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Régine Pernoud EN EL TIEMPO DE | | | LA MUJER LAS CATEDRALES | | } “itl orginal: La femme au temps des eathédrales ' Euicida orignal: Edtions Stock, 1980 “Traducc6n eoicion(es Marta Vassallo . © 19821987 by Eaicones Juan Granica S.A. Berri 107, Borcions, Espana Prodosido para Ediciones Juan Granica S.A. por ADELPHI S.A, Laval 1634-9" Piso {0 senos Aire, Argentina ISBN: 950661015: ‘Queda necho el depo qve marca ta Ley 1173 Ingres en Argentina INDICE, Introduccion PRIMERA PARTE, ANTES DEL TIEMPO DE LAS CATEDRALES Clotilde 2. Un nuevo tipo de mujer: Ia religiosa 3. Las mujeres y la edueacion Dhuoda Las que Teen y los que excriben SEGUNDA PARTE LA EPOCA FEUDAL “Clima culturals ‘Ama de casa Femineidad : =Blamor, ese invento del siglo it.» Fontevraud La orden de Fontesroud Bertrade Ermengarda Lar dar Matilde Las cartas de la reina Leonor 6, Las mujeres y a vida social: el matrimonio 1 7. Las mujeres y la actividad econémiea: campesinas y ciudadanas m 8, Las mujeres y el poder paiitico cay ‘Adela: una propietaria feudal 23 Una reina: Ana BI Inés y Matilde 0 el papa y el emperador ... 241 La reina querida 232 ‘TERCERA PARTE PASADO EL TIEMPO DE LAS CATEDRALES 1 De In corte de amor ala unversidad ...... 267 2. Dos muchachas como las demés: Catalina y juana 283 Conclusion: de las mujeres de anteayer a las mujeres de hoy 2 Cuauros genealésicas 300 INTRODUCCION El tiulo de esta obra se debe al candnigo E. Berrar: me lo propuso para una conferencia en Nuestra Sefora de Pa Pero la iden de estudiar la historia de la mujer se me habia ocurride mucho antes, cuando trabajaba en mi libro sobre la burguesia en Francia: entonces se me fie impo niendo poco a poco una observacién: en realidad el lugar de la mujer en la socledad parecta reducirse conforme se ex tendia y afiancaba el poder del burgués, en la medida en ‘qe el burgués akadia el poder politico al poder econdmico Sadministrativo. A partir de exe momento, a través de las Eonmociones que van del Antiguo Régimen al advenimiento ‘dela monarquia de julio, la mujer se ecliza por completo dela excena, Las Memorias de una mujer inteligente como lo ue Elsa Guizoratestiguan ta desaparicion sin lasiones que de ella se exge De manera que después de pasar aos siguiendo al bur- auéx deede su nacimiento hasta los tiempos modlernes, una Feaccidn natural me lev a estudiar € puesto de la mujer en la sociedad sobre todo en los tiempos que podriamos lamar Dreburgueses sino fier un término excexivamente restrc- tivoel tiempo de Eloisa. de Leonor de la reina Blanca, y también mis tarde, cuando entra en escena la mujer mis cconocida del mundo: Juana de Arco, + ue tuna lpr 2 soviembe de 197 EL conjunto de su evoluciin hace pensar en esas ruedas de la Fortuna donde vemos a un personaie que asciende, iniunfa por un tiempo, y después inicia su descenso para volver @ caer mas bajo que munca. De acuerdo con esta imagen tan familiar a la iconografia. medieval, el apogeo ‘corresponderia ala era feudel, desde el siglo x hasta fines del san: reo que los hechor y personajes reunidos en este libro le parecerdn al lector tan convincentes como me lo pa- recen a mi: es indiscutible que por entonces las mujeres ejercen una influencia que no pudieron tener ni las dames panidarias de La Fronda en el siglo xr ni las severas ‘anarguistas del siglo x Esta influencia decrece notoriamente en los dos siglos que siguen, aquellos para los que reservo el término de Tiempos medievales. En efecto, los siglos Xv y xv repreven- tan una edad «medias en cuyo transcurso hay un cambio de ‘mentalidad,referido sobre todo ata situacin de la mujer. ¥ la rucda de la Fortuna no tarda en arrastrarla a wn eclipse del que vuelve a emerger en nuesir siglo Xx Pero nna vex que hube constatado este movimiento, era indispensable buscar sus origenes: cdma es que se pudo pasar de a condicién de la mujer en la Antigiedad cldsica Bgrecorromana, ¢ incluso en el pasado celta y germano, @ a dela Edad feudal? ;De dénde vino esta transformacion eve dente, pero que se impuso lentamente en las castumbres {aunque el historiador sabe por experiencia eudnto tiempo tarda en imponerse toda novedad, y cémo desde el germen al frato es nexorablemente necesaria wna maduracién)? ‘A nadie sorprenderd que el problema de los arigenes se Dlantee cuando por primera vez una reina entra en nuestra historia. A propdsio de esta busqueda de las fuentes, cabe Jimpugnar el andlisis de los hechos, pero los hechos mismos som en todo caso indiscutibes, or certo que se me puede reprochar la tendencia a es- quematizar 0 simplificar en exceso; es la consecuencia ine- Sitable de haber pretendido condensar en trescientas pégi- nar Ip que requerira otros tantos volumenes para ter tra {ado como corresponde. Asimismo, cada uno de los pro Blemas que abordo podria ser el punto de paride de otros trabajos que espero que ovres autores realicen en nuestra epoca, época en que el problema de la historia de la mujer fatrae la atencion y ha dado lugar ya a tes, estudlon ¢ lnvestigaciones que seguramente tendrin como resultado sinesis més completas y rcas que la mia. ¢Eseribiriamos ‘2caso alguna vez, sobre todo en el terreno dela historia, si tno nae resigndramos de antemano a ser incompletox? De todos modos, como ésta no es una obra destinada a los erudits, la he aligerado cuanto me fue posible: dejé las nnoras para el finaly las reduje al minimo; sin embargo es- bozan una bibliografia, en el sentido de que las referencias que he sefalado son de obras donde esa bibliografia esta Dresente distribuida por temas, » por consiguiente puede dar lupar a estudios nuevos. Exte estudio cubre aprosimadamente un milenio: su ‘punto de partida et una mutaciin sorprendente, que puso fen movimento la rueda de la Fortuna; por otra parte no esta a Forwuna tradicionalmente encarnada en una mujer? PRIMERA PARTE ANTES DEL TIEMPO DE LAS CATEDRALES CLOTILDE [Nuestra historia Mega a ser la historia de Francia con la Iegada de una mujer. Clovis, rey de os frances salis, el pucblo oriundo de los alrededores de Tourmai que conquists ‘buena parte del norte de la Gala, enviaa busear a Génova a Clotilde, sobrina de Gondebaud, rey de los burgundios, para hacerla su espora. Con ocasién de una de las muchas delegaciones que en- 6 Clovis a la tierra de los burgundiose,eseribe Gregorio de ‘Tours, historiador de esos francos que sharian a Francia «sus enviados conocieron a Ia joven Clotilde. Refieron a Clovis la graciay la sabiduria que habian constatado en ella, {los informes acerea de su origen real que hablan recogido. Sin pérdida de tiempo, la hizo pedir en matrimonio a Gon- bbebaud dst [..] a enregd a los enviados, que se apresura- ron allevasela a Clovis, Al verla, el rey qued6 encantado y se eas6 con ella, a pesar de que una concubina ya le habia ado un hij, Thierry.» Cuando estudiamos ta historia de Occidente, nos impre- siona el ver hasta qué punto es masculina hasta el silo v {Cuantas mujeres podriamos mencionar en los sgioseque drs la existencia de Roma y su poder? Hemos conservado tl nombre de Agriping, la madre-de Nerén, pero ella se lo debe mis a Racine que a Técito. Muchas monedas llevan la cfigie de Faustina, pero ;qué sabemos de ella? Los manu les de historia romana que se infligian en otro tiempo a los cescolares, tan minuciosos en lo referido a la eivlizaciin an- ligua, no’ mencionaban siquiera a esa emperatriz que s6lo posee su perfil de medalla ‘Con Clotilde la presencia de la mujer se vuelve evidente ¥ su influencia indudable: esta joven que viene del territorio 4e'los helvecios es de familia real; sus padres reinan sabre Burgunia (la actual Borgona). Todos los hstoriadores han Aestacado a funcién fundamental que cumple al conseguir {ue su esposo pagano se conviertaa la fe erstiana. Tanto para los eruditos més eserupulosos como para los cronistas ‘mis divulgadores, el bautismo de Clovis es el primer hito de nuestra historia, y su representacién en la cipula de la cate- dral de Reims ha atravesado los silos. Hse bautismo es el logro de una mujer, Decisinesencialen la medida en que el conjunto del pueblo sobre cl cual, gracias a sus sucesivas Victorias, Clovis ejereerd gradualmente una supremacia tal vez mis nominal que real, pero que le otorgara unidad por primera vez, es un pueblo cristiano. En el curso del siglo V €l poder Iaico, el del emperador romano, fuerza militar 0 ‘administracion civil, se ha dslocado y hundido; s6lo sub siste la organizacién religiosa, la que vincula entre s{ de una ciudad 2 otra a los obispos de Galia, evitando que el pais sucumba. Al hacerse bautiza, Clovis se reconcilié con los obispos, y a través de ellos con el conjunta de un pueblo ‘nya evangelizacién se habia logrado en el siglo anterior. De manera que esta conversién tiene un earcter ala ver religioso y politico. Pero para Clotilde no fue fail lograra, Gregorio de Tours nos informa sucesivamente de sus si plicas, sus facasos, de la desconfianza dl rey. Tal como la transite el historiador, la argumentacién de la teina ante el Pagano que adoraba a Sus idoos no aparece desprovista de interés: «Los dioses que venerais no son nada, son incapa 2s de subvenir a sus necesidades y de satisfacer las de los \demis."Son fdolos de madera, de piedra o de metal... Son magos, su poder no es de orgen divino. El Dios & quien hay ‘que rendir cut es aquel cuya Palabra sacé de Is nats el i ra, l may to Te a es sone. 5 a su voluniad que los campos producen cosechas, fos drboles frtos, las vias racimosy su mana cre al genero hhumano, Gracias a su prodigaidad la ereacion entera ests al servicio del hombre, sometida a él y lo colma con sus bie rete, Clovis vacila, quiere «una pruca» de la divinidad de ese Dios, una pructa de poder. Y’suceders algo desgarrador para Clotilde: tiene un primer hijo: se empena en bautizarlo, Y adelantindose a la aprobacion de Clovis, segin Gregorio de Tours, hace «tapzar la iglesia con velos y cortinajes para queef rifo moviera a Ta fe a aquél a quien las palabras no Tograban alcanzar-. Por cierto Clovis es sensible ale belleza de las cosas; lo demostrari mis tarde, cuando al entrar ala iglesia de Reims se detenga sobrecogido en el umbral, pre- untando si aquello es el paraiso. De modo que el nino es bautizado, y recibe et nombre de Ingomer, pero mere po- cos dias despues, ‘La reaccidn de Clotilde que nos refiere Gregorio de ‘Tours desmiente rotundamente nuestros prejuicios respecto de esos tiempos «supersticioros~ gravemente afectada por la muerte de su hijo, por la edlera de su esposo, que san la ruina de sus deseos mais ardientes, declara con serenidad: =Agradezco a Dios Todopoderoso, ereador de todas las co- Sas, que hizo a mi indignidad el honor de abrit su reino ‘quel quien engendeé. Mi alma no esta tocada por el dolor, porque sé que arrancado de este mundo en su inocencia Thutismal, mi hjo se nue de fa contemplacign de Dios ‘Tiempo después, Clotide da a luz otro hijo, Clodomiro: lo hace bautizar como al primero: lo mismo que aquél, éste eae enfermo poco tiempo después: pero, afade el cronisa, gracias « las plegaras de 30 madre el no se reeupera por ‘fen del Senor= Sélo mas tarde, y después de una prueba personal en que su fuera fall, Clovis ha de invocar al «Dios de Clotilde» ¥ hha de pedir que lo bauticen. Es intl extenderse sobre este episodio, referide tantas veces, salvo para destacar la pre- sencia de Clotilde junto la pila bautismal donde esti hut La mujer en temp dete ates ido su esposo, mientras es ungido y recite el agua bendita dde manos del abispo Saint-Remi Los eruditos disctieron mucho sobre Ia fecha de este hautismo; sabemos que tuvo lugar el dia de Navidad, pero fn, la actualidad ditamor que sus estimaciones. dejan un lapso de diez aos enie la fecha tradicionalmente aceptada, ‘ues 456, y lade 506 que sostienen algunos. La estimacion ids prudente situa el acontecimiento entre los afos 436 y 498, Lo cierto es que Clovis habria arrastrado tras de si & tues mil de entre sus guerreros. Los franeos sais se con- Vierten en conjunto al cristianismo, al catoliciomoy ash es como se incorporan al pueblo a quien estin por somete. Poraue es importante preciser que Clotide es eatolica los jefes sbrbaros» que sometieron los teritorios de Occt dente tambien son erstianos, se trate de os visigodos ins. talados al sur del Loirs 0 de ios burgundios, pero son arria- nos, es decir heréticos. Podemos burlamos de la «ingen ddad> de la fe popular en esos tiempos: esa ingenuidad no Jmpide que el pucblo sea perfectamente consciente de que para un cristiano es un hecho de gran interés el creer o 10 que Cristo, Hijo de Bios, es Dios mismo; o dicho de otro modo, el creer © no sn el dogma de la Trinidad, ;Serian muchos los erstianos del siglo xx eapaces de discerir lo que diferencia la fe en Cristo «consustancial al Padre (Como Ia definié ef Concilio de Nicea doscientos afos antes del bautismo de Cigvis) de la ereencia en una simple «#0 mmejanza» con el Pade? ;Habra muchos dispuestos a admitir fue el hecho de que Cristo sea una de las tres personas divi nas, y no simplemente «emisario» o «mandatario~ de Dios, concierne a Ia esencia misma de la fe? Tal vez mis de und considere que éstas no son més que sutilezas, argucias de {eGlogos aparte de protestar contra un autoritarismo contra: fio la «libertad» en caso de ver condenada st proposic pero en I epoca de Cloide In fe en la Santa Trinidad, en un Dios trino y unico como el de la vision de Abraham, parece iustifear incluso el martio. De manera que Clotilde es ea ‘lica, a diferencia de su tio Gondebatd, que es arriano,y Io ‘que consigue de su esposo es Ia adhesién ala fe catia, ‘A'su vez, su pueblo aparece personificado en una mujer porque Clovis no tarda en elegir como sitio predilecto de residencia la antigua Lutecia, la ciudad de los Parisinos (Pa isi). Ahora bien, sien Paris hay una personalidad eélebre es sin lar a dudas Genoveva, la virgen de Nanterre, Ge- noveva habia nacido en #22, y tenia aproximadamente se- fenta afos en el momento en que Clotilde se eas6 con Clo vis, pero mortia un alo después del mismo Clovis, et 3 de enero de 512, alos ochenta y nueve afr. loti y Ciovis conocieron a Genoveva en un momento en que ella Hevaba vida de reclusa, lo que hoy llaariamos de monja de clausura, en una casita cercana al antiguo hap listerio de SaintJeanie-Rond. Sale de su cts tres veces por sa para ir a la iglesia y cantar el oficio. Vida de silencio y plegaria, de retro y eclipse: las reclusas viven una prola fda cuaresma desde Epifanta a Pascua, periodo en que las oye dnicamente cuando cantan los salmos retnidas en fa esia. Sin embargo hubo una circumstancia en que Geno veva levanté su voz; era en el aio 451 y ella tenia veintiocho altos; en aquel momento la poblacion de Pars, enloquecida por el acetcamiento de Ios hunos, se disponia a abandon la ciudad en uno de es0s éxodos lamentables que neste silo 2x puede imaginar metor que cualquier otro. Los hunos eran ‘nvasores temibles, mas temibles que los que hemos cono- ido en nuestro tiempo; forman parte de los mongoles contra Auienes los chinos evantaron la Gran Muralla; la mayor de los «pueblos barbaros» que en el siglo se repartian nues- tro territorio habian fide ante ellos, y su amplio movi atento de migraciones se atrbuye a la invasion de los mon: soles. De manera que sobre Jos pasos de tila tos hunos sedi: rigian a Paris, después de haber quemado el 10 de abril ante- rior, vispera de Pascua, la ciudad de Metz. Ante a puerta de s Baptisterio, Genoveva exhortaba ala poblacion 4 no hui. prometiendo a todos que los hunos no entrarian a Paris. En {ese momento la profecia parecia tan insensata que hbo quie nes atacaron a Genoveva; Ia amenazaron con arrojaris al Sens; Genoveva se mantuvo en su posicién, impidié a la poblacign que corriera a lo que hubiera sido su propio de- East, y los acontecimientos le dieran Ia azn, Rechazados fn Oridans y en Troyes gracias a fa acttud resuelta de los fobispos Aignan y Loup que alentaron el coraje de los sitia- 1805, los anos fueron vencidas definiivamente en la fa mote batalla del Campus Mauriact (Méry-sur-Seine sin duds). A partir de entonces, en todo ef mundo conocido se habla de Genoveva...Incluso en Siria:sabemos con certeza aque Simedn Estilita, el ermita de Ia columna, encarg6 a co- merciantes sirios que cuando legaran a Paris saludaran en Si nombre la virgen Genoveva. Es extraordinario constatar la funcién activa que desem petan las mujeres en el terreno de Ta evangelizacion, en ese periodo en que Occidente oscila entre paganismo, artis pismo y fe eristians, Bajo esta influencia Clovis se habia singularizado entre los barbaros haciéndose bautizar en co- ‘unin con Roma, cuando a su alrededor los ostrogodos, los visigodes, los vindaos, los burgundios habjan abrazado la bereja de Arrio, que surgida dos silos antes se difundis no solamente en Oriente, en Bizancio, donde habia sido ‘Moptada por varios emperadores, sino tambign en amplias poblaciones . Consese ol wrcala de Robot Vier: Le Saat de afer mej a de In Rei, ec del Soa Jaro marido sol tiene derecho a matar a su cémplice; en cambio cen el Bajo Imperio el aulterio del hijo es sancionado excl ‘sivamente con la restitucin de la date de la mujer. En suma, desde el punto de vista del derecho romano la mujer no tiene en el sentido estricto de la palabra mis exis Tencia que un esclavo; sel legsiadar se ocupa de su suerte, lo hace sobre todo a propsisito de la devolucin 0 adminis: tracion de sus bienes:establece Ie parte que le corresponde de Ia herencia patera,le prohibe heredar grandes fortunas ‘de acuerdo con la ley Voconia del ao 169 a.C.,disposicign de dificil control, y por lo mismo poco aplicada: y hacia el siglo mC. toma algunas medidas para impedir que est ddote no se confunda por completo con los bienes del maride que administra la totaldad, Las mejoris en la condicién Femenina tienen lugar, pues, tardlamente, bajo el Imperio y sobre todo ef Bajo Imperio: también es en este periodo cuando se prevé alguna sancion en caso de que la mijer sea Vietima de rapto 0 de volacin Cualquiera que sea esa protcecién a la mujer ala que da lugar poco poco el aparato legislative —cosa que ha oct rrido en muchas civilizaciones— se trata de un aconteci tmiento decisive que se produce en el destino de las mujeres ‘con la prédica del Evangel. Las palabras de Crist, pred ‘cadas por los apdstoles en Roma y en muchas otras partes de Imperio, no implicaban ninguna medida de , Por el contraro, para los crstanos intervenir en cualquier mo- mento del proceso de gestacin significa intervenir en la obra de Dios. ¥ es comprensible que san Basilio haya esti mado que en caso de aborto saber $i el eto estaba formado no» es una distinc forzada, Podemos citar mis extensamente el estudio de R Frenne sobre la conciencia médica antigua: +La medicina antigua parece haber hecho poco caso de la vida del recién nacido. Hipocrates plantea como natural el problema de si- ber “a cuales nifos correspond cre", Soranos define im perturbablemente le puericultura como el arte de decidir “cuales son los recién nacidos que merecen ser criaios” Esta seleccién implacable no caracteriza slo una actitud cientifiea, sino también lade toda una Sociedad. En electo, Cicer, a quien nadie puede acusar de inhumano, pensaba que la muerte de un nfo se soporta aeqieo animo (con el alma serena). Seneca consideraba que era razonable ahowar los nies débiles. Ticto califiea como excéntric Ia cos. {umbre propia de los judios de no querer eliminar inn recién nacido: y cuando Justing evoca el respeto de los cri tian’ hacia la vida del nino precisa: "incluso cuando es un recién nacido” La sociedad antigua siempre habla hoarado en mayor o menor grado el matimonio, y habia reconocido su TuneiGn social; en virtud de esa func Ia esposa, la made, gozaba de un respeto indiscutible, respeto que por lo que nos hace saber Ia etnologia es propio de muchas sociedades en el ‘mundo, y que segin los casos aparece relacionado con ta- bes diversos que garantizan ese respetoy si es necesaro lo consagran. En Roma también la prostituta goza de una com licidn de hecho, dado que en cierta medida se reconace ws funcidn social. También sabemos que incluso en el mando moderna Ins sociedades que surgeon del budismo han pro Clamado el respeto Ia mare, a quien hacen objeto de ho ores que nunca otorgrian & la mujer en tanto tal ero Cristo afadio a su declaracion sobre la total igual dad entre el hombre y la mujer en sus relaciones reciprocas tuna frase breve y enigmatica: «Hay eunucos eue nacieron tumucos en el seno de st madre, hay eunucos que se han ‘uelto tales por acciin de los hombres, y los hay’ que se han hecho eunvcos ellos mismos para ganar elreino de ls cie- los» (Mateo XIX, 12), Es probable que los apéstoles no hayan comprendido esta frase: s6lo cuando el Evangelio se introdujo en las costumbres y comen2é a ser vivide después de Pentecostés esa frase cobro todo su valor, y el =que lo entienda quien pueda» con que Cristo concluy su sentencia fe apreciado en todo su aleance Las mujeres en cambio parecen haber comprendigo muy pronto, desde la predicainicial del Evangelio, que les era ‘torgada la libertad de eleecin, El Evangelio les daba una Tinertad que ellas no habian gozado nunca, no prevista en ninguna de las leyes de imponente aparatolegslativo de la Republica y el Imperio. Tenian derecho a elegir su existen- cia. Comprendieron en seguida que valia Ia pena conquistar fsa libertad, aun al precio de su vid. iMidiron estas contestatarias en toda su extension el va lor de st reivindicacion? No tenemos certeza de ello, pero fdemis no imports mucho, Mas de una vez en el curso de la historia une palabra, un gesto, han adqutido un aleance in- sospechado para quien los protagoniz6. Lo cierto es que historcamente hablando su reivindicacion de libertad le aba implicitas todas las demas; pronunciar libremente el Voto de virginided signficaba proclamar la Hibertad de ta persona y su autonomia en ia decision. Psta jovenes, estas Imuchachas que mueren porque han hecho uns libre opcin y fe han entregada a un esposo que no es aque! a quien esta- ban destinadas fundan Ia autonomia de la persona. San Pa bolo habia dicho: «Ya no hay ni griego, ni judo, ni nombre ni mujer; lo que en adelante cuenta es fa «personas. Hasta quella época persona era la mascara que se usaba en el teatro e identificaba al personae. A partir de entonces el | \ {érmino se carga con una signifcaciOn nueva que responde a una realy ad nueva: es que 1 cristianos tuvieron que for jarse un vocabulario para predicar el Evangelio: y asi como hao la influencia de la Buena Nueva o para difundiria se conciben los términes salvacin, gracia, caridad, eucarstia, 6 se renuevan en su significado, asi tambien aparece este concepto y este término de persona. En adelante no sol mente Ia mujer sino tambin el if y el eselavo serian pee Sonas. Ms alli de esto, el trmino esta vineulado con cada tina de las Personas de la Trinidad divina; y este concepto, ardientemente discutido en los primeros coneilios, se vuelve inseparable de la signficacién profunda que reviste para la hhumanidad, La primera en beneficiarse ser Ia mujer. Bn efecto, vale la pena que nos detengamos en la posicién que la Iglesia Primitiva otorga alas vigenes y alas viudas. Estas son dos formas de soledad que en el mundo antiguo, fuera judio 0 pagano, implicaban una especie de maldicién. Sin llegar a la Inmolacign de la viuda en la pira de su difunto marido, pr pia de ciertas religiones asisticas, Ia viuda es considerada Como el ser sacrifieado por excelencia slo algunas viudas ricas, yen Ia Antiguedad clasica, escapan al desamparo que fs el destino normal de fa mujer que ha perdido al mario, Pero si nos remitimos alos actos de los apdstoles constata- remos que en la comunidad cristina las viudas son las pt mmeras en recibir asistencia, Ademas, pronto se pasara de la Asistencia a la devolucion de una verdadera funcién a las Vidas y virgenes: hasta el punto de que San Pablo detallaré Tas eualidades que han de reunir kis Viudas para ocupar si lugar en Ia Iglesia y desempeftar en ella un papel activo: basta con recorer sus episolas o el relato de San Lucas para comprobar la funcidn que les cabe alas mujeres en la Aifusién del Evangelio desde los tempos dela Iglesia primi En cuanto a le vieginidad, en la Roma pagans era objeto de cierto respeto que a veces se manifesta de una manera {que nos resulta sorprendente: conocemos la historia del ver Adugo que, como estaba prohibido matar a una virgen, viol6 a Ta hija'de Sejano, que era una nite, antes de degollata "Las Vestales, custodias del fuego sagrao en Ia Ciudad, eran destinatarias de muchos honores, pero si alguna de elas " anspredia su voto de castidad era entersada viva. El padre las designaba y las conducia al temple desde la primera n= fancia; all permanecian durante treinta afos; de manera que también su condicién levaba el sello de Ia patria potestas, del poder del padre, mientras que el vato de virginidad que profesaban los eristianos, tanto hombres coma mujeres, de hecho establecié el valor de la persoaa frente a la pare. Para la mujeres de una importancia rdical, de all su fur cin determinante en la difusin de fa fe, especialmente en el fmbito de la aristocracia romana: «A mediados del siglo 1 se produce una primera conversin qu concieme a las mi- {eres Los hombres siguen siendo en su mayoria paganos. Los hombres de la generacion siguiente acceden a casarse com cristianas, y através de ellas no tarda en introducise la ‘nueva religion, hasta el punto de que a partir del 400 es a religion predominante>.® En la primera generacién el nico senador cristiano que podemos mencionar es Pammachivs con posterioridad el medio senatoria. romano, que hasta ‘entonces habia sido el bastin de la resstencia pagana frente &\Tos emperadores romanos, adopt6 a su vez el Evangelo El dinamismo y la capacidad de invancion de estas muje- res liberadas por el Evangelio es sorprendente. Fabiola es un ejemplo lamativo. Su nombre evocs para nosotros un Felato famoso que tenia come marco precisamente la iglesia de las catacumbas; pero como suele siceder, la Fabiola de In historia supera ampliamente ala de i leyenda: era una de esas damas de la aristocracia romans que se convirieron en iseipulas de San Jerdnimo: impresionada al ver la gran canta de peregrinos que llegaban a Roma y se encontra: ban all sin recursos fund6 para ellot ana -Casa de los en fermoss, nasokomion. Dicho de otro mundo, Fabiola finds et primer Hospital. Se trata de una innovacién fundamental, 7 fs innecesario destacar la importancia que tendri em el curso 4e los sigos. Un poco mas tarde dari de nuevo prucbas de 1, Daieloa U3) y Man HL: Nonle Ataie de ME 1, su inventiva al crear en Osti, el puerto donde desembarea- ban los peregtinas, el primer eentro de hospedaje, renodo. chion. Suele reprochirsele a la mujer cient falta de imag ‘nacin: Fabiola offece un rotundo desmentido a esta reputa- cién, y cuando visitamos esas obras maestras de arquitee~ tura funcional y de reslizacién ardstica que son el hospital dde Tonnerre o de Beaune, debieramos recordar que son el tuto la culminacion de la obra de una mujer atenta alas necesidades de su tiempo que son las de todos Ios tiempos: tenemos en a actuaidad el ejemplo de la madre Teresa para ddemostrario. El sistema hospitalario de la Edad Medi, su- mamente desarrollado, el de los hospicios que jalonan las rtas de peregrina, testimonian la fecundidad de ese le inado, Cabria dedicar todo un capitulo alas religiosas de los hospitales;limitémonos a recordar la fundacién del Hospital de Paris en el afo 651, donde durante mil doseientos aos religiosas y religisos prestaron atencidn gratuita a los en- fermos que acudian. Para darmos una idea de su actividad, bastard recordar Is demanda que redacto el 13 de diciembre de 1368 la herman Felipa du Bois, prira det Hospital de Paris, donde sefala que el consumo diario del hospital par sino de Saint-Jacques, no lejos del Hospital de Pars, daba, albergue a 16,690 pereprinos por ato. Velviendo a los contemporineos de Fabiola, es preciso mencionar las dos Melani, la anciana y su nicta, Melania Ia joven; esta, heredera de las inmensas posesiones de sv abuela (Sabemos que en la provincia de Africa 1a mitad de las eras pertenecian a ses propietarios) y su esposo Pinien distribuyeron este terttorio enorme entre més de un millar ddeesclavos: Pinien legs a ser obispo siguiendo los pasos del ‘obispo de Hipona, San Agustin, y Melania se retiré a Tierra Santa donde su sbuela habia fundado una comunidad de ‘mujeres piadosas en Jerusalén; Melania desarrolé una ac cion concretay ciera en et movimiento de liberacién de los eselavos, Bs asombroso que no se haya puesto mas de relieve la transformacién que representa la desaparicion de Ia esc vitud. Los manuales escolares callan acerca de un hecho 80 cial cuya importancia primordial parece haber escapado en parte los historiadores. Y sin embargo, la vuelta dela es Claviud en la epoca del Renacimiento debiera haber atraido Su atencién sobre el proceso inverso que se inicio desde el Siglo 1v- EI esclavo completamente despojado de todo dere- cho, el esclavo-objeto, como era el del mundo romano, no podia sobrevivir mucho tiempo a la difusion del Evangelio, En el siglo vya se habia faclitado ampliamentelaliberacion e fos esclavos: a partir de Constantino, una de Is eformas estipulaba que ya no se forzaria la separacion de los miem bros de la familia del esclavo, lo cual implieaba otorgar al esclavo el derecho a la familia y al matrimonio que hasta entonces se le habla negado. Por altima, el Codigo just iano consagralafuncién que desempendé de hecho la Iglesia fen las manumisiones: en efecto, de acverdo con este cdigo Ja estancia en el monasterio con el proyecto de ingresar en él suspende toda servidumbre. Justiniano habia aboli Ia ley fomana del Bajo Imperio que prohibia manumitic més de fen esclavos simullineamente, Los conclios no dejarin de promulgar medidas que humanizan la suerte del esclavo y fraduslmente llevan a reconocerlo como persona humana. Son perceptibes los progresos entre el conclio de Elvira en el afo 305, que impone una pena de siete anos a quien haye matado a Su esciavo y el concilio de Orléans, en S11, que proclama el derecho de asilo en ls iglesias para los eseiavos Tugitivos, 0 el de Eauze, en 551, que libera al siervo cuyo amo lo haya obligado a trabajar en dia domingo.* Para com prender Ia evolucion que se ha producido, es preciso recor dar que en e! momento del concilio de Elvira nos encontrs: ‘mos en plena eiviizacién pagana, donde el asesinato de Un esclavo no se considera en absoiuto un crimen, pues esta legalmente permitido. “También corresponde destacar esos cAnones de los con- cilios de Orange (44l) y Arles (452) que precisan que los mos cuyos esclavos busquen asilo en la iglesia no pueden 9. Vaca ot Mangenot:Ditnnare de shdloie cathe. tV, ol af Econ de Eauzevecomien bce je po 105 schon en lor domingo mnt que coniio angen ue foe ‘nis uri poclama merengue el sie age su aro ig ‘ai en domingo ha Je sertereo, ssa dele tong de ese ana compensar la desercién apoderandose de los esclavos de los sacerdotes. No existe todavia ningun estudio que diseierna ‘como influyo la mentalidad cristina, que impregnaba poco a poco las costumbres, sobre la legislacién civil propiamente dicha: en este terreno sélo se han iniciado estudios dent de un mareo estrictamente jurdico, En el siglo v, en res puesta quienes lo vituperan por haber pagado la manumi Sion de esclavos, San Cesireo dice: «Quisiera saber qué di rian quienes me crtiean si estuvieran en el lugar de los cau- tivos cuyo reseate he pagado, Dios, que se dio a si mismo como precio de la redencidn de los hombres, no me ju2gara mal porque haya payado el rescate de los eavtivos con di- nero de #0 altars. Asimismo, todos los compendios corres pondientes alos sglos v1¥y vn que refieren los fllos de los jeces contienen formlas de manumision otorgadss por al- fin motiva de orden religioso, ‘De manera que se impone una constatacién: en el trans curso de este periodo considerado brutal, se produce la ‘ransformacion tal vez mais importante de la historia social el esclavo, que era una cosa, se transforma en person; ‘quien en adelante es denominado siervo goza de los dere- ‘hos eseneciales dela persona: esta a salvo del poder de vida fo muerte que sobre él tenia su dueho, puede tener una Fai Tia, fundar un hogar, vivir con una sola restriecién de su libertad: la obligaciOn de permanecer en su suelo de acuerdo con modalidades que estudiaremos mis cémodamente en la época feudal propiamente dicha Por sltimo, volvamos a Ins mujeres pindosas que se agruparon alrededor de San Jerénimo a fines del siglo 1, para descubrir las raices de la cultura religioss femenina, En efecto, el monasterio de Belén donde se encontraron Paula, Eustogtio y sus compaferas es un verdadero centro de es- tudioss bajo et impulso del inftigabe traductor y exégeta & auien se le debe ef texto de la Vulgata,ellasatestiguan una Actividad intelectual espontanea. Paula, por ejemplo, apren- id ef hebreo: «lo aprendié tan bien que cantaba los salmos en hebreo y hablaba este idioms sin mezclar para nada en él Ja lengua latinas, eseribe San Jerénimo.(Fl estudio de los salmos, de la Sagrada Eseritura, de sus primeros comenta- dores, es familiar a las monjas de Belén, y es a instancias ‘suyas que Jerénimo campuso su Comentario sabre Ezquie. Ha de establecerse una tradicion de saber cuyo punto de Partda es ese primer monasterio femenino de Belén. Los ‘onasterios masculinos reuniran mis bien a personas de~ Scosas de austeridad, de recogimiento, de penitenca, mien: tras que en su origen los monasterios de mujeres se earacte. Fizan pot una intensa necesidad de vida intelectual y espi (ual Si consideramos la vida de la Iglesia en ta perspectiva de Jo que fue en Ia época feudal, comprobamos que las mujeres fueron indiscutiblemente sus auxiliares mas entregadasy ar dientes. Es curioso encontrar entre estas mujeres que actian om tanto espirtu de invencin en los sigs vy vel fermen ude lo que caracterizaré Ia civilzacion feudal: 4 raves de Fabiola que funda fos primeros hospitales, de Melania que cen sus dominios da término a In esclavitud, de Paula que s¢ ‘cupa de su propia instruccién y dela de las muchachas que se reinen a su alrededor, discermimos los elementos de la ida comunal, et inicio de los monasterios donde se desarro. 16 una alta cultura, de le eabaleria, donde la doble influen- cia de la Iglesia y de Ia mujer contribuirian a edocar al va. "on, a inculcarle el ideal del principe ilusrado y la preoct Pacidn por ls deensa det debit Razén por la cual hemos de comensar por el estudio de ese tipo de mujer completamente desconocido en la Anti piedad que es Is teligiosa UN NUEVO TIPO DE MUJER: LA RELIGIOSA. La avenida de los Aliseampos es en la actualidad un Iu- tsar de paseo para los habitantes de Arles, y para los turstas| una de esas curiosidades que «justifean un desvio» segsin la expresin habitual de las guias. Por mucho que lo hays des- figurado el tiempo, el antiguo cementerio conserva en la pe rumbra de los altos érboles que lo guarecen una atmsfera ave impone el recogimiento; alli, el mas postive de los esp fitus se volveria romantico, o comprenderia que se puede llegar a serlo. Las manchas de sol que iluminan aguty all los sareofagos que quedaron en si lugar (s6lo un centenar sobre varios miles), fos restos de In iglesia San Honorato (la Giica sobre diecisite iglesias que prestaban servicio al ce menteri), todo esto tiene mas la aparieneia de una estampa, de una acuarela, que de una realidad set Sin embargo este sitio vio nacer, onganizarse y multpli- ‘arse en nuestro suelo ef mundo de las religiosas En el afo 513, a instancias de su hermana Cesirea, el obispo de Arles, San Cesireo, redaeta una regle para las virgenes nueleadas en torno de la iglesia Saint-Jean: se ts el primer monasterio de mujeres instaurado en Gallia —esa Galia que acaba dé-convertese en parte en el reino de los francos Los pocos vestigios que quedan de Saint-Jean-le-Mous: tier, de San Blas, del abside paleocristiano que bordea las ‘murallas, practicamente no nos permiten hacernos una ides del antigo monasterio, pero en cambio podemes reconstruir fa vida de una monja de clausura del siglo v através de la regla de San Cesireo, muy semejante a la que habia elabo- ‘ado unos afos antes San Benito (nacido hace 1.500 anos en 1980) para los primeros monjes de Ovcidente ‘Sera intl buscar en ella un horario, un modo de empleo del tiempo, consignas precisas: lo mismo que a Benito, a Cesareo le preocupaba ante todo un espintu que snimara un modo de vida desprovisio de complacencia, pero también de rigidez El periodo de novieiado de la religiosa, por ejemplo, no esté establecido, Normalmente esta =a prueba durante un aio, pero le corresponde a la priora ver, segin el grado de fervor de la postulante, si la duracion de la prueba ha de prolongarse o disminuirse. Es digno de senalase que la re- fla no menciona ninguna austeridad en la comida ni en la bbebida: lo que importa es Ia voluntad de renunciamiento, de Aesposesién de si, que sefala también la regla de San Be- nite. Cierto que indudablemente ésta es la forma més dura Ge austeridad. AI menos estd motivada en ef amor absoluto, {que no conserva nada pars si: los articulos sobre los que insiste Cesireo son no tener ai ropa personal, ni dinero, ni aleoba propia, haber dado todo cuanto se poseia antes de llegar al monasterio. Recomienda muy especialmente a las vivdas que no conserven nada: su edad y sv condicién let hacen mis dificil ese desapego que la juventud practica con mis generosidad. Que no tengan nada en su poder. Dentro del monasterio no habra diferencias entre las cas y as po- bres, las nobles y las plebeyas; todas levaran habitos pare- cidos, Dlaneos,fabricados por Ia comunidad y desprovistos de adornos. La regla meneiona los bafios como una higiene necesaria que hay que tomar sin murmorar. Todas irén & buscar todos los dias eierta cantidad de lana para hilar y se aplicaran a su trabajo en silencio. Todas Uabajarin por ‘urno en la cocina, de manera que en estos convents primi- tivos no hay hermanas legas dedicadas alas tareas domést muvee mer 131 ‘as, Por dltimo, todas aprenderin las letras y dedicarin dos horas de la matiana a la lectura cotdiai a A propésito de esto Pierre Riché ha hecho notar que a los monjes se tes ‘debe una adquisicion importante para el porvenir de Ia hu ‘manidad: sla costumbre de leer en silencio, solamente con Jos ojoss." Sabemos que los antguos lefan siempre en vor alta. San Agustin expres6 su asombro al ver que su amigo San’ Ambrosio, obispo de Milin, practicaba esa lectura mental. A falts de esta prescripeién, las dos reglas de la lectura y el silencio obligatorio hubieran sido contradicto rias. De modo que esta disociacin entre lectura y pronur slacién es un legado de los monjes al porvenir. En sma, Ia regla impone silencio: no hablar sino lo es: trictamente indispensable. En la mesa silencio absoluo: basta con indicar mediante gestos lo que pueds falta. La ahadesa decide los momentos que se dedican a Ia ‘oracidn, durante los cuales evidentemente no se debe ni har ‘lar ni teabajar ‘Adems de la plegaria y el estudio, la primera obligacion fs Ia asistencia de los enfermos, que son atendidos en la enfermeria, es decir, en un edifico aparte Para mis precisiones acerca del modo como se desarrola Ja jomada de una monja, hay que remitise a un compendio {de us0s muy posterior a la repla de San Cesireo, puesto que Se remonta al silo mx, trescientos anos mis tarde* La monja se levania cuando todavia es de noche, se hace la seal de Ia eruz © invoca la Santa Trinidad; despus di pone del tiempo necesario «para las necesidades corpora lese, se apresura hacia el oratorio recitando el salmo XXIV: Ad te Domine levavi animam mearn... Se une discretamente ' 5s compaferss, se incl ante el aar, ocupa su sitio y se pone-a rezar wen presencia del Sefior, cog el corazén mas {que con la boca, de manera que su vor esté mis cerca de Dios que de si misma. La campanllasefala el momento en ‘que la comunidad se reagrupa en el coro para ler el ofc. "87° Mites Brn: Conmerunes monica, I, Mont Cassin, 197, . 3 Lamar ene empo dels cateraee Al final de ese ficio de maitines que tiene hagar hacia la rmedianoche, hay un tiempo de silencio absoluto: las monias ddescansan de ruevo; después, cuando se anvneia la aurora hacia fas seis de la manana, yen verano més temprano, al son de la campana todas vielven para cantar ls lavdes se- auidos del ofcio de prima, tras lo cusl se confiesan. Des- pugs de un momento de deseanso durante el cual pueden leer, tienen preserito ira lavarse, y después volver In ile sia para cantar tercia y escichar mi La cilleriza y quienes estan designadas para ayudarla sbandonan fa iglesia antes que las demas partir preparar o que denominan la mixta y que es auestro desayuno: un ‘euarto de libra de pan y bebidas ‘A continuacién eelebran capitulo en la sala capitular, euyo nombre proviene de capitulo; «se saludan con hum dad una a otra»; tas lo cual a encargada les dae ealendario del mes, a una yel santo del dia. Este calendario es insepa- rable de Ia lturgis; tanto los misales como los libros de ho: ras le oforgan un sitio privilegiado; en los manuscritos e casi siempre ilustrdo; suele contener pequetias escenas: trabajos del mes, vida de santos; adems en él es determi ante el cult local, hasta et punto de que los eruditos reco. rocen el origen de ios libros de horas y pueden fecharlos de acuerdo con los santos a quienes se honte especialmente en cellos. A este calendario hay que remitire pars las oraciones diarias y el grado de solemnidad de las fiestas, que por em tonces son much y repercuten en el mundo del trabajo. Por lo general fe que conoce el calendar es la chante, Porgue la liturgia es competencia de ella, Después, siempre ‘en el capitulo, leen un pasaje de Ia replay hacen la ceremo- nia de Ia culpa: las religisas se acusan de les faltas que hhayan podido cometer en la observacién de la rela; reciben la absolucion; sia fata es grave se les ordenan penitencias, Y despues Is abadesa les dirige una breve alocucton. A ear tinuacién hay un espacio de tiempo libre, Las religosas pueden hablar en el claustro 0 em aro siti, pero en la igle sia, el dormitori y el refectorio el silencio sigue siendo ab soluto, Hacia el mediodia tiene lugar elofcio de sexta una segunda misa. Entonces tocan el cimbalo; es la llamada para a lavarse las manos y acu al refectorio. No esti precisado si Se trata de los «cien golpess que mis tarde se convertiian cen costumbie ew todos los conventos: para muneiar las Co” midas se goipeaba cien veces el cimbslo 0 el gang, 10 cual «daba tiempo para terminar precipitadament, lo que se est vera haciendo, de manera que al golpe nimero cien encon- trata a todo el mundo dispuesto a entrar en el refectorio, Las monjas ocupan su lugar en la mesa, y no pueden empezar a comer antes de que Hlegue la abadesa, que a si vez hace lo posible para no hacerlas esperar La nica voz que se oye es la de Ia lectora. Las monjas, se turman semanalmente para servir, comenzando por Ins tl. limas en entrar y terminando por Ia abadesa Después de Ia comida viene Ia hora dela siesta; quienes ‘no quieren dormir pueden hacer lo que quieran siempre que no perturben a las demas. Al despertat, hacia las tres dela tarde, se rednen para cantar nona. Después, # una seal de 1a priora, todas pueden ira beber el vino que habriin tenido I cuidado de reservar en la comida para la bebida de la tarde. Tres golpes en el cimbalo sefalarin entonces la hore el trabajo manual. El dia terminara con una comida mis Tigers seguida de visperas, y al oscurecer de completas en cuyo transcurso las monjas apsgardn las limparas para dir- Birse en seguida al dormitoro, En reaitiad el empleo del tiempo varia lo largo del afto desde Pascua hasta el mes de actubre el dia es mucho mis largo, Jo que leva a cambiar Ia hora de los maitinesY la del {esayuno. En conjunto los periods dedicados al coro, a I ‘comidas, al descanso, al trabajo manval son paejos, En el libro de los usos la rela esta provsta de consejos ‘que desarollan algunos puntos. En primer lugar: guardar el silencio en la iglesia, salvo para lo que deba oir Dios: no hacer nada, no dar nada, no tomar nada sin permiso. Evitar Aiscusiones, querellas: la qu se calle antes sera considerada li mejor. No reitse ni hablar en voz alta; no comer ni beber antes de hora. con excepein de las mis frigilesy las mis Jovenes «cuys deblidad ha de considerarse ante {odor, no Iantener conversaciones con un hombre sino en presencia ‘de alguien muy seguro, no salir sin autorizacion dela priors, En realidad [a clausura, en el sentido de obligacion de permanccer dentro del recinio. del monasterio, prictics- ‘mente no existe; las monjas salen; pero el libro de usos es tablece que s6lo pueden hacerlo de a dos, y estar fuera la ‘menor cantidad de tiempo posible. La Unica que estipula una clausura severa es Ia egla de San Colomban, pero Son muy ocos los conventos que Ia siguen En los monasterios mixtos hay prescripciones de clav sura, lo que es facil de comprender. En algunos conventos cistercienses, como el de Coyroux en Limousin, afliado ala abadia de Obazine, s insiste en a necesidad dela clausura los monjes de Obaine se encargan del sustento material de Jas monjas de clausura y les llevan lo necesario; pero a ese efecto se a previsto en I entrada de Coyroux una suerte de celosia abierta de un costado y cerrada del ot, ¥ recipro- ceamente, que sieve para los ntercembios, En el siglo xt Santo Domingo se ocupara de rodear de s6lidas murallas el Primer convento que funda en Prouille: se trata de citaros onvertides, a quienes en terra walbigense» urge proteger de las represalias de sus ex coreligionarios. Exactamente en 1298 el papa Bonifacio VIE promulgaré la decretal Perieuloso que prescribe para todas las monjas tuna estrcta clausura; Santa Rosalina de Sabran, que habia entrado en las cartjas, experiment penosamente esta obi- acid, nueva incluso en esa orden tan austera. Su biografia refiere'su Gltima vista a su tia Juana de Villeneuve, monia como ella, y sobre todo a su padre, el castellano de los Ares, por entonces viejo y enfermo, a quien en virtud de esa deci Sin pontificia no volveria a ver Por sorprendente que pueda parecer, la clausura rigurosa de las Grdenes de clausura se decrete formalmente solo a Finales del siglo xin ‘Sin embargo en ese mismo siglo encontramos muchas religiosas que no estin sometidas a la vide conventual; di Tiamos que se trata de laicas consagradas que viven en el mundo. Son las beguinas, de quienes nos ecuparemos mis adelante La raiz de la vida religiosa femenina en Occidente fue Sain Jean de Arles, pero no tardavian en fnstaurarse por Squier otros monasterios, Podriamos establecer toda una feografia de los conventos medievales en los silos v, viy vi ¥ después, en la época carolinga. Testimonia el dinamismo {de movimientos que todavia no se eanocen bien: en efecto, las monjas no han gozado de a atencién que se ha prestado fen cambio a ls failes occidentale; cierto que ellas fueron menos numerosas que éstos, contrariamente a lo que svee- Gerd en la época moderna, en el siglo xbx, por ejemplo, fcuando la vida religiosa femenina fue muy importante ¥ hhubo més monjas que frailes. Pero algunos monasterios snimados por meres ejercieron una influencia asombrosa; hizo falta la obra de} romanistasuizo Reto Bezzola para re: velar, de manera incompleta, al publice francés. ‘Una de fas primeras fundaciones que hay que mencionat sla del monasterio Santa Cruz de Poitiers, donde nacetian| los primeros signos, los primeros acentos de To que seria la itadiciin cones, sin la cual es imposible eomprender ni la literatura nila civlzacion feudales ‘Su historia comienza con las desventuras de la reina Ra degunda, Hija del rey de Turingia, Bertario, fue vada Como escliva a la corte del rey franco Clotarie I, junto con Si hermano menor, su belleza ao tard en amar la atenci¢n del rey, que se casé con ella: pero poco tiempo después, en lin acceso de furi, Clotario ordend matar al hermano de Radegunda ¥ ella huy6, primero a Soissons, en busca del obispo Medardo, a quien se honraba como a un santo, ¢ inmediatamente despues a Poitiers, al monasterio que ella misma habia fundado, Clotariointentaria en vano hacerta volver al hogar con- yueal: cuando l murid, Radegunda profesé en el mismo fmonasterio de Santa Cruz donde viviaretirada, rodeada de lin renombre de santidad que la habia hecho célebre en toda Galia Se dirigio & Arles junto con Ines, abadesa del con venta y su hija espiritual, para estudiar la repla de San Cesé- feo: la abadess Lilola redaet6 para ella un ejemplar de esta Fela, y confd el manuscrio al rey franco Chilperico para ‘ue fo entregira él mismo al monasterio de Santa Cruz en el ako $70, Venancio Fortunato era por entonces intendente de Santa Cruz de Poitiers. Pete poeta que Jejrta ns hola tt Profunda en las letras de Ia époce habia nacido el ato S30 ‘cerca de Treviss en Valdobiadene; habia frecuentado las es elas de Aquifea y de Ravena, Imbuido dela poesia antigua 4e Virgilio y Ovidio representaba una cultura refinada, fo reciente todavia en Italia, pero que practicamente no tenta Fepresentantes en otto sitio en aquel fomento en que el lm. perio romano habla sueumbido y junto con é! los restos de cultura de que era partador. ‘Amenazado de ceguers, en 565 Fortunato inicié un pere- 4rinaje hacia fa tumba de San Martin de Tours. Para llegar a lla atraves6 los territorios germénicas, ocupados. por los bavaros y los alamanes, «incapaces, segin él, de distingur entre un ruido ronco y una voz armonioss, entre el canto de tn cisne y el grito de wna oa»; To cual indica que él, poeta refinado y hombre culto, se habla sentido desalentad ante estos pueblos que manejaban la espada mucho mejor que la luma; sentre ellos yo ya no era misico ni poeta, sin tina ta royendo unas briznas de poesia. NO eantaba, canto. rreaba mis versos, mientras mi auditario, sentado alt com la copa de arce en ia mano, hacka un brindis tras ol 9 se prodigaba en locuras- En Galia encontraria un clima mas favorable para su arte. De hecho no tardé en llegar a ser el posta oficial al arse a conocer a través de un largo epitalamio con oeasion el casamiento del rey Segisberta de Austrasia von Brun hilda en Metz, en el ano 566. A partir de entonces todos los acontecimientos oficiales de las cortes de los reyes frances Serian una oportunidad para apelar al talento de Fortunate, se tratara de un festin de bodas 0 de un consuelo pot los imuerios, Se ha hablado mucho de las castumbres brutales Dropias de la corte de los reyes francos, donde en eae te. eno se hizo célebre la terible Fredegunda, pero se suele ‘omitir que circulaba en ella un corriente de poesia esti Jada especialmente por las mujeres y tambien por los obis- os; asi es como Fortunato lego ripidamente a set corre. 10 Leoncio de Bur- ponsal de Gregorio de Tours y del obispo feos; es larg Ia lista de mensajes que dirigio a prelados y personaldades de In Telecin para qienes compuso también epitaffos en verso. La fama de ta reina Radegunda no tard6 en straer la stoncin de Fortunato eps Poitiers en lao 67 nges6 er las drdenesy desempend la intendencia del convemo de ta Crim antes de converse es viaro hacia el 880 516; los poems que compusoparn Radegunse Tn fan. zarian su reno; ambien a instancas de elas compuso Ios dos himnos Pange lingua plorist y Veulla Regis pro= deunt, que se sigueton cantando en ia iglesia hasta el siglo we deci, 1500 aos despcs dea crescion Los poemas que Fortunato dig a rena y a abadesa son ya pocms corteses, penctraos de admiraién, de amor 42 repel. Reto Dezzoia ha demostrado conto deben {sos Sentinal lt den Vrs, fn importante d- fame fos einco primero sigs dl eitianismo, este cult Teva aura vision ined de ln mujer que llegar 850 apo. 00 en los empos feudales * unos cncatta alu se eublece une sverdeder ntimidad de aimae, una especie de union mistcns que comunicn en 41 purea un fervor de enamorado, y donde se express Ya tse dolor qe din mds tarde los trovadores, inseparable de in alegra que experimentan Mire hoarse date fe e revire un coeur peux e dele, ‘one affection edere, sant mule touche corporelle, ‘ce ner paso char qui aime en mol, ines ce gue sonhate esprit tour en Goer isang de TEcte det hae. oes ie 86, ‘Quels mots diraje a une mere aimée, une douce soeur, Seul en Vabsence de amour de mon eoeur?..* Cuando Inés, que no tenia més de veins aos, fue con- sagrada como sbadesn del Convento, Fortnate sahuds co ella ela virgen, 4a madre, la dama: virgo: mater, donne, tos mismos nombres con gue se saluda «a Vinge Mari Bn ras palabras, nea aban de Santa Cure Fo tiers podemos ver un primer esbozo de lo que ser el idea 4 la mujer en la poesia cones) em la retna Radeguns it Primera de esas dams, fuentes de inspracg rats bi poe, aa infuyeron enw empo yTopenetaro da ‘Ademis de Saint-Jean de Ares y Santa Cruz de Poitiers, seograia monacl implica otos dos monasterios ne Se ellos fundado por la reina Code en Andelgh el ot ea Tours por una dama de la pobleza lands Tngetrute su hija Berthegonde; como esta lima ja estaba easade, uv ae volver al hogar conyugal bajo amenaza Se excominion En el sg siguiente, en el norte de Francia a tena Ba tld, que lo mismo que Radegunda ern una antigua cava, famosa por su exraordinarabeleza, fund el monatero de hells! esta inglesa ie fuel espoca del rey Clovis tove due dar" prusbas de" sus condiciones de” administrador reemplazando 1 si esposo en la conduccion, del timo Cuando aque, aniguiado por la enfermedad, se vols Ines az de pobernat:Desputs Bade se rete su convent de Crees "Aproximadamente cin aos después la abadesa de esa abadia sera Gisela, I hermana de Carlomagno, una myer dustrada, que estaba en contacto eon el sabie Alaina quien eddies algunas de sus obras, tambien con Teodfe abispo de Orleans, que le obseqo un hermoso sero; en tsa Epoca proce los pseudonimos podicon, 2 Gisela se {hrs on mi ino ue Snen cheap Oe pubes ea as ta tamaria Laci, de acuerdo co el uso de fa academia Pa- in qe enprdrconvic srt reno Chon par a cultura que agpiro a fvorecer. ero volvendo a Bale, se destaca por Ia profund hu dad on Tague particips cn toda las areas doméstices de te comunidad, Hi famoso obispo de Noyon, Bly, de avi Subemos auf sigue sen patron de os orebres, bpoyo en st vide mondstca”«Sentado ane la obra que hs ie ciao inca, lemos en bigrai, lay clocaba bajo sts ojos un libro de oracones, deseoso de consderar Como divinoe! manda quel incumbia, cualquiera fese Ia naturale del treo que abr de deiare; cumpla Sst dable mison:ponia su mano al servicio de Tos hom- ies, su eat servicio de Diss La wida de San Eloy anda en anéedotas algunas de la cuales han pasado al folklore, como la dl rey Cotario UL Que le hie entregndo oro pare la jecui6n de un tron; fare su estapefceion, el orebre, cays habidad igualaba a IN homestiad te dono uno sino dos tron0s de oro. Es Conmovedor ver en este siglo i, vinculada con Is vida rel {Gosa, una maniestacion de vids artstica que ha atravesado [Seige ashermosasbebillas, fs broches, as Mela, ts fuamiciones de espada de Ia época merovingia.stestiguan Sine pran desrecatenica, que en la actualidad demoestran tos trabajos de. Slim, A Frence-Lanord ors eseci ists: Pensese en descubrinientos relents, como el de la tum dela ein Arégonde, en Saint-Denis, obra de Michel Fury: ene eos tesoros conenia un alo sell, que llevaba grabado el sombre yel monogram de la rena, al flees y pendientes cielados, hermosss Mbulas de or en tmosic una rmagnifies bil de oro con una red en ile rane qve coer pedras de colores peta, de extaord- aria calidad artsticn* nla persona del orfebre Eloy, que eg6 a ser obispo de Noyon, cas sbras de dnmasqunado o de ovfebreria estan Vineuladas con el inpulso rligioso. Eloy no se conformd 4. Nee eo a desrpin deta dea excavation ch Oo 461 Lx muier en et era de os caredraler con sostener el monasterio de Chelle, fundd é1 mismo dos conventos, uno en Paris, que segin se die reunia a tes. Gientas religiosas, algunas nobles y ots de origen muy hi iilde (simples siervas) bajo Ia diecciin de une monje fs ‘mada Aurea; otro en la ciudad de Noyon. 'No lejos de Ia abadia de Chelles y fandada por la misma época esti Nuestra Sefora de Jouarr, cuya histor estd relacionada con el movimiento de frailes y monjas irlandeses {que por entonces penetran en Europa. En Francia la iran. ddesa Fara funda Paremoutiers, micttras su. compatriots ‘Austreberthe funda Pavilly Jouarre debe su origen a Adon, tevorero del rey Dago- berto, que hacia el sfo 630 abandon le corte para instaurar 'un monasterio mixto, de hombres y mujeres, de acuerdo con laregla del ilandés san Colombano, y cuya direccidn contio.a su prima Théodechilde; ademas se supone qu ella venia de Faremoutiers. De modo que entre los ies establecimientos hhubo intercambios constantes, Asi que en esta rain he de desarrolarse todo un miclea de vida mondstica; 10s arquedlogos Ia han redeseubierto en ‘nuestros dias al identfiar las famosas tumbas de ‘Theode- childe y de su hermano Agilberto, obispo de Pars, que pro bbablemente se retré a Jouarre hacia el alo 680; son las obras més earacterstcas de la escultura de 10s tiempos me- rvizios, notable muestra dela supervivencia del arte celica ‘que con la llegada de Ios irlandeses a Francia rejuvenecis. Dentro de Francia las relaciones entre un monastero otro eran estrechas, pero eran numerouas entre las monjas de Isla de Francia y las de Iranda © Gran Bretafa, Tal ver hhubiera en ello una influencia personal de Batilde, que era inglesa; fo cierto es que entre las religioras de Cheles figura Ja princesa Hereswith de Nortumbria; as dos his del rey de East Anglia, Syre y Aubierge,ingresin en Faremoutiers, donde més tarde serfan abadesas; la hia del rey de Kent, Barcongotha, también residié alli; hacia Ia misma épocs (630); Eanswith, ls hijade otro rey de Kent, funds un con Yento en Folkestone; Mildred, abadest del convento de ‘Thanet, fue educada en el monasterio de Chelles, Las'invasiones de Ios vikingos fines del siglo vr arasa Ln muro tio de mje (87 ron in mayoria de esos estableinientos: los gue sobev ern sean minclsament destodoe mucho despues, en 1599, por orden del rey Enrique Vill Es preciso mencionar nite Els alas ceebres Watoy, sta magnieamente nin costa eriental de Inglaterra, sobre on eantado que loin el océano en la zona un tant salvaje de Yorkshire, SSedindasucesivameate por los ventory Ia ols; un la de Fascun del ano 627 fueron bauizaos en Yorke primer fey fanés conver, Eadwn, ys sobrina Hit, Poco despues lov anlosjons paganos oe dspersaban say ncientes omurtdades cunfanasasesnaronn Endwin, pro Higa s0- brevivis. Ingesé en el conventa de Hartlepool, crea de Durham, y funds en Whitby wn monasteio minio: su ele wad vel de natrsceién Te permit ii ella misma los ‘sigs. Daranesiglos, fails ¥ monas salmodiaron el of tio en la magaiicn abadia que subsste slo en parte en tucstros das, lvantando dramaticamente hacia el cielo sus Inurl cals a abadia de Whitby fue escenario de dos aconteci- imientos importantes de Inlesia de Gran Bretata el sno Get ato 662, gue puso finals ifereneis de tos que sub- Sistan entre as ges eens y Ta de Roma, también la ferrera del poeta Catdimony Cacdmon, simple palfrenero de ln aad ane noche en que dormia en la cabllrza tov tha visidn que le ondonaba cantar sla cresion del mundo, los orgenes del hombre y Ioda la historia dl Genesis» Hilda, que oyG hablar del sue del ria, fo hizo velo tps que sbrazara la vida religion as es como por In atva ge la abadeta Caedion se hizo monje pido at ire euro sn talentos de poeta de miso." ‘ademas de su condicion ge protectors de Tas ates y las leis estas toniaslandesasejeeerian una considerable infeencia ox a evangelzacion de Germania. Ex necesario ie nos extendaos un poco en st, pai entre eas po derosa personalidades que fron le mayora J ls abade- ex Yarou (IH aoe es efoto ue un eis sme an sas de ln alta Edad Media y comienzos del Sacro Imperi las de los paises germénicos son especialmente atrayentes ¥ so influencin es decisiva, monje Winfido, a quien conocemos por su nombre de Bonifacio, oriundo de Wessex. y que fue para los germanos Jo que habia sido San Martin para los galos y San Patricio para Irland, mantenfa correspondencia con religiosss ingle: ss, entre elas Aelled, abiadesa de Whitby. A instancias su yas, varias monjas se dirigieron a Germania para syudarle ‘en su tatea aposteica y promover fundaciones; ent ella. Lioba abandona su convento de Wimbourne para conver” lrse en abadesa de Bischofsheim; Tecla asume la direccién 4e Kizzingem y otra monja inglesa, abadesa de Heidenheim, fedacta ta vida de otro apéstol, Willbald, continuador de Bonifacio; ls cartas que Willibald dirige a las monias estan limpregnadas de la misma dulzura amistosa que pusimos de relieve en las relaciones entre Fortunato y Radegunda. A tuna de ellss, Eadburgh, le escribe: «Hermana bienamada, con vuestro regalo de libros santos habéis reconfortado con ‘una luz spiritual al exilado en Germania porque en la som- bia distancia, entre los pueblos germénicos, moriis de an- |ustia sino tuviera la Palabra divina como Himpara para mis Pies y como luz sobre mi camino. Confiéndome por entero a ‘uesiro amor, os suplico que roguéis por mie Los regalos a los que alude Willibald son por entonces ‘una prictca corviente. Consisten sobre todo en manuseritos| vuellos # copiar para el destinatario. Por ejemplo, una carta de Aldhelm de Malesbury (639-709) agradece a las monjas de Barking que le han enviado el fruto de su trabajo; las felicita nombrandolss una s una: Justine, Cuthburg, Oxburg, Esl sight, Scholastica, Hidburg, Burngith, Eulalia y Tecla y las compara con abejas que liban por todas partes la miel de la ciencia que le han comunicado, En otro momento lama alas ‘monjas «lores de la Iglesia, peri de Cristo, joyas del Par En Alemania la vida monistica cobrard un impulso ex: traordinario. Las abadesas, que svelen estar emparentadas con emperarices y que siempre cuentan eon su apayo, son {en su conjunto mujeres de valia que hacen de sus Conventos ccentros de cultura al mismo tiempo que de oracién; as ‘mismo, sus alianzas familiares las llevan a desempenar una funcida importante en a vida politica Reto Bezzola ha sefalado la fuerte‘influencia del ele ‘mento femenino en le clase dominante de’ Alemania en los siglos x y comienzos del nie; hasta el punto de que no se eden estudiar correctamente los comienzos del Imperio fermanico en su period sajon sin reconocer a las soberanas Y @ las abadesas el lugar que ocupan. Cuando en el ano 919 el duque de Sajonia Enrique el Pajarero sucedié « Conrado, duque de Franconi, que tenia s su cargo In parte alemana del imperio de Carlomagno, la accion de su esposa Matilde fue tan importante como la del emperador. Fundaron juntos l monasterio femenino de Quedlinburg, donde uno ) otro serfan inhumados. Matilde tenia mucho apego por las bene. dictinas, que la habian edcado en Herford cerea de Covvey en Westfalia; es probable que sea el monasterio femenino ‘mis antiguo del teritorio germanico; fue fundado en el silo 1%, y Ja primera abadesa cuyo nombre se ha conservado, Tetta, en 838, venia de Soissons: le siguieron la fundacion de Gandersheim en Westfalia, de Essen y de Quediinbure En esos monasterios las religiosas reciben una educacion ‘lida: aprenden latin, lengua litirgica, griego, letras y dere- ‘cho, La inlueneia personal de Matilde, que pasd sus iltimos aos en Quedinburg, donde profess, se prolongaria en si nita Hadewich, que se cas6 con el dugue de Suabia, yen su biznicta Gisela, que se cas6 con el rey Esteban de Hungrta: en el siglo siguiente Hedwige de Merania participara active: mente en la evangelizacin de Silesia, donde se-cas6 con e1 dugue Enrigue el Barbudo. En Alemania, lo mimo que en el resto de Occidente, la difusion de la fe cristina fue obra de las mujeres. ‘Las abadesas no son solamente educadoras y protectoras 4e las leas. Como ereadoras juegan un papel protagonist dde acuerdo con el historiador de literatura alemana E. Ton nelat® el primer gran nombre de le literatura slemana en el &,Tomce, Bm, Hye de trace leans de oles a siglo xs el de In abadera de Gandershcim, Hrotswithe, tal ver el escritor mis original de Alemania en tiempos de los tb» Hrotswitha escribia para las religiosas no s6lo Jas leyen- das en verso que se lefan en el refectorio sino también co- medias que se representaban en el convento, ¥ que imitaban las de Terencio pero dentro de un esprit cristiano; esto nos informa acerea del papel del teatro en los conventos: en Gandersheim, lo mismo que en Inglaterra, donde Beda el venerable alude alas paralturgias teatrales de las noches de Pascua, el teatro se consideraba un medio de educacién al ‘mismo tiempo que une distraccion En el aflo 965 Hrotswvitha compuso también un poems largo. Gesca Ottonis, la gesta del emperador Otdn 1 el Grande, para su hijo’ Ot6n Il que por entonces tenia diez ‘aos; tambien redact6 la historia de’ su propio convento. Es ‘igno de destacarse que en sus obras esta religiosa hizo el ‘logio del matrimonia tanto como el de la vida monéstica, y mostré a uno y otra como dos maneras de ser fel a un ideal similar.” Pero las abadesas no son as dnicas que se destacan por su saber y sus escrito. Hay personalidades notorias tam= bign entre las simples relisiosas. Un ejemplo es Mechtlde dde Magdeburg, que en 1250 compuso la primera obra mistica| fn lengua vulgar, La luz dela divinidad, cuando todavia era bpeguina. Pas los ttimos afios de su vida en el monasteio| de Hella, cerca de Bisleben, donde murié en 1282. En el mismo monasterio rsidia por entonces Gerirui la Grande, autora de otra obra mistica, El heraldo del amor divino, como asi tambin dos hermanas que se hicieron eélebres en la historia de la espirtuaidad: Gertrudis y Mechtilde ce Hacketorn, Entre todas estas distinguidas religiosas del siglo x te rnemos que demoraros mis en dos de ellas que dejaron ‘obras signficativas: Herrada de Landsherg e Hildegarda de Bingen Los turistas que hoy visitan el monastero de Santa Oda fen Alsacia pueden contemplar en las paredes del convent la copia sgrandada de las miniaturas de un manuserivo desepa. Fecido, el famoso Hortus dliciarum, Jardin de las delicias, es el titulo de una obra enciclopédiea, compuesta por la abadesa Herrada de Lansberg hacia 1175-1185; este manus- crito encerraba en doscientos cincuenta y cinco folios de formato grande y sesenta y nueve mas pequefios, tole Io Aue la abadesa consideré necesario para la instruccin de las monjas: «Como una abejita vivaz, esctibe, he extraido el {vo de las fores de la literatura divina y Gloséfice y con él hheformado un panal rebosante de miels. De modo que est obra, con sus numerosos extractos de la Biblia, de los Pas Ares de a Iglesia y de diversos autores de los sglos xy x Se presentaba como una suma del saber para st tiempos 10 ijustraban una serie de miniaturas, de las que felizmente ya se habia sacado copia antes de que el incendio de la biblio teca de Estrasburgo en 1870 destruyera el manuscrito, por ue actualmente son una de las fuentes mis seguras pars el estudio de las técnicas de la época feudal." En estas tre ientas treinta y seis miniaturas ha sobrevivido toda una 2ona de I vida cotidiana del siglo xn, através del dibujo de instrumentos agricolas, de enganche ¥y herrae de cabalos, de una rueda de lagar, de armas, vestimentas y hasta de at {ématas mancjados con hilos; esas miniaturas nos reservan también la sorpresa de retratos de monas, algunas de ells Fepresentadas con sus largas vestiduras, cubiertas a menudo con una capa que cae en pliegues, Ia cabeza cubierta con velos que rodean el rosiro y eaen elegantemente hacia un costado. La personalidad de Santa Hildogarda e- an ms impor ante en la historia general; en 1979 Ia pequefa cia de Bingen, a orilss del Rin, cuyo nombre es inseparable del iyo, celebré el octave centenario de st muerie:* todavia, 3m eau dnd de Bingen ree Basten ces Expresamos at uesiaagradceimlenta tL Jari Werwsched auc nos ‘ein ef endogs red para sehr lie Leach Ran ot estin alos restos, pacialentereslaurados, del monaste fo que ella adminiiraba y donde muro; se eta de un mag nifico conunto romance qe ln invasion seca. Je 1682 Aestrye casi por enero. Hildearda nid en 1038 en Bos- Kelhcim (o en Bermersheim, segin se establecis reciente- mente como mas probable): af cima hija de una fam dela pequeta noleza; ssl foe siempre delicada, lo que foe impalid vier ma de cents aon esplega Une Teuvidalextansdinaia, A os ocho tos abn sido con Tau a una mona, Jutta, que haba reunido uns peauete Comunidade luo de Disbodenberg xara feo alla Tos quince shor, en 1136 fue designada Pure sucedat an abadesa Jutta; ma tarde, hacia 1147 fe @ EStabecerse a Bingen sobre el monte San Roberto, que do fina el Rin, con deciocho de ws monjas. Con postriorided indo oo Convento, esta vez en Imola derecha det Ho, en ingen, antes de mori el 17 de septembre de 1179. Desde mi Infancia, antes de que mis hueso, mis ner viod yis venas se hubieranaitado, hasta ahora Ue SOY “ptugenaras siempre veo en mam esta isin. Segin la ‘elumtad de Dios, ala sube la ras del ilo a as versus egies del ate bm se psea entre pueblos di ferentes,nungue haben repones Ij sitios desconosi- Sos Yo mg vs co con mi nn a erebo on ios pensamientos de mi orazdn i con la acc combi sada dein cinco sentido la eo solamente en alma. Ios ios de custo siguen abirtos, porque mines suf el Actaleciniento ae éxtasn as veo denpert, de day de toche. La luz que veo noe oel, sin infintamente mis rile gue la ube gue envurve al sl. Para mi esta hz Sr lame sombra dela ue vviente. Ax come co, alana y tes estrellas se reflejan nel aga, ax Tos escrito, los dis Curses, la virtues 9 guns obras humanas evesidas de formas resplandecen en en hr. Conserv durante mucho temp el recuerdo de toto To que e vino y prendido ‘his Mencloncinas tambien in breve bigrfa euya autora e8 Mine. Je (ges Chibope, Sine Midearde Pana Glare, 182 cesta vision; de modo que recuerdo en qué momento vi y prendi; simultineamente veo, oigo, sé, y aprendo en un instante lo que sé. Lo que no veo en esi luz, lo ignoro-= Estas confidencias de Hildegarda resumen su existencia; stjeta desde os tes anos de edad a visiones sobrenaturales, fempezd a transcribirlas en TI41. Esas transeripciones for: ‘man sus tes obras principales: el Libro de los méritos de la vida, Libro de las obras dlivinas, el primero y mis i portante, el que se llama el Sciviag, y que cabe traducir ‘coma Conoce las caminos del Senor: e le atebuyen ademis muchas otras obras, alguns con certeza, como por ejemplo tn libro de *medicina simple» 9 el libro de smedicina cory Pesta», que es una especie de historia natural; otra obra, Jenoca lingua, tal ver sea una propuesta de reforma del af beto y de la transeripcion del slemn y el atin; por dltimo y sobte todo una abundante correspondencia, porque Hilde- tarda era objeto de consulta por parte de toda clase de per- sonajes, y no de los mis insignificantes; entre ellos se cuenta el papa Eugenio Ill, Conrado, el emperador de Ale- ‘mania y st sobrino y sueesor Federico Barbarrja, san Ber- nando de Claraval y muchos obispos y prelados, Curiosa- nente, Ia uz de donde emana la Vsién y fa vox que le dicta denes Ia Haman homo. «O homo fragilis, et ciis cneris, et putredo puredinis, die et scribe que vides et audisr. lee ‘mos al comienzo del Seivias: «Oh hombre Frigi, ceniza de ccenizas y polvo de poivo, diy escribe lo que ves y oyesw. Es cevidente que el imino homo signifies siempre ser humano, hombre 0 mujer, pero lo seflamos como elemento de inte és, porgue se ha jugado neciamente con ese término en las imerpresaciones EI manuserito original del Scivias se conserva con 35 mi niaturas que ilustran las visiones (n° Ide la biblioteca de Wiesbaden), Es una obra extraordinara, una verdadera en- ciclopedia del conocimiento del mundo del siglo xi, pero {que se refiere también a problemas teoldgicos que la Iglesia todavia no habia resulta, y se extend als terrenos de a Poesia y de Ia misica; en efecto, Hildegarda, pars quien la alabanza y la armonia son esenciales para la vida humana y pra la Iplesia, compuso setenta y cuatro himnos, secven: cia 0 sinfonias diferentes, cuya misieafue en algunos casos ‘conservada o restaurada, fore tin aia leptin, ecerihe, hacen silencio en Tas iglesias habituadas a los eénticos en honor de Dios no merecerin escuchar en el ciclo la admirable sinfonia de los Angeles que alaban al Senor»; Hildegurda es afin con su tiempo, el de las simples maravills det arte romanico y del canto gregoriano. Hildegarda no eseribfa, sino que distaba a dos secreta- rios que fueron sucesivamente el monje Volmar y olf ‘monje muy conocido, Guibert de Gembloux, de quien ella fue directora espiritual. Después de su muerte muchos otros vivisian desu espirtualidad y_prolongarian sv influencia, ‘que Tie grande espedtalmente entre lis beguinas de Bra bante, Su obra es extra, a Ia vez efentfia y mistca, im- pregnada de poesia, alterativamente descriptiva 0 apoca- liptica. Cuando estuvo cerca su muerte, se multplicaron tas ssefiales de fuego>, mientras que aparecia una claridad fieva, «patecida al cireulo lunar». El andlisis de su obra Teva et reconocimiento de que tuvo la prestiencia de Ia ley de atraccign ast como de la accién magnética de os cuerpos: sus profeefas mastraban que en el fn ce los tiempos los as- {ros estarian inmGviles: seg algunos cientifices esas profe clas parecen anunciar Ia ley de la degralacién de la ener También se ha podido discerir en sus chras Io que seria Jsto de descubrimientos cientifcos. unos quinientos afios ‘después de su muerte: el sol como cent del frmamento, la tarculacion de fa sangre, etc. En una carta alos prelados de Maguncia a propasito de los hersjes, probablemente de los citaros, Hildegarda precisa: «Arrojad ese pueblo de Ia ile- sia expulsindolo, no matindolo, porque ellos también estin hechos a la imagen de Diosm: hemos deconvenir que la obra yl persona de Hildegarda presentan en st tiempo una ori- finalidad considerable, y que merecesan ser objeto de un ‘conacimiento mas profundo. LAS MUJERES ¥ LA EDUCACION ‘Uno de os pimeros problemas ques nos plantcanes el de In insrueion'y eda de las mjeresy df Dertanci que no in rar fe aribumos en ness épocn En los monasterios hemos costatado desde el orgen el el ¥ el apetito de saber gue manietan las mosjay Reson Duesto de relieve al pasar alguna de aquelas cys ata Cultura tas hecho perdurar através de as tempos Ee 4 mea se preoctaron de transit su saber de eat scuelasy de entrar? Cus er la istvcion de las wie tes en los tiempos Teadales J medievales” [Estasn? {ue materia? En sume, zcomo se concebia I eddie? Cuando tratamos de tenponder a estas peste To Pr iz se ovine nema co ade ea mer rage se emnin a mediados del sgl mex plen pce imperil Por ota parte no se trata de una reign, sno de tne lia, de na made de fami Dhuoda Durante afios, los jévenes franceses aprendieron en I escuela que el tratao més antigua de educacidn es obra de Rabelais, a quien sigue de cerca Montaigne, Nadie les ha baba de Dhvoda. Et motivo es que durante mucho tiempo sélo unos pocos specialists de la alta Edad Media conocian el nombre de Dhuoda. Actualmente su Manual para mi hyjo esta traducido ¥ publicado en una edicign accesible! Pierze Riché, respon- Sable de esta nicatva, sefila que es sla Gniea obra Titeraria de este genera, En todo caso, y con mucho, es el tretado ile educacion mas antiguo, puesto que fue redactado a me. tiados del siglo rx, exactamente ene e130 de noviembre del lato Bly e12 de febrero del 843. No es de extraar que sea ‘obra de una mjer: los problemas de la educacin z00 son en gran medida competencia de la mujer? Ella que ha le ‘ado y alimentado al nino cao esti en mejores condiciones: {que cualquiera para saber instinivamente e6me adquirr una Personalidad propia, como srealizarse>? 7 En todo €aso, es un testimonio iniitamente valioso acerca de la mentalidad y el grado de cultura de ese siglo ‘Que sigue siendo todavia tan oscuro para nosotros. ‘Dhuoda pertenecia a una familia noble, tal vez a fa fami Jia imperial; cuando eseribia su obra tenia aproximadamente ‘cvatenta afos, de modo gue en su infancia pudo haber €0- fhocio # Carlomagno. En 841, ano en que inci I redaccién fe su obra, ef Imperio se fractura; el hijo de Carlomagno, tse Luis 4 quien en otto tiempo se lo spodaba wel Bueno ‘io a sus hijos rebelarse contra su autoridad. Después de su muerte en junio del afo 840 se dispotan el poder. Dhuoda ‘Comenzé a eseribi el mismo afo en que tuvo lugar Is batalla de Fontenay-en-Puisaye, el 22 de junio de 841, que n0 re Shelve el conflicto ene los tres hjos: Carlos apodado el Calvo, Luis apodado el Germanico y Lotario que reivindica el Imperio; para no hablar de Pepino, que recbio en heren- ia Aguitania, Tambien en este momento se pronuncian los Famosos sjuramentos de Estrasburgo= en el aio 842, que vinculan a fos soldados de Luis con fos de Carlos ; es el primer texto en lengua francese llamada romance, y en la 1. hua, Monel pour mon fil. noc, texto cre, nts por Pee Riche Tvscon de Berd de Vepley Cude Mond. Bk Sonescvedemesr 225 Pa Bau Cn 198, iengua alemana que mis tarde se denominara alto alemén, Los soldados de uno y otro campo tenian que comprender 8 {qué los comprometia su juramento, Dhuodaescribe en latin, ‘ue sigue siendo la lengua de la gente cult, En estos tiempos convulsionados, durante esta época de uerras, las familias nobles son las que ms resgos asumen ¥y mis peligros corten. Lo atestigua la vida de Dhuoda y Ia de fos suyos. Su marido Bernardo de Septimania seré con- ddenado a muerte en Toulouse en el ao 844, acusado de trai cin por haber apoyado a Pepino de Aquitania contra Carlos 1 Calvo, a quien sin embargo en otro momento habia estado aliado. EI hijo de Dhvoda, Guillermo, igualmente ambiguo en sus compromisos, también sera decapitado por traicién fen el ao 849, cinco ahos despues de su padre En el momento en que escrbia, Dhuoda no podia prever ta tragedia a la que se encaminaban su marido y su hijo ma- yor, que tenia entonces diecisdis afos. Estaba separada de lino y otro; instalada en Uzis, tras el nacimiento de su se- gundo hijo tuvo que dejar de seguir a Bernardo en sus des- plazamientos constants. Sin dua particip6 personalmente fen Uzés en la defensa de la marea de Gotia: «Para defender Jos intereses de mi dueto y sefior Befnardo, eseribe, y para que la ayuda que le debo en la Marca y en muchas regiones no se deteiorara, y no fuera a separarse de ti y desl, como hacen otros, me he endeudado gravemente; para responder miltiples necesidades, he pedido en préstamo muchas ve- es grandes sumas, no sélo a las cristianas sino tambign Jos judios; he reiniegrado todo cuanto me fue posible, ¥ reintegraré lo que falta no bien pueda-. De modo que’es probable que como muchas damas de la época interviniera Aactivamente en la administracion y defensa del feudo, en ai sencia de su mario y sus dos hijos: su hijo mayor, Gui- llermo, habia sido -encomendado» al rey Carlos, es decir, entregado al rey como rehén en senal de fidelidad, en tanto ‘que Bernardo de Septimania conservaba a su lado a Ber- nardo, el segundo, tal vez para defenderlo, y en todo caso para educasl. ‘De modo que el Manual de Dhuoda es para ella en cient medida un modo de reunise con st marida y sus hijos. Ella sefiala expresamente que ha compuesto su obra por entero, ‘desde el principio al fin, en la teforma como en el fondo, en li melodia de los pocmas como en lk articulacion de la rosa», En efecto, cita a muchos poets, pero en st. Ma- ‘ual, sobre todo al comienzo y al final, aparecen tambien sus propia ereaciones. 's poems son muy propios de su iempo: cada uno de lls contiene un enigma a deseubri. Ei primero, por ejem plo, es vn acrostico cuyas letras inieales componen ‘una frase: Dhuoda a su querido hijo Guillermo, salves con la eX- hortacion: Lege, le. Fl tono que adopta no es ni autoitario ni doctrinal: Muchas cosas que son claras para muchos permanecen ‘cultas para nosotros, y si al espirity oscurecido de mis se mejantes le falta inteligencia lo. menos que puedo decir es ‘que a mi me falta mas ain... Sin embargo soy tw madre, Guillermo, hijo mio, y a ti se dirigen hoy las palabras de mi manual». Asi comienza el prologo de a obra, Dhuoda no tiene ocasin de manifestarse como una madre abusiva para sus hijos; es evidente que tampoco quiere hacerlo. Formula sus consejos con una ternura lena de reapeto: «Te mucgo y te sugiero humildemente,..., ste exhoro hijo..n, «yo, to madre, inigna como soy, dentro de I extrechez limites de ii entendimiento.... En'su ensefanza x0 hay nada magis- teal {ual es el primero de los principios que establece? Amar: «Ama a Dios, busca a Dios, amit hermano me- ‘or, ama a tu padre, ama a fos amigos y compaferos entre auienes vives en la corte real o imperial ama a los pobres y alos desdichados», en fi, «ama a todo el mundo para que todos te amen, quigrelos para que te quieran; si amas a t0- dos todos te amarin; si gmas a cada cua teamaran»;y tam bién: «Bn cuanto ati, Guillermo, hijo, venera y reconoce quel 0 aquellos por quienes quieras se reconocido; ama, honra, acoge y reverencia a todo el mun, y te haras mere: cedor de que te respondan con la reciprocar. Hay un ima- sen que iustra este precepto fundamerts! que straviesa toda Ja obra: ade ls manada de ciervos que atraviesa un ancho rio: «Uno a continuacién det otro, con cabeza y el cuello apoyados en el lomo del que les precede se sostienen unos a ‘otros, ¥ un poco aliviados, pueden atravesar ripidamente el rio con mayor facildad: son tan inteligentes y tan sagaces que cuando se dan cuenta de que el primero esté cansado 10 hacen pasar al dtimo puesto, y el mis cercano toma la de- Jantera para aviary reconfortar a los demas; se reemplazan asi alternativemente uno a otro, porque el afecto fraternal hace que cada cual compadezca sucesivamente a los otros Este pasaje da con exacitud el tono del Manual de Dhvod que ilustra continuamente con historias y anéodotas sign cativas ef tema de su ensefanza, En este sentido es cohe- Fente con su época; es una acttud y una pedagogia habitual no s6lo en su tiempo sino también en el que le precede y el due le sigue. Durant el period clisico se intenta convencer mediante razonamientos y deducciones, teorias y andliss ‘que permiten ingresar en un sistema de pensamierto, mien- tras que hasta fines dela époce medieval se preferrin ejem= pls sacados de la vida, de la experiencia humana y pe palmente de la Biblia Dhuoda y"su hijo estén tan intimamente imbuidos det Antiguo y Nuevo Testamento que ella nunca se toma el {a= bajo de contar la histori de los personajes que evoce: basta con aludir sin mayor insistencia al hecho de que Samuel y Daniel jovenes hayan sido capaces de jugar aancianos, de ‘que Jonatan haya sido el simbolo de la fdelidad y Absalon el de la rebeidia. Fs un rasgo cultural que marca tods la civili- zacién de Ia époea, y que es tan vilido para los erstianos como para los jus, an cuando para estos titimos las ale siones a Pedro y a Pablo, el Apéstol por excelencia, no fue- ran tan fehacientes como lo son para Dhuoda y su hijo. Es ‘una primera constatacion que se impone cuando leemos el Manual: a Biblia es considerada como la Palabra misma de Dios; su revelacion es el fundamento de todo saber, de toda ddoctring, en un grado insospechado para nosotros” Actual mente no percibimos que en el seno del més pindono de lor conventos las alusiones que hace Dhuoda hubieran tenido fa posibildad de ser captadas de inmediato, a la manera como ella sabe que las aprehenderd su hijo de diecises aos. ‘Ademas en e505 tiempos la plesaria, al menos la plegaria, personal, tanto para los eristianos como para los judios se funda por entero en Ios salmos. Dhuoda recomicnda a su hijo que rece, declarindose a si misma incapaz de compla- ccerse en lt plegaria, sea breve o larga; esti llena de con- Fianza en Aquel que otorga a sus files el gusto por la plesa- ria siempré que se lo pidan; considera natural recta las ho ras eandnicas siete veces por dia, y los salmos brotan recu- rrentemente bajo su plums; dedicara todo el capitulo undé- imo a insistr en los salmos, mostrando cémo en todas las cireunstancias de la vida tv lectura esclarece y reconforta a todos. Tal vez supongamos que Dhuoda, en su affin edueativo 4ictado por una gran piedad, agita ante su hijo las penas del lnfierno ¥ muliplica las advertencias contra et pecado. Y sin embargo, curiasamente, el aspecto moral propiamente dicho ‘cup muy poco espacio en el Manual. Cierto que se refiere alas diversas tentaciones que acechan el alma, a las malas Inclinaciones que hay que combatr: la arrogancia, la ljuria, ‘lesa peste que es el rencor-, la célera; todo esto ocupa unas ocas paginas, diez a lo sumo sobre las tescientas setenta de la edicién. En realidad los consejos de Dhuods son sor~ prendentemente positives. Primero y ante todo: leet y re ar. Vuelve a menudo sobre este conejo: «En medio de las preocupaciones mundanas del siglo, no dejes de proc rarte mchos libros, donde través de las ensenanzas de los santos padres v maestros puedss descubri y aprender mis de lo que esté escrito aqui sobre Dios creador..» «Tienes ¥ Xendris libros para leer, para hojear, para media, para profundizar, para comprender. y hasta podras encontrar fi Cilmente doctores que te instruyan. Te proporcionarén mo- delos de Io que puedes hacer de bueno para cumplit con tu doble debers (seguramente se refiere alos deberes para con su padre y con su sefr). Sélo a los hipécrita se refiere con palabras duras: «Las gentes que sparentemente triunfan en el mundo y son ricas en bienes, y sin embargo en virud de tana oscura maliia no dejan de envidiar y destrozat a los ddemés cuanto puedan, y es0 fingiendo honestidad... Te n= vito a que viiles, huyas y evites a és0ss, Por lo demés se trata de oponer sios contrarios los contrarias», la pacien- cin ala cera, ete. y de buscar y respetar alos buenos con ‘sejros, alos sacerdates por ejemplo, Desacrolla complacientemente un apdlogo.sumamente original: «Un hombre nos dice contandonos tn Sueno: "Era tomo si fuera a caballo, como si correra, como sien un banquete tuviera en mis; manos todas lis Copas... Cuando esperté de mi sueno ys no tuve nada que ver ni que ssi, \esposeido y débil, exiravindo, a tientas, me quedé solo con sii como si'». Esto da lugar a todo tipo de desarrollos acerca de scome si». «Quienes viven mal corren al abismo, {y qué poseen sino el como si? Quienes pasan la vida en un placer sin vergienza qué poscen sino el como si?» A todos Jes como si, a todo lo que provoca cadiciay despierta ambi- ciones desordenadas, Dhuoda opone vel arbol verdadero, la auténtica vitae. Y el desarollo de la otta vertiente del api- Jogo: +Un arbol hermoso ¥ noble tiene hojas nobles y da bbuenos frutos: es lo que sucede con el hombre capaz de srandeza y de fidelidad, Anade: «Te invito & que te incor pores a un érbol como ése, hijo mio». Para concluir fina: ‘mente: Site dedicas a proponer a t corazsa estas y otras lecciones provechosas, la trsteza se alejara det, ella que e3| ‘como si'; y sobrevendra lo ‘verdadero’, que es presenti= ‘miento dela alegris de los bienes futaros: una alegra tal que Jos ojos no la an visto ni fa han escuchado los ofdos, uaa alegria que no habla ascendido nunca haste el corazdn del hombres.» ‘Para conservar en el espiritu los preceptos, las nociones ‘esenciales a sus ojos, Dhuoda recuse a un método singul luna especie de artmética simbslica muy curiosa, que es ala vez poesia y mnemotecnia. Cierto que esta ciencia de los humeros es un procedimiento cuyas raices son también i biicas; y es familiar para su tiempo, pero Dhuoda la desa- rrolla hasta el punto de convertila en un tratado elemental muy elemental, evidentemente— de edlculo para uso de Su hijo. Ante todo estén las eifes 1 y3 que evocan la diving Trinidad y suscitan las tres virtudes: Fe, Esperanza y Ci dad, a las que debe cortesponder un triple procedimiento: ‘Busca con el pensamiento, pide mediante la palabra, im- presiona mediante obras». Estin lo siete dones del Espinita (21 La mae na tmp dea cates Santo, a Jos que asimila slos siete das de la semana o las siete ctapas de la evolucion del mundo, las siete lamparas sagradas que alumbran al santo de los santoss, A continua” cin estn las ocko bienaventuranzas cuyo comentario sive 4e oportunidad para dictar la actitud para eon los demas: «Si encuentras un pobre o un indigente auxlialos cuanto pue- das, no silo de palabra-sino con hechs. Asimismo, te invito 4 que des generosamente hosptalida a los percerinos, asi ‘como a las viudas a los huérfanos, alos nios sin recursos Ya las gentes mas desposeidas, o a quienes veas en la mise ia, Mantente dispuesto a actuar pars aliviaross. Amar la prez, Ia justicia, el espiritu de paz, la dulzura, expresar ‘compasinfraterna a quienes se encuentren necesitados. «Si acts asi, tu uz-brotara como ln aurora, y la clariéad ves plandecera sin desmayo sobre tus pasos. Por atmo, para ue se acordara mejor de estos diversos preceptos, se de- ica aun atmo eéleulo: «Los siete dnes del Espiritu Santo Y las ocho bienaventuranzas del Evangelio suman un total 4de quince». La leccién se completa poniendo de relieve que ‘siete veces dos catorce, afado uno y son quince, ademas siete veces siete cyarenta y neve, afado tno y son cit ‘cuenta, Sigue afadf¥ndo uno y multiplies, yas siguiendo, ¥ sleanzards una cif redonda...Di aur: es veces tees igual ‘a nueve, aiado uno y son dier, y asi legarés a diez mile No se trata s6lo de una simple taba de adicidn o mult plicacin; para Dhuoda llegar a cincwsnta significa ncceder al salmo que es ala vez el dela penitenciay el de le alegia, Hegar a cien es acceder a una fotalidac que simboliza la fel cidad celestial Dhwoda conehiye expresando su ambiciin de ser por se- ‘guna Yez mare para st hijo. «Segun dicen los dactores, en el hombre se reconocen dos nacimienos, uno carnal y otto spiritual; pero el nacimiento espiritud es mas noble que el camal. A estos dos nacimientos cortesponden las. dos muertes, la primera que llega para todos los hombres, la se szunda que los hombres pueden evitar: «Quien venza no serd aleanzado por la segunda muerte», dice, citando el Apoca Tips Pa termi después de nuevos acrdstcos cuya clave es esta vez el nombre de Guillermo, Dhuoda vuelve sobre s misma, y a través de su texto se deduce que est separada e su marido y de sus hijos a causa de sv mala salud ¥ tam- bin de peligros que ella no precisa: «No ignoras cuinto he tenido que sufrc con mi sic fagil a causa de mis achagues constantes y de cietas citcunstancias —a imagen de lo aie ice el Apéstol: «pelgros de pare de los de mi raza, pelt 70s de parte de fos Gentiles, et.»... Con la ayuda de Dios Yy gracias a tu padre Bernardo me he puesto a salvo de todos 80s peligros, pero ahora mi espirtt rellexiona sobre esas liberaciones=, Implora al Seior =con corazin humilde y con todas sus fuerzas» que le permita ser menos negiigente en sus plegarias, y pide a su hijo que rece asiduamente por ella, también le recomienda que pague sus deudas, que vele por su hermano menor, y le recuerda los nombres de st linge Por dltimo compane su propio eptafo, siempre bajo forma de acréstico, y esta vex la palabra clave es su propio nom: bre. Siguen algunas recomendaciones acerca de la lectura de los salmos y se detiene el 2de febrero con una invocacisn a Ja Virgen cuya fiesta se celebra ese dia, Madre amante, Dhuoda se maniiesta también como una ‘mujer notablemente instruida, Su obra est literalmente nu {rida en la Biblia y en los Padres de ln Iglesia, cuyas etas Iradueen espontineamente su pensamiento fntimo, sus est dos de alma, sus alegrias, sus penas, sus inquietudes. Re gistradas por los editores, estas citar de las Escrituras, del ‘Antiguo y Nuevo Testament, evocadas mediante sus ree rencias, lean ocho piginas de dos columns, Por lo demés| ro es su cantidad lo que importa; lo que es faseinante pars nosotros es constatar como la Sagrada Escritura impresna su pensamiento. No cabe duds de que esto no es tna pect Tiaridad de Dhuoda. Hasta que se termina el periodo medic val, los sermones, las conversaciones, toda Ia produccign Titeraria en verso y en prosa, incluso las fasas y =fabliaue revelan una frecuentacion similar, que leva naturalmente {evocar el Antiguo 0 el Nuevo Testamnento. Cabria decir que el recurso a la sagrada Escrtura consttuye la estructura de todo cuanto se ha dicho, escrito, pensado durante los silos feuiiles y medievales. Constituye un fondo donde abrevarse esponténeamen, y sin el cual hay que renunciar a com- bender lo gus compusieronno slo fos contemporaneos de Bhuoda sino incluso mds tarde los de Frangos Vilon. Hace ‘nos afos, uno de lor comentadores de Villon avin que tn verso del Testamento: sLa que esthexrito exh exert, Crtaba scado palabra por palabra del Evangelio, le pare {io una especie de clave para comprender el poeta. Pera en realidad no hay en Oceidente entre los sighs vty x aingin texto que se pueda abordar y comprender cablmente sin sta clave del engje de In Bsa Nos easivacarsmos si supusiéramos que Dhuoda no ha- bia ledo ora cosa que la Bili. Ca varios poemas, los de Prufencio, por empl, de quien sabemos gue aliments en parte ls vida infelectil de In lad Media. Conoce bien San Agustin ya Gregorio el Grande, y se remite de buena as auienes eran considerados como los grandes clisi- Ener. pramttico Donato. isidoro de Sevila, que hasta el Sino n'y aun mas tarde foe tna letra bien para toda fevsona cut Se retire tambien obras como fa Regi de Bon Bento, colecioncs de sentenciasy proverbion,¥ pro: tatiemente tambien ibros de oraciones, que sep abe- tos exsteron en la épaca caolingla. No ignra asus com {emporineor,Aleuino, Raban Maur, Ambrosio AUtpert or ultimo, la mujer sumamente culvada que era Dos salpin su texto con expresiones sacs del weg, Gel hebreo, hasta el pinto de que ba planteado varios ro. temas asus trdctore; tambien le gusta eto nos re Cicrda al exprta de Isidro de Sevilla dedocir leeciones Glas elimologias. No hace fala decir que le importa poco fue esas elimologis sean clenficas, Volvemos a encom {Tames con un método mnemotécnico, que permite hacer & Proposito de un trmino toda una exegesis, y por asciacion te ideas todo un desarola. Por ejemplo, e trmino Ma- nals, mua, te suministra oportunidad para decir fo que Costa mano, signo de poder. ge perfect, mientras qe ‘ls evoca pars ell ales la alonra cuyo canto acompana e finde a noche y«presagia fas horas del das. AsTes como el termine Mfarmats e permite habla del poster de Dios y de a Taz que Vine, la de Cristo. Es un moda e pensar propo de la época, que procede por analogias, por alusiones, por ima genes que se despiertan una a otra, cada una de las cuales Tama ala siguente,? fuera, claro est, de todo razonamiento y de toda liga, ‘Afadamos que sus intereses son miltiles, y que no co- ‘unica la impresion de una mujer confinada a la lecture de sis Mbro de oraciones. Es una mujer activa, observadors, dlotada de curosidad por las cosas de su tiempo: hemos visto que evoca la defensa de la marca de Gotia, a causa de Js cual se ha endeudado gravemente; pero otros detalles mis simples nos la muestran en la Vida. Asi, desde el prologo de st Manual alude al juego de tablas, que es una especie de juego de damas; o bien, lo que es tal Vez mis soxprendente, al oficio de los orfebres: quienes trabajan los. metaes, ‘cuando extienden el oro para aplicarlo esperan el diay el ‘momento convenientes y oportunos, la hora y la tempera tua deseadas, de manera que el oro empleado en ess deco- racién, que brila entre los metsles mas resplandecientes, cobra un fulgor adn mis vivos, rasgo que permite suponer ‘que Dhuoda se interesaba por la tarea de los artesanos. Asimismo, discernimos aqut y alli expresiones que ya son propias de la sociedad feudal, aungue esto es ya més natu- tal: la gloria del lnaje, el servicio de los companeros de ar mas, Ia fdelidad al sefor, la adhesion, la devocida por los altos dignatatios, ee Hiacia las Gtimas paginas de su Manual Dhuoda se pone mas grave, Como si presiniera un final préximo: su obra cobra la andadura de un estamento espinal. No sabemos| 4 ciencia cierta cuil fue el fin de su existencia, ni ctindo ‘murid; pero sabemos que tal como dijimos, su hijo Gul lermo, a quien ella dedieé su obra, falt6 como su padre a su juramento de fideidad, le tents Ia idea de intervenir en la ‘Marca hispdnica apoderindase de Barcelona, y tuvo un tr Bico fin: fue decapitado cuando todavia no habia cumplido los veintcuatro alos. En cambio su segundo hijo, Bernardo, Jogrria una carrera mas prolongada; s probable que no sea nats eeuen dene + ee proces analigce 61 La mje ene temp de las caters oo que Bematdo Plantevelu, pare de otro Guillermo, et que merecié pasar a l historia or ol nombre de Gulllerg 1 Padoso, y gracias «quien ene ao 910 se funds fx abadia de Chiny. mouth que aun stando el Menual de Dinsale no fue provechoso pare su hijo, ctro Guillermo, at nite Parece haber puesto en préctica los consejos des abel asf fuera esta iusre abada que sala en Occdente el oo tienzo de la reforma reliiosa,y que produsta tan alas flores de arte ¥ de piedad, esparclas no solo en Borgoha sino en todo Occidente, y especialmente por los caminos a Compostela, esi abudiahabriatenigo en su punto de pars tia, en su nacimiemo, la in enc de una mer Las que leen y las que escriben 10s testimonios que conciernan sls contemporinea de DDhuoda son muy esensos; sn embergo sabemos de algunas de els cuya cultrn ex atestgunda po sucoreapondenca, por siempio, como I que. mani con san Bontfuca, {pésol de los sajones a abadesa de Minute en Is he oe Thanet, nmada Fadbsrg, 0 bien Fata, abadeou de Sine Jean d"autun para quien un sacerdote Mamado Gundohins ompuso un Gora fechada exactanente en sl tees ano del reno de Peinos, lo qe nos remonia al siglo wn, sla inversa, contamos también con ese manoserto de oe prime. ros aos del silo i, copindo por mcvereligioss get Griieron sus nombres: Gihaldy, Glide, Agierts, Adric, alts, Gisledruds, Esebin Vera Ines prs aczobispo de Colonia Hidsbal, que ere au minstcia tnt lon shos 95 y B19. En los tempos feudsles las mensions se hacen mucho ins frecuentes, Los poets del siglo ma han slabademuctns veces lis condones intletoaes de ay mujeres do oo ovioro; Baud de Bourgoei al escribir‘ eptaie oe sierta Costanza, dice que er tan sae come fe sla clogia también a Muriel que tiene fama detec versa com oe dulce y melodiosa. En términos més amplios, :no es acaso somprendente que Belle Doéite, una de las mas antiguas can- ciones de tela —canciones populares lamadas asi porque sexin dicen, las mujeres las cantaben mientras bilaban— Belle Dost as fenttres se sied Lit en un livre, mais au coeur ne Ven tient? * De modo que esta pequetia obra andnima, de comienzos el siglo m1 0 mas antigua adn, presenta a la heroina le- Yyendo, sin insisti en ello, como si se tratara de wna ocupa- idn habitual, Lo mismo cabe decir de Ia hermosa estatua yacente de Leonor de Aquitana, en Fontevraud, que tiene lun libro abierto entre las manos Son muchas las damas nobles que se han hecho copiar salterios, y casi todos eros slterios ocuparin un sitio en la historia det arte; hasta et punto de que el erudito Catt Nor denfalk ha dedicado varias péginas de su estudio sobre el trabado iluminado romanico a estos evangeliarios, salterios, libros de horas, concebidos para una clientela de sdamas de jerarquias.? Entre ellas se encuentran reinas princesas ‘como Margarita de Escocia (que murié en 1093), Judith de Flandes (1084), Matilde de Toscang (1113); a veces damas de alta alcurmia como esa inglesa llamada Cristina que leva tuna Vida de eremita en las proximidades del monasterio de Saint-Albans, para quien fue compuesto el famoso salterio de Abani que’ se conserva en Ia biblioteca de Hildesheim, NNinginhistoriador del arte ignora esas obras magnificas que son el salterio de la reina Melisenda de Jerusalén, que ac= tualmente se encuentra en el British Museum, en Londres, Jos de santa Elisabeth, que se conserva en Cividale, 0 de Isambour, rina de Francia, en la Biblioteca Nacional de Pa~ ris, 0 el de la reina Blanca en Ia Biblioteca del Arsenal * (eta Dodie te esta juno an venta ike we Ho, pros cor ‘Suir, Gtnov, 195, Vea sae fda p70 se ‘También habria que mencionar el salterio denominado de Salaberge en Berlin que pertenecis sin duda ala abadesa del ‘monasterio de Laon consagrado a Sainte-Marie-Saint-Jean, ¥ que desde la alte Edad Media fue un destacado centro de estudio y plegaria. Este monasterio habla sido fandado por santa Salaberge, cuya biograffa es uno de los textos mas i portantes que nos quedan de la época merovingia: sel mo- ‘humento mis antiguo que se conserva dela historia literarta dde Laon» en a Biblioteca de Laon (n.° 423) lleva na firma {emenina, Inde Dulca, al margen de un manuserito de Isi- oro de Sevilla; mientras que otro (n.° 63) fue ejecutado probablemente para la abadesa Hildegarda que era herme- astra del rey Carlos el Calvo, Fundado en estas constataciones y después de registrar las obras que fueron copiadas para damas el romanista Karl Bartsch sacaba en 1883 la siguiente conclusién: «En la Edad Media las mujeres lelan mas que los hombres. Hubiera po dido ir mis lejos y afiadir que x menudo eseribian, y que ‘S08 manuscritos que atestiguan el saber de su época suelen ser obra de manos femenins En efecto, poseemos correspondencias completas a pro- pésito de los manuscritos; por ejemplo, la que infercambia tun tal Sindold con una hermana a quien se designa sola- ‘mente con Ia inicial A, de Lippoldsherg, seguramente entre 1140 y 1168. Elle pide que ejecute una colecciOn de malt nes, para lo cual le hace llevar veinticuatro cuadernos de Pergamino, cuero, colores y seda con instrucciones previsas: Para este trabajo, quisiera que hicierais letras ttulares con efectos decorativos de acuerdo con la disposicin que os he sefalado, Para transribir el salterio, reservad solamente {tes renglones en cada pgina para el comienzo de los versi= culos: y como se trataba de un erudito euidadoso de laa tenticidad de lo que ordenaba escribir, insiste en las fiestas 4e los Santos Apdstoles: «No transcribis las ocho lecciones| de sus pasiones, porque son apécrifa, salva ln pasin de San Andrés». Por su parte la monja responde: «He copiado ‘con sumo celo hasta Pascuas Ia coleccign de maitines cuya transcripeién me confé vuestra caridad, pero después no he ontinuado el trabajo; en efecto. na pude terminar esa tarea Las lees edacsin | durante el invierno,escribiendo esto y aquello hasta Pascua para no perder la mano. Sin embargo espero poder entregar ellibro por fin coneluido @ vuestro mensajero para la fecha de la natividad de Ia Bienaventurada Viegen Maria (© de septiembre). ¥ como me doy cuenta, aade, de que me fa- fan tres cuadernos de pergamino, enviddmelos con vuestro ‘mensajero junto con dos tratados de normas para el arte de la redaccién; asi como con la planta que se lama genciana para nuestra hermana Ge. ‘Actualmente, disponemos de una fuente muy completa sobre estas mujeres que eseribian —en el sentido mas con- creto del término, decir, copiar, no componer. Se trata de Ja bien informada coleccidn ttulada «Colofones de Tos mi ruscritos ocedentales desde los origenes hasta el siglo xvie: aunque eure sélo la mitad del orden alfabético de autores ‘ccupa ya cuatro voldmenes que aparecieron en Friburgo por ‘cuenta de las Ediciones universitarias, ene 1965 y 1976, El colofén es esa «palabra final» que se reserva el copista ‘cuando ha concluida su obra, donde expresa su alivio'y a veces el deseo de una recompensa por # exfuerzo Scriptori pro pena swa detur pulera puella (Den al co- pista por su esfuerzo una hermosa muchacha), pide desver- onzadamente uno de ellos. Otros se conforman con deseos més anodinos Hie liber est scriptus, ui script sit benedictus (Este lie bro esté escrito, bendito el que lo escribi6), y con atiadir enlonces su nombre, a menudo en un anagrama que testi- monia ese gusto por el enigma propio de los tiempos fevda- res En efecto, no siempre tenemos una nocisn cabal de lo due era en ese tiempo esta agotadora tarea, No es un trabajo liviano el alinear Uno tras otro los eapitulos de tratados compuestos por dascientos o trescients folios (x dable pi ina) sobre el material duro que era el pergamino —mucho menos flexible que el papel, que sein sabemos solo se co- imienza a emplear hacia mediados del siglo xui—. Un copista insiste en esto: «Quien no sabe eseribir no cree que sea un 4 indo por Stieaon sequen Padova dy Moen Ae, p25 101 La mae Hemp de as eaedates trabajo. Cansa los ojos, rompe los sifiones y tuerce os miembros. Asi como el marinero desea llegar al puerto, el copista desea legar ala ultima palabra~ (texto del siglo x en 1 manusento de a Biblioteca nacional, Latin 2447, fl. 236) De all la recomendacién: «Oh dichoso lector, lavate las ms ros y entonces toma el libro; vuelve lentamente las hojas ¥ coloca los dedos lejos de las letras, ete.». Siendo asi es facil ‘comprender que el eopisiaa veces haya sentido la necesidad de «desahogarse» redactando vn colofén; no todos los me inuscritos los levan, ni mucho menos; Ia mayorta de los eo- pistas trabajaron en el mismo anonimato que la mayoria de los escultores de nuestras catedrales o de los que ilustraron los mismos manuscritos. Pero por episddicn que sea esta prictica el colofon persistié hasta que Gutenberg invent la imprenta: Gutenberg, precedido tal vez por algunos judios de Avindn en Ia primera mitad del siglo xv, concibié a idea de imitar a los que hacfan imagenes xilograficas, es decir, arabadas sobre madera, y sobre todo de Feproducir por se. pparado cada letra, de manera de poder constituir indefni- damente nuevas palabras y nuevas frases. Todos conocemos los origenes de la imprenta, de modo que es intl insistir en allo El registro de los colofones reserva na sorpresa: entre el repertorio de copistas, hay una gran cantidad de mujeres; lo cual nos informa con evidencia acerca de la no desdehe ble proporcién de mujeres que sabfan leery eserbi. Asi es como podemos hacer una lista de nombres de ‘mujeres letradas en toda Europa, que han salido del anoni- ‘mato. Por ejemplo, a partir del siglo xu en Alemania varias Ermengarde; una de ella precisa que es contemporinea de Judta, priora de Lamspringe (lo cual permite fechar su co= Pia entre 1178 y {191); asimismo una Inés, abadesa de Que- dlinburg y otea que en Admont compartis la tares con otra ‘mujer lamada Regelindis. Un poco después, em el siglo it, Se registra otra Inds ciera Elisabeth inscribe en 1260 una rmencién muy expliita Orate pro seriba que seripst hunc librum: nomen elus lisaberh (Rezad por la copista que escribid este libro: sv nombre es Elisabeth), Con el tiempo, los colofones se vuelven menos raros: por luna parte tenemos mas manuscritas de los dos silos lama los «medievalese; por otra en esa época es mis viva la ne cesidad de senalar inaividualmente’ el estuerzo cumpligo este deseo de personalizacién se hice evidente en el gusto Por el retrto, en la firma que comienze a aparecer tanto en las misivas como en las obras: lo cierto es que en Tos siglos| xv y x¥ s6lo encontramos nombres femeninos de copistss: Eurasia, abadesa de Florencia, y otra que es monjs-en Pe- ‘ugia; Inés, clarsa en Vilingen la hermana Marie Luebs, ci leriza de Senta Godeliva en Ghistelles; Maria Brucker, penitente en Estrasbutgo, y muchas otras Maria que son itt. lianas. Una multitud de Margarita: una de ellas,religiosa en Brujas, copia un manuserito que lustra su hermana Corne- hay otra que es monja de clausura en Heslyngton, en Inglaterra; otras dos que son religiosas en Leyde; Jos-ear- {ujas en Santa Catalina de Nuremberg; Marguerite de Nues- tra Sefiors de Tréves dice expresamente que terming su obra en el ao 1467 en la vigilia de la Visitacion (2 de julio). Mar- saita Scheifart, dela capilla de Sehilinx en Budapest pre- isa con gracia que ella no escribié sina que laste la obra Omnis pictura et floratura ists libridepicta ae florata est per me Margareram Scheiffartzs; Margarita, hija de Alexis Saluces, que entrd en el conventa de Santa Maria y Santa Brigida de Genova el 18 de febrero de 1470 emperd a eser bir su breviario ef 15 de marzo. A propésito de cada nombre femenino podriamos asi snultipliar los ejemplos, pero st registro completa pod resultar muy aburrido. Junto a estas Margarita que escriben| en Leyde, en Oxford o en Frauenthal, y que a veces escti- bben su nombre en lengua vulgar: Margriete Doersdael en 10s Paises Bajos, Margriete der Weduwen en Bruselas, Greta vyon Wyaschel en Schina, Margaret Zlin en Lischstadt, habria que apuntar las Juana, las Isabel, las Juliana, les Magdalena, las Eusebia, las Elisabeth y tantas otras a la es: pera de que ls regstroslleguen a mencionar a las Susans, 2 Ins Teresa o alas Ursula que no dajarim de aparecer (recor demos que el catdlogo se detiene en la letra M1). Enire los copistas no hay exclusivamente religiosas Hombres o mujeres, os autores des coltones son a vees hhcos, aunque en menor mero: En Alemania etin ros tres doy dana ee ober de none Eset ac Comienz0sy ota defts del sig x,y tambien tna Mae sem von Lyon yuna alan que se laa rar Mar Podriamos volver empezar una enumeracion parc de Feces come Masia Rosette 0 Marga de Chat viany. No vayamos a creer que sl las dams nables nan insrucionsufeiente como para ponerse a excrbe encom tamos a Marte Coppin, his de un escueo: Marie Rep here, ja del posta Jehan Regier; Mare Michi: cao tii expreso en el Ue cops: Maret mujer de encontramas si no una iglesia Derfectamente conservada al menos st ruina, su, huella iCuintss iglesias estin consiruidas en ugares que hoy nos Parecen «inaecesibless a pesar de nuestros recursos técni= Estas proezas téenicas, desconocids o menospreciadas durante siglos encegados por el academicismo despiertan hoy nuestra admiracion. Pero contrariamente n lo que se podria creer, aunque parte de estos edifiios fueron levantay dos por drdenes religiosas que es leito considerar como las educadoras en nuestros medios rurales, muchos de ellos son solo pequenas parroquias: por citar solamente los ejemplos mis espectaculares en el dominio del fresco romanico, Stint-Savin-sur-Gartempe es una abadia, Tavant es un pio. rato dependiente de Marmoutier, pero en cambio fos asom brosos frescos de la iglesia San Martin de Vieq, los armo- niosos de Brinay, decoran modestas iglesias de’ parroquias ‘campesinas: podtiames mencionar certenares. de cas mindsculos que conservan aunque sea un portal, un capitel 9 toda una estructura de la época romanica ¥ prerroménica, ‘que les hace participes de ese amipio movimiento artstico ‘que actualmente englobamos bajo el nembre de arte rom nico. Es impresionante comprobar que slo nuestro Occi- dente y el Ceteano Oriente cristiano proporcionan en e88 scala y en est. proporcidn testimonios de un arte disemi nado de ese modo y localmente tan vivo es imposible, pues hablar de subdesarzolo en la época feud: tambien es impo. sible ver oira cosa que una manifestacin cultural esponti ea que inunda tanto el mundo rural cemo el de las eiuda- des: este rasgo de la vida campesina noha llamado mayor. ‘mente la atencin de los historadores, pose que su ver cin est al aleance del menos avisado de los tars Apart de estos signos innegables, a la luz de estudios recientes pareceria cada Ver mas evidente que hata Ins cx {dstotes del silo sv (hambre de 1315 81317, peste de 134, guerra Fancoingesas),en el mundo rural de Francia rind tina prosperidad cierta,y qe las condiciones de vide som al Sensilementediferetes de los cuadros que ha trazado una storia rtinaria, fundada antes en prejuicios que en he chos:(¥ en este marco el pucsto de fa mijr eel mundo ‘ural en Francia no tiene nada que ver eon el dela mijer en los paises subdesarolados cuya imagen nos ofrecen 8)! todavia hoy muchas regones de Afvica, Asia 0 América del Sur. El conjunto de estos trabajos nos leva x corer una ‘dea moy arraigada en nuestra mentalidad: qué la vida en el campo esta destinada a un sublsarolloprctico,y que Ia industria ese nica factor de iquera que Scompaa neces. Fiamente todo progreso cltral Para el tema gue nos inte resa, es importante revsi este precios queremas hacer tos una idea mis exacta de lava cotdiana en el mundo Tora es deci, de las nueve décimas partes de ls pblacin én Francia yen terminos mas ampios en Europa a part de Sielo x sproximadamente [AMA DE CASA En su introduccin a coloquio de Poitiers que tuvo lugar en 1996 sobre La mujer en las clllzaciones de los sglae al nn. Robert Fossier concluye con una importante consta- {acid «En la historia de Occidente en el curso de es0s dos © res siglo, las dos conquistas principales del hombre fue- og el establecimiento de la célula conyugal, de la pareia, ono marco normal de la vida familiar, conguista sobre cuya base Vivimos todavia; y por otra pare la instalaciin de la casa... érgano primera y fundamental de a vida colec: tiva, de a vida seforal. En un easoy otro, quien aparece en el centro de esas dos células es la mujer, micleo sin el cual ro existan esos marcos, puntal de tqda la construccion=.! En el curso de su exposicién, al evacar de paso los re curses que offece la arqueologia para el conocimiento de esta funcidn de la mujer, hacia nota: «Cuando analizamos 1 marco material de esta vida de todos los dias, cuando in ventariamos lo que nos han dejado las aldeas y casas que se registran, a lo largo de los siglos encontramos objetos 1. Comunicacon de Rober Font: La fmm dant ls sis ae: enter y Conclsons dada por Edmond Ren Lalande al clo de Foie La Jemme das les ctianans se XI aoe, pb er Care eatin tapers de citacon medal, Pes 17, 1 Laujeen emp dea ated festos de objetos que tienen la panicuaridad de ser en aplastante proporcién objetos emplesdos por las mujeres objetos de tocador, fragmentas de espejas, broches, perlas, collaes; también abjetos de uso eulmaria, de artesanado ddoméstico, © necesarios para conser‘ar reservas domést cas, tjeras, agujas, edntaros, ete», Y afade: «Es evidente fue la celia esencial de la vida es Ia casa, y ies cierto que |i mujer reina en ella es ella y no el hombre quien ocupa el centro dela sociedad Podemos imaginar esta casa donde rein la mujer a tra ‘és de un poemita de los primeros afcs del siglo xi, que se litula L'Omillement au vilain® (Los stesilios de villano). Deserite en tono de chanza lo que necesita el =villanoe es preciso entender hombre de campo, ce villa, que sigue de- signando la propiedad. rural— para establecerse y casas. En primer lugar necesita la casa, claroesta, y después afade cen su lengua sabrosa: Er bordel et buron: en Tun mette son srain een autre son foin (Y burdel y eabada: en uno coloca Su'simiente y en el otro s0 hero). Los dos terminos que designaban solamente dos cabafas © reservas, se han conservado en frarcés, uno ef a lengua corriente con el significado que le conocemos (butdel)y el ‘tro con el sentido de queseria (cabana de Auvernia) En la casa el juglar enumera en grimer lugar el hogar, {que necesita lea en la lefera, no elvida el =tocino que tiene que colgar de la campana de la chimenea; al aleance de la mano un aguamanil 0 ciara para el agua, Entre otros muebles menciona primero «latina para el bafo», después cl banco y In «mesa para comers, asicomo el arca, y ade: mis el chaalr& gest y la maie di petri, esto es, la cama y Ia Deialla el hogar con los aceesorios del fuego Ia cocina os Mares de herr, la Kimpara para el invieno, Ia olla, el ‘monilo, sla vasijay el eucharéne parael potaje fa parilla'y ef garfio para sacar la carne de lavas, el uelley las tenazas yel mortero, el molinete de mano, el masll, el macillo mis pequefo, el trebedes y el caldera, y el zampeado donde se scurrta el queso. Meneiona tambien el salero, las copas srandes, las escudillas, las bandejas, los moldes de queso, el Cuchillo'del pan. Es cutioso ver la mencién de la lanceta “para sangrar: pero sabemos que le sangria formaba parte de la medicacién corriente. Por supuesto, las agujas ¥ las FE autor enumera también ripidamente 1a. vestimenta zapatos, botas livianas de verano, czas, polainas (botas de tuero que usan siempre los caballeros), refaios y sobreves- fas, caperuzas y sombreros, correas,estuches para os eu chillos, bolsas, mitones gusmnecidos de cucro en el interior para trabajar en el campo, y sobre todo para protegerse de Tas espinas y podar Ios setos que rodean la casa, EB poeta se pone en cambio muy prolijo cuando se trata de In canastlla del bebe que va a nager: hay que hacerle la ccuna antes de que nazca, y tener muchos panos y mucha aja para los jergones que habri que cambiar a menudo: pe Aquefos cubos para baarlo y jofainas denominadas tiem mente minettes, Como se trata de las posesiones de un eam pesino, no puede faltar la vaca lechera que amamantara al iso cuando sea destetado: es una precaucién sensata, por ‘que asi no despertard durante la noche con sus gritos a la fente de la casa. En realidad el biberdn existe bajo Ia forma den pequesio recipiente provisto de un pico al que se adhe Fa un pano que el niBo Sorbia, como sorbe hoy la tetina, Los demas utensilos que menciona conciermen al trabajo de Ja tiera, desde la scarreta para arrastrar» hasta la aljada para los bueyes, el hocino, la hoz, la lava, el bieldo y el ‘mayal, ef cepilo, el rasrile, et. sel equipo de los campesinos sencillos; pricticamente no suffiri madificaciones hasta el siglo xx, o-en todo caso hasta el xix, época en que se introducen algunos instru rmentos nuevos, come por ejemplo la podadera que se anade al hocino de antaho (Ouro poema que debemos a la plums fértil de Eustaquio Deschamps se lanza en una enumeracign que podemos con: siderar paralla ala anteror. Pero ademas de traarse de una balada compuesta un siglo y medio o mas después de «Los Ltensiios del villano» (Deschamps nacié en 1346), detalla los bienes de un matrimonio burgues, es decir, iudadano, En primer término los muchles son objeto de un breve inventario donde encontramos mantas, cajines, cama y «Io: rraje>, es deci, paja para los jergones 0 lana para los cob ‘chones. También los cofres y sbancos de mesas y caballe tess; en efecto, por entonees la mesa es un conjunto de Planchas, y de all viene la expresion poner la mesa, que Sigifia colocarla sabre lo caballetes a Ia hora de las Com das; la mesa fa, lamada «durmiente>, no es un mueble ha bitual aunque hay meneiones de ella desde el siglo xa. ‘La serie de utersilios de cocina cabe en un Verso: Ecuelles, pots, podles, plateaus * ‘en cambio los accesorios de las tareas de las danas estin pormenorizados con mas cuidado: ruecas, devanaderas, bur Sos, aguas, hilo, eda, madejas;el hecho de que afada oro fino de Chipre indica que se refiere a un matrimonio muy bien provisto: después viene coffees ow éerins our leur besogne héberger ‘ivoire. peignes a peigner leurs ring * {La ijuminacion aparece resumida en un verso: Torches, cire eierges. lambeaus * lo mismo que los wtensilios de higiene Chauditres, baignoires et cuveaur * Por itimo, e nifio ocupa tanto sitio come la dama: Fea, vss ols, banda) + eis 6 estes rece 58 re esp ees pare 1 Cider ater bse Pour enfant fout bers, drapeaus, hourrces, chauffenes et bassin. toilette faire le papin, lait et fleur, ever et coucher, les apaiser soir et matin.* BI dime verso alude sin duda a los baftos que se les daban alos niios dos veces por dia, como lo indica Vincent ‘de Beauvais cuando se refiere a los cuidados en la primera Infancia TE mismo Eustaguio Deschamps os deseribird en un marco rural aun ama de casa muy atareada: Jai le soin de tout gouverner “Je ne sais pas mon pied tourner (Qu’en ving Hews ne failerépondre. Lum me dit: ces brebis faut tondre: Liautre dit: ces agneaus sevrer Liauiresil faut aus vignes ouvrer, ete." Es evidente que las tareas doméstices debian ser absor beentes para is mujeres de todas las condiciones, desde la mafana, cuando de acuerdo con las imigenes que conoce mos sacuden 10s tapices y barren, paja © hictbas frescas, Segin la estacion; muchas veces se trataba de juncos fres- os, y otras, en las grandes circunstancia y cuando la esta: isn lo permitia, plantas aromticas como la menta o la vet bbena. Otra tarea cotdiana es lade encender el fuego: en la tarde del dia anterior se han reservado en la chimenea algu- ns brasas cudadosamente acumuladas bajo las cenizas, que (Eh ito sce cana pos, | maar, cletador jig, 0 ‘Stewe y lo tangice por in mada y pola noche) Sod ets 2m erg No edo vlveme hacia ninguna parte ie tener gue espe: to vete on Uno me dc: hay ave eu ve JECT Shy que descr so rds? Ovo hay ue bas hay que volver a encender. Ademas hay que ipa buscar agua Ta Tuente pica, en easo de que la casa no tenga poza. Estas cosas prcticamente no han cambiado con el correr del tiempo, al menos hasta el siglo xix, € incluso xx, como tampoco 1a preparacién de las comidas; las comidas.pre~ sentan una enorme variedad lo largo del aio, en primer lugar porque se desconocian los métodos actuals, de con servacion, pero también porque las preseripciones de la Iplesia llevan a variar considerablemente los menis de una semana a otra y de un dia a otro La base de la alimentacién es la care: es significativo aque el término derive de vivenda, viveres: en la mayoria de os molinos, junto a las ruedas de queso encontramos tna rueda de mostaza, fa nica especia junto con el azatin, que no hay que importar costosamente de Oriente; la mostaza lacompafa invariablemente la carme de buey, vac, ternero. cordero, y también la carne de aves y la c823. Silo a finales ‘dela Edad Media la eaza se hizo exclusiva dela nobleza: en dominio rea a partir de 1397, y mucho mis tarde en otras regiones como Provenza, donde el rey René la prohibié en Hs) Privarse de came es pues Ta penitencia por excelencia, Esa penitencia se practica todos los viernes y a menudo ei sifbado, en visperas de fiestas (las =vigilias»), cada vez que hay un cambio de estacidn (los eustra tiempos), y durante Ia cuaresma, los evarenta dias previos Pascua, los miér- Coles. Es curioso encontrar en el registro de cuentas de un tran sehor que menciona diario los gastos de la cocina, ue el viernes santo la pigina dice simplemente nihil {nuda}. Los dias de vgiia Se consume snicamente pescado; pescado de agua dulce que abundan en los estangues, vive Tos y ros. o preferentemente pescado de mar: en Provenza el peaje de Valensole eleva los impuestos sobre los pescados frescos que traen de la costa, es decit, de una distancia de cien o ciento cincuenta kilémetros: claro que el peaje esti cerrado durante los meses de calor, desde junio hasta finales de septiembre. Actualmente estamos bastante bien informados acerca de las recetas de cocina medieval: aparte de las colecciones mis conocidas, como Le Ménagier de Paris 0 Le Viandier de Tailevent, debemos a fa historiadora Marianne Muloo la publicacién de dos tratados de arte culinario que datan del Sinlo xv; # alli encontramos la receta de ls raviles, que se breparaban pricticamente como hoy, con carne de cerdo, hierbas, especias y cocidos, en pasta, en tripa o en grase de cero; tambien empanadas, fritas 0 al horno;lasanas @ pro- posito de las cusles se insist en el hecho de que hay que Inezclarles mucho queso ralado, y que se comen mas fi! mente enrollindolas en una vanilla, Las hojuelas forman parte de la cocina corient, lo mismo que los butuelos, que fe confeccionan con flores de sauico echadas en la pasta ¥ ‘cocidas lvego delicadamente en aceite hirviendo Esa época es aficionada a los pasteles y taras: se prepa ran todas clases de carnes rellenas, donde fa carne y la miga de pan estén machucadas antes que picadss,y salsas sobre la base de pan rallado antes que de hatina y huevos: estan siempre condimentadas con elementos cuyo uso ha stimu lado de modo increible el comercio de especias. En efecto al hisopo, el pera la salvia y otras plantas de uso medici nal y eulinario que crecen en todos los jardin, se afade el Anis, el comino, Ia eanela, incluso los productos mas raros, ‘como el geniibre, la ez moseada, el cinamomo. etc, ve hay que hacer trier del Cereano Oriente [Es asombroso también el consumo de vinagre y de agraz sacado de la vita en primavera, Por ultimo la pimienta es tan apreciada que hay lugares donde las rentas 0 impuestos varios se pagan en pmienta Lips libros de recctas también dan luga a las legumbres, comida habitual de los monje, las monjas y de los pobres: Fepollos verdes y blancos condimentados con hino}D. esp fnacas sazonadas con una pizea de azafrin,calabazas Tareas {no las importadas de América, lo mismo que fs judas, el tomate y la patata),calabacines y pepinos. Las habas y los {uisantes som el plato bisico y corriente de los eeligiosos y 3. Marianne Nuon, Deus Tvs ines Sr caiire médéa xt el tet polos, poe ore Comte de de los humildes;sabemos que los guisanteshervidos fguran todavia hoy a diario en ln mesa de los paises anglossjones «seandinavos; junto con los gatbanzos, las lentejas y el pue- ro intervienen en la preparacién de sopas donde seempapa el pan. También los huevos se usan mucho: san Bernardo, ‘que se levanta contra los refinamientos evlinarios del siglo i porque los encuentra exagerados, vitupera a los cocine: tos que ponen toda su habilidad en sdesnaturalizarloss, li cuatlos, endureceros, reducilos, frerlo, aseros,rellenar os, bars. = 'Es evidente que en la vida daria la preparacion de todos estos manjares incumbia a las amas de casa, y que lo misma ‘que hoy esos manjares eran gustados en familia: el man) bianco, hecho de arroz cocido en agua clara y preparada con pechuga de pollo, leche de slimendra y azieary 0 lo que hvestros libros de cocina llaman el mistembec, especie de butuelos embebidos en almibar de azicer y mich, ola trta de huevos. Sin embargo, de modo semejante alo que ocurre hoy, la cocina no es patrimonio exclusiva de las mujeres: los hombres participan en ella, empezando por los asadores y los chaireuitiers, de donde ha venido el concepto de char wier (tcinero). Sobre todo en la ciudad se comen muchos platos preparados, y se venden muchas salsas preparadas también, sobre td la salsa de ajo, que actualmente se con- sume sobre todo en Provenza y que en ese tiempo ert muy apreciada en todas partes. Lo que mis parece haber sido patrimonio del ama de casa son las conservas (aves conser- ‘vadas en manteca, jamones y tocinos salados o ahumados) y las conservas colocadas en vasijas para el inviemo, las con- fituras sobre la base de miel, 0 de-uva en los pases donde abunda la vita, En cuanto la vaiilla, etx mis simple que hoy: slia co- imerse Is came sobre una tajada de pan; es una prictica que en nuestros dias se prolonga en el bocadllo; en os castillos © en casas de Ios ros ese pan era arrojade a los perros, que eran muchos, y que en las iustraciones deambulan invaria- blemente alrededor de las mesas; los pobres se lo comitn Sabemos que el pan, sobre todo en Franca, siguiosiendo la base de Ia alimentacién hasta nuestro siglo, Ai deca #10 De manera que el dominio de la cocina y las conservas es mayormente asunto de las mujeres, Io mismo que To. que concieme a la sud y la higiene: hay Una gran cantidad de ‘manuseritos, 2 menudo inéditos, que van desde [a medicina propiamente dicha a rimples consejos dietticos; entre ellos llguns se dirigen especialmente a las mujeres; por ejemplo, los dos tratados de ginecologia que menciona Eileen Power, tuno en Londres y otro en Oxford.* Algunas ciudades eran famosas por sus escuelas de medicina, sobre todo Salerno en Italia, pero también Florencia y Avinén, donde vivid un cirjano eélebre, Guy de Chaulia, que compuso ali su Chi- rargia magna; esta obra contiene muchas recelas de un fBlentos y cataplasmas diversas: otro personaje que vivia hacia 1350 en Maillane, no lejos de Avinén, llamado Peyre de Serras, se intereso ‘especialmente en los detalles de la ‘medicina femenina, a la que dedica todo un tratado que se publieé en fecha reciente, donde dice cémo alivir a la mujer que retenga som fruch, es decir, que tenga diftcultades al pare, a Ta que tiene menstrusciones dolorosas o sufre dolor tn los senos: debe beber uns infusion de ralces de yezgo {evol en provenzal) maceradss durante nueve dias consect- tivos en vino; para mayor seguridad ha aftadido una eata plasma a base de sangre de cerdo para aplicar en el seno tlolorido.* Queda por estudiar este capitulo de Ia medicina ‘medieval, evando los prejuicios respecto de la higiene desa- recian poco a pocd. En olfo tiempo no vacilabamos en fribuirles In misma falta de hgiene de los sigios xvi y xv, Gurante Tos cuales, seqin sabemos, dsminuyé la costumbre de los bahos, que en cambio era corriente en 1s siglos x1 y xi: bao que fa gente toma en sv cass, en Su habitacion, © fen los basis pblicos o de vapor; en Paris en ef ano 1292 habia por lo menos veintistis,abietos todos los dias salvo ddomingos y festivos, y los gritos de los encargados de fos hos a primeras horas de la mafiana eran uno de los ruidos 1 Se atm de low mananrtos Binh Museum Slane 2463 y Bod ‘S Veanse lo resets gue poblieé Cis Brunel es Romania LXXX, 1959 pp 1810, LRA, Hed, pp, S18: ARV, Teo, po. 508 2 1 Lome mse de las cated familiares de la ciudad. Conocemos itcluso tas tarfas: dos deris por el bao de vapor, cuir por on bao deans PEMINEIDAD, Las preceptos de hitiene nos llevan naturalmente a ha- bar de recetas para la beleza. Las hay de todas clases, desde los ungientos y otras cremas a base de manteca de cerdo, aceite de oliva, leche de almendra, pasando por las lociones hechas con plantas maceradas 0 hervidas en vino (enalvas, violets, hojas de salvia) hasta tntura para los em bellos en cuya composicion entran a menudo productos crientales; lo mismo sucede con los perfumes, a base de al mizcle generalmente. Existen tratados enleros sobre el tema; por ejemplo ese Ormatus mulierum (Los adornos de las mujeres), donde encontramos recetas para prevenirarru- fas, curas herpes, blanguear los dients, fortalecer ls cabe- los, ete El complemento lo traen los morlistas, que condenan semejantes artificiose De vive chaus et dorpiment ‘Au poil ber font un ciment® siufe Btienne de Fougéres, obispo de Rennes en el siglo xi, ttico sever de Ia coqueteia Des dames et des demoiselles Des chambriéves des ancelle. Se fait, de Taide femme, belle Er de pusain se jaitpucelle..* Hiacia Ia misma época o un poco antes otro obispo de Rennes, Marbode, elogiaba en sus poemas a la reina de In- platerra, que posee maturalmente, segun él, lo que muchas otras logran mediante arificios: «Aquela$ simlan lo que la raturaleza les ha negado, cubren con leche blancs sus mej- lias demasiado rojas, colorean su rostro con colores ari Ciales; una banda oprime los senos grandes de muchas de ellas,y sus vestidosajustados alargan su tlle se depilan los ceabellos para ensanchar su frente, y pretenden gustar con ‘us peinados ensortjados» Todos los tratados de medicina 0 de higiene recomiendan limpieza a las mujeres; san Jeronimo vituperaba a las rel giosas que confunden la santidad con la suciedad, Algunas ‘eglas recomiendan a las monjas que se laven evanto quieran yrnecesiten. Aqui y all hemos recogido los consejos de lim Pieza dirigidos a las mujeres: lavarse todas las mafanas las ‘manos, los brazos, la ctr, cuidarse las ufas y los dienes, mantenerios elimpios, pulids y frotadose; lavase la cabeza con frecuencia, estar bien peinadas; nuestros museos con- servan cantidad de peines de marfil, de hueso 0 de bo} La ropa femenina es simple y adaptada a la forma del cverpo humano; cuidadosas de su silueta, las mujeres sos- tienen sus pechos con un velo ligero o con tira: lo mismo que los hombres, levan una camisa de tela, mas @ menos fina segim los recursos y segtn las regiones, porque no en todas partes se cultiva el lino y el eanamo: encima de la ceamise se ponen 0 no Una especie de corsé cosida ¥ encima el rego, En los hombres y en las mujeres el refajo es la vest menta que se coloca inmesiatamente sobre la camisa de tl Bl de las mujeres cierra delante, detris 6 los costados con 1 Damas y dame | rind, sient. Siento es, agen lazos; se ensancha hacia abajo, formendo pliegues que le- fan hasta los pies: las mangas suelen ser cortas o casi ine- xistentes; sobre ells se cosen o fijan pares de mangas ajus- tadas. Arriba del sefajo va la sobrevesta, un blusa sin man- fas y una fala larga: sobre el conjunto se lleva el manto, sencralmente cortado en redondo y prendido con un broche por delante, a veces abierto al costado; por atimo, Ia capa Targa, abierta delante, provista de un broche 0 de una pieza de arfebreria que la sostiene sobre el pecho,en tanto prenda de gala, suele estar hecha de una tela preciosa, finamente labrada, ecientemente se han hecho estudios precisos sobre el vestido en la conte de Anjou en los siplos xiv y xv. de acuerdo con los jnventariosy las lstas de cuentas." En esa poca el lujo en la vestimenta, especialmente en los circulos principescos, no conoce limites ¥ suele suscitar la repraba- dn de los éronistas. En todo caso nos proporcionan des- cripeiones cautivantes por su precisiéa, al mado de las mi niatras contemporiness. No podemos resistir al placer de citar la descripcién del vestido que obsequié hacia 1374 Luis I de Anjou asu esposa la duquesa Maria. Es «todo de terciopelo violet, bordado de arbolites, cada uno de los cuales tiene tes hojas de oro muy extratas, dice el texto det inventaio, lo tallos de esos arbolitos y sus ramas, tes en cada arbol, estén bordados con perlas bastante grandes, y en el tllo hay dos caminos y en cada rama uno, y estos arbolitos salen de un terreno verde bordado con diferentes sedas 0 hilos de 0f0, y en la punta de eada rama hay tres perlas en trébol, y bajo elas lina piedrecta de vidrio rojo engastada. Sobre la capa hay alrededor de quinientos ocho arboitas, en la sobrevest abierta alrededor de setecientos sesenta y ses, en el manto largo alrededor de quinientos treintay en el refajo alrededor ‘de doscientos cuarentay ses, de modo que en total entre las cuatro prendas hay dos mil cincuenta arbolitos de los que acabamos de descrbir, y en conjunto puede valer unas doce 1, roms, Frases: Coxe ot Vie soil, ba cour Ao {Wav 2 Pe, Moon 106 Lamar emp de os nee mil cuatro onzase. Al leer esto imaginamos cl trabajo de bordado,y la rigezs apenas concetible para novolos de este atavi, Cert que se trata del traje de gla de una pin cesn de sangre real La continuacin del inventario tae detalles sobre otras vestduras, como wel sors corto de lerciopelo,. 088, bor dado con paris deperlas. En esa €poca cl corsédesiana por lo general el eas ola sobrevesta, La descrip pro Sigue: «Las perlas de las hojas mas bajas son mis mentdas aque las atas. En as alas hay pets mas grandes que en las demi, y ent el flaje de las pajarillas hay hilos de oro tntero qe sotionen jafinan Ia obra, Ea otal sobre el cose hay aprorimadamente cuatrocientas cineventay cat pee jarllas, Para poner debajo del corsé hay una manga de es Carlata. bere recamado... y sobre ells oir sesenta Palarilassemejants..» Hay otro corsé bordada de hos de tspino con coronas, sobre estas coronas teboles en Noro nes. Otras vestduras ienen bordadas Aguilas enfrentadas, trenzas, pitas. Iinaginemos la rigueza de estos vestidos de Colas reeplandecients de peasy pereri,reservados para Circunstancias slemtes, en las Que Maria Je ANJOU s€ 0 taba con sctelos de oros a menudo guamecidos de ries, smoraldas yperas, obras macstras Je ciertos orfebres pari Sinos como exe Claur de Priburgo que aparece mencionado ened registro del digie Caro que los gxsos de ropa varian de acuerdo con las personas. Asi es como cien aos desputs, siempre en [a Corte de Anjou, se destaca la moderacin de las compras de Ineina Juana de Laval esposa del rey René, mientras que In joven duquesn de Calabringasta dos veces mas que so smarido Carlos del Maine incluso mis que elroy René. La Teina Juana compra tel Ge Tana, y In duguesa de Calabria Sedas de alto precio, Las sedas provenen por lo general de Genova ode Veneca, Son rato, aftanes a veces adamnas caus, tercioplos los colores preferidos son los ms vivos: l gran, rojo bermeje producigo por la simiente de I cochi nila traide de Oriente, cl volta, el amarillo es sipifeativo tue ol fersipelo negro se vendiera 4 menos precio, salva ‘ue fuera adamascado, A veces se mencionan Sedas de va" ros colores: een bandas blancas y rojase, «violetas rayadas| de negro, »moteadas de rojo y blanco>, etc. Hay evadros, como el famoso Buisson ardent (Matortal ardiendo) de la catedral de Aix-en-Provence, 0 manuseritos como el Livre dd coeur d'amour épris (Libro del corazin enamorado del lamar) 0 el hermoso Livre des tournois du roi Rene (Libro de los torneas del rey René), donde encontramos teiidos pre- ciosos. La reina Juana de Laval, en el retablo del Buisson ardent, leva una sobrevesta de armino abierta en los costa dos, que permite ver el refjo de terciopelo muy’ ajustada, con’ mangas tambien de terciopelo, En efecto, muy a me: nude el refajo deja al descubierto las mangas de la tela de la Las calzas de las mujeres son ropa interior, casi siempre dle pao negro, que cubren los pies y las piernas. Usaban tuna especie de botas que llegaban hasta las rodills, y que ‘ran el calzado mas comin, junto con zapatos de doble suela y cuero fino; por itimo”enconiramos lo que aparece registrado como estafignons, ealzado bajo de patio © cuero, probablemente para usar dentro dela cas, En cuanto al peinado, sabemos que sobre todo entre 140 y 1480 reind a moda de la capucha, con un solo euern0 6 dos, de tela, ras0, terciopela y tafetan EY autor de la novela ttulada Galeran de Bretagne nos ‘muestra a fa heroina haciéndose una trenza con Ia mitad de sus cabellos, partidos en dos con une raya en medio de la cabeza mientras Laure o délivre ot sans detresse libre et sans contrainte) (Qui at ondoien vers In face Tant que le doigt les en rechasse.* Movimiento femenino que basta para imaginar una si Iueta, para describie el esto, tam habitval en la muchacha, de echarse hacia atris los eabels que su original peinadd deja libres; esta descripcion nos recuerda todas las fanasias| + aria ie y star, ones sobre scar asa gue

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