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ee ret enna SEs ee eee eae er ee ee eee ee Se Ronee eee it Fe ee nee ee eect ee een Se ee ven aa eee eee a eens Se eee een tir eens Cee ener en Se ee ee Se ee eee at et ee ee eee ee ere ee ae Ce eee ae ene ee en cc eer Ce ce er Ce eee a nen eee Se ee ee eS eee at Se er Ce ate ener Ee ee nee Se ne an en eater eet nactén radical de la psique humana no estin ‘completamente deteriinados en el sen aan ce eet! Sete ts eee arena ‘oooh oe aceEActs CHENELSCSTORUDIS Ini yee Peele ae Toacin see ira ans Cee dae Seid pte, seis Moa ga ray ae ‘ihr cian ea i inna Cast 081 00-26 Se Cai At ei ens pi Biel Seva Ing ii Pode Titulos de los originales en francés 1, Tiempo y ereaciéon ‘Titulo originalTempe et creation en Les carrefours du labyrinthe Il Le Monde Morcelé. Edicion du Seull, Paris, 1990, Tomado de la versién de la Editorial Altamira (Ar- gontina) y Nordan-Comunidad (Uruguay), 1990. 2.Complejidad, magmas, historia Publié dans le volume commémoratif pour Yves Barel, Systeme et paracdoxe. Le Seuil, Paris, 1993. 8, Imaginacion, imaginario, eflexién Liinconscient et la science. R. Dorey, C. Castoriadis, E. Enriquez, R. Thom, J. Ménéchal, WH. Fridman, G. Borquez, A. Green. Dunod, Parts, 1991. 4.Lo hecho y lo por hacer Autonomie et autotransformation de la société. La Dhilosophie militante de Cornelius Castoriadis. Travaux ‘de droit, d'economio, de sciences politiques, de sociologie tt d’anthropologie, N* 162 , Dirigés par Giovanni Busino, Librairie Droz, Genéve 11, rue Massot, 1989, ‘Tradueci6n de José Malaver Colaboraron en la elaboracin del libro: ‘Marcela Tovar, Angéliea Franco y Zuly Escobar Contenido Presentacién Cornelius Castoriadis| El laberinto del pensamiento y la creacién Fabio Giraldo y José Malaver an ‘Tiempo y creacién 37 Complejidad, magmas, historia 105 Imaginacién, imaginario, reflexién 131 Lo hecho y lo por hacer 213 Dag desi fore, ponendo Ia cara al So", Bs 2 perderse on galeria gue slo exten porque nosotros las ahonamos een ‘mente, dar vetas n creuloen el fondo dean anes eal ry cr des emt pe Practicables en la pared’® es Fano Gira.po- Jost Mataven ‘Septiembre 1997 1 Ri ner Wer ado on Cara, Du Labyrinth, atone Du Sou Pare 8 em 19. Preface, op. cit. ' Tiempo y creacién* ‘Cuando reflexionamos sabre el tiempo —como, de hecho, ‘cuando reflerionamos sobre cuslquier eosa-— ,n0s es im posible evitar una divisin insuperable ‘Tiempo para nosotros; o para un sujeto o ser para si con. diversos earacteres a la ver evidentes y enigmaticos (aun- ‘que sélo fuera su pulverizacién entre todos los sujetos efec- tivos y posibles). ‘Tiempo en el mundo o del mundo, como receptculo y ddimensién de todo lo que podria aparecer, y como orden ¥ medida de esta aparieion. Llamémeslos, provisionalmente tiempo subjetivo y tiem- po objetivo. Surge entonces inmediatamente la cuestién del tiempo ‘como tal, de un tercertérmino que hace posible hablar de Tas ies de et testo fueron expussas por primers vex en uo onferenin ene ten del enlngaso Temps e venir, en Cern-La ‘tle unio de 180), Hero relaborado a sori de bse para onfreneie ntrofucoria al nlaghio Decoatracion of Tm eee ‘Ben Stentor, en febrero de 1998, Lo be taduedo al anes, con ‘nae moditanionce secundaria. a j i Ong eerie tiempo subjetivo y tiempo objetivo en tanto tiempo, El tiempo como tal apareceria asi come sabrepasarndo no solo los diversos tiempos subjetives —el mio, el de ustedes, el tempo de os astray l tempo de los oedema, tiempo de las ballenas e tempo de las abejas— es deci, ln variedades de tiempos privados o tiempos para un su- Jeto, pero también todos los tiempos particulares de cual- ‘quier naturaleza que soa, comprendido el tiempo objetivo y sus fragmentaciones posibles (una tal fragmentacién existe en la relatividad genera), y haciendo posible, por medio de innumerables articulaciones y encajamientos cruzados, su ajuste reciproco o al menos, si acomodacién ¥y scorrespondencia~ Asi, heblames, podemos hala y estamos olignds a a. ~=—r—r— non cunta us hay varias opin de tempus 9 "os sention do ee arminn dels misma mao que [eeieten den dl ger que co unpolachts egos, cn termine wid Ge varias monras dees Bata moncisn de Ariattele au no oracle rot ong stoner quel op einapareble del sen No Setata Ge leg dare sete dfrenes aun mis Zo termine, tempo, sino hay alferenter etogoras de empon Por qué ton enegrias del empor se de che tenon en soma? 0, Para -presarlo de una Jorma mas radical, por qué hay unidad y unicidad del tiempo, si hay una? Estas son las preguntas a las que s6lo.es posible dar tna tentativa de respuesta muy com- pileja. La situacién al respecto es idéntica a la que con- cierne al ser y, si pienso correctamente, por las mismas rarones profundas. Cone Ceri He hablado de tiempo subjetivo y objetivo. 2Por qué reto- mar y validar esa distinelén anticuada y banal entre lo Subjetivo y To objetiva? Volveré mas adelante sobre est uestion, Por el momento, afirmo que hay ser como suje- to, o que hay seres que son sujetos, es decir, son por st 'mismos, Por ejemplo: nosotros. Pero un sujeto no es nada sino es lacreacién de un mundo para él en una clausura relativa, Ese mundo (recepticulos, elementos, relaciones, fle.) es lo que es para el sujet, y no seria como tal y tal como es sino hubiera un sujeto y ese sujeto (y/o esa clase Ge sujetos, ete). Esta creaciGn es siempre creacion de una ‘multiplicidad. Esto sélo lo podemos encontrar ante naso- trosy constatarlo; no podemos ni producirlo ni deducrlo. ‘Esta multiplicidad se desplioga siempre en dos modos: el ‘modo deo simplemente diferente, como diferencia, epe- ticién, multipicdad ensfdica (conjuntista-identitariay, y el modo de lo otro, como altaridad, emergencia, multipli- cidad creativa, imaginaria o poidtica (ver nota al final de este texto). Pero afirmo también que la subjetividad no agota el ser (a menos que se deje levar a un delirio solipsista abso- Ito), Ante todo, Zde qué sujeto se trata? Hay otros su- jetos y modos de ser sujeto; y no hay ninguna posibili- dad de que yo Hegue a construir la organizacion ¥ fl funcionamiento existentes y eficacos por si de un ‘cocodrilo 0 de una colmena como producto de mi con- tiencia (trascendental). Tampoco puedo olvidar que el ‘mundo de la colmena implica necesariamente el mun- do de las plantas con flores; © —para detener aqui una, serie ilimitada de inferencias— que el mundo de las, plantas tiene relacién con ciertas propiedades de la ‘materia inorganiea o con las posibilidades ofrecidas por Ont da can ién co-determinado, co-organizado de manera deci a a = mien tanto sujeto. Pero —y retomaré este. a mento— que yo piense la organizacién jue, en nto ‘Seo aay in an See beseinmmesnge mac élaro que ila ma tle tna : do como tal, en si, weonietle ‘Dos consecuencias se desprenden de esto: En primer lu demos jam mmo térmi 4, en todo lo que decimos de! mundo, no * Jains separar rigurosayabsolutamente, en 10s componentes subjetivo y abjetive, En sande ugar, no podem co ser de la diferenci . aie nar os doe mode de teria manda Seen ois an gare tfrenton or sronen ‘mcompostoresotrnctenqueun alee paren vi ec pa fp ce "anaes eaten emia Ctr Primero, al nivel mas abstracto, la filosofia heredada tra- baja con una separacién radical del sujetoy el objeto. El resultado de esto ha sido una vacilacin entre una posi- cin (einstellung) subjetiva y una posicién objetiva. Esta situacién no cambia, més bien alcanza un grado extremo cuando una de las dos posiciones absorbe totalmente la ‘otra; como con el idealismo o el materialismo. A nivel sgnoseolégico, es lo que tiene lugar con el empirismo Gnductivismo) y el apriorismo. Las dos visiones descono- con el hecho de que hay sujeto, como también desconoeen que todo mundo es mundo para un sujeto. Al mismo tiem- ‘po que no podria haber sujeto y un mundo para ese sujeto sin un mundo que se preste a la existencia de sujetos y (otro axpeeto de lo mismo) les permita conocer algo del ‘mundo, Sea que consideremos la fo» pereeptiva (Husser, Merleau-Ponty) més ingenua o el pensamiento flosfico 0 (en el sentido de lo més ‘importante, que el vantes» y el edespués» estén, prima- riamente (originariamente), en el topos; esto es, el lugar, la ubicacion, el egpacio, Tendriamos que considerar pues, ‘que el santes»y el «después» traducen un orden espacial —el «antes» y el después de un cuerpo en movimiento— quesigue el arden temporal Akolouthein, 2198 19), puesto que el movimiento (definido localmente) y el tiempo se ‘acompaian siempre el uno al otro (ibid). Pero todo onden espacial es, por necesidad, arbitrario. (Que para Arstételes ese cardeter arbitrario no sea absoluto, puesto que la Tie- ra tiene una posicidn privilegiada, © mejor ina, es aqui irrelevante. No medimos los movimnientos con relacién al centro de la Tierra). Es por esto por lo que un elemento subjetivo se insintia, inevitablemente, en la visién cosmoldgica de Aristoteles sobre el tiempo, Esto es mani- fiesta en las formulaciones de Physique IV, 1: «..toma- ‘mos conocimiento del tiempo cuando hemos definido el ‘movimiento habiendo definido el antes y el después; y de- cimos que el tiempo ha transcurride cuando pereibimos el antes y el después en el movimiento. «Pues slo es euan- do comprendemos (noésomen) que los extremos son dife- rentes al medio y el alma pronuneia que los instantes pre- sentes (nun) son das, es entonces euande deeimos que esto esl tiempo... (219a 22-25; 26-28), El antes y el después devienen asi una nocién primitiva, cuya comprensisn debe recurrir a alguna imposicin de orden por el alma (el ob- servador). Volveré a esto més adelante. Siotesiglos més tarde —y dejando de lado a los estoicos y Plotino—, encontramos en Agustin a la vee la primera formulacidn clara del abordaje subjetivo y el rechazo a la Canis Cais concopeién de un -filésofo» que, muy probablemente, ‘Agustin cree ser la concepcién le Aristételes que, con una probabilidad igual, no ley6 o, si lo ley6, no comprendié, Comienzo por el segundo punto. El tiempo, dice Arustin, no puede ser el movimiento; pues vemos que el mismo mo- vimiento puede tener lugar con duraciones diferentes (Con fesiones, XI, XXIII 23-40; XIVa 1-5). Elargumento no tie- ne evidentemente nada que ver con la definicién de ‘Aristeles, Aristoteles no escribié que el tiempo fuera el movimiento (sino explicitamente lo contrario); eseribié que cl tiempo era una de las determinaciones esenciales del ‘movimiento, es decir, su medida, Siel «mismo movimien- to ha tenide lugar con duraciones diferentes, simplemente no es el mismo movimiento, puesto que su medida tempo- rales una determinacién esencial. Ningin hombre en su ‘sano juico supondra que Aristételes ignoraba la diferen: cia entre regresar a casa caminando y regresar corriendo, entre la tortuga y Aquiles. Pero, también, el argumento desafortunado de Agustin oculta la aporia central de su posicidn: de6mo sabe él que las dos «duraciones diferen- {es> deun mismo movimiento son diferentes, sino es com pardndolas a un tertium quid, por ejemplo, a otro movi- Injento que se supone transcurre a ritmo constante du ante el mismo -tiempo-? Aqui, el «mismo movimiento silo puede significar los mismos puntos espaciales extre- ‘mos, por lo tanto el argumento no tiene sentido. Agustin comtiniia diendo: non est ergo tempus corporis motus (XXIV, 29), pues el tiempo, noes el movimiento del de un) ‘cuerpo; por tanto, medimos el movimiento asf como el re- ‘pose con nostra dimensio, nuestra medida. dPero podria- ros medir el reposo si todo estuviera en reposo? Un aristotélico resaltaria por supuesto que «medimos» el re- pose como el tiempo durante el cual otro movimiento me- a “ Ont dea aia ido se a desplegado, os deci, refiriénds ¥ Por comparacién con éste msm Poros a dition de Agustin le Agno J 4 nt on tales ere ale nmi tn na dien tend! oxenee Sse ere 0 tnsén 0 depigue sDisento kg jonos al movimiento ‘se consume en el pasado, el pasado, el yarno-agut, crece (eresert), tres actividades © posturas ‘meminit, 61 6 mantiene en ues el animus es capaz de et expectet, et adtendit, et De suerte que fo en expectativa pasa ure Ctr transect) a través de aquello alo que se le presta aten- cidn en lo que se recuerda». El animus, el espirtu, es en el tiempo y/o hace sere tiompo por cuantoes unadistentio, ‘que une es0s tres «momentose: la expectacién, la aten- cin, la memoria. Sies también eapaz de medir el tiempo, ‘sen funcign de esta extrata posibilidad de cuantificacion ssuministrada por el incremento de recuerdos en la me- Agustin puede entonces regresar (libro XII) ala pregunta {que lo habta lanzado por este traicionero camino, que per manece como el motor de su biisqueda sobre el tiempo. {Qué hacia Dios antes dela creacién?»: pregunta estip- da y blasfema que encuentra su respuesta, en principio, ‘mediante ladistincién entrela eternidad comonune estans, ‘presente inmutable y tiempo, que slo perteneve a lo ere ‘do, Pero si el tiempo esta ligade al animus ereado no solo fen cuanto a su medida 0 a su percepcién, sino esencial- ‘mente, ~como tienden a mostrarlo os desarrollos del li- ‘bro XI— ; surgen de esto las dificultades intratables que conducirin a Agustin —en el libro XII de las Confesio= nnes— a una contradiceién flagrant, como se verd en un instante. Por lo pronto, debemos hacer notar la influencia decisiva de Agustin sobre las concepeiones del tiempo en Kant, Husserl y Heidegger Discutimos a Agustin para iustrar una posiciin funda ‘mental y sus aporias. Agustin no dice, y no podria decir: hay tiempo solamente por cuanto hay animus y distentio ‘animus. Dice como se ha visto, y debe decir: mido el tiem popor estadistentio, Dello resulta una imposibilidad que comparten todos los abordajes subjetivos del tiempo, £2C6mo unadistentio animi podria suministrar un tiempo | vl ees comin, pablico, y una medida comin del tiempo? iCémo podria ella incluso suministrar una medida en et sentido propio del término (se debe suponer que Agustin sabe lo ‘que sigaifica metior, yo mido), del tiempo privado, subjeti- vo, personal mismo? Los referentes de Agustin son pura _mente subjetivos (incluso si se afirma que no son psivolé- tleos): expectacidn, atencién, memoria, Para egar a un tiempo comin y a una medida comin del tiempo, todos los animi deberian estar dotados a priori no sélo de una ‘capacidad abstracta de medir el tiempo, sino tambien, de la capacidad de medir el tiempo y estrictamente dela mis- ‘ma manera. Notemas de paso que en esta perspectiva, la ‘existencia para todas los sujetos de un flujo de tiempo con. Ja misma direccion debe ser tomada como un puro hecho ‘que no puede ser sometido a elaboracién o elucidacién ul- terior Laestructura dela subjetividad es tal que ésta vive prestando atencién... expectante y rememorante (on Husserl: atencion, retencién, pretensién; en Heidegger: lo anticipado, la memoria, el presente), y con el mismo ‘orden de los acontecimientos para todos. El contenido cor- cereto de este orden para mi debe ser el mismo contenido concrete del orden para ustedes. Esto parece evidente a Agustin (como, de hecho, para easi todos los filésofos), de suerte que él ni siquiera menciona el problema. Pero tam- bien: la medida debe se hecha con los mismos patrones, ¥ conducir a los mismos resultados sin ningin referente exlerno, Asfel animus —todos los anim, o el animus como tal— debe ser de tal manera que todas las operacic- nes de medida deban ser idénticas, de modo totalmente independiente de toda «cantidads y «cualidad» de los re- cuerdos acurmulados en cada caso particular Por que en tonces hacer la mas minima referencia a esos recuerdos? eins Cris Y dpor qué divigise siempre alanimus comoanimus meus. como lo hace Agustin lo quese volvers elje meine,jecigene {de Heidegger)? Pero, inchs en eleaso deun tinicoanimus qué podria asogurar la identidad de medidas sucesivas, del mismo lapso de tiempo, o la comparabilidad, on cuan- toa la medida, de lapsos de tiempos diferentes puesto que cada uno esté con toda evidencia lleno de recuerdos dif rentes? Que se me permita aqui una digresién, ¢Moriremos des- pués de haber nacido porque expectamos la muerte ¥ rememoramos el nacimiento (Tod et Geworfenkeit de Heidegger? Proposicién absurda en su conjunto, y falsa ‘0 poco rigurosa en su segunda parte. No recordamos nue tro nacimiento; estrictamente hablando, no sabemos pro- Piamente,cigentlich, que hemos nacido, ELDasein no sabe de sf mismo y por si mismo que ha venido al mundo; sim- plemente se lohan dicho, y ha visto a otros nacer. Tampo- 0, el Dasein sabe, eigentlich, que morira; se lohan dicho, y ha visto a otros morir. Nada hay en mi, nada mio y pro pio, que me diga que he nacido y moriré —nada «psicol6- gicoe y nada -trascendental»—. Que haya nacido y moriré 2 un saber esencialmente social, que me es transmitido/ Jmpuesto (que, por supuesto, el nicleo més intimo de la psique simplemente ignora). [Regresemos a las aporias del abordaje subjetivo. En ol marco teolégico de Agustin, las dificultades podrfan ser allanadas por construccién divina, (Zqué no podria serio”), Esta via est cerrada para un filésofo (para Husserl, para Heidegger, ec.). Pero, incluso para Agustin, el tedlogo, Ia via sigue estando lena de trampas, puesto que 61 apoya claramente el conjunte de su argumentacién sobre nocio- x ng dea cease nes extricamonte sujetivas memoria, ete) Por cons- fuentes propiedad uivalentes «prio de sae tos deben sere objeto de un pstuads at he La ite Sins impatant ou, nan mars dient pre despues de Kant, en Huser! y Heidegger donde 20 vuelve intratable. ad stil mostralo ene caso de Rant Para Kant lem en tanto forma priar deta intulin obliga poral dec Io, todo ln que aparece, extern o interna entrar en ua dimensidn unica de suction Laimpacton de eta forma a todo lo que aparece (as fendmenes)reulere la ‘modiaion de un exquematrascondental,sumnisteas por Inimaginacin tnscendental Este esquema esl linen Asistimos aqu,visblemente, aun despazamenc dela problemétca del tempo hata ln problematica del copes Gio. Pero incluso este desplaamiento noes sufinte Una propiedad fundamental dl impo (tod ope dei, 0) eslnrreversibiidad,y no hay nada de reverie en tna nea: el orden total sabre interval [aber o c- ‘rado] (9) e noma al orden total bree interes (39. Pero ademds, tiempo debe ser medida, Ene caso del espacio, se puede acepar la idea de una medida sin spore etn oma we acer emp cn mates a0) lt intieién pura comparalossegmentos, encuent Aue som iguales desiguaten, yas sucsivamente. Pero tsio presupone que los segmenios pueden ser superpues tos o wuclos congruences (en a inulin pura. Por loa segments dela linea del empo-, por su misma natures Jeza no son superponibles. Smo pueden ser entonces comparados de manera vélida, emo el tempo pola Sor medida? Sin algo Snherente alas fensmenon coma ts Tes, que el suet teaacendental no pute suministra ex Cea Caters decir sin la existencin de la ropeticién efeetiva de pares fequivalentes de ocurrencias fenoménicas que se puedan racionalmente postular como soparados por intervalos tequivalentes, no puede haber medida del tiempo; tampoco experiencia fisie (erfahrung) en el sentido de Kant, Importa resoltar que ni Aristételes ni Agustin pueden mantener su posicin hasta el final He recordado mas arriba dos formulaciones de Aristételes aque ligan de manera ambigua el tiempo y la actividad del falma (Ph IV 11, 2198 22-25, 26-28) Pero hay més. Sinads ‘cambia en nuestro expiritu,o si el cambio escapa a nues tra atencién, nos parece (dokei) que el tiempo no ha trans ccurrido, Pero si hay paracién con las otras. En resumen: el mundo debe estar privado de sentido. Bs solo porque no hay una significa ‘in intrinseca del mundo que los humanos pueden y de- ben, dotarlo de esta extraordinaria variedad de significa ciones fuertemente heterogéneas. Es porque no hay nin- fguna vor que truene detris de las nubes, como tampoco un Ienguaje del ser, que la historia ha sido posible. (Desde Iuogo las religiones, en especial las religiones reveladas, afirman lo contrario. Por desgracia hay demasiadas). Y hoy, la prevalencia dela significacion imaginaria occiden- th de la expansién iimitada del pseudo-dominio pseudo racional se ha hecho posible por la ubicuidad do la dimen- sin identitaria de] mundo (sobre la cual se apoyan sus rea Tizaciones prcticas) que com tal, est privada de sentido, Iv El tiempo dentitario social —es decir, el tiempo socal sim- plemente— presupone el tiempo identitario en el primer festrato natural, o una dimensin identitaria del tiempo (como de todo la demas) delo quees en general. Es de-esta enc Caras dimension identitaria del mundo que la fisiea se ocupa, al ‘menos en el inicio, Debo limitarme a algunas breves ob- sorvaciones sobre un tema inmenso, inmensamente dif cil e inextrieablemente ligado a puntos de la tecnicidad matemitica y fisica No hay duda de que el espectro de a espactalizacion obse- siona al conjunto de la fisica desde, al menos, la época de Lagrange (la fsica es una geometria a euatro dimensio- ness). Einstein mismo crefa firmemente que el tempo es una lusion subjetiva (cualquiera que sea el sentido desta cexpresién). En fisica matematia el tiempo aparece esen- cialmente como la cuarta dimensién de una variedad cuatri-dimensional. No es ficil ver por qué es distinto de Jas otras tres dimensiones, ni lo que lo distingue de ella. ‘Habitualmente, sehace entrar en juego lairreversibilidad del tiempo (més exactamente, de los process tempora- les), para defini el eardcter propio del tiempo: los movi- ‘mientos en el espacio son reversibles, los procesos en el tiempo no lo son, Pero esto es insatisfactorio en varios as- pectos. Primero, de ninguna manera es seguro que todos, Jos movimientos en el espacio sean reversibles. Alli don- de, por ejemplo, existe un gradiente gravitacional muy potente (como en la veeindad de un agujero negro), los ‘movimientos espaciales silo pueden desarrollarse en cier- tas direcciones privilegiadas (abstraccién hecha de los efee tos cusnticos). Y si consideramos el universo en su con- Junto, de acuerdo con las concepeiones cosmolégicas do- ‘minantes que explican el desplazamiento hacia el rojo ob- servado en la luz de lae galaxias lejanas,existen direccio- nes en el espacio que no pueden ser recorridas reversi- Dlemente: ningiin ctimulo de galaxias podria moverse «ha- Ong de cin tin linteriors dante una fs de expansin dl univer ‘oni shacia el exterior drante una fave deconruc, Segundo, come lo indica ya este itn ejomplo, la irrevertildad devine un engin eclacommolgica Nopuedoresiatrlntentain de star eta de una na ner un poco diverida itando un sp periaitico Nes York Times, 21 de enero de 1987): a] ' -De todos los fendmenos que afictan la condiciénhuma- fh ninguna ha dja los eentifes mae perp qe lamar dl emo hacia adelante euligazon con i toe deca sparentemente infatgale aca el dror dec nocia bao el nombre de entrap, con a expansion el = Alunos de los mas célebres tebries del mundo han emi- {ido Ia idea de que, sila expansién en curso se invierte, y l universo comienza a contraerse, Ia flecha del tiempo cambiaré de direceién. La gente —siexistiera— viviria de Ja tumba hacia lacuna y se recordaria de lo que debe sue. der maiiana, Algunos teéricos han sugerido que los que vivieran en un universo tal no tendrian concieneia del hhecho de que el tiempo transcurririaal revés, pues su per- cepcién del tiempo estaria ella misma invertida, Pero vivi- rian en tn universo cuyo futuro, en todos sus detalles, seria predeterminado. Los cientificos han sugerido tam bien que nuestro universo posee tal vez un universo ges elo, hecho de antimateria, donde el iempotranscurre e Stephen W. Hawking, de Ia Universidad de Cambridge fn Inglaterra, un partidario eminente de la vision sogin la cual el tiempo transcurriria al revés en un tniverso en ‘eontraccién, ha recientemente anunciado que ha eambia: cas Catia 4o de opinidn, Sus investigaciones recientes lo han leva~ doa concluir que el tiempo continuaria marchando hacia, adelante, incluso si el universo comenzara a contraerse, dijo ante una conferencia de astrofisicos en Chicago» Con todo el respeto debido ala extraordinaria inteligencia ‘de Stephen Hawking, hay algo de consuelo para el filésof0 ‘vera los fiscos més eminentos apresados en las redes del tiempo; y es necesario agregar, exhibiendo un cierto grado de ingenuidad. Se debe también deplorar la desaparicién de los estudios clésiens. Con seguridad, hace setenta aos, ‘Hermann Weyl o Werner Heisenberg no hubieran perdido la oeasin de mencionar que este «desarrollo ala inverst dal tiempo es el toma central del célebre mito del Politico de Platén, ‘Tercero, como es bien conocido, las tentativas de dedu Ia irreversibilidad a partir de los primeros principios dela fisica(o incluso de volverla compatible con éstos), omen ‘zadas con Boltzmann hace mas de un siglo, siguen perma- nneciendo insatisfactorias. Cuarto, y lo més importante, la irreversibilidad fisica es, localmente, un. hecho indiseutible. Pero es un hecho par- tial que no agota, y de lejos, los datos. Mas precisamente, ia irreversibilidad fisica es interprotada como entropia reciente, es decir, como desorden y desorganizacion ere- tientes (lo que, dicho sea de paso, implica la paradja de ‘que, sla tendencia hacia el ineremento dela entropia de- biera prevalecer completamente y el universo devenit, ‘como deberia serlo en este caso, un gas de fotones,e tiem po dejarfa de tener todo sentido fsico) Pero la entropia hoes todo: las especies vivientes emengen, los bebés na- cen erecen, los pintores componen obras maestras. Todo i Ong de cee esto no «viola» la segunda lay de la termodindmica; sim plemente se sitia mas alla de su aleance. Las formas no son solamente destruidas, también son ereadas, y no se puede lograr una comprensién del tiempo, ni, creo, eluci far su «flecha- y la irreversibildad sin tener en cuenta festos dos hechos: la creacién y la destruceién de las for- He hablado del espectro de la espacilizacién que obsesio- na alla fsica. De hecho, la pregunta es més profunda, Le ‘espacializacin del tiempo en fsica noes mas que una con- ‘secuencia del hecho de que la fsiea, la fisica matemética, tata todo, comprendidoel espacio mismo, dentro del marco conjuntista-identitario (ensidico) Esto os el resultado de ‘51 dependencia de Ia matematica (al menos, de la mate ‘atica tal y como ha sido hasta ahora), que ¢s la intermi- ‘able elabaracisn de las posibilidades de lo ensidico. Se- falemos de paso que éste fue tambien el error de Bergson, {que erilicabsa la concepeidn del tiempo de ls isicos como espacializada eidentifcaba el espacio eon Io euantificable. Esto aélo es cierto para el espacio» abstracto; es decir, matematico, ensidico, Bn la medida en que la fsica trata tl tiempo como una simple cuarta dimensién de un espa- cio geométrico euatr-dimensional, esto permanece como verdadero, Pero nada asogura que el espacio efectivo (el espacio que vivimos asi como el espacio del mundo en si) sea reducible al espacio abstracto, matemstieo (y por lo tanto susceptible de una pura y simple euantificacion). [No es éste of lugar para claborar esta cuestion. Es por esto que en las paginas que siguen inmediatamente mis referencias al espacio como distinto del tiempo, deben ser comprendidas como aplicadas al espacio abstracto, mate- ration ens Carine 'No podemos aleanzar el nicl de la pregunta del tiempo subjetivo, objotivo o sobressliente— a menos de comen- rar con la idea dela emergencia de a alteridad (alloiosis), en tanto ereacién/destruceién de formas, onsiderada come tuna determinacién fundamental del ser como tales decir, ens Esto nos obliga a establecer una distincién estricta entre diferencia y alteridad. $4 difiere de 43, un eirculo y una lipse son diferentes. La Iiada y El Castillo no son dife- rentes; son otros. Una banda de babisinos y una sociedad hhumana, son otros. La sociedad humana, por ejemplo, slo existe como emergencia de una nueva forma (eides) y ene ama dicha forma. Diremos que dos objetos son diferen- tes si existe un conjunto de transformaciones determina ‘das (sleyes») que permiten la deduccion o produccidn de uno a partir de otro. Si un tal conjunto de transformacio nes determinadas no existe, los objetos son otros, La emer ‘goncia de lo tro es la dnica manera de dar un sentido a la dea de novedad, de lo nuevo como tal. Lo nuevo no es lo imprevisible, lo impredecible, ni lo indeterminado. Una cosa puede ser impredecible (la cifra que va a salir en la ruleta) y ser siempre la repetiein trivial de una forma; @ bien ser indeterminada, y ain ser la simple repeticion de tuna forma dada, por ejemplo, fendmenos cusnticos. Algo fs nuevo cuando es posicién de una forma que no es ni producible ni dedueible a partir de otras formas. Algo es ‘nuevo significa, pues: algo es la posicion de nuevas deter. ‘minaciones, de nuevas leyes, Este es el sentido de la for- sma; del cides. Come tal, el nuevo eidos, la nueva forma, es ereada ex rihilo, En tanto forma, en tanto eidos, no es produeible @ 87 Ont de omsin ‘deducible a partir de lo que «allfestabae, Esto no significa que es creacién in nihilo o cum nihido. As, los humanos crean el mundo del sentido y Ia significacién,o dela inst tucidn, desde ciortas condiciones —que son seres vivir tes, que no hay un dios constante y corporalmente presen- te que les diga el sentido del mundo y de sus vidas, te— Pero no hay modo de derivar de estas condiciones bien sea ese nivel del ser —lo social-historieo— » aus contenides cada vez particulares. Lapolis griega es ereada en ciertas condiciones y »con- clertos medios, en un entorno defini- do por seres humanos definides, después de un formida ble pasado incorporado, entre otros, en Ia mitologia y el lenguaje griegos, y asf sucesivamente ad infinitum. Pero lla no es causada ni est& determinada por estos elemen- tos. Lo que exist, o una parte de esto, ondiciona la nue- vva forma; no la causa ni Ia determina Elhecho de la creacion como tal no tiene nada que ver eon, la disputa a propésito del determinismo. Contradiee 86lo la idea paradéjiea y francamente absurda, de un 4eterminismo universal homogéneo, que reduciria los ni veles o los estratos del ser (y las leyes que les correspon den) a un nivel nico, iltimo y elemental. Esto implicari, ‘entre otras cosas, la interesante conclusion teolégica-me- tafisica de que seria rigurosamente necesario para el uni- verso llegar a un conocimiento de si (mediante la teoria fisica) La creacién implica solamente que las determina ciones que se aplican @ lo que es nunca estén cerradas de tal manera que prohiban Ia emergencia de otras determi Esto nos permite proponer una caraeterieacién del tiem- po que lodistinga del espacio (y del espacio-tiempo) abs- (rs Caiatie tracto o matemético, En el pensamiento podemos hacer abstraceion de lo que es diferente y penaar Ia pura dife- ia como tal. Estos posible; ol resultado de esta ope- racién abstractiva es el espacio puro, abstracto. En esto espacio, todo punto diflere de todo otro punto sin poseer ninguna caracteritiea intrinseea, sélo mediante algo que lees exterior, a saber su posicién vene el espacio. Dos eu- ‘bos estrictamente idénticos son diferentes si y s6lo si ocu- pan Igares diferentes en el espacio. El espacio abstract fs ese milagro, esta posibilidad fantastica de la diferencia de lo idéntieo. Los puntos, los segments iguale, las gu ‘as 0 os s6lides, pueden der distinguides sin poseer nin- ‘muna diferencia “propia; por el hecho de ser diferente su localizacién, su posicion en el espacio Ladiferencia es infinitamente productiva; por ejemplo, «lla sostiene y hace posible la totalidad de la matemati- cea, En matemitiea, procedemos atribuyendo caracte Fistieas a conjuntos de elementos «indiferentese, luego volviendo éstas mismas earacteristicas -indiferentes» ‘tro nivel, y asi sucesivamente. Digo productiva: pro- ‘duceién agut significa la construccion a partir de ele- rmentos dados y segtin leyes dadas. Podemos pensar una ‘multiplicidad infinita de elementos «idénticose lo lar- go de una dimensién o de un numero cualquiera de di- Imensiones; y tenemos un receptaculo «del género espa- cio, Podemos Henar este recepticulo por objetos pro: ‘ducidos como diferentes; es decir, reducibles los unos a Jos otros, y todos algunos objetos elementales, de acuer- o con reglas y leyes determinadas: tenemos asi un uni- verso psetidefisico, inmévil, Podemoa agregarle una di ‘mensi6n suplementaria, lamarla tiempo, y dotarla de al fmunas propiedades particulares que a diatinguen de las @ On Selec ‘otras dimensiones de esta multiplicidad pseudo-fsica, Ta les propiedades pueden sor por ejemplo: 4) Las producciones son irroversibles; es decir, a inver- bidn de la estructura de orden total impuesta a la dimen- sidn stiompo- es impocible o est privada de sentido; >) Bxisten propiedades distinguidas (clementosy construc- ciones) que permanocen invariables a lo largo de esta di- ‘mension, es decir, propiedades que son conservadas a lo largo de ese tiempo «espacial (por ejemplo, a cantidad de cmateria-energia» y ahora, algunas otras cantidades més cexétieas de la fisica eudintica); ©) Ciertos -subeonjuntoe: y «produecioness,Ilamados pro- esos no son transportables a lo largo de esta dimensién, ‘Tenemos entonces una multiplicidad cuatri-(on) dimen- sional, construida a partir de Io idéntico y lo diferente (es decir, de lo idéntico repetido), que podemos reflexionar y tlaborar haciendo abstraccién de todas sus contenides con- cretos, (Las cosas devienen mas complicadas con Ia relatividad general, en donde la medida del tiempo» de- pende de la estructura -espacio-temporal> total del uni- verso, Ia eual depende a su turno del -contenido» del uni- verso en materia-energia. Pero aqui ponetramos en los ‘enigmas cosmol6gicos alos quo ya se ha hecho alusion) ero en el caso de la alteridad no podemos hacer abstrac- cién de Io que, cada vez, es otro; no podemos pensar la pura alteridad como tal. La alteridad aparece de hecho tambien on el espacio, pero no es espacio puro, abstracto, de alteridad. La alteridad es siempre alteridad de alguna ‘cosa con relacién a otra (iy allo ti —etwas anderes, no Cn Casi ‘etwas verschiedenes—). Experimentamas la alteridad en el momento en que nos enamoramos (o descubrimos que estamos enamorados), como en todo cazabio repentino de hhumor, oen la emergencia de otra idea, o leyendo 1 cast- Uo después de Madame Bovary, o al mirar las fotos del Partenén y dela catedral de Reims, o incluso al mirar una roea y descubrir de repente un gusano moverse sobre ella Asi, no tenemos en ese caso un recoptaculo que podria o no podria ser lenado por elementos indiferentes. La di- mensién a lo largo de la cual aparece laalteridad es, cada vez, consubstancial ycoemergente con lo que emerge como ‘otro en relacién con algo. La alteridad es inseparable do esto, es inseparable de las formas o los acontecimientos ‘que hacon ser la altoridad, y hacen de ella cada vez, una alteridad otra. Las diferencias en las posiciones de Marto {y Venus con relacisn ala Tierra son comparables (y por lo tanto mensurables en el espacio-tiempo identitario). La alteridad que separa Gaspard de la nuit de los Cuartetos Raswmobsky y ésts iltimos delArte de la fuga no es com: parable, y la distancia cronoligica entre estas obras (me- ida en tiempo identitari, ealendario) solo nos ofrece pun- tos de referencia externos. La alterdad es irreductibi, indeduciblee improductible. En tanto la forma que emerge en cada caso es otra, ella trae consigo —es consubstancial— su tiempo propio. Hay otzo tiempo paracada categoria clase dealteridad. Y siem- pre surge la pregunta de un tiempo propio de cada instan- ciao realizacién de la forma nueva; incluso si ésta os tni- ca. El tiempo de la eélula no es por cierto el tiempo del ‘organismo en su conjunto; pero también el tiempo de La feducacion sentimental no es el mismo que el tiempo de s n Ont dacs ‘Endgame. El encajamiento, la interconexion, y el engra- ‘naje mutuo de esos tiempos es un tema inmenso que no puede ser abordado aqui. Como emergencia de la alteridad —e lo que no puede ser producido 9 deducide de lo que allfesté—et ser 6s croacién; ereacion de sf mismo, y crea cién del tiempo como tiempo de la alteridad y el ser. ¥ la creacién implica la destruccién; aunque sla fuera porque ‘una forma otra altera la forma total de lo que alli est La diferencia y el espacio abstracto son solidarios; pero ‘son exteriores alo que cada vez, es diferente: por ejemplo, dos puntos. Asi, podemas pensar el espacio abstracto, ha” ciendo abstraccidn preeisamente de tod contenido parti- cular: la matemiética. La alteridad y el tiempo son solida "os pero la alteridad yl tiempo noson exteriores alo que , ada ver, otro. No podemas pensar la pura alteridad como tal. Un espacio vacio es a a vez un concepto mate- mtico legitimo y una posibilidad de nuestra intuicion pura»). Un tiempo vacio noes nada; ono es mas que una dimension espacial» adicional quo, sila consideramos ‘como tal no podemos tener una intuiciGn de ella, simple ‘mente, no podemos pensar. Agregaria que, independien- temente de toda posibilidad o imposibilidad de nuestra in tuicién, un tiempo vacto no puede ser. el ser por cuanto el ser es alteridad,creaclén Elespacio abstracto es el ser por cuanto el ser es determinidad, identidad y diterencia. ‘Una larga digresin en este punto e9 indispensable, He hhablado del espacio abstracto y advertido contra la identi ficacién errénea (Bergson) del espacio abstracto con eles pacio simplemente. Lo que Bergson llama espacio no es :mds que ol espacio matemético (y dela fisica matemstica) andi Carat {y lo que de él dice concierne en realidad a la dimension fonjuntista identitaria del espacio, Pero una tal dimen- sin ensidica es inherentea todo lo que es, incluso al tiem- po, yes ésta la que permite a las sociedades construir un tiempo piblico identitario(calendario). El tiempo piblico ‘usual, como el espacio piblico usual, son construidos por ln sociedad y dotados de caractoristicas ensidieas defini- das (homogeneidad, repeticin, diferencia de lo idéntico, ‘ete.), que se apoya visiblemente sobre las caracteristicas ‘ensidiens de lo que es; mas all de las cuales es con seguri- ddad tuna multiplicidad mas vasta de la que, para comen- zat, no conocemos nada, Pero también, el espacio abstrac- to esta lejos de agotar lo que tenemos que pensar como espacio, Nada nos autoriza a tratar el espacio como identitario de parte a parte, No hablo sodlamente del he- chode que elespacio efectivo nunea es puramente ensidieo para un syjeto (animal, humano, sociedad, et.) y jams reducible a lo homogéneo, a la repeticién, ete., que est ‘mds bien siempre cualitativamente organizado articula- do para por el sujeto (esa lo que serefiere ol n-der-welt- sein, el seren-el-mundo de Heidegger). Hablo sobretodo del despliegue del ser como despliegue de una multplici ddad heterogénea de alteridedes coexistontes. La conside- racién del tiempo mismo como tal nos lleva a esta ides, puesto que debemos admitir la cooxistencia (y el ‘encajamionto, entrecruzamiento reciproco, etc.) de una. ‘multiplicidad de tiempos propics. Debemos pues pensar «que el espacio no sélo comporta una dimensién ensidica sino, también tna dimensién imaginaria o poiética. En cuanto implica el despliegue »simultaneo> de formas que ‘son otras, permite un scorte instantneos de o que es como otro, y hay -multipicidad sincrénieas de formas otras, Et espacio efeetivo, en el sentido pleno del término, va mas % nnd acm allé del espacio abstracto y més alla de la simple organiza- cin ensidiea, En consecuencia serfa erréneo identificar simplemente el espacio (el espacio pleno, efectivo en tanto es distinto del espacio abstracto) con Ia identidady a diferencia, la repe- ticion, la determinidad; en sintesis, con lo ensidico, y el tiompo solamente con la alteracién, Ia creacién-destruc- ign. (Esto no esta suficientemente elucidado en el capi- tulo IV de [Institution imoginaire, pig. 259-295). Hay ‘espacio poiético, espacio que se despliega con y por laemer- gencia de formas. Como hay tiempo identitario, tiempo ‘ensidico incorporada en el tiempo poiétco o imaginario. Y ‘es el limite de eae tiempo identitario ol que tratamos va- hamente de aleanzar cuando intentamos pensar la dife- rencia entre el estado Ey el estado E’ de un puro gas de fotones, Incluso en ese caso habria sin duda wna diferen- cia, que seria descriptible por y para un observador ultra- fino y ultra poderoso; cuya apariciOn, sin embargo, des- ‘ruiria inmediatamente el estado del universo como puro gas de fotones; y por otro lado, por sus observaciones y factos subjetives, serfa la nica fuente de sentido para un lntes y un desputes ligados alos estados del gas ‘Existe entonces Ia posibilidad de una distincién esencial tentre tiempo y espacio, mas alla de la evidencia vivida de festa diferencia, mas allé de Ia reduccién objetivista del tiempo al espacio abstracto, y més all de que el positivis- smo eluda la pregunta? Pienso que esta posibilidad existe y resulta de su relacin distinta con Ia alteridad y le altera- cin, igo: aemergencia de las formas eel eardcter timo del tiompo; el antes yel después son dados por laescancién de ri Cats 1a croacion y la destruccién. Sobre esta via podemos, en un sentido, elucidar la irreversibilidad, A lo largo de la dimension indiferente, ensidica del tiempo; més alld de la repoticidn mensurable pero reversible de lo idéntico como sucesivo, de formas que emergen o son destruidas (ique no se encuentran termodinamicamente desorganizadas) La direccién sein la cual se acrocienta la desorganiza- cin de lo ensidico (entropia) y la emergencia y destruc- cin de las formas en tanto formas nos da una flecha del tiempo. (Las formas como tales no son destruidas por la centropia ereciente. El enunciado wel Imperio Romano se Inundié en funcién de la segunda ley de la termodinamica» no tiene sentido). 2Podriamos invertir esta fleeha? Si nos limitamos a la dimension identitaria 0 ensidica, esta in- versién es posible, a pesar de que es prodigiasamente im- probable. Pero si tomamos en cuenta las formas, la idea ‘de una inversion pierde su sentido. Existe una probabili- dad finita (aunque en la préctica préxima a cero) para la que la gota de tinta que se diluye en un vaso de agua se condense de nuovo espontineamente en elsitio donde cay al principio. Pero no tiene ningiin sentido la idea de que Proust podria haber escrito En busca del tiempo perdido antes de Jean Santeuil; © que Atenas habria podido co- ‘menzar con Deméstenes y continuas, pasando por Pericles, para ir hacia Solén y mas all, Esto no se debe al hecho de que el después haya sido causa- do por el antes. En ls casos mis importants, no podemos hablar de causacién y a nivel elemental la accion de la ‘causalidad os reversible (es ésta lara de ls difcultades de Ja «dedluceién» termodinsmicn de la irreveribilidad). Esto se debe a que el antes (el antes pertinente cada ves) condi ciona el después de una manera no simétriea. (La distin- Ona dea casi cidn trivial, pero fundamental, entre eausas y condici nes, o entre condiciones simplemente nevesarias y condi ciones nevesarias y suficientes es sorprendentemente a ‘menudo olvidada en este tipo de discusiones). Las formas fn tanto formas no son causadas por cualquier cosa, sino ‘que emergen dadas ciertas condiciones (de hecho innume. ables). Las condiciones permiten Ia emergeneia dela for- ma, pero la relacion inversa no tiene sentido, si, la inver~ sin de a fecha del tiempo es extremadamente improba. ble desde el punto de vista abstracto, ensidico; y simple. mente absurdo cuando se considera la emergencia de las formas, No somos slo nosotros los que no podemos con cxbir lapotis griega sin la mitologia griega; lapolis mist era imposible sin esta mitologia (que la precedia desde ‘mucho antes) Pero a mitologia no eausé la pois; sta no cera a condicion necesarin yuficiente (incluso si se a com. pleta con otras condiciones); y no podemos derivar le una 4e la otra, en uno u otro sentido ‘Cus es pues la distincion entre tiempo y espacio? Ya he dicho que la irreversibiidad habitual (ermodinamica) no 8 suflciente para establecerla, Hablamos del tiempo ex. racterizado por la emergencia de formas, emergencia con. dicionada cada vez por las formas que estén alli (o por algunas de ells). Pero podemos también decir, y esto es evidente, que Is emergencia de na forma nueva esté con. dicionada por las formas que la rodean (oalgunas de elas). ‘Todo aqut estd condicionado por el afuera. Pienso, sin embargo, que la distineién puede ser hecha. Laperspectiva del tiempo es, en efecto, completa, Ella con- tiene In del espacio y la implica. En el tiempo emergen o son creadas formas; pero una forma es una multipliidad ens Cin oresninada de tal manera qu sv emergenia conduc scr una conten simulenen (os eonatitayentes de Soma La retproca no ee verader. La perapetiva Uleapciocsweneiment defies Conaderad come tal evrde una fra noo fie na ligado una sisi cuter, eu pasaaypresentPorven come tampico en necesdad de temp para aparece? come {eI Lefora como limps een, lamulépticdad ‘Beatin Eta mo implin ol mpo, i mulipldad ‘Kosa esa emergence la que requere el Uempo ¥ Edn el ompol, Podemosdestacar ag que, on ue ‘Sees extra, tic dol penaalonto Hered, ete echo hasid coniderao, dnd Plats como sfandanter Acteartter derivado dl empo Podemos expresar esta idea ain de otra manera Si nuevas formas no emergieran, no podriamos decir que tlespacio ha dejado de ser; ni incluso que hubieradevenido espacio abstracto, ensidico, Podemos concebir un espacio hheterogéneo, plenode formas inmutables, donde cada una esotra de todas las otras, donde no pasa nada. (Un mundo platénico de las ideas podria suministrar un modelo aeste eapecto). Sin viajero debiera explorar ese espacio, yen- ‘ontrar sucesivamente, otras formas, nuevas para él, © aria siempre de sus propios descubrimientos; nunca ‘pasaria nada, excepto su (imposible) visje y los cambios fen sus estados subjetivos, eseanciones de ese tiempo sub- jetivo sin relaein con el mundo que visita. Es éste, mas 0 ‘menos, el viaje del alma platénica en el mundo supra-e- este. Pero pocemos decir que, sin la emergencia de a alteridad, in la ereaciénidestruccién de formas, no habria tiempo 6 Ont deb coin (excepto en el sentido puramente ensidico e imposible indieado més arriba), Si Hevamos esta idea a su limite, podemos decir que no habria nada, ya que ninguna forma, habia emergido jamis. En ese sentido, el tiempo esta esencialmente ligado a la emergencia de la alteridad, El tiempo es esta emergencia ‘como tal; mientras que el espacio es »slamenter su com tente (acompatante) necesari. El tiempo es creacion y destruccién; el tiempo es ser en sus determinaciones sustantivas, = Para ayudarnos en la elucidacién de la cuestién del tiem po, henios planteado dos categorias fundamentales: dife- Fencia y alteridad, Podemos ahora juntar las dos bajo la idea de multiplicidad. La multiplicidad implica formalmen- te la unidad: sin la unided, ln multiplicidad no seria mul- tiplicidad, sino infra-caos, dispersion y discontinuidad en simisma, La tnidad, por otro lado, no impliea la multipli- tidad. Simplemente ocurre que hay varios. Simplemente fe encuentra que el ser es, y no es s6l0 uno. Esto lo pode- mos ver y aceptar, no elucidarlo més all. Qué significa que el ser os y no es s6lo uno? Por cuanto la ‘multiplicidad en el ser existe como diferencia, el ser es tuno no silo ligica y nominalmente (como titulo abstracto para todo lo que es), sino también efectivamente. La mul- tiplicidad como diferencia significa que la pluralidad de los entes particulares se agrupa en uno por las leyes que ‘producen, deducen, ete, los entes, los unos a partir de los Comins Cis ‘otros. Para hablar breve y brutalmente, las cualidades son reducidas acantidades,y las cantidades diferentes dan hi- gar acualidades (reductibles) diferentes. Bs esto a la vez “Hegel yel programa rediccionista que domina en las cien- as positivas. Pero, por cuanto la multiplicidad existe en el ser como alteridad, la unidad del ser se encuentra esencialmente fragmentada, Esto porque, a pesar de todos los discursos recientes sobre la diferencia ontol6gica ser y modo de ser, no son separables; y porque los modos de ser emergen, alterando por esto el ser mismo y manifestando al ser eomo aauto-alteracin, Desde luego, la emergencia como tal es distinta de lo que, cada ver, emerge; de la misma manera aque la presencia es distinta de lo que ee presente, y el ser es distinto de los entes. Pero si se permanece en este pun- tola distincion deviene logicay escolstica. Fn tanto auto- alteracién, el ser implica también la alteridad de los mo- dos de emergencia, de suerte que hablar de in emergencia ‘como tal, haciendo abstraccin del modo como emerge —que a Su ver es inseparable de lo que emerse— perma: rnecoria vaco. Tal ha sido el discurso de Heidegger sobre lsor o sobre la presencia. Le presencia como tal —el he- cho de la presencia— es con seguridad, distinta de lo que es presente; pero los modos de presencia son otros, yno ae puede pensar la presencia como tal haciendo abstraccion e Jos modos de la presencia. No s6lo no podemos situar bajo el mismo titulo, excepto de manera lgicay vacia como dirfa Arist6teles, Bl clavecin bien temperado y la nebulose de Andrémeda; tampoco podemos pensar el ser como auto- alteracion incesante por-ser sin considerar los modos de esta autovalteracion y los modos de ser que haven surgi. Os in GE! ser es en tanto alteridad? Seguramente; si ese no fue a el caso, no habia un sor-sujeto (una muleiplicidad in sdefinida de seres-sujeto y una multiplicdad indefinida de ‘modos de ser-sujeto), que erea cada vez su propio modo de ser y su propio mundo (y tiempo) y por ejemplo, que pien- san al ser y hablan de 6, Sin Ia alterdad no habria ningu- nna pregunta por el ser. No slo no habria nadie para pro vocar la pregunta sino que, si éta Fuera planteada por asi decir, en el vacio, la respuesta seria simple; el ser seria un conjunto 0 un eonjunto de conjuntos, ¥ en ese caso ser y ‘modo de ser coineiden como coineiden tambien la posibil dad y la efectividad. Matematicamente, lo que es posible es, simplemente; y algo no es si y solamente si esto es im- posible. Los elementos de un eonjunto son siy solamente si puede definirse, de manera consiatente, el conjunto del ‘que son elementos. ‘Lamultiplicidad de ser es undatwm primar, irreductible. Esdada. Pero tambien es dado que esta multiplicidad existe por una parte como diferencia, y por otra parte como alteridad. Por euanto la diferencia es una dimensidn del ser, hay una identidad, persistencia repetiién. En tanto In alteridad es una dimension del ser, hay ereacion y des. ‘truceién de formas. ¥ de hecho, ain aquf la alteridad im- plica la diferencia. Una forma no puede ser considerada, ‘como ser a menos que sea idéntica a ella misma (en el sentido mis extenso del término idéntieo) y persista y se repita por un tiempo; es decir, en y por una dimension identitaria alo largo de la cual difiere desi misma simple- ‘mente por el hecho de que se encuentra situada en un tiempo (identitario) diferente, ¥ esto sélo es un aspecto el hecho de que no puede haber ser de la forma sin tn ‘minimo de determinidad. Esto quiere decir que toda for- ens Csr ‘ma comporta necesariamente una dimensién ensidica y por Io tanto, participa necesariamente del universo ensidico Sitales son los caracteres del sor, encontramos que son los ‘misinos que los que debemos atribuirle al tiempo: el des- pliegue de la alteridad, que va ala par eon una dimension de dentidad/aiterencia (epeticion). En el espacio abstracto (ensidico), sélo encontramos esta siltima. Encontramas las dos —diferenciay alteridad— en ol espacio efectivo; pero por las razones ya mencionadas, el espacio efectivo presu- pone el tiempo. La plenitud del ser esta dada —es decir, simplemente: es— slo y por la emergencia de la alteridad ‘que es slidaria del tiempo. Constatando este auto-despliogue en y por el tiempo, es decir la emengencia de Ia alteridad, podemos comprender ‘que la unidad y la unieidad del ser estan verdaderamente fragmentadas y estratificadas. Esto se vuelve particular~ ‘mente manifesto con la emergencia del ser para sf (que comienza ya con el ser viiente) que entrafia Ia ereacién (objetivamente heblando) de otros modos de ser y (subjetivamente hablando) de otros mundos, cerrados 3o- bre si mismos, que comportan, en cada caso, su tiempo propio. Elser para sf se despliega también, en tanto ser, fen el espacio y el tiempo. Pero el ser para sf crea un tiem- po, un espacioy un ser para sy deesta manera fragmenta, ler el espacio el tiempo. Y no podemos considerar como {iniea, originaria o auténtica una temporalidad particu ‘como la stemporalidad originaria dl ser-para-la-muerte~ del Dassein de Heidegger (que es, con toda evidencia, una temporalidad tipicamente subjetiva, exactamente como «el sseren-el-mundo> es un modo de ser de un ser en una. 101 nig dc Lebenswelt que ha sido creado social-historicamente sin «que of Dassen o Tider mismo lo hayan jamie nla do), pues sabemos, y no podemos pretender no saberlo, ‘auc hay tiempo del ser vivo y tiempo eésmico y no hay hada de derivado o inauténtico en lo que les concierne. cs deena manera quel pregunta sige para nostro y tn nm, sobre la unidady la ndad del or ¥ dal Tiempo por enc yds al don fragmentacon yes tiaeeatin indfiida einai tanto se tata ‘Sitmente de ln imencin nse, podromos hablar de Shu nidad el ser Poo eto ud sso colo Par Slay sobre ttn ineseni nos ating sel stents numerables tata en una sonata de Beethoven Comocnunacotalla oY extoqué portant?) As {a progintasbropesadora dro sobrepoetar 1a ohepacndor debe permanecer como una proguntaen Timon,» probeblemente od el empo. Cenist-ia-Snuse, junio de 1983 ‘Stanford, febrero de 1988 Paris, septiembre de 1988. Nota nado las notus de pie de Para facilitar la lectura, he eliminado las nots piigina; en algunos casos, las roferencias estan inchuidas fenel texto, Me limito aqui @ algunas indicaciones que po ‘rian ayudar al leetor interesado en el tema. He desarrollado las ideas de lo conjuntiste-identitario (para, ser breves, escribo ensfdico) y lo imaginario sobre todo en {La inetitucién inaginaria de la sociedad. Para la presen- eins Csi te discusién, presentan un interés particular los captulos IV dastitucién filosofica e institueién social del tiempo, ‘Tiempo identitario opuesto a tiempo imaginario, Lo so. éial-histérico como creacién de una temporalidad propia), V dInstitucion social de la lgiea conjuntista-identitaria) y VII (Significaciones imaginarias sociales). A la légica tesfdiea he opuesto lo que llamo la logiea de los magmas; la idea ha sido primero formulada en Ciencia moderna ¢ interrogacién fllosdfica (1971-1973), retomado en Les Carrefours die Labyrinthe (1978, pp. 203-211). Esta idea haa sido desarroliada en Le insttucién imaginaria... pp. 457-463 y, de manera mucho més detalluda, en La légiea dle los magmas y la euestin de la autonoméa (1981), retomado en Domaines de Uhomme -Les Carrefours dit Labyrinthe Il, Paris, Editions du Seuil, 1986, pp, 385-418, Sobre la inseparabilidad dltima de lo subjetivo lo objet vo, ver Lo imaginario: la ereacidn en el dominio historia social (1981) y, de manera mucho més detallada, Aleance ‘ontoldgico de la historia de la eiencia, los dos retomades ‘en Domaines de Uhomme, op cit Sobre la subjetividad relexionante ver la primera parte (Pryeh6) de Los Carrefours... el capitulo sexto de la Insti tucién imaginaria.., Bl estado del sujeto hoy (1986). Sobre la sovializacin de la prique y la fabricacién social del individuo, ver La institueidn imaginaria... capitulo sexto, Sobre la teoria dl tlompo de Aritételes, el libro dol muy Jamentado Vietor Goldschmidt, Temps physique et Temps ‘tragique chez Aristole, Pari, Vrin, 1982, es fundamental. No comparto siempre sus puntos de vista, especialmente — Ont dcr en Ia medida en que sus interpretaciones tienden a hacer desaparecer todos los enigmas del texto de Aristotees, He citado en el texto, la importante obra de Paul Ricoour ‘Temps et Récit, 3 vol. (Paris, Ed,, du Seuil, 1983, 1984 y 1985). Mis diferencias evidentes y centrales con Paul Ricoeur me incitan cada vez mis a expresar mi admira- cin ante la riqueza y solider de su andlisis ertico de las principales concepeiones loséficas heredadas eon relacién al tiempo. El reciente libro del gran fisico Stephen Hawking, Breve ‘historia del tiempo, es tristemente decepclonante, y no es sorprendente que sea desde hace noventa semanas de los mas importantes de la lista americana de best-sellers. El yaxtapone aun resumen elemental y simple dela historia 4e Ia pregunta en fsica un arrebato especiilativo final sal- vvaje y totalmente privado de rigor. En compensacion, se debe sefalar entre las numerosas Publicaciones recientes, el libro de Roger Pentose, The Emperor's New Mind, Oxford University Press, 1989, en especial leap. 7,Cosmology and the arrow of time (p.303- S47), donde se encontrars el estado de la pregunta en lo ‘que respecta a as teoras fisicas y cosmolégicas, El pequeno libro de PC.W. Davies, The Coemie Blue print, ‘Unwin Paperbacks, 1987, es stil para convencer a los que tienen necesidad de que, en la ciencia contempordnea, se autorie la continuacion del ehantaje postivista que pers rite alos filésofos (no positivistas) continuar su letargo dogmstico, Las traducciones de Aristételes y de Agustin son mias. Complejidad, magmas, historia El ejemplo de la ciudad medieval Perpleidades de la compejdad Lacan actunaabo compe roducen 4 ‘eon pra As, cuando c ence a el Milner decomp ola spans de pr- sor facn teen ran neo de prose se'Setentat quo dan ara dma compen Freres ime: como tal eerste de hecho re cero des mend go costa Pica cul por contra newer al = see tane fri Niel conn deo entero at Seear atts enumerate conjnto dn nme rate nit ener, conto ds ‘elon deft ene F de soraialiddan supe see eT eonunt vrdaerinente monstruso de is “Setine eos epase vcore sore einen ee ona mamas, FR cream, par fs seamttcsn problema de nip. Ole cone as meted anda u ibert sapere seit tds Seu ee portale, persue se Wee Sera tl aaj (oe Pal Cae) sobre a pend contnun do Cantor bu monte qe lt cea Sismn uals dela ora dos onan 106

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