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Si una vez

Si una vez, pensaras en la sinrazn de los resortes


que mueven esos gestos donde se afirma tu importancia.

Si una vez, te miraras en el espejo desnudo de la naturaleza


y pudieras salir de las formas que te envuelven
para medir las lneas de tu caricatura elegante.

Si una vez, pudieras hacer el balance de tus ideas


para comparar su saldo con la sabidura de las estrellas,
de los pjaros, de las hierbas.

Si una vez, el monstruo estpido de tu razn


pudiera asomarse al misterio de la eternidad.

Si una vez, pudieras ver la suciedad insaciable de tus manos


y fueras capaz de sentir nuseas ante el espejismo del oro.

Si una vez, solamente, compararas la tormenta artificial de tu carne


con la limpia fecundidad de las bestias.

Si una vez, te pudieras transformar en el juez y en el verdugo de tus culpas.

Si una vez, las lgrimas de tus ojos te alcanzaran para llorar tus errores
y tus palabras fueran suficientes para pedir perdn.

Si una vez, en la soledad de tu propia conciencia pudieras sentirte


el ms humilde y el ms malo y el ms incapaz y el ms intil.

Si una vez, sintieras la sed de todo lo que te falta


y la repugnancia de todo lo que te sobra.

Si una vez, frente al misterio de Dios, pudieras descifrar su mensaje.

Si una vez, pudieras cerrar los ojos, sin encender en el alma


la envidia, el deseo, la ambicin, el egosmo.

Si una vez, te dijeran que no supiste querer a tu madre,


a tu padre, a tu hijo, a tu hermano, a tu amigo.

Si una vez, fueras capaz de dar la razn a los que llamas tus enemigos.

Si una vez, pudieras entrar en la luz de la santidad sin una palabra en los labios.

Si una vez, tus ojos creyeran sin ver y tus odos tuvieran fineza
para escuchar la voz del corazn desnudo.
Si una vez, no sintieras horror ante la muerte por amor al placer de la vida;
o si sintieras amor a la vida sin necesidad del horror a la muerte.

Si una vez, te pudieras olvidar de tus triunfos, y de tus derrotas...


habras justificado tu existencia.

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