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Capitulo 10 Immanuel Kant, Ja raz6n y la rutina Ba shir ee loo ay pene ora, pena res de mits exatas, gene gut seh salle de tod te enoe nesacadémicor ince soles, Pre tank temo el cane contrario, el del profesor de filosofia prototipo. Immanuel Kant & elnombre que ones bos sun to poss en tofo do ofiio: Un hombec de tive que dios oda trcato dgno de mencén " ; Ue pose» Pn os polio + Ane Lo cient, a Epicaro!y Lucrecio® Les aren « Montagne ms 1iz. Los revoluc ities, a mace Daas Spinoza... Pero, ;quién lee a Kant? Sélo los profesores de filo- sls, sua cera tan incapr del Henge de ponent? como fatcinada por el mecanismo de penst. Kant lo tiene todo pcr des ap pn tructaracién altamente compleja y ambigua, que 7 Presa a a, me proenn sem pcs none opinin —dentro de una fundamental coherencia— que per lead per at ed aT bign offce una certs impenewabilidad pos cl profno, 164 IMMANUEL KANT, LA RAZON Y LA RUTINA estudios, Nacié en 1724 en la pequefia local: la Prusia Oriental, hoy dentro del territo con Lituania y Pol lad de Kénigsberg’, en tio ruso en la frontera Nunca se movié de su ciudad, donde tia. Se dice que los ciudadanos de Kénigs- berg ponfan su reloj en hora cuando vefan pasar on on habitual caminata al profesor Kant, el individuo de habitos fue un gran ilustrado. Perteneci6 al Siglo de las Luces, ¢l siglo XVII, y @ mismo se preg querer decit ser Tustrado. Kant— estriba en la incapacidad de se ‘miento, sin la diteccién de otro. Uno ria de edad, cuando la causa de ella del entendimiento, sino en la falta virse con independencia de Aue aqui la divisa de la ilustracién,” ¥ estudié que podia otia de edad —escribe tvitse del propio entendi- de decision y nimo para ser~ sin la conduccién de otro. Sapere le tu propio entendimient La cRirIca DE LA RAZON PURA Immanuel Kant era de origen h ¥ con enormes s ion de milde. Su padre fe talabartero tifcios pudo afrontar los gastos de la educa, mostré enormes condiciones tear benefictores que le per- no tardé en encom 65 LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO mitieron continuar su educacién en Jos niveles superiores. Es- tudié logica, metaisca, ciencias naturales, geografia y teologia en Ja Universidad de Kénigsberg, Al completar sus estudios, se templed como preceptor en un par de familias nobles y luego cocupé una plaza de ayudante bibliotecario, Para esa época ya habia eserito algunos textos, que le fueron dando prestigio aca- démico, Dict6 un nimero enorme de cursos acerca de materias uy variadas. Era un profesor excelente, ademés de un lector ‘voraz y apasionado. Sus escrtos siguieron apareciendo y ll- mando la atenci6n. En 1770 fae nombrado finalmente profesor “ordinario de logica y metafisica, en la universidad de su ciudad. En su cétedra Kant exponia la sistematizacién oficial de la filo- sofia de la época, que seguia los manuales de Christian Wolff sin embargo, estaba ya elaborando su propio sistema. Ci comenzé la redaccién de la obra que expondria ese sistema ‘rey que le insumiria nos tres’ meses, pero trabaj6 en ello du- rante once afios. El resultado se public6 en 1781. El titulo con el que se dio a conocer fue Critica de la razén pura "Uno de los temas mas debatidos en la filosofia a partir del comienzo de la modernidad es si todo To que sabemos, y pode~ mos conocer, lo recibimos por medio de nuestro sentidos, © algo previo a lo que ellos puedan percibir. Los empitista sajo- nes como Hume y Locke aseguraban que todo nos venfa como desde la experiencia. La Yinea de Leibniz sostenia, en cambio, gue el entendimiento era previo de alguna forma alos datos de los sentidos, Lo QUE APORTA EL EXTERIOR ¥ NOSOTROS MISMOS En a Critica de la razén pura Kant establece un andlisis magistral de la relaci6n entre lo que recibimos por medio de los sentidos 16 [IMMANUEL KANT, LA RAZON VIA RUTINA y lo que aportamos nosotros como estructura de ese material Es decir, los individuos tenemos ya una organizacién mental de nnuestras capacidades de comprensién, que son alimentadas por Jo que recibimos de los datos de los sentidos, pero éstos tienen que configurarse de acuerdo con las condiciones de nuestra forma de conocer. Es verdad que no conocemos nada sin que Jos sentidos nos proporcionen datos experimentales. Pero tam- bign es cierto que esa informacién experimental se recibe y se configura de acuerdo con la propia organizacién de nuestra forma de conocer. Que no tiene por qué ser exactamente la sinica posible. Lo que, de esta manera, propone Kant es una sintesis y una superacién de las dos corrientes dominantes a lo largo de la ilosofia moderna: el empirismo de Locke y Hume, y el racionalisimo 0 innatismo de Descartes y Leibniz. Kant plensa que quiz nosotros no conozcamos nunca la realidad en sf, la cosa en si, lo que él va a lamar el nosimeno. Es decir, c6mo son has cosas, Sabemos lo que nos dan las cosas a través de los sentidos para influir en nosotros y c6mo organizamos ese mate~ al nosotros. Eso es lo que llamamos conocimiento, que ¢s la mezcla entre lo que dan los sentidos y lo que da nuestra estruc tura cognoscitiva. Exo es lo que nosotros podemos saber. Mas alls estarin las cosas que quizé puedan ser vistas por una divini- dad, No podemos saber cémo son las cosas en si, tal como Dios ‘en su absoluta sibiduria las veria, s6lo sabemos cémo son las cosas para nosotros, es decir, c6mo se nos presentan. Y este modo de ser de las cosas, que podemos conocer, depende de ‘nuestra constitucién y esta limitada por ella. Nosotros podemos ver sélo lo que nuestros sentidos nos dejan ver. Pero también hay sonidos o luces que los humanos no podemos escuchar © ver, Un perro puede percibir ultrasonidos que nos son inaudi- bles, Del mismo modo, lo que recibimos esti condicionado por lo que somos capaces de comprender y de organizar. Esa 167 teorfa cognoscitiva que resuelve una polémica de siglos ¢s quizs Ja mayor aportacién de Kant en el terreno de la epistemologia En la Crftca de la ezzén pura, investig6 si eran posibles el co- nocimiento matemitico, el fsico y el metafisico. Es decir sil ‘matemitica, la fsica y la metaffsica eran posibles como ciencias, con pretension de universalidad y necesidad. Sein 4, no de- bbemos considerar el conocimiento desde sus objetos, sino en forma inversa, Los respectivos objetos pueden ser considerados s6lo desde las condiciones que hacen posible nuestro conoci- miento de ellos. Kant llamé a esta inversién “giro copernica- no”, por analogia con el ggesto de Nicolis Copémico que, en ver de considerar que el sol giraba en torno a la Tierra, concluyé que ésta giraba alrededor del Sol. Realizar este mo- vimiento me permite darme cuenta de que los objetos no son realidades independientes de mi. De hecho, la percepcién de tun objeto no es una recepei6rt pasiva, sino una actividad. El objeto es constituido por el sujeto como cierta unidad sintética cde muchas percepciones. Esta actividad sintética ejercida por el sujeto es lo que hace posible el objeto. El objeto es constituido, pues, por el sujeto, a partir de los datos de la intuicién sensible, Pero s6lo en cuanto objeto, no en cuanto a la cosa que sea en si, Por ejemplo, veo unas manchas de colores que se hacen més grandes, escucho unos sonidos caractersticos —digamos, por jemplo, ladridos—, huelo un olor especifico, resino todas estas sensaciones y digo “ahi viene un perro ladrando”. Esas sensi- ciones son organizadas por mi mente de una cierta manera Pero, es la ‘inica manera posible? En principio, no puedo s- berlo, Cuando percibo un objeto estoy produciendo una inter pretaci6n y sintesis de datos sensibles y no tiene sentido que ‘me pregunte cémo seria ese objeto —ese perro o esa silla—in- dependientemente de toda interpretacién y sintesis. Por ejem- plo, todo objeto espacial me parece tridimensional, pero ztet~ 168 dei el espacio tres dimensiones o diecisiete? El hecho es que no puedo percibir un objeto en diecisiete dimensiones. Quiz pueda pensarlo teéricamente, pero no puedo percibieo, Por esa raz6n, Kant introduce la distincién entre fendmeno y notimeno. “Fendmeno” es la fanto objeto para un como ya dijimos, es la cosa considerada bien, los presuntos objetos de la metas Dis, no son fenémenos de nuestra experiencia, puesto que no se apoyan en intuicién sensible alguna. La metafisca, pues, ca rece de cientificdad, supone un uso inadecuado de la raz6n, ¢ implica razonamientos sofisticos’. Pero las ideas metafsicas no surgen, sin embargo, arbitraria 0 caprichosamente, sino que se originan en la estructura misma de la raz6n, la que segin Kant tiende siempre a subordinar cada condicién a otra mis general y tiende, asi, a establecer sintéticamente una condici6n incon- dicionada, por horror al progreso al infinito, Kant rechaza que haya un conocimiento metafsico valido, pero a la vez afirma que las cuestiones metafiscas derivan de la estructura misma de la raz6n —de modo que son al mismo tiempo inevitables e irresolbles—. Segiin Kant, la raz6n tiende —en un proceso que él llama “‘prosilogistico”—~ a subordinar siempre cada condicién a otra mas general. Por ejemplo, es lo aque hace cada chico cuando empieza con el “spor qué?”. Todo padre sabe que ese “zpor qué?” no tiene fin. Hay un ejemplo famoso, segiin el cual a un sabio oriental se le pregunt6: Si el undo esti en el espacio, zpor qué no se hunde en el vacio? La espucesta es: Porque esti sobre el caparaz6n de una enorme tor tga. Se le repregunté: ¥ la tortuga, gpor qué no se cae? La res Puesta: Porque esti apoyada sobre cuatro inmensos elefantes Ora pregunta: 2¥ los elefantes por qué no se caen? Respuesta EA AVENTURA DEL PENSAMIENTO Porque no. Kant dice que la metaisica hace algo como eso al postular una condicién incondicionada, Una causa primera, finalidad diltima, efeétera, Todas las cosas tienen alin origen, pero este origen tiene a su vez un origen, y éste oto, y asi hasta llegar a un primer origen de todo, que es Dios. ¥ que no tiene origen. :Por qué? Porque si. Este primer origen se pone por horror al progreso al infinito, es decir, por cl peligro de que, tuna ver que entramos en esta cadena de interrogantes, ya no podamos salir de ella, Pero la razén necesita poder pasar a otros temas y entonces postula, por ejemplo, una primera causa, como el padre que, después de un largo rato de responder a di- ‘yersos “spor qué?” de su hijo, termina diciendo “porque yo lo digo” 0 “cuando crezcas vas a entender” Esta ilusi6n trascendental no cesa jamés, pues es natural ¢ inevitable, De tal modo, nunca podremos conocer los presun- tos objetos de la metafsica, pero tampoco podremos dejar de preguntarnos acerca de ellos, o de suponerios, La metafsica, fegiin Kant, es imposible como ciencia pero es ineludible como tendencia inherente al hombre. Dice Kant de la metafsica: “En nada desmerece pot el hecho de que sirva mis para impedir ferrores que para ampliar el conocimiento, antes bien Te da dig- idad y prestigio por la censura que ¢jerce, la cual garantiza el orden universal y armonfa —y aun bienestar— de la repablica de la ciencia, evitando que sus animosas y fecundas elaboracio- nes se aparten del fin principal, la felicidad universal RAZON INSTRUMENTAL ¥ RAZON DIALECTICA Bl logro esencial de Kant es separar radicalmente la razén ins trumental de la razén especulativa o dialéctica, no quedando cesta cltima condenada a la ilegalidad sino referida a una legali- 170 : IMMANUEL KANT, LA RAZON VLA RUTINA dad diferente. Quizis esta escisién fundamental no es mis que la interiorizacion definitiva de la divisién del trabajo, que hien- de el espiritu para mejor dominar al hombre. En todo caso, desde un punto de vista historico, Kant no s6lo no acaba con la rmetafisica especulativa, sino que acelera su més alto cumpli- miento, al destacat el definitivo papel del sujeto en la constitu- ‘Gén del objeto. Libre, por obra de! mismo Kant, del modelo de Ja ciencia experimental, la especulacién metafisica, es decir, el cjercicio de la raz6n pura, Jevanta sus mis audaces construecio- nes los sistemas de Fichte", Hegel y Schelling? Para Kant, “Dios, el alma, el cosmos universal, son subli- ies objetos extrasensoriales, creados por la raz6n pura y fuente inacabable de antinomias paradéjicas en cuanto intentan ser pensados como cosas reales, de las que percibimos con los sen- kkantiana asestaba tun duro golpe a las pre tensiones racionales de los metafisicos y tedlogos tradicionales, de la gran escuela sistematico-especulativa. Pero una vez inde- ppendizado de estos dominios, Kant no aspira a ir més lejos, ni mucho menos a socavar las creencias religiosas y morales esta~ blecidas, Por el contratio, halla de nuevo en la conciencia moral y en él imperativo categérico de acatamiento al deber inscrito en ella una nueva base, auténoma esta vez, pero no menos eficaz, para sustentar la creencia en un alma libre ¢ in~ mortal y un dios omnipotente, que rige justicieramente su des- tino, La doctrina ético-religiosa tradicional, antes impuesta au toritariamente por la jerarquia exterior, se interioriza de modo tan suficiente que el individuo ya no necesita la amenaza dog mitica para sustentatla, La mayoria de edad ilustrads, segiin Kane, como luego segiin Freud, es la stpresién de Ia autoridad patemna porque uno mismo ha llegado a convertise en su pro pio padre ‘Ademis de su teoria del conocimiento, que tanta importan- m LLAAVENTURA DEL PENSAMIENTO cia tiene “0 y metafisico, Kant ta concentré su atencién, pues, en el tema de la moral. ;Cémo podemos llegar a descubrir qué es lo especifico del comporta~ miento humano y de la moral? No son, por supuesto, los dog- mas, o los mandamientos que varian de un lugar a otro, sino que hay que buscar el micleo mismo de la moral. Kant lo cen- t16 en lo que llamaba un Imperative Categorico. LA MORAL SEGUN KANT Mostrando una inmensa vit pocos afios una serie de escritos toda metafsica futura en 178: las costumbres en. 1785, los Primeros principios metafsicos de la cien- cia natural en 1786, ca do la razén pritia en 1788. En ésta, Kant se propuso fandar una ética racional y auténoma, que se apoyase solamente en la razén y que no dependiera de inclinaciones subjetivas. En este sentido, lo primero que Kant descubrié es que no hay pricticamente nada que pueda ser I~ mado “bueno” absolutamente, 2 no ser una buena voluntad. ¥ sélo es buena una voluntad que actiia por respeto al deber. Kant desarroll6 sus ideas éticas como el resultado Iégico de su creen- cia en la libertad fundamental del individuo. No consideraba esta libertad no sometida a leyes, sino mis bien como la libertad del gobiemo de sf mismo, la libertad para obedecer en concien- cia las leyes del universo tal como se revelan por la razbn. En un momento advierte que “el hombre suefia con un pa- raiso de ignorancia y holganza”, del que la arrolladora actividad de la razén le saca y cuyo retomo le prohibe: “La raz6n impulsa a soportar con paciencia fatigas que odia, a perseguir el brillante rope! de trabajo que detesta inclusive olvidar la muerte que m IMMANUEL KANT, LA RAZON Y LARUTINA Je horroriza: todo ello para evitar la pérdida de pequeiieces, cuyo despojo le espantaria aun m: Segiin Kant, la moral esté hecha de imperativos, de érdenes. Hay que hacer exto, aquello, o lo de de mas all y no hay que hacer esto 0 lo otro. Todos son imperativos, es decir, mandatos. 1a mayotta de los imperativos de nuestras vidas son condiciona- les. Por ejemplo, si quiero tomar el avién debo levantarmne temprano, Es un imperativo condicionado a algo que yo quiero hacer, si quiero llegar a tiempo al aeropuerto, a la hora que sale el avin, pues de lo contrario no necesito madrugar. Todo eso 8 tn imperativo condicional, 0, como también lo llama Kant, hipotético. Es una orden dada en funcién de una actividad que voy a realizar. Lo que Kant busca, como base de la moral, es 4ué imperatives hay que no tengan condiciones sino que tene~ ‘mos que hacerlos si si, no porque vayamos a conseguir tal 0 cual cosa sino porque somos seres humanos racionales. Un im- perativo condicional tiene la forma “si quiero tal cosa debo hacer tal otra” —por ejemplo, si quiero conservar mi crédito y buen nombre, debo devolver el dinero que me prestaron— pero la moral no puede basarse en ese tipo de imperativos, sino fen aquellos que plantean lo que debo hacer y no s6lo lo que me conviene hacer. A veces lo que debo hacer y lo que me convie- ne coinciden —por ejemplo, en el caso de la devolucién del préstamo— pero frecuentemente se oponen. En tal caso, lo ftico es lo que debo hacer y ninguna otra cosa. Pero, zc6mo saber en cada caso lo que debo hacer? Segtin Kant, porque mi conducta se debe adecuar a una mixima racional que se me Presenta como imperativo categérico. Si cuando voy s hablar a alguien digo la verdad, puedo decir que deseo que todos los seres humanos en las mismas condiciones digan la verdad. Si Imiento, en cambio, no puedo convertir ese principio en ley Universal, Porque yo no quiero que me mientan ami. Yo deseo 173 sentir para obtener una ventaja, pero no quiero que los dems ime mientan porque si no el dislogo seria imposible. La mentira no puede ser base de moralidad porque es imposible que sea convertida en ley universal. Si todos mintieran, nadie creeria nguna afirmacién y entonces la mentira sevia ineficaz. Como contrapartida, la verdad si puede serlo. El principio verdadera- mente moral es aquel que puede convertrse en una ley univer. sal para todos los dems. ‘Nosotros no somos dueiios de todas las consecuencias de ls acciones, es deci, estamos viendo permanentemente que hace- ‘mos cosis cuyos resultados son opuestos 0, por lo menos, dife- rentes a Io que habjamos buscado. Entonces, es0 nos puede in- bir y preguntarnos: “Para qué voy a intentar yo realizar tal 9 cual cosa si Tuego los resultados van ser distintos a los que deseo?. Kant piensa que lo prictico, lo verdaderamente moral en cada uno de nosotros, es la buena voluntad. Es decir, to Sinico alo que no podemos renunciar es tener buena voluntad ys acto ateniéndome a ella, sean cuales fueren las consecuen- as, nadie me puede reprochar moralmente nada. Pero, zen qué se basa Ja buena voluntad moral? Toda la moral esti forma- da por imperatives. Estos imperatives estin en toda nuestra vida, constantemente estamos dindonos érdenes a nosotros mismos de acuerdo con lo que queremos hacer; por eso hay nperativos, como ya dijimos, condicionales, es decir de acuer- doa algin motivo, alin proyecto que tenemos. Ingreso al m- bito moral cuando me rio, no por tales imperatives condicio- rales sino por imperativos categoricos. Para Kant, el centro de Ja moral lo expresa de varias formas— pasa porque el ser hu mano debe considerar a los otros individuos como fines en n0$ y no como instrumentos. Es decir, no debe utilizar 2 ingin hombre como una herramienta para objetivo, dstintos a los que el ser humano puede proponerse a si mismo, Debe- 174 IMMANUEL KANT, LA RAZON Y LA RUTINA mos reconocer que cada uno de nosotros puede dar una orien taci6n universal a su accién, que lo que busca es el cumpli- riento de esos fines de la humanidad que no son compatibles con considerar a los demas como meras herramientas. LAS SEMILLAS QUE HAY EN EL HOMBRE En 1790 Kant publicé la tercera de sus criticas, la Critica del tio, 0 Critica de la faultad de juzgar, obra en la que analizé la po- siblidad racional de subsumir Jo particular en lo general y hallar Jo general en lo particular. Se ocupé alli de estudiar el juicio es tético y el teleol6gico, En 1793 Kant hizo conocer su obra Le religion dentro de lo mites de la mera razén, que le valié una amonestacién por parte del emperador prusiano Federico Guillermo, quien le reclamé una retractacién respecto de su filosofiareligiosa, si querfa evitar “dolorosas consecuencias”. Kant no autorizé ninguna modifica- cién en su escrito, pero se comprometié de alli en adelante ano hablar de religién, al menos mientras el emperador viviese. En 1795 publicé La paz perpetua, obra en la que abogaba por el es- tablecimiento de una federacién mundial de estados legitimos, y on 1797 la Metafisia de las cstumbres, donde expuso su teoria ju- Hidica y politica. Como explicamos, Kant crefa que el bienestar de cada individuo debia ser considerado, en sentido stricto, como un fin en si mismo, y que el mundo habria de progresar hacia una sociedad donde la raz6n “obligaria a todo legislador a crear sus leyes de tal manera que pudieran haber nacido de la voluntad jinica de un pueblo entero, y a considerar a todo suje- to, en la medida en que desea ser un ciudadano, partiendo del Principio de si ha estado de acuerdo con esta voluntad”” Segiin Kant, la educacién es el elemento fundamental para 175 LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO 1a formacién de los hombres. Sobre este particular escribi6: “Ey hombre no llega a ser hombre mas que por la educacién. No es ‘més que lo que la educacién hace de él. Es importante sul ue el hombre siempre es educado por otros hombres y por otros hombres que a su vez también fueron educados [...]. La educacién es un arte cuya prictica debe ser perfeccionada a lo largo de las generaciones. Cada generacién instruida por los conocimientos de las precedentes es siempre mis apta para esta blecer una educacién que desarrolle de manera final y propor cionada todas las disposiciones naturales del hombre y que ast conduzca a la especie humana hacia su destino. [...} Por eso la educacién ¢s el problema mayor y mis dificil que puede plan- teirscle al hombre. En efecto, las luces dependen de la educa ign y la educacin depende de las luces [...)"- principio del arte de la educacién que particu- larmente los hombres que hacen planes de ensefianza deberian tener siempre ante los ojos. No se debe educar a los nifios éini- camente segiin el estado presente de la especie humana, sino segiin su futuro estado posible y mejor, es decir, de acuerdo con la Idea de Humanidad y con su destino total, Este principio es de gran importancia. Ordinariamente los padres educan a sus we de adaptarles al mundo actual, rrompido que esté. Deberfan mis bien darles una educacién mejor, a fin de que un mejor Estado pueda surgir en el porve- nit, Sin embargo, se presentan dos obsticulos para ello: “Ordi- nariamente, los padres no se preocupan més que de una cosa: de «que sus hijos salgan adelante en el mundo, y los principes no consideran a sus sibditos mis que como instrumentos para sus designios. Los padres piensan en. Jos prineipes piensan en su Estado. Ni unos ni otros tienen como fin diltimo el bien Ja perfeccién a la que la humanidad esté destinada ¥ para la cual pose también disposiciones. Sin embargo, la con~ 176 IMMANUEL KANT, LA RAZON Y LA RUTINA cepcién de un plan de educaci6n tendria que recibir una orien- tacién cosmopolitica, zAcaso entonces el bien universal es una Idea que pueda daiiar nuestro bien particular? ;En ningéin caso! Pues incluso si parece que hay que sacrificarle algunas cosas, en el fondo siempre se trabaja mejor por el bien presente si se sirve 1 esa Idea, {Y qué magnificas consecuencias la acompafian! La ‘buena educacién es precisamente la fuente de la que manan todos los bienes de este mundo. Las semillas que estin en el hombre deben ser desarrolladas. Porque no se encuentran prin- mal en las disposiciones naturales humanas. La iinica causa del mal es que la naturaleza no esté sometida a regs. No hay en el hombre semillas més que para el bien En 1798, al haber fallecido Federico Guillermo y ocupar el ‘ono su hijo Federico Guillermo II, Kant se sintié liberado del cipios que llev. compromiso asumido respecto de sus opiniones religiosas y pu- blicd el Conflict de las facultades, en el que estudiaba los Kites rmutuos de ls ciencias y la relaci6n entre la filosofia y la teologia. LA PESADILLA FINAL Cuentan que el viejo Kant, en la arterioesclerosis cerebral de sus Giltimos dias, se vio asaltado por feroces pesadillas que signi- ficaron una novedad insoportable para un hombre que siempre habia distratado de wn suefio ficil y sereno. Pero no se resignd por ello, Fiel a la vocacién disci siglo luminoso cuya ‘entrafia pens6 como nadie, apunté en la libreta donde consig- rnaba sus resoluciones y sus proyectos, alli donde con puntillosa cortesia i fentariaba los temas de conversacién ya manejados én otras sobremesas para no fitgar a sus huéspedes com las re dlundancias de la chocher, anot6 —digo— este propésio vale roso: “No entregarse a los pinicos de ls tiniebls”, Todos los 7 LA AVENTURA DEL PENSAMIENTO intelectuales que nos consideramos herederos de la tradicién que él representa deberiamos fijamos muy seriamente en el rismo lema Kant fillecié en febrero de 1804 en su casa de Kénigsberg, La muerte le impidié finalizar una obra en la que estaba traba~ Jando y que fue publicada péstumamente con el titulo, precisa- ‘mente, de Opus Postumum. Lo QUE EL MUNDO LE DEBE A KANT La figura de Immanuel Kant ba sido inmensamente influyente en la historia profesional de la filosofia. Quiz sus teorias y sus doctrinas no han llegado mis que mediatamente al pablico. Pero todos los extudiosos de la filosofia Io tienen como una pieza cesencial. La que va de la Iustracién hasta el idealismo aleman y llega a la edad contemporinea. Sin su filosofia seria inexplicable inexplicable prictic ogia moderna, También sigue estando vivo y activo en todos los debates éticos y morales. El principio de la moralidad, esa idea de la buena voluntad, de la maxima universal para todos, la bisqueda de los mecanismos formales en la moral, no de los contenidos sino de cémo tiene aque ser una formula, puede ser aceptada como principio. Pero Kant, ademas de sus obras tan abstractas, escribi6 opasculos cen trados en temas tan concretos como la paz perpetta, su idea de aque los paises pueden alcanzar un equilibrio y entonces prefigu- rar la idea de una alianza de naciones, en la cual cada uno de los paises renuncia a una parte de su soberania para poder en con- junto vivir en armonia y en paz. Es decir, hay una serie de temas, como las Naciones Unidas y grandes instituciones inter nacionales que responden a principios kantianos, lo sepan o no. 178 IMMANUEL KANT, LA RAZON Y LA RUTINA deseamos que algo se haga universal, que un beneficio, un logro de la sociedad, sea para todos. El pensamiento kantiano esti detrés cuando pretendemos que Ia sanidad y la educacién sean universales, 0 anhelamos que todos colaboremos en el res- peto del medio ambiente, Fs decir que las cuestiones que van iis alld de los gobiernos y de las ideologias responden a la vi- jen explicé su vision sobre el mundo desde esa vide extraordinariamente tranquil, rutinaria, nada espectacular, desde donde fue estableciendo las bases de las grandes revolu- ciones intelectuales de " Bpicuro fie wn flésoo nacido en naa de Samos en 341 a, C.y cdo en Atenas en 270 a, C. Fundé una escuela que Hews su nombre. sé que la fnaidad dela via necesario hbrare del temor ala muerte, 10 Cato fe un pos EA AVENTURA DEL PENSAMIENTO losofia de Leibniz —pemsador sin duda muy original pers jo, elborando una serie de manuals para wo de los lanales eran los que ofcaimente se usaban en tod as univ prusanas en épocas de Kant. Wolf no fue un pensador important ceraun redactor ordenaéo, * Sofistico remite alo que thcnicamente se de nombre que dio Arist6teles—analiciosamente, hizo derivar el nombre de los sofitas, par descaificar a éxtor— a esos argumentos que tienen apaiencia 3 vidos pero son invalids. ried Fiche fue un flsofo alemain nacido en Rammenay inen 1814. Selo considera uno de I iburgo, Jena y Leipaig. En Crea de la nazi pure y quedé desl Jo de Kant, no dei de ext raba la postulacion del de espirsu en el conocimi propia. Desde 1811 fue rector de la Universidad de Berlin, ciud mug a consecuencia dela fibre ifoides * Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling fi do en Leonberg en 1775 y fillecido en Raga, Suiza nario de Tubings. Tuvo gran import ticismo, Sus obras principals son Si uence de Capitulo 11 Hegel, un filésofo, un sistema Hy flésofos que han pretendido explicar tal o cual faceta de la realidad, egando a especializarse en temas determinados. Todos sabemos que a partir de la gran filosofia griega comenza- ron a desgajarse del tronco filos6fico ciencias especificas. Por «ejemplo, ése ha sido el caso de la fisca, la cosmologia y astrono- mia y también a biologia. Sin embargo, a pesar de esta divisién fen saberes particulares, no deja de haber siempre un espiritu de absoluto, de unidad, de sistema en la filosofia. Es decir, el ver- dadero suefio es explicamos mas 0 menos todo. Recibimos en forma permanente conocimientos fragmentarios desde distintos, bitos expecificos. Pero, cémo pueden organizarse, instra- ‘mentalizarse dentro de un gran sistema en el que tendria lugar todo el saber sobre el mundo. Rate fue el propésito de Georg elm Friedrich Hlegel, el gran pensador del idealismo ale~ in: intentar alcanzar la na filos6fico om- rnicomprensivo. El ideal del sistema es poder albergar dentro de tuna gran armaz6n mental todo lo que los hombres saben y han. sibido, La ev de los tiempos y todo lo que la humanidad puede llegar a conocer de un modo mmpleto y determinado. El propésito era inmenso y el de

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