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Estado actual de la responsabilidad social en la Universidad{de)Antioquia: una mirada desde sus{actores sociales d err \eeereker tronOL Leonardo Alberto Rios,Osorio Vicerrectori: Med Responsabilidad Social Universitaria: Tres trastornos en las rutinas universitarias Dr. Francois Vallaeys (ORSALC - UNESCO) Responsabilidad Social Universitaria: responsabilidad por los impactos Hace ya una década que se construyé explicitamente el concepto de Responsa- bilidad Social Universitaria (RSU) en América Latina, alrededor de los esiuerzos tedricos y précticos de la Red chilena “Universidad Construye Pais” y de la Red latinoamericana de Universidades animada por la ex “Iniciativa Interamericana de Etica, Capital Social y Desarrollo’, iniciativa promovida por el Gobierno no- ruego en el seno del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que dejé de funcionar en 2009. La Universidad de Antioquia fue una de las primeras instituciones de educa- ci6n superior en participar de este movimiento, siempre desde un marcado afén te6rico e investigativo. I presente libro es el valioso testimonio de esta pionera voluntad de construir conocimientos en una novedosa tematica de gestidn uni- versitaria, sendero tortuoso en el cual los investigadores tienen que hacer su ca- mino al andar. Tuvimos la suerte de poder acompafiarlos desde los inicios de su reflexién-accién y por eso contribuimos con mucho gusto, mediante este prélogo, 2 un logro académico e institucional digno de ser ejemplo para otras universida- des del continente y del mundo, EI concepto de “Responsabilidad Social”, por su parte, ha venido forjéndose poco a poco durante la segunda mitad del siglo XX, principalmente en torno a los efectos colaterales de las empresas sobre la sociedad, y la manera de gestionar dichos efectos de modo ético y sostenible, en el contexto de una mundializacién industrial social y ambientalmente arriesgada. La entrada en una “sociedad global del riesgo” (Beck, 1986), asi como el fracaso de la pretendida auto-regulacién del mercado frente a los desequilibrios sociales y medioambientales, han puesto en la agenda mundial el tema de la regulacién ética y politica responsable de los pprocesos desencadenados por la sociedad tecno-cientifica (Ostrom, 1990). Nues- tra sostenibilidad planetaria depende hoy de nuestra responsabilidad para con nuestra propia evolucién (Jonas, 1979) y el movimiento de la “Responsabilidad Social de las Organizaciones", aunque polisémico, se inscribe en esta l6gica ética y politica de regulacién Peto se consolid recién una definicién consensuada de la “Responsabilidad Social! al término de la larga discusién mundial’ que dio lugar a la reciente nor- ma ISO 26000 “Guia sobre responsabilidad social” (2010). Dicha definicion es x xl motivo de asombro filos6fico y reflexién: la responsabilidad “social” es responsa- bilidad de cada organizacién por los impactos sociales y ambientales que genera Todo el problema es de entender lo que implica ser responsable ya no sélo de sus actos y sus consecuencias directas, sino también y adems de sus impactos en el campo social total, que incluye hasta el planeta entero, sus condiciones de habitabilidad humana y la vida digna de las generaciones futuras (Vallaeys, 2011). Hemos consagrado nuestra tesis de doctorado a esta curiosa nocin de "respon- sabilidad por los impactos” sin tener hasta ahora la sensaci6n de haber agotado el tema y resuelto el enigma de esta paraddjica afirmacién. Sin entrar en argumenta- cciones muy largas, quisiéramos aqui s6lo resaltar c6mo la responsabilidad social aplicada a la universidad trastona varias rutinas mentales de los académicos y administrativos universitarios acerca de su quehacer diario. Mencionemos tres de estos trastornos: él de la Extensién, él del Compromiso ético unilateral, él de la Fe en la Ciencia, La RSU no es Extensién solidaria, es politica de toda la Universi ‘Administraci6n central, Formacién, Investigacién y Extensién. Primero, al igual que los empresarios tienen mucha dificultad en entender que la responsabilidad social de la empresa no es filantropia, los universitarios tienen mucha dificultad en entender que la RSU no es Extensi6n solidaria. Dentro de la rutina mental que define la Universidad latinoamericana en base al famoso teip- tico “Formacién, Investigacién, Extensién’, la RSU viene esponténeamente a ser pensada desde la idea de una Extensién bien intencionada hacia los més vulne- tables. Asi se confunde facilmente iniciativas de proyecctén social solidaria con iciativas de responsabilidad social universitaria. Desgraciadamente, ninguna buena accién emprendida hacia miembros de la sociedad permite satisfacer las exigentes condiciones de una responsabilidad por los impactos universitarios en la sociedad, impactos que van mucho mas alld de lo que puede pretender resolver el mejor programa de proyeccién social. Esto constituye el gran aporte te6rico y practico de la RSU. Siendo una politica de gestién de toda la universidad, tanto en sus tres funciones substantivas como fen su administracién central, la RSU permite introducir muchas problematicas nuevas en la reflexidn de la universidad sobre su relacién con la sociedad : la tematica del buen gobiemo universitario, la del campus ambientalmente soste- nible y ejemplar, la del buen trato laboral, la de la participacién universitaria en politicas piblicas, la de la revisién curricular a la luz de los desaffos socioeco- \Discusin que dé mas de 5 aos entre 90 pafes y todas las partes interesades pablcas y pri- vadas, con sin fines de luca, nacional y supranacianaes. Fs sintomdtico que ISO no pu proceder aguf coma para otto estindsres de gestion con fan solo un pequefio grupo de expertos la materia, Por su carder eminentamente ico y palo, SO 26000 es como quien dice wna “norma anormal”, que consigue su siempre fg legiimidad no de la experticia cnc, sina del didlogo democratic, némicos y ambientales de hoy, etc. La RSU abre la caja de Pandora de todo un Conjunto de temas de mucha importancia epistemol6gica, ética y social pero que permanecian velados y vetados en el modelo de la Extensién, modelo que servia sin querer el dudoso propésito de “inmunizar’ a la Formacién, la Investigacion y la Administracién central contra la necesidad de responsabilizarse por sus respec tivos impactos sociales y ambientales negativos, puesto que se confiaba al drea de Extensién el cuidado del buen actuar institucional para con la sociedad, liberando a las otras éreas de tal fastidiosa preocupacién, Al contrario, la RSU exige una coherencia institucional permanente en todos los procesos organizacionales, una congruencia entre el decir y el hacer desde la compra de papel hasta la organizacién del plan curricular y el manejo de las lineas de investigaci6n, Luego, la Extensién se beneficia mucho con la RSU, puesto que tal politica general de gestién ética coherente de la institucién protege ala Extensi6n contra la tendencia actual en reducitla a una mera funcién de venta remunerada de servicios a las empresas, y promueve la articulacién de la Exten- sién con la Formacién y la Investigacin, En efecto, la RSU obliga a la sintonia centre las tres funciones substantivas, tradiclonalmente disgregadas en La univer- sidad, organizacién de origen medieval y fragmentada en islotes en la cual cada ‘quien est4 muy celoso de su independencia y genuinidad. Es asf como, por ejem- plo, metodologias como el aprendizaje-servicio pueden permitir tumbar paredes ‘organizacionales y hacer que el departamento de Extension sea considerado (jpor fin!) como un verdadero departamento académico que nutte permanentemente la labor de las Facultades y los Centros de investigacién, La RSU no es compromiso ético unilateral, es respuesta obligada a deberes sociales y medioambientales mediante el tratamiento de los propios impactos negativos de la Universidad. Segundo, es muy dificil superar un prejuicio basico que confunde la ética con una autodeterminacién personal libre y altruista, pero solipsista y unilateral, que emanaria de la voluntad genuina del sujeto (en este caso de la institucién uni- versitaria). Desde tal premisa liberal subjetivista, la responsabilidad social seria tun “compromiso” que tomaria libremente la universidad para con su entorno social, Pero, desgraciadamente, una “responsabilidad” no es un “compromiso”, es la obligacidn de responder a un llamado que viene del otro, llamado anterior a cualquier libre autodeteminacién: me comprometo como yo quiero, pero no soy responsable de lo que quiero, sino que los demas me hacen responsable, me guste (© no. Por lo que toda responsabilidad remite a relaciones y deberes anteriores a toda libertad soberana (Lévinas, 1978), frente a los cuales el sujeto tiene deudas a priori que no puede ni definir a su antojo, ni eludir, sino s6lo asumir en el acojo del otro que le abre la posibilidad de ser sujeto libre desde la responsabilidad y rno contra ella, Ast es que la responsabilidad social de la universidad no es un libre compromiso de la universidad para con la sociedad, sino un deber que le xa xiv promete, si ella lo asume, trascender su independencia legal egocéntrica hacia tuna autonomia social compartida ‘Aunque patezca un simple juego de palabras entre compromiso y responsabi- lidad, la diferencia es abismal: es la que distingue una declaracién de intenciones unilateral formulada por una universidad soberana frente a la sociedad con una obligacién multilateral de muchos “inter-actores” entedados en sociedad, de los ‘cuales la universidad forma parte al igual que los demas. Si hay una responsabi- lidad “social” de la universidad, es porque ella no puede definir a su antojo su vincula con la sociedad, sino que tiene que responder, desde sus propias pericias ) facultades organizacionales, por los problemas sociales que ella ayuda en re- producir (muchas veces sin tener conciencia de ello} y sobre los cuales ella puede tener una influencia positiva, Tiene que responder por y a la gente afectada por dichos problemas sociales. La idea de responsabilidad social presupone la soci lizacién de la responsabilidad, luego su comprensién en términos de cortespon- sabilidad mutua ‘Aqui entra en escena la famosa nocién de “partes interesadas", 0 “grupos de interés" (stakeholders en inglés, parties prenamtes en francés) que complejiza mu- ccho esta curiosa responsabilidad compartida e interactiva, desafortunadamente tan alejada de los cémodios compromisos que uno declara y controla desde Ia esfera solitara de su soberanta institucional.? Estos grupos de interés son todos los poten- cialmente afectados por la insttucién universitaria, jy son miles!: desde el recién nacido de la secretaria del rectorado hasta las generaciones futuras, pasando por tl empleador del egresado, el ciudadano victima de una falta de informacion de la ual ni siquiera esta consciente, el estudiante abrumado par unos prejuicios epis- temoldgicos no discutidos, los nfios explotados o las especies vivas desaparecidas ‘como efecto colateral de las compras hechas con meros criterias de ahorre presu- puesta, el docente mantenido aftos en situacién laboral de precariedad, etc. ‘Aqui entra también en escena la incémoda nocién de “impactos negativos", asi como aquella, més incémoda aun, de “curriculo oculto”. Analizar los impac- tos negativos del quehacer universitario, escuchar alas partes interesacas, develar los efectos colaterales de las rutinas institucionales, diagnosticar los prejuicios académicos socialmente dafinos de las ensefianzas y los protocolos epistemo- légicas, todo eso nos “enreda” en un complejo tejido social local y global de incoherencias, sufrimientos, injusticias e insostenibilidades fomentados desde el mismo conacimiento académico, de los cuales no podemos después lavarnos las, manos, enorgulleciéndonos con nuestra noble Misin piiblica de llustracién aca- démica, A la universidad, le es muy dificil admitir que ella también puede dafiar al mundo, producir y reproducir injusticias sociales, acelerar la actual inclinacion dde la humanidad hacia su insostenibilidad planetaria = Véase todas las decleraciones institucionales de “Miso, Visio y Valores" en las paginas Web de as universidades, que se parecen todas Sin embargo, es obvio que la RSU no debe conducimos a un abismo de cul- pas, luego a la desesperacién e inaccidn fatalista, sino a la posicién modesta y honesta de que la institucién universitaria forma parte de las contradicciones sociales que también reproduce, aunque no lo quiera. Desde esta lucidez hu- milde, es posible empezar a tejer alianzas (porque ninguna organizaci6n puede asumir “Su” responsabilidad social a solas, ya que nadie tiene soberania sobre sus impactos sociales sistémicos) y organizar con las partes interesadas procesos ce miejora continua (no de perfeccién). Esta es la posicin responsable, que no es rningtin compromiso voluntario, sino el pago de una deuda social permanente. Se institucionaliza como estrategia de mejora continua a través de tres preguntas:! # ;Cuiles son nuestros impactos negativos? (autodiagnéstico institucional pai ipativo) ‘+ 1Qué debemos hacer para poder suprimirlos? iplanificacién de la mejora con- tinua entre todos fos miembros de la comunidad universitaria) ‘+ {Con quién debemos asociamos para lograrlo? (constitucién de redes inter- ‘organizacionales cle corresponsabilidad social) La RSU no es cémoda: obliga a repensar la misma Iegitimidad social de Ia Ciencia y la Universidad. El tercer trastoro que introduce la RSU se desprende de los dos primeros: si la RSU no es mero programa de Extensién hacia la sociedad, ni mero compromiso institucional unilateral, sino una politica integral de gestién que obliga a enre- arse junto con todas las partes interesadas en el tratamiento de fos impactos negativos de la misma universidad, esto significa que la RSU abre la posibilidad en la sociedad actual. En la dindmica de “terapia organizacional” que constituye la responsabiliza- i6n social universitaria, no es posible escapar de una reflexidn sobre el signi cado social, ético y politico de la formacién universitara, la praduccién de co- rnocimientos cientificos, y el rol politico de la Ciencia en el mundo actual. Esta reflexidn entra en el rubro de lo que nosotros llamamos “impactos cognitivos epistemaligicos”, al lado de los otros 3 tipos de impactos universitarios (impactos organizacionales hacia dentro, incluyendo tanto la dimensién laboral como a medioambiental; impactos formativos hacia los estudiantes; e impactos sociales hacia todos los agentes externos con los cuales se vincula la universidad). 7A qué llamamos “ciencia” en nuestra universidad? gQué, cémo y con quién se constru- yen conocimientos aqut? ;Cudl es el rol social de la Ciencia en nuestra sociedad? ‘ver para mis deals Vales F de a Cruz, Sasa P.Responsaid Soci Universi: Ma ‘ual de primeros pasos, Banc Iairamericano de Desarolla McGraw-Hill Interamericana, 2009 {A quién le da poder y a quién Te quita poder? ;Qué significa ser universidad en tuna “sociedad del conocimiento” en la cual el conocimiento se construye en miil- tiples lugares y ya no se ubica sélo en las cabezas de los Maestros universitarios? Qué significa ser universidad en una sociedad latinoamericana en desarrollo econdmico veloz pero desigual? Etc. Fstas rellexiones no son exquisiteces ociosas. Orientan la identidad y estra- tegia de cada universidad como agente de politics piblicas, como ciudadano organizacional en su territorio, que elige opciones y descarta otras. Pero estas preguntas “trastornan” las rutinas mentales en cuanto conducen a una actitud critica frente a los grandes idolos de la Modernidad que son “La Ciencia”, “El Progreso”, “El Desarrollo”. Habria de ser ciego para na ver que la relacion entre Ciencias y Sociedad ha cambiado radicalmente en poco tiempo: «La identidad entre adelanto cientifico y mejora social ya no es admisible sin discusién, por lo menos desde la época de Hiroshima y el desciframiento del ‘genoma humano, La Ciencia ES un problema ético (Habermas, 2001) + Tampoco es admisible la diferenciaciGn tajante entre las esferas politicas le. nas de opiniones y luchas de poder por un lado y, por el otro, la comunidad

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