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Dossier: Haití

¿El terremoto que sacudió las conciencias?

Índice de artículos:
Editorial
Ni lágrimas de cocodrilo ni silencio, solidaridad con el pueblo haitiano
Lo de Haití no es un desastre natural (no solo)
5 años de ocupación desconocida, 5 años de resistencia ignorada
Clinton y la domesticación de Haití
La presencia militar norteamericana en Haití indica segundas intenciones
La militarización de la ayuda de emergencia a Haití ¿Ayuda humanitaria o invasión?
La reconstrucción de Haití y los misioneros del fusil y la chequera
La reunión de los “amigos” de Haití en Canadá... así, ¿Quién necesita enemigos?
Nuestro llamado es a la solidaridad de pueblo a pueblo
La Familia Real expresa su 'profundo pesar' por el devastador terremoto en Haití
Campaña de solidaridad con el pueblo de Haití
Haití para qué, de Paul Farmer

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Editorial
Por si aún quedara alguien por enterarse, el día 12 de Enero del 2010 tuvo lugar en Haití una
auténtica catástrofe. Un terremoto devastaba la capital del país más pobre de América Latina.

En este dossier hacemos una recopilación de noticias y análisis provenientes tanto de la prensa de
masas como de los medios alternativos que analizan tanto la situación anterior como la posterior a
la catástrofe. Con él pretendemos animar a la reflexión sobre la realidad que rodeaba y rodea a la
tragedia haitiana. Instando así a realizar un análisis crítico y de fondo (contemplando las causas y
efectos de la tragedia que van, creemos, más allá del simple seísmo) que ayude a afrontar una
postura radical (o, lo que es lo mismo, que vaya a la raíz) del problema subyacente que el terremoto
ha visibilizado muy ligeramente.

Al final del dossier puedes encontrar, por un lado, la recomendación del libro "Haití para qué", de
Paul Farmer que ayuda a entender el contexto en el que tiene lugar la catástrofe y un número de
cuenta para prestar apoyo económico a los haitianos.

Por cuestiones de espacio, hemos tenido que seleccionar aquellos artículos que nos parecían más
representativos. Ya que existe mucho más material a disposición de quienes quieran encontrarlo, os
animamos a profundizar en el tema. En especial os recomendamos los artículos de José Antonio
Gutiérrez, de quien utilizamos varios textos, que está haciendo un auténtico esfuerzo por difundir
noticias sobre la realidad haitiana que no muestran los grandes medios.

Esperamos que la lectura de este dossier aporte un prisma alternativo desde el que analizar lo
sucedido.

Crítica y rabia.

Ni lágrimas de cocodrilo ni silencio: Solidaridad con el pueblo


haitiano
La tragedia una vez más golpea las puertas de Haití. Esta vez, en la forma de un terrible terremoto
grado 7 que ha devastado al país y lo ha convertido en ruinas. Aún no se tienen datos exactos del
número de víctimas, pero la Cruz Roja habla de 3 millones de damnificados y el número de muertos
podría incluso alcanzar a los 100.000 –una cifra horrenda si consideramos que este país cuenta con
tan sólo 8 millones de habitantes. Las imágenes que nos llegan de sobrevivientes aplastados bajo
ruinas clamando ayuda, de niños heridos, de familiares desgarrándose en llanto por sus seres
queridos muertos retratan el horror de esta tragedia mejor que mil palabras.

En este momento tan duro, nos posicionamos como siempre junto al pueblo haitiano. Toda nuestra
solidaridad con ellos, hacemos nuestro su dolor y desde este medio hacemos convocamos a nuestros
lectores y a todas las personas concientes a que acudan al llamado de ayuda lanzado por diversas
organizaciones humanitarias que están tratando de entregar alguna clase de alivio en esta situación
tan dramática.

De igual manera, no podemos dejar de sentir justa indignación ante la hipocresía de una
“comunidad internacional” que vuelve a derramar lágrimas de cocodrilo ante la “incomprensible
tragedia” que sufre el pueblo haitiano (utilizando las palabras de Obama), pero que no reconoce la
enorme responsabilidad que ella misma tiene ante ésta –el impacto del terremoto pudo ser tan
devastador, pues estamos ante un pueblo previamente devastado por un siglo de intervenciones

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militares, de saqueo desvergonzado, de regímenes autocráticos respaldados por Francia y Estados
Unidos y de políticas de las organizaciones financieras internacionales destinadas a arruinar al
pueblo haitiano en beneficio de unos cuantos. Un país convertido en una enorme maquila, donde la
mayoría de la población subsiste a duras penas gracias a la caridad. Acá no estamos ante un simple
desastre natural, como los medios de comunicación nos quieren hacer creer: estamos, en realidad,
ante una tragedia de causas sociales. El terremoto sencillamente terminó la tarea comenzada por
Estados Unidos, Francia, Canadá, la MINUSTAH (las tropas de ocupación de la ONU), el Fondo
Monetario Internacional y organizaciones de desarrollo fraudulentas como US AID.

A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano mientras éste se ahogaba en la deuda externa
contraída de manera completamente fraudulenta por la dictadura de los Duvalier, y nunca hubo
mayor “angustia” en extraer hasta el más miserable centavo de un país en ruinas y con una
población hambreada;

A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano cuando “hubo” que imponer programas de ajuste
estructural en los ’90 que tuvieron resultados calamitosos sobre la población, como fue la reducción
de tarifas a la importación de alimentos como el arroz, que redundó en la destrucción absoluta del
campesinado, el cual fue empujado a los suburbios marginales de Puerto Príncipe –dejando a un
país hasta entonces capaz de alimentarse a sí mismo en el hambre más brutal, como lo demostraron
las rebeliones de hambrientos en Abril del 2008;

A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano cuando durante las dictaduras de Duvalier,
Namphy, Avril, Cedras y Latortue (todas las cuales contaron con el beneplácito de Washington y
París) se violó, mutiló, desapareció y masacró a miles de haitianos. Algunos, como Jean Claude
Duvalier, viven lujosamente en Francia. O como Raoul Cedras, que gracias a los dineros que recibió
como parte del arreglo con los Estados Unidos que terminó su dictadura, se recauchó en un
respetable hombre de negocios en Panamá;

A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano cuando aparecieron miles de denuncias de los
abusos sexuales cometidos por las tropas de la misión “civilizadora” de la MINUSTAH, que hoy
continúan ocupando, violando y asesinando impunemente en Haití, como lo demuestra la
repatriación a Sri Lanka de más de un centenar de cascos azules de ese país en Noviembre del 2007,
que durante su servicio fueron culpables de varios centenares de violaciones y que en su país jamás
enfrentaron ni siquiera una pantomima de justicia;

A ninguno de ellos les importó el pueblo haitiano, cuando las maquilas distorsionaron enormemente
la economía de ese país, pagando a sus obreros sueldos de miseria mientras los abusos de toda
naturaleza están a la orden del día;

La lista de razones para estar indignado ante las hipócritas declaraciones de pesar de un Sarkozy, de
un Obama, de un Ban Ki-Moon, de un Lula, es demasiado larga como para continuar. Pero
digamos, sencillamente, que mientras más miserable un pueblo, más fuertemente será golpeado por
los azares de la naturaleza. Y es esa miseria la causada por las fuerzas de un modelo impuesto
mediante dictaduras y presiones internacionales: si tres cuartas partes de la población de Puerto
Príncipe viven en barrios miseria que crecieron de la mano de la ruina de la estructura económica de
Haití (principalmente del campo), al alero de construcciones precarias, ¿podemos sorprendernos de
que los muertos se cuenten por miles?

Esperamos que la solidaridad de los pueblos del mundo con Haití sea contundente. Como se ha
dicho muchas veces, la solidaridad es la ternura de los pueblos. Y esperamos que esa solidaridad de

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la cual miles de vidas dependen hoy, se haga llegar y no se enrede en una maraña de ONGs y
organizaciones de ayuda humanitaria. Sin lugar a dudas, hay muchas organizaciones de indudable
reputación como la Cruz Roja que estarán realizando valiosas labores de asistencia; pero junto a ella
también aparecen tiburones que profitan de estas tragedias con los cuales hay que tener ojo – son las
organizaciones populares haitianas las que deben estar alerta para que la ayuda llegue a quienes la
necesitan y se distribuya de manera eficiente. También esperamos que no llegue una invasión de
“hombres blancos” por parte de ciertas ONGs a realizar tareas, como construir casas, que los
mismos haitianos pueden realizar perfectamente y que, con niveles de desempleo rondando el 80%,
no hay razón por la cual no podrían hacerlo.

Para terminar, llamamos a la solidaridad. No solamente ante esta tragedia que nos conmueve a todos
los que tenemos corazón en el pecho, sino solidaridad ahora y siempre, una solidaridad que vaya
más allá de esta coyuntura; una solidaridad que escarbe tras las ruinas para entender que la tragedia
haitiana es bastante más profunda que un terremoto grado 7 en la escala de Richter; en fin, una
solidaridad que obligue a replantearse las relaciones que mantienen las grandes potencias con
nuestra región del mundo, relación de la cual Haití no es sino el ejemplo más espantoso. Una
solidaridad que nos mueva a comenzar a cuestionar cada vez más el rol que juegan, por ejemplo,
tropas de la mayoría de los países latinoamericanos en una ocupación militar que ha tenido un
efecto tan devastador como el de este terremoto, aunque ahora quieran borrar esto tomándose unas
fotos repartiendo bolsas de arroz a los damnificados.

José Antonio Gutiérrez D.


13 de Enero, 2010

¡Solidaridad con el pueblo haitiano ahora y siempre!

Lo de Haití no es un desastre natural (no sólo)


Publicado el Enero 13, 2010 por Domingo Benito Lucas

Cuando las previsiones dicen que hay más de cien mil muertos tras el terremoto que ha tenido lugar
en Haití es momento de hacer un poco de memoria, de recuperar la historia y de reflexionar acerca
de lo que ha podido ocurrir para que esto haya sido una desgracia de tales magnitudes. Y lo digo
porque la mayor parte de las noticias que estoy recibiendo están sesgadas de principio. Mantener
que ha sido un desastre natural puede explicar parte de la verdad pero también esconde a algunos
culpables. Sí, culpables. El problema de hablar de “desastres naturales” es que no se puede culpar a
nadie. ¿O sí?

Recuperemos la Historia y reflexionemos un poco. Noam Chomsky explica claramente en un libro


llamado La (des)educación (páginas 190 a 195) cómo se ha forjado la historia más reciente de Haití
en el plano económico. Cuando analiza el supuesto milagro económico neoliberal” hace amplias
referencias a este país al que describe como un «desastre (económico) de tal magnitud que quizá no
sea ni siquiera habitable en un futuro no demasiado lejano«.

En el año 1981, en pleno desarrollo de las teorías neoliberales se fijan El Caribe como objetivo para
seguir con los experimentos que ya han puesto en marcha en Asia y África y, de esta manera, el
Banco Mundial y la US AID (la división del Departamento de Estado de los EEUU, que coordina
los programas de ayuda internacional) comienzan a elaborar una estrategia de desarrollo conjunto
en este país. Allí integran sus políticas económicas: cadenas de montaje y explotación agrícola (pero
no para consumo local) así como las normas habituales de «expansión de corporaciones privadas” y

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«minimización de los objetivos sociales” (en la práctica supone reducir la inversión pública en
educación y servicios sociales). En este marco y con estos argumentos comienzan a actuar el Banco
Mundial y la US AID.

Y a esto que llega el FMI (Fondo Monetario Internacional, ese en el que estuvo Rodrigo Rato) y da
también sus directrices para «aumentar la competitividad de la economía del país” basadas en:
control de los precios, eliminación de los monopolios estatales y liberalización unilateral de los
merados. Según Chomsky: «antes de la instauración de las reformas, el cultivo local de arroz
abastecía casi todas las necesidades nacionales y tenía una importancia crucial para la economía
haitiana” ¿y después? A mediados de los noventa un informe de la propia US AID demostró que
Haití había pasado de consumir su propio arroz a comprarla a los productores de EEUU,
aumentando la pobreza del país puesto que los precios subían y subían.

¿Los resultados? Beneficios para los grandes productores multinacionales estadounidenses y los
millonarios haitianos que debieron repartir poco con el resto de la población puesto que los salarios
bajaron durante los años ochenta en un 56 por ciento. ¡Un 56 por 100 de reducción de los salarios!
¿Es esto un milagro económico? Para las multinacionales si, para los haitianos parece que no. Más
bien ha supuesto ahondar más en su propia pobreza. Y los años noventa, más de lo mismo.

Y ahora cabe reflexionar. ¿Es lo que ha ocurrido un desastre natural? Pues indudablemente ha
habido un componente importante. Un terremoto de 7 grados sobre la escala de Richter no es baladí,
¿o sí? En Japón, un terremoto de igual magnitud generó ¿cien mil muertos? No, cuarenta heridos.
¡40 heridos!

Esto no es sólo un desastre natural. Es también un desastre político, un desastre económico y un


desastre moral. Las políticas del Banco Mundial, del FMI y de EEUU han hecho que Haití no sólo
no termine de salir de la pobreza sino que la ha afianzado y la ha radicalizado. Ahora mismo Haití
es uno de los países más pobres del mundo, con las peores edificaciones (la mayor parte chabolas) y
con servicios públicos prácticamente inexistentes. Con unas autoridades corruptas pagadas en
muchas ocasiones por las multinacionales para que les permitan utilizar sus recursos. Y este
desastre económico y político es el que hace que un terremoto que podría no ser devastador se
convierta en una auténtica pesadilla.

Este es el desastre moral que supone Haití. Un país olvidado, siempre olvidado, únicamente
utilizado para acaparar sus propios recursos naturales por parte de las grandes multinacionales con
el apoyo del Banco Mundial y el FMI. Podemos seguir diciendo que es un desastre natural y
quedarnos tan tranquilos porque «están lejos” y «a ninguno de los ciudadanos españoles les ha
pasado nada”. Pero ya es hora de que empecemos a explicar que en este caso, como en muchos
otros, también hay culpables.

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5 años de ocupación desconocida, 5 años de resistencia
ignorada
3 de Marzo de 2009
Artículo escrito con motivo del quinto "aniversario" de la ocupación militar de Ayití (Haití).
Los efectos de la ocupación sobre el pueblo han sido desastrosos: ya hemos incluido en varios otros
artículos un pormenorizado análisis de éstos. El principal efecto ha sido que se ha profundizado, a la
fuerza, un modelo de hambre, miseria y exclusión. Y la ha profundizado a tal grado que en Abril del
2008 tras noticias grotescas de que los ayisien no tenían más opción para paliar el hambre que
recurrir a comer galletas de barro, reventó en todo el país una rebelión porque el pueblo,
literalmente, estaba muriéndose de hambre.
Bay kou, bliye. Pote mak, sonje
("Quien golpea, olvida. Quien queda con la cicatriz, recuerda" Proverbio Haitiano)
5 años se han cumplido desde que Ayití, paradojalmente la primera república latinoamericana en
emanciparse del yugo colonial, se encuentra bajo ocupación militar foránea. En estricto rigor, es el
único país latinoamericano bajo ocupación militar en la actualidad. Clavada en medio del Caribe,
compartiendo territorio con República Dominicana, de cara a Florida y a Cuba, esta pequeña nación
desde hace un lustro que está ocupada por 7.036 soldados y 2.053 policías de la ONU (que hacen
parte de una misión “humanitaria”, la MINUSTAH). No es primera vez que Ayití es ocupada
militarmente: aún quedan profundos traumas de la ocupación norteamericana que desde 1915 a
1934 enlutó todos los hogares campesinos ayisien. Desde entonces, la intervención política
imperialista, principalmente norteamericana, pero también canadiense y francesa, ha sido una
constante.

Pero esta ocupación iniciada el 29 de Febrero del 2004 es diferente: y no sólo porque es una
ocupación a cargo de la ONU, lo que da un cierto velo de “legitimidad” a esta violación a la
dignidad del pueblo ayisien. Esta ocupación es radicalmente diferente a las anteriores, pues por
primera vez son países latinoamericanos que invaden y ocupan a otro.

En Febrero del 2004, tras un mes de insurrección armada, financiada y preparada por la CIA en
contra del gobierno populista de Jean Bertrand Aristide, tropas de los EEUU, Francia, Canadá y
Chile, desembarcan en Ayití y secuestran al presidente Aristide, quien se había logrado ganar la
desconfianza de Washington y París, y quien desde siempre había enfrentado la enconada oposición
de una oligarquía makoute, reacia a ceder siquiera una pulgada de su poder atesorado en dos siglos
de vida republicana. La excusa para este desembarco es la aparentemente altruista labor de restaurar
el orden y proteger la seguridad de los ayisien (cabe destacar que estos sentimientos altruistas
brillaron por su ausencia durante años de sanciones económicas y saqueo abierto a la economía
ayisien por parte de yanquis y franceses). El derrocado presidente es enviado a la República
Centroafricana en un avión, los “rebeldes” al servicio de la CIA consuman innumerables masacres
de miles de partidarios del presidente Aristide en los barrios populares, los bidonville, y establecen
un régimen de terror en las Zonas Francas, donde operan importantes empresas trasnacionales como
Levis y Walt Disney. Esto, sin que los autoproclamados defensores del pueblo ayisien siquiera se
inmutaran. Luego, se instala a un títere de la oligarquía haitiana y de la Casa Blanca, en el poder,
Gerard Latortue, y lo que se termina así de fraguar, es un Golpe de Estado sui generis en un país sin
ejército, con la participación de bandas armadas al servicio de la CIA y ejércitos extranjeros.

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Ayití, un protectorado custodiado por los cascos azules
A mediados del 2004, como una manera de dar un cierto velo de legitimidad a la ocupación, y en
medio de crecientes dificultades militares en Irak para los EEUU, se llama a la ONU para que se
haga cargo de una situación caótica en el país. Así, los EEUU se retiran de la escena principal y la
presencia de la ONU da un certificado “humanitario” a la ocupación. Tal es el origen de la
MINUSTAH: es la continuación de las fuerzas militares, a la vez golpistas y de ocupación, que se
impusieron a sangre y fuego en ese cada vez más lejano golpe del 2004[1]. Pero para que la fachada
humanitaria y democrática fuera aún más creíble, y para que nadie pudiera hablar de que Ayití
nuevamente era víctima del imperialismo, se aseguró que la comandancia así como el grueso de las
tropas de la MINUSTAH fueran latinoamericanos. A Brasil, como era de esperarse, le tocó el rol
protagónico en la MINUSTAH, seguido de Chile y de Argentina. Pero prácticamente todos los
países latinoamericanos tiene tropas en Ayití. Incluso países “progresistas” como Bolivia o
Ecuador[2].

Esta ocupación, aunque haya quienes tengan algo concreto que ganar más allá de los favores de
Washington[3], en última instancia, refleja los cambios en el balance de fuerzas en la región y el
mayor peso de los actores locales para mantener la “seguridad hemisférica”, demostrando que hay
otros potenciales interesados en establecer que, después de todo, ellos también tienen patio trasero.

La elección de Préval en Febrero del 2006 no ha alterado el carácter de la ocupación, y éste ha


demostrado ser nada más que un presidente de bolsillo de la ocupación, de la oligarquía haitiana y
de sus patrones extranjeros, que ha continuado la senda de Latortue y que ha seguido profundizando
el saqueo de Ayití, mediante tratados de libre comercio como las EPAs con la Unión Europea y la
ley HOPE con los EEUU[4].

De momento, no hay signos de que haya la menor intención de terminar la ocupación. O al menos
esto se desprende de la resolución 1840 (2008) del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el
14 de Octubre del 2008, que casi irónicamente comienza con las siguientes palabras: “reafirmando
su firme determinación de preservar la soberanía, independencia (...) de Haití”, para luego concluir
en la decisión de extender el mandato de la MINUSTAH hasta el 15 de Octubre del 2009, “con la
intención de renovarlo de nuevo”[5]. O sea, que hay ocupación para rato, con lo cual podemos
suponer que el proyecto es de un protectorado más o menos permanente al servicio de las
trasnacionales...

La muerte lenta del Ayití ocupado...


Los efectos de la ocupación sobre el pueblo han sido desastrosos: ya hemos incluido en varios otros
artículos un pormenorizado análisis de éstos[6]. El principal efecto ha sido que se ha profundizado,
a la fuerza, un modelo de hambre, miseria y exclusión. Y la ha profundizado a tal grado que en
Abril del 2008 tras noticias grotescas de que los ayisien no tenían más opción para paliar el hambre
que recurrir a comer galletas de barro, reventó en todo el país una rebelión porque el pueblo,
literalmente, estaba muriéndose de hambre[7].

Un artículo de la revista “The Economist” (12/02) nos señala que los “avances” de la ocupación se
reducen a dos cosas, por lo demás, irrisorias. Nos dice, sin ninguna vergüenza, que “la misión de la
ONU ha mejorado la seguridad: los secuestros denunciados han caído de 722 en el 2006 a 258 el
año pasado (...) Las calles de Puerto Príncipe están mucho más limpias”[8]. Uno no sabe si reír o
llorar con esta farsa que pretenden hacer pasar por “éxito”... ¡más de 9.000 uniformados ocupando
la isla solamente para tener calles más limpias! ¡Para que haya “apenas” 258 secuestros! Ni qué
hablar de lo que se gasta en la MINUSTAH: para el año que va de Julio del 2008 a Junio del 2009,

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se aprobó un presupuesto de U$ 601.580.000... ¡la mitad del presupuesto de que dispone el fisco
haitiano anualmente!

Resulta morboso que en la ocupación se gaste el dinero que podría utilizarse en construir
infraestructura, vivienda digna, hospitales, escuelas, etc. Hay dinero para mantener una ocupación
que debiera utilizarse mejor en cancelar la deuda externa haitiana, oneroso legado de las dictaduras
de los Duvalier. Resulta morboso que haya dinero para fusiles pero no haya para pan. De más está
aclarar que esta fuerza militar, hábil para masacrar a unos 10.000 ayisien haya sido completamente
inoperante para ayudar a los miles de damnificados por la temporada de huracanes que azotó a la
isla caribeña con apocalíptica cólera en Septiembre, matando a 793 personas, víctimas más de la
pobreza que del clima[9].

El mismo artículo del “Economist” señala que la economía haitiana se contraerá en un 0,5% durante
el 2009, algo difícil de imaginar para una economía tan devastada y atrofiada como la ayisien, que
ha sido reducida a escombros, tras dos décadas de violenta supresión de las alternativas populares y
democráticas que surgieron en el Ayití post-Duvalier y sus consecuentes ciclos de dictaduras,
intervenciones militares norteamericanas y sanciones económicas. Esta historia reciente es la
responsable de que Ayití hoy sea un país que sobrevive "gracias" a la caridad, con un presupuesto
nacional que en un 65% depende de préstamos y ayuda internacional...

Pero también los cascos azules han demostrado no ser más benignos en lo que respecta al trato de la
población civil que cualquier otra fuerza militar de ocupación: han sido tolerantes con las
incursiones de los makoutes para reprimir selectivamente a activistas populares, han participado
ellos mismos en masacres y han practicado de manera sistemática la violación de mujeres y
menores de edad ayisien[10].

La Resistencia ignorada
Lamentablemente, esta ocupación ocurre en nuestras narices y ante un silencio oprobioso por parte
del grueso del movimiento popular latinoamericano. Salvo ciertas declaraciones de apoyo, como en
Lima durante la cumbre de los pueblos (mayo del 2007), la constante ha sido ignorar la
responsabilidad de nuestros propios gobiernos en la ocupación que padece un pueblo hermano...
¡por tanto tiempo nos hemos acostumbrado a sufrir de las arbitrariedades del “frío país del norte”
que parece que creemos a nuestras propias repúblicas incapaces de practicar actos de sub-
imperialismo! Parece que el movimiento popular latinoamericano no entiende el grave precedente
que se sienta con Ayití: en adelante, las ocupaciones militares en nuestro continente no tendrán por
qué ser realizadas directamente por el imperialismo norteamericano, si éste puede contar con una
eficaz red de apoyo local de los países latinoamericanos que actúan de mercenarios[11].

Pero este protectorado sin fin en que se quiere convertir a Ayití, encuentra una persistente resistencia
en la misma cultura ayisien, cultura forjada en una secular resistencia a la imposición foránea y a
una élite tan ajena al pueblo como sus patrones imperialistas. Cultura en la que persiste la altanería
rebelde del cimarrón que rompió sus cadenas a fines del siglo XVIII, dando por primera vez sentido
a la palabra “libertad” y pariendo en esta gesta libertaria un potente torbellino que inspiró todas las
luchas anti-coloniales de los últimos dos siglos.

El ayisien es paciente y su resistencia también lo es. Renovarán cuanto quieran el mandato de la


MINUSTAH y el pueblo ayisien seguirá tocando el manducumán, los tambores radás, congos, los
tambores de Boukman, los tambores de los Grandes Pactos, los tambores todos del Vudú. Por eso es
que toda protesta termina en demostraciones de repudio a los ocupantes: ocurrió tal cosa con las

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protestas por el hambre en Abril del 2008, que se convirtió rápidamente en una manifestación contra
la ocupación[12], y ocurrió también con la conmemoración de la elección de Aristide en 1990,
celebrada el 16 de diciembre por decenas de miles de manifestantes[13]. Sabemos que hoy,
cumplido el quinto aniversario del funesto golpe de Estado que abrió las puertas a la ocupación,
saldrán nuevamente decenas de miles de ayisien a demostrar que las calles les pertenecen. Esas
calles “limpias” gracias, según el “Economist” a la ocupación. La resistencia tiene raíces muy
profundas en Ayití y seguirá respirando en boca de millones de ayisiens.

José Antonio Gutiérrez D.


28 de Febrero del 2009

[1] Para más referencias sobre el golpe y la ocupación de Ayití, puede consultarse el artículo previo
“Ayití, una cicatriz en el rostro de América” http://www.anarkismo.net/article/1063

[2] Tienen tropas en Ayití los siguientes países latinoamericanos: Argentina, Bolivia. Brasil, Chile,
Colombia (sólo policías), Ecuador, El Salvador (sólo policías), Granada (sólo policías), Guatemala,
Jamaica (sólo policías), Paraguay, Perú, Uruguay.

[3] Brasil ha utilizado la ocupación como una manera de presionar por su ingreso como miembro
permanente al Consejo de Seguridad de la ONU

[4] Para más detalles sobre la política de Préval en el poder y la estrategia neoliberal de saqueo en
Ayití, ver el artículo “Ayití, entre la liberacion y la ocupación”
http://www.anarkismo.net/article/4651

[5] http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N08/548/99/PDF/N...ement

[6] Ver particularmente los ya citados “Ayití, entre la liberación y la ocupación” y “Ayití, una
cicatriz en el rostro de América”, pero ver también “Ayití, ¿hacia un nuevo dechoukaj?”
http://www.anarkismo.net/article/8633 el cual trata fundamentalmente con el problema de la
desnutrición y la hambruna.

[7] Ver “Ayití, ¿hacia un nuevo dechoukaj?”

[8] “Rebuilding Haiti –Weighed down by disasters”, The Economist, 12 de Febrero del 2009.

[9] Ver un breve artículo sobre los huracanes y el contexto político en que ocurren, “Ayití, mucho
circo, pero nada de pan” http://www.anarkismo.net/article/9797

[10] Información de la masacre y de la represión, así como de la colusión con los makoutes, la
podemos encontrar en los artículos citados anteriormente. Información sobre los casos de violación,
los podemos encontrar en el artículo “La violación en (de) Ayití”
http://www.anarkismo.net/article/7616

[11] Para una discusión más detallada ver el artículo “Ayití y los Anarquistas”
http://www.anarkismo.net/article/4714

[12] Ver “Ayití ¿hacia un nuevo dechoukaj?”

[13] http://www.haitiaction.net/News/HIP/12_17_8/12_17_8.html

9
Artículo escrito para un próximo libro que se publicará en Uruguay en contra de la ocupación de
Ayití. Este volúmen es coordinado por el Comité Democrático Haitiano en Argentina.

Clinton y la domesticación de Haití


Una sonrisa blanca no es sinónimo de amistad
"Jan ou vini se jan an yo resevwa ou"
(Según cómo vengas, te recibirán. Proverbio Aysien)

El 19 de Mayo, Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, nombró al ex presidente de los EEUU,
Bill Clinton enviado especial de Naciones Unidas a Haití[1]. Su misión: “ayudar a movilizar
recursos para la reconstrucción de ese país, devastado por los fenómenos naturales y la crisis de
alimentos, entre otros problemas”[2].

A comienzos de Septiembre, Clinton y el jefe de la MINUSTAH, el tunecino Hédi Annaba, tras


“recordar” de manera, por lo demás, bastante paternalista que los haitianos son gente perfectamente
capacitada, inteligente y creativa (les faltó solamente agregar “casi como el resto de nosotros”), nos
dicen que la miseria, la opresión y la violencia que imperan en el país caribeño se debe a que:

“Han sufrido malos gobiernos, abusos y negligencia tanto de su propio país como de sus vecinos y
de la comunidad internacional. Actualmente tenemos un gran equipo de líderes en Haití, podemos
revertir la situación. Y porque podemos, debemos hacerlo”[3].

Esta confesión es sorprendente, pues por primera vez, al menos que yo sepa, un líder de la
“comunidad internacional” reconoce, aunque sólo sea de paso, que esta comunidad internacional
tiene algo que ver con la situación de penuria en que Ayití[4] (Haití) está sumido. Y de sus
declaraciones se puede desprender que ha habido una cierta relación entre la dirigencia haitiana,
abusiva y negligente, y esa misma comunidad internacional. Viniendo de un personaje como
Clinton, esta declaración no debiera ser tomada a la ligera y nos debiera refrescar la memoria
respecto al rol que el propio Clinton ha jugado en relación a los abusos que el pueblo ayisien[5] ha
sufrido por tanto tiempo y el cual él mismo no parece recordar bien.

Clinton y el regreso de los makoutes[6] al poder en Ayití (1993-1994)

"Ipokrit se kouto de bò"


(Los hipócritas son un arma de doble filo. Proverbio Ayisien)

Con su nombramiento en Mayo como flamante enviado especial del secretario general de la ONU
en Haití, no era la primera vez que Clinton posa de “amigo” del pueblo haitiano. La primera vez que
lo hizo, fue hace unos 15 años, cuando en Ayití se había impuesto a sangre y fuego una de las
dictaduras más feroces que han asolado a ese país, la dictadura de Raoul Cedras.

Refresquemos un poco la memoria. En Septiembre de 1991, tras siete meses en el poder, el padre
Jean Bertrand Aristide, un sacerdote seguidor de la Teología de la Liberación y líder de uno de los
movimientos populares más importantes en la historia reciente haitiana, forjado en la lucha contra la
dictadura de los Duvalier, era derrocado mediante un Golpe de Estado financiado por la CIA y el
cual recibió extra-oficialmente el visto bueno de la Casa Blanca (extra-oficialmente, pues no se
podía deteriorar su imagen de supuesto “guardián de la democracia” posterior al término de la
Guerra Fría y la inauguración del supuesto Nuevo Orden Mundial)[7].

10
Durante su campaña presidencial de 1993, Clinton criticó la política de Bush hacia Haití, criticando
su mano blanda con los makoutes y que no reconociera inequívocamente la legitimidad del
derrocado Aristide. Clinton fue particularmente virulento en criticar la política de Bush de repatriar
a los balseros haitianos, en momentos en que los makoutes asesinaban a un total de 5.000 personas,
mutilando, torturando y violando a muchos miles más. Entre sus promesas, estaba el detener la
repatriación de ayisiens que buscaran asilo en frágiles balsas desafiando las vicisitudes del viaje a
Florida, y cumplir con las obligaciones internacionales de los EEUU en cuanto a garantizar el asilo
político a los refugiados, tomar medidas más drásticas para el re-establecimiento de Aristide en el
poder y endurecer el embargo en contra de Haití[8] (al que Chomsky definió como el embargo más
poroso de toda la historia, un mero acto de “imagen pública” de los EEUU sin ninguna intención de
traducirse en una presión real en contra de los makoutes[9]).

No fueron pocos los ayisiens que mordieron el anzuelo (incluido el propio Aristide) y que creyeron
que el imperialismo puede ser modificado desde el mismo centro imperialista. O que creen que la
política exterior de EEUU no es política de Estado, sino que depende de los caprichos personales de
cada presidente. Con Clinton en el poder, pensaban, todo sería diferente. No fueron pocos los que
apoyaron activamente su campaña[10]. Pero lo que ocurrió cuando Clinton llegó al poder, no pudo
ser más decepcionante: no solamente tardó bastantes meses en cerrar los campos de concentración
abiertos por Bush en Guantánamo para albergar, en condiciones infrahumanas, a miles de
refugiados ayisiens (Abril de 1993), sino que en Junio de 1994 los volvió a abrir, apenas la
dictadura reforzó nuevamente el terror y realizó nuevas atrocidades y masacres, con lo cual una
nueva oleada de balseros ayisiens tomaba rumbo a Florida. Las condiciones de hacinamiento de
estos campos de concentración eran horrendos: construidos para albergar a 5.000 personas, llegaron
en Agosto de 1994 a albergar a más de 50.000 personas como auténticos animales[11]. Por lo
demás, su política de repatriación no fue en nada diferente a la de Bush.

Para efectos de su imagen, Clinton se limitaba a señalar que su gobierno eliminaría de raíz la causa
del flujo de refugiados, es decir, la dictadura de Cedras, y que volvería a instalar a Aristide en el
poder. Efectivamente, Clinton puso a Aristide de nuevo en el poder en Septiembre de 1994, pero
tras tortuosas negociaciones en las cuales se le obligó a renunciar a la dimensión reformista de su
programa político, se le forzaba a la “reconciliación nacional” (es decir, compartir el poder con los
mismos que torturaron y mutilaron a su base social de apoyo, quienes, convenientemente, recibirían
amnistía) y a implementar una serie de medidas neoliberales recomendadas por las instituciones
financieras internacionales que iban directamente en contra de los intereses de quienes lo eligieron
para mejorar la mísera subsistencia en que languidece el pueblo haitiano. O sea, el retorno de
Aristide se condicionó a un compromiso con los makoutes, a dar impunidad a los militares
genocidas y a quienes les dieron respaldo político y a profundizar los intereses económicos de los
EEUU en Haití[12].

Nada de lo que ha ocurrido en Ayití desde entonces puede ser entendido al margen de estos
acontecimientos. Lo que vemos hoy en día, es el segundo acto de un proceso de domesticación del
movimiento popular ayisien que comenzó con el golpe de Septiembre de 1991.

Clinton y el regreso de los piratas al Caribe


"Fizi tire, nanpwen aranjman"
(Cuando el fusil dispara, no puede haber acuerdo. Proverbio Ayisien)

El contexto en el cual Clinton vuelve a ofrecer sus “buenos oficios” para la estabilización de Ayití es

11
diferente al contexto de 1993-1994 solamente en la medida en que la actual ocupación militar que
sostiene al régimen de facto de Preval en el poder no es más que una versión extrema de los
regímenes clientelistas que combinan “eficazmente” intervención extranjera y autocracia nativa que
han caracterizado los últimos cien años de historia haitiana. Régimen que, por lo demás, se da en el
contexto de más absoluta descomposición de la República de Haití.

Este nuevo contexto se abre con el Golpe del 2004, que derrocó a Aristide por segunda vez del
gobierno. Esta vez Aristide ya no estaba a la cabeza de un poderoso movimiento de base que
emergía potente de la lucha anti-dictatorial, como cuando llegó al poder en 1991, sino que de un
gobierno aislado y en ruinas, que sobrevivía a duras penas y ante un pueblo que apenas se
contentaba con ciertas medidas que le permitieran mejorar su existencia, por humildes que estas
fueran, o con ciertos paliativos a su pobreza extrema. En este contexto Aristide opone cierta
resistencia a las imposiciones de las instituciones financieras internacionales, señala la
responsabilidad de las potencias extranjeras en las miserias de Ayití y busca ciertas reformas que lo
vuelven a poner en oposición a una oligarquía inflexible, incapaz de hacer la menor concesión o de
aceptar la menor alteración del status quo, y que pensó haber erradicado para siempre el espectro
del reformismo en 1991. Es así como en medio de una crisis política catapultada por tropas
paramilitares entrenadas por la CIA, tropas de Francia, Canadá, EEUU y Chile secuestran a Aristide
a fines de Febrero del 2004, inaugurándose así un nuevo ciclo de represión y gobiernos de facto,
bajo la bota militar de la MINUSTAH, una fuerza militar-policíaca internacional –de la ONU- la
cual cumple el rol del ejército golpista en un país que desde 1995 no posee ejército propio[13].

Y así como a Bush pade y a Bush hijo les tocó el rol de ser orquestadores de ambos derrocamientos
de Aristide, es al mismo Clinton a quien le ha tocado el rol de “normalizar” la situación post-golpe.
Entonces, Clinton proponía el retorno de Aristide. Ahora eso está fuera de la agenda: la comunidad
internacional acepta la normalidad de la condición de protectorado de Ayití. Ahora Clinton vuelve
con la misión de hacer propaganda del “fantástico” trabajo realizado por MINUSTAH. Pero Clinton
también vuelve esta vez (pues no debemos olvidarnos que, como toda dictadura, esta también es
una dictadura de la clase dominante) con la cantinela tan popular en los ’90, pero absolutamente
desacreditada hoy por hoy, según la cual es necesario atraer inversión internacional y que ésta, por
arte de magia, solucionaría los problemas del “subdesarrollo”. No es necesario decir que el caso
haitiano comprueba, empíricamente, que el momento de mayor flujo de inversión extranjera,
coincide con un proceso de empobrecimiento sin precedentes de la población. Me refiero al período
comprendido por las décadas de 1970-1980, cuando se pensaba que Haití podría convertirse en el
“Taiwán del Caribe”[14]. “Los haitianos trabajan duro” dice Clinton. “Los haitianos trabajan bien.
Le quiero decir al mundo entero que este es un buen lugar para invertir”[15]. Como si el mundo no
lo supiera. Con sueldos de miseria, con falta absoluta de regulación laboral en las zonas francas y
con dos acuerdos comerciales hechos a la medida del capital extranjero (el HOPE Act con EEUU y
un EPA con la UE[16]) es difícil que no lo sepan. Lo que no queda claro es que relación pueda
existir entre los niveles de explotación del pueblo haitiano y la creación de nuevos enclaves de
capital extranjero con el mejoramiento de las míseras condiciones de vida de los ayisiens. De hecho,
todos se apresuran a ver cómo hacen plata con Haití: hasta Brasil, en estos días, ha revelado su
intención de aprovechar para sus empresas de ensamblaje asentadas en las zonas francas haitianas
los beneficios del HOPE Act[17]. Al final de cuentas, Clinton lo que viene a hacer es a terminar el
trabajo que dejó inconcluso en los ’90, es decir, consolidar el proyecto de Ayití como una mera bolsa
de mano de obra barata, desorganizada, sin derechos, bajo tutela militar internacional, que esté
siempre disponible para los inversionistas extranjeros. Un lugar sin proyecto, sin destino y sin
futuro propio, en el cual las necesidades de su población sean satisfechas mediante indigna caridad.

Volviendo a la sorprendente cita de Clinton que motivó nuestra reflexión inicial, nos damos cuenta

12
que esto se desprende de sus propias palabras, si se leen con cuidado y atención:

“Han sufrido malos gobiernos, abusos y negligencia tanto de su propio país como de sus vecinos y
de la comunidad internacional. Actualmente tenemos un gran equipo de líderes en Haití, podemos
revertir la situación. Y porque podemos, debemos hacerlo”[18].

¿Quiénes son este gran equipo de líderes en Ayití? ¿Los líderes de la ocupación militar, la
MINUSTAH, la cual es la fuerza militar que, a falta de ejército nacional haitiano sustenta por las
armas el poder de los makoutes tras el golpe de Estado del 2004? ¿Los empresarios trasnacionales y
sus aliados locales –como Andy Apaid, empresario makoute de tomo a lomo- que mantienen al
pueblo trabajador en Ayití sobreviviendo con salarios de hambre? ¿El gobierno títere de Preval, que
no es otra cosa que un gobierno de fachada democrática, pero sin ninguna clase de contenido
democrático, ni en el sentido más burgués del término, que no hace más que administrar un régimen
golpista y desacreditado?[19]

Lo que se desprende de las afirmaciones de Clinton es que, para él, así como para el resto de la
“comunidad internacional”, la solución a los problemas de Ayití no está, y no puede estar, en las
manos del propio pueblo ayisien. Por eso es ahora que Ayití puede ser violado, saqueado bajo una
ocupación militar que ha convertido a Ayití en un verdadero protectorado de la ONU, ahora, y
solamente ahora, es que este país cuenta con un “gran equipo de líderes”, lo suficientemente
obedientes, mansos y domesticados como para no ir a contravía de los dictados de los EEUU,
Francia y ahora también, de Brasil, que se abrió paso como una nueva potencia regional. Nada se
dice de la escasa participación en las últimas elecciones (Abril y Junio), en las que se volvió a
impedir, una vez más, que participara el partido del derrocado Aristide, Fanmi Lavalas, y en las
cuales participaron según diversas fuentes, apenas entre un 5% y un 11% del electorado,
desnudando la falta de legitimidad del régimen[20]. Aunque claro, lo que tengan que decir los
propios ayisien rara vez es tomado en consideración por sus patrones y defensores del Norte.

Ayití y la recomposición hemisférica de la hegemonía norteamericana


"Ti kou ti kou bay lanmò"
(Un golpe suave tras otro, asesina. Proverbio Ayisien)

El Golpe en Ayití y la subsiguiente ocupación militar, no puede ser considerado como un hecho
aislado. En sí mismo refleja los cambios que han operado en la política hemisférica desde el
resquebrajamiento del Nuevo Orden Mundial a fines de los ’90 y desde comienzos de la política
norteamericana de la Guerra contra el Terrorismo[21]. Por una parte, la ocupación a cargo de tropas
latinoamericanas, bajo la hegemonía de Brasil, demuestran la emergencia de potencias regionales
con capacidad de disputar la hegemonía absoluta de los EEUU en diversas regiones y con intereses
propios –sea la ambición brasileña de conseguir un espacio permanente en el Consejo de Seguridad
de la ONU o sus intereses en las zonas francas haitianas[22]. Por otra parte, este Golpe también
refleja la reacción de las oligarquías latinoamericanas en contra del ciclo de protesta popular que ha
venido sacudiendo a América Latina desde el año 2000 en adelante. Ambos factores han marcado
un cierto declive del poderío del país del dólar en Latinoamérica, su tradicional patio trasero. Y hoy
está dispuesto a recomponer esta hegemonía pérdida a las buenas o a las malas: sea mediante la
reactivación del Comando Sur, mediante la instalación de nuevas bases militares en Colombia,
mediante el impulso de acuerdos de libre comercio bilaterales con países como Perú, Chile y los de
Centro América, mediante el estímulo a movimientos reaccionarios, ultra-conservadores y aún
fascistas en Santa Cruz (Bolivia), Venezuela, Colombia y en mediante el apoyo, directo o indirecto,
de experiencias golpistas en Ayití o en Honduras[23]. Ambos países, de los más empobrecidos de la

13
región, recuerdan que el hilo siempre se corta por el lado más débil.

Mientras el apoyo de los EEUU a los golpistas haitianos en el 2004 está fuera de cuestionamiento,
el rol de EEUU en Honduras no es del todo claro, pero al menos ha habido una cierta tolerancia
cómplice del régimen presidido por Micheletti, el cual es impensable haya sido instalado por un
Golpe Militar por parte de uno de los ejércitos más serviles al Pentágono sin su conocimiento o
consentimiento[24]. Mientras, por una parte, la Secretaria de Estado de los EEUU, Hillary Clinton,
se distancia de los golpistas hondureños, reconoce de manera tibia la legitimidad del gobierno de
Zelaya y establece algunas sanciones más destinadas al parecer a acallar las voces que han señalado
la mano de Washington tras el Golpe que a ejercer una presión real sobre los golpistas, por otra,
patrocina unas negociaciones inaceptables en Costa Rica entre los golpistas y Zelaya –que buscan
limitar el margen de reformas sociales de Zelaya y obligar una participación mayor de los golpistas
en un eventual “gobierno de reconciliación nacional”- y permite que continúen las fluidas
relaciones entre el cuerpo militar norteamericano asentado en la base militar de Soto Cano y los
militares Gorilas como si aquí no hubiera pasado nada. Esto, sin mencionar el hecho de que dos
asociados íntimos de la familia Clinton –Lanny Davis y Bennett Ratcliff- prestan sus servicios
como asesores y defensores de oficio de la dictadura hondureña[25].

La diferencia es que mientras el Golpe de Estado en Honduras fue condenado al unísono por la
comunidad internacional, y de la manera más enérgica por los países latinoamericanos, el Golpe de
Estado en Haití pasó desapercibido como tal: fue mostrado en la prensa internacional como una
“rebelión”, como un “amotinamiento”, como una nueva “crisis política” entre tantas otras,
ocultándose de tal manera su verdadera naturaleza. Es un Golpe de Estado que hasta la fecha no se
reconoce en estos términos. Y mucho menos se reconoce que la ocupación militar de la mano de la
MINUSTAH no es sino un régimen de fuerza que mantiene el status quo inaugurado en Febrero del
2004 con el segundo derrocamiento de Aristide. El componente militar de esta dictadura sui generis
se cubre con piel de oveja: misión de paz, humanitaria, para la reconstrucción nacional, etc.
Dejando de lado, claro está, el innegable carácter coercitivo y represivo que le ha caracterizado, del
cual son prueba fehaciente las múltiples masacres (que han costado la vida a unos 10.000 haitianos
según el informe Lancet), violaciones y crímenes perpetrados por los cascos azules, los cuales han
sido debidamente registrados y denunciados ante la silenciosa complicidad de la misma “comunidad
internacional” que se rasga las vestiduras ante el golpe hondureño[26].

Lo más grave de todo esto, es que la misma comunidad latinoamericana que mueve todos los hilos
diplomáticos para lograr una solución pacífica a la crisis hondureña, es decir, una solución en la
cual se bloquee tanto al gorilismo como a un eventual desborde popular por la izquierda, es parte
activa en la MINUSTAH, la cual está mayoritariamente compuesta por tropas latinoamericanas
(principalmente brasileñas, chilenas y argentinas), adoctrinadas ellas mismas en la Doctrina de
Seguridad Nacional[27]. Las tropas de la MINUSTAH no han dejado de realizar actos de violencia
en contra del pueblo ayisien, cuando el 18 de Junio durante el funeral del padre Jean Juste, antiguo
compañero de Aristide, en escaramuzas con los asistentes, asesinaron a un joven, Kenel Pascal[28].
De igual manera, reaccionaron con inusitada violencia en contra de los trabajadores que protestaron
en contra de la ocupación y la miseria de la clase trabajadora el primero de Mayo[29] y en contra de
los estudiantes que entre Junio y Agosto protestaron a favor del aumento del salario mínimo de
hambre en Ayití[30]. Aún cuando la principal ola represiva tuvo lugar durante el período del 2004-
2006, apenas surge la sombra de la protesta social, la MINUSTAH no vacila en mostrar sus
colmillos afilados.

Pero aunque existan diferencias entre ambas experiencias golpistas, el resultado final no ha sido
diferente, y es que ambas apuntan a recomponer esa hegemonía pérdida y a instalar en el poder a

14
agentes fiables (que en el caso de Honduras se espera ocupen un lugar en un supuesto gobierno de
reconciliación tras la vuelta al poder de Zelaya, según el modelo ya probado exitosamente en Haití
en las negociaciones de 1994). En el marco de esta ocupación, de los esfuerzos por “normalizar” la
situación haitiana, al menos en apariencias, y en este contexto de búsqueda de la recomposición de
la hegemonía perdida por parte de los EEUU, es que podemos apreciar mejor la verdadera misión
de Clinton como enviado especial del secretario general de la ONU en Haití. Es la zanahoria que
sigue al garrote. Aunque siga cayendo palo cuando sea necesario. Entendiendo en contexto el rol
que Clinton ha jugado en las últimas dos décadas en Ayití, es que uno no puede dejar de pensar que
el nombre de uno de los huracanes que en Agosto azotó las costas haitianas, dejando tras de sí la
estela de muerte y destrucción de rigor, haya sido llamado Bill. En realidad, la política de Bill
Clinton hacia Ayití no ha sido mucho más benigna que estos huracanes.

José Antonio Gutiérrez D.


22 de Septiembre del 2009
Nota: Para consultar las notas del artículo (en su mayoría, enlaces a otras páginas), podeis dirigiros
a la siguiente dirección web: http://anarkismo.net/article/14590

15
La presencia militar norteamericana en Haití indica segundas
intenciones
Intercambiamos las siguientes palabras con el coordinador del Comité Democrático Haitiano en
Argentina (CDH-A), Henry Boisrolin, quien en estos días viajará a Puerto Príncipe para ayudar
con ciertas tareas de solidaridad en medio de la tragedia que ha golpeado al pueblo haitiano. En
esta entrevista, nos advierte de la preocupante presencia militar norteamericana y sobre el rol que
deben jugar los grupos solidarios en ayudar a reconstruir un Haití libre y justo.
1. ¿Cómo se vive en el Comité el drama haitiano?

Con mucho dolor, angustia, preocupación, bronca y con la firme decisión de seguir adelante con la
lucha por la Libertad Plena de Haití... Nuestro pensamiento, nuestras primeras palabras siempre son
de condolencias y de respeto para las víctimas. En estos momentos, estamos con algunas entidades
tratando de organizar la ayuda al pueblo haitiano.

2. Hemos escuchado de protestas y violencia callejera con las tropas de ocupación por la
cuestión de la ineficiente distribución de ayuda, la cual parece no abandonar los cuarteles de
la MINUSTAH, ¿qué sabe de esto?

Lo que sucede con la distribución de la ayuda que ya llegó a Haití es que, entre otras razones, el
gobierno de Préval es inepto, indolente, insensible, etc. Entonces aparece una lentitud que exaspera
a la gente –ya desesperada desde antes del terremoto-. De allí el surgimiento de esos
enfrentamientos. No se puede olvidar, también, que escaparon de la cárcel de Puerto Príncipe los
presos, entre ellos varios ladrones, etc. Por otro lado, siempre en estas ocasiones en Haití, la ayuda
va en primer término a cierta gente y no al pueblo. Esta ayuda “suele quedarse en camino” antes de
llegar a los explotados. El pueblo tiene memoria de lo que ha sucedido luego del paso de algunos
huracanes.

3. EEUU está pensando enviar 10.000 tropas. Ya han ocupado militarmente el aeropuerto y
han dicho que sus labores pueden ir un poco más allá de tareas humanitarias si la situación se
“sale de control”, sin especificar muy bien qué quieren decir con esto. Obviamente conocemos
la historia intervencionista yanqui y conocemos también de su falta de escrúpulos, pues son
capaces de utilizar las tragedias humanitarias para avanzar sus intereses geoestratégicos,
como cuando a raíz del Tsunami del 2005 se tomaron la isla Diego García. ¿Qué opina al
respecto?

Con estos precedentes en la historia, es actualmente uno de los mayores peligros luego de ese
terrible terremoto. En efecto esta presencia militar desmesurada señala que hay otras intenciones
que van más allá de una simple y sincera ayuda. De ahí la importancia de mantener la vigilancia, no
bajar los brazos, y evitar que el árbol (la tragedia del terremoto) nos tape definitivamente el bosque.

4. Haití ha sido devastado, como lo fue durante la revolución de 1791-1804. Esto da la


posibilidad de que la reconstrucción sea en base a un proyecto revolucionario, a un proyecto
libertario, pero también abre la posibilidad que la reconstrucción sea siguiendo las mismas
viejas bases de opresión y aún que las profundicen. ¿Qué rol cree que debe jugar el
movimiento popular en esta situación?

Obviamente, están ya en pugna dos proyectos, el de la profundización de la dependencia a través de


la ocupación, dejando de lado ciertas formalidades y estableciendo de manera más concreta el

16
dominio imperialista de EEUU, desplazando inclusive a la MINUSTAH, dando por terminado su
rol subalterno comenzado en junio de 2004; y el de la Lucha por la Libertad Plena tal como lo
empezaron los esclavos en agosto de 1791 y que culminó brillantemente bajo la conducción de
Jean-Jacques Dessalines el 1º de enero de 1804.
La reconstrucción o construcción de Haití depende del resultado de dicho enfrentamiento. El
movimiento popular ha de jugar un rol fundamental, tratando de dejar atrás viejas rencillas,
divisiones, unirse de una vez por todas y ponerse a la cabeza de la lucha. El tiempo apremia.
Tenemos confianza en la capacidad de resistencia y de lucha del pueblo.

5. ¿Qué significa la solidaridad con el pueblo de Haití en estas difíciles circunstancias?

La solidaridad en estos momentos, pasa en primer término para poner en marcha grupos de
solidaridad, brigadas de apoyo, no dejar el terreno sólo a los que contribuyeron de manera
significativa a la devastación de Haití, exigir el retiro de las tropas de ocupación de la MINUSTAH,
desarrollar aún más modelos de ayuda como los que brindan Cuba y Venezuela, que son en realidad
los únicos dos países que vienen ayudando desde hace tiempo al pueblo haitiano sin ninguna clase
de intervenciones militares, ni exigiendo favoritismos económicos de vuelta, es decir, respetando la
dignidad del pueblo haitiano.
Muchas gracias y hasta siempre.

17
La militarización de la ayuda de emergencia a Haití:
¿Operación humanitaria o invasión?

Los principales actores de la “operación humanitaria” de EEUU son el Departamento de Estado, el


Departamento de Defensa y la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus
siglas en inglés). (Véanse Discursos de USAID. On-The-Record Briefing on the Situation in Haiti,
13 de enero de 2010). A la USAID se le ha encomendado también canalizar la ayuda alimentaria
hacia Haití que distribuye el Programa Alimentario Mundial. (Véase el comunicado de prensa de
USAID: USAID to Provide Emergency Food Aid for Haiti Earthquake Victims , 13 de enero de
2010).
Sin embargo, el componente militar de la misión estadounidense tiende a eclipsar las funciones
civiles de rescatar a una población desesperada y empobrecida. No son las agencias
gubernamentales civiles, como FEMA o USAID quienes están dirigiendo la operación humanitaria
global, sino el Pentágono. Y la decisión de llevarla a cabo ha recaído en el Comando Sur de EEUU
(SOUTHCOM, por sus siglas en inglés).
Se está contemplando un despliegue masivo de personal militar. El Presidente de la Junta de Jefes
de Estado Mayor, el Almirante Mike Mullen, ha confirmado que EEUU enviará de nueve a diez mil
soldados a Haití, incluyendo 2.000 marines (American Forces Press Service, 14 enero 2010).
El portaaviones USS Carl Vinson y sus buques de apoyo han llegado ya a Puerto Príncipe (15 enero
2010). La Unidad Anfibia de la Marina, con 2.000 efectivos, así como los soldados de la 82
División Aerotransportada del Ejército de EEUU “están entrenados en una amplia variedad de
misiones, entre las que se incluyen las de seguridad y control de disturbios, además de tareas
humanitarias”.
A diferencia de los equipos de rescate y ayuda enviados por varios países y organizaciones civiles,
el mandato humanitario del ejército de EEUU no está claramente definido.
“En definitiva, los marines son ante todo guerreros, y eso es lo que el mundo sabe de
ellos… [pero] somos igualmente compasivos cuando tenemos que serlo, y ese es un
papel que nos gustaría desempeñar: el de guerreros compasivos que llegan con la mano
extendida para ayudar a quien lo necesite. Estamos entusiasmados con esta misión”.
(Portavoz de los marines, comunicado de prensa de las fuerzas armadas: “Marines
Embark on Haiti Response Misión”, 14 de enero de 2010).

Mientras los presidentes Obama y Préval hablan por teléfono, no se ofreció información alguna en
cuanto a que los dos gobiernos estuvieran negociando la entrada y despliegue de tropas
estadounidenses sobre suelo haitiano. Washington adoptó e impuso unilateralmente las decisiones.
La ausencia total de un gobierno en funciones en Haití se utilizó para legitimar, a partir de motivos
humanitarios, el envío de una poderosa fuerza militar, que ha asumido de facto diversas funciones
gubernamentales.
Cuadro 1
Unidades militares estadounidenses que se enviarán a Haití (según pronunciamientos
oficiales)

El buque de asalto anfibio USS Bataan (LHD 5) y los barcos de desembarco muelles
anfibios USS Fort McHenry (LSD 43) y USS Carter Hall (LSD 50)

18
Una Unidad Anfibia de la Marina con 2000 soldados de la 22ª Unidad Expedicionaria
de la Marina , y soldados de la 82 División Aerotransportada del Ejército de EEUU . Se
esperaba que llegaran a Haití el 15 de enero 900 soldados.

El portaaviones USS Carl Vinson y sus buques de apoyo (llegaron a Puerto Príncipe el
15 de enero de 2010): USS Carl Vinson CVN 70.

Varios navíos y helicópteros de los Guardacostas de EEUU.

El buque hospital USNS Comfort.

Los tres buques anfibios se unirán al portaaviones USS Carl Vinson, al crucero de
misiles USS Normandy y a la fragata de misiles guiados USS Underwood.

USS Carl Vinson

USS Normandy
Papel protagonista del Comando Sur de EEUU
El Comando Sur de EEUU (SOUTHCOM), que tiene su base en Miami es la “agencia principal” en

19
Haiti. Su mandato como mando militar regional es el de llevar a cabo tar e as de guerra moderna. La
misión que tiene asignada en Latinoamérica y en el Caribe es la de “dirigir operaciones militares y
promover la cooperación en el terreno de la seguridad para conseguir los objetivos estratégicos de
EEUU”. (“Our Misión – U.S. Southern Command" (USSCOUTHCOM ).
Los oficiales al mando están entrenados para supervisar los escenarios de las operaciones, las
labores de policía militar así como de “contrainsurgencia” en Latinoamérica y en el Caribe,
incluyendo el reciente establecimiento de nuevas bases militares de EEUU en Colombia, muy
próximas a la frontera venezolana.
El General Douglas Fraser, comandante del Comando Sur de EEUU ha definido la operación de
emergencia de Haití como una operación de [Co] mando, Control y Comunicaciones (C3). El
Comando Sur de EEUU tiene que supervisar el despliegue masivo de todo el conglomerado bélico,
incluidos varios buques de guerra, un portaaviones, divisiones de combate aerotransportadas, etc.:
“Por tanto, tenemos que desarrollar allí tareas de [co]mando, control y comunicaciones
para que podamos conseguir entender mejor lo que está ocurriendo. Como los cuarteles
de la MINUSHTAH (siglas en inglés de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas
en Haití), están parcialmente destruidos y han perdido gran parte de sus
comunicaciones, tenemos también que ocuparnos de recuperar esas comunicaciones.

Estamos enviando equipos de valoración conjuntamente con USAID, apoyando sus


esfuerzos, poniendo todo lo que esté de nuestra parte.

Estamos enviando allí a varios de los buques que teníamos en la región –son buques
pequeños, guardacostas, destructores- para proporcionar toda la asistencia inmediata
que podamos sobre el terreno.

Tenemos también un portaaviones de la Marina de EEUU, el USS Carl Vinson,


navegando en esa dirección. Se encontraba en el mar de Norfolk, por eso le va a llevar
un par de días llegar allí. Sólo necesitamos reabastecerlo y darle las provisiones que
necesita para apoyar el esfuerzo de cara a Haití. Y después estamos contactando con las
agencias internacionales para averiguar cómo podemos apoyar sus esfuerzos así como
desplegar los nuestros.

También enviaremos un buque anfibio dotado de una gran cubierta, con una Unidad
Expedicionaria de la Marina embarcada en él, que en un par de días estará detrás del
USS Vinson.

Y eso nos da un amplio margen de capacidad para desplazar y aumentar los suministros
para poder apoyar también los esfuerzos allí.

Sea cual sea el balance, no tenemos aún una valoración clara de cómo está la situación
sobre el terreno, de cuáles son las necesidades en Puerto Príncipe, de cuál es el alcance
de la situación.

Tenemos también, finalmente, un equipo que se dirige al aeropuerto. Mi comandante


adjunto resulta que estaba en Haití cuando se produjo el terremoto, en una visita
previamente fijada y ha estado en el aeropuerto. Dice que las pistas están operativas
pero que la torre de control no tiene capacidad de comunicación. La terminal de
pasajeros tiene daños estructurales, por eso no sabemos cómo está exactamente la
situación.

20
Así que tenemos un grupo que va para allá para asegurar que podemos conseguir y
asegurar el aeródromo y operar desde él, porque ese es uno de los lugares desde donde
vamos a tener que hacer gran parte de los esfuerzos inmediatos a nivel internacional.

Y luego vamos a llevar a cabo todas las valoraciones que se consideren oportunas a
medida que avancemos en los esfuerzos y en el trabajo.

También nos estamos coordinando sobre el terreno con la MINUSTAH, con la gente
que está allí. El comandante de la MINUSTAH estaba en Miami cuando sobrevino esta
situación, por eso justo ahora está regresando y en cualquier momento estará en Puerto
Príncipe. Eso nos ayudará también a coordinar nuestros esfuerzos allí, porque es obvio
que Naciones Unidas ha sufrido pérdidas importantes con el colapso al menos parcial de
su sede.

Así que esos son los esfuerzos iniciales que tenemos en marcha. Y cuando hayamos
hecho la valoración precisa, haremos los ajustes que sean necesarios.

El Secretario de Defensa, el Presidente, todos han dispuesto que este es un esfuerzo


importante y estamos reuniendo todos los recursos del Departamento de Defensa para
apoyar est e esfuerzo”. (Defense.gov News Transcript: DOD News Briefing with Gen.
Fraser from the Pentagon, 13 de enero de 2010).

Un informe de la Fundación Heritage resume el contenido de la misión de Estados Unidos en Haití:


“ Para EEUU, el terremoto tiene implicaciones tanto humanitarias como de seguridad nacional, lo
que requiere una respuesta rápida que no sólo tiene que ser audaz sino también decisiva,
movilizando las capacidades civiles, del ejército y del gobierno tanto para el rescate a corto plazo y
los esfuerzos de socorrer a las víctimas como para un programa de recuperación y reformas a largo
plazo en Haití”. (James M. Roberts and Ray Walter: “ American Leadership Necessary to Assist
Haiti After Devastating Earthquake ” , Fundación Heritage, 14 de enero de 2010).
Al principio, la misión militar se ocupará de la ayuda de emergencia, así como de actividades de
policía y seguridad pública.
La Fuerza Aérea de EEUU controla el aeropuerto
La Fuerza Aérea de EEUU ha asumido las funciones de control del tráfico aéreo así como la gestión
del aeropuerto de Puerto Príncipe. Es decir, el ejército estadounidense regula el flujo de la ayuda y
suministros de emergencia que llegan al país en aviones civiles. La Fuerza Aérea de EEUU no
trabaja bajo las órdenes o instrucciones de los funcionarios del aeropuerto de Haití. Esos
funcionarios han sido desplazados. El aeropuerto está controlado por el ejército estadounidense
(Entrevista con el Embajador haitiano ante EEUU R. Joseph, PBS News, 15 de enero de 2010).
El equipo de las Fuerzas Armadas está trabajando con los controladores de combate del
Departamento de Defensa para mejorar el flujo del tráfico aéreo que entra y sale del aeropuerto. La
Fuerza Aérea de EEUU volvió a abrir el aeropuerto el 14 de enero, y el 15 de ene ro su grupo de
respuesta ante las emergencias había conseguido ya hacerse con la autoridad suprema del
aeródromo… La autoridad suprema del aeródromo posibilita que la Fuerza Aérea priorice,
programe y controle el espacio aéreo en el aeropuerto…” (flightglobal.com, 16 de enero de 2010).
Se ha enviado a Haití al buque hospital de la Marina de EEUU, con 1.000 camas, el USNS
Comfort, que incluye más de 1.000 médicos y personal de apoyo, bajo la jurisdicción del Comando
Sur (Véase: “Navy hospital ship with 1,000 beds readies for Haiti quake relief”, Digital Journal, 14
de enero de 1010). En el momento en el que se produjo el terremoto, había allí alrededor de 7.100

21
efectivos militares y unos 2.000 policías, es decir, una fuerza extranjera de 9.000 efectivos frente a
la cifra de menos de 500 miembros civiles internacionales de la MINUSTAH. MINUSTAH Hechos
y Cifras – Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haiti .
Cuadro 2
Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH)

Fuerzas actuales (30 de noviembre de 2009)

Total personal uniformado: 9.065

7.031 soldados

2.034 policías

488 personal civil internacional

1.212 equipo civil local

212 voluntarios de Naciones Unidas

Fuerzas estimadas combinando el SOUTHCOM y la MINUSTAH: 19.095 (excluyendo


las comprometidas por Francia –sin confirmar-, y Canadá -confirmados 800 soldados-.
EEUU, Francia y Canadá fueron “socios” en el golpe de Estado del 29 de febrero de
2004).

Haití lleva bajo ocupación militar extranjera desde que EEUU instigó el golpe de Estado de febrero
de 2004. El contingente de las fuerzas estadounidenses bajo el SOUTHCOM, combinado con la
MINUSTAH supone una presencia militar extranjera en Haití cerca de los 20.000 soldados, en un
país de nueve millones de personas. En comparación con Afganistán, antes del incremento militar
de Obama, las fuerzas combinadas de EEUU y de la OTAN eran del orden de 70.000 para una
población de 28 millones. Es decir, partiendo de un cálculo per c á pita , habrá más tropas en Haití
que en Afganistán.
Recientes intervenciones del ejército estadounidense en Haití
En la historia reciente de Haití, ha habido varias intervenciones militares patrocinadas por EEUU.
En 1994, tras tres años de gobierno militar, se envió a Haití una fuerza de 20.000 soldados
ocupantes y “fuerzas de paz”. La intervención del ejército estadounidense en 1994 “no tenía
intención alguna de restaurar la democracia. Muy al contrario: se produjo para impedir una
insurrección popular contra la Junta mi li tar y sus cohortes neoliberales”. (Michel Chossudovsky,
The Destabilization of Haiti, Global Research, 28 de febrero de 2004. En castellano:
http://www.lahaine.org/index.php?p=11272 ).
Las tropas aliadas y estadounidenses permanecieron en el país hasta 1999. Las fuerzas armadas
haitianas se deshicieron y el Departamento de Estado de EEUU alquiló a DynCorp una compañía
mercenaria para que proporcionara “asesoramiento técnico” para reestructurar la Policía Nacional
haitiana. (Ibid).
El golpe de Estado de febrero de 2004
En los meses anteriores al golpe de Estado de 2004, las fuerzas especiales estadounidenses y la CIA
estuvieron entrenando a escuadrones de la muerte compuestos por los antiguos tonton-macoute de

22
la era Duvalier. El ejército paramilitar rebelde cruzó la frontera desde la República Dominicana a
primeros de febrero de 2004. “Era una unidad paramilitar bien armada, entrenada y equipada
integrada por antiguos miembros de Le Front pour l’avancement et le progrès d’Haiti (FRAP, por
sus siglas en francés), los escuadrones de la muerte de “paisano”, implicados en matanzas masivas
de civiles y asesinatos políticos durante el golpe militar patrocinado por la CIA en 1991, que
provocaron el derrocamiento del gobierno democráticamente elegido del Presidente Jean Bertrand
Aristide”. (Véase Michel Chossudovsky: The Destabilization of Haiti: Global Research. 28 de
febrero de 2004).
Se enviaron tropas extranjeras a Haití. Se estableció la MINUSTAH tras el golpe de Estado
patrocinado por EEUU en febrero de 2004 , y se secuestró y deportó al Presidente Jean Bertrand
Aristide. EEUU instigó el golpe con el apoyo de Francia y Canadá.
Posteriormente, las unidades del FRAPH integraron la fuerza policial del país, que estaba bajo la
supervisión de la MINUSTAH. En el caos político y social creado por el terremoto, la antigua
milicia armada y los tonton-macoute jugarán un nuevo papel.
Agenda oculta
La misión tácita del Comando Sur de EEUU (SOUTHCOM), con cuarteles en Miami e
instalaciones militares por toda América Latina, es asegurar el mantenimiento de regímenes
nacionales serviles, es decir, de gobiernos - títere de EEUU, comprometidos con el Consensus de
Washington y con la agenda política neoliberal. Aunque el personal del ejército estadounidense se
implicará activamente desde el principio en la ayuda de emergencia, esta renovada presencia militar
estadounidense en Haití se utilizará para establecer un a firme presencia en el país así como para
perseguir los objetivos geopolíticos y estratégicos de EEUU en la cuenca caribeña, en gran medida
dirigidos contra Cuba y Venezuela.
El objetivo no tiene nada que ver con trabajar para rehabilitar el gobierno nacional, la presidencia,
el parlamento, todo lo que ha quedado diezmado por el terremoto. Desde la caída de la dictadura de
Duvalier, el designio de EEUU ha sido ir gradualmente desmantelando el Estado haitiano, restaurar
los modelos coloniales y obstruir el funcionamiento de un gobierno democrático. En el contexto
actual, el objetivo no sólo trata de liquidar al gobierno sino también cambiar el mandato de la
MINUSTAH, cuyos cuarteles han quedado destruidos.
“El papel de ponerse al frente de los esfuerzos para la ayuda y gestionar la crisis cayeron
rápidamente sobre EEUU, a falta –al menos en el corto plazo- de cualquier otra entidad capaz de
hacerlo”. (“US Takes Charge in Haiti With Troops, Rescue Aid”, NYTimes.com, 14 de enero de
2009).
Antes del terremoto había allí, según fuentes del ejército estadounidense, alrededor de veinte
efectivos de EEUU. De un día para otro ha sobrevenido un descarado incremento militar: 10.000
soldados, marines, fuerzas especiales, operativos de inteligencia, etc., por no mencionar las fuerzas
mercenarias privadas contratadas por el Pentágono.
Es absolutamente probable que la operación humanitaria se utilice como pretexto y justificación
para establecer una presencia militar estadounidense más permanente en Haití.
Estamos viendo un despliegue masivo, un “incremento” de personal militar dedicado a la ayuda de
emergencia.
La primera misión del SOUTHCOM será asumir el control de lo que quede de la infraestructura de
las comunicaciones, transporte y energía. El aeropuerto está ya de hecho bajo el control de EEUU.
Con toda probabilidad, las actividades de la MINUSTAH que desde el principio, desde 2004, han
servido a los intereses de la política exterior de EEUU, a saber, la misión de Naciones Unidas, se
pondrá de facto bajo el control del ejército estadounidense.

23
La militarización de las organizaciones de ayuda de la sociedad civil
El ejército estadounidense en Haití trata de supervisar las actividades de las organizaciones
humanitarias autorizadas. También parece estar invadiendo las actividades humanitarias de
Venezuela y Cuba:
“El gobierno del Presidente René Préval es débil y está ahora literalmente inmerso en el
caos más absoluto. Es probable que Cuba y Venezuela, que ya han intentado minimizar
la influencia de EEUU en la región, aprovechen esta oportunidad para elevar su perfil y
su influencia…” (James M. Roberts y Ray Walser: “American Leadership Necessary to
Assit Haití After Devastating Earthquake”, Fundación Hermitage, 14 de enero de
2010).

En EEUU se instigó ya durante la crisis del Katrina la militarización de las operaciones de ayuda en
situaciones de emergencia cuando se llamó al ejército estadounidense a desempeñar un papel
principal.
El modelo de intervención de emergencia para el SOUTHCOM toma como modelo el papel del
NORTHCOM, a quien se concedió un mandato como “agencia principal” en los procedimientos
para situaciones de emergencia internas de EEUU.
En 2005, durante el huracán Rita, se establecieron unas bases detalladas para la “militarización de la
ayuda de emergencia” que implicaba un papel dirigente para el NORTHCOM. A este respecto, Bush
había insinuado acerca del papel central del ejército en la ayuda de emergencia: “¿Hay algún
desastre natural –de una cierta gravedad- que permitiera que el Departamento de Defensa se
convierta en la agencia principal para coordinar y dirigir los esfuerzos de respuesta? Es muy
importante que el Congreso piense en ello”. (Declaración del Presidente Bush en una conferencia de
prensa: “Bush Urges Shift in Relief Responsabilities”, Washington Post, 26 de septiembre de 2005).
“La respuesta al desastre nacional no se está coordinando por el gobierno civil fuera de Texas, sino
desde un lugar remoto y de acuerdo con criterios militares. Los cuarteles del Comando Norte de
EEUU controlarán directamente el movimiento del personal militar y armamento en el Golfo de
Mexico. Pero en este caso, toda la operación está más bajo la jurisdicción del ejército que bajo la
del FEMA ”. (Michel Chossudovsky, “US Northern Command and Hurricane Rita”, Global
Research, 24 de septiembre de 2005).
Conclusiones
· Haití es un país bajo ocupación militar desde que EEUU instigó el golpe de Estado de febrero de
2004.
· La entrada de diez mil soldados estadounidenses fuertemente armados, junto con las actividades de
las milicias locales, podría precipitar al país al caos social.
· Esas fuerzas extranjeras han entrado en el país para reforzar a los “mantenedores de la paz” de la
MINUSTAH y a las fuerzas policiales de Haití (integradas por ex tonton-macoute ), quienes, desde
2004, han sido responsables todos ellos de los crímenes de guerra perpetrados contra el pueblo
haitiano, incluida la matanza indiscriminada de civiles .
· Esas tropas reforzarán a las actuales fuerzas ocupantes bajo mandato de Naciones Unidas.
· En el país habrá presentes 20.000 soldados extranjeros bajo el mando del SOUTHCOM y de la
MINUSTAH. Es absolutamente probable que se produzca la integración o coordinación de las
estructuras de m ando del SOUTHCOM y la MINUSTAH.
· El pueblo haitiano ha demostrado un alto grado de solidaridad, coraje y compromiso social,
ayudándose unos a otros y actuando con conciencia: bajo condiciones muy difíciles,

24
inmediatamente después del desastre, se formaron espontáneamente equipos de rescate formados
por ciudadanos.
· La militarización de las operaciones de ayuda debilitará las capacidades organizativas de los
haitianos para reconstruir y restaurar las instituciones del gobierno civil que han resultado
destruidas. También impedirá los esfuerzos de los equipos médicos internacionales y de las
organizaciones civiles de ayuda.
· Es absolutamente esencial que el pueblo haitiano siga oponiéndose contundentemente a la
presencia de tropas extranjeras en su país, especialmente en las operaciones de seguridad pública.
· Es fundamental que los estadounidenses se opongan con todas sus fuerzas a la decisión de la
administración Obama de enviar tropas de combate de EEUU a Haití.
· No puede haber verdadera reconstrucción o desarrollo bajo una ocupación militar extranjera.
Global Research.

25
La reconstrucción de Haití y los misioneros del
fusil y de la chequera
El pueblo haitiano y los pueblos que nos hacemos solidarios de él, no podemos menos que
enfrentar a los que quieren utilizar la tragedia para reconstruir al Haití de la ocupación militar,
para reconstruir al Haití de las “maquilas” y de los campos desolados, al Haití donde se comen
galletas de barro y donde los makoutes[20] todavía son amos y señores de las calles en las
principales ciudades. No queremos reconstruir el Haití del turismo sexual, ni el Haití de la
oligarquía neo-duvalierista, ni el Haití del analfabetismo crónico. Ni tampoco nos interesa el
Haití donde los niños mueren antes de ser hombres o mujeres por toda clase de enfermedades
previsibles. Ese Haití es el que quieren reconstruir los misioneros del fusil y la chequera. Ese
Haití, el Haití que describe la demencial “geografía” de Eduardo Galeano, ojala quede sepultado
para siempre.

“En Chicago, no hay nadie que no sea negro. En pleno invierno, en New York, el sol fríe las
piedras. En Brooklyn, la gente que llega viva a los treinta años merecería una estatua. Las mejores
casas de Miami están hechas de basura. Perseguido por las ratas, Mickey huye de Hollywood.

Chicago, New York, Brooklyn, Miami y Hollywood son los nombres de algunos de los barrios de
Cité Soleil, el suburbio más miserable de la capital de Haití”
(Eduardo Galeano)

La “Misión Civilizadora” de Estados Unidos en Haití


“Las pandillas están en control ahora” dicen los titulares de algunos diarios amarillistas sobre la
desesperante situación en Haití, país que colapsó completamente con el terremoto de la semana
pasada[1]. Mientras los medios de comunicación de masas nos alimentan con una dieta de notas
histéricas sobre un país supuestamente a merced de bandas criminales que aterrorizan a los pobres
ciudadanos y que ponen en peligro los esfuerzos humanitarios de occidente, la realidad bien
pareciera ser otra. Cierto es que unos 3.000 reos se fugaron de la cárcel de Puerto Príncipe luego de
su colapso, muchos de los cuales, son de bastante peligrosidad habiendo sido formados en la
escuela de las pandillas de los suburbios de EEUU. Cierto es que ha habido algunos
enfrentamientos con elementos de la fuerza pública y de la ONU debido a la natural exasperación
de los ciudadanos que ven la ayuda bloqueada por una red de ineficiencia e indolencia[2]. Estos
enfrentamientos, sin embargo, parecen haber sido más bien acotados y restringidos, y aparte de ser
perfectamente entendibles en el contexto de abandono absoluto en que se encuentra la población,
han sido magnificados por los medios de prensa: el sentimiento que parece reinar en la población es
la solidaridad[3].

No creo, en lo personal, que esta histeria mediática sea tan inocente o mero amarillismo.
Precisamente en los momentos en que estos artículos ocupan las portadas de la prensa
norteamericana y europea, están empezando a llegar en auténticas hordas las tropas norteamericanas
del contingente de 10.000 militares del Comando Sur que Obama ha decidido enviar a Haití,
supuestamente, como parte de los esfuerzos humanitarios de la “comunidad internacional”. Sin
embargo, apenas pisando suelo haitiano el día Sábado 16 de Enero, han comenzado a advertir que
su rol podría ir más allá de las labores puramente humanitarias y que, atendiendo el llamado de los
haitianos, podrían comenzar a hacerse cargo de la seguridad[4]. Este rol de EEUU en la “seguridad”
ya ha sido abiertamente asumido[5], a lo que se suma su control del aeropuerto de Puerto Príncipe,

26
cedido por el gobierno títere de Préval. No sería de extrañarse que esto fuera un primer paso para la
ocupación de puertos y otros centros estratégicos de las comunicaciones[6].

Obviamente, todo esto pareciera ser hecho como parte de un esfuerzo internacional humanitario. Es
necesario ese pie de fuerza para disciplinar a los salvajes que se matan por un paquete de arroz. Lo
cierto es que todas las intervenciones imperialistas se han mostrado desde siempre con ropajes
humanitarios. Jamás un gobierno imperial ha ocupado, saqueado o bombardeado un país
argumentando el derecho del más fuerte. Haití se encuentra a las puertas de Florida y el corazón del
Tío Sam se conmueve de ver tanta barbarie en sus narices. Esto no es algo nuevo: en 1915 también
el caos se apoderó de Haití y el “benefactor del Norte” debió intervenir para contagiar un poco de
civilización a ese pueblo enardecido. Esa otra intervención “humanitaria” se debió a que, durante
una de las frecuentes rebeliones haitianas, el dictador Jean Vilbrun Guillaume Sam debió refugiarse
en el consulado francés, desde donde fue sacado por una turba demencial que lo linchó,
desmembrándole y llevando en una macabra procesión restos de su cuerpo por toda la capital. Ante
tanto horror, los EEUU se vieron llamados a cumplir con su misión “civilizadora”, tras lo cual
procedieron a ocupar ese país desde el día siguiente del linchamiento hasta… ¡1934!

Escarbando un poco la superficie de ese relato “oficial” uno encuentra que hay varios elementos
que no cuadran con la versión “humanitaria” oficial de la ocupación. Rara vez se menciona, que el
dictador linchado era un aliado cercano de EEUU, que en el contexto de la Primera Guerra Mundial,
buscaba reforzar los intereses norteamericanos en contra de los intereses de Alemania, país que se
habían abierto un importante espacio en Haití, controlando gran parte de su riqueza (comercio,
operaciones financieras, etc.). Tampoco se menciona el interés geoestratégico de consolidar su
“patio trasero” después de lograr una hegemonía absoluta tras la guerra de 1898 contra España.
Mucho menos se menciona que el dictador había ordenado el día anterior de su asesinato la masacre
de 167 presos políticos. Tampoco se menciona, que entre las medidas tomadas por la potencia
“civilizadora” se encontró el manejo del sistema bancario haitiano, el control de su sistema de
aduanas y la imposición de una Constitución en 1919 que permitió la adquisición de tierras en
territorio haitiano por extranjeros y otras medidas favorables a los intereses del gran Capital, lo cual
pavimentó el camino a la agroindustria de los EEUU. Tampoco se dice que para construir
infraestructura se redujo a los haitianos a una forma de esclavitud llamada corvée. Y mucho menos
se mencionan los efectos de esta ocupación: la formación de un ejército que desde el retiro de las
tropas estadounidenses hasta su disolución en 1995 no se dedicaron a otra cosa que a masacrar
civiles y fomentar dictaduras; una economía en extremo atrofiada, moldeada por los más estrechos
intereses del capital extranjero; y la creación de un Estado extremadamente centralizado que sentó
las bases para la posterior dictadura duvalierista[7].

Todo esto, claro, en nombre de restaurar la “paz y el orden”. Ahora, nuevamente, se sienten
llamados a cumplir con su “misión civilizadora”. Nos recuerda la secretaria de Estado de EEUU,
Hillary Clinton, que su trabajo no pretende suplantar al gobierno haitiano, sino que a apoyarlo. Sin
embargo, decisiones arbitrarias tomadas por las fuerzas de ocupación estadounidenses al mando del
aeropuerto, están retrasando la preciosa ayuda humanitaria en lugar de hacer más expedita su
distribución, lo que ya ha costado más de una protesta de otros actores internacionales[8]. Dicho sea
de paso, mientras se retrasan los aviones con ayuda médica, jamás se ha retrasado uno sólo de los
vuelos militares –lo que da una aproximación a la idea de “ayuda” manejada por los EEUU. Sea
como sea, esta crisis que permite a los EEUU reforzar su presencia militar en la región Caribe les
cae como anillo al dedo, precisamente, cuando han reactivado la Cuarta Flota y convertido a
Colombia en una plataforma militar de alcance hemisférico.

Por otra parte, no son solamente los EEUU los que se sienten llamados a “civilizar” a Haití. De un

27
tiempo a la fecha, todo el mundo se cree con derecho a esta tarea. Pero aún están aquellos que
dividen las ocupaciones militares, de manera un tanto maniquea, entre las ocupaciones “buenas”, a
cargo de la ONU, y las ocupaciones “malas”, a cargo de EEUU. No podemos olvidar que Haití es
un país que está bajo ocupación militar desde el 2004, bajo una misión de cascos azules conocida
como la MINUSTAH, cuyo supuesto objetivo era estabilizar a Haití luego del golpe de Estado en
contra del presidente Jean Bertrand Aristide[9]. Esta misión de la ONU ha fracasado en
“estabilizar” a Haití, pero ha sido bastante exitosa en consolidar el predominio absoluto de una
minúscula oligarquía nacional neo-duvalierista[10], en establecerse como el ejército de facto de la
dictadura post-golpe, en asesinar a opositores del régimen, en aterrorizar cualquier forma de
protesta y en incurrir en toda clase de abusos en contra de la población local, incluidos numerosos
casos de abuso sexual[11]. También esta misión ha demostrado ser bastante ineficiente a la hora de
realizar tareas humanitarias, como lo demostró la pasada temporada de huracanes[12]. Es para
nosotros una incógnita entonces saber en qué medida puede representar una “ayuda” al pueblo
haitiano el anuncio de 3.500 nuevos efectivos de MINUSTAH hecho por Ban Ki Moon (2.000
soldados y 1.500 policías)[13]. Al hambre de pan, parece que es buena la dieta de plomo. Se sigue,
de esta manera, con la misma lógica de tratar al pueblo haitiano como si fuera un perro hidrofóbico
que hay que mantener a raya.

La “Misión Humanitaria” de los Organismos Financieros Internacionales en


Haití
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha anunciado que facilitará U$100.000.000
a Haití[14], con palabras que también nos dan a entender que ellos igual sienten una suerte de
“misión” para con Haití. Pero (y en estas cosas siempre hay un pero) estos fondos se sumarían a la
deuda que Haití ya tiene acumulada con ese organismo y aún no están claras las condiciones que se
exigirán a Haití a cambio de este préstamo, las cuales en el pasado han incluido congelamiento de
salarios en el sector público, programas de austeridad como mecanismo de control inflacionario y
aumento en el precio de servicios como la electricidad, entre otros[15].

Es absolutamente inaceptable que se utilice esta tragedia en uno de los países más empobrecidos del
mundo para forzar políticas anti-populares o para seguir aumentando su deuda externa, la cual es un
jugoso negocio con el cual por siglos se ha extorsionado al pueblo haitiano: Recordemos que entre
1825-1947 Haití fue forzado, mediante la imposición de un embargo y de un bloqueo diplomático
encabezado por Francia, Inglaterra y los EEUU, a pagar una indemnización de 90 millones de
francos a Francia, que a fines del siglo XIX se llevaba una tajada de nada menos que del 80% del
presupuesto nacional. Esta indemnización cubriría los costos de la campaña militar francesa así
como las pérdidas de los esclavistas que fueron privados no solamente su propiedad (los esclavos),
sino de la posibilidad de ganancias a costa de ellos[16]. Cuando en Abril del 2003 Aristide demandó
que Francia devolviera ese dinero robado descaradamente, se enfrentó a la hostilidad y al ridículo
por parte del gobierno francés entonces encabezado por Chirac. Ya es hora de tomar este reclamo en
serio.

Demasiado es lo que deben estas potencias a Haití, país al que no han dejado de saquear en tres
siglos de historia colonial y post-colonial. Tomando en cuenta esta historia, el llamado de Francia a
cancelar la deuda haitiana con el Club de París, es a todas luces insuficiente[17]. No basta con
sencillamente cancelar la deuda del saqueo. Es además importante hacer un acto de justicia histórica
y exigir a Francia la devolución del dinero obtenido mediante esta indemnización fraudulenta.

No podemos, por otra parte, menos que exigir la cancelación absoluta e incondicional de la deuda
externa haitiana en todas sus formas, sea al Club de París, al FMI, al Banco de Desarrollo

28
Interamericano (BID) o con cualquiera otra de las instituciones financieras internacionales (que
suma alrededor de U$ 1.000.000.000). Esta cancelación debe ser hecha sin imponer ninguna clase
de condicionamientos económicos o políticos a Haití: recordemos que este país ya ha clasificado
para la Iniciativa HIPC de reducción de la deuda externa a Países en Vías de Desarrollo Altamente
Endeudados, pero esto no se ha hecho efectivo pues se pide una serie de medidas neoliberales que
aún no se han podido realizar[18]. Un sentido mínimo de justicia, además, demanda que las
potencias y organizaciones que han causado la ruina de Haití se comprometan a una ayuda efectiva,
sin segundas intenciones, transparente y en base a donaciones, no a nuevos préstamos. No somos
tan ilusos como para pensar que esto será logrado sencillamente mediante exhortaciones a la buena
voluntad de los poderosos. Por ello es de gran importancia la conformación de grupos efectivos de
solidaridad con Haití, que den una mano a las organizaciones populares haitianas que, en el terreno,
luchan por un nuevo orden y se mantienen vigilantes para que esta tragedia no se convierta en un
nuevo mecanismo para seguir profundizando la dependencia y el neo-colonialismo.

¿Qué clase de Haití queremos reconstruir? Por un Ayití desde abajo y apto para
una vida humana digna
Haití está en ruinas. Y esto de mucho antes del terremoto. Ya la “comunidad internacional”,
mediante una mortífera combinación de sanciones económicas, chantaje político en forma de
préstamos y saqueo abierto, sumado a la MINUSTAH, se había encargado de adelantar bastante esta
tarea. Haití es el resultado más dramático de un modelo criminal que se ha implantado a escala
global.

Ya hay voces que advierten que Haití debiera convertirse abiertamente en un “protectorado”[19].
Nosotros nos negamos a pensar que este deba ser forzosamente el destino de Haití; nos negamos a
creer que el destino de un pueblo valiente, inteligente y plenamente capacitado, deba ser la caridad,
el neo-colonialismo o la miseria infrahumana. Haití debe ser reconstruido de los escombros: y eso
requiere no solamente de palas mecánicas, asistencia económica o en especias, sino que, por
sobretodo, visión política. Exactamente ese el terreno en el cual se libra la disputa entre los dos
proyectos de Haití que vienen viviendo una lucha declarada de más de medio siglo: entre aquellos
que quieren un Haití construido a la medida de su pueblo, y los que quieren un Haití construido a la
medida de un capitalismo rapaz, representado en sus agentes nacionales y transnacionales.

El pueblo haitiano y los pueblos que nos hacemos solidarios de él, no podemos menos que enfrentar
a los que quieren utilizar la tragedia para reconstruir al Haití de la ocupación militar, para
reconstruir al Haití de las “maquilas” y de los campos desolados, al Haití donde se comen galletas
de barro y donde los makoutes[20] todavía son amos y señores de las calles en las principales
ciudades. No queremos reconstruir el Haití del turismo sexual, ni el Haití de la oligarquía neo-
duvalierista, ni el Haití del analfabetismo crónico. Ni tampoco nos interesa el Haití donde los niños
mueren antes de ser hombres o mujeres por toda clase de enfermedades previsibles. Ese Haití es el
que quieren reconstruir los misioneros del fusil y la chequera. Ese Haití, el Haití que describe la
demencial “geografía” de Eduardo Galeano, ojala quede sepultado para siempre. El Haití que
queremos construir junto al pueblo de Haití, se resume en las propuestas mínimas entregadas desde
Haití por el compañero Camille Chalmers de la Plateforme Haïtienne de Plaidoyer pour un
Développement Alternatif (Plataforma Haitiana por la Defensa de un Desarrollo Alternativo,
PAPDA):
• Superar el analfabetismo (45% de la población)
• Construir un sistema efectivo de educación pública, gratuito y que respete la historia,
cultura y ecosistema de nuestro país
• Superar la crisis ambiental y recuperar las 30 cuencas haitianas con participación masiva

29
de la juventud y de voluntarios internacionales
• Construir un nuevo sistema de salud público que enlace la medicina moderna y
tradicional y que pueda ofrecer calidad, servicios primarios al alcance del 100% de la
población para vencer la mortalidad infantil, la desnutrición, y la mortalidad materna
(actualmente de 630 mujeres de cada 100.000 nacimientos)
• Reconstruir una nueva ciudad, basada en una lógica diferente: urbanización humana y
equilibrada, respecto por los trabajadores y los verdaderos productores de la riqueza, que se
privilegie el transporte público, parques que maximicen nuestra biodiversidad, investigación
científica, agricultura urbana, producción artesanal y arte popular.
• Conquistar la soberanía alimentaria basada en una reforma agraria integral, priorizando
las inversiones en agricultura que respeten al ecosistema, la biodiversidad y las necesidad así
como la cultura de las mayorías.
• Destruir los vínculos de dependencia con Washington, la Unión Europea y otras formas
de imperialismo. Abandono de políticas emanadas de diferentes versiones del Consenso de
Washington. Romper los vínculos con las Instituciones Financieras Internacionales y son sus
programas: ajustes estructurales, el Documento de Estrategia sobre Crecimiento y
Reducción de la Pobreza, los documentos sobre estrategias de reducción de la pobreza, la
Iniciativa HIPC (Países en Vías de Desarrollo Altamente Endeudados) y las iniciativas sobre
países en post-conflicto.
• Expulsión de la MINUSTAH y la creación de brigadas de solidaridad de pueblo a
pueblo.[21]

No es demasiado pedir, y los haitianos merecen esto y mucho más. Conquistarlo, es tarea del
movimiento popular haitiano que debe decidir francamente y sin sectarismos sobre una
plataforma de lucha común incluyente. Solamente el mismo pueblo haitiano puede ser capaz
de conquistar nuevamente su liberación y construir así un destino mejor, un nuevo Ayití*,
desde abajo y hacia el pueblo. Reconstruir Ayití para su pueblo y no para los capitalistas. Y
nosotros, en el movimiento solidario internacional, estaremos siempre dispuestos a
apoyarlos con nuestras manos solidarias.

José Antonio Gutiérrez D.


18 de Enero del 2010
*Ayití es el nombre de Haití en la lengua propia de los haitianos, el kreyol.

Nota: Para consultar las notas del artículo (en su mayoría, enlaces a otras páginas), podeis dirigiros
a la siguiente dirección web: http://www.anarkismo.net/article/15564

30
La reunión de los “amigos” de Haití en Canadá… así, ¿quién
necesita enemigos?
"La exclusión de los pobres de aquellas decisiones que les afectan, explican por qué los más
recientes de los esfuerzos de la comunidad internacional para ayudar a Haití se centraron en el
aumento del número de maquiladoras –o fábricas- que pagan impuestos irrisorios y donde los
haitianos, si tienen suerte, ganan sueldos apenas para sobrevivir. Explica por qué la mayor parte
de la ayuda internacional se gasta en burocracias de las ONGs y el poco dinero que llega al pueblo
haitiano genera más dependencia en vez de autosuficiencia. Explica también por qué una misión de
paz de la ONU, la cual es considerada un éxito tanto en Nueva York como en Washington, es
detestada en Haití. Y explica, en parte, por qué el futuro de cientos de miles de haitianos es tan
incierto"

Reed Lindsay, “Spirit and strength will pull Haiti’s people through”, The Guardian, 24 de Enero,
2010)

I.

El lunes 25 de Enero se reunieron los “amigos” de Haití: Francia, EEUU, Brasil, Canadá y varios
otros países, entre los cuales encontramos a prominentes gobiernos que participan de la ocupación
haitiana como Chile, Argentina y Perú. Es decir, los “amigos” son aquellos países que de una u otra
manera han participado en la ruina haitiana durante los últimos siglos. También estuvo presente,
casi por cortesía, el primer ministro haitiano Jean Max Bellerive. En esta reunión, realizada
completamente a espaldas del pueblo haitiano se supone que tendrían que discutirse los
lineamientos estratégicos de lo que sería la “reconstrucción” de Haití, pero en realidad funcionó
más bien como un foro para derramar lágrimas de cocodrilo, lucir ante el mundo ciertas donaciones
para fondos de emergencia (supuestamente, prueba irrefutable del “compromiso” de la “comunidad
internacional” con Haití) y para hacer preguntas filosóficas vacías sobre el pasado y destino de Haití
como “¿por qué tantos esfuerzos [ie. de la “comunidad internacional”] no condujeron al desarrollo
de Haití?”[1].

Resulta evidente la respuesta a esta sesuda pregunta hecha por el primer ministro haitiano y no era
necesario organizar un encuentro internacional para encontrar esa respuesta. De hecho, la respuesta
a esa pregunta la saben perfectamente los “amigos” de Haití y la conoce también cualquier lector
medianamente informado de la historia haitiana. Intentar responder a esta pregunta sin referencia a
las sanciones sufridas por la naciente República de Haití desde su propia génesis en 1804, sin
referencia a la ocupación militar norteamericana de 1915-1934, sin referencia al modelo de Estado
prebendario y mercantilista impuesto por la oligarquía, sin referencia a la dictadura duvalierista
respaldada por Francia y EEUU, sin referencia a la deuda criminal que Haití tuvo que pagar de 1825
a 1947 como precio por su independencia a Francia y que devoró hasta el 80% de su presupuesto,
sin referencia a las múltiples dictaduras, golpes de Estado, programas de ajuste estructural,
sanciones y embargos sufridos desde los ’90 en medio de la lucha por la democratización de Haití y
sin referencia a la ocupación a manos de la ONU (MINUSTAH) desde el 2004, es un ejercicio vacío
e inconducente, hasta diría que ocioso.

Pero obviamente, nada de esto sería tocado. Ni tampoco se tocarían asuntos espinudos relativos a
cómo superar ese pesado legado de miseria y explotación: reparación económica de las grandes
potencias, anulación incondicional de la deuda, estrategia de desarrollo urbano y rural que corte con
las medidas de ajuste estructural neoliberales impuesta por el FMI-USAID, recomposición del

31
campesinado, término de las intervenciones militares, etc.

II.

Tuvieron que llegar otros actores a plantear algunos de estos temas; así llegó un comunicado
firmado por más de 200 redes, organizaciones, movimientos e individualidades de una veintena de
países demandado la anulación incondicional de la deuda externa haitiana, así como exigiendo
terminar con la estrategia de militarización de los problemas sociales de Haití [Ver comunicado
íntegro al final de este artículo]. Es de destacar que este llamado no viene de la nada: se han hecho
eco de él incluso varios gobiernos europeos, latinoamericanos y diferentes representantes de la
llamada “sociedad civil”, pareciendo surgir una especie de consenso sobre la necesidad de eliminar
completamente la deuda externa haitiana, por extorsionista, injusta e ilegítima (fue adquirida
mayoritariamente por la dictadura de los Duvalier y el grueso de este dinero fue derecho a sus
cuentas bancarias, un hecho sabido por los prestamistas).

Quizás esto no será la solución última a los problemas de Haití, que tienen raíces muchísimo más
profundas, clavadas en la realidad misma del modelo impuesto y que precisa de transformaciones
sociales y económicas llevadas a efecto por la mayoría oprimida y explotada. Pero es indudable que
esta medida, de concretarse, eliminará una onerosa cadena que pesa sobre el cuello del pueblo
haitiano. Esta medida resultaba bastante incómoda para los “amigos” de Haití, en momentos en que
se llenaban la boca hablando de manera altruista sobre su compromiso con Haití. Pero ahí llegó el
propio primer ministro haitiano a sacarlos de “apuros” al minimizar el impacto de una eventual
cancelación de la deuda haitiana, para acto seguido, insistir en que la clave de la “reconstrucción”
recae sencillamente en la llegada de más “inversionistas”, sin especificar qué clase de inversiones ni
nada. Pero no solamente minimizó el impacto de la cancelación de la deuda: contra toda evidencia,
planteó que Haití puede seguir asumiendo el compromiso de su deuda[2]. Este planteamiento no es
ni más ni más que una animalada, un acto criminal en contra de un pueblo que no tiene siquiera
como alimentarse ni cubrirse de las necesidades más básicas.

Es necesario detenernos no solamente en sus palabras, sino que en la naturaleza de quien las
expresa. No Bellerive como individuo, sino como representante de Estado. ¿En qué condición habló
el primer ministro Bellerive? –él habló como representante de un gobierno títere, heredero de un
régimen golpista (Latortue-Boniface, 2004-2006) y consolidado mediante elecciones vigiladas en
las cuales se ha excluido a alternativas, como por ejemplo, el partido Fanmi Lavalas del derrocado
Jean Bertrand Aristide. Gobierno que funciona desde una obscura estación de policía mientras las
ruinas del Palacio Presidencial de Puerto Príncipe son ocupadas por los US Marines, junto a
aeropuertos y puertos, control de los cuales fue cedido por el gobierno capitaneado por Preval.
Gobierno que no solamente cedió a los EEUU el control de las vías medulares de comunicación
haitianas y que autorizó una nueva ocupación militar de ese país, sino que además, un gobierno que
cedió el control de la “reconstrucción” de Haití derechamente a un grupo informal de grandes
capitalistas haitianos: los Baker, los Apaid, los Mev, etc.[3] Es decir, un gobierno que ya ni siquiera
tiene pretensiones de ser la “fachada” de la dominación de clase de la oligarquía makoute sino que
ha entregado abiertamente a ellos y a sus patrones imperiales todas sus funciones.

Si bien rechazamos la mitología de la democracia “representativa” según la cual el pueblo es


representado por boca de su gobierno, en este caso esta mitología es aún más falaz y equívoca, pues
este gobierno está completamente blindado a la iniciativa o a las demandas populares. Su
“representatividad” es absolutamente nula. Es muy difícil pensar, por otra parte, que el gobierno de
Preval tiene autonomía de ninguna clase. Es muy difícil pensar, por tanto, que las palabras salidas
de boca de este primer ministro no hayan sido otra cosa que el libreto facilitado por los “amigos de

32
Haití”, incluido, claro está, EEUU, Francia, Canadá y sus tentáculos financieros internacionales
(Club de París, FMI, Banco Mundial, etc.)

III.

En fin, ¿qué se sacó en limpio de esta reunión? No mucho.

EEUU, Francia y Brasil tuvieron la ocasión de limar sus asperezas, evidenciadas por la ineficiente
administración de EEUU del aeropuerto de Puerto Príncipe y la prioridad que dieron a sus vuelos
militares por sobre la ayuda humanitaria. En realidad, estas asperezas, aunque evidenciadas por la
crisis humanitaria y la manera criminal en que EEUU retrasó ayuda de emergencia preciosa que
podría haber salvado miles de vidas, reflejan las tensiones generadas entre diferentes buitres que
tratan de ganar una mejor tajada de la carroña. Tras años de ocupación militar de la ONU y de
consenso entre EEUU y Francia respecto al control neo-colonialista de Haití, la hegemonía
declarada de EEUU ciertamente incomodó a quienes ahora se verán relegados a un rol más bien
secundario. Los EEUU ahora son los que están directamente a cargo de la ocupación[4], la cual
juega muy bien en las prioridades de Obama de aumentar la presencia militar en América Latina
(Colombia, Plan Mérida, IV Flota)[5].

También nos quedó claro que los esfuerzos de reconstrucción de Haití se convertirán en otro gran
negocio como hace un par de años lo fue la reconstrucción de Irak. De él tratarán de sacar el mejor
provecho posible no solamente los “amigos” de Haití, sino los ya mencionados miembros de la
oligarquía duvalierista local que coordinarán muchos de estos esfuerzos y que se encargarán de que
el “nuevo Haití” se parezca lo más posible al “viejo Haití”: es decir, un enclave económicamente
atrofiado, donde ellos podrán sacar jugosos dividendos del control del comercio y de la
rudimentaria producción industrial de maquiladoras. El fetiche de “la inversión extranjera” que
agita el primer ministro haitiano jugará como la fundamentación ideológica para esta
“reconstrucción” de la miseria.

También nos quedó claro que el tema de la anulación incondicional de la deuda será relegado de la
agenda de los “amigos” y de las instituciones financieras internacionales, gracias a que su títere
Bellerive con su intervención les ahorró la vergüenza de reconocer abiertamente que no existe la
voluntad política de hacerlo –seguramente se plantearán mecanismos de préstamos sin intereses por
un tiempo ilimitado, eliminación limitada de intereses, o condicionalidad política y económica.
Ahora podrán decir que si no eliminan esta deuda fraudulenta e ilegítima es porque los “amigos” en
Haití les han dicho, de motu propio, que tal cosa no es prioridad. ¡Qué conveniente!

En resumen, ¿qué es lo que ofrecen los “amigos” de Haití? Más militarización, más deuda, más del
“desarrollo” económico de las maquilas, nuevos barrios miseria y más marginalidad social.

Con amigos así… ¿Quién necesita enemigos?

José Antonio Gutiérrez D.


28 de Enero, 2010

[1] “La reconstrucción de Haití tras el seísmo busca abrir el camino a su desarrollo”, AFP Noticias,

33
25 de Enero, 2010.
[2] Ibid.
[3] “Haiti’s elite hold nation’s future in their hands”, Tracy Wilkinson, Los Angeles Times, 21 de
Enero, 2010.
[4] “Haiti earthquake, France criticises US ‘occupation’” The Telegraph, 18 de Enero, 2010
[5] “The forest behind the trees: what’s behind the US occupation of Haiti?” José Antonio Gutiérrez
D., 23 de Enero, 2010. Ver anarkismo.net

Nuestro llamado es a la solidaridad de pueblo a pueblo


El día 28 de Enero tuvimos oportunidad de conversar telefónicamente con el compañero Camille
Chalmers, de la Plateforme Haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif (Plataforma
Haitiana por la Defensa de un Desarrollo Alternativo, PAPDA), desde Puerto Príncipe. Hemos
transcrito las preguntas y respuestas que tuvimos la ocasión de intercambiar en medio de las
dificultades propias que tiene la comunicación en estas condiciones. Las compartimos pues
representan un aporte a la comprensión de lo que realmente está ocurriendo en Haití, nos entrega
una visión que desmiente mucho de lo que se dice desde los medios oficiales y nos entrega una
visión muy precisa sobre el tipo de solidaridad que el pueblo haitiano necesita -y al cual no
podemos fallarle, ahora más que nunca.

1. ¿Qué opinan de la solidaridad recibida hasta ahora como pueblo haitiano?

Estamos muy emocionados por la solidaridad internacional. Haití es un país que ha estado muy
aislado desde 1804, y ahora que regresa a la opinión pública internacional, es una oportunidad que
se nos da para hacer lazos solidarios de verdad, más allá de los llamados a la caridad, y establecer
lazos de carácter más permanente. Nuestro llamado es a conformar una red solidaria internacional
según el modelo de las Brigadas Internacionalistas de los Sandinistas, que nos ayuden en las tareas
de reconstrucción, pero también para salir de nuestra crisis social. Estamos hablando de solidaridad
de pueblo a pueblo, no de la solidaridad que instrumentalizan los Estados para su dominación.

2. ¿Cuál es la realidad de la presencia de EEUU en Haití?

Es inaceptable lo que está haciendo el gobierno de Estados Unidos que está militarizando a Haití
bajo la patética excusa de la ayuda humanitaria. Esto es parte de una estrategia de militarización de
la región caribe, como manera de confrontar al despertar de los pueblos que se vive en América
Latina y de amenazar a la República Bolivariana de Venezuela. Esto no es un hecho aislado. Ahí
está la base militar que el imperialismo norteamericano ha puesto en Curacao, con la complicidad
del gobierno de Holanda. Ahí están las bases militares de Colombia. Y ahora esta respuesta militar a
un problema que es fundamentalmente una catástrofe humanitaria.

3. Pero los EEUU dicen que esta es una operación "humanitaria"... ¿qué opinan de esto?

Hay que decir las cosas como son, pues en los medios internacionalmente el imperialismo ha
montado toda una campaña de propaganda falaz. Esta presencia militar de los EEUU no ayudó en
nada a superar la crisis que estamos sufriendo; todo lo contrario, retrasaron la ayuda humanitaria de
países como Venezuela, Cuba, de países europeos, de la Caricom, para privilegiar la militarización
de Haití. Es realmente escandaloso lo que estamos viviendo en Haití. Acá lo que se busca es el
control geopolítico del Caribe y es chocante que se utilice descaradamente un sufrimiento tan
grande como el que tiene el pueblo haitiano para este propósito.

34
Pero junto a este control geopolítico, creemos que también se está militarizando Haití dentro de la
doctrina que Bush llamaba de "guerra preventiva". Los Estados Unidos temen que haya una
sublevación popular, porque las condiciones de vida en Haití de hace mucho tiempo, pero más aún
ahora, ya no dan para más, son insoportables, infrahumanas. Entonces las tropas están listas para
cuando haya que reprimir al pueblo.

4. ¿Qué opinión les merecen los proyectos para la "reconstrucción" de Haití de la comunidad
internacional?

Ese es otro escándalo. Se ha excluido al pueblo de Haití y a sus organizaciones populares, al


movimiento popular, de la toma de decisiones y de las soluciones para estas crisis, por parte de la
comunidad internacional. Esto indica el carácter reaccionario y anti-popular de las medidas que se
quieren imponer para reconstruir nuestro país. Ahí está, por ejemplo, el préstamos que está haciendo
el FMI, no una donación que se ajuste a la magnitud de nuestra tragedia humana, no, solamente un
préstamos usurero y de carácter cínico, puesto que va atado a condicionalidades que faciliten un
ambiente aún más auspicioso para las inversiones de las empresas multinacionales en Haití.

5. ¿Qué rol creen que le puede caber al pueblo en medio de esta crisis tan profunda?

Frente a esta farsa humanitaria con que se disfraza la militarización y frente a esta comunidad
internacional que busca reconstruir a Haití según su propios intereses y no según los intereses del
pueblo haitiano, el pueblo supo demostrar su verdadera estatura. El pueblo se auto-organizó frente a
la crisis, el pueblo practicó la solidaridad de una manera verdaderamente conmovedora... acá se ve
gente compartiéndolo todo, viviendo en la calle y compartiendo su ropa, su alimento, lo que tengan
se pone en común con quienes están al lado. Este pueblo rechaza la militarización, no la quiere, le
choca que haya tanto fusil y tan poco alimento o medicinas, o agua limpia. Pero este pueblo auto-
organizado es de donde pueden nacer las bases para un proyecto alternativo que tanto necesitamos.
No más de lo mismo, sino que algo realmente alternativo y popular

35
La Familia Real expresa su 'profundo pesar' por el devastador terremoto en Haití

La embajadora de Haití es la señora de los pendientes de perlas como puños de bebé, el abrigo de
visón y la carita de consternación profunda.

36
Para terminar, recomendamos apoyar la campaña de solidaridad lanzada por la CNT en
colaboración con Batay Ouvriye:

Campaña de solidaridad con el pueblo de Haití

Como todos sabemos, un terremoto ha sacudido Haití y dejado decenas de miles de muertos y
millones de personas sin hogar, agua, alimentos ni asistencia médica. La catástrofe se vio
agravada considerablemente por el hecho de que Haití es el país más empobrecido de toda
América, debido al expolio constante de sus recursos y a la violencia ejercida por los poderosos
contra el pueblo.

Desde la CNT de El Puerto de Santa María lanzamos una campaña de solidaridad con el pueblo
de Haití, para ayudar a la reconstrucción de Haití sobre bases democráticas y justas, garantizando
que la alimentación, la vivienda, la educación y la sanidad dejen de ser privilegios para pasar a ser
derechos para todos. Trabajamos con una organización popular de Haití, Batay Ouvriye, que tiene
una larga historia de compromiso con estas causas y que garantizará que los fondos aportados
lleguen a su destino y se inviertan en asegurar una vida digna para todos los haitianos

Llamamos a todos los vecinos de El Puerto a poner su granito de arena en esta tarea
contribuyendo a la siguiente cuenta (poner concepto Haití):

2077-1178-01-3100206541 (Bancaja)

También es posible hacer ingresos directamente a la campaña del Centro de Trabajadores de


Miami, desde donde se coordina la ayuda humanitaria con la contraparte Batay Ouvriye:

https://salsa.democracyinaction.org/o/811/t/3678/shop/custom.jsp?donate_page_KEY=5875

Ultimas Noticias sobre Solidaridad con Haití y Batay Ouvriye

Hola compañer@s,

Queremos darles las ultima noticias sobre el dinero recaudado para Batay Ouvriye y los gastos
que el terremoto has causado en sus comunidades. En la próxima semana vamos a tener un
reporte sobre las actividades de Batay Ouvriye en mas detalle.
Hasta el momento 6,724 dólares han sido donado a Batay Ouvriye. Hay tres maneras para donar:

Internet: (Ver dirección arriba)

Correo: Miami Workers Center, 6127 Northwest 7th Avenue, Miami, FL 33127-1111. Favor
escribe “para MAS/BO” en la línea de memo.

Banco: City National Bank of New Jersey


900 Broad Street, Newark, NJ 07102
ABA Number: 0212-0163-9 City of NJ Newark
For further credit to:
Account Number: 01 000 9845
Account Name: Batay Ouvriye
Account Address: Ave. Jean Paul II, # 7

37
Aquí incluimos una parte de la carta que Batay Ouvriye escribió para la comunidad internacional
que explica los gastos que tienen después del terremoto.
Casas destruidas US $ 50,000.00
Bienes perdidos 20,000.00
Heridos 10,000.00
Sobrevivir por ahora 30,000.00
Resolver lo de los muertos 10,000.00

Lo que da US $ 120,000.00

A lo cual se debe añadir un 40% debido a una inflación por ahora galopante y que no sabemos
hasta donde iría. Para, entonces, un TOTAL verdadero de aproximadamente : US $ 170,000.00.
Todavía hay mucho que hacer para seguir apoyando a nuestros compañeros en Haití.
Continuaremos mandando información periódicamente. Para contactarnos directamente envía un
correo a miamiautonomyandsolidarity@yahoo.com o visite nuestro sitio de Web
http://miamiautonomyandsolidarity.wordpress.com/.

En solidaridad,
Miami Autonomía y Solidaridad

Para ampliar la información al respecto de la situación política, social y económica haitiana anterior
a la catástrofe os recomendamos el siguiente libro como bibliografía básica:

"Haití para qué", de Paul Farmer

Paul Farmer es un médico especializado en SIDA, con más de una década


de experiencia en el Haití rural. Pero es mucho más que un médico, es
también un magnífico antropólogo y un conocedor profundo de ese
pueblo, cuya historia penetra hasta sus raíces para mostrar las mil fuerzas
que durante tanto tiempo han mantenido a la mayoría de los haitianos
sumidos en la pobreza, en la enfermedad y en el olvido. Entre sus obras
más conocidas se cuentan: “Women poverty and AIDS”, “Dying for
growth”, “AIDS and accusation”, “Infections and Inequalities”.

A través de un doble análisis, de los acontecimientos del pasado y de una


serie de mitos que hoy perduran, Farmer nos introduce en un Haití desconocido y sorprendente que
dista mucho de ser el que nos habían contado. A la luz de su penetrante mirada vamos descubriendo
los múltiples engaños de esa historia deliberadamente falseada y adquiriendo datos reales que
iluminan el presente y lo hacen comprensible. Cuando el lector termina el libro tiene las claves para
entender la explotación y los sufrimientos de Haití, tan íntimamente ligados a los intereses de
EE.UU. Es también la historia de los pueblos de Centroamérica: la historia de una política de
expolio y rapiña que, en mayor o menor grado, afecta también a la gran mayoría de los pueblos
pobres del mundo.

“Este es un libro que me temo que esté condenado al olvido. Es un libro que nos habla de verdades
en torno a temas incómodos. Incómodos, sí, para las estructuras de poder y el entramado doctrinal
que las protege de la opinión crítica. Nos dice la verdad sobre lo que ha estado sucediendo en Haití
y el papel que ha jugado EE.UU. en su amargo destino.”
Noam Chomsky

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