Está en la página 1de 1

:: portada :: Cultura ::

11-04-2016

No existimos
Beln Gopegui
Diagonal

Una vez una persona a quien admiro llevaba el megfono en la mano en una manifestacin y
empez a gritar: no existimos, NO EXISTIMOS. Era el ao 2003, esa persona estaba estudiando,
despus conocera en su piel el paro y otras formas de no existir, por eso hay acaso fuerza ms all
de la fuerza y un poco de la sagrada actitud en el hecho de haber elegido la primera persona del
plural. Tomar la no existencia para s, aun sea en unos minutos, es distinto de reclamar con justicia:
"Queremos existir", aunque no se le oponga.

Distinto porque convoca la potencia sin acto, como las lgrimas que no se lloran pero no debido a
un exceso de valor, o por represin del sentimiento, sino por la evidencia de que nunca podran
siquiera contar lo que pas.

No existimos ampla el "no existen" que pudo haberse referido entonces, casi como hoy, a las
personas bombardeadas en Iraq, a los hombres y mujeres refugiados, a las mujeres asesinadas por
la violencia de gnero. La lista continuara, y "no existimos" recuerda que las listas, como las
lgrimas, tampoco pueden contar lo que est pasando. En cuanto al arte, hace ya demasiado
tiempo que se dedic a elaborar crnicas de la existencia, da igual aqu si lo contado es su brillo o
su impostura, el sabor amargo o dulce del fracaso, los rastros del horror o la veladura del xito:
siguen siendo al fin crnicas de lo que hay, narrar las huellas de pezuas que estn delante pero
nunca el caballo vivo que no existe, el calor de su respiracin.

A vueltas con el arte, fluye una corriente, una lnea de alta tensin que hace estallar los significados
y los das; aunque no siempre se llama poltica, a su modo lo es, y puede, en ocasiones, destruir
cuando crea, atraer cuando quema, crear cuando destruye. Dicen que hoy, pongamos, Jerry Lee
Lewis vive en un rancho con piscina en forma de piano y una coleccin de coches histricos. Es
posible que ese segundo Jerry Lee haya llegado de algn modo a s existir y ya no se prenda fuego
ni toque el piano como si fuera una guitarra elctrica. Pero cada cierto tiempo el piano vuelve a
arder, los gatos enloquecen, los cuerpos sienten el escalofro de lo que no son y, con l, sacuden el
mundo. No existimos pone sobre la tierra el desaliento, esa afliccin sin punzada, esa pena sin
dolor cuyo alivio debiera ser la razn primera de cualquier poltica. Nada firme se construir
olvidndolo.

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/29828-no-existimos.html

page 1 / 1

También podría gustarte