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El Cristo de Mayo es una escultura milagrosa de Jesús que data de 1612. Durante un terremoto devastador en 1647, la corona de espinas se deslizó de la cabeza al cuello de la escultura, aunque ésta permaneció intacta entre los escombros. Los intentos de devolver la corona a su lugar original provocaron réplicas del terremoto. Desde entonces, la imagen se ha atribuido varios milagros y es venerada por los fieles que acuden a pedirle favores.
El Cristo de Mayo es una escultura milagrosa de Jesús que data de 1612. Durante un terremoto devastador en 1647, la corona de espinas se deslizó de la cabeza al cuello de la escultura, aunque ésta permaneció intacta entre los escombros. Los intentos de devolver la corona a su lugar original provocaron réplicas del terremoto. Desde entonces, la imagen se ha atribuido varios milagros y es venerada por los fieles que acuden a pedirle favores.
El Cristo de Mayo es una escultura milagrosa de Jesús que data de 1612. Durante un terremoto devastador en 1647, la corona de espinas se deslizó de la cabeza al cuello de la escultura, aunque ésta permaneció intacta entre los escombros. Los intentos de devolver la corona a su lugar original provocaron réplicas del terremoto. Desde entonces, la imagen se ha atribuido varios milagros y es venerada por los fieles que acuden a pedirle favores.
El tambin llamado Seor de la Agona es famoso por tener su corona de espinas
en el cuello, hecho causado por el terremoto de 1647. Se asegura que la imagen puso nerviosa a la misma Quintrala.
La imagen del Seor de la Agona, conocido popularmente como el Cristo de
Mayo, que permanece en la actualidad en el Templo Nuestra Seora de Gracia o Iglesia de San Agustn, es una antiqusima escultura de madera policromada que fue tallada por el fraile agustino Pedro de Figueroa en 1612. Durante ese tiempo, fue una reliquia religiosa ms, sin embargo, todo cambi la noche del 13 de mayo de 1647. Un terrible terremoto sacudi la ciudad de Santiago, derrumbando casi todas las casas, templos y edificios pblicos (slo qued en pie la iglesia de San Francisco y parte de la iglesia de San Agustn), mientras grandes peascos se desprendan del cerro Santa Luca, causando ms pavor a los sobrevivientes. Las crnicas hablan de escenas pavorosas. Doa Ana de Quiroga, madre de nueve hijos, fue una de las heronas de la funesta jornada. Logr salvar a ocho de sus hijos, pero cuando regresaba con el ms pequeo, un pedazo de muralla la aplast junto al pequeo. Por todas partes se escuchaba un horrible concierto de lamentos, mientras los vecinos sobrevivientes intentaban rescatar a sus deudos de los escombros. La asustada poblacin slo atin a reunirse en la plaza de armas, mientras los clrigos y frailes hacan las veces de enfermeros.
Los frailes agustinos, haciendo un recuento de los daos en su iglesia, se
percataron de un sorprendente hecho. La escultura del Cristo de la Agona se encontraba intacta -al igual que dos antorchas que lo iluminaban da y noche-, pese a que la nave en que la imagen se encontraba se haba derrumbado en su totalidad. Pero aquello no era todo. La corona de espinas, que durante dcadas haba permanecido bien ajustada sobre su cabeza, se haba deslizado hasta el cuello. El obispo agustino Gaspar de Villarroel y otros religiosos intentaron poner la corona en su lugar, pero en ese momento se produjo una fuerte rplica. Intentaron repetir la maniobra por segunda vez, pero en ese momento se produjo otro temblor. Los religiosos, entonces, desistieron de intentar poner la corona en su lugar, por temor a provocar ms temblores. Todo ello fue inmediatamente tomado como un milagro por los maltrechos vecinos capitalinos. Al ao siguiente, en mayo de 1648, el cabildo de Santiago orden que la imagen fuera sacada en procesin, desde la iglesia de los Agustinos hasta la Plaza de Armas, para conmemorar el supuesto milagro. Al amanecer del da 14 el fervor religioso rayaba en el delirio. Los amigos enemistados se reconciliaron y en pocos das se celebraron ms de doscientos matrimonios de parejas hasta entonces amancebadas (convivientes). Los reclusos de la crcel, algunos convictos por delitos muy graves, libraron providencialmente todos ilesos. Pero, a pesar de que haban desaparecido los guardianes y todos los muros, ninguno se atrevi a darse a la fuga. As de asustados y sobrecogidos quedaron con el brutal movimiento de tierra. Una de las tantas leyendas que aliment la imaginacin colonial habla que los agustinos le habran facilitado la escultura del Cristo de Mayo a la mismsima Catalina de los Ros y Lisperguer, mejor conocida como La Quintrala, clebre en su poca por su belleza y maldad, quizs para inculcarle algo de caridad y espritu religioso. Se cuenta que cada vez que la Quintrala azotaba brutalmente a sus esclavos y peones, o cometa una de sus habituales tropelas, se terminaba encontrando indefectiblemente con la mirada triste del Seor de la Agona. Hastiada por la situacin, habra mandado devolver la imagen a los religiosos, no sin antes advertirles que no soporto que un hombre me ponga mala cara en mi propia casa. En la actualidad, el Cristo de Mayo permanece en la Iglesia de San Agustn y en su cuello todava se puede observar su corona de espinas cada. Se le atribuyen toda clase de milagros, desde la recuperacin de enfermedades terminales hasta la concesin de trabajo y salud. Por ahora, todos los das recibe la visita de numerosos fieles, que le piden favores o simplemente se encomiendan a su proteccin. Y nadie, que se sepa, ha intentado volver a poner la corona de espinas en su lugar original.