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ANDRES RESENDIZ RODEA’* Lo hiimedo y Io seco Fronteras y polarizacién social en Ia plistica mexicana del siglo xx vertical de depésitos lacustres: de norte @ sur se sucedian los lagos |de Zumpango, Xaltocan, San Cristébal, Texcoco, Xochimilco y Chal- 0, De manera escalonada ls aguas de todos ellos fluian hacia el centro, don- de se localizaba el lago de Texcoco, muy cerca del costado oriental de la ciudad de México y a un nivel igual o ligeramente inferior. Chalco y Xochi- rilco se comunicaban directamente con las orillas de la ciudad por un canal {al que se denominé de distintas maneras: dela Viga, de Xochimilco, de San- ta Anita, y otros), para después desembocar sus aguas en el lago de Texcoco por el canal de San Lizaro. Por ello, cuando las Iuvias se incrementaban inesperadamente, el peligro de inundaciones apuraba a a ciudad Varios aluviones afectaron a nuestra poblacién, pero el mas grave de su historia ocurrié entre 1629 y 163s, cuando por tiempo prolongado mantuvo a Ja ciudad bajo cierto nivel de aguas: “El balance era catasrofico: millares de muertos, dos terceras partes dela ciudad arrasadas, los edifcios més macizos socavados por las filtraciones. Durante casi cinco afios, el comercio habia es- tado paralizado, al igual que casi toda a actividad econdmica.”* E: 1. VALLE De nefxrco, en la mayor parte del siglo x1x, subsistia un eje + Agradezco a Ana Garo su apoyo en restr ete tema del alvio y por ss comentariog «Patrica Chaveo y Blancs Lamadid por sus obsrvaciones a Aurelio Salis por la reproduc ‘lon de imagenes. ‘Alain Muse, agua ene valle de Métien, Méxen,Ptico de la ciudad de México, Cen tro de Estudios Mexicanos y Centroamericancs, 1992p. 189 acta. Be ANE ETT, EM 2s 7 ry ANDRES RESENDIZ. RODEA ‘Se menciona que 30 mil indigenas sucumbieron en ese periodo y la mayor parte de las familias de espatioles emigraron a poblaciones cercanas, como San Agustin de las Cuevas, Tacuba, Coyoacan, Texcoco e incluso a Puebla, Fue necesaro reconstrur y areglar casas, edficios y puentes. A partir de entonces se intensificaron las reflexiones sobre la conveniencia de desecar las lagunas parcial o totalmente En cuanto al siglo xrx, varias imundaciones continuaron afectando con di- ferente intensidad a la poblacion de la capital, por ejemplo, el desbordamien- lo de 187s provocé epidemias con una crecida cifra de defunciones en los ba- os bajos del norte y del oriente.* A inicios del siglo decimondnico los trabajos del desagite realizados por los gobiernos vireinales habian sido interrumpidos por problemas politicos y econémicas y, en los primeros afios de la época independiente, no sélo deja- ron de hacerse avances en ese proyecto sino que los alcanzados hasta entonces se encontraban en proceso de deteroro, Para 1831 se informé a los mexicanos que se habfa encargado al coronel Jo- sé Rincén practicar un reconocimiento formal del estado de las obras hasta entonces logradas.’ Ademas de tratar de prever las inundaciones la Secretaria de Relaciones Interiores y Exterores, en su informe anual, manifesté su preo- cupacion por dar continuidad alas obras, pues “Lo que ganara la salubridad es evidente, si se considera que los terrenos pantanosos, cuyas exhalaciones rmefiticas infestan el aire de este valle, quedarian entonces disecados y reduci- dasa cultivo"* ‘Aunque para José Rincén la solucién era que las lagunas quedaran com- pletamente extinguidas, para la Secretaria de Relaciones esto no era lo que se pretendfa en ese momento (ambas posturas continuarfan teniendo adeptas a lo largo de ese siglo), pues se manifests que las aguas que se dejasen subsistir eas lagunas y canales podtian se ities para el trfico interior, asi como para preservar la cazay la pesca necesaria para la provisén de la capital Esta percepcin es la que se sosteni visualmente por algunos artistas, co- mo Conrad Wise Chapman, en su acuarela Vista de la ciudad de Mexico desde 2 Hmesto Lemoine Vilicaa, 1 desi dl valle de Mesico durante la paca independiente “México, Universidad Nacional Auténoma de México, 178, po. 3. Lncas Alamin, Memaria dela Stata de Estado y del Despacho de Relaciones Interiors y Briones México, Imprenta del Aguila 23, p. 3-4 4 Lacs Alimin, Momoria dela Seetari de Btadoy del Depacho de Relaciones Interns _y Exterioes Mésico, Iprenta del Aguila, 183, p. 2. 10 HUMEDO ¥ Lo seco 79 +. Casimlro Casto y J Campillo, Laclede Rodin yu deembarcade Moga ‘ene bum Mec yu alededores 186, cl lag de Texcoca, de 1874, donde nos muestra diferentes tipas de canoas dir signdose a la urbe que se encuentra alo lejos: as de pequefio calado para uno © dos pasajeos y algan cargamento de flores y fruta impulsadas a base de una palit; la “aristocratic”, de ventanas y techo curvo de madera o de hoja de l- ta, com los pasajeros acomodados en asientos laterales y hasta con un espacio para flores 0 verduras; la de toldo humilde, de estera, petate o lona, con viaje 10s més modestos sentadas en los bordes laterales de la embarcacion, De modo anlogo, la litografia Canal de comunicacién, entre las lagas de Chalco y de Texcoco, incluida en México pintoresco de Rivera Cambas (1880 1883), nos remite a la posibilidad de recursos desde antiguo disponibles, re- presentados en esta ocasion mediante la caza de patos (ein como actividad deportiva). Igualmente, el autor agregé el desplazamiento de una ancha ca- roa trajinera con su voluminosa carga en costales, que en época de semana santa, en el canal de la Viga, se convertia en la embarcacién propicia para el fandango acustico del "peladaje™. La abundancia de pijaros es més manifesta 80 ANDRES RESENDIZ. RODEA en los colores del dleo Las vlcanes desde ef lago de Texcoce, de Jean Baptiste Louis Gros (r885), donde el agua da refugio al encuentro tranquilo de aves de diferentes especies, con el poblado de Chalco al fondo, Fernando Best Pontones, en 19s, recoge en su dleo Vista del taccthuatl desde ef Iago de Texcoco, una escena tradicional de pesca, con red y canast. “Todas las imagenes arriba mencionadas tienen algo en comin, son vistas ale- Jadas de la rivera de la ciudad, por ello no suministran, consciente oi mente, la corrupcién material y social que. como diferentes escrtores men- man, se producia en las aguas inmediatas a San Lava. El abasto dio al canal un movimiento constante y proporcioné escenas coloridas con los almacenes de fruta, hortaizas y otros productos. En la no- vela costumbrista Las bandidas de Rio Frio, famosa por su amplio valor teti- monial de ambientes y actitudes, Manuel Payno (1810-1894) representa la bbondad y belleza natural de nuestro pais encamadas en el personaje de la pro- pietaria de uno de esos establecimientas, lamada Cecilia El viaero J. Mau- ricio Rugendas (1802-1858),° que visité nuestro pals entre 2831-1834, ejecute significativamente el vigor y la prosperidad de esos comercios en el dleo Vern cdedora de fruta, donde el personaje central muy bien puede identificarse con la posterior exaltacién de la Cecilia de Payno;? ambos casos encarnan el ar- quetipo de la “china’, ya muy consolidado en el siglo xex. Ella forma una lunidad opulenta y prolifica, con sus jugosos y acomodados frutos, bajo el tol- do de su establecimiento (que en ese momento mas parece tn dosel ante la aprehensiva mirada de los transetintes), El paisaje del canal de la Viga en los poblados riberefios de Santa Anita, Ixtacaleo y Xochimilco se consttuia principalmente de casas de adobe en cu- yas inmediaciones crecfan los sembradios de flores, legumbres y el abuejote (como el sauce), Pero al llegar las aguas de este canal alos barrios orientales y penetrar @ la ciudad por la calle de Roldan, se juntaban las aguas sucias de la ciudad con las del canal. En donde también aparecian bodegas de carbén, to- cinecrias, curtidurias (especialmente sobre el inmediato calljén y calles del 5. Manuel Payno, Ler Bander de Rio Fle, México, Poria, 1996, pp 9, 12, Se public6 primero en Barcelona entre 818-801. En Mevico se reedit tardamente hasta 138 {6 Nacido en Augsburg vija ene 1:-1835 por Bra, a su rgreso a Europa se relaciona on Alexander von Humboldt y de sys 22446 recor Menicoy Amécics del Su. 7. Claudia Ovando, de manera verbal, ha comentado el curiwo parecido ene Cecilia ls Vendedora de ruta de Ragendas 10 HUMEDO ¥ Lo seco &1 2A Gallic, H]pece del Vig dete, comulitogala. Attn mean 15. Puente de Curtidores y de la Danza). fondas modestas, las tradicionales pul- 4queris, un establecimiento de estampados. varios molinos de aceite” y al ‘menos dos fabricas de jabén."" Comercios como curtidurias y tocinerias se instalaban preferiblemente en estos barrios, donde “sus deshechos son ver- 8, Bugenlo Mallefert, Dincorio de comerc de imperio mexicana México, E, Malte. 1867, p 272 9. De Lis Sabedra en el eallefn de Pacheco. aon, Conteibuciones Directs, Libr decal ‘Acai de tabloclnsntes indies de 280 ro, Eire los ls establecios por Pedro Padil en la calle de Roldin; de Guillermo Ley y Santago Toco, ambos enel Puente del Embarcadero: de Manuel Najera en Puente de Sani sgulto,y de Manuel Huerta enol callen de Talabarteria, asx, Contrbuciones Dieta, Pe ‘hind eableciienas indies de. sn. De V. Montes de Oca en a ale de Rolin y otra de uan N. Zepeda en lade Curidores yy Santo Toms. Ieneo Paz y Manuel ernel, Nueva guta de Mevicn, México, Imprenta de Paz, 186, p20, 82, ANDRES RESENDIZ. RODEA tidos en los conductos del agua que corren por aquellos suburbios, aumen- tando en bastante grado la aversion para habitar estos lugares” los barrios coincidié la presencia de inmundicias y del inmaculado cromatismo de productos naturales que eran conducidos al interior de la ciu- dad, lo cual configuraba un contraste sompresivo para los escrtores, como Francisco Gonzalez Bocanegra. El decia que el canal de la Viga era hermoso y cristaino en las afueras, pero que al entrar sus aguas al perimetto cercano a la calle de Roldan ya despedian un olor repugnante, Las apreciaciones de Gonzalez Bocanegra fueron hechas para acompaiiar la litografia de Casimiro Castro y J. Campillo, La calle de Roldén y sx desembarcadero (figuras), en el Album Méuicoy sus alrededore Esta imagen sera uma excepcién en los temas relacionados con el agua, aunque posteriormente sera copiada y reproducida (como en la litografia Mercado en el desembarcadero de Roldén y la Alhéndiga, de Luis Garcés),* que sélo encontraré eco en otras litografias del mismo Ca- simiro Castro sobre mercados y fuentes piblicas. Si bien es un documento costumbrista, muestra al barrio con una mirada de intromision que se sor- prende ante la escena; entre las paredes himedas de algunos edificios, mer- cana y personas se comprimen ante el espectador y crean un paisaje abiga- rrado y sofocante, muy acorde ala sensibilidad de la época por los miasmas, donde la corrupcion de las aguas se agravaba con los efluvios del hacinamien- to, Felipe Suérez, novel médico en 1888, es portador de concepciones seme- Jantes (los miasmas, ademas de fomentarse por la humedad, también lo ha- cen por la muchedumbre en espacios reducidos), que se evidencian desde el mismo sublitulo de su trabajo: Feigraca influencia que eercen sobre la salud iiblica los cuartees,hospitaesy el canal de la Viga.® 12, Gustavo Ruse Sandoval, {Cuil es la ffluencla patogénica que tenen las lgos sobre Ia clad de Meco”, en Gaceta Média nan. t VII, Meio, 1° de mayo de 2873. p.75, 13, Francisco Gonzalez Bocanegra, “Calle del Puente de Rolin’, en Mico y suralededores elect de monuamentas, aes pales dibwldes al natural y Mogae por adits mec nag México, Imprenta Litoufca de Decaen, 1864, Fast de Taversora Busit/Sanborns Hexmanos/Seguros de Mexico, sta, p36 14 En Manuel Rivera Cambas, Mévc pinto, arto y manumental México, Imprenta dela Reforma, 80-1883, 1p. 94 's. Felipe Sue, Agunas condsracones bre igi pba Pls inflenca gue eecan sobre la salud publics les cuales, boptles yl anal dea Vig, esis inaugural para el eamen ‘eneral de medicina, cris y obsttiia, Mévico, Oficina Tipogrfca dela Secretaria de Bo- Lo itiMED ¥ Lo seco % s,s Coto, Za compuera de San Lazaro La garita de San Lazar, lel, 1857 Col, Museo Bello Zetina, Puebla Estos barrios, aun en la peniltima década del siglo decimonénico, segin Rivera Cambas, estaban poblados por el sector mas rezagado del populacho, vestidos con calzén blanco, pantalén hecho pedazos y enaguas zurcidas con re- 1iendos de mil colores, de donde saan ls albailes, tocineros,cargadores, los conductores los curtidores, los “empedadores’ de las alles y “otra porcién de los que se dedican a ocupeciones para ls cuales no se necesita mas que seguit ‘una rutina, sin tener que efercitar la inteligencia, “gente de la peor clase, que entre los basureros entre los canales que atraviesan la ciudad por aquel lado, hallan la manera de continuar los asaltos y seguir cometiendo maldades”; “esa ‘multitud que no piensa en el dia de mafana, toma el desorden por la libertad. De alli brotan viciosos y aun bandidos de los que infestan los caminos, roban las hrabitaciones de la ciudad, y se abrigan entre ls casuchas estrechas que forman Jas calles tortuosas, oscuras y sombrias de aquellos barrios’. 26 Manuel Rivera Cambas, op. cit, pp. 6-17. 84 Awonés RESENDIZ RODEA Pero cémo fue que esta ribera del lago de Texcoco se convirti6 en una z0- na de degradacién y en una amenaza para la salud? Formacién del gran muladar de la ctudad Entre las causas atribuidas a las epidemias estaba la corrupcién del agua estancada y la acumulacion de basura, las cuales producfan “emanaciones riasmiéticas'; esas condiciones eran precisamente las que imperaban en el lado oriental de la urbe. Con el crecimiento constante de la ciudad de México, se generé una ma- yor cantidad de desechos domésticos y piiblicos, de los cuales se buscé de- ‘sembarazarse de la manera mas répida, El lecho de los rios,canales y acequias fueron el conducto para llevar estos residuos, en parte al Gran Canal de desa- sie yen parte al lago de Texcoco. ‘Como se sabe, en este [lago de Texcoco| desembocan las atarjeas que con mucha Tentitud conducen las aguas que han servido para los usos piblicas y domésticos de Ia ciudad, En este vaso se vierten las materias fecales que son ttansportadas en vehiculos especiales, ya este mismo lago van los residuos onganicos de las cur- tidurias que le leva el canal de Santo Tomas y que es el que directamente recbe Tas atajeas.| Felipe Suarez, personaje mencionado lineas arriba, seialaba que el canal de la ‘Viga (ademas de ser usado para descarga de “albafiales y comunes’) tenia en sus orills establecimientos industriaes, de productos quimicos y tejidos, que le suministraban desechos organicos y otros materiales contaminantes. Decia que el canal ya no era sino: “una inmensa atarjea abierta,cuyas aguas, puras tres kilometfos antes de entrar a la ciudad, se convierten luego en una in- rund mezcla de los desperdicios de algunas fabricas de productos quimicos, de los de otra de tejidos, de muchas tenertas, ya en las calles pasa cerca del Hospital Juirez, del Rastro, del Mercado de la Merced y por iltimo de la fé- brica de gas’ La legislacin sobre limpieza urbana, ademas de sus inexacti- 1. Gustavo Rae Sandoval, op ct. 6 1 Felipe Suter, op ct, pp 19-20, Lo itiMED ¥ Lo seco 85 = + ‘4. Casimiro Casto J. Campillo, etalle dela tografa Tes mereanax el bun Mc saad 186, tudes y de la corrupcién administrativa, se enfrent6 al siguiente dilema {c6mo solicitar a esos establecimientos no contaminar esas aguas si la propia ciudad y su gobierno encauzaban desde tiempo antiguo sus materiales de desecho por es0s canales, como expeditos medios de drenaje? En estas circunstancias, cerca de las ruinas de la iglesia de San Lazaro, se instal, entre 1869 y 1871, la planta para producir gas hidrégeno bicarbonado —extraldo con preferencia, de la brea’— para el alumbrado piiblico y par- ticular, produciendo residuos de acetes y otras sustancas: “la separacion del hhidrogeno sulfurado o de otros gases, que al arder despiden olor desagradable y perjudicial, se hace por medio de bafios; el agua que se emplea en el gasé- ‘metro sale por la acequia 0 canal de San Lazaro’. ss, Rivera Cambas, op. it, ps6 86 ANDRES RESENDIZ. RODEA Aparte de los establecimientos que ya se encontraban ensuciando el canal desde las calles de Roldan, a mediadas del siglo decimonénico ya existian otros que probablemente también lo hacian sobre el propio cauice que servia de paseo en las inmediaciones de la ciudad. Entre ellos estaba la fabrica de productos quimicos de G. Keymoen (empresa que en 1867 aparecia adminis- trada por una testamentaria)*® y el establecimiento para elaborarcerillas de Potnon Hermanos Una cromolitografiatitulada 7 pase de Ja Viga (figura 2) frmada por A, Gallic. en el Album mexicano de 188s (en el cual también colabor6 Casimiro Castro), constituye, ademas de una representacign del paseo donde coexisten (aunque no conviven) las clases populares y acomodadas, un testimonio de la presencia de una de estas fabricas;en una de las riberas del famoso canal, seapre- cia afachada de una construccién con un portal, en cuyo frontspicio apenas se een unas letras borrosas de lo que parece ser una compari de productos quimi- cos. Hoy podemos indicat, gracias a un directorio comercial que se trata de Frivolin Mavers’ establecimiento dedicado a producir dcidos. De pasada y en ‘una esquina de la escena, se representa la actividad de lavado de ropa por dos mujeres. Imagen que revela que el liquido (proveniente dela laguna de Chalco y de los veneros de Xochimilco) era relativamente limpio antes de arribar a lu- {ares como el mostrado, donde inicia la contaminacion hasta constituir lo patrido en efervescencia que mencionan varios texts de la época, Por ello, no es extrafio constatar que el canal de la Viga, cuyas aguas eran pres tres kil6metros antes de entrar @la ciudad”, al Hegar a los barrios de San Lizaro se convertian en una inmunda mezcla de desperdicios. La si- tuacion se agravaba cuando los albariales y acequias, antes de descargar su contenido a esa altura del canal, se estancaban en algunos tramos, viciando la atmésfera con su inmensa superficie de evaporacién’.* 20, Pobablemente se uate de Juan Keymoleno agin mlembro desu fala queen 185 soli un privego ala Secretaria de Fomento por un “Procedimiento paral elaboracdn de ‘un gas scado de las maders" ac, Patent y mara exp. 238. Bgenio Mailer, Directorio de eomercio del impero mexican, Nxico, E- Maller, 867, Fas publicado pore Inst- tuto de fnveigaciones Dr. Fst Mara Luts Mor, 992, P 295 2: Ireneo Pazy Manuel Tone, Maeva gute de Mecca Mexico, Imprenta de, Paz :83,. 7 2a Ieneo Pa, op ct . ty 2. Blip Suir op. tp. 2. 10 HUMEDO ¥ Lo seco 87 Villasana realizé para una publicacién periddica del México del siglo xxx una litografia en la cual personifica ala ciudad de México como a una bella ‘mujer, coronada, de rasgos occidentales y con una vestimenta clésica, pero desgarrada y manchada por el fango en su parte inferior, calzando unas san- dalia estropeadas. La parte baja del hermoso cuerpo alude a la parte sucia ‘que no le permite ala capital mirarse moderna; los barrios de la parte orien- {al, con sus construcciones htimedas, sus calles anegadas y con lodazales per- rmanentes por Ia cercanfa de las acequias y del lago de Texcoco, fueron un obstéculo para construcciones nuevas y de grandes dimensiones. ‘Como se puede apreciar, las representaciones visuales aluden muy tenue- mente, cai accidentalmente, al deterioro del ambiente. Es en la litografla don- dde quiza se da mas apertura al asunto, pero atin no como problema ambiental ‘compartido, sino como un conflicto de los habitos higiénicos de los otros, de los que habitaban la zona mas marginada de la ciudad, El oriente era el lado de ingreso principal a la ciudad; por ello, en un pe- riédico de 1848, se criticaba el primer impacto de su imagen descuidada Si no era posible desaparecer en corto tiempo las casuchas miserables, las zanjas azolvadas, los lodazales, la basura y las emanaciones pestiferas, aconsejaba bo- rrarlos visualmente con unas “cercas de adobe", ademas de formar amplios corrales para guardar el ganado (que se traia diariamente a la ordeiia y las rulas que los arreros utiliaban en las madrugadas para realizar sus viajes) y los carruajes. Asi, de las cercanias de la garita, se desterarian “al mismo ‘tiempo las madrigueras de ladrones cercando con tapias los sitios abiertos en donde se ocultan. ¥ con esas medidas habremos quitado uno de los focos de insalubridad y una de las peores vistas de México".** En realidad, lo anterior significaba una incapacidad 0 una postergacién de las soluciones de fondo ‘mediante la evasiva de “sino lo veo, no existe” La entrada y salida de la ciudad, por la garita de San Lazaro, es un tema «que no se aplic6 con frecuencia en las artes (lo que st sucedié con la garita de Ja Viga) y cuando se us6-no se mostr6 con la crudeza que las descripciones Iiterarias y cietificas nos expresan: los aspectos desagradables y corruptos, de 24, Desafortunadamente lo reproduce Ma, del Carmen Rulz Castfeda sin indica el tulo| y fecha de la pabliacin, en La chudad de Mex enol slo xx. México, Departamento del Distrito Federal 2974 (Coleccion Popular ciudad de Mexico, 9). 7. 2. “Majoras de a capital’, 27 Keo de! Comercio, :2 de jlo de 3848, recopilado por Ma el Carmen Ruiz Castaieda, opt 88 ANDRES RESENDIZ. RODEA tun paraje ast, se atemaron para dar el efecto visual académico del momento: no obstante, algunos detalles nos revelan el ambiente desaliiado. Me refiero al éleo La compuerta de San Lazaro, que Luis Coto realiz6 en 1857, su segun- do trabajo efectuado directamente del natural (figuras). En esta tela, Coto muestra una sélida y rectangular construccién, con huellas de humedad en sus paredes, y una escena costumbrista: una vendedora de frutasatenta a una joven y un nifio, y algunas aves domésticas. Este pinto, dscipulo de Eugenio Landesio, también plasms en uno de los muros de la escalera, un etmulo de pelates raidos; en primera impresin, parecen secarse al sol, pero, segtin la descripcisn del Catalogo de la Expasicion de la Academia de x857, forman el toldo de una vivienda provisional. Es la tinica alusion que muestra un aspec- to de lo que debid ser la garita en un dia tranquilo. La compuerta de San Lézaro existia ya antes de 1795, pues José Antonio Al- zate menciona que antiguamente era de un “ojo”, pero que después se fabricé con dos arcos* Una lapida de marmol en el puente de mampostera de esta ga- rita seialaba que en 1796 e dio principio a las obras del camino a Veracruz” que alli arrancaba, quiza en ese momento se le hizo alguna restauracion. Luego, en 179, seria reparado por e] Ministerio de Fomento, para desaparecer como tal hacia 1903," con la inauguracion de ls obras del Gran Canal de Desagie. Ade- 1mas del comercio, este puente también regul6 la cantidad de aguas que se rete- nfan en la noche haciendo subir su nivel y reabrirsu paso ala mafia siguien- te; sonido de las cadenas anunciaba la elevacin de las compuertas de madera «que permitian alos productos dels atarjeas de la ciudad serarrastrados “con los sobrantes de las aguas potables” procedentes de os lagos de Chalco y Xochimil- co.» Después, con lentitud, la cortient era dirigida al noreste, para su desagi El estado de la zona oriente era el efecto provocado por la ciudad, que sélo buscaba deshacerse de sus residuos. Al ago de Texcoco se llevaban los re- siduos no sélo por el liquido de las atarjeas, tambien se vertian las materias fecales y cadiveres de perros y gatos que eran recogidos en los domicilios, por 26, Jost Antonio Alzate Ramite, Gara de Literatura de Métle vol. 5, Puebla, Oficina de Hospital de San Poo, 251, p. 408 La ec original sd x95 17 Jes Galindo y Vila, “Apunts de epiraia mexicana, en Memoria del Sociedad Clen- ‘ica Antoni Alsat México, 893-896 1 VI, pp. 447 28. Cuando sos instalciones son wsidas por una excuse yIuego como oficins de telérafos, “Archivo del Patrimonio Inmobilatio, Seretara de Desarrollo Urbano y Ecologia exp. 237. 29. "Aguas observiioneshigenicas sobre la ciudad de Menico, eativamente a os Lagos aque la ocean’ en Gaeta Medic nm. ,t. VIL, México, * de abi de 187, p Lo itiMED ¥ Lo seco 89 las noches, en carretones o pipas especiales. De estos transportes una pu- blicacion periédica preguntaba: “jCreéis que exista una gran capital en el mundo, que ademas de estar sentada sobre una gran cloaca tenga la fantasia de pasear desde muy tempranito en la noche los desperdicios de sus habitan- tes?” Lo que plantea esta interrogante de la época es tun rasgo de la modemni- dad a veces olvidado: la produccién y acumulacién acelerada de residuos. La contradiccién entre higiene y concentracion de poblacién urbana incit6 el desembarazo instantaneo (a veces improvisado) de los desechos; ello fortale- i el desplazamiento del problema y no su tratamiento, hasta que el espaci destinado se saturaba produciendo tuna nueva coyuntura. Para entonces, cite dades europeas de Francia e Inglaterra ya enfrentaban situaciones més o me- nos extremas con sus desechos. En la ciudad de México, para arreglr las atarjeas de las calles, que se azol vaban por la falta de declive adecuado, se realizaban limpiezas eventuales de ‘manera obligatoria, Esta faena debi6 ser frecuente, pues en una de las lami- nas, Trajes mexicanas del dll Mético y sus alrededores (figura 4), Casimiro Castro ineluy6, al lado de diversos tipos populares de la ciudad, a dos presi- diarias en ese trabajo forzado: con un balde, y ante una atarjea abierta, dos léperos encadenados de un pie se muestran en su hedionda labor, cuando una ‘mujer harapienta lleva a uno de ellos comida durante un intrvalo de descanso. La caractristica division actual dela ciudad en polos opuestos de imagen tie- ne su historia. La urbe ha despreciado a su parte oriental, pero es el producto de su propia forma de higlene pablicay privada, Pero también lo entonceslinderos urbanos del norte fueron menospreciados como residencia por las clases acomo- ddadas, La plaza de Santo Domingo, a pesar de contar con buenas construccio- nes, constitufa una demarcacion adonde el ganado lechero se concentraba, Precisamente, entre el norte y oriente, se conformé una pequeia zona que se constituyé en signo de peligro y rechazo, peto que fue formada por los hi- bitos de los demas pobladores de la capital. A esa parte se le denomin6 Via cen el siglo x1x. Manuel Payno, en Los bandidas de Rio Frio, menciona que en tiempos de la conquista era un poblado alegre yfloreciente pero que después fue abandonado, quiza por la fata de agua potable y lo inapropiado del tere- no para elcultivo: so, Gustavo Rui Sandoval op. ct, p 6. 31 [a interna del Diablo, 25 de noviembre de 373, reproducido en Ma dl Carmen Ruiz Castaieda. op. ct, p39, 90 ANDRES RESENDIZ. RODEA [No sabemos ni queremos averiguar si fue un virey o un presidente o un ayunta- ‘miento el que dispuso que se trasen en ese lugar as basuas y los desechos mis asquerosos de la ciudad [...] ‘Asse fueron formando pequeiias montaias y una especie de pueblecito con sus calles y veredas, hasta el grado de que alos que no estaban habituados, trabajo Tes costaba salir de ese inmundo laberinto si no acetaban a orientarse pot la pri- mera torre de la cludad que podian descubri ...] Los traperosesperaban todos los dias sentads en la cumbre de esas pequetias ‘montafias la legada de ls cametones, y sin ms instrumento que un palo o un clavo grande, escarbaban hasta encontrar pedazos defer, platos quebrados, trae ‘pos, zapatos vejoso cualquier cosa que les pudieraproducir alguna utlidad.* se lugar se localizaba por el Puente Tezontlale, una de sus calles adopt6 el nom- bre de Vitia (0 callejon de la Amargura), hoy forma ls calle de Jaime Nuné y Peravillo, un lugar inmediato al corazén de Tepito, actual bario dela ciudad. Pero el mayor descén de la época se acentué hacia la parte oriental urbana Ello se manifesté de diferentes maneras, como enviar las cosa indeseables a su demarcacion, tal sucedié con los hospitales especializados en enfermedades contagiosas. Cuando Hernan Cortés funda el primer lazareto, lo hace en un terreno situado por ¢l barrio de la Tlaxpana, pero al poco tiempo Nutio de Guzman soicité su cambio de ubicacion por el temor a “los graves perjuicios que podiatraer ala ciudad de México el hospital, sino se cambiaba a otra par- ‘te, ples por el lugar en que se habia establecido venta el agua de Chapultepec, y de ella se aprovechaban primero los leprosos”.» Fue aproximadamente en 1572 cuando el doctor Pedro Léper funds el Hos- pital de San Lézaro, escogiendo, como menciona Luis Gonzalez Obreg6n, un ‘punto mas conveniente” al oriente de la capital. Enel leo Entrega dels aves de la ciudad de Mexico (de 1867), pintado por José Calder6n (figura 5), Fausto Ramirez ha advertido en la loalidad representada, por un lado y un poco aleja- da, la antigua iglesia y Hospital de San Lazaro (més lejos aparece un puente de piedra del canal dela Viga) y, por el otro, la puerta de la garita por donde ingre- saron las tropas de la invasion francesa.» Las caacterstcas dela diversidad de 4% Manvel Payno, La bandids de Rio Fi... 5: Luls Gonziler Obregon, Meri vig, Meco, Alanaa, 1992: B95 34 Bs larecepidn ala ciudad de México que da Jost Mariano Salas al general Rory. Fausto Ramirez, La pliticadel pede a independencia, Mexico, Fondo Editorial de a Pistia Mex cana, 195, p. 6 10 HUMEDO ¥ Lo seco oy personajes que aparecen fueron captadas con bastante certidumbre, Jas polit 0s, militares, las clases acomodadas e incluso los grupos populares peculiares de Ja zona, como los jovenes con la canasta de flores y la mujer con tn nifio semi- desnudo en la espalda, La torre y cipula sobreslientes de la iglesia de San Lza- 1 (que actualmente ya no existen) son idénticas a ls plasmadas por Luis Coto diez aos antes en el ya mencionado 6leo La compuerta de San Lazaro, aunque desde una perspectiva un poco mas cercana y tras la barda de una huerta Este edificio del Hospital de San Lazaro, con su vieja iglesia y cementerio para los cadaveres de lazarinos duré muchos aos, hasta que deteriorado y sin suficiente agua potable fue clausurado en 1862. Para finales del siglo xtx, el ex convento de San Lazaro se uilizé por Ramirez y Zepeda para elaborar jabén y por la Compania Industrial Mexicana para la produccin de esencias * La {iglesia del mismo conjunto sirvié para “una fabrica de vidrio 0 de laillo"* Sus pacientes fueron trasladados a los de San Pablo y al Juarez, de los mismos suburbios. En este itimo hospital se enviaba para su atenci6n alos criminales ‘que padectan alguna enfermedad y alos enfermos de tifo,viruea, sarampién, escarlatina, etc. En r872 se infest de “ersipel, y fue necesario tomar pruden- tes y enérgicas medidas para hacer cesar esta terrible complicacion de las heri- das"2” Por la parte posterior del Hospital Juarez, junto a la sala de enfermos, pasaban las aguas de una acequia con depdsitos de materia orginica vegetal y animal en descomposicién que se dirigian al canal Despoblado de oriente Un médico de 187s opinaba que la proximidad de las inmundicias arrojadas por la ciudad a las orillas de San Lazaro y del lago de Texcoco mantenta a esos barrios con un desagradable olor en sus calles, provocando una tendencia a cemigrar. Ademés, la filtracion de agua salobre en los terrenos impedia el cultivo y deterioraba las construcciones.* Para el mismo galeno, las malas condiciones higiénicas no eran producto de la presencia inmediata de los 45, Adolfo Prantl y Jos L. Goso, La cudad de Méien Novisa gua universal dela Rep ica mericng, México, Juan Buxé y Compa, 901, PP 302 33, 36 Rivera Cambs, op ct p56 37. Balipe Suen op it, pp 415 3. Gustavo Rae Sndoval ope 7. 92 ANDRES RESENDIZ. RODEA 10, sino por los desechos arojados por los establecimientos como curtidu- ras y la escasez de aguas potables.” ‘Manuel Orozco y Berra observ6, en 1854, que el norte (por Santiago Tla- telolco) y el este (par San Lizaro) perdian poblacin por lo arido y triste de los terenos y por la falta de agua potable y que, por el contrario, en el sur y el oeste (por el lado de la Ribera de San Cosme) la poblacién crecia a gran prisa*° Cinco afios antes los capitulares del Ayuntamiento habian manifesta- do un criterio idéntico al juzgar que los barrios del Este y del Norte carecian de agua, mientras que los del Sur y el Poniente la tenian en abundancia, ade- mas de una mayor cantidad de arboledas. “Por tanto la poblacion ha aumen- tado en los tltimos rumbos [y] propende a extenderse hasta Tacubaya."# Por ello los arrabales empezaron a ser habitados por gente todavia mas precaria de los que partian, Vivian casi en ruinas, en miserables casas negruz- as de adobe, en calles sin banquetas ni empedrado, Manuel Payno, al salir de Ta ciudad en 1843, atravesando el barrio de San Lazaro en una diligencia, ob- serva el desaseo, el peligro y lo prohibido refugiado en el lugar: multitud de leperos, envueltos en sibanas o sucasfrazadas, estan bebiendo en las tabernas o jugando a la rayuela: mujeres impidicas y sin gota de vergienza,re- coglendo las basuras de los muladares; y muchachos desnudos revoleéndose en la tierra y en el odo como tos cecos. Este cuada chocante en que resaltan a com- petencla la holgazaneray la suciedad, no da por resultado sino ls bandas de ladro- nes que infstan los caminos y satan muchas veces aun las casas de la ciudad la ‘ultitud de mujeres publicas que recorten el centro; y lito de la indoleneia y hholgazanerfa en la juventud, que por otra parte pose inteligenciay vivera * 1a poblacién urbana entraba en conflicto con los barrios por las condiciones que la misma ciudad originaba; los rehusabs, los rechazaba, les negaba el agua potable y los servicios de empedrado, pero les remitia los indeseables de- 9 Ibid, pp 75 40. Manuel Oroncoy Berea, Hora de ecudad de Mie, deem fandacin hasta 154 México, Secretaria de Eaucacion Publica 980 (SepSetetas-Diana, x2), p95, 4. Manteo de la conducta de los capitalares que formaran el exelentiane Ayuntamiento de ‘ea captal Desie de julio hata ; de diiembre de ext a, Mica Tipograia de R. Rafe 1849, B. ‘2 Manel Pano, Obras complet Crinicas de vj I, México, Consejo Nacional pare Citar yas Artes, 996, p 10 HUMEDO ¥ Lo seco 93 5. Jost Maria Calder, Entrada de general ory al clad de México ede unio der, 86, ‘etl, ceo/ela. Col, Museo dela Ciudad de Mexico, Secretaria de Cultura del Dist Federal sechos y el contagi. Para completar el cuadro, desde 882 se ides instalar la ppenitenciaria de la ciudad por ese rumbo, ya que: los vientos dominantes del Norte y Noreste no llevan sobre la ciudad los masmas prodicidos por la agrupacion de lo press [...] ‘Ademds, la observacién de muchos afios demuestra que la poblacién de la Capital se ensancha constantemente hacia el Noroeste, Poniente y Sut: [y] que hhace largo tiempo no se construyen edificios nuevos hacia el Oriente" Controntacién de lo himedoy lo seco ‘Antes de agudlizarse esta polarizacion de la ciudad, ya desde 1795, Antonio Al zate cuestionaba que silos pantanos eran malos como generalmente se cr 4 José Maria Romero, Lapentencara Mexico, Imprenta de. Vicente Vlada, 886, p17 94 ANDRES RESENDIZ. RODEA {cémo haban subsistido entonces los pueblos de Ixtacaleo, Mexicalzingo, Xo- cimilco y otros, que establecidos en sus orilla “no viven mis tiempo ni mas s2- nos (que) los vecinos de Tacubaya y de San Angel, pueblos situados en terrenos muy secos?"** Segiin la antigua teoria miasmatica, lo hiimedo significaba corrupcion y enfermedad, Humedad y vapor se relacionaban intimamente con el ait: si el viento tocaba el agua corrupta, entonces éste propagaria en su deambular la suciedad adquitida en el liquido estancado.* Por ello Felipe Suarez, en su te- sis inaugural de medicina, de 1888, era contrario ala opinién de Alzate, pues pensaba que, por estar la ciudad a un nivel mas bajo, las aguas de las lagunas se filtaban a muros y pavimentos, ayudando a mantener una constante hu- rmedad del suelo, que propiciaba multiples enfermedades, pues, “sin necesi- dad de ver su contenido al microscopio, se puede asegurar que en él (el canal de la Viga) existen toda esa infinidad de microorganismos animales y vegeta- les, que hoy figuran en la etiologia de muchas enfermedades del aparato di- gestivo y respiratorio, asf como los miasmas de algunas fibres". Por ese tipo de pensamiento sobre lo himedo del oriente urbano, Tadeo Ortiz de Ayala recién independizado el pals, aconsejaba reorganizar la ubica- cin de los palacios imperiales de gobierno en “el paraje més alto, mas sano “menos expuesto a inundaciones”*? Sil oriente era favorable para acumular agua, el poniente y sur de la ciu- dad no presentaban ese problema, por lo cual fueron elegidos para paseos prolongados, realizar estancias para restablecer la salud y construir casas de veraneo (distinguidas por sus esmerados jardin). El viajero Mathiew de Fossey escribio, en 18.44, que en San Angel y Tacu- baya la época de lluvias fuertes no incomodaba, pues el agua resbalaba “por el declive de los cerros, en los cuales estan fabricadas las leas, sélo humedece ‘una ligera capa que seca el aire en breve"; Tacubaya,situada “en una colina +4 José Antonio Alzate Ramitez, op. at vol 2 276 4 Marcela Davalos, “La ciudad, l agua y los haitantes dela cludad de Mexico, Fines del sigh xv princlpios del xx", en Regina HernnderFranyut (comp), Za ciudad de Mico ‘nla primera miad del so 0 T I. Gaberno y palticSecedad year, Mexico, Instituto de Investigaciones Dr. Jost Maria Luis Mora, 998, pp 23-25, ‘6 Felipe Suite, op ct p21 47, Simén “Tadeo Ortiz de Ayala, Resumen dela exadtica del impero meicao, x33, Méxi- co, Univesidid Nacional Autonoma de Méxio/Bibiteca Nacional, 968, pp 3-52, 10 HUMEDO ¥ Lo seco 95 pedregosa’, y San Angel, “fabricada en el declive de un volcén”* Robert A. Wilson, otro viajero contemporineo, se alegraba porque San Angel tenia la ventaja de un camino casi todo seco.” San Angel se sitta “sobre unas colinas en anfiteatro", en el otro rumbo de Ja ciudad favorecido por no tener agua pitrida y st agua potable, En una no- vela de Manuel Payno, se comenta que al comenzar los calores y los casos de disenteria o de tifus en los barrios pobres y desaseados, los habitantes de la ciudad emigran arrebatandose el arrendamiento de las casas (ocupando aun las chozas indigemas);® por las cualidades atribuidas a este pueblo tan sano, que muchos enfermos. aun de gravedad, con sélo el aire que respiran lo. iran la salud en menos de dos meses, Situado a cosa de 72 vara de altura sobre el nivel dela Plaza Mayor de México, el aire no esta impregnado de los miasmas de Ietéres producto de los desechos de una numerosa pablacién, y el oxigeno de los pinos de la montafay el perfume de las flores de ls jardinesinfluyen en recons truir el organismo de una manera tan ripida que parece fabulosa * Para el mexicano Manuel Payno, también se hactan evidentes estas ventajas en Tacubaya, pues ademas de disponer de buena agua para beber: Su clima es uno de los mejores del mundo, y prueba perfectamente para la cu raclén de algunas enfermedades y la convalecencia de casi todas. Lo seco del terreno, la muy buena ventilacién, las aguas delgadas y sabrosas que posee. y cl oxigeno de la multitud de érboles que ya hay plantados y erecidos, son condi clones todas necesaras para conservar la salud. "= ‘Casimiro Castro elabor6 una litografia para el famoso album México y sus al tededores sobre La Villa de Tacubaya. Tomada desde Chapultepec. en la cual se ‘observa salpicando el paisaje de regia casas de campo de las clases acomoda- 4% Matheu de Fosey, Vig 2 Meno, México, Consejo Nacional pata la Cultura y ls Ar tes 1994 (Mirada vir), pp a5 25 49. Raber A Wison, Mev ts Pants and its Pret 156 Ctado por Hla de Gora Rable- Jay Regina Herande Fanyut (comps), en Maori yencuenes le cudad de Meio yl Dis (to Federal y 1920), Mico, Departament dl Disito Federnstitato Mora, 1988 1p 67 50 Jot M, Gonailex, “San Angel, 6, en Caimiro Casto, Monee ysurahededons..p si Pano, Lov bands de Ri rl p46. 52 Manuel Payno, “Tacubaya’, 36, en Casimiro Cato, Mic y sur alrdedares... p28 96 Awonés RESENDIZ RODEA das, rodeadas de arboledas. Solo das o tres casitas campesinas st pierden entre los terrenos, ademas de una amplia magueyera y un corral que se observan como testigos de lo que fue el ambiente anterior o para completa los servi- cios de las nuevas construcciones invasoras. ‘Otra litografia del mismo album, con el tito La Villa de Tacubaya. To _mada a ojo de pdjaro sobre el canmino de Toluca, es ejecutada por Castro con la colaboracién de J. Campillo. Es menos panoramica para poder mostrar algu- nos detalles del poblado; la mayoria de las casas son de uno o dos nivees, con sus portales y balcones. La mayoria de las construcciones que aparecen no son tan portentosas como algunos ejemplos existentes en el centro de la capi- tal, pero destaca a la derecha una edificacién moderna de mas de tres pisos, con una monumental escaera exterior» En el imaginario del siglo xrx, el sur y poniente de la ciudad fueron equi- valentes a salud, debido alas propiedades inherentes que les otorgaba el decli- ve vatiado del terreno, Por ello las clases acomodadas se apropiaron preferen- temente de estos espacias y se empefiaron en secar la cuenca de México, Pero no s6lo huian del polo hnimedo, sino que desplazaban a ese rumbo lo negati- vo, lo indeseable, en ese proceso profundizaron la diferencia con sus antiesis ‘urbanas. La polatizacin de la ciudad de México es una tendencia de las ciu- dades modernas (norte-sur, oriente-poniente) que no ocurre al azar. Es pro- ducto de una tensién generada en el acomodo de los intereses opuestos de los grupos sociales contends, los cuales e repelen se resisten de diversas mane- as, segregandose en espacios especificos donde el bienestary la armonia de formas llegan a ser excluyentes, conformando y reforvando a la ver inseguri- dad y desconcierto visual. Desde este punto de vista las cudades generan su propia negacién. En el fondo, se desinvolucran no sélo de los demas, también lo hacen desde la perspectiva del entorno que los engloba, que los contiene. En este panorama, la polarizacion de la ciudad de México no podia ha- berse gestado de otra manera; las condiciones orograticas e hidrogrélicas coadyuvaron al sentido de la polarizacién. Pero no basta con slo considerar esos factores naturales para comprender el proceso: la forma de percibire in- terpretar los mismos elementos de la naturaleza (los atributos otorgados pre- viamente a lo huimedo y lo seco) contribuyé a crear una estructura mental que orient la creacion de precepts e imagenes. 5. Quiz se trate del residencia de Jamison, que Manuel Payno describe en el texto “Tact ‘aga, del mismo dlbum ene que e present la litografi, 10 HUMEDO ¥ Lo seco 97 Bibliogratia ‘Alaman, Lucas, Memoria de la Secretaria de Estado y del Depacho de Relaciones Inte- rons y Ertrores México, Imprenta del Agu, xs. -Memaria de la Secearta de Estado y del Depacho de Relaciones Interiors y eros México, Imprenta del Aguila, #33 ‘Algunas observacioneshigénicas sobre lacludad de Méxlo,relativamente alos lagos «que la rodean’,en Gaeta Medica rim ,. VIL, México, 1° de abril de 18. ‘Aate Ramen, José Antonio, Gaceta de Literatura de Métic, vols. 2 y 5, Puebla ‘Oficina del Hospital de 8. Pdo, 1. 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