placer, más allá de la
regulación de lo simbólico, Lacan subraya que detrás de la repetición se esconde lo nuevo.

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Por ejemplo, si bien esta presente en los dichos de los maestros lo importante que es el juego
en la educación inicial, vemos como en la práctica están preocupados porque el niño responda
produciendo trabajos de aprestamiento para la lectoescritura, y anticipan como dificultad del
niño el que prefiera jugar y no trabajar. Sin detenerse en si ese juego es creativo, si propicia el
lazo social con otros niños, si el niño muestra concentración en ese juego, si qué temas lo
ocupan, etc.
Otro ejemplo, una maestra también de educación inicial pero de niños más pequeños (entre 2
y 3 años) se queja de otras colegas que tienen a los niños "mucho tiempo jugando en el
patio" y subraya que ella con los niños le gusta trabajar. Para su sorpresa, tennina diciendo
que es verdad, que cuando se da cuenta suena el timbre y los niños no han salido nunca a
jugar.
Esto es lo que el psicoanálisis nos enseña, a escuchar la diferencia entre los dichos y el decir
o entre el enunciado y la enunciación , entre lo que digo y lo que quiero decir. En estas
diferencias se filtra algo de mi deseo, de mi posición subjetiva frente a mis dichos. Es lo que
se puede captar en los ejemplos anteriores, algo del deseo del maestro en relación ~ juego y al
aprendizaje. Y esto es a lo que el niño esta atento: a las fracturas, lás contradicciones los
silencios de mi discurso, porque es ahí donde capta mi deseo a partir del cual él puede
situarse. Quizás haya enseñanza sin deseo pero ¿hay aprendizaje significativo sin él?

El juego es un modo privilegiado para el niño de poner a punto su deseo.

Primero simbolizando una pérdida como veíamos con el juego del fort-da, pérdida que es
liberadora porque le pennite emerger como sujeto allí donde ocupaba el lugar de objeto para
el otro. Y más tarde, construyendo y creando ficciones que le ayudarán, situando el deseo del
otro, a situar el propio.
Winnicott habla del espacio potencial que el juego crea en principio entre el niño y su madre.
Más tarde cuando se superpone la zona de juego del niño con la de la otra persona, el maestro
tiene la posibilidad de introducir enriquecimientos, el terapeuta en cambio se ocupa de lo que
'obstaculiza el desarrollo, de la comprensión de esos bloqueos (11).

Dada la importancia que tiene el juego para la constitución subjetiva del niño, el maestro
puede advertir cuando hay problemas

Puede acercarse a los padres para ver si éstos los han advertido también y alentarlos a que
hagan una consulta con un psicoanalista que trabaje con niños.
A su vez el maestro puede servirse del juego para lograr ciertas respuestas que no obtiene en
el niño de otro modo. Puede servirse del juego para conocer de cada niño sus modos
particulares de relacionarse, o sus gustos o preferencias, incluso sus talentos. Puede valorar
también sus progresos, por ejemplo: de un juego más motriz a uno mas tranquilo, elaborado.

También puede el maestro como los padres, tomar posición en relación a los productos que
como juguetes o juegos virtuales ofrece el mercado a los niños.
Tomemos un fenómeno actual como es el bombardeo informativo y publicitario que
reciben(con más intensidad aunque no exclusivamente) los niños de áreas urbanas. A través
de los medios cada vez más desarrollados por la tecnología, los modos de recibir
información, los modos de establecer comunicación, y los propios juegos que el mercado
ofrece a niños y adolescentes, han cambiado vertiginosamente en los últimos años. El propio
cambio es valorizado cuando con la etiqueta de "lo nuevo" se pretende captar más
compradores. Este objeto de consumo, de la inmediatez, está en las antípodas del objeto de
deseo al que nos referimos al comienzo.

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Tanto el objeto al que puede aspirar el deseo ( el objeto soñado por el niño al que adorna con
atributos importantes para él, que se da un tiempo para pedirlo, esperarlo) como aquel que
causa, que pone en marcha el deseo humano, tienen poco que ver con la saturación que el
mercado promueve y a la que orienta sus estudios y propagandas (12).

Lo que nos enseña el juego del fort-da, es que más importante que el objeto en sí mismo es
jugar a su presencia y su ausencia y especialmente metabolizar una pérdida. Es a partir de
esta pérdida inaugural que el niño podrá abrirse a un universo de combinaciones posibles y
cargadas de significación. La significación propia, la que él crea como poeta, y la que será
capaz de recibir de la cultura en la que está, si ésta a su vez, no ha aplastado su lugar de
sujeto.

Notas Bibliográficas

1) Freud, Sigmund, "El poeta y la fantasía", Obras completas, Tomo II, Biblioteca
Nueva, Madrid 1973, pago 1344
2) Freud, Sigmund, "Personajes psicopáticos en el teatro",O.C., TomoII, Biblioteca
Nueva Madrid 1973, pago 1272
3) Lacan, Jacques, "La Etica del Psicoanálisis", seminario VII, Paidos, Buenos Aires
1988
4) Freud, Sigmund, "El poeta y la fantasía", op. cit.
5) Freud, Sigmund, "Tres ensayos para una teoría sexual", O.C, Tomo II, Biblioteca
Nueva, Madrid 1973
6) Duguech Gabriela "Los tres registros en la enseñanza de J. Lacan", documento de
Cátedra, Mayo de 2001. Ver especialmente "El registro imaginario".
7) CIEN (Centro interdisciplinarios de estudios sobre el niño) N~, Instituto del Campo
Freudiano, Bs. As 2000.Ver especialmente el trabajo "Infancia, patologías del acto y
responsabilidad subjetiva" del laboratorio de Tucumán.
También para este tema, Duguech Gabriela "Los niños llamados hiperkinéticos ...", en
"Fracaso escolar", colección Temas cruciales, Ed Atuel, Bs As 2001.
8) Rabinovich, Diana, "La experiencia de satisfacción en su articulación con más allá del
principio del placer", en Puntuaciones freudianas de Lacan: "Acerca del más allá del
principio del placer", Manantial, BS.As 1992
9) Freud, Sigmund, "Mas allá del Principio del Placer", O.C, Tomo III, Biblioteca
Nueva, Madrid 1973
10) Lacan, Jacques: "Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis",Seminario
XI, Paidos, Bs. As 1987, pag.70 y 272
11) Winnicott, Donald: "Realidad y juego", Ed Gedisa; Barcelona 1996, pago 75
12) En un artículo publicado en Clarín Económico del 9/5/99: "Los chicos gastan" traducido del
Washington Post, se pone en evidencia cómo los nmos y jóvenes son objeto de estudios de mercado
desde hace 30 años. Actualmente, dado que el aumento de niños es mayor y también lo es su poder de
compra, "... se ha desarrollado un vasto sector de servicios empeñado en acercar las empresas a los
corazones y alcancías de los menores". Por ejemplo Nikelodeon, el canal más visto por los chicos, dado
que en publicidad televisiva dirigida a ellos se invierten 800 millones anuales, organiza chateos online

10
con 200 grupos de menores de 12 años, "para conservar la sintonía con los deseos y pensamientos de su
público". Es auspicioso que frente a esta poderosa alianza capitalismo-tecnología exista el inconciente,
al que no llegan las encuestas ni los estudios de mercado.

Otras lecturas recomendadas


Donzis, Liliana: "Jugar, dibujar, escribir. Psicoanálisis con niños", Ed. Horno Sapiens,
Rosario 1998
Lacadée, Philippe: "Que es un niño?", Conferencia en Rodez, Octubre de 1995. En
"Resonancias de la interpretación", Ed. Atuel, Bs. As.
Leserre, Aníbal: "Un niño no es un hombre", Ed. Atuel, Bs. As., 1987

Lic. Gabriela DuguechJ


JTP Cátedra de Psicología Evolutiva
Ciencias de la Educación

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