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—_=_>— II. LOS CONTENIDOS DE LA MENTALIDAD BURGUESA En cada uno de los aspectos que se anatice de la mental daa burguesy ts aetitudes frente al problema det feet la sociedad, la naturaleza y ottos— se advierte la confluencia de una att bisa inicl a aconaiacion Ge ees cen des y, tambin, un cet caudal de aontnidce Seton ies gue a vee provienen de incxperenci pero sn seats tienen un niu Y aquiten ung nueva signicaciin. Hasta qué punto seen nuer igang punto aon a tao es La coherenia de una forma de mentaldad ext dada, en Bric, por um conjunto de eter: bacos, cease 61 cual se ordenan los conenios, Hasta shots es ‘mostrar como un eambi en as attedes soles tise 140 Jos cambios de la Sociedad se refea eh a aaane modo de pensamieno, un nuevo stena cane ee Consttuye un mateo forml” Lugo, és es lonade nen Conjunto de pensinienton de ides de ssberee geen provienen devas nuevas expeciencas oe Is splaaee uew metodo, y en pate del bape tallest dene ae 0 de su aneriowes cuaros ovganization y wens “ studio de a mentaliad burguesa a en los nuevos. Ast, en el proceso que estamos estudiando se incorporen « ta mentafidad burguesa un conjunto de grandes rngciones y de ideas provenientes de la tradicién cristiana y e la clésica, que se encuadran formando un sistema con todo ‘otro conjunto de ideas; para ello, cambian de signa, de caréc- ter, y se integran en otro conjunto coherente. Este proceso es gradual, pues el nuevo contexto ~el de la mentalidad bur gues s6lo logra coherencia progresivamente hasta llegar 1 un éptimo, a partir del cual comienza 2 dispregarse, como ‘ocurreen el mundo occidental después del Romanticismo, 1, Profanidad y sealismo EI primero de los temas que debe analizarse en un examen de los contenidos de la mentalidad burguesa es ef de la teali- dad misma. Ef tema es contenido y forma a la vez, pues la rnocién de fealidad, y la de causalidad vinculads con ell, sir ven a su vez de forma a todas los demas. Esta imagen de la realidad se manifiesta a veces de moners muy concreta y cla- +4, proyectindose en el campo de algunas disciplinas particu lares; pero hay ciertos elementos de la realidad que son difu- 505, que no estin dados en el campo de ninguna disciplina en particular y que, sin embargo, formtan una especie de tras fondo de muchas actitudes cientificas, Seftalaremos los ras. gos mis generalet de esta nueva imagen de la realidad que festa mentalidad burguesa empieza a elaborar, aunque practi camente todos los temas especiicas que luego seguiran cons- ‘tuyan aspectos parciales de esta imagen, La caracteristica de la mentalidad cristiano feudal, en ceuyo marco se constituye la mentalidad burguesa, es la inter- penetracidn entre realidad e irrealidad, o dicho de otro mo- do, fa identificacion de la realidad sensible con algo que lama ‘mos irrealidad, en tanto no es realidad sensible. Propongamos ‘un ejemplo: las nubes forman parte dela realidad sensible; pue- de vérselas y eventualmente Cocaiselas; los angeles que estén {en ellas no: no se los ve ni se los siente pero —se afirma— - eee a o José Luis Romero estan all. En el contexto de esta mentalidad, lo mismo es la hnube que el dngel. Aunque se trata de dos canales de conoci ‘miento completamente diferentes, una y otra cosa estin ten compenetradas que no hay nube sin angel: lueve cuando se rege, y un exceso de lluvia es senal de castigo divino.E! gel es una creacién intelectual, sin perjuicio de que, para quien tiene fe, sea una intuicion de fs divino. Hay, pues, una inrealidad, que es creacion intelectual, que se entremezcla con la realidad sensible, y esta compenetracion indiscriminada de realidad ¢ irrealidad constituye el mundo de ideas y creencias propio de la mentalidad cristiano feudal. En este contexto, la experiencia primaria de los hombres, {que viven de y en la naturaleza, aunque naturalmente existe, 6 invalidada por un sistema interpretativo apoyado en un ‘elemento autoritario, sea de naturaleza carismatica o simple- mente mégica. La experiencia esti sumida en un sistema de ppensamiento en el que la causalidad es sobrenatural. Ante ‘un fenémeno natural —la Tluvia, por caso, cuyas causas natu: rales inmediatas eran evidentes y bien conocidas~ cabria de- cir: “yo veo esto asi, pero no es asi, porque me han ensenido {que no es asi”. En esta frase esti e! secreto de la cuestin: la fuente autoritaria del conocimiento y su transmision como un sistema dogmatico. Asombrosamente, sobre la base de una vigorosa tradicion experiencial como la romana, se lia produ- cido ls impostacién autoritaria de un esquema de pensamien- to que ensea a pensar contra lo que dicen los sentidos. Y es- to ha sido fruto de una larga y paciente labor pedagégica, evada a cabo por el cristianismo. La aparicién de Ia burguesia —es decir el resultado de la revolucién burguesa de los siglos Xt y Xi implica para sus protagonistas el desarrollo de una serie de experiencias soci les nuevas e inéditas. Esas experiencias tienen una funcién ddisoviadora de la trabada relacin entre realidad ¢ irealidad; 2 partir de ellas se elabora una serie de mecanismos en virtud de los cuales se encuentra un izuevo principio de explicacién causal: una eausalidad natural La constitucién de la nueva sociedad burguesa, apoyada en una economia monetaria de mercado, estimula el empiris studio de a mental burguese 6 ‘mo prictico del mercader, el artesano 0 el minero, el de aque. los que, eperando sobee la realidad, inventan toda una serie ‘de mecanismos pricticos como la contabilidad~ para enten derse con el mundo inmediato, como si fuera una realidad tltima, sin preguntarse qué hay detris o més all de ella, y Ii mitndose a establecer mecanismos que funcionan. He aqui al indicio de la constitucign de esta nueva actitud; existen ‘ottas testimonios, imprecisns, apatentemente insignificantes, como por ejemplo las investigaciones de Roger Bacon, Pedro Peregrino y los franciscanos le Oxford en el siglo Xm. Ellos, como todos los otros que tenyan que entenderse con la natu. raleza inmediata, de manera empirica, empiezan a pensar el mundo en el contexto de Ia cgusitidad natural, como si hho operaran las fuerzas sobrenaturales. De la experiencia al establecimiento de un sistema explicativo basado en la causa lidad nacaral, y de alia la reinterpretacion del conocimiento. acumulado: he abi el camino por el que se forma este nuevo ‘marcoexplicativo de la realidad, pricticamente, de manera pre- via a cualquier teorizacidn sobre sus fundamentos dltimos. Di- ‘iamos, pues que lo que consiguié la experiencia burguesa fue elimitar une realidad operativa, aquella que se comporta de ‘una cierta manera cuando se actia sobre ella, mas allé de lo que pueda ocurrir euando se la trasciende, Asi, la primera conquista de la mentalidad burguesa con- siste en esta delimitacion de Ia realidad, absteniéndose de todo snilisis mis profundo que el que sir para explicar 05- ‘mo se comportaba, y en consecuencia, cémo hay que com- portarse frente a ella. A esta conquista denominaremos triun- fo de la profanidad. La secularizacién de la realidad, o la air ‘acid de la profanidad de la realidad, no significa que la realidad sea un orden mecénico, como lo habia sido para los ‘mecanicistas griegos o latinos, en una linea que reaparece en. el siglo Xvi con el aporte de los materalistas. La afitmacién de que la realidad es sagrada y no profana no implica la nega cidn de la realidad sobrenatural sino que funciona como aco- tamiento de un sector, de un nivel, que lamariamos la reali- ddad operativa. Esta es la gran conguista de la burguesia y esto es, nada més o nada menos, lo que implica la profanidad, a José Luis Romero, Esta comprensién de la realidad como profans y no sagra a, mediante un esfuerzo intelectual consistente en suprimir Ja causalidad sobrenatural y manejarla operativamente, como ‘un campo en el que funcionan causas naturales, esté expresa- dda en una formidable polémica de tipo filos6fico: la denomi- ‘nada Querella de los Universales, en el siglo XM y XIN, que es la primera y definitiva crisis de la Escolistica. Es ésta una de las grandes coyunturas de la historia del pensamiento. Esta ppolémica comenz6 conmoviendo a la Universidad de Paris, Originé grandes refriegas en la montana de Santa Genoveva, ‘ocasioné la crisis franciscana (¢ indirectamente la fundacién de la Universidad de Oxford) y se transmitié a todo el am- biente universitario, académico y teoldgico europeo. Los “realistas” Sostuvieron ia imagen tradicional, escolis- tica, de Ia realidad, en la que realidad e irrealidad se interpe- netraban, Sostenian que los universales definian, expresaban realidades: Universalia sunt realia. Paradgjicamente, este realismo es exactamente lo contrario de lo que hoy supon-

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