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Seccién: Humanidades Friedrich Nietzsche: Crepiisculo de Jos idolos 0 Cémo se filosofa con el martillo Introduccién, traduccién y notas de Andrés Sénchez Pascual El Libro de Bolsillo Alianza Editorial Madrid Titulo original: Gorzen-Dummerur oder Ie man mit dent Hammer philosophirt Primer icon a Lio de Rao 197 xu temps em A Li de lon, 1989 Di be tadusion: Anos Sinai Pascua Aas Ean, 8 4M 1781976, 19, 19 UNI PRE PORE, FR, TOK SRN BUSI L6TN Paps faba oe San. 5. Tens et Ate Grae Ih, S.A Matte Hermans. BL 28019 Masi Introduecién Genesis de Crepiisculo de Ios idolos Tras la publicacién de Mis alli del bien y del mal * en 1886, 9 mientras corregta las pruebas de La gencalo- gia de la moral *, a finales del verano de 1887, Nietz sche tomb la decisiin de «no imprimir ninguia cosa mas durante una serie de aitory. Pensaba dedicarse a claborar su proyectale obra La voluntad de poder, a dar, por fin, una exposiciin detallada de su filosofia A Nietzsche le quedaba, en aguel momento, poco més de un aio de vida ticids Sin embargo, pese # sus propésitos, en este siltimo sito Nietzsche dio a la imprenta 0 devs preparadas pare su impresion nade rienos que seis obras, @ saber: El caso +P. Nicwsche, Mae allé det hiew » dol mal. Instoduccign, sr daccién y aoias de Andrés Sinche2 Pascual. El Libre de Balsillo, ivimero 46 Agnes Edita, Madd, 1972 F. Nictsche, La seneclogia de le moral Untroduccisn, tra diuccién y tase Andes Stnches Pacoal, Fi Libr de Ballo, ‘ndmero 356, Alianza Editorial, Modtid, 1972 7 8 Andtés Séncher Pascual ‘Wagner, Creptisculo de los {dolos, El Anticristo, Ecce homo, Ditirambos de Dioniso y Nietzsche contra Wagner. EL afin de publicar obras adquiere en los iltimos meses de lucidex de Nietzsche tal precipitacion, tal urgencia, que el espectador atento queda angustiado. ¢Qué habia ‘ocurrido en la vida y en el pensamiento de Nietzsche pera que apareciese ese giro tan radical? En el silencio que Nietzsche se habia autoimpuesto, equé representan esos gritos que son los libros mencionados? Como veremos: a autodestruccién de sus planes literarios. La decision de Nietzsche de recluirse dentro de st parecta firme, y tras las experiencias sufridas en los ‘ltimos tiempos, estaba bien fundada. Nietzsche lo ex- Dlica del modo siguiente, en una carta escrita a su ami- 130 F, Overbeck desde Sils-Maria ef 30 de agosto de 1887: ‘Oued amin: estado del venta de Ms es muy ins svc ran ah ht eo ogee beh isp nt en Hs hn eras iin ceplars evita y dene Sit ie warae ae ii hd famenabeyTiceoes, ie" ton ae To de devo Aes iy a: di any hr nd, po enn del fala ‘devi sg deepest Some Se fechas ral le Toe wen de mt Pa igen a eae SiS gle pS Rare onc ie Pee ee forma de tres tratados, el problema del mencionado libro. Con tls exc babe gad aft es stare a hoe ae proses ge Ie ecubtian Se mena hee So ee ie hie me title dy ty Ee sleminer Sethe ioe Deke ht So a meg ef ER onan Heaton al ne El estado fisico de Nietzsche podria ba lar ls postildad de realizar exa taren Pocon da cree de la carta mencionada, y antes de que Nietesche par. tiera para Venecia, recibe la visita de su viejo amigo Pou! Deussen. Este ba dejado de esa visita un documer, Tntroduceiéa 9 to vivtsimo; por no baberse traducido nunca al caste- Mano, y porque nos ofrece un espléndido retrato del Nietasche que se dispone a afrontar el que serd iltimo fio de su vida, belo aqui: a catia simpatia de que mi amigo me habs dado contnoas vhs, indus cuando invests amines se disancaren “ant, “Te cada verte hiiese mis ivo en mi el deseo Ge wovet 2 er por fin ung ver cars cara sl hombre que, pest s allase leno, mantenia Una actividad incanabl, progreando sempre Yicuando en e!exaso de 1881 cmprendl con mi muier wn vine Por el Tus Suiza Tan, Grea 5 Targa, el hacer un vita H'etemits de SirMara foe para’ ml una cueion itis, ie Dacienemente aguardaba al cta, anvnciada wis, dodaba Een reliaciony slo qued6 tangulo cusndo nesta matte, finds late, legato asus mano como prends de garanae Es"ing hemos mibnn la, oedeir Je Charente tov mi mujer y 3o por el pucto de Mali, y promt creo ine nose Sip Miia, donde con el corasin paptante, Me ncé al eneventro del ago ¥, profundamente eorov, To trac tas caosce aoe de sepstacin, “Pero aye combon ablen feonreigo en di orome ce tiempo! La acitod oreo, favo cline la fuide pales de oo tempo no existan Ps Fein arnstrine con fialad © Incinandece un poco hac in Iido, ‘com bastante feeuencin Su paiva se vole torpe y 30 fort Aca no tenia tapoco sf buen dis, «Querido amgon, Sijo con tclncoi, mientras senlaba asi signae ner got funtan, cpart poder concener mis Pemsamienton he de tent Ln Geo ul por encima de min, Lucgo no lea «son Togas Predict. Reensdoespsisimente-un parje cubient de het, ado jnte'a un abso, encina de'un arroyo de montafa que fusabe tugiendo en fo hondo: +Aqus, dy ces. donde mas ne foe estar timbado y donde tengo is melore ponsamientons ovr nor homer slberaado en cf modesto hotel Ze Alpen tome en el que Nicusthe sla toma samme, consistent de Srinario conn sencilla chotets 0 io’ preide All non ret SEpow por une hort pare desanars“Apenshablatunperido Ein ngcro ani veld ae junio’ ta poeta, se inom, toe dalcade preccopscon, dest ain exibant canton, HOG Recipes segue habia Senido. demasiado promo, y oes Cos for el elo, Mencigna exo porgue tal peocopacon ¥ tl hn ‘exaperaas no haian ado: antes cn corespondencia con cttgrite de Niewsthe, ye pareseron signfcatias de 80 swt en & tres minutos de Ia exrretera; Nietzsche lo habia alguilado du ante la temporada por us fianco diario. El mobiliaio era de lo 10 Andes Siochex Pascual tis secilo que quepa magna, A un Indo estban sus Hbsos, Si es cio ich Ral pr nt desde snp, ep went hn ete mes, scbre qos faba utara de eat, cscaran de mann se detec cer conten sprees an scious con Is ota puri al fasta cabar en la tamay adn no arreglads, Todo ello indica un sur tegewe: yoy hosspl stpoc a pan por fod, Nex TSuchumos por lo ane,y Nictache n'scompaf asta Te inv alde,'una ora valle aaj, Aq fbi une wer mde ice combats prsagie soe, por despa, iban'« compline Tomo” Caan he desfcis ftps en fr io, com ‘que yo no habia observado nunca antes en <1, No voleria a’ verle Gost anal Nietesche, sin embargo, no se arredra ante su deca dence fice. Tene entoncer cuarenta'y tes 4805, est dispuesto a completar la obra de su vida. Parte para Venecia: va después a Niza, donde pasa todo el invier- no: a principios de abril de 1888 marcha a Turin; por fun, a vamiencos de junio, sube, como todos los afos, a Sale Mara Ta canta de estos mecee meses reiten in Ios, some “he toy melanciico...» (desde Niza, 20 de ws quiero silenciar que toda esta sah hy ste vis en foram Har itec'"y" pat formar fates sus ‘ltimgs excectenrs ‘oniia ios me ig, nas Wa © iol ay snr oe int ye Se tein“ wo cre py gpl Sina be peed ant cael nah © ee Soe Sa aired Bat na be in Sn fait eo in ce de Nae Be Py tengo lista la primers redaccion de mi Ensayo de una transvalo 10 econ, ws oa eae oe tga ion‘. Det Sao ne at iGo Nb" ro) on loo oe tte sp dete cg tem, NO cyl yh he SRC Een Se lee Te Shea ep “npr ear ut hc lt ala cmon ck Oke Mia See fe treo ero dene ls mata has noche pegs * Pal Deasen, Exnerngen a Trcic Niece (Recor dos de F, Niewsche}, Leipzig, 1901, pp. 91 y ss. i Introduecién uw panfleto sobre misca ocupa mis dedos —...» (desde Turin, 20 de Poti trabajo constantemente, mas que durante todo el invierno Nia desde Turin, 1 de mavo)s «quetido amigo, perdneme crea cara tal ver demasiado jovial; pero después de haber estado Git cas din “rangvalorando valores!'y haber tenido,motivos para cat oug’ serio, hay ona cierta fatalidad © inevitabilidad de, ser Sova.” Mds‘o.menos’como en un enter...» (desde Turin, 17 de say. El resultado de estos meses de trabajo intenso son los espléndidos cuadernos de apuntes que hoy Ilevan en Weimar las signaturas W IL 1, W 11 2, W 113, W Il 4, WIL 5 y WII 6. Con todo este material y con otro procedenie de ais anteriores Nietzsche arriba a Sils Maria cl 6 de junio de 1888. Va a afrontar la. prueba decisiva de su carrera literaria: 1a de saber si puede “dominar» 12 inmensa cantidad de apuntes de que dis. pone. Nietzsche mismo dird mas tarde que este verano Eontenia para él una gran misi6n, completamente precisa Y determinada. Por lo. pronto, a poco de llegar a Sils-Maria decide ef 26 de junio, publicar El caso Wagner, escrito en Tu durante la primavera. Envia el manuscrito a la imprem Ya, remite luego varias adiciones, pide otra vez el ma- imuscrito para recopilarlo en limpio, y sigue mandando muevos afadidos, basta ol 24 de agosto. Pero todo esto no es, més. que. wna adistraccién». El trabajo principal: la elaboracion de La voluntad de poder, sigue su curso. La lucha interna de Nietzsche fue, sin duda, desespe- rada, aunque bacia fuera no se deja sentir. Tan solo Gleuna carta habla de dificultades, como la siguiente, ‘serita a su amiga Meta von Salis, el 22 de agosto: Estimada seforta: tenemos aquf un tiempo igual que el de Ie afana on que usted se march6— por vez primera desde entonces fdoes, Dor mi parte me distaigo de la misma inte- “gue me he distrido con tanta frecuencia este Tigente. mane AESSho, ca ia Iucha con Tos «espirtus de Ja naturaleza» — con YEeEhlo un poco con usted. A todo esto, tengo, detante de mf Ute bro (Se tata de La geneaogla de la moral; Nietzsche pi Gee Nia von Salis que le enviase el ejemplar que ella posein, eis no enfa ninguno # mano). Nunca antes me be visto atav Beep dignamente casi como Un clisicos. La primera ojcada a Andrés Sénchez Pascual Al mismo me Ia proporcionaks una sorpresa; he deseubietto. un Lasgo prélogo nla senculapis, cuya exttencia habla olvidado, En el fondo no tenia en Ta mica nus se el alo de Tos tres tratados: ef resto, ex desir. el voted, se me habla ido de Ta cabeza, sto es concecucin i lena actividad mental extrema, gue ha lenado este invierno y esta primavera, y"que, por asl de: ilo, habia levantado un mmuro cm mio. Abora el Horo yuelve a revivir delante demi y, al misino tiompo, el estado del’ par Sado verano, del cual sup, Problema extremadamente dfciles, ppara los cuales no habia arin un lenguaje, una terminologia: pero €n aguel tempo tuve que encontzarme en ui estado de inspiraién fast ininterrumpida, de tal modo que este escrito transcurre como ie cog mis atral del mundo. No see nota ing. afer 20,——EL estilo es. vehemente y excitante, y, con 10d, cOpioso fen finestes; y dtl y leno de colorido, unk prosa como Yo 00 Is habia eterito en realidad hasta entonces, Cieramente, el gran ction Spieler dice que, desde que ha leido ese escrito mio, ha ‘baronet as perineal como cron ‘comparacién con el tltimo verano, el cual me permitis se- rejante improvisacion sobte nos temas horribles, exte verano parece, en verdad, ehaberse ido al agua». Esto me duele extre crdinariamente: pues de la primavera, que por ver primera mar hd bien, yo. trajeagul arriba més fuerea inclaso. que el aio pasado, Ttambin ‘sabe flo’ prepeado para una aes, grande y completamente determinada. El epantletow contra Woenet (del cual dicho Sea entre nosotror, estoy orgulloso} correspon de, en todo lo esencial, a Turin, y fue propiamente esa recrea idm sutdaia, Sptina,'que uno’ podia perme en tedio de Enntze las peculieidades de este verano esté ef absurdo insom- aio. También hoy, como ayer, como anteayer, he estado reflex ‘nando desde las dos de la madrugada...s las Cuatro tomo cacao. Nietzsche traza plano tras plano de su obra. Todos le resultan deficientes. Cuando en Crepiisculo de los fdolos dice (véase, mds adelante, p. 31): «¢Puede un asno ser trégico? — ¢Sucumbir bajo un peso que no se puede ni Mevar ni arrojar?... El caso del fildsofon, ¢no ‘estaria pensando en si mismo? Por lo que puede saberse, Ja lucha debié de tener su punto culminanie el dia 26 de agosto. Ese dia trazé el sltimo plano de La voluntad de poder, que dice asi: Eshoro de plan para La voluntad de poder Tntroduccién B Ensayo de una transvaloracion de todos los valores = Sils Maria “time domingo del mes de agosto de 1888 108. —Colacacién de ta primera piedra del problema sro manueno: «Qué er ls verdad?» Capitulo primero. Pscoloya dl exer. ee rnd Valor des verdad y del ero. Cee ee a olontad de verdad (sto josticada en el wale ue dice sf ala via) nmto secuxo: Procedencia de los valores Capteto primero. Los metaisios, Cita Segundo, Lon homsines religion Shia ifr’ Los beens y Tos jorores, inno texcexo: Lucha de los valores Capitulo primero. Pepsaenos sobre el xsianismo s — Una cuslosidad que Gerscort ine comune yu eb aidg rgho, Gxt do testigo de ‘tna, fuviona explosn de robin de Wagner contra Bizet, cuando Minnie Have etaba en Nipoles cantando Carmen. Sobre si se, de que’ Wages tog pte, eo, rai malicla en cierto lugar capital sera advetida con mucha ma gor agua. Por lo danas, Gerdeil pe pone en guts oo ie Fg pn, wianran, Tinh nse tao, {ony unt aicn ms conta Wagers NO Oe Este pequeito manojo de cartas, en las que Nietzsche comenta e interpreta su propio escrito, deja clara la im- portancia que su autor le concedia coma «resumen de sus heteradoxies filosdficas esenciales». Tres. dias después de escrita la iltins, ct 30 de septiembre, Nietasche concluye El Anticristo, y ese mismo dia redacta el pré- logo definitive a Crepiisculo de los idolos, que el lec- tor encontraré mis adelante. Las pruebas del tltimo capitulo le fucron enviadas a Nietzsche ef dia 24 de ectubre. La correcciin de prucbas termina a. principios de noviembre. Y el 25 de exe mismo mes Nietzsche tiene en su poder os prineros ejemplares de ta obra. Seré el tltimo de sus escritos que legue a sus manos mientras atin conserva licida La consciencia. Fl libro se puso @ Ja venta en ef mes de enero de 1889, cuando la carrera de que este escrito constituye el primer paso: la ca- Introduecia et rrora que tensé el arco de su mente basta hacerlo saltar, abia concluido. El contenido de esta obra Ya ef titulo del libro es, como el misnio Nietzsche le indica a P. Gast en una de las cartas antes citedas, una ironia contra Wagner. Esto resulta especialmente per- ceptible en alemén, La Gétzendimmerang nietzscheana (contrapuesta a la wagneriana Gitterdimmerung [ere- piisculo de [os dioses}) tuvo que producir un sonido chirriante en los oidos de los seguidores de Wagner. ‘4 partir, pues, del mismo titulo, y tras la definicion de fdolo, giie aparece ya en el prélogo *, empieza la «gran declaracién de guerrav, como Nietzsche la denomine. Un primer apartado nos ofrece cuarenta y cuatro bre ves afarismos, que cuentan exire los mds bcillantes ¢ in- seniosos de toda la obra nictzscheana. Nietzsche ejercita Su arco y su punteria, Las «flechasn dan, una tras otra, en la diana: la mujer, el Reich alemén, ef fildsofo, la mora, el arte, la ciencia: todos quedan tocados. Esta pri- ‘mera parte culmina en el prodigioso aforismo que dice. ‘ Sa fuerza. — Una transvaloracién? de todos os valores, ese signo de interrogacidn tan negro, tan enorme, que arroja sombras sobre quien Jo coloca — se- tnejante taren, que ¢s un destino, compele en todo ins. inte a correr hacia et sol, a arrojar de si una seriedad prravosa, que se ha vuelto demasiado gravosa. Todo me- tlio es bueno para esto, todo «caso» es un caso afor- tunado*, Ante todo, fa guerre, Ta guerra ha sido siem- pre la gran listeza ‘de todos fos espiritus que se han vuelto demasiado interiores, demasiado profundos; in- cluso en Ia herida contimia habiendo una fuerza cvrativa Vina sentencia, cuyo lugar de origen yo mantengo oculto «la cutiosidad docta, viene siendo desde hace largo tiem- pp mi divisa: 8 Andrés Sinchez Pascual {se cecen fos Animes, se fortalee Ta focrea con ta herida} tra curacién, a veces incluso més apetecida por mi, es ausculter a los idolos’... Hay més idolos que reali- dades en el mundo: este €5 mi mal de ojo» pata este mundo, este es también mi «mal de oidov®.... Hacer aqui alguna vez preguntas con el martllo’, y oie acaso, como respuesta, aquel famoso sonido a hueco que habla de entrafas Hlenas de aire — qué delicia para quien tiene todavia orejas por detrés de las orejas,— para mi, viejo sicélogo y cazador de ratas, ante el cual tiene que dejar oir 4 sonido cabalmente aquello que qutsiapermanecer en silencio. También este escrito — el titulo® Jo delata —es ante todo un espatcimiento, un rincén soleado, una escepeda a Ia ociosidad de un’ psieslogo’. ¢Acaso también una nueva guetta? gY son auscultados nuevos idolos?... Este pequefio escrito es una gran declaracién de guerra; y en Jo que se refiere a la auscultacién de los fdolos, esta vez no son idolos de nuestro tiempo, sino idolos efernos los ‘que agut son tocados con el martllo como con un dis pasén,—no hay en absolute idolos mis viejos, més, convencidos, mis Henos de aire yu éstos... Tampoco més Inuecos... Esto no impide que scan los més creidos; tam- poco se dice en modo alguno idolos, sobre todo en el ‘caso. més aristocritico. Turin, 30 de septiembre de 18, dia en el cual cl primer libro de Lx Transoaorocitin Ge todos los ares ™ spoek termina. Fricpricn Nierzscur, Sentencias y flechas 1 La ociosidad es el comienzo de toda psicologte. @Cimo?,, éseria la psicologia un — vicio? " 2 ‘Aun el més animoso de nosotros slo raras veces tiene ‘inimos para lo que él propiamente sabe™... 3 ara vivir solo hay que set un animal o un dios — dice Aristoteles ®. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas — un Fil5s0f0... 4 «Toda verdad es simple.» — 2No es esto una mentica sluplicada? #— 2 30 Friedrich Nietashe 5 ‘Muchas cosas, quede dicho de una vez por todas, quie- 0 10 sabetls. Ta sabilavia mute Hates tambien 4 conocimiento, 6 En nuestra propia naturaleza salvaje es donde mejot nos tesarcimos dle nuestza no-naturaleza, de nuestra €° piritualidad ®. 7 2Cémo?, ges el hombre silo un desacierto de Dios? 20 Dios silo un desacierto del hombre? — 8 De ta escuela de guerra de ta vide. —Lo que no me mata me hace mis fuerte ®, 9 Aytidate a ti misino: entonces te ayudarén ademas todos. Principio [Princip] del amor al pr6jimo, 10 No cometamos una cobardia con muesteas accfones! ino las dlejemos en la estacads después de hechas! — Fl remordimicnto de coociencia es indecoroso”, Crepiseulo de los idolos 3 u Puede un asno ser trigico? — eSucumbir bajo un peso que no se puede ni Hevar ni arrojar?... El caso del {il6sofo. 12 Cuando uno tiene su propio ¢por gig? de la vida se aviene a casi todo gedvi0? — El ser humano no aspira a la felicidad; slo el inglés hace eso. 2B EL vara ha creado a Ja mujer— gpero de qué? De wna costilla de su Dios, —de su «ideal» ™ cy 4Céimo?, gandas buscando?, ¢te gustaria decuplicarte, centuplicarte?, gandas buscando adeptos? — ;Busca 15 os hombres péstumos — yo, por ejemplo® — son reor comprendidos que los tempestivos ®, pero mejor tides. Dicho con més rigor: no somos comprendidos nfs —y de abi nuestra avtoridad... 16 Vurre mujeres. —«zLa verdad? jOh, usted no cono- te la verdad! gNo es ella un atentado a todos nuestros pudeurs [padores}? ®»— 32 Triedtich Nietasche 7 Ese es un artista como a mi me gusta, modesto en sus necesidades: propiamente quiere s6lo dos cosas, su pan y su arte,—panem et Circen® [pan y Circel.-. 18 Quien no sabe introducir su voluntad en Jas cosas, in troduce en ellas al menos un sentido: es decir, cree que hay ya alli dentro una voluntad (principio de la «fen). 19 eCémo?, evosotros habéis elegido la verdad y el pecho alzado, y ala vez mirsis de reojo hacia las ventajas de los hombres sin escripulos? — Mas con la virtud se renuncia a Tas aventajas»... (en Ja puerta de Ia casa de un an- tisemita) 20 La mujer perfecta incurte en la literatura de Ja misma manera que incurre en un pecado pequefio: por probar, de pasada, mirando alrededor pot si alguien lo nota y para que alguien lo note... 24 Exponerse slo a aquellas situaciones en las que no es Ifito tener virtudes aparentes, en Tas que, antes bien, Jo mismo que cl volatinero sobre su cuerda, uno o bien, cae o bien se tiene en pie—o bien escapa™... Crepisculo de lon {dolos » 22 «Los hombres malvados no tienen cantiones.» — 4Cmo es que Ios rusos las tienen? * 23 «Espiritu alemn»: desde hace dieciocho afios™, una contradictio in adjecto [contradiecién en los términos). 24 A fuerza de andar buscando los comienzos se convierte uno en un cangrejo. El historiador mira hacia atrés; al final cree también hacia atrés, 25 I sentirse contento protege incluso del resfriado, ¢Se Jw resfriado alguna vez una mujer que se supiese bien vestida? — Supongo el caso de que apenas estuviera ves- tila, 26 Yo desconfio de todos los sistemiiticos y me aparto de camino, La voluntad de sistema es una falta de ho- nested ®. a considera profanda a ta mujer — epor qué?, pore cu ella jamés se Mega al fondo, La mujer no es ni si apucta superficial eteene 2 o Friedrich Nietzsche 28 Cuando Ia mujer tiene virtudes masculinas es para sa- liz cortiendo; y cuando no tiene virtudes masculinas es ella misma la que sale corriendo. 29 <;Cusinto tenfa que remorder Ia conciencia en otro tiempo! ;gué buenos dientes tenia! — g¥ hoy?, equé es lo que falta?» —Pregunta de un dentista, 30 Raras veces se incurre en una sola precipitaci6n, En le primera se va siempre demasiado Icjos. Justo por ello se Suele incurrir Iuego en una segunda—y esta ver * queda uno demasiado corto... at EI gusano pisado se enrosca®. Esto es inteligente, Co! ello reduce la probabilidad de ser pisado de nuevo. En € Tenguaje de la moral: humildad. — 32 Exist un odio la mentira y aa simolacé a6 de un concepto irritable del honor; existe un odio $5 Jar nacido de Ia cobardia, en cuanto que la mentite , a la felicidad... Tener we combatit los instintos— ésa es la férmula de la Mécudence: mientras Ia vida asciende es felicidad igual f nstinto, — 12 aLlegé a comprender esto él, el més inteligente ile textos los que se han engafiado a’ si mismos? zAcabs wr decitse esto, en la sabiduria de su valor para la muer- e? .. Sécrates queria motit; —no Atenas, é! fue quien a lin la copa de veneno, él for2é a Atenas a darsela sWerates no es un médico, se dijo en vor baja a sf mis. ‘wo: sinicamente la muerte es aqui un médico... Sécrates twine habia estado tinicamente enfermo durante largo Mernpes om La «razén» en Ia filosofia 1 éMe pregunta usted qué cosas son idiosinerasia en lov fildsofos?... Por ejemplo, su falta de sentido hist6: tico, su odio a la nocién misma de devenir, su egipti- cismo®, Ellos creen otorgat un ovror a una cosa cuando In deshistorizan, sub specie aeterni (desde la perspectiva tle To eterno], cuando hacen de ella una momia. Todo I que los fildsofos han venido manejando desde hace tnilenios fueron momias conceptuales; de sus manos no iliS vivo nada real, Matan, rellenan de paja, €s0s se- ftores idélateas de los conceptos, cuando adoran, — se lven mortalmente peligrosos para todo, cuando ado- La muerte, el cambio, Ia vejez, asf como la pto- iin y ef crecimiento son para ellos objeciones, — in- «luso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene tno es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con deses- preracin, en lo que’es. Mas como no pueden apoderarse ile ello, buscan razones de por qué se les retiene. «Tiene que haber una ilusién, un engatio en ef hecho de que 6 4“ Friedtich Niewsche no percibamos lo que es: gdénde se esconde el enga- fador? — «Lo tenemos, gritan dichosos, jes la sonsi- bilidad! Estos sentidos, que también en’ otros aspectos son tan inmrorales, nos engaiian acerca del mundo verda- dero, Motaleja: deshacerse del engaiio de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira,— la historia no’es més que fe en los sentidos, fe en la men- tira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es «pueblo». ;Ser fildsofo, ser momia, representar el mo- nétono-tefsmo ® con una mimica de sepulturero! — ;Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe {idea fijal de los sentidos!, 'jsujeto a todos los errores de Ia I6gica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera reall.» 2 Pongo a un lado, con gran teverencia, el nombre de Heraclito *. Mientras que el resto del pueblo de los filé- sofos rechazaba el testimonio de los sentidos porqui étos mostraban pluralidad y modificacién, € rechazé su testimonio porque mostraban las cosas como si tu- viesen duracién y unidad. También Heraclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como teen Tos eleatas ni del modo como ctefa él, — no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su test monio, es0 es lo que introduce 1a mentira, por ejemplo Ja mentira de la unidad, la mentira de la coseided, de la sustancia, de la duracién... La eraz6n» es la causa de que nosotros falseemos l testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, Ios sentidos no mienten... Pero Heraclito tendré eternamente razén al decir que el ser es una ficcién vaefa. El mundo «aps: rente» es el tinico: el «mundo verdadero» no es més que tun aadido mentiroso.. Cepia de los los a 3 = i¥ qué sutiles inserumentos de observacién_tene- mos en nuestros sentidos! Esa nariz', por ejemplo, de Ia que ningiin filGsofo ha hablado todavia con venera- isn y gratitud, es hasta este momento incluso el més deli- taulo de Tos instrumentos gut estén a nuestra disposiién: cs eapaz de registrar incluso diferencias minimas de mo- vimiento que ni siquicra el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida fen que nos hemos decidido a aceptar el testimonio tle los. sentidos,—en que hemos aprendido a seguir ‘yuzindolos, arméndolos, pensindolos hasta el final. El testo es un abotto y todavia-no-ciencia: quiero decir, ielafisica, teologia, psicologia, teoria del conocimiento. © ciencia’formal, teoria de los signos: como Ja légica, y est Tégica aplicada, la matemética, Bn ellas Ja realidad tno llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tam- exo como la cuestién de qué valor tiene en general ese ‘onvencionalismo de signos que es la Iigica. — 4 La otra idiosinerasia de los fil6sofos no es menos pe- ligrosa: consiste en confundir Jo iiltimo y lo primero Panen al comienzo, coro comienzo, lo que viene al Il — jpor desgracia!, pues no deberfa siquiera ve- — los «conceptos supremos», es decit, los concep: ts ms genetales, los mis vacios, el sltimo humo de la teulidad que se evapora. Esto es, una vez mis, sélo ex- presién de su modo de venerar: a lo superior no le Wins provenir de lo inition, no le es leo provenir de tla... Motaleja: todo lo que es de primer rango tiene ‘que ser causa sui causa de si mismo]. El proceder de alyo distinto es considerado como una objecién, como slo cue pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos “6 Friedsich Nietzsche supremos, Io existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto —ninguno de ellos puede haber devenido,’ por consiguiente tiene que ser causa sui™. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual vuna de otfa, no puede estar en contradiccién consigo inisma... Con esto tienen los fildsofos su estupendo con- cepto «Dios»... Lo tiltimo, lo més tenue, lo més vacio es puesto como Jo primero, como causa en si, como ens realissimum (ente realisimo|... Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cercbrales de unos enfermos tejedores de telaraiias! — iY lo ha pa sgado caro! 5 —Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan dis- imo como nosotros (— digo nosotros pot cottesia...) vemos el problema del error y de la apariencia. En ‘otro tiempo se tomaba la modificacién, el cambio, cl devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahi tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la raz6n nos fuerza a asignar unidad, ide tidad, duracién, sustancia, causa, coseidad, set, nos ve- ‘mos en cierto modo cogidos en’el error, necesitados al error; aun cuando, baséndonos en una verificacién rigu- rosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahf donde esté el error, Ocurre con esto lo mismo ‘que con los movimientos de una gran constelacidn: en tos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, alli a nuestro Lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma més tudimentaria de Psicologia: penetramos en un fetichismo grosero cuando ‘adquirimos consciencia de los presupuestos bésicos de la metafisica del lenguaje, dicho con claridad™: de la razén, Ese fetichismo ve en todas partes agentes y accio nes: etee que Ja voluntad es la causa en general; cree en el «yoo, cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyccta sobre todas las cosas la creencia Cepiselo de los fdolos ° en Ia sustancia-yo — asi es como crea el concepto «co- nto... El ser es afiadido con el pensamiento, es introducido swhrepticianrente en todas partes como causa; del con- cepto ayor es del que se sigue, como derivado, el con- cepto «ser»... Al comienzo est ese grande y’ funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos, — tle que Ta voluntad es una facultad.... Hoy sabemos que two es mas que una palabra"... Mucho més tarde, en un tnundo mil veces mas ilustrado, leg a la consciencia de low fil6sofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza ihjtiva en el manejo de las categorias de la taz6n: ellos swcaron la conclusién de que esas categorfas no podian iwroceder de la empiria,— la empiria entera, decfan, eaté, en efecto, en contradiccién con ellas. ¢De dénde proveden, pues? —Y tanto en India como en Grecia se cometié el mismo error: «nosotros tenemos que haber Iwhitado ya alguna vez en un mundo més alto (—en Iur de ev wn mundo mucho més bajo: jlo cual habra shlo a verdad! ), nosotros tenemos que haber sido divi- tw, jpues poseemos Ia raz6n!»... De hecho, hasta ahora twla'ha tenido una fuerza persuasiva més ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por rlemplo, por los eleatas: jese etror tiene en favor suyo, fn clecto, cada palabra, cada frase que nosotros pro- Imuciamos! — También los adversarios de los eleatas mbieron a la seduccidn de su concepto de ser: entre Demécrito, cuando invents su dtomo... La «a cn el lenguaje: joh, qué vieja hembra engaiiadora! ® que no vamos a desembarazamos de Dios porque twitinuamos ereyendo en la gramética ® 6 Se me’estaré agradecido si condenso un conocimiento th evencial, tan nuevo, en cuatro tesis: asf facilito la tompuensin, al provoco Ia contain, Primera tesis. Las razones por las que este» mun- ths Lin ssh calificado de aparente fundamentan, antes bien, 50 Friedtich Nietesche su realidad, — otra especie distinta de realidad es abso- Iutamente indemostrable. Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asig- nados al «ser verdadero» de las cosas. son los. signos distintivos del noser, de la nada,—a base de ponerlo fen contradiccién con el mundo real es como se ha cons- ttuido cl «mundo verdadero»: un mundo aparente de hhecho, en cuanto es meramente una ilusién éptico-rroral Tercera tesis. Tnventat fabulas acerca de «otro» mun- do distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de e pequefiecimiento, de recelo frente a la vida: en'este tl timo caso tomamos venganza de la vida con la fantas- magoria de «otra» vida distinta de éta, «mejor» que éta, ‘Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo everda- deo» y en un mundo «aparente», ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en ultima instan- cia, un cristiano alevoso), es tinicamente una sugestin dela décadence,—un sintoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime més la apariencia que la realidad no constituye una objecién contra esta tesis, Pues «la apariencian significa aqui la realidad wna vez ‘mas, sélo que seleccionada, reforzada, corregida... El ar- tista trégico no es un pesimista, — dice precisamente si incluso a todo lo problemitico y terrible, es dionisiaco *. Cémo el emundo verdadero» acabs convirtiéndose en una fabula"* Mosoria de un error 1H mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, 4 vittuos0,— al vive en ese mundo, es ese mundo. (La forma més antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente, Transcripcién de 1 Hts 90, Pla, soy la verdad.) 2. HI mundo verdadero,\ inasequible por ahora, pero lo al sabio, al piadoso, al virtuoso (wal pecador ‘awe hace penitencia»). (Progreso de la Idea: ésta se vuelve més sutil, mis capciosa, mis inaprensible,— se convierte en una mujer, se hace cristiana...) 4. 1: mundo verdadero, inasequible, indemostrable, im- metible, peto, ya en cuanto pensado, un consuelo, una ubliacin,” un imperativo. (En el fondo, el viejo sol, pero visto a través de la niebla y ef escepticismo; Ta Idea, sublimizada, piilida, nétdica, kénigsberguense ®.) 4H mundo verdadero — ginasequible? En todo cas, 5 32 Friedtich Nitasche inaleanzado. Y en cuanto inalcanzado, también descono- cido. Por consiguiente, tampoco consolador, redentot, ‘obligante: ¢a qué podria obligarnos algo desconocido?.. (Maana gris. Primer bostezo de la razén, Canto del gallo del positivismo.) 5. El «mundo verdadero» — una Idea que ya no sitve para nada, que ya ni siquicra obliga,—una Idea que se ha vuelto inatil, supertlua, por’ consiguiente una dea refutada: _jeliminémosla! (Dia claro; desayuno; retorno del bon sens [buen sentido} y de la jovialidad; rubor avergonzado de Platén; ruido endiablado de todos los espiri tus libres.) 6. Hemos eliminado el mundo verdadero: gqué mun- do ha quedado?, zacaso el aparente?... jNo!, al elf ‘miner el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente! (Mediodta; instante de la sombra més cotta; final del error mis largo; punto culminante de la hu manidad; mcirrt zaraTusTea ® [comienza Za ratustra).) La moral como contranaturaleza 1 ‘Todas las pasiones tienen una época en la que son me- humente nefastas, en Ia que, con el peso de Ia estupidez, Hinan de sus wictimas hacia’ abajo — y una época tarda mucho més posterior, en la que se desposan con el es pit em a que se sespiitaizane, En o1ro tempo se lucta Ta guerra a la pasién misma, a causa de a estupi- lea existente en ella: la gente se conjuraba para anic {qilatla, — todos Tos viejos monstruos de la moral coinei- ten undnimemente en que if faut ter les passions [es pre- tis matar Tas pasiones|. La fSrmula mis famosa de esto ‘halla en el Nuevo Testamento, en aguel Sermén de la Montafia en el que, dicho sea de paso, las cosas no son cuinsideradas en modo alguno desde fo alto. En él se dice, ww ejemplo, aplicéndolo pricticamente a Ja sexvalidad, sal tn ojo te escandaliza, arténcalon ®: por fortuna nin- ristiano actiia de acuerdo con ese precepto. Ani- uilar las pasiones y apetitos meramente parr prevenit au estupidez y las consecuencias desagradables de ésta 38 4 Tiedsich Nictasche es algo que hoy se nos aparece meramente como una forma aguda de estupidez. Yano admiramos a los dentistas que extraen los dientes para que no sigan dolien- do... Con cierta equidad concedamos, por otra parte, que el concepto «espiritualizacién de la pasién» no podia ser concebido en modo alpuno en el terreno del que brots el cristianismo. La Iglesia primitiva Iuché, en efecto, como es sabido, contra los «inteligentesy en favor de os, «pobres de espiritu»: zedmo aguardar de ella una guerra inteligente contra la pasién? — La Iplesia comba- te Ia pasidn con la extirpacién, en todos los sentidos de Ia palabra: su medicina, su acuta» es el castradismro. No pregunta jamés: «ceémo espisitualizar, embellecer, divi- niizar un apetito?»— en todo tiempo ella ha cargado el acento de la disciplina sobre el exterminio (de la sen- sualidad, del orgullo, del ansia de dominio, del ansia de posesién, del ansia de venganza).— Pero atacar las pasio nes en su raiz signifiea atacar Ta vida en su refz: la praxis de la Iglesia es Bostil a fa vida 2 Ese mismo medio, fa castracién, cl exterminio, es ele. gido instintivamente, en Ia lucha con un apetito, por quienes son demasiado débiles, por quienes estén dema fiado degenerados para poder imponerse moderacién en cl apetito: por aquellas naturateras que, pata hablar en metifora (y sin metifora— }, tienen necesidad de le Trappe® [In Trapa], de alguna declaracidn definitiva de enemistad, de un abismo entre ellos y una pasién, Los me dios radicales les resultan indispensables tan slo a Tos degenerados; la debilidad de la voluntad, 0, dicho con mds exactitud, la incapacidad de no reaccionar a un es timulo es sencillamente otra forma de degeneracidn. La ‘enemistad radical, Ia enemistad mortal contra la sensua lidad no deja de ser un sintoma que induce a reflexioner ella autoriza a hacer conjeturas sobre el estado, general de quien comeie tales excesos.— Esa hostilidad, ese Crepisculo de los idolos 3% odio Hega a su cumbre, por lo demas, sélo cuando tales naturalezas no tienen ya firmeza bastante para la cura radical, para renunciat a su «demonio». Echese una jeada’a Ia historia entera de los sacerdotes y Lil6sofos, incluida Ta de os artistas: las cosas més venenosas con: tra los sentidos no han sido dichas por los impotentes, tampoco por los ascetas, sino por los ascetas imposibles, por aquellos que habrian tenido necesidad de set as cet. 3 La espititualizacién de Ia sensualidad se lama amor: ella es un gcan triunfo sobre el cristianismo, Otro triunfo ¢% nuestra espititualizacin de Ia enewuistad. Consiste en comprender profundamente el valor que posce cl tener, enemigos: dicho con brevedad, en obrar y sacar conclu: ines al revés de como la gente obrabs y secaba con- thisiones en otro tiempo. La Iglesia ha querido siempre li aniquilacién de sus enemigos: nosotros, nosotros los inmoralisias v anticristianos, vemos nuestéa ventaja en tive la Iglesia subsista... También en cl Ambito politico lw enemistad se ha vuelto ahora mis espiritual, — mu- sho mas inteligente, mucho més reflexiva, mucho més indulgente, Casi todos los partidos se dan cuenta de que 1 su autoconservacin Ie interesa que el partido opuesto tna pierda fuerzas; lo mismo cabe decit de la gran poli- tica, Especialmente una ereacién nueva, por ejemplo el tmievo Reich, tiene mas necesidad de enemigos que de smigos: slo en Ta antivesis se siente necesario, slo en la auttesis Hega a ser necesatio.... No de otro’ mado nos Fmportamos nosotros con el eenemigo interior tam Inn aqué hemos espititualizado la enemistad, también Ayul_emos comprendido su valor, Sélo se IWevio de ser rico en antitesis; sélo se @ umndicién de que el alma no se relaje, no anhele Ia far Nada se nos ha vuelto mis extrafio que aquella mpiracisin de otro tiempo, la aspiracién a la paz del alas, la aspiracitin cristiona: nada nos causa memos ee %6 Friedrich Niewsche vidia que ta vacamorsl y ba grasost felicidad de la buena conciencia. Se tha senuncrde a ln vida grande euando se ha renincinlo a bn goer. F ‘muchos as0s, desde Juego, Ia «paz del alma» no es mas que un malentendide, ofr evs, «je Gnivamente no sabe dar- se un nombre mis honorahle. Sin divayaciones ni prejui- ios, he aqui unos cuantos casos. «Paz del alma» puede ser,'por ejemplo, la plicida irradiacis dad ica en el terreno moral (0. rely zo de la fatiga, La primera sombra «ue atroja el atarde- cer, toda especie de atardecer. O un signo de que el aire esté hiimedo, de que se acercan vientos del sur. O el agtadecimiento, sin saberlo, por una dlipestidn feliz (la- mado a veces ‘efilantropfa»). O el sosiego del convale- ciente, para el que todas las cosis ticnen un sabor nuevo y que esté a la espera... O el estado que sigue a una intensa satisfaccién de nuestra pasién dominante, el sentimiento de bienestar propio de una saciedad raza, O la debili- dad senil de nuestra voluntad, de nuestros apetitos, de nuestros vicios. O la pereza, persuadida por la vanidad a ataviarse con adornos morales. O Ia llegada de una cet teza, incluso de una certeza terrible, tras una tensién y una’ tortura_prolongadas, debidasa Ja. incertidumbre Ia expresién de Ia madurez v Ia maesttfa en medio del hacer, crear, obrat, querer, la respiracién tranguila, la alcanzada libertad de la voluntad>... Crepuisculo de los idolos: signilien demandar que se modifiquen todas las cosas, incluso las pasadas... Y, real mente, ha habido moralistas consccuentes, ellos han que sido ai hombre de otro modo, es decir, virtuoso, lo ban ‘querido a str imagen, es decir, como un mojigato: pare ello negaron el mundo! ;Una tonterfa nada pequefa! {Una especie naskt moxlesta de inmodestia!... La moral, en fa medida en que condens, en si, no por atenciones, con ide nes propias de la vida, es un error especifico can cl que no se debe tener compasion alin inna idiosincrasia de degenerados, que ha producida us aio indecible! .... Nosotros que’ somos distintos, nos ctros Ios inmoralistas, hemos abierto, por el contrario nuestro corszén a toda especie de inteleccidn, compren sidn, aprobaciév. No nos resulta fil negar, buscamos ruestto honor en ser afirmadores. Se nos han ido abtiende cada ver mis los ojos para ver aquella economia qu: necesita y sabe aprovechar aun todo aquello que es ¥ Crepe de tos fotos »” hizaulo por el santo desatino del sacerdote, por Ia r3- xin enferma del, sacerdote, para ver aquella economia ‘que tige en la ley de la vida, lo cual saca provecko in hve de a repugnante species del mojigato, det sacer- thite, del virtuoso, — ¢gué provecho? — Peto nosotros tnsanos, fos inmoralistas, somos aqui la respuesta... Los cuatro grandes errores 1 Error de la confusion de la causa con la consecuen- tia, —No hay error mis peligroso que confundir la consecuencia con la causa: yo 10 lamo la auténtica co- trupcién de Ja razén, Sin embargo, ese error es uno tle los habitos més viejos y mas ‘j6venes de Ia hu- inunidad: entre nosotros esta incluso santificado, eva el nombre de ). El hombre ha proyectado fuera de si sus, tres «hechos intetnos», aquello en lo que él més fir- memente crefa, la voluntad, el espiritu, el yo, —el con: eepto de ser io extrajo del concepto'de yo, puso las, «cosas» como existentes guidndose por su. propia ima. gen, por su concepto del yo como causa. eCSmo puede extrafiar que luego volviese a encontrar siempre en las, cosas tan sélo aquello que él habia escondido dentro de ellas? — La cosa misma, dicho una vez més, el concepto de cosa, mero teflejo ‘de la creencia en el yo como causa... E incluso el étomo de ustedes, sefiores. mecani Crepiseulo de los {dolos 6 cistas y fisicos, jeusnto error, cudnta psicologia rudimen- tara perdaran todavia en ai omol Para mo dec nada de Ia «cosa en sin, del horrendum pudendum (oosa horrorosa y vergonzosa] de los metafsicos! (El error AK) Spi co cas, confundido con la ead! iY convertido en medida de la realidad! ;Y denomina- do Dios! — made 4 _ Error de tas causas imaginarias. — Para partir del su io: a una sensacién determinada, surgida, por ejemplo, a consecuencia de un lejano disparo de cain, se le impur {a restrospectivamente una causa (a menudo, toda ‘una Peequefia novela, en Ja que precisamente el que suetia es {1 petsonje principal). La sesacsn, ene tant, pene fa, en una especie de resonancia: aguarda, por asf de: citlo, hasta que el instinto causal le permite pasar twimerplano,— ahora ya no como un fay ino como tun sentido», El dispato de cafién se presenta de una forma ed 'ea una aversion parente del vempo, Lo posterior, Ja motivacisn, es vivido antes, a menudlo: con sien detalles que transcurren como de mancta fulminan- teva dpa siete despuin 4Qué fa curd? Las representaciones que fueron engendradas pot una situ, cn determina Son conc crdncameht cota Cane «lela misma ®, — De hecho cuando estamos despiertos ae, lntnos tambien as La mayorn de musts soxtnione senerales — toda especie de obstéculo, presién, tension, txplosién en el juego y contrajuego de los drganos, como rw especial el extalo gel news tympaics 8 exon tiuestto instinto causal: queremos tener tuna rasdn dle ncontrarnos de este ¥ de aguel modo, —de encontrar. tes mal. Jamés nos basta con esta Mer el hecho de que nos encontramos de este y de tyuel_modo: no admitimos ese hecho —~ no cobeamos timiencia de él — hasta que hemos dado una especie cle twutivacién, —EL recuerdo, que en tal caso entra en wuvidad sin saberlo nosotros, evoca estados anteriores 66 Friedrich Nictasche sales de igual cspecie, asi como Jas interpretaciones caus fesgnades fon ll Incase Tos mismo Desde Tacgo Ta crcenica de gue fs repesentacone, es fs evocad tambicn por eb recuerdo, Surge asi una. Bab ruacién a una intexpretacin causal detetminada, 1a cus! cobstacoliza en verdad una suvevtizucién de Ja causa © incluso la exchiye 5 és 6 Ei reducie algo des Aclaracién psicotdgica de esto. — El reducir alg conocido 2 algo conocido clvia, eanguilza, satislace proporciona ademas un sentimicnto de poder. Con I: Gesconecide vienen dados cl peligro, Ja inguietad, la pre ccgpacin, el pine istinto ae a liinar ss jos penosos. Primer axioma: wna aclaracidn cualquier de un querer-desembarazatse de representacions opresi was, 0 36: preisamenteriguoso con Tos medios Conseguitlo; 1a. primera. tepresentacién con Ja ques: RSE Yoe lo deteonocido te conocido hace tanto bi: gue se i atiene por verdadero, Pra del placer (a fuerza») como ctiterio de verdad”. — Ast, pues, ¢ Tata casa etd condiconado ys eictado por el Seo timiento de miedo. El «epor qué?» debe dat, si es ps Eble, no tanto la causa por ella misgna cuanto, més bier tina especie de causa — una causa tranquilizante, liber: dora, sliviadora, El que quede esteblecido como cau Sno ya conocido, vivido, inscrito en el recuerdo, es vee rn coneecucneia de esa necesidad, Lo nuevo, lo Biyido, lo extraio queda excluido como causa =* sa, no s6lo una especie de ac wusa, por tanto, como causa, no sé ones, aquéllas con las que de manera mas répi Hearne, queda eliminado el sentimiento de lo ex traf, nuevo, 0 vivido, — las aclaraciones més habits, Tare: Gomecvencia: una especie de posicidn de caus: fida vez mas, se concentra en un sistema prepondera ci Caepisento de los idolos o vobresale por fin como densinante, es decir, sencilla. mente excluyente de otras causas y aclaraciones, — EL Inquero picnsa en seguid anegosion, ef cristiano, en cl apecado», la muchacha, ent su amor. 6 El dmbito entero de la moral y la religitn cae bajo este concepto de las causes imaginarias — «Aclaracinn de los sentimientos gonctales. desagradables. Estan condiciona los por setes que nos son hostiles (espiritus malvados caso mas fnnoso — Ia errdnea inteleccidn de las his trieas como brujas)", Estén condicionados por accio- wes que no pueden ser dadas por buenas (el senti tiento del «pecaon, de la «pecaminosidadn, imputado 8 un malestar fisiolésico— lx gente encuentra siempre ruwones de estar descontenta de sf misma). Estin condi- \tonados como castigos, como expiacién de algo que no de- hrerfamos haber hecho, que no deberiamos haber sido (ge- neralizado de forma impudente por Schopenhauer en una tesis en la que la moral aparece como lo que es, como tina auténtica envenenadora y calumniadora de 1a vida iodo gran dolor, sea corporal, sea espiritual, enuncia le que merecemos; pues no nos podria sobrevenit si no lo mereciésemos», EY mundo como voluntad y representa 11in, 2, 666)*. Estén condicionados como consecuen- sias de acciones irreflexivas, que han salido mal ¢ — los, alectos, Tos sentidos, puestos como causa, como «cul Iuableso;-malestares fisioldgicos interpretados, con ayt- tla dle otros malestares, como «merecidos»). — «Aclars- itn» de los sentimientos generales agradables. Estin tondicionados por Ja confianza en Dios. Estin condi- tionados por Ta consciencia de acciones buenas (la deno- tminada «buena conciencia», un estado fisiolégico que a veves es tan semejante a una digestién feliz que se con- fuunte con ella). Estén condicionados por el resultado lie de empresas (—falacia inneniia: el resaltade feliz tk una empresa no te produce en modo alguno senti- “6 Friedrich Nietasche mientos gencraes agtadables a un hipocondsiaca 0 a un Pascal), Estdn condicionados pot la fe, la caridad, Ia es- peranza—las virus eristanes —En verdad, todas fotas presuntasaclaraciones son talon derivados y, pot tut decilo,traducciones de sentinintos de placer 0 de dips om dt i: ne on etd de ms porgue el acatimiento fiiolgico bisico vuelve « Fer fuerte tio; a¢ contin en Dios porque el “cto de plenitude fuera le properciony a uno calm. — a "moe! ya religion caon on a ita bj siologic dl errors en cada cane particular 30m conf Sides ia enusa el stecto; on verdad es confundida fon el efecto de lo creido como verdadero, 0 un esta So de conscencia es confunido con la causalidad de ese estado, 7 Error de 1a voluntad libre. — Hoy no tenemos ya compasién alguna con el concepto de «voluntad libre: sabemos demasiado bien Io que es—la més desactedi tada artimaria ue tedlogos que existe, destinada a hacer responsable» a Ia humanidad en el sentido de los te6- logos, es decit, a bacerla dependiente de ellos... Voy a exponer agui tan slo la psicologia de toda attibucién de responsabilidad. — En todo lugar en que se anda a Ta busca de responsabilidad suele ser el instinto del querer castigary-juzeir e! que anda en su busca. Se ha despojado de su inocencia al devenir cuando este 0 aquel otro mode de ser es atrihuido a Ia voluntad, a las intenciones, a los actos de la responsabilidad: la doctrina de Ia voluntad ha sido inventada es finalidad de castigar, es decir, de querer bles. Toda i vici pscloya, In pclae de ln volun tad, tiene su presupuesto en el hecho de que sus autores, los’ sacerdotes colocados en Ja oside de tas vices munidades, querian otorgarse el derecho de imponer « Tigos: — cuerian ororprle a Dios exe derecho. A los igind libres» para que pudieran Grepiseulo de os idolos 6 set juzgados, castigados, — para que pudieran ser culpa. bles: por consiguiente, se tuo que pensar que toda accidn era querida, y que el origen de toda accion esteba situado en Ia consciencia (—con lo cual el mds radical Iraude iv psychologicis Len cuestiones psicolégicas] que: 416 convertido en principio de la psicologia misma...) Moy que hemos ingresaco en el movimiento opuesto a aquel, hoy que sobre todo nosotros los inmoralistas in. fentamos, con todas nuestras fuerzas, expulsar de nuevo dlel mundo el concepto de culpa y el’ concepto de castigo. y depurar de ellos 1a psicologia, Ia historia, la naturaleza, las instituciones y sanciones sociales, no hay a nuestros ios adversatios mis radicales que los tedlogos, los tales, con el concepto de «orden moral del mundo», continéan infectando la inocencia del devenit por medio slel acastigo» y la «culpa». El cristianismo es una meta. fisiea del verdugo... 8 «Cuil puede ser nuestra tinica doctrina? — Que al set Iumano nadie le da sus propiedades, ni Dios. nila eviedad, ni sus padres y antepasados, ni el mismo (_—~ el simsentido de esta nocién que aqui acabamos de rechazat hha sido ensefindo como «libertad inteligible» ® por Kant, seaso ya también por Platén). Nadio es responsable de sistir, de estar hecho de este 0 de aquel modo, de ‘rncontratse en estas circunstancias, en este ambiente, La Italidad de su set no puede ser desligada de la fatalidadl tke tlo To que fue y seta. El no es la consecuencia de ‘wna intencién propia, de una voluntad, de una finalidad, no se hace el ensayo de aleanzar un’ «ideal de hombre» o un «ideal de felicidad» o un «ideal de mo lidal>,—es absurdo querer echar a rodar su ser wis una finalidad cualguiera. Nosotros hemos inven: tly el concepto «finalidad»: en la realidad falta la lunutidad... Se es necesatio, se es un dragmento de fas tnlulad, se forma parte del todo, se es en el todo, — no hay naa que pueda juzgar, medi, comparar, cendenar 70 Friedrich Nietsche nuestro ser, pues esto significaria juzgar, medir, com. parar, condenar el todo... ;Pero no hay nada fuera det todo! — Que no se haga ya responsable a nadie, que no sea licito atribuir cl modo de set a una causa prina, que el mundo no sea una unidad ni como sensorium ni como «espititu», sélo esto es la gran liberacién, ——sélo con esto queda restablecida otta vez la inocencia del devenit... El concepto «Dios» ha sido hasta ahora la gran objecién contra In existencia.... Nosotros ne- gamos a Dios, negamos la responsabilidad en Dios: slo asi redimimos al mundo, — Los «mejoradores» de la humanidad Es conocida mi exigencia al filésofo de que se site ‘mis allé del bien y del mal ®, —de que tenga debajo de Ia ilusién del juicio moral. Esta exigencia se deziva ale una intuicién que yo he sido el primero en formular: la de que no existen hechos morales. Fl juicio moral tiene ‘en comiin con el religioso el creer en realidades que tv To son, La moral es vinicamente una. interpretacién (Ausdeutung) de ciettos fendmenos, dicho de manera iis precisa, una interpretacién equivocade (Missdew- inng). El juicio moral, Jo mismo que el religioso, co- rresponde a un nivel de ignorancia en el que todavia falta el concepto de Io real, Ia distincién entre lo real vy lo imaginario: de tal manera que, en ese nivel, la pa- lubra verdad» designa simplemente cosas que hoy nos- ‘oirys Hamamos «imaginaciones». EI juicio moral, en con- secuencia, no ha de ser tomado nunca a la letra: como tal, siempre contiene tinicamente un sinsentido, Pero en cuinto semética no deja de set inestimable: revela, n 2 Friedrich Nietesche nos para el entendido, las tealidades mds valiosas de culturas ¢ interioridades que no sabian lo bastante para entenderse» a si mismas. La moral es meramente un hablar por signos, meramente una sintomatologia”: hay que saber ya de qué se trata para sacar provecho de ella. 2 Un primer ejemplo, y completamente provisional. En todo tiempo se ha querido «mejorar» a los hombres: a esto sobre todo es a lo que se ha dado ef nombre de oral. Pero bajo 1a misma palabra se esconden las ten- dencias més diferentes. Tanto la dovra de la bestia hom- bre como Ja cria” de una determinada especie hombre hhan sido lamadas «mejoramientov: slo. estos termini zooligicos expresan_realidades, — realidades, ciertamen- te, de las que el «mejorador» ‘tipico, el sacerdote, nada sabe—nada quiere saber... Llamar a la doma de un animal su «mejoramiento» es algo que a nuestros ofdos Jes suena casi como una broma. Quien sabe lo que ocurre en las casas de fieras pone en duda que en ellas la bestia sea amejorada». Es debilitada, es hecha menos dafina, es convertida, mediante cl afecto depresivo del miedo, mediante el dolor, mediante las heridas, mediante el hhambre en una bestia enfermiza. — Lo mismo ocurre con el hombre domado que el sacerdote ha «mejoradon. En Ia Alta Edad Media, cuando de hecho la Iplesia era ante todo una casa de fieras, se daba eaza en todas, pat- tes a los mas hellox ejemplares de lx abestia rubia»®, se aniejord», por ejemplo, a los aristocréticos germanos.. Pero equé aspecto oftecia Ingo ese german. «mejora- do», llevado engafiosamente al monasterio? El de una caticatura de hombre, el de un aborto: habia sido con- vertido en un «pecalory, 1 metido en la jaula, habia sido encerrado entre eonceptos todos ellos tert bles... Allf yacia ahora, enfermo, mustio, aborreciéndose asi mismo; leno de odio contra lox impulsos que incitan a vivie, Heno de sospechas contra todo lo que Crepiseulo de los fotos B continuaba siendo fuerte y f En suma, un de los instintos; pero sf virtudes més vires que Tas. que ningiin otro pais de Europa puede exhibir. Mucho buen humor y mucho respeto de si, mucha segutidad en el trato, en la reciprocidad de los deberes, mucha laborio- sidad, mucha constancia—y una moderacién heredita- ria, que més que del freno necesita del acicate, Afiado que aguf todavia se obedece sin que el obedecer hu- mille... Y nadie desprecia a su adversario... 7 Friedrich Nictesche Commo se ve, es mi deseo ser justo con fos alemanes: ‘no quisiera volverme infiel a mi n esto, — tengo, pues, que hacerles también mi objecién, Se paga caro, cl Hegat al poder: eb poder enefre estuipides a los home hres... Los alemanes—~en otto tiempo se Tos amd el pacblo de los pensadores "cantina pensando hoy? Los alemanes se aburron ahora con el espirita, los ale manes desconffan ahora del espiritn, Ia politica devora toda seviedaci para fas cosas verdaderamente espirituales — «Sleaania, Alemania por encima de todos, yo temo que esto haya sido el final de fa filosoffa slermana, «gHlay fil6sofos alemanes?, chav poetas alemanes?, hay Suenos Tibros alemanes? », me preguntan en el extranjero. Yo me sonrojo, pero con Js valentia que me es pro- pia incluso en casos desesperados respondo: «Si, Bis rarely — gCor 2 qué libros Jee hoy Is gente? j 1 mediocsidad! — Lo que el expiritu alemin podria ser, jquién no hha tenido ya sus pensamientos melanedlicos’ sobre ello! Pero este pueblo so ha vuelto estupide voluntariamente casi desde hice us milenin: en ningtin oto sitio se ha abusado mis viciosamente de los dos_grandes_narcé: ticos europeas, el aleohol yet eristianismo™, Ultima: mente se he anadido inclaso un terceto, que por si solo basta para acabor con tesla stil y audye movilidad del espiritu, la ouisica, muestia congestionada y congestio- ~ ;Cudnta enfadosa pesadez, tor- peza, humeclal, bata de dormir, euinta cervexa hay en Ja fintelinencia ‘alemana! ™ gCémo es propiamente po- sible que hombres jdvenes, que consagran su existencia alas metas mis espirituales, no sientan dentro de sf el primer instinto de la espirituslidad, ef izstinto de auto: conservacién del espiritu—y beban cervera?... Tal vex cl alcoholismo de Is juventad docta no sea todavia tun signo de interrogaciin cn lo que sespecta @ esc SU ser Crepisculo de fos fdoles Pp docta— aun careciendo de espititu se puede ser un ‘gran docto —, pero en todos los demas aspectos continga siendo un problema, — ;Donde no se la encontratfa, esa blanda degencracién que la cerveza produce en el espititu! Una vez, en un e2s0 que east se ha hecho faroso, yo puse el dedo subre una de esis degeneraciones —la de- generacién de nuestro primer librepensador alemén, el inteligente David Strauss, convertido en autor de un evan: gelio de cervecetia y de’ una «nueva fe»... No en vano Hhabia puesto el en verso su promesa solemne a Ja wencan- tadora morena» — fidelidad hasta la muerte" 3 ~ Acerca del espiritu alemsin he dicho esto: que se est volviendo mas tosco, que se esti volviendo superfi- cial, Basta con esto? —En ef fondo fo que a mi me aterra es algo complezamente distinto. eno va haa abajo « ver inés la seviedad alemana, Ja profundidad alemana, la pusicn alemana en Jas cosas espirituales. Se ha modifi. clo el pathos, no meramente la inteleetualided. — De ver n euando tengo contactos con Universidades alemanas: «tue atmésfera la que reina entre sus docios, qué espi- Widad yerma, qué espiritualidad contentadiza y enti un malentendido profundo que ayui se me a replicar con Ia ciencia alemana — y ademés una le que no se ha leido ni una palabra de mi. Desde hace diecisiete afios® no me he cansado de poner de rehieve ef influjo desespirisuaticador de nuestro cultivo wetual «le ta ciencia, El duro nilotismo™ a que la ex- tensiin enorme de las ciencias condena hoy 9 todo in- shividuo es una razén eapit tntcteses més completos, mis rics, mds profundos, no ceocucntten ya ni una educacién ni wos educadores ade a ellas, De ninguna otra cosa adolece mds nuestra a que de Ia profusién de presuntuosos mazes de ecaynina y bmmanidades fregmentarias; maesteas Univer wlades soa, contra su voluptal, los autcntices iaverna 40 Friedtich Niewsche eros pata esta especie de atrofia de los instintos del espt- rita, Y Furopa entera tiene ya una nocién de esto — la stan politica no engafia a nadic... Alemania es considerada ada vez mis como el pais plario de Europa ™.— Toda via ando buscando un alenin con quien yo pueda ser serio 9 mi manera,— jcuanto mas uno’con el que me pueda permitir ser jovial! Crepuisculo de los idolos: guién comprenderé hoy de qué seriedad se resarce aqui tun eremita! — La jovialidad es en nosotros Jo més in- comprensible. 4 Higase un cileulo aproximado: no silo resulta evi- dente que la cultura alemana esti decayendo, sino que tampoco falta una rav 8 Fried Niesshe 2 Renan ™, — Teologia, o Ia corrupcién de Ia ravén por <1 «pecado original» (el cristianismo). Testimonio, Renan, el cual, tan pronto como aventura alguna ver un sf oun no de indole un poco general, yerra el blanco con una regularidad penosa, El quisiera asociar, por ejemplo, en tuna sola cosa la science y la noblesse: pero Ta science es cosa de Ia democracia, eso es algo que se palpa. El desea representar, con una ambicin nada pequetia, un atisto- ctatismo del espititu: pero a la vex. se postra de rodills, y no sélo de rodillas, ante la dctrina contratia a aguél ante el évangile des. humbles™ [evangelio de los hu- mildes].... {De qué sirven todo el librepensamiento, toda Ja modernidad, toda Ia burla y toda Ia flexibilidad de un torcecuello cuando en las propias entrafas se ha seeuido siendo cristiano, catdlico e incluso sacerdote! Al igual gue el jesuita y el confesor, Renan tiene su inventiva en. Ia seduccién; no Ie falta a su espititualidad esa amplia sonrisa satisfecha propia del cura,—como todos los sacerdotes, se vuelve peligroso tan sélo cuando ama, Nadie le iguala en cl adorar de wna maneta mortalmente peligrosa... Ese espiritu de Renan, un espiritu que ener. tra, es una fatalidad més para kx pobre Francia enferma, enferma de Ia voluntad. — 3 Sainte-Benve ®.—- Nada viril on Gy Teno de una rae bia pequeia contta toros los espiritus virles, Vaga de un Iado para otro, swtil, curiaso, abnrvido, sorprendienda secretos ajenos, —en ef forte ina hembra, con um ansia Femenina de venganca yuna scnsualidad de hembra Como psicélogo, un genio de fa rdisance [maledicen- cia]; inagotablemente rico en mealins para ello: nadie entiende mejor que ¢l de mezclar veneno en Ta alabanza, Plebeyo en Jos instintos mis hésiens, v emparentado con Crepiseulo de Tos fdolos a7 cl ressentiment de Rousseau; por consiguiente, un ro- hnuintico, — pues por debajo de todo romantisnre [roman- ticismol”gruie y codicia el instinto rousseauniano de ven- yuanva. Un revolucionario, pero refrenado por el miedo. Sin Tihertad frente a todo To que tiene fortaleza (opinién tmibliea, academia, corte, incluso Port-Royal), Irsitado tuntra todo Io grande que hay en los hombres y en las ‘sats, contta todo To que tiene fe en sf mismo, Bastante oct y semihembra para sentir todavia fo grande como ver; constantemente retorcido, como aquel famoso gu- -ano", porque se siente constantemente pisado. Como “sitico,'sin criterio, apoyo ni espina dorsal, con la lengua ‘lel libertin cosmopolita para hablar de’ muchas cosas slistintas, pero sin el valor de hacer confesién de liber rmuge. Como bistoriador, sin filosofia, sin el poder de la tnirada filoséfica, — por’ ello, rechazando en todos los ssuntos principales Ia tarea de juzgar, cubriéndose con Li «ohjetividad> como con una méscara. De modo distin- tu se comporta con todas aquellas cosas en que la ins: tuancia suprema es un gusto sutil, experimentado: aqué ticne sealmente el valor de ser él mismo, el placer por si ‘nismo, — aqui él es maestro. — En algunos aspectos, una forma ‘anticipada de Baudelaite. — 4 Ia imitatio Christi [imitacién de Cristo] es uno de lus libros que yo no tomo en las manos sin sentie una re- istencia fisioldgica: exhala un parfum propio de lo eter- tuo femenino, para gustar del cual hay que ser ya un francés —o un wagneriano... Ese santo tiene una ma: neta de hablar del amor que incluso las parisinas se sien- ten cutiosas. —.Me dicen que aquel inteligentisino jesui- ta, A. Comte, que quiso llevar a sus franceses a Roma nor el rodeo de la ciencia, se inspir6 en ese libro, Lo cre: la weligién del coravéno... 8 Friedtich Nietzsche 5 G. Eliot. — Se han desprendido del Dios cristiano, y creen tanto més tener que conservar Ja moral cristiana esa es una deduccidn inglesa, no se la vamos a tomar a mal a las mujercillas morales «lu Eliot. En Inglaterra ‘uno tiene que recobrar de una manera aterradora, siendo un fandtico de la moral, el honor perdido por toda peque- fa emancipacién de Ia teologia. Hsa es alli la penitencia que se paga.— Para nosotros, que somos distintos, las cosas son distintas. Cuando uno abandona Ia fe cristiana pierde el derecho a apovarse en la moral. cristia Esta no es en modo alguno algo evidente de por si: a pesat de los memos ingleses, hay que poner una y otra vex de relieve este punto. El cristianismo es un sistema, una visién de las cosas coherente y total. Si se arranca de él un concepto capital, Ia fe en Dios, se despedaza con ello también el todo: ya no se tiene entre los dedos, luna cosa necesaria, El cristianismo presupone que el ser hhumano no sabe, no puede saber qué es bueno, qué es malo para él: cree en Dios, que es el tinico que lo sabe. La moral cristiana es un mandato: st origen es trascen- dente; esti més allé de toda critica, de todo derecho a Ta critica; tiene verdad tan sélo en cl caso de que Dios sea la verdad, — depende totalmente de la fe en Dios. — Si de hecho ‘Ios ingleses creen que ellos saben de por sf, aintuitivamentes, qué es bueno y qué ¢s malo, si, por consiguiente, opinan que ya no tienen necesidad del ctistianismo ‘como garantia dle Ia moral, eso mismo es simplemente consecuencis del dominio del juicio cristia. no de valor y expresidn de a fortaleza v profundidad de ese juicio: hasta el punto de cue se ha olvidado et tigen de Ia moral inglesa, hasta el punto de que no se percibe va el cardcter muy condicionado de su derecho a uitin Para el inglés Ia mora no todavia un pro reqs de los idolos » 6 George Sand. —He leido las primeras lettres d'un royugeur (Cartas de un viajero}: como todo lo que des- twende de Rousseau ™, falsas, afectadas, un fuelle, exage- tutlis. Yo no soporto ese multicolor estilo de papel pin- tuulo;,tampoco Ja ambicién plebeya de tener sentimientos xrenerosos. Lo peor, ciertamente, continda siendo la coque- teria femenina expresada con unos modales masculinos, con unos modales de jévenes ineducados.— jQué fria tiene que haber sido, con todo, esa artista insoportable! Se daba cuerda como un teloj— y escribia... (Fria como Hugo, como Balzac, como todos fs romeo, en cua tw se ponian a hacer poesia! ;¥ qué complacida de si misma habré estado tumbada al hacerlo, esa fecunda vaca «le escribir, que tenia en si algo alemin en el mal sen- tido de Ia palabra, lo mismo que también Rousseau, su n todo caso, sélo fue posible al decaer Moral para psicélogos. — {No cultivar una psicolo- via de chamarilero! jNo observar jamds por observar! so da una éptica falsa, wn mirar bizco, algo que resulta luzado y que exagera las cosas. El tener vivencias, cuan- slo es un querer-tener-vivencias, — no resulta bien. En Ii vivencia no es licito mirar hacia si, toda mirada se ivierte entonees en emal de ojo», Un psicdlogo (0 se guarda, por instinto, de ver por vet; lo mismo ied decirse del pintor nato. Este no trabaja jamés «se- twin la naturaleza»,—encomienda a su instinto, a su Fimera obscura, el cribat y exprimir el «caso», Ja «natu ‘lett, lo «vividos... Hasta su consciencia ‘llega sélo ls universal, la conclusi6n, el resultado: no conoce ese inhittario abstraer del caso individual. — ¢Qué es Io sine resulta cuando se obra de otro modo? ¢Cuundo 30 Friedrich Nietasche se cultiva, por ejemplo, una psicologia de chamarilero, a la manera de los romanciers [novelistas] parisinos, grandes y pequetios? Ese gente anda, por ast decitlo, al acecho de la realidad, ess gente se Meva a casa cada noche un pu‘iado dle curiosidades... Pero véase qué es Jo que acaba salicndo de tun montén de bortones, tun mosaico en el mejor de los casos, y en todo cas0 algo que ¢s resultado de sumar varias cosas, algo turbulento, de colores chillones. Lo peor aqui lo logran los Goncourt: rno ponen juntas tres frases gue no hagan sencillamente dao al ojo, al ojo del psicdlogo. — La naturaleza, eve- uada artisticamente, no es un modelo. Ella exagers, de- forma, deja huecos, La naturaleza es el azar. El estudio ssegtin la naturaleza» me parece un mal signo: deleta sumisién, debilidad, fatalismo, — ese yacer-por-l-polvo ante los petits jaits’(hechos pequefos] es indigno de un artistas entero’. Ver lo gue es—eso es propio de un aénero distinto de espivitus, de los antiartisticos, de los hombres de hechos. Hay que saber quiéi se 8 Pura ta psivolosia del artista, —~ Para que haya arte, para que hays alsin hacer y contemplar estéticos, re. Sula Indispensable una condcién fisiliiea previ: la enbriagne:™. La embriaguer tiene que haber intensi- ial pine it cial de la miguina enter antes de esto no se da arte ningun. Toxlas las especies de embrianues, por may cistintos que sean sus condi cionamientos, tienen ly ferza de lograr esto: sobre todo la embriagace de la exeitacion sexual, gue es x forma ings antigua y originaria de embriaguez, Asimismo ia cm baiagucz de que van seyuides. todos los apetitos. grandes, todos los afectos fuestes; ia embtiaguez de Ia fiesta, de Ia ivalidad, de In pivza'de vistuosismo, de la victoria ls todo movimiento esxtremalo; In embriaguez dels stueldads la enbriaguen en la destnuccign; Ia embriague: dchida 2 ciertas inflojos metcorlégicos, por elempla ta Crepiseto de los fotos ot cinbviaguce primaveral; 0 la debida al influjo de los niatesticos; por fin, la embtiaguez de la voluntad, Ja mbriaguez de una voluntad sobrecargada y henchida. To csencial en Ia embriaguez es el sentimiento de pleni tind y de intensificacién de las fuerzas, De este senti- tniento hacemos participes a jas cosas, Jas constrenimos a que tomen de nosotros, las violentamos, — idealizer sel nombre que se da_a ese proceso. Desprendimonos ini de un prejuicio; el idealizar no consiste, como se fice comiinmente, en un sustraer 0 restat lo pequeio, lo swcesorio. Un enotme extrcer los rasgos capitales es, antes Tien, lo decisive, de tal modo que los dems desaparez- tan ante ellos. En este estado uno enriquece todas las cosas con su pro- pia plenitud: To que uno ve, fo gue uno quiere, lo ve hen- thido, pricto, fuerte, sobrecargado de energia. El hombre tke ese estado transforma las cosas hasta que ellas refle nel poler de d,—hasta que son reflejos de Ia per- levidn de el. Este tenerque-transformar las cosas en ano perfecto es — atte. Lncluso todo lo que el hombre stato no ¢s se convierte para él, sin embargo, placer en siz en el arte ef hombre se goza a si tnismo como perfeccidn. — Esiaria permivido imaginarse tin estado antitético, un antiartisticismo especifico del twrainto,—un-modo de ser que empobreciera, adelya- nia, volviese tuberculosas todas las cosas. Y cde hecho joria abunda en tales antiartstas, en tales faméli tle vida los cuales, por necesidad, tienen que acoger hw ai las cosas, consumitlas, hacetlas mds flucas. Este ‘=, pr ejemplo, el caso del eristiano auténtico, de Pascal twa eiemplo: un cristiano que a Io vez sea un artista es Mies ae mo se da... No se sca pueril y no se me replique Jin Rafacl acon cualquiera de tos cristianos homeopé ilo xix: Rafael decia si, Rafael bacia si, por tian del si feeanicmte Rafael no era un ctistiano 92 Friedrich Nictasche 19 Qué significan los conceptos antitéticos apolineo y dionisiaco, introducidos por mi en la estética™, conce- bidos ambos como especies de embringuez? — La em- Driaguez apolinea mantiene excitado ante todo el ojo, de modo que éste adquiere la fuerza cle ver visiones. Ei pintor, el escultor, el pocta épico son visionatios “par excellence. En el estado dionis{aco, en cambio, lo que queda excitado ¢ intensificado es cl sistema entero de los afectos: de modo que ese sistema descarga de una vez todos sus medios de expresin y al mismo tiempo hhace que se manifieste la fuerza de representar, repro- ducie, transfigurar, transformar, toda especie de mimi ca y de histrionismo. Lo esencial sigue siendo la faci dad de la metamorfosis, la incapacidad de no reaccionar (de modo parecido a como ocurte con ciertos histé- ticos, que a Iz menor sefia asumen cualquier papel). Al hombre dionisiaco le resulta imposible no comprender tuna sugestién cualquiera, el no pasa por alto ningiin signo de afecto, posce el mas’ alto grado del instinto de com- prensién y de adivinacién, de igual modo que posee el més alto grado del arce de Ja comunicacién, Se intro- duce en toda piel, en todo afecto: se transforma perma nentemente.—1.\ misica, tal como Ia entendemos hoy, es también una excitaciin y una descarga globales de Jos afectos, pero no es, sin embargo, més que el residuo de un mundo expresivo mucho mis pleno del afecto, un mero residuum del histrionisano dionisiaeo, Para hacer po- sible la misiea como arte expecial se ha inmovilizado a tun gran nvimero de sentido, sobre todo el sentido muscular (al menos relstivamente: pues en cierto grado todo ritmo contintia hablando a nuestros miisculos): de modo que el hombre ya no imita y representa en se- guida corporalmente todo lo que sicnte. Sin. embargo, ée es propiamente ef estado dioni caso el estado dionisfaco primordial; la miisica es Ia especificacion, lentamente consecuida, de ese estado a costa de las facultades més afines a ella Cagle de tos. fdolos 93 uw FI actor de teatro, el mimo, el bailarin, el misico, el rico son radicalmente ‘fines en sus instintos, ¥ dle suyo son una sola cosa, pero poco a poco se han ido ‘specializando y separando unos de otros — hasta llegat so a la contradiccién. El poeta lirico fue quien més » tiempo permanecié unido con el miisico; el actor catto, con el bailarin ".— El arquitecto™ no repre ia ni un estado dionisiaco ni un estado apolineo: sujui los que demandan arte son el gran acto de volun- tal, Ja voluntad que traslada montafas, la embriaguez dle la gran voluntad. Los hombres més poderosos han inspitado siempre a los arquitectos; el arquitecto ha es- tado cn todo momento bajo la sugestién del poder. En ln arquitecténica deben adquirir visibilidad ef orgullo, Ja victoria sobre la fuerza de la gravedad, 1a voluntad’ de poder; Ja arquitectura es una especie de elocuencia del poder expresada en formas, elocuencia que unas veces ppctsuade e incluso lisonjea y otras veces se limita a dictar sirdenes. EI més alto sentimiento de poder y de seguri- thud se expresa en aquello que posce gram estilo, El provler que no tiene ya necesidad de ninguna prueba; «que desdefia el agradar; que dificilmente da una res- puesta; que no siente testigos a su alrededor; que vive in tener consciencia de que exista contradiccién contra 4; que reposa en si, fatalista, una ley entre leyes: esto Inabla de si mismo en In forma del gran estilo, — ta 12 He leido la vida de Thomas Carlyle ™, esa farce , « mi a veces ine parece mis aseverada tyne probada, Se da, pero como ex cl aspecto dle conjunto de fa vida wo es Ia situaciGn calamicosa, la sinuicién de hambre, sino. mis bien Ja rigueza, Ia exube- tancia, incluso Ia. prodig donde se he cha, se Tacha por el poder... No se debe confundir a Malthus con la naturale7a, 0 suponiendo que esa lucha exista—y de hecho se da—, termina, por des srracia, al revés de como lo desea fa escucla de Darwin, al revés de coma acaso seria licito desearlo con ella: a sher, en dettimento de es, de fos privilegiados, tle Ts excepciones afort jes 0 van cre civndo en perfeecién: Jos diles dominan una y otra wa Tos fucrtes,—es que elas son ef gran nimero, es que ellos son también rds inteligentes ... Darwin ha olvidado ef espititu (— ;es0 es inglés! ), far bles fionen’ mds spirit. Vay ue ener neceidad del es pisitw para Megat a adexirislo, —se to pierde cuando ya tne se Hone necesidad de cl. Quien tiene forslees pres: inde del espirita (— « jdejad que sc estinga!, se pien- 1 ahora en Alemania — nos quedats accesariamente el Keicby ™.,.) Yo entiendo por espitite como se ve, Ja Inewisin, fa pacieneia, Ta asnica, In siimulzcifn, eb gran minio de si mismo y todo ko que es psiiery [mime wal (esto sitimo abacca una gran parte de fa Hamada nul). 15 Cawistica de psiedlogos. in conocedor de Tnsnbress epaea qué estudia pre a Tos hombres Ouiete obtener sobre ellos ventajas peauefas. o también rans, jee un politikes?... Agnel de: sIMé es tam 9% Friedrich Nietasche bién un conocedor de hombres: y voxotros decis que él ro quiere nada para si mismo, que es un gran «imper- sonal». {Mirad con mayor cuidado! Acaso él guiera incluso una ventaja peor: semtitse superior a los hombres, tener derecho a mitarlos descle arriba, no seguir con” fundigndose con ellos. Ese «impersonal es un despre- ciador de hombres; y aquel primero es la species mis, hhumana, diga lo que diga ly apariencia, AI menos se equi para a ellos, se sittia dentro de ellos... 16 EL tacto psicoldgico de los alemanes me parece puesto ‘en entredicho por toda una serie de casos de los que mi modestia me impide presentar un catélogo. En un caso rno me faltard una gtan ocasién de alegar las prucbas de mi tesis: a los alemanes yo les guardo rencor por haber se equivocado acerca de Kan? y de su «filosofia de las, puettas traserase ™, como yo la denomino,— no era él el tipo de Ia honestidad intelectual. La otra cosa que rno me gusta ofr es una «y» tristemente famosa: los ale- manes, dicen «Goethe y Schiller», — temo que digan «Schiller y Goethe»... peores que és; yo he ‘oido con mis propios oidos, bien es cierto que sélo entre catedriticos de Universidad, «Schopenhauer y Hart a7 Los hombres mis espirituales, suponiendo que sean los és valetosos, son también los que viven con mucho las, tragedias mas’ dolorosis: pero ellos honran Ia vida justo porque &ta les opone su hostilidad méxima, Coals de Jos fidolos 7 18 Sobre la econcieneia intelectual", —Ninguna cosa tne parece més tara hoy que Ia hipocresfa autentica, Es jaande mi sospecha de que a esa planta no le resulta a suave atmésfera de nuestra cultura. La hi- Iwatesia es propia de las edades de fe fuerte: cuando i yeme no se desprendfa de Ta fe que tenfa ni aun en wo de que se viera necesitada a hacer ostentacién sk: una fe distinta. Hoy la gente se desprende de su fe; ‘se proves, lo cual es atin ms habitual, de una segun- «ly te, en ningiin caso deja de ser honorable. No cabe shade que hoy es posible un mimero mucho mayor de ‘onvieeiones que en otto tiempo: posible, es decis, per- tnitid, es decir, ivocno, De aqui surge la tolerancia para ‘nsigo mismo. — La tolerancia para consigo mismo per- ‘nite tener varias convicciones: ellas mismas conviven pa- ‘itieamente, — se guardan, como todo el mundo hoy, de ‘omprometerse. ¢De qué modo se compromete hoy uno? Ses consecuente, Si camina en linea recta. Si tiene tenos de cinco significados. Si es auténtico... Es grande ti miedo de que el hombre moderno sea sencillamente ‘lemasiado eémodo para algunos vicios: hasta el punto de tyne justo éstos se extingan, En nuestra tibia atmésfera tonlas las cosas malvadas que estin condicionadas por sina voluntad fuerte —y acaso no haya nada malvado ww fortaleza de voluntad — degeneran en virtud... Los exo hipdcritas que yo he Hegado a conocer reiedaban Ii hipocresfa: eran, como lo es hoy un hombre de cada comediantes. — 19 lle y feo. —Nada esté: més condicionado, digamos hav restringido, que nuestro sentimiento de’Jo bello. viens To imaginase desligado del placer del hombre 1 cl hombre perderia en seguida el sucto y el terreno suis pies. Lo ebullo en si» no es més que una pa- 98 Friedieh Nietzsche jeta un concepto, En To bello el hombre si mismo como medida de la perleccién; en casos escogiios se adora a si mismo en lo bello. Sélo de ese modo puede una especie decit sf a st misma. EP ands onde deus instinos, el de antoconservacion autoexpansidn, signe irtadiando en tales. sublimidades. EL hombre crce que el mundo mismo esté sobrecargado de bellera, —olvida que el es Ia causa de ella. Unica- mente él Te ha hecho al mundo el regalo de la belleza, lo que de una belleza muy humana, demasiado En cl fondo el hombre se mira én el espejo dle las cos, considera bello todo aguello que le devuelve su imagen: cl juicio bello» es su eanidad especifica De hecho, acaso una pequefia suspicacia Je ssurre al fescéptico estas preguntas al ofdo: gesté realmente em- bellecido el mundo porque precisamente el hombre 10 considere bello? El hombre lo ha bumanizado: eso es todo. Pero nada, nada en absoluio nos garantiza que rccisamente el hombre proporcione el modelo de lo ello. Quien sabe qué aspecto ofrece ef hombre a los ‘ojos ule un jue? més alto del gusto? eAcaso un aspecto atrevido?, zacaso incluso un aspecto ‘hilarante?, ¢acaso tun aspecto un poco atbitratio?... «Oh Dioniso, Divino, gpor qué me tras de las orcjas?», pregumts’ Atiadna en una ocasién, en uno de aguellos famosos clidlogos en Naxos, a su filossfico amante, «Encuentro una especie de humor en cus orgjas, Ariadna: epor qné no son ain més largas?» 20 Nacla es hello, sil ef hombre es bello: sobre esta in gennidad clescansa tds estética, ella es su primera ver- Gad. Aiiadamos cn seynida si segunda verdad: nada es feo, excepto ef hombre que degencra, — con esto queda delimitado el reino del juicio estético. —Calculadas las cosa fisioligicamente, todo lo feo debilica y acongoja al hhombre, Le trae a ki memoria decadencia, pelvv0, im potencia; de hecho en presencia de lo feo el hombre Cuepisenlo de los fotos 9 bier enetgia, Se puede medir su efecto con ef dinané tet, En. general cuando ef hombre esti deprimida «s ct tea Ta previmidal de lao feo», So seninien tis le poder, su vohuatad de poder, ss valor, sw orgu Ihe" tao cam baja con to Jon, subo_ con To helo Vane en un caso conio en ot nosottOs, sacamos una conelusién: las ptemisas de la misma se hallan acunue lids en cantidad enorme en el jnstinto. Lo feo es con- ‘chide como sefal y sintoma de degeneracién: lo que tevuetda, aunque sea desde may lejos, la degeneracién Ivete en nosotone juicioefeo Too iniio de vlamiento, de pesadez, dle vejez, de fatiga, toda espe- falta de Hera, en Forma ce convulsign, ee paral 1, sobre todo el olor, el color, la forina de la disolucign, n, aun cuando esto esté tan atenuado sca s6lo.un simholo — todo eso provoca una reaccién, ‘mica, el juicio de valor «feo». Un odio irrumpe aqui uign odia agui el hombre?’ Pero no cabe duda: a la decadencia de su tipo. Aqui él odia desde el instinto ‘mis profundo de la especie; en ese odio hay estremec- tniento, previsisn, profundidad, vision a lo. lejos, —es «1 axlio’ més profundo que existe. A causa de él es prow finde atte. 2 Schopenbauer ™.— Schopenhouer, el tltimo alemén swe merece ser tenido en cuenta (-— que es un aconte- ‘uniento europea, como Goethe, como Hegel, como Newurich Heine, y no tax sélo un acoatecimient® local, nacionaly), es un caso de primer rango para un psics- ly: a saber, como intento malignamente genial de mar a te Jucha, en favor de una total desvaloracién uilulista de Ja. vida, cabalmente las instancias opuestas, suwles autoafirmaciones de la avoluntad de vida», as més exuberantes de Ja vida, Ha interpretado ir Tas to sunesivamente el arte, el heroismo, el genio, Ia belleza, Wa compas, el conocimiento, Ia vountad de ver shal, Le traytdia como derivaciones de Ta anegacidn, 0 100 Friedrich Niewsche de la necesidad de negacién, de ta «voluntade — el més grande fraude psicolégico que, descontado el cristianismos hay en la historia, Vistas las cosas con mayor, iB Schopenhauct es on esto nada més que el heredero de a interpretacién cristiana: slo que el supo dar por bueno también lo rechazado por el cristianismo, los Bra" des hechos culturales de la humanidad, en un seth cristiano, es decir, nihilista (—a saber, como, caminos de «redencién», como formas previas de aredenci6n*y como estimulantes de ta necesidad de «redencién 22 Voy a tomar un tinico exso. Schopenhauer habla de la belleza con un ardor melancélico™,— epor aves Ultima instancia? Porque ve en ella un puerte PO" ¢ que se llega mis lejos, 0 se adquiere sed de llegar OO lejos... La belleza es para el la redencién de Ja «voll tad» por algunos instantes—ella atrae hacia una dencién para siempre... En especial Schopenhauer salza Ia belleza como redentora del «foco de la vores tad», la sexualidad, — en la belleza ve negado el instice, de procteacidn... {Extraito santo! Alguien te contracts me temo, es la naturaleza, ¢Para qué hay Ci el lleza en el sonido, en el color, en el perfumes movimiento sitmico de la naturaleza?, qué © 19 on ace manifestarse a lx belleza? — Por fortuna tarry Te contradice un fildsofo, Nada menos que una euler como la del divino Platdin — asi lo llama Schopepoyre smo) sostiene una tess disnt a de Site ide su incita a la procreacién ", — la de que lo Propreme cy tleio oon weenie ene desde Toms e058) hasta lo mis: espiritual.. Crepisculo de Tos fdolos 101 23 Platén va més alld. Con una inocencia tal que para te nerla hay que ser un griego y no un «cristiano», dice ‘que no existitia en modo alguno una filosofia platénica siven Atenas no hubiera jévenes tan bellos: el espec- ticilo de étos, dice, es el que transpotta el alma del filésofo a un frenest exético y no le deja reposo hasta ther implantado 1a semilla de todas las cosas elevadas tun terreno tan bello ™, ;También éste cs un extrafio santo! —no damos crédito a nuestros ofdos, suponie the que se lo demos a Platén. Al menos se adivina q ten Atenas se filosofaba de ofro modo, sobre todo pur IMicamente. Nada es menos griego que la telarafia con- tepmal tejida por un_eremita, el anor intellectualis dei a la manera de Spinoza, La filosofia a In manera dle Platén habrfa que definisla mas bien como una cor ppeticidn erética, como un perfeccionamiento ¢ interior avid de la vieja gimndstica agonal y de sus presupues- tos... 2Qué fue lo que acabs brotando de esa, etética {ilosdifica de Plat6n? Una nueva forma artistica del agén riego, de la dialéctica, — Recordaré ademis, en contra tle Schopenhauer y en honor de Platén, que también tala Ta cultura y toda Ja literatura superiores de Ia Fran- vin elésica brotaron del terreno del interés, sexual. Es Ticito buscar en ella por todas partes Ja galanteria, los sentidlos, la rivalidad de los sexos, Ia «mujer», —n0 se Inearé munca en vano. 24 Hart pour Part ™ fel arte por el arte]. —La lucha finalidad cn el arte es siempre una lucha contra la tendencia moralizante en el arte, contra su subordi- a la moral. L’art pour Vart quicre decir: « jque ‘luso esa hosti- dclata la prepotencia del prejuicio. Cuando del atte se ha excluido Ia finalidad de predicar moral y de 102 Friedrich Nietsche mejorar al hombre, no se sigue de ello todavia, ni é Iejos, que el arte en cuanto tal carezca de finalidad, - 29 gues a tarea de De wn exanten de doctor of todo sistema escolar superior? » — Hace! ?p-—E hom- miquina, «Cail es el medio. para ello?» — Bl hom bre tiene que aprender a aburtirse. oe eOuien sigue esto?» —-Con cl conceplo. del debe «Quien ser un pea “ «eQuién cs dl hombre re toe — El funcionario estatal. — «eCudl es la filosor™ que proporciona Ja férmula suprema del Cees taza a de Kal fo ctl como Fn: ae Crepinclo de tos Idolos 105 30 HI derecho a 1a estupidez. — FI obreto fatigado y que tespira pesadamente, que tiene una mirada bonachona, «que dleja que Tas cosas vayan como van: esa figura tipica Gin le que ahora, en Ia edad del ttabajo (iy. del Keich! — ), nos encontramos en todas Jas clases de la swviedad, reivindica hoy para sf precisamente el arte, nchuido'el libro, sobre todo el periédico, — tanto més 1a naturaleza bella, Talia... El hombre del atardecer, con lis «instimtos salvajes adormecidos», de que habla Faus- ta", precisa del veraneo, del baiio'de mar, dc los ven- taqictos, de Bayreuth... En tales edades el arte tiene dlewcho a la tonteria pura, — como una especie de vavaciones para el espiritu, el ingenio y el énimo, Esto a emtendié Wagner. La tonteria pura restablece ™... 31 Todavia un problema de dieta. —Los medios con que Julio César se defendié de sus achaques y del dolor de sbcva: marchas enormes, un género de vida sencillsi- ‘nw, permanencia ininterrumpida al aire libre, fatigas constantes ™ — éstas son, a grandes rasgos, las reglas dle vonservacién y defensa en general contra Ja extrema vulncrabilidad de esa méquina sutil, y que trabaja a una wesién alefsima, Hamada genio. — 32 Habla ef inmoralista, —Nada repugna més al. gusto tle un fil6sofo que el hombre, cuando éste desea... Si el likisofo ve al hombre sélo en su obrar, si lo que ve es cnte animal, ef més valiente, el més astuto, el més resis- tente, extraviado en apuradas situaciones laberinticas, ‘14n6 igno de admiracién se le aparece el hombre! To- aoe icdtich Nictsche davia le infunde snimos.... Pero el filésofo desprecia al hombre que tiene deseos, tambicn al hombre «desea- ble» —y en gencral todas las cosas que se consideran deseables, todos los idcafes del hombre, Si un fildsofo pudicra ser nihilista, lo seria porque detris de todos los ideales del hombre ‘encuentra Ja mada. O nit siquieta Ja nada todavia — sino s6lo Io abyecto, fo absurdo, lo en- fermo, lo cobarde, To eansado, todas las clases de heces de Ia copa cumpletamente bebida de sw vida... El hom- bre, que en custo realidad es tan digno de veneracidn, geémo es que, cisando desea, no merece estima? ¢Tiene que expiar ell ser tan exeelente como. real re que compensar su obrar, la tensin de cabeza Tuntad que hay en todo obrar, con un relajamiento de les ‘miembros en fo imaginatio y'absurdo? — La historia de las cosas que cl ha considerado descables ha sido hasta ahora la partic bonteuse [parte vergonzosa] del hombre: debemos.guzrdarnos de leer demasiado tiempo en ella Lo que justifica al hombre es su realidad, — ella Je jus- tificard eternamente. ¢Cudinto més valioso es el hombre real, comparaco con cualquier hombre meramente desea do, sofiado, que es una solemne mentira?, gcon cualquier hombre idea!?... ¥ sélo el hombre ideat repugna al gus- to del fildsofo, 33 Valor natural det egoiomo, — El epofimo val 1s valea fisiolégicamente quien lo tiene: puede ser muy V® Tioso, puede carecer de valor y ser despreciable. Es licito someter a examen at todo individuo para ver si repre Senta la linea ascendlente o In Tinea descendente de Ia vida. Cuando se ha tomado ena decisién sobre esto se tiene también un canon pata saber lo valioso que es su exofs ‘mo. Si representa ef ascenso de In Finea, entonces st ¥ Tor es efectivamente extraordinatio, — y por amor vida en su conjunto, que con é da un paso Bacia ade- Tente, es Hicito que sea incloso extremads 1a preocup’ cidn por conscrvar, por erear su optimum de condicic: pisculo de los idolos 107 cs. El hombre aislado, el «individuoy, tal como lo han concebido hasta ahora el pueblo y el fildsofo, es, en efec- tw, un ettot: no es nada de por sf, no es un étomo, un wslabin de la cadena», no es algo simplemente here- sladlo de otro tiempo, — es Ja entera y sinica linea hom- bre hasta llegar a él mismo... Si representa Ta evolucién dleseendente, la decadencia, la degeneracién erénica, el estar enfermo (— las‘ enfermedades son ya, a. grandes tngos, detivaciones de Ia decadencia, rio causas de éta), entonces le corresponde poco valor, y 1a primera equidad quiere que él sustraiga lo menos posible a los bien cons- tinides. El no es més que el parisito de étos... 34 HL cristiano y ef anarquista, — Cuando el anarquista, tomo vocero de capas decadentes de la sociedad, reclama on bella indignacién «derecho», justician, misma le hace bien, es un placet para todos los pobres diablos el lanzar injurias, — esto produce una pequefia embriaguez de poder. Ya la queja, ef quejarse, puede ororgar un encanto a la vida, por asin del cual se Ia soporta: en toda queja hay una sis sutil de vengariza, a los que son de otto modo se lex reprocha, como una injusticia, como un_prvilegio ‘la sto, el malestar, incluso la mala condicién (Scblechtig- eit) * de-uno mismo, «Si yo soy una canaille, también ti sleberias serlo»: con esta Iigica se hace Ta revolucién. — HI quciarse no sirve de nada en ningtin caso: es algo que faye’ ninguna aut tica diferencia, Lo comin, digamos 108 Fricdtich Nietesche también lo indigno en eso, est en que alguien debe ser culpable de que uno mismo sufra— dicho brevemente, en que el que sufre st receta a si mismo, contra su sufrimiento, In miel de la venganza™®, Los objetos de esa necesidad de venganza, que es una necesidad de placer, son causas ocasionales: quien sufre encuentra en todas partes causas para satisfacer su pequefia vengan- 2a,—si es cristiano, digémoslo una vez més, entonces Jas encuentra dentro de si... El cristiano y ef anarquis ta—ambos son décadents. — Pero también cuando el cristiano condena, cuando calumnia, cuando. ensucia el emundo, lo hace partiendo del mismo instinto por el que cl obrero socialista condena, calumnia, ensucia la sociedad: el «juicio final» mismo continia siendo cl dul- ce consuelo de Ia venganza—la revolucién, tal como también ef obrero socialista la aguarda, sélo ‘que imag nada como una cosa un poco més remota... El mismo «mds alli» — epara qué un més allé, sino fuera un medio para ensuciar el més acd?. 35 Critica de ta moral de la décadence,— Una moral «al- teuistay, una moral en la que el egoismo se atrofia— no deja de ser, en cualguier circunstancia, un_-mal indi cio. Esto vale del individuo, esto vale especialmente de Jos pueblos. Faltan las cosas mejores cuando. comienza a faltar el egofsmo. Flegir instintivamente Jo. dafioso para wo mismo, seratraido por motivos adesinteresa- dos» es algo que casi nos da Ja férmula de la décadence. «No buscar el propio provecho» — esto no es més que Ia hoja de higuera moral para tapar un hecho comple tamente distinto, a saber, fisioldgico: «yo va no. sé encontrar mi provccho»... DDisgteracién de los in tos! — EI hombre esta scabado cuando se vuelve altri ta, —En vex de decir ingenuamente: ayo ya no valeo nada», Ia mentira moral en boca del décadent dice: «Nada vale nada,—Ia rida va.no vale nada...» Tal jui- Crepisculo de los fdoles 109 cio no deja de ser en dima instancia un gran peligro, tiene efectos contagiosos, — pronto proliferaté en el ente- ro suelo mérbido de Ia sociedad en forma de una vegeta- cidn tropical de conceptos, unas veces como religién (cristianismo), otras como filosofia (Schopenhauer). En. «kterminadas citcunstancias semejante vegetacidn de ér- holes venenosos, nacida de Ja pobredambre, envenena ‘con sus exhalaciones Ja vida durante milenios... 36 Moral para médicos.—El enfermo es un parisito de | sociedad. Hallndose en cierto estado es indecoroso ir viviendo, El continuar vegetando, en una cobarde slependencia de los médicos y de los medicaments, des- ties de que el sentido de la vida, el derecho a la vida se ha perdido, es algo que deberia acarrear un profundo tlesprecio en Ia sociedad. Los médicos, por su parte, ha- brian de ser los intermediarios de ese desprecio, — no tevetas, sino cada dia una nueva dosis de ndusea frente w sui paciente... Crear una responsabilidad nueva, la del inético, para todos aquellos casos en que el interés su- remo de la vida, de la vida ascendente, exige el aplas- tumiento y Ia eliminacién sin consideraciones de la vida iegenerante — por ejemplo, en lo que se refiese al de- techo a la procreacidn, al derecho a nacer, al derecho @ vivir... Motir con orgullo cuando ya no es posible vivir on orgullo. La muerte, elegida libremente, la muerte tealizada a tiempo, con lucidez y alegefa, entre hijos y de modo que atin resulte posible una despe- slula real, ala que asista todavia aquel que se despide ™, xf como una tasacién real de To conseguide y querido, suma de la vida — todo ello en antitesis a Ja Jamen- Inte y horrible comedia que el cristianismo ha hecho de | hua de Ia muerte. jNo se Te debe olvidar jamés al sistianismo que ha abusado de la debilidad del mori- undo para estuprar su conciencia, y de la manera misma ule morie pura dictar juicios de valor sobre el hombre y no Friedtich Nietasche su pasado! — Pese a todas las cobardias del prejuicio, aqui es importante restablecer ante todo Ia apreciacién correcta, es decir, fisioldgica de Ia Hamada muerte na tural: Ia cas) no'es, en viltima instancia, mas que una muerte «no natural», un suicidio, No se perece jams por causa de otro, sino sélo por causa de si mismo, Sélo que fs una muerte en las condiciones mas despreciables, una muerte no libre, una muerte @ destiempo, una muerte propia de un cobarde. Se deberfa, por amor a la vida, querer la muerte de otra manera, libre, consciente, i azar, sin sorpresa... Finalmente, un consejo para los se ores pesimistas demas décadents. No esta en nuestra mano ef impedir haber nacido: peto ese error — pues @ veces es un error — podemos enmendarlo. Cuando uno se suprime a sf mismo hace la cosa més estimable que exis te: con ello casi merece vivir... La sociedad, jqué digo! , Ja vida misma saca_mis veniaja de esto que de una «vida» cualquiera vivida en la renuncia, Ja anemia y demés virtudes —, se ha liberado a los otros det espee téculo de uno mismo, se ha liberado a la vida de una objecién... El pesimismo, pur, vert [puro, verde] da la prueba de si mismo tan sélo mediante Ia autorrefuta cidn de los sefiores pesimistas: hay que llegar un poco més alld en la propia ldgica, no negar Ia vida simple- mente con evohuntad y representacidny, como hizo Scho- penhauer,—hay que negar primero @ Schopenbauer EL pesimismo, dicho sea de paso, por muy contagioso que sea, no aumenta, sin embargo, la morbosidad de una época, de una estitpe en su conjunto: es la expre~ sidn de esa motbosidad. Se lo contrac del mismo modo ‘que se contrac cl eélera: hay que estar ya predispuesto de manera bastante morbosa para él. El pesimismo no produce de suyo un solo décadent més; recordaré el resultado de la estadistica segtin la cual los aiios en que el célera causa estragos no se distinguen, en Ia cifta glo- bal de muettes, de otros aio. Crepisculo de los {dolor ut 37 Si nos hemos vuelto mas morales, — Contra mi con- septo ams alli del bien y del malo’ se ha Janzado a la sucivin, como era de aguardar, la ferocidad toda de Ta es ‘wpidizacién moral, Ia cual, como es sabido, es conside- tla en Alemania como fa'moral misma: yo podria con- tur preciosas historias acerca de esto", Ante todo se tue inyité a reflexionar sobre Is. «innegable superiori- J de nuestro tiempo en el juicio ético, sobre el pro- zrew que nosotros hemos realmente aleanzado agut: timmparado con nosotros, se dice, un César Borgia no tmeile ser presentado en modo alguno como un «hombre ‘wperiors, como una especie de superbombre, que es lo aque yo hago... Un redactor suizo, det Bund, legs tan Ivins, no sin expresar su estima por el valor de tal atre vimiento, que «entendid» que el sentido de mi obra con- sistia en’ que, con ella, yo proponia Ia eliminacién, de tunlos los sentimientos decentes. ;Muy agradecido! ! — Como respuesta, me permito suscitar Ja pregunta de si natros nos hemos vuelto realmente més morales. Fl Iwvubw de que todo ef mundo lo erea es va una objecién tntra ello... Nosotros los hombres modernos, muy de- Ivnlas, muy valnetables, que damos y recibimos cien tomsideraciones, nos imaginamos de hecho que esa deli ‘wht humanidad que nosotros representamos, que esa tmanimidad aleanzada en la indulgencia, en ia disposi ‘wnt ayudar, en la confianza matua, es un progreso Initive, y que con ello estamos muy por encima de tw. hombres del Renacimiento. Pero toda época piensa svi, tiene que pensat asi. Lo cierto es que nosotros no nos famos de hecho, y ni siquiera con el pensamiento, iciones renacentistas: nuestros nervios, para no ha t «le uestros miisculos, no soportarian esa realidad. con esta incapacidad no queda. probado ningtin neres0, sino sélo que nosotros tenemos una consti wv distinta, la cual es mas tardia, més débil, més deli uz Friedtich Nietasche moral més rica en consideraciones. Si prescindiésemos mentalmente de nuestra constitucién delicada y tatdia, de nuestro envejecimiento fisiolégico, también nuestra mo- ral de la chumanizaciény perderia en seguida su va- Jor—en si ninguna moral tiene valor —: a nosotros rismos, nos inspiraria menosprecio. No dudemos, por otro lado, de que nosotros los modernos, con nuestra hu- manidad tan forrada de algodén, que no quiere chocar con ninguna piedra, proporcionatiamos a los, contempo- rineos de César Borgia una comedia que los harfa morit de risa. De hecho nosotros con nuestras «virtudese mo- ddernas. somos, sin quererlo, sobremanera e6micos... El decrecimiento’ de los instintos hostiles y suscitadores de desconfianza—y en eso consistirfa, en efecto, nuestro ‘eprogteso» — representa tan sdlo ‘una de las conse- cuencias en el decrecimiento general de la vitalided: lograr que salga adelante una existencia tan condicio- nada, tan tardia, es algo que cuesta cien veces més esfuerz0, més cuidado, Agut nos ayudamos unos a otros, agu{, hasta cierto grado, cada uno es un eniermo y cada uno 'es un enfermero. A esto se lo llama luego «vir- tud»—: entre hombres que todavia conocieron una vida distinta, més plena, més prédiga, més desbordante, se le hhabria dado otro nombre, acaso «cobardiay, «mezquin- dado, «moral de viejase... La suavizacién de nuestras costumbres — ésta es mi tesis, ésta es, si se quiere, mi innovacién —es una consecuencia de ia decadencia; 1a indole dura y terrible de la costumbre puede ser, a la inversa, una consecuencia del exceso de vida: entonces, cen efecto, es licito sar mucho, exigir mucho, y tam- bign derrochar mucho. Lo que en otro tiempo constituia cl condimento de Ia vida, eso serfa para nosotros un ve- reno... Para ser indiferentes — también esto es una for- ma de fortaleza — somos nosotros igualmente demasiado vviejos, demasiado tardios: muestra moral de Ja simpatia, contra la cual yo soy el primero en haber puesto en guarcia, es0 que se podria lamar Vinpressionisme mo rale, es una expresién mas de la sobteexcitablidad fisio- ica que es propia de todo lo que es décadent. Ese mo- Crepisculo de Ios Kdolos 43 vimiento que, con la schopenhaueriana moral de la con: pasién, ha intentado presentatse como cientifico— jun ensayo muy desafortunado! — es el auténtico movimien- tw de décadence en Is moral, y en cuanto tal es profun- umente afin a la moral cristiana. Las épocas, fuertes, las cultutas aristocréticas ven algo despreciable en la compasién, en el «amor al préjimo>, en la falta de un siinismo y de un sentimiento de si. ~ A las épocas hay sane meditlas por sus fuerzas positivas—y, en esto, la época del Renacimiento, tan prédiga y tan rica en fatali- ladles, muestra ser la iiltima época grande, y nosotros, novotros fos modernos, con nuestra angustiada solicitud por nosotros mismos y'con nuestro. amor al projimo, con wstras virtudes del trabajo, de la falta de pretensio- ines, de Ja legalidad, del cientificismo — coleccionadotes, evanémicos, maquinales — resultamos ser una época dé. Hil... Nuestras virtudes estin condicionadas, vienen pro- ocadas por nuestra debilidad... La «igualdad>, un cierto inejamiento efectivo, que en Ja teoria de la «igualdad ‘le derechos» no hace otra cosa que expresarse, es parte vencial de In decadencia: el abismo entre unos hombres ¥ otros, entre unos estamentos y otros, Ia multiplicidad ste los tipos, la voluntad de ser uno mismo, de destaca te -es0 que yo llamo el pathos de la distancia ™, es bropio de toda época fuerte. La tensién, la envergedura wre los extremos se hacen cada vez més pequefias hoy, —Jos extremos mismos se difuminan hasta acabar niendo semejantes... Todas nuestras teorfas politicas. texlas nuestras constituciones estatales, no excluido en todo alguno el «Reich alemén», son’ derivaciones, ne- tevidades detivadas de Ia decadencia; el efecto incons- te de Ia décadence ha Megado a dominar hasta en lus ideales de las ciencias particulares. Mi objecién con- {ta In sociologia toda en Tnglatersa y en Francia contintia ruenddo que ella conoce por experiencia sélo Jas formas erudentes de a sociedad, y, con total inocencia, toma nn» propios instintos de decadencia como norma del jui- ti wacioligico de valor. La vida decadente, el decreci tntento de toda fuerza organizadora, es decie, separadora,

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