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Escribir es un oficio complejo y exigente, que requiere conocimientos tanto técnicos como prácticos. Este volúmen condensa las informaciones más útiles para todo aquel que se plantee dedicarse a la escritura, aquí un fragmento.
Escribir es un oficio complejo y exigente, que requiere conocimientos tanto técnicos como prácticos. Este volúmen condensa las informaciones más útiles para todo aquel que se plantee dedicarse a la escritura, aquí un fragmento.
Escribir es un oficio complejo y exigente, que requiere conocimientos tanto técnicos como prácticos. Este volúmen condensa las informaciones más útiles para todo aquel que se plantee dedicarse a la escritura, aquí un fragmento.
El oficio de escritor
nro cree coset
Ana Ayuso
OULD
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ia ae em a meme Mee Uae
MARTIN GAITE FAULKNER RULFO HIGHSMITH COCTEAU BERNHARD PROUSparecen ser ideas germinales no lo son;
crecen ni permanecen en la mente, P.
mundo esta lleno de ideas germinal
realmente imposible quedarse sin idea
que éstas se encuentran en todas partes.
Patricia Highs
70
El OficioCapitulo 4
Escribir
Amo mi trabajo con un amor frenético y perverso,
como ama el asceta el cilicio que le arafia el vientre.
Gustave FLAUBERT
Sobre los trabajos del escritor bablan estas
lineas, sobre los placeres y los afanes que supone
este duro oficio, Para unos necesidad, para otros
placer, para muchos la tinica forma de entender el
mundo, Veamsos lo que cada uno dice sobre su
woftcto».
[...| cuando escribo historias me siento
como quien esta en su patria, en calles que
_conoce desde la infancia y entre paredes y
iirboles que son suyos. Mi oficio es escribir
historias, cosas inventadas 0 cosas que recuer-
do de mi vida, pero siempre historias, cosas
donde la cultura no tiene nada que ver, sino
73solamente la memoria y la fantasia. Este es n
oficio y lo haré hasta la muerte.
Natalia Ginzbus
Me gusta decir. Diré mejor: me g
palabrear. Las palabras son para mi cuerpo
tocables, sirenas visibles, sensualidades inco
poradas. Tal vez porque la sensualidad real
tiene para mi interés de ninguna especie
siquiera material o de ensuefio-, se me h
transmutado el deseo hacia aquello que e
en mi ritmos verbales, o los escucha de otre
Me estremezco si dicen bien. Tal pagina
Fialho, tal pagina de Chautebriand, ha ct
hormiguear a mi vida en mis venas, me hs
rabiar trémulamente quieto de un place
inaccesible que estoy teniendo. Tal P
incluso de Vieira, en su fria perfeccién”
ingenieria sintactica, me hace temblar cot
una rama al viento, en un delirio pasivo
cosa movida. ,
Como todos los grandes enamorados,
gusta la delicia de la pérdida de mi misma,
la que el gozo dela entrega se sufre comp
mente. Y asi muchas veces escribo sin quer
74
pensar, en un devaneo exterior, dejando que
las palabras me hagan fiestas, nifio pequefio
en su regazo.
Fernando Pessoa
[...] Soy un artesano, necesito trabajar con
las manos. Me gustaria tallar mis novelas en
madera. Mis personajes... me gustarian que
fueran mas densos, mas tridimensionales. Y
me gustaria hacer un hombre tal que todos los
otros, al mirarlo, encontraran en él sus pro-
pios problemas.
George Simenon
Se supone que escribir es algo terrible,
agOnico, un espantoso ejercicio, una terrible
ocupacion,
Pero a mi, fijense ustedes, las historias me
han guiado por la vida. Ellas gritan, yo voy
detras. Ellas echan a correr y me muerden los
tobillos, yo respondo escribiendo todo lo que
me pasa durante la mordida. Cuando termi-
no, la idea me suelta y se va.
75dor nuestro. El lujo est en lo que se pie!
Asi es la vida que he tenido, Borracho ya
cargo de una bicicleta, como una vez dijo un
informe policial irlandés. Borracho de vida y
sin conocer el rumbo siguiente. Pero antes de
amanecer uno ya esta en marcha. z¥ el viaj
Exactamente la mitad terror, la mitad juibilo.
Ray Bradb
Mi vida esta clarisima. Me resulta tota
mente claro que tengo que hacer mi trabaj
todo lo que estorba ese trabajo, lo elimino,
todo lo que lo favorece me interesa. O sea,
que, por una vez, las cosas son muy faciles.
Thomas Bernhara
Escribir es un acto de amor. Si no lo es
s6lo es escritura. Consiste en obedecer
mecanismo de las plantas y los drboles y er
proyectar esperma a gran distancia en de
Esto fecunda; aquello cae a un lado.
Jean Cocte
76
‘Todo lo que escribo es imprecise, con
mucho fuego subterraneo, pero como los bul-
bos, cuando estin en tierra, sélo tengo som-
bras de flores que necesito cuidar y mantener
para otra primavera.
D. H. Lawrence
El oficio o arte de escribir es el torpe
intento de encontrar simbolos para lo inex-
presable. En soledad absoluta, un escritor
intenta explicar lo inexplicable. Y a veces, si
tiene mucha suerte y el] momento es el ade-
cuado, una pequefia porcién de lo que intenta_
hacer se escurre hacia la realizacién, pero nv
mucho. Y si es un escritor con suficiente dis-
cernimiento como para saber que.es imposi-
ble hacerlo, entonces.no es un escritor,
John Steinbeck
[...] Escribir es para mi lo que la fuerza de
la gravedad es para la bailarina en el escena-
rio; una energia desatada y a la vez equilibra-
77da, que fluye y que reposa, en el tiempo
el espacio. Y siempre esta también la posi
dad de crecer, no he llegado todavia a mi nota
mas aguda, de modo que hasta ahora no he
tenido que detenerme. El hecho de escribii
posee, para mi, todas las caracteristicas del
trabajo mds noble. Amo hasta sus momentos
mas penosos: la revisién, la correccion de
pruebas. Por eso, seguiria escribiendo aung
desapareciese el sistema editorial,
Hay entre los marinos aquellos que des-
cubren nuevos mundos, que afiaden tierras y
estrellas a las estrellas: estos son los maestros,
los eternamente espléndidos. Luego estan los
que vomitan el terror desde la borda de sus
navios, los que capturan, enriquecen y engor-
dan. Algunos zarpan en pos del oro y la sedi
bajo otros cielos, otros sélo pretenden atra=
par en sus redes salmones para los gourmets y
bacalao para los pobres. Yo soy el oscuro y
paciente pescador de perlas que se zamb
hasta las profundidades y emerge con |:
manos vacias y la cara azul. Cierta atracciér
78
fatal me conduce hacia los abismos del pen-
samiento, hasta el fondo de unas simas inte-
riores que, para los fuertes, jamas se agotan.
Me pasaré la vida mirando el océano del arte
en el que otros navegan o combaten, y a
veces me divertiré yendo a buscar al fondo
del mar conchas verdes o amarillas que los
demas desprecian. De modo que las guarda-
ré para mi y cubriré con ellas las paredes de
mi choza.
Gustave Flaubert
Se vive para escribir. La escritura es una
de las experiencias mds intensas que conoz-
co. La més intensa, pienso a veces, Es una
experiencia con la pasién y por tanto tiene la
misma estructura de la vida. No son muy dife-
rentes la vida y la literatura. Uno se enfrenta a
las mismas cuestiones, las contradicciones
son mas bien practicas. Hace falta cierto ais-
lamiento para escribir y a veces es dificil
conseguirlo. La fantasia de la isla desierta o
de la torre de marfil son ilusiones bastante
legitimas que tienen, diria yo, todos los
escritores. La disciplina, ciertos horarios de
79trabajo, son formas de elaborar y resolver es:
contradiccién.
Ricardo Pig lic
[...] Nacf para escribir. La palabra es mi
dominio sobre el mundo. Tuve desde la infs n-
cia varias vocaciones que me llamaban ardien-
temente. Una de las vocaciones era escribir,
no sé por qué, fue ésta la que segui. Tal vei
porque para las otras vocaciones necesitaria It
largo aprendizaje, mientras que para escribi
el aprendizaje es la propia vida viviéndose en
nosotros y nuestro alrededor, Es que no s
estudiar. Y, para escribir, el tinico estudio es
_jestamente escribir. Me adiestré desde los sie.
te afios para tener un dia la lengua en mi
poder. Y no obstante, cada vez que voy a esc1 i-
bir, es como si fuera la primera vez, Cada libre
mio es un estreno penoso y feliz.Esa capaci
dad de renovarme toda, a medida que el tiem-
po pasa, es lo que yo amo vivir y escribir.
Clarice Lispectos
Cuando el trabajo no marcha bien, no hay
_ vida mas miserable que la de un escritor. Pero
cuando marcha bien, cuando la iluminacién
ha puesto en foco una obra de modo que ésta
crece limpidamente y fluye, no existe felicidad
romparable.
. Carson McCullers
81Capitulo 5
El proceso creativo
Quiero vigilar y ver cémo aparece la idem
Quiero observar mis propios proceso
ViRGINIA WOOLF
Casi todos Jos escritores bablan en algun om
mento del proceso creativo, de ese momento en 4
que se elabora la materia de la ficcién, ese momen-
to que estd entre ef consciente y el inconsciente,
instante en que cruzamos el espejo. Algunos lo des
criben como una especie de trance en el que bay g
situarse para librar a la mente del corsé de I
TazOn, O1FOS coma UN Mecanismo que se crea yi
dentro del escritor a medida que se forma como tal
Pero en todos hay referencias a lo sumergido, ‘i
algo que crece en la oscuridad mientras se come, se
suena 0 se trabaja, que mana cotidianamente y cas
sin llegar a nuestra percepcién consciente, y que
luego bay que canalizar en forma de palabras bas.
ta el papel. Kafka lo compara con un rio del qui
solo puede recoger muy pequenias cantidades de
«agua», para Hemingway es un pozo que se va
82
llenando mientras uno vive: sélo bay que «dejarse
estar». Steinbeck lo compara con el semen de un
hombre durante el acto amoroso. No bay —ni pre-
tende haber— en estos textos una explicacién logica,
para explicarlo casi todos los autores recurren a
imagenes, metdforas 0 comsparaciones; se escapa a
la razdn y por eso los eseritores piden ayuda al len-
guaje poético para expresarlo. Y esas metdforas,
esas Imdgenes, siempre nos bablan de algo liquido,
que mana en una gruta oscura a la que la concien-
cia no tiene acceso y luego fluye, se desliza, corre el
peligro stempre de perderse antes de ser atrapado
en palabras.
Un escritor puede compararse con un
pozo -dice Hemingway-. Hay muchas clases
de pozos, como las hay de escritores. Lo
importante es que haya buena agua en el
pozo, y es mejor sacar de él una cantidad
regular en lugar de dejarlo seco y esperar
que vuelva a Ilenarse [...] El pozo es donde
esta el «jugo» de uno. Nadie sabe de qué
esta hecho, y uno mismo menos. Uno sélo
sabe si lo tiene o si tiene que esperar a que
vuelva.
83Ray Bradbury utiliza también la metdfora de
«sacar agua del pozo» para describir el acto del
proceso creative:
[...] Entré en la creatividad a tientas, ciego
como cualquier nifio que aprende a ver y
andar. Aprendi a dejar que mis sentidos y mi
pasado me dijeran todo aquello que de alg
modo era verdad.
Asi pues, me converti en un chico que
corria a sacar un cubo de clara agua de Iluvia
del barril que habia junto a la casa. Y, por
supuesto, cuanta mas agua se saca mas entra.
El flujo no cesaba nunca. [...]
Para Jobn Steinbeck el «fluja» del que hablan
Hemingway y Bradbury se convierte en el (flujo d
uno mismo, en semen luchando por salir:
Me parece sentir a los jugos creatives lan-
zandosc hacia la salida, como el semen se acu
mula proveniente de los cuatro cuartos de 1
hombre y lucha por encontrar su camino
hacia la vesicula. Espero que salga algo her-
moso y verdadero, pero esto ya lo sé (y se
puede aplicar la misma analogia al coito), [...)
84
Me parece que los diferentes organismos
deben tener sus maneras diferentes de sim-
bolizar con sonidos y gestos la alegria de la
recreacién: la reproducci6n. Y, si esto es asi,
los hombres también deben tener su manera
propia: algunos rien, algunos construyen, al-
gunos destruyen, y otros creativamente se
autodestruyen. No hay explicacién para esto.
Mi alegria tienen dos salidas: una hermosa
carga de amor hacia el cuerpo increiblemente
deseado de la mujer y su ternura y, segundo
(por lo general ambos), el papel y el lapiz o la
pluma. Y resulta interesante pensar lo que
son el papel y el lapiz y las enredadas pala-
bras. No son mas que el gatillo de la alegria,
el grito de la belleza, la carcajada de la brisa
pura de creacién. Y, muy a menudo, las pala-
bras no se equiparan con el sentimiento,
excepto en intensidad. Asi, un hombre lleno
de alegria desbordante puede escribir con
fuerza y vehemencia acerca de una escena
triste: de la muerte de la belleza o de la des-
truccién de una hermosa ciudad, y sélo tiene
efectividad para probar qué grande era su
sentimiento,
85Allen Ginsberg abunda asi en la idea de Stei
beck: 4
[..] Fl sentimiento es como un impulso q
surge del interior... exactamente como Ie
lugar del fondo del estémago y asciende hacia ¢
pecho, y luego sale por la boca y los ofdos, y §
transforma en canturreo o en gemido o en sus:
piro. Y si lo pones en palabras observando a
dedor, y viendo e intentando describir lo que t
esta haciendo suspirar (y suspirar en palabras)
simplemente, articulas lo que sientes [...].
[...] podria decir que (al escribir) -expli
Ernesto Sdbato— sucede lo mismo que cuande
uno se enamora. De pronto uno _necesit:
escribir. Uno se enamora y no sabe por qué.
Ese «flujo» del que hablan los eseritores pa
nacer en una parte oscura e inalcanzable de noso
tros, no se puede forzar o elaborar; crece sin darno
cuenta mientras charlamos, mientras miramos |
caminamtos, 4
86
Ast lo explica Thovtas Bernhard:
[..-.] No hay que hacer nada, sdlo hace falta
abrir los oidos, los ojos y andar. No se necesi-
ta reflexionar. Entonces, cuando vuelvas a
casa, eso estara en lo que escribas... si uno se
hace independiente o es independiente. Si
esta tenso y es idiota o se esfuerza por algo,
nunea surgira nada. Si uno vive su vida, no
tendra que hacer nada para ello, todo le ven-
dra por si mismo y se reflejara en lo que haga.
Kso no se aprende.
Hace mucho que aprendi que yo no veo de
manera directa -dice Ray Bradbury-, que el
que sobre todo se «embebe» es mi incons-
ciente y pasaran aiios antes de que aflore cual-
quier impresién.
Marcel Proust descubrié, durante la elaboracién
de En busea del tiempo perdido, cudntas cosas
habia acumulado su mente a lo largo de la vida
‘para cuando Hlego el momento de ponerse a escribir:
Yo sentia aglomerarse en mi, capaces de
ser utilizadas para esto, multitud de verdades
relativas.a las pasiones, a los. caracteres, a las
87costumbres. Su percepcién me causaba al
gria, pero me parecia recordar que, mas
una vez, la habia descubierto en el dolor, ot
€n goces muy mediocres. Entonces surgié €
mi una nueva luz, menos resplandeciente sin
duda que la que me habia hecho percibir qu
la obra de arte era el tinico medio de recobra
el Tiempo Perdido, y comprendi que todo
€sos materiales de la obra literaria eran m
vida pasada; comprendf que vinieron a mi e
los placeres frivolos, en la pereza, en la tern
ra, en el dolor, almacenados por mi sin que
adivinase su destino, ni su supervivencia,
los alimentos que nutriran a la planta. Lo mis:
mo que el grano podria yo morir cuando |,
planta se desarrollara, y resultaba que hal
vivido para ella sin saberlo, sin que me pa
ciera que mi vida debia entrar nunca en co
tacto con los libros que yo hubiera queri
escribir y para los cuales, cuando en ot
tiempo me sentaba a la mesa, no encontraby
tema, De suerte que hasta aquel dia toda
vida habria podido y no hubiera podido res
mirse en este titulo: una vocacién.
88
No creo que nadie pueda elaborar un esti-
lo de forma consciente -afirma Lawrence
Durrell [...] es algo como: «:Suefia usted
conscientemente?». No sabemos gran cosa
acerca de estos procesos. Creo que escribir lo
hace erecer a uno y uno hace crecer lo que
escribe, y finalmente se obtiene una amalga-
ma de todo lo que se ha robado y un nuevo
tipo de personalidad que es el de uno, enton-
ces uno puede pagar esa deuda con unos
pocos intereses, que es la tnica cosa honora-
ble que puede hacer un escritor... por lo
menos un escritor que es un ladrén como yo.
Para Robert Musil, |...) el pensamiento no
consiste en que veamos claramente alguna
cosa que se desarrollara en nosotros, sino en
que un desarrollo interno acceda a esas zonas
claras [...].
Ese acceso a las «zonas claras» de las que babla
Musil es sin duda el instante mismo de escribir.
| Para Kafka ese instante estaba leno de impoten-
tia, porque silo podia Hegar a recoger una pocas
fotas de agua de esa «corriente» interna:
89escribe, pero, como para Kafka, tampoco puede ser
Lo seguro es que todo cuanto he inv «controlada».
por adelantado, palabra por palabra, e inclu:
por casualidad, pero en palabras expresiy
sobre el escritorio, al intentar dejarlo fp
escrito, resulta seco, equivocado, inmé i
temeroso, un obstaculo para todo, pero a
todo fragmentario, a pesar de que no ha
olvidado nada de la invencién
debe en gran parte a que sé
buenas cuando estoy lib
Las dimensiones de una obra de arte rara
vez son comprendidas por el autor antes de
terminar de escribirla.
Fs como un suefio que florece. Las ideas
crecen, germinan lentamente; y miles de ilu-
tninaciones se producen, dia a dia, a medida
que una obra progresa. Una semilla crece en
a escritura del mismo modo que lo hace en la
naturaleza. La semilla de una idea se desarro-
\la por obra del trabajo y del inconsciente, y
por la misma lucha que se produce entre
ambos.
[-..]
Para mi, esas iluminaciones son la gracia
del trabajo. Toda mi obra se gesté de esta
manera. Hay al mismo tiempo peligro y belle-
ya en que un artista deba depender de tales
iluminaciones. Después de meses de confu-
sidn y labor, cuando la idea por fin ha comen-
yado a florecer, es una confabulacién divina.
Siempre proviene del inconsciente y no puede
fer controlada.
que |
resulta que la invencidn acude en tal can
que he de renunciar a ella y que tomo a ci
al azar, entresacando a pufiados de aqui
corriente, de modo que en el momento d
redacci6n esta adquisicién no resulta ser ni:
en comparacién con la cantidad en la e
vivia, incapaz de aportar dicha cantidad. ¥
consiguiente, resulta mala y obstaculizado
puesto que atrae de forma initil.
En palabras de Carson McCullers, el pro (
no es una corriente rdpida y fugaz, sino una plat
la que crece poco a poco, germina a medida que’
91f'n cuanto se despierta, me sacude. No le
importa nada que yo duerma. «Arriba —me
lice— que voy a dictar>. ¥ no es facil seguirle.
Lo que dice no estd expresado en palabras. En
Opio cuento una libertad que me tomé duran-
te Los hijos terribles. Halagado por el andar de
mi pluma me crei con libertad de inventar yo.
‘Todo se interrumpié. Preciso fue que espera-
sc el buen placer.
_ Clarice Lispector marca la diferencia entre
vida externa y la interna, de donde nace el mat
rial para la escritura:
[...] Como si yo buscara no aprovechar_
vida inmediata, pero si la mds profunda,
que me da dos modos de ser: en vida, obsery
mucho, soy activa en las observaciones, ten
sentido del ridiculo, del buen humor, de
ironia, y tomo partido. Escribiendo, teng
observaciones por asi decirlo, pasivas,
interiores que se escriben al mismo tie:
que son sentidas, casi sin lo que se denomin
proceso. [...]
Jean Cocteau
En cuanto surgen dificultades me retiro,
ahi esta el gran secreto de la creatividad. A las
ideas hay que tratarlas como a los gatos: hacer
que ellas nos sigan. Si usted intenta acercarse
un gato y levantarlo el animal no lo dejara.
‘Tienen que decirle: «Bueno, vete al diablo».
Entonces el gato se diré: «Un momento, éste
no se parece a la mayoria de los humanos». Y
luego, por curiosidad, se pondra a seguirlo:
«Vaya, a ti qué te pasa gno me quieres?».
Pues bien, con las ideas ocurre lo mismo
|...] Une dice: «Al diablo, no hace falta que
me deprima. No hace falta que me preocupe.
No hace falta que empuje. La ideas me segui-
¥, gcmo recoger ese material de la corriente
Jean Cocteau y Ray Bradbury hablan de exe « a «las otras Virginias»:
Nota: desesperacién ante lo malo que es el
libro; no alcanzo a comprender como fui
capaz de escribir semejantes paginas, y con
103tanta excitacién; esto fue ayer: hoy vuelve a
parecerme bueno. Escribo esta nota para
advertir a otras Virginias que escriben otro
libros que asi es la cosa, ahora arriba, ahoi
abajo. ¥ sdlo Dios sabe la verdad.
Marguerite Duras también Io refleja de e
forma en su obra:
Es lo desconocido de si, de su cabeza,
su cuerpo. Escribir no es ni siquiera una re
xién, es una especie de facultad que se poset
otra persona que aparece y avanza, invisib
dotada de pensamiento, de célera, y que |
veces, por propio quehacer, esta en peligro d
perder la vida.
cuarto a la casa de la vida», tener mds posibilia l
des que siendo sola uno:
Cuando yo era chico tenia la esperar
-contra todo lo que pudiera esperarse- de §
varias personas. Ser una sola persona |
104
parecia muy poco. A medida que uno vive, se
afianza el mismo maniatico, el mismo nimio
personaje. Esto se comprueba en los viejos,
que tienen manias a la vista. No creo que haya
riesgo de perder la identidad en la obra. La
obra refuerza la identidad, la refleja, se parece
inevitablemente al autor, porque el ego siem-
pre esta ahi. Ojalé que hubiera mas diversidad
Para Ernesto Sdbato Ja literatura es también,
como para Bioy, poder vivir otras vidas paralelas a
las de uno mismo:
[...] Si la vida es libertad dentro de una
situacién, la vida de un personaje novelistico
es doblemente libre, pues permite al autor
vivir misteriosamente otros destinos, quiza el
hecho fundamental que incita a escribir ficcio-
nes. En ellas, como en los suefios, el hombre
puede vivir otras vidas y realizar ansiedades
infinitamente frenadas por su inconsciencia.
No es raro, en tales circunstancias, que si él es
tompasivo en su vida normal aparezcan en sus
fieciones individuos despiadados y hasta sadi-
(0s; y si es un espiritu religioso, se manifiesten
105feroces ateos. Creo que en este fendmeno resi
de el valor catartico de la novela o el teatro. q
De la misma idea nacen estos pensamientos d
fa escritora Carson McCullers: i
[...] Me transformo en los personajes sobri
los cuales escribo. Estoy tan inmersa en ello
que sus motivos son los mios. Cuando escribt
acerca de un ladrén me vuelvo ladrén; cua
escribo sobre el capitin Penderton, me vu
varén y homosexual; cuando escribo sobre ui
sordomudo, ensordezeo mientras dura la hi:
toria.
Vargas Llosa califica esta dualidad de «pre
cia extranjera>:
[...] Un novelista es un hombre con w
estatuto social igual a los otros hombres, qu
padece las mismas miserias y que goza de k
mismas alegrias que otros hombres, y a la ve
hay en él como otro hombre, siempre fri
siempre alerta, que acumula estas experienc
friamente, las selecciona, desecha alguna
106
almacena otras en la intimidad de su concien-
cia, y mas tarde se sirve de ellas, las devuelve
al mundo en forma de ficciones.
[...]
Si la vocacién del novelista llega a ser una
necesidad tan imprescindible, una necesidad de
caracter vital, entonces se diria que ese rebelde
es también un esclavo, que ese hombre que se
halla en desacuerdo, en pugna con la realidad,
esta frente a su propia insatisfaccion, es decir,
frente a su propia vocacién, en situacién de
servidumbre, de esclavitud. Es como si esa
vocacién nacida de una manera un tanto leve,
y que luego se fue acrecentando, inoculara en
él una presencia extranjera que lo fuera inva-
diendo, colonizando, tiranizando.
107Capitulo 7 cuando no se la Rama, y no estd cuando se la nece-
site, Algunos escritores ni siquiera la han visto, y
casi todos, en general, coinciden en que a esos felices
momentos de iluminacin solo se llega a través del
trabajo duro y cotidiano:
La inspiracion
‘Todas las visitaciones que tuve en lav ty
Hegaron, se sentaron y no dijeron n di
CLarIce LisPE No me siento a esperar la iluminacién,
-confiesa Toni Morrison— ni requiero de ningu-
na claridad mental particular para escribir,
pero con mi cuarto libro a cuestas ya puedo
darme cuenta de cuando una idea es verdade-
ra, y puedo reconocer la justa medida de su
manifestacién.
A la musa se ia solia representar, en los li
del Romanticismo, como a una diosa ligeri
ropa que llega en la noche portando un candil
iluminar al poeta. La inspiracién es como el um
cornio de Jos escritores, algunos dicen haberla tr
tado y otros no la conocen de nada. Pero la ins
ction, la musa, el arrebato, el quid divinum, es
el mundo desde que el hombre existe. Antes ten
mas que ver con los dioses, abora, alejados con
estamos de brumas misticas, de nuevo cartesia
la musa duerme mas cerca de los libros de sicolog
que de los altares divinos.
En cualquier caso, la inspiracion parece
momento excepcional en el que se abren las puer
de nuestra percepcién, un instante de lucidex g
rioso, un estado particular de la mente que no
alcanza por voluntad propia. Dura poco, vi
Para Torrente Bailester la musa no es, desde
luego, esa antigua diosa vestida con velos, su expli-
cacién es bastante mds prosaica:
[...] no creo que haya un angel que venga a
sembrarle a uno una idea, ni ninguna musa
que le cante a uno al oido. Es més bien un
problema sicolégico que est4 poco estudiado,
pero que me interesa bastante. Hay un esti-
mulo interno o externo que de pronto pone
n juego todo un sistema de imagenes. Estas
108 109imagenes estan dentro del creador organiza:
das, y el estimulo las despierta. Esto pued
suceder de dos maneras: a menor escala, suce
de cuando surge un detalle de algo que se est
escribiendo y que ya estd consolidado en ur
conjunto significative. A mayor escala pued
tratarse de una visién global del conjunto: de
pronto uno puede ver una obra completa y k
que le falta son los detalles. Siempre es wi
estimulo externo o interno, absolutaments
imprevisible, el que pone en juego los sist
mas de imagenes y éste estimulo es lo que
Casi a la misma conclusién Hega Ray Brac
bury:
Lo que para los demds es el inco
para el escritor se convierte en La Musa. &
dos nombres de lo mismo. Pero independie
temente de cémo lo Ilamemos, alli esta el @
tro del individuo que fingimos encomiai
que alzamos altares y de boca para afuer
sonjeamos en nuestra sociedad demo
Porque sélo en la totalidad de su propia exy
riencia, que archiva y olvida, es cada hi
110
realmente distinto de todos los demas. Pues
nadie asiste en su vida a los mismos aconteci-
mientos en el mismo orden. Uno ve la muerte
antes que otro, o conoce el amor mas tempra-
no. Cuando dos hombres ven el mismo acci-
dente, cada uno archiva diferentes referen-
cias, en otro lugar de su alfabeto tnico. En el
mundo no hay cien elementos, hay dos billo-
nes. Cada uno dejara una marca diferente en
espectroscopios y balanzas.
Para Garcia Marquez, la inspiracion Hega
después de una dura batalla:
[La inspiracién] Es una palabra despresti-
giada por los romanticos. Yo no la concibo
divino, sino como una reconciliacién con el
tema a fuerza de tenacidad y dominio. Cuan-
do se quiere escribir algo, se establece una
especie de tensién reciproca entre uno y el
tema, de modo que uno atiza al tema y el tema
lo atiza a uno. Hay un momento en que todos
los obsticulos se derrumban, todos los con-
flictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas
{jue no habia sonado, y, entonces, no hay en la
lilvida nada mejor que escribir. Esto es lo que yo
llamaria inspiracién. No debe hablarse de inspiracién, sino de
espiracién —explica Jean Cocteau-, Porque ese
4 hélito viene de una zona del hombre a la que
William Faulkner es mucho meds tajante a I el hombre no puede descender.
hora de enfrentarse con la inspiracién:
Yo no sé nada sobre la inspiracién, porqu
no sé lo que es eso. La he oido mencionar
pero nunca la he visto.
Que la musa te pille trabajando, parece ser el
mensaje de Forge Luis Borges:
[...] uno tiene que ejercer el habito de escri-
bir para ser digno de esa visita ocasional o
eventual de la musa, porque si una persona no
escribe nunca, y se siente inspirada, puede ser
indigna de su inspiracién o puede no saber
¢Como no creer en la inspiracién? —ve pi
gunta Bioy Casares— Si pensamos en nuest
libros descubriremos inmediatamente qu
unos son frutos de la inspiracién y otros de
habito, Lo que digo de los libros puede ap!
carse también a la vida. el habito de versificar, y puede versificar lo que
no sélo es versificacién, sino poesia genuina.
Pero, de dinde procede la inspiracién?
Quizds por su dedicacién a la poesia Robert
Graves y WH. Auden parecen conocerla mds de
oerca:
La inspiracién proviene de la tierra y
tierra tiene un pasado, una historia, asi ca
un futuro; la inspiracién no proviene del cit
frio e inmutable —concluye Joseph Conrad-. |...] La Musa es una nifia de altos espiritus
q la que no agrada ser seducida de forma bru-
112 113
cumplir con ella. Pero si todos los dias escribe, _ \
si esté continuamente versificando, eso yale da —tal ni toscamente. Y tampoco le gustan
devociones esclavizadas; entonces miente,
WH. Ande
Por lo general, la Musa es una person:
cuyo padre abandoné a su madre cuando ell;
era joven y para la cual, por lo tanto, el encan-
to patriarcal ha sido roto, es una persona que
odia el patriarcado. Puede llegar a ser muy
inteligente, pero emocionalmente su evolu-
ci6n se detiene a la edad de catorce o qui
afios. [...] En cierta manera resulta embara
so para un poeta famoso escribir poem
una nifia.
Robert
Kafka para aliviarle del insomnio en las noche
invernales de Praga:
Me gustaria poder explicar esa sensaciér
de felicidad que me invade de tiempo en tiem:
Po, como ocurre en estos momentos. Se trati
114
de algo efervescente que me lena por entero
con un suave y agradable cosquilleo, y que me
persuade de que tengo capacidades, de cuya
inexistencia puedo convencerme en cualquier
instante y con toda seguridad, incluso ahora.
Hemingway es el tinico que parece saber cémo
Hamarla; sélo bay que dejar el anzuelo preparado.
[...] si uno se detuvo cuando sabia lo que
iba a suceder a continuaci6n es posible seguir
adelante. Mientras se pueda empezar, no hay
problema, El jugo vendra.
Ernest Hemingway
115Capitulo 8
Mi interés en la forma podria ser... un indi-
cio de segunda categoria. Asi que hay que en-
frentarse a estas cosas. En realidad no importa
que uno sea de primera, de segunda o de terce-
ra categoria, pero si es de vital importancia
que las aguas encuentren su propio nivel y que
uno haga lo que pueda con las facultades que
le han sido dadas. Es ocioso empefiarse en
lograr cosas que estan mis all4 de nuestro al-
cance, del mismo modo que es completamen-
te inmoral ser negligente con las cualidades
que uno posee. Yo no estoy interesado funda-
mentalmente en el artista. Lo uso para tratar
de ser un hombre feliz, lo cual es mucho més
dificil para mi. El arte me resulta facil. La vida
es lo que resulta mas dificil.
El don
Desearia con todo mi corazén que el 7
Se dice del don, del talento,
de ieee ay los dioses o de ee of
2a. Muchos escritores —com E iin
tanzpoco lo han visto, Unos, pale ae
Casares, cuentan que fueron un absolute desa
como escritores en sus inicios, y gue, con el ti
aprendieron el oficio a fuerza de boras de carpi
ria, Orres, sin embargo, parecen haber nacido
esa capacidad, como se nace com los ojos marrones
verdes; es ef caso de Lawrence Durrell, que cuent
cimeo la composicion de sus libros brota de é
tdneamente (aungue Durrell considera el an
don de ssegunda categoria»), En coslgwicr
pocos escritores confiesan poseerlo, al contrario, Id
morris lo anabiciona: el autor de El cuarteto d
ejandria no se siente, desde luego, tocado por las
«dioses»:
Lawrence Durrell
Lo mismo opina de sf misma Simone de Beau-
voir:
Sin embargo, no me consideraba una fil6-
sofa; sabia muy bien que mi desenvoltura para
entrar en un texto procedia precisamente de
116 M7mi falta de inventiva. En ese terreno los espl
ritus verdaderamente creadores son tan pood
que €s ocioso preguntarme por qué no traté ¢
ser uno de ellos: mas bien habria que explica
cémo ciertos individuos son capaces de lle
cabo ese delirio concertado que es un sistem
yde dénde les viene la terquedad que da a sus
premisas el valor de claves universales [...].
Para Faulkner las carencias pueden suplirse
unas a otras:
Un escritor necesita tres cosas: experien-
cia, observacion € imaginaci6n. Dos cuales- -
quiera de ellas, y a veces una, puede suplir la
falta de las otras [...].-
Estar dotado es perderse —dice Jean Cocteau
si no se ve claro a tiempo para rectificar las
pendientes y no descenderlas todas. Vencer un
don seré el estudio que ha de hacer todo el que
jo compruebe en su persona. Y el estudio es
delicado, si por malaventura, se advierte un
poco tarde. Me he pasado la vida, y sigo pasin-
domela, contrarrestando una suerte desgracia-
da. ;Qué malas partidas me ha jugado! Y qué
complicado es ver claro, porque los dones se
casan con la primera forma con que tropiezan
y que corra el riesgo de ser la buena. La mia
era la mala. Mi salvacion fue extraviarme tan
decididamente que no me podia caber la
menor duda. Pero formarse no es cémodo;
reformarse, menos todavia.
Augusto Monterroso tampoco
\ parece 7
dichosa con el don que le ban concedido los dioses;,
tronia y la economia verbal: q
Lo cierto es que el escritor de brevedade:
nada anhela mds en el mundo que escri
interminablemente largos textos, largos tes
tos en que la imaginaci6n no tenga que traba:
jar, en que hechos, cosas, animales y hombres
se crucen, se busquen o se huyan, vivan. ’
vivan, se amen o derramen libremente