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1 En torno a la plata: notas sobre el crédito y el financiamiento en la minerfa en la Nueva Espafia en el siglo XVI Maria del Piley Martinez L6pe2-Cano Instituto de Investigaciones Hist6ricas, unaw urante la época colonial, la minerfa fue la acti- D vidad econémica que requirié de mayores in- versiones y capitales y, por tanto, la que més dependié de los recursos que se pudieran movilizar me- diante diversas précticas crediticias. A pesar de ello, co- nocemos mal el impacto del crédito en este sector. Diversos estudios han destacado la relacién de mineros y comerciantes a través del crédito, si bien se han centra- do més en las ventajas que obtuvieron los cometciantes de dicha relacién que en su impacto sobre la produccién.* de Brading (1975) y (Casto Y HRUANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA En las siguientes lineas voy a realizar un primer acer camiento a algunas practicas crediticias y de financia- miento utilizadas en la mineria en el siglo xv, y las posibilidades y limitaciones que ofrecia su empleo. Re- sulta dificil en el estado actual de nuestros conocimien- tos analizar el impacto de dichas précticas sobre la produccién. Los estudios sobre la mineria en el siglo xvi son escasos, en especial para las primeras décadas. Los dos grandes ciclos de la explotacién minera, el del oro yel de la plata, ofrecen caracteristicas distintas. A me- dida que avanz6 la centuria, las condiciones econsmi- cas y sociales del Virreinato fueron cambiando, por lo que los mecanismos y necesidades de Ia explotacién minera también. A esto habria que aadir que resulta dificil efectuar generalizaciones. La dispersién espacial de la explotacién minera exige un anélisis de las carac- teristicas especifices que presentan las distintas regio- nes y localidades en que se desarrollé la actividad. A lo anterior hay que sumar que en el siglo xvi, y ante la ausencia de instituciones crediticias propiamente di- chas, el crédito dependié en extremo de las relaciones personales que podia movilizar el deudor para obtener ‘un crédito; por lo mismo resulta imprescindible un and- lisis de redes y relaciones personales, que dado el caréc- ter introductorio de este trabajo no es posible abordar. La mineria en el siglo XVI Desde principios de la época colonial, las noticias de la riqueza de tesoros y metales preciosos atrajeron a mu- chos de los primeros pobladores y guié la exploraci6n y 2 ENTORNOALAPGATA, conquista del territorio, El primer metal precioso que se ‘explot6 en Nueva Espafia fue el oro. Las primeras mi- nas de plata se descubrieron en Los atos treinta, y la produccién de plata tinicamente superaria a Ja del oro ‘unos afios mas tarde, para dominar de manera indis- cutible en la segunda mitad de la centuria? Por lo anterior, en el siglo xv1 existieron dos grandes ciclos de explotacién minera, marcados por el predo- minio del metal explotado. El primero seria el del oro, ya partir de mediados de los afios treinta el de la plata. En el andlisis de estos ciclos hay que tener presente que sus caracteristicas y las circunstancias en que se desa- rrollaron fueron distintas. La explotacién argentifera requirié de inversiones més elevadas que la del oro y a Jo largo de la centuria se registraron cambios impor- tantes en la estructura de la poblacién de la Nueva Espaiia que repercuticron directamente sobre la explo- tacién minera, al elevar considerablemente el costo de la mano de obra En el ciclo del oro, la actividad minera se redujo ala explotacion de placeres auriferos y a algtin yacimien- to, Las caracterfsticas de la explotacién exigfan una in- versién escasa 0 casi nula en infraestructura, y el costo de operacién se reducia al de la mano de obra, su man- tenimiento, y a algunas herramientas y bateas. En estos Las primeras vetas de plata que se descubrieron fueron las del distrto de Taxco, que empezaron a explotarse a mediados de los afios tueinia, En Ia década siguiente se descubrieron las de Guachinango, Xacotlin, Guazacatlan, Ixtlan (1543), Zacatecas (1546), Parral (1547), Guanajuato (1548), y posteriormente las de Pachuca (1552). A finales de Jos afos achenta, las del distrito de San Luis Potost. 23 (CREDO Y FINANCIAMIENTO A LA INDUSTIUA MINERA afios la mano de obra estaba compuesta fundamental- ente por esclavos indios y alguno negro, asi como un “minero espafiol” quien dirigia a las cuadrillas de es- clavos. La explotacién argentifera, en cambio, implicaba la explotacién de un yacimiento y requeria de fuertes in- versiones (excavaciones, haciendas, molinos, animales de carga, sal y, a partir de mediados de siglo, del azo- gue para la amalgama del metal). Un documento de Cuadro 1. Algunos datos sobre la mineria en 1597 en Nueva Espafiat Tipo de explotacion Beneficio de azogue | Fi /Mineros 296 Haciendas debeneficio 237 HIngenios de moler 404 Ingenios de labor 280 |Azogue (quintales) 279 575 /Mulas 4212 Esclavos negros 1022 véanse los estudios de ‘20 febrero del ao pasado de 1597 nfs” y de de esta fuente Zavala (1587, vol. 3, pp. 316, (0983, p79). Bn el beneficio de azogue ce inci’ 24 EN TORNO ALATLATA finales del siglo xvi arroja algunos datos sobre las in- versiones en la minerfa en los principales distritos dela Nueva Espaiia (cuadro 1). EI mismo documento nos permite acercarnos a al- gunos gastos que implicaba la explotacién. Sin contar el azogue, mulas ni esclavos, ni los derechos pertene- ientes al fisco, el gasto més importante lo representa~ salarios de ind{genas y de los espaftoles que En orden decreciente, le segufan la sal, herramientas y maderas para las minas e inge- nos, el maiz ~base de la alimentaci6n de los trabajado- res y las bestias- y las candelas. Junto a unas inversiones en infraestructura cada vez ‘més costosas, las empresas mineras resintieron también tun encarecimiento notable de la mano de obra. En las primeras décadas, la mineria se beneficié de una mano de obra abundante, obligada a la prestacién laboral de forma gratuita mediante la esclavitud o el servicio per- sonal de la encomienda. Sin embargo, las epidemias y catdstrofes demograficas de la poblacién indfgena que se sucedieron en estos afios impulsaron cambios en la lacién. Hacia mediados de siglo, la esclavitud la que los mineros que beneficiaron por azogue ulios de repartimiento 70 mil pesos: en el de (Crp Y RNANCIAMIENTO A LA INDUSTRUA MINERA ios personales de Ia encomienda (1551) y se abrié paso a una nueva forma de contratacién: el repartimiento 0 coatequifl, que aunque mantuvo el carécter compulsivo de los sistemas anteriores, impuso la prestacién laboral remunerada. Si bien las autoridades virreinales dieron prioridad al reclutamiento de trabajadores mediante este sistema para la mineria, la lejania de algunos dis- tritos mineros de centros de poblacién indigenas, como fue cl caso de Zacatecas, no siempre facilité el recluta- miento de trabajadores por esta via. Muchos de los primeros empresarios mineros fue- ron encomenderos y gran parte de los costos de explo- tacién se cubrieron mediante la tributacion en especie de los pueblos encomendados, y con los servicios per- sonales de estos mismos pueblos, que se encargaron de algunas tareas auxiliares, como el acarteo del metal y de los viveres, y de la construccién de algunos edificios para la vivienda de los trabajadores.* Por ejemplo, Juan Infante, uno de los principales encomenderos en la Nueva Espafia, ptido aprovecharse de los recursos de Jos pueblos encomendados para sus empresas mineras. Los indios de Comanja y Natrajan debian entregarle cada 15 dias en las minas, entre otras cosas, 200 cargas de maiz y frijoles, 10 fardos de ajf, cinco almudes de sal y 60 jicaras.” Pero, sin duda, el personaje de la época que sn cinco cargas de lai, cinco de hier- ba, dos gallinas de la tierra, media hanega de maz, fruta y 40 tamales (Miranda, 1950, pp. 102, 172, 190 y 193). ENTORNO A LAPLATA mejor ejemplifica el aprovechamiento de la encomien- da para la explotacién minera es Hernén Cortés. En 1542, por ejemplo, recibfa de los indios de Tehuantepec que tenia en encomienda: 3 200 mantas para esclavos, 800 gallinas y 800 pollos anualmente; 80 cargas de sal y de pescaclo, respectivamenie, cada 50 dias; 80 cargas de camarones cada 40 dfas; 1 650 pesos de oro en tejuelos de oro entre 15 y 16 quilates; y los indios te- nian, ademés, la obligacién de construir casas para los trabajadores. En ese entonces, la explotacién minera del conquistador contaba con 395 esclavos indigenas que se ocupaban de la extraccién del metal en la zona’ Fue precisamente la mano de obra esclava y los tribu- tos de Ia encomienda lo que hizo rentables estas em- presas. En 1529, Hernan Cortés posefa seis cuadrillas de eslavos indigenas (entre 500 y 600 esclavos) que se cocupaban de la extraccién del oro en los yacimientos aurfferos de Zacatula, ademas de 800 cargadores 0 tamemes de la encomienda de Uchichila que se encar- gaban del acarreo de las provisiones.’ Aunque sin Ia envargadura de las empresas cortesianas, muchos mi- netos contaban también con un elevado ntimero de esclavos empleados en esta actividad. Un anélisis de algunos contratos establecidos en los afios veinte y treinta muestran que con frecuencia el niimero de es- clavos superaba los 100, ¢ incluso los 200.” * Berthe (1994, pp. 15-32), * Berthe (1994, pp. 61-85 taclones mineras que se registraron en los protocolos es entre los afios 1525-1828 y 1536-1558 en que fue posible cono- 1 de esclavos, 13 contaban por Io mettos con 100 esclavos Indios, y en dos, su miimero sabrepasaba los 200 (Millares, 1945-1946, » (CREDO Y INANCIAMIENTO ALA INDUSTRUA MINERA La utilizacién masiva de mano de obra era posible porque la poblacién era abundante, el mimero de es- clavos elevado y, en consecuencia, su valor bajo. Por ejemplo, en 1527, el valor de 100 esclavos empleados en una de estas explotaciones se aprecié en 450 pesos, y al aio siguiente otra cuadrilla de 50 esclavos se valo- Taba en 300 pesos." Aunque ya en los aiios treinta el precio de los esclavos se incrementé respecto a la déca- da anterior, todavia no resulté tan elevado como en la segunda mitad de Ja centutia. Asi, en 1536 se vendie- ron 30 esclavos indios “diestros en minas” en 1 500 pesos de oro de minas, 0 lo que es Io mismo, un prome- dio de 50 pesos por esclavo. Para la segunda mitad de la centuria, el precio del esclavo negro superaba los 300 pesos y, segiin su condicién fisica, edad y destreza, podia cotizarse entre 500 y 600 pesos." A pesar de ello, la mano de obra siempre constituy6 una inversiGn importante, incluso en los primero afios, cuando su precio fue ms bajo. En 1527, en la compa- fifa que establecieron los boticarios Alonso Lucas y Hernan Rodriguez Fernandez para “coger oro” en Michoacan, la mano de obra, compuesta por 100 es- clavos indios, estaba valorada en 450 pesos, y las he- rramientas en 106 pesos; es decir, la mano de obra 77, Aid, 477, S91, 612, 647, 702, 1024, 1058, 1112, 1185, 1259, 1421, 1897, 1602, 2028, 2035, 2051, 2082e, 2053, 2066, 2267, 2276 y ios, estas empresas se auniliaban de ocs. 647 y 601). doe. 2028) a, Calvo (1997) 28 ENTORNO ALAPLATA esclava significaba 80.9% y las herramientas 19.1% res- tante del capital inicial de la sociedad." Lo anterior explica que, con la abolicién de la esclavitud indigena y de la conmutacién de los servicios personales y de la tributacidn en especie de la encomienda por una renta en dinero, la explotacién del oro dejase de ser rentable y se abandonase casi por completo." De hecho, en la segunda mitad del siglo el costo de la mano de obra (esclava y asalariada) se incrementé notablemente. El salario del repartimiento se fue ele- vando y el de la mano de obra contratada de forma voluntaria también. En el repartimiento, en los aftos sesenta se registré un incremento de alrededor de 40% respecto a la década precedente; y entre los afios de 1570 y 1606 el salario se triplicé. La escasez de trabajadores y las deficiencias que presentaba el sistema de repartimiento para proveer de manera segura y continuada la mano de obra, exi- gié muchas veces a los empresarios otorgar algiin tipo de crédito al trabajador para incentivar su contrata- cién. A juzgar por distintos testimonios de las dltimas décadas del siglo xvi, muchos de los trabajadores con- tratados voluntariamente tenian adeudos con sus pa- trones, quienes les habian adelantado cantidades en % Millares (1985-1946, vol I, doc. 647) ° Berthe (1994, pp. 15-33), Como indica ol autor, ostas empresas fueron rentables al ublizar la mano de obra esclava, obtenida de forma ‘gratuita. En 1545, los esclavos que trabajaban en las minas de oro del ‘arquesado del Valle en Tehuantepec se trasladaron a los yacimientos de plata en Ia zone de Taxco. Urquiola (1995, p. 205) (CREDO Y RNANCIAMENTO A LA INDUSTRUA MINERA dinero 0 en especie a cambio de su prestacién laboral. ‘Ademis de los desembolsos adicionales de dinero que suponfa esta préctica para los mineros, se vefan obliga~ dos a asumifr el riesgo de que éstos “se pudieran huir” sin liquidar la deuda, como, a juzgar por los mismos testimonios, muchas veces sucedia.”” Tan acuciante lle- 6a ser la necesidad de proveerse de trabajadores, que, si nos atenemos a la legislaciGn, incluso llegé a utilizar- se la practica conocida como sonsague, en la que se sal- daba la deuda del trabajador con otro patron y se ofrecian al trabajador mejores condiciones salatiales y laborales para conseguir asf su prestaci6n laboral.”® La minerfa, por tanto, se fue haciendo cada vez més dependiente de la mano de obra remunerada, ya fuese a través del repartimiento 0, sobre todo, de la libre con- tratacién. El alto precio de los esclavos negros y la im- posibilidad de conseguir un financiamiento a largo plazo para su adquisicién, hizo que la esclavitud no fuera una alternativa, sino més un complemento a las otras formas de contrataci6n. En 1598, en los prineipa- les distritos de Nueva Espafia la mano de obra asala- riada significaba, en promedio, el 87.7% de la fuerza laboral y los esclavos negros 11.3%. De hecho, més de dos tercios (68%) de los trabajadores se consignan como ® Zavala (1987, vol. 3). En conereto, ya en las ordenanzas de minas de 1575 se dejé cons: tancia de como en los centros mineros habia muchos indios contratados por medio de anticipos, que les levaban a bligarse a“serviduanbre lag ue nuncs fa acaban y htayen”. Aflos més tare, el minero potosino don ‘Mtonio Maldonado Zapata se quejaba de que entre 1603-1672 habia entregado més de 25 mil pesos a sus trabajadores (Petia, 1983, p. 84), 30 EN TORNO ALAPLATA “naborias” 0 contratados libremente, frente a 20.7% constituido por indios obtenidos por via derepartimien- to. Estos promedios, sin embargo, esconden diferencias importantes segtin la Jocalizacién de las minas. Mien- tras que en Temazcaltepec, Tlalpujahua, Ozumatlan los indios de repartimiento representaban mas de dos tercios de la mano de obra, las de Zacatecas no reci- bian indios bajo esta modalidad. En casi todos los distritos, la mano de obra contratada libremente repre- sentaba més de la mitad de los trabajadores, porcenta- je que se elevaba hasta 88.6% en Zacatecas.” Para estos, afos, el precio promedio de un esclavo negro superaba Jos 300 pesos. En torno ala plata y ala moneda Desde un principio, la mineria resulté para la Corona laactividad econémica mas rentable de la Colonia. Los impuestos y gravamenes sobre la explotaci6n minera y acufiacién de moneda Iegaban a proporcionar entre 40 y 65% del total de los ingresos de la Real Hacien- da.” Primeramente el metal se ensayaba y marcaba, por lo que se percibfa 1% hasta 1578 y 1.5% a partir de esa fecha. Una vez cubierto ese derecho, se pagaba el impuesto del “quinto”, que equivalfa a 20% (de abt su A pamtir de "El estado que ticnen Jas haciondas de minas de esta Nueva Espafia..”, reproducido en Zavala (1987, vol. 3, p. 323); y Peha (4983, p. 73). 3 Calderén (1988, pp. 605-606). al (CREDTIOY HNANCIAMIENTO A 1A INDUSTRIA MINERA nombre), si bien, como parte de un incentive fiscal, la Corona concedié a los mineros rebajas a este derecho. La mas extendida fue la dle 10%, por lo que esta plata se conocié como del “diezmo”. A lo largo del siglo xvt, para agilizar el pago de los derechos y evitar los frau- des, se fueron instalando en los principales reales de minas las “oficinas de ensaye” y cajas reales, donde se pagaban los derechos.*" Ahora bien, la amonedacion estaba reservada a la Casa de Moneda de la ciudad de México. Una vez marcado el metal y mencionados, podia circular sin necesidad de amone- dacién. Hasta el inicio de operaciones de la ceca de y de la acufiacién de moneda, dos veces al afio México. Para facilitar el empleo de los metales precio- sos en las transacciones, en 1526 se permitié elaborar piezas de oro de distintas denominaciones, lo que se ha considerado como la primera “moneda” novohispana. En 1535, coincidiendo con el descubrimiento de las minas de plata, se fund6 la Casa de Moneda de la 7 En 1543 se cred la de Compostela, que se trasladd en 1552 a Zacatecas. EM 1569 Se est dente de la de Zacatecas. En ‘omperar el dia de San Juan de eperniviz ‘Troneoso, vol. 3, p. 7). ENTORNOALAPLATA, dad de México, que inici6 sus operaciones un afo des- pués. Hasta finales de la época colonial fue la tinica ceca existente en el Virreinato. Sin embargo, el proceso de amonedacién era caro y lento. En ol siglo xvi, por cada marco de plata que ingresaba a la ceca, los oficia- les retenfan das reales por concepto de braceaje, por lo que de los 67 reales que valfa el marco, entregaba 65 a su propietario.* A ello hay que afiadir que la Casa no disponia de un fondo o remanente de moneda para entregar al particular cuando éste introducia la plata, quien debia esperar entre uno y dos meses para obte- net la moneda. Si a esto se suma la distancia de las zonas mineras con la capital, y el costo del transporte y flete de la plata, es facil entender por qué mucha pla- ta no se amonedaba. De hecho, diversos testimonios del siglo xvi indican, que la plata sin amonedar fue ampliamente utilizada ‘como medio de pago, en especial en los reales de minas. Asf, por ejemplo, a juzgar por los protocolos notariales de San Luis Potosf en la tiltima década de Ia centuria, la mayorfa de los pagos se pactaron en plata." Incluso, en 1605 Nicolés de Yrolo seftalaba que si un pago se ex- presaba en una unidad de cuenta, si el pago se efectua- ba en un centro minero, se sobreentendia que era en » Bl derecho de un roa] que percibin la Corona en concepto de senoreaje no se hizo efectvo hasta 1620 (Garcia Ruiz, 1954, p. 24) El ensayador y (C0170 Y RINANCIAMIENTO ALA INDUSTRIA MINERA, plata. En la ciudad de México, a pesar de estar mejor abastecida de moneda que el resto del Virreinato, mu- chos pagos también se realizaban en plata Junto a la plata de curso legal existfa también la co- nocida como “de rescate”, que no habia cubierto los derechos fiscales. A pesar de que su uso estaba prohi- bido también se empleaba y en el pago de las transac- ciones se descontaban los derechos que adeudaba al fisco.” Para nuestro estudio, interesa sefialar que parte de los mecanismos de financiamiento que se utilizaron en la mineria desde el siglo xvi tuvieron como base el dife- rencial entre el valor de la plata amonedada y sin amo- nedar. Crédito y financiamiento en el sector minero En el siglo xvino existieron instituciones crediticias pro- piamente dichas, por lo que el crédito discurrié por cauces no institucionales. Por lo mismo, muchos fue- ron los particulares y corporaciones que otorgaron cré- dito. La falta de moneda, circulante y medios de pago en que se desenvolvia la economia colonial hacia de 2 yrolo (1996, p. 59) tulo 7), considera que fue amplia- mente utlizada, Bakewell 1984, p. 253), consldera que #8 uso ho estuvo muy extendido. 34 EN TORNO ALAPLATA, cualquier habitante del Virreinato un acreedor y un deudor potencial. Desde los primeros tiempos de la época colonial se recurrié ampliamente al crédito, a través de diversas pricticas. En los préstamos, el acreedor entregaba una suma de dinero al deudor, quien se comprometia a de- volverla en un plazo posterior. En la venta a crédito, el acreedor entregaba un bien (mueble o raiz) y el deudor pagaba a plazos, en moneda, Una operacidn se podia saldar mediante la cesién de un titulo de crédito contra tun tercero, sin exhibir efectivo. Mediante el estableci- miento de una compafifa podian reunirse los fondos necesarios para emprender algtin negocio y conseguir el financiamiento necesario para ello. Estas précticas estaban interrelacionadas, como se aprecia, por ejemplo, cuando ante la dificultad de ob- tener un préstamo, se utilizaba otra via de financia~ miento, como la compra a crédito 0 la formacién de tuna compaiiia. De hecho, los préstamos ocuparon un lugar reducido en el crédito en el siglo xvt, y tnicamen- te en las ultimas décadas de la centuria, coincidiendo con una mayor circulacién del dinero, se registra un mayor uso de los préstamos y, en consecuencia, del di- nero que se pudo obtener por esta via Los préstamos Durante el siglo xvi fue dificil acceder a un préstamo dinerario. Las altas tasas de interés, el alto riesgo que % Sobre los rasgos del créito on el siglo», véase Martinez (2000). 35 (CREDITO Y BNANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA, implicaba para los acreedores una operacién de este tipo, la falta de fondos prestables, la insuficiencia de medios de pago con que se desenvolvié la economia durante esta centuria no favorecieron su utilizaci6n. Fue solo en las tiltimas décadas del siglo xvi y coinci- diendo con una mayor circulacién de dinero, que los préstamos fueron siendo mas utilizados. Debido, ademas, a que la doctrina eclesidstica y la legislaci6n civil consideraban como usura la percepcién de intereses en los préstamos de dinero, se utilizaron otras formas juridicas. En sentido estricto, la usura tinicamente afectaba al rmutuo, lo que explica que, para obviar las prescripciones, muchos de los procedimien- tos que se utilizaron en el siglo xvi para obtener un cré- dito de dinero no se considerasen formalmente como préstamos, aunque facilitaron el mismo fin. Por ello, consideraré como préstamos todas aquellas operacio- nes en las que, independientemente de su considera- cién juridica, el acreedor entregé una suma de dinero y el deudor se comprometié a reintegrarla en una fe- cha posterior, en dinero, en mercancias, 0 a desquitar- la con su trabajo. Debido a que, como se sefialé en el apartado anterior, la plata y el oro también se acepta- ban como medio de pago, consideraré como dinero tan- to la moneda como la plata y el oro sin amonedar.” » Sigulendo a Gabriel Tortella, el dinero puede considerasse “como todo aquello que se acepta genteralinente como dinero" o “cualquier cosa {que desempene el papel de dinero”, al servir como meal de pago en las Gransacciones, o ser aceptado para la cancelacidn de deudas (Tor 1987, p. 95) 36 ENTORNO ALAPLATA En los centros mineros, en especial en las tiltimas décadas del siglo xvi, los mecanismos més utilizados fueron la venta a crédito de metales preciosos y el res- cate de plata. El hecho de que estas operaciones se rea~ lizasen mediante otras formas jurfdicas (venta y trueque) permitié a los acreedores percibir Iicitamente una ganancia, que estribé en: a) entregar el metal pre- cioso a su valor legal, cuando en la vida cotidiana su cotizacién era inferior a la oficial (venta de metales pre- ciosos), 0 b) en vender o trocar la moneda para que se reintegrase la cantidad en plata, estableciendo un pre- mio 0 rescate a favor del acreedor (rescate). De hecho, durante el siglo xvi, y ante la escasez de moneda, la plata y el oro se utilizaban como medios de pago El valor legal del marco de plata quintada, es decir, la que ya habia cubierto los derechos fiscales, era de 65 reales.* La talla del marco, 0 el néimero de monedas que se obtenian por marco de metal, eta de 67 reales" de los que para su amonedacién se descontaban dos reales en concepto de braceaje; de ahi que en el si- glo xv1, por cada marco que ingresaba en la Casa de Moneda, ésta entregase 65 reales (67 reales de la talla menos dos reales de derechos). En consecuencia, des- contados los derechos de amonedacién, el valor legal * Péen Herrero (1988, en especial capitulo 6, pp. 118-187) 21 El marco de plata pesaba 230.0465 gramos y su talla (avimero de smonedas) era de 67 reales por marco o 2 278 maravedis. El valor del marco de plata por diezmar exa do 7 pesos, 1 tomin y 11 grancs, que sumades a los 7 reales y 1 grano comespondiente al diezmo, resultaban los 65 reales que era el Valor oficial del mateo La ley eequerida para las acu ide monedas de plata era de 11 dineros y 4 granos, #10 que se tatro achavas y medio de cobre, (CREDEND Y AINANCAMIENTO A (A INDUSTRIA MINERA del marco amonedado y sin amonedar era equivalente (65 reales). Ahora bien, en la vida cotidiana, el valor del marco de plata era menor que su precio legal y se solia cotizar entre dos, tres y hasta cuatro reales por debajo del va- lor oficial, descuento que variaba segiin la oferta y la demanda. En 1550, por ejemplo, el Cabildo de la ciu- dad de México se quejaba de que los mercaderes no querian tomar el marco de plata a 65 reales que era la ley establecida; “anies quieren que el duefio de la plata pierda en cada marco dos reales, cuando tiene mas ley que la que dan por ella”;** y en 1585, el III Concilio Mexicano denunciaba que los mercaderes tampoco querian recibir la plata al precio legal, sino dos 0 tres tomines menos por marco. Sin embargo, el propio Con- cilio no consideraba ilicita la operacion, ya que porno ser tan acomodada la plata para el uso del comercio como los reales, noestando obligado el mercader arecibir la paga de su mercaderia en plata, bien puede pedir que se baje el precio de Ia ley a como se vende de contado para recibirla en paga de su mercaderia." Ahora bien, si en las transacciones al contado el marco de plata se cotizaba entre dos y tres reales por debajo de su valor oficial, es decir, entre 62 y 63 rea- les, en cambio, cuando se vendia al fiado, se aprecia- ® Citado en Zavala (1987, tomo I, p. 214). Directorio. fol. 340 ° acnew, Jit Pater de Riera, vol, 3853, fols. 177/179v, 22 de febrero de 1585); Peta (1883, p. 120) 38, ENTORNOALATLATA ba a la ley (65 reales).* A pesar de los escrtipulos que presentaba la operacién, la Iglesia no se pronuncié de una manera tajante. Al respecto, el II Concilio Pro cial de la Iglesia mexicana, celebrado en 1585, simple- mente advirtié que el que quiere vender fiado esta plata consulte primero con letrados, tedlogos y juristas de ciencia y conciencia [.-J con cuyo parecer justifique sus contratos y asegure su Anima, de lo contrario este Santo Concilio les encarga la conciencia.” En los préstamos, cuando el acreedor entregaba la cantidad en plata, la cotizaba a su valor legal (65 rea- les) y exigfa su devolucién en moneda, con Jo cual obte- nia un beneficio de entre 2 y 4 reales por el marco, que era el descuento habitual que se aplicaba a la plata en Jas contrataciones;* de ahi que el acreedor obtuviera En 1584, el mayordomo del Colegio de Sani Petro y San Pablo se descargaba de 30 patos que se habjan perdido en el curso de su mayor {Gomia por haber comprad plata quintada al lado y haberla trocado en reales para conseguir mediante este procedimiento los fondos necesarios para el a plata a sus valor legal (65 reales), pero al 8 In ley, lo que le reales Ie ocasion6 una per. romedio (2 partir de Mijares, 1986, pp. 62-65) © Directorio. (1585), fl. 133, 2% En las primeres décadas dol siglo xv, cuando la Casa de Moneda ‘emperd a cobrar tn real més por derecho de seForesje, que no se habia cubierto anteriormente, el marco de plata se vendié a ocho pesos y dos tomines (66 reales) a un vencimiento de 40 dias (ac\cv Juan Pérez de Rivers, vol, $361, fols. 109/113, 16 de febrero de 1618). 39 (CREDITO'Y FINANCLAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA unas utilidades en la operacién de entre 3.08 y 6.15% Jo que significaba una ga- ierable cn atencién a los vencimientos que se fijaban para la liquidacién del adeudo que no solian exceder los dos 0, cuando mucho, tres meses, siendo los plazos mas frecuentes a 35, 40, 50 y 60 dias. Estos plazos permitian ademas al acreedor recuperar la suma entregada (y la ganancia) en un lapso muy corto y, en consecuencia, la posibilidad de realizar en el transcur- 80 de un aio varias veces la operacién. Para los afios noventa, muchos de los grandes mercaderes cle la dad de México prestaron sumas considerable median: te este procedimiento. Como ejemplo, en 1595, el mercader Luis de Cifuentes realiz6 10 veces la opera- ci6n:; una en el mes de julio, cuatro en septiembre, dos” en octubre, dos en noviembre y una en diciembre.” En el siguiente cuadro se muestra a cuanto equival- dria la ganancia del acreedor, elevada a un afio, segtin el valor al que corriera la plata quintada al contado y en atencion al plazo que se fijase para la liquidaci del préstamo. Como referencia, la tasa de censo consignativo, para estas fechas, era de 7.14% anual. Por tanto, para las tiltimas décadas del siglo xvi la ganancia del acreedor en esta operacién se situé entre | 3.08 y 3.85%, que a un vencimiento entre 40 y 60 dias resultaria una tasa elevada a un aiio de entre 18.75 y 42,07%, un margen de beneficio muy atractivo para el 192, 291, 244, 278, 27 EN TORNO ALAPLATA (Cuadro 2. Interés elevado aun afio en los préstamos entregados en plata quintada Valor del marco de plata quiniada en reales Tegal | Usual | Diferencia | flere (reiles) | % 65 | 630] 20 | 3.08 65 | 625] 25 | 385 65 | 620] 30 | 461 65 | 610} 40 | 615 que prestaba la plata, pero un precio muy elevado para el que tenfa que recurrir a un crédito de este tipo. La cantidad también se podia entregar en plata la- brada y en oro sin labrar, en cadenas 0 en otro tipo de ‘objets. Para los aftos finales del siglo xvi, las equivalen- las més comunes para la plata labrada se situaron en- tre 8.5 y 10.5 pesos por marco.’ Cuando la cantidad se ‘entregaba en oro, la unidad més utilizada era el caste- llano." Al igual que la plata, si el objeto estaba labrado, el precio era superior. Para las tltimas décadas del si- glo xvi, Ja equivalencia més comin era de 20 reales el castellano y la hechura, aunque se Hegaron a registrar también entre 18 y 22 reales. La liquidacion de la ope- Jgunas de estas equivaloncias pueden verso en acicn, Antrés Mo 50 del marco de oro ‘Andrés Moreno, vol. 2463, ¢ Histogramas de Crialdal Tejada. 4 (Crono Y BNANNCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA racién se establecia en moneda. En estos casos resulta més dificil calcular la ganancia del acreedor, pues tanto Ia plata como el oro solfan estar “labrados”, con Io cual al valor del metal se sumé el de la “hechura’, y no fue posible determinar el valor al que se cotizaba en las con- trataciones el oro. A principios del siglo xvii, el arzobispo de la ciudad de México denunciaba un interés de més de 6% en plazos de cuatro meses en Jas ventas a crédito de cadenas de oro labrado,** lo que significarfa un inte- és elevado a un afio de alrededor del 24 por ciento. De lo que no queda duda es que cuando la cantidad se entregaba en oro sin amonedar o en plata labrada, el acreedor obtenfa una ganancia y, al igual que con la plata quintada, hay muchos testimonios de que esta operacién se efectuaba para obtener un préstamo. Por ejemplo, en 1606, el cabildo del Ayuntamiento de la ciudad de México acordé “tomar a dafio” oro labrado fiado para satisfacer una deuda que la corporacién te- nia con la caja real," y afios més tarde Marcos Barrén Alvarado, avecindado en la provincia de Xilotepec, autorizaba al capitalino Agustin Diaz para comprar al fiado castellanos de oro y plata labrada o por labrat, para que vendido al contado quedasen liquidos 1117.75 pesos de oro comtin, de lo que se deduce que existia una diferencia en la cotizacién del metal, segtin la ope- racién que se efectuase al contado o all fiado* * citado por Berthe (1998, pp. 35-36). eta del Cabildo del iionto de 26 de mayo de 1606, Véanee otros ejemplos para afoe posteriones en acvew, Juan Péver de Rivera, vol. B8ezbist, fol. 30/4 y 10v/LIv. ' ace, Juan Peres de Rivera, vol. 3862bisL, fol. 10v/Uy (730/74) 18 de noviembre de 1624 42 EN TORNOALAPLATA Por otro lado, los plazos para Ja liquidacién de la operaciGn suelen ser superiores cuando la cantidad se entregé en oro o en plata labrada, que en plata quin- tada, lo que parece indicar un margen de beneficios mayor para el acreedor, que quedarfa compensado por tuna recuperaci6n més lenta de la inversién, con Io cual Ja “tasa de interés” seria similar en ambos casos. Para las dos iiltimas décadas del siglo x, por ejemplo, en la ciudad de México el vencimiento promedio de los prés- tamos entregados en plata quintada fue de un mes y 28 dias, mientras que en la plata labrada fue de cinco meses y 25 dias, y algo superior en el oro (seis meses y ocho dias). El rescate Esta era otra operacién que se utilizaba para realizar tun préstamo, aunque tampoco era definida como tal. En esencia, el mecanismo consistia en entregar una suma en moneda para que se devolviera en plata. Desde un punto de vista formal, la operacién se consideraba como una venta o trueque, en la que el deudor com- praba (0 trocaba) la moneda, con un premio o rescate, y se comprometia a entregar la suma en plata. Un tes- timonio de la época consideraba esta operacién bajo los siguientes términos: “de suerte que el avio no se dice présiamo sino dar reales y suplirlos por algiin tiempo sacada y quintada la plata y mudando especie pagar sno, fun Pérez de Rivera y Andrés Moreno. 8 (CREDITOY FNANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA con ella”.*” Debido a que la operacién no se considera- ba como un préstamo, no habia usura."* Incluso, en el proceso que a mediados de los afios sesenta entablé la Inquisicién contra el mercader Gonzalo Robledo, quien habfa efectuado varias operaciones de este tipo en las minas de Guanajuato, en ningtin momento del proce- so se cuestioné la operacién.* A diferencia de la venta a crédito de metales precio- sos, en el rescate el deudor recibia moneda y reintegra- ria la cantidad en plata. Por otra parte, el interés, aunque variable, era superior al pactado en otros mecanismos. En 1593, el minero potosino Francisco cle Cardenas y su fiador, el mercader Dionisio Barroso, recibieron del mercader Francisco Hernandez 300 pesos en rea- les, y se obligaron a pagar 337.5 pesos en plata “buena que lo valga y monte”, en 40 dias." En este caso, “el premio” o interés que establecié el acreedor fue de 12.5%, 0 lo que es lo mismo, un descuento de un real por peso, o de un peso por marco. Como la liquidacién de la operaci6n se pact6 a 40 dias, este interés equival- dria a 114% anual. La “tasa de interés”, sin embargo, no era fija y dependia de las condiciones del mercado. En 1594, en este distrito se pacté también la misma tasa A partie de Des ENTORNO ALA PLATA para el rescate. Hacia estas fechas, Gonzalo Gémez de Cervantes sefialaba un premio 0 interés de cinco a seis reales el marco y asimismo denunciaba que a ve- ces el acreedor (mercader) sélo entregaba una parte de la cantidad en dinero y la otra en mercancias.®* Para 1604, en Zacatecas se dejaba también testimonio de una diferencia de un peso por marco,* a Jo cual se unia ademas que, como el deudor pagaba en plata fina, en realidad entregaba tzes reales mas por cada marco de plata; es decir, por cada 65 reales que habia recibido a crédito devolvia 76. Hay que tener presente que para su acuiiacién se exigia que el marco tuviera una ley de 11 dineros y cuatro granos de plata, o lo que es lo mis- ‘mo, una ley de 268 granos de plata. El valor oficial del marco de plata ya quintada era de 65 reales (2 170 maravedis). Sin embargo, si la plata tenia mas ley (po- dia llegar hasta 12 dineros 0 288 granos de | ces su. valor era superior. Un marco de ley de 12 dineros en la Nueva Espafia se valoraba en 70 reales (2 380 maravedis).* Muchas veces la plata que el minero en- Véase el proceso de embargo contra Dionisio Fosano en axstr, Causa nal rscate de plata que efectus el mercader Gonzalo de Robledo hacia 1564 on las minas de Guanajuato, también se pacts este promio (enen, smo 44, exp. 5). En 1585, segsn lo azentad en el Di 235%), en Zacatecas y Sombrerete se pagaba un rescate os, cuatro y ses tomines mds de plat por eda ocho pesos que se entregaban. omez de Cervantes (184, p. 148) Testinonio de Fear de Portugal Hort de arta y Francisco de Montelage, eprodicida on Garcia R ‘dr este mismo descuento pars las décadas finales dl siglo st mminas de Zacatecas. * Donoso (1992, pp. 104-107). 45 Coro Y INANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA tregaba excedia la ley exigida para su acuftacién, sin que se la cotizase a un precio mayor. El acreedor, por tanto, obtenia un beneficio adicional cuando recibia | plata fina.® Aunque la ganancia obtenida era bruta, ya que el acteedor tenfa que descontar los costos de la amoneda- cién, en ese entonces dos reales por marco, y los dle los fletes de la ciudad de México, donde tenia asiento la ‘nica casa de moneda del Virreinato, a las minas y vi- - ceversa,” la ganancia bruta era considerable: entre 7.5 y 12.5% en 40 dias, mas atin cuando no amonedaba la plata obtenida, sino que la vendia o prestaba a su valor legal, para que se le entregase alrededor de dos meses mas tarde amonedada. Resulta sin embargo dificil aproximarse de manera més precisa a la tasa de interés en esta operacién. En los afios 1594 y 1596 en los protocolos notariales de San Luis Potosi, el rescate se pacts “a como anduviere al plazo de la paga”. Esta imprecision probablemente se deba a una ofensiva por parte de la Iglesia, ya que, 5 Bn 1607, se denuinclaba que fen Guandalajors, daba “renles a lo rete para que s¢ los volviesen en" ‘ade ocho reales debian entregarle nueve reales, en este caso, una tasa de és elevada aun ailo de 375% (Aeusecién nando de Altamirano, sent Zacatecas, Fresnillo y Som festamento, on 1584, Malchor de Vaga decia haber snso Gutiérrez 8 125 pesos en reales para cl roscate de la plata. Calculaba ls fetes dela lleva y trada del dinero y plata rescatada ‘entre la ciucad de México y las minas de Sen Martin en menos de 100 pesos, aproximadlamente algo més de 1% del principal entregade (save, Ian Pérez de Rivera, vol, 3856, fols. 194/213. Testamento cerrado ator. igado el 1 de jullo de 154). asin, Jaa Fernindes, 1594 y 1996, 46 ENTORNOALAFLATA ‘como seftalaba el III Concilio Provincial Mexicano, para que la operaci6n fuese licita el rescate debia ser el que cortiese al contado cuando el minero entregase la pla- fa, Al respecto, el Concilio sefialaba: + porque el mercader por prestar los reales al minero 0 com- prarlela plata, pagéndose adelantado, le eva més al mine- To de lo que se da por rescate de plata de contadoal tiempo que el minero la entregaal mercader. ¥ esto es ordinario y cierto que munca el rescate de la plata de contado llega a peso de tepuzque, sino a cuatro tomines o seis reales cuan- domucho.” El rescate de plata fue muy frecuente en los centros nineros, sobre todo en las tiltimas décadas del siglo xv. Bakewell y Garcia Ruiz sefialan su uso en Zacatecas y en las minas de San Luis Potosi fue la operacién crediticia mejor registrada en los protocolos notariales de esa entidad en ios aftos noventa® El financiamiento mediante las compaiifas ‘Las empresas mineras recurrieron con frecuencia a la formacién de compaiiias para financiar los costos de ‘operaci6n, ampliar la capacidad de la empresa o efec- fols. 239-239. © Bakowoll (1984), Garcia Ruiz (1954). ausstr, protocalos de Juan Feminder, fos 1594 y 1596. En la ciudad de Mexico se legs a registrar In operacién cuando el préstame se efectuaba en la ciudad, poro 89 pace tba Is Tiquidacién en un real de minas, a (CREDIT FINANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA tuar una ampliacién de capital en una ya existente. Asf, por ejemplo, en la sociedad que tenian establecida el minero Blas Gémez de Abrego y el cirujano Tomas Ruiz de la Pefia para explotar minas admitieron por socio a Diego Murioz Castillo, quien aportaria mil pesos, que sus compafieros requerian para construir un molino para el beneficio de los metales, ahondar las minas y adquirir los pertrechos y “adherentes”. Sus consocios le otorgaban, en contrapartida, una participacién en Jas minas explotadas.* Por lo comiin se trataba de sociedades de duracién limitada, aunque con la posibilidad de prorrogarse a su vencimiento, Durante su vigencia las ganancias ob- tenidas, descontados los costos de operacién, se rein- vertian, y al finalizar el tiempo pactado, los socios, una vez reembolsacios los puestos, procedian al reparto de utilidades. La participacién en Jos beneficios variaba de un contrato a otro. La legislacién tinicamente esta- biecta que Ja proporcién fijada sobre las ganancias se respetase en caso de pérdidas, una vez descontada la inversi6n inicial 0 “puesto” de los compaiteros.* A la disolucién de la sociedad, uno de los compaiieros po- dia continuar con la explotaci6n y adquiria de los otros compaiieros los bienes de la empresa.© En los primeros afios, a juzgar por los registros ana- lizados, las asociaciones més comunes fueron entre © nceu, Jum Pérez de Rivera, vol. 362bisI, 26 de diciembre de 1626, fol. 175/177 (388/390), “Este disposicién se remontaba a las Paridas, 5, Titulo X, ley IT. Veanse, por ejemplo: Decwnentos y grabado... (1991, p. 111-113); y Acne, 23 de enero de 1579, fls. 526/528v y 534/536 48 ENTORNOALAPLATA encomenderos, o al menos uno de los socios disfrutaba de una encomienda. Estas sociedades, por lo general, se establecian hasta la primera fundicién del metal y no solian superar el afio.® De hecho, un andlisis de los protocolos notariales de la ciudad de México de los afios veinte y treinta muestra que algo més de la mitad de Jas compaiifas registradas tuvieron como finalidad la explotacién minera. La fiebre de los metales precio- 505, su atractivo frente a las otras fuentes de riqueza, el hecho de que las primeras explotaciones no requirie- sen de fuertes inversiones en infraestructura y la posi- bilidad de disponer, de manera gratuita, de la mano de ‘obra necesaria (esclavitud indigena) y cubrir su man- tenimiento con los recursos que brindaba la encomien- da (viveres, trabajos auxiliares) explican el elevado niimero de sociedades con este fin. Su registro en los protocolos notariales de la ciudad de México obedece a que en estos afios la mayoria de la poblacién de origen espaiiol residfa en esta localidad; en cambio, posterior- mente muchos fijaron su vecindad en los reales de mi- nas. En la segunda mitad de la centuria, fueron mucho més destacadas las compaiias comerciales. A continuacién se presentan algunas caracteristi- cas de estas sociedades. En algunas sociedades todos los socios comprometieron capital, e, incluso, un socio 6 Vease por ojeniplo, Millares (1945-1946, vol.T, docs. 41, 77 y 111) Millares (1985-1946, vol T, docs. 15, 331,612, 1259-1260, 1421). A veces, la sociedad podia establecerse por periodos mayores. Véanse, por jemplo, en ese mismo volumen, docs. 1024, 1246, donde se pactaron oe ao © Millres (1945-1946, vols. Ly 1), 49 (CRfDO Y ENANCIAMIENTO A LA INDUSTIUA MANERA obtuvo una participacién en el capital de la empresa mediante el crédito que le proporcioné su compafero; en la que establecieron, por ejemplo, en 1525, Garcia Vélez y Francisco Lépez, el primero puso las bateas y mantenimientos, y el segundo 30 esclavos indios, que compré a crédito a su compafiero.” El capital podia ser aportado conjuntamente por los socios en proporciones similares, lo que permitia am- pliar la capacidad de a empresa. Asi, en la compaiia que celebraron, en 1527, Andrés Alonso y Jécome Ge- novés para la explotacién minera, la inversién inicial consistié en 60 esclavos con sus herramientas y bateas, aportados por partes iguales por los socios.* Otras ve- ces, la inversién tuvo un caracter complementario. En los primeros aftos fue comtin que un socio aportase, por ejemplo, la mano de obra y el otro se encargase de su mantenimiento. La participacién en las utilidades de la empresa se situaba entre 50 y 60% para el socio que aportaba la mano de obra. En la compafifa que en 1527 pactaron el comendador fray Ram6n Bernal y Juan Infante, el primero participé con 100 esclavos, las herramientas y bateas, y su compajiero se encargaria del mantenimiento de los trabajadores, con un reparto equitativo en los beneficios. En la que pactaron Alonso Carmona para “coger ore dios socios compraban al primero, a crédito, docs. 41-42). Véase on ose mismo volumen, docs. 1601-1 ENTORNO ALAPLATA de Aguilar y Andrés Nuiiiez, el primero aporté 100 es- clavos indios, las herramientas y bateas, y el segundo se encargaria del aprovisionamiento de viveres. En este caso los beneficios serian de 60% para el primero y de 40% para el segundo, una vez descontados el partido del minero y los derechos reales del quinto y de fundi- cién.” En Ja segunda mitad del siglo xvi fue comtin que un socio aportase el yacimiento o veta y que buscase un socio que efectuase Ja inversién en infraestructura. En 1559, por ejemplo, el minero Juan de Saravia y Luis Ramirez de Vargas establecieron una sociedad por cua- tro afios para explotar unas minas en Tlalpujahua," que pertenecian al primero. El segundo entregaria 600 pesos para comprar azogue; 400 pesos para hacer un Ingenio de caballos de seis mazos para moler los meta- les; dos mulas aparejadas, unos fuelles y cafiones, 200 hhanegas de maiz, 50 cabras, asi como otras herramien- tas. Juan de Saravia residiria en las minas y se encar- garia de su explotacién. Al término de la sociedad, se repartirian tanto el capital como los beneficios obteni- dos por partes iguales.* Como se ve, en este caso, un (1938-1946, doc. 1188). sn en. 350 varas localizadas en distinta vetas, dos “medias ina enters joo Alonso, 14 de febrero de 1589, fols. 161/168). Poste- riormente, Saravia estableci6 otre compafin con el padre Jorge Arréez de Mendoza en unas minas en Zimapén. En 1579, Saravia vendi su patt- 3 enero 1579, fols. 526 ‘mas complicados. En la sociedad qe estableceron Jos plateros Luis Hersandez y Hemando de Caceres con el cerraero Gonzalo Gel Castillo, la inversin, costos de operaciGn y beneficis se repartiian 51 (Cratrro ¥ ANANCTANITO A TA INDUSTRI MINERA socio aports solamente el capital y el otro contribuy6 con capital y su trabajo. En eae 2 dedades, un socio aporté el capital y el otro exclusivamente su trabajo. Estas sociedades deri- vadas del tipo “en comandita”,”* constituian une al- ternativa a los préstamos. El socio inversionista aportaba el capital y obtenfa una participacién en las ufilidades de la empresa, pero, a diferencia del présta- mo, corria también con los riesgos de la contratacion. La participacién en las utilidades varié de un contrato a otro, dependiendo del monto de Ia inversi6n. Si ésta no era elevada, el socio trabajador solia percibir la mi- tad de los beneficios. Asi, en la compafia que pactaron en 1593 en las minas de San Luis Potosi Pedro Calde- rén, Pedro Gémez de Mujica y Andrés de Lucio, los dos primeros aportaron tna parada de fuelies, de la que se encargaria Andrés de Lucio, quien se encarga- Tia también de su avio, percibiendo la mitad de los be- neficios. La parada de fuelles estaba valorada en 200 pesos." Cuando la inversién era elevade, bajaba la participacién para el socio-trabajador. En 1557, Toribio Trliad entre ley sus consocios. Hemando, deme, reir en Is Penae ge encargara divectamente de la explotacion (Millares, 1545- ble, vol 1, doe. 612). i o de convenio guarda a gue el socio viajero coebuta co sus Ser Ey nico pa SP cnkets y grabado. 1991, ppe HOE 52 ENTORNO ALA PLATA de Bolafios y Jerénimo de Antozana pactaron una com- pafiia para explotar minas en Zacatecas durante cua- tro afios. Las minas eran propiedad del primero, quien proporcionaba también los esclavos, caballos, cuatro carretas con 16 bueyes, herramientas y un ingenio para moler y beneficiar el metal. Su compafiero se encarga- ria de la explotacién y obtendria una cuarta parte de los beneficios.”* Estas sociedades guardan también mucha similitud con el sistema de “partido”. La persona que disponia de bienes de capital conseguia la prestaci6n laboral de otra persona, a la que ofrecia una participacién en los beneficios, en lugar de salario. La participacién en las utilidades para el trabajador era mas baja que cuando se asociaba en compajifa, pero no asumia ningtin ries- go en la operacién. En 1525, por ejemplo, Francisco de Escobar se contraté como “minero” bajo este sistema con Isidro Moreno, y se encargaria de coger oro en las minas de Arexco con 60 esclavos indios que le propor- cionaria Moreno, quien también se obligaba a entregar as herramientas necesarias y el mantenimiento para los indios y el minero. Escobar percibir‘a la quinta par- te de todo el oro que cogieren los esclavos y se le autori- zaba a tener dos esclavos de su propiedad cogiendo oro para él, que también mantendrfa Moreno. Escobar no corria con ningtin gasto en la explotacién y percibiria su participacién después de la fundicién del metal.” % xcrcm, Antonio Alonse, fos. 770/774v (11/20), 13 de enero de 1557, 7 Millares (1945-1946, doc. 11) 53. (CREDO Y HINANCIAMIENTO A LA INDUSTREA MINERA Bajo esta modalidad, a veces el socio trabajador ob- tuvo facilidades de su compaftero para obtener una participacién en el negocio, durante la vigencia de la sociedad 0 a su finiquito. Asi, en 1564, doa Maria Ponce de Leén establecié una compafifa por tres afios ‘con Sancho de Paz, quien se encargaria de la adminis- Las ventas a crédito Enel siglo xvi, y ante la dificultad de conseguir un prés- tamo de dinero, gran parte del crédito se canaliz6 mediante las ventas al fiado y, de hecho, ésta fue la operaci6n crediticia més utilizada. De algtin modo, la venta a crédito fue un paliativo para compensar tanto la falta de liquidez como la insuficiencia de otras vias de financiamiento. La adquisicién de bienes a crédito ofrecfa la posibilidad de obtener un bien y diferir el pago | de una parte o la totalidad del importe. A diferencia de los préstamos, en esta operacién el deudor no obtenfa dinero, sino un bien que pagaria en una fecha poste- rior, en dinero. Este plazo a: contar una parte o la wersion que Sancho de Paw se encargaria ademés de cobrar aproximadamente ENTORNO ALA FLATA efectuaba mediante su explotacién 0, cuando menos, reunir la suma requerida en un lapso mayor. Desde los primeros afios, los mineros recurrieron constantemente a la adquisicién de bienes a crédito, que sé comprometian a saldar en una fecha posterior. Asf, en las primeras décadas y antes de establecerse la Casa de Moneda en México, el pago se solfa fijar al tiempo de la fundicién del metal.” ja que se afianz6 el ciclo de la plata, el crédi- 6 también para la adquisicién de haciendas igenios de mines. Debido a que su precio era eleva- do y constitufan una inversién a muy largo plazo, en las ventas a crédito los vencimientos pactados fueron superiores a los que se convenian en la compra-venta a crédito de otros articulos, como mercancias, y muchas veces permitian descontar al menos una parte del im- porte con su propia explotacién. De hecho, se puede establecer una correlacién entre los plazos pactados y el valor del bien. En las operaciones por precios més bajos el monto se cubria al contado” o se pactaba un vencimiento en el corto plazo, pero tanto el monto acre- ditado como la duracién del crédito se iba incremen- tando a medida que se elevaba el precio. En el cuadro 3 sse desglosa la forma de pago que se utilizé en la adqui- sicién de algunas haciendas e ingenios de minas de pla- ® Millares (1945, vol. J, doc. 1260). © Unicamente en una operacién por 300 pesos en que se vendieron exclusivamente 20 varas 0 pleas en Imporee de la operadon figuré como pagado al ‘Alonso, 23 de octubre de 1576, fols. 1848y/1849%), 55 titulos de Censos Saldo de deuda con tercero | Vol, 3897, fos. 106/107v, 29 de abril de 1600; e widen, Salido de deuda con vendedor Obligacién | Obligacion 4 favor del un tercero a feoor de ‘Cantidades expresadas en pesos de oro comin vendedor venta S 2 7 = : : g & = 5 3 3 = g 4 4 z 3 £ 4 g "Precio de | Fechade dle ete volumen); acxcx, Antonio Alonso, 20 de diciembre de 1564, (els. 598/600v (1017/1022); 8 de enero de 1565, fle, (624v/627 y 16 ce enero de 1565, fls. 628v/632v;fols. 268/268, 14 de ebvero de 1572; enero de 1579, fos. §26/528v y Millares (1945-1946, vol. I, dae. 1908-1907, 5 de septiembre de 1536; estos documentos astin transerites on ol apéntice 534/535; 20 de abril de 1581, fol 549v/553; Juan Pérez de Rives fols. 265/268v: 15 de septiembre de 1601 ENTORNO ALArLATA ta que llegaron a registrarse en los protocolos notaria- les de la ciudad de México en distintos aftos. En todos Jos casos, junto al derecho sobre un yacimiento, se ven- dieron también los aperos, herramientas, esclavos, mulas, molinos e ingenios para su explotacién e inclu- 80, solares y haciendas. En ninguna de las 12 operacio- nes se exhibi6 ninguna cantidad en efectivo. De los 135 006 pesos a que ascendié el importe de las 12 operaciones consignadas en el cuadro 3, el pago de 75.8% de las cantidades result6 diferido, el 7.5% corespondié a deudas que pagaron los compradores (@ favor de terceros, u otorgaron Ia cancelacién de al- guna deuda a su favor); el 12.2% correspondié a un censo;*! el 3% a cesiones de titulos de crédito (deudas y tributos de una encomienda) que todavia no habian vencido; en el 1.5% restante no se pudo determinar la forma de pago." No era comin que las explotaciones mineras estuvieran gravadas ‘con censos. Excepeionalmente lego a registrarse un caso. En diciembre ide 1561 ee remato tna hacienda de rinas con sas esciavos en Sultepec EI precio del romate fue de 24 750 pesos. El comprador recanocerta un ‘eno de 16 50) pesas que se impuso sobre la hacienda y los § 250 pasos {que fe debian, Este es el nico caso que se encontré en que una hacienda cle minas estuviera gravada con un conso. Se trataba de la hacienda que ‘dejé Juan de Sala, quien dispuso que a su muerte la hacienda se sigulera ‘explotandh y Tos beneficios se repartieran entre sus hijos naturales y una ‘obra pia que habfe fundado. Los problemas econdmicos que enrent6 le ‘explotacian decidieron a los patrones a vender la haclenda e invertit el dinero en cansos, De este mode, el congo se impuse sobre la hacienda, que fre adquirida por uno clo las erederos, quien reconocié todos los adeudos sobre [a propiedad y pags alos otzor Coherederos eu parte (scr, nto tic Alonte, 20 de diciembre de 1564, fos. 598/600v, 1017/2022). la operacion es de fecha posterior a la venta ¥, para (CREDITO Y RNANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA El tipo de crédito més utilizado fue aplazar el pago y fijar un plazo lo suficientemente largo para permitir descontar la totalidad o al menos una parte del adeu- do mediante la explotacién de la propia unidad pro- ductiva. En noviembre de 1536, por ejemplo, Hernan Cortés compré varias minas con esclavos, bateas y he- sramientas, cuyo monto ascendié a 28 230 pesos de oro de minas, y fij6 varios plazos para su pago: el 28.34% del importe lo exhibiria entre 15 dias y un mes des- pués; el 39.78% lo pagaria en la siguiente fundicion que se efectuara del metal; y 31.88% en la otra fundicién (cuadro 4). Es de suponer, por tanto, que esperaba li- quidar parte de Ja deuda con la produccién que obtu- viese de los propios yacimientos que adquiria. Para su explotacién establecié una compaiifa, por dos aitos, con el tesorero de la Nueva Espaiia, Alonso de Sosa, quien tenfa también una participacién en las minas. Sin embargo, como era comin en estos casos, no pudo afrontar los pagos en las fechas pactadas, por lo que tuvo que realizar nuevos convenios con los acree- dores, quienes accedieron a moratorias.®* Acabaria de pagar las minas en diciembre de 1541, cuatro afios mas tarde de lo estipulado. © Bn julio de 1597 todavia adeudaba 17 268.5 peros de oro de minas, ‘que equivalian a 61.17% del importe, y efectué varios convenios con los Acresdores: se comprometié a liguidar 3 mil pesos de oro cle minas, con igue en esa fecha tou sr20 de 1538 hizo de nuevo an convenio, en que fando 9 768 pesos (34.6 Giciembre de 154t, cinco Veanse otros conv 1581, fols. 549v/853, 0 el convenio que efectud en 1600 dotta Ana de 58 ‘Cuadro 4. Minas compradas por Henin Cortés (noviembre de 1536). Cantidades expresadas en pesos de oro de minas Compradas a Francisco de Hoyos Compradas a Juan deCuewns Compradas @ Melhor Vazquez [Fecka de vencimiento Pascua de Navidad 1536 ‘San Juan de junio 1537 Pascua de Navidad 1537 Total precio Puente: Millares, 195-1946, vol. ll, Apéndice, pp. 290-251. (CREDITO Y INANCIAMIENTO A LA INDUSTRIA MINERA Por otra parte, debido a que los plazos que se pacta~ ‘ban eran largos y a que muchas de estas haciendas no permanecian durante mucho tiempo en poder de una misma persona, eta comin que cuando se vendian to- davia hubiese adeudos con los antiguos propietarios, que el comprador se comprometia a reconocer.** En 1565, Jerénimo Garcia de Aceves compré una hacien- da de minas en Guanajuato." El precio de venta as- cendio a 12 800 pesos, que pagaria en reales o en plata: 4.850 al vendedor y los 7 950 pesos restantes a los anti- guos propietarios, a quienes el vendedor todavia adeu- daba esa cantidad. Se establecian los plazos sefialados en el cuadro 5. Por otra parte, era comtin que ante la acumulacién de deudas los acreedores procedieran al embargo de ‘luda de Diego de Ibarra, con su deudor, quien Je habla com rad fen San Martin (Nuova Galicia) en 14 etos, que pagaria a cierto plazos. En esa fect ‘ve Ia acreecora habia emprendido ENTORNO ALATLATA ‘Cuadro 5. Forma de pago de la hacienda de minas (Guanajuato) que compré Jerénimo Garcia de Aceves {aiio 1565) Plazos Tporte % Contado 20 dias 1000 7.81 meses 3.850 30.08 Lafio 3975 31.05 2afios 3975 31.05 | estas haciendas" y solicitasen el remate para cobrar ‘sus créditos. Mineros y comerciantes Desde los inicios de la época colonial la relacién entre mercaderes y mineros fie muy estrecha. El capital de origen mercantil estuvo presente en la explotacién mi- nera y los comerciantes fueron los principales habilita- dores del sector. Incluso, en los primeros afios muchos comerciantes invirtieron en la explotacién minera me- "Com frecuencia, ante el incumplimionte de los pagos, el acreedor ‘btenta la propiedad. Véase, por ejemplo, acxcu, Aritonio Alonso fols 268/268, 14 de febrero de 1572; e 2336703 259/260v, 19 de junio de 1607. ‘eudas procedian de azogue y, en el segurido, de capital y avfos que se habian dado a Ta hacienda. a (CREDITO Y RNANCIAMIENTO A LA INDUSIRIA MINERA, diante el régimen de compaiias. En los afios treinta, pot ejemplo, el mercader Jernimo de Leén estaba aso- ciado con otros mercaderes en una compafifa para ex- plotar minas en Taxco;** y el mercader Gregorio de Montero también establecié una compafifa con otro n.® La participacién de los inero se registra también en n embargo, para la segunda dos, la relacién dominante del capital comercial con los mineros fue mediante el avio en mercancias y en dinero. El mercader adelantaba las sumas de dinero, bastimentos, esclavos y articulos que requeria el mine- ro, quien, a cambio, entregaba la plata extraida de su unidad productiva al comerciante.”" Mediante estas operaciones el comerciante obtenia Ia plata a un precio inferior al de mercado, ya que cotizaba la plata a su valor legal, cuando, como se sefialé en el apartado an- terior, en la vida cotidiana se aceptaba a un valor infe- |, docs. 1867 y 1286), docs. 18352, 1852, 2106, 2276 y 2473) 8 partcipacien 1 es habla entregado en real que “en diferentes veces” le compraron con "su rescate” y mercaceras, ‘mate, bastimentos, cames y oftas cosas para el beneficio de Ia hacienda fels. 300/308), EN TORNO ALArLATA rior al nominal y pactaba, ademés, una tasa de interés 0 beneficio en la operaci6n, que solia ser a que se pac- taba en el rescate de la plata.* Tan lucrativa legaba a resultar la operacién, que el comerciante no dudaba en sacrificar incluso su comisién o encomienda a cambio de recibir en exclusiva la plata del minero y proporcio- narle el avfo que necesitase. En 1603, por ejemplo, el mercader capitalino Gregorio de Ortega apoderaba a su hermano para negociar con mineros de San Luis Potosf u otros distritos mineros la compra de plata, que el mercader pagatia en la ciudad de México y enviaria reales, mercancias y otros articulos a las minas sin per- cibir ninguna encomienda.* La relaci6n entre mineros y comerciantes, por ven- tas a crédito y avios en dinero, se remonta a los primeros lo xv1,* si bien el volumen de la negociacion en las décadas siguientes.* A medida que aumenté la circulacién del dinero en la economia colo- nial, los préstamos fueron ocupando un lugar més des- tacado. Si durante los primeros afios gran parte del crédito se canaliz6 mediante el avio o provisién en bie- (CRabr10 ¥ FNANCIAMIENTO A LA INDUSIRUA MINERA nes, las propias necesidades de Ja explotacién minera fueron exigiendo mayores cantidades de dinero y los préstamos fueron ocupando un lugar més destacado. De hecho, en las tiltimas décadas del siglo xvi se obser- va un mayor uso de los préstamos tanto en los reales de minas como en la ciudad de México. Este proceso coincide también con el afianzamiento del grupo con- formado por los grandes mercaderes de la ciudad de México. Para las tiltimas décadas del siglo x1, los gran- des mercaderes de la capital solian tener contrataciones con los principales reales de minas mediante convenios © compaiiias con mineros, comerciantes de Ia locali- dad o transportistas. Si en las décadas anteriores, ade- més, gran parte del financiamiento que ofrecieron lo hicieron mediante ventas a crédito © compaiifas, para las tiltimas décadas su actividad como prestamistas fue mucho mas destacada que en épocas anteriores.* Conclusiones En los primeros afios de la época colonial gran parte del financiamiento para la minerfa se obtuvo a partir de los recursos que ofrecfa la encomienda. Sin embar- institucién y las res- tricciones al uso de mano de obra esclava indigena, asi como las inversiones cada vez més elevadas que iba requiriendo la explotacién minera, tuvieron que movi- lizarse recursos por otras vias. A medida que avanz6 % Mastinee (2000, eapstile 4). 64 EN TORN atarLATA Ja centuria, los mineros no sélo fueron dependiendo del crédito 0 avio en productos o mercancias, sino que, coincidiendo con una mayor circulacién del dinero, ne- cesitaron también recurrir al crédito dinerario. Desde el siglo xvi encontramos esbozados muchos de los mecanismos de financiamiento de la actividad minera que se utilizarian durante gran parte de la épo- ca colonial. La relacién entre mineros y comerciantes fue estrecha e incluso, en los primeros afios, los comer ciantes realizaron inversiones directas en la mineria mediante el régimen de compaiiias. La mineria, sin embargo, resintié las deficiencias del sistema crediticio del siglo xvt. Ante la ausencia de ins- tituciones crediticias propiamente dichas y la inestabi- lidad que ofrecia el sector, pocos parecian interesados en prestar a esta actividad. La mineria quedé privada del financiamiento a largo plazo, en manos de grupos entistas (censo), y quedé a merced de un crédito a cor- to plazo que no siempre result6 suficiente. El alto ries- go que implicaba la explotacién hizo, ademés, que las. tasas de interés fueran més elevadas que en otras ra- To que supuso fuertes cargas para el sector. De hecho, a pesar de las conde- nas a la usura, existieron diversas tasas de interés 0 de referencia en la economia colonial, y todo indica que en la minerfa fueron més elevadas que en otras activi- dades. Sirva como referencia la tasa de interés del cen- $0 consignativo con la pactada en el rescate de plata y los plazos pactados en uno y otro mecanismo. La historiografia ha prestado poca atencién al costo de la mano de obra en las empresas mineras. Como se ha visto, en las primeras décadas de la época coloni 65 Ja minerfa se beneficié de una mano de obra barata o gratuita, pero su costo se incrementé notablemente en Ta segunda mitad de la centuria. La abolicién de la es clavitud indigena y de los servicios personales de la encomienda elevé el costo de la mano de obra, sobre todo en aquellos reales de minas que no se pudieron beneficiar del sistema de repartimiento. El precio de los esclavos negros era muy elevado y la mineria se fue haciendo cada vez mas dependiente de la mano de obra contratada de forma voluntaria. Para incentivar la con- tratacion de trabajadores libres, los mineros tuvieron que adelantar sumas a los trabajadores 0 proporcio- narles algtin tipo de crédito, lo que vino a incrementar el costo de la mano de obra. La falta de un financia~ miento adecuado provocé que las inversiones a corto plazo (crédito a los trabajadores) dominasen sobre las de largo plazo (esclavos). Ante la insuficiencia de otras vias de financiamien- to, la venta a crédito tuvo un lugar muy destacado en laestructura crediticia del siglo xvry muchas veces cons- tituy6 la tnica posibilidad para adquirir bienes, aun- que sobre todo en la mineria resulté muchas veces insuficiente e ineapaz de proporcionar un financia- miento adecuado para su desarrollo, sobre todo si se tienen en cuenta los plazos pactados y las elevadas ta- sas de interés. Precisamente donde se hicieron més evidentes las, deficiencias del sistema crediticio en el siglo xvt fue en Ia actividad productiva y, en particular, en la minerfa. La adquisicién de una hacienda o ingenio de minas requeria de sumas elevadas. Aunque el comprador ob- tuvo facilidades de pago, no siempre los plazos pacta- 66 EVTORNOALATLATA dos le permitieron descontar la inversién con su propia explotacién y, a veces, tinicamente pudo gozar de un tiempo algo mayor pera reunir el dinero por otras vies. El comprador tenia que endeudarse por sumas eleva- das para adquirir la infraestructura que requeria y las cargas con las que emprendia la explotacién frenaban la posibilidad de efectuar inversiones en los bienes ob- tenidos y forzaban a recurrir constantemente al crédi- to para ponerlos en operacién. Por tiltimo, la mineria se beneficié de algunos incen- tivos fiscales e, incluso, en algunos periodos del siglo xvi de la provisién de azogue a crédito. Sin embargo, estos apoyos tampoco resultaron suficientes. Los lla- mados de los mineros, secundados muchas veces por las autoridades, para obtener facilidades de pago en la adquisicion de esclavos negros a crédito, no surtieron efecto” y, a fines de la centuria, la provision de azogue a crédito se interrumpié. De este modo, la minerfa que- d6 a merced de un crédito a corto plazo y con las tasas de interés mas elevadas de la economia colonial. En 1553, por ejemplo, el ioenciado Altamirano pedia al rey tera Nueva Espasa entre cinco mil y seis mil esclaves que los mineros ppagasen su importe Ia mitad al contade y In mitad sin ao después (Colecion de dcimentosinéditos para la histor de Ibero-Amtrica., pp. 213 221). Y en 1580, el virey Martin Enriquez solcitaba también a Ia Cocona {que se enviasen a cuenta del fisco a Nueva Espata esclavos para repar- tirlos entre los mineros y ofrecer a estos las mismas facilidades de pago aque se les otoegaba en el azogue (Instruccones de los vireyes, pp. 180-181) a (C2040 Y RNANCIAMIENTO A LA INDUSTRUA MINERA Siglas acnem Archivo General de Notarias de la Ciudad de México. Acl Archivo General de Indias, Sevilla. AGN Archivo General de la Nacién, México. ‘auesip Archivo Histérico del Estado de San Luis Potost. Historiogramas de Crist6bal Tejadillo. Histogramas rea- lizados por el equipo del Claustro de Sor Juana para por el Seminario de Documentacién ¢ Historia Novohispana. 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Podemos decir que era el ee rector que cruzaba una infinidad de aspectos rela- cionados con la estructura econémica, el sistema fiscal, Ja articulacién con el mercado internacional, el estimu- lo a otras ramas productivas, la formacién de conside- rables fortunas y la organizacién politica. De hecho, el

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