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Cada material tiene una personalidad especifica distinta, y cada forma impone un diferente fenémeno tensional. La solucién natural de un problema ~arte sin atificio-, 6ptima frente al conjunto de impuestos previos que la originaron, impresiona con su mensaje, satisfaciendo, al mismo tiempo, las exigencias del téenico y del artista El nacimiento de un conjunto estructural, resultado de un proceso creador, fusién de técnica con arte, de ingenio con estudio, de imaginacién con sensibilidad, escapa del puro dominio de la légica para entrar en las secretas fronteras de la inspiracién. Antes y por encima de todo calculo esté la idea, moldeadora del material en forma resistente, para cumplir su misién, Asa idea va dedicado este libro. Planteamiento general del problema En la literatura técnica de la construccién se encuentran cientos de obras, de carée ter te6rico, sobre el célculo de sus estructuras; muy pocas sobre las condiciones gene- rales de sus diferentes tipos, sobre las razones fundamencales que los determinan, sobre las bases que han de orientar el problema de su eleccién y las ideas rectoras que guian al proyectista en su trabajo inicial, siguiendo principios que, poco a poco, ha ido asimilando su mente, pero en los que rara vez se para a reflexionat. No se trata, en realidad, de decir, en esta obra, nada nuevo sobre el tema. Sélo se pretende acompafiar al écnico y proyectista de la construccién sea arquitecto, inge- niero o simplemente aficionado— en una tranquila divagacién por el laberinto, cada vex més enredado, de esta técnica, para espigar, ordenar y recalear ideas y conceptos fuera de todo lo cuantitativo y numérico. Las teorfas rara vez. dan més que una comprobacién de la bondad o del desacier- to della formas y proporciones que se imaginan para la obra. Estas han de surgir pri mero de un fondo intuitivo de los fenémenos, que ha quedado como un poso inti- mo de estudios y experiencias alo largo de la vida profesional. De esto y sélo de esto se pretende tratar ahora. El céleulo no es més que una herramienta para prever si las formas y dimensiones de una construccién, simplemente imaginada o ya realizada, son aptas para soportar Jas cargas a que ha de estar sometida. No es més que la técnica operatoria que permi- te el paso de unas concepciones abstractas de los fenémenos resistentes a los resul¥a- dos numéricos y coneretos de cada caso o grupo especial de ellos. El asombroso avan- ce, que en las teorfas mecénicas de los elementos sustentantes de las construcciones han producido los siglos XIX y XX, hace menospreciar excesivamente el estudio onto- légico de la morfologia resistence. Todo proyectista que descuide el conocimiento de sus principios, est4 expuesto a graves fracasos; y el caso es que en las escuelas hay tanto que aprender que rara vez queda tiempo para pensar. Para acertar en la concepeién y traza de las estructuras, y aun de las construccio- nes en general, es necesario meditar y conocer bien las causas profundas, la razén de set, de su mayor o menor aptitud resistente; y se trata de enfocar, ahora, la cuestién, prescindiendo de todo lo accesorio y, en especial, de todo lo que Fepresenta un pro- ceso 0 un valor numérico; se rata de considerar el problema desde puntos de vista as gencrales y cualitativos. Porque es absurdo descender a la concrecién cuantitat va sin la seguridad de tener encajado el conjunto en sus acertados dominios. Es un error demasiado corriente empezar a calcular la viga niimero 1 sin haber antes medi- tado si la construccién debe llevar vigas 0 no. El empeiio es audaz, porque, como decta Confucio, tan iniil es aprender sin meditar, como es peligroso pensar sin antes haber aprendido de otros; yen este caso, 13 Razin yer dels tipo estructaales es raro encontrar, entre la literatura moderna —la de hace unos decenios puede, ya, resultar inttil-, autores que presenten el problema tal como ahora se pretende enfo- carlo, Pero, la misma banalidad de estos comentarios, quizasirva para decidir a otros a hablar y escribir sobre el tema, cubriendo ese bache que acusa la literatura técnica. En todo problema de este género, se tiene una finalidad con unas condiciones cesenciales, y otras accesorias, que cumplit; y se tienen unos medios para realzato, La finalidad varfa enormemente de un caso a otto, pero siempre existe. Construir por construir resulta demasiado costoso para servir de juego a los hombres maduros de ésta y de todas las épocas. No siempre alcanza ese algo; pero construye para algo. Las obras no se construyen para que resistan, Se construyen para alguna otra fina- lidad o funcidn que lleva, como consecuencia esencial, el que la construccién man- tenga su forma y condiciones a lo largo del tiempo. Su resistencia es una condicién fundamental; pero, no es la finalidad tinica, ni siquiera la finalidad primaria Para lo que aqui interesa, as finalidades funcionales primarias podrian agruparse cn la siguiente forma: 1.# Aislar un determinado volumen del exterior. O sea, defender ese volumen de los agentes naturales exteriores: viento, lluvia, nieve, ruidos, temperatu- ras, vistas de otras personas, ete. Desde el punto de vista estructural suelen distinguirse, en este grupo, los muros de cierre y las cubiertas. 2.° Sostener cargas fijas 0 méviles. Es decis, pontear o establecer una platafor- ‘ma que permita el paso de personas, vehiculos, etc, Son, de una parte, los pisos de los edificios, y de otra, los puentes, viaductos, pasarelas, etc. 3.° Contener empujes horizontales o establecer un paramento, que soporte los empujes de tierras, aguas u otros materiales liquidos, 4ridos o materias and- logas. Son las presas, paredes de depésitos y silos, muros de contencién, diques de abrigo, etc Aparte de los grupos de construcciones establecidos, existen otros de menos gene- ralidad ~como pueden ser tuberfas, revestimientos de tineles, méstiles, chimeneas, canales, muros de cerca, ete tuno el hacerlo ahora, y que no son Ficiles de clasificarrigidamente, ni opor a finalidad funcional primaria va siempre acompafada de otras, més 0 menos obligatorias, que determinan infinidad de variaciones, y que dan personalidad pro- pia a cada caso concreto. Asf, por ejemplo, el tablero de un puente carretero ha de presentar superficie lisa y de poca pendiente para permitir el paso de vehiculos; si es de peatones, puede ya presentar escalones, aunque no sea lo mAs conveniente por razones de comodidad. Una vivienda necesita huecos para dar paso a la luz; pero, aun cuando fuese econé- mico con nucvos materiales, puede no convenir que sca continuamente transparcn- teen toda su superficie. ¥, asi, podrian multiplicase los ejemplos. Existen, pues, unas condiciones imprescriptibles, otras puramente accesorias o de conveniencia, y unas intermedias absolutamente necesarias cualitativamente, pero que admiten, en lo cuantitativo, un margen mayor o menor. Por un puente colgan- te, sin viga de rigidez, podré ser posible el paso como en un tobogén, pero, nadie 1, Acuodueto roar, fen Segovia Fotografia: area Hoya Capleulo I. Planseamiento general del problema admitirfa esta solucién; sin embargo, una pequefia flecha es bien aceptable. Hasta dénde se acepta la elasticidad del sistema es punto difiil de coneretar y est sujeto a opiniones puramente subjetivas. En todos estos casos hay que llegar a un compromiso con las posibilidades técni cas, econémicas y otras que sc irdn comentando. Pero, en cualquier caso, debe subrayarse la gran importancia que tiene el fjar, en cada caso, la finalidad y las caracteristicas de la construccién propuesta, dferencian- do en ellas lo esencial, de lo conveniente, y de lo simplemente accesorio, Por otra parte, toda construccidn tiene una funcidn resistente que cumplir. Se cemplea aqui la palabra resistence en un sentido lato y poco técnico. Se refiere a todo Razin yer dels tipo estructaales el conjunto de condiciones, necesario para asegurar la inmovilidad total y parcial; es decir, el mantenimiento estitico de las formas a lo largo del tiempo. Porque no basta que su resistencia aleje el peligro de rotura. Es necesario tambign aque la construccién sea estable ¢ inmévil. Una obra puede caerse 0 volear sin rom- perse —que se rompa o no al llegar al suelo es secundario-, puede deslizarse sobre el cimiento, o acomodarse al movimiento de las olas como un barco. Las construccio- res que se van a tratar aqui, no deben admitir semejantes movimientos ni resultar deformables como un trampolin. Quizé, en lugar de hablar de una funcién resisten- te, serfa, pues, mejor hablar, con més generalidad, de una funcién estética. La funcién estética es siempre esencial; porque si una cosa, para cumplir su fina- lidad, no necesita ser resistente y estable, no se a llama construccién; o no entra en las que aqui inceresan La construccién ha de mantener sus caracteristicas esenciales un cierto tiempo minimo. Estas caracteristicas son sélo las geomeétricas 0 de forma. Se requiere que los ‘materiales, de que esté hecha la construccién, se mantengan frente a todo género de agentes exteriores; es decir, que no sean heladizos los que han de suftir este agente; {que soporten fos efectos de las variaciones térmicas, del viento, del agua de mar y de sus olas, las marftimas, etc; que mantengan sus propiedades aislantes érmicas 0 sono- ra; su color, su masa, etc, En definitiva, se requiere mantener sus propiedades, nece- sarias 0 interesantes, frente a cualquier agente al que vaya a estar sometida la cons ruccién. ‘Aun reduciendo el problema estitico a lo tipicamente resistente, conviene observar {que son muchos y muy diversos los tipos de calidad mecsinica que se pueden requerit. Primeramente, los materiales han de ser resistentes, en cuanto resistencia repre- sente su aptitud para soportar las solicitaciones mecainicas a que han de estar some- tidos en cada zona. Para ello, se requiere conocer esos estados de solicitacién. Su deduccién, a partir de un conjunto de cargas o fuerzasexteriores, que se toman como dato, y de las caracteristicas mecdnicas (eldsticas, plsticas, etc.) del material, consti- tuye la parte més tratada en libros y escuelas técnicas; por eso, en lo relativo a esta ccuestién, sélo de los fundamentos o Iineas generales se cratard més adelante. Pero, no debe olvidarse que, alrededor del fenémeno de resistencia tensional inter- na, se presenten multitud de variantes, cada una de las cuales requiere, del material, una propiedad especifica diferente. En unos casos, se requiere resistencia superficial ala abrasién -como en un piso-, porque ha de estar sometido a un cierto tipo de des- gaste: en otros, se exige una cierta dureza, etc. Pero conviene dejar, para mas adelan- (ela discriminacién del tema, porque es largo y requiere capitulo aparte. Pasando a otro aspecto: todos saben que la construccién tiene siempre unas con- diciones o limitaciones de tipo econémico. A igualdad de las dems condiciones, la cobra debe ser lo més econémica posible. CCiertamente hay obras suntuarias. La razén humana y social del lujo son dificiles de enjuiciar. Sus excesos son siempre criticables; pero, aquél esté en el fondo de la naturaleza humana. El problema, como siempre, esté en marcarle sus justos limites, {que varlan mucho de un caso a otro, Fuera de algunos casos excepcionales y aun en cllos,existen siempre unos limites de caresia que marcan hasta dénde la obra es realizable 16 Capleulo I. Planseamiento general del problema 6 no. ¥, en general, puede decirse que, a igualdad de efectos, la condicién de mini mo coste es siempre valida y debe atenderse. La solucién, sin embargo, no es casi nunca clara y determinada; tradkicese en aumen- to disminucién de la seguridad de la obra, de su duracién, de las posibilidades que se persiguen, de su mejor apariencia estética, etc. Ys la variable costo es definible numé- sicamente, las ventajas o inconvenientes que ella implica, en 6rdenes tan diversos, son, con frecuencia, imposibles de valorar cuantitativamente. Por ello, el enjuickamiento, necesariamente subjetivo de la cuestién, da lugar frecuentemente a discusiones y opi niones encontradas Sin embargo, como en muchos de estos problemas, la légica e incluso la matema- tica pueden prestar valiosos recursos al servicio del sentido comiin y de la equilibra- da ponderacién que deben regir siempre ls juicios humanes. El costo depende, a su vez, de multicud de variables, rales como: el precio de los materiales el valor de los jornales y el rendimiento de la mano de obra, el de los gas- tos generales y de todo orden que pesan sobre el conjunto, asi como del proceso cons- tructivo que se elija, dentro de los que el avance de la técnica permita en cada caso. Y aun en el émbito econémico hay que considerar tambien los gastos de conser- vacién, que pueden resultar diferentes de un material a otr0, ¢ incluso de uno a otto tipo estructural, de unas a otras dimensiones. Por otra parte, el costo ha de mirarse en relacién con los beneficios, directos o indirectos, mensurables © imponderables, que se esperan de la construccién. Se acostumbra a hacer los presupuestos de cada construccién conereta, dentro del estrecho marco de condiciones locales establecidas en el momento; pero, el técnica, conscience de su misién en el seno de la sociedad que le rodea, debe pensar también que conviene, de cuando en cuando, enfocar el problema desde més lejos, con carac teres de generalidad, y meditar sobre las enormes consecuencias sociales y econémi- cas que traen consigo estos problemas. El que la técnica esté mds 0 menos avanzada, mejor o peor organizada en su conjunto gremial y adaptada a las caracteristicas pro- pias del pais, puede dar lugar a que, en el conjunto de la economia nacional y del bie- nestar social, se produzcan mejoras norables o terribles pérdidas que pueden repre- sentar ficilmente cientos de millones. La imporrancia que se ha dado a este tema en los iltimos lustros en el mundo entero, las organizaciones que se han montado en todos los paises, para facilitar y empujar el progreso de la técnica con vistas a una mayor eficacia y un menor costo de las construcciones, son temas del mayor interés; pero quedan bastante al margen del que se quiere tratar aqui. Conviene, pues, solamente recordar —para no volver sobre ello, que en la econo- mia total de un tipo de construccién o de un elemento, pueden influir factores tan vvariados como: cl clima, la superficie y densidad de poblacién nacional, la facilidad de sus transportes, la industrializaci6n del pais, la capacitacién del personal obrero, cl volumen de clementos andlogos en otras obras simultdneas 0 que se han de reali- zar en un futuro préximo, ete Unido o en pugna con la condicién econémica, se presenta el plazo de cons- truccién. Toda obra, en una regién y una época determinadas, tiene una marcha Razin yer dels tipo estructaales de ejecucién que es la més econémica o de menor costa directo, Pero, hay que tener cen cuenta otras razones que pueden hacer conveniente alterar esta marcha, incluso por razones econémicas, cuando el problema se enfoca en su conjunto; y, como con- secuencia de ello, puede incluso cambiar el tipo estructural que convenga elegir. Falta de dinerario a corto plazo o razones presupuestarias, con el consiguiente establecimiento de consignaciones anuales fijas, puede obligar a una marcha més lenta para evitar el encarecimiento que representa un adelanto de dinero a présta- mo. Por el contrario, los intereses intercalarios de los capitales sucesivamente inmo- vilizados durante la construccién y, atin més, el quebranto que representa retrasar los beneficios que la construccién haya de producir una vez terminada, pueden jus- tificar aumentos importantes del costo directo de la misma a favor de una mayor rapidez La marcha més econémica dela obra y el propio tipo de la misma debersin, pues, cstudiarse, teniendo en cuenta todo esto y haciendo el estudio financiero completo. Es un problema de costo y de productividad del dinero sucesivamente empleado en a obra, ‘Otzo aspecto més encajado en el tema de esta obra e specto estético de la cons Hay monumentos en los que esta cuestién puede decirse que constituye 0 envuel- ve totalmente la finalidad primarias en otras, de tipo industrial 0 de misién puramen te sustentante y sin posibilidad de vista, el factor estético es despreciable y puede lle- gar a desaparecer totalmente. Hasta qué punto hayan de sacrificarse a ese factor estético los factores econémi- os seré, pues, cuestidn de consideracién diferente en cada casos pero siempre ha de valorarse su influencia, aun cuando sélo fuese para justificar su abandono, La condicién estética debe incluirse siempre, como una de tantas condiciones esen- ciales 0 accesorias de la finalidad que se busca. Convendré comentarla por separado, porque tiene su modalidad propia y sus relaciones especificas con la funcién estética del conjunto; y porque, por otra parte, en la mayoria de las construcciones, sus exi- gencias no son tan concretas como el resto de las que se consideran en el grupo de finalidad; al separarlas, se puede, en este iltimo grupo, incluir solamente las de fina- lidad utiliaria, o funcionales, que provocan la consteuccién; mientras que la estéti- case encuentra més abstractamente unida al conjunto y més especialmente —al menos hasta hoy~ a las partes visibles de la consteuccién. Hasta dénde las exigencias estéti- casson de orden visual y hasta dénde de orden intelectivo, en cuanto se requiere que la apariencia externa arrastte a la comprensién de los fendémenos funcionales y estruc- turales internos, es punto dificil de definir y que requiere meditaci6n especial. Sobre todo ello habré de hablarse més adelante De todo este conjunto de consideraciones y factores, tan heterogéncos, ha de salir cl planteamiento del problema que trata de resolver el proyectista; pero no son ellos, ni con mucho, los tinicos que ha de considerar. Hay que tener en cuenta que, para resolver el problema, el constructor cuenta con unos materiales determinados y con unas técnicas de construccién 0 procesos cons- tructivos de los que es dificil salirse en un momento determinado. 2. De is Tour Ei Fotogatia: Boucher Aa Capleulo I. Planseamiento general del problema Cada material posee un conjunto de caracteristicas propias que lo hacen més 0 ‘menos apto para un tipo de construccién parte de ella, para uno u otro proceso constructive, para una forma de solicitacién mecénica, etc. Las caracteristicas propias de cada material influyen, pues, en el tipo estructural que se ha de elegir. La piedra es apta para resistir la compresién y no lo es para la trac- cién, Por su masa y peso, puede ser buena para aquellos tipos estruccurales que se estabilizan por el peso propio, y mala para otras tipos de solictacién. El proceso cons tructivo es también diferente de un material a otro; y su aspecto, su resistencia a los efectos de la intemperie, como tantas otras cosas, varfan enormemente con la clase cde materiales que se empleen. Unos pueden resultar econémicos en una regién y caros en otra. La cantidad de variables y condiciones que influyen es inmensa, Por titimo, no debe echasse en olvide la técnica o proceso constructive que se pre- tende seguir. Este depende, naturalmente, de los materiales que se utilicen; yen su elec cién, habrén de tenerse en cuenta las otras condiciones ya mencionadas: existencia y 19 Razin yer dels tipo estructaales ‘economia de la mano de obra apta para él, o de la maquinaria auxiliar correspondien te; plazo que obligue a adoptar el sistema més répido 0, por el contrario, el mds econé- ico; mimero de repeticiones de elementos iguales que permita la amortizacién de determinadas instalaciones, etc En resumen: cada construccién tiene su finalidad y sus caractersticas propias; tiene, ‘en consecuencia, unas condiciones resistentes que cumplir; tiene unas exigencias eco- némicas y de plazo de construccién; yen general, tiene, también, una interpreracién cstética més 0 menos exigente. Para realizar dicha obra se dispone de unos materiales con caracteristicas propias y de unas técnicas para manejarlos y realizar la obra. En el concepto de finalidad, hay siempre unas condiciones esenciales, que pue- den ser de érdenes muy diversos; hay otras que, aun cuando impreseriptibles en su esencia, no son determinadas cuantitativamente; y se presentan, en fin, otras acceso- rias de pura conveniencia, de las que, en ilkimo extremo, se podria prescindir, si fuese necesario sacrificarlas en aras de otras cosas: 0, por lo menos, reducielas a un minimo cen sus exigencias resistente o estitica es esencial, por cuanto, de no serlo, la obra se saldria que aqut se trata; pero, no es nunca la razén tiniea y primordial de la construc- in embargo, interesa destacarla, por cuanto es aqueélla -0 lo que ella impone en relacién intima con las dems condiciones-, el cema que se ha de analizar y que podtla definirse asf: «De cémo elegir el tipo estructural que, dentro de las condiciones que le impone su finalidad, resulte més adecuado y econémico para construirlo con los mate- Hales y las técnicas de que se dispone». Aclarando que, al decir ipo estructural, se hace referencia al conjunto de elementos resistentes capaz de mantener sus formas y cualida- des lo largo del tiempo, bajo la accién de las cargas y agentes exteriores a que ha de estar sometido; es decir, ala parte de la construccién que garantiza la funcién estética ances citada y que, a falta de otra palabra mejor, se le lama westructura. Se da aqui, a esta palabra un sentido més lato del corriente, que la refiere solamente al conjunto de piezas prisméticas 0 asimilables a cllas, al que se aplica normalmen- te la teorfa de la Resistencia de Materiales “lo que antiguamente se Ila alae 76n—, Aqui se llama, ahora, estructura, igualmente a eso que a un muro macizo 0 a una presa de gravedad; y para distinguir mejor, podeia reservarse el nombre de wentra- mado para el primer grupo de estructuras En las construcciones de la antigiiedad, no era tan frecuente el separar la parte estructural, o sustentante de la construccién, del resto de los elementos de relleno. Hoy, esta distincién toral es corriente; y, por ello, hay motivo para ocuparse de la estructura en sfy en sus relaciones con el resto de sus elementos. Cuando todos ellos se funden en uno solo, como sucede, por ejemplo, en la presa, el problema sigue inte- resando igualmente desde estos puntos de vista. Los fenémenos estitico-resistentes requeririn, por tanto, atencién especial; pero, sin olvidar el resto de las condiciones que entran en el problema conjunco de la cons- truccién, Porque, precisamente el menaspreciar el resto, el pensar slo en la estructu- ra, es un defecto corriente del técnicos del mismo modo que lo es, frecuentemente, por parte del artista, el menospreciar Ia estructura al idear la traza general y los deta- Iles del conjunco. Las exigencias econémicas y estéticas han de estar siempre presentes 20 Capleulo I. Planseamiento general del problema en el dnimo del proyectista, aun si slo se rata de crear la forma estructural, porque ella soa, sin integrarse en el conjunto de la construccién, no tendela razén de ser. En definitiva, el problema ha de plantearse con estas cuatro premisas © conjunto de ellas: finalidad utiitaria funcién estructural o estética; exigencia estética, y limi- tacién econémica Pata resolverlo, se dispone ~como se dijo de unos materiales y de unas técnicas Sélo mediante un profundo conocimiento de las caracteristicas mecénicas, y de ottos érdenes, de los materiales, de las téenicas que cada uno requicre y de los medios de que se dispone para manejarlas, se puede atinar en la eleccién conveniente, tanto de Jos materiales como de los procesos de ejecucién, y encontrar el tipo estructural 6pti- ‘mo con sus formas resistentes ajustadas a todas las exigencias, EI resultado debe comprender estas cuatro cosas: el material, el tipo estructural, sus formas y dimensiones, y el proceso de ejecucién en relacién con los elementos ausiliares que requiera. Las cuatro cosas van unidas y se influyen mutuamente; sélo una atinada cleccién de las cuatro puede dar la solucién éptima; ninguna puede con- siderarse independiente de las otras; ninguna puede olvidarse. Segtin que el material sea la piedra 0 sea el acero, variard esencialmente el tipo estructural, el proceso de ejecucidn, las dimensiones y los medios auxiliares por uti- lizar. La carencia de determinados medios auxiliares 0 su elevado coste puede hacer prohibitivo el empleo de ciertos materiales o de tal sistema de construccién; y no es necesario insistir en que lo mismo sucede con cualquiera de los otros puntos. La variedad de condiciones, mAs 0 menos imperativas, que aparecen entre todos estos elementos, hace el problema més dificil de solucién. Esquematizandolo en forma matematica podrfa decirse que se tienen las siguientes: Ecuaciones Incégnitas Finalidad uelitaria Material tatismo (Funcién estética) Tipo estructural Cualidades estéticas Forma y dimensiones resistentes Condiciones econémicas Proceso de ejecucién ‘A estas ecuaciones han de afadirse las que podrfan llamarse de compatiilidad, ue establecen las mutuas exigencias c influencias de unas incégnitas en otras. Todas ellas hacen el sistema incompatible, en el sentido de que no es posible satisfacerlas todas plenamente o en todo el grado que se quiera; y es necesario conformarse con resolver el problema aproximadamente, limitando, al minimo, los inconvenientes, y sacrificando, en parte, condiciones menos importantes. Solamente puede pretender- se que el sistema cierre con el minimo error. Los recursos del célculo sélo sirven para afinar las dimensiones o para comprobar si estén suficientemente afinadas. Todo lo demas no se puede obtener por métodos deductivos. Unos tanteos pueden servir, cuando més, para resolver el problema eco- némico, determinando cual de dos soluciones preestablecidas es la més barata; el resto queda, en gran parte, dentro del campo de lo subjetivo y opinable, siempre sujeto a critcas y enjuiciamientos diversos. au Razin yer dels tipo estructaales Por eso, el proyectas, aun cuando sélo sean estructuras, si bien tiene mucho de ciencia y de técnica, tiene mucho més de arte, de sentido comiin, de aficién, de apti- tud, de delectacién en el oficio de imaginar la traza oportuna, ala que el célculo sélo afiadiré los tiltimas toques con el espaldarazo de su garantia estitico-resistente. Esta répida visién del conjunto de temas y facetas, que entran en el problema, ha de servir de guia pata ir esbozando, una a una, las cuestiones que influyen en él. Aun cuando se trate de diferenciarlas para poder analizar el problema, todas ellas estin tan ligadas entre si, que, continuamente, al tratar de una, habré que referirse a otras; y solamente, al integrarlas después, podré lograrse alguna garantia de acierto en su enjuiciamiento. No se pretende aqui —y aun asf es mucha la asadia— mas que dar ideas y conoci- mientos generales; porque la variedad de casos es tal, que fuera locura intentar des- cender al deralle. Nada de lo dicho ni de lo que sigue es nuevo; no es mas que un conjunto de perogrulladas. Pero, aun asi, puede ser interesante el revisarlas y ageu- parlas en unas péginas; por cuanto, es siempre del mayor interés el meditar sobre ellas yeel grabarlas mas y mds en el espiritu ~de técnicos de la construecién-, para poder, ‘con més facilidad, seguir las buenas normas que, constituyendo un habito o segun- da naturaleza, han de conducir con naturalidad y acierto por el artiesgado y aluci- nante camino de la creacién. La heterogencidad de los factores comentados es tan fuerte que necesariamente hha de acusarse de unos capitulos a otros. Temas tan diferentes, como el tensional y el cestético, requieren forzosamente, no s6lo un tratamiento diferente, sino inclusive un estilo de exposicién totalmente distinto, que ha de chocar al lector cuando pase de un capitulo a otro. No se ha querido tratar de disimularlo ni uniformarlo, porque es precisamente esa diversidad y hasta antinomia de los distintos factores, cualidades, conceptos, ideas y sentimientos la que ha de llevar el proyectista integrada dentro de sien el propio carécter ¢ idiosincrasia de la persona. La perfeccién del proyecto no puede ser la simple consecuencia de lo aprendido en las libros, sino la natural deri- vacién de una personalidad bien equilibrada en toda su complejidad: yen el fondo, como siempre, lo que interesa fundamentalmence es la formacién de esa personalidad. Y todavia una advertencia: lo que importa no son las opiniones que dé el autor, quien no pretende imponérselas 2 nadie; no importa estar 0 no de acuerdo con muchas de las que exponga. Lo que pretende ¢s tan sélo llamarla atencién sobre ellas, porque lo esencial es meditar, una y otra vez, sobre las diversas cuestiones planteadas, hasta formar un criterio propio y consciente sobre la valoracién relativa de los dife- rentes temas y su eficaz forma de integracin en el proceso ereador de la obra. 2

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