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© Rabel Eeheveis ede nsec 67359 SBN 978.956.7002.33-3 orm yosraaine [Comanacacionts Nowsse Da. JensendiesGgmilcom » CASHEA 34 Sa FoxoFas 32601 04 325 31.48 een hogipotcom Primera sips: ceo 2004 Segendrémpestn: abe 2008 “Tercera empresa: abel 2005, Conta mpm: sepiembe 2005 Quits eines: sepeembre 2006 ‘Sex reinpresin: agosto 2007 Spi impress epee 2008 (Ocate emprean maao 2009, ovens simpresin: eptomiee 2009 ‘cima rnp: azo 2011 Direc: Je Contes Porat Lilas Zavala DiagrainJse Manual Fesser Derechos ecu reer prs ol le pts Prhibida wu seproducein wal o pari pra um pritad ocletv, ‘encualqie mdi inp o lectin de ase ees N&17 336 18443 41985 Propiedad ite, paso Ancien / Pass w ARGEXTEO, [RAFAEL ECHEVERRIA ONTOLOGIA del LENGUAJE Professional Coaching», ofrecido en los Estados Unidos desde hace ya algunos afios, y del curso «El Arte del Coaching Profesional», versién ea espaol del primero, ofrecido a alumnos de América Latina y Espana. Siempre hhe insistido que el trabajo que he realizado con los alum nos de estos dos cxtrsos ha sido mi principal laboratorio yuna fuente permanente de preguntas e indagaciones. ‘No hay libro que hubiera podido reemplazar esta expe- Hiencia, Mis alumnos han sido un estimulo constante para expandir, profundizar y revisar muchas de mis posiciones. Son incontables los casos en los que una pregunta hecha en una de nuestras confezencias, me ev6 a visitar lugares antes inimaginables. También son muchas las opostunidades en las que un alumno me mostr6 algo de lo que no me habia percatado. Este libro se ha alimentado profusamente de situaciones de este tipo. Debo agradecer también a Sally Bendersky, quien condujo la traduccién al espaol de aquellos materiales ios, escrites originalmente en inglés, y que utilizéra- mos en la version espafiola de nuestros cursos. Para escribireste libro he utilizado como basela traduccion de la que Sally fue responsable, Si bien el texto final difiere ten muchos aspectos de esas traducciones tempranas, la contribucién de Sally me fue de mucha ayuda y ella esté todavia muy presente en lo que es el cuerpo de este texto, California, abril de 1998 18 CAPITULO 1: BASES DE LA ONTOLOGIA DEL LENGUAJE Estamos participande en una transformacién histérica fundamental: se esta gestando una nueva y radicalmente diferente comprensi6n de los seres humanos. Este es uno de aquellos acontecimientos especiales de la historia que tienen el poder de reconfigurar lo posible y de modificar el futuro. Estamos en el umbral de una nueva era histdrica. Y los primeros en comprender la naturaleza de eate impor- tante cambio podrén ser capaces de emprender caminos que otros encontrarén mas dificiles y de obtener ventajas gue eventualmente les permitiran convertizse eh pione- 108 y lideres en sus respectivos campos. EI nacimiento de Ja deriva metafisica La historia suele concebirse como Ia secuencia de Ins huellas dejadas por los acontecimientos ocurridos en el pasado. Sin embargo, sabemos que no todos los aconte- eimientos tienen el mismo impacto sobre el faturo, ni todos los momentos de la historia han sido igualmente fecundos en la produccidn de nuevas posibilidades, Al- gunos han sido mis importantes que otros, y muy pocos han sido capaces de abrir largos perfodos histéricos para la humanidad. Hace mucho tiempo, una de esas grandes transforma- . Sa- bemos, sin embargo, que formamos parte de un movi miento mucho mas amplio, un movimiento que incorpo- fa diferentes aproximaciones y que se asigna diferentes, nombres. ‘Como ya lo mencionamos, estén ocurriendo cambios muy importantes en casi todos los campos de le vida humana —en la filosoffa, las ciencias naturales, las cien- cias humanas, la politics la espiritualidad, las artes, las 30 nuevas inguietudes ecol6gicas,etottera—, desarrollos qq tenen grandes afinidadesy lazos entre sf. Con res- Dectoaesto, vemos a contologte dellenguaje> como une {Entre machos desarrollos que se mueven en una dec Giéa similar y que comparten, muy frecwentemente, #4 puesto ysensibilidades similares i Si tuviesemos que condensat el nicleo central de Ia ontologia del lenguaje en un conjunto reducido de premisas, nos inclinarfamos por rescatar tes postulados Bisicosy tres tess 0 principios generates, Ellos contic ren, pensamos, o que es fundamental en esta particular forma de interpreta loe sere humanos, Ellos represen- tan fo que llamariamos la armazén basica del «lero» en el cual se constitaye un ntevo observador delos fendme- nos humanos ‘A esta nocién de «claro» nos reeriremos en alguna otra oportunidad. Baste dest ahora que se tata de in término tomado prestado de Heidegger (aie lcktung>), tique conferimoe un faerie sentido Neracitanco. Con él simplemente aludimos alas condiciones bésieas a taves dees cuales el lenguae constituye un particular obser- dor del mundo y del fenomeno humane. > Los tres postulados basicos de la ontologfa del len- guaje seran tratados en esta seccién. Ellos son los si- gulentes: 1. Interpretamos a los seres humanos como seres lingtiisticos 2. Interpretamos al lenguaje como generativo. 3. Interpretamos que los seres humanos se crean a si sniamos en el lenguajey a través de el Examinemos a continuacién cada no de estos post lados con mayor detalle. Primer Postulado: Interpretamos a los seres huma- nos como seres lingilfsticos El primero y mas importante de estos postulados hace referencia a los geres humanos, Postula que el lenguaje es, por sobre todo, Io que hace de los seres humanos el tipo 31 particular de seres que son, Los seres humanos,plante- Thos son sreslingtioy sree que vivenenelienguae. El Tenguaje,postulamos, ea clave para comprender los fendanenos homanos. Esimportaneeviacunainterpretacignreduccionsta de este postulado, que restrinja Ta compleidad de los fendmenes humaros al lenguaje y que, por To tanto, prescinda de otras dimensiones no Tingustieas de Ta Efstencia humana, Tenemos claco que los seres hume- ros no son soo sereslingasticosy ue, por lo tanto el Tenguaje no agota la mult cimensionalidad del fenéme- ro humano.ts me, sostenemos que Ia exstencia huma- za reconoce tres dominios prinario, pudiendose der Wer cualquier otro dominio de fenémenos humans de Silos tres, Sin entear a desarollar este tern en sta casién, c@ importante identifear estos tes dominios Primaros, Ells so: el dominio del cuerpo, el dominio Sela emocionalided y el dominio del lenguaje Cada uno de eatos dominios sbareafenomenos dife rentes que no permite su redecion a oto, sin scrficar Conelidlacspecfcidnd delos fenomenoea que cada uno dinluger, La sutonomia de estos tes dominies peimarios noimpide estrechasrelaciones de coherencia entre ellos. Ello tmplice que fos fenomenos que tienen luge, por tjemplo, ened dominio emovional (gr, emociones) son Coherentes con los que podremos detectar nivel del Cuerpo (righ posturas) del lenguaje (lo ques dice 3¢ ecutha), sian selaciones de coherencia habilitan Ta po- Sibilidad de efectuar sreconstruccones» de los fen6me- ho propio de cada dominio através de cualquiera de Tow otros dos Sireconocemos tres dominios primarios, de los ova lesellenguajecsslouno,zpor que entoncespontlames In priovidad del lenguaje? Por que sostenemos que To gut nos hace ser com somos, en Cuanto sere Namsnos, ts el lenguajet Por cuanto es precsamente a través del Tenguajequeconferimoesentidosnuertinexstencla yes tambien desde ellenguaje que noses posible reconocer Ia Importancia de dominios existenciales no lingastcos 32 Incluso cuando apuntanios alos dominios del cuerpo y Ia emocionalidad (los dos dominios primarios no lingaisticos) no podemos sino hacerlo desde el lenguaye Toda forma de conferir sentido, toda forma de compren- sign o de entendimiento pertenece al dominio det len- ‘uaje. No hay un lugar fuera del lenguaje, desde el cual podamos observar nuestra existencia. Es precisamente a través del mecanismo de Ia «reconstriccién lingistica>, mencionado arriba, como logramos acceso a los fenéme- ‘os no lingaisticos ‘La experiencia humana, lo que para los seres huma- nos representa la experiencia de existencia, se realiza desde el lenguaje. El enguaje representa para los seres hhumanos, en el decir de Nietzsche, una prisin de la eval no pueden escapar; o, en el decir de Hetdegger, la mora- da de su ser. Los seres humanos habitan en el lenguaje Segundo Postulado: Interpretamos al lenguaje como generativo Las consecuencias del postulado anterior en el sentido de que somos sereslinguisticos, solo pueden ser plone merle extradas en Ia medida en que seamor cepaces de rmodificar radicalmente nuestra concepcién tradicional del Lenguaje. Por tiglos, hemos considerado al lenguaje como un instumento que nos permite «describire lo que perelbi- mos (ol mundo exterior) 0 wexpresat» lo que pensamos 0 sentimos (nuestro mundo interior. Esta coneepein ha- tia dl lenguaj una capacidad fundamentalmente past. va o descriptiva. El lenguaj, se suponfe, nos permit hablar wsobres las cosas, La realidad, se asumiarantece- dina Lenguaje y éste se imitaba a «dar cuenta» de ella, En algana parte hemos llamado a ésta, una concepcign scontable» del lenguse. Nuestro segund postulado se hace cargo, precisa- mente, de cuestionar Ia eoncepclén tradicional del len- fuse. Apoyado en los vances gegistrados durante les ‘Slimas décadas enel campo de a filosotia del lenguaje, teste postulado reconoce que el Lenguaje no s6lo nos 33 permite hablar «sobre» las cosas: el lenguaje hace que Sucedan cosas, Este segundo postulado abandona la no ‘ign que reduce el lenguaje a un papel pasivo o descrip. tivo. Sostiene que el lenguaje es generativo. Ellenguaje, por lo tanto, no s6lo nos permite describir la realidad, el enguaje crea realidades. La realidad no siempre precede al lenguaje, éste también precede a la realidad. El len- guaje, postulamos, genera ser. Tendremos oportunidad, de voiver sobre este punto, Es importante advertir, sin embargo, que no estamos. diciendo que todo lo que existe sdlo existe en el lenguaje. No estamos negando Ia wexistencia» de una asf llamada realidad externa», independiente del lenguaje. Pero de tal erealidad externay, en cuanto externa e independien- te del lenguaje, no podemos hablar. Todo, de lo que hablamos, se encuentra, por definicién, dentro de! domi- no del lenguaje. 2Cémo podrfamos hablar sobre lo que es externo @ nosotros sin negar con ello esta misma cexternalidad? ‘Tal como lo hemos sostenido anteriormente, la forma en que una realidad externa (cuya existencia, insistimos, no podemos negat) «existe para nosotros», sigue siendo Lingtifstica, Una vez que algo se convieste en parte de jestras vidas, una vez que la realidad externa vexiste para nosotros», dejé de ser externa, y la forma en que para nosotros es en el lenguaje. Por lo tanto, repi tamos: no estamos diciendo que el lenguaje genera todo Io que existe. Esto haria del silencio y Ia nada lo mismo. Y abviamente no lo son. No podemos sostener que aque- Io de lo que no hablamos no existe. Al postular que el lenguaje es generativo, estamos sosteniendo que el lenguaje es accién. Tal como lo afiz- -méramos anteriomente, sostenemos que a través del len- Bguaje, no sélo hablamos de las cosas, sino que alteramos el curso esponténeo delos acontecimientos: hacemos que cosas ecuzran. Por ejemplo, al proponerie algo a alguien © al decirle «si», «no» o «basta» a alguien, intervenimos en el curso de los acontecimientos, 34 Basta pensar en las infinitas oportunidades enlas que tuna persona, un grupo, un pafs cambiaron de direceién y alteraron su historia porque alguien dijo lo que dijo. De la misma manera, reconocemos que la historia (individual 0 colectiva) hubiese podide ser tan diferente de lo que fue si, alguien hubiese callado, si no hubiese dicho lo que dijo. EY lengua, planteamos, noes una herramienta pasiva que nos permite describir ¢dmo son las cosas. El lenguaje es activo, Por medio de 61 participamos en el proceso continuo del devenis. Asi como sostuvimos que para comprender cabal- _mente Io que estaba involucrado en nuestro postulado de que los seres humanos son seres lingaisticos era necesa- io modificar nuestra comprensién del lenguaje, de la ‘misma forma sostenemos ahora que para comprender lo que est involuerado en la premisa de que el lenguaje es, accién, deberemos también modificar nuestra concep- cidn tradicional sobre la accién. Esta tarea, sin embargo, la emprenderemos més adelante. Es importante, sin em: argo, reconocer que en su niicleo basico la ontologta del enguaje descansa en tuna modificacién del significado de tres términos: seres humanos, lenguaje y acci8n. Alssostener que el lenguaje es accién, estamos sefia- lando que el lenguaje crea realidades. Vemos esto de ‘muchas maneras. Al decir lo que decimos, al decirlo de lun modo y no de otro, ono diciendo cosa alguna, abrimos © corramos posibilidades para nosotros mismos y, mu- chas veces, para otros. Cuando hablamos, modelamos el futuro, el nuestro y el de los demds. A partir de lo que Aijimos o se nos dijo, a partir de lo que callamos, a partiz elo que escuchamas o no escuchamos de otros, nuestra realidad futura se moldea en un sentido o en otro. Pero ademés de intervenir en la creacién del futuro, Jos seres humanos modelamos nuestra identidad y el mundo en que vivimos, a través del lenguaje. La forma como operamos en el Ienguaje es el factor quizés més importante para definir la forma como seremos vistos por lo demés y por nosotros mismos. Descubriremos 35 pronto cémo Ia identidad personal, la nuestra y la de los Gemés, es un fenémeno estrictamente lingifstico, una construceidn lingiistica. Lo mismo sucede con el mundo fen que vivimos, Poblado de entidades, relaciones, accio- nes y eventos, nuestro mundo se constituye en el lengua- je. Distintos mundos emergen segtin el tipo de distincio- res lingifsticas que seamos capaces de realizar, la mane- ra como las relacionemos entre sf y de acuerdo al tipo de juegos de lenguaje con los que operamos en él TE reconocimiento del postulado anterior nos eva directamente al tercer postulado. Este se presenta como ‘conclusién natural de lo dicho hasta ahora. ‘Tercer Postulado: Interpretamos que los seres humanos se crean a si mismos en el lenguaje y a través de él. * Una ver unidos estos primeros postulados, emerge ana nueva comprensidn de los seres humanos. Desde nuestra tradicion se asume normalmente que cada individuo nace dotado de una particular forma de ser; que cada tuno, en consecuencia, posee una manera de ser perma- nent ijao inmutable (muchas veces llamada el «alma»). La vida, desde esta perspectiva, es un espacio en el cual esta forma de ser, de la que presumiblemente estariamos Gotados desde el nacimiento, se revela y despliega. La vida, por lo tanto, nos pezmite descubrir cémo somos realmente. La ontologfa del lenguaje asume una posicién radi calmente diferente. Ella sostiene que la vida es, por el contrario, el espacio en el que los individuos se inventan ‘asf mismos. Como nos dice Nietzsche, en el ser humano Ia creatura y el creador se unen. Sujetos a condicionamientos biol6gicos y naturales, hist6ricos y sociales, los individuos nacen dotados de la posibilidad de participar activamente en el diserio de su propia forma de ser. El ser humsno no es una forma de Serdeterminada, ni permanente. Es un espacio de posibi- lidad hacia su propia creaci6n. Yaquello que lo posibilita es precisamente la capacidad generativa del lenguaje. A pattir de las bases de condicionamiento mencionadas, Ios individuos tienen la capacidad de crearse asi mismos 36 a través del lenguaje. Nadie es de una forma de sex determinada, dada e inmutable, que no permita infinitas modificaciones. Es una interpretacién que nos permite conferiznos sentido como seres humanos de una manera poderosa’ Sobre todo, esta interpretaciOn nos permite ganar domi- ilo sobre nuestras proplas vidas, a jugar un papel activo ‘eneldisefio del tipo de seren el que quisiéramos convertir- nos, Esta es la promesa que nos formula la ontologfa del lenguaje para el futuro. Lo que merece a estas alturas ser destacado, sin em- Dargo, ya que es una fuente frecuente de malentendidos, es que el lenguaje no es, como se ha visto, el foco ni la preocupacién principal de la ontologfa del lenguaje. Su {interés principal son los seres humanos. Esto distingue a Ia ontologia del lenguaje de disciplinas como la lingtis- tica y Ta flosofia del lenguaje. Aunque haya sido fuerte- mente influenciada por ambas, fa ontologia del lenguaje tiene un objeto de estudio diferente. La lingiistica y la filosofia del lenguaje tienen al lenguaje como preocupa: cién principal. El foco de atencién de la ontologia det enguaje son los seres humanos. Una comprensién no metaf a de los seres humanos Los seres humanos, reiteramos, no tienen un ser dado, fijo, inmutable. Ser humano es estar en un proceso per- manente de deveniz, de inventarnos y reinventarnos dentro de una deriva histérica, No existe algo asf como uuna naturaleza humana predeterminada. No sabemos lo que somos capaces de ser, no sabemos en fo que pademos transformamos. Como escribiera Shakespeare: «Sabe- mos lo que somos, perd no sabemos lo que podriamos ser.» Nuestro ser es indeterminado, es un espacio abierto apuntando hacia el futuro, Una comprensién ontol6gica de nosotros mismos, nunea puede darnos una respuesta concreta y determi- nada ala pregunta de lo que significa ser humano. Nues- tro ser es un campo abierto al disefo. Lo que una aproxi- ‘macién ontol6gica puede entregarnos son sdlo algunas 37 distnciones generales que sicven como parémetzos para deine una estructura bisca de posbildades en este proceso abierte del devenie-No puede provees ni més Ttlestroctura genecal de posblidades, que com- partimes todos en tanto seres umanos, elo que Martin Fredegger llamd el Dasin, el ser en el mundo que somon Ontologies laindagactonenel Dasen a los: ttade eidegger nos provey6 de unimportant punto de pavtida: Sin argo, fue fol tardiamente en su des Frolo intelectual, cuando la mayor parte de sa tebajo Sntoldgico ya estaba hecho, ue Heldegger se abri6 seconerimisntode que, pargentenderioge sigificaset amano, debemos fecarsr l lengua, Lon eres hare shoe, reconoeio Heidegger, habitan en el lengeaje ‘Los stres humanos ae inventan a sf mismos en el lenguale Somes una construcion lings que, vista dowte una optia metaisicn, parecora oscilat entre Ia fealidady la elon, Una especie de burbujalngustica Quisés los dos filésofos més importantes que han, visto deesta maneraclalma humana hayan sido Heraclito y Nietzsche, Heréclito vivio en la Grecia antigua mucho antes de Ia emergencia de los metafisicos. Cuando lee- ‘mos a Platon y a Aristételes, nos damos cuenta de que tenfan como sit principal oponente a Heréclito. La meta- fisica, de alguna manera, {ue un intento por probar que Heréclito estaba errado. Si queremos superarla, puede que sea hora de volver a sus ensefianzas, ‘Nietzsche ha sido considerado por mucho tiempo tuna especie de paria filos6fico, un proscrito, un pensa- dor sacrilego, un iconoclasta, Muy poca gente entendi6 realmente lo que estaba diciendo. A muchos les parecié aque Nietzsche se contradecia muy a menudo. Lleg6 a la filosofia a través de fa filologia, una disciplina que se interesa por el lenguaje y, en st caso, por el estudio de las lenguas la literatura de los antiguos griegos y romanos. [Esto le permitié contactarse muy tempranamiente con el trabajo de los presocréticos, los fildsofos que vivieron antes de Sécrates, Platén y Aristételes. Una vez que 38 Nietzsche tomé contacto con el pensamiento de Heréclito, comprendié que en ¢1 estaba presente una perspectiva totalmente diferente de la que ofrecia el programa meta- Hisica, Declaré a Heraclito su mentor. Tanto Heréclito como Nietzsche entendieron que, para comprender a los seres humanos, no podemos con* centrarnos sélo en su «ser», sino que debemos también mirar hacia lo que no son, hacia el espacio en el que se trascienden las formas actuales de ser y se participa del proceso del devenit, En este proceso del devenir se re- quiere dar cabida tanto al ser como al no-ser, a este ciclo que zedineel ser y la nada, esta eterna recurrencia del uno y del otro, Ser humano, segiin Nietzsche, puede ser visto como tun proceso en él que estamos permanentemente huyendo de la nada, mientras que, al mismo tiempo, somos impulsados hacia ella, hacia el sin sentido» de nuestras vidas, e inducidos a la necesidad de regenerar- nos constantemente un sentido. Estamos, como dijo Heréclito, en un proceso de flujo constante, nunca permaneciendo iguales, cambiando con- tinuamente, como lo hace un ri9. Y, come un rio, no podemos comprender cémo somos si slo nos concentra- ‘mos en nuestro lado del ser. Un rfo siempre envuelve festa tensién entre lo lleno y lo vacio, entze el ser y el n0- ser. Si slo nos fijamos en Jo lleno, ya no tenemos un zi0, sino que un lago, un estanque, o incluso un pantano. Si s6lo nos fi 1 vacto, también dejamos de tener un Ho, tenemos ahora un canal seco, sin movimiento, sin vida propia Ser, verdad y poder: el papel del observador Bs importante hacer unaleance sobre Ja forma utilizada para presentar nuestros tres postulados bésicos. Tenta- ‘mos dos maneras distintas de presentarlos. Podrfamos haber dicho, por ejemplo, que nuestro primer postulado {es que «los seres humanos son seres lingiisticos.» He- ‘mos escogido, sin embargo, no hacerlo ast Silo hubiéra- mos dicho de esa manera, habriamos asumido —sin de- cirlo— que los seres humanos podemos postular eémo son os seres humanos. Habriamos, porlo tanto, asumido 39 ‘que podemos dar cuenta y acceder al «ser» de las cosas Gen este caso los seres humanos). De hecho, sostenemos To contrario, Pensamos que nunca podemos decir cémo las cosas realmente son: s6lo podemos decir como «noso- tos» las interpretamos o consideramos. Por lo tanto, en vez de plantear cémo son las cosas, escogimos hablar de cémo interpretamos que son. Es importante no olvidar, como siempre nos lo recuerda Maturana, que todo Io dicho siempre es dicho por al- sguien y, eno posible, no esconder al orador tras la forma fen que son dichas las cosas. Esta es una trampa que permanentemente nos tiende el lenguaje, permitiéndole fa persona que habla esconderse detras de lo que esté Aiciendo. ‘Advertimos también al lector que eb culdado que ems tenido en esta oportunidad para reconocer el caréc- ter interpretativo de lo que sostenemos, ser muchas veces sacrificado en el texto, en beneficio de facilitar la lectura Nuestro lenguaje lleva la impronta de rafces metafisicas y uusarlo en contra de ella muchas veces compromete una fil comunicacion ‘Elreconocimiento de lo dicho nos conduce ala prime: 1a tesis 0 principio general de Ia ontologta del lenguaje, Podemos formularlo como sigue: Primer principio: No sabemos cémo las cosas son. Sélo sabemos cémo las observamos ‘0 cémo las interpretamos. ‘Vivimos en mundos interpretativos. A primera vista, este pudiera parecer un principio inocente, sin mayores consecuencias, Sin embargo, basta ‘mirarlo ¢on algiin detenimiento para comprobar queesté ceacgado de dinamita. En efecto, si sostenemos que no podemos saber cémo las cosas son, ello implica que debemos abandonar toda pretensién de acceso a la verdad. Pues, ,qué otra cosa es Ia verdad sino precisamente la pretension de que «las ‘cosas son» como decimos? Sostenemos que la verdad, en. 0 nuestro lenguaje ordinatio, alude aun juicio que realiza- ‘mos sobre tna determinada proposicién lingifstica que leatribuye a ésta la capacidad de dar cuenta de «cémo las, Ser verdad son dos pilares fundamentales y mutu: mente dependientes de la armazén metafisica. Verdad y acceder al ser son dos formas de referirse a lo mismo. Si, por lo tanto, se bloquea el acceso al ser (al cémo las cosas son»), se bloquea simulténeamente cualquier preten- sign de acceso a la verdad. Nietzsche, hablando sobre la relacién entre pensamiento y ser, sostiene: «Parménides dijo: 'No se puede pensar el no-ser’. Colocéndonos en el extremo optesto, decimos: todo aquello que puede ser pensado es, con seguridad, ficticiow, ‘i examinamos el postulado que afirma nuestra capaci= dad de acceder al ser deas cosas y, por lo tanto la verdad, nos encontramos de inmediato con miltiples dificultades. Tomemos, a modo de ejemplo, algunas situaciones. Maturana ha argumentado convincentemente sobre las dificultades que encontramos al suponer que nues- tras percepciones corresponden a las entidades que pue- blan nuestro mundo exterior. Nuestras percepciones, nos sefiala, resultan —y no pueden sino resultar—de las ‘condiciones proplas de nuestra estructura biolégica y no de los rasgos de los agentes perturbadores de nuestro medio, En otras palabras, los seres humanos no dispone- mos de mecanismos biolégicos que nos permitan tener percepciones que correspondan a cémo las cosas son. Los Eentidos, por lo tanto, no nos proporcionan una fiel representacion de cémo las cosas son, independiente mente del observador que las percibe. ‘lmplica lo anterior negar lo que la filosoffa ha llama- do «el mundo exterior»? 2Significa esto que debemos negar la existencia de un medio y de aquello que lo puebla? Obviamente, no. Negar que podamos conocer ‘cémo las cosas son, no implica negar su existencia, sean ellas lo que sean. Se trata sélo de negar el que podamos conocerlas en lo que realmente «son», independiente mente de quien Iai observa. a Bp importante reconocer que desde hace ya mucho tiempo la l6gica moderna se ha distanciado de la nocién de verdad relacionada con nuestra capacidad de apre- hhensién del «ser» de las cosas. Para la légica moderna las, ‘cuestiones de verdad se limitan a asegurar la coherencia interna entre distintas proposiciones. Billo implica que s6lo podemos hablar de verdad al interior de determina- dos sistemas de proposiciones. Lo queno podemos hacer ‘es asegurar la verdad del sistema en cuanto tal por cuanto todo sistema de conocimiento descansa en su: pulestos que no son parte del sistema en cuestion, y el Sistema del cual tales supuestos forman parte descansa, ‘su vez, en supuestos que, nuevamente, tampoco pel necen a dicho sistema, y asf sucesivamente. La verdad, por lo tanto, es simplemente un juego I6gico de coheren- cias inteznas dentro de un sistema «dado». En este con- texto, decir que algo es verdadero s6lo equivale a soste- net que es coherente con otras proposiciones que acepta- ‘mos como vélidas. Esto muestea la cizcularidadl del cono- cimiento, como lo reconociera la hermenéutica, Bl cuestionamiento de Ia capacidad de los seres hu- manos de acceder a la verdad plantea, de inmediato, dos desplazamientos significativos. El primero de ellos im- plica que el centro de gravedad en materias de conoci- Imiento se desplaza desde lo observado (el ser de las cosas) hacia el observador. Bl conocimiento revela tanto sobre lo observado como sobre quien lo observa. Perfec- tamente podefamos decir: dime lo que observas y te diré quién eres, Esta es, precisamente, una de las premisas centrales de la disciplina que hemos bautizado con el nombre de «coaching ontologico». Ella descansa en la capacidad de observar lo que alguien dice con el propé- sitono solo de conocer aquello del cual se habla, sino de conocer (interpretar) el alma (entendida como la forma particular de ser) de quien habla. Sostenemos que lo que acabamos de senalar repre- senta una de las intuiciones mas geniales de la filosofi de Nietzsche. Este siempre procura establecer Ia co- nexign entre las interpretaciones y el intérprate, entre lo 2 dicho y quien lo dice (el orador). Nietzsche siempre busca el hilo de Ariadna que permite salir del laberinto del conocimiento, donde habita el minotauro de la ve dad, hacia el espacio abierto de la vida. Y para compren- der la vida Nietzsche se ve obligado a reconocer el papel” fundamental queen éstajuegan las emociones. Nietzsche ha sido el gran fildsofo de la vida y de! mundo emocio- nal, No en Vano se ha detenido a examinar las consecuen- cias que resultan del miedo de Ios seres humanos a la experiencia de la nada (el nihilismo) y el papel central que en nuestra historia (en nuestras interpretaciones y précticas) le ha cabido al resentimiento. El segundo desplazamiento tiene que ver con los criterio de discernimiento entre interpretaciones con: trapuestas una vez que hemos cuestionado nuestra capa- cidad de acceder a la verdad. Un primer aspecto que reconocer en esta direccién es que si aceptamos el postu- lado seguin el cual no podemos saber como son las cosas, ello significa que no podemos sostener que esto mismo {que postulamos pueda ser considerado como verdad. Ello equivaldria, obviamente, a comenzar contradicien- do y, por lo tanto, invalidando el propio postulado que estamos haciendo. Por desgracia no hay recurso dialécti- ‘co que pueda resolveros esta contradiccién. Cabe en- tonces preguntarse: Si no podemos sustentar que este postulado es verdadero, zqué sentido tiene hacerlo? Esta pregunta esta estrechamente relacionada con ‘otra: si, como decimos, no podemos postular Ia verdad, ‘significa que todo lo que digamos o sustentemos da lo ‘mismo? :Significa acaso que todo est4 igualmente permi- tido? jSignifica que cualquier proposicion, cualquier in- terpretacién, es equivalente a cualquier otra? En otras palabras, zes la verdad el tinico criterio de que dispone- mos para discernir entre proposiciones o interpretacio- nes diferentes? Es la verdad el dinico juego disponible? © dicho'incluso de otza forma, zeual es el precio que debemos pagar si optamos por sacrificar el supuesto de que los seres humanos somos capaces de acceder a la verdad? ;Qué perdemos? Qué se gana? a De hecho, aunque estas tltimas puedan parecernos preguntas prosaicas o utilitarias, son aqueéllas con las nos sentimos mds cémodos. Ello, porque sitdan el problema en el terreno mismo en que tales preguntas requieren, desde nuestra perspectiva, ser contestadas: el terreno de Ia pragmética. Sostenemos que al sacrificar el criterio de la verdad no quedamos desprovistos de otroscriterios de discernimiento para discriminar entre distintas interpre- taciones. En una frase: no toda interpretaciGn es igual a cualquier otra. Lo que permite discernir entre diferentes interpretaciones es el juicio que podamos efectuar sobre el poder de cada una de ellas. EL tema del poder es uno de los grandes temas de la ontologia del lenguaje, como también lo fuera de la filosoffa de Nietzsche. Debemos advert, sin embargo, gue para entender adecuadamente la cuestién del poder serd necesario efectuar algunos desarrollos que todavia no hhemos realizado. Ello no obsta, sin embargo, para que podamos apuntar hacia aquello que estdinvolucrado cuan- Go hablamos de poder. * El lenguaje, éostenemos, no es inocente. Toda propo- sicién, toda interpretacién, abre y cierca determinadas posibilidades en la vida, habilita o inhibe determinados ‘cursos deaccién. A esto nos referimos cuando hablamos del poder de distintas interpretaciones: a su capacidad de abrir © cerrar posibilidades de accion en la vida de los seres, hhumanos. Este es elcrterio més importante que podemos utilizar para optar por una u otra interpretacion. “Anteviormente deciamos que a ontologt del lenguaje representa tuna interpratacin de lon sees humanoe que privlegn el que eros vives en el lengusje. Pero advertiamos que para comprendet Io fnlesior er pretso modifcer nuestra comprension del lengua ¥ abrinos ala ides de que ellenguajees generstivo, de queetienguaje ts aceidn, Sin embargo, advertiamos entonces que para entender Io Snteror era ahora necesatioabrienos a una coneepeion diferente de Ia accign. Pues bien, solo despucs de haber recurido este proceso estaremos en condiciones de sbrinos a una concepeisn dstints del poder quemossirva pare dscrimina entrelnterpretaciones diferentes "Yevaluar porlo tanto, los méitos dela propia ontologi dellenguale Dabemos aostumoramas, como puede obsereatss, ala circular {el entendimiento, 4a Cuando cuestionamos nuestra capacidad de acceder ala verdad, una objecién espontanea que encontramos consiste en sefialar a la ciencia como una refutacién evidente de lo que sostenemos. No podemos desmentir el hecho de que, efectivamente, estamos habituados a, considerar que lo que hace la ciencia es justamente reve" lar como las cosas son. Su poder pareciera residir en ello. Peroellono es sino una determinada interpretacién delo que la ciencia hace, por muy habituados que podamos estar a ella, Maturana y Varela nos sugieren otra inter pretacion muy diferente, que posee el gran mérito de que prescinde de la invocacién a la verdad. Ellos sostienen ue lo que caracteriza las explicaciones cientificas de otro tipo de explicaciones es el que las primeras son explicaciones que permiten regenerarlos fenémenos que explican, Lo que diferencia, por lo tanto, a las explicacio- nes cientifieas es su poder generativo. Lo dicho en esta seccién, nos permite sostener que la interpretacién que aqui Hamamos la ontologia del len- guaje puede abrir posibilidades de accién y de interven- ign que otras interpretaciones no pueden ofrecer. Con- siderando a los seres lumanos como seres lingtist{cos (y a partir de las sucesivas reinterpretaciones que hacemos ‘partir de este primer postulado), reivindicamos que abrimos posibilidades de intervenci6n en la vida que cestin cerradas en otras interpretaciones, Los seres humanos hemos estado demasiado tiempo cen disputa sobre la verdad de nuestras interpretaciones, Lo nico que esta realmente en juego es el pader que resulta de estas interpretaciones, la capacidad de accion para transformarnos a nosotros mismos y al mundo en gue vivimos. En su XI tesis sobre Feuerbach, Marx sefia- Taba que los filésofos's6lo se habfan dedicado hasta entonces a interpretar e] mundo, cuando lo que importa 3 transformarlo. La capacidad de transformacién del, mundo, replicamos, esté asociada al poder de nuestras interpretaciones. Relaci6n entre accién y ser La tendencia humana ala busqueda de sentido a la que hemos hecho referencia anteriormente, se manifiesta en cl lenguaje a través de la invencién y adopcidn de histo- sas sobre nosotros y el mundo, Hemos planteado que lo que somos, nuestra identidad personal, es una construc- cidn lingUfstica, una historia que fabricamos sobre noso- tros mismos, sobre la direceion de nuestras vidas en el futuro, y sobre nuestro lugar en una comunidad y en el mundo. Hemos dicho que, tanto lo que postulamos ser, como lo que postulamos que es el mundo en que vivimos, son construcciones linguisticas. Alzevigar los postulados aquf planteados, en funcién, de una visidn del lenguaje como accién y, por lo tanto, como generador de realidad y de ser, podemos ahora establecer una importante tesis sobre los seres humanos. La llamaremos el segundo principio de la ontologia del Tenguaje. Segundo principio No sélo actuamos de acuerdo a cémo somos, (y lo hacemos), también somos de acuerdo a como actuamos. La accién genera ser. Uno deviene de acuerdo a lo que hace. Al trasladamnos del ser a la accién, nos permitimos entrar en el proceso del devenir y evitamos quedar entrampados en el supuesto metafisico de que el ser es inmutable. El ser sélo es un momento en el proceso del devenir, y s6lo una cara de este mismo proceso. La otra cara es ese polo de tensiGn que enfrenta al ser con st disolucién y con las posibilidades de transformaciGn. Es Jo que llamazemos Ia nada, Sostenemos que no nos es posible deshacernos de la nocién de ser y que una interpretacién no metafisica sobre los seres humanos se ve obligada a vivir con esta nocién y sélo le cabe, para socavar su peso metafisico, ‘habilitar un procedimiento para reconocer la precarie: 46 dad de toda forma de ser y sus capacidades de disolucién ¥y de transformacién, La nocién de la nada permite preci- Samente crear este procedimiento que coloca a la nocién de ser en tension y desde la cual emerge la prioridad del proceso del devenit. Dentro del ciclo del devenir, el ser y la nada son dos caras que mutuamente se complemen: tan. El programa metafisico privilegia una relacion que va del sera la accion. Tras cada accidn, éste supone que siempre hay un ser, un sujeto, que se revela mediante la accion realizada, Nuestras acciones revelan nuestra for- ma de ser, No cuestionamos esto. Comprendemos la importancia de observar las acciones humanas para com- render cémo son los humanos. Este es uno de los prin- Eipios basicos del «coaching» ontologico y dentro del cual ‘nos es posible efectuar lo que llamamos una «interpreta cidn ontolégica. Al observar la forma en que un indivi duo acta (y no elvidemos que el lenguaje es accién), el ‘coaching» ontol6gico puede interpretar la forma de ser de tal persona, Peto, al mismo tiempo, postulamos que esto es sélo unlado dela ecuacién. Nuestras acciones no solo revelan ‘como somos, también nos permiten transformarnos, ser diferentes, devenir. Este es un segundo principio del scoaching» ontol6gico y nos capacita para realizar lo que Hamamos «intervencién ontolégicav. Al hacer posible ‘que una persona actiie de un modo determinado (y, Auevamente, no olvidemos que el lenguaje es accién), el ‘coaching» ontolégico le permite moverse en una deter- minada direccién y dejar atrds sus antiguas formas de ‘Laaccién, por lo tanto, no es s6lo la manifestacién de tun determinado ser que se despliega en el mundo, es también la posibilidad de que ese mismo ser se trascien- da a sf mismo y devenga un ser diferente, 47 CAPITULO 2: SOBRE EL LENGUAJE HUMANO y Hemos dicho que los seres humanos, en tanto indivi- duos, son seres lingtifsticos, seres que viven en el lengua je. En esta seccién exploraremos, primero, la naturaleza del lenguaje, particularmente del lenguaje humano, y segundo, la relacign entre el lenguaje y el individuo. Una ver acometido lo anterior, volveremos al tema de la ontologia del lengua. EL LENGUAJE EL lenguaje como dominio consensual Normalmente comprendemos el lenguaje como uf ca pacidad individual, como la propiedad de una persona Decimos ast, que los individuos tienen una capacidad para el lenguaje. Esto, como podemos ver, le otorga precedencia al individu con respecto al lenguale. Impll- Ea que es el individuo el que habla y escucha, Asume al individuo como precondiién del lengueje Nos oponemos a esta vision. Postulamos, al contra- rio, que los individos —no como miembros particulares dde'una especie, sino tal como hemos identificado a los, individuos humanos, esto es, como personas se const tuyen astmismo en el lenguaje. Esto implica que le otor- gamios precedenciaal lenguaje con respectoalindividuo. Yello, como veremos, no es un postulado banal. Por supuesto, no estamos negando que, una vez constituido, elindividuo hable y eseuche y que, por lo tanto, tenga la Sludida capacidad de lenguafe Pero al tomar al indivi- ‘duo como ya constituido, para derivar de él el lengua, 49 i} senos cierraprecisamente la posibilidad decompren der su. propio proceso de constitucién en cuanto individuo. Esta claro que, para que un ser humano sea capaz de hablar, deben darse ciertas condiciones ioldgicas. Como el bidlogo Humberto Maturana —en quien nos apoyare- mos fuertemente en esta seccién— siempre insiste en recordémoslo, s6lo podemos hacer le que nuestra bio- logia nos permite; no podemos traspasar los limites de inuestras capacidades biolégicas. Sin la estructura part cular del sistema nervioso humano, y sin los desarrolla- dos sentidos con los que estn equipads los seres huma- nos, no tendrfamos Ja capacidad de oft y hablar en la forma en que lo hacemos. Pero el lenguajenoes generado por nusstras capacidades biolégicas. Los «nifios-lobon (aquellos nifios criados en la selva por los lobos y no por seres humanos), que tienen todas estas capacidades bio- lgicas, no desarrollan aquello que conocemos como el Tenguaje humano, El lenguaje, postulamos, no es desarro- ado por un ser humano aislado. El lenguaje nace de la interaccién social entre los seres humanos. En consecuen- el enguaje es un fenémeno social, no biol6gico. Bs en [a interacci6n entre diferentes seres humanos particulares —antes incluso de que podamos hablar de lun proceso de individualizacién en el que nos constitui- ‘mos como personas— donde aparece una precondicién fundamental del lenguaje: la constitucién de un dominio consensual. Hablamos de consensualidad dondequiera ue los participantes de una interaccién social compar fenel mismo sistema de signos (gestos, sonidos, eteétera) para designar objetos, acciones o acontecimientas en orden a coordinar sus acciones comunes. Sin un dominio consensual no hay lenguaje. Una vez que aceptamos lo anterior, no podemos seguir considerando al lenguaje como una propiedad individual. El dominio consensual se constituye en la interacclén con otros en un espacio social ‘Un mundo lingiifstico de entidades lingifsticas Es importante hacer notar, sin embargo, que estamos hablando sobre el lenguaje a través y desde el lenguaje 50 No podemos evitarlo, y esto implica una trampa de que debemos precavernos, Los signos, los objetos, los eventos y las acciones son constituidos como tales en el lenguaje. En cuanto tales, no existen por sf mismos, Solemos citar a Gertrude Stein diciendo que «ana, * rosa es tna rosa es una rosa.» Pero una rosa no es und rosa independientemente del lenguaje. Sea lo que sea, es To que es para nosotros en ef lenguaje. Lo que sea en sf misma, independientemente del lenguaje, no lo sabe- ‘mos. Una rosa es una rosa para nosotros, para los que la ven como una rosa en un dominio consensual dado. Es uunarosa sélocomo una entidad designada en el lenguaje, tuna entidad que resulta de una distincién lingiistica, que separa la entidad, en tanto entidad, del resto, Un objeto es siempre una relacién lingiistica que establecemos con nuestro mundo. Los objetos son cons- tituidos en el Ienguaje. En tanto tales, traen siempre nuestra propia mazea humana y siempre dicen algo de nosotros. Una taza de té es sélo una taza de té para nosotros, no para la mosca que vemos posada sobre ella Y la mosca s6lo es una mosea para nosotros, no para la arafia que vemos acercirsele, Y ast podemes seguir ad infinitum. Insistimos: No existe otro camino que el del Ienguaje; fuera del lenguajeno existe un lugar en el que podamos apoyarnos. Los seres humanos vivimos en un mundo linguistico El lenguaje como coordinacién de coordinacién de accio- Nuevamente, siguiendo a Maturana, planteamos que un dominio consensual, importante factor en numerosas formas de comunicacién, atin no es suficiente para pro: ducir el fenémeno del lenguaje. Hablamos de lenguaje sélo cuando observamos un tipo particular de comunica- ign. Muchas especies se comunican. Siempre que vemos a miembros de una especie coordinando acciones comu- nes, hablamos de comunicacién. ‘Sin embargo, decimos que hay lenguaje —y con ello estamos sugiriendo una determinada convencién para referiznos al lenguaje— s6lo cuando ocurre un tipo par- 51 ticular de coordinacién de acciones: cuando observamos alos miembros de una especie en la coordinacién de la coordinacién del comportamiento. ELlenguaje, en cuan- to fendmeno, es fo que un observador ve cuando ve una coordinacién consensual de la coordinactén de acciones ‘cuando los miembros participantes de una accién co- ordinan la forma en que coordinan juntos la acci6n. El enguaje, sostenemos, es coordinacién recursiva del ‘comportamiento “Tomemos un ejemplo que puede ilustrar la forma en la que esos dos sistemas de coordinacién de acciones — implicados en la coordinacién recursiva—funcionan jun- tos. Le digo a mi hijo Tomés: «jPodrias abrir esa puerta, por favor?» El contesta: «Bueno», Examinemos loque ha sucedido. Hice algunos sonidos que tomamos por signos compartidos en un dominio consensual ya constituido, Basdndose en los sigaificados compartidos ligados a es- tos sonidos, Tomés respondié a mi pregunta. Al hacerlo, también emitié algunos sonidos, sonidos diferentes a los mios. Nuevamente, ambos le otorgamos a estos sonidos tun significado particular que resulta de nuestro dominio consensual compartido, Hasta ahora, lo que hemos he- cho es muy parecido a una danza. Hemos coordinado la accién en el nivel de produccién de los sonidos, Podemos notar la gran diferencia que existe para los que comparten este dominio consensual con respecto a los que no lo comparten. Para los extraaos a este dominio consensual, lo que hemos hecho Tomas y yo suena muy. parecido a una jerigonza, a una seguidilla impredecible de sonidos. Sin embargo, éste no es el caso para nosotros. ‘Antes bien, estamos danzande juntos en un dominio consensual bien orquestado. Por medio de los sonidos que pronunciamos, ambos escuchamos palabras que de- signan objetos de nuestro mundo comiin, y escuchamos tuna pregunta y una respuesta, etcétera. La danza no termina aqui. Ademés de este primer nivel de coordinacién de acciones, puede esperarse que tenga lugar otra danza, otro nivel de coordinacién de acciones. Tomas puede dirigirse a abrir la puerta. Una 52 ‘ver mds, esta accién no es arbitratia, Surge directamente de lo que ocurrid en el primer nivel de coordinacién de acciones, cuando ambos pronuncigbamos sonidos. Hu biera sido extrano, por ejemplo, que hubiera ido a abrir Ia ventana. O que no hubiera hecho cosa alguna. Una vez que haya abierto la puerta, Tomas puede esperar de mt que le diga «Gracias», a lo cual podrfa replicar «De nada», Si en vez de ese me dijera «cachorritos», proba- blemente me pareceria nuevamente extratto Elejemplo anterior nos muestra que el lenguaje surge 1 partir de la generacién de un dominio consensual que fs producido en la interaccién social. Pero, esta interac- cin entre Tomas y yo jes excepeional? En absoluto, Nosotros, los seres humanos, no somos las tinicas espe- cies que han desarrollado este patrén dual de coordina- cidn de acciones que llamamos lenguaje. Este es un rasgo {que encontramos a menudo en otras especies. Un clésico ejemplo de ello es la danza oscilante de la abeja, decodi- Heada en 1945 porel bidlogo alemdn Karl von Frisch. Los péjaros también han desazrollado sistemas de lenguaje. Por medio de la accién de cantar, coordinan otras accio- nes, Los mamfferos igualmente muestran sistemas de lenguaje bien estructurados. Un tipico ejemplo deesto es el lenguaje de los delfines La capacidad recursiva del lenguaje humano La diferencia principal entre la capacidad lingUstica de los seres humanos y la que muestran otras especies vie vientes es, primero, nuestra capacidad para abarcar un nuimero muy grande de signos consensuales y, especial- mente, para crear nuevos. Existe un segundo factor im- portante de diferenciacién entre ef lenguaje humano y el, que observamos en otras especies. Le lamamos la capa- cidad recursiva del lenguaje humano. ‘Heros dicho que el lenguajees Ia coordinacién recur- sivadel comportamiento. Decimos, ahora, que el lengua- jehumano es lenguaje recursivo, Esto significa que noso- tos, los seres humanos, podemos hacer girar el lenguaje sobre sf mismo. Podemos hablar sobre nuestra habla, sobre nuestras distineiones lingisticas, sobre nuestro 53 lenguaje, sobre Ia forma en la que coordinamos nuestra coordinacién de acciones. Y podemos hacerlo una y otra ‘vez, Podemos decir, por ejemplo, «zqué quieres decir con esto?» 0 «zde que puerta estas hablando?» Esta capacidad recursiva del lenguaje humano es la base de lo que llamamos reflexion y es la base de la razén_ humana. Si viéramos la reflexién como lo hicieron los metafisicos, como una propiedad individual, como la actividad de una facultad individual que ellos lamaron, ‘la mente», escindida de toda conexién con el lenguaje, ¥ si aceptamos que esa reflexién —que, como lo hemos icho, es la base de la razén— es un rasgo tipicamente hhumano, podemes comprender por qué los metafisicos Hegaron a caracterizar a los seres humanos como seres racionales. La raz6n, sin embargo, es una funcién del len- guaje. Somos seres racionales porque somos seres lingtis- ticos viviendo en un mundo lingUistico. Condiciones estructufales e hist6ricas para el surgi miento del lenguaje humano 4COmo es posible que los seres humanos hayan desarro- lindo esta capacidad especial para el lengulaje? Esta es tuna pregunta que puede ser respondida al menos de dos maneras: de una manera estructural y de una manera histérica. : Cuando Ia contestames de una manera estructural, debemos examinar las condiciones biolégicas que nos ppermiten opezar en el lenguaje. Esto nos conduce a exa- Iinar la estructura de nuestro sistema nervioso y de nuestros érganos vocales y auditivos. El trabajo pionero del bidlogo Norman Geschwind ha constituido un pivote ene] estudio de la relacign entre el lenguaje y el cerebro. Philipp Lieberman ha hecho importantes contribuciones ‘en el campo de la fisiologia de la diccién. Enelsentido de una explicacién histérica o evolutiva, permitaseme compartir la hipStesis que me sugiziera una ‘vez mi amigo, el bidlogo y genetista de poblacién, Carlos Valenzuela, El sugeria que el desencadenamiento de factores evolutivos que conducen al surgimiento del len- 34 {guaje en los seres humanos podria deberse al abulta- miento de los ghiteos de las hembras. Este es un rasgo fisico que distingue a los humanos de los otros primates Los gliteos de la hembra humana, especulaba Valenzuela, podrian haber sido el factor desencadenante, que contribuy6 a alterar nuestro equilibrio fisico y 2 facilitar la posicién erecta. Esta ttima, permite a los seres humanos liberar sus manos para la recoleccién de alimentos y Ia fabricacién de herramientas, A su vez, tunos glateos mas abultados pueden haber contribuido a la expansién de la pelvis femenina, permitiendo el naci- miento de niftos con una mayor capacidad craneana y, por lo tanto, con cerebros mas grandes. Con una pelvis femenina mas angosta, como sucede de hecho en otros primates, esos nifos simplemente no podian nacer. Los eres vives con cerebros mas grandes tienen las capaci- dades neurolégicas necesarias para formas de lenguaje mas desarrolladas. Hay que aclaraz, sin embargo, que este tipo de expli- caciones no logran zealmente dar cuenta del surgimiento del lenguiaje propiamente tal. Sdlo explican el desarrollo de las condiciones biolégicas que se necesitan para ha- cerlo posible. Como dijimes antes, el lenguaje no es una capacidad individual, sino un rasgo evolutivo que, basén- dose en condiciones biologicas especificas, surge de la interaccién social. Una vez que las capacidades biologicas cestén en su lugar, necesitamos de la interaccién social como ‘aldo de cultivo para el surgimiento del lenguaje. ELINDIVIDUO COMO CONSTRUCCIONLINGUISTICA Los individuos como fendmenos sociales Hemos postulado que llos seres humanos son seres lingilisticos, Examinemos el significado de este postula- do. Un aspecto importante de lo que estamos diciendo tiene que ver con que el individuo, en términos de la persona que somos, es un fenémeno lingiistico. En tanto individuos, somos un tipo de ser vive que, como condi cién de su propia existencia, vive constrefido a su capa- jad de generarle un sentido a su vida, siempre inter- 55 pretindose a s{mismo y al mundo al que pertenece. Ello Io hacemos en cuanto operamos en el lenguaje. Ta forma en que damos un sentido a nuestras vidas, es obviamente lingistica. Basta preguntarle a alguien ‘sequign eres?», para reconocer que lo que obtenemos de ‘vuelta es un relato, una historia en la que «relatamos» {quienes somos. Nuestra identidad esté directamenteaso- ciada a nuestra capacidad de generar sentido a traves de ‘nuestros relatos. Al modificar el relato de quiénes somos, ‘modificamos nuestra identidad, Se podrfa objetar lo que estamos diciendo y argiir que no podemos confundir la historia que tenemos de nosotros (0 de otros) con el sujeto al que se refiere el relato en cuestién. Una cosa es, se nos podria contrade- cir, el rolato y, otra cosa muy diferente, el sujeto del selato. Pero el punto es precisamente que el individuo no puede ser separado de su relato. Ese relato es constituti- vo de lo que el individuo es, ya que es, en los relatos que hacemos de nosotros y de otros, donde generamos lo que somos. La gente con diferentes relatos sobre ellos mis: ‘mos son diferentes individuos, aunque puedan haber pasado por experiencias muy similares. Somos el relato gue nosotros y los demas contamas de nosotros mismos. Reiteramos, al modificar ese relato, modificamos lo que ‘Lo sefialado, sin embargo, no agota nuestra compren- sign de los individuos como seres lingaisticos. El proble- ‘ma principal que hay con ello es que sigue siendo una comprensidn individual del individuo y, como tal, no toma suficientemente en cuenta el cardcter social del lenguaje. Se debe establecer, por consiguiente, un segun- do punto importante a este respecto, Postulamos que, en tanto individuas, somes lo que somos debido a la cultura lingtistica en la que erecemos y a nuestra posicidn en el sistema de coordinacién de la ‘oordinacién del comportamiento (esto es, del lenguaje) al que pertenecemos. En este sentido, el individuo, no s6lo es construcci6n lingistica, es también una cons- truccidn social. Aunque pertenecemos a una tradicién 36 que tiende a separar al individuo de lo social, e interpre- taa ambos como términos opuestos de una polaridad, el individuo, postulamos, ¢s un fenémeno social. [Examinemos este postulado detalladamente. La for- ma en que nos damos un sentido y la forma en que actuamos en la vida no es arbitraria y no.nos es posible, ‘en tanto individuos, trascenderla por completo. Las for- ‘mas como conferimos sentide y como actuamos desea san tanto en la historia como en las prdeticas vigentes de a comunidad a que pertenecemos. Las historias que contamos de nosotros y de los de- mas estén fabricadas a partir de un trasfondo de relatos ¢ historias generados histéricamente por la comunidad para datse un sentido. Nosotros, en tanto individuos, ‘os constituimos siempre dentro y a partir del trasfondo de esos metarelatos que llamamos discursos histéricos. Si queremos comprender mejor aun individuo, debemos ‘conocer los discursos hist6ricos a partir de los cuales éste se constituye, Es dentro de los principios de coherencia de estos discursos hist6ricos donde podemos asir Ia co: herencia que hace de un ser humano el individue que es. El lenguaje, sin embargo, va més alld de nuestra capacidad de contar historias, va més alld del discurso. El lenguaje, hemos dicho, es un sistema de coordinacion de la coordinacién del comportamiento y esté presente fen nuestras acciones. La produccidn de relatos es s6lo una forma, aunque muy importante, deactuar en Ia vida. Existen muchas otras formas de enfrentar la vida que no siempre estan incluidas en los relatos que cantamos sobre nosotros. Y cada comunidad desarrolla sus propios modos, de enfrentar la vide, de hacer las cosas. Estos modos de hhacer lag cosas, de la manera como las hace Ia comunidad, los llamamos las practicas sociales. La forma en que la gente se comporta en una comuni- dad es a menudo muy diferente de como la gente se comporta en otra comunidad, Aunque se atienda a asun- tos similares (tales como asuntos relacionados con 18, familia, la intimidad, Ia muerte, el trabajo, etcétera) la manera como nos hacemos cargo de ellos son muy dife- 87 rentes de una comunidad a ora, Por elles que tenemos Contumbres distinas, formas diferente de ejecutar el Corteo, de alimentarnos, de vivir en familia, etctter, Nutra coordination dela coordinaion del comport: Imiento cami dena comunidad ala otra. Los france tes, lor chinos, los somaltee, le mexicanos, son todos ‘erent porque pertenecen a diferentes sistemas €e fengunj:Fertenccen a diferentes dlecusos hisorcos y races sociales que nacen precistmente de diferente Exigos de scuivas yy en consecuenci de diferentes seulturasy para ln emergenca de sins pos de indivi die, Dierentes clare ingtstcas produce cfeentes individuoe Como dicen los miembros del pueblo Xhosa de Sudfriea, soy porque somos». Los individuos son ge- nerados dentro de tina cultura lingsstica dada, denteo de un sistema de coordinacién de Ia coordinacién del, comportamiento dado, dentro de un lenguaje dado, den- ‘tro dena comunidad. Una vez que asimos el lenguaje de la comunidad, podemos comprender mejor al individuo. Los individuos se constituyen como tales a partir del ugar gute los seres humanos ocupan dentro de sistemas Hinglfsticos més amplios. Ya hemos hablado acerca de Ja importancia, para el individuo, de aquellos metarelatos que hemos llamado discursos histéricos. Constituyen un aspecto importante del lenguaje de una comunidad, Pero son sélo un cle- mento particular dentro de ese lenguaje, Visto como una totalidad, el lenguaje es el sistema de la coordinacién de la coordinacién de acciones mantenida por una comuni- dad y, como tal, estd enclavado en sus practicas sociales, ‘ena forma en que sus miembros interactaan entre ellos Sabemos que no todos los individuos franceses, somalies 0 mexicanos son similares. Existen frertes dife- rencias individuales entre ellos. Claro est, algunas de estas diferencias pueden ser atribuidas a factores biol6- gicos, ya que todos tenemos diferencias genélicas que Surgen como distintas predisposiciones biologicas. Sin 58 embargo, no es sélo en el campo de la biologia donde podemos fundamentarlas diferencias individuales, pues fo que el individuo siempre es una entidad lingti~tica, tuna unidad significativa dentro de un sistema mas am- plio de lenguaje. Las diferencias biolégicas, cuya impoz- fancianonegamos, adquieren su significado y su sentido dentro del sistema de lenguaje. Un sistema de lenguaje no es un espacio uniforme, Al contrario, es una estructuza de interaccién diversificada cen la que cada miembro de la comunidaddesempefia un papel diferente. Fn el sistema de coordinacién de la coordinacién del comportamiento, no todos ocupan el ‘mismo lugar ni efectéan las mismas acciones, El sistema de lenguaje es una estructura de relaciones, ya posicion de cada miembro de la comunidad dentro de esta estruc- tura es un aspecto importante a considerar en el proceso de individualizacién, en la constitucién de los indivi- duos como individuos Somos lo que somos a partir de las relaciones que establecemos con los dems. El individuo es constituido como la suma de sus relaciones con los demas. Las Individualidades serén diferentes sien un sistema somos al empleador o el empleado, el padre o el hijo, el hijo mayor, el del medio o el menor, el actor o el espectador, eteétera. Uno de los principales méritos de la psicologia sistémica ha sido precisamente reconacer la funcién de los sistemas sociales (en especial el dela familia) en la contign- racién del proceso de individualizacién. La historia nos provee de muy buenos ejemplos de personas que se convirtieron en los personajes que los hacen famosos debido, precisamente, a la posicién que ‘ocuparon en la estructura social. Un ejemplo clasico es el de Thomas Beckett durante el reinado de EnriquelIl,en la Inglaterra del siglo XI. Beckett habia sido el gran amigo de infancia de Enrique y, por lo tanto, fue a quien éste escoge, una ver Rey, para suceder al Arzobispo de Canterbury cuando éste fallece, en medio de una gran disputa entre la Iglesia y la Corona. Alnombcar a Beckett ‘como nuevo Arzobispo, Enrique cree haber resuelto el 59 conflicto a su favor, Sin embargo, en su nueva posiciéa, Beckett se transforma en un individuo diferente. Su com- pportamiento ahora, yano es el de antiguo amigo del Rey, Sino el que Beckett interpreta que corresponde a la prin- Cipal autoridad de Ia Iglesia en Inglaterra. Su nueva posicién, por lo tanto, lo convierte en el gran enemigo de las Acciones emprendidas porla Corona inglesa. Beckett muere asesinado en las puertas de su catedral, por caballeros de la Corona, presuntamente enviados por Enrique. La relacién mutua entre los sistemas lingtiisticos y el comportamiento individual Un principio bésico del enfogue sistémico es el reconoci- Iniento de que el comportamiento humano es modelado por la estraceura del sistema al que pertenece el indivi ne y por la posicin que ocupa en ese sistema. Cuando ta cstuctura del sistema cambla, puede esperarse que tambien cambieel comportamiento individual. Loque se hizo alguna vez puede no ser hecho nuevamente, y/o 10 ue patecia imposible en el pasado puede subitamente Colverse posible, para los mismos miembros del sistema, Estoes algo que muchas veces pasa inadvertido, No nos ddamos cuenta de cSmo lo sistemas alos que pertenece- tos nos hacen set como somos. ‘Nos percatamos a menudo, por ejemplo, de que algu- nas empresas parecen reclutat a gente capaz mientras gue otts parecen hacer locontravo, La diferencia reside Secuentemente, sin embargo, mo en el Zeclutamiento sino en los distinte sistemas de comportamiento que esas empresas son. Diferentes sistemas de administra ion, por ejemplo, genersn tipos diferentes de indivi duos, que son eapaces (0 no) de hacer Tas cosas de muy dlsintbs modos f, por lo tanto, de volverse (ono) cada Ver mas capaces. Lo dicho con respecto alas empresas es igualinents vélido en relaign a cualquier otto sistema sorial Wg sistema familia sistema educallvo, sistema dle sla: sistema de goblemo, etcetera). Basérdonos en lo recién dicho, podefamosféclente caer en la adopeién de una estrecha aproximacién 60 deterministica estructural que postularia que lo que s0- ‘mos en cuanto individuos estd determinado por la e3- tractura de los sistemas a los que pertenecemos. Siendo éste, en un cierto nivel, un postulado valido, necesita sin embargo ser equilibrado, en otro nivel, por un postulado, opuesto. No podemos olvidar que, mientras que el siste- ‘maa condiciona lo que somos en tanto individuos, no es ‘menos valido que somos nosotros, en tanto individuos, los ereadores de ese mismo sistema, 2Cémo puede ser esto posible? Si aceptamos que los individuos son fenomencs eociles,;como pueden en tonces eral mismo tempo losdiseRadores desu espacio social? No hay aqut ninguna contradiceién, Une vee Constituidos como individuos, dedido a in copacidad fecursive del lenguaje amano, somos capaces de obser vamnos a nosotros msmor ya sistema al que pertonece- mos, y de ir més alla de nosotros y de esos sistemas. Podeiton convertimos en obsorvadares del obvervador gue somos y poems actuarsepin nuesras posible: des de accion ‘Nucsteaeapacidad de reflexion nos permite expect lar, enablarconversaciones con los demas (y con noso- tros mismos) acerca de nuevas posbilidades, errisger nos e inventat —despojéadonos de naestas ataduras Fespecto de nosotros ismos y de nuestro medio social Elfenémeno del iderango aro ces preciammente sobre esta capatidad humana de interveniren el diseno de niestros entornos sociales yal hacerlo de intervene tambien en el diseho de muchos ottosindividuos, Yel Hiderazgo, postlamos, esté basado en tn conjunio de capacidades lingisticay determinadas. Es ann de las tmas clares manifesaciones de la capacidad gencrativa del lenguaje. * 5 Dijmosanteriormente que oslo actuamos de acuer doa como somos, sino que tambien somos de acuerdo a como actuamos Ha llepadol hora de complement esa tesiscon otra que nosileva dela elaciem entree sey a Acciona ia polardad entre el individuo y el grupo (e Sistema) socal que aqul pertenec, Basandonos cn lo 61 dicho anterlormente, reconocemos, porlo tanto, que los seres humanos son seres hist6ricos, seres que viven y ‘operan en el marco de ciertas condiciones hist6ricas. ‘No todo es posible para un individuo. Por el contra- rio, le que es posible es siempre un movimiento hist6rico dado, bajo condiciones sociales espectficas einfluenciado por ellas. Los individuos no pueden hacer cualquier Cosa. Operan dentro de los Ifmites de lo que les es hist6- ricamente posible. Y lo que os hist6ricamente posible para un individuo esté en funcién de los sistemas de enguaje a que pertenece ‘Aunque los individuos trasciendan lo que ests histé ricamente dado, aunque inventen nuevas posibilidades, aunque generen nuevas realidades historicas, y aunque se proyecten a sf mismos hacia el futuro, lo hacen como resultado de lo que les es histéricamente posible. Esto nos lleva al tercer principio de la ontologia del lenguaje. ‘Tercer principi Los individuos actéan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen.Pero a través de sus acciones, aunque condicionados por estos sistemas, sociales, también pueden cambiar tales sistemas sociales, Solo nuestra estrecha ideologia individualista puede cegarnos respecto del paderoso efecto de los sistemas sociales en nuestra formaciéa comoindividuos. Si quere- mos crear sistemas mds efectivos, como por ejemplo lo estan haciendo los japoneses en el campo de la empresa ¥¥ los negocios, debemos abrirmos a un nuevo examen de Ia relacidn entre los individuos y los sistemas sociales, Los seres humanos estén en la interseccién de dos sistemas muy diferentes. Por un lado, somos un sistema biol6gico y estamos determinados por nuestra estructu- za bioldgica. En este nivel es donde podemos situar nuestra capacidad biolégica para el lenguaje. Pero, como lo hemos ya seRalado, nuestra capacidad biologica para eLlenguaje no genera el lenguaje. Fl lenguaje surge de la interaccion social, de la convivencia de unos con otros. e Porlo tanto, nos constituimos como individuos desde clsistema de relaciones que mantenemos con los demés. Los individuos son componentes de un sistema social mas amplio, el sistema del lenguaje. Su posicién dentro de ese sistema e8 lo que los hace ser los individuos . particulares que son. E] énfasis, sin embargo, no debe ser’ puesto en el sistema social ni en sus componentes indivi- Suales. Es en la relacién entre el sistema social y el individuo, entre el todo y sus partes, que se produce la dinémica del devenir. El sistema social constituye al individuo, del mismo modo en queel individuo constitu- ye al sistema social VUELTA A LA ONTOLOGIA DEL LENGUAJE La vision aquf presentada, Ja ontologia del lenguaje, no cs slo una interpretacion més sobre el ser humano. Desafia los presupuestos bésicos sostenidas durante si- glos por el programa metafisico. Representa un serio intento de ir més alld de los dogmas basicos de la meta: fisica y leva a su fin lo que hemos Hamado la deriva ‘etaffica, Lo hace de varias manera. En primer lugar, sustituye el tradicional «lenguaje del ser» por un nuevo slenguaje del devenit». Para ello, intreduce como principio fundamental la nocién de «la nada». La nada, en este contexto, no debe ser confundida con el nihilismo pasivo. No se detiene en el xeconoci- miento pesimista de la falta de sentido de la vida huma- ra, sino que se convierte en la fuerza motriz que permite alos seres humanos crear y regenerar un sentido de vide, necesario para sobrellevar nuestra existencia, En segundo lugar, 1a ontologta del lenguaje toma distancia del concepto metafisico de la verdad, concepto que marca el objetivo primordial del pensamiento racio- nal. Supone, por el contrario, que s6lo existen interpreta clones mas 6 menos poderosas: relatos que pueden abrir y cerrar diferentes posibilidades para los seres humanos. Bi poder, y no la verdad, es el kriterion (palabra griega {que designa el estindar de un juicio valido) fundamen: tal. Las posibilidades no existen por s{ mismas, no son 63 independientes de los individuos para quienes resultan ser posibilidades. Labdsqueda de aquellos universales abstractos (aque- las verdades buscadas por los metafisicos) capaces de erigitse por sf mismos, independientemente de los seres humanos, es vana, Como lo proclamara Protagoras ~ quien, junto con Herdclito, es otro de los pensadores contra quien escriben los primeros metafisicos— «el hom- bre es la medida de todas las cosas». La distincién entre las proposiciones verdaderas y falsas —una distincién importante— solo tiene sentido dentro del trasfondo com- partido de una comunidad. En tercer lugar, la ontologfa del lenguaje logra lo que habia sido destruido por el programa metafisico: la uni- dad entreel orador, el lenguaje yla accién. Reconoce que todo lo dicho siempre es dicho por alguien, restablecien- do lo que hemos llamado el lazo roto entre el Ienguaje y 1 orador. Postula qué el lenguaje es accién y, por lo tanto, evita la separacion entre ambos, particularmente entre el pensamiento y a accién. Finalmente, postula que la aceién (que abarca al lenguaje) genera ser y que ésta, ppor lo tanto, constituye al individuo que habla (e! ora- dor) y al que acta (el actor). Como sefialara Nietzsche sel actor es una ficcién, el hecho lo es todo.» ‘Al mismo tiempo que reemplaza la importancia del «ser», sostenida por los metafisicos, por una compren- sién renovada del «devenir», la ontologta del lenguaje coloca a la accidn en el centro de su argumentacién. Al conectar el lenguaje con la accién se produce una com- pronsién nueva de la accién humana. Nos convertimos ahora en observadores de aquellas acciones —los actos Hngiisticos— que no habfamos visto como acciones en el pasado y, mas atin, también somos capaces de recons- truir la accion humana en términos lingifsticos, dando asf un paso muy importante en nuestra capacidad de diseno, Con todo, la mayor fuerza de la ontologia del lengua- je reside en ia interpretacién que proporciona sobre el Individuo —es decir, sobre el fendmeno de la persona 64 humana—y sti mundo. Al tratar tanto al individuo como ‘asumundo como construcciones lingitfsticas, estanueva aproximacién ofrece una enorme expansién de las posi- bilidades humanas, Examinemos algunos campos en los que esta expansidn se torna evidente. El primero es el campo del sufrimiento humano. E}/ sufrimiento, postulamos, es un fenémeno lingistico. Eso es lo que lo diferencia del dolor. El dolor se debe a razones biol6gicas. Cuando sufrimos, en cambio, lo ha- cemos a partir de nuestras interpretaciones sobre noso- ‘70s, sobre los demés y sobre los acontecimientos en los que participamos en nuestras vidas. Sin Ienguaje no Rabria sufrimiento, Al mismo tempo, al intervenir me: diante la conversacién en nuestros juicios e interpreta- ciones (relatos) somos capaces de lidiar efectivamente cone suizimiento. Es asf, por lo demas, como nos alivia- mos del sufrimiento, aunque rara vez advirtamos que e20 es lo que hacemos. Hay que sefalar que al reconocer el carécter lingiis- tico de la persona, pademos intervenir de un modo mu- cho mas poderoso. La ontologfa del lenguaje, al ser usada tena préctica del «coaching» ontoldgico, nos guta hacia el lugar en el que debemos busca: la fuente del sufrimiento ¥, por consiguiente, hacia lo que necesita ser transforma- do para aliviarlo. La ontologia del lenguaje no ofrece climinar el sufrimiento, ya que el sufrimiento es cons- titutive de la vida humana, Pero nos muestra que existe ‘mucho sufrimiento que podemos evitar una vez que ha ‘mos comprendido emo éste se genera en el lenguaje. En un campo relacionado, postulamos que la ontolo- ‘gia del lenguaje nos ofrece una poderosa herramienta [para lidiar con uno de los rasgos mas sobresalientes de nuestro tiempo: la crisis de sentido (de la vida) a la que hoy nos enfrentamos, Vivimosen un mundo posmoderno, ‘un mundo earacterizado por el agotamiento progresivo del poder de las metanarrativas, de esos discursos socia- les primordiales del pasado, a partir de los cuales confe- imos un sentido a nuestras vidas. Los seres humanos 6 estan siempre intentando darse un sentido a ellos y a su mundo. Esto representa una suerte de «pecado original», tuna condicién original que nace del hecho de que somes seres lingiisticos. No podemos vivir sin daznos un sen- tido a nosotros y al mundo. Durante siglos nos hemos apoyado en discursos s0- ciales fundamentales —sean religiosos, politicos, filos6: ficos, eteétera— para generar el sentido que necesitaba- mos para seguir Viviendo. Esos metarrelatos contestaban, las preguntas acerca de por qué la vida, nosotros y el mundo tenian un sentido, El debilitamiento de esos dis- cursos fundamentales y su creciente incapacidad para generar por si solos el sentido pleno de la vida que necesitamos, es un rasgo de nuestros tiempos. Este rasgo hist6rico, llamado la condicién posmoderna, nos deja en una recurrente crisis de sentido, donde las respuestas religiosas, politicas, flosoficas, etestera, del pasado no pueden darnos salidas tan efectivamente como lo hicie- ron alguna vez. Muchos de los males sociales de hoy han sido respuestas, frecuentementerespuestasdeses- peradas, al sentido del que carecemos ‘Una de las mayores contribuciones de la ontologia del lenguaje es la competencia que ofrece a as personas para inventar y regenerar un sentido en sus vidas. La ontologia del tenguaje nos confronta con el hecho de que no podemos esperar siempre que la vida genere, por si misma, ef sentido que requerimos para vivirla. Pero, simulténeamente, nos muestza cémo generamos sentido através del lenguaje: mediante la invencion permanente de relatos y mecliante la accién que nos permite transfor- mamos como personas y transformar nuestro mundo. La ‘ontologfa del lenguaje nos permite hacernos plenamente responsables de nuestras vidas. Nos permite clegir las acciones que nos levarén a convertiznos en aquel ser que hayamos escogido. Es un instrumento de importancia fundamental en el disefio de nuestras vidas, de nosotros y del mundo. Digamos, finalmente, que existe —en nuestra opi- ni6n—otra importante contribucidn de esta nueva com- 66 prensidn de los seres humanos. En el pasado, cuando Gramos moldeados por esas metanarrativas que daba- ‘mos por hechos, cuando pensdbamos que la verdad exis- tia y que estaba a nuestro alcance —cuando no la posefa- mos—, sucede que viviamosen guerra, matindonos unos, ‘otros, destruyendo nuestzo entorno natural, condici6n” de nuestra existencia. Hoy no podemos eludir el recono- cimiento de un lado oscuro en los supuestos asociados a la idea metafisica de racionalidad. En un mundo global, en un mundo como esel nuestro hoy en dia, en el que nos enfrentamos a la rapida disolu- cidn de la nacién-Estado, en el que todos los seres huma- nos de! planeta hemos devenido econémicamente interdependientes, y en el que hemos llegado a acumular tuna fuerza tan incretolemente destructiva, la aproxima- cin metatisica no nos permite, dentro de sus fronteras, relacionarnos los unos con los otros con respeto mutuo. Se necesita una nueva comprensién del ser humano si hemos de sobrevivir. Una comprensién que nos permita observar y aceptar nuestras diferencias, y diseftar mejo- tes vias para salvar esas mismas diferencias y vivir jun- tos. En la ontologia del lenguaje hay un espacio para la esperanza de que eso suceda Tal come hemos dicho al inicio, la ontologfa del len- ‘guaje no es sélo un desarrollo que nace tnicamente del, ferreno de Ins ideas. Ha habido importantes condiciones Iistéricas que han facilitado el surgimiento de las ideas que representan su centro te6rico. La emergencia de nuevas formas de comunicacion —que hemos llamado lenguaje electrénico— constituye, en nuestra opinion, tuna de esas fuerzas histéricas fundamentales que apa tan en esa direccién. Vemos, por lo tanto, a la ontologia del lenguaje capaz de llenar una necesidad hist6rica enel tratamiento de muchos de los asuntos que desafian al mundo de hoy (culturales, politicos, econémicos, indivi- duales, etestera) En este sentido, la ontologia del lenguaje es un buen, ejemplo del resultado de las condiciones de nuestros sistemas sociales actuales, asi como también representa 67 tun inmenso recurso para lidiar con las deficiencias de e508 sistemas y para contribuir asus necesarias transfor- maciones futuras. 68 CAPITULO 3: LOS ACTOS LINGUISTICOS BASICOS* ANTECEDENTES ‘Tal como lo hemos sefalado previamente, segdn nuestra concepcién tradicional, el lenguaje describe la realidad, Cuando digo, por ejemplo, «el martes hizo sol», 0 «éstaes tuna mesa de madera», o «mi computador tiene un disco duzo de 40 MB», estas frases se entienden normalmente ‘como descripeiones de las propiedades de diferentes ‘objetos (el martes pasado, esta mesa, mi computador). Cuando digo «lo siento» o «muchisimas gracias», estas Frases se entienden como descripciones de sentimientos. "Nuestro sentido comtin da por sentado que el lengua- je describe el estado de las cosas. Esta concepcién supone que la realidad ya est4 ah{ mucho antes que el lenguaje, ¥ lo que hace al lenguaje es simplemente describirla, hablar de» ella, Se supone que el papel del lenguaje es pasivo. El lenguaje siempre llega tarde, cuando la reali- dad ya se ha establecido, ya ha ocupado su propio lugar. Por lo tanto, primero viene la realidad, después el [en- guaje. El papel del lenguaje pareciera ser el de dar cuenta de lo existente Esta es una interpretacién muy antigua del lenguaje, cuyo origen se remonta a los antiguos griegos. Es tan vieja que normalmente olvidamos que se trata de una interpretacién. Adn més, legamos incluso a pensar que esta interpretacién es, en verdad, una descripcién de lo que es el lenguaje y, porlo tanto, una fel representacién de su propia «realidad». “Estoy egraderide al Ds. Fernando Flores y a Business Design [Associates propetarios de los derechos de autor de trabajos en los {Guess bans ent aeginento, por permitime geniimente hacer sroen hte Uo de Inrgesseclones de tles trabajos. 69 Esta interpretacion, tan largamente sostenida, hasido seriamente cuestionada desde la segunda mitad del pre- sente siglo con la aparicion de una rama de a filosofia llamada la filosofia del lenguaje y, muy particularmente, a partir de las conteibuciones tardias del flésofo austri co Ludwig Wittgenstein, La filosotfa del lenguaje pronto plante6 que cuando hablamos no solamente describimos una realidad exi tente; también actuamos. El lenguaje, se sostuvo, es ac: cidn, Tomemos un ejemplo, Cuando decimos a alguien Te felicitor, no estamos describiendo una felicitacién, {estamos realmente haciéndola. Estamos realmente ejecu- tando el acto de felicitar. Fl fildsofo briténico J.L. Austin fue el primero en destacar esta cualidad activa del len- guaje 0, empleando sus propias palabras, la naturaleza fejecutante> (‘performatibe’) del lenguaje. Se dio cuenta de que aun cuando describimos, estamos «haciendo» una descripcién y, por lo tanto, estamos actuando, Otro avance importante lo produjo el filésofo norte americano, John R. Searle, quien propuso—de una forma {quenos recuerda las indagaciones de los antiguos sofistas griegos y muy particularmente de Gorgias— lo que ll m6 una taxonomfa de los actos de habia. Segtin Searle, cuando hablamos, ejecutamos un mémero restringido ¥ especifico de acciones. Estas acciones las llamé «actos de habla», Nosotros los llamaremos actos lingiifsticos, ya que estos actos pueden también ejecutarse en forma no verbal Searle sostuvo que, sin importar el idioma que hable- mos, sea éste espafta, inglés o chino, siempre ejecutare- ‘mos el mismo niimero restringido y espectfico de actos lingisticos. Quiz4s no sepamos hablar chino, pero sabe- ‘mos, seguin Searle, que cuando los chinos hablan ejecu- tan el mismo tipo de acciones que hacen los mexicanos, los ingleses 0 los rusos. Todos los seres humanos, independientemente del idioma que hablamos, al hablar hacemos afirmaciones, hacemos declaraciones, hacemos peticiones, etostera. Estas acciones lingisticas son uni 70 versales, Las encontraremos en todos los idiomas, sea cual sea el lenguaje especifico que se hable. La proposi- cin de Searle reviste la mayor importancia, Ahora pode mos observar el lenguaje y distinguir las diferentes ac- clones que ejecutamos cuando nos comunicamos. Gracias a estas contribuciones —y a otras que no es del caso tratar aqui— una interpretacién generativa y activa del lenguaje ha progresivamente sustituido nues- tra vieja interpretacion pasiva del lenguaje que lo res- tringia a su cardcter descriptivo. LOS ACTOS LINGUISTICOS La presentacién de los diferentes actos lingiisticos que hharemos a continuacidn, simultaneamente se apoya, a la ‘ver que se aparta de la propuesta realizada por John R Searle. Insistimes, por lo tanto, en advertir que el trata- miento que haremas de los actos lingiifsticos no corres- ponde a aquél hecho por el filésofo norteamericano, sino (que representa wna elaboracién efectuada a partir de su. propuesta. ‘Afirmaciones y declaraciones Al observar el habla como accién, es més, conto una accidn que siempre establece un vinculo entre la palabra, por un lado, y el mundo, por el otro, cabe preguntarse lo Siguiente: cuando hablamos, zqué tiene primacia? ;E1 mundo o la palabra? En otras palabras, cudl de los dos la palabra o el mundo— conduce la accién? ,Cual podrlamos decir que «manda»? Estas preguntas tienen el maérito de llevarnos a establecer una importante distin cidn: a veces, al hablar, Ia palabra debe adecuarse al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecua a Ia palabra Cuando se trate del primer caso, cuando podamos sostener que Ia palabra debe adecuarse al mundo y que, por lo tanto, el mundo es el que conduce a la palabra, hablaremos de afirmaciones. Cuando suceda lo contra- rio, cuando podemos sefalar que la palabra modifica al mundo y que, por lo tanto, el mundo requiere adecuarse n lo dicho, hablaremos de declaraciones. Lo importante de esta distincién es que nos permite separar dos tipos de facciones diferentes que tienen lugar al hablar: dos actos lingiisticos distintos. Habiendo efectuado la distincién, ‘examinemosa continuacién cada uno de sus términos por separado. Las afismaciones corresponden al tipo de acto lingitstico gue normalmente llamamos descripciones. En efecto, ellas parecen descripciones. Se trata, sin embargo, de proposiciones acerca de nuestras observaciones. Cree ‘mos importante hacer esta aclaracién, ‘Tenemos el cuidado de no decir que las afirmaciones describen las cosas como son, yaque, como hemos postu- Jado, nunca sabemos cémo elias son realmente, Sabemos solamente cémo las observamos. Y dado que los seres, hhumanos comparten, por un Jado, una estructura biol6- sgica coméin y, por el otro, la tradicién de distinciones de su comunidad, les es posible compartir lo que observan. Cuando nuestra estructura biol6gica es diferente, ‘como sucede por ejemplo con los dalténicos, no podemos hacer las mismas observaciones. Lo que es rojo para uno puede ser verde para otro, zQuién tiene la raz6n? :Quien esté equivocado? :Quién esté mis cerca de la realidad? Estas preguntas no tienen respuesta. Sélo podemos decir que estos individuos tienen estructuras biol6gicas dife- entes. El rojo y el verde s6lo tienen sentido desde el punto de vista de nuestra capacidad sensorial como es- pecie para distinguir colores. Las distinciones entre el rojo y el verde solo nos hablan de nuestra capacidad de reaccién ante el medio extemno; no nos hablan de la realidad externa misma, Los seres humanos observamos segtin las distincio- res que poseamos. Sin la distincién mesa no puedo ob- servar una mesa, Puedo ver diferencias en color, forma, textura, eteétera, pero no una mesa. Los esquimales pue- den observar mas distinciones de blanco que nosotros. La diferencia que tenemos con ellos no es biolégica. n Nuestras tradiciones de distinciones son diferentes. Por Io tanto, la pregunta zCusntos tonos de blanco hay real- mente allf? séla tiene sentido en el’ contexto de una determinada tradicion de distinciones. De manera similar, no podemos hablar de martes, Madrid y sol sin las distinciones martes, Madrid y sol ‘Alguien que no tenga estas distinciones no puede afir- mar «Hizo sol el martes pasado en Madrid. ;Quién tiene razén? Quién est equivocado? {Quién esté més cerca Ge la realidad? :La persona que tiene las distinciones? {0 Ia persona que no las tiene? Estas preguntas s6lo tienen sentido para las personas que comparten el mismo con- junto de distinciones. Desde este punto de vista, es vali- do decir que vivimos en un mundo lingaistico. Las afir- ‘maciones se hacen siempre dentro de un «espacio de distinciones» ya establecido, Como los seres humanos podemos compartir 1o que observamos, suponemos que ésta es la forma como son realmente las cosas. Pensamos que, si lo que yo observo pareciera ser lo mismo que observa mi vecino, tendré que §er que las cosas son como ambos las observamos. Pero esta conclusién es obviamente discutible, Autque mi ecino y yo compartamos las mismas observaciones no podemos decir que observamos las cosas como realmen- te son. Solamente podemos coneluir que compartimos las mismas observaciones, que observamos lo mismo. ‘Nada més, La tinica deseripeién que hacemos es la de nuestra observacién, ne la descripcién de la realidad Sin embargo, baséndose en esta capacidad coman de observaci6n, los seres humanos pueden distinguir entre afirmaciones verdaderas o falsas. Esta es una de las distinciones mas importantes que podemos deducir cuan- do tratamos con afirmaciones. Es necesario advectir, sin embargo, que la distincién entre lo verdadero y lo falso s6lo tiene sentido al interior de un'determinado «espacio de distinciones» y, por lo tanto, sélo baj6 condiciones sociales ehist6ricas determi- nadas. Ella no alude a la «Verdad» (con mayidscula) en cuanto aprehensién del «ser» de las cosas. La distincién a entre lo verdadero y lo falso es una convencién social que hace posible la coexistencia en comunidad. ‘Una afirmaci6n verdadera es una proposicién para la cual podemes proporcionar un testigo. Un testigo es un miembro cualquiera de nuestra comunidad (con quienes compartimos las mismas distinciones) que, por estar en el mismo lugar en ese momento, puede coincidir con nuestras observaciones. Al decir «Hizo sol el martes pasado en Madrid, lamaremos verdadera acstaafirma- ign ai podemos demostrar que alguien, con quien tene- mos distinciones comunes, habiendo estado allf el mar- tes pasado, compartié Io que observamos, Las afirmaciones no s6lo pueden ser verdaderas, pue- den también ser falsas. Una afirmacién falsa es una pro- posicién sujeta a confirmacién, pero que cualquier testi Zo, cualquier persona que hubiese estado alld en esa ‘ocasién, podrfa refutar. Fl acto lingastico de decir «Llo- vvié el martes pasado en Ciudad de México» es una afir- ‘maci6n,a pesar de que este hecho pueda ser refutado por otros que hayan estado alld ese dia. Si es refutado, va a seguir siendo una afirmacién, pero falsa 'No todas las afirmaciones, sin embargo, pueden ser separadas en la préctica en verdaderas o falsas. Algunas veces no se pueden confirmar por no existir las condicio- nes necesarias para su corroboracién, Los pronésticos del tiempo constituyen buenos ejem- plos. Si alguien dice «Va a lover manana», hace una Afirmacién, Se trata de una proposicién que esté sujeta a confirmacién. Sin embargo, tendremos que esperarhasta mafiana para determinar si esa afirmacidn es verdadera 6 falsa, En el intertanto su calidad va a ser de indecisa. Por regla general, las afirmaciones acerca del futuro tienen Ia calidad de indecisas. Cuando hacemos afirmaciones acerca del pasado, puede ocurrir algo similar. Si decimos, por ejemplo, "Nevé en Bariloche el 10 de abril de 1415», ésta es una afirmacién. Tedricamente puede ser corroborada, Esmés, se sigue tratando de un tipo de proposicién en la que la palabra debe adecuarse al mundo y, porlo tanto, se trata ” de una afirmacién. En la practica, sin embargo, no vamos ‘a encontrar a nadie que haya estado presente allé en ese momento y no existen registros con observaciones de testigas. La calidad de esta afirmacion (si verdadera 0 falsa) también permaneceré indecisa. . Cada vez que ejecutamos un acto lingtifstico adquiri= mos un compromiso y debemos aceptar la responsabili- dad social de lo que decimos. El hablar nunca es un acto imocente, Cada acto lingiiistico se caracteriza por involu- crar compromisos sociales diferentes. En el caso de las afirmaciones, el compromise social guarda relacién con la necesidad de establecer de manera efectiva que la pala ‘bra cumple con la exigencia de adecuarse a las observa- clones que hacemos sobre el estado de mundo, Por lo tanto, cuando afirmamos algo nos comprome- temos con la veracidad de nuestras afirmaciones ante la ‘comunidad que nos escucha, Contraemos una responsabili- ddad social porsu veracidad, En otras palabras, nos compro- ‘metemos a la posibilidad de proporcionar un testigo que corrobore nuestras observaciones o, en su defecto, de cum plircon cualquier otro procedimiento que, enla comunidad ‘la que pertenecemos, se acepte como evidencia. > Cuando hacemos afirmaciones hablamos del estado de nuestro mundo y, por lo tanto, estamos hablando de un ‘mundo ya existente. Las aficmaciones tienen que ver con lo gue lamamos normaimente el mundo de los whechos» b) Declaraciones Muy diferente de las afirmaciones es aquel otro tipo de acto linglistico lamade declaracién. Cuando, hacemos declaraciones no hablamos acerca del mundo, genera ‘mos un nuevo mundo para nosotros. La palabra genera tuna realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra. Tomemos un clésico ejemplo histérico. Cuando un grupo de personas se zeunié en Filadelfia en julio de 1776 y, asumiendo la representacién de las 13 colonias ingle: sas en Norteamérica, dieron a conocer al mundo un texto que comenzaba diciendo: «Cuando en el curso de los 75 acontecimientos humanos, llega a ser necesario para un pueblo el disolver los vinculos politicos que lo conecta- Fan con otro ..»,ellosno estaban hablando «sobre» lo que sucedfa en el mando en esos momentos. Estaban creando tun nuevo mundo, un mundo que no existia antes de realizarse a Declaracién de Independencia de los Esta~ dos Unidos de Norteamérica. Las declaraciones no sdlo suceden en momentos muy. ‘especiales de la historia. Las encontramos en todas par: tes a lo largo de nuestra vida. Cuando el juez dice «iIno- centeln; cuando el dzbitro dice «{Fuerals; cuando el ofi- cial dice «Los declaro marido y mujer»; cuando decimos en nuestra casa «Es hora de cenar»; cuando alguien crea tuna nueva compailia; cuando un jefe contrata 0 despide a alguien; cuando un profesor dice «Aprobado»; cuando tuna madre dice a su nifio «Ahora puedes ver televisiGn», fen todas estas situaciones se estan haciendo declaracio- nes, Y en todos estos casos, el mundo es diferente des- pués de la declaracién, La accién de hacer una declara: ign genera una nueva realidad. En cada uno de estos casos, la palabra transforma al mundo, Una vez que una declaracion fue hecha, las cosas dejan de ser como eran antes. En cada una de estas, instancias, el mundo se rearticula en funcién del poder de Ia palabra. Cada una de ellas, es un ejemplo de la capacidad generativa del lenguaje. Se trata de situacio- nes concretas en as que podemos reconocer las limitaciones de nuestra concepcién tradicional, que concibe al lenguaje ‘como un instrumento fundamentalmente pasivo. Las declaraciones nos acercan a lo que coménmente asociamos con el poder de los dioses. Son la expresién iis clara del poder de la palabra, de que aguello que se se transforma en realidad; que la realidad se transfor~ ma siguiendo la voluntad de quien habla. Noes extrafo, por Totanto, constatar eémo, en nuestra tradicién judeo-cristia~ nna, se adstiene que en el inicio sélo exista la palabra y que fue precisamente la palabra, como nos lo relata el Genesis, la que crea el mundo a través de sucesivas declaraciones. «Hlagase la luz», declard Dios, y a luz se hizo. 76 ‘Las declaraciones no estén relacionadas con nuestras capacidades compartidas de observacién, como aconte- Gta con las afirmaciones. Estén relacionadas con el po- der. Sélo generamos tun mundo diferente a través de ‘nuestras declaraciones si tenemos la capacidad de hacer- fas cumplir. Esta capacidad puede provenir de a fuerza” o habernos sido otorgada como autoridad. La fuerza nos bliga a inclinarnos ante una declaraci6n y acatarla por {que queremos evitar el riesgo de desintegracién. La au- toridad es el poder que nosotros o la comunidad otorga a clertas personas para hacer declaraciones vélidas. Ambas, la fuerza y Ia autoridad, son expresiones de poder. ‘Volvatnos a nuestro primer ejemplo, Ia Declaracion, de Independencia de los Estados Unidos. Cuando los, ingleses supieron de ella, evidentemente no la aceptaron de inmediato. Para ellos ésa no era una declaracién vsli- da sino un acto de arrogancia de algunos de los stibditos de la Corona, Y asf se los hizo saber el rey Jorge III. Sin embargo, como lahistoriaha demostrado, los ingleses no tuvieron suficiente poder para oponerse a esa declara- cidn y, al final, tavieron que aceptarla, Esta declaracién tuvo vigencia porque aquellos que la hicieron tuvigron el poder de asegurar su cumplimiento y validez. El caso de un oficial que celebra un matrimonio es diferente, En este cago, hemos otorgado a un funcionario Ja autoridad para hacer la declaraci6n. Si alguien sin autoridad dijera «Los declaro marido y mujer» no toma: Hamos en serio lo que esa persona dice. El mundo no cambiarfa después de esa declaracién. Sin embargo, el ‘mundo no pezmanece el mismo de antes —no para Ia pareja que se esté casando ni para la comunidad en la cual §¢ efecttia el matrimonio — cuando la declaraciGn es hecha ‘por un oficial investido'de la autoridad para hacerla ‘Las declaraciones no son verdaderas 0 falsas, como lo eran lasafirmaciones. Ellas son vslidas o invalidas segiin tl poder dela persona que las hace. Esta es una distineién fundamental cuando nos ocupamos de las declaraciones, ‘Una declaracién implica una clase diferente de com: promiso del de las afitmaciones. Cuando declaramos 7 algo nos comprometemos a comportarnos consistente: mente con lanueva ealidad quehemos declarado. Eloficial {que celebrs la ceremonia por ejemplo, no puede decir mas tarde que realmente no queria decir lo que deciaré,sinsufrir Jas consecuencias de un actuar inconsistente. ‘Cuando hacemos una declazacién tambign nos com: prometemos por la validez de nuestra declaracién. Esto significa que sostenemos tener la autoridad para hacer tal declaracién y que ella fue hecha de acuerdo a normas socialmente aceptadas, La autoridad esta generalmente limitada a nozmas sociales espectficas. La persor se le otorgé autoridad para hacer una determinada de- claraci6n debe, comanmente, cumplir con ciertos requi- sitos para poder hacerla. Un jurado, por ejemplo, tiene la autoridad para declarar un veredicto de inocencia, pero para hacerlo debe cumplir con normas sociales clara- mente establecidas, © Algunas declaracionés fundamentales en la vida Hemos dicho que para hacer determinadas declaraci net es necesario tener la debida autoridad. Sin que tal autoridad haya sido concedida, estas declaraciones no tienen validez y, por lo tanto, no tienen tampoco eficacia Sin embargo, hay un vasto rango de declaraciones que no requieren de una concesién social de autoridad, sino que estan asociadas ala propia dignidad de la persona humana, ‘Asi como el dignatario, por ocupar una posicién de autoridad, tiene el poder para efectuar determinadas declaraciones que la sociedad reserva s6lo para algunos, de la misma forma, toda persona humana tiene el poder de efectuar determinadas declaraciones en el émbito de la propia vida personal y en cuanto ejerza tal poder asienta su dignidad como persona. Una sociedad de hombres y mujeres libres es precisamente aquella s dad que reconoce y sanciona socialmente los derechos que guardan relaciGn con la dignidad de 1a perso Jhumana, Blo se relaciona directamente con el reconoci- miento de que el individuo, por el simple hecho de serlo, tiene autoridad para efectuar determinadas declaraciones. 78 A continuacin vamos a referienos a un conjunto de declaraciones que pertenecen a este ambito de autoridad ‘personal. Nos restringiremos s6lo a seis, conscientes de que podrfamos afiadir varias més. La declaracién del «No» El decir «No» os una de Ins declaraciones mas importan- tes que un individuo puede hacer. A través de ela asien- ta tanto suautonomnfa como sa legitimidad como persona J por lo tanto, es In declaracion en Ia que, en mayor Zrado, comprometemos nuestra dignided: En cuanto in Eividuos, tenemos, podemos arrogarnos el derecho de hho aceptar el estado de cosas que enfrentemos y las Gemantas que otros puedan hacernos. Este es un dere- ho inalienable que nadie puede arsebatarnos. En mu- Chas ocasiones, sin embargo, el precio de decir que no es sltoy depends nuevamente de cada tino pagatlo o.n0. Pero, aunque el precio sea alto, comno indivicues pode- mos seguir sjercendo nuestro poder de decir que no. Muchos de nuestros héroes, machos de nuestros santos, son personas a las que admiramos porque estuviezon dispuestos a pagar con sus vidas el ejercicio. de este derecho. Existen dos importantes insitucfones sociales que descansan en el reconocimiento social del derecho de los {ndividuos a decir que no: la democracia y el mercado, ‘Ambas descansa en el derecho del individu a escoger y todo derecho escogerse sustenta, en dtimo termi,

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