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Cerebro de var6on y cerebro de mujer Las variaciones cognitivas de uno a otro sexo reflejan diferentes influencias hormonales sobre el desarrollo del cerebro. Comprender estas diferencias y sus causas ayudara a penetrar en la organizacién del cerebro Doreen Kimura Lex hombre nosélodifie- en en atributos fisicos y fun- ign reproductora, sino tambien en la manera de resolver problemas intelectuales. Se ha considerado ele- gante insistir en que estas éltimas diferencias son minimas y que obede- cen a la diversa experiencia habida durante el desarrollo, Pero la verdad es que las pruebas recogides denun- cian que las hormonas sexuales con- dicionan la organizacién del cerebro ‘en una etapa precoz de la vida; y ast, desde los comienzos, elambiente actia sobre cerebros que presentan un sis- tema de ordenacién distinto sogtin se trate del nino o de la nif. Esa di paridad de partida hace casi imposi- dleevaluar losefectos de la experien- cia por separado de la predisposicién fisiolégica. Los estudios de comportamiento, neurolégicos y endocrinos han iden: tifieado los procesos que originan dife- rencias sexuales en el cerebro; gra- cias a ellos se han aclarado algunos aspectos de la base fisioldgiea de dicha disparidad, Ademés, analizando la influencia de las hormonas en la fun- ‘ci6n cerebral a lo largo de la vida se aprecia que las presiones evolutivas condicionantes permiten, no obstante, cierto grado de flexibilidad en la ca- pacidad cognitiva difereneial entre los sexos. Las principales diferencias que marea el sexo en La funcién intelee- ‘tual parecen residir en los modelos de capacidad ynoen el nivel global de inteligencia (el coeficiente intelec~ tual, CI). Todos somos conscientes de que las personas tienen capaci- dades intelectuales distintas: unas menejan muy bien las palabras, otras son habiles en el uso de objetos —cons- truyendooreparando cosas, por ejem- plo, Del miszno modo, dos individuos pueden tener la misma inteligencia global pero poseer modelos diferen- tes de capacidad Por término medio, los hombres realizan mejor que lasinujeres deter- minadas tareas espaciales; en par- ticular, las aventajan en pruebas en las que el sujeto ha de imaginarse el giro o cualquiera otra manipulacién de un objeto. Son mejores que ellas en las pruebas derazonamiento mate- matico y en el correcto recorrido de una ruta; consiguen también mayor precisién en pruebas de habilidades motoras dirigidas a blaneos, esto es, en guiar o intereeptar proyectiles Por su parte, las mujeres tienden asuperar alos hombres en velocidad perceptiva, cuando se trata de iden- tificar répidamente objetos empare- jados. Poseen una mayor fluidez ver- bal, en Ia que se incluye Ia eapacidad de encontrar palabras que empiecen con una letra dada o que cumplan alguna otra condicién. Les ganantam- bién en céleulo aritmético yen recor- dar los detalles singulares de una ruta. Ademés, son més répidas en ciortas tareas manuales de precisién, ‘como la de colocar clavijas en deter- minados orificios de una tabla. Algunos han afirmado que las dife- rencias, por razén del sexo, en la reso- lucién de problemas no aparecen hasta después de la pubertad. Pero comprobé con Diane Lunn, que tra- bajaba en mi laboratorio de la Uni- versidad de Ontario Occidental, que los nifios de tres afios poseen mejor punteria que las nifias de la misma edad. Ademés, Neil V. Watson, cuan- do estaba en mi Laboratorio, demos- tré que el tiempo dedicado a lasactivi- dades deportivas no explica el distinto comportamiento de uno y otro sexo en materia de punteria que se obser- va en los adultos jovenes. Para Kim- berly A. Kerns, que trabajaba con Sheri A. Berenbaum en la Universi- dad de Chicago, las diferencias en la hhabilidad de rotacién espacial sedan ya antes de la pubertad. ‘Se han estudiado sisteméticamente las diferencias en el aprendizaje de rrutas por adultos en condiciones dela~ boratorio. En esa linea, Liisa Galea, demi departamento, se fijéen la habi- lidad de un grupo de universitarios ue seguian una ruta en un mapa de sobremesa. Los hombres aprendie- ron la ruta con menor miimero de in- tentos y cometieron menos errores que las mujeres; pero, una vez termi- nado el aprendizaje, éstas recordaban mis hitos o detalles de la ruta que los hombres. Bsos y otros resultados abonan la posibilidad de que las muje- res tiendan a usar los hitos visibles ‘como una téctica para orientarse en Ja vida cotidiana. Falta por estable- cer las estrategias que prevalecen en el varén, si bien deben estar relacio- nadas con la capacidad espacial. Marion Eels e Irwin Silverman estudiaron otra funcién que podria 1.LOS CAMINOS de un paisaja coma olde esta pintura, El vgj bald de robe, de la Abuela Moses (1860-161), pueden ser aprendidos de forma distinta por las mujeres y los hombres, En expetimentos de laboratoro se he descubierta que les mujeres tienden etecordarhitos, coma el pozo de abajo ala darecha o el bel del cruce. Los hombres, que aprenden antes los caminos, no parecen recordar, sin embargo, con tanta facilidad los puntos de referencia, asi confan en claves espaciaes, tales como distance y dreccion ‘Towas 28 Problemas que resuelyen mejor las mujeres Las mujeres superan a los hom: bres en las pruebas de velocidad perceptiva, en las que se han de identiticarrapidamente abjetos con- cordantes: asociar la casade la i2- auierda con su réplice. Recuerdai, ademas, sise ha supri- rmido uno 6 varios objetos de un cierto conjunto de ellos. oe eo Libro, Lago, Laser, Loco Liquido, Linea Lcor, Luz, ‘Losa, Lampara, Lapa, Lira, Leos, Lana, Luna, Lora ‘Se comportan mejor en tareas manuales de precision -que requie- ren una coordinacién motriz fina-, tales como insertar clavijas en los otificios de una tabla. Y realizan mejor que los hombres las pruebas de céloulo matematico. 1ax3— 17452 2(18+3)+12-18 estar relacionada con la memoria de hitos: la capacidad individual de re- cordar objetos en su sitio dentro de un espacio limitado (por ejemplo, en una habitacién o sobre una mesa). Las mujeres recordaban mejor si se habia cambiado o no de lugar un objeto. En mi laboratorio medimos incluso la precision de la localizacion de objetos: a los sujetos se les mos- traba una serie decllosy seles pedia 90 Juego que los colocaran en sus posi- ciones exactas, cosa que las mujeres hicieron con mayor precisién que los hombres. Importa situar en su debido con- texto las diferencias aqui deseritas: unas son pequefhas y otras bastante grandes. Puosto que en muchas prue- bas cognitivas que dan valores medios de las diferencias de origen soxual existe una superposicion muy grande do los resultados de hombres y muje- res, se recurre alas variaciones den- trode cada sexo para calibrarlas dife- roncias entre sexos. Imaginese, por ejemplo, que en cierta prueba la pun- tuacion media es 105 para las muje- res y 100 para los hombres. Si los resultados de las mujeres se distri- buyeran de 100.0110 ylosdeloshom- bres de 95 a 105, la diferencia ser més impresionante que si los resul- tados de aquéllas variaran entre 50 y 150 y los de éstos entre 45 y 146, aso en que la superposicién de pun- tuaciones seria mucho mayor. a desviacién tipiea da una medida de la variacion de las puntuacio- nes registradaenel interior de un gru- po: para comparar la cuantia de la diferencia debida al sexo en tareas distintas, sedividela diferencia entre grupos de sexo por dicha desviacion tipica, obteniendo un cociente denomi- nado efecto de tamaiio que suele con- siderarse pequetio euando es inferior 20,5. Segiin mis datos, no suele haber diferencias entre los sexosen pruebas de vocabulario efecto de tamaiio, 0,02), razonamiento no verbal (0,03) razo- namiento verbal (0,17), En las pruebas en las que se pide emparejar fotografias, encontrar pe- labras que empiezan con las mismas letras 0 demostrar fluidez ideativa (nombrar objetos que son blancos 0 rrojos), elefecto de tamafioes algo ma- yor: 0,25,0,22y 0,38, respectivamen- ‘te. Como ya se ha expuesto, las muje- res tienden a superar a los hombres en estas pruebas. Se han sefialado efectos de tamaiio maximos para ier- tas pruebas que miden la rotacién espacial (0,7)y la precision en la pun- teria (0,75), significando estos gran- des valores que hay muchos més hom- bres situados en la gama alta de la distribucién de las puntuaciones. ‘Hombres y mujeres comparten, con Ja excepeidn de los eromosomas se- xuales, el material genético, {Cuél ‘es, pues, el origen de tales diferen- cias? Las distintas pautas de capa- cidad que se advierten en hombres y mujeres reflejan, sin duda, influen- cias hormonales diferentes en su res- pectivo cerebro en desarrollo. En una etapa temprana de la vida, la accion de estrégenos y andrégenos (hormo- nas masculinas a cuyo frente se en- cuentra Ia testosterona) estableco la diferenciacién de sexos. En losmami- feros, hombre incluido, el organismo tiene potencial para ser machoohem- bra. Sihay un cromosoma Y presente, se forman testiculos, 0 gonadas mascu- Tinas, desarrollo que eel primer paso esencial para convertirse en macho. Si las génadas no producen horme- nas masculinas, oi por alguna razén lashormonas no pueden actuar sobre el tejido, la forma de organismo que por defecto permanece es la hembra. Una vez formados, los testfculos sintetizan dos sustancias que gobier- nan el desarrollo del macho. En efee- to, la testosterona causa masculini- zacién al promover el conjunto de ‘eonductos masculinos, 0 de Wolff, indirectamente, a través de su con- version adihidrotestosterona, la apa- ricién externa del escroto y el pene. El factor de regresién mullerianohace que él conjunto de conductos feme- ninos,o de Miller, entre en regresion. Si ocurre alguna anomalia en cual- quier fase del proceso, el individuo puede quedar a medio camino de la plena masculinizacién, as hormonas sexuales no se limi- tan a transformar los genitalos en 6rganos masculinos; organizan también, en una fase precoz del de- sarrollo, los correspondientes com- portamientos. Dado que no pademos manipular el medio hormonal en los humanos, debemos.a los estudios rea- lizados sobre animales la mayoria de nuestros conocimientos sobre la deter- minacién de la conducta. Una vez més, la tendencia intrinseea, segiin Jos estudios de Robert W. Goy, de la Universidad de Wisconsin, es desple- gar el modelo femenino que se da en ausencia de influencia hormonal mas- culinizante. Si a un roodor con genitales mas- culinos funcionales se le priva al na- cer de andrégenos (sea por castracién © por administracién de un compues- to quimico que bloquee Tos andrége- nos), se debilitars su comportamien- to sexual masculino—por ejemplo, la copulacién con las hembras—, y'en cambio se reforzarén los comporta- mientos femeninos, como la lordosis (arqueamiento del dorso), en la edad adulta, Igualmente, si al nacer se le administran andrégenos a una hem- bra, exhibird, alcanzada laedad adulta, ‘més comportamientos de tipo maseu- lino ¥ menos del tipo femenino. El equipo de Bruce S. McEwen, de la Universidad Rockefeller, demostré Tewas28 que, enlarata, el proceso de desfem nizacién requiere cambios bioqui- tnieos ligeramente diferentes de los exigidos en el de masculinizacién, procesos que, ademas, co verifican en momentos algodistintos. La testos- terona puede convertirse en estroge- no oen dihidrotestosterona. La deste- mminizaeién oeurre primordialmente después del nacimiento en las ratas, con intervenciGn mediadora delestré- geno, mientras que en la masculini- Zacién participan la dihidrotestoste- ona y el estrogenp, yen su mayor parte se produce aftes del nacimiento, fogiin los estudios de McEwen. La alfa-fetoproteina puede proteger el cerebro de las hembras de los efeetos masculinizadores de su estrogeno, Laestructura del cerebro que orga- niza el comportamiento reproductor femenino y masculino es el hipotdla- ‘mo; alojado en la base del cerebro, se tonecta con la pituitaria, Ia pring pal gléndula endoerina. Hl grupo de Roger A. Gorski ha demostrado que cierta region del area preéptica del hipotdlamo aparece mayor en las ratas macho que en las hembras, El ineremento de tamafioen los machos est provocado por la presencia de fndrogenas en el perfodo posnatal inmediato y, en cierta medida, en el perfodo prenatal. Laura S, Alien ha encontrado una diferencia sexual Similar en el cerebro humano, ‘ahabido estudios, no menos sor- prendentes, segrin los cuales el comportamiento sexual podria refle- jar més diferencias anatémicas. En 1991, Simon LeVay dio a conocer que ciorta regién normalmente mayor en los varones que en las mujeres —un micleo intersticial del hipotélamo anterior— es menor en los varones homosexuales que en los hetero- ‘sexuales. Semejante hallazgo res- paldaba, en opinion de LeVay, la hi- potesis del fundamento orgénico de las opciones sexuales. Los varones homosexuales podrian obtener en las pruebas cognitivas re- sultados distintos de los alcanzados porlos heterosexuales. Brian A. Gla- due y Geoff D. Sanders sostuvieron que los homosexuales realizan peor algunas tareas espaciales que los heterosexusles. Pn un examen veri- ficado en mi laboratorio, Jeff Hall encontré que los varones homosexua~ les obtenfan peores calificaciones, en pruebas de punteria, que los hetero- sexuales; sin embargo, fucron superio- res en fluidez ideativa, como enume- rar eosas de un determinado color. Tmporta acotar la cuantfa en que los distintos estilos de vida influyen La Conscrevera en las diferencias entre grupos sexua- les, sin olvidarsede que ios resultados relativosadichas diferencias de grupo constituyen una afirmaci6n estadis- tica general, es decir, establecen me- dias de las que cualquier individuo puede diferir. Tales estudios constitu- yen, en potencia, una rica fuente de informaeién sobre la base fisiolégica de las pautas de conocimiento. Los efectos de la temprana expo- sicién a las hormonas sexuales, que persisten toda Ia vida, se elasifiean entre los organizativos, porque alte- ran permanentemente la funcion cerebral durante un perfodo eritico; esas mismas hormonas administra- das en estadios posteriores no cau- san tales efectos. Por lo demas, los efectos de origen hormonal no se limi- tan a los comportamientos sexual 0 reproduetor, sino que se extienden a todos los comportamientos en que los machos difieren de las hembras. Pa- recen, pues, condicionar Ia resolu- cin de problemas, la agresividad y latendenciaadedicarse ajuegos vio- Ientos—el rudo contacto corporal que practiean los machos j6venes de algu- nos mamiferos—. En este sentido, Michael J. Meaney observ6 que es la dihidrotestosterona, actuando a tra- vvés de Ia amigdala (y no del hipots- Jamo), Ia que origina el comporta- miento juguetén y combative de los roedores machos juveniles. Se ha comprobado también que, en Jas ratas, los machos resuelven de forma distinta los problemas que las hembras. Christina L. Williams de- mostré que las hembras se inclinan mas por utilizar senaleso hitos en las tareas de aprendizaje espacial (loque parece suceder también en las muje- res), En el experimento de Williams, Jas hembras preferian apoyarse en determinados hitos (fotografiasen la pared) que guiarse por pistas geo- métricas (angulos y forma de la ha- bitacién); pero si no habia hitos, las ratas seguian las pistas geométricas. ‘Los machos de rata, por contra, no utilizaban ningén hito en absoluto y preferian, de manera casi exclusiva, los indicadores geométricos. Debemos destacar que estos com- portamientos admiten ser alterados mediante manipulacién hormonal durante el periodo critico. La priva- cidn de testosterona por eastracién a Jos machos recién nacidos, ola admi- nistracién de estrégeno a hembras acabadas de alumbrar, produce la inversién completa de los comporta- mientos ligados al sexo cuando lle- ganal estadio adulto, (Segiin dijimos antes, el estrégeno puede tener un efecto masculinizador durante el Problemas que resuelven mejor los hombres Los hombres superan a las muje- res on determinadas tareas espa- ales: asi, enlas pruebas que impi can hacer girar mentalmente un objeto como el tridimensional que aqui se representa; o bien determinar en qué posicion ‘quedardn los agujeros perforados enuna hoja de papel doblada cuan: do ésta se desdoble. Muostran mayor pracisi6n que las mujeres en habilidades motoras irigidas a un blanco, como guiar © intorceptar proyecties. Realizan mejorlas pruebas de de- ssencajamiento, consistentes en en: contrar una forma simple, como la de la izquierda, escondida en una figura mas compleja. \4-\N ‘Aventajan, por ultimo, a las muje- res en pruebas de razonamiento matematico. ‘Si sblo sobrevive el 60% {de los pimpolos, zoudntos hhabré que plantar para obtener 660 Arboles? desarrollo del cerebro.) Las hembras tratadas secomportan como machos, y los machos como hembras. La selecci6n natural para mejorar laroproduecién puede explicar la evo- lucién de las diferencias en Ia orien- tacién espacial. Steven J. C. Gaulin y Randall W. FitzGerald, de la Universidad de Pittsburgh, compro- baron que en ciertas especies de topi. Mosen lasque el machose aparea con, 91 ESPACIAL mmm MUJERES m VARONES 12 TESTOSTERONA E 8p “IA & g4|- TESTOSTERONA ao BAA Bo Boal TESTOSTERONA 34 BAA TESTOSTERONA al ‘ALTA Baz RAZONAMIENTO MATEMATICO go Zot TESTOSTERONA & °°) testosterone AUA woz BNA gee TESTOSTERONA Sos BAIA TESTOSTERONA E ALTA Zs0L «¢ ,, VELOCIDAD PERCEPTIVA B10 8 TESTOSTERONA Eos > testosterone ALTA 5 BUA #02 B02 TESTOSTERONA 3 BAA TesrosTERONA |= ee al 2 H 2 INCIDENCIA DE LOS NIVELES DE TESTOSTERONA en ol rendimiento igunas pruebas. ‘Las mujeres con niveles altos de testosterona resuelven mejor las tareas espaciales arriba) ‘que las mujeres con niveles bajos; los hombres con nv 35 bajos superan alos de niveles altos. En una prueba de razonamiento matematico (centr), ls niveles bajos de testostero- fa coinciden con un mejor resultado en los varones; en las mujeres no se da esta relacién. En una prueba en que suelen destacar las mujeras (abajo), no se halla relacion alguna entre ‘tostosterona y puntuacién. varias hembras y no con una sola, éste ha de atravesar un terreno mas extenso; por ello, la capacidad de orientacién se convierte en factor clave para el éxito reproduetor. Gaulin y FitzGerald, investigando el apren- Gizaje en laberintos de laboratorio, sélo encontraron diferencias por sexo en especies de topillos poliginicas, como el topillo de prado, pero no en lasespecies monégamas, como el topi- lo de pradera. ‘De nuevo, las diferencias de com- portamiento pueden ser, aqui, el re- flejode las estructurales. Lucia F.Ja- cobs descubrié que el hipocampo —regién comprometida con el apren- dizaje espacial de aves y mamiferos— es mayor en los ratones machos poli- sginicos queen lashembras. Carocemos de datos sobre posibles diferencias sexuales en el tamafio del hipocampo en humanos, Noes tan directa la deteccién dela influencia de las hormonas sexuales sobre el comportamientoadultoen los seres humanos como en otros anima- los. Antes bien, los investigadores se guian por situaciones que puedan ser comparables en otras especies y por excepciones a la norma que ocurren esponténeamente en el hombre. Una de las comprobaciones mas impresionantes procede del examen Ge nifas somotidas a un oxceso de andrégenos en los estadios prenatal o neonatal. La produccién de canti- dades anémalas, por elevadas, de andr6genos adrenales puede deberse aun defecto genético llamado hiper- plasia adrenal congénita (HAC). An- tes de los anos setenta, se producia una situacién similar cuando las mu- jores embarazadas tomaban esteroi des sintéticos. Aunque la masculini- zacién consecuente de los genitales sea corregible en un momento precoz del desarrollo de la vida y la quimio- terapia pueda frenar la produccién excesiva de andrégenos, los efectos de Ia exposici6n prenatal en el cerebro son irreversibles. J acuerdo con el trabajo de Anke ‘A Ehrhardty June M. Reinisch, entre otros, las nifias sometidas a una excesiva exposicin a los andr6- genos son, al erecer, mas agresivas y aficionadas a los juegos y deportes masculinos que sus hermanas, conelu- sign a la que a veces se llega basén- dose en sus propias palabras, en las de sus madres, en ealificaciones de Jos profesores ¥ en cuestionarios. Si las respuestas se punttian, se corre el riesgo del sesgo provocado por las propias expectativas del adulto que conoce la historia de las nifias o por ellas mismas. De ahiel interés y la solidez de las observaciones objetivas de Beren- baum y de Melissa Hines, quienes examinaron el comportamiento en los juegos de nifas afectadas de HAC y lo compararon con el de sus her- ‘manos y hermanas. Puestas a elegir entre juegos de transporte y cons- truceidn, mufiecas,y cocinitas olibros y juegos de mesa, las nifias con HAC preferian los juguetes tipicamente ‘aseulinos (seentretenian.eon coches durante el mismo tiempo que los nifios normales). Tanto las niftas con HAC como los nifios diferfan en sus pau- tas de eleceién de las ninas no afee- tadas. Si admitimos que los padres estimulan las inclinaciones femeni- nas en sus hijas con HAC con el mismo calor, al menos, que en sus hijas no afectadas, tales observaciones indu- cen acolegir que las prefereneias por Jos juguetes habfan quedado altera- das por el medio hormonal preeo Las habilidades espaciales, tfpi- camente mejoresen losmachos, se ven potenciadas en las nifias con HAC. Segtin Susan M. Resnick, y el grupo de Berenbaum, las nifias afectadas superaban a sus hermanas en una prueba de manipulacién espacial, dos pruebas de rotacién espacial y una prueba de desencajamiento(descubrir ‘una figura sencilla escondida dentro de otra mas compleja),tareas esas que desempetian mejor los chicos. No exis- tian diferencias entre los dos grupos en otras tareas percoptivas o verba- Jes, ni en las de razonamiento, Los estudios de ese tenor sugieren, que, cuanto mayores sean los nive- les de andrdgenos, tanto mejores serdn los resultados de orientacién espacial. Pero no parece cierta esa inferencia. En 1983, Valorie J. Shute apunté que la relacidn entre los nive- los do andrégenos y algunas capaci- Tenas28 dades espaciales quiz no fuera lineal; en otras palabras, Ia eapaci- dad espacial podria no aumentar al par que la cuantia de andrégenos. Shute midié la concentracién de an- drogenos en sangre procedente de estudiantes varones y femeninos; dividi6 cada sexo en grupos altos ¥ bajos en andrégeno, Todos cayeron en la gama que es normal para ca- da sexo (existen andrégenos en las hembras, pero en niveles muy bajos). 'Y dedujo que, dentro de las mujeres, resolvian mejor las pruebas espa: ciales las que pfrefan valores altos de androgenos, mientras que en los -varones ocurria lo contrario: los hom- bres con pocos andrégenos puntua- ban més alto. Con Catherine Gouchie acometé un trabajo que seguia andlogas direc- trices, Mediamos la concentracion de testosterona en saliva. Abrimos el abanico de pruebas a dos tipos mas de capacidades: el razonamientoma- tematico y la velocidad de percep- cién, En las prucbas espaciales obtu- vimos resultados cercanos a los de Shute: los hombres con baja testos- terona aventajaron alos hombres con valores altos de la misma; las muje- res con alto nivel de testosterona so- brepasaron alas que poseian un bajo nivel deesta hormona, Delo que infe- rimos a existencia de un nivel éptimo de andrégenos para una maxima ca- pacidad espacial; tal nivel puede caer en la gama baja masculina. ‘No se encontré correlacién alguna entre niveles de testosterona y pun- tuaciones en las pruebas de veloci dad perceptiva. En razonamiento matematico los resultados fueron similares los de las pruebas de capa- cidad espacial masculina: los hombres con bajo nivel de andrégenos pun- tuaban mds alto y no se apreciaba ninguna relacin evidente en las mujeres, Las conelusiones anteriores con- cuerdan con la hipétesis de Camilla P. Benbow segin la cual una capa- cidad matemitica elevada se apoya en un determinante biologico signi- ficativo. Para el grupo de Benbow, cexistian diferencias por el sexo enla capacidad de razonamiento mate- matico, que favorecen de manera tenaz alos varones, diferencias que adquieren espectacular nitidez en el extremo superior de a distribucién, donde los varones sobrepasan en nti mero a las mujeres en la proporcién de 13 a 1, Benbow sostenia, ademas, que estas diferencias no encuentran {cil explicacién en los condicionan- tes sociales Importa no olvidar que la relacién entre niveles hormonales naturales y laresoluci6n de problemas se basa en datos de correlacién. Briste conexién entre las dos medidas, pero se ignora cémodeterminaresta asociacién ocudl sea su hase causal. No acabamos de entender todavia la relacién entre los niveles hormonales en los adultos y Jos que existen en la primera infan- cia, cuando parecen organizarse las ® 2 , » RESULTADOS {PORCENTAIE) ‘© VARONES © MUJERES: RESULTADOS RESPUESTAS CORRECTADS IZQUIERDA RESPUESTAS CORRECTADS (PORCENTALE) DEREGHA LESION HEMISFERICA 3. LESIONES DEL HEMISFERIO DERECHO: afactan en el mismo grado a la capacidad espacial de los dos sexos (gréficos infe- riores); nos sugiare ello que las mujeres y los varones se apoyan ten dicho hemisferio para acometer determinadas tareas esp: ciales. En cierta prueba de rotacién espacial (lequierde), hubo La Coxscipncra mismo objeto. TZQUIERDA DERECHA LESION HEMISFERICA que amparejar une serie de dibujos de mano derecha o izquier- da enguantada con un guante derecho o izquierdo. En una se- gunda prueba (derecha), habia que asociar fotogr jeto tridimensional con una de dos imagenes especulares del s de un ab- 93 capacidades en el sistema nervioso, ‘Nos queda mucho por aprender sobre Jos mecanismos precisos que subya- con a las pautas cognitivas. Otro camino para explorar las di- ferencias entre el cerebro masculino yel femenino nos lleva a examinar y ‘comparar las funciones de determi- nados sistemas eerebrales. Tal obje~ tivo puede alcanzarse por medios no agresivos, observandoel desenvolvi- ‘miento de quienes hayan sufrido lesio- nes en una regidn ospecifica del core bro. Asf sakemos que, en la mayoria do la gente, la mitad izquiorda del cerebro es esencial para el habla, y la derecha lo es para determinadas funciones pereeptuales y espaciales. Lex. nentstogos expertos on dite vencias sexuales suelen admitir ‘una organizacién de los dos hemisfe- rios que sea mas asimétrica, por lo.que al habla y las funciones espaciales concierne, en los hombres que en las mujeres. Basan su opinién en varios fundamentos, Asi, hay partes del cuerpo calloso (sistema neural que pone en conexién ambos hemisferios) que podrian extenderse mas en las ‘mujeres; la exploracién, mediante téc- nicas pereeptivas, de la asimetria cere- bral en personas de comportamionto normal descubren asimetrfas meno- res en mujeres que en hombres; por Liltimo, los efectos de una lesion deun hhomisferioa veces son menoresen las ‘mujeres que en los hombres, En1982 Marie-Christine de Lacos- tey Ralph L. Holloway afirmaron que el esplenio, extremo posterior del ‘euerpo callogo, era mayor en las moj res que en los varones, aseveracion que posteriormente ha sido unas veces rebatida y otras confirmada. Algunas de esas divergencias acaso provengan del cambio morfolégico del cuerpo ealloso con la edad, asi como de Ios distintos métodos de medicién util zados. Muy recientemente, Allen y Gorski encontraron le misma rel cin entre sexo diferencia de tamafio del esplenio El interés por el euerpo calloso parte del supuesto de que su tamatio puede indicarla cuantia de fibras que conee- tan los dos hemisferios. Si uno de los ‘sex08 poseyera mimero mayor, ello significarfa una comunicacion mas completa entre hemiaferios, Aunque Jas hormonas sexuales estan capaci- tadas para alterar el tamaiio callosal en ratas, segtin demostré el grupo de Victor H. Denenberg en la Univer dad de Connecticut, no esta claro si ‘el ntimero real de fibras difiere de un sexo otro, Por otrolado, noha podido establecerse ninguna relacién entre 94 INCIDENCIA DE LA AFASIA Hi wcres 25% ANTERIOR, las diferencias en la funcién cogni- tiva a tenor del sexo y las diferencias enel tamano del cuerpo calloso. Pero hhabré que aguardar lo que dan de si los nuevos métodos de obtencién de imagenes del cerebro. La idea de un cerebro maseulino funcionalmente més asimétrico que el femenino no es nueva. Albert M. Galaburda y el malogrado Norman Geschwind sostuvieron que Ios an- drégenos aumentaban la potencia funcional del hemisferio derecho, En 1981, Marian C. Diamond observéque la cortoza derecha de los machos de rata era mds gruesa que su izquier- da, pero no asi en las hembras. Jane Stewart y Bryan E. Kolb, trabajando ‘en equipo, acaban de determinar con precisién la influencia hormonal precoz sobre tal asimetria: los andr6- genos frenan, asi parece, elerecimien- to de la corteza izquierda, En 1991, el grupo de Lacoste daba a conocer la existencia de una pauta similar en fetos humanos, con unacorteza dere- cha més gruesa que la izquierda en Jos varones. De lo que se infiere que hay cierto respaldo anatémico para sostener que los dos hemisferios po- dian tener distinta asimetria enhom- bres y mujeres. Pero las pruebas que confirman estosonescasasy conflictivas. Situa- cin ésta que si parece sefalar otra cosa: las diferencias mas notables en loreferente a la organizacién del cere- bro quizé no guarden relacién con la asimetria. Pongamos un ejemplo. Si las diferencias globales entre hom- bres y mujeres, en cuanto a eapaci- dad espacial, procedieran de una dis- tinta dependencia del hemisferio BB vsrones — / ew | jew a 12% CORTEZA MOTORA POSTERIOR SFERIO IZQUIERDO 4, AFASIAS, otrastornos del habla. Ocurren ‘mas a menudo on las mujeres cuando la le- sidn esté en la parte frontal del cerebro, y se dan con mas frecuencia en los hombres ‘cuando la lesion es en la region posterior. Los datos presentados proceden de una muestra de pacientes, derecho para esas funciones, las lesio- nes causadas a este hemisferio te arian verosimilmente un efecto mas devastador sobre el comportamiento espacial de los hombres. FE mi lsdoratorio abordamos 1a capacidad que poseen los pacien- ‘tesconum hemisferio danado de hacer girar objetos mentalmente, Unadelas pruebas ofrece, en diversas posicio- nes, varios dibujos de una mano en- guantada, izquierda o derecha; el paciente ha de descubrir euél es la mano dibujada sefalando simple- ‘mento uno de los dos guantes ahue- cados que permanecen a la vista. La segunda prueba se vale de dos figu- ras tridimensionales de bloques, im: genes especulares una de otra; se mantienen también presentes a lo largo de toda la prueba, Al pacien- te se le muestra una serie de foto- grafias de estos objetos en diversas orientaciones, ¥ se le pide colocar cada fotografia frente al objeto que ilustra. (Se emplean estos procedi- mientos no verbales conel fin de que os que sufran trastornos en el habla puedan realizar la prueba.) Como era de esperar de las prue- bas, las lesiones en el hemisferio derecho provocaron, en uno y otro sexo, puntuaciones més bajas que las ‘Temas 28 71% ANTERIOR INCIDENCIA DE LA APRAXIA CORTEZA MOTORA CORTEZA POSTERIOR VISUAL HEMISFERIO IZQUIERDO 5. APRAXIA, o dificultad en seleccionar los movimientos de las manos, vinculada @ le- siones frontales del hemisfero zquierdo en las mujares y lesiones posteriores on los hombres. También se asocia a dificultades ‘en organizer el habla lesiones del hemisferio izquierdo, De acuerdo también con lo previsto, las mujeres se desenvolvieron peor que los hombresen la prueba de rotacion espa- cial de los bloques. Ahora bien, para nuestra sorpresa, las lesiones del hemisforio derecho no dejabanen peor situacién a los hombres que alas mu- jeres. De lla cabe inferir que las dife- rencias normales observadas entre hombres y mujeres en las pruebas rotacionalesno son resultado de depen- dencia diferencial del hemisferiodere- cho, Otros sistemas cerebrales deben intervenir en la mayor capacidad que demuestran los hombres. ‘Las sugerencias andlogas de una ‘mayor asimetria en los hombres, por loque al habla se refiere, se fundaban en la mayor incidencia de afasias en éstos que en las mujeres tras haber sufrido dafios en el hemisferio izquier- do. De ahi han considerado razonable deduciralgunosqueel habla debeestar organizada de forma més bilateral en las mujeres. Sin embargo, tal conelu- si6n plantea un problema: durante mis veinte afios de experiencia con pacien- tes, las mujeres con lesiones en el he- misferio derecho no han padecido afa- sia en proporciones anormales. Al buscar una explicacién, descu- bri otra Hamativa diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a la or- ganizacion cerebral paral habla yla La Conscisveta funcién motora asociada. Suede que Jas mujeres son més propensas a pade- cer afasia que los hombres en caso de lesi6n de la parte frontal del cerebro. Ahora bien, dado que la lesion res- tringida dentro de un hemisferio afecta con mas frecuencia a la zona poste- rior que a la anterior, lo mismo en hombres queen mujeres, esta depen- dencia diferencial puede explicar por qué las mujeres incurren en afasia més raramente que los hombres. Las funciones del habla tienen asi menos probabilidad de alterarse en las mu- jeres, no porque en ellas esté orga- nizada el habla de forma mas bilate- ral, sino porque el sea critica se ve afectada con menor frecuencia. ‘na pauta similar aparece en los estudios del control de los mo- vimientos de las manos, que estén gobernados por el hemisferio izquier- do. La apraxia —dificultad en selec- cionar los movimientos de manos apropiados— es muy coun cuando ha habido lesiones en dicho hemis- ferio; guarda una estrecha asociacion con la dificultad en organizar el habla De hecho, las funciones esenciales que dependen del hemisferioizquicr- do pueden no estar relacionadas con el Ienguaje en si, sino con la organi- zacién de los complejos movimientos orales y manuales de los que depen- den los sistemas de comunicacién. Estudiando pacientes con lesiones en el hemisferio izquierdo se ha encon- trado que esta scleccién motriz des- cansa, sien las mujeres, en sistemas anteriores y, sien los varones, en sis- temas posteriores. La proximidad sinaptica del siste- ma femenino de seleccién motriz ante- rior (o “sistema de praxis”) al cértex motor situado directamente detrés puede potenciar las habilidades mo- trices finas. En cambio, las habili- dades motrices maseulinas parecen resaltar la punteria ola direceién de los movimientos hacia el espacio externo, a cierta distancia del propio individuo. Tales habilidades motri- ces pueden mejorarse cuando se aco- planestrechamente con laentrada de informacién 6ptica en el cerebro, cuyo asiento esta en la regién occipital. La dependencia de la regién an- terior en el sexo femenino se deja sentiraun cuando las pruebas impli- quen el uso de guias visuales: por ejemplo, la construceién de estruc- turas con bloques siguiendo un mo- deloalavista. Alestudiar una tarea tan compleja, podemos comparar los fectos de las lesiones en las regio- nes anterior y posterior de ambos hemisferios, pues en los resultados influyen los dafios de uno u otro hemisferio. También eneste casolas ‘mujeres acusan més las lesiones de Ia region anterior del hemisferio dere- cho que las sufridas en la regién pos- terior;los hombres tienden a mostrar el cuadro inverso. A propésito de las capacidades bisi- cas del habla, seleccién motriz.0 ro- tacién espacial, no he encontrado ninguna prueba que abonara la exis- tencia de diferencias, por razon del sexo, en laasimetria funcional delce- rebro. Pero si he observado ligeras diferencias en tareas verbales mas abstractas. En cierta prueba de voca- bulario, las puntuaeiones reflejaron las Tesiones de uno u otro hemisferio en las mujeres; en los hombres, sin embargo, tales puntuaciones sdio se vieron afectadas por los daios en el hemisferio izquierdo. Elloindica que, al revisar el significado de las pala- bras, las mujeres utilizan los hemis- ferios de modo mis equitativo. Esa observacién contrastaba con la incideneia de personas zurdas, fe- nomeno que se presume relacionado con una menor dependencia del he- misferio izquierdoy que abunda mas entre los varones que entre las muje- res. Incluso entre los diestros, Marion Annett sefiala que las mujeres lo son todavia mas, es decir, utilizanla mano derecha atin mas que los hombres diestros. Bien pudiera ser, pues, que lasdifereneias de origen sexual en asi- metria varien con la funeiénconcreta que se estudia, x que no siempre sea el mismo sexo ¢] més asimétrico. ‘Tomados en su conjunto, todos los resultados de pruebas sugieren que elcerebro del varén se organiza segtin 95 HISTORIA DE LA TECNICA © DISENO Y CONSTRUCCION DELOS ARCOS PRIMITIVOS, Edward McEwen, Robert L. Miler y Christophar A. Bergman © UNA FABRICA ROMANA, A Trevor Hodge © INGENIERIA MECANICA DEL ISLAM MEDIEVAL, Donald R Hil © RAICES MEDIEVALES DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL, Tony S. Reynolds © ELGRAN POZO DE CHINA, Hans Ulich Vaget © LATURQUESA EN LA AMERICA PREHISPANICA, Garman Harbottle. y Phil C. Weigand INGENIEROS DE CANALES DEL PERU PREINGA, Charles R. Orloft © LO.QUE "VIO" COLON EN 1492, | Benard Cohen © LAOBRA DE LA CATEDRAL DE FLORENCIA, Gustina Seagla © ELGALEON ESPANOL, Francisco Fernandez Gonzalez © INVENTORES ESPANIOLES EN EL SIGLO DE OO, Nieolds Garela Tapia © ELTRANSFORMADOR, John W. Cottman © LEONARDO TORRES QUEVEDO, Francisco Gonzélez de Posada © LACOMPUTADORA MECANICA DE CHARLES BABBAGE, Doron D. Swade 96 lineas diferentes del cerebro de 1a mujer desde una edad muy temprana. Las hormonas sexuales dirigen esta diferenciacién durante el desarrollo. Probablemente operan mecanismos similares para producir la variacion en el ambito de cada sexo, toda vez queexiste una relacién entre los nive- les de determinadas hormonas y Ia estructura cognitivaen la edad adulta. ‘no de los hallazgos més fascinan- tes es que las pautas cognitivas pueden seguir siendo sensibles a las fluctuaciones hormonales alo largo de toda la vida, Elizabeth Hampson do- ‘mostr6 queel rendimientodelas muje- res endeterminadas tareas eambiaba a lo largo del ciclo menstrual, segtin que los niveles de estrogeno subieran o bajaran, Los niveles altos de la hor- ‘mona se correspondfan no sélocon una relativa depresién en la capacidad espacial, sino también con una mayor capacidad articulatoria y motriz. No sélo eso. He observado fluctua- ciones estacionales en la capacidad espacial de los varones. Surendimiento mejoraen primavera, cuando descien- den los niveles de testosterona. Queda todavia por determinar si estas fluc- tuaciones intelectuales tienen algin significado adaptativo simplemente representan fenémenosde rizadosobre ‘una linea de base estable. Para comprender las funciones in- telectuales del ser humano, y la ma- nera en que pueden diferir varones ¥ mujeres en tales funciones, pre- isamos mirar mas allé de las exi- gencias de la vida moderna. No hemos sufrido seleecién natural alguna para leero para manejar ordenadores. Pa- rece, pues, claro que las diferencias en los modelos cognitivos entre uno ‘yotro sexo surgieron porque resulta- ron ser ventajosas desde el punto de vista evolutivo, y su significado adap- tativo reside probablemente en un pasado muy lejano, Téngase en cuenta que la organizacién del cerebro hu- mano se determiné a lo largo de ‘muchas generaciones mediante selec- cin natural, y que los estudios de créneos fésiles revelan que nuestro cerebro es esencialmente igual al de nuestros antepasados de 50.000 afios atras, por lo menos. Alo largo de los millares de afios que duré la evolueién de las caracte- risticas de nuestro cerebro, el hom- bre vivie en grupos limitados de caza- dores-recolectores. En una sociedad asi, la divisién del trabajo entre los sexos debia ser tajante, a imagen de lo que sucede en las actuales soc dades de cazadores-recolectores: los varones se encargaban de la caza ‘mayor, que con frecuencia exigia re- correr largas distancias. También eran responsables de la defensa del grupo contra depredadores y enemi- -g0s, y de la elaboracién y uso de armas. Con toda probabilidad, las mujeres recolectaban alimentos cerca del eam- pamento, atendfan el hogar, prepa- raban la’ comida y la vestimenta y cuidaban de los nifos. ‘Tales especializaciones habrian im- puesto diferentes presiones de seleccién ‘a varones y mujeres. Aquéllos necesi- tarfan eneontrar caminos a través de largas distancias, es decir, contar con una capacidad queles permitierareco- nocer una estructura geogréfica desde orientaciones diversas. También, habi- lidad para acertar en un blanco. Las ‘mujeres precisarian orientacién en cor- tos recorridos —tal vez valiéndose de hitos—, unas capacidades motrices finas a realizar en un espacio reduci- do y una discriminacién perceptual sensible a pequeios cambios en el am- biente, asi como on el aspecto y ol com- portamiento de los hijos, 1 hallazgo de diferencias de ori- gen sexual coherentes y, en al- gunos casos, muy sustanciales, su- giere que hombres y mujeres pueden tener distintos intereses y capaci- dades ocupacionales, con indepen- dencia de las influeneias de la socie- dad. Por ejemplo, yono esperaria que hombres y mujeres hubieran de estar necesariamente representados de forma paritaria en actividades o pro- fesiones que resaltan las habilida- des espaciales o matemétieas, como la ingenieria o la fisiea, y sf podria esperar que participaran més muje- res en los campos de diagnéstico médico, donde reviste suma impor- tancia la fineza perceptiva. Asi, aun- que cualquier individuo dado pueds tener la capacidad de situarse en un campo “atipico”, las proporciones de ‘uno y otro sexo, en eonjunto, admi- ten variacién. BIBL ‘Sex DIFFERENCES IN THE BRAIN: THERELA- “TON BETWEEN STRUCTURE AND FUNCTION Ditigido por .J.DeViies J.P.C. DeBus, H.B.M. Uylings y M.A, Comer,en Pro- ‘gress in Brain Research, vol.61.Elsevier. 984, -MascuLirry/Peinrry Dirgido por J.M. Reinisch, L. A, Rosenblum y S.A. Sen: ders, Oxford University Press, 1987 BEHAVIORAL ExbocRINOLOGY. Dirigido por Jill B. Becker, S. Mare Breedlove y David Crows, The MIT Press/Bradford Books, 1992, ‘Temas 28

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