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FRANCIS S. COLLINS El lenguaje de Dios Un cientifico presenta evidencias para creer ‘Titlo original en inglés: The language of God Publicado por conteato con el eitor origina, Free Press, ‘usa division de Simon & Schuster, Inc. “Traduccin: Adriana de la Tore Femndez Diseho de porta: Vivian Cecilia Gone Fotografia de prtada: Photographer's Choice /Gety Images Steven Hunt {© 2006, Frais, Coins Derehosescrados t © 207, Eitri Planta Mexicans, SA, de CY. i ‘Avenida Presidente Masui nin i, 2 piso Colonia Chepuitepee Merales yy Ce istO Made OF ul) Pines fin next: de 2007 ISEN 9769703700136 YW ‘Ninguna pars de eta publican, ini el disto de ls porta pect ser reproduc smc nena co anes pane Ww 1 por ong men, sin permis prvi eer yl Impress ler de Lite Inga. $A: CV. i Cenieno nim. 162, colonia Granjas Esmeralda, México, DE W Impress hoch MEd Printed and modem Mexico vy etralnta cane va vy planeta. comms | infoaplancta.com mx INTRODUCCION Un callido dia de verano, apenas seis meses después de que empezara él nuevo milenio, la humanidad cruzé el puente hacia una nueva era trascendental. Un anuncio recorrié el mundo, resaltado virtualmente en todos los periddicos im- portantes, clamaba que se habia ensamblado el primer es- quema del genoma humano, nuestro propio libro de ins- trucciones, _ El. genoma humano consiste de todo el ADN de nues- tras especies, el cddigo hereditario de la vida. Ese texto re- cién revelado tenia una longitud de tres mil millones de le- tras estaba escrito en un extraio y criptografico obdigo de cuatro letras. Tal es la sorprendente complejidad de la in- formacién contenida dentro de cada célula del cuerpo hu- ‘mano, que la lectura de ese cédigo a una velocidad de una letra por segundo tomaria treinta y un afios, aun leyendo de dia y de noche. Imprimir esas letras en un tamafo regu- lar, en papel carta, y encuadernarlo todo resultaria en una torre de la altura del monumento a Washington. Por pri- mera vez, en esa mafiana de verano este extraordinario ‘guidn, con todas las instrucciones para construir un ser hu- ‘mano, quedé a la disposicién de todo mundo. Como lider del Proyecto Internacional Genoma Huma- ‘no, en el que habiamos trabajado arduamente durante mas de una década para revelar la secuencia del ADN, estaba ‘yo de pie al lado del presidente Bill Clinton en la Sala Este de 7 | | Bw ELimcuaEDEDOS Ja'Casa Blanca, junto con Craig Venter, lider de una compe- {fitiva empresa del sector privado. El primer ministro Tony’ Blair estaba conectado al evento via satélite, y ocurrian cele- ‘praciones simultneas en muchas partes del mundo. El discurso de Clinton empezé comparando este mapa de la secuencia humana al mapa que Meriwether Lewis ex- tendié ante el presidente Thomas Jefferson en esa misma sala casi doscientos afios antes. Clinton dijo: “Sin duda, este es el mapa mas importante, el mapa mas maravilloso jamés producido por la humanidad”. Pero la parte del discurso que mas atrajo la atencién del publico salté de la perspectiva cientifica a la espiritual. Hoy”, dijo, “esta- ‘mos aprendiendo el lenguaje con el que Dios creé la vida. Estamos Ilenéndonos atin més de asombro por la comple- jidad, la belleza y la maravilla del mas divino y sagrado regalo de Dios”. ¢Me sent yo, un cientifico rigurosamente capacitado, desconcertado ante una referencia tan ostensiblemente re- ligiosa hecha por el lider del mundo libre en un momento como éste? ¢Me sent/ tentado a fruncir el cefio o a mirar avergonzado hacia el suelo? No, para nada. Yo habia traba- jado de cerca con el escritor de los discursos del presidente en los frenéticos dias anteriores al anuncio, y habia refren- dado totalmente la inclusin de ese parrafo. Cuando me legs el momento de agregar algunas palabras, hice eco de ese sentimiento: “Es un dia feliz para el mundo. Me lena de humildad, de sobrecogimiento, el darme cuenta de que hemos echado el primer vistazo a nuestro propio libro de instrucciones, que previamente sdlo Dios conocia”. {Qué es lo que estaba pasando alli? .Por qué un presi- dente y un cientifico, encargados de anunciar un hito en la biologia y la medicina, se sentian impulsados a invocar una conexién con Dios? :Acaso no son antitéticas la concepcién cientifica y la espiritual del mundo? gO al menos, no debe- rian tratar de evitar aparecer juntas en la Sala Este? ;Cudles erro eran las razones para invocar a Dios en estos dos discur- sos? {Se trataba de poesia? ;De hipocresia? :Un cinco in- tento de obtener el favor de los creventes, o de desarmar a aquellos que pudieran criticar el estudio del genoma huma- no por intentar reducir le humanidad a una maquinaria? No, no para mi. Muy al contrario, para mi, la experiencia de secuenciar el genoma humano, x revelar el més notable de todos los textos, era a la vez un asombroso logro cienti- fico y una ocasién para orar. Muchos se sentiran confundidos al asumir que un cientifico riguroso no podria ser 2 la vez un creyente serio enun Dios trascendente. Este libro intenta disipar ese con- cepto argumentando que la creencia en Dios puede ser una eleccidn enteramente racional, y que los principios de la fe son, de hecho, complementarios a ios principios de la ‘Muchas personas en estos tiempos modernos asumen que la sintesis potencial de la concepcion cientifica y la es- piritual del mundo es algo imposible, casi como tratar de forzar a que los dos polos de un iman estén en el mismo si- tio. Sin embargo, a pesar de esta impresion, muchos norte- americanos parecen interesados en incorporar la validez de estas dos concepciones en su vida diaria. Encuestas recien- tes confirman que el 93 por ciento de los norteamericanos profesan alguna forma de creencia en Dios; sin embargo, la mayoria de ellos también conduce autos, usa electricidad y presta atencion a los reportes meteoroldgicos, asumiendo, aparentemente, que en general se puede confiar en la cien- cia que sostiene estos fenémenos 2Y qué hay de la creencia espiritual entre los cientifi- cos? Esto es mucho mas prevaleciente de lo que muchos imaginan. En 1961 se pregunté a bidlogos, fisicos y mate- maticos, en una investigacién, siellos creian en un Dios que se comunicara activamente con la humanidad y @ quier uno pudiera rezar con la expectativa de recibir una res- ane pelatih. oie B:pnuasnne DIO : A del 40 por ciento respondié afirmativamente. nae cl ‘mismo estudio se repitié exactamente igual, y resa de los investigadores, el porcentaje perma- “neci6.casi idéntico. {Asi que quiz la “batalla” entre la ciencia y la religion no sera tan polarizada como parece? Desafortunadamente, la evidencia de armonia potencial con frecuencia se ve eclip- sada por los estruendosos pronunciamientos de aquellos que ocupan los polos del debate. Definitivamente se tiran bombas desde ambos lados. Por ejemplo, desacreditando esencialmente las creencias espirituales del 40 por ciento de sus colegas como pamplinas sentimentales, el prominente evolucionista Richard Dawkins ha surgido como el vocero principal del punto de vista de que una creencia en la evo- lucién exige el ateismo. Esta es una de sus muchas exorbi- tantes declaraciones: “La fe es una gran evasion, una gran excusa para evadir la necesidad de pensar y evaluar la evi- dencia, La fe es creer a pesar dela falta de evidencia, 0 q z4 debido ala falta de ella... La fe, siendo una creencia que no se basa en la evidencia, es el principal vicio de cualquier religién’”.! Por otro lado, ciertos fundamentalistas religiosos ata- can a la ciencia como peligrosa e indigna de confianza, y apuntan hacia una interpretacion literal de los textos sagra- dos como el tinico medio confiable de discernir la verdad cientifica. Entre esta comunidad destacan los comentarios de Henry Morris, un lider de! movimiento creacionista: “La mentira de la evolucién abarca y domina el pensamien- to moderno en todos los campos. Siendo ese el caso, ine- vitablemente se deduce que el pensamiento evolucionista es basicamente responsable de los letalmente ominosos desa- rrollos politicos, y de la caética moral y la desintegracion social que se han estado acelerando en todas partes Cuando la ciencia y la Biblia difieren, la ciencia obviamen- teha malinterpretado sus datos”? Esta creciente cacofonia de voces antagonistas deja confundidos y descorazonados a muchos sinceros observa- dores, Las personas razonables concluyen que se ven for- zadas a elegir entre estos dos desagradables extremos, nin- guno de los cuales ofrece mucho consuelo, Desilusionados por la estridencia de ambas perspectivas, muchos eligen rechazar tanto la confiabilidad de las conclusiones cientifi- ‘cas como el valor de la religién organizada, y resbalan ha- cia varias formas de pensamiento anticientifico, espirituali dad superficial o simple apatia. Otros deciden aceptar el valor tanto de a ciencia como del espiritu, pero separan las partes espiritual y material de su existencia para evitar cualquier incomodidad entre los aparentes conflictos. A lo largo de estas lineas, el bidlogo Stephen Jay Gould propo- nia que la ciencia y la fe deberfan ocupar, “magisterios sin traslape”, separados. Pero esto también es potencialmente insatisfactorio, provoca conflictos internos y priva ala gen- te dela oportunidad de abrazar ya sea la ciencia o el espiri- tu de una manera totalmente plena. La pregunta central de este libro es: En esta era mo- derma, de cosmologia, evolucién y genoma humano, zexis- te atin la posibilidad de encontrar una armonia plenamen- te satisfactoria entre las concepciones cientifica y espiritual del mundo? Yo respondo con un sonoro: jsi! En mi opinién, no existe ningtin conflicto entre ser un cientifico riguroso y una persona que cree en un Dios que tiene un interés parti- cular en cada uno de nosotros. El dominio de la ciencia es explorar la naturaleza. El dominio de Dios es el mundo es- piritual, un reino que no se puede explorar con las herra- mientas y el lenguaje de la ciencia. Se debe examinar con el coraz6n, la mente y el alma —y la mente debe encontrar un modo de abrazar ambos reinos. Argumentaré que estas perspectivas no sdlo pueden coexistir en la misma persona, sino que ademas pueden ha- cerlo de modo que enriquezcan e iluminen la experiencia aresveltinicomodo confiable de entender ofiattrrl-ysus herramientas, cuando se usan ade- ~ etdamerte-pueion generar profundas revelaciones en la sexisteticiamiaterial. Pero la ciencia no tiene la capacidad de -xesponer preguntas tales como: “Por qué el universo lle- -goavexistit?” “;Cudl-es el significado de la vida humana?” "@Qué sucede después de que morimos?” Una de las moti- vaciones mas fuertes de la humanidad es buscar respuestas avpreguntas profundas, y necesitamos reunir el poder de ambas perspectivas, la cientifica y la espiritual, para forta- lecer el entendimiento tanto de lo que se ve como de lo que nose ve. El objetivo de este libro es explorar un camino ha- cia una sobria e intelectualmente honesta integracién de estas concepciones, Laconsideracién de tan importantes asuntos puede ser inquietante. Ya sea que le demos un nombre 0 no, todos he- mos llegado a una cierta concepcién del mundo. Nos ayuda a encontrarle sentido alo que nos rodea, nos proporciona un marco de trabajo ético, y guia nuestras decisiones sobre el futuro, Cualquier persona que trabaje alrededor de su con- cepcién del mundo no debe hacerlo ala ligera. Un libro que proponga desafiar algo tan fundamental puede inspirar. més inquietud que consuelo. Pero nosotros los humanos parecemos poseer un arraigado anhelo por encontrar la verdad, a pesar de que ese anhelo se suprima facilmente con los detalles mundanos de la vida diaria. Esas distracciones se combinan con un deseo de evitar considerar nuestra propia mortalidad, de modo que facilmente pueden pasar dias, se- manas, meses 0 incluso afios sin que se dé una seria conside- racidn a las preguntas eternas de la existencia humana. Este libro es sélo un pequefio antidoto a esa circunstancia, y qui- 4 proporcione tna oportunidad para la autoreflexién y un deseo de mirar mas a fondo. Primero debo explicar cémo un cientifico que estu- dia genética llegé a creer en un Dios que no esté limitado por el tiempo y el espacio, + que tiene un interés personal en los seres humanos. Algunos asumiran que esto se debe auna educacidn rigurosamente religiosa, profundamente inculcada por la familia y la cultura, y por lo tanto inevi- table mas tarde en la vida. Pero esa no es realmente mi historia. PARTE UNO El abismo entre la ciencia y la fe } i CAPITULO UNO Del ateismo a la fe El inicio de mi vida fue poco convencional por muchas ra- zones, pero come hijo de librepensadores, mi educacion fue, acorde con la época, bastante moderna en su actitud hacia la fe: sencillamente, no ere muy importante. Fui educado en una grania en el Valle de Shenandoah, Virginia, Estados Unidos. En la granja no habia agua co- rriente ni muchas otras comodidades. Sin embargo, estas ca- rencias quedaban mas que compensadias por la estimulante mezcla de experiencias y oportunidades disponibles para mi en el notable cultivo de ideas creado por mis padres. Ellos se habian conocido en la escuela de graduados de Yale en 1931 y aportaron a la comunidad experimental de Arthurdale, Virginia Occidental, sus habilidades para la or- ganizacidn comunitaria y el amor a la musica. Alli trabaja- ron con Eleanor Roosevelt en un intento de revigorizar la oprimida comunidad minera durante las profundidades de la Gran Depresin Pero otros consejeros de la administracién Roosevelt tenian ideas diferentes y los fondos pronto se secaron. La desintegracion final de la comunidad Arthurdale a causa de las murmuraciones politicas en Washington dejé a mis padres con una suspicacia ante el gobierno de por vida. Se cambiaron a la vida académica en el Colegio Elon de Bur- 48 w RL LeNouare DE DIOS Jington, Carolina del Norte. Alli, ante la belleza agreste de la cultura folclérica del sur rural, mi padre se convirtié en coleccionista de canciones tradicionales y populares, y via~ jaba entre las colinas y los valles tratando de convencer a Jos reticentes norcarolinos para que cantaran en su graba- dora Presto. Esas grabaciones, junto con el conjunto atin més grande acumulado por Alan Lomax, contribuyeron en gran parte a la coleccién de canciones folcloricas de Améri- ca de la Biblioteca del Congreso. Cuando llegé la Segunda Guerra Mundial, tales em- presas musicales se vieron forzadas a ocupar un segundo lugar ante los asuntos mas importantes de defensa nacio- nal, y mi padre fue a trabajar en la construccién de bombar- deros para la guerra. Finalmente, termin6 como supervisor en una fabrica de aeronaves en Long Island. Al final de la guerra, mis padres concluyeron que las fuertes presiones de la vida en los negocios no eran para ellos. Adelantados a su tiempo, en los afios cuarenta hicie ron lo que se haria en los sesenta: se fueron al Valle de Shenandoah en Virginia, compraron una granja de noven- tay cinco acres, y se establecieron tratando de crear un sen- cillo estilo de vida agricola sin usar maquinaria. Al des- cubrir que con eso no podian alimentar a sus dos hijos adolescentes (pronto Hegariamos otro hermano y yo), mi padre acepté un empleo, ensefiaba teatro en el colegio local para mujeres. Recluté actores en el pueblo, y esos estudian- ‘es universitarios junto con los comerciantes locales descu- brieron que la produccién de obras era algo muy divertido. Ante la amenaza de una larga y aburrida temporada, mis padres funciaron un teatro de verano en un bosque de ro~ blesarriba de nuestra granja: The Oak Grove Theater, que si- gue en ininterrumpida y encantadora actividad cincuenta afios més tarde Naci en esta feliz mezcla de belleza pastoral, duro trabajo de granja, teatro de verano y musica, y me desa- scene DEL ATHMOALAFE «19 srollé muy bien ahi. Como el menor de cuatro hijos, no me podia meter en muchos problemas que no fueran ya cono- cidos de mis padres. Creci con la sensaci6n general de que cada quien tenia que ser responsable de su propia con- ducta y elecciones, ya que nadie iba a llegar para atender- Jas por uno. Mi mamé, una maestra extraordinariamente talento- sa, nos daba clases en casa a mis hermanos mayores y a mi. Esos primeros afios me confirieron el inapreciable regalo de disfrutar al aprender. Si bien mi madre no tenia un pro- grama de clases organizado o un plan de estudios, ella era increiblemente perceptiva para identificar los temas que intrigarfan a una mente joven, y los persegufa con gran in- tensidad hasta un punto natural de culminacion y luego cambiaba a algo nuevo e igualmente interesante. Aprender no era algo que se hiciera por obligacién sino porque era fascinante. La fe no fue una parte importante de mi infancia. Yo estaba vagamente consciente del concepto de Dios, pero mis interacciones con El se limitaban a los ocasionales mo- mentos infantiles de negociacidn por algo que yo realmen- te deseaba que El hiciera por mi. Por ejemplo, recuerdo ha- ber hecho un contrato con Dios (cuando yo te nueve afios) de que si El evitaba la cancelacion por Iluvia de la presentacién de teatro y la fiesta musical de un sé- bado que me emocionaba en particular, le prometia que nunca fumaria cigarrillos. Naturaimente, la lluvia fue con- tenida y yo nunca tuve el habito. Antes de eso, cuando te- nia cinco afios, mis padres decidieron enviarnos a mi y a uno de mis hermanos a formar parte del coro de nifios de la iglesia Episcopal del pueblo. Dejaron muy claro que seria una manera estupenda de aprender musica, pero que la parte teolégica no tenia que ser tomada muy en serio. Yo segui esas instrucciones, aprendi las glorias de la armonia y el contrapunto, pero dejé que los conceptos teoldgicos que como 20-8 BLLENGUAEDE Dos se predicaban desde el pillpito pasaran sin dejar ninguna huella perceptible en mi. Cuando tenia diez afios, nos mudamos al pueblo para estar con mi abuela enferma y entramos a la escuela puibli- ca. A los catorce, mis ojos se abrieron a los paderosos y excitantes métodos de la ciencia. Inspirado por un caris- mitico profesor de quimica que podia escribir Ia misma in- formacién en el pizarrén con las dos manos simultanea- mente, descubri por primera vez la intensa satisfaccién de Janaturaleza ordenada del universo. El hecho de que toda la materia estuviera construida de atomos y moléculas que obedecian a principios matematicos fue una revelacién inesperada, y la capacidad de usar las herramientas de la ciencia pata descubrir nuevas cosas sobre la naturaleza me cautivé de inmediato como algo de lo que yo queria ser parte. Con el entusiasmo de un nuevo converso, decidi que mi meta en la vida seria convertirme en quimico. Sin im- portar que no supiera relativamente nada de las otras cien- cias, este primer amor parecié cambiar mi vida. En contraste, mis encuentros con la biologia me deja- ron completamente frio. Al menos como lo percibié mi mente adolescente, los fundamentos de la biologia tenia’ mas.que ver con memorizar hechos mecanicos que con elu- cidar-principios. Realmente no me interesaba memorizar las partes del cangrejo, ni tratar de entender la diferencia entre tipo, clase y orden. La abrumadora complejidad dela vidame llevé ala conclusién de que la biologia era ms bien como la filosofia existencialista: simplemente, no tenia ningun sentido. Para mi naciente mente reduccionista, no habia niremotamente la suficiente légica para hacerla atractiva. A los dieciséis afios fui a la Universidad de Virgi- nia, determinado a titularme en quimica y hacer una carre- raenciencias. Como la mayoria de los recién ingresados en Ja universidad, enconiré ese nuevo ambiente vigorizante, ‘con miles de ideas que rebotaban en las paredes del aula y 4 ; : Dev arenes en los dormitorios, muy entradas las noches. Algunas de esas cuestiones invariablemente volvian a la existencia de Dios. En mi primera adolescencia tuve momentos ocasic- nales en que senti un anhelo por algo exterior a mi, a menu- do asociado con la belleza de la naturaleza o una experien- cia musical particularmente profunda. Sin embargo, mi sentido de la espiritualidad estaba muy subdesarrollado y cualquiera de los agresivos ateos que uno encuentra casi invariablemertte en todos los dormitorios universitarios lo cuestionaba fécilmente. A los pocos meses de iniciada mi carrera universitaria, quedé convencido de que si bien mu- chas tradiciones religiosas habian inspirado interesantes aportaciones a la cultura v las artes, no tenfan ninguna v: dad fundamental. Aunque en ese momento no conocia el término, me converti en agnéstico, término acufiado en el siglo XIX por el cienti- fico T. H. Huxley para indicar a alguien que sencillamente no sabe si Dios existe 0 no. Hay toda clase de agnésticos, algunos llegan a esta posicién tras un intenso analisis de la evidencia, pero para muchos otros es simplemente una postura cémoda para evitar considerar los argumentos que los ponen en aprietos en ambos bandos. Definitivamente yo estaba en Ia segunda categoria. De hecho, mi afirmacién de “no lo sé”, iba mas por el sentido de “no quiero saber” Como un joven que crecia en un mundo leno de tentacio- nes, era conveniente ignorar la necesidad de ser responsable ante cualquier autoridad espiritual mas alta. Practicaba un patron de pensamiento v de conducta que el notable estudioso y escritor C.5. Lewis’ Hamaba “ceguera delibe- rada” "Recordamos a CS. Levis como el autor de las Créieas de Narnic, en tre muchas otras obras, [N. de! T] 22 « BLLENGUAIE OE Des Después de graduarme inicié un doctorado en fisico- quimica en Yale, buscando la elegancia matematica que me habia atraido inicialmente a esta rama de la ciencia. Mi vida intelectual estaba sumergida en la mecénica cuantica y las ecuaciones diferenciales de segundo orden, y mis héroes eran los gigantes de la fisica: Albert Einstein, Niels Bohr, Werner Heisenberg y Paul Dirac. Gradualmente me con- venci de que todo en el universo se podia explicar con ecua~ ciones y principios de fisica. Cuando lei la biografia de Albert Einstein y descubri que no creia en Yahvé, el Dios del pueblo judio, a pesar de su fuerte postura sionista des- pués de la Segunda Guerra Mundial, reforeé mi conclusion de que ningun cientifico pensante podia sostener seriamen- tela posibilidad de la existencia de Dios sin cometer alguna clase de suicidio intelectual Asi que gradualmente pasé del agnosticismo al ateis- mo. Me sentia muy cémodo al desafiar las creencias espiri- tuales de cualquiera que las mencionara en mi presencia, y descartaba tales perspectivas como sentimentalismo y su- persticidn fuera de moda ‘A los dos afios de haber empezado mi doctorado, el es- tructurado plan de vida que me habia trazado empez6 a desmoronarse. A pesar de que investigar para mi disertacion sobre mecanica cuantica era un placer diario, empecé a du- dar de que ese fuera un camino que pudiera sostener mi vida; Parecia que la mayoria de los avances mas importantes enla teoria cudntica habian ocurrido cincuenta afios antes, y lomas probable era que pasara el resto de mi carrera aplican- do sucesivas simplificaciones y aproximaciones para generar algunas ecuaciones elegantes pero sin solucién, apenas un pocomas manejables. Eso me Hlevaria inexorablemente a una vida de profesor, impartiendo una serie interminable de clases en termodinamica y mecénica estadistica, generacion tras generaciOn, a estudiantes universitarios que estarian aburridos 0 aterrados con tales materias. semen se terme DeLATUIOALAFE #23, Casi al mismo tiempo, en un esfuerzo por ampliar mis horizontes, me inscribi en un curso de bioquimica, y final- mente indagué en las ciencias de la vida que tanto habia evitado hasta ese momento. El curso fue nada menos que asombroso. Los principios del ADN, el ARN y las proteinas, que nunca antes noté, me fueron presentados en toda su satisfactoria gloria digital. La capacidad de aplicar princi- pios intelectualmente rigurosos para entender la biologia, algo que yo habia imaginado imposible, se manifestaba con Ia revelacién del codigo genético. Con el surgimiento de nuevos métodos para juntar diferentes fragmentos del ADN a voluntad (recombinacién de ADN), la posibilidad de aplicar todo este conocimiento para el beneficio de la hu- manidad parecia muy real. Estaba maravillado. Después de todo, la biologia tenia elegancia matematica. La vida te- nia sentido, ‘Al mismo tiempo, con slo 22 afios pero ya casado y con una brillante e inquisitiva hija, me estaba volviendo més sociable. Cuando era més joven con frecuencia prefe- ria estar solo. Ahora, la interaccién humana y un deseo de contribuir con algo a la humanidad me parecian lo mas im- portante. Al unir todas estas revelaciones, cuestioné mis elecciones pasadas, incluso si en realidad yo era adecuado para ser cientifico y realizar investigaciones independien- tes. Estaba por concluir mi doctorado, y después de mu- chas reflexiones, solicité admisién en la escuela de medici- na, Con un discurso cuidadosamente estudiado, intenté convencer al comité de admision que este giro en los acon- tecimientos era en realidad el curso natural de la capacita- cidn de uno de los futuros doctores de nuestra nacién. Inte- riormente no estaba tan seguro. Después de todo, zno era yo el muchacho que odiaba la biologia por tantas cosas que se tenian que memorizar? jAlgiin otro campo de estudio requeria tanta memorizacién como la medicina? Pero aho- ra habia algo diferente, se trataba de la humanidad, no de gate rmscuas oF ides cangrejos; existian principios sosteniendo esos detalles, yall larga esto podria crear una diferencia en la vida de personas reales. Fui aceptado en la Universidad de Carolina del Norte. En pocas semanas supe que la escuela de medicina era el lugar adecuado para mi, Adoraba el estimulo intelectual, el reto ético, el elemento humano y la sorprendente com- plejidad del cuerpo humano. En diciembre de ese primer afio descubri como podia combinar mi nuevo amor por la medicina con mi viejo amor por las matemAticas. Un auste- roy en cierto modo inaccesible pediatra, quien daba un gran total de seis horas de clase en genética médica a los es- tudiantes de medicina de primer afto, me mostré mi futuro. Llevé a la clase pacientes de anemia drepanocttica, galac- tosemia (una incapacidad para tolerar productos lacteos, a menudo fatal) y sindrome de Down, padecimientos que son debidos a fallas en el genoma, a veces tan sutiles como sina sola letra se hubiera torcido Quedé maravillado con la elegancia del cddigo del ADN humano y las multiples consecuencias de esos raros momentos de descuido en su mecanismo de copiado. A pe- sar.de que el potencial de hacer algo que realmente ayuda-— ra.a los muchos afligidos por esas enfermedades genéticas parecia muy lejano, inmediatamente me senti atraido por esa disciplina. Si bien en ese momento no habia ni sombra de posibilidad de algo tan grandioso y de tales consecuen- cias como el Proyecto Genoma Humano en la mente de ningtin ser humano, el camino que empecé en diciembre de 1973 fortuitamente me Ilevé a la directa participacin en una de las empresas mas historicas de la humanidad. Ese camino también me llevé, en el tercer afio de la es- cuela de medicina, a tener intensas experiencias relaciona- das con el cuidado de pacientes. Como médicos en entre- namiento, los estudiantes de medicina son arrojados en algunas de las relaciones mas intimas imaginables con indi- snsesbeti Deareins acre 2 viduos que eran completos desconocidos hasta el momer to de su enfermedad. Tabties culturales que normaimente evitan el intercambio de informacién intensamente privada se desmoronaban al lado del sensible contacto de un doctor con sus pacientes. Todo era parte del antiguo v venerado contrato entre el enfermo y el sanador. Yo encontraba abru- madoras las relaciones que se desarrollaban con pacientes enfermos y agonizantes, y luchaba por mantener la dis- tancia profesional y el no involucrarme emocionalmente como mis profesores proponian. Algo que me impact6 profundamente de mis conve saciones junto a Jos lechos de esas buenas personas de C rolina del Norte, era el aspecto espiritual de lo que mucha: de ellas estaban atravesando. Fui testigo de numerosos ca sos de individuos cuya fe les daba una fuerte seguridad y paz absoluta, ya fuera en este mundo o el siguiente, a pesar del sufrimiento que, en la mayoria de los casos, les habia legado sin que ellos hubieran hecho nada para ocasionar~ selo. Sila fe era una muleta psicolégica, conclui, debia ser una muy poderosa. Sino era mas que el barniz de une tra- dicién cultural, 2por qué esas personas no estaban aizando sus pufios contra Dios y exigiendo que sus amigos y fami- liares dejaran de hablar de un amoroso y benévolo poder sobrenatural? Mi momento mas dificil sucedié cuando una viejita que sufria diariamente por una severa ¢ intratable angina, me pregunté que era lo que yo crefa. Era una pregunta vi lida; habiamos hablado de muchos otros temas importan- tes de vida y muerte, y ella habia compartido conmigo sus fuertes convicciones cristianas. Senti que mi cara enrojecia mientras balbuceé las palabras “no estoy seguro”. Su obvia sorpresa puso en gran contraste un predicamento del que habia estado huyendo durante casi todos mis 26 afios: nun- ca habia considerado seriamente la evidencia a favor 0 en contra de la fe. 26 w EL Luncuase De Dio Ese momento me persiguié durante varios dias. No me consideraba a mi mismo un cientifico? Sacaba un cien- tifico conclusiones sin considerar los datos? ,Podria existir una pregunta més importante en toda la existencia huma- na que “existe Dios?”? Y sin embargo, alli estaba yo, con una combinacidn de ceguera deliberada y algo que s6lo podia ser propiamente descrito como arrogancia, al haber evitado cualquier consideracién seria de que Dios fuera una posibilidad real. De repente, todos mis argumentos parecian muy débiles, y tuve la sensacion de que el hielo bajo mis pies se estaba quebrando, Esta percepcién fue una experiencia totalmente ate~ rradora. Después de todo, si ya no podia confiar en la ro- bustez de mi posicién atea, jtendria que asumir la respon- sabilidad de algunas de mis acciones a las que preferiria no someter a escrutinio? ,Debia responder a alguien ademas dea mi mismo? La pregunta ahora era demasiado imperio- sa para evitarla. ‘Al principio confiaba en que una investigacion com- pleta sobre la base racional de la fe negaria todos los méri- tos de creer, y reafirmaria mi ateismo. Pero decidi examinar los hechos sin importar el resultado. Asi empecé un rapido y confuso estudio de las religiones mas importantes del mundo. Mucho de lo que encontré en las versiones de las CliffNotes' de diferentes religiones (descubri que leer los textos sagrados originales era muy dificil) me dejaba total- mente perplejo, y encontraba muy pocas razones para sen- tirme atraiiio a una u otra de las muchas posibilidades. Dudé de que existiera base racional alguna para la creencia espiritual que sustentaba a cualquiera de estas religiones. Sin embargo, eso cambié muy pronto. Fui a visitar a un “Las CliffNotes son extractos escolares de muchos temas, disponibles ppara que los interesacios no tengan que recurrir a las fuentes origina: les. [N. del T] j d : | { 4 i pbansescciicamuenncanoct aL ATHISMO ALA HE ® 27 ministro metodista que vivia en la misma calle para pre- guntarle si la fe tenia alguna logica. Escuchs pacientemen- te mis confusas (y posiblemente blasfemas) divagaciones, y luego tomé uun pequefio libro de su estante y me sugirio que lo leyera. El libro era Mero cristianismo, de C.. Lewis. En los si- guientes dias, al pasar sus paginas luchando por absorber la amplitud y profundidad de los argumentos intelectuales expuestos por ese legendario erudito de Oxford, me di cuenta de que mis propios conceptos contra la plausil dad dela fe eran los de un niiito. Claramente debia iniciar ‘con una pagina en blanco y considerar la mas importante de las preguntas humanas. Lewis parecia conocer todas ‘mis objeciones, incluso a veces antes de que yo terminara de formularlas. Invariablemente las abordaba en las si- guientes paginas. Cuando luego me enteré de que Lewis mismo habia sido un ateo que se habia dispuesto a refutar la fe con base en argumentos légicos, comprendi cémo po- dia él saber tanto de mi camino: también habia sido el suyo. Elargumento que mas atrajo mi atencién y mas remo- ‘vid mis ideas sobre la ciencia y el espiritu hasta sus mismos fundamentos estaba alli mismo, en el titulo del Libro Uno: Lo correcto y lo incorrecto como una clave sobre el significado del universo. Si bien, de muchos modos lo que Lewis describia como “ley moral” era una caracteristica universal de la existencia humana, de otras maneras era como sila recono- ciera por primera vez. Para entender la ley moral es titil considerar, al igual que lo hizo Lewis, como la invocamos cientos de veces du- ante el dia sin que nos detengamos a sefalar los funda- mentos de su argumento. Los desacuerdos son parte de la vida diaria. Algunos son mundanos, como por ejemplo cuando una esposa reclama a su esposo por no hablarle a su amiga con mas amabilidad, o un nifio que se queja de que “no esjusto”, cuando se reparten diferentes cantidades 2B ea BLLENGUATE DE DIOS dehhelado en una fiesta de cumpleafios. Otros argumentos adquieren una mayor importancia. Por ejemplo, en asuntos internacionales, algunos sostienen que Estados Unidos tie~ ne la obligacién moral de extender la democracia en el mundo, aun si para esto requiriera de la fuerza militar, mientras otros dicen que el uso unilateral y agresivo de la fuerza econémica y militar amenaza con deteriorar la autto- ridad moral. En el area de la medicina, furiosos debates rodean ac- tualmente la pregunta de que si es aceptable realizar inves- tigaciones en las células madre de embriones humanos. Al- gunos argumentan que tal investigacion viola la santidad de la vida humana; otros proponen que el potencial de ali- viar el suftimiento humano constituye un mandato ético para proceder. (Este tema y muchos otros dilemas de la bioetica se consideran en el apéndice de este libro.) Nétese que en cada uno de estos ejemplos, cada fac- Gién intenta apelar a una medida superior no mencionada Esa medida es la ley moral, que también se podria llamar “la ley dela conducta recta”, y su existencia en cada una de esias situaciones parece incuestionable. Lo que se debate es si una accién u otra es una aproximacién mas cércana 4 las exigencias de esa ley. Los que son acusados de quedarse cor- tos, por ejemplo, el esposo que noes suficientemente cordial con la amiga de la esposa, generalmente explican con una variedad de excusas las razones por las que no los deberian molestar. Generalmente no responde el acusado: “Al diablo con tu concepto de conducta recta”. Lo que tenemos aqui es muy peculiar: el concepto de Jo correcto y lo incorrecto parece ser universal entre todos Jos miembros de la especie humana, si bien su aplicacién puede producir resultados muy diferentes. Por lo tanto, pareceria tratarse de un fendmeno casi como una ley, como la ley de gravedad o la de la relatividad especial. Sin em- bargo, en este caso, si somos honestos con nosotros mis- ey mos, se trata de una ley que rompemos con asombrosa regularidad, Hasta donde comprendo, esta ley parece aplicarse pe- culiarmente a los seres humanos. Si bien otros animales a veces parecen mostrar un destello de sentido moral, no son muchas las instancias, y en muchos casos la conducta de otras especies parece estar en dramético contraste con cual- quier sentido de rectitud universal. Es esa conciencia del bien y el mal, junto con el desarrollo del lenguaje, la con- ciencia de si mismo y la capacidad de imaginar el futuro lo que los cientificos generalmente refieren cuando tratan de enumerar las cualidades especiales del Homo sapiens. Pero ces este sentido del bien y el mal una caracteristi- ca intrinseca del ser humano o es sdlo una consecuencia de las tradiciones culturales? Algunos argumentan que las culturas tienen diferencias tan grandes en las normas de conducta, que cualquier conclusion relacionada con una ley moral comin carece de fundamento. Lewis, estudioso de muchas culturas, lama a esto “una mentira, un mentira que suena bien. Si un hombre se pasara algunos dias en tuna biblioteca con una Enciclopedia de religiones y ética, pron- to descubriria la masiva unanimidad de la raz6n practica enel hombre. En el himno babildnico a Samos, en las lees de Manu, el Libro de los Muertos, los analectas, los estoicos, los platénicos, los aborigenes australianos y los pieles ro- jas, recogeria las mismas y triunfantemente monétonas condenas a la opresién, el asesinato, la traicién y la false- dad; los mismos mandamientos de amabilidad a los an- cianos, los nifios, los débiles, el dar limosna y el ser impar- ciales y honestos”.' En algunas culturas poco comunes la ley da giros sorprendentes; consideremos la quema de brujas en la Norteamérica del siglo XVIL. Sin embargo, cuando se estudian a fondo, se puede ver que estas apa- rentes aberraciones surgen de conclusiones sostenidas con conviecién, pero mal informadas, sobre qué o quién 4p « BLupscuase DE DIS es bueno o malo. Si usted creyera firmemente que una bruja es la encarnacién de! mal en la Tierra, un apéstol del mismisimo diablo, no le pareceria justificado tomar ac- ciones tan drasticas? Permitame detenerme aqui para sefialar que la con- clusién de que la ley moral existe esta en serio conflicto con la filosofia posmodernista actual, que afirma que no exis- ten el bien y el mal absolutos, y que toda decisién ética es relativa. Esta vision, que parece muiy extendida entre los fi- lsofos modernos pero que asombra a la mayoria del pui- blico en general, enfrenta una serie de trampas logicas. Si no existe una verdad absoluta, puede ser verdad el pos- ‘modernismo mismo? Ciertamente, sino existen el bien y el mal, no hay raz6n para argumentar sobre la disciplina dela ética, en primer lugar. Otros diran que la ley moral es sencillamente una con- secuencia de las presiones evolutivas. Esta objecion surge del nuevo campo de la sociobiologia, e intenta ofrecer ex- plicaciones a la conducta altruista con base en su valor po- sitivo en la seleccién darwiniana. Si este argumento de- ‘muestra sostenerse, la interpretacién de muchos de los requisitos de la ley moral como una sefial hacia Dios estaria potencialmente en problemas, asf que bien vale examinar este punto con més detalle. Consideremos un ejemplo importante de la fuerza que sentimos de la ley moral: el impulso altruista, la voz de la conciencia que nos Hama a ayudar a los demas aunque no recibamos nada a cambio. Por supuesto, no todos los re- querimientos de la ley moral se reducen al altruismo, por ejemplo: el dolor de conciencia que uno siente ante una eve distorsion de los hechos al declarar los impuestos difi- cilmente se puede adscribir a un sentido de haber dafiado a otro ser humano identificable. Primero, aclaremos de qué estamos hablando. Por al- truismono me refiero a una conducta del tipo: “Yo te rasco Det ATHSMOALAFE «31 la espalda, tii me rascas la espalda’’, que-practica la benevo- Tencia a los demas con la expectativa directa de beneficios reciprocos. El altruismo es mas interesante: el darse uno mismo realmente a los demés sin tener en absoluto inte- 145 personal. Cuando vemos esa clase de amor y generosi- dad, nos invade la reverencia y el sobrecogimiento. Oskar Schindler puso su vida en gran peligro al proteger a mas de mil judios del exterminio nazi durante la Segunda Guerra ‘Mundial, y finalmente murié sin un centavo; nosotros sen- timos un torrente de admiracién por sus acciones. La Ma- dre Teresa ha sido constantemente clasificada entre los in- dividuos més admirados de la época actual, a pesar de que su pobreza autoimpuesta y su entrega desinteresada a los enfermos y agonizantes de Calcuta estuvo en drastico con- traste con el estilo de vida materialista que domina nuestra cultura actual. En algunos casos el altruismo se puede extender in- cluso a circunstancias en que el beneficiario podria parecer un enemigo jurado. La hermana Joan Chittister, monja be- nedictina, cuenta la siguiente historia sufi? Habia una vez una anciana que solia meditar @ las orillas del rio Ganges. Una mafiana, al terminar su meditacion, vvio a un alacran que flotaba indefenso en la fuerte corrien- te. Conforme el alacrén se acercaba, quedé atrapado en unas raices que se extendian dentro del rio. El alacran lu chaba frenéticamente por liberarse, pero cada vez se enre- daba mas. Ella inmediatamente se acercs al alacran que se ahogaba, quien en cuanto ella lo tocé, la picd. La anciana retir6 su mano, pero apenas recuperé su equilibrio, nue: vamente traté de salvar a la criatura, Cada vez que ella lo intentaba, el alacran la picaba tan fuerte que su mano se len de sangre y la cara se le descomponia por el dolor. Un hombre que pasaba vio a la anciana luchar contra el alacran y le grité: “{Estas loca? {Quieres matarte por sal var a esa cosa odiosa?” Viendo al extrafio a los ojos, la an- jo ELtsncuare de Dios ciana respondié: “Si a naturaleza del alacran es picar, gpor qué debo negar mi propia naturaleza de salvarlo?” Este puede parecer un ejemplo mas bien drastico, no muchos de nosotros nos colocariamos en peligro por salvar aunalacran. Pero seguramente, la mayoria de nosotros he- ‘mos sentido en algun momento una llamada interior para ayudar a un extrafio en necesidad, aun cuando no parece- ria haber ningun beneficio personal; y si hemos actuado ante ese impulso, la consecuencia fue un calido sentido de “haber hecho lo correcto” C.S, Lewis, en su notable libro Los cuatro amores, ex- plora més profundamente la naturaleza de esia clase de amor desinteresado al que llama dgape, que viene del grie- g0. Sefiala que se puede distinguir de otras tres formas, (afecto, amistad y amor roméantico), que pueden ser mas facilmente entendidas en términos de beneficio reciproco y que podemos ver modeladas en otros animales ademas de en nosotros mismos. El Agape, o altruismo desinteresado, presenta un im- portante desafio a los partidarios de la evolucién. Es real- mente escandaloso para el pensamiento reduccionista: NO se puede explicar por el impulso de los egélatras genes in- dividuales de perpetrarse a si mismos. Muy por el contra- sodria llevar a los humanos a realizar sacrificios que derivarian en un gran sufrimiento 0 lesién personal, 0 in- cluso en la muerte, sin un evidente beneficio. Y sin embar- go, la motivacién para practicar esta clase de amor existe dentro de todos nosotros, a pesar de nuestros frecuentes esfuerzos por ignorarlo, Algunos sociobiélogos, como por ejemplo E. O. Wik son, han tratado de explicar esta conducta en términos de algiin beneficio indirecto para quien practique el altruismo, pero los argumentos répidamente caen en problemas. Una propuesta dice que la conducta altruista repetida en un in- De dividuo se reconoce como un atributo pesitivo en la sele: Gidn de pareja, Pero esta hipatesis esta en conflicto directc con las observaciones en primates no humanos que con fr: cuencia revelan justamente lo opuesto, como por ejemplo la practica del infanticidio por parte de un nuevo mono macho domiriante para abrir el camino a su propia des- cendencia. Otro argumento es que existen beneficios reci- procos indirectos que han otorgado ventajas a quien lo haya practicado a lo largo del tiempo de la evolucién, perc esta explicacién no puede explicar la motivacién humana de practicar pequefios actos de conciencia de los que nadie mis se entera. Un tercer argumento es que la conducta al- truista de algunos miembros del grupo proporciona bene- ficios a todo el grupo. Se ofrecen ejemplos de colonias de hormigas, en donde las obreras estériles trabajan sin cesar para crear un ambiente en que sus madres puedan tener mas hijos. Pero esta clase de “altruismo hormiga’ se explica inmediatamente en términos evolucionistas por el hecho de que los genes que motivan a las obreras estériles son exacto- mente los mismos que pasara su madre a los hermanos que estan ayudando a crear. Esa inusual conexidn directa al ADN nose aplica a poblaciones mas complejas: los evolucionistas estan casi universalmente de acuerdo, la seleccién opera en el individuo, no en la poblacién. La conducta programada enla hormiga obrera es, por io tanto, fundamentalmente di- ferente de la voz interior que me hace sentir impulsado a lanzarme a un rio para tratar de salvar a un extrano de aho- gatse, incluso sino soy un buen nadador v yo mismo pudie- ra morir en el intento. Mas atin, que se sostenga el argumen- to evolucionista de los beneficios del altruismo parael grupo parece requerir una respuesta opuesta, es decir, hostilidad a los individuos fuera del grupo. El 4gape de Oskar Schindler yelde la Madire Teresa contradicen esta clase de pensamien- to. Sorprendentemente, la ley moral me pide salvar al hom- bre que se esi ahogando incluso si fuera mi enemigo. AE DEDIOS 34 = Buen Sila Ley de la Naturaleza Humana no se puede expli- car como un artefacto cultural o un subproducto de la evo- lucién, ge6mo podemos explicar su presencia? Por citar a Lewis: “Si hubiera un poder controlador fuera del univer- 80, no se podria mostrar a nosotros como uno de los hechos que acontecen dentro del universo, no mas de lo que el ar- quitecto de una casa pudiera ser en realidad una de las pa~ redes o escaleras 0 una chimenea de esa casa. La tinica for- ma en qué podriamos esperar que se mostrara a nosotros seria dentro de nosotros mismos como una influencia o un mandato tratando de hacernos comportar de determinada manera, y es0 #5 exactamente Jo que encontramos dentro de nosotros mismos, ;No deberia esto incitar nuestra sus- picacia?”? Al encontrar este argumento a los 26 afios, su logica me dejé pasmado. Aqui, escondido en mi propio corazon ‘como algo tan familiar en la experiencia diaria, pero ahora surgiendo como un principio esclarecedor, esta ley moral envié su brillante luz blanca hacia ‘os rincones de mi infan- til ateismo, y exigio una seria consideraci6n de su origen. Estaba ese Dios viendo hacia mi? Y si ast fuera, qué clase de Dios seria? ;Seria un dios deista, que invents la fisica y las mateméticas y puso al uni- verso en movimiento hace unos 14,000 afios y luego se fue a hacer otras cosas més importantes, como pensé Einstein? No, este Dios, si en realidad lo estaba percibiendo, debia ser un Dios teista, que deseaba alguna clase de relacién con esas criaturas especiales llamadas seres humanos y que por Jo tanto habia colocado un vislumbre especial de si mismo en cada uno de nosotros. Ese podia ser el Dios de Abraham, pero Gertamente no era el Dios de Einstein. Este creciente sentido de la naturaleza de Dios, sien verdad El era real, tenia otra consecuencia. A juzgar por los estandares increiblemente altos de la ley moral, que, admi- to, tenia la practica de violar constantemente, éste era un DELATEISMO ALAFE #35 Dios santo y recto. Tendria que ser la encarnacién de la bon- dad. El tendria que odiar el mal. Y no habia razén para sos- pechar que ese Dios seria amable o indulgente. El darme cuenta gradualmente de la posible existencia de Dios, me produjo sentimientos encontrados: alivio ante la amplitud y profundidad de una Mente asi, y la profunda consteracién die conocer mis imperfecciones vistas bajo su luz. Empecé un viaje de exploracién intelectual para con- firmar mi ateismo, que ahora estaba en ruinas, puesto que el argumento de la ley moral (y muchos otros temas) me forzaban a admitir la posibilidad de la hipétesis de Dios. El agnosticismo, que habia parecido un refugio seguro de se- gunda mano, ahora aparecia como la gran evasiva que con frecuencia es. La fe en Dios ahora parecfa mas racional que elno creer. ‘También me quedé claro que la ciencia, a pesar de sus incuestionables poderes para revelar los misterios del mundo natural, no me llevaria més lejos para resolver la cuestion de Dios. Si Dios existe, debe estar fuera del mundo natural, y por lo tanto las herramientas de la ciencia no son las adecuadas para conocerlo. En cambio, como lo empeza- baa comprender al ver dentro de mi propio corazén, la evi- dencia de la existencia de Dios tenia que llegar desde otra direccion, y la decision final tendria que estar basada en ia fe, no en la evidencia. Atin acosado por las incertidumbres del camino que habia iniciado, tenia que admitir que habia legado al umbral de aceptar la posibilidad de una vision espiritual del mundo, incluyendo la existencia de Dios. Me parecia imposible continuar avanzando o dar mar- cha atrés, Afios mas tarde encontré un soneto de Sheldon Vanauken que describia precisamente mi dilema. Estas son sus lineas finales: Entre lo probable y lo probado yace una brecha, ‘Temerosos de saltar, nos detenemos absurdos 36+ ELimcua De Des Luego, vemos detrés de nosotros. como se hunde el suelo y peor atin El sitio mismo en que estamos parados, se derrumba Desesperada surge ‘Nuestra tinica esperanza: lanzamnos hacia la Palabra (Que abre el cerrado universo.* Durante un largo tiempo estuve parado temblando a la orilla de esta brecha abierta. Finalmente, al ver que no habia escape, salté. Cémo puede un cientifico tener estas creencias? No son muchas de las afirmaciones de la religion incompati- bles con la actitud de “muéstrame los datos” que debe te- ner alguien que se dedica a la quimica, la fisica, la biologia y la medicina? Al abrir las puertas de mi mente alas posibi- lidades espirituales, ghabia yo iniciado una guerra de con- cepciones del mundo que me Hegarfa a consumir, para en- frentar finalmente una victoria sin prisioneros ni de un lado ni del otro? 2 4 a | CAPITULO DOS La guerra de las concepciones del mundo Si usted empezé leyendo este libro siendo escéptico y ha logrado acompafiarme hasta aqui, sin duda un torrente de sus propias objeciones se ha empezado a formar. Yo cierta- mente he tenido las mias: ;No es Dios sélo un caso de bue- nas intenciones? ¢No se ha hecho suficiente dafio en nom- bre dela religin? ;Cémo podria un Dios amoroso permitir el sufrimiento? ;Cémo puede un cientifico serio admitir la posibilidad de los milagros? Si usted es crevente, quiz las narraciones del primer capitulo le ofrecieron cierta teafirmacion, pero casi con se- guridad usted también tiene areas en que su fe entra en conflicto con otros desafios que enfrenta ya sea en su inte- rior 0 por quienes Io rodean. La duda es uns parte inevitable de le creencia. En pala- bras de Paul Tillich: "La duda no es lo opuesto de la fe, es una parte de ella” ! Si el caso a favor de la creencia en Dios fuera a toda prueba, entonces el mundo estaria lleno de los confiados practicantes de una sola fe. Pero imagine un mun do asi, en donde la oportunidad de hacer una eleccién libre en cuanto a las creencias fuera eliminada por la certeze dele evidencia. :Qué tan interesante podri Tanto para el escéptico como para el creyente, las da- das provienen de muchas fuentes. Una categoria involucre ex? 98 EcLENGUAIE Dees Jos conflictos que se perciben entre las afirmaciones de las creencias religiosas contra las observaciones cientificas Esos asuntos, particular mente prominentes ahora en los campos de la biologia y la genética, los veremos en los ca- pitulos siguientes. Otros asuntos tienen que ver mas con el reino filos6fico de la experiencia humana, son los que constituyen el tema de este capitulo. Si usted no tiene pro- blema con ellos, puede proceder con confianza al capitu- lo tres. Al abordar estas cuestiones filosoficas, lo hago princi- palmente como lego, pero como uno que ha compartido es- tos conflictos. Especialmente durante el primer afio en que legué a aceptar Ia existencia de un Dios que se preocupaba por los seres humanos, me vi atacado por dudas de todas direcciones. Si bien estas cuestiones parecian muy nuevas y sin respuesta a primera vista, me senti aliviado al com- probar que no existia objecion alguna en mi lista que no hubiera ya sido atin mas fuerte y claramente expresada por otras personas a lo largo de los siglos. E] mayor alivio fue descubrir que existian muchas fuentes maravillosas que ofrecian respuestas sdlidas a estos dilemas. Recurriré a algunos de estos autores en este capitulo y lo comple- mentaré con mis propios pensamientos y experiencias ‘Muchos de los analisis mas accesibles legaron en los es- ctitos de mi asesor en Oxford, C.$. Lewis, quien ahora me resultaba familiar. Sibien aqui se podrian considerar muchas objeciones, descubri cuatro principalmente irritantes en esos primeros dias de mi fe recién nacida, y creo que se encuentran entre Jas principales preocupaciones que enfrenta cualquier per- sona que esté considerando creer en Dios. [LA GUEREA DELAS CONCEFCIONES DE MUNEO #39 Es Dios s6lo una idea alrededor del cumplimiento de nuestros deseos? Realmente existe Dios? ,O la busqueda de la existencia de un ser superior, tan presente e impregnada en todas las cul- turas que se han estudiado, representa un anhelo humano universal pero sin fundamento por algo fuera de nosotros mismos que le diera sentido a una vida carente de él y ali- viara el dolor dela muerte? * Sibien la busqueda de la divinidad se ha visto relega- da en cierta forma en tiempos modernos por nuestras ocu- padas y sobreestimuladas vidas, sigue siendo una de las luchas humanas mas universales. C. 5. Lewis, en su mara- villoso libro Sorprendido por la alegria, describe este fenéme- ‘no en su propia vida como esa sensacion de intenso anhelo, iniciada en su vida por algo tan sencillo como unas cuantas lineas de poesia, que él identifica como “alegria” . El descri- be esta experiencia como “un deseo insatisfecho que es en si mismo mas deseable que cualquier otra satisfaccién”? Puedo recordar claramente algunos de esos momentos en mi vida, cuando esta vibrante sensacién de anhelo, que yace entre el placer y el dolor, me tomé por sorpresa y me hizo preguntarme de dénde provenian emociones tan fuer- tes, y como podia recuperar esa experiencia, Cuando tenia como diez afios, recuerdo haber sido transportado por la experiencia de poder ver a través de un telescopio que un astronomo amateur colocé en un campo alto en nuestra granja. Vi los crateres de la luna y la maravi- Mosamente didfana luz de las Pléyades, fue en ese momento cuando tuve la sensacion de la vastedad del universo. A los quince, recuerdo una nochebuena en que el contrapunto de un hermoso villancico de navidad se elevaba dulce y ver- dadero sobre la melodia mas familiar, dejandome con una sensacion de inesperado sobrecagimiento y un anhelo por algo que no podia nombrar. Mucho més tarde, siendo un 40» ELLINGUAIEDEDICS estudiante graduado y ateo, me sorprendis la experiencia de la misma sensacién de sobrecogimiento y anhelo, esta ver mezclada con una particular sensacidn de dolor, al es- cuchar el segundo movimiento de la Tercera Sinfonia He- roica de Beethoven. Mientras el mundo se condolia por la muerte de los atletas israelies asesinados en los Juegos Olimpicos de 1972, la Filarménica de Berlin tocaba las po- derosas notas de este lamento en do menor en el Estadio Olimpico, mezclando juntos nobieza y tragedia, vida y muerte, Durante unos momentos, me sent! elevado sobre mi concepcin materialista del mundo hacia una dimen- sin espiritual indescriptible, una experiencia que me re- sulté realmente sorprendente. Mis recientemente, para un cientifico que en ocasio- nes tiene el notable privilegio de descubrir algo que antes ‘no era conocido por el ser humano, existe una clase espe- cial de alegria asociada con esa clase de vislumbres de per- cepcién. Habiendo percibido el resplandor de la verdad cientifica, encuentro a la vez una sensacién de satisfaccién yun anhelo de comprender una Verdad atin més grande Entales momentos, la ciencia se convierte en algo mas que tun proceso de descubrimiento; transporta al cientifico ha- cia una experiencia que desafia una explicacidn exclusiva- mente naturalista. gEntonces, qué debemos concluir de estas experien- cias? 7Y qué es esta sensacién de anhelo por algo més gran- de-que nosotros mismos? jEs esto solamente y nada més que alguna combinacién de neurotransmisores que aterri- zan precisamenie en los receptores adecuados y disparan luna carga eléctrice en alguna parte profunda del cerebro? Oaligual que la ley moral descrita en el capitulo anterior, un presentimiento delo que nos espera, una seftal colocada eno profundo del espiritt humano que apunta hacia algo mucho més grande que nosotros? El punto de vista ateo es que tales anhelos no deben ser tomados en cuenta como indicaciones de algo sobrena- tural, y que nuestra traduccidn de nsaciones de brecogimiento ante una creencie en Dios no representa: nada mas que buenos deseos, la invencidn de una respues- ta porque queremos que sea verdad. Este particular punto de vista alcanzé su maxima audiencia en los escritos de Sigmund Freud, quien argumenta que el deseo de Dic surge de las experiencias de la infancia. En su libro Tétent y tabti, Freud dice: “El psicoandlisis de serés humanos indivi- duales nos ensefia con especial insistencia que el Dios de cada uno se forma a semejanza de su padre, que su relacion especial con Dios depende de la relacién con su padre en carne, v oscila y cambia junto con esa relacién, y que en fondo, Dios no es otra cosa que un padre exaltado” El problema con el argumento del cumplimiento de Jos deseos es que no concuerda con el cardcter de Dios en las religiones més importantes de la Tierra. En su elegante y reciente libro, La cuesti de Dios, Armand Nicholi, un profesor de Harvard con capacitacidn en psicoandlisi: compara la visién de Freud con ia de C. S. Lewis. Lew argumentaba que el cumplimiento de los deseos muy pro- bablemente diera lugar a una clase de Dios muy diferente al que describe la Biblia. Si estamos buscando benevolentes mimos e indulgencia, no es lo que encontraremos alli. En cambio, conforme llegamos a acepter la existencia de la le moral, y nuestra obvia incapacidad para vivir a su altura, nos damos cuenta de que estamos en graves problemas y que estamos potencialmente separados del Autor de esa ley hasta la eternidad. Mas ain, :no es verdad que confor. me crece tn hijo, tiene sentimientos ambivalentes hacia sus, padres, incluyendo el deseo de ser libre? Finalmente, en términos logic mite la posibilidad de que Dios sea algo que los humanos pueden desear. zelimina exista? Absolutamente no. El a posibilidad hecho de ; i 1 1 j | i ‘= ELLINGUAIE DE Dos do una esposa amorosa no la hace a ella imaginaria, El he- cho de que un granjero desee la Iluvia no lo hace dudar de la realidad del subsiguiente chubasco. ‘De hecho, uno le puede dar vueltas a este argumento de los buenos deseos en su cabeza. ¢Por qué existiria un hambre tan universal y exclusivamente humana sino estu- viera conectada con aiguna oportunidad de ser satisfecha? Nuevamente, Lewis lo expresa bien: “Las criaturas no na- cen con deseos a menos de que existan satisfactores para ellos, Un bebé siente hambre: bien, existen los alimentos, Un patito desea nadar: existe el agua. El hombre siente de- seo sexual: existe el sexo. Si encuentro un deseo dentro de mi que ninguna experiencia en este mundo puede satisia- cer, la explicacién mas probable es que fue creado para otro mundo" {Padiera ser que este anhelo por lo sagrado, que es un aspecto universal e intrigante de la experiencia humana, no fueran buenos deseos sino un aptintador que sefialara ha- ia algo superior a nosotros? :Por qué tendriamos un “va- cio con la forma de Dios” en el corazén y en la mente, a menos de que estuvieran pensados para ser satisfechos? En nuestro moderno mundo materialista, es facil per- der de vista esa sensacién de anhelo. En su maravillosa co- leceidn de ensayos Ensefiarle a hablar a una piedra, Annie Dillard habla sobre ese creciente vacio: ‘Yano somos primitivos. Ahora el mundo entero no parece sagrado... Como pueblo, hemos pasado del panteisino al pan-ateismo... Es dificil deshacer nuestro propio dafio y volver a llamar a nuestra presencia aquello alo que hemos pedido que se vaya. Es duro desacralizar un bosque y Iue- go cambiar de opinidn. Hemos sofocado a la zarza ardien- te yno podemos volverla a encender. Encendemos cerillos en vano debajo de cada arbol verde. ¢Solian los vientos gritar y las colinas exclamar alabanzas? Ahora el habla ha {FRA DELASCONCHECIONES DEL MUNDO © 43 muerto en estas cosas sin vida de la Tierra, y las cosas vivas le dicen muy poco a unos cuantos... Y sin embargo, pudie- ra ser que donde exista el movimiento haya ruido, como cuando una ballena abre y golpea las aguas, y donde haya quietud exista una pequefia y tranquila voz, Dios habla desde el torbellino, el viejo canto y Ja vieja danza de la na- turaleza, el especticulo que sacamos del pueblo... (Qué hemos estado haciendo todos estos sigios, sino tratar de Hamar a Dios de regreso a la montafa, 0 si eso falla, que lance alguna minima seftal degde cualquier cosa diferente de nosotros? ;Cudl es Ia diferencia entre una catedral y un laboratorio de fisica? ,No estan ambos diciendo: "Hola"? {Qué hay de todo el daiio hecho en nombre dela religion? ‘Uno de los obstéculos més importantes para muchos bus- cadores honestos es la innegable evidencia a lo largo de la historia de que se han hecho cosas terribles en nombre de la religiGn. Esto aplica virtualmente a todas las religiones en algtin momento, incluyendo aquellas que tienen la com- pasién y la no violencia entre sus principios. Dados tales ejemplos de poder crudamente abusivo, violencia ¢ hipo- cresia, como podria alguien suscribir los principios de una fe promovida por tales perpetradores del mal? Existen dos respuestas a este dilema, Primero que nada, hay que mantener en mente que también se han he- cho cosas maravillosas en nombre de la religion. La iglesia {(y aqui uso el término de manera general para referir a las instituciones organizadas que promueven una fe en par- ticular, sin importar cual religion se esté describiendo) mu- chas veces ha desempefiado papeles importantes en apoyo de la justicia y de la benevolencia. Como sencillos ejem- plos, consideremos a los lideres religiosos que han traba- jado por liberar a la gente de la opresién, desde Moisés al Agen Excmscuae DeDos saivar a los israelitas de la esclavitud, hasta la victoria final de William Wilberforce al convencer al Pariamento inglés de que se opusiera ala practica de le esclavitud, hasta el Reve~ tendo Martin Luther King Ir, quien guid en Esta dos el movimiento de los derechos civiles, por el que entre- g6su vida. Pero la segunda respuesta nos lleva de regreso ala ley moral y al hecho de que todos nosotros, seres humanos, nos hemos quedado cortos ante ella. La iglesia esté hecha de gente caida. El agua pura y limpia de la verdad espiri- tual esté colocada en contenedores oxidados, y las subsi- guientes caidas de Ia iglesia a lo largo de os siglos no de- ben proyectarse en Ia fe misma, como si el agua hubiera sido el problema. No es de exirafiar que aquellos que eva~ Idan la verdad y el llamado de una fe espiritual a partir de la conducta de cualquier igiesia en particular, con frecuen- cia encuentren imposible imaginarse a si mismos uniéndo- se a ella. Expresando hostilidad hacia la iglesia catdlica al inicio de 1a Revoluci6n francesa, Voltaire escribié: “;Como no habrian de existir ateos en el mundo, sila iglesia se com- porta de forma tan abominable?” No es dificil identificar ejemplos en que la iglesia hd promovido acciones que chocan flagrantemente con los principios que su propia fe deberia haber sostenido. Las bienaventuranzas de las que habla Cristo en el Sermon de Ja Montaita fueron ignoradas cuando la iglesia cristiana realiz6 violentas Cruzadas en la Edad Media y prosiguis con una serie de Inquisiciones después de eso. Si bien el profeta Mohamed nunca usé é1 mismo la violencia como respuesta a sus perseguidores, las jihads islimicas, que se iniciaron desde sus primeros seguidores hasta los violentos ataques actuales como el del 11 de septiembre de 2001, han creado la falsa impresion de que la fe iskimica es intrinseca- mente violenta. Incluso los seguidores de fes supuestamen- te no vioientas como el hinduismo y el budismo, ocasional- u | | | mente se enzarzan en violentas controntaciones, con cede actuaimente en Sri Lanka. Y no es sélo la violencia lo que mancha la verdad ¢: las religiones, Ejemplos frecuentes de burda hipocresia en- tre lideres religiosos, resaltada ain mas por el poder de los medios, hace que muchos escépticos concluyan que no se puede encontrar ninguna verdad 0 bondad objetiva en lz religién. Quizé mas insidioso y extendido sea el surgimiento de muchas iglesias de alguna fe secular, espirituaimente muer- ta, que elimina todos los aspectos sobrenaturales de la creen- Gia tradicional, y presenta una versiin de la vida espiritual que se trata s6lo de acontecimientos sociales o tradiciones ynada de la biisqueda de Dios ds de extrafiarse, entonces. qu tas sefialen a la religidn como una fuerza negativa en la so- ciedad, o en palabras de Karl Marx. “el opio del pueblo"? Pero tengamos cuidado. Los grandes experimentos marxis tas en la Union Soviética y en la China de Mao, que busca- ban establecer sociedades explicitamente basadas en el ateismo, demostraron ser capaces de cometer al menos la misma y probablemente mavor cantidad de asesinatos hu- manos ¥ el salvaje abuso del poder que los peores regime- nes de los tiempos recientes. De hecho, al negar Ia existen- cia de cualquier autoridad superior, el ateismo tendrie entonces el potencial de liberar completamente a los hu- manos de cualquier responsabilidad de no oprimir a fos demas, Asi, mientras ia larga historia de la opresién ¥ la hipo- ctesia religiosas es profuncamente aleccionadora, el busca- dor honesto debe indagar mas allé de la conducta de huma- nos fallidos para encontrar Ia verdad. ;Condenariam roble porque su madera se ha usado para fabrica: arietes ¢Culpariamos al aire por permitir que las mentiras viajaran a través de él? gluzgariamos La Aa 1a de Mozart a 46 » ECLENGUATEDEDIOs partir de una representacién mal ensayada de alumnos de quinto afio? Si nunca ha visto usted un verdadero atarde- cer en el Pacifico, zaceptaria una postal como sustituto? @Evaluaria el poder del amor romantico exclusivamente a Ia luz del matrimonio violento de sus vecinos? No. Una verdadera evaluacién de Ia verdad de la fe depende de ver el agua pura y limpia, no los contenedores oxidados, {Por qué un Dios amoroso permitiria el sufrimiento en el mundo? En algan lugar del mundo debe existir alguien que nunca hha experimentado el suftimiento. Yo no lo conozco, y s0s- pecho de ningun lector de este libro puede afirmar haberlo hecho. La experiencia universal humana ha provocado que ‘muchos cuestionen la existencia de un Dios amoroso. Camo lo expresa C. S. Lewis en El problema del dolor, el argumento va asi: "Si Dios fuera bueno, desearia hacer a sus criaturas perfectamente felices, y si Dios fuera todopoderoso, podria hacer lo que quisiera. Pero las criaturas no son felices. Por lo tanto, Dios carece de bondad, 0 de poder, o de ambos” § Existen varias respuestas a este dilema, algunas mas faciles de aceptar que otras. En primer lugar, reconozca- ‘mos que una gran parte de nuestro sufrimiento y el de nuestro préjimo es causada por lo que nos hacemos entre nosotros. Es la humanidad, no Dios, la que ha inventado cuchillos, flechas, armas, bombas, y toda forma de instru- mento de tortura usado a lo largo de los tiempos. La trage- dia de un nifio atropellado por un conductor ebrio, o de un hombre inocente que muere en el campo de batalla, o de una nifia muerta por na bala perdida en una seccion infes- tada de crimenes en una citidad moderna, dificiimente se pueden atribuir a Dios. Después de todo, de alguna forma [LA GUEHRA DELAS CONCERCIONES DEL MUNDO 47 hemos recibido el libre albedrio, la capacidad de hacer lo ‘que queramos. Usamos esia capacidad con frecuencia para desobedecer la ley moral. Y entonces, cuando lo hacemos, no deberiamos de culpar a Dios por las consecuencias. ¢Deberia Dios restringir nuestra libertad para evitar esta clase de conducta mala? Esa linea de pensamiento ‘pronto se enfrenta al dilema del clial no existe salida racio- nal. Nuevamente, Lewis lo expone claramente: “Si uno eli- ge decir ‘Dios puede darle libre albedrio a una criatura ya la vez retenerle la libertad’, no hemos dicho nada sobre Dios: la combinacién sin sentido de palabras no adquiere significado repentinamente porque le agreguemos las otras dos palabras ‘Dios puede’. Lo absurdo sigue siendo absur- do, incluso si lo decimos con respecto a Dios.”* Los argumentos racionales pueden ser dificiles de aceptar cuando la experiencia de algo terrible recae en una persona inocente, Conozco a una joven estudiante univer- sitaria que vivia sola durante unas vacaciones de verano mientras realizaba investigaciones en preparacién para una carrera como médico. Al despertar una noche, descu- brié que un hombre habia entrado en su departamento, y colocéndole un cuchillo en la garganta, ignoré sus stiplicas, Ie vend los ojos y abusé de ella. La dejé devastada, revi- viendo esa experiencia una y otra vez durante muchos afios. El perpetrador nunca fue capturado. Esa joven era mi hija. Nunca fue el mal puro tan evi- dente para mi como esa noche y nunca deseé con mas pa- sin que Dios hubiera intervenido de alguna manera para detener ese horrible crimen. :Por qué no hizo que al per- petrador lo hubiera partido un rayo o hubiera tenido al menos un cargo de conciencia? ;Por qué no colocé un escu- do invisible alrededor de mi hija bara protegerla? Quiza en raras ocasiones Dios si realiza milagros. Pero la mayoria de las veces la existencia del libre albedrio y el orden en él universo fisico son hechos inexorables. A pesar 48 « ELsvcuae ve de que deseemos que esas ocasiones milagrosas sucedan con mis frecuencia, la consecuencia de interrumpir esos dos conjuntos de fuerzas seria un caos total. 2Qué hay de la ocurrencia de desastres naturales: te- rremotos, tsunamis, volcanes, inundaciones y hambrunas? En una escala menor pero no thenos conmovedora, qué hay de las enfermedades en victimas inocentes, por ejem- plo el cancer en un nifio? El sacerdote anglicano y distingui do fisico John Polkinghome se ha referido a esta categoria de hechos como “mal fisico”, en contraposicién al “mal moral” que comete la humanidad. Cémo se puede justificar? La ciencia revela que el universo, nuestro planeta y la vida misma estén en un proceso de evolucién. Las conse- cuencias de eso pueden incluir clima impredecible, movi- mientos en alguna capa tectdnica, o un error en el proceso normal de la divisién de una célula que cause céncer. Si al principio de los tiempos Dios eligi usar estas fuerzas para crear a los seres humanos, entonces la inevitabilidad de es- tas otras dolorosas consecuencias también queds asegura- da. Intervenciones milagrosas frecuentes serian al menos tan cadticas en el reino fisico como lo serfan al interferir con. Jos actos del libre albedrio humano. i Para muchos buscadores pensativos, estas explicacio- nes racionales son endebles para ofrecer una justificacién del dolor en la existencia humana. :Por qué es nuestra vida més un valle de lagrimas que un jardin de las delicias? Se haescrito mucho al respecto de esta aparente paradoja, y la conchusién no es facil: si Dios es amoroso y desea lo mejor para nosotros, quiza su plan no sea el mismo que nuestro plan. Este es un concepto duro, especialmente si nos han alimentado mucho con une version de la benevolencia de Dios que implique nada més de su parte que un deseo de que seamos perpetuamente felices. Nuevamente, de Lewis: “De hecho deseamos no tanto un padre en el cielo como un abuelo en el cielo, una benevolencia senil que como | a los jovenes div dicen, ‘guste de éndose plan para el universo fuera sencillamente que al fin: cada dia se dijera. realmente, ‘todos y cada uno sea p ronbien’.” © A juzgar por la experiencia humana, si uno acepta la que eso. :No es esa, lector, s aprendido més de usted mismo cuandc las cosas iban bien © cuando se vio desafiado por retos, frus y miento? “Dios nos susurra en los placeres, nos habla en ia conciencia, pero nos grita en el dolor: es su megéfono para despertar a un mundo sorde.” For mucho que no ra evitar esas experiencias, sin ellas, gno seriamos ac ctiaturas superficiales v egoistas que finalmente perd todo sentido de nobleza o de lucha por el mejoramiento d: los demas? Considere esto: sila decisién mas importante que fue. ramos 2 tomar en la Tierra fuere une decisidn sobre la fe. ¥ sila relacion mas importante que fuéramos a desarrollar en esta Tierra fuera una relacion con Dios. y si nuestra existen- cia como criaturas espirituales no estuviera limitada por lo que podemos saber ¥ observar durante nuestra vida en la Tierra, entonces el suftimiento humano asume un contexto totalmente nuevo. Quizd nunca entendamos por completo Jas razones de estas dolorosas experiencias, pero podemos empezar a aceptar I2 idea de que tales razones pueden exis tir. En mi caso puedo ver, aunque débilmente, que la viola cidn de mi hija fue un reto para que vo tratara de aprender el verdadero significado del perdén en una circunstancia terriblemente desgarradora. Con total honestidad, sigo tre- bajando en ello. Quizé también fue una oportunidad para que yo reconociera que en realidad no puedo proteger a mis hijas de todo dolor y suftimiento: tenia que aprend: fiarlas al amoroso cuidado de Dios, sabiendo que 250 no proporcionaba una inmuniciad ante el mal, sino la certeza propia experiencia? Ha con- 50 ELieNot Je DeDIOS de que su dolor no seria en vano. Ciertamente, mi hija diria gue esta experiencia le dio la oportunidad y Ia motivacién ‘para aconsejar y confortar a otras personas que han suftido esa misma clase de asalto. Lanocion de que Dios puede operar a través de la ad- versidad no es un concepto sencillo, y puede encontrar un anclaje firme s6lo en una concepcidn del mundo que con- tenga una perspectiva espiritual. El principio del creci- miento a través del sufrimiento es casi universal en las grandes religiones del mundo. Las Cuatro Verdades No- bles de Buda, que estan en el Sermén del Parque de los Venados, empieza diciendo: “La vida es sufrimiento” Para un creyente, esta realizacién paraddjicamente puede ser fuente de un gran consuelo, ‘Aquella mujer que atendi como estudiante de medici- na, por ejemplo, que desafié mi ateismo con la gentil acep- tacion de su enfermedad terminal, veia en el capitulo final de su vida una experiencia que la acercaba a Dios, no que la alejara, En una escala histdrica, Dietrich Bonhoeffer, un te6- Jogo aleman que regresé voluntariamente a Alemania des- de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial para hacer lo que pudiera por mantener a la verdadera iglesia con vida, cuando la iglesia cristiana organizada ha- bia elegido apoyar a los nazis, fue encarcelado por su papel en un plan para asesinar a Hitler. Durante sus dos afios en prisién, sufriendo grandes indignidades y la pérdida de su libertad, Bonhoeffer nunca vacilé en su fe o en su alabanza a Dios. Poco antes de que lo colgaran, s6lo tres semanas antes de la liberacién de Alemania, escribid estas pala- bras: “Tiempo perdido es aquel en el que no hemos vivido una verdadera vida humana, aquel que no ha sido ensi- quecido por la experiencia, la creatividad, el disfrute y el suftimiento” ? LAGUENNA DELASCONCERCIONES DL MUNDO « 5 Como puede una persona racional creer en milagros? Finalmente, consideremos una objecién a la fe que es par- ticularmente cortante para un cientifico. Cémo se pueden conciliar los milagros con una concepcién cientifica del mundo? Enel habla moderna, hemos abaratado la palabra “mi- lagto”. Hablamos de “medicinas rhilagrosas”, “dietas mila- grosas”, “Milagro sobre hielo”, incluso “limpiadores mila- grosos”. Pero claro que ese no era el sentido original de la palabra, Con mas precision: un milagro es un hecho que ocurre sin que las leyes de la naturaleza lo puedan explicar ¥ por lo tanto se considera de origen sobrenatural. ‘Todas las religiones incluyen la creencia en ciertos milagros. La historia de cuando los israelitas cruzaron el Mar Rojo conducidos por Moisés mientras que los hom- bres del Faraén se ahogaron, es contada en el libro del Exodo, una historia poderosa, una providencia de Dios en prevencién de la inminente destruccion de su pueblo. De manera similar, cuando Josué le pidié a Dios que prolon- gara el dia para que pudieran ganar una batalla, se dice que el sol se queds quieto en un modo que sélo puede ser descrito como milagroso, En el islam se dice que Mohamed empezé a escribir del Corén en una cueva cercana a la Meca, cuando recibié la orden sobrenatural por parte del angel Jibril (Gabriel). El ascenso de Mohamed es también un hecho milagroso, ya que se le da la oportunidad de ver todas las caracteristicas del cielo y del infierno. Los milagros tienen un papel particularmente podero- s0 en la cristiandad, en especial el mas importante de to- dos: Cristo surgiendo de entre los muertos. zCémo puede uno aceptar estas afirmaciones y ala vez afirmar que sé es un ser humano moderno y racional? Bueno, si uno parte del supuesto de que los hechos sobre- 52 ELUENGUAIEDE Dies naturales son imposibles entonces no puede haber mila- gros. De nuevo podemos dirigimos a C. S. Lewis para en- contrar un pensamiento realmente claro sobre este tema en su libro Milagros: “Cada hecho del que se pueda afirmar que 5 un milagro, en tiltima instancia es algo que se presenta a nuestros sentidos, algo que vemos, escuchamos, tocamos, olemos 0 probamos. Y nuestros sentidos no son infalibles. Si algo extraordinario ocurre alguna vez, siempre podemos decir que fuimos victimas de una ilusién. Si sostenemos una filosofia que excluya lo sobrenatural, esto es lo que siempre podremos decir. Lo que aprendemos de la experiencia de- pende de la clase de filosofia que le demos a la experiencia. Por lo tanto es intitil apelar a la experiencia antes de estable- cer, tan bien como podamos, la cuestiGn floséfica”.* Artiesgo de asustar a los que se sientan incomodos con los enfoques matematicos de los problemas filos6ficos, consideremos él siguiente andlisis: el reverendo Thomas Bayes era un tedlogo escocés poco recordado por sus te- flexiones teoldgicas, pero muy respetado por haber ex- puesto un teorema de la probabilidad en particular. El teorema de Bayes ofrece una férmula mediante la cual se puede calcular la probabilidad de observar un hecho én particular, dada cierta informacién previa (el “previo”) y Gierta informacién adicional (el “condicional”). Su teorema es particularmente titil cuando se enfrentan dos 0 més po- sibles explicaciones para que un hecho ocurra. Consideremos el siguiente ejemplo: usted ha sido rap- tado por un hombre transtornado. El le da una oportuni- dad de dejario en libertad: le permitira sacar una carta de entre un mazo, regresarla al mazo, barajar y volver a sacar una catia, Si saca el as de espadas las dos veces, lo dejaré en libertad. Dudando de que esto incluso valga la pena intentarse, procede. Ante su sorpresa, saca el as de espadas dos veces consecutivas. Suelian sus cadenas y usted regresa a casa | Come tiene inclinaciones mateméticas, calcula la pr: babilidad de su buena suerte como 1/52 * 1/5 Algo muy poco probable, pero sucedid. Sin embargo. unas semanas mas tarde, conoce a un benévolo empleado de la compaftia que fabrica las cartas y que sabiendo de |: apuestas del hombre transtomado, ha arreglado que uno de cada cien mazos de cartas esté formado con cincuen- tay dos ases de espadas. zAsi queno se traté de un golpe de suerte? Quizé una persona entendida y bondadosa ‘el empleado), desconoci- do para usted en el momento de su captura, intervino para mejorar las probabilidades de su liberacién. La probabil dad de que el mazo del que usted sacara las cartas fuera un mazo regular con cincuenta ¥ dos cartas diferentes era de 99/100; v la probabilidad de que se tratara del mazo espe- cial con 52 ases de espadas, era de 1/100. Para esos dos pun- tos de partida, las probabilidades del “condicional” de sacar dos ases de espadas consecutivamente serian de 1/2704 ¥ 1, respectivamente. Por el teorema de Bayes ahora es posible calcular las probabilidades “posteriores” v concluir que exis- te un 96 por ciento de ellas de que el mazo de cartas del que usted extrajo la suya fuera uno de los “milagrosos" Este mismo andlisis se puede aplicar a los hechos aparentemente milagrosos de la vida diaria, Supongamos que usted observé la cura espontanea de un cancer en es: tado avanzado, que se sabe que es fatal en casi todos los casos. Es esto un milagro? Para evaluar la pregunta en el sentido bayesiano, se requiere primero que usted postu- le cual es el “previo” de que ocx re.una cura milagrosa del cancer. ZEs uno entre mil? Uno en un millén? 20 es cero? Por supuesto, es aqui en donde la gente razonable es tard en desacyerdo. a veces de manera ruidosa. El mate- rialista comprometido, para comenzar, no se permite nin guna posibilidad de milagros (su “previo” serd de cero), y por lo tanto, incluso una cura de cancer extremadamente inusual seré descontada como evidencia de milagzo, y en cambio seré atribuida al hecho de que ocasionalmente ocu- rren hechos extrafios en el mundo natural. Sin embargo, el que cree en la existencia de Dios, después de examinar la evidencia concluiré que semejante cura no pudo haber ocu- rrido por ningtin proceso natural, y habiendo admitido que la probabilidad previa de un milagro, aunque pequefia no llega a ser cero, realizar sus propios célculos bayesianos (muy informalmente) para llegar a la conclusion de que un milagro tiene mas posibilidades de ocurrir que las que tiene de que no ocurra. Todo esto es slo para decir que una discusién sobre lo milagroso rapidamente se convierte en un argumento sobre si uno esta dispuesto, o no, a considerar alguna posi- bilidad de lo sobrenatural. Yo creo que la posibilidad exis- te, pero al mismo tiempo, el “previo” en general debe ser muy bajo. Es decir, el supuesto en cualquier caso dado debe ser hacia una explicacién natural. Un hecho mundano pero sorpresivo no es automaticamente milagroso. El deis- ta, que ve a Dios como creador del universo pero que luego se va a otra parte a desarrollar otras actividades, no tiene mayores razones para considerar los hechos naturales como milagrosos que el materialista convencido. Ei teista, que cree en un Dios involucrado en las vidas de los seres hu- manos, puede aplicar una variedad de umbrales en el su- puesto de los milagros, dependiendo de la percepcidn del individuo sobre la probabilidad de que Dios intervenga en las circunstancias diarias. Almargen de la opinion personal, es esencial que se aplique un escepticismo saludable al interpretar hechos potencialmente milagrosos, a menos que la integridad y la racionalidad de la perspectiva religiosa se pongan en duda. La dnica cosa que matard la posibilidad de los milagros més rapidamente que un materialista convencido es asig- LA Gua DELASCONERCIONES DEL MONDO #55 nar el estado de milagro a hechos cotidianos para los que ya existe una explicacién natural. Cualquiera que declare que el florecer de una rosa es un milagro, esta pisoteando un creciente entendimiento de la biologia de las plantas, el cual ha avanzado mucho en elucidar todos los pasos entre la germinacién de la semilla y el florecimiento de una bella y perfumada rosa, todo dirigido por el manual de instruc- ciones de ADN de esa planta. De manera similar, un individuo que se gana la loteria y anuncia que es un milagro porque ha rezado por ese re~ sultado, presiona nuestra credulidad. Después de todo, dada la amplia distribucién de ciertos vestigios de fe en nuestra sociedad moderna, es probable que una fraccién significativa de los individuos que compran boletos de la loteria también rece de alguna forma para ser ellos los ga- nadores. De ser asi, la afirmacién del verdadero ganador sobre una intervencién milagrosa suena hueco. Mas dificiles de evaluar son las afirmaciones de curas milagrosas de problemas médicos. Como médico, en oca~ siones he visto circunstancias en donde ciertos individuos se curaron de enfermedades que aparentemente eran irre- versibles, Sin embargo, me resisto a adscribir esos hechos a Ja intervencién milagrosa, dado nuestro incompleto enten- dimiento de la enfermedad y de cémo afecta a nuestro cuerpo. Con demasiada frecuencia, cuando se ha investiga- do cuidadosamente alguna supuesta cura milagrosa por parte de observadores objetivos, tales pretensiones se han quedado cortas. A pesar de esas reservas, y bajo la insisten- cia de que las afirmaciones sean respaldadas por extensas evidencias, no me sorprenderia escuchar que ocurren cura- ciones genuinamente milagrosas en ocasiones extremada- mente raras. Mi “previo” es bajo, pero no es cero. Por lo tanto, los milagros no suponen un conflicto irre- conciliable para el creyente que confia en la ciencia como un medio para investigar e! mundo natural, y que observa S60 Bu uaEDED que este esté regido por leyes. Si, como yo, usted admite que puede existir algo o alguien fuera de la naturaleza, entonces no existe razén ligica por la que ese fuerza no pueda en ra- ras ocasiones perpetrar una invasiGn. Por otro lado, para evitar que el mundo caiga en el caos, los milagros deben ser muy poco comunes. Como escribid Lewis: “Dios no espat- ce milagros en la naturaleza aleatoriamente como si estu- viera salpimentando. Ocurren en grandes ocasiones: se en- cuentran en los grandes ganglios de la historia, no de la historia politica o social, sino de la historia espiritual que no puede ser completamente conocida por el hombre. Si tu propia vida no resulta estar cerca de alguno de esos gran- des ganglios, jcémo puedes esperar ver uno?” Aqui no sdlo vemos un argumento sabre la rareza de Jos milagros, sinc tambin el argumento de que deben te- ner alguin propésito, en vez de representar los actos sobre- naturales de un mago caprichoso, diseftados simplemente para asombrar. Si Dios es la encarnacién titima de la omni- potencia y la bondad, no jugaria el papel de un impostor asi. John Polkinghorne aborda este punto de manera con- tundente: “Los milagros no se deben interpretar como actos divinos contra las leyes de la naturaleza (ya que esas levés, son en si mismas expresidn de Ja voluntad de Dios), sino como revelaciones més profundas del cardcter de la rela- cién divina hacia la cteacién. Para ser crefbles, los milagros deben transmitir un entendimiento mas profundo de lo que se hubiera obtenido sin ellos”. A pesar de estos argumentos, los escépticos materia- listas que no desean darle cabida al concepto de lo sobrena- tural, aquellos que refutan la evidencia de la ley moral y la sensacién universal del anhelo de Dios, sin duda argumen- tarén que no hay ninguna necesidad de considerar los mi- lagros en absolito. Desde su punto de vista, las leves de la naturaleza pueden explicarlo todo, incluso lo excesiva- mente improbable. {Pero se puede sostener e: Existe al men’ bable y profundo en la historia. que los cientificos de cas todas las disciplinas concuerdan en que no se enti que nunca sera entendido, v para el turaleza se quedan comp! explicacién. :Seria eso un mil fe punto cor un hecho singular, e nde y las leyes de la na. etamente cortas al ofrecer una 10? Siga levendo. PARTE DOS Las grandes preguntas de la existencia humana | | CAPITULO TRES Los origenes del universo Hace mas de doscientos afios, uno de ies fildsofos mas influ- ventes de todos los tiempos, Immanuel Kant. escribié: “Dos cosas llenan mi énimo de admiracién y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con més frecuencia y aplicacién se ocupa de elas la reflexion: el celo estreliado sobre mi y la ley moral dentro de mi’. A casi tod: eligionesa lolargo de la historia las ha caracterizado un 2: er entender los origenes v el funcionamiento del cosmos. va sea como una abierta adoracion al sol. la adscripcion de importanca espiritual a fencmenos tales come les eclipses, o sencilla- mente una sensacién de sobrecogimiento ante las maravi- las del cielo :Serd la aiirmacién de Kant ia refiexién sentimental de un fildsofo que no tuvo el beneticio de ios descubrimientos de la ciencia moderna, 0 existe una armonia alcanzable en- 2 la fe ent Uno de los tetos para alcanzar esta armonia es que la iencia no es estatica. Los cientificos estén constantemente anzando en ntievos te! nos. tigando el mundo na- al de nuey excavando: profundamente en territorios en los que el entendimiento es incompieto Enfrentados con el conjunto de datos que acompafia a un .s manera’ 620 BLimicuaiEDE Dies fenémeno intrigante e inexplicado, los cientificos constru- yen hipstesis de los mecanismos que podrian estar involu- cradios, y luego realizan experimentos para probar dichas hipétesis. Muchos experimentos en la vanguardia de la ciencia fallan, y 1a mayoria de las hipdtesis prueban estar equivocadas. La ciencia es progresiva y se autocorrige: nin- guna conclusion errénea o hipétesis falsa importante se puede sostener por mucho tiempo, ya que nuevas obser- vaciones finalmente derriban conceptos incorrectos. Pero durante an periodo de tiempo largo surge un conjunto consistente de observaciones que lleva a un nuevo marco de entendimiento. A ese marco se le da una descripcién mucho més sustantiva y se le Hama "teoria”, por ejemplo, la teoria de la gravedad, la teoria de la relatividad, la teoria germinal. ‘Una de las esperanzas més atesoradas por un cientifi- oes hacer alguna observacién que sacuda algiin campo de investigacién. Los cientificos tienen una vena oculta de anar- quismo, y esperan algtin dia salir con algo que trastorne forzosamente el marco mental de su época. Por eso se dan los premios Nobel. Por lo tanto, cualquier supuesto de que pudiera existir una conspiracion entre los cientificos para mantener viva una teoria muy en boga pero que contuvie- ra fallas serias es completamente antitético de la forma in- quieta de pensar de la profesi6n. El estudio de la astrofisica ejemplifica claramente es- tos principios. Durante los iltimos quinientos afios han ocurtide profundas revoluciones, durante las cuales el en- tendimiento de la materia y la estructura del universo han suftido revisiones importantes. Sin duda quedan muchas revisiones delante de nosotros. Estos trastornos a veces pueden ser desgarradores in- tentos de lograr una sintesis cmoda entre la ciencia y la fe, especialmente si la iglesia se ha atado a si misma a una vi- sin previa de las cosas y la ha incorporado a su sistema Los onicevEs DEL UNIVERGO © 63 central de creencias. La armonia de hoy puede ser la discor- dia del manana. En los siglos XVI XVI, Copémnico, Kepler y Galileo (tres grandes creyentes en Dios), propusieron de manera cada vez mas contundente que el movimiento de los planetas se podia entender bien solo sila Tierra giraba alre- dedor del sol y no al contrario. Los detalles de sus conclusio- ‘nes no eran todos totalmente correctos (Galileo cometié un famoso error al explicar las mareas), y muchos en la comu- nidad cientifica no estaban convencidos al principio, pero Finalmente los datos y Ia consistencia de las predicciones hechas por las teorias convenci6 hasta a los cientificos mas escépticos. Sin embargo, la iglesia catdlica mantuvo su fuerte oposicidn afirmando que esta visidn era incompati- ble con las sagradas escrituras. En retrospectiva, es claro que la base escritural de esas afirmaciones era notablemen- te delgada, no obstante la confrontaci6n se prolongo du- rante décadas y finalmente hizo un dafio considerable tan- toa la ciencia como a la iglesia. El siglo pasado vio una cantidad sin precedentes de revisiones a nuestra concepcién del universo. La materia y a energia, que anteriormente se consideraban entidades totalmente diferentes, demostraron ser intercambiables a partir de la famosa ecuacin de Einstein, E=mc?, (E es ener- gia, m es masa y ces la velocidad de la luz). El dualismo onda / particula, es decir el hecho de que la materia tiene si- multaneamente caracteristicas tanto de onda como de par- ticula, un fendmeno demostrado experimentaimente para la luz.y las particulas pequefias como los electrones, no fue anticipado y resulté asombroso para muchos cientificos educados de manera tradicionai. El principio de incerti- dumbre de la mecanica cudntica de Heisenberg, la realiza- cidn de que es posible medir la posicin o el movimiento de tuna particula pero no las dos cosas a la vez, cred consecuen- cias particularmente perturbadoras tanto para la ciencia como para la teologia. Quizd mas profundamente, nuestro 64 w ELUNGvAlE EDIE concepto del origen del universo haya suirido un cambio fundamental en el curso de los tltimos setenta y cinco afios, con base tanto en la teorfa como en Ja practica Lamayoria de las revisiones masivas a nuestro entendi- miento del universo material ha surgido dentro de circulos relativamente estrechos de investigacién académica, y ha permanecido en gran parte fuera de la vista del piiblico en general. Loables esfuerzos ocasionales, como Una breve his- {oria del tiempo, de Stephen Hawking, han intentado expli- car las complejidades de la fisica moderna y ia cosmologia aun piblico mas general, pero es muy posible que gran parte de los cinco millones de copias impresas de! libro de Hawking siga sin ser leida por un abrumado puiblico que encuentra los conceptos en sus paginas demasiado extra- ios de comprender Ciertamente, los descubrimientos en fisica de las tlti- mas décadas han Hevado a percepciones sobre la naturale- za de la materia que estén en profunda contradiecién con la intuicion. El fisico Ernest Rutherford comenté hace cien afios que “una teoria que no le puedas explicar a un canti- nero probablemente no sea buena”. Bajo este parémetro, muchas de las teorias actuales sobre las particulas funda- mentales de la que est formada toda la materia, mas bien salen perdiendo. Entre los muchos conceptos extrafios ahora bien docu- mentados experimentalmente, existen cosas como el hecho de que los neutrones y los protones (de los que solfamos pensar que eran las particulas fundamentales del micieo atomico) en realidad estan hechos de seis tipos o “sabores’ de quarks (Hlamados “arriba”, "abajo", “extraiio”, “encan- to”, “fondo”, y “cima”). Los seis sabores se hacen aun mas extrafios cuando al describirlos, los cientificos dicen que cada uno tiene tres colores (rojo, verde v azul). Los extrava- gantes nombres dadios a estas particulas al menos prueban que los cientificos tienen sentido del humor. Un arregio mareador de otras particulas, desde fotones y gravitones, hasta gluones y muones, crea un mundo tan extrafio ala experiencia humana diaria que hacen que muchos no cien- ficos sacudan la cabeza con incredulidad. Sin embargo, estas particulas hacen posible nuestra vida misma. Para aquellos que argumentan que e! materialismo debe ser fa- vorecido sobre el tefsmo, ya que el materialismo es més sencillo e intuitivo, estos nuevos conceptos representan un reto importante. Existe una variaciGn de la maxima de Ru- therford ampliamente conocida como la Navaia de Occam, una atribucién mal deletreada al monie y ldgico inglés del siglo .av. Este principio sugiere que la explicacién mas sen- Gila para cuaiguier problema dado es generalmente la me- jor. Actualmente, la Navaja de Qccam parece haber sido re- legada al basurero por los extrafios modelos de la fisica cuantica. Pero en un sentido muy importante, Rutherford y Occam siguen siendo honrados: por desconcertantes que puedan ser las descripciones verbales de estos fendmenos recientemente descubiertos, sus representaciones matema- ticas invariablemente resultan elegantes, inesperadamente sencillas e incluso bellas. Cuando era estudiante de fisico- quimica en Yale, recuerdo que tuve una experiencia nota- ble al tomar un curso de mecénica cudntica con el Premio Nobel Willis Lamb. Su estilo de dar clase era avanzar hacia las teorias de la relatividad y la mecénica cudntica desde los principios basicos. Hacia esto enteramente de memoria, pero a veces se saltaba pasos ¥ nos encargaba 2 nosotros, sus asombrados estidiantes y admiradores, lenar lo que faltaba antes de llegar a la siguiente clase, Aunque finalmente me pasé de la fisica a la biologia, esta experiencia de derivar ectaciones universales sencillas y belias para describir la realidad del mundo natural me ‘dejé una profunda impresion. particularmente porque ef resultado final tenia un atractivo estético. Esto propone la 66 » ELuexcuaTEDE Dios primera de varias cuestiones filosoficas sobre la naturaleza del universo fisico. ;Por qué se debe comportar la materia de ese modo? En la frase de Eugene Wigner, zcual podria ser la raz6n de la “poco razonable efectividad de las mate- miéticas”?! 2Bs esto meramente un feliz accidente, o en realidad refleja alguna profunda revelacién en la naturaleza de la realidad? Si uno esta dispuesto a aceptar la posibilidad de lo sobrenatural, ;se trata también de una introspeccién en la mente de Dios? zEstaban Einstein, Heisenberg y los de- més encontrando a la divinidad? En las frases finales de Una breve historia del tiempo, al referirse al esperado momento en que una elocuente y uni- ficada Teoria del Todo se desarrolle, Stephen Hawking (que no es muy dado a las reflexiones metafisicas) dice: “Entonces todos, filésofos, cientificos y ia gente comin, podremos participar en la discusién sobre la pregunta de por qué existimos nosotros y el universo. Si encontramos respuesta a es0, ser el triunfo final de la razdn humana, porque entonces conoceremos la mente de Dios”? Estas descripciones matematicas de la realidad, zson sefiales que apuntan hacia una inteligencia superior? Son las matema- ticas, junto con el ADN, otro lenguaje de Dios? En verdad, las matematicas han guiado a los cientifi- cos directamente a algunas de las preguntas més profun- das de todas. La primera de ellas: como empez6 todo? EL Big Bang Al principio dei siglo 1, la mayorla de los cientificos asu- mié que el universo no tenia principio ni fin. Esto creaba ciertas paraciojas, por ejemplo, cémo lograba el universo permanecer estable sin derrumbarse en si mismo debido a la fuerza de la gravedad, pero las alternativas no parecian Losowlcans pet usvenso « 67 muy atractivas. Cuando Einstein desarrollé la teoria de la relatividad general en 1916, incluyé una “constante” para bloquear la implosisn gravitacional y retener la idea de un universo de estado estable, Se dice que luego lam a esta constante “el error mas grande de mi vida" tras formulaciones teéricas proponian la alternativa de un universo que hubiera comenzado en un momentoen particular, y luego se expandiera al estado presente, pero se dejaba a las mediciones experimentales confirmar esto antes de que los fisicos pudieran considerar esa hipétesis seriamente. Esos datos fueron inicialmente proporciona- dos por Edwin Hubble en 1929, en un famoso conjunto de experimentos en los que observaba la velocidad a la que galaxias vecinas se alejan de la nuestra, Con ayuda del efecto Doppler, el mismo principio que permite a la policia determinar la velocidad de un carro al pasar ante su equipo de radar, 0 que hace que el silbido de tun tren que se acerca suene mas agudo que después de que ha pasado, Hubble descubrié que a todas partes que viera, la luz de las galaxias sugeria que se estaban alejando de la nuestra. Mientras mas lejos estaban, mas rapido se alejaban Jas galaxias. Si todo en el universo se esté alejando, hacer retroce- der la flecha del tiempo indicaria que en algin momento todas las galaxias se encontraban juntas en una entidad in- creiblemente masiva. Las observaciones de Hubble inicia- ron un diluvio de mediciones experimentales que durante los téltimos setenta afios han llevado a la conclusién por parte de la gran mayoria de los fisicos y cosmélogos, de que el universo empezé en un solo momento, ahora co- miinmente referido como el Big Bang. Los célculos sugie- ren que sucedié hace aproximadamente 14,000 millones de afios. Una documentacién particularmente importante so- bre lo correcto de esta teoria fue proporcionada casi acci- 68 = SLumcuatece Dios dentalmente por Arno Penzias y Robert Wilson en 1965, cuando detectaron lo que parecia un molesto fondo de se- ales de microondas sin importar hacia dénde apuntaran su nuevo detector. Después de descartar todas las demas posibles causas (incluyendo ciertos pichones que fueron. los culpados iniciales), Penzias y Wilson finalmente se die- ron cuenta de que ese ruido de fondo venia del universo mismo, y que representaba precisamente la clase de res- plandor que uno esperaria encontrar como consecuencia del Big Bang, que surgia de la aniquilacidn de la materia y ja antimateria en los primeros momentos del universo en explosién. Evidencia adicional y convincente sobre lo correcto de la teoria del Big Bang ha sido proporcionada por la can- tidad de ciertos elementos en todo el universo, particu- larmente hidrégeno, deuterio y helio. La abundancia de deuterio es notablemente constante, desde las estrellas cer- canas hasta las galaxias mas lejanamente lanzadas por nuestro horizonte de eventos. Este hallazgo seria consis- tente con el hecho de que todo ei deuterio del universo se hubiera formado a temperaturas increiblemente altas en un solo evento durante el Big Bang. Si hubiera varios even- tos similares en diferentes ubicaciones y momentos, no es- perariamos encontrar tanta uniformidad. Con base en estas y otras observaciones, los fisicos es- tan de acuerdo en que el universo empezé como un punto de energia pura infinitamente denso y sin dimensiones. Las leyes de la fisica se derrumban en esta circunstancia a la que se le Hama una “singularidad”. Al menos hasta la fe- cha, los cientificos han sido incapaces de interpretar los ‘eventos mds tempranos de la explosién, que sucedieran e1 Ja primera 10 fraccidn de segundo (jun décimo de un mi- lonésimo de millonésimo de millonésimo de millonésimo, de millonésimo de millonésimo de millonésimo de segun- do!) Después de eso, es posible hacer predicciones sobre los eventos que debian ocurrir para resultar en el universo actualmente observable, incluvendo Ia aniquilacién de la materia y la antimateria, la formaciGn de nuicieos atomicos estables, y finalmente la formaciin de los étomes. primera- mente dé hidrégeno, deuterio y helio. Una pregunta para la que ahora no tenemos respues- ta es si tras el Big Bang el universo continuaré expandién- dose para siempre o sien algtin momento la gravitaciGn se impondré y la galaxia se empezara a juntar de nuevo, pro- vocando un “Big Crunch”, Descubrimientos recientes de entidades poco entendidas conocidas como materia oscura ¥ energia oscura, que parecen ocupar una cantidad muy sustancial del material del universo, dejan suspendida la respuesta a esta pregunta, pero por el momento, la mejor evidencia predice un lento desvanecimiento en vez de un dramatico colapso. {Qué habia antes dei Big Bang? Laexistencia del Big Bang implica la pregunta de qué habia antes de eso, o qué o quién era responsable. Ciertamente demuestra los limites de la ciencia come ningun otro fend- meno lo ha hecho. Las consecuencias de [a teoria del Big Bang en la teologia son profundas. Para las tradiciones re- ligiosas que describen al universo como creado por Dios 2 partir de la nada (ex nihilo), este es un resultado electrizan- te. Cample un hecho tan extraordinario como el Big Bang con a definicién de milagro? Lasensacidn de sobrecogimiento que crean estas ideas ha hecho que varios cientificos agndsticos suenen realmen- te teoldgicos. En Dio: astrénomos, el astrofisico Robert Jastrow escribié este parrafo final: “En este momento pare- ce que la ciencia nunca podré levantar la cortina sobre el misterio de la Creacién. Para el cientifico que ha vivido por anre 70 9 EL ceNcuatE De Dios su fe en el poder de la razén, la historia termina como una pesadilla. Ha trepado por las montaiias de la ignorancia, est a punto de conquistar el pico més alto, y conforme se empuja a si mismo sobre la tiltima roca, lo saluda un grupo de tedlogos que han estado sentados alli durante siglos”? Para quienes buscan acercar a los tedlogos y a los cien- tificos, existe mucho en los descubrimientos recientes sobre el origen del universo para inspirar el aprecio mutuo. En otra parte de su provocativo libro, Jastrow escribe: “Ahora vemos cémo la evidencia astronomica leva a una concep- cién biblica sobre el origen del mundo. Los detalles di- fieren, pero los elementos esenciales y los relatos de la as- tronomia y de Ia Biblia sobre el Génesis son lo mismo; la cadena de hechos que llevan al hombre comenz6 repentina y agudamente en un momento definido en el tiempo, en un. relaémpago de luz y energia” Tengo que estar de acuerdo. El Big Bang exige una ex- plicacién divina. Obliga a la conclusion de que la naturale- za tuvo un inicio definido. No veo cémo la naturaleza se hubiera podido crear a si misma. Sélo una fuerza sobrena- tural fuera del espacio y del tiempo podria haberlo hecho. Pero qué hay con el resto de la creacién? ¢Qué debe- mos pensar del largo e interminable proceso mediante el cual nuestro planeta, la Tierra, lleg6 a existir unos 10,000 millones de afios después del Big Bang? La formacion de nuestro sistema solar y del planeta Tierra Durante el primer millén de aftos después del Big Bang, el universo se expandié, la temperatura cayo y se empezaron a formar nuicleos y atomos. La materia se empezo a agru- par en galaxias bajo la fuerza de gravedad. Adquirié un movimiento rotativo ai hacerlo, que resulto finaimente en galaxias de forma espiral semejantes a la nuestra. Dentro [Los onJGENES DBL UNWVERSO #7 de esas galaxias, grupos de hidrégeno y helio fueron atrai- dos entre si, y se elev su densidad y temperatura. Final- ‘mente comenzaron las fusiones nucleares. Este proceso, en que se fusionaron niicleos de hidré- geno para formar tanto energia como un niicleo de helio, proporcion6 la fuente mas importante de combustible para las estrellas. Las estrellas mas grandes se queman mas pronto. Conforme empiezan a quemarse, generan dentro de su centro elementos atin mas pesados, como el carbono y el oxigeno. Al principio del universo (en los primeros cientos de millones de afios), esos elementos aparecieron s6lo en el centro de esas estrellas que se derrumbaban, pero algunas de esas estrellas luego pasaron por explosio- nes masivas conocidas como supernovas y lanzaron ele- mentos mas pesados de regreso al gas de la galaxia. Los cientificos creen que nuestro sol no se formé en. los primeros dias del universo, nuestro sol es una estrella de segiunda o tercera generacin, formada hace unos 5,000 millones de afios debido a un reagrupamiento local. Con- forme eso sucedia, una pequefia proporcion de elementos mas pesados alrededor se escaparon a la incorporacién en la nueva estrella y en cambio se agruparon como los plane- tas que ahora giran alrededor del sol; entre ellos, nuestro planeta, que estaba muy lejos de ser hospitalario en sus pri- meros dias. Inicialmente demasiado caliente, y siempre bombardeado por colisiones masivas, la Tierra se enfrié poco a poco, desarrollé una atmésfera y se hizo potencial- mente habitable para los seres vivos hace unos 4,000 millo- nes de afios. Apenas 150 millones més tarde, la Tierra bullia de vida. Todos estos pasos en la formacién de nuestro sistema solar estan ahora bien descritos y es poco probable que sean modificados con base en informacién adicional futu- 1a, Casi todos los étomos que forman el cuerpo de usted al- guna vez estuyieron en el horno nuclear de una antigua supernova: realmente est usted hecho con polvo de es- trellas. cExisten implicaciones teoldgicas en cualquiera de es- tos descubrimientos? Cudles eran las probabilidades de que existiéramos? ;Qué tan raros somos? Se puede plantear el argumento de que el origen de las formas complejas de vida en este universo no podria haber sucedido en menos de cinco a diez billones después del Big Bang, porque la primera generacién de estrellas no podria haber contenido los elementos més pesados, como el carbono y el oxigeno, que creemos que son necesarios para la vida, al menos como la conocemos ahora. Solamen- te una estrella de segunda o tercera generacidn, y su siste- ma planetario acompafiante, tendrian ese potencial. Aun asi, se necesitaria una gran cantidad de tiempo para que la vida aleanzara conciencia e inteligencia. Mientras en otras partes del universo podrian existir otras formas de vida que no dependieran de los elementos pesados, la naturale- za de tales organismos seria extremadamente dificil de contemplar desde nuestro conocimiento actual de la qui- mica y la fisica. Esto, por supuesto, eleva la pregunta de si existird aleu- na forma de vida en otra parte del universo que podamos reconocer. Si bien nadie en la Tierra tiene datos actualmente para apoyar 0 refutar esto, en 1961 el radioastronomo Frank Drake propuso una famosa ecuacién que permite conside- rar las probabilidadés de ello. La ecuacién de Drake es muy til para documentar el estado de nuestra ignorancia, Drake noté, sencilla y I6gicamente, que el nuimero de civilizacio- nes comunicantes en nuestra galaxia debfa ser el producto de siete factores: + la cantidad de estrellas que hay en la galaxia Via Lactea (cerca de 100,000 millones), multiplicado por + la fraccién de estrellas que tienen planetas a su alre- dedor, ntultiplicate ror + la cantidad de planetas por estrella que albergar alguna clase de vida, multivi + la fraccién de esos plane! cho se ha desarrollado, mnltipic + la fraccién de éstos en los que la vida inteligente se ha desarrollado, multi + Ia fraccién de éstos que haya desarrollado una tec- nologia para comunicarse, ruff + la fraccién de tiempo de vida de estos planetas du- rante la cual su habilidad de comunicarse coincida con nuestra vida. capi icado por ios hemos podido comunicar fuera de la Tierra dura- mente menos de cien afios. La Tierra tiene aproximada- mente 4,300 millones de afios, asi que el ultimo de los facto- res de Drake refleja slo una minima fraccién en los af de existencia de fa Tierra: 0.900000022. (Se podria argu- mentar, dependiendo de la perspectiva de cada quien so- bre la posibilidad de que nos destruyamos en el futuro, si esa fraccidn crecera mucho mas que eso.) La formula de Drake es interesante pers esencialmen- te indtil, debido a nuestra incapacidad para determinar con algun grado de certidumbre el valor de casi cualquiera de esos términos, excepto por el nimero de estrellas en la Via Lactea. Ciertamente se han descubiertc otras estrellas con alrededer, los términos per- scondido en el misterio. No obstante, el Instituto para la Buisqueda de Inteligencia Extraterrestre (Searcit Extraterrestrial Intel [- Institute). fundado por ero el resto. planetas a sionales v 4 ganizado para buscar sefiales que puedan desde otras civilizaciones en nuestra galaxia. nmfeurs en ane ar Hegando nomos y otros pro! crito mucho sobre la importancia teoldgica 74 = ELLENGUN O¢ Dos potencial de descubrir vida en otros planetas; si eso llegara a pasar, gharia que la vida en a Tierra fuera automatica- mente menos “especial? El hecho de que hubiera vida en otros planetas, :haria menos probable la participacion de un Dios creador en el proceso? Desde mi punto de vista, esa conclusion no me parece garantizada, Si Dios existe, y desea tener cierta fraternidad con seres conscientes como nosotros mismos, y puede manejar el reto de interactuar con los 6,000 millones de nosotros que habitamos este pla- neta en la actualidad y los incontables que ya se han ido, no es claro por qué estaria més alla de sus habilidades interac- tuar con criaturas similares en unos cuiantos planetas mas o, paral caso, unos cuantos millones de planetas mas. Por supuesto, seria muy interesante descubrir si las eriaturas en otras partes del universo también poseen la ley moral, dada su importancia en nuestra percepeién de la naturale- za de Dios. Sin embargo, siendo realistas, es poco probable que alguno de nosotros tenga la oportunidad de conocer las respuestas a esas preguntas en el curso de nuestra vida, El principio antropocéntrico Ahora que comprendemos el origen del universo y de nues- tro sistema solar cada vez mejor, se ha descubierto un nume- ro de fascinantes coincidencias aparentes sobre el mundo natural que han intrigado a cientiticos, filésofos y tedlogos por igual. Consideremos las siguientes tres observaciones: 1. En los primeros momentos del universo, después del Big Bang, la materia y la antimateria fueron creadas casi en cantidades iguales. A un milisegundo de tiempo, el uni- verso se enfrio lo suficiente para que se "condensaran” quarks y antiquarks. Si se encontrara cualquier quark con cualquier antiquark, lo que en esta alta densidad Losonlcaves De UNIVERSO «75 pasaria rapidamente, resultaria en la completa aniquila- cidn de los dos y la liberaciGn de un fotén de energia. Pero Ja simetria entre materia y antimateria no era totalmente precisa; por casi cada mil millones de pares de quarks y antiquarks, existia un quark extra. Esta diminuta fraccién de potencialidad inicial del universo entero es lo que for- ‘ma la masa de! universo como lo conocemos actualmente. {Por qué existio esta asimetria? Pareceria mds “natu- ral” que no hubiera asimetria. Pero si hubiera habido una simetria completa entre la materia y la antimateria, el universo pronto se habria desarrollado hacia una ra- diacién pura, y la gente, los planetas, las estrellas y las galaxias nunca habrian existido. . La forma en que el universo se expandié después del Big, Bang, dependid criticamente de la cantidad de masa y energia total que habia en el universo, y también de la fuerza de la constante gravitacional. El increibie grado de atinacion de estas constantes fisicas ha sido motivo de admiracion para muchos expertos. Hawking escribe: “La velocidad de expansién que separa a los modelos que se vuelven a derrumbar de aquellos que contintian expan- diéndose por siempre es sumamente critica. gCOmo es que el universo se inicié a esa velocidad al grado de que ahora, diez mil millones de aftos después, se sigue ex- pandiendo? Si un segundo después del Big Bang la velo- cidad de expansion hubiera sido menor incluso en un cien mil millonésimo de millonésimo, el universo se hu- biera vuelto a derrumbar antes de que hubiera podido alcanzar su tamafio actual.”> Por otro lado, si la velocidad de expansion hubiera sido mayor incluso en una millonésima parte, las estre- llas y los planetas no se hubieran podido formar. Teorias recientes sobre una expansi6n del universo increible- mente rapida, llamada inflacién, en sus momentos inicia- les, parecen ofrecer una explicacién parcial de por qué la 76 = BLLENcuARE DE Dios expansién presente estd tan cerca del valor critico. Sin embargo, muchos cosmélogos dirfan que esto senci- lamente regresa la pregunta a por qué el universo tiene justamente las propiedades adecuadas para este tipo in- flacionario de expansion. La existencia del universo como lo conocemos yace sobre una improbabilidad del grueso de una navaja ‘La misma notable circunstancia aplica sobre la forma- cin de los elementos pesados. Si la atraccién nuclear fuerte que mantiene juntos a protones y neutrones hu- biera sido incluso ligeramente més débil, solamente se hubiera formado hidrégeno en el universo. Si por otro lado, la atraccién nuclear fuerte hubiera sido ligeramen- te més fuerte, todo el hidrogeno se habria convertido en helio, en vez de ser el 25 por ciento como ocurrié casi al principio del Big Bang, y por lo tanto los hornos de fu- sin de las estrellas v su capacidad de generar elementos pesados nunca hubieran nacido. Para hacer esta observacién mas notable, parece que Ja fuerza nuclear est afinada apenas de manera sufi- ciente para que se forme carbono, que es critico para las formas de vida en la Tierra. Sila atraccién hubiera sido li- getamente més fuerte, todo el carbono se hubiera con- vertido en oxigeno. En total, existen quince constantes fisicas cayos valo- res no puede predecir la teorfa actual. Estos son los hechos: sencillamente tienen ei valor que tienen. Esta lista incluye la velocidad de la luz, la fortaleza de las atracciones muclea- res fuerte y débil, varios parametros asociados con el elec- tromagnetismo, y la fuerza de la gravedad. La probabili- dad de que todas estas constantes asumieran los valores necesarios para dar como resultado un universo estable, capaz de sostener formas de vida complejas, es casi infini- tesimal. Y sin embargo, esos son exactamente los paréme- tros que observamos. En resumen, nuestro universo es am- pliamente improbable Con todo derecho, se podria objetar que este punto més bien circular: el universo debia tener los parametros asociados con esta clase de estabilidad ono estariamos aqui para comentar sobre ellos. La conchusién general es referi- da como el principio antropocéntrico: la idea de que nues- tro universo esté afinado de manera exclusiva para dar lu- gar a los seres humanos. Esto ha sido fuente de mucho asombro y especulacién desde que fure plenamente apre- Gado hace apenas unas décadas Esencialmente existen tres posibles respuestas al prin- Gipio antropocéntrico: 1, Puede existir una cantidad esencialmente infinita de uni- versos, va sea simulténeamente con el nuestro oen algu- na secuencia, con diferentes valores para las constantes fisicas, incluso con leyes fisicas posiblemente diferentes. Sin embargo, nosotrcs somos incapaces de nbservar esos otros universos. Solamente podemos existir en un uni- verso en donde las propiedades fisicas funcicnen para permitir la vida y la conciencia. El nuestro no es un mila- gzo, es simplemente un producto inusuai de prueba y error. A esto se le lama la hipétesis de “multiver: Sélo existe un universo, y es éste. Simpiemente resulté tener las caracteristicas adecuadas para dar lugar ala vida inteligente. Si no las hubiera tenido, no estariamos aqui, hablando de esto. Sencillamente, somos muy, muy afortunados Sélo existe un universo, v es éste. La afinacién precisa de todas las constantes fisicas v las leves de la fisica para hacer posible la vida inteligente no es un accidente, sino que refleja la accidn de aquel que cred el universo en un principio. 2 78s EL umcuaeoe Dies Mas alld de la preferencia personal por una de las tres opciones, no hay duda de que este es un tema potencialmen- te teologico. Hawking, citando a Ian Barbour,’ escribe: “Las probabilidades en contra de que surja un universo como el nuestro a partir de algo como el Big Bang son enormes. Creo que tiene implicaciones claramente religiosas” Yendo atin mas lejos, en Lina breve historia del tiempo, Hawking declara: “Seria muy dificil de explicar por qué el universo tendrfa que haberse iniciado precisamente de ese modo, excepto como un acto de un Dios con la intencién de crear seres como nosotros" * (Otro distinguido fisico, Freeman Dyson, tras revisar esta serie de “accidentes numéricos”, concluye: “Mientras més examino el universo y los detalles de su arquitectura, més evidencia encuentro de que el universo debe haber sa- bido, en cierto sentido, que nosotros llegariamos”.” Y Arno Penzias, el cientifico ganador del Premio Nobel, codescubri- dor de la radiacién.cosmica basica de microondas que pro- porcion6 un fuerte soporte para la teorfa del Big Bang, dice: ""Los mejores datos que tenemos son exactamente los que yo hubiera predicho sino hubiera tenido mas en qué basarme que en los cinco Libros de Moisés, los Salmos y la Biblia en general”. Quizé Penzias estaba pensando en las palabras del Rey David en el Salmo 8: “Cuando contemplo los cielos, obra de tus manos, la luna y las estrellas, que ttt has estable- cido, gqué es el hombre, para que de él te acuerdes?” Asi que, zpor cual de las tres opciones mencionadas nos debemos inclinar? Veémosio logicamente. Para empe- zar, tenemos la observacién del universo como lo conoce- mos, incluyéndonos nosotros. Luego deseamos calcular cual de estas tres opciones posibles es la mas probable. El problema es que né tenemos una buena forma de decidir el panorama de probabilidades, excepto quizé en la opci6n 2. Ya que en la opcidn 1, conforme el mimero de universos paralelos tiende a infinito, la probabilidad de que al menos Los onlcenes DEL USTUERSO «79 uno de ellos tenga las propiedades fisicas para la vida po- dria ser sustancial. Sin embargo, para la opcién 2, la proba- bilidad seria sumamente pequeha. La probabilidad dela opcién 3 depende de la existencia de un Creador sobrena- tural que se preocupe por que el universo no sea estéril. ‘Con base en la probabilidad, la opcidn 2 es Ia menos plausible. Eso nos deja con las opciones 1 y 3. La primera se puede defender con la légica, pero su ntimero casi infinito de universos no observables desafia la credulidad. Cierta- mente no cumple con la Navaja de Occam. Aquellos que categoricamente no estén dispuestos a aceptar un Creador inteligente dirdn, sin embargo, que la opcién 3 no es mas sencilia para nada, ya que requiere la intercesién de un ser sobrenatural. Siempre se podria argilir, de todas formas, que el Big Bang mismo parece apuntar fuertemente hacia un Creador, ya de que otro modo la cuestién de qué habia antes se queda suspendidas en el aire. Siuno esta dispuesto a aceptar el argumento de que el Big Bang requiere un Creador, no hay entonces que dar un ‘gran paso para sugerir que el Creador puede haber estable- cido los pardmetros (constantes fisicas, leyes de la fisica y demés) para lograr un propésito especifico. Si ese propési- to resultaba incluir un universo con algo mas que un vacio amorfo, entonces llegamos a la opci6n 3. Al tratar de juzgar entre las opciones 1 y 3, me viene en mente una parabola en particular, del filésofo John Les- lie."" En esta parabola, un individuo se enfrenta a un pelo- t6n de fusilamiento, cincuenta expertos tiradores apuntan sus rifles para llevar a cabo su objetivo. La orden se da, los tiros se escuchan y, sin embargo, por alguna razén todas las, balas fallan y el condenado se marcha indemne. Como se podria explicar un hecho tan notable? Lesiie sugiere que existen dos alternativas posibles que corres- ponden a nuestras opciones 1 y 3. En primer lugar, posible- mente hubo miles de ejecuciones ese mismo da, incluso los Bo « ELLeNauare DED mejores tiradores a veces fallan. Asi que las probabilidades sencillamente estaban a favor de ese individuo, y los cin- cuenta tiradores, sin excepeién, fallan. La otra opcién es que esta sucediendo algo més ditigido, y que el aparente mal tino de los cincuenta expertos fue en realidad intencio- nal. ;Cuél parece més plausible? ‘Debemos dejar la puerta abierta a la posibilidad de que las investigaciones futuras en fisica terica demostra ran que alguna de las quince constantes fisicas, que hasta la fecha se determinan sencillamente por Ia observacién ex- perimental, pudiera estar limitada en su valor numérico potencial por algo mas profundo, pero esa revelacién no estd actualmente en el horizonte. Mas atin, como con los otros argumentos en este capitulo, los que lo preceden y si- guen, ninguna observacién cientifica puede aleanzar el ni- vel de prueba absoluta de la existencia de Dios. Pero para aquellos dispuestos a considerar una perspectiva teista, el principio antropocéntrico ciertamente oftece un argumen- to interesante a favor de un Creador. La mecénica cudntica y el principio de incertidumbré Isaac Newton era un creyente que escribié més sobre inter- pretacién biblica que sobre mateméticas y fisica, pero no todos los que lo siguieron compartian la misma fe. Al prin- cipio del siglo XIX, el marqués de Laplace, un distinguido matemitico y fisico francés, expuso el punto de vista de que la naturaleza esté gobernada por un conjunto preciso de leyes fisicas, algunas descubiertas y otras todavia no, por lo tanto, la naturaleza es incapaz de evitar adherirse a esas leyes, Desde el punto de vista de Laplace, ese requer miento se extenderia a las particulas més diminutas, las partes mas lejanas del universo y también a los seres huma- nos y sus procesos de pensamiento. Laplace postuld que una vez que ia configuracion ini- al del universo estuvo establecida, todos io futuros, incluyendo los que involucraran las experienc humanas del pasado. presente y futuro, estaban irrever siblemente especificados. Esto representaba una forma ex- trema de determinismo cientifico, que obviamente no deja- ba lugar para Dios (excepto en el inicio) 0 e! concepto del libre albedrio. Ocasioné un verdadero revuelo en las co- munidades cientificas y teoldgicas. (Es muy famosa la res- puesta de Laplace a Napoleén cuando éste le pregunté so- bre Dios: “No necesito esa hipstesis”.) Un siglo mas tarde, el concepto de Laplace del deter. minismo cientifico preciso se derrumbé, no mediante argu- mentos teoldgicos sino mediante revelaciones cientifica La revolucién conocida como mecénica cudntica comenzé -omo un esfuerzo para explicar tn problema no resuelto en la fisica. que tenia que ver con el espectro de la luz. Con base en numerosas observaciones. Max Planck y Albert Einstein demostraron que la fuz no Hegabe en todas las for- mas posibles de energia, sino que era “cuantizada” en par- Hiculas de energia precisa, conocidas como fotones. Al final, por lo tanto, la luz no es infinitamente indivisible, sino que abarca un flujo de fotones, tal como Ia resolucion de una cémara digital no puede ser més fina que un solo pixel. Al mismo tiempo, Niels Bohr exemind la estructura del atomo v se pregunto cémo lograban sus electrones p manecer en érbita alrededor del nucleo. La carga negativa de cada electron deberia atraer a la carga positiva de cada protén dentro del nitcleo. fo que finalmente resuiltarfa en la inevitable implosion de toda la materia. Bohr postulé un argumento cuantico similar y desarrcllé una teor postulaba que los electrones sdlo p numero finito de estados. Los fundamentos de la mecénica clésica se empezaron a quebrar, pero las consecuencias filosdficas mas profun- jemas hechos dian existir e ww 82 Eruencua DE DIOS das de esas revelaciones aparecieron subsecuentemente por parte del fisico Werner Heinsberg, cuando demostr6 de manera convincente que en este extraio mundo cuan- tico de distancias muy pequefias y particulas diminutas era imposible medir la posicién y la velocidad de una particu- la en el mismo momento con precision. El principio de in- certidumbre que lleva el nombre de Heinsberg, derrocé al determinismo de Laplace de un plumazo, ya que indicaba que cualquier configuracién inicial del universo en rea- lidad nunca podria ser determinada con tanta precisién ‘como requeria el modelo predictivo de Laplace. Las consecuencias de la mecanica cudntica para el en- tendimiento del significado del universo han sido sujeto de mucha especulacién durante los tiltimos ochenta afios. Einstein mismo, a pesar de que jugé un papel importante enel desarrollo inicial de la mecanica cudntica, al principio rechaz6 el concepto con su famoso comentario: “Dios no juega a los dados” El teista podria replicar que a Dios el juego no le pare- cerian dados, aun si asi nos lo pareciera a nosotros. Como sefiala Hawking: “Podriamos seguir imaginando que exis- te un conjunto de leyes que determina los hechos comple- tamente para algiin ser sobrenatural, quien podria obser- var el estado presente del universo sin perturbarlo”.? La cosmologia y la hipétesis de Dios Este breve resumen de la naturaleza del universo leva a la reconsideracién de la plausibilidad de la hipétesis de Dios de un modo més general. Recuerdo el Salmo 19, en que el Rey David escribe: “Los cielos declaran la gloria de Dios; los elos proclaman la obra de sus manos’. Claramente, la con- cepcion cientifica no es enteramente suficiente para respon- der todas las interesantes preguntas sobre el origen del uni- 4 Losonicenes pet unaverso #85 vverso, y no hay nada inherente en conflicto entre la idea de ‘un Dios creador y lo que la ciencia ha revelado. De hecho, la hipétesis de Dios resuelve algunas de las preguntas mas profundamente problematicas sobre lo que hubo antes del Big Bang, y por qué el universo parece estar afinado de for- ‘ma tan exquisita para que nosotros estemos aqui. Para el teista, quien es ilevado por el argumento dela ley moral (capitulo 1) a buscar un Dios que no-sdlo haya puesto al universo en movimiento, sino que tenga un inte- és en los seres humanos, esta sintesis se puede alcanzarde inmediato. El argumento seria algo como esto: Si Dios existe, entonces es sobrenatural. Sies sobrenatural, no est limitado por las leyes de la naturaleza. Si no est limitado por las leyes de la naturaleza, no hay razé6n de que esté limitado por el tiempo. Si no esta limitado por el tiempo, entonces estéen el pasado, el presente y el futuro. Las consecuencias de esas conclusiones incluirfan: El pudo existir antes del Big Bang y puede existir in- cluso después de que el universo desaparezea, si al- guna vez ocurre. El podria conocer el resultado preciso de la formacion: del universo aun antes de que se iniciara. El podria conocer por anticipado sobre un planeta cer- cade la orilla exterior de una galaxia espiral prome- dio que tendria justo las caracteristicas adecuadas para permitir la vida. £1 podria tener conocimiento anticipado de que ese planeta podria dar lugar al desarrollo de criaturas conscientes, mediante el mecanismo de la evolucién, por seleccién natural. El podria, incluso, conocer por anticipado los pensa- mientos y las acciones de esas criaturas, a pesar de que tengan libre albedrio. Yo tendria mucho que decir sobre los tiltimos pasos de esta sintesis, pero los contornos de una armonia satisfacto- ria entre la ciencia y la fe ahora se pueden ver. Esta sintesis propuesta no pretende minimizar todos los retos y las areas de discordia. Los creyentes de algunas religiones particulares del mundo podrian encontrar difi- cultades con que la ciencia explicara algunos de los detalles sobre el origen del universo. Los deistas, como Einstein, que ven a Dios como el que comenzé todo el proceso, pero que después dejé de poner atencién a los desarrollos subsecuentes, estan gene- ralmente cémodos con las recientes conclusiones de la fisi- cay la cosmologia, con la posible excepcién del principio de incertidumbre. Pero el nivel de comodidad de la mayo- ria de las religiones tefstas es en cierto modo variable. La idea de un inicio finito del universo no resuena totalmente con el budismo, en donde un universo oscilante seria mas compatible. Pero las ramas teistas del hinduismo né én- cuentran mayor conflicto con el Big Bang. Tampoco la ma- yoria (aunque no todos) de los intérpretes del Islam. Para la tradicién judeo-cristiana, las palabras iniciales del Génesis (“En el principio Dios cre6 a los cielos y a la Tierra”) son completamente compatibles con el Big Bang. En un ejemplo notable, el Papa Pio XII de la iglesia catélica romana fue un fuerte defensor de la teorfa del Big Bang aun antes de que sus apuntalamientos cientificos estuvie- ran bien establecidos. Sin embargo, no todas las interpretaciones cristianas Ie han dado tanto apoyo a esta concepcién cientifica de! universo. Aquellos que interpretan el Génesis en términos absolutamente literales, conciuyen que la Tierra sélo tiene seis mil afios de edad, v por lo tanto rechazan la mayoria de las conelusiones citadas. Su posicidn es en cierto mode comprensible como tna apelacién a la verdad: los creven- tes de una religiin cefiida por textos sagrados se oponen con derecho a las interpretaciones ligeras de su significado, Los textos que parecen describir hechos histéricos deben ser interpretados como una alegorfa solo si una fuerte evi- dencia lo requiere. Pero esté el Genesis en esa categoria’ Sin lugar a du- das, el lenguaje es postico. Esta usando licencias posticas? (Tendremos mucho mas que decir al respecto en un capitu- lo posterior.) Esta no es slo una pregunta de los tiempos modemos; a lo largo de la historia, hubo fuertes debates en- tre los literalistas v los que no Jo son. San Agustin, probable mente uno de los intelectos mas grandes de la religion, esta- ba particularmente consciente de los riesgos de convertir los textos biblicos en tratados cientificos precisos, ¥ escribid con referencia especifica al Génesis: “En materias tan oscuras y alejadas de nuestra comprensién, encontramos en las Sagra~ das Escrituras pasajes que se pueden interpretar de muchas maneras distintas sin perjuicio de la fe que hemos recibido. En tales casos, no debemos lanzarnos de cabeza v afirmar- nos totalmente en un sentido, al grado de que si un progre- so futuro en Ia investigacién de la verdad justamente soca- vara esta posicién, nosotros también caeriamos con ella”, Los siguientes capitulos se acercan mas a los aspectos de ia ciencia que se dedican a estudiar la vida. Los conflic- tos potenciales entre !a ciencia y la fe, al menos como los perciben varios comentadores modernos, continuaran apa- reciendo, pero vo diria que si aplicamos sabiamente el con- sejo de san Agustin, elaborado més de mil afios antes de que hubiera que ser apologético con respecto a Darwin, podre- mos encontrar una armonia consistente y profundamente satisfactoria entre estas dos concepciones de! mundo. 4 CAPITULO CUATRO La vida en la Tierra De microbios y hombres ‘Los avances de la ciencia en la época moderna se han con- seguicio a costa de ciertas razones tradicionales para creer en Dios. Cuando no teniamos idea de como empezo a exis- {ir el universo, era mas sencillo adscribirselo todo a un acto de Dios, 0 a muchos actos de Dios separados. De forma si- milar, la idea establecida de que la Tierra estaba ubicada en el centro de los majestuosos cielos estrellados parecia un poderoso argumento a favor de la existencia de Dios, hasta {que Kepler, Copémico y Galileo cuestionaron esa teoria en al siglo XVI. $i Dios nos colocé al centro del escenario, segu ramente lo construy6 todo para nosotros. Cuando la cien- cia heliocéntrica obligé a la revision de esta percepcién, muchos creyentes se sintieron abatidos. Pero un tercer pilar de la fe seguia teniendo considera- ble peso: 1a complejidad de la vida terrestre implicaba para cualquier observador razonable el trabajo de un disefiador inteligente. Como veremos, la ciencia ha vuelto esto ahora de cabeza. Pero aqui, como con los otros dos argumentos, me gustaria sugerir ue el creyente no debenegarala ia, la debe abrazar. La elegancia detras de la complejidad de la vida es realmente causa de asombro y de creer en & oo Cee n0ip me & Dios, pero no de la manera sencilla y directa que muchos encontraban tan imponentelantes de Darwin, laren te El“argumento del disefio” data al menos de Cicerén. Fue expuesto con particular efectividad por William Paley en 1802, en un libro que causé gran impacto: Teologia na- tural, o evidencias de la existencia y atributos de la Deidad re- cogidos de la apariencia de la naturaleza. Paley, un filésofo moral y sacerdote anglicano, propuso la famosa analo- gia del relojero: Al cruzar un solar, supongamos que me golpeo el pie en tuna piedra y que me preguntan cémo llegé la piedra ali se podria responder que 2 mi real saber y entender, esa piedra habia estado alli desde siempre. Tampoco seria muy facil probar lo absurdo de fa respuesta. Pero supon- gamos que encontrara un reloj en el suelo y se me pregun- tara cémo llegs el reloj alli. Dificilmente pensaria en dar la respuesta de antes, de que a mi real saber y entender, el reloj podria haber estado alli por siempre... el reloj debe haber sido fabricado por alguien. Que debis de haber exis- tido en algiin momento, y en algin lugar u otro, un artifice oattifices, que lo formé para el propésito que le encontra- ‘mos actualmente; que comprendia su construccién ¥ dise- 6 su uso... Cada indicacién de un artilugio, cada mani- festacién de un diserio que exista en el relej, existe en las obras de la naturaleza; con la diferencia, del lado de la na- turaleza, de ser mayores 0 mejores, y en un grado que ex- cede todo caicuio.! La evidencia del disefio en la naturaleza ha cautivado ala humanidad a lo largo de su existencia. Darwin mismo, antes de su viaje en el HMS Beagle, era admirador de los es- critos de Paley, y profesaba estar convencido de su punto de vista. Sin embargo, incluso sencillamente como cuestién a falla en el 3 puede resumiz de légica, ex: ‘opont L.Un reloj es compleio. 2. Un reloj tiene un disefiador inteligente. 3.La vida es compieia, 4.Porlo tanto, la vida también tiene \_ ligente in disefiador inte- Pero el hecho de que dos obietos compartan una ca- racteristica (Ia complejidad) no implica que compartir todas las caracteristicas. Considérese, por ejemplo, el si- guiente argumento paralelo: | 1.La corriente eléctrica que hay en mi casa consiste de un flujo de electrones. La corriente eléctrica p: | electricidad. Los ravos cohsisten de un fluio di Por Io tanto, los rayos | electricidad. ie: la compafiia de lectrones, 9 de la compafiia de Por atractivo que parezca, el argumento de Paley no puede ser la historia completa. Para examinar la compleji- dad ¥ nuestros propios origenes en este planeta, debemos excavar profundamente en las fascinantes revelaciones 5 bre lanaturaleza de la: en la paleontologia, la bi ylag han traido. Lin crevente no debe temer que esta investiga Gin pueda de los (tros raquiticos estue: \fodesumundonatualy? como descubramos en ja cienci ntes a la pre- Cémo funciona la vida?” Lo que no podremos : 90 = ELLENGUAIE DE DDS descubrir solamente a través de la ciencia son las respues- tas a las preguntas: “En todo caso, por qué existe la vida?” y “tpor qué estoy yo aqui?” Los origenes dela vida en el planeta Tierra 6 La ciencia empieza a responder la cuestion de la compleji- dad de Ja vida con una linea de tiempo. Ahora sabemos que el universo tiene aproximadamente 14,000 millones de aiios. Hace un siglo ni siquiera sabiamos cuanto tiempo hacia que giraba nuestro planeta. Pero el subsecuente des- cubrimiento de !a radioactividad y la descomposicin na- tural de ciertos isstopos quimicos ofrecié un medio elegan- te y ciertamente preciso de determinar la edad de varias piedras en la Tierra. La base cientifica de este método se describe en detaile en el libro de Brent Dalrymple Laedad de la Tierra, y depende de las conocidas y muy largas medias vidas" en las que tres elementos quimicos radiactivos se des- componen constantemente y se transforman en elementos estables y diferentes: el uranio se convierte lentamente en plomo, el potasio lentamente se convierte en argon y el mas exdtico estroncio se convierte en un elemento raro lla- mado rubidio. Al medir la cantidad de cualquier par de es- tos elementos, podemos estimar la edad de cualquier pie- dra. Todos estos métodos independientes dan resultados que son sozprendentemente concordantes, y apuntan a que la Tierra tiene una edad de 4,550 millones de afios, con un error estimado de solamente uno por ciento. Las piedras ‘mas viejas que han sido fechadas en la superficie actual de la ‘Tierra tienen aproximadamente 4,000 millones de afios, pero casi setenta meteoritos y un niimero de piedras lunares han sido fechadas en 4,500 millones de afios. ‘Media vida os un término de fisica nuclear. (N. del T] Lana £1 \pida Meecole Alague dt Met —N da. Be LaAvIAnLA TIERRA « 91 Toda la evidencia actualmente disponible sugiere que la Tierra era muy inhéspita durante sus primeros 500 mi- ones de afios. E] planeta estaba constantemente bajo el devastador ataque de asteroides y meteoritos gigantes, uno de los cuales de hecho desprendié a la Luna de la Tierra. No es sorprendente, por lo tanto, que las piedras de hace 4,000 millones de afios o mas no muestren evidencia algu- na de formas de vida. Sdlo 150 millones de afios después, sin embargo, se encuentran multiples formas de vida mi- crobiana. Presumiblemente, esos organismos unicelulares eran capaces de almacenar informacion, quiza usando ADN y eran autorreplicantes y capaces de evolucionar hacia mu- ‘chos tipos diferentes. Recientemente, Carl Woese expuso la plausible hips- tesis de que en ese momento en la Tierra en particular, el \ intercambio de ADN entre los organismos ya se habia logra-. [oJ Esenciaimente, la biosfera consistia de un gran nimero de células mimisculas independientes, pero que interac- tuaban extensamente entre si. Si un organismo en particular desarrollaba una proteina o una serie de proteinas, eso pro- porcionaba una cierta ventaja y esas nuevas caracteristicas podian ser répidamente adquiridas por sus vecinos. Quizé en ese sentido, la evoluci6n temprana era mas una activi- dad comunal que individual. Esta clase de “transferencia horizontal de genes” esta bien documentada en las formas mas antiguas de bacterias que existen ahora en el planeta (Jas arqueobacterias), y pueden haber ofrecido una oportu- nidad para que se diseminaran répidamente nuevas pro- piedades. @Pero cémo surgieron los organismos autorreplican- tes en primer lugar? Es justo decir que en el momento pre- sente sencillamente no Io sabemos. Ninguna hipotesis ac- ‘ual se acerca a explicar mo en el espacio de apenas 150 millones de afios, el ambiente prebistico que habia en Tie- tra dio lugar ala vida, Eso no quiere decir que nose hayan 92 « ELtevcuareeDies ofrecido hipétesis razonables, pero su probabilidad esta- distica para dar cuenta del desarrollo de la vida atin parece remota. Hace cincuenta afios, unos famosos experimentos rea- lizados por Stanley Miller y Harold Urey reconstruyeron una mezcla de agua y compuestos orgénicos que podrian representar las circunstancias primigenias de la Tierra. Al aplicar una descarga eléctrica, estos investigadores fueron capaces de formar pequefias cantidades de elementos biolé- )gicos importantes, como aminodcidos/ Ei hallazgo de peque- ‘fias cantidades de compuestos similares dentro de meteori- tos llegados del espacio exterior también ha sido propuesto como argumento de que pueden surgir moléculas orgénicas complejas de procesos naturales en el universo. Sin embargo, més allé de este punto los detalles se ha- cen muy imprecisos. ;Cémo se puede ensamblar esponté- neamente una molécula autorreplicante, portadora de in- formacién, a partir de esos compuestos? El ADN, con su columna vertebral de azticar fosfatada y sus bases organi- cas, intricadamente organizadas, perfectamente colocadas una arriba de la otra, y en pares en cada uno de los pelda- fios de la doble hélice, parece una molécula totalmente im- probable de haber surgido “por casualidad”, especialmen: te porque el ADN parece no poser un medio intrinseco de copiarse a si mismo. Més recientemente, muchos investiga- dores han apuntado, en cambio, hacia el ARN’ como la pri- mera forma potencial de vida, va que el ARN puede portar informacién y en algunas instancias también puede catali- zar reacciones quimicas en formas que el ADN no puede. El ADN es algo como el disco duro de una computadora: se suipone que es un medio estable en el cual almacenar infor- macién (sin embargo, al igual que en una computadora, los errotes y las metidas de pata son siempre posibles). En co ARN? dcido ribonucleico, DN: écido desoxirribonucleico. [N. del T] traste, el ARN se parece mds a un dispositive mévil: anda por todas partes cort su programacion v es capaz de hacer cosas solo. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos sustancia- Jes de muchos investigadores. no se ha logrado la forma. cién de los elementos basicos del ARN en un experimento tipo Miller-Urey, ni tampoco ha sido posible disefiar un ARN totalmente autorreplicante Las profundas dificultades de definir un camino con- vincente para los origenes de la vida han Hlevado a algunos entificos, entre quienes destaca Francis Crick (quien junto a James Watson descubrié la doble hélice del ADN), a pro- poner que las formas de vida deben haber llegado del espa- 0 exteriora la Tierra, ya sea en pequefias particulas que flotaban a través del espacio interestelar v fuer das por la gravedad dela Tierra, o quiz incluso que hayan sido traidas aqui intencional (o accidentaimente) por algiin antiguo viaiero espacial. Si bien esto podria resolver la apa~ ricidn de la vicla en la Tierra, no resuelve en nada la pre- gunta final del origen de la vida misma, va que eso sencilla mente lleva a tan notable acontecimiento a otro tiempo y igar atin mas remotos. Aqui viene al caso una objecion que con frecuencia es- grimen algunos criticos sobre alguna posibilidad para el origen espontaneo de la vida en la Tierra, con base en la se- gunda lev de Ia termodinémica. Esta lev especifica que en an sistema cerrado, en donde la energia no puede entrar ni salir, la cantidad de desorden (mds formalmente llamado “entropfa”) tendera a incrementar con el tempo. Como las, formas de vida son altamente ordenadas. algunos han di- cho que serfa imposible entonces que la vida hubiera surgi- do sin un creador sobrenatural. Pero comprensién de la segunda ley en pi incrementar en ciertas partes del sistema (como sucede cada dia cuando tendemc tes), pero eso requeriria una camas o guardamos los tre ada de energia, y la canti- 94 = ELizvcuaie os Dios dad total de desorden en el sistema completo no puede dis- minuir. En el caso del origen de la vida, el sistema cerrado es esencialmente el universo entero, la energia esta dispo- nible del Soly, por lo tanto, el incremento local en el orden que representaria el primer ensamble aleatorio de macro- moléculas de ninguna manera violaria dicha ley. Dada la incapacidad de la ciencia, hasta la fecha, para explicar la profunda cuestién de los origenes de la vida, al- gunos teistas han identificado la aparicin del ARN y el ADN como una posible oportunidad para la accién creativa divina. Si Ja intencién de Dios al crear el universo era guiar alas criaturas con las que podria tener fraternidad, es decit, Jos seres humanos, y si la complejidad requerida para em- pezar el proceso dela vida estaba mas alld de la capacidad de las sustancias quimicas del universo para ensamblarse a si mismas, zno podria Dios haber intervenido para iniciar el proceso? Esta podria ser una hipotesis atractiva, dado que nin- giin cientifico serio actuaimente afirmaria que existe una explicaci6n naturalista del origen de la vida. Pero eso es verdad ahora, y podria no serlo maiiana. Es necesario ad- vertir algo cuando se inserta una accién divina especifica por parte de Dios en ésta o cualquier otra area donde al en- tendimiento cientifico le falte algo por el momento. Desde los eclipses solares en la antigiiedad, al movimiento de los planetas en la Edad Media, a los origenes de la vidaenla actualidad, este enfoque de “Dios de las brechas”” con de- masiada frecuencia le ha hecho un mal servicio ala religion (y por extensién a Dios, si eso es posible). La fe que coloca a Dios en lasbrechas que se abren en el entendimiento pre- sente del mundo natural puede estar destinada a una crisis. si los avances subsecuentes de la ciencia rellenan esas bre- ‘God of the Gaps”, también traducido como “Dios de los vacios” [N. delT] LANDA EN La TEREA # 95 chas. Enfrentados con un entendimiento incompleto del mundo natural, los creyentes deben ser precavidos al in- vocar a la divinidad en areas del misterio actual, a menos gue construyan innecesariamente un argumento teologi- co que esté condenado a la destruccién posterior. Existen buenas razones para creer en Dios, incluyendo los princi- pios matematicos y el orden en la creacién. Son razones po- sitivas, basadas en conocimiento, en vez de supuestos por ausencia basados en una falta (temporal) de conocimiento. En resumen, mientras la cuestion del origen de la vida es fascinante, y la incapacidad de la ciencia moderna de desarrollar un mecanismo estadisticamente probable nos intrigue, éste no es el lugar para que una persona conscien- te apueste su fe. El registro fésil Aunque tanto los cientificos amateurs como los profesiona- les han descubierto fdsiles durante siglos, estos descubri- mientos han llegado a una fase especialmente intensa en Jos tltimos veinte afios. Muchas de las brechas previas en elentendimiento de la historia de la vida en la Tierra estan siendo llenadas con el descubrimiento de especies extintas. Mas atin, frecuentemente su edad puede ser estimada con precision, con base en los mismos procesos de descomposi- cin radiactiva que ayudaron a determinar la edad de la Tierra, La gran mayoria de los organismos que alguna vez ha vivido sobre la Tierra, ha dejado absolutamente cero rastro de su existencia, ya que los fosiles surgen en condiciones altamente inusuales. (Por ejemplo, una criatura tiene que quedar atrapada en cierto tipo de lodo o piedra, sin que la devore un depredador; Ja mayoria de los huesos se pudren y se deshacen; la mayoria de las criaturas se descompo- 96 « Ectencvate peDics nen.) Dada la realidad, es mas bien sorprendente que ten- gamos tanta riqueza de informacién sobre los organismos que habitaron este planeta. La linea de tiempo revelada por el registro fésil es la- mentablemente incompleta, pero sigue siendo muy titil. Por ejemplo, solamente aparecen orgenismos unicelulares en sedimentos anteriores 2 550 millones de afios, si bien es po- sible que existieran organismos més complicados antes de esa fecha. De forma repentina, aproximadamente hace 550 millones de afios, aparece un gran ntimero de diversas hue- las de cuerpos invertebrados en el registro f6sil. A esto con frecuencia se le Hama “la explosisn cdmbrica”, y esta rela- tada de manera muy agradabie por Stephen Jay Gould, e! esctitor més apasionado y lirico sobre evolucién de su ge- neracién, en su libro Wonderful Life (Vide maravillosa). Gould ‘smo cuestionaba cémo la evoiucién podria responder por la notable diversicad de huellas de cuerpos que apare- cieron en un lapso de periodo tan corto. (Otros expertos se han visto mucho menos impresionados con la afirmacién de que el periodo cémbrico representa una discontinuidad en la complejidad de Ja vida, pero sus obras han sido me- nos distribuidas entre el puiblico en general. La llamada ex- plosion cémbrica podrfa reflejar, quizé, un cambio en las condiciones que permitieron la fosilizacién de un gran nui- mero de especies que en realidad habrian estado existiendo durante millones de afios.) Sibien ciertos tefstas han intentado argumentar que la explosin cémbrica es evidencia de la intervencién de algu- na fuerza sobrenatural, un cuidadoso examen de los he- chos no parece garantizar esto. Lo anterior es otro argumen- to tipo “Dios de las brechas”, y nuevamente los cteyentes no serian sabios si basaran su fe en tales hipstesis. Laevidencia actual sugiere que el planeta permanecis estéril hasta hace casi 400 millones de afios, momento en el que las plantas aparecieron en tierra firme, derivadas de formas de vida acuaticas. Apenas 30 millones de afios des- pués, los animales también ascendieron a la tierra. En un momento, este paso apuntd hacia otra brecha: parece que hubo pocas formas transicionales de vida entre criaturas marinas y tetrépodos terrestres en el registro fdsil. Sin em- bargo, descubrimientos recientes han documentado impre- sionantes ejemplos de esta clase exacta de transicion Empecemos con que hace casi 230 millones de afios, los dinosaurios dominaban la Tierra. Ahora existe la acep- tacidn general de que su reinado llego a un fin repentino y catastrético hace aproximadamente 65 millones de afios, en el momento del impacto de un gran asteroide con Ja Tierta que cay6 cercano a lo que hoy conocemos como la peninsu- lade Yucatan. En todo el mundo se ha identificado una fina ceniza levantada por la horrenda colisién, y los catastréfi- cos cambios climaticos que ocurrieron por esta inmensa cantidad de polvo en Ia atmésfera aparentemente fueron demasiado para ia dominante especie de los dinosaurios, To que llevé a su extincisn y el subsecuente surgimiento de Jos mamiferos La antigua colision del asteroide es un evento tenta- dor. Pudiera haber sido la tinica forma posible de que los dinosaurios se extinguieran y que los mamiferos lograran florecer. Probablemente nosotros no estarfamos aqui si el asteroide no hubiera caido en México. La mayoria de nosotros tenemos un particular interés enel registro fésil de los humanos, y agui también los des- cubrimientos de las iltimas décadas han sido profunda: mente reveladores. Se han descubierto los huesos de ma: de una docena de diferentes especies de hominidos en Afri- ca, con capacidad craneal consistentemente creciente. £1 primer espécimen que reconocemos como Honto sapiens data de hace unos 195,000 afios. D de hominidos parecen haber encontrado callejones sin sa- Lida: los neanderiales que Europa hasta hace 98 « ELuncuaeDs Dos 30,000 afios, y los recién descubiertos “hobbits”, personas pequeas: con pequefios cerebros que vivieron en la isla de Flores en Indonesia hasta que se extinguieron, hace apenas 13,000 aftos. ‘Aunque existen muchas imperfecciones en el registro {sil y quedan muchos misterios por resolver, virtualmen- te todos los hallazgos son consistentes con el concepto de tun arbol de vida de organismos relacionados. Existe buena evidencia de formas transicionales de reptiles a aves y de aves a mamiferos. Los argumentos de que este modelo no puede explicar ciertas especies, tales como las ballenas, ge- neralmente han caido de lado cuando investigaciones pos- teriores han revelado la existencia de especies transicio- nales, frecuentemente en el lugar y momento en que la teorfa evolutiva lo predecitia. La revolucionaria idea de Darwin Nacido en 1809, Charles Darwin inicialmente estudié para convertirse en clérigo de la iglesia de Inglaterra, pero desa- rrollé un interés profundo en el naturalismo. Si bien el jo- ven Darwin se vio inicialmente impresionado por el argu- mento del reloj de Paley, y vio el diserio en la naturaleza como prueba de una fuente divina, sus puntos de vista em- pezaron a cambiar cuando viajé en el HMS Beagle de 1831 a 1836. Visitd Sudameérica y las islas Galapagos, en donde exa- miné los restos fosilizados de antiguos organismos y obser- v6 la diversidad de formas de vida en ambientes aislados. ‘A partir de esas observaciones, y Gon base en un traba- jo adicional de mas de veinte aftos, Darwin desarroll6 la teoria de la evolucién por seleccién natural. En 1859, en- frentado con la posibilidad de que se le adelantara Alfred Russel Wallace, finalmente escribio y publico sus ideas en un libro profundamente influyente: El origen de las especies. TAWDARNLATINRA # 99 Al reconocer que los argumentos de su libro podrian tener reyerberaciones muy amplias, Darwin modestamente co- menté casi al final del libro: “Cuando las concepeiones pro- puestas por mi y por el seftor Wallace en este volumen, 0 cuando visiones andlogas sobre el origen de las especies sean admitidas en general, habra una considerable revolu- cin en Ja historia natural” * Darwin propuso que todas las especies vivas descien- den de un pequefio grupo de ancestros comunes, quiza uno solo. Sostenia que la variacién dentro de las especies ocurre aleatoriamente, y que la supervivencia o extincién de cada organismo depende de su capacidad de adaptarse al ambiente. A eso lo llam6 selecci6n natural. Al reconocer la naturaleza potencialmente explosiva del argumento, su- girié que ese mismo proceso podria aplicar a la humanidad ¥ desarroll6 esto més a fondo en un siguiente libro: El ori- gen del hombre El origen de las especies engendré una controversia in- mediata e intensa, si bien la reaccion de las autoridades religiosas no fue tan universalmente negativa como a me- nudo se la describe ahora. De hecho, el notablemente con- servador tedlogo protestante Benjamin Warfield de Prince- ton acepts la evolucién como “una teoria sobre el método de la divina providencia’” ’ aclarando a la vez que la evolu- cién misma debia tener una autor sobrenatural. Existen muchos mitos sobre la reacci6n del ptblico ante Darwin. Por ejemplo, si bien hubo un famoso debate entre Thomas H. Huxley, ardiente promotor de la evolu- cién, y el obispo Samuel Wilberforce, Huxley probable- mente no dijo, como cuenta la leyenda, que no le daba pena tener por ancestro a un mono, y que solamente se avergon- zaria de estar relacionado con cualquiera que ocultara la verdad. Mas atin, lejos de ser condenado al ostracismo por Ia comunidad religiosa, Darwin fue enterrado en la Abadia de Westminster. 100 # ELURNGUAIE DE Dios Darwin mismo estaba profundamente preocupado porel efecto de su teoria en la creencia religiosa, a pesar de que en El origen de las especies se esfor26 mucho para sefia- lar una posible interpretacién armoniosa: "No veo ninguna buena raz6n por la que las opiniones expresadas en este li- bro pudieran afectar los sentimientos religiosos de nadie Un celebrado clérigo y autor me ha escrito que ’gradual- mente he Hegado a comprender que es una concepcién igualmente noble de la deidad creer que él creé unas cuan- tas formas originales capaces de autodesarrollarse en otras Y necesarias formas, a creer que requerfa todo un nuevo acto de creacion para suplir los vacios causados por las ac- ciones de sus leyes’”* Darwin incluso concluye El origen de las especies con el siguiente parrafo: “Existe grandeza en esta concepcidn de la vida, con sus varios poderes, habiendo sido originalmen- te soplada por el Creador en unas cuantas o en una sola for- ma; y mientras este planeta ha ido girando de acuerdo con las leyes fijas de la gravedad, desde un inicio tan sencillo, infinitas formas, maravillosas y bellisimas, han estado y es- tén evolucionando’ Las creencias personales de Darwin siguen siendo ambiguas y parecen variar a lo largo de los tiltimos afios de su vida, En un momento dado dijo: “Agnéstico seria la des- mn mas correcta de mi estado mental”. En otto mo- mento escribid que se sentia grandemente desafiado por “la extrema dificultad, o més bien imposibilidad de conce- bir este inmenso y maravilloso universo, incluyendo al hombre con su capacidad para ver muy hacia atras y muy hacia el futuro, como el resultado de la pura casualidad 0 de lanecesidad. Cuando al reflexionar as{ me siento impe- lido a buscar una Primera Causa que tenga una mente inte- ligente; en cierto modo anéloga a la del hombre, merezco ser llamado tefsta’ ® Ningiin bidlogo actual serio duda de la teoria de la evolucién como explicacion de la maravillosa complejidad y diversidad de la vida. De hecho, lo relacionado de todas las especies a través del mecanismo de la evolucion es un fundamento tan profundo para el entendimiento dela bio- logia que es dificil imaginar cémo se podria estudiar la vida sin ella. Sin embargo, .qué otra area de la investi- gacién cientifica ha generado tanta friccién con las perspec- tivas religiosas como la revolucionaria vision de Darwin? Desile los circenses juicios contra Scopes’ en 1925, hasta los actuales debates en Estados Unidos sobre la ensefianza de la evolucion en las escuelas, esta batalla no muestra signos de terminar. ADN, el material hereditario La visidn de Darwin fue ain més notable en ese momento porque no tenia una base fisica. Llevé un siglo de trabajo descubrir cémo se podrian dar modificaciones en el libro de instrucciones de la vida para acomedar la idea de Darwin de “una descendencia con modificaciones.” Gregor Mendel fue un monje agustino de lo que ac- tualmente es la Republica Checa, relativamente oscuro, contemporaneo de Darwin y que habie leido El origen de tas especies, pero lo mas probable es que nunca se conocieran. Mendel fue el primero en demostrar que la herencia podia venir en pequefios paquetes de informacion. Mediante me- ticulosos experimentos con plantas de chicharo en el jardin de su monasterio, concluy6 que los factores hereditarios implicados en la apariencia lisa 0 rugosa de los chicharos “John Thomas Scopes fu do de ensefar Is teotia 1928, No fue sino hasta 1968 a} dos sentencid que e stacional, [N- de! T} 102 w ELuncuaeDe Dies eran controlados por reglas matematicas. El no sabia lo que era un gen, pero sus observaciones sugerian que debia exis- tir algo como los genes. La obra de Mendel fue iargamente ignorada durante treinta y cinco afios. Luego, en una de las notables coinci- dencias que ocasionaimente surgen en ja historia de la ciencia, fue redescubierta simultaneamente por tres cienti- ficos ep el curso de pocos meses, al inicio del siglo xx. En sus famosos estudios sobre “errores innatos en el meta- bolismo”, enfermedades raras que ocurrian en ciertas fami- lias, descubiertas en su practica médica, Archibald Garrod pudo demostrar de manera concluyente que las reglas de Mendel aplicaban a los humanos, y que estos desdrdenes surgian como consecuencia de la misma clase de herencia que Mendel habia advertido en las piantas. Mendel y Garrod agregaron una especificidad mate- matica a la nocién de la herencia en los humanos, aunque naturaimente, la realidad de las caracteristicas heredadas, como color de piel y ojos, ya era familiar para cualquiera que fuera un observador atento de nuestra especie. No obs- tante, el mecanismo detras de estos patrones seguia siendo oscuro, ya que nadie habia tenido éxito en deducir la base guimica de la herencia. La mayoria de los investigadores de la primera mitad del siglo XX asumia que los rasgos he- seditarios se debian transmitir en las proteinas, ya que estas aparecian en las moléculas mas diversas de las cosas vivas. No fue sino hasta 1944 que los experimentos microbio- légicos de Oswald T. Avery, Colin M. MacLeod y Maclyn McCarty demostraron que el ADN, no una proteina, era ca~ paz de transmitir las caracteristicas hereditarias. Aunque la existencia del ADN se habia conocido durante casi cien afios, preyiamente era considerado algo apenas mejor que mate- rial de relleno nuclear, sin ningun interés en particular. Menos de una década después, surgié una respuesta realmente hermosa y elegante a la naturaleza quimica de la LA va asta Tema 103 herencia. La furiosa carrera por determinar la estructura del ADN fue ganada en 1953 por James Watson y Francis Crick, como lo relata de forma entretenida el libro de Wat- son, La doble hélice. Watson, Crick y Maurice Wilkins, utili- zando datos producidos por Rosalind Franklin, pudieron deducir que la molécuia de ADN tiene la forma de una doble hélice, una escalera torcida, y que su capacidad de trans- portar informaci6n es determinada por una serie de com- puestos quimicos que forman los peldarios de la escalera. ‘Como quimico, sabiendo lo extraordinarias que son las cualidades del ADN y lo brillante de su solucién al pro- lama de codificar el disefo de la vida, me sobrecoge esta molécula. Dejenme tratar de explicar lo elegante que en realidad es la molécula del ADN. ‘Como fo muestra la figura 4.1, la molécula del ADN tiene un mimero de caracteristicas notables. La columna exterior esté hecha de un mondtono listén de fosfatos y _aziicar, pero Io interesante esté en el interior. Los peldafios de la escalera estan formados por combinaciones de com- puestos quimicos, amados “bases”. Llamémoslos (par tiendo de los nombres reales de estas bases del ADN), 4, C, Gy. Cada una de estas bases quimicas tiene una forma en particular. ; ‘Ahora imaginemos que de estas cuatro formas, la for- ma A solo puede entrar perfectamente en un peldafio dela escalera al lado de una de forma T, y la forma sélo puede caber al lado de la forma C. Estos filamentos son “pares ba- sicos”. Luego podemos imaginar la molécula de ADN como tuna escalera torcida, con cada peldafo formado por un par basico, Existen cuatro posibles peldafios: A-T, T-A, C-G y G- C.Siuna sola de estas bases se dafiaen cualquier filamento, se puede reparar facilmente por referencia a otro filamen- to: el unico reemplazo posible de una T, por ejemplo, es otra T, Quizé mas elegante, la doble-hélice inmediatamente sugiere un medio para su autocopia, ya que cada filamento 04 « EL umcuAE De Dios cromesoua caLULA lorroptaswal MOLECULA DE ADN FiGURA 4.1, La doble hélice de ADN. La informacién es transportada: por el orden de las bases quimicas (4, C, Gy 1). ELADN esté empaca- doen los cromosomas, que residen en el nicleo de cada célula. se puede usar como plantilla para la produccién de uno nuevo, Si dividimos todos los pares a la mitad, cortando la escalera en el centro de cada peldafio, cada media escalera contiene toda la informacién necesaria para reconstruir ‘una copia completa del original. En una primera aproximacién, uno podria pensar en el ADN-como un guidn de instrucciones, un programa de cémputo colocado en el micleo de las células. Su lenguaie de -codificacién sélo tiene en su alfabeto cuatro letras, 9 dos. bits en términos computacionales. Una instruccién en parti- cular, conocida como un gen, esta hecha de cent de letras de cédigo. Todas las elaboradas funciones de ! célula, incluso en organismos tan complejos como nosotros mismos, tienen que ser dirigidas por el orden de las letras enese guién. Al principio los cientificos no tenian idea de emo fun cionaba el programa en realidad. E! misterio fue resuelto elegantemente al identificar al “mensajero ARN”. La infor- macién del ADN que forma un gen especifico es copiada en una molécula mensajera de ARN de un solo filamento, algo como una media escalera con sus peldafios colgando de un lado. La media escalera se mueve del nticleo de la célula (el almacén de informacién) al citoplasma (una compleja mez- clade proteinas, lipidos v carbohidratos) en donde entraen una elegante fébrica de proteinas llamada ribosoma. Un equipo de sofisticados traductores que estan en la fabrica lee entonces las bases que salen de la media escalera flotante de! mensajero ARN para convertir la informacién de esa molécu- Ia enuna proteina especifica formada por aminoacidos. Tres “peldafios” de informacién de ARN forman un aminodcido. Son las proteinas que hacen el trabajo de la célula y le dan su integridad estructural (figura 4.2) Esta breve descripcin apenas rasga la superficie de la elegancia del ADN, el ARN y las proteinas, que continita siendo fuente de misterio v asombro. Existen 64 posibilida- des de combinaciones de tres de las letras 8. C, Ty G, pero Alo existen 21 aminodcidos. Esto quiere decir que debe ha- ber una redundancia integrada; por ejemplo, GAA en los cédigos de ADN y ARN forman el aminoécide llamado aci- do giutémico, pero también lo es GAG. Las investigaciones en muchos organismos, desde las bacterias hasta los seres humanos, han revelado que este “c6digo genético”, mediante el cual la informacién que esta enel ADN y el ARN se traduce en proteinas, es universal en todos los organismos conocidos. No se iba a permitiruna To- 106 ELLancuae oe Dios FIGURA 4.2. El flujo de informacin en la biologia molecular’ ADN- ARN ~ proteina, rre de Babel en el lenguaje de la vida. GAG significa acido glutamico en el lenguaje de las bacterias que hay en el suelo, las semillas de mostaza, el cocodrilo y tu tia Gertrudis. Estos avances dan lugar al nacimiento del campo dela biologia molecular. El descubrimiento de muchas otras maravillas quimicas en miniatura, incluyendo las proteinas que actian como tijeras o pegamento, ha permitido a los Gientificos manipular el ADN y el ARN, cosiendo juntos pe- dazos de estas moléculas de instrucciones de diferentes fuentes, Esta-coleccién de trucos del laboratorio biolégico molecular, colectivamente referidos como ADN recombi- nante, ha inspirado todo un nuevo campo de biotecnologia Lavina mista Tiaina # 107 y, junto con otros avances, promete revolucionar el trata- miento de muchas enfermedades. La verdad biolégica y sus consecuencias Para un creyente que previamente ha aceptado el argu- mento del disefio como una irrefutable demostracién del papel de Dios en la creacidn de la vida, las conclusiones ex- presadas en este capitulo pueden ser perturbadoras. Sin duda muchos lectores han razonado por si mismos, o han sido educados en diferentes instancias religiosas, que la gloriosa belleza de una flor o el vuelo de un aguila solo po- drian ocurrir como consecuencia de una inteligencia so- brenatural que apreciara la complejidad, la diversidad y la belleza. Pero ahora que los mecanismos moieculares, las rutas genéticas y la seleccién natural estan siendo propues- tas para explicar todo esto, pociria usted sentirse tentado a gritar: ” Suficiente! ;Sus explicaciones naturalistas estan quitando todo el misterio divino del mundo!” No tema, todavia queda mucho misterio. Muchas per sonas que han considerado toda la evidencia cientifica y es- piritual siguen pensando que la mano creativa y guiadora de Dios atin esté en operacidn. En cuanto a mi, no tengo ni la ‘menor desilusin por estos descubrimientos sobre la natura~ leza de la vida, jmuy al contrario! ;Qué maravillosa y com- pleja resulta la vida! ;Cudn profundamente satisfactoria es la elegancia digital del ADN! ;Qué estéticamente atractivos y artisticamente sublimes son los componentes de las cosas vivas, desde el ribosoma que traduce el ARN en proteina, ala metamorfosis de la oruga en mariposa, al fabuloso plumaje del pavo real para atraer a su parejal La evolucién, como ‘mecanismo, puede ser y debe ser verdad. Pero eso no dice nada sobre la naturaleza de su autor. Quienes creen en Dios, tienen razones para estar mas asombrados, no menos. CAPITULO.CINCO La develacion del libro de instrucciones de Dios La leccién del genoma humano Cuando era miembro numerario de investigacidn en gené- tica en la Universidad de Yale a principios de los ochenta, la determinacion de la secuencia real de varios cientos de le- tras del cédigo del ADN fue una empresa ardua. Los méto- dos eran minuciosos v complicados v requerian muchos pasos de preparacién, el uso de reactivos caros v peligro- sos, como sustancias quimicas radioactivas, y el vaciado manual de geles ultra delgados que generalmente estaban_ Tlenos de burbuias ¥ otras imperfecciones. Estos detalles ca- recen de importancia, pero el caso es que tomaba demasia- do tiempo, mucha prueba y error, el solo clasificar unas cuantas letras del codigo humano de ADN. ‘A pesar de esos retos, mi primer documento publica- do sobre genética humana se basé en la secuencia del ADN. Estaba estudiando la produccién de una sola proteina que se encuentra en los gldbulos rojos del feto humano in utero, que se supone que debe desaparecer graduaimente des- pués del nacimiento, cuando el bebé empieza a respirar con sus propios pulmones. La proteina se llama hemoglobina fetal. La hemoglobina es una proteina que permite que los gldbulos rojos lleven el oxigeno de nuestros pulmones al 109 uo # ELumvouareoe Dios resto del cuerpo. Los humanos y algunos simios usan una versién especial de hemoglobina antes del nacimiento que les permite extraer oxigeno de la madre para nutrir el cre~ cimiento del feto. Durante el primer aio de vida, esta he- moglobina fetal se apaga gradualmente, y en cambio se produce la de forma adulta. Sin embargo, en una familia jamaiquina que estaba estudiando, cantidades sustanciales de hemoglobina fetal continuaban apareciendo en la edad adulta. La causa de esta “persistencia hereditaria de la he- moglobina fetal” era interesante porque si podemos aprender cémo dispararla a propésito en cualquier perso- na, podria reducir grandemente los estragos de la anemia drepanocitica. Incluso un 20 por ciento de hemoglobina fe- tal en los gldbulos rojos de alguien con este tipo de anemia esencialmente eliminaria las dolorosas crisis y el dafio pro- gresivo alos érganos, ‘Nunca olvidaré el dia en que mis esfuerzos en las se- cuencias revelaron una G en vez de una C en una posicién especifica, justo “hacia arriba” de uno de los genes que disparaba la produccién de la hemoglobina fetal. Esta al- teracion de una sola letra resulté ser la responsable de que el programia fetal se quedara activado en los adultos. Estaba emocionado, pero exhausto; habia tomado diecio- cho meses descubrir esta sola alteracidn en el codigo del ADN humano. ‘Tres afios mas tarde, con cierto asombro, me enteré de que unos cuantos cientificos visionarios habian empezado a hablar de la posibilidad de determinar la secuencia del ADN del genoma humano completo, estimado en cerca de 3,000 millones de pares basicos de longitud. Seguramente ésta era una meta que no se cumplirfa en el transcurso de mi vida. Entonces sabiamos en realidad muy poco de lo que el genoma podria contener. Nadie habia visto las bases qui- micas de un gen humano bajo el microscopio (eran dema- LLADEVELACIGN DEL LIBRO DE INSTRUCCIONES DEDIOS #101 siado pequefias). Solamente se habian caracterizado unos cuantos cientos de genes, y las estimaciones sobre cuéntos genes contendria el genoma variaban ampliamente. Inclu- sola definicidn de lo que es un gen era (y es) un poco desa- rreglada; la sencilla definicién de que un gen constituye un tramo de ADN que codifica una proteina en particular se habia visto sacudida por el descubrimiento de que las re- giones codificantes de proteinas en los genes se ven inte- rrumpidas por segmentos de ADN que intervienen, llama- dos intrones. Dependiendo de la forma en que las regiones codificantes se unan subsecuentemente en la copia de ARN, ‘un gen podria codificar a veces varias proteinas diferentes, pero relacionadas. Mas atin, habia largos tramos de ADN entre los genes que parecian no estar haciendo mucho; al- gunos incluso se referian a ellos como "ADN basura”, si bien se requiere una cierta cantidad de alarde para que al- guien le lame “basura” a alguna parte del genoma, dado nuestro nivel de ignorancia. ‘A pesar de todas estas incertidumbres, no habia duda de lo valiosa que seria una secuencia completa del genoma. Escondido en este vasto libro de instrucciones estaria la lis- ta de partes de la biologia humana, asi como las claves para tuna gran cantidad de enfermedades que entendemos poco y alas que tratamos de manera ineficiente. Para mi, como ‘médico, la posibilidad de abrir las paginas del libro de tex- to mas poderoso de la medicina era extremadamente im- perioso. Y asi, todavia inmaduro en las filas de la acade mia, e inseguro de las realidades practicas de un plan tan audaz, me uni al debate de emprender un programa orga- nizado para secuenciar el genoma, apoyando la creacién de Jo que pronto se llegaria a conocer como el Proyecto Genoma Humano. Mi deseo de ver el genoma humano totalmente reve- lado se intensificé considerablemente en los siguientes afios, Cuando presidia un noyedoso laboratorio de investi- 12 ELUNGUAEDEDIOS gaciones, con entusiastas y trabajadores estudiantes uni- versitarios y compaferos de posdoctorado, decidi buscar la base genética de ciertas enfermedades que se habian re- sistido, hasta ese momento, totalmente al descubrimiento. La més importante entre estas era la fibrosis quistica (FQ), el desorden genético de mayor potencial fatal entre los eu- ropeos del norte. Esta enfermedad generalmente se diag- nostica en un infante o nifio pequefic que no logra ganar peso y sufre de repeticias infecciones respiratorias. Toman- doen cuenta los comentarios de madres muy observadoras que decian que estos nifios sabian salado cuando los besa~ ban, los médicos habian identificado una alta concentra- cin de cloruro en el sudor de los bebés como un diagnds- tico distintivo. También sabiamos que los pacientes de #Q tenfan secreciones espesas y pegajosas en pulmones v pancreas, pero no teniamos ni idea de cudl podria ser la funcién del gen que se hubiera descompuesto. Mi primer contacto con la FQ fure cuando era médico interno en entrenamiento a finales de los afios setenta. En los cincuenta, los nifios con esta enfermedad rara vez pasa~ ban de los diez afios. Las mejoras constantes en el manejo de los sintomas, como el reemplazo de enzimas en el pan- creas, tratamiento de las infecciones pulmonares con mejo- res antibisticos y una mejor nutricidn y terapia fisica, ha- bian extendido gradualmente la esperanza de vida de los pacientes de FQ, por lo que para los afios setenta muchos de ellos habfan logrado graduarse en la universidad, casar- se y entrar a las fuerzas laborales. Pero los prospectos de una curacién a largo plazo seguian siendo débiles. Sin una comprensién fundamental del defecto genético, los investi- gadores médicos simplemente no lograban avanzar en la oscuridad. Todo lo que sabiamos era que en alguna parte de los 3,000 millones de letras del cédigo de ADN, al menos una letra se habia equivocado en una ubicacién vulnerable. Encontrar ese error de ortografia parecla un problema a de escala insuperable. Pero lo otro que sabiamos sobre ia FQ es que se heredaba en un patron recesivo. Para entender el significado de esto es importante considerar que todos tenemos dos copias de cada gen, una heredada del padre y Ia otra de la madre. (La excepcién son los genes de los cro- mosomas X y Y que se presentan en una sola copia en el hombre.) En una enfermedad recesiva como la FQ, un nifio resulta afectado sélo si ambas copias del gen tienen probie- mas. Para que eso suceda, ambos padres deben tener una copia equivocada, pero como los individuos con una copia buena y otra mala estan completamente bien, estos portado- res generalmente no estan conscientes de su estatus (apro- ximadamente uno de cada treinta individuos con ancestros del norte de Europa es portador de FQ pero la mayoria de ellos no tiene historia de la enfermedad en ia familia). La base genética de la FQ permitia entonces integrar un interesante ejercicio de investigacidn detectivesca en el ADN: aun sin saber nada sobre el gen responsable, los in- vestigadores podrian rastrear la herencia de cientos de bits aleatorios de ADN de todas partes del genoma en familias con FQ de muchos hermanos, buscarian fragmentos de ADN que pudieran predecir cudles hermanos tendrian FQ y cué- les no. Por necesidad, esos fragmentos tendrian que estar cerca del gen de la £Q, No podriamos leer 3,000 millones de pares de letras, pero podriamos lanzar una luz al azar so- bre algunos millones por aqui ¥ otros millones por alla, y buscar cualquier correlacisn con la enfermedad. Tendria~ mos que hacer esto cientos y cientos de veces, pero dado que el genoma es un conjunto limitado de informacién, si continudbamos trabajando, teniamos confianza en que po- driamos localizar el vecindario correcto. Para asombro v deleite de cientificos v familias por igual, eso se logrd en 1985, v se demosird que el gen de la FQ debe residir en alguna parte de un segmento de ADN dentro de dos millones de pares alrededor del cromosoma - 1g « ELLmGUA DEDIGS 7. Pero la parte dificil apenas acababa de empezar. Em- pleando una analogia que usaba entonces para explicar por qué esto era un problema tan duro, la busqueda era como tratar de localizar un foco fundido en el s6tano de alguna casa en Estados Unidos. Los estudios de familias eran un inicio poderoso, en el sentido de que nos permitirian iden- tificar el Estado y, en ultima instanca, el condado correcto, pero eso era una vision a veinte mil pies de altura, estrate- gia que no nos podia llevar més cerca. Se requeria una buis- queda casa por casa, foco por foco. Nisiquiera teniamos un mapa del territorio. Esa parte del cromosoma 7, como la mayoria del genoma, nunca ha- bia sido explorada hasta 1985. Siguiendo con la metafora, no teniamos mapas de calles ni pueblos, no habia planos de Jos edificios y, ciertamente, no habia inventario de focos. El trabajo era brutal. ‘Mi equipo y yo habiamos inventado un métode llama- do “salto de cromosomas”, que nos permitia movernos en- tre nuestro objetivo de dos millones de pares basicos en sal- tos, en vez de arrastramnos a la manera tradicional. Eso nos ayudé pues pudimos iniciar la biisqueda de casa en casa desde varios lugares a la vez. Pero el reto seguia siendo abrumador, y nuchas personas en la comunidad cientifica pensaban que este enfoque era tan impractico que simple- mente nunca funcionaria para una enfermedad humana. En 1987, enfrentados con recursos limitados y creciente frustracién, mi laboratorio unié sus fuerzas con las de Lap- Chee Tsui, un talentoso doctor ¢ investigador del Hospital del Nifio Enfermo de Toronto. Nuestros laboratorios uni- dos continuaron con renovada energia. La investigacién era como una historia de detectives; sabiamos que el misterio fi nalmente se resolveria en la ultima pagina, pero no sabia~ mos cuanto tiempo tardariamos en llegar alli. Habia miles de pistas y callejones sin salida. Después de emocionarnos por tercera o cuarta vez sobre una posible respuesta, solo la [LADEVELACION DEL LIBKO DEINSTRUCCIONES DEDIOS w 215 veiamos derrumbarse al dia siguiente ante los nuevos da- tos, dejamos de ser optimistas con respecto de todo. Nos costaba trabajo explicarle a nuestros colegas por qué se- guiamos sin encontrar el gen o, alternativamente, por qué no nos habiamos dado por vencidos. En un momento dado, al buscar otra metafora para explicar la dificultad del pro- blema, me fui a una granja en Michigan a tomarme una fotogratia sosteniendo una aguja de coser sentado sobre un gran pajar, Pero una noche Huviosa de mayo de 1989, la respues- ta lleg finalmente. Lap-Chee y yo habiamos colocado una maquina de fax en el dormitorio en Yale donde ambos asis- tiamos a una junta, cuando de ella empezaron a salir los resultados de un dia de trabajo en el laboratorio, mostra- ban inequivocamente que la eliminacién de solo tres letras en el cddigo de ADN (CTT, para ser exactos), en ia parte de codificacién de proteinas de un gen previamente descono- cido, era la causa de la fibrosis quistica en la mayoria de los, pacientes. Muy poco después, nosotros y algunos mas pu- dimos demostrar que esta mutacin y otros errores de or- tografia menos comunes en este mismo gen, ahora llamado CFTR, era responsable virtualmente de todos los casos de la enfermedad Alli estaba la prueba de que podiamos realmente en- contrar aquel foco fundido, que podiamos identificar un gen de una enfermedad acortando progresivamente su lo- calizacion cromosémica. Fue un momento de grandiosa celebracién. El camino habia sido largo y duro, pero ahora eran altas las esperanzas de que la investigacin para en- contrar una cura pudiera empezar cabalmente. En una reunién posterior con miles de investigadores, familiares y médicos relacionados con la FQ, escribi una cancion para conmemorar e] descubrimiento del gen. La ‘miisica siempre me ha ayudado a expresar y experimentar cosas de una manera en que las palabras solas no me lo 6 « ELiescuaseoeD permiten. Si bien mis habilidades con la guitarra son muy modestas, encuentro gran alegria en esos momentos en que las personas levantan sus voces juntas. Esa experiencia est formada més por el espiritu que por la ciencia. Encon- tré imposible detener mis ldgrimas cuando esas legiones de ‘buenas personas se levantaron de sus asientos vse unieron al coro: Atrévete a sofiar, atrévete a sofiar. Todos nuestros hermanos y hermanas ‘en un libre respirar. ‘Sin miedo, nuestros corazones cantarén con gloria, Hasta que la FQ sea historia. Los siguientes pasos resultaron ser més dificiles de lo esperado y, por desgracia, la FQ todavia no es historia. Pero encontrar el gen fue realmente satisfactorio, e inicié la in- vestigacion de la FQ en un curso hacia lo que esperamos sea la victoria final. Al agregar todo el esfuerzo realizado por més de dos docenas de equipos en todo el mundo para en- contrar el gen de la FQ, supimos que habia tomado més de diez afios y més de 50 millones de délares identificar un solo gen para una sola enfermedad. Y se suponia que la FQ seria una de las més féciles, va que era una enfermedad re- lativamente comtin que seguia las leyes de la herencia de Mendel de manera precisa. ;Cémo podiamos siquiera ima- ginar extender este trabajo a los cientos de extrafias enfer- medades genéticas que requerian urgentemente ser desci- fradas? Aun mas desafiante, ;cémo podfamos imaginar aplicar esta misma estrategia a enfermedades come la dia betes, la esquizofrenia, las enfermedades cardiacas 0 los canceres comunes, de las cuales sabemos que los factores hereditarios son criticos, pero en las que la mejor evidencia indica que estén involucrados muchos genes diferentes, y ninguno por si solo contribuye con un efecto demasiado fuerte? En esas instancias, habria doce o mas focos por de: cubrir, y ni siquiera se esperaba que estuvieran fundidos, sino sdlo un poco més débiles de lo que deberian. Para que hubiera alguna esperanza de éxito en estas creunstancias més dificiles, sencillamente necesitabamos informacion precisa y detallada de todos los rincones del genoma hu- mano. Necesitébamos un mapa casa por casa de todo el pai Los argumentos sobre Ia cordura del proyecto se de- batieron furiosamente durante finales de los ochenta+ Mientras la mayoria de los cientificos tenian que aceptar que la informacién a la larga seria util, la simple magnitud del provecto lo hacfa parecer casi inaicanzable. Mas atin, va era claro que sélo una pequefia fraccién del genoma estaba dedicado a la codificacién de proteinas. x la sabiduria de secuenciar el resto (el “ ADN basura” )era debatible. Un respe- tado cientifico escribié: "Secuenciar el genoma seria casi tan itil como escribir las obras completas de Shakespeare en cuneiforme, pero ni tan factibie ni tan facil de interpretar” Otro escribid: “No tiene sentido que... los genetistas anden paseando por un mar de estupidez para salir con los zapatos secos en unas cuantas islitas de informacién”. Mu- cha de la preocupacion, sin embargo, se debia en realidad al costo potencial de semejante proeza. y a la posibilidad de que absorbiera fondos del resto de los proyectos de investi- gacin biomédica. El mejor antidoto para ese problema era andar el pastel y encontrar nuevos fondos para el pro- yecto. Eso fure orquestado de manera impecable en Estados Unidos por el nuevo director del Proyecto Genoma, im Watson mismo, ei codescubridor dela dobie hélice de ADN. Watson, que en ese momento era la estrella sin rival de la biologia, convencié al Congreso de tomar un riesgo en esta nueva empresa. Jim Watson supervisé con habilidad los primeros dos afios de! Provecto Genoma Humano de Estados Unidos, ae “ge ie P+. 18 » EL LeNGvajEDe Dios establecd centros para el genoma y reclutd a algunos de los mejores y més brillantes cientificos de la generacién actual para trabajar en el proyecto. No obstante, atin habia mucho escepticismo sobre si el proyecto podria rendir fratos den- tro de los quince afios de su programa, dado que la mayo- ria de las tecnologias necesarias para lograr sus metas ni siquiera se habian inventado entonces. En 1992 ocurrio una crisis cuando Watson repentinamente abandon6 el proyecto tras una discusidn en piiblico con el director de los Institutos Nacionales de Salud sobre ia sabiduria de patentar segmentos de ADN (a lo que Watson se oponia fuertemente). ‘Aso siguié una intensa biisqueda a nivel nacional para encontrar un nuevo director. Nadie result6 mas sor- prendido que yo al ver que el proceso de seleccién conver- gia en mi. Muy contento en ese momento como director de un centro de genoma en la Universidad de Michigan, y sin haberme imaginado como empleado federal, inicialmente no indiqué tener ningun interés. Pero la decision me empez6 a llamar la atencién. Existia un solo Proyecto del Genoma Humano. Esto se iba a hacer una sola vez en la historia. Si tenia éxito, Jas consecuencias para la medicina no tendrian precedente. Como creyente en Dios, jera este uno de esos momentos en que de alguna manera estaba siendo llamado a asumir un papel importante en un proyecto que tendria profundas consecuencias para entendernos a nosotros mis- mos? Esta era una oportunidad para leer el lenguaje de Dios, para determinar los detalles intimos sobre la forma en que los seres humanos habian llegado a existir. Podria darle la espalda? Siempre habia sido suspicaz con aque- llos que pretendian percibir la voluntad de Dios en mo- mentos como éste, pero la sobrecogedora importancia de esta aventura, y las consecuencias potenciales en la rela~ cin de la humanidad con su Creador, dificilmente podian ser ignoradas. son Un dia, mientras visitaba a mi hija en Carolina del Norte en noviembre de 1992, pasé una larga tarde orando en una capillita, buscando una guia sobre esta decision. No “escuché” a Dios hablar, de hecho, nunca he tenido esaex- periencia. Pero durante esas horas, que terminaron en un servicio con canto llano que no me habia esperado, descen- dié una paz sobre mi, Pocos dias después, aceptéla oferta. ‘Los siguientes diez afios fueron una serie de expe- riencias desbocadas. Las metas originales del Proyecto Genoma Humano eran increfblemente ambiciosas, pero es- tablecimos objetivos agresivos y nos hicimos responsable de alcanzarlos. Hubo momentos de gran frustracion, cuan- do los métodos que inicialmente parecian muy prometedo- res, resuiltaban fallar espectacularmente a gran escala. A veces habia fricciones entre los miembros de nuestro equi- po de cientificos, y era mi trabajo servir como mediador. ‘Algunos centros no lograron mantener el ritmo y tenian que salir del proyecto, con la consternacion de sus lideres. Pero también hubo momentos de triunfo, cuando metas ambiciosas se alcanzaban y empezaban a acumularse nue- vas revelaciones médicas. En 1996 estdbamos listos para pilotar la secuencia real del genoma humano a gran escala, ‘usariamos un proceso que era técnicamente mas avanzado y econdmico que el usado en 1985, cuando buscabamos el gen FQ. En un momento definitivo, aquellos de nosotros que liderabamos el proyecto puiblico intemacional, hicimos del acceso inmediato a los datos un requisito para la parti cipacién, y acordamos que no se solicitaria ninguna paten- te sobre ia secuencia del ADN. No podiamos justificar que pasara un solo dia sin que los investigadores del mundo, en busca de entender importantes problemas médicos no tuvieran libre y abierto acceso a los datos que se estaban produciendo. Los siguientes tres afios probaron ser fruciiferos y en 1999 estébamos listos para acelerar, cuando aparecié un LaNcuape De Dros nuevo reto en el horizonte, Previamente, obtener la secuen- cia completa del genoma humano se habia considerado sin atractivo para la empresa comercial, pero conforme el va~ lor de la informacién se hizo més y mas evidente v los cos- tos de secuenciar bajaron, una empresa privada presenté un desafio al proyecto piblico del genoma humano. Craig Venter, lider de la empresa que pronto seria Hamada Cele- ra, anuncié que él levaria a cabo un sectienciacidn a gran escala del genoma humano, pero que reclamaria las paten- tes de muchos de los genes y mantendria los datos en una base de datos por suscripcién a la que se requeriria pagar generosamente para tener acceso. La idea de que la secuencia del genoma humano pu- diera convertirse en propiedad privada era profundamen- te petturbadora. Atin més preocupante, se empez6 a cues- tionar al Congreso si tenia sentido que se siguiera usando el dinero de los contribuyentes en un proyecto que podria ser realizado de mejor manera por el sector privado, a pe- sar de que no habia datos reales disponibles del equipo de Celera, y era poco probable que la estrategia cientifica que Venter pretendia seguir pudiera producir una secuencia realmente terminada y muy precisa. Ademés, un constante flujo de reclamos sobre mayor eficiencia salié de la bien aceitada maquina de relaciones pitblicas de Celera, que también buiscaba etiquetar al proyecto como lento y buro- cxatico. Dado que el Proyecto Genoma Humano se estaba levando a cabo en algunas de las universidades mas im- portantes del mundo y por algunos de los cientificos més creativos y dedicados del planeta, eso fue un poco duro de aceptar. Pero a la prensa le encanta la controversia. Se escri- bieron muchos articulos sobre “la carrera" para secuenciar el genoma, y sobre el yate de Venter contra mi motocicleta. {Qué tonteria! Lo que la mayoria de los observadores no parecian notar era que, en el fondo, éste no era un debate sobre quién harfa el trabajo mas répido o barato (tanto Celera como el proyecto piiblico, para entonces estaban bien situados para cumplir a este respecto). Era en cambio tuna batalla de ideas: pse convertirfa la secuencia del genoma humane, nuestra herencia comtin, en un producto comer cial oen un bien public? Nuestro equipo no podia ahorrarse ni un solo esfuer- zo. Nuestros veinte centros piblicos para el genomaen seis paises trabajaban las 24 horas del dfa. En el e dieciocho meses, tras generar mil pare: do, siete dias a la semana, veinticuatro horas al dia, estaba listo un bosquejo que cubria el 90 por ciento de la secuencia del genoma humane. Todos los datos seguian siendo libe- rados cada veinticuatro horas. Por su parte. Celera tambign generaba grandes cantidades de informacién. pero perma- necian fuera de la vista, en su base de datos privada. Al reco- nocer que también podian aprovechar los datos puiblicos, Celera empezé a trabajar a la mitad de la capacidad que habian planeado. Finalmente, results que mas de la mitad de lo que ensambid Celera consistia de datos publicos, La atenci6n a “la carrera” se estaba volviendo impro- pia y amenazaba con disminuir la importancia de la meta A finales de abril del 2000, cuando tanto Celera como el proyecto puiblico estaban listos para anunciar que se ha- bia logrado terminar un esquema inicial, me acerquéa un amigo (Ari Patrinos, del Departamento de Energia del Programa Genoma) y ie pedi que nos reunigramos en se- creto. Comiendo pizza y cerveza en el sdtano de Ari, Ven- ter y yo formulamos un plan para hacer el anuncio simul- tdneamente Asi que como fo describi en las primeras paginas de este libro, me encontré de pie junto al presidente de Esta- dos Unidos en la Sala Este de le Casa Blanca el 26 de junio de 2000, anunciande que se habia determinado el primer esquema del libro de instrucciones de! cuerpo humano. El lenguaje de Dios habia sido revelado, 122 # ELLINGUAIEDEDES Durante los siguientes tres afios, tuve el privilegio de continuar liderando el proyecto publico para refinar el es- quema de la secuencia, cerrar varias brechas, llevar la pre- cision de Ja informacion a niveles muy altos, y seguir de- positando todos los datos en bases de datos publicas diariamente. En abril de 2003, el mes que marcé el quinto aniversario de la publicacién del trabajo de Watson y Crick sobre la doble hélice, anunciamos la terminacion de todas las metas del Proyecto Genoma Humano. Como adminis- trador del proyecto, me sentia profundamente orgulloso de los mas de dos mil cientificos que lograron esta notable hazafia; seguramente en mil afios seria vista como uno de los grandes logros de la humanidad. En una celebracion que siguid al éxito del Proyecto Genoma Humano, patrocinada por Genetic Alliance, una conmovedora organizaciGn que existe para motivar y fa- cultar a familias que enfrentan enfermedades genéticas extratias, reescribi para la ocasién una popular cancion llamada “Toda la gente buena”. La gente se puso a acom- pafar el coro: Esta es una cancidn para la gente buena La gente buena que forma parte de ésta familia Esta es una cancién para la gente buena Estamos unidos por este lazo comtin Escribi otro verso sobre lo que muchas de esas fami- lias enfrentaban al luchar con esas extrafias enfermedades suyas y de sus hijos: Esta es una cancién para Jos que sufren Su fuerza y espiritu nos han conmovido Su dedicacion es nuestra inspitacion Su valor nos hace erguimos ‘La DEvELACIN DEL LIBRO DES JONES DEDIOS 125 Y finalmente agregué un verso sobre el genoma: Es un libro de instrucciones, un registro de la historia Un texto de medicina, todo esto ala vez Dela gente, por la gente Para la gente, es tuyo yes mio Para mi, como creyente, la revelacién de la secuencia del genoma humano tenia una importancia adicional. Este libro estaba escrito en el lenguaje del ADN por medio del cual Dios dict6 vida al ser. Tenia un abrumador sentido de sobrecogimiento al explorar el mas importante de todos los textos bioldgicos. Ciertamente esté escrito en un lenguaje que apenas entendemos, y se requeriran décadas, sino si- glos, entender sus instrucciones, pero hemos cruzado un puente de una sola via hacia territorio profundamente nuevo. Sorpresas de la primera lectura del genoma Se han escrito libros enteros sobre el Proyecto Genoma Hu- mano (de hecho, posiblemente demasiados).? Quiza yo es- criba algiin dia el mio, espero que con suficiente distancia hacia el pasado como para evitar algunos de los entrecor- tados pronunciamientos que hacen muchas de las ilustra- ciones actualmente populares. Sin embargo, el proposito de este libro no es regodearme més en esa notable expe- riencia, sino mas bien reflexionar sobre los modos en queel entendimiento modermo de la ciencia se puede armonizar para creer en Dios. ‘Ase respecto, ¢s interesante ver con cuidado al geno- ma de la humanidad, y compararlo con los genomas de mnichos otros organismos que ya han sido secuenciados. Cuando observamos el gran tamafio del genoma humano, 124 # ELLENGUAIE DE DIOS _3,100'millones de letras de codigo de ADN arreglados a | Targo de veinticuatro cromosomas, se presentan inmediata- mente varias sorpresas. Una de las sorpresas es lo poquito que realmente se usa del genoma para codificar proteinas. A pesar de que nuestros métodos experimentales y computacionales con- timian sin obtener un estimadio preciso, sdlo existen aproxi- madamente entre 20,000 y 25,000 genes codificadores de proteina en el genoma humano. La cantidad total de ADN que usan esos genes para codificar proteinas apenas llega a » un mero 1.5 por ciento del total. Tras una década de esperar encontraf al menos 100,000 genes, a muchos de nosotros nos sorprendié que Dios escribiera historias tan cortas sobre la humanidad. Esto fue especialmente impactante ante el he- cho de que las cuentas de genes de otros organismos mas sencillos, como gusanos, moscas y plantas simples, parecan > estar en el mismo rango, es decir, alrededor de 20 Algunos observadores han tomado esto como un ver dadero insulto a la complejidad humana. Nos hemos esta- do engafiando sobre nuestro lugar especial en el reino ani- mal? Bueno, no necesariamente. Es claro que la cuenta de genes no debe ser toda la historia. Bajo cualquier estima- cidn, la complejidad de los seres humanos excede conside- rablemente la de la lombriz intestinal y sus 959 células, a pesar de que la cuenta de genes sea similar en ambos. ;Y ciertamente ningin otro organismo ha secuenciado su pro- pio genoma! Nuestra complejidad no debe surgir del nime- rode paquetes de instrucciones separadas, sino del modo en que las utilizamos. ;Serd que nuestras partes componentes han aprendido a ser multitareas? Otro modo de pensarlo es considerar la metafora del Ienguaje. Un hablante de inglés con educacién promedio tie ne un vocabulario de 20,000 palabras. Estas se pueden usar para escribir documentos relativamente sencillos {como el manual del propietario de un auto) u obras mucho més complejas de literatura, como el Lilises de James Joyce. De Ja misma manera, gusanos, insectos, peces y aves, aparen- temente necesitan un vocabulario de 20,000 genes de ex- tension para funcionar, aunque usen estos recursos de ma- neras menos elaboradas que nosotros (Otra caracteristica notable del genoma humano pro- viene de la comparacién de diferentes miembros de nues- tra misma especie. A nivel del ADN, todos somos 99.9 por ciento idénticos. Esa similitud aplica sin importar cudles dos individuos de todo el mundo elijamos comparar. Por lo tanto, mediante el andlisis de ADN, los humanos somos realmente parte de una familia. Esta notablemente baja di- versidad genética nos distingue de la mayoria de las otras especies del planeta, en que la cantidad de diversidad de ADN es diez o incluso cincuenta veces més grande que la nuestra. Un visitante alienigena que fuera enviado para examinar las formas de vida en la Tierra podria tener mu- chas cosas interesantes que decir sobre ia humanidad, pero clertamente comentaria sobre el sorprendentemente bajo nivel de diversidad genética dentro de nuestra especie. Los genetistas poblacionales, cuya disciplina implica eluso de herramientas matemdticas para reconstruir la his- toria de las poblaciones de animales, plantas o bacterias, ven estos hechos sobre el genoma humano y concluyen que apuntan a que todos los miembros de nuestras especies descendieron de un conjunto comuin de fundadores, aproxi- madamente 10,000 de ellos, que vivieron entre 100,000 y 150,000 afios antes. Esta informacién encaia bien con el re- gistro fosil, que a su vez ubica a estos ancestros fundadores en Africa occidental. (Otra consecuencia profundamente interesante del es- tudio de multiples genomas ha sido la capacidad de hacer comparaciones detalladas de la secuencia de nuestro ADN con ia de otros organismos. Con la ayuda de una computa~ dora, se puede tomar un tramo de ADN humane y evaluar si 126 « ELLENGUAE OE DICS existe alguna Secuencia similar en alguna otra especie, Si uno elige la region de codificacion de un gen humano (es decir, la parte que contiene las instrucciones para tina protei- na), y busca eso, casi siempre habré una concordancia alta- mente significativa con los genomas de otros mamiferos. Muchos genes también mostraran concordancias discerni- bles pero imperfectas con los peces. Incluso se encontrarian concordancias a genomas de organismos mds sencillos, como las moscas de la fruta y las lombrices intestinales, En algunos ejemplos particularmente notables, las similitudes se extenderan hasta los genes de la levadura y algunas otras bacterias. Si, por otro lado, uno elige parte del ADN humano que se encuentra entre genes, la probabilidad de encontrar una secuencia similar en los genomas de otros organismos le- janamente relacionados, disminuye. No desaparece por completo; con una cuidadosa busqueda por computadora, aproximadamente la mitad de tales fragmentos se puede alinear a los genomas de otros mamiferos, y casi todos se alinean bastante bien con el ADN de otros primates no hu- manos. La tabla 5.1 muestra el porcentaje de éxito de esta clase de concordancia, dividida en categorias. "genes gue cotifica proteina Segmente de ADN aleatorio entre genes Chimpancé 100% 98% Perro 99% 52% Ratén 99% 40% Pollo 75% 4% ‘Mosca de la fruta 60% = 0% Lombriz intestinal 35% = 0% ‘TABLA 5.1, Posibllidad de encontrar una secuencia de ADN similar en cel genoma de otros organismos, al empezar con fe secuencia del ADN humano. [LA DEVELACION DEL LIBRO DE MSTRUCCIONES DEDIOS w 127 {Qué significa esto? En dos niveles diferentes, propor- ciona un potente soporte a Ja teoria de la evolucién de Dar- win, es decir, e] que descendamos de un ancestro comin y de la seleccién natural operando en variaciones aleatorias. Anivel del genoma como un todo, una computadora pue- de construir un arbol de la vida basado tan solo en las simi- litudes de las secuencias de ADN de varios organismos. EL resultado se muestra en la figura 5.1. Es necesario recordar gue este andlisis no utiliza ninguna informacion del regis- {10 fésil ni de las abservaciones anatémicas de las formas de vida actuales. Sin embargo, su similitud con conclusio- nes derivadas de estudios de anatomia comparativa, tanto en organismos existentes como en restos fésiles, es notable Segundo, dentro del genoma, la teoria de Darwin predice {que las mutaciones que no afectan funcionalmente (es decir, Jas localizadas en el “ADN basura") se acumularan constan- temente en el tiempo. Sin embargo, se espera observar muta- ciones en la region de codificacién de los genes con menos frecuencia, ya que la mayoria de estas sera nociva y sélo al- guna extrafia instancia ofreceria una ventaja selectiva que se retuviera en el proceso evolutivo, Eso es exactamente lo que se observa, Este tiltimo fenémeno incluso aplica en los deta- Iles finos de las regiones de codificacién de los genes. Recor- daremos de! capitulo anterior que el cédigo genético es co- rrupto, por ejemplo, tanto GAA como GAC codifican acido _glutémico. Eso significa que es posible que algunas mutacio- nes en la regién de codificacién sean “silenciosas”, en donde elaminodcido no se altera con el cambio, por lo que no pasa nada. Cuando comparamos secuencias de ADN de especies relacionadas, las diferencias silenciosas son mucho més co- ‘munes en las regiones de codificacién que en las que alteran un aminoécido. Eso es exactamente lo que predeciria la teo- "ria de Darwin. Si, como algunos podrian argumentar, estos " genomas fueron creados por actos individuales especiales, geomo podria aparecer esta caracteristica en particular? BS & FL Levcuaieee Dios TORO DORADO MUSARAAELEFANTE MICROMURCIELAGO pot MACROWURCIELAGO PANU (GALLNADE GUINEA. Pw MUSARARADE ARBOL, FL eR voLADOR LEMUR RATON pt aso TARSIO —mecaco HUMAN IGURA 5.1 Esta es una vista actual del 4rbol de la vida, donde se infie- ren las relaciones entre diferentes mamiferos exclusivamente con base ensus secuencias de ADN. La iongitud de las ramas representa el gra- do de diferencia entre las especies, es decir, las secuencias de aDN del ratén y la rata estén relacionadas ardilla, ylas secuencias de ADN del. relacionadas que las del h is de cerca que las del raten y la mano y el chimpaneé estan ms {ODE NETRUCIONES DE DIS © 13 Una interesante comparacidn histdrica: una pégi de notas de Darvin de 1837. Er bras I think (piensoy, siguen sus ideas sobre =! a de! libro las pala vida que conecta las Darwin y el aDN Charles Darwin se sentia muy inseguro ds evolucién. Quiz eso explique los casi 25 afic entre el desarrollo de su idea y la publicacicn de £1 origen las especies. Seguramente, Darwin habra deseado muchas veces poder retroceder millones de afios en el tiempo v ob- servar en realidad todos los hechos que su teoria suponia. Por supuesto que no podia hacerlo, ni tampoco lo podem: hacer ahora. Pero a falta de una maquina del tiempo, di ciimente hubiera podido Darwin desear alguna demostra- cidn digital mds determinante que !o que encontrames al estudiar el ADN de varios organismos oria de la 10 = ELceauaeDs Dos ‘A mediados del siglo xix, Darwin no tenia forma de saber lo que podian ser los mecanismos de la evolucién por la seleccién natural. Ahora podemos ver que la variacion que él postulé se explica por las mutaciones que gcurren naturalmente en el ADN. Se estima que éstas ocurren a ra- én de un error en cada 100 millones de pares Bésicos por ‘generacién. (Eso significa, por cierto, que ya que tenemos dos genomas con 3,000 millones de pares basicos cada uno, ‘uno de la madre y otro del padre, todos tenemos aproxi- madamente 64 nuevas mutaciones que no estuvieron pre- sentes en ninguno de los dos progenitores.) La mayoria de las mutaciones ocurren en partes del ‘genioma que no son esenciales, y por lo fanto, tienen poca o ninguna consecuencia. Las que caen en las partes mas vul- nerables del genoma generalmente son dafiinas, y por lo tanto son rapidamente desechadas de la poblacin porque disminuyen la adecuacién reproductiva. Pero en raras oca~ siones ocurrira una mutacin por azar que ofrezca un pe- quefio grado de ventaja selectiva. La nueva “ortografia” del ADN tendra una probabilidad ligeramente mejor de pa- sar ala descendencia. En el curso de un lapso muy prolon- gado se pueden extender hechos favorables tan insdlitos en todos los miembros de una especie que resulten finalmen- te en cambios importantes en la funcién biolégica. En algunos casos, incluso los cientificos estan sorpren- diendo la evolucién en proceso, ahora que tienen las herra- mientas para dar seguimiento a estos acontecimientos. Al- gunos criticos del darwinismo gustan de-argiiir que no existe evidencia de “macroevolucion" (es decir, cambios importantes en las especies) en el registro f0sil, solo de “microevolucién” (cambios incrementales dentro de una especie). Dicen que hemos visto cambios en el tiempo en 10s picos de los pinzones, conforme cambian las fuentes de alimento, pero no hemos visto que surjan nuevas especies, La distincién parece cada vez: mas artificial. Por ejem- [La DEVELACION DEL LBRO DE INSIRUCCIONES DE DIOS # 137 plo, un grupo de la Universidad de Stanford realiza un in- tenso esfuerzo por entender la amplia diversidad de ia ar- madura corporal de los peces Gusterosteus aculeatus.” Los pinchudos que viven en agua salada tipicamente tienen una fila continua de tres docenas de placas de armadura que van desde la cabeza a la cola, pero las poblaciones de agua dulce de diferentes partes del mundo, en donde exis- ten menos depredadores, han perdido la mayor parte de su armadura. Los pinchudos de agua dulce aparentemente llegaron a sus ubicaciones actuales entre diez y veinte mil afios atras, después de que se derritieron los glaciares a finales de la ultima era glacial. Una cuidadosa comparacién de genomas de los peces de agua dulce ha identificado un gen especifico, el EDA, cuyas variantes han aparecido repetida e independientemente en la situacidn de agua dulce, resul- tando en la pérdida de placas. Curiosamente, los humanos también tienen un gen EDA, y las mutaciones espontaneas endl resultan en defectos en él pelo, los dientes, las glandu- las sudorfparas y los huesos. No es dificil ver e6mo la dife- -_rencia entre los pinchudos de agua dulce y salada se podria extender para generar toda clase de peces. Por lo tanto, la distincion entre la micro y la macroevolucién parece més bien arbitraria; los cambios grandes que producen una nueva especie son resultado de una serie de pasos mas pe~ quefios. ‘También podemos ver la evolucién an funciones de la vida diaria, en las rdpidas variaciones de ciertos virus, bac- terias y pardsitos mérbidos que pueden causar serias epi- demias, Cuando contraje malaria en Africa occidental en 1989, fue a pesar de haber seguido la profilaxis recomenda- ‘da (tomar cloroquinina). Las variaciones naturales que SEG ado “sent sen apa “pn” yom Mei pinchudo”. [N. del T] 152 w EL LENGUAIEDEDIOS ocurren en el genoma del pardsito de la malaria, sujetos a seleccién tras muchos afios del fuerte uso de cloroquinina en esa parte del mundo, finalmente han resultado en un patdgeno que fue resistente a esa droga, y por lo tanto se ha extendido rapidamente. De manera similar, los rapidos cambios en la evolucién del virus VIE que causa el SIDA han presentado un gran reto para el desarrollo de una vacuna, y son la causa principal de las eventuales recaidas de aquellos tratados con medicamentos contra el SIDA. Atin masa la vis- ta del puiblico, el miedo a una pandemia de influenza por la cepa HSN1 dela gripa aviar se basa en la alta probabilidad de que la cepa actual, devastadora como ya lo es para las aves y los pocos seres humanos que han entrado en contacto con ella, pudiera evolucionar en una forma que se contagiara fi cilmente de persona en persona. Ciertamente se podria decir que no sdlo la biologéa, sino también la medicina serian im- posibles de entender sin la teoria de la evolucién. {Qué dice esto de ia evolucin humana? Aplicar a ciencia de la evolucién a los pinchudos és una cosa, zpero qué hay de nosotros? Desde tiempos de Dar- ‘win, la gente con diversas concepciones del mundo ha esta- do particularmente motivada para entender de qué mane- ralas revelaciones sobre la biologia y la evolucion aplican a esa clase especial de animales: los seres humanos. Elestudio de los genomas conduce inexorablemente a a conclusin de que los humanos compartimos un ances- tro comin con otras formas de vida. Parte de la evidencia ‘seilustra en la tabla 5.1, donde se muestra la similitud entre nuestro genoma y los de otros organismos. Por supuesto que esta evidencia no es prueba de un ancestro comtin; desde una perspectiva creacionista, estas similitudes po- drian demostrar sencillamente que Dios us6 principios exitosos de disefio una y otra vez. Sin embargo, como vere- mos y se insinué en la explicacién anterior de las mutacio- nes “silenciosas” en las regiones de codificacién de protef- nas, el estudio detallado de los genomas ha hecho esta interpretacion insostenible, no s6lo con respecto de otros seres vivos, sino también de nosotros mismos. Como primer ejemplo, veamos una comparacién de los genomas del humano y del ratdn, ambos determinados con gran precisién: El tamafio en general de ambos geno- mas ¢s aproximadamente el mismo, y el inventario de sus genes codificadores de proteina son notablemente simila- res. Pero los signos inconfundibles de un ancestro comtin pronto aparecen cuando vemos los detalles. Por ejemplo, el orden de los genes alo largo de los cromosomas del huma- no y el ratén se mantienen generaimente en largos tramos de ADN. Por lo que si encuentro los genes humanos 4, By C enese orden, es muy probable que encuentre las contrapar- tes A, By C del ratén colocadas en el mismo orden. sibienel espacio entre los genes habra variado un poco (figura 5.2). En algunos casos, esta correlacin se extiende a lo largo de distancias sustantivas; por ejemplo, virtualmente todos los genes del cromosoma humano 17 se encuentran en él cro- mosoma 11 del ratén. Si bien alguien podria argumentar que el orden de los genes es critico para que su funcién ocu- rade manera adecuada, y por lo tanto un diseiador podria mantener ese orden en muchos actos de creacién especial, no existe evidencia, desde nuestra comprensiGn actual dela biologia molecular, de que dicha restriccién tenga que fun- cionar en distancias cromosdmicas tan largas. Una evidencia atin mas convincente de un ancestro comiin proviene del estudio de los que conocemos como los elementos repetitivos antiguos (FRAs).” Estos surgen de “ genes saltarines” , que son capaces de copiarse e insertarse 154 « ELLENGUMIEDE DIGS ‘CROMOSOMA HUMANO CROMOSOMA DE RATON FIGURA 5.2 Bl orden de los genes a lo largo de los cromosomas, con frecuencia es el mismo en los humanos y los ratones, si bien el espacio preciso entre genes puede variar en parte. Por lo tanto, si encontramos el orden de tres genes como a, B y C en un cromosoma humano, es muy probable que encontremos las contrapartes de los genes A, B YC del ratén en el mismo orden en su cromosoma, Mas atin, ahora que la secuencia del genoma de ambos esta disponible, es posible identificar ten los espacios entre genes Jos remanentes de varios “genes salta~ Fines”. Estos son elementos trasportables que se pueden insertar al azar en un gentoma, e incluso continuan haciéndolo actualmente a un bajo nivel. Por el andlisis de la secuencia de ADN, notamos que algunos de estos elementos han adquirido muchas mutaciones comparados con el gen saltarin original, por lo que aparentan ser muy viejos;a esos se les llama elementos repetitivos antiguos (ERAs), En interesante no- tar que estos elementos antiguos a menudo se encuentran en ubicacio- nes similares en los genomas del humano y el ratén (como en este bjemplo, en que un ERA se presenta entre el gervA y el B tanto en el hu- ‘mano como en el rain). Son particularmente interesantes los ejem- plos en que el ERa se truncé en un par bisico preciso en el momento de la insercién, perdiendo parte de su secuencia de ADN y toda posibi- lidad de funcién futura (como en el ejemplo entre el gen B y el C). En. contrar un ERA truncado precisamente en el mismo lugar tanto en el genoma del humano como del ratén, es convincente evidencia de que el evento de insercién debe haber ocurrido en un ancestro comin del hhumano y el rat6n. LLADEVELACION DEL Lingo DE NSTRUCCIONES DE DIOS # 135 en varias otras ubicaciones en el genoma, generalmente sin consecuencias funcionales. Los genomas de los mamiferos tienen muchos remanentes de tales ERAS, incluso el 45 por ciento del genoma humano esta constituido de esos dese- chos genéticos, Cuando se alinean secciones de los geno- mas del human y el ratén, anclados por el aspecto de las contrapartes de los genes que ocurren en el mismo orden, generalmente uno puede identificar también los ERAs en las mismas ubicaciones aproximadamente en ambos genomas (figura 5.2). ‘Algunos de estos se pueden haber perdido en una es- pecie u otra, pero muchos de ellos permanecen en una po- sicién que es muy consistente con que hayan Ilegado del genoma de un ancestro mamifero comin, y que haya sido acarreado desde entonces. Por supuesto, algunos pueden decir que estos elementos funcionales fueron colocados por el Creador por una buena razén, y el que nosotros los des- cartemos simplemente como “ADN basura’ s6lo revela el ni- vel actual de nuestra ignorancia. Y ciertamente, alguna pe- quem fraccién de ellos podria jugar un, papel regulatorio importante, Pero ciertos ejemplos restringen severamente la credulidad de esa explicacién. Existen FRAS a lo largo de todo el genoma del humano y del rat6n que quedaron trun- cados en donde aterrizaron, io que elimina la posibilidad de que funcionen, En muchos casos, uno puede identifiear un ERA decapitado y totalmente difunto en posiciones paralelas enel genoma del humano y el del raton (figura 5.2). ‘A menos de que uno quiera adoptar la postura de que Dios ha colocado ERAS decapitados en esas posiciones pre~ cisas para confundirnos y engaftamos, la conclusion de que existid un ancestro comin del humano y el raion es virtual- mente ineludible. Esta clase de datos recientes de los ge- nomas presentan un desafio abrumador para aquellos que sostienen la idea de que todas las especies se crearon ex nnihilo, 136 » ELLNGUAE DE DIOS ‘CROMOSOMAS HUMANOS LVVMMubevudeeanaseeveats Lan bidiuease CROMOSOMAS DE CHIMPANCES Hiterdigesls FIGURA 5.3. Cromosomas de los humanos ¥ de los chimpancés, 0 "ca- rotipos”. Nétese la marcada simititud en tamafio y cantidad, con una notable excepcién: el cromosoma 2 humane parece estar hecho de la fusion punta a punta de dos cromosomas de chimpancé de tamafio. mediano (aqui marcados 28 y 28). La colocacién de los humanos en el arbol evolutive de la vida se ve sdio mas fortalecida por una comparacién con _nuestro pariente mas cercano: e! chimpancé. La secuencia del genoma del chimpancé ya ha sido descubierta y revela que los humanos y los chimpancés son 96 por ciento idén- ticos a nivel de ADN. Otro ejemplo més es la cercana relacién que surge de examinar la anatomia de los cromosomas del humano y del chimpancé. Los cromosomas son la manifestacién visi ble del genoma de ADN, visible en el microscopio de luz, en el momento en que una célula se divide. Cada cromosoma contiene cientos de genes. La figura 5.3 muestra una com- paracién entre los cromosomas de! humano y el chimpan- cé. El ser humano tiene 23 pares de cromosomas, pero el chimpancé tiene 24. La diferencia en Ia cantidad de cro- mosomas parece ser consecuencia de que dos cromosomas ancestrales se fundieron entre s{ para generar el cromo- soma humano ntimero 2. La idea de que el humano sea una fusion se confirma al estudiar al gorila y al orangutén, am- bos tienen 24 pares de cromosomas cada uno, y se parecen mucho al chimpancé. Recientemente, con la determinacién de la secuencia completa de! genoma humano, se ha hecho posible ver ia ubicacién precisa en que se propone que la fusion cromo- somica debe haber sucedido. La secuentia en esa ubica- cién, a lo largo del brazo de! cromosoma 2. es realmente notable. Sin entrar en detalles técnicos. permitaseme decir linicamente que ocurren secuencias especiales en las pun- tas de todos los cromosomas de los primates. cias generalmente no Oc Cuentran justo én donde iz evolucion To hubiera predicho: en medio de nuestro fusionado cromosoma 2. El cambio que ocurris cuando evolucionamos de los simios ha dejado su hwella de ADN ahi. Es muy dificil entender esta observa- ion sin postular un ancestro comuin Otro argumento mas del ancestro comtin de los chim- pancés y los humanos proviene de la peculiar observacin de lo que llamamos pseudogenes. Son genes que tienen casi todas las propiedades de un paquete de instrucciones funcional de ADN, pero con uno 0 més defectos que con- vierten el guidn en pamplinas. Cuando uno compara a los chimpancés y los humanos, aparecen genes ocasionales que son claramente funcionales en una especie pero no en la otra, porque han adquirido una o més mutacones perju- diciales. Por ejemplo, el gen humano Hamado caspase-12 ha sopottado varios golpes mortales, a pesar de que se en- ‘cuentra relativamente en la misma ubicacién que en el chim- pancé. El gen de chimpancé caspase-1? funciona per tamente, como Io hace el gen similar en casi todos los mamiferos, incluyendo a los ratones. Si los humanos sur- gieron a consecuencia de un acto sobrenatural de creacién, {por qué se tomarfa Dios el trabajo de insertar un gen no operative en esa ubicacion precis: Ahora podemos empezar a explicar los origenes de una pequefia fracciGn de las diferencias mas mecénicas en- tre nosotros y nuestros parientes mas cercanos, algunas de c gf « ELLNGuAE DEDIOS Jas cuales pueden tener funciones esenciales en nuestra hu- manidad. En un ejemplo, el gen para la proteina de un miisculo de la mandibula (MYH16) parece haber mutado en un pseudogén en los humanos. Sin embargo, sigue desem- pefiando un papel importante en el desarrollo y la fuerza de los misculos de la quijada de otros primates. Es senci- llamente concebible que la inactivacién del gen lev auna reduccién de la masa del misculo de la mandibula huma- na. La mayoria de los simios tiene una quijada relativamen- te mas grande y fuerte que la de los humanos. Entre otras cosas, la calavera en los simios y los humanos debe servir como ancla para estos miisculos mandibulares. Es posible que el desarrollo de mandibulas més débiles, paraddjica- ‘mente, haya permitido que nuestra calavera se expandiera hacia arriba y diera lugar a un cerebro mas grande. Esto es especulacién claramente, y habrian sido necesarios otros cambios genéticos para explicar la corteza cerebral mucho mds grande que representa el componente mas importante en la diferencia entre humanos y chimpancés. En otro ejemplo, recientemente ha despertado mucho interés el gen llamado FOXP2 por su papel potencial en el desarrollo del lenguaje. La historia del FOXP2 empezo con laidentificacién de una sola familia en Inglaterra, en donde los miembros de tres generaciones tenian severas dificulta- des para hablar. Luchaban por procesar las palabras de acuerdo con las reglas gramaticales, entender la estructura de oraciones complejas y mover los misculos de la boca, cara y laringe para articular ciertos sonidos. En un esfuerzo grupal de detectives gensticos, se des- cubri6 que los miembros de la familia afectada tenian una sola letra “mal escrita” en el cédigo de ADN del gen FOxr2 enel cromosoma 7. El hecho de que una falta de ortogra- fia tan sutil causara un déficit del lenguaje tan profundo, sin ninguna otra consecuencia obvia, fue muy sorpren- dente. [La DEvELACION DEL DEMSMILCEIONES DE DIOS & 139, La sorpresa fue mayor atin cuando se mostré que la secuencia de este mismo gen FOXP2 era notablemente esta- ble en casi todos los mamiferos. Sin embargo, la excepcién mas dramética la constituyen los humanos, en. las que dos cambios importantes han ocurrido en la regién de codifi- cacién del cédigo, aparentemente hace tan sdlo.cien.mil afios. La hipstesis que sugieren estos datos es que los ‘cambios recientes en el FOXP2 pueden haber contribuido de alguna manera al desarrollo del lenguaje en los seres humanos. En este punto, los materialistas ateos deben estar aplau- diendo, Si los humanos evolucionaron estrictamente por. mutacion y seleccion natural, ,quién necesita de Dios para explicarnos? A esto respondo: yo. La comparacién entre las secuencias de humanos y chimpancés, por interesante que sea, no nos dice lo que significa un ser humano. Desde mi punto de vista, la secuencia del ADN por si misma, incluso acompafiada del arcén de datos sobre funciones biolégicas, nunca explicard ciertos atributos especiales de los huma- nos, tales como el conocimiento de la Jey moral y la biis- queda universal de Dios. Liberar a Dios de la carga de actos especiales de la Creacién no lo elimina como fuente de todo lo que hace especial a la humanidad y al universo mismo. Sencillamente nos muestra como opera El. Evolucién: ;teovia o hecho? Los ejemplos aqui reportados del estudio del genoma, ade- més de otros que llenarian cientos de libros de esta longi- ud, ofrecen una especie de soporte molecular a la teoria de la evolucién que ha convencido virtualmente a todos los bidlogos en funciones, de que el marco de trabajo de Dar- | win sobre la variacion y la seleccién natural es indudable- E_mente correcto. De hecho, para aquellos como yo que tra- go © ELcexcuarese Dies bajamos en genética, es casi imposible imaginar correla- cionar las vastas cantidades de datos que surgen de los es- tudios de los genomas sin los fundamentos de la teoria de Darwin. Como ha dicho Theodositis Dobzhansky, una au- toridad en biologfa del siglo xx (y devote cristiano orto- doxo oriental): "Nada en la biologia tiene sentido, excepto alaluz dela evolucin"? Sin embargo, claramente la evolucién ha sido fuente de una gran incomodidad en la comunidad religiosa du- ante los tiltimos 150 aftos, y la resistencia no muestra sefia- les de debilitarse. Sin embargo, seria bueno que los cre- yentes fueran advertidos de observar con cuidado el peso abrumador de los datos cientificos que apoyan el punto de vista de lo relacionados que estén todos los seres vivos, in- cluyéndonos anosotros. Dada la magnitud de la evidencia, es asombroso que haya ocurrido tan poco progreso en la aceptacién piiblica en Estados Unidos. Quiz parte del pro- biema radique en un sencillo error en la comprensién del término teoria. Los criticos son proclives a seftalar que la evolucién “es s6lo una teorfa”, una declaracién que con- funde a los cientificos que estin acostumbrados a un signi- ficado diferente de esa palabra. Mi diccionario Funk & Wagnallls ofrece las siguientes definiciones alternativas a la palabra feor‘a: 1) visi6n especulativa o conjetural de algo; 2) principios fundamentales que subyacen en una ciencia, arte, etc.; teorla musical, teoria de ecuaciones. Es la segunda definicién !a que pretenden los cientifi- cos cuando hablan de la teorfa de la evoltucidn, como cuan- do mencionan la teoria gravitacional o la teoria de los gér- menes en las enfermedades infecciosas. En este contexto, la palabra “teoria” no pretende comunicar incertidumbre: para.ese propésito, los cientificos usarian la palabra “hipé- tesis”. Sin embargo, en el uso diario comiin, asume un con- texto mucho més informal, como lo refleja la acepcisn 1 del Funk & Wagnails: “Tengo la teoria de que Bill esta enamo- rado de Mary” o “La teoria de Linda es que fue el mayor- domo” Pero es muy triste que nuestro lenguaje carezca de las sutilezas necesarias para denotar estas diferencias, pues claramente esta sencilla confusion del significado de la pala- bra ha empeorado las cosas en el contencioso didlogo entre Ja ciencia y la fe sobre cémo se relacionan los seres vivos. Asi que si la evolucién es verdad. queda algun lugar para Dios? Arthur Peacocke, distinguido bidloge molecu- lar que después se hizo pastor anglicano v que ha escrito ampliamente sobre la interface entre la biclogia y la fe, re- cientemente publicé un libro llamado Exolition: The Disgui- sed Friend of Faith? (Evolucién: Enemigo disfrazado de la fe?) Este interesante titulo sugiere un posible reproche, {pero acaso estamos ante un matrimonio forzado entre vi- siones del mundo incompatibles? O bien. ahora que hemos establecido Ios argumentos para la plausibilidad de Dios por una parte, + los datos cientificos sobre los origenes del universo y la vida en nuestro planeta, por otro, podremos encontrar una sintesis feliz y armoniosa? PARTE TRES Fe en la ciencia, fe en Dios CAPITULO SEIS Genesis, Galileo y Darwin Washington, D.C., esté lleno de gente liste, decidida e inte- resante. Alf esta representada una amplia variedad de reli- giones, asi como existe una importante proporcién de ateos yagnésticos. Cuando me invitaron a hablar en [a cena anual de hombres de una muy reputada iglesia protestante justo enlas afueras del Distrito, acepté con gusto. Fue una tarde muy inspiradora, en la que prominentes lideres, profesores y oficinistas por igual dieron rienda suelta a sus inquietu- des para hablar con entusiasmo de la fe y plantear intere- santes preguntas sobre la forma en que la ciencia v Ia fe se pueden contradeciro reforzar entre si. Durante més de una hora de charla, el buen humor reiné en el lugar. Luego, un miembro de la iglesia pregunté al pastor p: crefa que el primer capitulo d cin literal, paso a paso, de ios origenes dela Tierra v la hu manidad. En un instante, los cefios se fruncieron v las man- dibulas se apretaron. incones del lugar. La cuidadosamente formulada respuesta del pastor, digna del més diestro politico, logré evadir la pregunta magistralmente. La mavoria de los hombres parecieron _ sentir alivio de que la confrontacion hubiera sido evitada, Pero se rompic ei hechizo, Unos meses mas tarde habié ant monia se retiré a én nacio- nar

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