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Contina
ste dej entonces caer, como por
casualidad, una cereza. Toms la recogi
como si hubiera sido oro y se la ech a la
boca. Algunos pasos ms adelante, dej el
padre caer otra cereza. Toms la recogi
con la misma avidez. Y as continu has
que hubo recogido todas las cerezas.
Cuando se hubo comido la ltima,
el padre, se volvi hacia l y le dijo:
-Si te hubieras agachado una vez para
recoger la herradura, no habras tenido
que agacharte cien veces para recoger las
cerezas.
a
:ederico era un nio muy miedoso. na
noche lo mand su padre a casa del vecino. a luna
alumbraba mucho. Cuando entr al callejn, :ederico
vio parado delante de s un hombre negro y grande.
leno de susto, salt el nio a un lado. Pero
el hombre negro tambin dio un salto y se puso ms
pequeo. :ederico grit espantado y se volvi
corriendo a su casa. l hombre corri tambin detrs
de l, agrandndose al mismo tiempo como por
encanto.
A los gritos sali el padre y encontr al nio
tendido en el suelo y medio muerto de susto. Despus
de un momento, :ederico cont llorando que un
hombre negro lo persegua.
Al or esto, el padre tom al nio de la mano,
lo llev delante de la casa y le hizo ver que el hombre
negro slo haba sido su propia sombra. :ederico se
puso colorado de vergenza y prometi no ser ms
miedoso.
ara encontr un da en el patio de
su casa un huevo. lena de alegra corri a
decir a su madre: ire, mam, el huevo que
me he encontrado.
a madre contest: ste huevo no te
pertenece a ti, sino a la vecina. Seguramente
ha volado una de sus gallinas a nuestro patio
y ha puesto all el huevo. s necesario que lo
devuelvas.
Contina
Oscar volvi muy enojado y le dio un
empujn. a niita cay sobre una piedra y qued sin
sentido. Oscar, muy asustado, la levant y la llev a
su madre. sta, al ver a la nia sin sentido y muy
plida, grit espantada: a nia est muerta. Y
entonces todos se pusieron a llorar y a lamentarse.
uego, lleg la doctora y dijo: a nia no
est muerta, pero est muy enferma y es difcil que
viva. ientras la madre haca los remedios
ordenados por la doctora, Oscar se retir
avergonzado a un rincn del cuarto. l muchacho
lloraba amargamente y senta el mayor
arrepentimiento..
Por fin la niita san, Oscar confes su mala
accin, y dijo a su madre: He pasado el susto ms
grande de mi vida, pues me pareca que mi
hermanita no sanara. unca ms volver a ser
rabioso; nunca ms volver a maltratar a mis
hermanitos.
V