El ro congelado Por el padre Miguel ngel padre.miguel.angel@hotmail.com
Un viajero muy cansado lleg a
la orilla de un ro y se percat que no haba un puente por el cual se pudiera cruzar. Era invierno y la supercie del ro se hallaba congelada. Lleg a preguntarse si el hielo sera lo sucientemente fuerte para soportar su peso, una fractura y cada en el ro congelado signicara la muerte; pero pasar la noche en ese hostil paraje lo era tambin. Por n, despus de muchos titubeos y miedos, se arrodill y comenz, muy cauteloso, a arrastrase por encima del hielo. Pensaba que as no le pasara nada malo. Iba a la mitad y escuch el sonido de un carruaje bien cargado y conducido por un hombre que cantaba con alegra mientras iba en su despreocupado camino, pero all sigui nuestro temeroso viajero, arrastrndose con manos y pies. Esta historia nos ilustra cmo muchas personas pasan por las dicultades que les presenta la vida: Unos se quedan en la orilla de la indecisin, incapaces de decidir qu camino tomar. Otros preeren permanecer all, tratando de reunir suciente valor para llegar al otro lado del problema en que se encuentran. Algunas personas se arrastran en la vida por temor a que las dicultades se les vuelvan adversas, su fe no es lo bastante fuerte para sostenerlos de pie en medio de la adversidad. Otro saben en quin tienen puesta su conanza y su fe es inquebrantable. Dios nos ha prometido ayuda y con sta, podemos enfrentar la dicultad y llegar con seguridad al otro lado. Es que en realidad nuestra vida se parece a ese ro coagulado que hay que cruza sin miedo porque Dios va con nosotros. Muchas personas pasan su vida espantadas y angustiadas por el temor, olvidando que no van solas, pues como dice el canto de la misa si vienes conmigo y alientas mi fe, si ests a mi lado A quin temer? Encomendmonos a Dios cada maana, cada noche y siempre viviremos en paz.