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Stephen R. Covey, te altamente efectiva autor de Los 7 habitos de lag Las empresas no pueden crear valor para los accionistas a largo plazorsin practicar a fondo la ética. gNo seria marav ejecutivos tuvieran un conejo magico, como el de la pelicula Harvey, para que les susurrara al ido y les recardara eso? El conejo invisible de este magnifico relato, lamado Ari, siempre estéi a mano para darle un codazo a Edgar P. Benchley cuando hay que tomar una decisién. La vara cada vez se alarga mas en la medida en que Edgar asciende en el escalafon de la empresa, Maquillar los libros contables, negociar con la informacién privilegia« esconder los datos sobre la responsabilidad legal con gereeros... no hay nada que los jefes dk ‘pidan hacer o pasar por alto. Pero eso de qui oel mundo lo hace” no impresiona a Edgar nia Ari. No es de extraiar que los dos queden en la calle tan a menudo. gPueden tener éxito los buenos? gPueden blanco las flechas rectas? {Por qué la honestid: tan inevitablemente exigente? En esta irdnica y parabola, una avezada profesora de étca de los negocios nos estimula a pensar acerca de las grandes preguntas que rodean la ética y nos presenta algunas respues! sorprendlentes. y pautas de accién que le ayudaran al lec los retos éticos de los negocios y de Grupo norma vewwnorma.com, fe HOB 6 Marianne M. Jennings Un cuento de negocios Contenido detris de Un cuento de negocios... Capfeulo 1 Edgar y Ari La bonestidad es un asunto exigent... Capitulo 2 va ala escuela y conoce a la pandilla Seguir las reglas del juego significa sufrir una contrariedad de vez en cuando Ari y los fabulosos cuatro se reencuentran Capitulo 4 Las ironfas de buscar trabajo Ser ético a veces significa ir atrds en la carrera... Capitulo 5 le consigue un empleo a Edgar Bspere siempre una pequeiia burla por comportarse éticamente .... 7 25 43 63 o Jennings, Marianne M. ‘Un cuento de negocios / Marianne M. Jennings traduccion de Fabian Bonnett, — Bogoté : Grupo Baltoral Norma, 2004, Titlo original : A Business Tale. 1. Administacién de empresas I. Fabian Bonnett. in ; Para todos los pookas en mi vida esaso1 que en alguna ocasién han sentido indignacién: La fe, la familia, los amigos y las estudiantes Talo orginal en inglés ABUSINESS TALE, 103 para Latinosmérien al Norma S.A. 350, Bogotd, Colombia .______Reservados todos los derechos. Pohibida la reproduccida total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permis Imprero por Banco de Ideas TImpeeso en Colombia — Pein Enero de 2008 Baiciéo, Disco de eu del Mar Ravatea Gaccés ‘Maia Clara Salarse Posada ste libro se compuso en carateres Gacamond ISBN 958-04-7886-4 ISBN 978.958-04-7886.7 Un cuento de negocios Un cuento de negocios Un relato sobre ética, opciones, éxito y un conejo MUY GRANDE Marianne M. Jennings ‘Traduccién Fabian Bonnett 8 Un cuento de negocios Capitulo 6 Heather se compadece de Edgar y Je consigue un empleo Ser ético significa que usted tiene que bablar claro Capitulo 7 Un nuevo intento: Steve le da trabajo a Edgar ... Algunas veces la ruta ética permite que se presenten ~ las oportunidades Capitulo 8 Edgar gesta su propia comp: Afin de cuentas, quién es ético vence...y con tranguilidad de conciencia Capiculo 9 la bancarrota Pensamientos sobre Edgar, Ari y el triunfo alargo plazo Notas Agradecimientos .. La autora .. 81 3 107 11 117 ve 125) 187 193 197 Prdlogo Me frustro como la que més con la realidad de que la vida y la gente no siempre son justas, los buenos no siempre ganan, la bondad no siempre vence, el mejor no siempre se lleva el empleo, la honestidad no siempre es la pol ganadora y las convicciones nobles no siempre recom- el prestigio de ganarlos. De hecho, “hacer lo correcto” a menudo lo pone a in riesgosa. Usted puede perder la posicin, el poder, el éxito material o la vida misma. Por qué Porque en el mundo real se libra una batalla constante entre el bien y el mal, y el mal no vergilenza, ni limites, ni reglas y, mas que todo, no tiene miedo. Frente a esa f6rmula mucha gente se derrumba, sucumbe ¢, incluso, abdica sus valores. Después de todo, les por hacer, nifios por enviar a la escuela privada, muy buenas oportunidades de trabajo que per- der, conexiones por hacer, prebendas que disfrutar, un ego por satisfacer, competiciones que ganar, vacaciones por gozar y bellas casas que poseer, y parece que do- uno en una pos hay ut 10 Un cuento de negocios blegar las reglas éticas 0 los principios legales es lo que todo el mundo debe hacer si quiere ser competitivo. Epa! Dificiles alternativas. Por qué escogeria usted rebelarse contra el sistema y hacer lo correcto, lo ético, cuando es tanelaro que usted podria pagar un precio real y deprimente? Por qué escogerfa usted sacrificar el lucro, las oportunidades y el poder por algun noble ideal de Ia éticay la moralidad personal y profesional que claramente no es compartido por quienes lo rodean? Qué hay de realmente errado en no defender lo que es correcto si es0 lo va a lastimar? (Qué hay de realmente errado en hacer cosas en las cuales no cree, para mantener su trabajo y ascender en su carrera profesional? Qué hay de realmen- teerrado en adular 0 venderse cuando tinicamente lo est’ haciendo para lograr una posicién mejor? ¥Qué haywde realmente errado en hacer de la calidad y el servicio algo secundario, y lucrarse, cuando hay supervisores que agra- dar y accionistas que satisfacer? Son buenas preguntas, Preguntas que usted afronta- de una u otra manera todos los dias de su vida personal y profesional. Cuando las convicciones nobles idealistas que le ensefiaron cuando nifio entran en conflicto con sus metas profesionales, sus oportunidades y algunas circuns- lancias imprevisibles, sucede algo muy importante: usted se enfrenta con la verdad de saber quién es usted realmente. Cuando usted era nifio tenfa sueftos acerca de lo que haria cuando fuese mayor. No descarte estos sueioscomo Prdlogo MW una fantasia tonta que no tiene realismo alguno. En sus suefios de infancia usted era idealista y altruista, Los suefios estaban dirigidos hacia un noble fin que represen- taba un don especial. {Bs realmente el mundo mucho mejor cuando estos suefios se hacen a un lado y se consideran ingenuos, poco practicos, poco realistas o esttipidamente inocentes? ;Vale la pena sacrificar ser un buen ser humano con el fin de “tener éxito"? mporta mas qué es usted que quién es usted? Demasiadas personas contestan “si” a estas pregun- tas. Muchas estén dispuestas a sacrificar el papel de “buenas personas” por el de las més poderosas, mas conocidas, mas ricas, mas gustadas, mas temidas o mas (superficialmente) queridas. Hay una tremenda presin social para hacer eso, y actualmente también hay una escasez de vergiienza, rechazo © castigo social para quienes actiian de manera errada, @Por qué entonces se refrenaria alguna persona razonable y sensata de cortar esas amarras si ellas podrian conducirla al éxito sin castigo alguno? Para muchos, la respuesta esti en su educacién: sencillamente no pueden romper las reglas y desilusionar 0 avergonzar a sus padres. Para otros, la respuesta es que creen que eso seria una afrenta a Dios. Y hay unos terceros para quienes, simplemente, el éxito sin integridad no trae ninguna felicidad. EL éxito y las posesiones sin integricad francamente son s6lo un gran chasco. Para evitar esa sensacién de 12 Un cuento de negocios am Zo) a See decepeién, muchas personas compulsivamente aprove- chan més y mds y més, s6lo para sentitse decepcionadas tuna y otra vez. Es cuando algunos se vuelcan a las drogas, al alcohol 0 al sexo compulsivo con el fin de deshacerse de ese sentimiento de desencanto. Este se debe a que el alma y la psique no estan siendo satisfechas. Esos elementos del ser pueden ser pasados por alto, pero en Giltimas no pueden negarse. Cuando las ‘metas y motivaciones no valen la pena, cuando la tictica no corresponde a las metas, cuando el resultado final no compromete una nobleza auténtica, el alma y la psique carecen de orgullo y de verdadera satisfacci6n. Ademas, no se sera feliz. No hay felicidad en una vida a la cual se le ha ica. Finalmen- arrancado la integridad, la moralidad y la te, la vida pierde su significado. Tal como lo dije en el prefacio de mi libro How Could You Do That?! The Abdication of Character, Courage, and Conscience: “No me sorprende que tanta gente busque ciegamente el ‘significado de la vida’. Lo que no parece entender es que la vida no tiene significado a través de la mera existencia 0 la adquisicién de bienes 0 el entreteni- miento. El significado de la vida est unido a Jas conexio- nes que hacemos con los demas a través del honor y la obligaci6n”. Dejaré al lector con este simil que uso con los escuchas que me laman al programa de radio y que luchan con dilemas morales 0 éticos después de que han Prdlogo 13 hurgado sin satisfacci6n en sus listas de pros y contras para formular una decisién. Involucra un momento de Dickens en el cual me convierto en el fantasma de la Navidad futura, Les digo que, gracias al poder del cual estoy investida por hacer este programa radial, puedo proyectarlos veinte afios adelante y hacerlos verse segtin la decisién que tomen hoy, y les pregunto: {Qué quieren ver que los enorguilezca? En consecuencia, como dice el comercial de Nike: “Solo hdgalo”, Siempre me sentiré orgullosa de escribir el prologo para este maravilloso libro de la profesora Marianne Jennings sobre la ética en los negocios cuenta los recientes escindalos de avaricia y corrupcién corporativas en los Estados Unidos, las encuestas que -muestran que para los estudiantes mayores de las escuelas de secundaria que han recibido honores el fraude es una de muchas herramientas aceptables, y una subestimacién general del valor que la sociedad otorga al sactificio, la espiritualidad y la integridad (inclinandose en su lugar por Ja adquisicién de bienes, el poder y la propia actualiza- ci6n), este libro debe considerarse como lectura obliga- toria en toda aula de clase, toda oficina y todo hogar. se tienen en Doctora Laura C. Schlessinger Autor y anfitriona de un programa radial de entrey distribuido internacionalmente “Lo que es correcto es correcto, aungue nadie lo esté haciendo, Lo que es errado es errado, aunque todo el mundo lo esté haciendo”. —Anénimo “La mds débil de las cosas débiles es una virtud que no haya sido probada en el fuego”. “— —Mak Twain Introduccién La historia detrés de Un cuento de negocios ieron los colapsos éticos y financieros de N nron, WorldCom, Tyco y Adelphia y las pérdidas que suftieron los accionistas y los empleados. Incluso ver a Martha Stewart bajo el microscopio acusador del FBI no gozarfa viendo a Bernie Ebbers, Jeff Sl Fastow sentenciados a trabajos forzados o al infierno. Y habria una cierta ironia deliciosa en ver a Martha comiendo los mas horrorosos potajes, como puré de papas instantdneo y gelatina verde, durante tres cinco afos, en una carcel para delincuentes de cuello blanco.) Aun asi, hay una parte palmaditas en el hombro por mis esfuerzos por ensefiar ética en los negocios, pero de ser secretamente “Lo que es correcto es correcto, aungue nadie lo esté haciendo, Lo que es errado es errado, aunque todo el mundo lo esté haciendo”. —Anénimo “La mds débil de las cosas débiles es una virtud que no haya sido probada en el fuego”. “— —Mak Twain Introduccién La historia detrés de Un cuento de negocios ieron los colapsos éticos y financieros de N nron, WorldCom, Tyco y Adelphia y las pérdidas que suftieron los accionistas y los empleados. Incluso ver a Martha Stewart bajo el microscopio acusador del FBI no gozarfa viendo a Bernie Ebbers, Jeff Sl Fastow sentenciados a trabajos forzados o al infierno. Y habria una cierta ironia deliciosa en ver a Martha comiendo los mas horrorosos potajes, como puré de papas instantdneo y gelatina verde, durante tres cinco afos, en una carcel para delincuentes de cuello blanco.) Aun asi, hay una parte palmaditas en el hombro por mis esfuerzos por ensefiar ética en los negocios, pero de ser secretamente Un cuento de negocios flojo” y poco importante para los Estados Unidos, que son recompen- jones a cualquier consideran mi materi futuros titanes de | sados por aumentar el valor de las a¢ costo. Pero por mucho ruido y muchas exigencias que -¢ llevada por la indignaci6n, esos tipos nunca captaron, Jo que habia estado diciendo durante veinte aos: Forjar valor para los accionistas y practicar a fondo la ética son tuna misma cosa. Los te6ricos de las finanzas enseftaron a los estuclian- tes que su Unica obligaci6n ética era la de maximizar el valor para los accionistas, Yo enseié lo mismo a mis estudiantes. Sin embargo, nuestros enfoques fueron lige- ramente diferentes. Los profesores de finanzas les ensefia- _ fon cémo manejar los ingresos, los profesores de conta- dad les ensefiaron cmo darle un giro la deudg en los. ros, y yo les ensefté que esas pricticas bordeaban los limites legales y éticos y no le ayudaban a nadie a largo plazo, Nunca tuve un modelo para calcular el riesgo financiero de bordear esos limites. Enron, Adelphia, WorldCom, Tyco, Kmart y una lista cada vez m4s amplia de compafifas que experimentaron icultades, reformularon sus declaraciones de ingresos y lidiaron con aftos de ejercicio financiero menos que honesto han cuantificado el valor de la ética incluso mas ld de mis suefos mas alocados. La ficcién no habria podido aportar un escenario y un tel6n de fondo mejores para ensefiar la importancia de la ética, Los negocios siempre han consistido en hacer dinero, pero la ética de Introduccién los negocios también ha cor puede hacer dinero a largo plazo sin la sobrevinicron estos colapsos, que tuvieron un impacto en virtualmente todos, desde los accionistas hasta los em- pleados, pasando por los proveedores y los clientes, nadie habia podido cuantificar los costos de las decisiones éticas precarias. Ahora podemos hacerlo. El 14 de enero de 2001, el precio de la accién de Enron era de 83 délares. Exactamente un afio mis tarde, el 14 de enero de 2002, tras la reformulacién de las declaraciones de ingresos, la destruccién de documentos y una Comisi6n Nacional del Mercado de Valores y un Departamento de Justicia estadounidenses llenos de célera ¢ investigaciones, el precio de la acci6n de Enron era de 14 centavos de délar, Un dia, en octubre de 2001, los accionistas fueron informados de que en adiciGn a la nueva declaracién de ingresos por 586 millones de délares, tendrian que efectuar una reducci6n de 1 200 millones de délares en el patrimonio. Los accionistas de WorldCom perdieron 3 500 nes de délares en ingresos en una nueva declaraci6n. er0 problema técnico de caricter contable significo que realmente no hubo ingresos en la compafta durante nes de délares. Como uno de mis 10, invertir 1 000 dolares en Enron o WorldCom lo dejaria a usted hoy con 5 délares. Usted lo habria hecho mejor si hubiera comprado los 1.000 délares 20 Un cuento de negocios en cervezas y hubiera reciclado las latas, pues habria logrado un ingreso neto de 50 délares. La ética importa aun si se refiere a la vida personal de los gerentes. Cuando se formularon cargos contra el ex directorcjecutivo de Tyco,) Dennis Kozlowski, por eva- si6n_del_impuesto. a_Jas_ventas_en una transaccién multimillonaria de obras de arte, el mercado se hundié en. 200 puntos mas. Todavia tambaleantes por los cuestio- namientos sobre las finanzas de Tyco, los inversionistas se pusieron mAs nerviosos acerca de la ctedibilidad de las compaifas en general. Bl paquete de jubilacién de Jack ‘Welch y las revelaciones relacionadas con su divorcio y sus prebendas forzaron la suspensi6n de la valoracién de las acciones de General Electric. Sélo la insinuacién de que Martha Stewart podria estar comprometida en una operaci6n de bolsa que us6 informacién privilegiada en una compaiiia distinta de la suya, envié por la pendiente Ja accién de su empresa, Omnimedia, que baj6 en un 31%. Los asuntos contables no son la unica fuente de la cuantificaci6n ética. En el frente de la responsabilidad civil con terceros, un jurado pronuncié un veredicto de 4.800 millones de délares (reducido mediante una apela- cidn a s6lo 1 200 millones) en un caso que involucré la posici6n del tanque de gasolina del modelo Maliba de la General Motors. Dos memorandbs internos desconcerta- ron al jurado. Uno era de un joven ingeniero que estaba preocupado por el peligro que representaba la posicién Introducei6n, 21 del tanque de gasolina. El otro era de un abogado que revisaba el memorando del joven ingeniero y que reco- mendaba que nadie se acercara ni al ingeniero ni al memorando, Mi devocién por el campo de la ética empez6 muy inocentemente, y slo en un campo como la ética es apropiado que el tema se acometa con inocencia, De alguna manera, la devoci6n por la ética por razones ma- quiavélicas carece de sinceridad. Gordon Gekko (Michael Douglas) nos lo dijo en Wall Street: "La avaricia/a falta de, un mejor término, es buena”, Esta fue una pelicula de Oliver Stone que proporcioné mas que una inmadura exageraci6n alarmista. A pesar de la manera como termina la pelicula, el texto de Gordon Gekko lleg6 a ser el credo de numerosas personas de negocios. Fue durante esta era cle magnates reales y de ficci6n (como Ivan Boesky) que esta no tan joven profesora le puso atenci6n a las respuestas que sus estudiantes daban a los dilemas legales, morales y éticos, y tomé conciencia. Mi teacci6n a las cavilaciones de mis estudiantes de pre- grado en administraci6n de empresas cuando discutfamos la ética de hacer dinero era de fondo: “Estos muchachos van a terminar en prision”. jocente nacimiento de mi devocién por el campo de la ética en los negocios. El reconocimiento dle que hoy en dfa los estuciiantes carecen de caractery de ética fue la inspiracién para Vin Diesel y el libreto de ka pelicula Hey, cdénde estd mi automdvilz, pero no es se fue el 22 Un cuento de negocios exactamente material para un curso o un libro. El reto recae en volver a entrenar esas mentes, moldeadas en un mundo laico, para entender por qué la ética es importante en los negocios y en la vida, y cémo legar a ser ético, Mi reto cra grande, dado que ensefio en una institucién de educaci6n superior de origen estatal que castiga a los profesores que hacen referencia ala religi6n y los quema en la hoguera (jy €sos son los profesores titulares!). es posible una ética laica, secular? {Es posible ensefar ética a adultos? i£s posible entrenar mentes que los profeso- res de finanzas y los economistas han contaminado con nociones como que la responsabilidad “ética” de un ejecu- tivo es hacer fo que se pueda para aumentar el valor de la __ empresa para los accionistas? (Bs posible andar a la caza de “la cosa correcta que se debe hacer” con'gente que habla de “versiones beta” ¢ intercambia ciffas sobre “uilidack de intereses, impuestos, depreciaci6n y amortizacién” que podrian quitarle el viento a los veleros de Warren Buffett? 2Queda alguna esperanza con posterioridad a Enron, WorldCom, ‘Tyco, Adelphia y esta era de una bancarrota tras ‘otra, que esti convirtiéndose en el mayor desastre financiero enla historia de los Estados Unidos?(:Cémo sabemos incluso sila presuncién de que es la mayor bancarrota jamas vista es cierta, si sus ntimeros han sido manipulados desde los departamentos contables que elaboran las facturas pro forma hasta las costas de las Islas Caiman?) La respuesta, en una palabra, es si. Desde luego es posible ayudar a adultos a entender por qué Ia ética es Introduccin 23 importante en su vida y su trabajo, El libro Quien se ha Hevado mi queso? ha probado que los lectores quieren involucrarse en una historia, por simple que parezca. Y mostrado, el mantra de “Muéstrelo, no lo a los libros de gerencia. Un cuento de negocios mantiene en alerta ética y e mente de su apartaestudio o por la escalera corporativa. Mientras tant Edgar —Drew, Heather y Steve—, que n de un pooka ético, se estén volviendo ricos stibitamente. > Este es un relato que usa ‘La tortuga y la liebre” de Esopo como su esquema basico, Detalla el viaje de estas cuatro personas de negocios y muestra que ni la vida ni los negocios son una carrera corta sino una maraton, y que ‘aquéllos que aplican las reglas del juego realmente ganan a largo plazo. El resultado es un relato que ilustra la importancia de la ética en los negocios La noci6n de un pooka proviene de la pieza Harvey, de Mary Chase, ganadora de un Premio Pulitzer, y de la cual se produjo una pelicula en 1950, en la cual James Stewart representé a Elwood P, Dowd, el protagonista. Elwood es un tipo brillante que tiene la buena fortuna de estar acompafiado por un pooka, es decir, un espiritu travieso, que asume por lo general la forma de animal, 24 Un cuento de negocios visible s6lo por quienes é1 desea. El resto del mundo se sombra con Elwood P. Dowd y su presunto conejo wurrida de ser rechazada a causa de ello en distintos circulossociales, consigue el apoyo del juez Omar Gaffney a Elwood incompetente € internarlo en ‘wood esta feliz de hospi hace feliz a Veta Louise. Sin embargo, el doctor Wi Chumley, psiquiatra en jefe y propietario de la casa de reposo, no sdlo ve a Harvey sino que lo adora tanto como Elwood, e incluso se propone ir a Cleveland con ellos. Al darse cuenta de que Elwood P. Dowd es sano y cuerdo ‘como el que mis, el doctor Chumley devela la despiadada trama de Veta Louise, incluyendo la confiscacién de los bienes de Elwood, y pregunta: “Par todos lgs cielos, hombre, ;no estés justificadamente indignado?” Elwood explica su inspiradora filosofia de la vida: *Mi madre decirme: Elwood... ella siempre me llamaba .. En esta vida, ti puedes ser 0 inteligente o agradable’. Yo intenté ser inteligente. Pero prefiero ser lizarse si eso surge la inspiracion de este cuento de . La sabidurfa convencional sostiene eso. mismo en los negocios: usted puede ser inteligente 0 ético. En realidad, las dos cosas no son mutuamente excluyentes, Usted puede ser inteligente, ético y exitoso. De hecho, despréndase de la ética y el éxito le sera esquivo o, en el mejor de los casos, sera fugaz, Y he aqui el cuento de Edgar y Ari. CAPITULO 1 Edgar y Ari La honestidad es un asunto exigente ran las 7:05 de la mafiana, hora del Pacifico, cuando Edgar P. Benchley legé a su escritorio en Tortoise Enterprises € hizo lo que siempre hacfa a las 7:05 de la mafana, hora del Pacifico, todos los dias laborales del afio: suspirar, El st hinché su pecho y elevar sus hombros cuando puso los brazos sobre la mesa, llena del reguero de papel con los infortunios del mundo ©, al menos, con los infortunios de Tortoise Enterprises. No era que Edgar odiara el trabajo, su escritorio o incluso a Tortoise Enterprises. Edgar era un vendedor innato, un as con los nimeros y un maestro del anilisis DOFA, es decir, de las debilidades, oportunida- des, fortalezas y amenazas. De hecho, Edgar era el propie table con ingresos respetables, productos respetables, empleados respetables, proveedores respetables, publi dad respetable y un edificio libre de asbesto, nz a io de Tortoise Enterprises, una compafia respe- CAPITULO 3 Ari y los fabulosos cuatro se reencuentran en la universidad Hacer lo correcto a menudo implica més trabajo 1 el tiltimo ato de secundaria, para Edgar, Drew, Heather y Steve los eximenes de hisioria eran ya un simple asunto del pasado, Habian hecho las paces, porque los recuerdos de los Ultimos tres eran pocos en todos los aspectos de la vida, no sélo en materia de historia. Ellos continuaban confiando en el sistema de las claves mnemotécnicas para memorizar, mientras que Edgar y Ari s6lo confiaban en la memoria misma. Cerrada ya la brecha que abrié la Guerra de Independencia, los cuatro coexistfan, y Ari nunca pidi6 que Edgar abandona- raacompinches tan éticamente provocadores, Eran, pues, una vez més, los “fabulosos cuatro”, tar el mundo, oal menos a ver c6mo se veia el mundo por ispuestos a conquis- fuera de los 28 Un cuento de negocios No sélo el conejo era gigante, sino que estaba sacu- diendo la cabeza. El pavor vivido de aquel dia se debia a que Edgar pensaba que seria cargado por esa criatura en sus garras (con seguridad los conejos de este tamafio tendrfan garras) hasta su madriguera, donde seria sacrifi- cado debido a la velocidad de su madre y al irrespeto a una sefial de trinsito, una simple infraccién civil en la comunidad de Edgar, pero aparentemente una ofensa mucho mayor en el reino de los grandes animales. La madre de Edgar le habia leido suficientemente a Beatrix Potter como para que él se diera cuenta de que enfrentaria los peligros de Jemima Puddle-Duck, las regaderas, el jardin y el azadén del sefior MacGregor, y los zorros ladi- , Tos y no ladinos en el mundo de cuento de hadas de los conejos (bueno, al menos de los de la Gran Bretaiia). Edgar trat6 de vocalizar para su madre la teoria de las garras y el miedo que le producian, pero la sefiora Vera Benchley se encontraba, por lo demas, ocupada ultra- pasando y cortando el paso de otros conductores, y ofte- ciendo a diestra y siniestra gestos manuales, mientras aceleraba alegremente rumbo a la iglesia. Edgar trato de evitar el contacto visual con la gigante criatura porque tenia la teoria de que al conejo le saldria fuego de los ojos y de que éste le chamuscarfa el pelo asi como sus pan- talones de pano, devolviéndole de esa manera los gestos manuales de su madre. “No te preocupes por los ojos de os conejos gigantes, jmira mas bien lo que les has hecho a los pantalones que yo acabo de comprar a plazos en el Edgar y Ati 29 Bon-Ton!”, ser‘a la simpética reacci6n de su madre, Pero cuando Edgar clav6 sus ojos més all, not6 que las orejas, del conejo, del tamaito de lonjas de pan francés, eran claramente visibles en el espejo retrovisor del Polara, iVaya! Era sdlo cuestién de tiempo hasta que Vera descubriera esas orejas gigantes, se hiciera a un lado, junto a la acera, y golpeara con su bolsa de charol a esta criatura hasta dejarla sin sentido, no tanto por ser una criatura extrafia que viajaba en su automévil costarle un tiempo extra que ella ya se habia ahorrado con tantas violaciones de trinsito. Pero Vera, como Edgar llamaba a su madre—aunque sélo en los silenciosos recovecos de su mente y desde el asiento trasero del Polara—, nunca vio las orejas que hasta Ray Charles hubiese sentido que estaban presentes, No habria, por tanto, castigo fisico de este conejo mutante por parte de la sefiora Vera Benchley. En cambio, Edgar, con los ojos bien abiertos y mirando fijamente al frente, empez6 a recibir una paliza con las manos, digo, con las patas, por parte de esta criatura. Traté de moverse con la esperanza de que el conejo simplemente quisiera estirarse en el espacioso y refinado Polara, pero a medida que se corria hacia la derecha del automévil, también lo hacian ese conejo jy esas patas! Cuando Edgar, arrinconado, hizo sonar la manija metdlica del automévil, Vera exclamé: ‘Apartate de la manija, O volaras cuando dé la curva". (A los cinturones de seguridad no se les daba importancia en la infancia de Edgar, pues la seora Vera Benchley tenfa ino por Un cuento de negocios la firme creencia de que todos los automéviles eran seguros a cualquier velocidad. Como en ese entonces no habia leyes obligatorias sobre dicho adminiculo, los nifios con frecuencia volaban con regocijo por los amplios espacios‘de los automéviles de la época, casi siempre de tipo sedén y con puntiagudos alerones en Ia cola, Adicionalmente, si en esos dias hubiera existido el con- cepto de responsabilidad civil, la sefiora Benchley no era del tipo de quienes gastan preciosos momentos en tareas extras como la de decir: “Ponte el cinturén, Edgar!") No era lo que Edgar estaba esperando: su madre no hizo referencia al conejo. Edgar juraba que su madre tenia visién de rayos X que la capacitaba para ver a través de Ja puerta de su dormitorio y para acompafiarlo de ida y vuelta a la escuela, porque ella sabia todo lo queél habia hecho mal aun antes de que él se diera cuenta de que estaba mal. Aun asi, Vera Benchley no vio las patas del conejo, que tenian la longitud de una manija de un vag6n Red Flyer, cuando lo empujaban contra la puerta ck Po 1a. Edgar sopes6 sus alternativas: salir volando por la puerta de un Dodge Polara a casi 100 kilémetros por hora en una zona en la cual la velocidad estaba restringida a 65 © prepararse para residir con conejos gigantes en una madriguera que con seguridad tendria el tamafio de la tienda de abarrotes que él y su madre frecuentaban. Ambas opciones parecian involucrar huesos rotos, de tal manera que Edgar hizo contacto visual con la criatura, que Edgar y Ari 31 suspendié temporalmente la paliza y habl6: “Aqui Ati Apécope para Aristételes. Estoy tratando de ayudarle un poco a tu mama. Ella es una conductora imprudent y debes decirselo". Edgar estaba limpiandose los zapatos pero se sintié obligado a defender a la sefiora Vera Benchley: “Ella s6lo esta tratando de estara tiempo ya ella no le ponen multas®. Las patas de Arise estaban poniendo en posici6n para un nuevo ataque, cuando Edgar pregun- t6; “Desde cuando estan los hijos a cargo de los padres?" La respuesta de Ari fue simple: “Cuando los padres no me ven pero necesitan alguna ayuda es cuando recluto a sus hijos. Y ti, nifio, tienes que aprender a hablar en plata sobre estas cosas. Piensa en esto: tu madre quiere llegar a tiempo ala iglesia, asi que conduce como alma que lleva el diablo”. Edgar lo interrumpié: “Nosotros no usamos esas expresiones en nuestra casa”, Ari continu: “Proba- blemente no, pero tu madre conduce endemoniadamente, No esti bien, ;Diselo!” Edgar dud6, pero las patas de Ari estaban ya en posicién, asi que suspir6 y espetd: “Mama, deberfamos ir mas despacio”. La sefora Vera Benchley respondi6 alegremente: “Ja! Tenemos cuarenta y dos segundos de sobra. La préxima vez iré mas despacio”. Todos los domingos posteriores a ese aciago en- cuentro con la bestia del asiento trasero, Edgar se levan- taba muy temprano, se alistaba con sus ropas mas majas y molestaba a su mace a lo largo de sus preparativos para salir, de tal manera que salieran de la casa hacia la iglesia con mas de cuarenta y dos segundos de sobra, aun con | 32 Un cuento de negocios el cumplimiento cabal del cddigo de trinsito y el decoro general que debe tener un conductor. Edgar estaba determinado a mantener al conejo lejos del Polara. Pero pronto aprenderia que una vez Ari habia entrado én su vida, no desapareceria tan répidamente como apareci6. ‘Ari siempre estaba alrededor cuando la sefiora Vera Benchley la emprendia por territorios peligrosos. Sin embargo, nunca se le aparecfa a ella; s6lo era visible para Edgar y lo aporreaba hasta que éste viera las cosas a su manera, Hubo una vez en el parqueadero de la tienda de abarrotes en que la sefiora Vera Benchley, después de cargar todo en el Polara, descubrié una caja de detergente Tide en la parte inferior de su carrito de mercado, Estuvo a punto de olvidar cargarla en el automdvil, pero sabia claramente que lo que sf habia olvidado era pagarla. Sin embargo, la arroj6 dentro del amplio maletero y murmu- 36: “Parece ser mi dia de suerte”, Edgar sintié un extrafio pilpito, pero solo efimero. Si usted hubiera conocido a la sefora Vera Benchley, sabrfa que hacfa que mucha gente sintiera corazonadas por muchas razones, siendo su manera de conducir s6lo un punto de partida, > °* Edgar dejo pasar, pues, su palpito, pero cuando trat6 de subirse a la parte trasera del Polara, se hall6 sentado justo en medio de dos patas blancas, parecidas a unas raquetas para caminar sobre la nieve, algo verdacleramen- te irritante. "Vuelve con la caja de Tide y pagala. No seria honesto. No estarfa bien", dijo el conejo, quien en ese dia Edger y Ani 33 de compras usaba una camiseta con una corbata estam- pada, Edgar nunca estaba seguro dénde y cémo Ari compraba su ropa, pero atin no le tenia la confianza suficiente como para preguntarle eso a esta gran criatura de los bosques. Cuando la sefiora Vera Benchley vio a su hijo agitan- dose en el asiento trasero, sin poder ver, desde Iuego, la causa de tal agitacién, amenazé con visitar al médico y darle medicaciones, mientras blandia un dedo de adver- tencia acerca de la hiperactividad. La agitacién de Edgar continuaba a medida que decfa: “No!” y Ari complemen- taba, casi exhausto por la zurra que estaba propinando al muchacho: “No seria honesto, No estaria bien”, Edgar suspir6 y, transigiendo, emergié del automévil en un 4gil movimiento gimnistico, azotado por las elsticas patas de Ari, e inst a su madre: “Mami: tienes que pagar el Tide © devolverlo”. En un inicio, la sefora Vera Benchley se resistié, pero fue cuando pens6 que quizas la agitacién de Edgar no era hiperactividad sino el resultado de su malestar por el robo de una caja de dos y medio kilos de ‘Tide, Ella tuvo que pagar por el detergente y, ademas, por elsilencio dentro del automévil en la via a casa. La sefiora Vera Benchley y Edgar irrumpieron nuevamente en la tienda con el Tide, mientras Ari observaba con orgullo desde el asiento trasero del automovil. Edgar le echo una mirada y pensé que Ari era una peste, pero una peste placentera, del tipo que parece saber que lo que quiere que ti hagas te hard sentir bien, 34 Un cuento de negocios EL gerente de la tienda, de delantal y brillantina, no se pudo deshacer més en elogios con la sefiora Vera Benchley y se refirié pomposamente a su honestidad integridad, a la molestia que se tomo y al tiempo que perdid, Pens6 tantas cosas buenas de la sefiora Vera Benchley, que le dio a Edgar una barra de chocolate Zagnut, A Edgar no le gustaba y, la verdad sea dicha, el Zagnut era duro y parecia siempre un poco rancio, pero la sefiora Vera Benchley le habia ensefiado a Edgar a agradecer a quienes le daban una golosina aun en circunstancias cuando las golosinas fueran tan repulsivas como un Zagnut, siempre rancio. La inclinacién de la sefiora Vera Benchley por esquivar un poco las cosas aqui + y all también le permitié la gentileza de una mentira piadosa. Que Edgar supiera, la sefiora Vera Benchley era la Unica persona en la ciudad que podfa decirle con con- vieci6n a la mujer del alcalde, que pesaba la bicoca de 120 kilos, que se vefa muy delgada. Y la seftora Vera Benchley podria convencer a Eulalie McKechnie Pomeroy de que ‘era material para la revista Vogue siempre que se ponfa un nuevo vestido. A Edgar le encantaba ver a su madre en acci6n en esas ocasiones, pero Ari se mantenfa al margen durante los encuentros de la Benchley y la Pomeroy, mientras daba golpecitos con sus patas de gran conejo, disgustado por su impotencia para controlar a la sefiora Vera Benchley y aun mas disgustado con que Edgar go- zaré al ver a su madre doblegar la verdad, En esos prime- 108 aos, Ari escogié cuidadosamente las batallas libradas Edgar y Ari 35 con Edgar. La filosofia de Ari era empezar con la velocidad y el detergente e ir escalando hasta los asuntos relaciona- dos con la adulacién explicitamente falsa. Ari ponfa gran fe en la escala de desarrollo moral de Kohlberg y tenia grandes esperanzas en el progreso que logeara Edgar. ste abandons la tienda de abarrotes preguntandose si el Zagnut eta algo que de ninguna manera queria el gerente de la brillantina. Las sospechas de Edgar se confirmaron cuando volvié al automévil y exhibié con orgullo ante Ari su no tan deseada recompensa. Ari, que parecia ducho en materias complejas de las cuales Edgar jams habia oftlo hablar, tales como “depreciaci6n’ explicé: “De todas maneras, fue parte de una amortiza- cin de inventarios. Pero es la intencién lo que cuenta’. Edgar estaba empezando a apreciara Arien estos momen- tos en los cuales se volvia filos6fico 0 hablaba sobre la vida 0, como en este caso, de las deducciones de los ingresos de los tenderos. Edgar estaba aprendiendo que Ari no era un hombre, digo, un conejo de muchas pala- bras, pero que cuando hablaba siempre tenia algo valioso que decir, Pero habia algunas ocasiones en las cuales Ari era terriblemente rigido. Como esa vez en quinto grado cuando la sefiora Vera Benchley le cort6 espantosamente el cabello a Edgar y Ari se volvi6 irrazonable al maximo, Edgar habia pedido un corte de moda, como el de los demas muchachos. La sefiora Vera Benchley tenia abun- dante creatividad, tanto para doblegar la verdad como 36 Un cuento de negocios para las actividades domésticas. Decidié ejercitar la bar- berfa casera, pues se habfa entrenado suficientemente, pensaba ella, con el perro de la familia. Sin embargo, el pelo canino y el humano tienen sus diferencias, tanto en textura como en extensiGn, de tal manera que la seftora Vera Benchley qued6 desagradablemente sorprendida cuando el pelo de Edgar result6 ser mas dificil de manejar que el de Jack, el amistoso terrier que ahora tenfa la reconocible apariencia de un chihuahua, La sefiora Vera Benchley intent6 hacerle a Edgar el peinado de moda, perono sin varias muescas en la cabeza, que le dieron una, cierta apariencia de dlmata. Edgar se sintio mal y suplic6 que le permitiese no ir a la escuela al dia siguiente. + Mientras Ari escuchaba intencionalmente desde la entra- da arqueada de la cocina, la madre de Edgar sugiri6: “S6lo ponte un esparadrapo sobre la muesca mas grande y diles que te cafste mientras incursionabas en una cueva. El entusiasmo de una aventura en una cueva les restard valor a las muescas mis pequefias. Podrias incluso soltar una 0 dos historias sobre murciélagos y serpientes”. Edgar era un yendedor innato, especialmente debido a las habilida- des heredadas de su madre, Trat6 de usar el arte de Ia persuasi6n, pero la sefiora Benchley ya se habia decidido a remover el pelo de, digamos, el “corte” previamente hecho en la cabeza de Edgar, mientras que Jack, el terrier, se escondia de miedo en un rinc6n, temeroso como el que mds y aturdido con el nuevo descubrimiento sobre la diversidad de las especies. Edgar y Ari 37 iLa sefiora Vera Benchley tenia cada salida! Faltar a Ja escuela no era una opci6n para Edgar, pero al menos ella habfa encontrado una manera de solucionar el descalabro capilar. Edgar sabia que su madre era singular. Su padre, el sefior Wallace Benchley, le decia casi todos los dias: “Arrojaron el molde después de haber hecho a tu mamé, Edgar. Y tal vez haya sido lo mejor”, El sefior Benchley era un alma deferente que seguia las pautas de Jasefiora Vera Benchley, principalmente porque crefa que cambiar a su flamante esposa era un ejercicio inutil. Sin embargo, en el caso de la barberfa familiar, taspas6 los limites, una vez le echd un vistazo al corte de Edgar. De hecho, tan aliviado estaba de que Edgar y Jack hubieran sido los conejillos de Indias en ese experimento estético, yno él, que aprobs ls historia espeleoldgica, el esparadra- po y demas. Con semejantes pautas y consenso patemos, yno siendo la ausencia escolar una opci6n, Edgar se retird a su habitacién para preparar las invenciones sobre estalactitas y estalagmitas que tendria que urdir el dia siguiente para sus condiscipulos, cuando recontara sus proezas subterrineas y las lesiones en las manos causadas por alimafias voladoras. Su madre de alguna manera era un genio, pens Edgar. Hasta que Ari aparecié, habia distraido durante el debate sobre el pelo y la escuela, debido a que estaban transmitiendo de nuevo en televisién Sky King. Ari podria debatir el relativismo ‘moral con el mejor, pero tenia una especial debilidad por 38 Un cuento de negocios las historias sobre rescates efectuados por aeroplanos en el Rancho Flying Crowne. “Escuché Sky King en la radio antes de que se produjera para televisin’, le decia a menudo a Edgar. Pero,'con Ia titima situaciGn de riesgo ya resuelta por el monomotor Cessna y Penny y sus colegas, Ari ahora estaba parado en la habitaci6n de Edgar y sacudia su pata © su anca 0 como quiera que se llamen las extremidades de los grandes animales miticos. “No seria honesto, Edgar. No estaria bien", dijo. “Realmente, Ari", arguyé Edgar, “entiendo el exceso de velocidad, el detergente en polvo y todas esas veces en las cuales ti hiciste que mi madre devolviera las propinas que habia encontrado en las _ mesas cuando ibamos a los restaurantes. Y con la manera de conducir de mi madre, estabas picocupado por un posible choque multiple de cuatro vehiculos, 0 quizé de cinco, Pero este pequefio episodio acerca de mi pelo no hiere a nadie. Es un asunto parecido al de Eulalie McKechnie Pomeroy, que he visto que has dejado pasar. Una pequefa mentira piadosa. Me ahorraré una humilla- cién. De hecho, seré un héroe. Ademas, bueno es decirlo, el dinero esta escaseando por aqui gracias a que ti estas obligindonos a devolver las propinas y a pagar por todo en la tienda de abarrotes’. Ari permanecia de brazos cruzados mientras escu- chaba las congojas de Edgar y entonces pregunt6: “{Dén- de estaba la cueva?” Edgar retomé aliento: *jNo sé donde hay cuevas!” Ari estaba dispuesto a zurrarlo cuando Edgar Edgar y Ari 39 vio la sabiduria del conejo gigante. Suspir6. Una simple pregunta sobre detalles de la historia cavernicola y ya estaba perdido. Ari ya habia empezado a jugar con el modelo de hombre anatémico que Edgar posefa, fascina- dlo con el bazo y su facilidad para ser removido, cuando distraidamente farfullé: “No seria honesto. No estaria bien’. Entonces, Edgar fue al colegio con las muescas a la vista y Ari, a su lado, invisible para los demas, sonrefa (No se siente de maravilla cuando no se le pregunté a Edgar. Este suspiré y le aseguré a Ari: “No. Me siento como un idiota. Me veo como un idiota. Y si no tuviera mas temor de que se me creyera loco que de ser visto con estas trasquiladas y este pelo, les diria a todos sobre ti. Te apresarian por abuso de menores". En el patio de juegos de una escuela donde usar los zapatos de tenis del afio pasado es ya motivo de burlas sin piedad, era muy facil para un conejo invisible sentitse confiado; pero para Edgar, el descrédito de este ertor estético seguramente le acarrearia muchos proble- mas en la secundaria. ;Quién sabe cufn severo seria el castigo para este tipo de corte de pelo en los primeros afios de secundaria! ‘Cuando Edgar lleg6 al aula de clases, alrededor habia un poderoso festin de miradas. Los muchachos a y las muchachas reian tontamente a causa de la calvicie sin pauta que habsfa consumido el cabello de Edgar. Ari estaba al fondo del aula, parecia fascinado por los diagramas y laban 40 Un cuento de negocios las frases del tablero y murmuraba comentarios como “bueno”, “bien”, ‘adverbios" y “adjetivos”. La seforita Hazel Wertz, la profesora, observaba cémo Edgar aguan- taba las bromas. Estaba plenamente familiarizada con la pintoresta sefora Vera Benchley y sabia que el sino de reservado un Edgar no era el mejor, asf que hal pequefio espacio en su coraz6n para él. Justo cuando Edgar pens6 que no podria soportar mas la situacién y estuvo tentado a exponer, desprovista de esparadrapos, la historia de la cueva, la seforita Wertz sali6 con ésta: “Uno nunca sabe. El peinado de Edgar podria estar adelante de la moda”, La anotaci6n de la seforita Wertz intrigarfa a Edgar toda Ia vida, ¢Cmo podria ella haber sabido que los cortes creativos con palabras, simbolos y palabras soeces grabados en las cabézis estarfarsen boga algdin dfa? La intervenci6n de la Wertz terminé la tomadura de pelo, “Aunque Edgar habia agachado la cabeza durante los comentarios de la profesora, temeroso de algtin contacto visual con sus crueles compafteros de clase, logré levantar la mirada hacia la derecha cuando la seforita Wertz concluy6 su novedosa tesis sobre los cortes de pelo. Ahi, mirandolo fijamente, estaba Elise McDonough. Los ramo- res en el patio del colegio eran que Elise era la mas bella entre las nifias, no s6lo en la escuela Franklin sino en el rea de los tres condados vecinos. Edgar tuvo que elevar su mirada dos veces mas porque pens6 que Elise le estaba sonriendo, algo que no era posible que le aconteciera a Fdgar y Ari 4 Edgar Benchley, especialmente a Edgar Benchley con peinado de hombre de las cavernas, Pero cada vez que Edgar dejaba ir sus ojos para la derecha y miraba a la preciosa Elise, veia la misma sonrisa. Edgar compartio mis tarde sus pensamientos sobre este momento con Ati “Pensé que me estaba mirando con una amable sonrisa. Pero ella es Elise McDonough y yo soy, bueno, Edgar Benchley. Tenfa que estarse riendo de mi”, Ari se sonrié cuando Edgar rememors esa ocasi6n. Ari insistia tediosamente con su cantinela sobre la honestidad. ¥ algunas veces no aporreaba a Edgar sino que se deprimia. Edgar no estaba seguro de qué le importaba mds, porque es dificil no hacerle caso a un gran conejo blanco desilusionado que ande por ahi alicaido, Si Edgar contestaba al teléfono y era para su madre, pero €sta decia: “Diles que no estoy”, Ari estaba alli con un ‘Vaya, vaya'” e incluso con un tercer “iVayal” Si Edgar parecia listo a decir que su madre no estaba, Ari murmu- raba: “No seria honesto. No estaria bien”, Edgar, al entender cuiin desagradable era tener por ahi un gran conejo blanco con “la depre" y murmurando acerca de los, valores y principios perdidos y todo tipo de cosas sobre la integridad, diréa al teléfono: “Si, si esté”. Suspiraba cuando su madre tomaba el auricular y le dirigia una mirada que congelaria un helado en el desierto de Mojave en julio. Edgar sudaba frio cuando escuchaba a Ati, pero preferia el castigo que su madre le propinaba por sabihon- do que el malestar emocional de un Ati deprimido. CAPITULO 2 Ari va a la escuela y conoce a la pandilla Seguir las reglas del juego significa sufrir una contrariedad de vez en cuando Ari le encantaba la escuela y rara vez faltaba. En las ocasiones en que Edgar estaba enfermo, Ari asistia y Je proporcionaba los detalles del ca, descle lo que servian al almuerzo en la cafeteria hasta un informe sobre la adorable Flise McDonough. Edgar habia pasado sus anos escolares tornando cabeza y ojos tan discretamente como fuera posible para echarle una mirada a Elise. A Ari le atraia tanto Elise como a Edgar, pero por razones muy distintas. Aquél usaba el término “caractei para describirla, mientras que éste usaba el terminacho de moda: *jEs un bomb6n, Ari!” Edgar atin se atenia ala creencia de que Elise le habfa sonreido ese largo, 44 Un cuento de negocios solitario € incémodo dia del corte de pelo en el quinto grado. Ari también le prestaba atenci6n a la escuela, no tanto por los profesores, sino por los planes que Edgar y sus amigos-hacian para evitar el trabajo que necesaria- mente exige aprender. Para los amigos de Edgar, estudiar para los exdmenes era particularmente desagradable. En clase de historia, la Guerra de Independencia era particularmente exigente para Edgar y su grupito, porque habia demasiadas batallas, generales y vueltas y revueltas entre la victoria y la derrota, y su profesor, el sefior Omar Gallinger, ponia tareas muy dificiles. Por eso, Drew Peters, el mejor amigo de Edgar desde el primer grado, urdié un plan en la cafeteria para apoderarse de las “ preguntas de los rigurosos eximenes de, historia. , Drew entré en la cafeteria con Steve Thomas y Heather Gardiner. Inicialmente habian decidido que trabajarian juntos, desarrollarian un esquema y luego estudiarian con “atajos” para conocer el méximo de héroes y de hechos. Pero cuando vieron cudntos perso- najes y fechas estaban involucrados en la Guerra de la Independencia, decidieron saltarse al intermediario, es decit, al cerebro, y escribir la informacién para el examen en sus mufiecas y palmas. Al oir esto, Ari, que hasta el momento habia estado lamentandose de la comida baja en grasa que servian en las cafeterias de las escuelas publicas de los Estados Unidos, levant6 stbitamente las orejas, volviéndose mas Ari va a la escuela y conoce a la pandilla 45 alto que Wilt Chamberlain, el astro del baloncesto. Edgar recibi6 una patada en las costillas y la advertencia: “No seria honesto. No estarfa bien”. Edgar no habia intentaco discutir mas en publico con Ari porque habia descubierto, durante el incidente de la trasquilada en quinto grado, que en su escuela la penalidad por razonar sin un aparente interlocutor era de unos cinco aftos de ostracismo. Y en. esos dias en los cuales atin no habfa teléfono celular, llevar a cabo dichos mondlogos no era el medio mas adecuado para ser aprobado en los circulos més influyen- tes de la escuela. Asi, pues, Edgar nunca hablé a Ari en piblico. De parte de Edgar habfa miradas especificas y cejas levantadas, pero no conversaciones, especialmente en la cafeteria, Edgar permanecié en silencio, Drew, Steve y Heather ya estaban discutiendo qué funcionaria mejor en muecas y palmas, sila tinta normal o la indeleble, 0 quizas una combinacién, ‘Ari yacia ahora en una banca de la cafeteria con las patas traseras en posicién de pegarle a Edgar, pero éste permanecié mudo y las patas comenzaron a golpearlo. Suspir6 profundamente para evitar que se detectara el movimiento que le causaban las patas de un conejo que parecian tocar sobre él un solo de tambor. Y con ese suspiro, Edgar grit6: “;No es eso un fraude?" Ari se dio la vuelta, puso las patas en tierra y sonrié, Drew miro ligeramente asustado, pero pronto se recompuso. (Edgar cra, después de todo, el hijo de la sefiora Vera Benchley, asi que en la ciudad se esperaba de él ese cierto nivel de 46 Un cuento de negocios brutal franqueza que caracterizaba a los Benchley, siendo la tinica excepcién a esta regla la corpulenta sehora Eulalie McKechnie Pomeroy, quien conocfaa los Benchley ‘s6lo por sus corteses maneras.) “No”, asegur6 Drew. “Estas no son las respuestas. Son sélo claves mnemotécnicas*. Edgar casi se olvid6 de si mismo y gir6 para mirarcon petulancia a Ari, de quien estaba seguro que entenderia ahora que éste era de hecho un plan bueno y decente. Pero al darse la vuelta, vio venir las patas. Fue entonces cuando grité: “Bien, si no es un problema, entonces vamos y le preguntamos al profesor Gallinger si lo podemos hacer”. (Omar Gallinger no habia sonreido una sola vez en los veinticinco afios en los cuales habfal ensefiado historia y craa la mayoria de los estudiantes lo que el lobo era a los tres cerditos, Por qué, el dia de Halloween, los nifios no se detenfan en su casa? Nadie sabia si se le teria a Omar Gallinger o si se pensaba que en vez de una golosina él podria salir a pedir un resumen de la batalla de Bunker Hill Drew, Steve y Heather miraron a Edgar como si de veras tuvicra a un gran y filosdfico conejo a su lado. Estaban aturdidos, y Edgar no estaba seguro de sise debia a la propuesta de revelar el chanchullo o simplemente ante la posibilidad de hablar cara a cara con Gallinger. No obstante, sabfan que el Benchley que Edgar tenfa dentro de si le daria suficiente descaro como para acercarse a Ari va a la escuela y conoce a la pandilla 4 Omar el lobo. Pero no tenfan intencién de arriesgar la vida, una extremidad 0 el aio por hablarle a Gallinger, ast que Steve simplemente le respondié a Edgar: “Estas dentro 0 estés fuera?” Ari apareci6 frente a Edgar y le sonrié con los dos incisivos mientras le apuntaba con una pata a un pie, Ari empleaba las zurras en ocasiones deses- peradas, pero podia ser encantador y juguetén cuando sabia que Edgar estaba cambiando de idea sobre una determinada conducta. Edgar suspiré y dijo: “Estoy fuera”, Edgar y Ari dejaron la cafeteria, aunque nadie now cuando Ari lo hizo, a pesar de su vehemente soliloquio sobre la calidad de los almuerzos de las escuelas ptiblicas de los Estados Unidos. Drew, Steve y Heather miraron tistemente cémo su amigo Edgar se alejaba, "Estudiara todo el fin de semana. Y, zpara qué?”, dijo Drew. “A veces ¢s tan estipido!” Edgar no se habia dado cuenta, pero Elise McDonough, quien estaba de pie al lado de Drew, tenia una mirada triste pero llena de simpatfa, Ella, tan clegante siempre, era la mas popular de la escuela, y Drew era su novio. Ari siempre habia desaprobado los novios de Elise, peroera capaz de dar fe de su impecable cardcter. El pobre estado de animo de Edgar ese da en que declind apuntar en sus palmas las claves mnemotécnicas no le permitié apartar sus ojos del moteado piso de lindleo de la cafeteria para ver lo que Ari, con posterioridad, le describi6é como “la mirada de admiraci6n” de Elise, Los hombros de Edgar atin estaban gachos cuando 48 Un cuento de negocios sali6 de la escuela ese dia, La perspectiva de gastar todo el fin de semana con el general Cornwallis y los mucha- chos de la montafta azul lo tenfa abatido, Estaba arrepen- tido de no haberse detenido todos esos Halloweens en la casa del profesor Gallinger, porque si los rumores eran fundados, élhabria coleccionado el conjunto completo de guias de estudio de Gallinger sobre la historia de los Estados Unidos, Edgar estaba decafdo, pero no se sentia como un estipido, no junto a Ari, porque éste le proporcionaba una sensacién que él habia legado a reconocer bien desde la primera vez. que lo pate6 en el asiento trasero del Polara. Era la sensaci6n, atin vivida, que él habia sentido « por primera vez ese dfa en el estacionamiento cuando él ysu madre se devolvieron al almacén deabarrotesa pagar el detergente. Ari habfa suscitado en Edgar una fortaleza enormemente gratificante, De tal manera que al abando- nar la escuela ese dia mir6é a Ari y una vez més fue transportado por ese viejo sentimiento que le sobrevino con el Zagnut que gan6 en retribucién por pagar la caja de Tide. Ellunes por la mafana, Drew, Heather, Steve y Edgar llegaron a tiempo al examen del profesor Gallinger. Ari estaba un poco retrasado: se habia quedado para ser testigo del reclamo que la mamé de Edgar habfa hecho a la dptica porque los anteojos que habfa roto al sentarse en cellos eran tan defectuosos que esponténeamente habian hecho implosi6n, Ella necesitaba un nuevo par, y éste Ari va a la escuela y conoce a la pandilla i9 deberfa ser entregado a cargo de la garantia que la tienda le habfa dado. Todo lo que Ari pudo hacer fue hacer chasquear su cola, pues no tenia influencia alguna sobre la sefiora Benchley. Ari a menudo usaba a Edgar para refrenat a Vera, pero esta maftana habia sopesado cuida- dosamente cusl era el menor de los males (hace ya mucho tiempo le habfa ensefiado a Edgar este principio para resolver dilemas que involucraran valores), Odiaba el ausentismo escolar y la impuntualidad, especialmente los dias de examen, y al escoger entre los dos dilemas simul- taneos, se vio obligado a aguantar el engafio 6ptico de la sehora Benchley porque el conflicto con el horario de Edgar le impidié intervenir para ayudarle a ella a ver el asunto més claramente. Ari tomé nota, sin embargo, para tener una discusién sobre “naturaleza y educaci6n” con Edgar, la criatura actualmente inaccesible de la, como siempre, éticamente cuestionable sefiora Benchley. Drew, Heather y Steve tenfan la mayoria de la Guerra de Independencia esbozada en sus mufiecas, incluyendo un error de ortografia en el nombre de Paul Revere y los ntimeros errados en la cita “Uno si es por tierra y dos si es por mar”. Edgar se enfrenté al examen y Ari se senté cerca de él. Aunque Ari era bien conocido en el reino de los pookas por su conocimiento en historia estadouniden- se, no fue de ayuda alguna para Edgar. S6lo ayud6 en preguntas sobre la honestidad, no en preguntas acerca de los momentos cruciales de la guerra. Durante el examen, Arise sent6 y estudié el espectacular mapa del mundo del 50 Un cuento de ne ger, que cubrfa una pared completa del aula de clase. Edgar luchaba con todas sus fuerzas con los detalles de la prueba, mientras Ari, en consideracin a la concentracién de Edgar, s6lo hablé ocasionalmente para compartir pensamientos como: *:Cuindo se convirtié Pakistan Occidental en Bangladesh?” En una completa violaci6n de la legislacién educati- ‘va, como lo sefialé Ari —aunque sin armar alboroto—, los ntes de historia del profesor Gallinger intercambiaron examenes y se los calificaron entre si ese mismo dia en clase. Drew, Heather y Steve obtuvieron la mejor nota. Y el seftor Gallinger ni se entero del audaz tema corporal de recordaci6n usado por ellos. Edgar, por otro lado, obtuvo una nota regular y una palmadita en Ja espalda con una pata de conejo. Suspir6 y miré a Ari directamente a los ojos, pues estaba molesto con él. En realidad, no sentia ningun afecto hacia los conejos, fueran éstos correctos o incorrectos. No slo no lo habia hecho suficientemente bien en el examen, sino que haba abierto una pequefia brecha entre él y sus amigos. Tendria que trabajar para recobrar sus buenas relaciones. Ahora s6lo estaba de buenas migas con un conejo mitico € invisible, y sentfa con dolor el haber escogido al conejo sobre el hombre. Edgar le pregunté a Ari: “Si hice lo correct, emo fue que no los agarraron y, ademis, obtuvieron mejor nota? Y si hice lo cortecto, ¢c6mo es que yo no soy més popular que ellos’ Ati se recost6 en sus ancas y usé la mirada con- 51 va a la escuela y conoce a la pan templativa que se reservaba para cuando Edgar dudaba de su sabidurfa. Siempre habia una pausa mientras Edgar esperaba con ansiedad, aunque Ari sabfa que él estaba pensando a lo Benchley, pero s6lo para si mismo, algo asi como: ";Cudndo seri que esta cosa dird y hard algo util y que no me ponga en problemas? {Qué otro ser humano tendra que aguantarse este tipo de conejo filoséfico con mayores estiindares que mis padres?” Pero Ari dijo lo que siempre decia: “No seria honesto. No estaria afiadi6: “Espera, muchacho, ya veras. La carrera atin no ha terminado”. Y fue cuando Ari le dio una “Ademds, Edgar, mira ya a tu derecha”. Ahi estaba Elise McDonough sonriéndole. Y esta vez, Edgar observé bien Ja sontisa, que claramente no era de reproche.

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