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00-Preliminares 15/8/12 14:52 Page 4 ¢ 1© 2071 Edtores del Puero CConiontes 1815. P10, 01. A (1082) Ciedad Auténoma de Buenos Ares Telefax (54-11) 4372-696918975-4209 wuntedtoresdelpuero.com ‘adminsracion @edtoresdelpuerto.com Diceho de tapa: Marana Migueles Impres en junio de 2011 en (Color Efe, Paso 192, Avellane Pia, de Suenos Ares, Tada: 500 ejemptares Hecho el depést de ley 1.723 Livro de edicién argentina ‘Sarrabaywuse Olvera, Maria lore Poder odily claua cated a Mee Ju Pn! Buonay Aen Cao de ude Loa Ian o72-067-1087-66-2 1, storia Polite Argentina 2. Fuerzas Amadas ‘rile ‘C00 220.902 Fecha de eatabgacién: 250872011, — 00-Preliminares 15/8/12 14:52 Page 5 ¢ Poder Judicial y dictadura El caso de la Morgue Maria José Sarrabayrouse Oliveira 15/8/12 14:52 Page 7 ¢ ice Introduccién Sobre lo que este libro se propone sostener Burocracias judiciales, juicios y dictadura. Un estado de la cuestion . La propuesta de investigacion . La eleccién del caso: el expediente de la Morgue Judicial Capitulo 1 Sobre el trabajo de campo y sus caracteristicas Espacialidades: acerca del campo y el viaje etnogréfico Temporalidades: viaje a través del tiempo (y los registros burocraticos) Nuevamente en el campo Los actores judiciales ‘Trabajar con expedientes judiciales . Capitulo 2 Los hechos que construyeron un caso Primera parte . . Breve historia de la Morgue Judicial en la Argentina .. Normativa y reglamentacién. Segunda parte . Los irregulares antecedentes burocraticos. Los médicos de la morgue y los primeros caddveres de detenidos-desaparecidos “En un enfrentamiento en Floresta abaten a cinco cabecillas subversivos” El encuentro para el reordenamiento de la burocracia — 14 16 21 21 24 26 30 34 39 40 40 43 46 47 15/8/12 14:52 Page 8 ¢ La desaparicién de Norberto Gomez Los caminos judiciales de Norberto Gomez, La autopsia de Norberto Gomez El sobreseimiento provisorio En los pasillos de tribunales De estrategias juridicas: la presentacién judicial De estrategias politicas: los organismos de derechos humanos y la “multipartidaria” Capitulo 3 Caracterizacién del Poder Judicial Pasados aristocréticos y presentes conservadores Lugares de residencia: Bella Vista, San Isidro, Adrogué Penal: cosa de hombres La carrera judicial y la organizaci6n de los tribunales . Los magistrados y los empleados . Los de adentro y los de afuera Los modos de reclutamiento a familia judicial: unos pocos apellides, unas cuantas influencias Obligaciones y relaciones de intercambio Dones y lazos sociales . Obligaciones, coerciones y valores morales Valores que dividen aguas Capitulo 4 Microdisputas, grupos y limites difusos. Procesos de fusién/fisidn en la justicia penal El Poder Judicial y las redes de interdependencia Grupos e identidades contrastativas . Las asociaciones de abogados y los abogados defensistas El Colegio de Montevideo y la Asociacién de Abogados La Revolucién Argentina y los abogados de la CGTA La “Gremial” de abogados Ell Poder Judicial La Cmara del Terror Los “minoristas’ y el “Camarén” — 60 62 64 66 66 67 70 B 5 81 82 84 88 93 95 100 102 103 105 ul 115 115 119 121 121 124 128 130 130 133 15/8/12 14:52 Page 9 ¢ Los trabajadores judiciales y las “Jornadas de Agosto” Empleados vs. Magistrados Las adscripciones académicas y la Facultad de Derecho Las discusiones académicas: Luis Jiménez de Asta y Francisco Laplaza La revancha hist6rica: la Facultad de Derecho y la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires La “restauracién” 24 de marzo de 1976 Capitulo 5 Las huellas de la burocracia secretos de sumario, De conflictos y oposicione: enfrentamientos y acumul: Médicos forenses: jerarquias, procedimientos y regularidades Las irregularidades en los procedimientos La Morgue, la Camara y la Corte: aumento en el nimero de médicos Los érdenes en las responsabilidades Incompetencias y habeas corpus: otra forma de demostrar conocimiento sobre los hechos La rigurosidad de la ley y la relatividad de las 6rdenes ante el “nuevo orden” Acerea del momento en que las fuerzas militares comenzaron a utilizar la Morgue Judicial Capitulo 6 El “incidente de las excusaciones”: obligaciones y relaciones de intercambio ceteeees . Prcticas habituales y adaptaciones a los nuevos tiempos Elevacién a la Cémara del Crimen: el comienzo de las excusaciones y los problemas de competencia Obligaciones juridicas y “otras” obligaciones El largo camino de la excusacién o la obligacién de devolver Dones y contradones Relaciones inhabilitantes y obligaciones impostergables, La lealtad como valor moral Deutdas, obligaciones y reposicionamientos Cambio de escenario — 143 148 148, 153 161 163 169 171 176 180 184 187 188 191 194 201 201 206 210 212 216 220 223 15/8/12 14:52 Page 10 ¢ Capitulo 7 Giros judiciales y reposicionamientos Primera parte: nuevos aires tribunalicios Los procesamientos . El juez, el fiscal y la defensa Segunda parte: grupos y adseripciones Los organicos Los independientes Los adaptados ‘A modo de conclusién Lo que la causa dejé iografia 227 227 233 235 240 243 245 248 251 251 261 o1.armado 15/8/12 14:54 Page 21 ¢ Capitulo 1 Sobre el trabajo de campo y sus caracteristicas Espacialidades: acerca del campo y el viaje etnografico La antropologia ha sido considerada, desde sus inicios, como la ciencia de lo “otro", de lo diferente, de lo distante. Como plantea Appadurai “la teorfa antropolgica siempre ha basado su practica en ir a algin lugar, preferiblemente algin lugar geogréfica, moral y socialmente distante de la metrépolis tedrica y cultural del antropé- Jogo” (1986: 356-357). En la tradicién de los viajeros, esos lugares desconocidos o solo distintos al propio mundo eran considerados como “sitios que guardaban respuestas para lagunas del conoci- miento y como fuentes de inspiracién para la creaci6n artistica y hasta para la critica social” (Krotz, 1988: 21). Lévi Strauss (1955) ha reconocido al viaje etnogréfico y a la experiencia producto del mismo, como fenémenos de purificacién. Esta distancia literal de la propia sociedad y este acercamiento a “nuevos mundos” permitfan al antropélogo no solo un conocimien- to de nuevas costumbres y culturas, sino una reflexién sobre la sociedad de la que era originario. Este traslado hacia un “otro” lugar, este valor inicistico especifico de la experiencia de campo en latitu- des distantes de la propia, ha hecho que el “viaje” se constituyese en un “elemento central en la produccién de conocimientos antropolé- gicos validos que justificadamente puede ser llamado como un método caracteristico de la antropologia” (Krotz, 1988: 46). Asi, el oficio del etnégrafo solo era considerado posible en la existencia del “otro”. La distancia de su propio mundo -el del etnégrafo-, sumada a las condiciones de vida impuestas por la lejanfa, son las que le brindarén la neutralidad necesaria para abordar a ese “otro” (Lévi- Strauss, 1955). El paso de lo que se conoce como “antropologia tradicional” a la “antropologia contemporénea’, se ha caracterizado por una serie de reformulaciones que abarcaron tanto temas como problemas y 2 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 22 ¢ concepciones antropolégicas clisicas (Pires do Rio Caldeira, 1989). Entre estas transformaciones, la autora destaca el pasaje del estudio de las sociedades distantes y extrafas al estudio de la propia socie- dad, sefalando que este pasaje ha implicado también el abordaje de otros temas tales como “relaciones interpersonales, relaciones de género, estudios de practicas profesionales, estudios de grupos étni- cos y demés” (1989: 5). A pesar de ello, la necesidad de la existencia de ese “otro” para la realizacién de la investigacién antropolégica, siguié presente (cfr. Da Matta, [1974] 1998; Lins Ribeiro, 1998). Este libro ha centrado su eje en el anélisis de las practicas y el fancionamiento de la justicia penal durante la viltima dictadura mili- tar y se encuentra inscripto en el marco de estas tiltimas discusiones antropol6gicas. En este sentido, una de las primeras preguntas que surgié fue acerca de las formas que adopta el trabajo de campo cuando el traslado espacial -tal como fue pensado por la antropolo- gia clésica~ no existe!, Cuando comencé a trabajar sobre el Poder Judicial, empecé a ver que el “campo” se presentaba para m{ como un espacio con limi- tes mucho menos claros que lo que proponfan las etnografias clasi- ado, una sala de audiencias, un archivo, un bar, la ial, el despacho de un juez, un estudio jurfdico, la sede de un organismo de derechos humanos. El mismo aparecia frag- mentado en decenas de lugares esparcidos en distintos puntos de la ciudad e, inclusive, del tiempo. ‘A lo largo del trabajo de campo he realizado entrevistas y he mantenido multiples situaciones conversacionales ~algunas ms for- males que otras- tanto con empleados como con magistrados y fun- cionarios judiciales. Simulténeamente, sostuve encuentros con abo- gados que habfan participado en la tramitacién de la causa, con 1 pa Matta sostiene que cuando la antropologfa voleé su mirada sobre la propia sociedad, el viaje etnografico se transformé, adquiriendo semejanzas con el viaje de los chamanes, es decir, “un movimiento dréstico donde, paradéjica- mente, no se sale del lugar. ¥, de hecho, los viajes chaménicos son viajes verti- cales (para adentro o para arriba) mucho més que horizontales, como sucede con los viajes elisicos de los héroes homéricos. Y no es por otra razén que todos aquellos que realizan tales viajes para dentro y para arriba son chamanes, curan- dexos, profetas, santos y locos, o sea, los que de algtin modo se dispusieron a lle gar al fondo del pozo de su propia cultura. Como consecuencia, Ia segunda transformacién conduce igualmente al encuentro con el otto y al extrahamien- to" ({1974] 1998: 267-268) 2 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 23 ¢ jueces y camaristas -algunos retirados, otros en ejercicio de su fun- cién— que intervinieron en la causa en cuesti6n y con médicos foren- ses, Asimismo, entrevisté a familiares y victimas del terrorismo de Estado. Més allé de Jas entrevistas claramente pautadas para “hablar sobre la causa de la morgue” o “sobre el funcionamiento del Poder Judicial durante la dictadura”, muchos otros espacios se convirtie- ron, también, en mis “pequefias aldeas etnogréficas”. Mi trabajo en el Ministerio de Justicia? ha facilitado esas charlas ocasionales, intercaladas entre cafés y trabajo, que permitian conocer tanto las percepciones gue los agentes judiciales tenian sobre determinados hechos como los significados que les otorgaban a los mismos. Estas particularidades de mi propia investigacién me permitieron advertir que, en realidad, son las précticas concretas las que crean las regio- nes etnograficas. Como sostiene Wright “antes habia solo datos incorpéreos a ser colectados de acuerdo con metodologias especifi- cas. El espacio solo era un campo distante; mas alla de eso, este no contaba para nada; una dimensién cartesiana a priori, sin disconti- nuidades. Concomitantemente, cualquier interaccién de individuos dentro de ese espacio no afectaba su ‘estructura’ de ningén modo” (1998: 9). En otras palabras, el “campo” aparecié ante mi, como una red de relaciones sociales hist6ricamente situada, antes que como un espacio cerrado. Se trataba de un espacio practicado, de un “lugar”: “No existen lugares a priori, como tampoco lugares ‘vacios’, sin significado” (Wright, 1998; 13), es la agencia humana la que transforma los espacios en lugares. En esta investigaci6n, las rela- ciones “antropolégicas” entabladas con los agentes judiciales emer- gieron gracias a la existencia de otras relaciones previas que las faci litaron 0 que les sirvieron de marco. En funcién de esta idea del campo y de las relaciones que alli se tejen, sera necesario entender las entrevistas sostenidas a lo largo de esta investigacién, 2 Hace diccisiete afios que trabajo en la Direccién Nacional de Politica Criminal del Ministerio de Justicia de la Nacién, Sin lugar a dudas mis afios de convivencia con abogados y gente vinculada -fundamentalmente- al derecho penal no solo han facilitado el aprendizaje del lenguaje juridico y de los eédigos y costumbres tribunalicios, sino que me ubicaron en una posicién privilegiada tanto para visualizar a los actores en sus pricticas cotidianas como para llegar a lugares de dificil acceso. 23 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 24 ¢ Temporalidades: viaje a través del tiempo (y los registros burocraticos) Este trabajo de investigacién presenta una particularidad que no es posible -ni deseable- soslayar: Se trata de una etnografia sobre las practicas y funcionamiento de Ja justicia penal pero en un momento pretérito, la ultima dictadura militar en la Argentina. Fue asf que para levarla a cabo también he tenido que proceder a un traslado; sin embargo, este no ha sido en términos espaciales, sino temporales. Emulando la idea del viaje etnografico, podria decir que para realizar mi trabajo de campo he debido realizar un viaje, pero un viaje a través del tiempo. Esto implicé tanto la lectura de docu- mentos judiciales y articulos periodisticos como la realizacién de entrevistas acerca de hechos ocurridos hace més de tres décadas?, La discusién antropolégica acerca de lo que implica para el investigador el traslado en el tiempo (Comaroff, 1992; Rosaldo, 1991; Balbi, 2007), puede articularse también con un debate que tiene sus origenes en el campo de la historia. Me estoy refiriendo concretamente a la discusién que se ha centrado en la relacién entre historia y memoria (Hallbawchs, 2005; LaCapra, 1998; Jelin, 2002; Jelin y Kauffman, 2001; Pollak, 2005; Da Silva Catela, 2002a; Traverso, 2007). Sin embargo, esta controversia no se ha circuns- cripto a los estudios histéricos sino gue ha atravesado las fronteras disciplinares haciendo que ‘la reflexién sobre la temporalidad, sobre el pasado y los procesos de cambio social esté presente también en otros campos, desde la filosofia hasta la etnograffa” (Jelin, 2002: 63). La tensa relacién entxe historia y memoria ~centrada en la oposici6n entre Jo objetivo y lo subjetivo, como fue planteado en los primeros 3 A las ya mencionadas transformaciones acaecidas en la antropologia @Pixes do Rio Caldeira, 1989) debemos agregar la incorporacién del anilisis de materiales histiricos. Al respecto, Balbi sostiene que, si bien en sus comienzos Ja perspectiva etnogréfica estuvo indisolublemente ligada al analisis de casos basados en el método etnogréfico (sincrénico en sus comienz0s), “posterior- mente los antropélogos sociales comenzaron a interesarse por el anélisis de rateriales hist6ricos y terminaron aplicéndoles el mismo tipo de mirada’. Es en este sentido, que afirma que “una etnogratia es un andlisis de caso desarvollado desde una perspectiva etnografica [esto es, una mirada analitica que da por supuesta la diversidad de lo real y trata de aprehenderla a través de un andlisis centrado estratégicamente en las perspectivas de los actores] independiente- mente de cudles hayan sido las téenicas empleadas para la construccién de los datos, las que son funcién tanto de las condiciones coneretas dela investigacién come de las preferencias del investigador” (2007: 39). 24 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 25 ¢ tiempos de la polémica-, presenta diversos niveles y tipos de rela- cidn. Como sostiene Jelin, en aquellos casos donde lo que esta en juego son las experiencias producidas por las “catastrofes sociales”, Ia memoria -mas que en otras situaciones- aparece como “una fuen- te crucial para la historia, aun (y especialmente) en sus tergiversa- ciones, desplazamientos y negaciones, que plantean enigmas y pre- guntas abiertas a la investigacién, En este sentido, la memoria funciona como estimulo en la confeccién de la agenda de la elabo- racién histérica. Por su parte, la historia permite cuestionar y pro- bar criticamente los contenidos de las memorias, y esto ayuda en la tarea de narvar y transmitir memorias criticamente establecidas y probadas (2002: 75). El debate entre historia y memoria, parece corporizarse en los conilictos planteados al investigador a la hora de utilizar, en su tra- bajo, documentos escritos y testimonios orales. Esto me ha Ilevado a reflexionar sobre el lugar que ocupan las entrevistas y los testimo- nios en esta investigaci6n: entrevistas realizadas en la actualidad acerca de un pasado reciente, pero que se proyectan hacia un futu- ro, De alguna manera, se trata de indagar en el modo en el que el abordaje y las interpretaciones de los distintos sentidos del pasado, realizadas por los actores, se van a incorporar a las distintas luchas politicas (Jelin, 2002), asi como también pensar cual es el lugar que el investigador va a tener en este proceso de investigacion (Carnovale, 2007; Da Silva Catela, 2002b; Jelin, 2007). En este senti- do, resulta también muy sugerente la categoria “memorias de la politica” (Rabotnikof, 2006), para poder pensar los relatos de los actores. Segiin esta autora, las “memorias de la politica” dan cuenta de aquellas formas y narraciones “a través de las cuales los que fue- ron contempordneos de un periodo construyen el recuerdo de ese pasado politico, narran sus experiencias y articulan, de manera polé- mica, pasado, presente y futuro” (2006: 260-261). El espacio destacado que ocupa la documentacién escrita en este trabajo de investigacién -organizado en un expediente judicial, es ineludible. En su trabajo sobre “El mundo de los archivos”, Da Silva Catela sostiene -rescatando la idea planteada por Goody acer- ca de la escritura como medio de comunicacién objetivador del 4 Jelin entiende por catastrofe social aquellos “acontecimientos y eventos taumaticos de represién y aniquilacién” que implican “situaciones de sufri- miento colectivo” (2002: 66). — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 26 ¢ habla, que en la sociedades modernas “el documento, la imagen y lo escrito [han adquirido una importancia fundamental] frente ala tradicién oral, formadora por excelenci: nidades no letradas. La escritura trajo consigo el registro y este, la necesidad de su conservacién, asi como su poder de prueba” (2002b). Sin embargo, estas distintas formas de registro han genera- do “un sistema de soportes que no suplantan ni eliminan las tradi- ciones basadas en la oralidad, sino que se superponen a ellas, en un juego de tensiones (Goody, 1996: 201-202)". Gran parte del trabajo de campo desarrollado para la realizacién de este libro ha transcu- rrido por estas tensiones, haciendo imprescindible la articulacién de los registros con los relatos de los protagonistas. La etnografia brin- dé Jas herramientas necesarias para ampliar los horizontes para observar el pasado, incentivando a ir “més all del documento” para, de esta manera, poder reconstruir las relaciones tejidas entre las per- sonas (2002b: 215). Conforme a esta perspectiva ~y estableciendo una diferencia con lo gue seria una etnografia de los archivos (Comaroff, 1992)-, esta investigacién pudo ser complementada y enriquecida con los relatos de los actores, los cuales oficiaron de testigos, protagonistas ylo intéxpretes de la historia relatada. Es decir, para levarla a cabo conté tanto con los registros escritos del momento (causas judicia- les, presentaciones de habeas corpus) como con los testimonios vivos del periodo, La posibilidad de realizar entrevistas a distintos actores que fueron protagonistas en un perfodo de hace mas de treinta afios, sin lugar a dudas enriqueci6 el anélisis, pero también present6 particularidades que se convirtieron en obstaculos, los cua- les debi aprender a sortear a lo largo de la investigacién. de la memoria en las comu- Nuevamente en el campo El Poder Judicial -particularmente el fuero penal—no es para mi un espacio desconocido. ¥ esto, por varios motivos. Por un lado, por mi origen familiar: provengo de una familia de abogados, estudian- tes de derecho y asistentes sociales, los cuales, en distintos momen- tos de su vida, han desempefiado -o desempefan- tareas en el Poder Judicial como jueces, empleados o funcionarios. Por el otro, por mi actividad laboral: mi trabajo en el Ministerio de Justicia ha hecho que me rodee de abogados -penalistas en su mayorfa-, muchos de los cuales han trabajado también en el Poder Judicial. Finalmente, por los afios que Ilevo realizando investigaciones en el campo de la 26 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 27 ¢ justicia penal, hecho este que me ha permitido -entre otras cosas- tejer mis propias redes de relaciones para poder transitar los intrin- cados pasillos tribunalicios. Todas estas cuestiones hicieron que el “otro” judicial no apare- ciese ante mi como un elemento dado, como una “cosa” exética que estaba alli esperando mi llegada para ser observada, analizada, interpretada. Era necesario crear esa diferencia, apelar al ejercicio intelectual que ~discutiendo la idea de la existencia de ese “otro cul- tural”, de los comienzos de la antropologia, como un hecho empiri- co real- permitiese mirar con ojos extrafiados practicas y conductas que, tanto para los actores judiciales como para mi misma, resulta- ban cotidianas y rutinarias, Era necesario volver al planteo de Da Matta (1974), segtin el cual la mirada antropolégica implica tanto una transformacién de lo exético en familiar, como de lo familiar en exético (cfr. Lins Ribeiro, 1998; Clifford, 1986; Comaroff, 1992; ‘Wright, 1998)5. Al decir de Da Matta, en los casos en que la discipli- na se vuelve hacia la propia sociedad, se hace necesario este segun- do movimiento, esto es, la transformacién de lo familiar en ex6tico: “ya no se trata de depositar en el salvaje africano o melanesio el mundo de practicas primitivas que se desea objetivar e inventariar, sino de descubrirlas en nosotros, en nuestras instituciones, en nues- tra practica politica y religiosa, El problema es, entonces, el de qui- tarse la capa de miembro de una clase y de un grupo social especifi- co para poder ~como etnélogo- extrafiar alguna regla social familiar y asi descubrir (...) lo exético en lo que esta petrificado dentro de nosotros por la reificacién y por los mecanismos de legitimacion” (1974: 267). La problematica del extratamiento va indefectiblemente unida, a su vez, a otro concepto desarrollado por Giddens (1995) y retoma- do por Lins Ribeiro (1998) para reflexionar sobre la préctica etno- grfica: la nocién de “conciencia prdctica”. Me explicaré: a lo largo de mi trabajo de campo, en mas de una oportunidad he encontrado que ante la extrafiada pregunta antropoldgica de por qué determi- nadas cosas se hacfan de determinada manera, se desplegaba una 5 para plantear la cuestién de la inscripeién de la diferencia, Fabian recu- axe al concepto de othering. En sus propios términos “othering expresa la com- prensién de que el otzo nunea es simplemente dado, nunca solo encontrado 0 descubierto, sino construido. Para mf, investigaciones en othering son investiga- cciones sobre la produccién del objeto antropolégico” (1990: 208). 7 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 28 ¢ asombrada réplica nativa en la que se afirmaba: “jse hace asi, por- que siempre se ha hecho asi! (cfr. Sarrabayrouse Oliveira, 1998; Martinez, 2006a). Dejando de lado ya lo que en un primer momento consideré como una escasa reflexividad de los agentes judiciales sobre su accionar cotidiano, comprendi que este tipo de respuesta da cuenta, en realidad, de lo que Giddens denomina conciencia préctica, es decir, aquellas cosas que los actores saben técitamente sobre el modo de “ser con” en contextos de vida social sin ser capa- ces de darles una expresin discursiva directa” (Giddens, 1995: 24) Asi, Lins Ribeiro sostiene que “la practica de investigacién antropo- l6gica, basada en el extrafiamiento es una dindmica objetiva y sub- jetiva fundamentada fuertemente en la percepcinexplicitacién de la conciencia préctica. Gran parte de la produccién antropolégica es, entonces, investigacién sobre la conciencia practica (...) Como outsider, el antropélogo representa para los agentes que estudia una ruptura con el flujo de la regularidad cotidiana” (1998: 240-241). En. otras palabras se podria decir que el antropélogo no debe subesti- mar, ni menospreciar lo que los actores dicen, sino que por el con- twario debe poder articular las explicaciones que dan acerca de lo gue hacen con la observacién de lo que hacen, y en funcién de ello interpretar los actos. En esta investigacién en particular—en la cual gran parte del tra- bajo se leva a cabo a partir de la lectura de distintos documentos judiciales-, se ha hecho imprescindible recumir al relato de los pro- pios actores ~antes que solo al reglamento~ para poder comprender el modo en el que ellos entienden que se enmarcan sus précticas, aunque “eso siempre se haya hecho asf’. Esto no quiere decir que uno vaya a tomar a pie juntillas aquello gue los actores dicen, En todo caso se trata -como sostiene Balbi- de tomar seriamente las afirmaciones que los agentes realizan sobre sus propias acciones, evitando prejuzgar respecto de su credibilidad, y “toda vez. que se topa con un tipo de explicaci6n recurrente para acciones de cierta clase debe prestarle una atencién desprejuiciada tanto como inten- tar explicarla” (2007: 67). Para llevar a cabo esta etnografia sobre la justicia penal durante Ja ltima dictadura, recurri a conceptos y categorias desarrollados por la antropologia en su anilisis de “otras” sociedades. Honor, pres- tigio, don, relaciones de intercambio, relaciones de parentesco son con- ceptos que han ocupado un lugar cardinal en el desarrollo de la tesis doctoral, Como consecuencia de ello, esta tesis doctoral se inscribiria 28 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 29 ¢ en el marco de aquellas investigaciones que ~como lo plantea Cunha Comerford para su investigacin sobre las organizaciones sindicales campesinas de Minas Gerais “apuntan a la posibilidad de colocar en relacién sistematica campos de investigacién muchas veces manteni- dos separados, como el anélisis de los movimientos y organizaciones de clase y de la gran politica sindical y partidaria clasista y el estudio del parentesco, de la familia, de la politica de reputaciones, de las for- mas de sociabilidad cotidiana, de las formas de expresi6n simbélica de los valores, de las luchas de familia” (2003: 21). La utilizacién de conceptos y categorias fundantes de nuestra disciplina para comprender y explicar el entramado de relaciones por el que discurrfan los agentes judiciales durante el proceso dicta- torial se fue articulando y engarzando con las estrategias metodolé- gicas seguidas a lo largo del trabajo de campo. Asi, un fenémeno que llamé mi atencién fue el uso estratégico que los actores judiciales hacian de las relaciones de parentesco (y también de sociabilidad). Esto es, los actores recurrian a estas categorias no solo para dar cuenta de sus propias relaciones sino para dirigirse y vincularse con- migo: ya sea ubicéndome en un mapa de relaciones conocido (“Qué grado de parentesco tiene con vos el jue. que esté en penal econé- mico?”, “A ese grupo [dentro de la justicia] pertenecia tu padre. iPreguntale a tu madre!"), o bien, actuando de un modo admonito- rio o cémplice (“;Vos con ese apellido, sabés de qué te estoy hablan- do!). Esta recurrencia en las entrevistas no hizo otra cosa que con- firmar el lugar fundamental que, a mi entender, ocupan las relaciones de parentesco en el modo que tienen los agentes judicia- les de organizar y estructurar el mundo por el que circulan. Asimismo, remite a ese juego dialéctico de aproximacién/distancia- miento entre el antropélogo y los actores sociales analizado por Lins Ribeiro (1998)-, en el cual estos tltimos intentan “socializar al antropélogo, domesticarlo, darle un lugar en las redes sociales loca- les, ubicéndolo en el aparente flujo de pricticas cternizadas y natu- ralizadas a través, frecuentemente, de rituales de nominacién, atri- buciones de roles de parentesco ficticio u ofrendas rituales (...) Este proceso cuenta con la participacién activa del antropélogo, que esta- blece complejas relaciones de seduccién con sus informantes” (Lins Ribeiro, 1998: 241), Por otra parte, al recumir a las relaciones de intercambio y sus consecuentes obligaciones como un modo extendido entre los agen- tes judiciales de fundar vineulos y preservarlos, comenzaron a entrar cen juego otros temas tales como la fundaci6n de grupos, las identi- 29 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 30 ¢ dades contrastativas, las lealtades. ¥ lo peculiar de estos temas mas allé de su indubitable utilidad te6rica- es que me sirvieron como puertas fundamentales para encarar las entrevistas. 0 sea, poder correrme del hecho duro de la causa y entrar por estos problemas més “tradicionalmente antropolégicos”. En otros términos, abordar las charlas, conversaciones, entrevistas “desde la propia historia” y no necesariamente desde un hecho conilictivo -tanto en términos institucionales como politicos~ como fue la “Causa de la Morgue’, para después si poder llegar al caso. Ahora bien, hablar en torno a estos temas no constitufa solo una estrategia metodolégica, sino gue los mismos eran fundamentales para comprender el mundo social ¢ institucional en el que convivian o habfan convivido los agentes judiciales. Como ya lo expliqué al comienzo de este apartado, el espacio judicial no me resultaba ajeno. Sin embargo, aquellos obstaculos ini- ciales que crefa relativamente superados® volvieron con toda su fuer- za cuando debi centrar mi atenci6n en la atenta lectura de un expe- diente judicial. Si bien estaba acostumbrada a leer causas judiciales tanto por mi trabajo en el ministerio como por mi trabajo en la uni- versidad-, nunca habfa estructurado una investigacién en torno a una. El recurrir a abogados para que oficiasen de traductores en la lectura y comprensién de la “Causa de la Morgue”, se present6 como un camino obligado. Los actores judiciales Realizar una investigacién antropolégica sobre el Poder Judicial no implica solo hacer antropologia en la propia sociedad, sino hacerlo en una institucién que esta fuertemente articulada con el ejercicio del poder. En este sentido, los “otros” de la justicia también son diferentes de aquellos que el conocimiento antropolégico tradi- © ken mis primeras investigaciones -si bien conocia, en parte, “el mundo de tribunales’-, a medida que iba avanzando en mi comprensién del campo, este se iba haciendo cada vez mas exético. Un mundo de términos desconocidos, neo- logismos y frases formularias comenz6 a inundar mi tarea (Tiscornia, 2008; Sarrabayrouse Oliveira, 1998). Por otra parte el proceso de exotizacién me lev fa preguntar por cada|prictica, cada formulismo, cada elemento cotidiano, Pasado un tiempo, habfa dejado de ser un actor social "descalificade” (cfr: Lins Ribeiro, 1998) para convertirme en una interlocutora vélida para varios actores judiciales: podia sostener una conversacién, realizar una entrevista e inclusive cuestionar ciertas précticas. Si bien no pertenecia a la misma “tribu’ podfa des- plazarme por ella con bastante comodidad. 30 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 31 ¢ cional habia reconocido como “legitimos” (Mignolo, 1998). Ya no se trata de los subalternos, los vulnerables, los marginales (cfr. Comaroff y Comaroff, 1992) sino, por el contrario, de aquellos sec- tores, grupos, elites que tienen la suficiente fuerza como para con- vertir sus ideas, reflexiones y practicas, en hegeménicas En mi tesis de licenciatura, sostuve que “realizar entrevistas a agentes vinculados a la justicia es una tarea que presenta sus pecu- liaridades para el abajo antropoldgico. En general es sencillo entrevistarlos porque hablan en abundancia, estan acostumbrados a hacerlo y —fundamentalmente- les gusta. No se sienten incémodos frente a la presencia del grabador y tampoco parecen sentirse “aco- sados” por el “etnégrafo": allt, los exdticos somos nosotros. La reté- rica y el poder que James Clifford (1986) reconocia y cuestionaba como elementos constitutivos pero ignorados (durante afios) de la practica etnografica, o lo que Clifford Geertz (1996) denominaba el “problema moral de la investigacién etnografica’, parecen, en este caso, desdibujarse. Las preguntas funcionan como disparadores para el despliegue de “clases magistrales” sobre derecho procesal, criminologia o historia del derecho. Asi, la clasica relacién antropé- loga/informante se transformaba répidamente en alumna/docente” (Sarrabayrouse Oliveira, 1998: 4). Sin lugar a dudas, todos estos el mentos perviven en este libro. Sin embargo, existen ciertas particu- laridades que, tanto por el tema, como por el momento histérico ele- gido, distinguen a los actores sociales de esta investigacién. En un principio, consideré que el tiempo al que debia remitirme no superaria los treinta afios de la época actual, es decir; los comien- zos de la tltima dictadura militar: Sin embargo, el trabajo de campo me fue demostrando que para poder entender qué es lo que sucedié con la justicia penal durante el terrorismo de estado, necesariamen- te debfa remontarme varios afios atrés. Como se vera en los capitu- los 3 y 4, para caracterizar el periodo as{ como las disputas y enfren- tamientos puestos en juego, tuve que remitir esta historia hasta la década del 60. La edad de la mayoria de los actores entrevistados oscila ente los sesenta y setenta aftos, razén por la cual muchos de ellos se encuentran jubilados o estan por hacerlo; otros se han retirado de la justicia para dedicarse a la actividad privada en sus estudios juridi- cos. Acostumbrada a entrevistar agentes judiciales en funcién, no pude dejar de advertir que el retiro de la actividad pablica los pre- dispone de otra manera para la charla y para la reflexién sobre esa época. No solo por el tiempo que estan dispuestos a brindar para 3 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 32 ¢ una entrevista antropolégica sino por el lugar en el que se colocan como relatores, testigos y/o protagonistas de la historia de una insti- tucién a la que -hasta cierto punto— ya no pertenecen. Por otra parte, la abundante produccién de trabajos en el campo de la memo- ria realizados en los tiltimos afios, ha hecho que el espacio de las entrevistas se convierta -para algunos~ en un lugar desde el cual ejercer un rol protagénico como relatores del momento histérico del que fueron testigos? El tiempo de las entrevistas también plantes varias dificultades. En principio, era necesario distinguir una declaracién judicial -muchos ms cercana en el tiempo a los hechos denunciados en la causa~ de una entrevista realizada treinta afios més tarde de la ocu- rrencia de los mismos. Y con esto no me estoy refiriendo a la exis- tencia 0 no de un recuerdo “fidedigno” de los hechos, sino a las modificaciones en la interpretaci6n de esos hechos que el transcur- so de los afios y la historia -politica, institucional, personal-, conlle- va, Por otra parte, no se trataba solo de una cuestién temporal, sino de contexto: las circunstancias en las que se realiza una declaracién judicial y una entrevista antropolégica, definitivamente, no son las mismas, Las posibilidades que tienen los actores de decidir acerca de la realizacién de una u otra, as{ como la coercién a la que se sujetos en uno u otro caso, difieren, y estas circunstancias van a marcar lo que se dice en cada uno de los espacios. En otras palabras, no solo fue necesario considerar el momento histérico e institucio- nal en el que se realizaron declaraciones y entrevistas, sino el marco gue las circundaba, La discusién en torno a las diferencias entre el trabajo del antropélogo y el del inquisidor (cf. Rosaldo, 1991; Mendes de Miranda, 2005) resulta sumamente adecuada para pen- sar las entrevistas antropolégicas y las declaraciones judiciales. Asi, mientras que cl inquisidor busca una verdad Gnica y absoluta, el antropélogo intenta “percibir cémo los discursos producidos por sus ‘objetos’ se constituyen en sistemas de produc (Mendes de Miranda, 2005: 142); en un caso se persigue la confe- jon de verdades” 7 Un hecho que llam6 mi atencién ~contra todos mis preconceptos inicia- les~ es que en el caso de aquellos actores judiciales que contintian pertenecien- do a la justicia penal, les resultaba mucho mas sencillo y amable hablar del Poder Judicial durante la ltima dictadura, que de otros temas que refiriesen a problemas en el funcionamiento actual de la justicia, por ejemplo, la relacién entre la institucién policial y la judicial en su labor cotidiana, 2 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 33 ¢ sién, en el otro se pretende obtener una suerte de confidencia voluntaria. “La diferencia de naturaleza entre la confidencia y la confesi6n es que la primera se refiere a una comunicacién en secre- to, que presupone la confianza en la discrecién y lealtad del oyente, en la cual el foco puede estar tanto en el receptor como en el men- saje; en tanto la segunda se relaciona con la declaracién 0 reconoci- miento de una verdad referida a una accién, un error, una culpa, y también al arrepentimiento, y en la cual el foco estaba en el emisor” (Mendes de Miranda, 2005: 142)8, Las entrevistas abundan en nombres de personas reconocidas al interior de tribunales, ya sea por sus actos, ya sea por sus relaciones Esto, sumado al rol desempefiado por los actores entrevistados como protagonistas 0 como testigos de un momento hist politico tan sensible-, planteé como un problema la decisién que debfa tomar acerca de la utilizacién de los nombres. Dar cuenta del mapa de relaciones que estructuraba el fuero penal durante la dic- tadura es uno de los objetivos de este libro y, en este sentido, com- prendi que los nombres de los actores no eran relevantes?. Asf, coin- cidiendo con la afirmacién de Balbi segtin la cual “no es el comportamiento individual lo que constituye [el] objeto de estudio ico y [de la antropologia] sino que lo son las relaciones y los pro sociales” (2007: 75), pero también respondiendo al pedido efectuado por algunos actores de mantener el anonimato de las entrevistas, es que he resuelto no utilizar los nombres reales de los entrevistados como tampoco los de las personas nombradas en el marco de las entrevistas, ni los de los jueces y funcionarios judiciales que apare- cen a lo largo del expediente. Unicamente sern utilizados los nom- bres de quienes estuvieron imputados en la causa penal y de aque- llas personas que son mencionadas en articulos periodisticos y/o documentos histéricos. Los entrevistados solo son mencionados por los cargos judiciales que ocupan o han ocupado. 8 traduccién de Ia autora, 9 Bs cierto que Ia utilizacién de los nombres harfa més sencilla la com- prensin del mapa de relaciones del que pretendo dar cuenta. Por este motivo, probé distintas posibilidades, antes de optar por la utilizacin de las siglas: desde reemplazar los nombres reales por colores -lo cual, a mi entender, banalizaba el relato- hasta utilizar apellidos ficticios. Esta glkima opcién tampoco me parecié probable, en la medida en que también implicaba una ponderacién de los ape- llidos ficticios seleccionados en un espacio donde el nombre ocupa un lugar fun- damental. 33 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 34 ¢ Trabajar con expedientes judiciales {Qué cosas dicen las causas judiciales? Es sabido que los expe- dientes constituyen el modo por antonomasia de plasmar los proc: dimientos judiciales. Ahora bien, podria agregar que se trata tam- bién y sobre todo, de un estilo de escritura que tiene una forma particular de ordenar y presentar los hechos que, se pretende, con- formaran “verdades juridicas”. Las sentencias y resoluciones son el resultado de un proceso de lucha de arguments y posturas no sola- mente juridicos sino extrajuridicos, que circulan tanto al interior como al exterior del tribunal (Abramovich, 1991) y que son utiliza- das para la defensa de intereses individuales como asi también co. porativos. En este sentido, el seguimiento de estas précticas forma- les y altamente normatizadas saca a la luz ~fundamentalmente en los casos en que se producen rupturas en el discurso~ cuestiones vin« culadas con el marco institucional y los constrefiimientos estructu- rales asi como con las diferentes adscripciones de los agentes, las representaciones de los mismos y las alianzas ¢ intereses que los relacionan. Desde esta perspectiva, el trabajo con una causa judicial preten- de reconstruir practicas judiciales, relaciones entre grupos, conilic- tos y acuerdos, y no realizar un anélisis de doctrina juridica y con- ceptos dogmaticos (tarea para la cual tampoco he sido preparada). Y esta aclaracién no es menor: la tarea del antropélogo que realiza su trabajo en el campo de la antropologia juridica no es la del mero traductor de causas judiciales 0 de términos juridicos; por el con- trario, “leer” antropolégicamente causas judiciales implica dar cuen- ta de las précticas, los procedimientos y las relaciones que caracte- rizan ese mundo, de las tramas que se tejen y sostienen ese universo social, Asimismo, el trabajo con una causa judicial también puede ser pensado como aquello que de Sousa Santos (1991) ha definido como método de caso ampliado. Al decir de este autor “este método opone a la gencralizacién positivista por la cantidad y por la uni- formalizacién de las observaciones, la generalizacién por la calidad y por la ejemplaridad. ‘En ver. de fijar la cantidad de casos (obser- vaciones) adecuada, el método de caso ampliado escoge un caso 0 tun niimero limitado de casos en que se condensan con particular incidencia los vectores més importantes de las economias intera: cionales de los diferentes participates en una practica social dada’ (de Sousa Santos, 1991: 11). El maximo detalle descriptivo que se 34 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 35 ¢ obtiene, mediante las técnicas de observacién participante, obser- vacion sistematica, entrevistas no estructuradas, entrevistas en pro- fundidad y andlisis documentales, es utilizado para establecer una especie de Arbol genealégico del caso” (1991: 101-102) que lo vin- cula con otros casos y, a través de distintas mediaciones, a otras estructuras mayores, Al hablar de Ia “Causa de la Morgue” estoy hablando, en reali- dad, de dos causas paralelas: por un lado un expediente administra- tivo y, por el otro, un expediente penal. En cl expediente adminis- trativo, tramitado ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacién (CSIN), se investigaron las irregularidades administrativas cometi- das por empleados y funcionarios judiciales; en tanto que en la causa penal, la investigacién giré en torno a la determinacién de la existencia de un delito!0. Ambas causas comenzaron a tramitarse hacia fines de la dictadura militar: Sin embargo, en el caso del expe- diente administrativo, la investigacién fue clausurada a los pocos meses por una resolucién de la CSJN del régimen dictatorial. Ya en cl perfodo constitucional y con una nueva composiciGn cortesana, se ordené la reapertura del expediente. En lo que respecta a la causa penal!!, la investigacién no fue clausurada en ningiin momento, Sin embargo, durante el gobierno democratico se pueden advertir claros cambios en el rumbo adoptado por el expediente. Esta cuestién pudo ser rastreada a partir de distintos elementos, tales como el resultado de las resoluciones, la ampliacién de las declaraciones fundamentalmente, el lugar que se les fue otorgando a los denun- ciantes en el proceso judicial. Ahora bien, cul es el universo de documentos, real y palpa- ble, con el que me tuve que enfrentar? Para aquellos que no estén familiarizados con el mundo tribunalicio, bueno es aclarar breve- mente cémo se organizan los multiples oficios, resoluciones, testi- monios, documentos que, en su conjunto, conformaran lo que se conoce como expediente. Los expedientes se dividen en cuerpos; 10 Las discusiones sobre la calificacién de los hechos -es decir, el delito en cuesti6n- y sus implicancias serén desarrolladas a lo largo del libro, 11 La causa penal iniciada en 1982 por itregularidades en el funciona- miento en Ja Morgue Judicial inclufa entre sus pginas otra causa penal, que es Ja que constituye la punta del iceberg por Ia cual se puede comenzar a investigar Io ocurrido en Ia Morgue Judicial. Se tata de la causa iniciada en 1979, por la desaparicién de Norberto Gémez. Este punto seré ampliamente explicado en el préximo capftulo, — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 36 ¢ cada cuerpo consta de doscientas hojas que en la jerga tribunalicia son llamadas fojas!2, la vuelta de pagina es denominada, a su vez, Jojas vuelta, y en los distintos escritos aparece -en su forma abrevia- da- como Fs. via. El expediente administrativo de la Morgue Judicial constaba de seis cuerpos, en tanto que la causa penal estaba inte- grada por ocho. La lectura completa de ambos expedientes rond6, aproximadamente, las dos mil ochocientas paginas de “resoluciones”, “proveidos” y “demandas”, ilegibles -en muchos casos- y escritas en una cerrada jerga. Parte de la investigacién implicé descubrir que, tras ese “oscuro lenguaje”, se desplegaban abigarradas discusiones, estrategias y disputas juridicas y politicas (cfr. Tiscornia, 2008; Sarrabayrouse Oliveira, 1998). En una primera etapa, el trabajo de investigacién se centré en la lectura general de ambos expedientes y en la posterior realiza- cién de un resumen de los mismos, a fin de poder diagramar una suerte de “guia de la causa” con el objeto de organizar ese extenso relato judicial. Sin embargo, el resultado final de la investigacién doctoral se estructuré, fundamentalmente, a partir del trabajo con Ja causa penal, recurriendo al sumario administrativo para cuestio- nes puntuales. Lentamente fui delimitando lo que seria mi trabajo de campo. Asi, en forma paralela a la profusa y recurrente lectura de los expe- dientes, comencé a realizar entrevistas. En principio, esta necesidad afincaba en la busqueda inmediata de una explicacién y traduccién de lo que alli se decia. Pero ~a medida que iba comprendiendo esos escritos repletos de verdades formularias (cfr, Sarrabayrouse 12 En su investigacién sobre los tribunales federales de Ia Ciudad de Buenos Aires, Lucfa Eilbaum realiza una interesante descripcisn y un andlisis del modo en el que, en las précticas cotidianas de los agentes judiciales, se pro- duce una suerte de animacién de los expedientes, de fetichizacion, en la que los cuerpos comienzan a adquitir vida propia: "La presencia fisica del expediente se reforzé con algunas categorfas que escuché en boca de los agentes. Una que des- perté mi interés fue cuando hablaban de los ‘cuerpos’ de un expediente, ‘La causa tiene dos cuerpos', ‘el fiscal Ilevé el cuerpo I de la causa X,,‘pidieron foto- copias del tercer cuerpo. A través de estas y otras frases similares, el expediente pareefa cobrar vida” (2008: 50). Asimismo, indaga sobre los significados otorga- dos tanto a las categorias como a las caracteristicas que adoptan estos cotidia- nos elementos de los juzgados: “Quedé todavia mas intrigada por esa presencia cuando supe que cusntos més cuerpos tenfa una causa, més importante se con- sideraba 0, por lo menos, se entendfa que tenia més trabajo incorporado (...) ‘Muchos fueron Jos agentes que enfatizaron este cardcter altamente burocratiza- do del sistema, segiin el cual la cantidad de papeles se transformaba en un sim- bolo de trabajo y productividad” (Bilbaum, 2008: 46). 36 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 37 ¢ Oliveira, 1998)- las entrevistas se mostraban como el camino imprescindible para poder reconstruir la historia més alld de lo que aparecia en el expediente. También recurri a viejas entrevistas -rea- lizadas en el marco de otras investigaciones- para releerlas a la luz de los nuevos problemas planteados. En su anélisis sobre el trabajo etnografico con archivos vincula- dos al terrorismo de estado, Da Silva Catela plantea que “mas alld de estas caracteristicas iniciales o distintivas, todos los acervos relati- vos a los periodos dictatoriales en el Cono Sur se buscan y se res- guardan bajo la consigna de que esconden la verdad sobre la dicta- dura” (2002b: 211). Luego, en el transcurso de las investigaciones, se puede advertir que en realidad se trata de relatos ya conocidos pero documentados. En un punto, la “Causa de la Morgue” también habla de hechos conocidos. Sin embargo, lo interesante de este caso es que brinda la posibilidad de reconstruir las huellas dejadas en su reco- rrido burocratico por esos hechos, como asi también rastrear las acciones de aquellos grupos u organizaciones que aunaron su accio- nar en su enfrentamiento con el gobierno dictatorial. Es asi que el expediente permite reconocer la existencia de una multiplicidad de voces que son las que iran construyendo una historia, en muchos momentos contradictoria. En este sentido, las entrevistas tuvieron tres grandes objetivos: en primer lugar, contar con la ayuda de informantes especializados -en términos profesionales y bésicamente como conocedores de los hechos relatados- para que sirvan de guias en el “transito” por la causa penal; en segundo lugar, conocer las impresiones y los relatos de los actores sobre aquello que aparece en la causa como prueba judicial; por tltimo, acceder al relato de hechos puntuales que no surgen del expediente pero que estén vinculados con las historias que alli se relatan. En funcién de esta tiltima cuestién, cabe aclarar que si bien gran parte del trabajo se ha sostenido sobre la informa- cién documentada en la causa, otra parte no menos importante sur- gi6 del relato de hechos sobre los que no existen testimonios escri- tos. Estos relatos fueron producidos por testigos presenciales por boca de terceros (Jelin, 2002) y entiendo que constituyen una parte fundamental de esta investigacién. Estos hechos, sobre los que no existe documentacién que sirva como prueba escrita, pueden reconstruirse no solo a partir de lo que los actores cuentan sino de las consecuencias -politicas ylo burocraticas~ que tuvieron Pero, sin lugar a dudas, una de las mayores virtudes que, como antropéloga, pude encontrar en la realizacién de entrevistas consis- te en el hecho de que, a través de las mismas, pude organizar una 37 — o1.armado 15/8/12 14:54 Page 38 ¢ suerte de “agenda” de temas y problemas fundamentales, la cual ampliaba el universo que yo habia recortado o imaginado. Asi, debi incorporar a mi andlisis otros ambitos que, sin ser el propio Poder Judicial, sostenian con el mismo un estrecho vinculo (universidades, estudios juridicos, asociaciones profesionales, asociaciones gremia- les). La relacién sostenida con estos ambitos daba cuenta, a su vez, de una cantidad de disputas y conflictos que, a lo largo del tiempo, fue estructurando grupos; por su parte estos enfrentamientos per- mitieron historizar el periodo y comprender los hechos en su con- texto especifico asf como las caracteristicas que presentaba el Poder Judicial. Por tiltimo, cabe aclarar que el hecho de ampliar el universo de preguntas y temas a partir de las entrevistas constituye, en realidad, una decision metodolégica ligada directamente a decisiones de orden tedrico y conceptual (entender la importancia de todos esos espacios de sociabilidad para comprender y explicar los funciona- mientos institucionales). La metodologia no puede ser definida a priori, por fuera del campo, como un mero listado de téenicas de observacién y recoleccién de datos. Cada campo y cada construe- cién de problemas requiere de metodologias de abordaje diversas que se van planteando a lo largo de la investigacién y quedara a cri- terio del investigador determinar cudles son las mas adecuadas. 38

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