Se despertaba cuando todava estaba oscuro, como si se pudiera
oir el sol llegando por detrs de los mrgenes de la noche, Luego, se sentaba al telar. Comenzaba el da con una hebra clara. Era un trazo dedicado del color de la luz que iba pasando en los hilos extensos, mientras afuera la claridad de la maana dibujaba el horizonte. Despus, lanas ms vivaces, lanas calientes iban tejiendo hora tras hora un largo lpiz que no acaba una. Si el sol era demasiado fuerte t los ptalos se desvanecan en el jardn, la joven mujer pona en la lanzadera gruesos hilos grisceos del algodn ms peludo. De la penumbra que traan las nubes, Elega rpidamente un hilo de plata que bordaba sobre el tejido con gruesos puntos. Entonces, la lluvia suave llegaba hasta su ventana a saludarla. Pero si durante muchos das el frio y el viento peleaban por las hojas y estaban los pjaros, bastaba con que la joven tejiera con sus bellos hilos dorados para que el sol volviera a apaciguar la naturaleza. Tejer era todo lo que haca. Tejer era todo lo que quera hacer. Pero tejiendo y tejiendo ella mismo trajo el tiempo que se sinti sola, y pens que por primera vez sera bueno tener un marido. No espero al da siguiente. Con el antojo de quien intenta hacer algo nuevo, comenz a entremezclar en el tapiz las lanas y los colores que le daran compaa. Poco a poco, su deseo fue apareciendo. Sombrero con plumas, rostro barbado, cuerpo armonioso, zapatos lustrados. Estaba justamente apunto de tramar el ultimo hilo de la punta de los zapatos cuando llamaron a la puerta. Ni siquiera fue preciso, que abriera el joven puso la mano en el picaporte se quit el sombrero fue entrando es su vida.