Está en la página 1de 269
G. POLYA Matematicas y razonamiento plausible A ESTRUCTURA Y FUNCION EDITORIA ETRCNUS,-3, 4. - MADRID Tos derechos para Ia version castellana del libro MATHEMATICS AND PLAUSIBLE REASONING, publicads por Princeton University Press, de Prinecton, New Jersey, son propicded de EDITORIAL 'TECNOS, S. A. 'TRADUGCION FoR JOSE LUIS ABELLAN © EDITORIAL TECNOS, S. A., 1966 Calle ODonaell, mim. 27. Teléfono 225 61 92. Madrid (9) Numero de registro: $.741664 Depésito legal: M.507-1968 SUESORES DH RIVADENEYRA, 5. A.—PASEO DH ONGSINO REDONDO, 26,—NADHIO-B Tabla de materias PRIMERA PARTE INDUCCION y ANALOGIA EN MATEMATICAS Capiruro I. induccién. 1, Experioncia y creencia—2. Contuctos que sigieren. tactos que apoyan.-4. La sctitud inductiv: Ejemplos y comentarios, 1-14. (12. Sy No.—13, Experiencia y con- ducta.—l4. El légico, el matemitico, el fisieo, ef ingeniero} Cariruwo JI. Generalizaci6n, especializacion, analogia 1, Generalizaci6n, especializacion, analogia e indnceién. lizacién.—3. Especializecin.—4. Analogia—5. Generalizacién, especia- Sizacién y enelogie.—6. Descubrimiento por analogia—t. Analogin e in« duccién, Ejemplos y comentarios, 1-46, [Primera parte, 1-20; segunda parte, 21-46} {1. La goneralizacién correcta. 5. Un euso particular extremo- 7. Un caso particular gufa—10. Un caso particular representativo. 11. Un caso anslogo—I8. Grandes analogias.—19, Analogius claxi das.—20. Algunas citas—21. La conjetura "—44. Una objecién una primera aproximacién a la prucba—45, Una segunda aproximacién a la prueba,—46, Peligros de ta analogfa.] Caviruzo HI, Induccién en geometria silide. 1. Policdros—2. Primero contactos ade apoyon. «de apoyor.—4. Una prucba rigurosa,—: nes,—6, Un caso muy diferento.— “i - Mais contactos Verificaciones y veriticacio Analogia.—8, La divisidn del espa- 9. Modificando el problema—10, Goneralizacién, especializacién, analogia—ll. Un problema anélogo—I2. Una coleceién de problemas audlogos—I3, Muchos problemas pueden ser mas ficiles que uno solo, 14. Una conjetura—15. Prediccién y veriffencion.—l6. Ota vez y mejor—I7, La induccién sugiere la deducci6n; el caso particular sugiere Ja prucba gencral,—18, Mée conjeturas, 25 37 65 8 Mateméticas y rusonamienio plausible Péghane Ejemplos y comentarios, 1-1, [21. Induecién: adaptacién de la mene te, adaptacion def lenguaje—31. La obra de Descartes sobre poliedros,— 36. Angulos s6lidos suplementarios y polfgonos esféricos cuplementarios.] Carfruzo IV, La induecién en te teoria de tos niimeros......s 95 1. Tridngulos rectdngulos en enteros.—2. Sumas de cuadrados.— 3. Sobre la suma de cuatro cuadrados impares.—4, Examinando un ejem- plo—5, Tubulando Ins observaciones.—6. Cua es la regla’—7. Sobre Ia naturaleza del descubrimiento inductive.—8. Sobre la naturaleza de la evidencia inductiva, Ljemplos y comentarios, 1-26. [1. Notaci cién.] 26. Deligros de induc- CarfruLe V. Ejemplos variados de induccién .... 2. .060202 0. .ceee ee eee us 1, Desarrollo.—2. Aproximaciones.—3. Limites—4._ Intentando refutarlo.—5. Intentando probarlo—6. El papel de In fase inductiva Fjemplos y comentarios, 1-18. [15. Explicar las regularidades obse vadas—16, Clasificar los hechos observados.—18, ;Cudl es la diferencia?] Capiruco VIL Un cnunciade més goneral . 1. Euler.—2, La memoria de Euler.—3, Transicién a un punto de vista mas general.—4. Bosquejo esquemstico de la memoria de Euler. Ejemplos y comentarios, 1-25. [1 Funciones genorantes—7, Un problema combinatorio en geometria pluna.—l0. Suma de cuadrados.— 19. Otra formula periddica—20. Ctra ley muy extraordinaria de los mi- meros referente a Ia suma de sus divisores—24. Cémo Euler erré un des- cubrimiento.—25, Una generalizacién del teorema de Enler sobre o(n).] Carfruno VIL, La induccién matemitica.. secs... meme Tee 1. La fase inductiva—2. La fase demostrativa—3. Examinando transiciones.—4. La técnica de la induccién matemitica, Ejemplos y comentarios, 1-18. (12, Probar mis puede traer menos pro- blemas.—14. Equilibre su teorema.—15. Perspectiva,—I7. Son igua- es eualesquiera n mimeros?] CarfruLo VILL. Méximos y minimos... 2... .000000. cece eect e cece nee ee ee 169 1. Patrones.—2z. Ejemplo.—3. El patrén de la linea de nivel tan- gente.—4. Ejempl EI pateén de variacion parcial.—6. El teore+ ma de los medios aritméticos y geométricos y aus primeras consecuencias. Ejemplos y comentarios, 1-63, [Primera parte, 1-32; segunda parte, 33-63.] [L. Las distancios méximas y minimas en geomotria plana—2. Las dis- tancias maximas y minimas en geometria sélida.—3. _Lineas de nivel en un plano.—4. Superficies de nivel en el espacio.—11. El principio de la li- nea de paso a nivel—22._ El principio de variacién parcial. Existen- cia del extremo.—24. Una modifieacién del patrén de variacién parcial: ‘Un proceso infinito.—25. Otra modificacién del patrén de variacién pare cial; Un proceso finito.—26, Confrontacién grifies.—33. Poligonos y Volumen y superficie.—34. Prisma recto lindro recto.—36. Prisma recto general— Tabla de materias 9 ri 37. Pirdmide dable recta con base cuadrada.—38. Cono recto doble.— 39. Pirimide doble recta gencval—43. Aplicando la geometria al ilge- bra—45, Aplicando el dlgebra a la goometria.—5l. Pirdmide recta con base cuadrada—52. Cono recto.—53. Piramide recta general—S5. La caja ein tapa—s6. La arteca—57. Un fragmento.—62. Un problemade correos.—63. Un problema de Kepler.] Capfruto IX. Matemdtica fisica........ dace eens ‘esr 1, Interpretacién éptica—2. Interpretacién mecdnica—3. Reinter- pretaciin.—4, Fl descubrimiento por Bernouille de [x braquistocrona— 5. El descubrimiento por Arquimedes dot efleulo integral. Fjemplos y comentarios, 1-38 [3, Triéugulo con perimetro minimo inserito en un triéngulo dado.—9, Centro de tréfico con cuatro puntos en elespacio.—10, Centro de teiifico con enatro puntos en el plano. Red de tréfico con cuatro puntos.—12. Desdoblur y estirar—t3. Billares.— 14. Exploracién geofisica—23. Tas Iineas mis eortaa en una suporficie poliédrica.—24. [Las lineas mas cortas (geodésicas) en una superficie cur- yada.—26, Una construccién con papel doblado.—27, La suerte esté echada.—28, El Diluvio.—29. No tan profunde como un pozo.—30. Un. caso cxtremo vitil—-32. El céleulo de variaciones.— 33, Del equilibrio de las seceiones transverseles al equilibrio do Ios sélidos.—38. El método de Arquimedes, retrospectivamente.] Capirono X. El problema isoperimétrica. . 1. Las razones jnduetivas de Descattes.—2. Razones Iatentos— 3. Raronesfisicas—4. Las razones induetivas de lord Raytei rivando consecuenciaa—6. Verificando consecitenci Muy ecrea— 8. Tres formas dol teorems isoperimétrica.—9. Aplicaciones y problemas. Ejemplos y comentarios, 1-43. [Primera parte, J+15; segunda parte, 16-43] {1. Mirando atrés—2. ;Podriamos decivar parte det resultado de modo diferente?—3, Volver « formular con més detalle.—7. ;Pode- mos utilizar el método para algiin otro problema?—8. Formas perspiences del teorema isoperimétrice—16. La euerda y el palo—21. Dos palos y dos enerdas—25. Fl problema de Dida en geometrfn silida—27. Bi- sectores de una regiin del piano.—34. Bisectores de una superficie cerca da.—40, Una figura de muchas perfecciones.—41. Un caso andlogo.— 42.—Los sélides regulares—43, Rarones induct Cariruto XI. Més clases de razones plausibles....... J. Conjeturas y conjeturas.—2. Juzgando por un caso afin—3. Jur- gando por el caso general. Prefiriendo la conjetura més sencilla — 5. Concepcidn del mundo.—6. Inagotable.—7. Asunciones heuristicas nauales. Fjemplos y comentarios, 1-23. [16. Fleas general —19. Ningunaidea es realmente mala—20. Algunas asunciones heuristicas 21. Optimiemo compensatoric,—23, El célculo numérico y el ingeniero.] ODSERVACION.»-,.¢ 0+. seeee 168 227 253 277 10 Matemdticas y razonumiento plousible SEOUNDA PARTE PATRONES DE INFFR CTA PLAUSIBLE Carituo XI, Algunos patrones notables... 1. Verificacién de una conzecuencia.—2, Verificacién sucesiva de varias consccuencias—3, Verificacién de una consecuencia improbable.— 4. Inferencia por analogia.—5. Profundizacién de la analogia—6. In- ferencia analégica matizada, Kjemplos y comentarios, 1-Lt. [14. Conelusién inductiva de esfucrzos sin frato.] CarfruLo XITL Otros patrones y primeros lazos... 1, Examinando una consccuencia.—2. Examinundo un fundamento posible—3. Examinando una conjetura conflictiva—4. Términos Jigi- cos.—S. Lavos Idgicas entre patrones de inferencia plausible—6. Infer reneia matizada—7, Una tabla.—t. Combinacién de patrones seuci+ Hos.—9, Sobre ta inforencia por analogia.—l0. Tniferencia cualifiea~ da,—Il. Sobre verificaciones encesivas—12. Sobre conjeturas rivales.— 13. Sobre la pracha judicial. Fjemplos y comentarios, 1-20. [Primera parte, 1-10; segunda parte, 11-21.] [9. Sobre la investigacién inductiva en wateméticas y en las fens cias fisiens.—10, Formulaciones gencreles tentativas.—I1, Mas personal, més complejo—12. Tenemos nna linea recta que une dos puntos dados.— 13. Hay nna Tinea recta con una direccién dada por wn punto dado. D bajar una paratela—I4, El easo més obvio puede eer el tinico posible— 15. Formande el modelo. El poder de las palabras.—16. sto ez demo- siado improbable para ser una mera coincidencia—I7. Perfeccionando la analogfa—18, Una nueva conjetura—19. Otra nueva conjetura— 20, {Qué es tipico.] Cavfruto XIY, Et azar, conjetura siempre presente 1, Fenémenos azarosos de masaz—2._ Ft coneepto de probabilidad — Usando el saro y las bolas—4, Ft céleulo de probabilidad. Hipdtesis estadistica. Prediccién correcta de freenencias—6. Explicacion de fenémenos.- Juzgando hipbiesis estadistieas. Fligiendo entre hipétesis estaifsticas, Juzgando conjeturas no estadisticas.—10. Juzgando conjeturas matemiticas. Ejemplos y comontarios, 1-33. [Primera parte, 1-18; segunda parte, 19-33.) [19. “Sobre el eancepto de probabilidad—20. Cémo no dese cer interpreta- do ef concepte de frecuencia de Ia probubilidad —24. La probabilidad y la solucién de problemas.—25. Regular ¢ irregular.—26. Las reglas funda- mentates del calculo de probahitidad.—27. Independencia —30. Permuta- ciones a partic de la probabilidad.—31. Combinaciones u partir de la pro- habilidad.—32. Ta elecetén de una conjetura estadistica rival: un ejem- plo.—33, La cleccién de una conjetura cstadistica rival; observaciones generales.] 299 342 Tabla de materias 11 Paginas Carituo XV. El cdlculo de probabilidad y la Wigica det razonamiento plausible. 406 1. Reglas de razonamicnto plausible.—2, Un aspecto del razonamiento demostrative.—3, Un aspecto similar del razonamicnto plausible—4, Un. aspecto del cétculo de probabilidad. Dificultades—5. Un aspecto del cdlleulo de probabilidad, Un intento.—6, Examinando una conscouencia.— 7. Examinando un fundamento posible.—8. Examen de conjeturas en conflicto,—9, Examinando varins consccuoncias on sucesién.—10. Sobre Ja evidencia circunstancial, ‘Bjemplos y comontarios, 1-9. [4. Probabilidad y credibilidad.—5, Vi rosimilitud y credibilidad.—6. Un intento de Laplace para enlazar inducei con probabilidad,—7. zPor qué no cuantitativo?—0. ;Credibil infinitesimales?—9. Reglas de admisihilidad.] CapituLo XVI. El razonamiento plausible en la invencién y en la ensefianza,. 445 1. Objeto del presente capitulo—2. La historia de un pequeiio descu- brimiento.—3. El proceso de solucién.—4. «Deus ex machinan. Jus tifleacion henristica—6. Ln historia de otro descubrisniento.. Ala nas indieaciones tipicas—8. La induccién en ta invenci Algunas palabras al profesor. Ejemplos y comentarios, 1-13. [1. Para el profeso problem: credibilidad,—9. Calewlo numérico y razonamiento plausibh mostracién formal y razonamiento plausible.) algonos tipos de «Qui nimium probat, nihil probat»—8. Proximidad y De- SOLUGIONES A PROBLBMAS) «scene esse ees Biowocnaria, Prélogo Este libro tiene diversos objetivos, estrechamente relacionados entre si. En primer lugar, trata de servir a profesores y estudiantes de matemdticas en algo importante, aunque generalmente desdefiado. Por otra parte, el libro es un ensayo filoséfico y también una continuacién de trabajos anteriores que requiere, a su vez, ser continuada. Tocaré todos estos puntos, uno tras otro. 4, Estrictamente hablanda, todos nuestros conocimientos, aparte de las matemédticas y de la légica demostrativa (que es, en realidad, una rama de aquéllas), consisten en conjeturas. Hay, naturalmente, conjeturas y conjeturas. Unas, que merecen todo respeto y confianza, como las expresadas en ciertas leyes generales de Ia fisiea, y otras, que no merecen ni confianza ni respeto, algunas de las cuales nos ilenan de ira al Ieerlas en los perid- dices. Y, entre unas y otras, se dan toda clase de conjeturas, presentimientos € intuiciones. Aseguramos nuestro conocimiento matemdtico mediante el razona- miento demostrativo, pero apoyamos nuestras conjeturas por medio det razonamiento plausible. Una prueba matemdtica es razonamiento demos- trative, pero la evidencia inductiva del fisico, la evidencia circunstancial del abogado, Ia evidencia documental del historiador y la evidencia esta- distica del economista pertenecen al razonamiento plausible. Hay grandes diferencias entre las dos clases de razonamiento. El razonamiento demostrativo es seguro, definitivo, y esta més allé de toda controversia. El razonamiento plausible es azaroso, discutible y pro- visional, Aquél penetra las ciencias naturales tanto como la matomédtica, pero es, en st mismo, igual que esta altima, incapas de producir un conoci- miento esencialmente nucvo sobre of mundo en torno. Para aprender algo nue- vo sobre el mundo necesitamos el razonamiento plausible, que es la tnica clase de razonamiento que utilizamos en nuestra vida cotidiana. El razona- miento demostrativo tiene modelos rigidos, codificados y aclarados por Ta légica (formal 0 demostrativa), que es la teorta del razonamiento demostra- tivo, Los modelos del razonamiento plausible son fluidos y no hay teorta 1A Matemdticus y razonumiento plausible de este razonamiento que pueda ser comparada a la légica demostrativa en claridad 0 que tenga un consenso comparable. 2. Hay otro punto concerniente a estas dos clases de razonamiento, que merece nuestra atencién. Todes sabemos que las matemdticas ofrecen una excelente oportunidad de aprender el razonamionto demostrativo, pero yo sostengo también que no hay materia en los programas usuales de las escuclas que ofrezca una oportunidad semejante de aprender el razonamiento plausible. Me dirijo a todos los estudiantes interesados en matemdticas de todos los grados y les digo: «Aprendamos a probar, desde Iuego, pero aprendamos también a intuir». Esto suena un poco paradéjico y debo hacer hincapié en algunos puntos para evitar posibles malos entendidos. Las mateméticas son consideradas como una ciencia demostrativa. Sin embargo, éste es sélo uno de sus aspectos. La obra matemdtica se nos presenta, una vez terminada, como puramente demostrativa, consisten- te en pruebas solamente, No obstante, esta ciencia se asemeja en su des arrollo al de cualquier otro conocimiento humane. Hay que intuir un teorema matemdtico antes de probarlo, asi come la idea de la prueba antes de ilevar a cabo los detalles. Hay que combinar observaciones, seguir analogias y probar una y otra vez, El resultado de la labor demostrativa del matemético es el razanamiento demostrativo, la prueba, pero ésta a su vez es descubierta mediante el razonamiento plausible, mediante la intuicién. Si ef aprendizaje de las matematicas refleja en algiin grado la invencién de esta ciencia debe haber en él un lugar para la intuicién, para la inferen- cia pausible. Heros dicho que hay dos clases de razonamiento: demostrativo y plausi- ble. Permitaseme observar que no se contradicen entre st; por el contrario, se completan uno al otro. En el raxonamiento estricto lo principal es dis- linguir una prueba de una intuicién, una demostracién vdlida de un intento sin valides. En el razonamiento plausible lo importante es distin- guir entre intuiciones, unas mds y otras menos razonables. Si dirigimos nuestra atencién a@ estas distinciones, ambas pueden hacerse més claras. Un estudiante seriamente interesado en mateméticas, que pretenda dedicar a ellas su vida, debe aprender el razonamiento demostrativo; él es su profesion y el signo distintive de su ciencia. Sin embargo, para obtener un éxito real debe también aprender el razonamiento plausi-~ ble; de él dependerd su labor creadora. El estudiante aficionado toma- rd también el gusto al razonamiento demostrativo: quizé tenga poca nece- sidad de usarlo directamente, pero con él adquirird un término con el que comparar la supuesta evidencia de todas clases con que se enfrentard en la vida moderna. Sin embargo, en todos sus esfuersos necesitard del razena- Prétogo 15 miento plausible. En todo caso, un estudiunte de matemdticas ambicioso intentard aprender las dos clases de razonamiento, demostrativo y plausi- ble, cualesquiera que pucdan ser sus intereses ulteriores. 3. No creo que haya un método a toda prueba para aprender a intuir, De cualquier modo, si tal método existe yo no lo conozco y, desde luego, no pretendo ofrecerlo on las siguientes paginas. El uso eficiente del razona- miento plausible es una habilidad prdctica, aprendida, como el resto de ellas, mediante la imitacién y el uso. Intentaré hacer lo que pueda por el lector ansioso de aprender el razonamiento plausible, pero todo lo que puedo ofrecorle son sélo ejemplos que imitar, y darle una oportunidad de practicarlo. En lo que sigue examinaré con frecuencia grandes y pequeftos des« cubrimientos mateméticos. No puedo contar la histeria real de cémo ocurrié el descubrimiento porque eso nadie lo sabe. Neo obstante, inten- taré reflejarla lo mejor posible, hacienda hincapié en los motivos quo subyacen en el descubrimiento, en las inferencias plausibles que condujeron a 61 y, en resumen, en todo lo que merezea ser imitado. Naturabnente, trataré de impresionar al lector; ése es mi deber como profesor y autor. Sin embargo, seré totalmente honrado con él en la cuestién que realmente importa: intentaré impresionarle sélo con cosas que purezcan legitimas y me sirvan de ayuda. Cada capitulo ird seguido de ejemplos y comentarios. Estos tratarén de puntos demasiado téenivos o sutiles para el texto del capitulo, o que resulten. un poco marginales al hilo principal del argumento. Algunos de los ejercicios dan al lector la oportunidad de volver a considerar detalles sélo esbozados en el texto, Sin embargo, la mayorta de los ejercicios estén pensados para que of lector saque las conclusiones por si mismo, Antes de eufrentarse con un problema propuesto al final del capttulo el lector leerd cuidadosamente las partes inés importantes de dicho capitulo y echaré también una ojeada a los problemas inmediatos; en unas u otros puede estar contenida una clave del problema. Con objeto de que tales claves sean del mayor beneficio para la instruccién del lector se ha cuidado mucho no sélo del contenido y la forma de lus problemas propuestos, sino también de su disposicién. En efecto, se nos ha ida mucho mas tiempo en la ordena- cién de estos problemas de lo que podria imaginarse. Para alcanzar un amplio circulo de lectores he intentado ilustrar cada cuestién importante con un ejemplo tan elemental coma me ha sido posible. No obstante, en varios casos me vi obligado a poner ejemplos no demasiado elementales que apoyasen la cuestién con suficiente fuerza. Me parecié que debia presentar tambien ejemplos de interés histbrico, ejemplos de bellexa matemdtica y otros que ilustrasen el paralelismo con los procedimientos de otras ciencias, o de la vida diariu. 16 Mateméticas y rasonamiento plausible Afiadiré que ta forma final de muchas de las historias contadas result6 de una especie de experimento psicolégico. Discutt el tema con los alumnos en diferentes clases, interrumpiendo mi exposicién frecuentemente con preguntas como la siguiente; «Bien, gqué harian ustedes en tal situacién?», Varios pasajes incorporados en el texto han sido sugeridos por sus res- puestas, 0 he modificado mi versién original de alguna manera por la reaccién de mi auditorio. En resumen, he tratado de utilizar toda mi experiencia en Ia investi- gacién y en a ensefianza para dar al lector una adecuada oportunidad de imitar inteligentemente y de hacer las cosas por st mismo. 4. Los ejemplos de razonumienta plausible recogidos en este libro pueden tener otro uso como iluminadores de un problema filoséfico muy discutido: el problema de la induccién. La cuestién crucial es: ZExisten reglas para la induccién? Algunos filésofos lo afirman, pero la mayor parte de los ciontificos cree que no existen tales reglas. Con objeto de dis- cutir esta cuestién provechosamente Ia plantearemos de diferente modo. En su tratamiento confiaremos poco en los verbalismos tradicionales, o en formalismos a ultranza, manteniéndonos en estrecho contacto con la practica de los cientificos. Ahora bien, observemos que el razonamiento inductivo es un caso particular del razonamiento plausible, y observemos también (Io que los autores modernos olvidan casi siempre, pero que algunos escritores antiguos, como Euler y Laplace, percibieron con claridad) que el papel de la evidencia inductiva en la investigacién matematica es seme- jante a su papel en la inwestigacién fisica. Ast podremos advertir la posi- bilidad de obtener alguna informacién sobre el razonamiento inductivo mediante la observacién y comparacién de ejemplos de razonamiento plausible en las cuestiones matemiticas, De esta manera se nos abre la puerta para investigar la induccién inductivamente. Cuando un bidlogo pretende investigar algin problema general, diga- mos de genélica, es muy importante que elija algunas especies particulares de planias » animales que se presten bion al estudio experimental de su problema. El quimico que quiere investigar un problema general, como es, por ejemplo, la velocidad de las reacciones quimicas, debe elegir algunas sustancias especiales en las que poder hacer convenientemente los experi mentos relevantes a este problema. La eleccién de material exporimental apropiado es de gran importancia en Ia investigacién inductiva de cual- quier problema. Me parece que las matemdlicas son, en diversos aspectos, el material experimental mds apropiado para el estudio del rasonamiento inductivo. Este estudio comprende exporimentos psicolégicos de cierta clase: sentimos que nuestra confianza en una conjetura se basa er varias clases de evidencia, Prélogo 17 Gracias a su inhorente sencilles y a su claridadlas cuestiones matemdticas se presenian a esta especie de experimento psicolégico mucho mejor que los temas de cualquier otro campo, En las siguientes paginas el lector en« contraré una amplia oportunidad para convencerse de esto por si mismo. Considero mds filoséfico examinar la idea general del razona- miento plausible en vez del case particular del razonamiento inductive. Los ejemplos rocogidos on esto libro conducen a un aspecto definido y claramente satisfactorio del razonamients plausible. Sin embargo, no deseo inculcar mis puntos de vista al lector, En efecto, ni siquiera los establezcy en Ia primera parte del libro; quiero que los ejemplos hablen por st mismos. Los primeros cuatro capitulos de la segunda parte estdn dedi- cados a@ un examen general més explicito del razonamiento plausible. Alli enuncio formalmente los patrones de inferencia plausible sugeridos por los ejemplos precedentes, e intento sistematizar dichos patrones y observar algunas de sus relaciones entre ellos mismos, y con la idea de probabilidad. No sé si el contenido de estos cuatro capitulos merece ser Wamado {filosofia. Si lo es, se trata de una modesta fisosofia, més dedicada a la comprensién de ejemplos concretos y a la conducta concreta de la genie que a la exposicién de generalidades. Naturalmente, no conozco eudl serd la opinidn final que merezca mi posicién, Sin embargo, tengo bastante confianza en que mis ejemplos puedan ser titites a todos los estudiantes de induceién o de razonamtionto plausible, que no tengan prejuicios, y descen formar sus puntos de vista en estrecho contacto con tos hechos observables. 5. Esta obra sobre Matematicas y razonamiento plausible se divide en dos partes: Induccién y analogia en matemiticas, la primera, y Patro- nes do infereneia plausible, la segunda, En la primera parie se encuentra casi todo et micleo matemdtice de Ia obra, asi camo los udatos» para la investigacién inductiva de la induccién, que se realiza en la segunda parte. No he dado un indice, pensando que esto contribuiria a hacer a terminolo- gia mas rigida de lo que es deseable en esta clase de obras. Creo que la tabla de materias proporcionard una guia satisfactoria del libro. La presente obra es una continuacién de mi primer libro How to Solve It‘. El lector interesado on el tema deberd leer ambos, sin importar ol orden en que lo haga. Este texto esté ordenado de manera que puede leerse independientemente del primer trabajo. En efecto, hay aqui sélo unas cuantas referencias directas al primer Libro, que no es necesurio considerar en una primera lectura, Sin embargo, las referencias indirectas @ aquel Fibro estdn en casi cada pagina de éste e incluso en cada frase ea algunas Cémo resolverto; no esta uendneido al espa N, del T. 18 Mateméticas y razonamiento plausible paginas. De hecho, en esta obra hay numerosos ejercicios ¥ algunas ilus- traciones més avanzadas para las que no hubo espacio en el primer libro, debido a su tamafio y a su cardcter elemental. También nos referimos aqui a una coleccién de problemas de Analysis, obra de G. Szegé y del autor de ésta (ver bibliografia). Los problemas de esta coleccién se han ordenado cuidadosamente en series, de forma que se apoyan mutuamente, se proporcionan claves unos @ otros, cubriendo entre todos una determinada materia y dando al lector la. oportunidad de practicar varios pasos importantes on la resolucién de problemas. En el tratamiento de éstos el presente texto sigue el método de presentacién ini- ciado en la primera obra, y este hecho no deja de tener importancia. Dos capitulos de la segunda parte del presente libro tratan de la teoria de la probabilidad. El primero de estos capitulos tiene cierta cone- xién con una exposicién elemental del cdlculo de probabilidades escrita por el autor hace varios aftos (ver bibliografia). Los puntos de vista que subyacen en este tema, ast come el punto de partida, son los mismos, pero en los demas hay poca relacién entre estas obras. Algunas de las posiciones mantenidas en este libro han sido expresa- das antes en mis ensayos citados en la bibliografia, En el texto han sido incorporados extensos pasajes de mis ensayos miimeros 4, 6, 8 9 y 40. Agradezco a los editores de la American Mathematical Monthly, Etudes de Philosophie des Sciences en Hommage a Ferdinand Gon- seth, y Proceedings of the Intemational Congress of Mathematicians 1950, quienes amablemente permitieron que fuesen reimpresos estos pa- sajes. Muchas partes de este libro han sido expuestas en mis conferencias y algunas de ellas varias veces. En ciertas partes y en algunos aspectos he conservado el tono de la exposicién oral. No creo que tal tono sea aconse- jable on la presentacién improsa de las matematicas en general, pero en el presente caso puede ser apropiado o al menos excusable, 6. Ek contenido del riltimo capttulo de este libro, que trata de investi« gacién y ensefiansa, enlaza més explicitamente con la primera obra del autor e indica una posible conclusion. El uso eficiente del razonamiento plausible juega un papel fundamental en la resolucion de problemas. Hemos intentado ilustrar este papel con muchos ejemplos, pero hay otros aspectos de esta cuestiOn que necesitan una ilustracién semejante. Muchos puntos tratados aqui necesitan posteriores trabajos. Seria conveniente confroniar mi posicién con la de otras autores, examinar més profundamente Ios ejemplos histéricos, investigar, hasta donde sea posible, mis puntos de vista sobre la investigacién y la ensetanza Prélogo 19 con los métodos de la psicologia experimental”, ete. Quedan por hacerse aarias de estas tareas, aunque algunas de ellas pueden resultar ingratas, EL presente no es un libro de texto. No obstanie, espero que con el tiempo influiré en. la presentacién usual de los libros de texto ¥ en la elec- cién de sus problemas. La tarea de re-escribir los libros de texto de temas usuales, al modo sugerido en estas lineas, creo que contaria con el agra- decimiento de todos, 7. Deseo expresar mi gratitud a la Princeton University Press por ja impresién cuidadadosa del texto y especialmente a Mr. Herbert S. Bailey, Jr., director de la misma, por su comprensiva ayuda en varias cuestiones. También estoy en deuda con Mrs. Priscilla Feigen, por haber pasado a maquina el original, y con el doctor Julius C. Baron, por su ama- ble ayuda al leer las pruebas. CrorcE Porya Stanford University Mayo, 1953 En cota direccién se han emprendido trebajos exploratorios en el Departamento de Psicologia de Ja Universidad de Stanford dentro de un programa dirigido por B. R, Hilgard, bajo el patrocinio de 0, N. R. Indicaciones al lector La seccién 2 del capitulo VII se cita como seccién 2 en el mismo, pero se cita como seccién 7.2 en los demas. La subseccién (3) de la seecién 5 del capitulo XIV se cita como seccién 5 (3) en el mismo, pero se cita como seccién 14.5 (3) en los restantes. Nos referimos al ejemplo 26 del capitulo XIV como ejemplo 26 en dicho capitulo, pero como cjemplo 14.26 en todos los demas capitulos. Para leer las partes sustanciales del texte bastara algén conocimiento de algebra elemental y geometria. Para casi el total del texto y la mayo- ria de los ejemplos y comentarios sera suficiente un conocimiento comple- to de algebra elemental y geometria, y algiin conocimiento de geometria analitica y célculo, incluidos limites y series infinitas. Sin embargo, se da por supuesto en el lector un conocimiento mas avanzado en unas pocas observaciones incidentales del texto, en algunos problemas pro- puestos y en varios comentarios. Cuando se supone un conocimiento superior se hace, generalmente, alguna advertencia. El lector mde preparado, que saltc aquellas partes que le parecen demasiado clementales, puede perder més que el lector menos preparado quo pase por alto Jas partes quo le resulten demasiado complejas. A menudo se omiten sin advertirlo algunos detalles de demostracio- nes (no muy dificiles). Un lector debidamente proparado para ecta eventualidad no necesita estropear sus buenos habitos eriticos. La mayoria de los problemas propuestos para solucién son muy f4- ciles, pero unos pocos son bastante dificiles. Las indicaciones que pueden facilitar su solucién van encerradas entre corchetes: [ ]. Los problemas cercanos pueden dar también indicaciones. Se dard especial atencién a Jas Mineas introductorias que van delante de los ejemplos de algunos ca- pitulos, o delante de la primera parte, o segunda parte, de tales ejemplos. Las soluciones son a veces muy breves: dan por supuesto que el lector ha intentado resolver con ahineo el problema por sus propios medios antes de mirar a la solucién impresa. Un lector que se esfuerza seriamente en resolver un problema puede 22 Mateméticas y razonamiento plausible obtener provecho por ello aunque:no logre resolverlo. Por ejemplo, puede mirar la soluci6n, intentar aislar la que le parece la idea clave, poner el libro a un lado y entonces intentar encontrar Ia solucién. En algunos puntos este libro es prédigo en figuras o en dar pequefios pasos intermedios de una derivacién. La pretensién es hacer visible la evolucién de una figura o unas formulas; véanse, por ejemplo, las figu- ras 16, 1-16.5.Sin embargo, ningin libro puede tener bastantes figuras 0 formulas. Un lector puede desear leer un pasaje «por encima» o mas cuidadosamente. $i desea leerlo asf, tendra papel y lapiz a mano, pteparandose para escribir 0 trazar cualquier formula o figura dada o solamente indicada por el texto, Haciéndolo asi, tiene mas posibilidades de ver la evolucién de la figura o formula, de comprender cémo Jos varios detalles contribuyen al resultado final y de xecordar el conjunto. PRIMERA PARTE INDUCCION Y ANALOGIA EN MATEMATICAS CAPITULO PRIMERO Induccién Sin duda, ha de parecer bastante paradéjico atribuir gran importancia a la observacién en la parte de las matemdticas conocida como matemdtica pura, pues la opinion corriente cree que la observacién debe restringirse a los objtos fésico: En cuanto referimos los niimeros solo al inielecto puro no com- prendemos bien como la abservacién y los cuasi-experimentos pueden ser titiles en la investigacién sobre la naturateza de tos niimeros. Sin embargo, de hecho, como demostraré aqui. con buenas razones, las propiedades de los nimeros conocides hoy han sido en su mayor parte descubiertas por observacién, y mucho tiempos antes de que su verdad haya sido confirmada por rigu- gurosas demostraciones. Hay, por otro Indo, muchas propiedades de los niimeros con las que estamos familiarisados, sin que seamos todavia capaces de probarlas; sélo la observacién nos ha conducido @ su conocimiento. Por lo que vernos en la teorta de las ntimeros, aun siendo todavia muy imperfecta, podemos colocar nuestras més altas esperanzas en la observacién; ella nos conduce conti- nuamente a nuevas propiedades que pueden ser probadas poste- riormente. Deberos distinguir cuidadosamente de la verdad ef conocimiento que sélo se apoya en observaciones y no ha sido atin probado, se trata de un conocimiento obtenido por induccidn, como usualmente decimos, Y, puesto que nosotros hemos visto casos en que la mera induccién conduce al error, debemos tener sumo cuidady en no acepiar como verdaderas las propiedades de los niimeros que han sido descubiertas por observacién y que se apoyan s6lo sobre la induccién. En. realidad, nosotros usaremos tales descu- brimientos come una oportunidad para investigar mas detenida- mente las propiedades descubiertas y probarlas o refutarlas; en cualquiera de ambos casos aprenderemos algo titi —Kuter *. 1. EXpERrencts Y GREENCIA La experiencia modifica las creencias humanas. Nosotros apren- demos de Ia experiencia, o, mejor dicho. debiamos aprender de ella. Hacer el mejor uso posible de la experiencia es una de las grandes empresas humanas y trabajar por ella es la vocacién de los cientificos. * Evun, Opera Omnia, ser. 1, vol. 2, pig. 459. Specimen de usu vbservatio- num in mathesi pura, 26 Mutemiticas y rezonamiento plausible Un cientilico digno de este nombre tratara de extraer de una oxpe- riencia detcrminada las conclusiones mas correctas y acumular las experiencias mas itiles para cstablecer la mejor linea de investigacién respecto a una cuestién dada. El procedimiento del cientifico para tratar con la experiencia se suele llamar induccién, Ejemplos de proce- dimiento inductivo especialmente clares los encontramos en la investi- gacién matemitica; cn la préxima svccién presentaremos uno muy sencillo. 2 Contactos Que suGTEREN La induccién empieza frecuontemente con alguna observacién. Un naturalista observa la vida de los péjaros; un cristalografo, las for- mas de los cristales, Un matematico, interesado en la teoria de los ni- meros, observa las propiedades de los enteros 1, 2, 3, 4,5, ..- Si usted desea obscrvar la vida de los pajaros con alguna opertunidad de obtener interesantes resultados debera de alguna manera familiari- zaxse con ellos, interosarse en ellos; quizd hasta loguen a gustazle los pajaros. De manera semejante, si usted desea observar los niimeros deberé interesarse y familiarizarse con ellos. Usted distinguird entre mimeres pares y nones; conoceri los cuadrados 1, 4, 9, 16, 25, ... y los primos 2, 3, 5, 2, 11, 13, 17, 19, 23, 29, ... (Es mejor dejar aparte el 1 como «unidad» y no clasificarlo como primo.) Incluso con tan modesto conocimiento usted puede ser capaz de observar algo interesante. Por casualidad usted puede tropezarse con estas relaciones: 347=10, 3417 =20, 13-417 =30, y observar alguna semejanza entre ellas. Le chocara que fos nameros 3, 7, 13 y 17 son mimeros primos impares. La suma de dos primos im- pares es necesariamente un mimero par; en efecto, 10, 20 y 30 son pares. {Qué pasa con los otros némeros pares? ¢Se comportan también de manera semejante? El primer nimero par que es una suma de dos primys nones es, sin duda, 6=3 +3 Induccién 27 Si miramos més alla de 6 encontraremos que B=3+ 5 10=3+ 7=54 5 12=5+ 7 4=3+4+1L=7+ 7 16 =3 413 =5 41. ¢Segnira asi siempre? De cualquicr modo, los casos particulares obser- vados sugieren un juicio general: Cualquier niimero par mayor do 4 os la suma do dos primos impares. Pero teniendo en cuenta las excepciones, 2 y 4, que no pueden dividirse en la suma de dos primos impares, es proferible este otro juicio un poce mas complicade: Cualguier nimero par que no es primo, ni cuadrade de primo, es Ia suma de dos primos impares. Hemos Iegado asi con ello a formular una conjetura, que ha sido encontrada por induccién, Esto os, sugerida por observacién, indicada por ejemplos particulares. Estas indicaciones son mas bien endebles; de hecho, tenemos un fundamento muy débiJ para creer en nucstra conjetura. Sin embargo, encontraremos algiéin consuelo si subernos que el matematico que descu- bri6 esta eonjetura hace m4s de doscientos aiios, Goldbach, no tenia fundamento mucho més fuerte para ella. gEs verdadera la conjetura de Goldbach? Nadie puede hoy contestar a esta pregunta, A pesar del gran esfuerza hecho por algunos grandes mateméaticos, Ia conjetura de Goldbach es hoy, como en los dias de Euler, una de esas «muchas propiedades de los ntimeros con que estamos bien familiarizados, aunque scamos incapaccs de probarlas» © de refu= tarlas. Ahora, rctrocedamos y tratemos de reconstruir los pasos dados en el razonamiento precedente como es Lipico del procedimiento inductivo. Primero, observamos alguna semejanza, Nos dimos cuenta que 3,7, 13 y 17 son primos, que 10,20 y 30 son pares, y que las tres ecuaciones 3 -+ 7 = 10,3 + 17 = 20, 13 + 17 = 30 son andlogas entre si. El segundo pase fue una generalizacién. De los ejemplos 3, 7, 13 y 17 pasamos a todos los primos impares; de 10, 20 y 30, a todos los mi- meros pares, y establecimos después una posible relacién general: numero par = primo -+ primo. 28 Matemdétieas y razonamiento plausible De esta mancra llegamos a un juicio general y claramente formulado, que, sin embargo, es meramente conjetural o ientativo, Es decir, el juicio no ha sido probado por ningtin medio y no puede tener pretensi6n de certeza; es sélo un intento de aleanzar la verdad. Esta econjetura tiene, a pesar de todo, algunos sugestivos puntos de contacto con la experiencia, con «los hechos» o con «la realidad». Es cierta para el caso particular de los pares 10, 20 y 30, y también para 6, 8, 12, 14, 16. Con estas observaciones bosquejamos grosso modo un primes estadio de proceso inductivo. 3. Conracros QUE APOYAN Usted no pondra immcha confianza en una conjetura que no ha sido probada, aunque haya sido propuesta por una gran avtoridad, incluso aunque haya sido propuesta por usted mismo. Usted intentara demostrarla © refutarla; sin duda, la probard. La conjetura de Goldbach scra probada si examinamos alguno= nuevos mimeros pares y decidimos si son 0 no la suma de dos primes impares. Veamos, por ejemplo, el niimero 60, y realicemos un «cuasi experimenton, como dice Euler. El nximero 60 es par, pero 3¢s también Ja suma de dos primos? ;Iis cierto que 60 =3 + primo? Noj 57 no es primo. ;Es 60 =5 + primo? La contestacién es, otra vez: «No»; 55 no es primo. Si seguimos por este camino, la conjetura scra destruida. Sin embargo, el préximo ensayo da resultado: y 53 es un némero primo. La conjetura ha sido comprobada en un caso mas. El resultado contrario habria destraide la conjetura de Goldbach de una vex por todas. Si nsayamos con todos los utimeros primos bajo un néimero par dado, como 60, y nunca Hegamos a poder descomponerlo en la suma de dos primos, 1a conjetura habra sido destruida irrevocable- mente. Por el contrario, si verificamos la conjetura en el caso del mimero {nduccién 29 par 60, no hemos Iegado con ello a ninguna conclusién definitiva’ Indudablemente, no se demuestra un teorema por tna sola vorificacién, lo que no obsta para interpretarla come un signo favorable, Por lo que se refiere a la conjetura, tal verificacion le da mds crédito, aunque, por supuesto, pertenece a la decisién pexsonal el peso que se ha de dar a dicho signo. Volvamos, por un momento, al nimero 60. Después de haber ensa- yado los primos 3, 5, y 7 podemos hacerlo ahora con los primos que quedan bajo 30. (Como es obvi, resulta innecesario ir mas alld de 30, gue es igual a 60/2, puesto que uno de los dos primos, cuya suma sera 60, tiene que ser menor que 30.) Podemos, pues, descomponer 60 en las siguientes sumas de dos primos: 60 —7 +53 =13 +47 =174 43 =19+441 —23 4 37 = 20 4 31. Ahora podemos proceder sistematicamente y examinar los ndimeros pares uno tras otro, como hemos hecho con el 60. Podemos tabular Jos resultados asi: 6=384 3 8=3+ 5 W=3+ 7= 5+ 5 W=s+ 7 M=3+1li= 16 =3 413 1 =54 13 20—38417=— 22=3+419= 2=5419— 26 =3 4-23 = 2 = 5423 = 386 =7+ 23 =) La conjetura queda verificada on todos los casos que hemos estable- cide aqui. Cada verifieacién que alarga la tabla fortalece la conjetura, fe da més crédito, la hace mas plausible. Naturalmente, no existe un miimero de verificaciones que demuestre la conjetura, Ahora examinemos, comparemos y combinemos Jas obseryaciunes recogidas y busquemos alguna clave que se oculte tras ella. En nuestro 30 Mateméticas y raxonamiento plausible caso es muy dificil deseubrir alguna clave esencial en Ja tabla. Aun asi, sila examinamos podemos darnes cuenta claramente de su significado. La tabla nos muestra la frecuencia con que los nimeros pares incluidos en ella pueden ser representados como una suma de dos primos (6 sélo una vez, 30 tres veces). El ntimero de tales representaciones del mimero par 2n parece cincrementar irregularmente» con a. La conjetura de Goldbach expresa la esperanza de que cl némero de tepresentaciones munea eaera por debajo de 0, por mucho que la tabla se extienda. De entre los casos que hemos examinado podemos distinguir dos grupos: el de los que preceden a la formulacién de la conjetura y el de los que la siguen. Los primeros sugieren la conjetura, Jos segundos la apoyan. Ambos casos nos proporcionan alguna clase de contacto entre Ja eonjetura y «los hechos». La tabla no distingue entre los puntos de contacto «que sugicren» y los «que apoyan». Ahora volvamos al razonamiento precedente y tratemos de verlo segtin Jos rasgos t{picos del proceso inductive. Una vez concebida una conjetura intentaremos descubrir si es verdadera o falsa, Nuestra conjetura era un juicio general sugerido por ciertos ejemplos particulares en que Ja habiamos encontrado verdadera. ‘Luego examinamos otros ejemplos particulares y, puesto que la conje- tura resulté verdadera en todos los casos examinados, nuestra confianza se incrementé, Me parece que en todo lo anterior no hemos hecho més que Jo que enalquier persona razonable hatia. Y obrando asi hemos llegado a un principio: Un juicio general y conjetural adquiere mas crédito si es veri- ficado en un nuevo caso particular. zEs éste eb principio subyacente en todo proceso de induecisn? 4, Ls acrirup inpucriva En nuestra vida personal pos aferramos con frecuencia a ilusio- nes. En otras palabras: no nos atrevemos a examinar ciertas ereencias, que podrian contradecirse con la experiencia, por temor a destruir nuestro equilibrio emocional. Pucden darse circunstancias en que no resulte insensato aferrarso a las ilusiones, pero en la ciencia es necesaria una actitud muy diferente: la aetitud inductive. Esta actitud reclama adaptar nuestras creencias y experiencias tan eficazmente como sea posible, Ello requiere una cierta preferencia por las cuestiones de hecho, Y requiere también saber ascender de las observaciones a las generali- zaciones y descender de las generalizaciones mas altas a las mas concre- Induccién 31 tas observaciones. Sin duda, hemos de aprender a decir «puede ser» y¥ «quizé» en miles de formas diferentes, Ademés, se requieren otras iuchas cosas, pero principalmente estas tres: Primero, estar dispuestos a revisar cualquicra de mucstras creencias. Segundo, ser capaces de cambiar una erevncia cuando existe una razén compulsiva para ello. Tercero, no cambiar las creencias frivelamente sin que haya alguna buena razén. Estos puntos parecen bastante triviales. Sin embargo, deben ir acompanados de cnalidades poco frecuentes con arreglo a las cuales el cientifico debe vivir. El primer punto necesita «coraje intelectual». Se necesita coraje para revisar las propias crcencias. Galileo, cambiando los prejuicios de sus contempordneos y la autoridad de Aristételes, os un gran ejemplo de coraje intelectual. E) segundo necesita de chonestidad intelectual». Adherirse a una conjetura que ha sido claramente contradicha por la experiencia sélo porque es mi conjetura seria deshonesto. El tercer punto necesita de «sabia eontencién». Cambiar una creen- cia sin seria examen, sélo por la direccién de la moda, pongamos como ejemplo, seria insensato. Aun asi, no tenemos tiempo ni espacio para examinar seriamente todas nuestras creencias. Por tanto, lo cuerdo sera abandonar nuestros problemas y nuestras dudas activas sobre las creencias hasta que tengamos una oportunidad razonable para acla- rarlas. «No creamos nada, pero preguntémonos sélo sobre aquello que merezea la pena preguntarse.» Coraje intelectual, honestidad intelectual y sabia eontencién son Jaz cualidades morales del cientifico. EJEMPLOS Y COMENTARIOS 1. Averiguar Ja norma con arreglo a la cual han sido elegidos los términos de la secuencia siguiente: 11, 31, 41, 61, 71, 101, 131, ... 2. Consideremos esta tabla: 1 = O71 24384 4 1+ 8 5+ 6+ T+ B+ 9 = 8427 W411 + 12418444155 +416 = 27 4 64. 32 Malemdticas y raxonamiento plausible Averiguar la ley sugerida por estos ejemplos, expresarla on una adecuada notacién matemaética y demostrarla. 3. Observar los valores de las sumas sucesivas Lol+3, 14345, 1+3+4547,... gHay aqui una regla sencilla? 4, Observar los valores de lag sumas consccutivas 4148, 148427, 14+8+27+ 64... Hay aqui una regla simple? 5. Los tres lados de un triéngulo tienen de longitud 1, m y n, respectivamente, Las cifras I, m y n son enteros positivos, [<< m =n. Encontremos el nvimero de triéngulos diferentes de la clase descrita por un n dado. [Tomemos n = 1,2, 3, 4,5, ...] Eneontremos una ley general que regule la subordinacién del néimero de tridngulos respecto de x. 6. Las primeras tres cifras de la secuencia 5, 15, 25, ... (mimeros terminados en 5), son divisibles por 5. ,Son también las cifras siguientes divisibles por 5? Las primeras tres cifras de la secuencia 3, 13, 23, ... (ntimeros que terminan en 3), son ntimeros primos. gSon también las cifras siguientes nimeros primos? 7. Por cémputo formal encontramos (L > Lar + 2la? 4- Bl? + dtl + Slab Gtx? 4-22.) =1—#— xt — 3x3 — 1804 — T1x5 — 461e6 , Esto sugiere dos conjeturas sobre los siguientes coeficientes de las series de valores de ln derecha: (1) todos son negatives; (2) todos son primos. ;Son estas dos conjeturas igualmente dignas de crédito? 8, Serie * toe BL ( rt Induccién 33 donde tenemos que para n 01234 5 6 7 8 9 A, 111 2 4 14 38 216 600 6240. Establecer una conjetura. 9 El gran matematico francés Fermat consideré la seeuencia 5, 17, 257, 65537, .... cuya cifra general es 2°" + 1. Observé que los primeros cuatro nimeros (dados aqui), correspondientes a n —1, 2, 3 y 4, son primos, y conjeturé que Jos niimeros siguicntes serian también primos. Aunque él no lo demostré, se sintié tan seguro de su conjetura que desafis a Wallis y otros matematicos ingleses a demostrarlo. Sin embargo, Euler encon- 4x6 que la préxima cifra, 25% + 1, correspondiente a n —5, no es un primo: ya que es divisible por 641°, Veamos el pasaje de Euler al frente de este capitulo: «,,, nosotros hemos visto casos en que la mera induc- cién conduce a exrorn, 10. Al verificar la conjetura de Goldbach para 2n —60 hemos ensayado sucesivamente los primos p bajo n = 30. Sin embargo, podria~ mos haber también ensayado los primos p' entre n =30 y 2n —60. Qué procedimiento es probablemente mas ventajoso para la n mayor? is cién de palabras como «induccién», «experimento» y «observacién» frases parceidas a las siguientes: 11, En un diccionario nosotros encontraremos para la expli «Induceién es inferir una ley gencral de ejemplos particulares, 0 una produccién de hechos para demostrar un juicio general»; «Experimento es un procedimiento para comprobar hipétesis; «Observacién ¢s una correcta apreciacién y anotacién de fenémenos, tal come ocurre en la Naturaleza respecte a la causa y el efecto o a sus relaciones mutuas». 280on estas descripciones aplicables al ejemplo discutido por nosotros en las secciones 2 y 3? 12. Siy No. El mateméatico, como el naturalista, al comprobar alguna secuencia de una ley conjetural por medio de una nueva observa- * EULER, Opera Omnia, ser. 1, vol. 2. pigs. 1-5. Hany y Wartent, The Theory of Numbers. pigs. 14-15. 34 Matemdticas y razonamiento plausible cién, dirige una pregunta a la Naturaleza: «Sospecho que esta ley es cierta. ;Ee cierta?». Si la consecuencia queda claramente rechazada, la ley no puede ser cierta. Si, por el contrario, la eonsecuencia es clara- mente verificada, hay indicio de que la ley puede ser cierta. La Natura- leza puede contestar Si o No, pero sélo susutra una contestacién mien- tras aniquila la otra; su Si cs provisional, su No es definitivo. 43. Experiencia y conducta, La experiencia modifica la conducta y las creencias humanas. Estas dos cosas no son indepentlientes entre si. La conducta es a menudo un resultado de las creencias; éstas son conducta potencial. Aun cuando usted puede ver la conducta de sus compaiieros, usted no puede ver sus creencias. La conducta es més facil de observar que las creencias. Todo el mundo sahe que «nifio quemade, al fuego teme», que expresa justamente lo que decimos: la experiencia modifica la eonducta humana. Si, y la conducta animal también, En wi vecindad hay un perro que Jadra y saltu sobre todo el mundo sin que le provoquen. Pero he encontrado un me de protegerme facilmente. Si me paro ¢ intento recoger una piedra cl perro se aleja aullando. Todos los perros no se conducen de la misma manera, y es facil adivinar qué clase de experiencia condujo a este perro a ose com- portamiento. Ei oso del Zoolégico «pide comida». Es decir, cuando hay un espec- tador cercano se coloca en una ridicula postura que frecuentemente ita al espectador a lanzarle un terrén de azticar en la jaula. Los osus que no estén en cautividad probablementec no adoptan nunca tan absur- das posturas, y es facil imaginar qué clase de experiencia condujo al oso del Zoo a iniciar tal comportamicnto. Una investigacién completa de la induccién incluiria, sin duda, el estudio del eomportamiento animal. U4. El légico, el matemdtico, ef ftsico, el ingeniero. «Mira ese matematico —dice el légico—, El observa que los noventa y nueve primeros son niimeros inferiores a 100 ¢ infiere de aqui, por lo que él Tama induceién, que todos los nameros son menores a 100.» «lin fisico cree —dice el matematico— qne 60 es divisible por todos los mimeras. E] observa que 60 es divisible por 1, 2, 3, 4, 5 y 6; deapués examina algunos casos mas, tales 10, 20 y 30, tomados al azar, como él dice. Y puvsto que 60 es divisible también por éstos considera ya como suficiente la @ dencia experimental.» «Si; pues mira al ingenicro —dice cl fisico—. Un ingenicro sospecha que todos los ntimeros impares eon primos. “De cualquier manera, el 1 fnduccién 35 podemos considerarlo como un ntimero primo", arguye. Iuego vienen 3, 5 y 7, que son, indudablemente, primos. Después, 9; un caso de tor- peza: no parece ser primo, Aun 11 y 13 son, indudablemente, primos. “Y retrocediendo al 9 —é]l dice—debemos concluir que es un error experimental”,» Es obvio que la induccién puede conducir a error. Sin embargo, hay que observar, ya que las posibilidades de error parecen Lan abruma- doras, que la induccién algunas veces conduce a la verdad, Empeza- remos con el estudio de los casos evidentes, en que la induccién fracasa, © con aquellos en que tiene éxito? El estudio de Jas piedras preciosae es incretblemente mas atractivo que el de los cantos vulgares y, por si fuera poco, son las piedras preeiosas mas que los cantos quienes conducen a los mineralogistas a la maravillosa eiencia de la eristalografia. CAPITULO SEGUNDO Generalizacién, especializacién, analogia Y yo estime las analugias mds que nada, son mis gutas mas dignas de confianza. Ellas conocen todos los secretos de la Natu- raleza y debian sor menos descuidadas en geometria.KEPLER. 1. Generacizaci6N, ESPECIALIZACION, ANALOGIA E INDUCCION Volvamos otra vez al cjemplo de razonamiento inductive que hemos examinado con algin detalle (seceiones 1.2, 1.3). Empezamos por observar la analogta de las tres relaciones 347=10, 3417=20, 13+ 17 =30; después generalizamos ascendiendo desde 3, 7, 13 y 17 a todos los primos; desde 10, 20 y 30 a todos los mimeros pares, y luego especiali- zamos de nuevo, bajando a probar mimeros particulares, tales como 6, 8 6 60. El primer ejemplo es extremadamente simple e ilustra de modo co- rrecto el papel de la generalizacion, la especializecién y Ja analogia en el razonamiento inductivo. Sin embargo, examinaremos ilustraciones mas vivas, y antes de esto discutiremos la generalizacin, la especiali- zacién y la analogia, estas grandes fuentes de descubrimientos, por af mismas. 2. GENERALIZACION Es el paso de la consideracién de una serie determinada de objetos ala de una serie mayor que contione a la primera. Por ejemplo, generali- zamos cuando pasamos de la consideracién de triangulos a la de polt- gonos con arbitrario nimero de lados. Generalizamos también cuando pasamos del estudio de las funciones trigonométricas de un Angulo agudo a las funciones trigonométrieas de un angulo indeterminado. Se puede observar que en estos dos ejemplos la generalizacion se ha efectuado de dos formas tipicamente diferentes. En el primer ejemplo, 38 Matemdaticas y razonamiento plausible al pasar de triangulos a poligonos con n lados, remplazamos una constante por una variable, el entero fijo 3 por el entero arbitrario n (determinado s6lo por la desigualdad n 2 3). En el segundo ejemplo, al pasar de &ngulos agudos a dngulos arbitrarios o, eliminamos una restriccidn, esto es, la restriccién de 0° < « el polinomio de la izqnierda puede ser representado como el producto de n factores lineales, ay tax t att... pag = . a, (% — a) (x — 94) -.. (2 — 0,)- Comparemos los términos con el mismo valor de x a ambos lados de esta identidad y derivemos las conocidas relaciones entre las ratee: y los coeficientus de una ecuucién, la mas sencilla de las cuales ¢s see fs lo que encontramos comparando los términes con 2", By =~ 4,(0%q oy Hay otra manera de representar la deseomposicién on factores lineales. Si ninguna de las raices oj. Gy +... G, ¢6 igual a 0, 0 (lo que es ly mismo) si ay es diferente de 0, tenemos también fy bax + ag? +... fast y Generalisacién, especializacién, analogia 45 Hay avin otra variante. Supongamos que la ecuacién es de 2n grados y tiene la forma by — yx? + byw — 22. $+ (2), 2™ =O y 2n diferentes raiees Br —PrBe—Pe ---) Par — Po Entonees, by — byx® + byxt— ... + (—1)"b, x” a a2 ae —&(1— a)tl — a}... l—-<= o( ei) ( =) | ») = i é (3 4 1 i oe | Bae yl ee ne, os Ver” Bi p (2) Euler considera la ecuacién sen x = 0 x a x — og TF Teka 7 Deaee A cys om O) EI lado de Ja izquierda tiene infinidad de términos, es de «grado infi- nito». Por tanto, no es extraiio, dice Euler, que haya una infinidad de raices 0, 7, —7, 27, —2n, 30, —3n, Euler desearta la raiz 0. Imego divide el lado izquierdo de Ja ecuacién por x, el factor lineal correspondiente a la raiz 0, y obtiene asi la eeua- cién con Jas raices Tt, —, 217,—2n, 30,—3n, ... 46 Matemiticas y razonamiento plausible Hemos visto una situacién andloga, bajo (1), cuando discutimos la Wltima variante de descomposicién en factores lineales. Euler con- cluye, por analogia, que sen x 1 a. L 1 1 23 7 eae Some Po ‘ 14 me Footy = pe Es decir, Ia serie que resistié los esfuerzos de Jaciues Bernouille: una osada conclusidn. (3) Euler sabi era nuevo y nunex usado para un propésito semejanter, escribié diez muy bien que si conclusién era osada. «El método aiios mas tarde. El mismo se dio cuenta de algunas objeciones y otras muchas le fueron propuestas por sus amigos mateméticos, una vez recobrades de la primera sorpresa. Sin embargo, Wuler tenia razones para confiar en su deseubrimiento. ‘in primer lugar, ef valor numérico de fa soma de Ins series que é] habia caleulado antes estaba de acuerdo hasta el fin con 7/6. Al compatar los demas cocficientes de su expresién sen x como producto encontré ta suma de otras serics dignas de ser tenidas en cuenta, como la de los reciproces ae euatro valores, De nuevo exaning los valores numéricos y de nuevo los encontré de acuerdo. (4) Buler también comprobs su métedo con otros ejemplos. Av hacerlo asi acerté volviendo a derivar la suma 12/6 de Ia serie de Jacques Bernouille con varias modificaciones a su primer aproximacién, También acerté a redescubrir con su método la suma de importantes series debidas a Leibniz. Generalizacién, especializacién, anulogia 47 Discutamos el ultime punto, considerando, segtin hace Euler, la 1—sen x =0, Cada una de estas ratees es, sin embargo, una raiz doble. (La curva y = sen x no intercede Ja linen y = 1 en estas abscisas, sino que ex tangente a ella. La derivada del lado izquierdo se desvaneer para los mismos valores de x, pero no usi la segunda derivada). Por tanto, Ja ceuacién # ‘tie ! = =9 1 1-2-3 tiene las ra‘ces 7 300 Sr iw a are a 2 y Ia conclusi6n analdgica de Euler conduce « la des tores lineales L—eenx--1— — + oS mag eet 2x \2 2x \z 2x 2 Be \2 -('- yea T= § (+4) 7 3 Sar tr Comparande e] cocficiente de x en ambos lados, obtenemos Esta es la cdlebre serie de Leibniz; el osado procedimiento de Euler conduce a up resultado conocido. «Nuestro método, que puede parcecrle 418 Watemdticas y razonamiento plausible a alguien no muy convincente, aleanza asi una gran confirmacién, En consecuencia, por lo que a nosotros se refiere, nos sentimos incapaces de dadar de las demas cosas que han sido derivadas por el mismo mé- toda.» (5) Sin embargo, Euler permanecié en duda. Y continué las veri- ficaciones numérieas descritas acriba (3), examiné més series y mas grados decimales, hallando acuerdo en todos ellos. Intenté otras apro- ximaciones también y, finalmente, logré verificur, no sélo numérica- mente, sino exactamente, el valor 1?/6 para la serie de Bernouille. En- contré una prucba que, aunque oculta ¢ ingeniosa, estaba basada en consideraciones mas normales y fue aceptada como completamente rigurosa. Ast, la mds conspicua consecuencia del descubrimiento de Euler fue satisfactoriamente verificada- Tistos argumentos parece que convencieron a Euler de que su resul- tada era eorrecto ”, 7. ANALOGIA E INDUCCION Nosotros deseamos aprender algo de la naturaleza de] razonamiento inventivo ¢ inductivo. ;Qué podemos aprender de la historia precedente? (1) El paso decisive de Euler fue osado. En légica estricta fue wa falacia indebida: aplies una regla a un caso para el que Ja regla no estaba hecha, una regla sobre ecuaciones algebraicas a una ecuacién que no era algebsaica, Logicamente, el paso de Euler no estaba justificade. Sin embargo, la analogia lo justificaba; analogia que tiene en su haber los mejores logros de una ciencia en crecimiento a la quo algunos afios des- puds él mismo /lamé «Anilisis del infinito». Otros matematicos, ante- rieres a Euler, habian pasade de las diferencias finitas a las infinita- mente pequefias, de las sumas con mimero finito de cifras a aquellas con ndmero finito, de los productes finitos a los infinitos. ¥ asi Euler pasd de las eeunciones de grado finito (ecuaciones algebraicas) a las de grado infinito, aplicando a Io infinito las reglas hechas para lo finito. Esix analogia, este paso de lo finito a Jo infinito, esta cubierto de afiagazas. gCémo las evité Ruler? «Era un genio», han contestado algu- nas personas, pero ello no supone aplicacién ninguna, Euler tenia Mucho mas tarde, casi diez afios después de su primer descubrimiento, Euler volvié sobre el tema, contests objecianes, completé con alguna extenstin su original aproximucidn heuristiea y dio wna nueva y esencialmente diferente prueba. Véase L. Euuer, Opera Omnia, ser. 1, vol. 14, pigs. 73-86, 138-155, 177-186 y también paginas 156-176, que contiene une nota de Paul Stacke! sobre Ia historia del problema. Generalizacién, especializacién, analogia 49 serias razones para confiar en su descubrimiento, Nosotros podemos comprender sus razones con un poco de sentido comin, sin ninguna milagrosa perspicacia especifica del genio. (2) Las razones de Euler para confiur en su descubrimicnto, resumidas en lo anterior ", no son demostrativas. Euler no reexamina Jos fundamentos de su conjetura "* para el osado paso de Io finite a lo infinite; él examina siélo las consecuencius y mira la verificacién de tales consecuencias como argumentos en pro de su conjetura; acepta las yerifi caciones aproximativas y las exactas, aunque parece dar mas peso alas segundas. Examina también las consecuencias de conjeturas andlogas intimamente relacionadas y mira la verificucién de tales conse- cuencias con argumentos para su conjetura. Las razones de Euler son, de hecho, inductivas. Utiliza un procedi- miento tipieamente inductive para examinar Jas consecuencias de una conjetura y juzgarlas sobre la base de tal examen, [in la investigacién cientifica, como en ta vida ordinaria, nosotros creemos, o deberiasnos creer, las conjeturas més o menos segdn cl mayor o menor acuerdo con los hechos de sus consecuencias observables. En definitiva, Euler parece pensar de la misma manera que las gentes razonables piensan, sean o no cientflicas. El parece aceptar algunos prin cipios: Una conjetura adquiere més crédito con la verificacién de une nueva consecuencia. Y: Una conjetura aleanza mds crédito si una conjetura andloga adquiere mayor crédito. Son de este tipo los principios subyacentes al proceso de induceién? EJEMPLOS Y COMENTARIOS PRIMERA PARTE 1. La generalizacién correcta. A. Encontramos tres nameros, x, y % que satisfacen el siguicnte sistema de ecuacioncs: 9x — fy — 10s =< 1, — 6x } dy Te =0, typ 2=9 Bajo la seccién 6 (3), (4), (3). Para el resumen del propio Euler véase Opera Om ser. 1, vol. 14, pag. 140, Lu representacion de seu x os un producty infinito, Hspecialmente el producto pura 1 — gen x 50 Matemdtieas y rexonamiento plausible Si tiene usted que resolver A, zeual de las tres generalizaciones oe g ia, B, C o D? B. Hiullar tres incégnitas de un sistema de tres eeuaciones. siguientes le parece la mas valiosa sugercm C. Hallar tres incéynitas de un sistema de tres ecuaciones, de las cuales Jas dos primeras son lincales y 1a tercera cuadritica, D. Hoallar n incégnitas de un sistema de n ecuaciones, de las cuales Ja primera n — 1 es lineal. 2. Un punto y una pirdmide «regular con base hexagonal son dados en posicién. (Se denomina «regular a una pirdmide cuya base es un poligono regular, el centro del cual os el pie de Ja altura de la piramide.) Hallar un plano que pase por el punto dado y biseecione el volumen de la pirémide dada. Con objeto de ayudarle le haré la siguiente pregunta: ,Cual es la generalivaci6n correcta’ 3. A, Tres Kneas rcetas que no estan cn el mismo plano pasan por el mismo punto QO. Hallar un plano que pasando por O esté incli- nado igualmente a las tres lineas. B. Tres lineas rectas que no estan en el mismo plano pasan por cl mismo punto, E] punto P est4 en una de las Iineas; hallar el plano, que, pasando por P, esté igualmente inelinado a las tres lineas. Compare los problemas A y B. ;Podeia usted utilizar Ja solucién de uno para resolver el otra? ;Cual es su conexion ligiea? 4, A. Calcule la integral { (1+ 22)-$ de. B. Calcule Ja integral en ta cual p es un mimero positive determinado. Compare los problemas A y B. ;Podria usted uti uno para resolver el otro? ,Cual es su conexién légica? zat la soluciéu de 5. Un caso particular extremo, Hay dos hombres sentados en una mesa de forma rectangular, Uno coloca una moneda sobre la mesa, después el otro hace lo mismo, y asi alternativamente. Se entiende que cada moneda yace sobre la mesa sin que ninguna esté montada subre Generalizacién, especializacién, analogia 51 otra. El jugador que coloca Ja viltima moneda se Heva tudo el dinero. 2Quién ganar, teniendo en cuenta que cada unv de ellos ha hecho ef mejor juego posible? He aqui un acreditado rompecabezas. Yo tuve 1a oportunidad de observar a un distinguido matematico cuando se le propuso el problema. E] empez6 diciendo: «Supongamos que la mesa ¢s tan pequesia que re- sulta cubjerta por un peniques entonces es obvio que el primer jugador debe ganar». Es decir, emperd por entrcsacar wn case particular extremo en que Ia soluci6n resulta obvia. Desde este caso particular podemos Hegar a una solucién completa si imaginamos la mesa extenderse gradualmente para alojar mas y mas monedas. Atin parece sor mojor generalizar el problema y pensar en mesas de varias formas y tamajios. Si usted observa que la mesa tiene wn cen- tro de simotria y que la generalizacién correcta debe considerar mesas con un centro de simetria, entonces usted ha alcanzado la solneién o esta muy cerea de aleanzarla. 6. Construir una tangente comin a dos circulos dados. Con ohjeto de ayudarle le haré la siguiente pregunta: jHay un caso particular extremo mas accesible? 7. Un caso particular guia. ¥.1 area de un poligono es 4 y su plano forma con un segundo plano cl angulo c. El poligune es proyectado ortogonalmente sobre e] segundo plano. Hallar el area de la proyeceién. Observemos que no nos es dada la forma del poligono. Por tanto, tenemes un sinfin de variedades posibles. Qué forma adoptaremos? Con cual de cllas empezaremos? Hay una forma particular de muy facil manejo: el reetangulo, euya base es paralela a la linea J, interscceién del plano de la figura proyectada con el de la proyeceién. Si la base de tal rectangulo es a y su altura 6, el dea sera ab y las cantidades correspondientes a la proyeccién, a, b, eos a y ab cos cf. Ell area del rectingulo sabemos que es A, la de su proyeceién seré A cos a Este caso particular del rectangulo con base paralela a | es no sélo especialmente accesible, sino un caso particular guia. Jos otros casos siguen, pero la solueién del problema en ef caso particutar guia envuelve la solucién del caso general. De hecho, al empezar con el recténgulo de base paralela a! podemos extender La regla «érea de proyeceiin A cox oo sucesivamente a todas las otras figuras. Primero, a los triangulos rectan- gulos con un pie paralelo a J (por biseccién del rectangnto con que empezamos); después, a todos los tridingulos con un lado paralclo a ¢ (por combinacién de dos tridngulos recténgulos); finalmente, a un poki- 32 Matemédticas y razonamiento plausible gone general (analizando los tridngulos mencionados). Igualmente podriamos pasar a figuras con limites curvilfneos (considerandelos como limites de poligonos). 8. El éngulo en cl centro de un cireulo es doble al Angulo en la circunferencia de la misma base, esto es, del mismo arco. (EucuIDES, III, 20.) Aunque el éngulo del centro nos sea dado, et angulo de la circunfe- rencia no esta determinade todavia, pues admite varias posiciones. En la prucha usual del teorema (prucba de Euclides) zonél es la «posi- eién particular guia»? 9. El teorema de Cauchy, fundamental en Ja teorfa de las funciones analftieas, asegura que la integral de una funcién tal se desvanece a lo largo de una arbitraria curva cerrada en cuyo interior Ja funcién es regular, Nosotros podemos considerar el caso particular del teorema de Cauchy, en el que la curva cerrada es un tringulo como un caso particu- lar guia: una vez probado el teorema para un triangulo podemos con facilidad extenderlo sucesivamente a polfgonos (combinando tridngulos) y a curvas (considerdndelas come limites de poligonos). Observemos la analogia con los ejemplos 7 y 8. 10. Un caso particular representative. Tenemos que resolver un problema de poligonos con n lados. Dibujemos un pentdgono y resol- vamos cl probleraa para él, estudiamos después la solucién y observa- mos que vale igualmente para el caso general, de poligonos de n lados, en el caso particular de n —5. Entonces podemos Uamar a n = un caso particular representative, puesto que representa el caso general. Por supuesto, el objeto de ser realmente representative el caso n =5 no debe tener ninguna interpretacién especial que nos extravie. El caso particular representative no deberd ee mas sencillo que el caso general. Casos particulares representatives son a menudo convenientes en la ensefianza. Asi podemos resolver un problema de determinantes con n filas discutiendo cuidadosamente un determinante con sélo tres. H. Un caso andlogo. Se presenta el problema de discfiar aviones en los que el peligro de fractura de criineo en caso de accidente se reduzea al minimo. Un médico, para estudiar ¢l problema, experimenta con huevos que rompe bajo distintas condiciones, ;Qué es lo que hace? Ha medificado el problema original, y estudiande ahora un problema auxiliar rompe huevos en lugar de eréneos. El lazo entre ambos proble- mas, el original y ol auxiliar, es la analogta, Desde un punto de vista meeinico, una cabeza de hombre y un hnevo de gallina son grosera- Generalizacién, especializacion, analogia 53 mente avalogos: ambos consisten en una concha rigida y frdgil que con- tiene materia gelatinosa. 12. Si dos lfneas rectas en una superficie son cortadas por tres planos paralelos, los segmentos resultantes son proporcionales. Al objeto de ayudarle a encontrar una prueba le presento Ia siguiente pregunta: ;Hay un teorema anélogo més sencillo? 13. Las cuatro diagonales de un paralelepipedo tienen un punto com#in que es el punto medio de todas ellas. ¢Hay an teorema analog mis sencillo? V4, La suma de dos angulos frontales de un triedro es mayor que el tercer dngulo frontal. Hay un tcorema anélogo mas sencillo? 15. Consideremos el tetraedro como el cuerpo sélido mas andloge al triingulo. Enumerar los conceptos de la geometria sélida que son andlogos a los siguientes conceptos de la geometria plana: paralelo- gramo, rectingulo, cuadrado, bisectriz de un dngulo. Establecer un teore- ma de la geometria sélida que sea analogo al siguiente teorema de la geometria plana; Las bisectrices de los tres dngulos de un tridngulo se unon en un punto que es el centro del céreulo inscrito on el tridngulo. 16. Consideremos una pirdmide como cuerpo sélide anélogo a un tridngulo. Enumerar los s6lidos que son andlogos a Jas siguientes figuras planas; paralelograme, rectdngulo, circulo, Establecer un teorema de la feometria sdlida que es andlogo a) siguiente teorema de la geometria plana: El érea de un cérculo es igual al drea de un tridngulo, cuya base tiene la misma longitud que el perimetro del circulo y cuya altura es igual al radio. 17. Invéntese un teorema do la geometria sélida que sea andlogo al siguiente teorema de la geometria plana: La altura de un tridngulo is6sceles pasa por el punto medio de la base. Qué figura s6lida debemos considerar como andloga a un tridngulo isésceles? 18. Grandes anatogias. (1) Los anteriores ejemplos 12-17 inis- ten sobre la analogia entre geometria sélida y geometrfa plana. Esta analogia ticne muchos aspectos y es, por ello, a menudo, ambigua y no siempre aclaradora; pero es una fuente inagotable de nuevas sugerencias y descubrimientos. (2) Los niimeros y las figuras no son sélo objeto de la matematica, en cuanto que la matemética es basicamente ineeparable de la légica 54 Matemdtiens y razonamiento plausible y se relaciona con todos los objetos que son capaces de una teoria exacta, Niimeros y figuras son, sin embargo, el mas normal objeto de la matematiea, y al matematico le gusta ilustrar los mitmeros con propie- dades de las figuras y las figuras con propiedades de los mimeros. ‘De aqui surgen innumerables aspectos de la analogiu entre miimeros y figuras. Algunos de estos aspectos estén muy claros. Asi, en geometria analitiea vstudiamos correspondencias bien definidas entre objetos y relaciones algebraicas y geométricas. Sin embargo, la variedad de las figuras geométricas os inagotable y lo mismo la variedad de operaciones posibles con los ntimeros; de aqui que sean posibles las oorrespondencias entre estas variedades, (3) El estudio de los limites y sus procesos introduce otra eluse de analogia, que podemos Hamar la analogia entre Jo finilo y lo infinito. Asi, las series infinitas e integrales son andlogas de diversos modus a las sumas finitas, cuyos limites son: eb cileulo diferencial es andlogo al efleulo de diferencias finitas; fas ccuaciones diferenciales, especial- mente las ecuaciones lineales y las diferenciales homogéneas, son de alguna manera undlogas a Ins eeuaciones algebraicas, y asi sucesivu- mente, Una importante rama de la matematica, y relativamente re- ciente, ¢s la tooria de las eeuacivnes integrates, que da una sorprendente y bolla respuesta ala cuestin: {Cual es, en el edloulo integral, el analogo de un sistema de 2 ccuaciones lincales con n incégnitas? La analogia entre infinito y finite es muy interesante por sus particulures difieul- tades y trampas. Puede Mevar al descubrimicnto o al error; ver cjem- plo 46. (4) Galileo deseubrié la urayectoria parabdlica de los proyectiles y laa leyes cuantitativas de su movimiento; fue también um gran des- cubridor cn la astronomia. Con su recién inventado telescopic descubris log satélites de Jupiter, Observé que estes satélites giran en torno a Fipiter de modo andlogo a como la Luna gira sobre la Tierra y los planetas alrededor del Sol. Atin més: descubrié las fases de Venus y observ su semejanza con lay fases de la Luna. Estos descubrimicntos son recibidos como una gran confirmacién de la teoria heliocéntricu de Copérnico, calurosamente dis cutida cn aquel tiempo. Es curioso que Galileo no percibiese la analogia entre el movimiento de los cuerpos celestes y cl moyimiento de los proyectiles, que puede verse intuitiva- mente, La trayeetoria de un proyectil muestra eu lado céneavo hacia la ‘Tierra, igual que la de la Luna. Newlon insistié sobre esta analogiat «... una piedra arrojada al espacio es obligada, por la presién de su propio peso, a abandonar la trayeetoria rectilineu que habia seguido por el impulso inieial, describiendo una linea curva en el aire, y ... al fin, Generalizacion, especializacién, analogie 55 cac en el suele; y cuanto mayor es la velocidad con que es proyectada més Iejano es el lugar en que cae a la Tierra. De mancra que si suponemos que la velocidad se va incrementando, hasta deseribir arcos de 1, 2. 5. 10, 100, 1.000 millas antes de caer a tierra, Megara un momento 1 que excederé Jos limites de la misma Tierra y pasaré al espacio sin tocurla» * Véase figura 2.4. 2.4. De la urayectoria de ta piedra a la de la Luna. Tomado de los Principia, de Newton, Al variar continuamente la trayeetoria de la piedra nos condnce ata de da Tuna, Y asi, piedra y Luna son a la Tierra come los satélites a Jtipiter o Venus y los otros planets al So}, Sin visualizar esta analogia, nosotres podemos comprender, sélo de modo muy imperfect, eb des- cubrimiento de la gravitacién universal, que podemos considerar todavia como uno de los mas grandes descubrimientos cientificos de todos los tiempos. 19. Analogtas elarificadas. La analogia es, a menudo, vaga. La contestaciou a la pregunta qué es andlogo a qué resulta ambigua eon * Sin Tease Nawron, Mathematical Principles of Nutural Philosophy and his System of the World, traducide por Moree, cevisado por Cagonr, Berkeley, 1946; ver pity. 551. 56 Matematicas y razonamiento plausible frecuencia. La vagnedad de la analogia no debe disminuir su interés y su utilidad; sin embargo, aquellos casos en que el concepto de analogia atenta contra Ia claridad de los econceptos légicos o mateméticos me- rece avin especial consideracién. (1) La analogia es semejanza de relaciones. Esta semejanza tiene un claro significado si las relaciones estén dirigidas por las mismas leyes. En este sentido, la sum de niimeros es andloga a la multiplicacién, en tanto que suma y multiplicacién estan sujetas a las mismas reglas. Ambas son conmutativas y asociativas: b=b+a, ab—ba, (a+b) +ce=at(b+9, (ab)c —a (be). Ambas admiten también operaciones invereas; las eeuaciones afx=b, ax=b son semejantes en tuto que ambas admiten una solucién y nada mds que una. (Con objeto de establecer La regla sin excepeiones dehe- mos admitir ntimeros negatives cuando consideramos Ia suma, y exeluir el caso a = 0 cu la multiplicacién.) En este contexto, resta es andloga a divisién; en efecto, las soluciones a las ecuaciones de arriba son respectivamente. Por otro lado, el mémero 0 es analogo al 1; asi, ta suma de 0 a cualquier niimere, como Ja multiplicacién por 1, no cambian el miimero a, a-1 a+0 Estas leyes son las mismas para varias clases de némeros; podemos considerar aqui ntimeros racionales, reales « complejos. En genoral, sistemas de objetos sujetos @ las mismas leyes (o axiomas) fundamentales pueden ser considerados como andlogos unos a vtros, y esta clase de analogfa tiene un significado muy claro. (2) La suma de niimeros reales es andloga a la de nameros positives cn un nuevo sentido. Cualquicr mimero real r es el logaritmo de algdn niimero positive p, r =log p. Generalizacién, especializacién, analogia 57 (Si nos atenemos a logaritmos ordinarios, r = —2 sip =0.01.) Por virtud de esta relacién, a cada mimero positive corresponde un mimero real perfectamente determinado y a cada ntmero real otro positivo perfectamente determinado. En esta correspondencia la suma de ndmeros reales corresponde a la multiplicacién. de ntimeros posit ‘08, Si r=logp, r =logp’, 1’? =logp", entonces cualquiera de las relaciones siguientes implica la otra: pp’ =p". La férmula de la izquierda y la de la derecha nos dicen lo mismo, aun que em lenguaje diferente. Llamemos a uno de las mimeros coordi nados la traduccién del otro; por ejemplo, Hamemos al néimero real r (el logaritmo de p) Ia traduccién de p y a p el original de r. (Hemos intercambiado las palabras «traduccién» y «originals, pues debiamos elegir, pero una vez hecha la cleccién nos adherimos a ella.) En esta terminologia la suma aparece como traduecién de la multiplicaciéns la resta como traduccién de Ja divisién; 6, como traduccién de 1, las leyes conmutativas y asociativas para la surna de nimeros reales son concebidas como la traducciéu de estas leyes para ja multiplicacién de niimeros positives. La traduccién es, por supuesto, diferente del de una relacién entre elementos originales podemos concluir con certez: original, pero es uma traduecién correcta en el siguiente sentid la correspondiente relacién entre los elementos traducidos, y viceversa. Tal traduccion correcta, que es una correspondencia de uno a uno pre- servando las leyes de ciertas relaciones, la Narmamos isomorfismo en el lenguaje téenico de los mateméticos, Isumorfismo es uma especie de analogia completamente clarilicada. (3) Una tercera clase de analogia totalmente clarificada es la que los mateméticos Haman en lenguaje técnicu komomorfismo. Nos llevaria demasiado tiempo estudiar un ejemplo con suficiente detalle, 0 dar una descripeién exacta, pero podemos intentar comprender la siguiente descripeién aproximada. Homomorfismo es una especie de traducuién sistematicamente abreviada. El original no es sélo traducidy a otro lenguaje, sino también abreviado, de modu que el resultado final de traduceién y abreviacién cs sistematicamente condensado en un medio, tercio o cualquiera otra fraecién de la extension original. Las sutilezas pueden perdexse en una abreviacién semejante, peru todo lo que esta en el original debe ser representado por algo en la traduccién y, a escala reducida, las relaciones seran mantenidas, 58 Matemétieas y razonamiento pleusible 20. Algunas citas. «Vcamos si, por casualidad, podemos concebir algtin otro problema general que covtenga cl original y sea més facil de resolver, Asi, cuando buscamos la tangente de un punto dado ima- ginamos busear una linea recta que intercede con Ja curva dada en el punto dado, Una vex resuclto este problema, que es mas facil hacerlo por algebra, encontramos el caso de la tangente como un caso particu- lar, s decir, el caso particular en que la distancia dada es minima y, reducida a un punto, se desvanece» (Lemwiz). «Sucedy, a menudo, que el problema general es mas facil que el Particular, cuando atacamos éste dircetamenten (P, G. Lescune- Dh enter, R. Denexiy). «(Puede ser dtil] reducir el género a varius especies, incluso a pocus Species. Sin embargo, lo mas dtil es recucir el género al minimo de ®Speciess (Leneniz). «Es propio de la lilosofia considerar lo semejante, aun en cosas muy distantes unas de otras» (ARIST6TELES). «Las comparaciones son de gran valor en cuanto reducen las rela- civnes desconocidus a otras conocidas, >[. comprensién propia es, en definitiva, una trabazén de relaciones. Pero comprendemos mfs pura y distintamente una relactén cuando le reconocemos como la misma cn un mimero muy amplio de casos y entre ohjetos completument« heterogéncos» (ARTURO ScnorENIAUER). Sin embargo, hay dos clases de generalizaciones. Una de pacoti- Ma, otra valiosa. Cuando generalizamos es facil diluir; lo importante es condensar. Diluir un poco de vino en agua es facil y barato, Pre- parar un exteacto refinado y condensado con varios y buenos ingre- dientes es mucho mas difi I, aunque mas valioso. Generalizar por condensacién supone reunir en un concepto con amplio hori de ideas diversas Io que antes cstaba profusamente desparramado. Asi, la Leorfa de los grupos reduce a una expresién comin lo que antes estaba disperso en algebra, teoria de Ins mimeros, andlisis, geome- tria, eristalografia y otros dominios. 1a otra generalizaciéa esta mas de moda hoy en dia de lo que estuvy antignamente. Suele diluir una pequeiia idea en una gran terminologia. El autor prefiere tomar esta pequefia idea de cualquiera, contenerse de afiadir ninguna obser- vacién original y evitar resolver cualquier problema, excepto aquellos que levantan dificultades de sa propia terminologia. Seria muy facil citar ejemplos, pero xo quicro discutir con nadie”. * CLG. Powva y §, Send, fufg pagina sin. en and Lebrsttise avs der Anatysis, vol. 1, Generalizacién, especializaciin, analogia 59 Secuvpa PARTE Los ejemplos y comentarios de esta segunda parte estan todos conectados con Ia seecién 6 y ellos mismos entre si. Muchos de ellos se refieren directa o indirectamente al ejemplo 21, que sera et primero. 21. La conjetura LE. Consideremos la ecuacion (- 2)e- Ajp-sy--. como una conjetura: lo flamaremos «la conjetura E». Siguiendo a Euler, descamos investigar esta conjetura inductivamente. sen x La investigacién inductiva de una conjetura requiere confrontar sus consecuencias con Jos hechus. A menudo «predecimos desde £ ¥ verifieamos». «Predecie desde E> significa derivar bajo el supuesto de que F es cierto; si podemos derivar de esa presunciin que E es cierto. En Jo siguiente nosotros utilizaremos los elementos del edleulo (que, desde cl panto de vista formal, eran conocides por Fuler en la época de su deseubrimiento), incluyende el riguroso eoncepto de Kanite (sobre cl que Puler no Hegé nunca a completa claridad). Por nuestra parte, utilizaremos los procedimientos de limites que estén justiticados, aunque sin entrar en cl detalle de justificacisn, 22. Sabemos que sen (— x) — —sen x, gEst& oste hecho de acwer= do con EF 23, Predecir desde Ey verifiear cl valor del producto infinito f= 216-8) 0-2) b- hp 24. Predecir dusde E y verificar cl valor del producto infinite 25. Comparar los ejemplos 23 y 24, y generalizar. 60 Mateméticas y rasonamiento plausible 26. Predecir desde E el valor del producto infinito 2+4 4:6 6:8 8:10 3°83 ' S55 ° 7.7 * 989 27, Mostrar que la conjetura £ es equivalente a la proposicién gente +n)... (e+ ])e(s—1)... (e—n) a ap 28, Sabemos que sen (x 4-1) =—sen x. gEste hecho concucrda con E? 29, El método de la seccién 6 (2) conduce a esta conjetura: ds tat gt men 8) 6-8) 0-) cone ={ = )( ona) ( 25n? Mostrar que esto no es solo andlogo a la conjetura E, sino una conse- cuencia de ella, 30. Sabemos que sen x =2 sen (x/2) cos (x/2). gEsta este hecho de acuerdo con E? 31. Predecir desde E y verificar d valor del producto infinits 6-4) 0-3) 0-g) 0-8) - 32, Predecir desde E y verificar el valor del producto infinito if 16 16 16 16 —F) 0-3) @-g) 0-§) - 38. Comparar los ejemplos 31 y 32, y generalizar, 34. Sabemos que cos (— x) =cos x. 4Esta este hecho de acuerdo con £? 35. Sabemos que cos (x-{-1) =—-cosx. Esta este hecho de acuerdo con E? 36. Derivar desde E el producto para 1—senx conjeturado en Ia seceién 6 (4). Ceneralizacién, especializacién, analogia 61 37. Derivar desde E que cota =. a 1 1 tpi eye Te 38. Derivar desde E que 1 col x = — x eh Ke Une ~ a PO Tot G6 * a5 + ) 2a? 1 1 1 ees Sarah dla aren eae, aw (1+ ar + 956 + os + ) 2x3 1 L i, [i +o te. a (Pg Hap ) y encontrar ala derecha. 39. Deri: cos x 1—sen x la suma de la serie infinita cuyos coeficientes aparecen var desde E que 62 Matemdtieas y ruzonamiento plausible y encontrar la suma de la serie infinita cuyos coeficientes aparceen en Ja Ultima expresién, 40, Mostrar que ant i +4 t+6+ 1 1 I I 1 igtigt a(t gtagtist +) que produce una segunda derivacién para la serie de la izquierda, 41, (Continuacién.) Intentar hallar unu tereera derivacién, sa- biendo que are sen x =x + yqueparan =0,1,2,..., 1 m cr 274 *+° Sn: 1— tt ay — f eonaetige — 2 2 f Bene ae J fone) 3° @n 1) 3 3 42. (Continuacién.) Intentar una cuurta dorivacién, sabiendo aga “ 4 4 (are sen x)? a a? 4 a 13 ae ees y que para n =0,1,2) -05 1 mt r ‘i 13 | (a ya de = f (sen) de = a a 43. Euler (Opera Omnia, ser. 1, vol. 14, pgs. 40-41) usa la for. mula 1 L 1 Tb ep oo gg ee Skee # walnag SEES i Generalizacién, especializacién, analogia 63 valida para 0

También podría gustarte