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PRIMEROS POEMAS

MURIO la tarde aquella lentamente,

La sombra de los arboles durmise

Y fue como un temblor alado el roce

De mis callados labios en tu frente.

Unidas nuestras manos. Elocuente

la paz, ese silencio que conoce

de mutua soledad y mutuo goce

en el atardecer desfalleciente.

Callaronse los tmidos murmullos

de la hojarasca; por el cielo abrieron

las estrellas sus vividos capullos.

Y los instantes aun se detuvieron

en tanto que mis ojos y los tuyos

en un solo mirar se confundieron

Jose Ruiz Rosas

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